Catalogación en la publicación – Biblioteca Nacional de Colombia
33 poetas nadaístas de los últimos días [recurso electrónico] / Jotamario Arbeláez, compilador ; presentación, Jotamario Arbeláez. -- Bogotá : Ministerio de Cultura : Biblioteca Nacional de Colombia, 2016.
1 recurso en línea : archivo de texto EPUB (2,3 MB). – (Biblioteca Básica de Cultura Colombiana. Literatura / Biblioteca Nacional de Colombia)
ISBN 978-958-8959-97-9
1. Nadaísmo - Poesías 2. Poesía colombiana - Siglo XX 3. Libro digital I. Arbeláez, Jotamario, autor de introducción II. Arbeláez, Jotamario, compilador III. Título IV. Serie
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ISBN: 978-958-8959-97-9
Bogotá D. C., diciembre de 2016
© 2016, De esta edición: Ministerio de Cultura –
Biblioteca Nacional de Colombia
© Presentación: Jotamario Arbeláez
© Compilación: Jotamario Arbeláez
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+ESTE LIBRO NO ES PROPIAMENTE una antología de los inquilinos permanentes o de paso de ese antro de rebeldes sin cauce que desde su primera juventud hasta su edad avanzada se alzaron contra todo y contra todos con el fierro de la poesía, y en ocasiones incluso contra sí mismos y contra la misma poesía si se quiere. De tal serlo se trataría de una “antrología”.
+No pocos antros de mediana a baja reputación, como el Café Metropol de Medellín, El Cisne de Bogotá y el Bar de Efraín de Cali, acogieron a estos poetas adolescentes que ni siquiera se bañaban, consumían incienso y cannabis aturdidos de rock and roll y, cortejantes de lo imposible, pretendían al tiempo poner al mundo patas arriba y manos arriba con sus altisonantes proclamas.
+Se consideraban «geniales, locos y peligrosos» y «profetas de la nueva oscuridad» porque así los había definido Gonzaloarango, el fundador del apostolado, con el ánimo de infundirles seguridad y valor en su predicar desastroso.
+A esas alturas de la historia, en plena primavera del acabose, era la única vanguardia que había calado en Colombia, tan dada a la lírica peninsular y al salón de té con tostadas. Mientras en los campos se cultivaba la bala.
+Se salía de la primera violencia partidista, la del corte de franela y el de corbata, la de los 300 mil muertos de la invivible república imposibilitada de pescar de noche, para desembocar en la guerra entre el Estado y la guerrilla, y a la que llegarían para sumarse paramilitarismo y narcotráfico, más una delincuencia común colada y una oligarquía depredadora, que dejaba millones de víctimas entre masacrados, torturados, secuestrados, desaparecidos, deudos, expoliados, exiliados y desplazados.
+Los nadaístas, a pesar del escepticismo y el pesimismo adquiridos en los libros que leían y en los desmadres que veían, desde siempre esgrimieron la manifestación literaria a través de los periódicos permisivos, como garrote de denuncia de los oprobios, vinieran de donde vinieren. Del Estado delincuente, del empresario tramposo, del guerrillero alzado con pretensiones de redentor, del funcionario venal y del señor juez.
+Se alzaba el nadaísmo contra la guerra con una poesía de fogueo, que ni siquiera social, pura pólvora de verbena. En un principio burlesca, más original que el pecado, más irreverente que el Patas haciendo hostias, más virulenta que violenta. Atiborrada de chécheres en apariencia prosaicos pero que venían a remplazar el jardín de rosas, el rosicler de la aurora y el arrebol del atardecer, cuales eran los semáforos, los escampavías, los paraguas, los avisos de neón, los cocteles molotov, los condones, los rascacielos.
+Claro que las denuncias no se hacían con los poemas, que había que respetar porque iban para otro estadio, sino en las conferencias, en los manifiestos, en las entrevistas, en los actos pánicos y en las columnas de prensa. La lírica nadaísta, si la hubo —que sí la hubo—, no serviría de tachuela para las protestas sociales.
+No. Es inantologizable la poesía nadaísta porque nadie en su sano entender podría advertir dónde está la perla y dónde quedó la valva a la escasa luz de la intrincada formulación de la amorfa antipreceptiva.
+Nadie podía glosar un poema nadaísta porque ese poema obedecía a una estética todavía por formular y no a la estética que atacaba. La selección y valoración se habría de hacer desde la óptica de afuera, desde la retórica blanco de los ataques, cosa que en este caso no es la del caso.
+Desde que se dieron a conocer los primeros poemas del movimiento y sus manifiestos, aun los letrados conocedores de vanguardias foráneas expresaron que eso difícilmente era poesía de avanzada. Y poesía ni siquiera. Sobre todo viniendo de donde venía, de unos mocosos de provincia que ni siquiera habían terminado el bachillerato y ni siquiera hablaban inglés. No se daban cuenta de que éramos unos “adelantados”, y tanto que incluso habíamos dejado atrás la vanguardia.
+Pasaron 60 años y sólo entonces la poesía nadaísta adquiere carta de ciudadanía. Cuando ya sus principales cultores que no lo han hecho tramitan sus pases de cortesía para el concierto arcangélico.
+Valga traer a cuento la observación del poeta venezolano Juan Calzadilla, del grupo paralelo Techo de la Ballena, cuya subversión artística y literaria duró 7 años, de que «Colombia pudo darse el lujo de tener el guerrillero más vetusto del posmodernismo y, además, el movimiento de vanguardia más antiguo del pleistoceno», refiriéndose desde luego a Manuel Marulanda Vélez, “Tirofijo”, eterno comandante de las Farc, facción armada que luego de más de medio siglo firmó la paz. De igual suerte, los nadaístas se habían comprometido tácitamente a no dar paz a la mano hasta no tener a mano la paz.
+Del inicial veto por incomprensión a la poesía del nadaísmo habría que exceptuar los textos de asombro de Los poemas de la ofensa, ganadores del Premio de Poesía Cassius Clay 1968, ante los cuales la crítica quedó lela. Esto conllevó a que llegara a considerarse como el mejor poeta de Colombia, e incluso de las últimas generaciones en lengua española, a Jaime Jaramillo Escobar, quien posaba como X-504, extraño seudónimo que impediría que lo identificaran, y por consiguiente expulsaran, en la Administración de Hacienda Nacional, donde trabajaba manipulando una computadora del tamaño de un cuarto para detectar evasores.
+Con esa distinción, que se reafirmó con el Premio de Poesía Cassius Clay de la editorial Tercer Mundo, estuvimos unánimemente de acuerdo los demás nadaístas, los idos y los quedados. Pero ser el primer poeta de Colombia no necesariamente implicaba serlo del nadaísmo.
+Si hemos de acudir a la metáfora incoherente, la poesía nadaísta es un gusano con 33 o más patas impares, que constituyen un solo poeta múltiple. Y aunque cada uno avance con paso rápido o tardo, torpe o acompasado, su aporte máximo o mínimo, pero en el momento debido, debe ser contabilizado a la hora de la rendición de cuentas.
+Uno de esos poetas, tal vez el magno, que después de 60 años de haber escrito su primera sensible plegaria y 33 de su hundimiento en un lago comienza a ser rescatado por los bomberos del idioma, es Amílkar U, u Osorio, el fundador del nadaísmo otro, tan sabio que su profecía consistió en silenciarse.
+Y habría que considerar el repunte de la obra poética del lastimoso Dariolemos, escrita en las bancas de los parques de Medellín, y recientemente difundida con retintineante platillo en Chile, y la de Alberto Escobar tras su muerte y la publicación de su obra, y la de Armando Romero, gran parte de ella redactada entre los monjes del Monte Athos y en las Islas griegas, particularmente en Ikaría, que ha salido a mostrar en triunfal periplo por los siete mares de tinta.
+El nadaísmo no se detuvo ante las puertas de la percepción a fin de lograr una mayor comprensión del mundo para expresarlo. Tampoco terminó estacionado en los paraísos artificiales de la época de los poetas que maldecían. Sólo mediante la alucinación se podía permanecer en un mundo donde la realidad era inviable. Pero cuando se asumió la poesía urbana hubo que caminar por estas calles de Dios dejadas buscando lo maravilloso en lo cotidiano.
+Alguien advirtió que, dadas sus fachas de demacrados existenciales y sus melenas proféticas, los nadaístas eran sólo una generación de degenerados de los tres sexos por entonces determinados, y una horda de dinamiteros de la palabra, lo que se llamaba terroristas verbales, que lo único que lograban era espantar a la beatería. Y, paradójicamente, seducir a la burguesía con sus ludibrios.
+Como la mayoría eran unos mancebos sexapilosos a pesar de los ojos rojos y los labios partidos y la tez demacrada y las mañas cleptómanas y todas las formas de “siete luchas”, eran acechados, además de por damas encopetadas y lolitas de medio pelo, por empedernidos cacorros que lo que se ganaban era una buena atracada con patada en el culo.
+Y estos arrevolverados nihilistoides que se ensañaban contra el régimen esgrimían con furor sus porras contra los semáforos callejeros. Y consignaban grafitos altisonantes para desafiar a las carreras la ley de fuga de las patrullas.
+Lo que nadie sospechaba era que toda esa barahúnda se hacía en procura de la paz de los cuerpos secularmente masacrados por el sino de un país animalizado por la violencia, de apagar la saña homicida del homínido ignominioso en que deveníamos.
+Se trata pues, en lugar de una “antología”, de un “panorama”, en el sentido amplio de la palabra. Donde no figuran sólo los seleccionados en los recuentos anteriores, 13 poetas nadaístas y De la nada al nadaísmo, de Gonzalo Arango en el 63; 12 poetas nadaístas de los últimos días, y 12 poetas nadaístas a la hora del té, de Jotamario en el 86 y en el 08; los 6 de La poesía nadaísta, de Eduardo Escobar en el 92; los 7 poetas nadaístas de Elmo Valencia en el 2010, y los 10 de la Antología del nadaísmo de Armando Romero, publicada en 2009 por Sibila, editorial española, y en trance de ser reeditada por Eafit.
+Tomé como punto de partida para la recuperación de mis santos colegas, incorporando refuerzos, la edición de 12 poetas nadaístas de los últimos días, que como celebración de nuestros primeros 30 años me encargara, hace 30, el Centro Colombo Americano, por intermediación de nuestro inolvidable principal promotor Gonzalo González (GOG), donde figurábamos los de la pesada de siempre: Gonzalo Arango, Amílcar Osorio, Jaime Jaramillo Escobar, Darío Lemos, Eduardo Escobar, Humberto Navarro, Elmo Valencia, Armando Romero, Pablus Gallinazo, Eduardo Zalamea, Jan Arb y el infatigable servidor de copas para brindar que esto escribe. Imperdonablemente faltaron Alberto Escobar y Jaime Espinel.
+En el presente panorama se había llegado al número de 60, para hacer honor al aniversario. La pesquisa se hizo extensiva a partir de que el movimiento no se limitó al grupo de los ya mencionados sino que abarcó a toda una generación, en casi todas las ciudades y pueblos de Colombia, entre los cultores de una lírica por emprender, a partir de nada, porque fue herencia de nada lo recibido.
+Es difícil que ningún otro contingente poético haya aglutinado a tanto vagabundo del karma. El piedracielismo se anotó el tanto de conquistar para su causa versicular a Gabo García, con no mucha fortuna, vale decir. Con ser el supremo poeta de la prosa para qué más.
+Iban por las calles estos cristos embluyinados, con sus poemas en el bolsillo de la camisa para leérselos al amigo, antes de que llegara Pablus Gallinazo con su algarabía de protesta e impusiera el eslogan de que «ahora es la guitarra eléctrica la que tiene la palabra».
+Parecía un quilombo, un escándalo de beodos, una fiebre del juvenil populacho, aunque la poesía nadaísta de lo menos que tuvo fue de populachera. Tuvo más bien de hechizada, fue descarnada hasta en lo sensual, coloquialmente callejera, espiritualmente sofisticada. Hasta elitista llegó a ser salpicada de ditirambos.
+Hay que tener en cuenta, además, que el nadaísmo no fue solamente un círculo de iniciados en el conocimiento y el despelote, aproximados al zen y a los beatniks y a los dadá, a Ubú y a Krishnamurti y Gurdjieff, a Gandhi y a Chaplin, sino toda una constelación, como lo fueron después los hippies y antes los “cocacolos”, esa especie de rebeldes after shave de los 50.
+En unas localidades el nadaísta era el revolucionario anarquista, en otras el loco y hasta el bobo del pueblo, el marihuanero, el marica, el anticlerical, el masón, el liso de manos, y hasta el rompehímenes obsequioso. En esos pueblos donde llegaban los cabecillas despelucados a «pervertir a la juventud» —que era la consigna—, ya la encontraban pervertida, pues las ondas radiales y periodísticas habían dado noticia de la insólita irrupción nádica, no sólo sobre el papel sino en las costumbres, que comenzaban a cambiar con los nuevos hábitos perturbantes. Y se puede constatar que todo cambió. Hoy hasta las abuelas se untan o fuman marihuana contra reales o pretendidas artritis. El Index librorum prohibitorum es un best seller. La revolución se acogió a los cauces legales inducida por un nadaísta estadista. En las emisoras las canciones están plagadas de hijueputazos. El virgo de las doncellas perdió su categoría de misterio. Y ser homosexual ya no es motivo de afrenta sino de orgullo.
+El nadaísmo no se limitó a la literatura, tuvo que ver con todo, hasta con la filosofía y la política y la religión y todo lo volvió mierda. Con lo que no tuvo relación, ni para bien ni para mal, fue con el deporte, única actividad en la que le ha ido bien a Colombia.
+Los del cenáculo, linda palabra para el caso, eran unos sofisticados muchachos pobres que se reunían en cafetines licenciosos de mala muerte a jugarse la vida en partidas interminables de ajedrez o de damas chinas, mientras esperaban la llegada alucinante del jíbaro o de las chapas de la ley a encontrarlos drogados, más que por el “bareto” por la estulticia nacional, para enguacalarlos. O de los ofendidos y enfurecidos activistas del Opus Dei que los buscaban en nombre del Sagrado Corazón de Jesús para darles en la jeta por blasfemos y boquisucios. De lo cual siempre fueron defendidos por las mujeres del grupo, encabezadas por Dina Merlini, que a botellazo limpio los sacaban en estampía.
+Todos se solazaban en el ocio y en el poema, en la hamaca de Morfeo con la guacharaca de Orfeo, en la inspiración paráclita en servilletas, en la iluminación por la inhalación, en la satisfacción del instinto distinto, en la complicidad con los ángeles del averno, actividades de lo más sospechosas para los servicios de inteligencia, si así pueden llamarse, y dignas de castigo para los fogosos inquisidores.
+Se sentían inmortales desventurados mientras vivían. Es improbable que se hayan sentido mejor al desencarnar.
+El nadaísmo no fue una camarilla, ni un conciliábulo, ni una rosca, ni un conventículo, fue una pléyade con poetas por todas las regiones del territorio, seducidos por las prédicas retumbantes del profeta Gonzaloarango y su combo de discípulos crápulas, con axiomas tan discutibles como «el hombre no tiene sino sus dos pies, sus zapatos rotos, y un camino que no conduce a ninguna parte», complementado por la justificación de Eduardo Escobar: «No fui a la guerra / no porque me faltara valor / sino porque mi mamá no tenía con qué comprarme un fusil», la transacción de X-504: «Dios existe pero yo también existo», y la boutade del “Cachifo” Navarro, más desolado que el Cioran que no conocíamos: «El mundo es verde y sin embargo no hay ninguna esperanza».
+Éramos hombres de poca fe, y con esa poca fe persistimos hasta encontrarnos con Cristo, algunos, como Gonzalo y como yo —quienes en todo caso fuimos ungidos a la manera de Swedenborg—, para rescatar su imagen de los turbios altares, descubriendo que el nadaísmo, así muchos de sus discípulos no lo vieran, fue una réplica del movimiento de pescadores del año 30, que buscaban instaurar la paz y el amor entre las criaturas.
+Y así continuamos, después de 60 años de haber firmado con sangre nuestra condena, vivos, muertos o borrachos, en nuestras casas de campo o dictando talleres de poesía. O terminando de morir en el asilo de ancianos de San Miguel, como lo hizo hace algunos meses con sus gloriosos 91, la misma edad de Fidel Castro, de Marilyn Monroe, de la reina Isabel y Hugh Hefner, el Monje Loco Elmo Valencia, con una pequeña ayuda de sus amigos.
+Se incluyen 32 de los discípulos que tomaron la hoja de ruta de la poesía ante el reclamo del profeta de que era lo único bueno, así fuera inútil, que podían hacer en este mundo precario. Cada uno puede preciarse, si preciarse vale de algo, de un atado de cartas entusiastas del maestro con el talento de su discípulo, incitándole a la revuelta espiritual revolviendo palabras en el sombrero de la cabeza. Pescadores en el lago del diccionario. Todo el mundo supo que eran poetas, pero muy pocos se tomaron el trabajo de leerlos para no descalificarlos. Y ahora que los están leyendo se lamentan por no haberlos leído antes.
+13 poetas nadaístas —él y sus 12 apóstoles apostáticos— fueron lanzados al estrellato del asfalto por Gonzalo Arango en 1963, en Ediciones Triángulo, de Medellín. Ahora he concretado 33, contando a quienes se perdieron en el camino, extraviaron su obra, se hundieron en las brumas lisérgicas o fueron ganados por el desaliento. O tomaron otros caminos expresivos sin perder el potencial lírico y revulsivo.
+En tal forma, repito, el libro no se presenta como una “antología” rigurosa sino como un “panorama” amplio y generoso, 33 poetas nadaístas de los últimos días, los 22 mil días de nuestra vida que le hemos dedicado al “inventico” de nuestro inolvidado profeta, que en su paginaje abultado no olvida los aportes, aun los escritos en servilletas perpetuas, de quienes sin afán farolero colaboraron en la marcha de la loca locomotora.
+En principio me propuse a hacer participar, no sólo a la nómina (entre comillas) del movimiento, del que la libertad fue su único sueldo. Incorporé algunos contemporáneos que nos marcharon tangencialmente, figuraron en alguna antología o en alguna revista nuestra, firmaron algún manifiesto, se fumaron un “cacho” y se esfumaron. Y otros, compañeros de ruta, que en su momento, y aun hoy, o se comportaron como nadaístas o han usado un lenguaje muy similar al de nuestra seductora vocinglería. Y algunos poco conocidos jóvenes continuadores. Se completaban así 60, desde los nadaístas de marca hasta nadaístas por aproximación o por extensión. Pero un libro de cerca de mil folios resultaba virtualmente un elefante blanco. Con los poetas que hube de prescindir tendré para otro tomo que titularía, ya está hecho, Poemas nadaístas de poetas no nadaístas, y santo remedio.
+Es obvio que 33 poetas de marca mayor no los tiene ni ha tenido ni tendrá ningún movimiento en ningún país en ninguna época —salvo en la dinastía Tang—, y el nadaísmo no tiene por qué ser excepción a pesar de lo excepcional. En esta cochada de goliardos de nuevo cuño se presentan de todos los calibres, algunos más poetas en sí mismos —por su forma de vida o por su enfrentamiento o asumisión a las realidades del mundo— que en sus líricas emanaciones. La poesía era el traje del nadaísta, su sobretodo, cuando no su disfraz o su chaleco a prueba de balas. Hubo que tragárselos como fueron, desde pudines exquisitos hasta bocadillos envenenados.
+Todos los que aparecen desaparecieron o desaparecerán, de los asesinados a los accidentados y los suicidas, de los que enloquecieron o vivieron la paradoja de envejecer. Todos fueron representativos en una época que tuvo sus momentos tenebrosos y generosos, por su escritura o por su gesto extremado.
+Aunque el nadaísmo fuera la rumba del desaliento —como lo prueban el nadaísta de Cartago y Rocío Neuto, quienes firmaron su renuncia con sendas copas de cianuro—, algo de alucinada claridad y rabia sonriente deja a la poesía colombiana que antaño lo viera con malos ojos y lo juzgara con recelo y con desconfianza.
+«¡Quién iba a pensar que el nadaísmo se iba a convertir en una patota de viejitos!», espetó Eduardo Escobar en las playas de San Andrés cuando aún navegábamos en pantalonetas y gafas Ray-Ban. Mejor saben los diablos por viejos que por sabios. El poema es la panacea contra el olvido.
+La Biblioteca Nacional de Colombia ha tenido el cabezazo de empastarnos a todos en un tomo digital, para que quede memoria de este viaje generacional en el navío ebrio del nadaísmo, y para que no sigamos trinando contra la indiferencia patria y contra la mezquindad académica. Vamos, pues, todos, a hacer honor a la paz recién recobrada, entre otros motivos merced a la poesía.
+Porque hasta los más recalcitrantes nos tendrán que abonar, por lo menos, que ha sido un nadaísta —quien se declara nuestro monaguillo ceremonial, Humberto de la Calle—, quien logró la paz de Colombia. Así esa paz corra el peligro de que nos la devuelvan.
+«¿Hasta dónde llegaremos?», se preguntaba Gonzaloarango al final del Primer Manifiesto de 1958. Y se contestaba: «el fin no importa desde el punto de vista de la lucha. Porque no llegar es también el cumplimiento de un destino». Sin embargo, 13 años después, antes de tomar las de Villadiego, que en su caso fue las fatales de Villa de Leyva, donde hoy resido preparando estas páginas, dejó escrito: «bien o mal, he cumplido». Lo mismo puede decir la generación que siguió sus pasos, con este libro virtuoso que hoy pone en los ojos del futuro la Biblioteca Nacional de Colombia.
+JOTAMARIO ARBELÁEZ
+Nota: el orden de aparición obedece, en primera instancia, al que llevaban los 13 poetas nadaístas del primer libro del grupo, con alguna ligera excepción, y no necesariamente con los mismos poemas. Los siguientes, teniendo en cuenta la fecha de incorporación al movimiento, la región, su actitud y activismo, y la edad del poeta.
+GONZALO ARANGO (Andes, Antioquia, 1931 – Tocancipá, Cundinamarca, 1976)
+Fue quien nos metió a todos en esta aventura de la atrevida negación creadora a través de la poesía, desde hace 60 años, a la que consagramos la vida. Estudió hasta los primeros años de secundaria en el Liceo Juan de Dios Uribe, de Andes, Antioquia, donde había nacido en 1931, con Jaime Jaramillo Escobar, oriundo de un municipio vecino, con quien se complacía en escaparse a las orillas del río San Juan a leer a los clásicos, comer guayabas recién arrancadas del árbol y bañarse desnudos. Quince años después se encontrarían en Cali, donde Gonzalo dictará en La Tertulia su conferencia de inducción al recién fundado nadaísmo, movimiento al que adhiriera por compañerismo escolar, como lo hiciéramos esa misma noche, entre otros, Alfredo Sánchez, también coterráneo y condiscípulo, Diego León Giraldo, Dukardo Hinestrosa, y este jovenzuelo que se preparaba para perder el bachillerato en Santa Librada. Gonzalo viajó a Medellín donde terminó secundaria en el Liceo Antioqueño de la Universidad de Antioquia, con Fernando Botero como condiscípulo. Luego ingresó como bibliotecario en dicha universidad, donde se leyó todos los libros prohibidos de que tuviera noticia. Aceptó ser postulado como miembro suplente de la Asamblea Nacional Constituyente que buscaba la permanencia en el poder del general Rojas Pinilla. Pero cuando los estudiantes tumbamos al dictador, la chusma lo buscó para lincharlo, por lo que tuvo que huir al Chocó y luego a Cali, donde se dedicó a confeccionar el primer manifiesto del movimiento con el que buscaría vengarse del intento de asesinarlo, corrompiendo a la juventud para que se alzara contra sus mayores. Fue un activista feroz y supo seducir a sus seguidores manteniendo con cada uno una correspondencia vibrante, distribuyendo sus textos por revistas de Colombia y el mundo, prologando sus libros y estimulando escándalos y festivales para irradiar la vanguardia. Cuando el nadaísmo llegó a sus trece años, en 1971, decidió cancelarlo porque intuyó que estaba condiciendo a su generación al desfiladero. Abandonó además el cigarrillo, la carne y la prosa, que era de maravilla, abrazó el misticismo y se dedicó a elaborar una serie de brillantes aforismos con los que sinceramente pensaba salvar el mundo. Pero sus discípulos continuaron con el madero. Para no dejar perder su fogosa obra, que él llegó a considerar de inspiración satánica, preparé para la editorial argentina Carlos Lohlé, Obra negra. Se enamoró de la joven pintora y cantante inglesa Angelita Hickie, con quien se propuso viajar al país de los Beatles. Para costear los pasajes su condiscípulo Botero le obsequió un cuadro. El 25 de septiembre de 1976 viajaba con su ángel en un taxi a Villa de Leyva, a despedirse de los monjes del monasterio donde hacían sus retiros espirituales, y a la altura de Tocancipá entregó todo lo que había predicado más todo lo que le quedaba por decir, ante el choque con un camión que le paralizó el pensamiento.
+Obras: HK-111 y Nada bajo el cielorraso (1960), Sexo y saxofón (1963), Los ratones van al infierno y La consagración de la nada (1963), Prosas para leer en la silla eléctrica (1966), De la nada al nadaísmo (1967), El oso y el colibrí –semblanza de Evtuschenko (1968), Providencia (1972), Obra Negra –selección hecho por Jotamario la editorial argentina Carlos Lohlé– (1974), Fuego en el altar (1974), Correspondencia violada –recopilada por Eduardo Escobar– (1980), Memorias de un presidiario nadaísta (1991), Todo es mío en el sentido en que nada me pertenece (1991), Oleajes de la sangre –cartas íntimas del fundador del nadaísmo– (1997), Reportajes (1998), Crónicas (1999), Última página (1999), Después del hombre (2002), Cartas a Aguirre (2006), Cartas a Julieta (2015), Máximas (2017).
+Los Nadaístas invadieron la ciudad como una peste:
+de los bares saxofónicos al silencio de los libros
+de los estadios olímpicos a los profilácticos
+de las soledades al ruido dorado de las muchedumbres
+de sur a norte
+al encenderse de rosa el día
+hasta el advenimiento de los neones
+y más tarde la consumación de los carbones nocturnos
+hasta la bilis del alba.
+Va solo hacia ninguna parte
+porque no hay sitio para él en el mundo
+no está triste por eso
+ le gusta vivir porque es tonto estar muerto
+o no haber nacido.
+Es un Nadaísta porque no puede ser otra cosa
+está marcado por el dolor de esta pregunta
+que sale de su boca como un vómito tibio
+de color malva y emocionante pureza:
+«¿Por qué hay cosas y no más bien Nada?»
+Este signo de interrogación lo distingue
+de otras verdades y de otros seres.
+Él es él como una ola es una ola
+lleva encima su color que lo define revolucionario
+como es propia la liquidez del agua
+del hombre ser mortal
+del viento ser errante
+del gusano arrastrarse a su agujero
+de la noche ser oscura como un pensamiento
+sin porvenir.
+Ha teñido su camisa de revolución
+en los resplandores de los incendios
+en el asesinato de la belleza
+en el suicidio eléctrico del pensamiento
+en las violaciones de las vírgenes
+o simplemente en el barrio pobre de los tintoreros.
+Lleva su Camisa Roja como un honor
+como un cielo lleva su estrella
+como un semáforo produce su luz intermitente
+ de catástrofe
+como una envoltura de «Pall-Mall»
+perfumando su pecho de adolescente.
+El Nadaísta es joven y resplandece de soledad
+es un eclipse bajo los neones pálidos
+y los alambres del telégrafo
+es, en el estruendo de la ciudad
+y entre sus rascacielos
+el asombro de una flor teñida de púrpura
+en los desechos de la locura.
+Tiene el peligro de los labios rojos y los polvorines
+mira los objetos con ojos tristes de aniversario
+es el terror de los retóricos
+y los fabricantes de moral
+es sensitivo como un gonococo esquizofrénico
+inteligente como un tratado de magia negra
+ruidoso como una carambola a las dos de la mañana
+amotinado como un olor de alcantarilla
+frívolo como un cumpleaños
+es un monje sibarita que camina sin temblor
+a su condenación eterna
+sobre zapatos de gamuza.
+Sufre el vértigo de los sacudimientos
+electrónicos del jazz
+y las velocidades a contra-reloj
+corazón de rayo de voltio que estalla
+en el parabrisas de un Volkswagen
+deseando la mujer de tu prójimo.
+Se aburre mortalmente, pero existe.
+No se suicida porque ama furiosamente fornicar
+jugar billar-pool en las noches inagotables
+brindar ron en honor a su existencia
+estirarse en los prados bajo las lunas metálicas
+no pensar
+no cansarse
+no morirse de felicidad
+ni de aburrimiento.
+Es espléndido como una estrella muerta
+que gira con radar en los vagos cielos vacíos.
+No es nada pero es un Nadaísta
+¡y está salvado!
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+ser un semáforo bajo la lluvia
+ser un rayo sobre un pararrayo
+ser un papagayo
+ser un aviso luminoso a las 6 de la tarde
+ser un revólver y una bala
+un enemigo peligroso
+un día cualquiera en la hoja del almanaque
+unos hilos de lluvia sólida
+un poco de frío
+un edificio mojado de 14 pisos bajo la lluvia
+el cielo hace su propia revolución
+los hombres se esconden de miedo
+en los recintos cerrados
+en los aleros
+en los escampavías
+ser la velocidad de un automóvil
+ser el comandante de la revolución celeste
+ser una golondrina retardada en el imperio de la lluvia
+los hilos telegráficos destilan gotas
+ser la terraza en el firmamento
+el transeúnte que no puede llegar tarde a su trabajo
+la novia que va para una cita de amor
+la motocicleta estacionada en la mitad de la calle
+ser la basura que corre
+los vidrios resfriados
+el calor dominado
+ser como mi mujer que me invita al lecho por su cuenta
+ser un instante en compañía de otro instante cualquiera
+ser una carta abierta
+un telegrama sintético con una mala noticia
+el pedal de un dentista
+un arroyo que pasa sin inmutarse
+por las hojas que lleva a la desembocadura
+una sumadora de besos
+una restadora de deudas
+una multiplicadora de instintos bajos
+una divisora de penas
+ser el premio mayor de la lotería
+un florero con anémonas y gladiolos
+una flor de saúco
+una hoja de verbena
+un pistilo-estambrado
+una declaración de guerra
+un armisticio de paz
+una revolución debelada
+un muerto
+un vivo
+unas ganas de orinar
+ser como mi mujer que no piensa
+luego existe
+ser una y otra vez
+indefinidamente
+yo mismo
+gonzaloarango
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+el sobretodo es mi mejor amigo
+bebemos vino de consagrar en los viñedos
+y nos emborrachamos,
+compartimos el amor con las mujeres.
+mi sobretodo es sensual y seductor.
+en la cárcel era un colchón.
+en los prostíbulos era un refugio
+con las manos hundidas en los bolsillos
+que me salvaba del naufragio de los besos baratos.
+en el invierno me defendía de la lluvia
+y en el verano era una sombra luminosa.
+mi sobretodo era una incitación voluptuosa a la pereza,
+al calor, al heroísmo, al amor, al invierno.
+en los momentos de peligro me hacía pasar por detective
+y me daba un aire respetable de gran señor del hampa.
+mi cuerpo se pierde en él cuando me persiguen.
+en mi buena época del parlamento él hablaba por mí:
+silencioso
+tímido
+elocuente.
+ha sido una bella disculpa
+para eludir serias responsabilidades históricas.
+mi sobretodo es a veces el lecho del amor
+en los sitios despoblados de la ciudad.
+tiene un oculto sabor de pecado prohibido.
+mi sobretodo es un gran honor.
+tiene más historia que una alfombra mágica,
+yo lo consagro como el receptáculo privilegiado
+donde algunas mujeres tendieron su columna vertebral
+completamente desnudas
+de cara al sol o a la noche.
+mi sobretodo es testigo de la ternura y el terror.
+fue acariciado por manos sofocadas de mujer
+y desgarrado por puñales de odio.
+mi sobretodo tiene quemaduras de tabaco
+y huellas de disparos asesinos
+y marcas sospechosas de besos rojos.
+yo lo empeño por 8 pesos en los momentos de apuro.
+mi sobretodo está saturado de sudor animal
+tiene residuos de manchas de sangre y aceite…
+sonidos vegetales.
+cuando no llueve y hace calor me lo quito
+me hundo en la noche oscura y mojada,
+o me hundo en el día lleno de sol, seco.
+mi sobretodo es humano y feo
+y todos los domingos guarda en sus bolsillos
+la angustia de la semana.
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+(Las mujeres de este poema son de
+existencia imaginaria, y sus nombres
+figuran en el directorio telefónico).
+Dalila caballos alazanes
+Judith precocidad bajo los mandarinos
+Nubla cárceles abiertas
+mujer olvidada en extramuros
+Tulia paseos en días de verano
+por la carretera que se hunde en el bosque.
+Conocer el sabor de asuntos prohibidos
+labios tostados
+María del Pilar el silencio perdurable
+ventanas en la noche mirando la calle
+y las canciones del amor secreto.
+Subir
+bajar
+pasar el río por el puente
+los caballos alegres y desbocados trotan
+por los caminos de piedra
+y ella está maravillosamente borracha
+Dalila es una diosa de carne ecuestre
+que arde en las caderas por vagos fuegos de entrega.
+Automóviles…
+rumores de motores en los días miércoles y jueves
+en un barrio pobre una mujer me ama
+entre tapias derruidas
+y tulipanes incipientes a principios de octubre.
+Después del cine era voluptuoso andar
+por la transversal 16
+hacia ninguna parte.
+La luna hipnotizada sobre las montañas cabalgando.
+Betty primera revelación del sexo
+sentada frente a mí como un ícono abierto
+yo miraba su espesura adolescente sin comprender.
+Evoluciones y saltos bruscos hacia la pasión
+Virginia cuelga sus sedas misteriosas
+sobre los carboneros
+mientras se desviste
+Sofía llora porque tiro golosamente de sus trenzas
+Ana va a la cita detrás de los árboles y nada más.
+Luz bailará un tango argentino en Buenos Aires
+y enviará una postal de California
+Marcela ama a otro hombre
+yo sueño la mayor parte del tiempo.
+El cura Tristán es feo y hace procesiones
+con San Luis Gonzaga
+cuando las calles son polvorientas.
+Bernavela copula tenebrosamente en los burdeles
+Emilse de color negro y sangre de llama.
+Luz Elena de jeroglífico
+anémona caída
+Olga de prostíbulo aristocrático
+y cabellera revuelta.
+Mujer de balcón celeste y canto de cisne
+que me ve pasar todas las mañanas
+camino de la universidad.
+Bañista del pintor Renoir enmarcada en cartulina.
+Nelly de «bordeaux rouge» al amanecer
+y marionetas heterosexuales
+de serenata de músico loco completando cuerdas de violín
+con hilos de lluvia.
+Señora x recostada sobre mi hombro una tarde
+de tropical aburrimiento.
+Fu-man-chú fuma marihuana y me invita
+a juegos peligrosos con el hampa.
+Fu-man-chú tiene señales de cuchillos en el rostro
+y no cree en el amor.
+Fu-man-chú es una pérdida de existencia escabrosa.
+Sony Florentina de existencia imaginaria
+que inventé como un mito de amor
+en tiempos de soledad.
+Sony Florentina debe vivir en un puerto
+y debe tener un amante.
+Inés Amelia va con libros en el brazo
+y mis ojos se enredan en su falda azul de colegiala.
+Inés Amelia de seres extraños que nacen
+crecen y mueren en un segundo
+de instantes perdidos
+de sueños de segundo piso
+de mirada de sol por la ventana de cristal verde
+de distancias inexplicables
+de inmenso amor
+de confites y adoraciones
+mujer de siempre.
+Inés Amarte quémate sobre mi electermia
+allí fabrico panes de mala calidad
+y mi vocación de poeta maldito.
+Amelia simplemente de melodía
+a las 6 de la tarde
+secretamente llamaba todo el día
+para que cumpla la cita que no le di.
+Amelia conocida una noche
+y recordada tres largos años.
+Eloísa de deseos naturales y ninguna posibilidad
+Nena retrata su belleza esotérica en el espejo
+y descarta su retrato de narciso.
+Stella de ojos cristalinos y turbadores
+rodeada de noche por mimbres
+y objetos marinos y sueños arcanos
+de figura de ícono
+sentada sobre una silla bebiendo ron
+y mirando el mar de Tolú.
+De boca de coral atrapado en Coveñas
+de pasiones alborotadas
+por quien se puede asesinar y ser asesinado
+de alegría de carnaval
+y viajes al fondo de sus sueños
+de dínamo de mirada magnética
+eclipsando el brillo suicida de las pistolas
+de navegaciones en mi vida sobre la piel.
+Stella despidiendo un amanecer para viajar
+a una falsa locura.
+Stella rescatada por mí de los curas y los curanderos
+de espacios inauditos de deseo.
+Stella que accidentó su pureza contra el mundo
+bebiendo la benzedrina de un regimiento
+en tiempo de guerra.
+(Leí tu suicidio en el periódico
+y me pareció injusta tu protesta).
+Elena de frenéticos idealismos y guitarra española
+de maternidad y melodía inconclusa.
+Silvia de misterios teológicos
+de contextura de amada
+mujer hermosa sobre los parques y los sueños
+de este poema de amor mientras se bebe y agoniza.
+Lucía de flor roja en el pecho por un muerto
+de Café Pigalle en una mesa de intelectuales
+que la aman.
+De loto delirante
+de lámpara en el sueño y libros caídos
+al pie de la cama
+de piyama rosada y flores de metal en el seno
+de pudor juvenil y rebelión en las arterias
+de celos silenciosos adivinados en la frente
+de paseos en bus por la ciudad
+y coito en lo más espeso del bosque,
+de manos inmaculadas y consistencia de espuma.
+Mujer 244 en una cédula postal en un ascensor.
+Marta rodeada por el verde de la campiña dominical
+de hundimiento de sirena en mis ojos
+de dulzura de líquenes axilares.
+Mujer de cabaret nocturno y bohemio bailando jazz
+de mala reputación
+y artista del placer erótico.
+Amanda que me propone la alternativa
+del amor o el suicidio.
+Laura de un solo beso vengativo
+Berenice de jugos venenosos
+en sus labios de boa
+Marilú de abandono y de ídolos
+que se mueven en la grama seca del estadio
+Mujer inclasificable que pasa sostenida
+por piernas blancas velludas y flexibles
+Mujer que se espera en un cruce y se desvía
+Elizabeth que llena mi corazón
+Susana que me entabla una demanda criminal
+por abandono.
+Teresita de candilejas y pasión de teatro
+de fiebre abrasada y locura de amor novelesco
+y hospital de caridad.
+Bárbara de balazos en la esquina
+Ramera asesinada en noche de invierno
+y chisporroteo de esperma y oración en el anfiteatro.
+Mujer mía y de otro
+Mujer cualquiera cruzada en mi destino
+y vuelta a dejar.
+Mujer vislumbrada en un tranvía de suburbio
+y violada en una callejuela infeliz.
+Victoria enamorada antes de tiempo
+y gestación de muñecas prematuras.
+Ángela pasión intelectual y novia de poetas locos
+Lolita de olvido y años de ausencia
+que regresa para quedarse y no irse nunca.
+Libia contra los muros de edificios en construcción
+y sabor de ladrillo y calicanto.
+Burguesa sofisticada que seduce con «Amour-Amour»
+y en el alma es un nido de piojos.
+Justina con voz de saxo invitando
+a la fornicación bajo los andamios estelares
+del cielo de julio.
+Patricia columna vertebral rota
+por las convulsiones de la marihuana
+y la liberación prolongada.
+Oliva que insulta a Dios por la fugacidad del amor.
+Didí gota de amor o de amargura
+para cualquier poeta.
+Rosita de fidelidad que pone fin
+una noche de distancia y dolorosa pasión.
+Alicia de amor estrafalario lindante con la neurosis.
+Campesina de Bolombolo después de una derrota política.
+Julieta que despierta todas las mañanas
+mientras duermo en un camarote de fantasía
+sobre las olas del Pacífico.
+¡166 mujeres sin rostro y olvidadas!
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+Yo era poeta y me gustaba cantar
+nunca hice nada más útil en la tierra
+ni nada más inútil:
+sólo cantar.
+Iba los domingos a los cementerios
+y cuando no tenía nada qué hacer
+que era siempre
+iba en los días de semana
+allí aprendí y olvidé muchas cosas:
+que vivir no es importante
+y que estar muerto tampoco.
+Me sentaba bajo los cipreses
+hiciera sol o luna.
+Lo más importante era yo
+que por casualidad estaba vivo.
+Antes de mí vivió
+y vivirá mucha gente
+eso no interesa.
+Por eso me reconozco tanta importancia
+y a veces pienso sin vanidad
+que yo soy un genio
+un verdadero genio tenebroso.
+En los cementerios yo cantaba cosas lúgubres
+sobre la muerte
+y cosas alegres
+eso dependía de los muertos
+no de mí
+porque los muertos me hacían cambiar
+mi visión de las cosas.
+Yo no me sentía alegre
+tampoco triste
+esa era una patria diferente.
+Zumbaban las moscas en torno
+a las viejas putrefacciones
+y luego se posaban en el papel
+y defecaban alegremente
+sobre mi canto.
+Esas tenues defecaciones le daban a mis
+himnos
+un cierto sabor elegíaco
+pero nada más
+el sol ventana matinal
+bajaba hasta las hojas de mis cantos
+quemando la impureza.
+La poesía quedaba en el centro incorruptible
+de su voz espantosa.
+Yo seguía cantando…
+los instantes de la reflexión me cansaban
+por las bellas inútiles ideas de la muerte.
+En los intervalos de la poesía
+orinaba sobre los pinos
+aprovechando los entierros.
+El enterrador se enojaba conmigo
+porque yo orinaba en sus pinos
+sobre cuya verdura y laxitud
+teñía extrañas teorías.
+Cuando relucía su cólera
+me invitaba a que hiciera esa cochinada
+en la letrina
+donde él la hacía
+pero yo supuse con razones incontrovertibles
+a su lógica
+que los muertos de noche
+harían lo mismo que el enterrador
+y me asqueaba ser como los muertos:
+yo los admiraba de lejos
+y los quería por no ser como yo
+meando como los hombres verdaderos
+sobre los pinos verdaderos…
+Cuando me aburría
+fumaba hojas de eucaliptos
+que recogía del lado de las tumbas
+y las metía en mi pipa calcinada
+de viejos fuegos y otras adoraciones.
+Yo producía oleadas de humo
+que se confundían en lo alto
+con los rezos y las inmundicias.
+Otras veces me deslizaba en el sueño
+Entonces los muertos se aburrían sin mí
+nostálgicos de existencia
+y lo que hacían era enviar a sus moscas
+tutelares
+para despertarme y no cesara de cantar
+los muertos sabían que sin mi canto
+estaban perdidos
+yo les traía el verdor del campo
+la celeste quietud
+y el suave olor de las lilas.
+Mi presencia no era un consuelo
+sino su defensa contra el olvido
+su seguridad en el estar aquí
+y yo les hacía el homenaje de mi ser
+de mi saberme ser.
+En las plazas y calles de los hombres
+yo sufría el gusto irresistible de la soledad
+por un momento está bien
+por un día
+por media vida
+pero no para siempre.
+Muchos años pasé entre ellos
+sin más oficio que estar allí
+como un vagabundo detenido
+en el sitio de su sueño.
+La paz inmensa me invadía.
+Una vez necesité cambiar
+buscar una nueva dimensión del cielo
+y de las distancias.
+Prometí no volver.
+Pero de regreso a nuevas adoraciones
+encontré a la Monja que salía del cine.
+Y quería hacer el amor.
+Como no había más sitio para la castidad
+de los dos
+la llevé al cementerio y allí nos amamos
+entre el zumbido de las moscas
+y el rumor cómplice de los muertos.
+Estos se despertaron con el sonido del amor
+y salieron e sus tumbas a gozar en nosotros
+recuerdos inmemoriales
+y bailaron en torno a nuestros cuerpos
+desnudos y vertiginosos
+imitando nuestros movimientos brutales.
+Yo no tuve vergüenza esta vez por los muertos
+que carecían de conciencia
+por eso bailaban y eran tan felices.
+De una manera nueva
+los muertos estaban en el mundo.
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+Oh, misteriosa alma mía
+¿dónde esperas encontrar tu amor
+en qué mar dejarás caer tu última lágrima
+dónde por fin olvidarás la muerte
+en qué navío de la desgracia serás feliz
+bajo qué árbol, bajo qué cielo
+bajo qué puñado de polvo
+darás reposo a tu pobre esqueleto?
+¿De qué desierto te llegará el olivo?
+¿Y esta gaviota mi alma
+hacia qué Islas Desventuradas volará?
+Y la Gran Fiesta del Cuerpo
+¿será para después en el Tiempo Inmóvil?
+¿Florecerá sobre mi tumba la Siempreviva?
+¿Podré ser Eterno bajo mi pavorosa ceniza?
+¡Responde, Alma mía!
+Mátame de silencios, pero habla.
+Haz aunque sea un viraje a la desgracia
+pero cesa ya de buscar;
+El mundo es redondo y no hay salvación.
+No olvides que en tu locura
+has creído encontrar el último Puerto,
+pero siempre has bajado en él
+para volver a partir.
+Ahora mi corazón se abre a una nueva esperanza,
+a un nuevo mar.
+No sé si gime o canta
+pero se agita dentro de mí.
+Adivino su inquietud que dice:
+Nunca llegarás, amigo mío.
+¡Hay que partir siempre!
+Al mar digo que sí con una condición:
+Aquí o en la Eternidad
+mi corazón pasajero exige ser Eterno.
+(De Obra negra, 1973)
+Salí de tu casa.
+Caminé a lo largo de la playa.
+La mañana cautiva en alguna parte
+más allá del mar
+se negaba a venir.
+Dichoso por los cuatro costados
+me senté a tomar café
+en la taberna de los asesinos.
+Me ofrecieron un ron
+un balazo
+y una mujer.
+Me negué.
+Pensaron que yo era el Rey Mortal
+de un hampa peligrosa
+y me regalaron con la vida.
+(Es el mayor don que un asesino
+puede hacer a otro).
+Después alguien sospechó
+que yo era un poeta de la muerte
+y me echaron a patadas.
+(En el reino del hampa nadie se burla
+de la muerte —me dijeron).
+En la fuente pública lavé mis heridas.
+En el hotel me desearon «buenos días»
+y la mirada del portero me requisó
+los secretos de la noche.
+Subí al ascensor.
+Contemplé en la terraza
+las últimas estrellas
+las palmeras
+la ciudad inocente
+asaltada por ladrones
+y grillos en fuga.
+Una paz inhumana viajaba en las calles
+y los primeros buses
+hacia la guerra del día.
+Al fin pienso en tu cuerpo abandonado
+hace poco
+cansado por el triunfo del amor.
+Ya no estoy
+y sin embargo estoy en tu nostalgia
+en el dolor de mis dientes en tu carne
+violada por mi apetito.
+Te abrazas a tus senos como al remordimiento
+y en tu cuerpo ultrajado me quedo
+como quien pierde el último tren
+que parte a la estación del frío
+y al barrio de los hospitales.
+Varado junto a tu puerta
+te pido entrar
+para volver al paraíso por tu sexo
+donde habitan todas las estaciones
+y el olvido de la muerte.
+Son las 5 a.m. en el coche del lechero.
+Dormir eternamente
+anclado en la bahía de tu ombligo:
+cielo negro de libertad
+orilla honda de la memoria
+donde te olvido
+y me olvido
+para recordar la gloria del presente!
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+El sueño de mi vida nunca fue la belleza sino el poder.
+Y no un poder cualquiera. ¡El Poder absoluto!
+No rendir cuentas a nadie, a nada, más que a la grandeza misma.
+Porque soy débil aborrecí la debilidad en los hombres y en la historia,
+y sólo me rendí reverente ante las fuerzas cósmicas de la naturaleza.
+Sé que no alcanzaré el éxtasis ni llegaré a coronarme en el trono
+de los despotismos por culpa del santo temor que me inculcaron
+y que me convirtió en sacristán de Dios,
+mendigo de los fantásticos festines de la gloria.
+No viviré bastante para la nostalgia del poder y las lamentaciones
+del infortunio de crearme un destino a base de amontonar palabras.
+Soy cada día este cadáver que desaparece bajo un torrente de babas,
+ruidos agónicos y destilaciones de una enfermedad
+que sofoca al Monstruo en mi alma.
+Perdido para este mundo y para Dios.
+Mi vida es hoy una fortaleza saqueada, la sustancia viscosa, hediente,
+que emana del cadáver de mi gran sueño del Poder.
+Me sobrevivo como una babosa en su repugnante humedad,
+y todo se precipita para cubrirme de irrisión, para que no aspire más a esas ígneas
+fulguraciones donde los elegidos han forjado su grandeza exterminadora,
+el estremecimiento de los cielos.
+Para vengarme de esta migaja de ignominia a la que he sido condenado,
+ejerceré el terror, contagiaré la peste, irradiaré mi enfermedad a todos los vientos
+desde el falso trono de la poesía.
+Aún más, disfrazaré mi piedad con la horrible máscara del tirano
+y dictaré un decreto:
+Yo
+Gonzalo Arango
+tirano del mundo
+me sentencio a la
+PENA CAPITAL
+de pasar la vida
+frente a una máquina de escribir
+escribiendo
+la palabra MIERDA
+por los siglos de los siglos de los siglos.
+(De Obra negra, 1973)
+AMÍLCAR OSORIO (Santa Rosa de Osos, antiguo Caldas, 1940 – Laguna La Oculta, Medellín, 1985)
+Si Gonzalo Arango fue el motor del nadaísmo, Amílcar fue el combustible. El profeta, a pesar de la fogosidad de su verbo, era tierno en la comunicación, tenía el don de la seducción. El exseminarista Amílcar era hosco, huraño, espinoso. A los 20 años deslumbraba con su cultura. Bajo su axila habitaban las obras completas de Rimbaud, en francés. Comenzó firmándose como Amílkar U, y de allí salieron el J. Mario y el X-504. Fue la mano derecha y la pluma fuente de Gonzalo en la elaboración de los manifiestos. Este lo llevaba por las calles atado de una cadena al cuello y así lo sentaba en el mosaico de los cafés, como un perro, para pasmo o sorna de los parroquianos. Era un acto más de soberbia que de humildad. Nunca condescendió con el humanismo que inflamaba al profeta. Él quería conducir a su generación por otro sendero, igualmente sin meta pero tal vez más mórbido que satírico. Ni siquiera le interesaba la revolución. Él prefería la abyección, «hacer monstruosa el alma», como predicaba Rimbaud, ser el francotirador en la torre. Durante la gira nacional que emprendimos en 1960 con Gonzalo Arango y Elmo Valencia, iba escribiendo su novela erótica Súbete en todo mí, que por sugerencia de un amigo pederasta un día destruyó. Viajó a los Estados Unidos, primero a Nueva York y luego se ubicó en San Francisco, durante el auge del hippismo. Allí se codeó con la vanguardia literaria y pictórica, y con difusores del zen. Y escribió su novela La ejecución de la estatua. Sus poemas salvados reposan en Vana Stanza. Regresó a Colombia y se congració con Gonzalo la noche anterior al día en que este se accidentara.
+Obras: Vana stanza. Diván selecto (1984), Gato o soledad en la lluvia (1985), El yacente de Mantegna (1987), La ejecución de la estatua —novela finalista en concurso de la Editorial Seix Barral de España— (2018).
+Señor que te tienes
+que me tienes
+que tienes la galaxia
+que tienes el uranio
+Señor yo no me tengo
+Señor que habitas el atomium más azul
+el más extenso
+el más redondo
+el bastante construido
+Estoy sentado en este bar
+y bebo cocacola
+para querer hablarte
+Ya tengo mis bluejeans
+de azul como de rosa submarina
+desteñidos como un lavadero
+donde lavan terneros asexuados
+monedas falsas
+oro
+condecoraciones
+Ya tengo mi correa del este o del oeste
+mi correa con chapa de sol al medio día
+al filo del balneario
+prolongada como el camino lechoso
+que pintaste con yeso
+sobre las nalgas
+la espalda
+el muslo
+o el pecho de la noche
+Ya tengo mis mocasines de sur a norte
+desalmados
+inherentes
+Ya llevan 15 días finos
+y ellos como una bomba de jabón
+y estos largos como el estornudo
+del fusil más ahumado
+No tengo un automóvil que brille mejor
+que dos naranjas
+en el refrigerador
+que ruede mejor que dos bolas de billar
+sobre el cielo verde que habita cuatro patas
+pero tengo mis huesos largos
+forrados de músculo brillante
+que hacen caminar
+pero no tengo cómo poner el brazo
+contra la espalda de una cocacola
+pero no tengo cómo sentir mientras voy por la autopista
+su cabello castaño que le rueda-cola-de-caballo
+Yo no me soy
+Yo no me tengo
+Pero yo he oído que hieren las estrellas
+con esquirlas de granadas radioactivas
+y lloran sus pestañas y sus párpados
+yo he visto que juegan con fósforos enormes
+y encienden el tabaco estratosférico
+el cigarrillo
+la ionósfera
+yo he visto que juegan un billar circumterrestre
+y hacen una carambola con vanadio
+que ensaya un ritmo largo
+—que aúlla un perro con antenas—
+he sabido que los perros orinan contra el eje de la tierra
+que ladran radiaciones
+a millones de nudos de cometas
+Yo no me soy
+Yo no me tengo
+Señor yo te confieso que bailo rock and roll
+que me baño desnudo y solo
+que una vez he fumado marihuana
+Señor sólo te pido cigarrillos extranjeros
+que me conserves los bluejeans desteñidos
+los mocasines largos
+la cocacola helada
+que me dejes ir al cine porque no tengo automóvil
+Sólo te exijo
+yo no soy ni pienso ser
+Tenme Señor que habitas el atomium más azul
+y más extenso
+y más redondo
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+soy un blusa-roja y qué.
+le importa a la gente que yo sea la clase de blusa roja
+que me da la gana?
+nuestra blusa roja ha manchado la piel de luz
+un sapo frenó un carrito frente a la heladería
+y pidió un saxofón a vapor y una «pelpa»
+pagó
+no lo volvimos a ver más
+hemos olvidado la sangre coagulada en nuestros sanitarios
+todo el incendio pálido del espacio se nos ha olvidado
+hemos padecido enfermedades oscuras
+enfermedades curadas con soluciones de torio y einstenio
+somos unos terribles bichos ambulantes
+en medio de giros satélicos y estallidos galácticos
+que se precipitan en vértigo girante
+hacia la pasión oscurecida de las noches
+el alcohol la yerba maldecida todas las yerbas malditas
+nos han salvado
+nos han condenado
+gangrenados gritos desde los dormitorios
+quejidos desde las letrinas amarillentas
+alaridos en el momento del orgasmo
+somos santos un poco extraños
+que por boca de hombres profetizan
+la oscuridad nueva
+caminan de azotea en azotea vomitando
+todo el cansancio de su espasmódica maravillosa
+la divina providencia se lanza desde un octavo piso
+el cigarrillo estalla en nuestros labios como una granada
+de mano lanzada en la última batalla de la guerra estival
+la «vareta» nos ha enloquecido en las avenidas
+los árboles han sido más profundos
+la luz del último modelo se ha convertido
+en un caldo que desayuna en los cerebros
+nos acostamos sobre la nada
+y nuestra camisa roja convierte a la nada en frambuesa
+la blusa roja nos da el vigor brutal
+para las noches en que hay que repartir la fuerza
+hemos violado vírgenes en el pozo tibio
+de nuestros vómitos amarillecidos en los amaneceres
+cuando la luz del tiempo se mancha de violetas fugaces
+y de ocres intensos que nos dejan mirar la cara
+de ángeles montados en los techos
+para vigilar el tráfico nocturno de las almas
+nos hemos acostado con niños y ancianas
+para multiplicar los 7 pecados capitales
+lo nuestro es pecaminoso y sucio
+estalla la furia en las catedrales
+la mirada es nuestro gran pecado
+nuestra mirada de aluminio templada en azufre
+nuestro caminar es otro pecado
+gastamos la vida en los hornos crematorios
+de la felicidad
+estamos sucios de esputos rojos
+lanzados por nuestras mismas bocas
+la blusa roja es nuestro pañuelo para ocasiones portuarias
+los ejércitos se quedan boquiabiertos
+al vernos pasar sobre grillos electrizados
+bajo paraguas cargados de altas y bajas pasiones
+jazz
+jazz
+y una botella de ron para esta muchacha
+la camisa roja es la madre de todos los vicios
+abrid la boca de vuestros chancros
+que os vamos a vaciar uranio derretido
+la blusa roja es nuestro paracaídas incendiado
+bailar, beber, fumar, estupefacerse, sudar…
+contravía: ¿sabías que la blusa roja es nuestro común acuerdo?
+la blusa roja es nuestra blenorragia
+que los santos bajen de todos los cielos y nos ayuden a rezar!
+soy nadaísta y con un martillo
+voy a quebrar todos los colores para que no quede sino el rojo
+como testigo incorruptible de la sal con que nos han ahorcado
+las marejadas
+(Inédito)
+Bajo los ardientes astros los hombres se preparan
+para enaltecer sus pensamientos, para llevarlos
+a los remotos bordes de este cosmos demoníaco
+que abraza la contingente vida de los mortales.
+Se ha preparado el terreno. Como topos, como
+viejos y peludos topos inmemoriales, los hombres
+han buscado entre la antracita, la gleba, el cieno,
+los cuarzos, un camino para ir al espacio. Han abierto
+los túneles y en las bocas de estos mecánicos
+ofidios han colocado los picos más agudos, para lanzar
+su mordedura al universo. Melancólicas fórmulas
+sobre la hojas de los ingenieros, angustiados
+trazos en las mesas de diseño, terribles y cada vez
+más, cálculos ordenados para el picotazo del reptil.
+Bajo los más antiguos soles tropicales han instalado
+sus bestias cósmicas, sus ingenieros alienados,
+sus más viejas palabras revestidas por la técnica,
+sus más sentimentales gestos, sus sonrisas y llantos,
+lágrimas y silencios. Silencios de hombres que esperan
+el estallido del gran huevo universal, entre sus manos.
+Sus manos que antes fueron para la tierra, para el viento
+bajo sus diversos nombres, para el agua con sus remotos
+vocablos, para la carne con sus intensos temblores;
+manos que no han estado sino para arar, para escribir
+unos signos simples y monótonos, para ordenar
+un hondo mundo de formas y gritos. Y el gran huevo
+cada vez se agranda, cada vez se arde, cada vez, cada vez.
+Y en sus labios han surgido los místicos hongos
+modernos, floraciones de la técnica: estroncio, combustible
+sólido,
+ergios, sinergios, vatios, colirio, iridio, radio, sodio,
+desoxirribonucléico, ADN, URSS, USA, gamma-eta u iota.
+Santas palabras que siempre estuvieron entre la arena
+y el bosque, en la montaña y bajo las piedras del río,
+en el cálido vientre gestador de la tierra, en las claras
+células, vivencia de hombre. Un lenguaje para hablar
+con el cosmos se ha plantado en la boca del hombre,
+en sus labios de espera teogónica. Y en los polos helados
+grandes ojos, grandes y dilatadas pupilas de alambre
+que miran la marcha vaga de todos los astros
+que antes llenaban los pensamientos de paz
+ya que ahora los llenan de pánico, de viaje incesante,
+de vagancia sideral, esperados rodeos por los mundos
+inmateriales, voltaicos, herrumbrosos. Y bajo el mar,
+cumpliendo los augurios de los cantores de la verdad.
+Y han surgido los profetas completamente modernos
+que con trenos de números y formas añaden un gran
+temblor a este pobre mundo ínfimo, hecho a la medida
+de los mortales, con su tierra, con sus limos y peñascos
+y con ellos, los nuevos sacerdotes del rito contemporáneo
+que elevan su plegaria de energía con las más lacerantes
+liturgias de radiación y reacciones en cadena,
+sacrificio de los sencillos vivientes terrenos,
+grandes llagas en la carne del mundo, gélidas tormentas
+en las frentes y oscuros animales que atraviesan
+el espíritu ocupados en batallas astrales y demoniales.
+Millones de cabezas esperan la hora de partida,
+millones de codos y de brazos, de párpados y orejas,
+todos, todos esperan la hora de partida.
+Todos celebran el rito contemporáneo, todos oran
+en el templo de la técnica para operar la gran transformación.
+Y los que no esperan, crecen entre yerbas alucinógenas,
+entre duras drogas que también el hombre ha arrancado al universo,
+entre narcómanos oratorios donde se repiten las viejas
+formas glóticas, las antiguas composiciones de la flauta
+y el aulós. Negros hombres con las caras hinchadas
+y los labios como vulvas exhaustas soplan desesperadas
+trompetas, enriquecidos sistros, universales parches
+y la creciente locura de los mortales repite las danzas
+ancestrales entre cubos de luz y cemento, hierro forjado
+y temor. Y, entre todos ellos, los poetas hunden las cabezas
+como rendidos avestruces porque el mundo se ha empequeñecido
+y ya no queda un lugar para el misterio. Han muerto
+los poetas entre tanto conocimiento y vencidos regresan
+a las cavernas del suicidio, de la inconsciencia, guiados
+por hilos de cerveza, senderos de abstracción, caminitos
+de droga, selvas de marihuana, graneros de cocaína,
+llamaradas de opio, bosquecillos de peyotl, rezando
+la oración que pronunciaba el remoto poeta:
+«buscando dónde hallar el lugar y la fórmula».
+(De 12 poetas nadaístas de los últimos días, 1986)
+Tu est, je suis, mais tu seras, et je serai ce que nous
+sommes, inéluctablement.
+PAUL ÉLUARD
+De Febritud & Volición
+Arricados frutos, tenedores pulidos, platos de madera y lechugas débiles durante la caída de la tarde. El sol de hierro febril incendia tu cabello de un mármol negro en hebras,
+vocablos de tu boca fatigada, el primer astro como un melón hechizado, duros volúmenes de azul impotente. Las aves cortan la atmósfera espesa del mismo modo que los recuerdos pulen el alma presa de la memoria. Una limadura cósmica gotea sobre este trozo de mundo mientras desdoblas los párpados para dejar caer desde los ojos recuerdos mojados en una solución pura y sal.
+De Roquero & Nudez
+Rocas ardecidas en fiebre, eritropenia de cuarzos, carne molida en cuchillos del viento. Si ha sufrimiento, ¿a qué esperanzas de la paz? Como enfermos errabundos
+descendimos de lluvia a tibieza de la quietud, desnudaste el espíritu en la primera fuente y nos reclinamos en las manos del silencio junto a la agonía de la noche cuando, empiezan a fundirse los astros, a desleírse la densa voz de la oscuridad en hirientes plegarias del amanecer.
+De Sangre & Dicciones
+Te digo de un día en el que vendrá sobre la apatía de las hojas un fuerte polvo como de virus delincuente. Me dices de una caricia que asa mi piel como si los tomates se insolaran al
+medio día natural. Nos decimos gestos estructurados en las pieles decaídas mientras este planeta cabecea de abatimiento en la escarcha enérgica del universo. Si supiese cuánta distancia tenemos entre la sangre coagulada que nos ata al tiempo y la tierra que compone las conformaciones siderales, su movimiento.
+De Carne & Crisis
+Erraciones con los pies desnudos sobre calles desiertas, al lado de rostros aplastados, iglesias calladas, insectos inseguros. Secciones de arbustos a lado y lado de nuestra
+marcha hacia un paraje quieto donde se cruza la noche con el mes de mayo y, más allá una montaña donde hemos sido vencidos. Alambres y pájaros versados en terribles salmodias, licores benéficos, tus venas relievadas en las falanges bajo la piel viciosa.
+De Iluminación & Cura
+Violencia de muslos, adolescencia de los juicios. Si te dijera que enfermo definitivamente es como si la piedra rodase por la cuesta hasta el agua quieta. Las decisiones son para los
+momentos de delirio, el aire y la quietud te pertenecen. Calles difusamente iluminadas, bares abiertos a todos los ritos contemporáneos, paseos por las avenidas atados por las manos, cielo curándose del fuego del día con los aceites de nuestra mirada, parque y hoteles mientras nos decimos que, tanto acá como allá, está todo.
+De Crimen & Elaboración Libídica
+Celosía de fibras vegetales, madera cruda esmaltada por el frío, una ventana que da al desierto, una loca luz cociendo los alimentos. Ve y mira cómo, las sierpes dormitan entre los
+juncos criminales, como sus mismos colmillos dan testimonio de una ansiedad que carboniza el hígado. Mientras el tiempo se desmorona en las manecillas del reloj biológico me desgano y siento el borde de mis dientes sobre tu carne que hierve en el caldero de este lado de la tierra, del costado de nuestra vida. Nubes de asfalto elaborado, raíces de anemia, tus mordiscos helados.
+Dinamia de la Comunión
+Todo el mes llovido, precipitaciones
+celestes, frágiles arcángeles de agua
+durante toda la noche cayendo como heridos
+de una batalla astral. El temblor
+entre las sábanas, nuestro pasado bajo
+la calidad de las conversaciones. Saliste
+durante la mañana y, al regreso
+con la cara toda como si te mirase
+tras un vidrio, trizas de luz en la mejilla,
+cabello al viento sudoroso.
+De Corazón & Principio
+Trajes industriales, volúbilis adheridas a
+las orejas y la frente, melancolía del
+mundo al lado de nuestra historia. Rituales
+perfumados en las cuevas de la inteligencia. Si el reposo
+es
+materia de desnudez,
+el pigmento de tus pupilas
+es un extraño arrepentimiento y, una forma de congratularse
+con lo vivido. Estertor y acariciamientos,
+contaminación y largos brazos
+distendidos sobre tu cuerpo,
+energía,
+desmayo vegetal.
+¡Viviente!
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+Lo escanciado como libación no calma ninguna sed;
+calma la celebración de la fiesta en las alturas.
+MARTIN HEIDEGGER
+La Fiesta, agératos y soberbia.
+Comprensión, conquista de la derrota
+y moribundas hojas. La Fiesta fundada
+en la mansión del afecto. Los Amados
+vencidos por las cópulas labiales.
+Lechos para los pensamientos, ojos astrados
+en el temblor de la conciencia. La Fiesta,
+la anhelada Fiesta de invitados ausentes.
+Los Amados —que se aman. Ya están habitados.
+Herido por deseo antiguo elaboré estos días. Que vencí en fundar la Fiesta. La historia de coagular la Fiesta me nació desde… ya como cinco años, deseo crecido durando el futuro ya pasado. Durante tiempo vaciado jugándome en el sudario de deseo antiguo. Y llamé Deseo Antiguo a la residencia de un movimiento que se creó en mi espíritu de la inconciencia, impulsión de la que no he derecho y que padecida momento a momento y recreada me ha regocijado un ánimo. Fabricaciones eróticas y ausentes labios desliéndose en las noches sobre la misma boca con que digo las palabras.
+Tiempo consumido como ardiéndose en el fragor de muertas noches que avanzaron hacia el amanecer hasta enjugar su llanto sudoroso con el mismo lino con que el universo inaugura el día en este paraje de la tierra; pulverizadas tardes aquietadas con hojas de anjico en los parques desterrados y en el borde de muchos caminos transitados con la frente ardida en la misma fiebre, en el delirio; mañanas en las que tendí el cuerpo sobre patios interiores con el deseo de que el sol le cremara y el viento elevara sus cenizas y las diseminara por los ámbitos como una semilla de donde nacería el recuerdo como un mensaje de la creciente discordia.
+Un nombre, una mansión, un recipiente donde vaciar la fiebre y donde escanciar el regocijo. La Fiesta tendría nombre me dije siempre, nombres valientes como Saúl, Darío; nombres helados como Claudia, Mónica, Sonia. Valientes como Amílkar mismo. Pero hoy la Fiesta se ha fundado sobre uno, el Innominado. El Innominado o vaso donde reside la restauración y el descanso, vacío anonadado, temprano y mero nombre, don y augurio de palabra, canto y boda.
+La Fiesta, pues, ha sido fundada, cariño y soberbia, comprensión y delirio, orgullo, la Fiesta de los amantes. Creada con padecimiento e inaugurada en todos los corredores de la convivencia. Con la misma mano nuestra ha sido ordenada para los amantes. Y ya, he aquí la mansión:
+Gélidos cariños de pieles que extendí en un lecho,
+rompientes gatos de cabeza delicada que acaricié con calma,
+silencios rebeldes que me ataron a la carne latigada
+bajo sencillas residencias,
+agradables conversaciones en caminos con ardorosos labradores
+que habían geminado durante meses sobre la tierra
+que se les regalaba en el universo,
+noches enteras durante las cuales marché por las calles
+de ciudades incendiado con una ya muy antigua derrota
+buscando donde fundar la mansión de los temblores,
+penuria que se me acomodaba todas las mañanas en el corazón
+y me hacía insoportable el respirar y fue cuando pasé horas
+recostado a un muro meditando proverbios arcaicos
+leídos en un libro que extravié durante un viaje por la costa antillana,
+mis descansos atravesados por una terrible arma
+que me hacía saltar en medio del sueño y
+huir por los barrios desgajándome la carne
+en los filos del viento y la mordedura
+de ciertas presencias que me atacaban en cada plaza
+y en cada paraje insólito.
+donde estaba la mesa para dibujos
+hay sólo las baldosas del piso.
+donde estaba la silla para leer
+hay sólo rectángulos de luz
+que viene del cielo en junio.
+donde estaba algún cuerpo
+de pie ante la ventana
+no hay sino las huellas de uno zapatos
+que hace mucho tiempo debieron acabarse
+en algún viaje, en algún paseo público,
+en una dolencia para los huesos, o en una danza.
+de allá venía la tempestad del mar en claves,
+en las manos estaban las copas y los lomos.
+de allá venía el verano con sus violas,
+en los ojos estaban los reflejos dedos.
+de allá venía un concierto para venas,
+una curuba y un viento mortecino.
+en la alcoba están los muros,
+las violas rotas,
+el clave descordado,
+y el reposo de dos ojos
+que la ven yacer
+en el acallado mediodía.
+aquí no había sino sueño.
+también noches con los ojos abiertos
+en peregrinación por la memoria.
+aquí no había sino modulaciones de la piel
+y de los cuerpos enteros, ni siquiera duendes tutelares.
+algunas fiebres,
+y las más de las veces el silencio desierto.
+de todo ello no queda
+sino sangre
+en las venas, quieta.
+Cabeza de un muchacho
+como Hermes identificado
+por la sugestión de las alas
+en la cabellera.
+Altura, veinte y cuatro
+centímetros y ocho milímetros.
+Mármol. Romana copia
+de mediada la segunda centuria
+del Año del Señor.
+Tomada de una perdida
+estatua en bronce
+del discóforo de Policleitos,
+y que data aproximadamente
+del cuatrocientos cincuenta
+Antes de Cristo.
+(Las alas fueron añadidas
+por quien la copiara)
+Este muchacho romano
+vino a Nueva York
+entre los equipajes
+de un arqueólogo.
+No trajo los pies
+por la prisa.
+Ni la pintura en los ojos
+porque lo que había de ver
+ya lo había visto.
+Le queda la parte de la verga,
+una mano y la cabellera,
+de puro milagro,
+porque era lo que más amaba.
+ALBERTO ESCOBAR ÁNGEL (Medellín, 10 de junio de 1940 – 21 de diciembre de 2007)
+Cuando se escribió el «Manifiesto a los escribanos católicos», en 1961, y no había un peso para publicarlo, Alberto, uno de los 3 principales fundadores del nadaísmo, y quien a los 20 años era un alto ejecutivo de Coltejer, se prestó para imprimirlo en el mimeógrafo de la empresa, lo que le costó el puesto. A esa edad escribió también uno de los poemas icónicos del grupo, «Los sinónimos de la angustia», que se estrenó en el primer libro conjunto, 13 poetas nadaístas, causando tremendo impacto. Compartía con Amílcar una gran cultura contemporánea y una actitud displicente. Hizo parte del núcleo nadaísta en los Estados Unidos, con Amílcar Osorio, Malmgren Restrepo, Jaime Espinel, Diego León Giraldo, Héctor Escobar, Álvaro Medina, Dukardo Hinestrosa, Rafael Vega-Jácome, y otros. Se marginó de la figuración en que andaban sumidos sus compañeros, sin abandonar la creación marginal, pero dedicando todo su empeño a su labor de ortopedista. Orto, se llamaba su empresa, especializada en fabricar prótesis para las víctimas de las minas quiebrapatas del conflicto armado. Sólo en sus últimos años se decidió a publicar en libro (antes había hecho un par de folletos). Durante largos años nos decía que escribía, con la paciencia de un monje de la orden de San Benito, un poema tan extenso como la vida, «Nicanor desafina la dulzaina». Un par de años antes de morir publicó, al fin, su obra magna, Estro estéril, (a la manera de Vana Stanza, de Amílcar), donde está la totalidad de su obra, a excepción de «Nicanor». A pesar de su calidad, y tal vez por su alejamiento de la circulación cultural, su producción es escasamente conocida, siendo de las más significativas y primordiales del nadaísmo. Un amigo muy fiel, Omar Castillo, vela por la difusión de su obra. Zully, su bella mujer persa, lo llora.
+Obras: Sinónimos de la angustia (1964), La canción del cantante y odalista Andreas Andriakos (1990), El archicanto de la lábil labia & Las horas del lecho (1992), Estro estéril (2005).
+Como los potros, el sol se ha levantado.
+En los apartamentos están gritando las llaves y los grifos
+y el día me irá enseñando sus ombligos,
+aparecerán nuevas enfermedades en los seminarios,
+las mujeres lavarán las ropas.
+El tranvía insultó a la luna, a los borrachos.
+Los artesanos han vomitado sangre, monedas, torta.
+Bajo la nítida luz, la catedral desnuda su cuerpo
+y desde el parque, entonces, las hormigas peregrinan.
+Hoy pasearé mi búfalo por los grandes acuarios.
+Vestiré mi chaqueta en las esquinas:
+este día tiene la piel enferma y yo amo demasiado
+el agua, los circos, las llantas neumáticas,
+los profetas muecos y sus hongos.
+El tranvía ha pasado
+con un clavel en su mano de espera.
+Una fruta ha saltado de su asidero.
+Ahora almuerzo bluejeans mojados,
+muslos de terciopelo vegetal,
+con una flauta prestada
+entiendo el corazón de las naranjas…
+En el día girasol
+un bus camina por la ciudad,
+un hombre desnudo no camina,
+se quejan bajo el césped los muertos,
+los aporrea con sus alas una camisa blanca
+que dejaron olvidada en los alambres.
+El tranvía ha pasado
+y por el aire vuelan ruidos que no se llaman Malher.
+Malher se ha quedado hoy en casa,
+sentado ante el gran menú de platos cósmicos bien lavados:
+fuma su pipa y no la fuma,
+hace dormir el gato del sopor,
+el embudo de sol,
+la rosa estéril de la pila.
+El quinto metal de la tierra ha sonado
+(almuerzo bluejeans húmedos).
+He hallado la botella de todas las ninfas
+(del pubis de nylon emergerá la espuma marina).
+Fue en otro tiempo,
+de mucho arco de violín.
+Hoy me ahorco con mi corbata de viento,
+me pongo contra el muro de mis maletas de viaje.
+He aquí que yo tenía un estuche de música,
+un acordeón para acordarme del aire,
+cuando sobrevino un nuevo sinónimo.
+Un nombre ha quedado grabado
+sobre esta hoja de cuaderno limpio,
+pista de baile,
+erial o cielo plano:
+mar,
+domicilio de peces,
+de algas y de felpa,
+lugar de una cabeza reclinada, somnolienta:
+… cabeza, peso de la noche.
+Y en el caso de que fueran dos,
+camino por Junín hasta que llegue la mañana,
+mañana aburrida de litros de leche
+resbalándose —hubo accidente.
+No cesa de interrogatorios el dios del Oráculo,
+el mismo que en las cervecerías también espera turno para su carro.
+Lavadero colmado de ángeles en ayuno,
+pocetas del limbo,
+hace años estuvimos de visita, tú y yo, decididos.
+¡Ah, es una nueva fiesta esta que aguardamos!
+Claro está,
+el día tiene sus sábanas y no se inmuta:
+Ha sido acotado de voces de niños que juegan en el parque,
+le quito gota de vino de entre los labios,
+le unté esencia a cada flanco.
+Espigar es el placer favorito en las terrazas,
+y ya se avecina la fecha de la resurrección:
+—Habíamos colocado los frutos dentro del mantel,
+el obús habita el cielo,
+emergía durante el cielo en un nuevo estilo de sus músculos,
+premio para el campeón,
+cañonazos,
+aleluyas en los bares, ¡oh, sí!, es tu día
+—y el río se enrumbaba por la campiña, gladiador de sus márgenes.
+O suena un cascabel de plata entre los abetos.
+Convictos de martirios e imágenes,
+los labios blasfeman anteriores a la resurrección
+y los Corregidores del Coro de Pasaportes impidieron que evacuáramos.
+Ocupación entonces de holgazanes, y cada uno niega la culpa.
+Pero aún, esperar la oportunidad de escondernos
+tras las blusas que vestiríamos hacia la tarde.
+Tú y yo aguardamos el bus en el costado absurdo de la plaza.
+El día de la fiesta decidimos sobre nuevas sensaciones,
+la varita dio el golpe en el filo
+y abortó entonces la palabra suya.
+Resultaba encantador estar sometido al ritmo
+de los fabulosos acontecimientos,
+el clarinete entregando sus notas
+y un lugar fresco que recogía los murmullos
+de los vestíbulos y antesalas.
+Pero el monstruo hirió los ojos
+—¡siembra la fécula, sapo!—,
+coleccionó las víctimas dentro de un gran frasco
+y, cuando el sol empezaba a despedirse en los pasillos,
+su irritante congestión desfavoreció a los concurrentes.
+… ebrios, los enanos danzaron,
+riñeron, bebieron, vieron, se obligaron y ligaron,
+el libro se incendió sobre los tejados,
+no crece sino hasta el día siguiente el árbol,
+y el niño recién saludado
+bautizó con sus sustancias agrias
+el dedo que cada quien hundía en su carne vinagre.
+Nosotros dos éramos el más
+oscuro yacimiento de palabras,
+agua podrida de cualquier florero,
+cóncava placenta de los vicios
+que algún día llegaron envueltos
+en una sábana blanca.
+Efluvio de líquidos y sustancias
+que, al pesado ritmo
+de un reloj abúlico, se iban
+destilando desde un rincón de la carne.
+Símbolo muerto,
+historia de largas conversaciones
+en el césped de los campos tibios,
+tonada de guitarra o sirena de barco,
+soledad de barco que colgábamos
+de un clavo indiferente al regresar a casa.
+Llanto de mercurio en los pañuelos,
+testimonio u hoja de no-llanto en los pañuelos,
+sonámbulos en las noches de plenilunio,
+cuando florece el acónito en el viento
+y en la mesa del vómito una botella espasmódica
+refleja la luz de las bombillas.
+En otra época nos ocupamos
+de flautistas y acordeonistas
+en orquestas mediocres,
+tañimos las arpas arábigas
+y el clavicémbalo en algunos conciertos,
+fuimos conductores del arco en la viola,
+del serrucho sobre los nervios
+y tendones de los muertos en los anfiteatros.
+Acatados como enanos eufóricos
+nos correspondió ser usados
+como catadores de metales derretidos,
+vinos secos, jugo prostático,
+pomadas sebáceas, perfumes ignorados.
+Reclamados más tarde por menesteres varios,
+nuestros labios padecieron otros tormentos,
+emigraron a un alfabeto de anémonas o algas,
+ortofónicas sílabas de una palabra blanda
+que se desguindaba en la lengua
+y eludieron una canción cuando sobre la ciudad
+se levanta de sus mantas un pesado monstruo
+en el alba y en algún hotel la boca infame
+del portero delata prolongadas vigilias.
+Nuestros labios se plegaron
+y dieron residencia a un estigma
+de sangre al que fuimos obligados
+cuando un nuevo Poderoso
+nos invitó a morder y visitar
+el sexo de aquellos niños frescos
+que dormían en un azafate.
+… como un ataúd, amargos insectos,
+flagelos de noches padecidas
+en la esfera donde llora
+su soledad una dulzaina,
+los de cada cual eran un par
+de muertos que hacían la siesta
+y se curaban de enjutos y suburbanos
+recuerdos de formol
+o mensajes de brea emitidos
+a breve distancia de los frutos.
+Oscuros recuentos de nuestros viajes
+en los tranvías,
+la suma de las maletas de viaje:
+Cada vagón de cada ferrocarril
+contenía una peculiar angustia.
+Tomábamos un bus a las seis,
+nos ocluíamos en su eufórico corazón
+que recorría la ciudad agonizante,
+los costados de cada parque,
+las calles con un crepúsculo
+de torres y avisos de neón y semáforos,
+largos muros, verjas, ventanas cerradas,
+postes y cables donde empezaban
+a dormirse varios regimientos de pájaros…
+Nuestros brazos, mis bluejeans,
+peregrinaban, iban, se dirigían
+—virtual prolongación
+de los dedos tirados a la briba.
+El Libro de la Cábala
+y la Noche de Walpurgis.
+Soplaban los vientos del Este
+y del Oeste, el Simún y el Siroco,
+los Alisios y todos los de
+la Maldición y el Tormento…
+Nosotros dos supimos
+de las leyendas que se enrumbaron
+desde Transilvania hasta nuestros oídos
+y escuchamos las confidencias
+de marineros y vagamundos que
+pisaron algún día las playas de las Balsoras,
+el agrio corazón de Corfú,
+Sefalonia y Zante,
+que trajeron un loto de Egipto
+y una begonia pálida de Kabul,
+una petunia y un cofre de chancros de Karachi,
+camisas rojas
+y sedantes
+y revólveres de New York,
+de las desembocaduras del Amazonas
+la fórmula del cacao sabanero,
+y en sus labios algún inédito
+vino de Burdeos
+y una lámina de aluminio
+en las lágrimas que brotaron
+de sus ojos cuando fueron
+castigados en los hornos de Detroit.
+… sacerdotes en los ritos
+nocturnos del amor,
+navegantes de fétidos estanques
+o pecinas bajo cuyas aguas
+se inicia el reino de los minerales
+y a donde desciende la voz
+de las ranas y la última pata
+del Gran Saurio,
+oficio de chotacabras
+y celadores de rosas de museo,
+dueños únicos de hermosos objetos
+de hojalata, coleccionistas de
+escrotos y árboles frutales,
+revendedores de manchados
+puñales de obsidiana, murciélagos
+disecados, frascos inservibles,
+bufandas de azul cobalto o estrella,
+usados filtros de amor, consolas
+de diomate o plumas de importado iridio,
+nosotros dos éramos cuatro muslos tibios
+y desnudos, los muslos solamente
+sobre una autopista de leche caminando.
+Andábamos a la birlonga por las calles,
+entrábamos a mercados y tiendas,
+comprábamos lápices de color y ábacos,
+lombrices mecánicas y vituallas,
+golosinas y confites anaranjados,
+bengalas y escopetas de aire,
+una flor para poner en su chaqueta de pana,
+biombos de bambú para la canícula próxima.
+Conocíamos las debidas aplicaciones
+de la mano a la piel,
+de la saliva a la garganta,
+la residencia de cada ganglio,
+el vestíbulo de todas
+las glándulas que inundaban
+nuestros cuerpos.
+Pero de todas maneras
+las colillas se consumían
+en los tarros de basura,
+por el bulevar el polvo
+hacía cortos recorridos,
+tímidas moscas caían
+o naufragaban o morían
+en los vasos de leche que esperaban
+y, en el Bar de los Indiferentes,
+el traganíqueles enseñaba
+cansadas voces y trompetas,
+canciones para aquellos
+que —sin darse cuenta—
+lloraron una noche atrás
+en un olvidado lecho,
+cuando el llanto cumplió
+años en su probeta
+y quienes se amaban
+volvían a sentarse en el parque.
+Por las terrazas caminan los niños,
+no llueve hoy, las Vespas ruedan por Junín,
+en las macetas las flores pronuncian su oráculo,
+en el bar permanecen quienes danzan
+—sus pechos de azúcar bajo la camisa.
+Los hombres están tristes, sus manos en los bolsillos,
+no me afeites, llámenme,
+yo vivo en el distrito azul,
+cerca a la colina, allí habita mi cuerpo de oso de terciopelo.
+Desde la mansarda, cuyo detritus barre a la mañana el chambelán,
+con mis ojos podridos contemplo el crepúsculo plagado:
+—El cielo es de espuma de jabón, tiene hongos,
+tú venías en la dirección norte-sur con un gran discurso anticipándote.
+Los libros son de harina.
+Harina y maní.
+Ha pasado delante de la ventana
+aquel viento antiguo.
+El santo se detiene en el cuarto de su hotel,
+desviste camisas, se está beneficiando
+del agua de colonia, los vapores, las sustancias.
+El profeta, celoso de los hilos de su vigilia,
+muy sencillo también ha desfilado ahora con su chaqueta
+—y en el triángulo viaja una música.
+No será tarde, sin embargo.
+Dos potros, una mujer encinta
+y un arrobado adolescente de ojos negros y de carne
+han sido designados:
+el vencedor prepara entonces su cuerpo
+con líquidos de laboratorio, secundinas,
+sales, embrión de ave, ácidos rebajados.
+¡Oh, tú, monje que cueces los cadáveres
+como una crema en el reverberante horno!
+Otro lava sus ropas en agua de pozo o de fuente
+—¡Aplauso del Coro!, ¡aplauso para el monje!
+Yodo ebullicente y siemprevivas han sido barajados.
+Vas con tus ojos hacia el este,
+no vienes, no vas, eres el Suspendido
+mientras un niño duerme bajo las lechugas
+y tus ropas son recibidas por el santo
+y el viento deteriora la sucia ala del ángel
+que cabalga desnudo por el sueño y las piscinas de nata.
+Rodio: mi camisa de espuma en la tarde eléctrica.
+Bajo los galápagos de la estación estéril
+habrías de recitar un Himno.
+(Aclaración en la iniciación del Canto:
+—La ciudad desnudará a quienes no lo escuchen,
+la cabeza de todos bajo los tranvías).
+O no Himno.
+Purificación de los elementos
+con el cuerpo desnudo bajo el cielo
+—jugo de crepúsculo,
+humores frustrados,
+un caldo llovido que se desprende por las cúpulas
+como un ojo asesinado resbala sus líquidos.
+La chimenea del Hospital florece su solución ácida,
+suena la flauta de los pisos, una mujer anuncia el feto.
+Acto: defecar sobre las ortigas, el alquitrán, las aceras.
+Tú habrías de escucharlo cuando apenas se iniciara.
+Imbuido con sus palabras dentro de grandes escaparates,
+la Galaxia cerniendo su aromático designio,
+sobre los patios donde el enano crespo asolea sus enconos
+mientras tú vas con el huevo paseándote por la tarde,
+muy arropado entre ese aire que te es propio.
+Usando de sus pies, descendió.
+Encontró niños que han sido violados, muertos.
+En su mano habían dejado antes una flor
+—la begonia de la infamia.
+Se comportó tímido,
+como siempre.
+Antes muy bien habían podido advertirlo en el parque.
+O mirando objetos frente a una vitrina.
+O caminando sus zapatos
+con ese estilo débil de su marcha.
+Ahora todo se le esparcía confuso,
+no acató a nada.
+Un humo sobre cada herida,
+el fuego de un deseo lamiéndole los labios,
+y las palabras haciendo repicar los timbres
+y su corazón momificado.
+Entonces a la fragua de un astillero colocaron su lengua,
+con gases castigaron los ojos del cantante,
+en su garganta consignaron un huevo huero,
+con un cubo de petróleo lavaron su sexo,
+lo obligaron a recitar una oda
+en la nevera del anfiteatro,
+para vengarse de su órgano auditivo
+le empaparon de semen los pabellones,
+y él —aún ejecutor— dijo que en el aire navega un elefante.
+Tales —como se dicen a continuación—,
+fueron las propuestas:
+1
+Que suenen los pífanos en la oreja sorda del diácono.
+Que el tranvía destripe perros, monedas, cestas.
+Que el insomnio viaje por la ciudad, recubierto de su tufo.
+Que laven el piso con caldo.
+2
+Que rellenen de arena mi vientre hasta la garganta.
+Que me trepanen el cerebro y quepa en él una torta de durazno.
+Que asoleen mi sexo en un patio y sea profanado por enanos.
+Que crucen mis dedos con alfileres de cobre —hasta el mediodía.
+Que injerten un tubo de radio en mi boca y una bocina de teléfono en el ano.
+3
+Que matemos los niños de la ciudad para que duerman y se pudran
+en la caja de los pianos de cola.
+Que no los maten.
+4
+Que nazcan dos enconos en dos ojos.
+Que vengan dos ranas a vivir en dos testículos.
+Que peregrinen dos relojes y dos pulmones los reciban.
+Que dos fetos escupan en dos orejas.
+Que un feto cojo se pare con su muleta en la próstata y orine.
+5
+Que barnicen con perfumes la piel del muerto. Amén.
+(De Estro estéril)
+Segundo libro
+Los viajes
I+Los Viajes, manifestaba El reformador en el más tímido de sus discursos, hubieron de ser meditados en la quilla de un barco de cedro, donde eventuales aves de otra especie asesinaron gaviotas y peces que se levantaban de la superficie, aquellos que en las mañanas de brisa lograban un recorrido gris sobre el invierno del golfo.
+Los insectos —cuyas bombas de agua en el periodo agrio de la gestación semejan dificultosos caminos—, merecieron en una antigua ciudad un monumento años o ciclos más tarde o posteriores a la acusación que padecieron entonces los peces de mi relato.
+Sin embargo, de otras fuentes —bien sabido es—, Los Viajes crecieron sobre el pecho del mar y en el lomo de todos sus habitantes:
+Crustáceos deformes, vecinos en alguna época de sus ricas y efervescentes aguas, asustados por las orillas buscaron porque sí morada y fábrica íntima para sus pesares,
+su casa territorial favoreció consecuentemente el estímulo de las cartas y demás modalidades de correo,
+y sus gritos sonámbulos hallaron desde luego un asidero pobre en el aire de jabón y chocolate a que tiranos del Puerto los obligaron.
+Pero los Encomenderos —parcos miembros del Preceptorado—, se degeneraron en un ocio de vino y embarazoso resultó superar su abulia,
+y de tal manera en los atascaderos —¿cuáles atascaderos? —, advino nuevamente la crisis
+y el ojo estruendoso de colores amarillos pluralizó bajo las formas del misterio y en desgracia invocativa los mensajes no emitidos:
+Una fuerza imperceptible, que soñaba con el sueño de los seres nuevos y la menuda efervescencia y riqueza de aquellas aguas, vivía —no obstante—, dentro del mar y debajo de la camisa de los hombres que empezaban.
+Pero mi discurso (déjate lo pertinaz de la palabra y mi interpretación de las noveles calamidades), no ha sido sucedido y un viento en llama detiene el impulso solaz de mi nave,
+y de tal modo, sobre el papel fresco que me saluda desde la mesa, servido de la lámpara y su cristal de ágata, consagro que he atravesado el puente, olvidado fríamente el murmullo.
II+Hube de detenerme. Mis pasos me gustan —me es grato el pie descalzo, no corrompido por sandalia ni cáscara.
+Medito, porque cuando lloro medito y me pienso, me pienso con lágrimas de sulfato que son llanto,
+y he dejado que se humedezcan las mejillas de mi carne —carne hecha entonces de intensa y acuosa plata, metal o mineral de astro que lagrimaba la noche en los espacios:
+Oh profetas, lengua de mercaderes venidos a destiempo, escribo para iniciar el canto, he aquí que convergen en mi pluma mil recuerdos.
+Ratones de los graneros de Flandes me visitan, sapos de las costas africanas, los dioses negros del Mau-Mau;
+¡y que en la cítara amanecen sucios la lechuza del pecado y el gato de los persas homosexualistas!,
+y con ello es suficiente para que yo me ponga triste.
III+Digo de la formación del Puerto y no me encuentro, la piel se me incrusta dentro del linaje de la ira, y un sabio se babea la barba sobre el libro del Archivo y el tabaco de su pipa.
+Tras mis humores se está destilando el caldo y a la mañana la mujer lava la letrina y canta,
+pues en mis muslos un dios joven escribió el designio y el polvo pavoroso lo borró.
+Flor de mi adolescencia, qué tono el que se agita; el día se ha equivocado, la luz duerme en el vientre de las bestias mientras el río lame la llaga del podrido.
+(Imbecilidad definitiva, mis intestinos habrían de someterse a la disección en los hospitales del siglo,
+pleura en añicos, fetidez irradiándome la idea, las uñas cubiertas por la piel como dedos sembrados de musgo).
+(Pero en su vientre la anciana fomentó una piedra, tales las de las terrazas y cúpulas, y yo sobrevivo a mi madre, alimentado de hierbas muertas, con el ojo del porvenir alucinado y el corazón del sentimiento trocado al azar en la probeta de los ácidos).
IV+Esbeltas figuras talladas en la piedra, pues, arrastrando en designio contrario a la voluntad arenas dentro de los dedos,
+a un espacio límite de tiempo y en regular frecuencia adhiriéndolas a la piel suave de sus plantas,
+iniciaban la peregrinación (¡Muerte!), subían los barriles con la pólvora, las velas al grito del viento…
+¡Ea!, a la mar —y guiándolas una palabra de silencio en los rosados labios, gritando cada pulmón otra esfera,
+subiendo por los cables los barriles, ¡Muerte!
+Yo os diría —Parsimonioso Grave—, cuántos lazos pasaron en recorrido por sus manos hasta el callo —y el sol los alumbra ya multiplicados, y el viento de la noche así los refresca.
+… Un poder vigilaba desde la popa y en tránsito lento el robustecimiento de las mercancías hacia los pasillos.
+Paraíso: Frutos no superados todavía por la desazón, no corrompidos en sus tejidos,
+y carnes frescas, abiertos campos dónde levantar la energía del sueño y los omnipotentes dones de cualquier mirada.
+Pero la muerte asaz tallada en las múltiples calidades de la piedra,
+la flauta de las danzarinas habitaciones del destino iniciado —el flujo del poder dilatándose.
+Esbeltas bajo alguna circunstancia —y por la mar, ¡ea!, y los potros tranquilos gestando sus semillas.
+Mirada en proceso de carbón para diamante si no la muerte, el enigma debajo del árbol, el insecto roncando su morbo en los estanques,
+y, sin embargo, al turno de la gestación embrionaria los onoquiles no presagian sobre las aguas
+y —más si se quiere—, en el faro que no alumbra litorales.
+Os advierto entonces de una extraña fe que sucedió a las virtudes del fruto —no superado por la desazón ni corrompido en sus tejidos a tan iniciada edad:
+Como debidamente se hicieran los preparativos —justeza hay en mi apreciación—, se edificó la hierba para recordar, la estación entre los polos, un hilo desde lo alto, o sea rayos de luz en calidad de vehículo de comunicación intermitente,
+pues litófagas, esbeltas, pronosticaban sobre los peces —¡oh, vosotras figuras como de piedra!,
+si aparición nueva del haz en brillo de la mirada, vuestras plantas pisando los herbarios crudos,
+los hombres a la mar pisando el esparto y las arenas…
+Vegeto en las mesas sucias,
+canto una canción cuando es la medianoche,
+camino por entre los altos edificios de la ciudad dormida,
+miro el neón, el cielo cerrado, los árboles que hieren la noche.
+A veces pienso que lo mío es un tanto inútil,
+que mis huesos son grandes huesos de elefante,
+que yo camino mucho y se me gastan los zapatos.
+Arrastro mi saco arrugado y le permito que esté allí,
+que contenga la soledad de mis espaldas,
+que adhiera su voz de bulto a mi epitelio.
+A nadie le digo que me gusta vivir solo,
+que las horas del mediodía me aburren,
+y esto me parece hermoso.
+Cuando estoy cansado duermo y sueño cosas que me embriagan,
+cuando estoy indiferente me gusta la vida,
+cuando hablo con los amigos fumo y converso y los miro,
+cuando aprieto mis manos les digo dos palabras o pienso que se ponen viejas.
+Deseo estrenarme un aire en mis narices,
+o ponerle otra orientación a los dedos,
+o querer gritar eternamente bajo la bóveda horrible de unos senos.
+A bellas horas he fumado el humo de una pipa,
+he salido de los bares con la baba en el pecho,
+he tirado una escupa a la alcantarilla,
+o he dejado atrás algún amigo…
+Las mujeres me parecen más poderosas
+cuando viven en la quietud de una esquina noctámbula,
+o sumergidas en el sopor de los barrios tristes.
+Yo he amado sus caderas estrechas,
+sus cuerpos de vírgenes ausentes,
+sus arrugas de piel tronando por la axila.
+Les he dedicado el sudor que nace de cada célula,
+ronco infinitas palabras en la oscuridad de sus orejas,
+les enseño el mundo donde nace mi grito,
+donde se detienen enormes aguas corrompidas.
+Nunca he pensado que doblaré mi vientre,
+que un hijo nacerá de mi enorme odio a la sangre
+de otra vena en su caudal repetida.
+Me disgusta eso de sentir un ombligo,
+una oportunidad para morirse, para atarse, para renunciar
+al país de la destrucción y de la nada.
+Yo amo el cuerpo de esas mujeres que me entregan su carne,
+que sudan un poco y se revuelcan el cabello
+en la topografía de las sábanas sucias…
+Me gustan los bares estrechos y mudos,
+las mesas de cuatro patas,
+Louis Armstrong escupiendo en su trompeta,
+Nunca le quito las hojas a los almanaques,
+ni le ordeno un fin al inmenso cuerpo de la noche diluida.
+Escucho la radio, bebo café en pocillos de porcelana,
+compro los diarios, las revistas baratas y ordinarias,
+dispongo un lugar para sentarme,
+un sitio dónde doblar el músculo.
+Cuando algún amigo me invita a beber, le acepto.
+Cuando un amigo me invita a beber, le acepto,
+cuando un amigo me invita a beber y emborracharse, acepto,
+cuando una música, una trompeta, un diario me invitan a beber, acepto.
+Cuando pienso que existo, no digo nada,
+cuando pienso que existo miro por las esquinas y acepto.
+Menciono ahora la barba del padre,
+su sombrero que llevó en otro tiempo,
+el rincón donde leía con gafas los periódicos del día,
+el poder de su mano impartiendo una bendición para el pan,
+para el humo de los platos y de la sopa cuando era la cena.
+Me vuelvo atrás para saludar su juventud,
+los pañuelos que a cada tarde estrenaba contra el viento,
+la voz con que llamaba a un perro de su esquina,
+el azul de sus mañanas tranquilas frente al paisaje de la casa.
+Me refugio en los almanaques cuando descubro la arruga de su frente,
+la línea que no escribí en los cuadernos de las primeras lecciones.
+¡Oh, padre!, le digo ahora cuando estoy triste,
+cuando la noche se ha venido de una sola vez para aporrearme,
+cuando en la garganta habita un vacío y el corazón trota con más fuerza
+con sus mil caballos de miedo y de hastío.
+Hoy he llegado a hacerme yo mismo el nudo de la corbata.
+Tus pantalones no me sirven y apenas si se parecen.
+Esta mañana compartimos la misma brocha para afeitarnos,
+la cuchilla para afeitarnos,
+el agua para humedecer las caras paralelas…
+Un espejo que estaba indiferente,
+supo entonces de la vida de dos rostros,
+de los ojos que uno a uno se nos iban cayendo en su luna.
+Digo: es terrible sentirse solo.
+(Esto es posible apenas cuando yo te ofrezco un cigarrillo
+y tú pones en el aire el incendio de un fósforo).
+De música y un atril vacuo
+como el delirio sobre la celebración de un concierto,
+si este clarinete no da la nota
+la boda fue un divorcio al mediodía.
+Sonaría un galápago en el ajetreo de su marcha;
+la deliración no fue batuta,
+pero la boda y el divorcio mismos.
II+Yace en silencio
+quien se quedó y condujo:
+no mora espacio
+ni se celebra,
+y es ahora, como antes,
+un frasco sobre una mesa
+y la mesa y el frasco mismos.
III+Dice lo de oboe a flauta dulce,
+o lo de una partitura a un clarinete mudo,
+y en deliración fatua es dicho.
+Si el óxido le amputa una rueda a la bicicleta,
+hay una rosa-rueda óxida que conduce a un galápago
+y un viaje hacia la boda
+—pero la boda fue insucesa al mediodía.
IV+Para que fragüen
+no se menciona el canto
+ni se oda.
+De un delirio habría un gesto,
+o una fusión y una fiebre,
+y si se mora y se celebra, un divorcio.
V+Aquí hay un divorcio.
+Aquí un atril vacuo,
+un frasco y una mesa,
+y aquí yace una batuta varada
+que conduciría una viola de gamba y un galápago.
+EDUARDO ESCOBAR (Envigado, Antioquia, 20 de diciembre de 1943)
+Le llamaban “el nieto”, pues cuando comenzó el nadaísmo contaba con 15 años. Había estado en el seminario, donde creía hacer los primeros pasos para ser Papa. Pasó por la casa de menores y luego por la cárcel acusado de desdoncellar a la novia, que aún persiste. En el movimiento hizo dupla con el guapo pero a la vez flojo de Dariolemos, liso de manos, por lo que fueron llamados “las flores del mal”. Gonzalo Arango en principio evitaba su compañía, cuidando ser tildado de corruptor de menores. Luego fueron los más grandes amigos. Amílkar U lo inició en la poesía como debería ser a partir de él. Tomó con entusiasmo la producción lírica y editó sucesivos títulos. «Desde hace diez años Eduardo Escobar es el mejor poeta de Colombia, y nadie lo sabe». Escribió Amílkar cuando Eduardo no alcanzaba los 30. Dirigió la revista de poesía La viga en el ojo. Tuvo un largo periodo de entusiasmo izquierdista que le inspiró excelentes poemas, que eliminó cuando decayó el arrebato, y antes bien, dedicó su cacumen a desmontar lo que sería la farsa revolucionaria. Todo ello como consecuencia de lecturas voraces sobre los atropellos del Kremlin. Obsesionado por la literatura, escribir y leer, ha renunciado a todo para consagrarle una dedicación absoluta en busca de lograr le mot just. Obsesión que parece haber alcanzado en sus últimos libros de ensayos. Desde hace más de 30 años vive recogido en moradas campestres haciéndole alto honor a la tecla y a una novela de grandes pretensiones: Ejemplos de anamorfosis, que espera por una revisión final. También desde entonces es columnista de El Tiempo. Por una de sus columnas, cuestionando a Borges, mereció el Premio Nacional de Periodismo en el año 2000.
+Obras: Invención de la uva (1966), Poesía. Monólogos de Noé (1967), Del embrión a la embriaguez (1969), Segunda persona (1969), Cuac (1970), Buenos días noche (1973), Confesión mínima (1975), Cantar sin motivo (1976). Antología poética (1978), Correspondencia violada (1980), Escribano del agua (1986), Gonzalo Arango (1989), Vámonos de fracasos por el aire desnudo (1990), Nadaísmo crónico y demás epidemias (1991), Cucarachas en la cabeza (1991), Manifiesto Nadaísta (1992), Antología de la poesía nadaísta (1992), Las rosas de Damasco (2001), Ensayos e intentos (2001), Fuga canónica (2002), Prosa incompleta (2003), Poemas ilustrados (2007), Diván del recalcitrante (2010), Cuando nada concuerda (2013), Cabos sueltos (2017), Las rosas de Damasco y otros relatos (2017).
+Si ya no sé cuántos altos tonsurados
+poetas consagrados se quejaron
+en agudo y en grave
+contra el brillo siniestro
+y el tono inflexible
+de la forma lejana inconquistable
+espero ser
+perdonado de antemano
+aquí como estoy atónito unánimemente oculto
+sin águila ni estrella Ni Virgilio pálido
+Visité los peores bares (Hice malos sonetos en los burdeles)
+Por si el humo me proporcionaba
+la famosa embriaguez requerida
+O los bandidos conocían
+las palabras perfectas
+que a mí me faltan
+pero las palabras de los bandidos herían la carne solamente
+y amarillentas a causa de las turbias
+emanaciones tabacales
+todas las odas me resultaron tangos
+y los himnos solares milongas melancólicas Sin gracia
+En un monasterio aspiré a la pureza de la santidad
+pero las rosas del abismo temblaron
+orgullosas y ricas de pecados en los jardines del dogma
+y si tarde tosía la campana
+severamente sobre las piedras rígidas del patio
+vanidosa la muerte
+tentadora daba un paso Y sobre aquel espectro gravitaba
+como un cebo
+el abad Ostensiblemente crucificado
+Lejos de las ciudades comí los frutos salvajes del monte
+que destruyen la lógica
+y provocan alucinaciones sagradas y sueños reveladores
+Pero en los espejismos de la metafísica ni en activas inercias
+ni con gulas de opio tuve tampoco el alma ambicionada
+Y ni siquiera recordé nada
+Al regresar de los embrujos
+al mismo cuerpo
+Tuve un hermano Y una sombra Debí matarlos hace tiempos
+Querían apartarme de mis palabras esenciales
+Hay grandes poetas que decidieron callar
+para poder decir lo que pensaban
+Pero no es fácil
+aprender a expresarse de este modo
+Primero tendrías que convertirte en árbol
+Y esto
+como ya sabes
+es imposible
+en el mundo de la poesía
+Desde un sillón viejo en el siglo veinte
+viejo de estar en el siglo veinte
+Miro ventanas Chimeneas
+Y el silencio y la sombra y el número
+Esos tres animales que carecen de forma
+propia La casa Ruinas El sillón
+azul
+roto
+El siglo veinte muere y se regenera a la velocidad de la luz
+Ya tiene teléfonos en Marte
+Perplejos
+Con los pulmones llenos de nicotina y marihuana
+y humo de plomo
+y la nariz nevada de cocaína
+intentamos romper el velo de la Realidad Mentirosa
+Hace tiempos Sé nada Aunque conservo algunas cosas
+Estribillos de las tablas de multiplicar
+Los nombres de algunos muertos
+Pedazos de poemas Fechas Slogans
+Y MEDIA DOCENA DE GRANDES PALABRAS INÚTILES
+No soy un gran poeta Ni Shakespeare Ni Maiacovski
+Soy uno solamente En el sillón Destartalado
+No soy teósofo Teólogo Filósofo graduado
+Chamán mercenario
+Tampoco estoy inscrito en una secta norteamericana
+que profetiza el Apocalipsis
+Pero los militares lo posponen
+Trabajo
+malamente Para vivir Escribo
+con una constancia que me falta
+para otros asuntos más urgentes
+Y leo libros Libros y libros Devorados
+Pero no por instruirme O adornarme
+Sino porque me gustan los libros simplemente
+como la leche y la crema de leche y la leche agria
+y el queso de rosas tan escaso
+A pesar de los libros No me sé Ni sé nada
+Ni sé a qué atenerme En qué creer En quién Qué filosofía pensar
+Qué opinión sostener A cuál de las escuelas literarias adherir
+Militar en qué partido O academia de karate
+Miro Muros Un sillón LA MESA el cajón cerrado
+del tiempo lleno de antiguos y modernos deleites
+Hongos Bejucos amargos Yopo negro Vinos densos destilados de
+rudos venenos
+químicas maravillas Morfina Barbitúricos Heroína
+altos refinamientos de los santos laboratorios
+LSD STP DMT Y la fórmula de la mescalina
+El abecedario de la locura del siglo
+Visiones cósmicas Utopías agrarias
+con humos de bijas
+Revueltas Guerra fría Narcotráfico
+Esquizofrenia incendiada Incendiaria paranoia
+Heroica La lucha del poder
+Violencia Vampirismos
+Consulté en el espejo de los desencarnados
+Me puse en loto para roer la raíz principal de todo deseo verde
+y para buscar el vacío genitivo me puse a dieta de zanahorias
+Jugamos a la REVOLUCIÓN CON MAYÚSCULAS
+Terrorismo dinamitero Cita nocturna en el sindicato
+Alfabetización con títeres en el tugurio
+EL FOCO Redacción de panfletos todos iguales
+en el mimeógrafo en el sótano
+Buenos y malos negocios
+Atracos Abordajes alevosos a la decencia Cooperativas Nadaísmo
+El silencio traicionado
+Escandaloso Kant Hegel Ovillos ciegos
+Nietzsche en las cumbres PODER ES QUERER Y PEOR ES NADA
+LO QUE NO MATA ENGORDA
+Determinismos Freudismos Oscuro el ello oculto —el Instinto caníbal contra el padre
+las kierkegaardianas melancolías del laberinto cojitranco
+CAÍMOS MUCHAS VECES Y CONSERVAMOS LA CABEZA
+OTRAS TANTAS
+CUÁL CABEZA
+CUÁL CABEZA .
+Heidegger O el camino selvático La máquina de pensar violada
+Bakunin El coctel molotov vestido de etiqueta
+Sartre deletreado en la letrina
+Sentido de la historia El poder Popular
+Mao Marighela REICH El poder popular para poder copular
+Caridad erizada Camilo Sendic Che hechizado en el lavadero de los
+trapos de fregar la cocina de los soldados
+Otra vez quisimos ser blancos y rojos
+En la tempestad el fusil del olivo
+LÚCIDOS PUSIMOS NUESTROS SUICIDAS EN LAS BOMBAS
+Místicos de coletas cimbalizan afuera parises
+y nirvanas de gordos gurúes enjoyan
+LA MIERDA PURIFICADA Y A LA MIERDA LOS PUROS
+La guerra de las guitarras
+En la Indiferencia En éxtasis desapasionado
+En evasión comprometida Y en compromiso caliente
+Y en la fuga de las palabras En las banderas donde resplandecen
+Con desinterés ardiente Y con desmedida confianza
+con las ayudas de la duda metódica
+—o quizás era miopía crónica— fuimos atrapados repetidas veces
+mil veces Innumerables Vestidos del color del ideal puro,
+Hice bárbara mi sangre Dádiva que a veces fue tomada
+Burlados
+Imposibilidad de los reunidos contrarios
+EL POLVO EN REMOLINOS DE CLARIDAD LLENABA EL CIELO
+por fin nunca supimos Si las huellas del mundo son las huellas de la masa
+Ni si puede hacerse la masa como masa dueña del mundo
+A lo mejor hay dioses en el aire
+y navegantes sirgan por el protoplasma al radium
+y vírgenes alimentadas en los estanques fotosintéticos
+alunizan en las tetradimensionales capas superpuestas de la cebolla
+enanos vestidos de esporas en la rosa mosaica
+remedian crucigramas nucleicos
+irradian silencios Y nada
+Activan el corazón loco del árbol erudito
+Pero ESTO
+por hoy es un sillón destartalado
+Todo ya pasó
+todo lo posible
+Ahora pido claridad y homérica eficiencia
+Contra la astucia de la piedra sin esplendor
+En cuya pasión engendré pozos de odio
+Amor impuro en un mundo de peces sin raíces
+Y en el fulgor del brillo el hielo marchito que desfigura las estrellas
+Madre solía decir con empolvado orgullo que yo, su hijo mayor y el más arisco, era su modelo de hijo perfecto, de regalo del cielo. Y lo repetía en las esquinas del mundo camino del mercado. Y fatigaba a sus amigas en el costurero repitiéndolo: yo realizaba la plenitud de sus dorados deseos materiales.
+Padre también se inflaba en su vanidad mundana hasta donde podía, porque era flaquísimo y debía permanecer verosímil, cuando hacia el recuento de mis virtudes y gracias en las cantinas con sus amigos, cuando recordaba con ellos las sentencias que mi incipiente fatuidad de poeta soltaba para deslumbrar las aburridas tertulias familiares. Ponía en mí, su primogénito, sus complacencias y sus frustraciones, quizás, como hoy se dice.
+Papá y mamá soltaban al vuelo anticipadamente los globos del triunfo de la esperanza en mi inteligencia y en mi buena memoria —anticipaban en mí las cosechas y participaban de antemano de mi fama gloriosa; del fruto consagrado de mis privilegios con ingenuo orgullo.
+Quizás yo los compadecía por su credulidad…
+Algo debió fallar: no sé cuándo me cansé de ser esa buena apariencia, ese barco que vive de navegar en las botellas de los otros, y del orden de mis actos almidonados por diez sirvientas, de la rutinaria geometría irreprochable de la casa, de vagar como un idiota en los espejos de sus ojos, de ellos, de ser siempre previsible y paradigmático: porque alguna vez había ayudado a pasar la calle a un ciego que estorbaba, porque había memorizado una mala canción nueva de la rocola del café frente al puente o porque había compartido mi merienda con un mendigo de la puerta. Por estupideces así, que a ellos no se les ocurrían simplemente.
+En realidad mi buen comportamiento aparente e irreal me permitía ser holgado, pues veía recompensada generosamente mi bondad por los vecinos y los relacionados que en especies o en monedas premiaban mi rectitud, mis santas costumbres, mis buenas intenciones en todo, mi devoción de perro, es decir, que pagaban el tributo a la tranquilidad segura que irradiaba sobre ellos de mis rosas de hielo.
+Me parece recordar que mis hermanos sufrían la envidia de mi pureza inaccesible para ellos, de mi transparencia bulbar que ponía en evidencia sus pequeños crímenes, mejor decir deslices, ante mi ausencia de defectos. Recuerdo que la pobre y débil condición humana de mis hermanos resultaba humillada por mi beatitud. Que en contraste con mi retraimiento y la eterna aurora de serenidad que me rodeaba de silencio, sus inocentes alborotos infantiles se volvían motines sangrientos, asonadas pecaminosas en contra de la institución familiar.
+Quizás fuera un impulso inconsciente y hasta indeseado de justicia lo que me impulsó no a ser como ellos pues hubiera resultado banal e inútil, sino peor que todos ellos. Mi orgullo no podía permitirse la limitación de la imitación. Yo los justificaría completamente para salvarlos. Y que sus tibios defectos bobos por contraste con mis abominaciones, a los ojos de nuestros mayores motivaran el aprecio, dieran pie al encomio de la excelencia de mis hermanitos.
+Pero todo fue inútil. La injusticia del mundo no cambia nunca de cantidad. Mi desgracia era mi cara de ángel. Nadie confiaba mucho en mi maldad recién asumida, ni confió nada en mis crímenes. Todos perdidos en el turbión antiheroico de las ilusiones, ilusionados de imposibles. Quizás tanto como yo mismo.
+Mamá siguió creyendo que parecía tan demacrado porque sabía reservarme con humildad y valor los tormentos de los ascetas, las disciplinas del monje, los cilicios del negador de sí mismo: no conocía mis secretos sueños positivos: mis vicios precoces. Mis procacidades secretas. Mis procrastinaciones privadas. Nadie parecía sospechar que mis sopores vespertinos no contenían cielos ni esplendores sino ciegos desórdenes bárbaros y concupiscencias vulgares.
+No sé qué hubiera sentido mamá de saber que su santo varón tenía como entretenimiento la práctica de la hipocresía de los gatos blancos.
+Que mimaba pesadillas con descuartizados.
+Que estaba loco de pecados como la alacena y que estaba llena de latrocinios su alma. Que todo lo envejecía sin darme cuenta. El ambiente gris de mis imaginaciones pesimistas le pasaba desapercibido a ella como el jardín del libro de su lectura a mí.
+Ahora sé que estuve equivocado. El mal positivo no asusta al mundo. La peor perversidad consiste en la inmaculada indiferencia.
+Indiferente, demonio o santo. El peor de todos es el mejor. Y el loco el único razonable. El último, el primero del espacio curvo.
+Soy el más rico porque soy el más solo.
+No sé si al fin de cuentas he conseguido parecerme a mi sombra.
+O si ella encubre un ideal imperfecto.
+Condenado a trabajar en la biblioteca de la ciudad donde nací, pues mi torpeza no me permitió ser más útil, la dignidad de otros oficios, pasé toda la vida, una vida ya larga, entregado a la sosa vigilia de la lujuria de los bibliotecarios, (arrumando libros sobre libros en mi cabeza y en los anaqueles oscuros), a la locura quieta de los densos tratados gordos, lentos, como escritos por gotosos, que demoran mil páginas para encontrar alguna verdad insignificante en la última letra: el agujero del gorgojo, quizás, o el rastro sepia de la mosca.
+En este trabajo, si me es permitido llamar así mi larguísimo fastidio, no hallé nunca placer ni riqueza. Y por eso tengo este gesto de aburrimiento que mis parientes confunden con el aire del sabio. O confundían. Porque ahora han resuelto que estoy loco.
+Sin embargo yo apenas comienzo a conocer la felicidad como la sensación epidérmica de estar y por fin me apoyo con confianza maravillosamente sorprendida en las palabras que suelen reemplazar nuestras cosas.
+Quiero volver sobre lo escrito, desatar las perlas del nuevo sentido, las experiencias de las hablas viejas, los desiertos desvestidos, los mares de los aventureros de amores, los rones que se beben bajo estrellas fantásticas. Ciudades. Mis ciudades.
+No puedo estar loco me digo cuando encuentro tan completo placer en la contemplación de estas ciudades. En el sueño de los ejércitos de los muertos, los que siguen al ejército de los vivos.
+Somos demasiado rutinarios. Desencontradizos ambulatorios, imposibles.
+Nuestra ciudad, tan atareada contra sí misma, debería aprender, ay, si fuera posible, los secretos del ocio activo, a cerrar tantas ventanas abiertas a lo mismo… Pero mis hipócritas compatriotas tienen miedo de parecer inestables a sus propios ojos, caóticos en el orden aparente de los mobiliarios ante sus hijos.
+Quizás un día aprendamos los nuevos modos del baile del amor filial. La esclava serenidad de la luna. Cuando rompas los hábitos gastados el tigre nos enseñará a ser crueles y fieles. Y el horro viento veranero con el soplo de la sospecha renovará nuestros conocimientos con aires inéditos, otras leyes del agua.
+Si las novedades nos trajeran bandidos y más ladrones y buscavidas: en sus rostros brillará el cuchillo con la inocencia siniestra de las cicatrices que no logran disimular los maquillajes.
+Es necesario enmendar todo lo escrito en paz, dije.
+Releer al revés los libros avaros que escribieron otros con pálida sangre era hazaña para un loco, dijeron.
+Mi madre, con vegetales cocidos y raíces de dientedeleón y hojas de milenrama y yantén seco y seca lenguadevaca luchó por alejar de mi la insensatez…
+Endulzaban mis hermanas mayores mi ración con tomillo y miel de abejas angelitas.
+Pues mis proposiciones de antiguo bibliotecario ponían en peligro también el prestigio de sus jóvenes amantes…
+Pensando que la pesadilla real como el suplicio de la fe y la verosimilitud de la madre reafirman la pasividad de los habitantes… Como no quería aumentar la vergüenza de mi esposa, que tenía bastante con ser la del bibliotecario, guardé muy bien los secretos intentos, lo que haría con mi futuro un larguísimo tiempo, si Dios quería. Pero después tuve reparos de conciencia. Y confesé lo que nos aguardaba, si ella quería seguir conmigo. Recuerdo, sus criadas estaban en la cocina aquella tarde, cantaban inocentemente. Y cuando comencé a explicarle mi proyecto echaron a correr aterrorizadas, derramaron los calderos, desordenaron las ollas en los poyos, gritaban como gallinas. Corrían a cotorrearlo al mercado sin soltar las enormes cucharas de palo.
+Mi primo tuvo el honor de figurar en cierto tango de mucho éxito en su tiempo, de lo que sigue estando muy ufano, aunque tal tango ya pasó de moda y se escucha solamente de cuando en cuando en los suburbios.
+Le gustaban las fiestas, el fasto, derrochar, las rumbas carnavalescas, el ruido; solía organizar grandes tumultos con sus amigos, tan numerosos, pues también era muy rico.
+En cada fiesta mi primo gastaba fácilmente el oro de diez minas de oro, todas las uvas de este lado de la tierra, y no dejaba al azar los detalles, ya que era riguroso: traía ríos para que no faltara el agua fresca, reyes para el servicio de las mesas, mendigos inmundos que contemplaban desde las ventanas el jolgorio a fin de establecer un claro contraste entre sus carencias y los lujos de mi primo. Un ejército de mercenarios contenía el tropel de los pordioseros espléndidamente obsequiados con cerveza, por otra parte.
+No quedaba una vaca en los establos que se quedara sin sufrir el cuchillo afilado de la generosidad de mi primo con sus amigos. Ni sombra de puerco en las bandejas. Sus amigos, que eran numerosos, porque él era rico, eran como él, formidables glotones.
+Cuando el sol se levantaba nuevamente, y había ese silencio insoportable en el patio de mi primo y los músicos se habían marchado haciendo eses, y los pobres invitados habían regresado a sus pocilgas, borrachos, mi primo parecía triste, triste como un muerto. Argumentaba contra su sombra como si estuviera loco o padeciera la fiebre negra. Maldecía sobre todo la certeza de que su gloria de leyenda permanecería oculta, a pesar del tremendo despilfarro y el universal escándalo. Pues la ganaría por fin el olvido del mundo ahíto de novedades. Efectivamente, oculta se mantiene hasta hoy la gloria del botarate. Su nombre no dejó rastro permanente en el barro de nuestra comarca. Y yo no puedo ser obligado a revelarlo. Me es lícito mantener la reserva del nombre de mi pariente. Es mi venganza con él.
+No creas en mis palabras si te parece bien, pero no me condenes por ellas. Ninguna es mía. Ni squiera mi boca y mi lengua me pertenecen. Son las dos hembras de otro animal que hospedo.
+Soy un nombre hueco que le vino a mi padre después de ver un caballo recién domado. Mi padre creía que se puede perfeccionar el caballo.
+Digo solamente lo que escuché de otros. Soy una bala que se busca el corazón. Escuché muchas cosas antes. Y escucharé después muchas. En un mercado aprendí lo que se dice sentado. En un puerto aprendí a saludar como los viejos persas. En una batalla de amor del Ramayana tuve noticias de imprecaciones perfectas y recordaré de aquellos tiempos numerosas blasfemias. Amigo de cierto jorobado —o cojitranco, ya no estoy seguro—, proclive a la melancolía, él me enseñaría la ventaja del solitario, que conserva un espacio enorme para innumerables amigos. Siempre inclinado a la soledad de los caminos cerrados, yo también encontré suficientes viajeros abiertos para charlas inesenciales de momento, con el sombrero puesto.
+Soy un habla, pues.
+Hombres de teatro, hijos de carniceros cuyo pasatiempo era tocar la trompa, músicos lánguidos malcasados, amanzanados clavicembalistas húngaros, dulces farsantes que decían la verdad sin querer, loquitos de atar con razonables desvaríos para los tiempos que vivíamos, filósofos atléticos con blancas pieles de peltre, albañiles paradisleros y eficaces maestros en los serruchos, ahogados retirados en sus jardines, gruñones profesores de perro en pecho para que los soporte, sombríos pensadores, piratas después del relámpago, amputados adolescentes limpios como perlas recién lavadas, borrachos bardos de brazos débiles pero hábiles en manufacturar versos, anarquistas de los cinco sexos y opiómanos leves como mariposas de humo que salen por las ventanas, me han ido comunicando al azar del mundo, según la calidad de nuestros encuentros y sus propios hallazgos, lo que les dijo el Diablo un día en un sueño despierto: Dios y el Diablo bendicen con mi buena memoria la virtud de la gratitud: tengo el orgullo de haber merecido unas pocas palabras de dos mil y más de estos desgraciados, cuyas ciudades aún viven en vuestros libros…
+—Lo que él habla desdice la fuente de mi proyecto. No es mío mi proverbio. Nada me pertenece. Y nada me es ajeno. Ni me juzga. Lo que puedo escuchar y conservar es también lo que perdí en busca de mi inocencia.
+A Darío Lemos
1.
+Nuestro amigo el poeta ha regresado de los puertos de nadie con una pata podrida
+para decirnos que ya no cree en nada, que no tiene siquiera un deseo en este mundo,
+que ni siquiera sueña ya porque no puede dormir,
+que la sangre no le funciona, que es un hombre sin jugo en un pozo.
+Es obvio por el aspecto, por la barba de viento dormido color arena, y por la luz de sus ojos,
+que viene del desierto, o que ahora pertenece del todo al desierto.
+Sonríe muy poco. Quizás ignora que es el más sabio de todos nosotros.
+Y que fue inútil su fuga ciega.
+Que las promesas de las ciudades felices remotas eran tan solo una trampa para atraer turistas incautos a los bazares de baratijas,
+a las plazas antaño sagradas donde salmodian los leprosos los números de la lotería.
+Y los payasos tragan cuchillos afilados para complacer a las prostitutas.
+Dice haber quemado todos sus cuadernos porque su única aspiración es al olvido.
+Y se resiste a morir, sin embargo.
+Aunque los mares azules estaban secos, agotados, y caros los amores en los barcos de los contrabandistas.
+Y las fuentes de la juventud eterna que alabaron los aventureros del pasado brotan muy lejos y muy altas, donde se atreverían sólo los locos, los valientes y locos.
+En buscarlas gastó su salud. Su tesoro despilfarrado.
+Nuestro amigo el poeta fuma en el patio con desgano. Bebe con calma una cerveza. Reeduca sus afectos.
+Se arrastra. Quiso ser puro.
+Su piel en harapos vengó el intento.
+Ya no le nacerán las alas para el abismo que quería en el lomo debilitado.
+En cambio, perdió todos sus dientes. Uno solo le queda. Suficiente para reírse de sí mismo.
2.
+Bajó de sus páramos como debieron bajar los profetas antiguos contra los sacerdotes, sin equipaje, adornados de ortigas, secos como ramas, pero no áridos.
+Con un temblor, con un tambor, celebra un hecho: su sombra, y su alma, son ahora dos
+vegetales quietos. Parece invencible. Porque fue derrotado de antemano.
+Sus manos se le han empequeñecido de tanto no usarlas.
+Su boca casi ha desaparecido debajo de la barba a fuerza de no comer —desinvitado en todas partes.
+Su rostro de paja, paisaje sin gracia, parece concebido por un artista malo para una fiesta de cadalsos.
+A todos aquellos que tuvimos la fuerza de quererlo —insensatos— nos traicionó: detesta ser trivial.
+Y en nombre de la poesía lo absolvimos, para seguir siendo injustos con él. Él esperó el castigo y nosotros se lo negamos, por parecer generosos.
+No somos nosotros quienes lo repudiamos. Aunque quizás sea verdad. Sino que el reconocimiento íntimo de sus traiciones y sus debilidades, hizo que se nos separara. Por eso esta isla está tan sola como un hombre.
+Le gusta permanecer de piedra, lejos como una piedra. Alelado en un claro desprecio.
3.
+Hacerse poeta maldito es el negocio que conduce a la bancarrota,
+porque los policías suelen perseguir esta clase de poetas, y los taxistas los llevan de noche y de día a contramano, y los trenes les llegan tarde siempre
+y en las oficinas públicas están cerrando siempre cuando ellos apenas llegan
+y los jueces los condenan sin oírlos y las buenas señoras bien envuelven con los chales a sus hijos y dan rodeos aunque los encuentren a pleno sol.
+Les es muy difícil conseguir un lugar a salvo en la tierra de otros,
+un oficio honrado aunque sea humilde,
+a todos aquellos que cargan el estigma de la indiferencia
+e injurian el orden con visiones perfectas, exóticas, heroicas y ajenas.
+Nada de utopías. El reloj, esa cuchilla mecánica, no espera fábulas. Y el trabajo es la única pasión moderna.
+Escribir poemas malditos es hacerse a la maldición, cargarla, mientras el mundo sigue sus vueltas en el espacio vacío contra los vaticinios de los líricos.
+El escarnio de los poetas divierte a la multitud que desdeña al individuo.
+A lo sumo conseguirás en el ministerio desgraciado del poeta maldito que el banquero llore un momento con tus ingenuidades, antes de meterse en su cama. Pero después de apagar la luz y cobijarse con sus gansos tibios… vuelve a divagar sobre su montón de oro como si tu hambre de justicia, verdad y belleza nunca hubieran existido.
+También las mujeres se cansan de tener un poeta maldito junto a su corazón voluble.
+Un día se cansan de soportar el maltrato de los tormentos de sus dueños diabólicos y
+empacan,
+y se van,
+a acostarse con los mercaderes, que conocen la calidad de los géneros, y mienten cuentos alegres de futuro, y les prometen regalos ultramarinos, y las llenan de piedras falsas y saben adularlas en las tabernas.
+Tampoco ellos comprenden que la muerte está abierta, que no podemos defendernos de sus argucias con candados, como se defienden las bodegas de los ladrones, inmunes a los venenos del establecimiento.
+Pero quién sabe si el mundo necesita de sus poetas negros
+como los centinelas necesitan el miedo implacable para permanecer despiertos
+y en el jergón una legión pulgas que espante el sueño donde se hunden a pesar de todo,
+de sus trabajos y sus expectativas, las civilizaciones que nos develan.
+No es que los poetas salven alguna cosa,
+nada salvan los poetas
+si no son capaces de salvarse a sí mismos con sus mentiras
+a nadie salvarán unos que están perdidos desde el comienzo, desde la primera palabra y el primer verso.
+No pueden ser tablas confiables en el naufragio general de la vida.
+Pero es preciso que mientras se desploma el mundo permanezca despierto ante el triste espectáculo.
+Es preciso mantener las dudas vivas, sobre todo las dudas de los pobres, para que cavilen los comerciantes, el jurista retroceda y medite, el tasador cuente y pese, y todos estén, en fin, seguros, antes de tomar una decisión, de sellar los tratados con sus firmas retorcidas de rúbricas.
+Y, si algunos no cayeran por el puro gusto de abismarse, cómo se mantendrían en pie las catedrales en sus patas de piedras formidables…
4.
+No quiere bañarse, dice que el agua le duele, no quiere comer, piensa que la leche lo
+mancharía.
+No quiere escribir tampoco: odia ser generoso.
+No quiere alumbrar nuestras baratijas consentidas con los conocimientos que la desnudez le concedió, y que le reportó su destino de infamias. Hasta Rimbaud, me dice, que fue mi cómplice un día, mi poeta más amado, mi loco mayor de altar, y que también era un amputado como yo, ahora me suena decorativo, me sabe a farsa barata, y santa, una farsa tan antigua y tan santa como tú quieras, me dice.
+Ya no tiene dioses ni modelos ni aspiración posible en este mundo de plástico pulido.
+No puede ir a la letrina a descargarse…
+de modo que evita comer para ahorrarse el desperdicio. Esa es mi lógica de ahora, me dijo.
+Y su bella sonrisa de los veinte años era un recuerdo vago en el memorial de agravios de sus amigos.
+Todos cerraron un cuaderno marcado con tu nombre.
+Todos ya sumaron tus desdenes, fatigas, esfuerzos y olvidos.
+Lo cual resulta otro abuso inaceptable.
+Pero ya nada te importa.
+Un abuso inaceptable. Sí. Y una inmoral falta de perspicacia para comprender los misterios de la vida que hemos aprendido.
+Una muchacha pregunta por la sonrisa que alabábamos en él, con la proverbial impiedad femenina. Está sorprendida de ver bajo el bigote claro, descolorido, apenas el desamparo, o bien una enorme burla escondida.
+Una burla enorme, geométrica, que sin disonar expresa un peso terrible. Y se repite en ecos sucesivos como en enfrentados espejos. O como los círculos del cielo sufriente en el agua golpeada por la piedra.
+Uno siente ganas de pedirle perdón, de tener guantes para cogerlo. Pero algo, quizás sea el orgullo, nos impide acercarnos.
+Por lo demás, seguro no nos perdonaría. Es su venganza con nosotros. Legítima, además.
+La indiferencia es la oportunidad que le queda de seguir flotando bajo estas nubes, de seguir su deriva, inestable como la hoja, desnudo como la espada, vacío como el cadáver.
5.
+Perseguir el ser es seguir la huella del no ser.
+Ya deberías saber que tu sombra te persigue para matarte.
+Que las arañas sostienen con sus hilos las columnas del árbol.
+Y que el aire que origina la unidad de los sabios
+vuelve incoherente la noción del deber que pretenden santificar.
+Las diferencias temporales están hechas de relaciones repetidas, son prejuicios, vanas costumbres del orgullo. Nada existe. Ni el conocimiento. Ni cosa por conocer.
+No me odies tú también, ahora que estamos al borde de la guerra.
+Y todos andan disparando contra todos
+no me odies también tú
+ya que eres más desgraciado que yo.
6.
+Ámame, que yo tampoco he llegado.
+Tu llaga se parece más a tu vida y tu debilidad a la fortaleza que todas mis victorias.
+Tócame, ahora que tu cadáver incipiente se va pareciendo a ti mismo.
+El chorro inútil de mi sangre, mis acciones de apariencia consciente, mi salud, dependen de mi mala índole. Pero mi virtud depende de tu aire de lobo.
+Tú eres el más libre porque elegiste el abismo. Y tu elección te exonera para siempre del antiguo deber de volar.
+Tú sabes, volar era secundario.
+También eres más justo. Porque seguiste con fidelidad tu sombra, sin dejar nada al azar.
+Tu pobre oscuridad mortecina es más rica que el aroma de oro y el ruido de mis palabras disfrazadas de nobleza, alumbradas de falsas esperanzas.
+Y aún tu felicidad mendiga te pertenece. Lo demás, tú lo sabes mejor, es falsedad, se maquilla, y se consuela.
+…
+El hermano mío que se quiso tanto como para fracasar, es el más grande de mis hermanos porque ha conocido la plenitud de ser nada.
+Gastó su orgullo millonario en construir su miseria. Una miseria a la medida de su vanidad.
+Ah, si todos supieran como él, que las alas también pueden convertirse en lastre.
+Y que el más rico es también el más pobre.
+Y que todas las cosas no es lo único que dejamos. Porque también debemos completar el despojo del alma.
7.
+Cualquier cosa puede pasarnos cuando el mañana deja de importar.
+Este poeta es un ángel condenado a convivir con los pequeños deberes de los hombres, a perder los poemas escritos con sangre en medio de disturbios de taberna, en las lluvias y los vientos feroces que sólo él conoció mientras los demás dormían, cómo podía ser moral. Cómo podía ser moral uno que posee semejante secreto.
+Ninguna sorda alegría pasa a vestirlo de gabardinas grises o de optimismos verdes.
+Nada le interesa. Ni el rocío sobre las vacas del paraíso que imaginó un día de rosas, ni las fatigas doradas de los perros desu cariño, ni las mujeres que no consiguen enviarle rastros de sus sordos perfumes ahora que se siente tan cómodo en su caverna.
+Vivo en una destrucción, me dijo. Como siempre quise vivir.
+Sólo le gusta hablar de sus compinches, ladrones y asesinos, de la cárcel donde tuvo un amor, de los hoteles de la mala suerte, de las chinches de los lupanares, de muertos vengados, de pesares, metrallas y penas.
+Toda la poesía le parece ahora farsesca, con razón.
+Si para escribir durante veinte años veinte poemas y cien cartas de quejas, tuvo que sacrificar su cuerpo a los leones del orden, como en el altar de un dios ciego.
+A veces se acuerda vagamente de ese dios. Pero sólo como la referencia de un niño ya envejecido en el trajín de la memoria. Un niño tan lejano que ahora le resulta irreconocible.
+Ya no le gustan los espejos.
+Recuerdo que antes podía pasarse noches y noches en el espejo, conversando con un joven demonio.
8.
+Nada te toca cuando tu dolor se vuelve inhumano.
+En el hueso la carne que te falta cuenta tu historia mejor que la que te sobra.
+Tu huella deja un extraño signo del cangrejo en las arenas movedizas del jardín,
+en los trechos blandos del camino hacia la última salida hacia la última morada.
+Hasta cuándo seguirás cargando esas muletas como si fueran alas
+y el sol rubio te lame como un vikingo.
+Mendigo del aire en la sarna de los puentes, portales, sombras urticantes de malos árboles que pudren los bancos bajo las hojas, parques, umbrales borrachos, grillos aromáticos, locos que caen del cielo en las ciudades rompiendo las vidrieras, insultos ricos, gordos anatemas, que un día desaparecerán en un vómito lila, como todo. Y este poeta pacificado en su cruz.
+Carece de alientos para seguir con interés las noticias de la guerra, carece de propósitos, sin casa, nada defiende.
+Este hermano mío está todo ocupado por un odio inútil. Parece siempre a punto de proferir una blasfemia perfecta.
+Pero sólo se atreve a salir con su pie partido al sol matinal,
+al cemento del patio amurallado. Y por la tarde, si llueve, se acoge a la vana protección del alero, y se echa en una silla de tela a pensar en nada. Fuma. No canta.
+No es raro que ahora no le parezca hermosa la lluvia. Ha visto llover tanto.
9.
+Porque se ha negado a poseer una identidad, un oficio, a tener una fe o un sueño, una felicidad o su proyecto.
+Porque ha renunciado al amor de los otros, y a sí mismo, y a todas las cosas que pasan y las que no pasan, a todo deber, porqu no quiere de ninguna manera hacerse responsable de alguna cosa… los decentes y buenos que cumplen con los deberes de la justicia convenida, enviaron sus perros amaestrados a perseguirlo.
+Él había venido huyendo hasta llegar a este lugar del mundo, a este punto de mi falsa vida.
+Al abrazarlo temblé.
+Tantos huesos bajo la camisa me hicieron sentir absurdo a mí también.
+Es muy extraño.
+Éramos dos poetas muy parecidos, hermosos como las esperanzas que albergábamos, vibrantes como la gloria que nos prometían los horóscopos. Y amamos mujeres iguales, a veces las mismas.
+Y dormimos en los mismos hoteles de hampones que nos salvaron de caer en la detestable decencia.
+Caminamos idénticas calles hacia ningunas partes idénticas.
+Tuvimos padres semejantes que desconfiaban en nosotros y de nuestros poemas y de nuestros libros y de nuestros ideales de belleza por igual los dos.
+El suyo era más gordo y más alto que él mío, y tenía una mula negra, el mío iba en bus.
+Y fuimos a las mismas cárceles por asuntos parejos, porque fuimos educados del mismo modo.
+Él era también más rico que yo. Pero ahora tiene un sólo pie y sangra de gangrena.
+Todas las cosas no es lo único que dejamos.
+Se repite.
+Y a su pesar, como dijo otro, aferrado a la vida como una muela tenaz a su alvéolo. Con la terquedad de los burros en el barro.
+Pero con esa cruz de hierro clavada en pleno espinazo.
+Pero con esa luz de paja en los dos ojos.
+Pero con la tortura del hambre consentida como un pan de alambre.
+Y con tanta inacción como encomendó a cada mano.
+Y ese dolor en el pie.
+Y ese color de jueves contemplado en la sombra vinagre.
+Libre, como quien ya no piensa, se repite. Todo no me basta. Todo es nada. Todo es inútil. Y todas las cosas no es lo único que dejamos.
10.
+Todos los días se levanta, y el sol revienta en la muleta
+—a leer los diarios con las discusiones que son el mundo
+y todo le parece irreal.
+Los jabones domesticados. La espuma de cadenas invisibles.
+El olor corporal de los otros en sus afanes.
+Se quita la piel del sueño como el pellejo de un fruto.
+Y queda envuelto, no en unos huesos puros, sino desnudo como una señal de humo.
+Escribe aquel poema, el último, el vacío, el poema sin palabras,
+el del día que nunca llega.
+El del día que ya no se espera.
11.
+En el cuarto un banco demasiado alto para que pueda sentarse, tanto le cuesta desplazarse. Un almanaque de tres años en la pared desconchada. Fotografías de desconocidos que sonríen, y que alguien arrancó de una revista de lujos, exhiben diamantes, huyen en automóviles brillantes como nalgas. Vanidades, subterfugios. Es obvio que esas sonrisas no se corresponden con el hombre que se pudre debajo, echado en un colchón, debajo, abajo, bocabajo.
+Una cobija de lana, vieja, y pobre, cubre su cuerpo. Muy liviana, la pidió, porque sus miembros, como su inteligencia, ya no resisten el contacto de las cosas. Casi todo le produce horribles reacciones alérgicas, y cuando habla, aunque sea poco, le queda en la boca un sabor de plomo.
+Todas las cosas, no es lo único que dejamos.
+Se repite.
+Y el eco de sus palabras, le disgusta, al decirme: mi estado actual demuestra que el mundo tenía la razón contra mí, que cuando elegí la verdad elegí también el fracaso.
+El mundo sabe ofender a los poetas que se atreven a impugnar su mentira. El ocio fue mi heroísmo. Si te quedas quieto como un santo, acabará por aplastarte el tropel de los que se apresuran hacia la gran catástrofe.
12.
+Para ser feliz no basta no pensar en la felicidad.
+Pero el pensamiento de la felicidad sólo atrae más amarguras.
+No basta ser puro, abandonar el pensamiento, para presumir de inocente.
+Cuando empiezas a buscar algo, tú mismo te has perdido.
+Cuando te vas, comienzas el regreso.
+Y cuando regresas, nadie regresa. Porque llegas convertido en otro.
+Y a una morada distinta.
+La tentación de la reflexión promete tan sólo la fe en el límite de la ilusión.
+Este gesto ideal es mi máscara.
+Viví siempre en el plano de las preguntas que no tienen respuesta.
13.
+Ayer, mi amigo el poeta pidió que cambiaran su cama con sábanas nuevas.
+Volvió a bañarse, después de años de evitarlo, con furia, con estropajos, restregándose con odio.
+Luego, se acostó bocarriba.
+Y allí permanecerá por los siglos, limpio, desnudo y solo.
+Con los ojos cerrados.
+JAIME JARAMILLO ESCOBAR (Pueblo Rico, Antioquia, 25 de mayo de 1932)
+Siempre se dijo que era el más raro de los nadaístas, pero no por extravagante, sino más bien por convencional. Vivía solo, vestía como un ejecutivo, salvo los fines de semana cuando se ponía sus pantaloncitos forrados para asistir a las piscinas olímpicas. Comía a sus horas, no hacía vida social, no bebía ningún licor, pagaba sus impuestos, se hacía peluquear. El nadaísmo lo sorprendió en Cali, donde era vendedor en un almacén, de donde pasó a la Administración de Hacienda, donde me gestionó mi primer empleo. Acogió en su habitación a Gonzalo y Amílkar U cuando la gira Nadaísta de 1960 comenzó en Manizales y Pereira con la que pretendían tomarse el mundo, acompañados por Elmo Valencia y por mí. Hasta allí llegó el proyecto. Gonzalo se enamoró y permaneció en Cali dos meses, Amílkar se aburrió y regresaron a Medellín. Con esa larga visita Jaime tomó un derrotero diferente en su poesía y así fueron apareciendo los inmortales Poemas de la Ofensa, libro con el cual ganó el Premio Nadaísta de Poesía Cassis Clay patrocinado por la editorial Tercer Mundo. Cuando marchaba para la oficina me dejaba las llaves de su apartamento para que facturara lo mío en su recién comprada máquina de escribir. En tal forma tuve el privilegio de ser el primer lector de cada poema, que dejaba al lado de esta. El libro mostraba un poeta monstruoso, que se ganó el respeto de todo el universo cultural de la época, caldeada de enemigos del nadaísmo. Quedó patentado como el mejor poeta vivo de Colombia y uno de los más importantes de Latinoamérica. Viajó a Bogotá, luego a Barranquilla donde se inició en la publicidad con Plinio Apuleyo Mendoza. Regresó a Bogotá. Tuvo un largo receso en su producción literaria mientras se dedicaba a sacar avante una agencia de publicidad, donde nos contrató de creativos a Amílcar Osorio y a mí. El objetivo era llenarnos de plata para poder escribir tranquilos cuando llegáramos a la madurez. Desde esa oficina dirigió con Gonzalo Arango las 8 entregas de la revista Nadaísmo 70, que fue un hit en la época. La agencia terminó quebrando por exceso de perfeccionismo de su director. Volvió a Cali, a sus pantaloncitos forrados, a las piscinas olímpicas y a la poesía. No siguió el camino trazado con su libro inicial sino que ahondó en una nueva expresión en la que aunaba la antigua influencia de Withman, de Blake y de Lautréamont, con la frescura de la poesía conversacional brasilera. Sus libros siguientes fueron igualmente notables. En 1967 ganó el Premio Cassius Clay de Poesía de la Editorial Tercer Mundo. En 1983 el Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus y en 1984 el Premio Nacional de Poesía de la Universidad de Antioquia. Volvió a Medellín donde desde hace 33 años dirige un taller de poesía en la Biblioteca Piloto.
+Obras: Poemas de la ofensa (1968), Extracto de poesía (1982), Sombrero de ahogado (1984), Poemas de tierra caliente (1985), Selecta (1987), Método fácil y rápido para ser poeta (1995), Poemas principales (2000), Alta Voz (2001), Tres poemas ilustrados (2006), Tres libros (2006), Permiso voy a cantar (2008), Poesía sin miedo (2011), Más español que americano (2012), Poesía de uso (2014).
+Dame una palabra antigua para ir a Angbala,
+con mi atado de ideas sobre la cabeza,
+quiero echarlas a ahogar al agua.
+Una palabra que me sirva para volverme negro,
+quedarme el día entero debajo de una palma,
+y olvidarme de todo a la orilla del agua.
+Dame una palabra antigua para volver a Angbala,
+la más vieja de todas, la palabra más sabia.
+Una que sea tan honda como el pez en el agua.
+Quiero volver a Angbala.
+Es el momento de las tempestades.
+M. PROUST
+Llovió, aumentaron las aguas, las quebradas fuera de sí saltan por encima de los puentes, se derrumban los taludes, se desprenden las peñas, se descuajan grandes árboles sobre la tierra revuelta por la tormenta, en toda aquella región entre Tulio Ospina y Cangrejo, sobre el ferrocarril troncal de occidente.
+Llovió, y el río lleva los restos del desastre, náufragos maderos, animales fúnebres, acaso un ahogado solitario en la vastedad del anochecer.
+Congestionado por los afluentes, hinchado, severísimo, el río en la devastación de la crecida, arrugado, ¡oh señor río, no me toquéis!
+Los últimos aleteos del horizonte se pierden entre farallones; se cierra la noche sobre el ruido turbulento de las aguas y el trueno lejano en que se aleja la tempestad.
+Caminamos, Humberto Gómez Molina y yo, muchachos de quince años, caminamos sobre las traviesas a lo largo del río, en la depresión de las montañas, compartiendo la noche con el río, a trechos tomados de la mano para andar sobre los rieles que nos conducirán al amanecer.
+De pronto, una luz brilla entre el boscaje, sombras de hombres se cruzan, a la orilla del río algo urgente sucede.
+Derramando preciosísima sangre por la hermosa boca, terriblemente herido, está sobre la arena húmeda el novillo.
+Rápidamente se mueven los cuchillos; la lustrosa piel, todavía viva, se separa con hábil cuidado; en ella queda humillada la imagen del novillo, el fuego que era novillo yace apagado en el rescoldo de su piel.
+Cuando amanezca, sonrientes niños llevarán pedazos de novillo sobre hojas de plátano, bajo el sol restablecido, hacia sus casas grises de madera con techo de cinc y un corredor delante, entre el olor mineral de la hulla.
+En la margen izquierda, alta sobre el río, Anzá tal como fue construida en el siglo XVI. A la orilla del primer camino, donde el Conquistador tuviera su herrería, ignorada a causa de su significado, la piedra muestra la huella clara y honda de un pie, rastro mítico del ígneo ser que en ella posara su planta.
+Cazamos la guatinaja y la tenemos dos meses en el patio, cebándola bajo un árbol, hasta que no nos aguantamos más las ganas de su carne, en un sancocho hirviente al medio día bajo la incandescencia del sol.
+La carne del venado, la carne de la zarigüella, la carne del armadillo, la carne de la culebra, carnes que ofrece el monte para la gente de monte.
+En la plaza de piedra, al férvido medio día, empiezan de pronto a moverse las hojas de los mangos, como agitadas por un céfiro repentino, e inmediatamente todos los habitantes toman sus precauciones, incluidos los animales domésticos. Momentos después los árboles empiezan a batir fuertemente los brazos, se desorganizan las palmeras, las primeras tejas se desprenden y el huracán asalta el pueblo removiéndolo todo. Atraviesan el cielo ramas de árboles y hojas de palma. Entonces un aguacero cerrado aprieta la meseta en un silencio duro y gris.
+Humildes y paupérrimas gentes pueblan las montañas, los ríos y los cementerios. Su mala suerte es tanta que siguen siendo pobres después de muertos.
+Su pobreza es lo único que tienen, de ella están colmados, la derrochan a manos llenas.
+Sentadas en el suelo junto a su choza, en aquellas lomas áridas, viejísimas ancianas silenciosas, como salidas de sus tumbas para venir a ventear el grano. Ignoran que viven en el reverso del mundo.
+¡Tan pobres que somos, y tanto que nos codician los ricos!
+¡Y cómo nos desprecian y se burlan! Juegan con nosotros como el gato con el ratón. Hasta nos prestan dinero para que les compremos armas para defendernos de Ellos.
+¿Qué quieren de nosotros los ricos?
+Quieren esta tierra, quieren estas manos, quieren nuestras cabezas para dárselas de comer a sus bombas hambrientas.
+Disputados entre Rusia y los Estados Unidos, deberemos aún ser negociados y adorar amos extraños. Quizá nos parezca bonito y exótico.
+Preparemos cantos polivalentes e hipócritas y tengámoslos guardados para cuando llegue el momento de ofrecer el que corresponda.
+Los cantos terminarán con la misma exclamación: «¡Viva la libertad!». Porque suena bien, porque estamos acostumbrados a decirlo y porque Ellos mismos nos han enseñado a terminar así nuestros cantos.
+El embajador norteamericano imparte sus órdenes, y me pregunto por qué razón este caballero habrá venido a disputar aquí. Tal vez le abrimos las puertas.
+Nos hemos dividido en dos bandos y eso es precisamente lo que Ellos buscaban para perdernos. Más tarde Ellos mismos se reirán de eso, sentados juntos frente a la chimenea, y se felicitarán por haber actuado con la estrategia correcta en el momento oportuno.
+En esa chimenea crepitarán nuestros huesos proporcionándoles una confortable temperatura y brillos dorados en su copa de cognac.
+Nosotros estábamos tranquilos a la orilla de nuestros ríos, especialmente yo estaba a la orilla del Cauca viendo unos ganados. No eran míos, pero eran hermosos y gratos de ver. No me importaba de quién fuesen, pues no los deseaba. Lo importante era verlos como ganados que ignoran completamente que alguien posea derecho sobre ellos. Él puede venir a decirles: «Vosotros sois mis ganados». Y ellos lo miran con una indiferencia que espanta.
+Rindámonos un poco a la nostalgia, nada más por hacernos ilusiones.
+Ah, pero tampoco podemos. Porque ya se ha autorizado a los europeos, o se han autorizado ellos a sí mismos, para venir a América con sus hermosos rifles de cacería y pueden cazar un indio en su «reserva» por sólo cincuenta dólares, pero los cincuenta dólares no son para el indio, sino para ellos mismos.
+Y así vamos viendo que la tierra donde nacimos no es nuestra tierra donde nacimos, porque los conquistadores nunca han dejado de venir a América. Siguen viniendo y continúan dándonos espejos y en esos espejos nos multiplicamos y vemos nuestras caras cada vez más feroces y de pronto les damos un susto de espejos.
+Yo quería hacer un canto épico para el río Cauca, pero mejor voy a esperar hasta que pueda estar seguro de que el río Cauca es mío, porque no me gusta cantarle a los ríos ajenos.
+El río Cauca, convertido en inmensa alcantarilla, no sabe qué hacer: se desborda, se encoge, le duele mucho el estómago, sufre náuseas, quiere vomitar. Vomita un zapato Croydon.
+Hernán Arango tomaba menta en el café de Cuco Martínez, en Andes,
+Por 1947 y 1948,
+Transparentes copitas de menta verde y helada, que se sentaba a tomar solo, en redondas mesas esmaltadas,
+Mientras escuchaba aquella canción en el traganíqueles:
+«Padre nuestro que estás en los cielos,
+que todo lo puedes, que todo lo ves,
+por qué me abandonas en esta agonía,
+por qué no te acuerdas de hacerlo volver…»
+La canción estaba impregnada de una melancolía suicida,
+Y a las tres de la tarde del sábado, en la plaza de Andes,
+Los ángeles lloraban gotitas de menta verde.
+Mientras tanto su hermano Gonzalo estudiaba a Aristóteles y a Santo Tomás, a Hegel y a Kant,
+A Heidegger, a Nietzsche,
+Y leía a Hölderlin.
+Me decía: —«Poeta, ¿te das cuenta de estos locos?»
+Y yo no me daba cuenta porque estaba nadando en el río, y ese no era el río de Heráclito sino el río San Juan donde los muchachos nos bañábamos desnudos. Gonzalo Arango se sentaba con Sartre y con Camus sobre una piedra a comer guayabas,
+Y una tarde que Sartre se cayó al río y se ahogó, Gonzalo se puso tristísimo porque los libros había que encargarlos a Medellín y esa operación resultaba demorada y riesgosa.
+Ya que a veces le traían a uno un Plotino por un Platón, o un Tito Livio por un Polibio, y le decían: —«Pues léase este, que es más o menos parecido».
+La primera década del siglo fue deliciosa, porque había muchas cosas qué hacer.
+La segunda década del siglo no fue deliciosa porque hubo la Gran Guerra y murieron nueve millones de personas.
+Pero la tercera volvió a ser deliciosa.
+Y la cuarta no fue deliciosa porque hubo la Gran Depresión, pues cuando no hay Gran Guerra tiene que haber Gran Depresión, o algo así, y además porque en el 39, cuando nos reponíamos de la Gran Depresión, entonces comenzó la Segunda Gran Guerra.
+Y la quinta década tampoco fue deliciosa porque la guerra se prolongó hasta que murieron 45 millones de personas, que era el mínimo fijado de antemano por los Aliados y las potencias del Eje para terminar la guerra. Ellos dijeron: vamos a matar 45 millones de personas de entre todos nosotros, y cuando las hayamos matado y enterrado en lindos cementerios de cruces blancas, todas iguales y colocadas simétricamente, sólo entonces nos sentaremos a firmar las capitulaciones. Pero antes no; antes no.
+Y la sexta década tampoco fue deliciosa porque teníamos encima el peso de las dos grandes guerras y la gran depresión y las otras guerras menos grandes y las que se estaban preparando, más lo que había acontecido aquí, que no era poco,
+Y la séptima década tampoco fue deliciosa, ni la octava, siento decirlo, aunque Khrushchev y Kosygin, Breshnev y Podgorny, Kennedy y Johnson, Ford y Cárter, hicieron esfuerzos desesperados en ambos sentidos.
+Y ahora ya está todo preparado para la Tercera Guerra, que podría ser la última y no llamarse grande ni nada, así que no diría yo que esta sea una década propiamente deliciosa.
+Pero si no recuerdo mal, el título de este poema (¿poema?) prometía hablar de los años cuarenta. Concretémonos, pues, a ese nuestro propósito.
+¿Los años cuarenta dónde? ¿De qué? Porque no fueron lo mismo en todas partes, ni para todas las personas, de modo que al hablar de los años tales o cuáles habría que precisar exactamente dónde, en qué lugar, y en qué casa, y más aún, en qué alma, y en qué parte de esa alma.
+¿De cuáles años cuarenta es que queréis que os hable? Es difícil hablar de los años cuarenta. Pero los años cuarenta bien merecen que se hable de ellos en alguna forma. Hablemos, pues, de los años cuarenta.
+Los años cuarenta están presididos por los retratos policromados de Stalin y de Hitler, de Churchill y de De Gaulle, de Roosevelt y de Montgomery, de Jorge VI y de Mussolini, de Hirohito y de Chiang Kai-Shek, de Franco y de una reina blanca y dorada, como no puede faltar en ningún tablero de ajedrez.
+Los alemanes habían hecho una buena campaña de propaganda y hasta en el pueblo más remoto los chicos saludaban con el brazo extendido,
+Y los rusos también habían hecho su campaña y la hoz y el martillo aparecían por todas partes como emblemas de paz,
+Y una cosa no chocaba con la otra en esta parte del mundo.
+En cuanto a los norteamericanos, ellos nunca han tenido muy buena imagen con nosotros, no se sabe por qué.
+Y esos eran los años cuarenta, viviendo bajo las noticias de la guerra, los periódicos y las revistas tan interesantes, colmados con fotografías de la guerra, sobre todo la revista Life, y al lado de las fotografías los avisos de los productos comerciales.
+Después del 5 de agosto de 1945, tras el espanto de la bomba atómica, tener que volver a acostumbrarse a vivir en paz. Fue cosa difícil, ¿sabe usted?
+«La bomba atómica nos trajo la paz. Hay que agradecérselo».
+Ese fue el lema que nos mandaron del Norte.
+Pero de entonces acá la pobre bomba atómica se ha convertido en un juguete obsoleto que ya no asusta a nadie.
+Ahora están pendientes sobre nuestras cabezas algunas cositas verdaderamente muy lindas.
+Los años de post-guerra, ¡esos sí que fueron años difíciles!
+Los jóvenes traumatizados, los filósofos en rebeldía, la rosa de los vientos desorientada, y la tarea de volver a fundar el futuro sobre las ruinas de Europa.
+Pero me he alejado mucho. ¿Por qué me he alejado tanto?
+Porque el impacto de la guerra estremeció hasta el último rincón del mundo y nosotros estábamos en ese rincón.
+Si Marlene Dietritch cantaba en el frente de guerra,
+Su voz tenía la misma melancolía de aquella canción: «Por qué me abandonas en esta agonía…»
+Y todos los hombres del mundo estaban melancólicos y agónicos.
+Los únicos felices eran aquellos señores en sus retratos policromados, más Rommel y Goering y Goebbels y el general MacArthur y el general Eisenhower.
+Ya todos los pongo aquí porque ellos hicieron la guerra para que se les recordara y justo es recordarlos.
+Después de la guerra mundial también nosotros tuvimos nuestra guerra, pues algo había qué hacer,
+Y nuestra cuota fue de trescientos mil muertos, pero ahí la hemos ido aumentando. Al fin y al cabo, si no los matamos, de todos modos ellos se mueren.
+Los años cuarenta, según como se mire, pueden estar cerca o lejos.
+Qué lejos de mí ha quedado lo que hice apenas ayer, parece como si hubieran pasado siglos sobre ese viaje en autoferro de Cali a Palmira, con regreso en el tren del crepúsculo,
+Y en cambio, qué cerca veo a Cleopatra, yendo hacia Octavio por el río, en su barca adornada de lotos. Veo el añil de sus ojos al brillo del sol, la frescura de sus brazos, su enigmática sonrisa, no una sonrisa aprendida, sino la sonrisa propia del enigma. Me parece que fue ayer.
+Sí, terminaron mal los años cuarenta. La muerte de Gaitán, cuyos discursos vueltos a escuchar hoy suenan ridículos, fue sin embargo un acontecimiento que desbordó las previsiones de sus ejecutores y cuyas consecuencias no hemos calculado. ¡Tan difícil calcular!
+La historia de la época llamada Violenta se ha desfigurado y los partidos tratan de ocultarla, la minimizan, la disimulan, quisieran borrarla,
+Pero la grave, señores, es que lo que se escribe con sangre no se puede borrar,
+Se padece eternamente y cada día se agranda ante la historia la sombra de sus ejecutores,
+Sus nombres expuestos al odio interminable de las generaciones.
+Si al comienzo de este poema hay una copita de fría menta color de esmeralda,
+Y los libros de los filósofos y de los poetas campean en el exordio, No al capricho arbitrario se debe. Interesados
+Están los individuos en sus asuntos propios y en el estudio de las artes y las letras, a fin de hacer que predomine el pensamiento civilizado sobre los instintos de la especie.
+Pero los bárbaros desde el poder mandaron siempre: —«A LAS ARMAS!»
+Para Gonzalo Arango, E.S.T. (En su tumba)
+¡Oh insigne, oh Venerado, oh Maestro!
+Tan bueno que es decir ¡Oh!. Se siente uno en el Parnaso.
+Contigo se iniciaban y se terminaban todas las colecciones y las antologías.
+Tu nombre encabezaba la lista de los poetas,
+Pero hoy me he levantado a las seis de la mañana para repudiarte,
+Antes de que se abran las escuelas y las universidades.
+En 1943 tenía yo once años, terminaba la escuela primaria en una aldea de Antioquia,
+Te sabía de memoria y te admiraba, porque es fácil impresionar a un poetica de once
+años,
+Cuando ocurrió aquella desgracia de tu muerte, que ha dado origen a tantas
+celebraciones.
+Recuerdo que a las siete de la mañana don Gabriel Caro Urrego, un verdadero maestro
+que me enseñó a leer,
+Le dio la infausta noticia a toda la escuela pulidamente formada, estrictamente limpia e
+inocente.
+Nos dijo: —«Queridos niños: acaba de morir Guillermo Valencia (pausa). Les pido un
+día de silencio y toda una vida de meditación alrededor de este gran poeta en cuya memoria, y para cumplir con el decreto del Gobierno, tendremos de ahora en adelante un sillón vacío en un aula vacía, adonde podrán llegar cuando lo deseen para recordar y rendir homenaje al primero de los poetas colombianos».
+Era mucho discurso para unos niños en una perdida aldea. ¿No lo creen ustedes?
+Bajo un pino que estorbaba en nuestro patio de recreo pasaron lentamente, aquella
+lúgubre mañana, camellos, centauros, cigüeñas y toda esa procesión extranjera con que nos tuviste invadidos tanto tiempo.
+A decir verdad, hasta los cincuenta años no vine a conocer un camello, y eso un camello
+todo desbaratado en un circo pobre. De las cigüeñas líbreme Dios y centauros ni los vea porque caigo muerto.
+A los pocos días el director mandó por la silla, porque se necesitaba; meses después
+hubo que utilizar el aula, más tarde alguien quitó tu retrato, y así fue como empezó a desmantelarse tu monumento de símbolos y fuiste entrando en ese olvido en que queda la casa después de un trasteo.
+Nos pasamos a vivir en la poesía de Porfirio Barba Jacob, porque en la tuya se sufría
+mucho la falta de calefacción. Tanto mármol y alabastro, tanto desierto, tanto animal raro, tantos personajes teatrales, francamente no nos sentíamos cómodos.
+Hablabas como un cantante de ópera, y la ópera es un lenguaje ajeno que en nada nos
+identifica.
+Más fácil me fue convivir con las guacamayas blancas que nos trajiste prestadas, porque
+en mi pueblo había «pavos irreales» blancos que a pesar de su casta seráfica comían maíz con las gallinas en el patio de la casa.
+Bajo tu lámpara blanca como el jazmín repulías tus versos tantas veces que quedaban
+sabiendo a limadura de oro.
+La frágil y perecedera perfección fue tu pasión despiadada y obtuviste con el triunfo la
+agonía, comparación que espero te sea grata.
+De todos modos nos enseñaste el cuidado del verso, aunque después cambiáramos de
+idea.
+Y el respeto por la poesía, ¡pucha que lo tenemos!, no para que se conserve momia, sino
+para que renazca todos los días como ese pájaro que te gustaba tanto.
+Debo considerar, sin embargo, para poner un sólo ejemplo, que en 1935 muere
+Fernando Pessoa y nosotros todavía en el parnasianismo, es decir, en la prehistoria.
+Por eso tuvimos que dar la batalla definitiva contra ti en el 58,
+Puesto que tu fantasma seguía asustando a los piedracielistas y a los cuadernícolas y a
+muchos otros. Los talleres de lapidación del verso funcionaban día y noche y no se oía sino la monótona rotación de los abrasivos.
+Ahora que ya estamos seguros de que no resucitarás, vengo a reconocer tu bravura.
+Homenaje al vencido y que se guarde su culto entre los muertos.
+Fuiste noble en la lid, valeroso y altivo, y a fin de cuentas un artesano como nosotros,
+reconocimiento que te sabrá a limón, pero el limón es el mejor compañero para la eternidad.
+Toda la rima, todo el cálculo, todo el precio
+Sismo y el mito, en nada de nada quedó todo.
+En un rapto inspirado nuestro talante recio
+Rompió el cristal del verso con un golpe sonoro.
+(De 12 poetas nadaístas de los últimos días)
+A los doce años de edad me fui con un circo que pasaba. A los quince años me fui a la selva. Tuve suerte. No me devoraron los caníbales porque con sólo verme se dieron cuenta de mi ignorancia y mi debilidad, así que no tenía nada qué comer de mí, por lo que les fue preciso adoptarme. Me llevaron a casa del chamán, para que me educara.
+Si vosotros no conocéis un chamán, podréis imaginároslo fácilmente. Es así, como os lo imagináis. Sólo que tiene la nariz un poco menos larga, los brazos sí, larguísimos, cola no tiene pero no la ha olvidado, y es bondadoso a la manera de la selva, o sea con una dureza que asusta. Sin embargo, después de cierto tiempo llegamos a querernos. Porque yo era algo que él había encontrado. Y porque, al depender de la tribu, debía respeto y devoción al chamán.
+Fue por eso, por el respeto, que pude sobrevivir. En la selva hay un respeto místico para todo. Y también práctico. No respetar las leyes de la selva implica peligro de muerte. Se respetan los territorios de cada animal, las costumbres de las tribus, las insignias, los poderes, la hormiga se respeta, la serpiente, cada ser mantiene su autonomía. No todo el tiempo se está de caza. Si el tigre ya comió, los sobrevivientes se quedan tranquilos. No se acostumbran los postres en la selva. Después de haber comido se bosteza, mostrando todos los dientes, y después se duerme, si no hay nada qué hacer. Al menos así era en aquella tribu.
+Pero cuando hay algo que hacer, todo se pone en marcha con una celeridad y precisión que dejaría boquiabiertos a vuestros flamantes ejecutivos de oficina. La tribu se mueve como un solo hombre cuando se ha tomado la determinación de emprender algo. Y el equipo funciona cronométricamente, milimétricamente. La exactitud está grabada en cada individuo como una norma de la naturaleza.
+Cuando se terminaba de labrar una canoa, el chamán Iba —yo detrás de él— para decirle a la canoa lo que había qué decirle antes de botarla al agua. La canoa absorbía el conjuro y salía dando tumbos de felicidad por el río, como todas las canoas novatas con el entusiasmo del primer día, hasta que la paciencia del boga las amansa.
+Si había un enfermo el chamán iba —yo detrás de él— para hablarle a la enfermedad y suplicarle que abandonara el cuerpo poseído. La enfermedad, a veces, se retiraba a doler en el centro de una calabaza. Pero si el enfermo moría, el chamán se quedaba algunos días sin salir de su choza, discutiendo con el espíritu del muerto y solicitándole los remedios.
+A veces también había fiestas, parecidas a las que se muestran en el cine, pero el cine no muestra el final. El final es tristísimo. Participaba el chamán con sus atuendos —yo detrás de él— y la fiesta era para los hombres solos. Las indias aparte, preparando las comidas, trayendo el vino de palma —que lo servían helado.
+El viaje para trasladar la tribu a otro lugar se preparaba con dos lunas de anticipación. Partíamos al amanecer, llevando las flechas en la mano, hacia un lugar previamente escogido. Aprendí a pescar con la flecha, a la luz de la noche y a marchar en silencio entre una larga fila. Si la fila gira media vuelta, tenéis un ejército al frente.
+Cuando el chamán se enfurecía conmigo me acorralaba contra lo que estuviese más próximo, sacaba su enorme cuchillo, con el cual me hacía cosquilla en la barriga, y me gritaba en castellano: —¡Míster Jaramillo, lo voy a matar!
+Después el chamán me alzaba por el pescuezo y me tiraba lejos de sí, pero no me rompí una pata porque él mismo me había enseñado a caer, no sólo con seguridad, sino también con estilo. Si olvidaba el estilo, era probable que me diera otra lección.
+El chamán, es verdad, me había tomado muchísimo cariño. —«Míster Jaramillo, te voy a matar!».
+«Te voy a matar» es la frase que más he escuchado en mi vida, desde niño. Y cuando no me la han dicho, he sabido que la están pensando. Como nunca me habían explicado el motivo llegué a acostumbrarme tanto que, una vez que me la dijeron muy temprano, en un paraje solitario, detuve mi caballo a la orilla del camino y le ofrecí un cigarrillo al que acababa de saludarme de esa manera. —¿Me conoce usted?, le pregunté— «Claro que lo conozco, y por eso es que lo voy a matar». Y así fue como vine a enterarme.
+Jorge Montoya Toro y Graciliano Arcila Vélez aparecieron una vez en aquella tribu. Se presentaron como etnólogos y antropólogos de la Universidad de Antioquia. Llevaban acompañantes con la grabadora, la filmadora, las cámaras fotográficas, todo un equipo inútil y risible. Pero lo más risible de todo eran el chaleco, el saco y la corbata con alfiler de Jorge Montoya Toro. No sé si lo recuerde. Nunca lo volví a ver. El no me vio, claro está. Yo era un indio como todos, sólo un poco más blanco. Además, él no se daba cuenta de nada. Permanecía abstraído todo el tiempo. Cuando terminó la investigación nos puso unos discos antiquísimos que habían llevado en una victrola de cuerda, ¡hasta allá!
+A don Benigno Mantilla Pineda, que iba con ellos, le puse en la mano algunos poemas líricos que yo componía antes de dedicarme a la épica. Naturalmente, no podía tomarlos en serio, pero se asombró de que le diese un escrito.
+Con el nombre de «el indio Tascón» fue conocido en Andes el chamán. Cursó bachillerato en el liceo Juan de Dios Uribe y fue rechazado en la facultad de Medicina por ser indio. Entonces estudió Derecho. Alcanzó la dignidad de juez en un pueblo antioqueño. Después de haber sido juez estuvo dos veces en la cárcel porque nunca dejó de ser indio y eso no tiene perdón.
+Fue siempre defensor de su tribu hasta que un terrateniente lo mandó asesinar, porque los terratenientes nunca tienen suficiente tierra. Y esto fue en la carretera que sale de Andes a Jardín, siendo Gobernador el señor doctor, y Presidente el señor doctor, y Ministro el señor doctor, en aquel año de gracia de 1981 que está grabado en tantos bloques de piedra por tantos motivos, mas no por este.
+¡Caiga su sangre sobre nosotros!
+(De 12 poetas nadaístas de los últimos días)
+¡Ya no más —por favor— las aburridas
+descripciones de semillas tropicales!
+GABRIEL JAIME FRANCO
+La digestión de la pulpa del coco demora cuarenta días y cuarenta noches.
+Ni mucho, ni poco.
+Al plátano hartón de cáscara roja le falta un grado para ser veneno. Compadre, no coma coco.
+Si se ha comido banano y se toma ron, muerte segura. Nadie comió. Ni yo tampoco.
+La pepita de la pitahaya si la comes no la muerdas, si la muerdes no la tragues;
+si la tragas, allá tú.
+La pepita de la granadilla si la tragas se te embucha. Para que no se te embuche, mejor que no comas mucha.
+La pepita de la granada no es como la de la granadilla. La pepita de la guayaba no es como la de la granada. Y la pepita de la papaya no es como la de la guayaba: es como la de la papayuela, pero más dulce.
+Si es más dulce es más sabrosa, si es más sabrosa es más cara. Para que no sea más cara, no compre papaya ni compre nada.
+La pepita de la guanábana es como la de la chirimoya. Y ambas son como la de la calabaza. Cuando a uno le dan calabazas no le dan chirimoya ni le dan papaya.
+Las pepitas de la guama se usan para hacer zarcillos, quiero decir que se utilizan como pendientes, o mejor dicho lo que quiero decir es que los chicos se las cuelgan de las orejas.
+Trae el corozo una nuez, trae la nuez una almendra, pero la almendra de la nuez no es como la nuez del corozo. Si no se entiende, que no se entienda.
+La ciruela se lava, pero no se pela; el madroño se pela, pero no se lava. Para saber si una fruta se lava o se pela hay que consultar el diccionario. El diccionario tiene la palabra. Si no la tiene, será que le falta una página.
+La pulpa de la algarroba se ataruga y se atraganta. Si tomas agua se forma una pasta y se te pega en la garganta. Con la garganta atragantada tratas de ver si resuellas o si no resuellas nada. Si no resuellas, mortus est.
+El hicaco es una fruta especial para diabéticos: no tiene azúcar, ni tiene harina, ni tiene hicaco ni nada.
+El que come patilla oxidada, seguro estira la pata. Para no correr el riesgo es mejor comer sandía. La sandía es una fruta sandia.
+El tamarindo es la fruta que más me gusta, porque es de negros y de tierra caliente. Qué sería de los blancos, cuando van a tierra caliente, si los negros no les sirvieran Refrescos de tamarindo. Con el sabor áspero del tamarindo se forman bolas ácidas recubiertas de azúcar, que sirven para vender en las calles de Cartagena, y se hace una miel espesa de tamarindo para lamer sobre hojas de plátano. También se hacen sorbetes para el arzobispo, y además el árbol de tamarindo produce una sombra verde y fresca para construir un banquito y sentarse alrededor del tronco. El tamarindo es un tronco de árbol copudo completamente lleno de tamarindos. Sólo los negros lo pueden coger, porque no es fruta de blancos. Si los blancos tuvieran tamarindo, entonces los negros serían blancos. Y eso no puede ser.
+Hay muchas frutas que son de negros. Dios les dio a los negros la tierra caliente y las frutas, porque Dios tiene predilección por los negros; eso es evidente. A los blancos los puso en tierras frías, para que se resfríen, pero ellos inventaron la aspirina y las cobijas de lana. El níspero y el mamey son frutas de negros. Y el zapote también. Lo que pasa es que a los blancos siempre les ha gustado comerse la comida de los negros. Y la música de los negros. Y los bailes de los negros. Y las negras de los negros.
+Sigamos: mi negra se emperejila, se emperespeja, se aliña,
+con alhucema y albahaca, con cidrón y toronjil,
+con lavanda, con canela, con loción y con anís.
+Mi negra tiene un meneo que no cabe por la calle,
+mueve el tacón y la punta del zapato y ese baile
+derrama tantas fragancias que no caben en el aire.
+Mi negra es alta y esbelta, muy lucida y bien plantada,
+su cuello es tan largo que anda su cabeza por el aire.
+El donaire de mi negra no cabe en ninguna parte.
+Mi negra tiene ojos blancos, dientes blancos, calzones blancos,
+calzones en diminutivo, calzoncitos, prendas íntimas…
+Yo no sé qué tienen de íntimas, si anda mostrándolas por todos lados.
+Cuando mi negra se desnuda queda completamente desnuda,
+no como las blancas, que aunque se desnuden siempre tienen algo que las cubre, aunque sea un concepto.
+Mi negra no tiene conceptos, ella nació y se crió desnuda,
+y por lo tanto no se puede vestir completamente,
+porque mientras más se viste más desnuda queda.
+Mi negra se aceita el codo, se pule el pelo, acicala,
+se emperimbomba, se tiñe, se sahúma, se apercala,
+se va de rumba y regresa cuando está la noche alta.
+Yo no sufro por mi negra. ¡Cómo me alegra mirarla!
+Mi negra camina en versos de cuatro o cinco tonadas,
+su habla es un canto largo, con las palabras cortadas.
+Mi negra es dulce por fuera. Por dentro yo no sé nada.
+Por dentro mi negra tiene alguna cosa guardada.
+Agüita de manzanilla,
+tisana de ron y eneldo,
+la raíz del limoncillo
+y un manojito de espliego.
+El aire huele a linaza
+con astillas de canela.
+Con alheña y con azúmbar
+viene pintada mi negra.
+Pintada no es la palabra,
+viene más azul que negra,
+como esculpida en el aire
+durísimo de la piedra!
+(De 12 poetas nadaístas de los últimos días)
+A vosotros, los que en este momento estáis agonizando en todo el mundo:
+Os aviso que mañana no habrá desayuno para vosotros.
+Vuestra taza permanecerá quieta en el aparador como un gato sin amo,
+Mirando la eternidad con su ojo esmaltado.
+Vengo de parte de la Muerte para avisaros que vayáis preparando vuestras ocultas descomposiciones:
+Todos vuestros problemas van a ser resueltos dentro de poco,
+Y ya, ciertamente, no tendréis nada de qué quejaros, ¡oh príncipes deteriorados y próximos al polvo!
+Vuestros vecinos ya no os molestarán más con sus visitas inoportunas,
+Pues ahora los visitantes vais a ser vosotros, ¡y de qué reino misterioso y lento!
+Ya no os acosarán más vuestras deudas, ni os trasnocharán vuestras dudas e incertidumbres,
+Pues ahora sí que vais a dormir, ¡y de qué modo!
+Ahora vuestros amigos ya no podrán perjudicaros más, ¡oh afortunados a quienes el conocimiento deshereda!
+Ni habrá nadie que os pueda imponer una disciplina que os hacía rabiar, ¡oh disciplinados y pacíficos habitantes de vuestro agujero!
+Por todo esto vengo a avisaros que se abrirá una [nueva época para vosotros
+En el subterráneo corazón del mundo, adonde seréis llevados solemnemente
+Para escuchar las palpitaciones de la materia.
+A vuestro alrededor veo a muchos que os quieren ayudar a bien morir,
+Y que nunca, sin embargo, os quisieron ayudar a bien vivir.
+Pero vosotros ya no estáis para hacer caso de nadie,
+Porque os encontráis sumergidos en vosotros mismos como nunca antes lo estuvierais,
+Pues al fin os ha sido dado poder reposar en vosotros,
+En vuestra más recóndita intimidad, donde nadie puede entrar a perturbaros.
+Vuestro suceso, no por sabido es menos inesperado,
+Y para algunos de vosotros demasiado cruel, como no lo merecíais,
+Mas nadie os dará consolación y disculpas.
+De ahora en adelante vosotros mismos tendréis que hacer vuestro lecho,
+Quedaréis definitivamente solos y ya no tendréis ayuda, para bien o para mal.
+Os ha llegado vuestro turno, ¡oh maravillosos ofendidos en la quietud de vuestra aristocrática fealdad!
+Tanto que os reísteis en este mundo, mas ahora sí que vais a poder reír a todo lo largo de vuestra boca,
+¡Oh prestos a soltar la carcajada final, la que nunca se borra!
+Yo os aviso que no tendréis que pagar más tributo, y que desde este momento quedáis exentos de todas vuestras obligaciones.
+¡Oh próximos libertos, cómo vais a holgar ahora sin medida y sin freno!
+Ahora os vais a entregar a la desenfrenada locura de vuestro esparcimiento,
+No, ciertamente, como os revolcabais en el revuelto lecho de vuestros amantes,
+Sino que ahora seréis vosotros mismos vuestro más tierno amante,
+¡Sin hastío ni remordimiento.
+Apurad vuestro último trago de agua y despedíos de vuestros parientes, porque vais a celebrar el secreto concilio
+En donde seréis elegidos para presidir vuestra propia desintegración y vuestra ruina definitiva.
+Ahora sí que os podréis jactar de no ser como los demás, pues seréis únicos en vuestra inflada podredumbre.
+¡Ahora sí que podréis hacer alarde de vuestra presencia! Yo os aviso
+Que mañana estrenaréis vestido y casa, y tendréis otros compañeros más sinceros y laboriosos,
+Que trabajarán acuciosamente día y noche para limpiar vuestros huesos.
+Oh vosotros, que aspiráis a otra vida porque no os amañasteis en esta:
+Yo os aviso que vuestra resurrección va a estar un poco difícil,
+Porque vuestros herederos os enterrarán tan hondo,
+Que no alcanzaréis a salir a tiempo para el Juicio Final.
+(De 12 poetas nadaístas de los últimos días)
+ELMO VALENCIA (Cali, 10 de enero de 1926 – Cali, 12 de septiembre de 2017)
+Fue la carcajada batiente del nadaísmo. Murió de 91 años, en el ancianato de San Miguel, en Cali, con la palabra «nadaísmo» en los labios. Había nacido en 1926. Viajó a los Estados Unidos como perseguido político, según dijo, a estudiar Ingeniería Electrónica, según dijo. Porque nunca pudo, siquiera, arreglar el radio de casa. Convivió con la generación Beatnik, según dijo, y regresó en 1960, portador de unos textos que al publicar en Esquirla, el suplemento de los nadaístas, se granjeó la admiración y el asombro del movimiento en pleno. «Lo que nos tiene absolutamente en el deslumbramiento es Elmo Valencia. ¿Qué bendito Dios parió tan endemoniado genio? ¿Cuántas patas tiene? ¿Camina como nosotros los humanos? Díganle que Gonzalo Arango y sus amigos le enviamos cuarenta pares de abrazos», nos escribía desde Medellín el profeta. Esos textos hacían parte de La ciudad de los gatos, que él consideraba iba a ser la novela del siglo, pero la dejó hundir en el olvido porque pensó que Colombia no estaba preparada para entenderla y disfrutarla. Se dedicó a escribir en cambio unos cuentos cargados de imaginación y ternura, que fue publicando en los magazines literarios capitalinos, y fueron recogidos con el título del mejor de ellos, El universo humano. Con su risa estentórea celebraba sus propios chistes, por cierto bastante brillantes. Viajó con una comitiva de jóvenes nadaístas, entre ellos Patricia Ariza, Dina Merlini, Helenita Restepo, Herlinda, Iván Rodríguez y otro par de jóvenes aventureros a tomar posesión e instalarse en una isla perdida en el Pacífico, enfrente de Tumaco, la que bautizaron Islanada, como se llamó su posterior novela con la crónica del fracaso. Su propósito era aislarse de la civilización occidental, como diez años después buscarían hacerlo los hippies. En esa aventura se encontró en la playa con un poeta monje norteamericano que sería Gary Snyder, según dijo, quien le enseñó los rudimentos del Zen. Al regresar a Cali propuso la fundación del Nadaísmo Zen, que entusiasmó en un principio. En 1965 viajó a Cuba como jurado del Premio Casa de las Américas, donde se reencontró con Allen Ginsberg, líder de la Beat generation. De ese viaje quedaron sus crónicas «Un nadaísta en Praga» y «Un nadaísta en París». Vivía en un pequeño apartamento que sirvió de refugio a todos aquellos que iban haciendo el camino. Sobre las escaleras que conducían a su cuarto encontró una mañana durmiendo a un niño de unos 8 años, seguramente de procedencia campesina, a quien adoptó como Luis Ernesto Valencia y Gonzalo Arango apodaría “el gigoló de los dioses”, quien en la poesía hizo su propio camino. Con la novela Islanada ganó el Premio Nadaísta de Novela en 1967. Luego escribió una novela que también perdió, Bugambilia. Y finalmente El cielo de París, de la cual circularon unos pocos ejemplares pues, por descuido, publicó el borrador.
+Obras: Islanada. El universo humano, Cuentos nadaístas, 7 poetas nadaístas, El cielo de París, Culo de botella.
+He vomitado todos los gatos. ¿Verdad Joyce? ¿Verdad Kafka?
+A propósito, Joyce, ¿no es verdad que escribiste «Finnegan’s Wake» con la cola de un gato masoquista? En cuanto a «Ulises» creo que fue con las uñas. El último monólogo saca semen y sangre.
+Hay gatos más hermosos que «La Polonesa» o el «Guernica» de Picasso.
+Más importantes que el «Rerum Novarum» o la conferencia que sobre desarme nuclear habrá de sostenerse en Marte. Conste que ningún país latinoamericano ha sido invitado, no por falta de bombas, sino por falta de frac.
+A Dalí no le voy a permitir la entrada a este poema-pasaporte hasta que no asesine un ángel por la espalda. Y ya es tiempo de que vayamos quemando ese Cristo que colgó en el Metropolitan Museum of Art para engañar millonarios.
+Ni tampoco a Neruda, hasta que no deje de pertenecer al Partido Comunista. Es que no quiero que vaya a tener que suicidarse como Maiacovski. Tengo una carta donde Orozco, Niemeyer, Louis Aragon, André Bretón, Arthur Miller, Jacques Prévert, Auden, Spender, Kenneth Fearing, Muriel Rukeiser, Cardoza y Aragón y Zalamea me respaldan en este sentido. Una hermosa carta táctica, invisible. Me la trajo una paloma que llevaba las tripas afuera. Si las orugas y los conejos verdes pudieran escribir, también me enviarían un mensaje respaldando mi actitud.
+También le voy a negar la entrada a Paul Claudel por su conversión al catolicismo. Estos poetas como que no se han dado cuenta de que lo que hay que hacer es renegar de todo. Del cielo y de la tierra, de los ataúdes y de las salas-cunas, del piojo y de Dante, de Goethe y de la diarrea.
+En cuanto a Bertolt Brecht solamente me voy a permitir traducir del inglés (una lengua más horrorosa que la alemana que es su madre) los siguientes versos:
+«Yo, Bertolt Brecht, hago amistad con el pueblo. Y llevo sobre mi cabeza una corona de laureles como otros la llevan. Y digo: Qué animales tan despreciables. Y vuelvo y digo: No importa, yo también lo soy».
+Pero luego el poeta cambió de parecer y empezó a hacer un teatro, no ya para mis gatos, sino para ese pueblo estúpido sobre el cual hay que dejar caer todas las pirámides, todos los trastos viejos, todos los tarros de basura, los elefantes decadentes y hasta esas represas que Mao Tse Tung está haciendo con ovarios de araña en la China Roja.
+Espero que los gusanos que se comieron a Bert Brecht sean más sinceros.
+He vomitado todos los gatos. ¿Verdad Husserl? ¿Verdad Hartmann?
+A propósito Husserl, ¿en esa segunda reducción fenomenológica que haces no sería más apropiado verter unas cuantas gotas de permanganato? La sangre de gato no sirve porque es melosa y entonces a tu método le caería tal cantidad de moscas que infectaría todo el pensamiento europeo y tendría que guardar cama la filosofía moderna.
+En cuanto a ti, Hartmann, te diré que el problema ontológico de las gatas estériles es el que más trabajo me ha costado resolver. No sirven ni las ecuaciones tridimensionales ni las cuatridimensionales. Creo que lo mejor que puedo hacer es guardarlas a todas en una refrigeradora de bolsillo. Hartmann. Gatas estériles. El problema ontológico. ¿Dónde habrá veneno? Si vendieran balas de durazno me metería unas cuantas por los codos.
+He vomitado todos los gatos con el mínimo quantum de 6.55 x 10-27 elmos segundo. Pero no de cualquier manera, sino irrespetando las leyes físicas de la conservación de la materia. ¡Qué Campo Gravitacional, ni qué Campo Electromagnético! Lo que hay que hacer con estos dos ladrones es crucificarlos.
+Cratillo, el primer maestro de Platón decía: «Veis allá la luna? Pues bien, la habéis visto; era la luna, pero ahora ya no es la luna que habéis visto; es otra… y esa otra luna que estáis viendo, pensáis que aún es la misma otra? No, ya es OTRA otra».
+Yo me pregunto: ¿Habré dejado de ser? ¿Quién era? ¿Seré un gato?
+Todos los días quedamos reducidos a la última expresión en la mente de un sofista. Mañana probablemente no seré el Gato, sino la aguja de Cleopatra, el coxis de Homero, la dentadura cariada de Sócrates o el pene de San Agustín.
+Estoy pensando si a Anaximandro de Mileto le quitarán el «Apeiron» y le darán un huevo. ¿Y qué le quitarán a Zoroastro, a Zaratustra y a Tristán Tzara?
+Hegel y Bertrand Russell afirman que toda descomposición pertenece a la Metafísica de Heráclito. ¿Pero realmente somos un flujo perpetuo? ¿O un símbolo en la tetilla de otro desgraciado?
+El electrón es una hermosa fantasía que Walt Disney debiera filmar con película albina. Es un ángel caído del cielo del átomo a los anillos invisibles de la nada.
+Y el protón y el masón y el elmotrón son los espías universales de la Materia, que pronto serán llevados a la guillotina.
+Invito a William James, el filósofo que ha ayudado a confirmar mis dudas sobre ciertas entidades; a Segret, el físico que nos ha entregado al sapo y a mí el refugio de la antimateria; a todos los obreros que se ganan la vida atornillando muñecas de trapo; a los cardenales, como también a todas las putas que viven dopadas, a que vengan a mi mesa rodeada de gatos, para poder contarles entre sorbos de tristeza; que la vida es un error y una continua perdedera de tiempo.
+Mis gatos no van a Delfos, ni asisten a esas cosas raras que hacen en el Vaticano, ni les importa si Fátima va a fútbol o no va, si a Lutero le gustan las monjas, ni si Sor Inés las prefiere rubias, ni escarban las tumbas de los faraones embalsamados. ¿Qué consuelo puede ofrecer un mate de arroz cocinado por esclavos? Ni se vuelven marxistas, ni les da por estudiar ginecología, ni leen a Maritain, ni compran acciones en una fábrica de fetos.
+Mefistófeles me ha dicho que la ciencia va a subir de precio. Está cansado de tener que ver con tanto loco. Lo siento por Fausto, viejo engañado, y por los jóvenes que quieren leer a Bohr y a Nostradamus junto a las viejas calaveras.
+Si Protágoras los viera se reiría a carcajadas y les diría: ¿Véis esos gatos que el poeta ha vomitado radioactivamente con el mínimo quantum de 6.55 x 10-27 elmos segundos? Pues vedlos bien porque no existen en sí, sino en vuestras mentes depravadas. No busquéis la cosa en sí, sino en la formación del pensamiento. Y agregaría: «El hombre es el parámetro de todas las cosas; de las que son mientras son, y de las que no son mientras no son».
+Lo siento por los jóvenes que quieren doctorarse en Magia Negra; que se enamoran de las gonorreas, pero que se olvidan de la vida; que inventan servomecanismos para poder viajar a la estrella más lejana, pero se olvidan dónde queda el orinal; construyen alas ortopédicas para poder volar hasta las más perdidas quinta-esencias, pero que no pueden elaborar ni siquiera un triste callo; diseñan máquinas de hacer pus, pero se olvidan de ponerlas en funcionamiento; disparan cohetes a la luna, mientras dejan que los perros se sigan muriendo de hidrofobia.
+La Esfinge me ha manifestado que para poder viajar a la «Ciudad de los Gatos» hay que treparse encima de un fotón. Los aviones aerodinámicos solamente se hicieron para los gorilas. De modo que por favor Einstein, préstame tu paracaídas.
+Y tú, estatua infeliz, ¿por qué no hablas? ¿Quién fue el artista que te cortó la lengua? ¿Eres acaso la Mentira? ¿La Muerte? ¿La Democracia? ¿o la Justicia, que cansada de recoger colillas se durmió meando?
+Fidias, ¡pégate un tiro!
+Y tú Praxíteles, no te abras tanto de patas. Lo más que puedes hacer de esa piedra es un dios. ¿Y un dios para qué? ¿Por qué no tallas mejor una rata que sepa recitar versos de Goethe?
+Ahora si no puedes, agarra un cuchillo y esculpe sobre mi propia carne un monstruo.
+Desde mi poema-pasaporte les grito a todos los profetas que mis gatos no necesitan salvación. Tal vez mi ojo derecho o mi vesícula, pero no mis gatos.
+Mientras las rosas se sigan pudriendo; y nazcan niños con los ojos torcidos; y los buques se hundan de cansancio; y los burros se mueran de tristeza; y a las poetisas se le sigan cayendo los dientes; y a las abuelas se les arrugue el vientre, no podrá haber alegría ni amor entre mis gatos.
+Ese es Nueva York. ¿Lo ve? ¿Lo está viendo? ¿Quiere volverlo a ver? ¿Está seguro? Véalo. No se fatigue. ¿Lo vió? No creo que lo haya visto. ¿Será que tiene los ojos llenos de peces? Ese es N.Y. Acérquese. No tanto. Párese bien. Sobre sus dos sueños. ¡Qué sueños tan hermosos! ¿Pero para qué sirven los sueños? Párese bien. El cabello, los cabellos, toda esa mata de pelo celeste, apártela, métasela en la boca, escóndala, haga algo, alce la cara, estire los brazos, llore, porque ese, es New-York.
+Ese es Nueva York (Nueva York es la mujer que tiene las piernas más largas y flacas del mundo. Lo digo porque en verano todas las tardes me iba a Rockefeller Center a mirarla de abajo hacia arriba).
+Lo está viendo. Muchos lo han visto. No sé por qué lo han visto. Muchos. ¿Se necesitan muchos para verlo? ¿Y cuántos se necesitan para verlo a uno? A uno que no es N.Y. Que no es porcelana. Que no es un espejo. Ni un grano de arroz. Ni de azúcar. Tengo la boca hecha miel. ¿Fuma? ¿Cuántos hombres se necesitan para traer otro hombre al mundo? ¿Y cuántos para enterrarlo? ¿Hay alguna relación entre el ataúd y el útero? ¿Cuál se pudre primero? No sé. ¿Por qué me pregunto? ¿Por qué me pregunto y vuelvo y me pregunto, como si solamente yo pudiera tener la clave de todos los secretos?
+Ese es Nueva York. Véalo de nuevo. Mírelo. ¿Lo vio? Así no. Encarame más la sangre. Suba la escalera de la felicidad. Más. Más. Más. Usted como que no me entiende. No sé por qué nadie me entiende. Baje de la escalera. ¿Ahora por qué me entiende? No llore. El que debe llorar soy yo pero no puedo. Digo, no me dejan. Antes me dejaban; cuando no sabía llorar. Ahora que he aprendido bastante no me dejan. ¿Quién no me deja? Verdad. ¿Quién no me deja? Todo es inútil. Lo mejor es seguir mirando. Aunque no veamos nada. Pero ese es N-Y. ¿Lo ve? ¿Lo está viendo?
+Ese es Nueva York (Nueva York se escribe con K a lo último. Recuerde, con K a lo último). Mírelo bien. Más. Un poco menos. No tanto. Se pasó. Trate de nuevo. Duele, ¿no es cierto?
+Ese es Nueva York. Qué hacemos. Digo, ¿lo vio? No hagamos nada. Miremos. Miramos solamente lo que hay que mirar. No todo es digno. Pero miremos, no importa. Miremos. No importa. ¿Cuántos dedos tiene su mano? Es muy importante que me diga cuántos dedos tiene su mano. Cada dedo es un universo. Y en cada universo hay miles de estrellas. Si tiene seis, ¿podría regalarme uno? Miremos. Es mejor mirar. Mirar lo que no se deja mirar. ¡Cuándo llegará ese día en que ya no podamos mirar! Miremos mientras tanto. Mientras llega ese día. ¿Pero es que ese día llegará?
+Ese es Nueva York. ¿Quiere palparlo? Deme su mano. ¿Qué siente? ¿Nada? Falta poco para llegar. ¿Y si no llegamos? Ojalá no lleguemos. ¿Qué vamos a hacer cuando lleguemos? Ese es Nueva York. Este barco no anda. Falta lo que jamás nos debiera de faltar. Las distancias carcomen, muelen. Siempre las mismas distancias. Las mismas separaciones. Un paso, dos pasos, mil años luz. Los besos son escasos. He viajado infatigablemente.
+Menos de lo debido. ¿Cuándo podré hacerlo más de lo debido? ¿Cuándo acabará esta fatiga? ¿Cuándo? El mar está triste. No sé por qué se pone triste si tiene tantos peces. Son los peces los que debieran estar tristes, pero no lo están. No he podido explicarme estas cosas. Cosas que no valen la pena, pero que valen. Nadie ha podido explicármelas. Si alguien me las hubiera explicado probablemente el mundo ya se hubiera ahogado en una lágrima. En una de mis lágrimas. ¿Cuántas me quedan todavía? Tengo que contarlas, no ve que ese es New York? Siempre hay que tener una reserva para los momentos más críticos. Yo conocí un hombre que se hizo millonario vendiendo lágrimas de Hollywood.
+Tal vez hemos llorado demasiado desde muy pequeños. ¡El mar! El mar está hecho de millones y millones de lágrimas. Toda la raza humana ha llorado y los árboles y las bestias. Lloró el mamut, llora el molusco, lloró Homero, lloramos nosotros, también llorarán los astronautas, los hombres del futuro, las serpientes, la amiba, el gusano de seda, el escorpión y el caracol marino. Estamos navegando sobre sal humana.
+Si fuera anzuelo me tiraría a este mar, a estas lágrimas. Pero no lo soy. No sé por qué no lo soy. Quisiera serlo. ¿Serlo? Pero qué mal le he hecho al mundo. ¿Mundo? Hablemos del mundo. El mundo no es para hablar de él sino para absorberlo. Tal vez por esto es que hemos venido a Nueva York. El mar. Anzuelo. Quién mata a quién. Quién se come a quién. Quién pesca a quién. Ni el mar de los ahogados me resistiría como anzuelo. Pero no importa, ese es New York. Un puerto salado. Bien salado. Bastante salado. Salado hasta Harlem. Hasta más allá de Harlem si se quiere. Harlem-sangre-negra-salada-122-jazz-El Apolo-coca-prostituta-Sammy-Davis-Júnior ¿What chu sei?
+Ese es Nueva York. ¿Qué tal? Oh, me olvidaba de su mano. Creía que era la mía. ¿Es que yo todavía sigo teniendo manos? Creí que las había dejado en cualquier parte. En el último hotel. En el último abrazo. En las últimas caricias. Las manos son fáciles de olvidar. Las podemos dejar olvidadas encima del bar, encima de una mesa desoladas como un par de guantes. Hay veces en que no me las aguanto y quisiera tirarlas desde lo alto de un edificio. Mi mano. Su mano. Creí que era la suya. Creí que era la mía. Casi la muerdo. ¿Hubiera gritado? Deje que yo grite por usted. Me gusta gritar. Mi mano alargada. Su mano también alargada. ¿Para qué las alargamos tanto? ¿Qué tanto podremos alcanzar? Todo lo que nos pueden dar es una gota de sangre; ya ni siquiera dan monedas. Siento su roce. A veces me muerdo la mano cuando estoy solo, para darme cuenta de que existo. Y tengo que morderme bien duro para gritar que sí existo, que vivo. Si me mordiera otra parte del cuerpo no aguantaría el dolor. Una amiga mía en el colmo de la desesperación se mordió el corazón. Al otro día tuvieron que aventarla al mar. Muerta era de la única manera que podía vivir. Ojalá fuera manzana para morderme eternamente. Mi cuerpo de fruta no tiene nada. Al menos usted es esa fruta prohibida. No la deje podrir.
+Ese es Nueva York. ¿Lo ve? ¿Lo está viendo? Deme su mano. ¿Es la misma? Creo que la mía no es la misma. Siento que me estoy secando. ¿Tiene un fósforo? Veamos. ¿Hasta dónde llegarán las llamas? ¿Si llegarán hasta el cielo? Pobre cielo, ya perdió las esperanzas de erigirme una estatua. Todos necesitamos una estatua. Una estatua desde la cual podamos conversar con la soledad, con nadie, con ninguno. Si tuviera dinero me compraría la mía desde ahora, una que sea bien hueca por dentro.
+Ese es Nueva York. Yo no lo veo. Se me ha olvidado cómo se puede ver. Ver un fósforo, un dromedario pisando un fósforo. Un fósforo dejándose pisar. Ver nada. Ver lo que no se puede ver. Antes podía verme el estómago. Pero ahora veo un bus y creo que es un labio, veo una máquina de hacer fusiles y creo que es un astrolabio, veo una coca-cola y creo que es el amor en botella. Ahora ya no me afeito porque en los espejos me veo sin cara. La luz pudre los ojos. Pero ese es N-Y. ¿Lo está viendo? Creo que este barco no anda. Me sigo olvidando de su mano. ¿Qué haría su mano sin su cuerpo? ¿Su mano sin su mano? ¿Sin la mía? ¿Sin la de todos? Toda sensación ha desaparecido. Las sensaciones solamente sirven cuando están húmedas. El sistema nervioso se molesta cuando no lo frotamos. Cambiemos de táctica. Las batallas se ganan cambiando de posición continuamente.
+Entramos al mundo de la fantasía. Seamos abejas en un panal de leche. Rocemos nuestros hombros. Nuestros pequeños hombros náuticos. No es lo mismo. Veamos, retire su mano. Ese es New York. Démela de nuevo. ¿No sintió un moscardón? Ahora está más fresca. Siento venir un murmullo de yeguas gigantes. Retírela. Démela. La piel. El hueso. La carne. La rosa. El polen. El polvo.
+Ese es Nueva York. ¿No es mejor que nos devolvamos? Devolvernos, ¿a dónde? ¿A otro Nueva-York? Cada molécula tiene su Nueva-York. Sus sesiones de jazz. Sus bailarinas. Sus payasos. Sus leones amaestrados. Sus basket-ball-istas. El universo es un Nueva-York grande. Pero bastante grande. Bueno, no importa lo grande que sea, pero es grande. Lo importante es que sea grande. Bastante grande. Es lo importante. Su mano. Mi pierna. ¿Pero es que tengo pierna? Mi pierna velludamente pierna. Pierna mástil. Pierna caoba. Pierna 3. Pierna luna. Pierna por pierna igual pierna. Su mano de lienzo almidonado. Démela. He dicho que su mano, no su oreja. He dicho que su oreja, no su cuello. He dicho que su cuello, no su pómulo. He dicho que su pómulo, no su boca. Por la boca se llega al desastre. Este barco no anda. Ese es New-York. La piel se me está llenando de neón. No tiemble. ¿Cómo se llama? Mejor que no se llame. El nombre aburre. Mi perro quiso ahogarse una tarde porque le puse Homero. Y Cleopatra, una de las cobras que vigilan mi huerto, cree que todo sapo es Marco Antonio. El nombre no vale nada. Lo que vale son los zapatos que llevamos puestos. Yo me llamo Ceniza, ¿y por esto soy alguien?
+Ese es Nueva York. Ese. (No importa que no sea ese. Ojalá no lo sea. El verbo ser no soluciona nada. Nunca ha solucionado algo. Pero ese es N-Y. ¿Quiere verlo? ¿Por qué no quiere verlo? Una mano. Dos manos. Dos manos metidas en un florero y el mundo siguiendo como si nada. Como si nada pasara entre usted y yo, entre el niño y el abecedario, entre la imagen y el poeta. Este barco no anda. Si anda deja de andar. Es un esqueleto con huesos de harapos. Ni siquiera sabe encallar. Navega porque sí. Porque no sabe navegar. Porque nos lleva y nos deja y nos deja y nos lleva. Si se hunde inmediatamente flota. Si flota se hunde no hundiéndose. Este barco es la porquería del siglo. Y este mar es un bidet. ¿Será ese Nueva Yor? Perdón, se me estaba quedando la K (Nueva York se escribe con K a lo último. Recuerde, con K a lo último).
+Este barco no anda. No nada. No todo. No es barco. Voy a ver si es barco. No voy a ver. ¿Por qué tengo que ver si es un barco? ¿Y si es? Pero no anda, ¿o anda? Pero ese es New York. ¿Y N-Y anda? No. N-Y es así. Me gusta porque es así. No anda. Es así. Todos somos así. ¿Cómo? Así. Esto no anda. Qué bello es ser así. Así fué así. Así era así. Así soy así. Así seré así. No hay como ser así. Esto no anda. Sera así y no ser de otro modo. Para una bicicleta no hay como seguir siendo bicicleta. Solamente pueden ser de otro modo los que no pueden ser así. Nueva York siempre ha sido así. ¿Morirá así? Todos morimos así. ¿Cómo? Así. ¿Pero es que nosotros tenemos que morirnos? ¿Por qué? ¿Quién dijo? Creo que aquí hay un error. Esto es una trampa. Alguien la puso. Creen que somos ratas. Alguien la puso. Quieren burlarse de nosotros. Todo porque este barco no anda. Adonde está la libertad. El que puso la trampa debe de estar cerca de nosotros. Escondido. Bien escondido. ¿Qué me pongo a hacer si lo encuentro? Ojalá siga escondido. No hay como estar escondido cerca de nosotros. Más bien creo que el que puso la trampa se fue. Se fue con la trampa. ¿Entonces la puso? No sé. Pero siguen creyendo que somos ratas. ¿No será que somos? ¿No será que ya hemos dejado de ser así?
+Este barco no anda. ¿Usted qué dice? Mejor no diga nada. Qué va a decir si este barco no anda. El tiempo se nos está acabando. ¿Pero es que hay algo que se acaba y que se llama tiempo? Siempre es que hay mucho que aprender. Antes me volvía viejo, ahora me estoy volviendo muerto. Ahora han sacado a relucir esa cosa que se llama tiempo. ¿Qué forma tiene? ¿Cómo viste? ¿Qué hace? ¿Cuál es su hobby? Mi reloj no cree en esa tontería. Mi reloj sólo cree que existe y nada más. Ni siquiera se ha preocupado por su sexo.
+Ese es Nueva York y este barco no anda. ¿Todavía no lo ha visto? No hay como no ver nada o verlo todo. Y su mano. ¿Qué hay de su mano? Usted es una desconocida y yo soy otro desconocido. Somos dos desconocidos. ¿Qué va a hacer el mundo con dos desconocidos viajando en un barco que no anda? ¿Qué dirá su cerebro cuando sienta mi mano en su no-mano? ¡Qué dirá su mano cuando ya no pueda sentir su propio hueso duro? ¿Qué dirán mis huesos? Mis cuencas, mis uñas alargadas, mis dedos sin venas, mi pelo grasoso, ¿qué dirán, qué dirán si por acaso se les ocurre decir algo? Somos dos sombras, dos desconocidos. Siempre soñé con ser el desconocido, el extraño que viaja sin motivo, sin ruta, sin brújula, en un barco que no anda. El otro, el que no alcanza a divisarse. El que ya se fue. O el que no habiéndose ido sigue no estando en mí. Siempre soñé. Siempre.
+Ese es Nueva-York. ¿Seguimos no haciendo? ¿Seguimos como antes? ¿Como siempre hemos seguido? ¿Seguimos? ¿Simulamos? ¿Nos seguimos engañando? Este barco no anda porque no tiene amor. Esto lo digo para salir del paso. Siempre me ha gustado salir del paso, de la manera más fácil. Porque no hay cómo salir; pero no de cualquier manera sino de la manera más fácil. Así. Casi como si nada. Simplemente salir. Salir por donde no lo vean a uno. Por la piel de los objetos, por las aristas más alejadas. O salir de una vez por los poros. No importa, salir totalmente, vitalmente. Salir de la manera más fácil. Salir del paso. Pero si este barco no anda ¿cómo vamos a salir del paso? ¿Cómo? Este barco no anda porque no tiene amor.
+Este barco, este barco, este barconoanda. Nunca ha andado. Jamás andará. Pero ese es Nueva York. ¿Lo ve? ¿Lo está viendo? ¿Quiere palparlo? Deme su mano. Es un monstruo velludo, ¿no es verdad? No le toque la cola. Todos tenemos cola. Digo teníamos. Es lo mismo. Me sentiría mejor si la tuviera. Me colgaría de una estrella. No tiemble. ¿Usted es hombre o es mujer? No responda. No me diga nada. Lo mismo me da que sea hombre o mujer. Su mano está volando hasta un color violeta. No quiere la soledad. ¡¡No nos quiere!! ¡Allá va! Parece un tallo de luz maravillosa. Un monoplano de hueso. Una flor pálida. Un pez sin ojos. Un beso lleno de escamas amarillas. ¡Allá va! Estoy equivocado. Ese es un buitre. Mi mano. Mi mano sin su mano se avergüenza de ser mano. No llore. Ese es N-Y. Por favor guarde esa lágrima antes de que empiecen a flotar cadáveres de lunas asesinadas por decadentes y borrachos.
+Ese como que no es Nueva York. Sí es. No es. Malditos ojos llenos de neblina podrida. ¿Oye esa música? Óigala nuevamente. ¿Verdad que es música? ¿La está oyendo? Dígame. ¿La está oyendo? Me parece que es música. Me parece y no me parece. ¿Es? ¿Qué me pongo a hacer si esa música no es música? Viene de Nueva York. ¿No la ve que viene de N-Y? Deme nuevamente su mano. ¿No la tiene? ¿Cuántas manos tiene? ¿Cuántas le quedan? ¿Cuántos somos? ¿Qué hacemos aquí? Este barco no anda. No anda. Algo anda mal. Todo anda mal. Y todo apenas es un poco. Peor. Más mal anda esto. No importa. Haga un esfuerzo y deme su mano. ¿Qué siente? ¿Nada? ¡Qué horror! ¡Debo estar muerto! No creo que sea posible. ¿Qué se hizo la ley de la conservación de la materia? ¿Muerto yo? El amor no puede dejarme morir en medio de un viaje. En medio de la bruma. El amor. ¿Cuál amor? En todo caso ese es New-York. ¿Y la música? ¿Qué se hizo la música? Ese es Nueva York, (Nueva York es la mujer que tiene las piernas más largas y flacas del mundo, Nueva York se escribe con K, Nueva York se acuesta con todo el mundo). ¿Oyes la música? Allí viene vestida de saxofón.
+Acerquémonos más. Traguémonos la bruma, los barcos anclados, los muelles, la marinería, el contrabando, la carga de opio, los puentes, los taxis, la NCB, Radio City, el Browry, la 14, Broadway, Times Square, los homosexuales de la 42, Madison Avenue, la Quinta Avenida, Jack Dempsey Restaurant, el Central Park, el Metropolitan Museum of Art, el Copacabana, traguémonos todo, si es posible toda la isla de Manhattan, con tal de que podamos saludar esta música que viene vestida de saxofón.
+Pero este barco no anda. Acerquémonos más. Unámonos. No conozco tu cara. Mejor, no conocerás la mía. Mirémonos en el agua. El agua no quiere que la miren. Está triste. ¿Será que ha perdido a su amante? Otra vez la música. ¿Será Guillespie? No importa, sigue, tocando Guillespie. Go man, go. Go crazy. Go. Pero puede que sea Armstrong. O el Duke. Puede también que ninguno de estos sea. Puede que sea yo. Yo y mi trompeta de seda flotando en el viento de los limones sin semilla. Pero puede que no sepa tocar. Y aunque sepa no quiero tocar. La música viene de todas partes. ¿Adónde queda el cielo? ¿Pero es que todavía el cielo queda? La música viene de la Caja de Pandora. Creo que George Shearing, ¿no oye el piano? Un piano sin teclas es como una reina sin dientes. Yo también tengo un piano. ¡Óyelo! ¡Óyelo como suena! Deme su mano. Es un piano sin teclas. ¡No toques más Shearing, óyeme a mí! Ese es Nueva-York. Está lleno de música. Ese es Greenwich Village. Es suyo. Yo me quedo. Mi canción siempre vendrá de un piano sin teclas. ¡Este barco jamás andará!
+Al abrir las puertas de la percepción
+en lugar de entrar un ángel entró un lagarto
+y le tatuó el alma a Jim Morrison.
+Con el alma tatuada amó a Nico, la de la voz vaginal,
+y cubrió de oro el cuerpo desnudo de Pamela.
+Sobre ese cuerpo escribió sus poemas
+después de una temporada infernal.
+Paraísos artificiales de copulaciones nocturnas
+le dieron fama de ser el niño bonito de la música solar.
+Su corazón que era la carátula de su último disco grabado en París
+se detuvo cuando perfumaba su cuerpo en la tina del hotel donde se alojaba.
+La muerte después de mirarse el rostro en el agua lo besa y se lo lleva
+porque aunque no es homosexual la muerte también se enamora
+de los hombres bellos.
+Se lo lleva el 3 de junio de 1971, cuando apenas tenía 27 años
+bien metidos en sus ojos de insecto.
+Miles de mujeres llorando frente al templo del rock deseaban
+tener sexo con el hombre que adoraban aunque ahora fuera cadáver.
+Han pasado muchos años; el mundo sigue en su locura,
+a las chicas de ahora las excitan otros monstruos del rock
+hipodérmicos guerreros de una música metálica y extraña,
+pero Jim Morrison es único. No hay otro igual.
+The Doors se cerraron pero se abrió una tumba
+para recibir el cuerpo del suicida.
+Cuando sus amigos llegaron al cementerio con el féretro,
+un gusano que lo estaba esperando gritó:
+«¡El Rey Lagarto ha muerto! ¡Viva el Rey!».
+Desnudo era un santo con gafas
+canonizado por Yoko Ono,
+su mujer, de senos como melones apocalípticos.
+John los acariciaba con mucha ternura
+mientras le susurraba en el oído
+que todo es una mierda.
+Que la vida se apaga pronto
+como la llama de un fósforo
+y que un asesino andaba suelto
+por las calles de Nueva York
+donde vivían y se amaban.
+Yoko Ono no entendía el mensaje
+que salía de la boca del rockero
+por tener la mente metida
+en un gramo de heroína.
+Pero lo que John quería
+decirle era que presentía
+la pronta llegada de la muerte.
+Cuando sintió la corazonada
+de que había llegado el momento
+de cumplir la cita se dirigió a su casa,
+y allí, en el antejardín
+esperó que el fanático
+de su música le hiciera los disparos
+que acabarían con su vida.
+Hoy, John Lennon,
+es un afiche en mi habitación,
+un mito y un puñado de polvo.
+El mito es lo de menos,
+pero si creemos en la transformación de la materia,
+con el tiempo, de ese puñado de polvo
+brotará la más bella flor de amapola
+que habrá en el universo.
+MARIO RIVERO (Envigado, Antioquia, 1935 – Bogotá, 13 de abril de 2009)
+Era Mario Cataño Restrepo, pero su afición a los tangos le hizo tornarse en Mario Rivero. Por los años 50, con Fausto Cabrera y Gonzalo Arango, eran recitadores de poesía y coronadores de reinas por pueblos de Antioquia. Coincidió en Bogotá con el profeta, que predicaba su recién inventado nadaísmo y quien, deslumbrado con los poemas urbanos que publicaba en Lecturas Dominicales de El Tiempo, lo invitó a sumarse al grupo y participar en la antología 13 poetas nadaístas. Su creación poética representó la más importante renovación del canon reinante, bajo sus influencias confesas de la gran poesía china y norteamericana. Años después Rivero manifestaría su desaprobación a ser considerado un nadaísta más. Fundó la revista Golpe de Dados, dedicada a la difusión de la creación poética del país y del mundo. En 1972 ganó el Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus y en 2001 el Premio Nacional de Poesía José Asunción Silva. Ejerció la crítica pictórica desde la revista Diners.
+Obras: Poemas Urbanos (Bogotá, 1963), Noticiario (1967), Poema con cámara Camirí (1967), Baladas sobre ciertas cosas que no se deben nombrar (1972), Y vivo todavía (1973), Arte y artistas de Colombia (Crítica, 1972), Botero (Crítica, 1973), Rayo (Crítica, 1975), Baladas (Antología, 1980), Manzur (Crítica, 1983), Mis asuntos (1984), Los poemas del invierno (1985), Vuelvo a las calles (1986), Del amor y su huella (1992), Los poemas del invierno (1996), Qué corazón (1998), V Salmos Penitenciales (1999), Porque soy un poeta (Entrevista, 2000), La elegía de las voces (2002), Balada de la gran señora (2004), La balada de los pájaros (2007), Poesía completa 1963-2008 (2009).
+1962
+un día cualquiera.
+Los hombres han puesto en órbita otra cápsula.
+El astronauta dijo que la tierra
+es una bolita azul con tempestades
+y que Tú no estabas ni dentro ni fuera.
+Crece el día.
+El estroncio 90 está en la respiración, está en la luz,
+cae sobre los burros y su carga de flores.
+Crece el día.
+El sol, tu sol, se estira
+en lenguas dulces sobre el campo,
+quema la piel del agua y de los amantes
+y un vaho de fornicación asciende.
+Crece el día.
+Uno no se cansa de estar vivo
+aunque se siga andando la corbata,
+aunque se sienta el tableteo
+de las ametralladoras,
+aunque la muerte caiga engordando la tierra.
+En fin amigo Dios: es 1962
+en todos los almanaques
+y pueblos oscuros siguen envueltos en su fiebre;
+construimos casas y bombarderos
+que tienen extendidas bajo las alas
+las ciudades que no conocemos.
+No tengo más que contarte.
+Estoy solo como un recién llegado.
+Tal vez me compre un elefantito
+para regalarle a alguien
+y aunque Tú no estés ni dentro ni fuera
+te pido desde mis dientes de maíz
+que nadie se vaya en el verano.
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+Nos sentábamos todos los días
+en el mismo sitio.
+Compartíamos versos, cigarrillos,
+Y a veces una novela de aventuras.
+Lanzábamos piedrecillas
+desde el puente, donde almorzaban
+los obreros de la fábrica de vidrio.
+Le decía que la tierra es redonda,
+mi tía bruja y la luna un pedazo de cobre.
+Que un día iría a Nueva York,
+la ciudad abundante en cosas estrambóticas,
+donde los gatos vagabundos
+duermen bajo los automóviles,
+donde hay un millón de mendigos,
+un millón de luces,
+un millón de diamantes.
+Nueva York donde las hormigas
+demoran siglos trepando al Empire State
+y los negros se pasean por Harlem
+vestidos con colores chillones
+que destilan betún en el verano.
+Iría por los restaurantes
+hasta encontrar un cartelito:
+«Se necesita muchacho para lavar los platos.
+No se requiere título universitario».
+A veces comería un sándwich,
+recogería manzanas en California,
+pensaría en ella cuando montara en el elevado
+y le compraría un traje parecido al neón…
+Me iba a besar cuando
+sonó el pito de la fábrica.
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+Entonces
+era verano sobre el tiempo
+y las frutas.
+Los muchachos jugábamos
+al foot-ball
+al bueno y al malo
+en las tardes
+con colores de azafrán
+frente a la fábrica
+donde yo iba a ser hombre.
+No había tantos papeles,
+ascensores, antesalas
+y pájaros asesinados
+entre los edificios.
+La llamaba mi pequeña de arroz
+y la esperaba
+cerca a donde dormían los trenes
+mientras el humo
+como una culebra de plata
+enamoraba el aire
+y se metía en mi nariz
+de animal triste.
+Era un amor de trenzas y overol
+y con pobres palabras.
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+El primer carro lechero
+pita frente a una tienda de comestibles.
+Las palomas despiertan sobre los tejados
+y se confunden con el humo de las chimeneas.
+Otra vez los empleados bancarios
+se abotonan la camisa
+y el último billete que contaron
+se les pega a los dedos al tomar la tostada.
+Todo está húmedo.
+Las hojas nadan en las alcantarillas
+y los hombres que recogen las basuras
+están untados de niebla.
+Este día será igual a todos.
+Los diarios dirán que el mundo
+se acabará dentro de 500 años.
+O que los rusos llegaron a Marte
+y en la página social
+una mujer bella que se casa.
+Rodarán los besos… se harán grandes negocios
+y la tierra orinará petróleo.
+Los hombres jugarán peligrosamente con los niños
+sin más testigos que los zapatos
+como dos vientres de buque.
+La señora X tomará el té con el amigo
+y dirá mientras se arregla el liguero:
+«Mi marido trabaja hoy hasta tarde».
+Y en el cielo, allá arriba, las estrellas
+guiñarán el ojo a los enamorados
+que caminan cogidos de la mano
+sobre los ríos de cemento.
+Y volverá a amanecer sobre los ríos y las palomas.
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+A veces me pregunto qué fue de los amigos
+después de que los días
+han dejado caer su ceniza,
+Los que vivían en las barracas,
+sobre un río, un río sucio, que partía la ciudad
+en dos tajadas de hierba.
+Donde mujeres lentas de grandes pies
+llevan fardos de trapos sobre la cabeza.
+El de la cachucha azul y raída
+que limpiaba telares. Su padre era mecánico
+y él también quería ser mecánico.
+Estoy seguro de que ambos
+continúan comiendo su emparedado cotidiano
+y su único amor son los tornillos.
+El flaco de la bicicleta
+que todos envidiábamos
+porque tenía muchas revistas de Charles Atlas
+y decía que era capaz de levantar cien kilos.
+Tenía novia y no le gustaban las nubes.
+Después muchas ciudades. Torres de acero.
+Bulevares, mujeres pintarrajeadas en las esquinas,
+restaurantes, etc., donde todos están un poco solos,
+no se conocen pero se miran,
+apuestan a las carreras frente al televisor
+los fines de semana y desean ir al mar.
+Yo sigo buscando,
+desde mis papeles, a la muchacha
+que se paraba frente al poste de la luz.
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+Esta es la balada de la muchacha pródiga de sí misma
+que alegre y detonante de colores
+hace el saludo de su sonrisa de-mi-querido-amor
+a los que la tutean con palabras de esposo
+Hombres que nunca ha visto
+solemnemente rústicos o con rústicas bromas.
+Ellos saben y la buscan golosamente
+desnudando sus caderas blancas en la oscuridad
+Una muchacha hecha para un ramo de flores
+una chica galante dispuesta a todo y por todos
+La que amaba demasiado pronto y con-todo-su-cuerpo
+y por ello mal comprendida fue.
+La muchacha
+la muchacha-de-la-pollera-pronta
+hacia mí la ola de su pollera despliega…
+Sucedió como suele sobre los pastos haraganes
+cuando el sol era el sol y el calor el calor
+La boca abierta hacia las gordas nubes fofas del verano
+y la pollera sobre la cara como un jardín cubriéndola.
+De soslayo con la comisura de sus labios miraba
+cuando el pequeño amigo favorito para el placer
+la solicitaba con voz ahogada embarullándose…
+y algo espumeante y feliz le sube a la cara
+y se le arrebola
+como si él le hiciese cosquillas con una ramita verde.
+Jóvenes y viejos se metían entre sus sábanas
+para tener su mundo en paz
+Contentos cerca de ella
+con una carga de caricias
+o con una sonrisa idiota
+antes de abrazar su maravilla.
+La muchacha…
+la muchacha engendra oleajes se vuelve playa
+y su pollera canta como las olas!
+El día era perezoso y la noche activa
+Venían de uno en uno
+o todos a la vez
+Le formaban una «guardia de corps»
+y se envolvían en su sonrisa
+Su corazón era un albergue
+abierto para una noche.
+Y como si fuera su corazoncito un nido recién hecho
+los más rayados los más bochincheros
+llegaban piando: «Dádnos amor dádnos amor».
+Comprobando con fatiga la buena ley del metal
+la muchacha-del-corazón-pronto
+la muchacha-de-la-pollera-pronta
+tiende sus brazos desnudos…
+Ella extiende su cuerpo con ademanes calmosos
+en el día en la noche
+para todos para cada uno
+se abre se da vuelta se muestra
+con ingenua sapiencia
+y lo que se ve es hermoso es extrañamente agradable
+y al hacer todas estas cosas ella será «ella».
+Y así cuando escucho en algún lugar
+palabra que alguien masculla al pasar
+a otra muchacha de corazón también henchido
+Mis pensamientos rápidos son
+para esta muchacha de la pollera-pronta
+atenta a la vida con un buen sentido
+que para ofrecer sólo tenía
+aquella llama exacta
+un fuego para calentar la vida
+un fuego para vivir mejor.
+La muchacha
+la muchacha-de-la-pollera-pronta
+viene hacia mí moviéndose con pausa de hoja…
+¡Muchachas idos todas!
+con la llama que calienta la sangre y abrillanta los ojos
+el invierno está aquí afuera está aquí en mí
+Pero esta noche antes de los somníferos
+dejad que avance la imagen de la muchacha-de-la-pollera-pronta
+cada vez más lenta
+cada vez más oleante
+necesito de todos sus pujantes recuerdos…!
+La muchacha
+la muchacha de la pollera pronta
+y su playa-su-playa-su-playa por todas partes…
+(De Baladas para ciertas cosas que no se deben nombrar, 1973)
+DARÍO LEMOS (Jericó, Antioquia, 1942 – Medellín, abril de 1987)
+Era Dariolemos, bandido del poema, un hombre de rostro bello y liso de manos, esposo de Puma y padre de Boris, seres que inmortalizó en una poesía que casi nadie conoce, en parte porque la mayor parte de los poemas que hizo se le desmoronaron en carpetas bajo el sobaco, en parte porque la mayoría los elaboró en cartas sin destinatario, y en parte porque el libro publicado en su tiempo por Colcultura se agotó el mismo día y sólo hace dos años, en Chile, se preocuparon por reeditarlo.
+De Medellín —y siempre por tierra— sólo se transportó a tres ciudades. A Cali, donde llegó con su novia raptada, Puma, la hija del boticario que le proveía las pastillas, y allí se casó con ella, con Barquillo como padrino. Fue capturado por rapto la noche de su luna de miel en el estudio del pintor Pedro Alcántara y conducido a la cárcel. A Bogotá, donde —ya separado de su esposa—, se llevó de la mano a Boris a montar a caballo en la finca de un amigo y fue acusado de secuestro y torturado por el Ejército. Y a Cartagena, en el Expreso del Sol, viaje que esperaba que fuera su redención, y allí fue oceánico su desencanto del mar.
+Fue un varón de dolores a quien nada le salió bien en la vida, a duras penas sabía conducir el bolígrafo sobre la hoja de papel para consignar su quejumbre, con una verba constelada de frutas y cielos amarillos a lo Van Gogh, moruecos y tornados tomados de Saint John Perse, referencias a la pus de los días que heredara de Henri Michaux y sufridas iluminaciones propias de su amado Rimbaud. En el nadaísmo todos pujamos por ser Rimbaud. El que más lejos llegó en ese acercamiento fue, sinceramente, Darío. A él también se le pudrió una pata, que fue perdiendo tajo a tajo, bajo la cuchilla del cirujano.
+«Voy siguiendo fielmente los pasos de Rimbaud —me escribió en una de sus últimas cartas—. Tengo un pie gangrenado. Próximamente amputarán toda mi pierna. Esa pierna con la que tanto carrizo hice en la vida, con la que bailé en tantas noches de rock and roll y vómito».
+Al final, no la perdió más arriba del tobillo, pero tuvo así la oportunidad de instalarse como en un trono en un sillón de ruedas, que los policías le empujaban por Junín mientras él iba liando su pitillo de marihuana. Los mismos policías que antes lo correteaban por las ollas del jíbaro. Jaramillo Escobar lo cita admirado: «A mis espaldas había siempre una llave en movimiento». «Ya tengo mi silla de ruedas, y ya tengo mi gangrena».
+Obras: Sinfonías para máquina de escribir (1985), El valle de la permanencia (2016), Yo soy Darío Lemos. Obra completa (2017).
+Esta ciudad no tiene importancia.
+Lluvia, sol a ratos, otra vez lluvia, sol.
+No soporto más esta porquería.
+Todo se gasta en 4 años por la misma calle,
+siempre se deja algo en todas partes:
+un brazo en una esquina,
+centímetros de suela en las aceras.
+Todo… todo… a cambio de nada,
+un vacío terrible.
+No tengo siquiera deseos de morir.
+Además, las ciudades son iguales,
+apestan, nausean, revientan.
+Yo sugiero para mi gravedad el mar.
+Sí, es lo último.
+¿Te gusta el mar?
+Estar tendido en la playa mirando
+en el cielo nubecillas de felpa
+huyendo como liebres al oeste.
+Mirar el brillo de los negros,
+la boca como brea,
+y un miembro pequeño gastado por la sal.
+Redes grasientas secando sus costillas
+entre dos palmeras viejas.
+Cajas traídas en barcos esperando
+sobre el muelle polvoriento.
+Mujeres de cuerpo duro
+quemadas por el sol que las define.
+Cangrejos oscuros y ciegos
+montando en tranvía.
+Turistas «lolitas» olvidadas en shorts
+con sus nalguitas sobre la montura
+de una bicicleta,
+amarillo el short y 13 años.
+La brisa queriendo llevarse los cabellos más allá,
+más allá donde termina el mundo de la playa
+y comienza a acantilar.
+Dejarse masturbar por una ola
+hembra o macho, pero ola.
+Mirar alejarse las gaviotas
+y un poco de ron en la ventana
+recibiendo el sonido
+de barcos pesqueros que regresan.
+Sí, quiero mar para nosotros,
+extensiones de mar pacífico y salado
+para todos los santos profetas locos
+¡oh dioses podridos de ciudad!
+(De 13 poetas nadaístas, 1963)
+Estoy desesperado porque no llueve
+porque Dios se olvidó que Darío calla si no llueve
+estoy marihuano
+siento en el estómago alacranes y fósforos de guerra
+espero suicidarme cuando acabe el cigarrillo
+ahí va…
+Voy llegando a cualquier encrucijada
+las glándulas arreglan sus ropas para el viaje
+voy a vivir al otro lado
+también hay cine
+y la cerveza es sangre de las vírgenes
+Dios necesita un compañero loco
+que le ayude a ponerse sus manoplas
+y lo lleve cuando ebrio a su buharda
+Me voy en el bus del infierno
+no quiero morir sin comer mandarina
+con yodo y con alambre
+sin comerme un búho asado al calor de unos brazos
+No me gusta el frente de las casas
+No me importan los avisos de neón ni sus maridos.
+Hablo con mi boca
+fumo con mis ojos.
+No quiero ver mujeres con los brazos lelos.
+Cuando muera
+el cigarrillo estará fumado
+esfumado.
+Me duelen los kilómetros que anduve cuando viejo
+la barba está amarilla
+la luna es una aguja
+descubrí América
+mi cerebro está lleno de humo y de cemento
+Estás espléndido hoy Dariolemos
+el mundo se mira en tu rostro de habichuela
+y los helados de nevera se aman en el frío.
+El cigarrillo se acabó
+y yo me suicido.
+Adiós vida Adiós muerte
+Me suicidé hace un momento
+y ahora vivo conmigo y con Darío.
+Para el verano mi alma ha sacado nuevamente el bastón amarillo,
+el bastón de vidrio,
+el bastón guardado.
+Cuando desaparecen las nubes el culo del cielo está desnudo,
+Las nalgas de bóveda lisa se mueven sin moverse.
+Yo no soy hombre pero sudo como todos los hombres
+que van a los cines porque el dolor en los dedos es profundo
+y si falta un dedo en la mano del hombre
+faltará un ojo
+inevitablemente.
+Peinado,
+ahogado,
+comprando cuchillas para la afeitada que despeje este bosque
+de mi rostro,
+aullando,
+apretando las tetillas y no el corazón,
+seguiré caminando sobre las almohadas del cielo,
+colgado de un satélite.
+Para mi alma no hay viento,
+el sol ya no alcanza a llenar mi estatura,
+porque estoy muy grande,
+como una montaña,
+como un microbio,
+como una multitud de hombres,
+y de mujeres también.
+(De Sinfonías para máquina de escribir, 1985)
+Los hombres se asfixian cuando falta el aire y todo es el vacío.
+Los pinchazos contra el cielo de las araucarias.
+El sol llorando en cada pez, en cada huevo.
+Las sombras niqueladas de Dios inventando una mañana en el puerto.
+Tres naranjas.
+Las bocas pintadas color de zanahoria.
+El pequeño secreto de los paracaídas.
+Los hangares solos y calientes de las cárceles de polvo.
+Las piscinas llenándose de pecaditos.
+Los pájaros muertos en las jaulas o volando.
+Bronceadores humedeciendo las espaldas de mujeres estiradas bajo el sol.
+Los ombligos hondos como hoyos de golf, como sombreros.
+Los parques sembrados de lechuga.
+Los zapatos que siempre se van.
+La hierba.
+Las muchachas que no duermen cuando está lloviendo.
+Las otras muchachas gordas de gafas redondas.
+Todo lo que es,
+todo lo que no es,
+va irremediablemente delante de mí,
+porque yo siempre voy retrocediendo más
+para no morir.
+¡La vida me gusta señores del jurado!
+(De Sinfonías para máquina de escribir, 1985)
+Controlada la droga y las fornicaciones,
+suceden absurdas maniobras en los monasterios olientes a cáscaras
+de huevo y mentol.
+Construiremos casas con cuerpos jugosos de pepinos irlandeses.
+Afeitaremos las piernas con una guillotina para que la vida muera,
+o para esa mañana destinada a brillo en las alas de plumas codornices.
+Vengando vengaremos muchos dioses.
+El color amarillo fue vituperado en boca de grises marineros corpulentos
+y enanos lechuguitas pigmeos con cabezas de fósforo.
+No sé de determinados sitios sin murallas,
+no sé de celdas diosas malolientes y rejas en óxido mestizo.
+Yo a través del insomnio he caminado bajando con la lengua
+a los suburbios agrisados donde pesa la flor,
+donde los dientes de las prostitutas tiemblan borrachos, y negros,
+y caídos;
+dientes que volaron como serpentinas golpeados con el cordón huesudo
+de la mano de un viejo ferroviario después de los espasmos.
+Yo no tengo el corazón de rabanitos.
+Mi corazón orgánico es de agua.
+Cabezas agachadas duermen en el lado sur de culebras vinagres,
+porque afuera no sólo la luminosidad cojea
+sino también esos niños y otros más efélicos
+sonríen jugando en una sola pierna con las uñas de sus padres muertos.
+No hay en el mundo olores cristalinos porque no existen pieles de amalgamas claras.
+Sólo respiran los fondos y las ratas europeas en las alcantarillas.
+Luces en el humo,
+humo en la soledad,
+soledad bronquial con vísceras
+abiertas al universo universal y diminuto.
+(De Sinfonías para máquina de escribir, 1985)
+La soledad es orgánica en la guerra.
+Cuando los campos estaban todavía verdes
+yo era leche en las estrellas madres,
+y mi boca de gaviotas muy blancas permanentes eran ostras podridas.
+Ahora los labios que vienen a mi lengua tienen sabor a calcetín amargo,
+porque la ciudad está sola como una mandarina
+caída de su árbol con el pecho abierto.
+Después de la guerra sacudirse los árboles
+fastidiando a cada muerto accidental con caramelos,
+desnudando este cuerpo aparente destinado al mar,
+a oleaje perfecto y ritmo perfecto de aguas grandiosas.
+Las mujeres permanecen con su crema de fresas,
+y sus ojos de viruta clara se cierran bajo el ventilador.
+Yo me lacto de este maravilloso cosmos reunido sin espacio
+y mi amor habita una ciudad distinta donde los autos chocan contra el cielo.
+Esta noche observaré el universo desde mi torre de control.
+Mi lugar alto sobre el mundo bajo.
+En la guerra
+los dientes caen en las orillas de los ríos,
+entonces el poeta se sienta los domingos a fumar
+a beber jugo de tomate para esta vida.
+Terminaron las violaciones dolorosas y los cuerpos enterrados en la arena
+huelen a mares de mostaza amarilla y verde,
+amarilla y Dios.
II+Llegado está el tiempo de las mariposas en este lado del Mediterráneo.
+Pasado el tiempo de constantes lluvias
+los enfermos de la sangre mueren.
+Se camina hombre contra hombre,
+niñas hombres,
+viejas hombres,
+esperando el aletazo interrumpido de esqueletos emigrantes
+de tumbas y museos.
+Traspasado y cojeando permanezco aquí sobre un árbol amarillo,
+contando numeradas las hormigas que pasan contrabando en el vientre.
+Después de la guerra desoladora
+yo sabía de esos tiempos claros sobre veleros japoneses,
+entonces los pescados crudos saltaban a las bocas de las negras,
+y era mar sobre mar,
+langostas saladas y argollas de viento en el pecho de grandes braceros
+dormidos en el muelle sobre pacas de algodón.
+También aprendimos que los pájaros no sirven para volar lanzando bombas
+y que estos aviones de colores mueren orgánicamente,
+sin asfixia,
+serenamente volando.
+(De Sinfonías para máquina de escribir, 1985)
+Yo soy un hombre de lugar oscuro.
+La oscuridad necesita mil fósforos apagados en la humedad de la lengua,
+y este incendio de garganta con el humo del tabaco
+y droga bendecida.
+Retiraron mis fichas de los fumaderos diarios,
+y sólo tengo un poco de este ojo chocolate apagado ya,
+para mirar las puertas donde viejas flacas acarician sus gatos
+y sacan vitaminas enloquecedoras del seno a mi boca;
+y más tarde ese zumbido loco de las alucinaciones, el avión más cerca,
+New York en mi bolsillo roto pesando demasiado,
+alacranes ciempiés y terremotos,
+mi paso largo que ya no alcanza porque el tiempo ha dilatado su tablero numérico,
+las simpáticas norias laminadas,
+y sólo pesadilla en esta tierra, en este cielo.
+Yo soy un ángel que compra en la tienda sus naranjas
+y recibe engañado bolitas de estiércol.
+Dejaré los fumaderos para viajar sobre aguas y lisos pececitos atléticos,
+y enrollado este cuerpo delgadísimo en un tonel vacío cruzaré el mar,
+y sólo en mis ojos se encontrará la sangre blanca caliza,
+líquido de playa donde no venden café y cigarrillos,
+en un estercolero establecido del África.
+Nadie llorará mi embarazo de Dios.
+Los látigos de cuero serán harina blanda
+cuando localicen mi piel americana y todo verdugo será pequeño insecto.
+Mi fuga obligada no es de guerra,
+mi fuga transitoria es juego de búfalos,
+cambio de cuchara,
+de cielo,
+de calidad de opio.
+(De Sinfonías para máquina de escribir, 1985)
+Esta lluvia es lluvia llorada por gigantes avestruces nubecillas.
+Los sabios morbosos eructan sobre el cosmos.
+¿Qué tiene de lluvia o gelatina mi cerebro?
+Todo ese vapor bebido antes,
+café negro,
+es sólo el sudor de los estibadores bajo las bufandas sucias,
+ensuciadas en el desembarque,
+porque esta ciudad para los hombres no es ciudad marina
+pero yo he tenido siempre el mar sobre mi mesa.
+¿Y qué son las montañas sino profundidad acuática
+y estos salones orinados de té qué son sino oleaje?
+Yo tengo todavía diez dedos en las uñas largas,
+nariz de griego vendedor de frutas y limpias cartulinas,
+esta mi boca profunda como los garajes,
+este mi cuerpo más flaco que los alambres donde viven los pájaros
+observando el llanto y la mucosa de los hombres.
+Entonces,
+señores de corbata inglesa,
+ovejitas rosadas melenudas,
+idiotas simpáticas del alma,
+¿en qué sitio estará mi soledad balanceándose?
+¿Mi suicidio en qué festejo?
+Mi fermento no vinagra más.
+Es cierto que las mariposas aúllan como lobos,
+aúllan los colores en los árboles brillantes tabebuya pentáfila.
+Mi ombligo ha subido hasta las orejas receptoras,
+soy hombre de piedras blancas triangulares y monedas viejas
+cambiadas seriamente por legumbres y tabaco.
+(De Sinfonías para máquina de escribir, 1985)
+Ahora que puedo no sólo mirar sino «ver» desde mi cama
+las aguas de un mar sin sal y sin ahogados;
+ahora que puedo guardar esas montañas en el bolsillo
+donde guardaba los cigarrillos amargos;
+ahora que ya casi viajo donde el animal tiene que viajar,
+voy a mirarlo todo con sonrisa de alegría sangrante,
+voy a ponerme nuevamente la pierna derecha,
+voy a poner un serrucho en cada encía
+y voy a «vivir» hasta que muera,
+y posiblemente amaré las mañanas
+y nuevamente algún crepúsculo peinará mis cejas.
+¿Crees alma mía que este cuerpo fatigado y rebelde,
+medio cuerpo que antes fuera armónico,
+quiera soportar más esta tierra deslucida y cruel?,
+¿o mi cuerpo grietado permanecerá eterna tea?,
+¿llegarán los vientos como las argollas
+que llegaban a mi niñez de pececito sabio
+a refrescar los latigazos de bambulina
+con que mis padres y sacerdotes españoles
+castigaban mi manera de mirar azul?
+(De El valle de la permanencia, 2015)
+¡El cielo brilló! Aquí voy a lo eterno.
+Vengan mis dioses amigos y beban conmigo esta alegría
+(mosto de la mejor uva de cualquier viñedo).
+Muero de feliz. Adiós cárcel. Estoy preparado.
+Me voy a vivir con Gonzalo y con María de las Estrellas
+al lado de Dios que es la última posibilidad.
+HUMBERTO NAVARRO LINCE (Medellín, 1931 – Zipaquirá, Cundinamarca, 6 de julio de 2003)
+El nadaísmo era para uno volverse loco. Quisimos hacer de este un mundo color de rosa aunque no se consiguiera una flor. Pero a pesar del vitalismo que desplegamos en la empresa, la sociedad inconmovible continuó y continúa la maratón de su suicidio. No hay testamento para los profetas de estos climas mundiales. El que ve más allá tiene a la larga que acudir al optómetra. Y poner sus visiones a paz y salvo con la ceguera del planeta. Este Humberto Navarro, que hablando seis idiomas no consiguió hacerse entender, no requirió de otra hermenéutica que el puro amor y la desprevenida conciencia. En El amor en grupo se dislocan las dimensiones, no es necesario que en un párrafo terminen conversando los mismos personajes que empezaron el diálogo, ni en la misma ciudad o lugar y han podido pasar los años. El hilo conductor es tal vez esa orquestación del espíritu enfermo por la palabra. Las anécdotas se suceden como si no pasara nada, como pasa en la realidad en el mundo del viento y de los sucesos. Nada tiene importancia, así sea un sacrilegio o el amor de un muchacho por los caballos. Y si a la cárcel vas a dar será sólo a cambiar de patio de criminales. Y si en el cementerio vas a hacer el amor más placer sentirán los que yacen tendidos contra su voluntad. Porque todo es indiferencia. Pesimismo pero del bueno.
+Fue Humberto Navarro, conocido como “Cachifo”, quien financió la edición del Primer Manifiesto Nadaísta, y quien sirvió de mecenas por varios años a los poetas del grupo, con sus ingresos de visitador medio. Escribió pocos poemas, siendo su fuerte la narrativa, cuento y novela. Se la pasó, como cuenta su esposa Graciela en libro biográfico, en una Eterna mudanza. Fue librero y marchand de arte. Terminó viviendo con su mujer y su hijo en una vereda de Zipaquirá, en casa que les hizo Laura, su hija, residente en París. Y con sus cinco autores favoritos: Faulkner, Proust, Rabelais, Marechal y Borges. Un domingo fui a visitarlo con una botella y lo encontré acabado de morir, escuchando el Réquiem de Mozart, en una sala impecablemente limpia e iluminada. Y con un diccionario chino a su lado.
+Obras: Los días más felices del año (1966), Alguien muere al grito de la garza (1977), El amor en grupo –La onírica y veraz historia del nadaísmo– (1977), Pescador de imágenes (1982), Juego de espejos (1987), Casa del Palomar del Príncipe (2001), El amor en grupo –reedición– (2017).
+Porque alguna vez fui el más poderoso de los mortales
+poseo el duro frío de la piedra ceremonial.
+Cae sobre mis existencias colmándolas de sentido.
+Llevé una canasta de flores a un elefante.
+Soy como la piedra.
+Le arranqué los ojos a un mendigo porque era domingo y me aburría.
+Me contaminé de tuberculosos para infectar los almacenes de antigüedades.
+Me vestí de rojo para bailar un vals con un aborto.
+Establecí cámaras de torturas para los idiotas y las estrellas.
+Fomenté el lesbianismo y me deleité luego
+separando a las amigas con infantiles maquinaciones.
+Hice arrestar a los santos de mi época
+y me hice preparar extraños platos con sus esqueléticos sexos de ascetas.
+Hice copular al hijo con el padre
+Y luego ordené que los acuchillasen bárbaramente.
+Convertí todos los colores en dorado para ver asqueados a los mercachifles.
+Inauguré los mercados donde Dios era vendido a los Poderosos
+a la manera de una prostituta enferma.
+Injerté serpientes vivas en las fungosas lenguas de los soplones.
+Me aburrí de nuevo y lloré enloquecido
+por un extraño misticismo.
+Vomité de asco en los vientres de las parturientas.
+Fui el promotor del incesto y de la calumnia
+y por eso me aclamaron como el salvador del espíritu del hombre.
+Me convertí a poco en el estilista de las contradicciones y del absurdo.
+Fundé academias de ritos equívocos.
+Devalué la moneda para destilar mi ocio en la sangre chirle de los infelices.
+Reí mucho… tanto que reventaron mis poderosos maseteros.
+De nuevo fui santo…
+estuve 30 años viviendo sobre una columna trunca.
+Reincidente infinito de hastío
+envidié las piedras impasibles
+a punto de convertirme en un soberbio bloque de obsidiana.
+Los aztecas fabricaron conmigo puñales para sus más íntimos sacrificios.
+Entonces?
+Como allá en la última herrumbre
+en los pétalos íntimos
+—flor yerma de hojalata
+sentada en tu dimensión de alfanje—
+Era sonrisa en tu tesonera colección de basura,
+café amargo
+en tus balcones que daban al pasado
+y aquellas velas en fuga de tus orillas.
+Y tu opalina palidez.
+Comida parva-máscara de hollín
+teatrabas con insectos domésticos
+los disfraces eran baratos
+en su longitud dinámica de esclavos-rebeldes.
+Allí quedaron tus ondas
+tiradas contra el eje de la luz
+profunda victoria de violines rotos.
+Pero vete
+es hora de almorzar en tu cementerio
+allá en tu recodo dan las seis últimas
+quizá entonces sí son las primeras
+para mis yodos juveniles.
+Tu fuerte tabaco para aquella embriaguez
+de mi teclado.
+Aborto de alborada en mi vestido blanco
+como de luces demasiado claras.
+Es hora de aferrarme a lo ya ido
+de ser loco
+con mis sales de esperanza.
+No importa que esta patrulla motorizada
+arrastre mi vientre por las piedras,
+que a pesar de todo las momias sean ilustrísimas
+que los vendajes de tu barco estén sucios
+de peces imposibles
+que el pan sea vulgarmente lujoso,
+que me emborrache con tus baratos
+jugos destilados
+que gire esta rueda loca
+en su ciclo infinito de torpeza.
+Tal vez madrugue a mi infancia
+secamente
+para pedir traslado.
+DIEGO LEÓN GIRALDO (Sevilla, Valle del Cauca, 1940 – Bogotá, 24 de febrero de 1997)
+Éramos los dos bachilleres, yo el reprobado del Santa Librada y él el airoso y descollante de San Luis Gonzaga, los más jóvenes por entonces del nadaísmo caleño. Su padre, el acaudalado don Honorio, era el Gerente de la Administración de Hacienda, en el Palacio Nacional de Cali, donde ingresó Jaime Jaramillo Escobar como encargado de las computadoras que registraban los morosos. Gran empatía tuvo con el poeta de Pueblo Rico. Con Alfredo Sánchez dirigió la primera época del semanario Esquirla, suplemento de El Crisol, órgano incensurable del movimiento. Con varios nadaístas de Medellín participó en el sacrilegio a la Basílica Metropolitana, donde se celebraba una Santa Misión de sacerdotes españoles, lo que les valió la excomunión por el Vaticano, sanción que logró reversar don Honorio. Ingresó a la Universidad Nacional, pero desde siempre su pasión era el cine, a la que cedió los arrebatos literarios de los primeros años. Se destacó como líder estudiantil. Fue modelo mimado del pintor Enrique Grau y amigo muy cercano de Édgar Negret, Alejandro Obregón, Marta Traba, García Márquez, Enrique Santos Calderón, por no decir que de toda la intelectualidad colombiana. Realizó una película sobre la vida, pasión y muerte del sacerdote guerrillero Camilo Torres, desde el primer minuto cuando supo de la muerte de su profesor. Ello le permitió figurar en la historia del cine mundial de Georges Sadoul. Su talento y afán de compromiso le permitieron realizar una serie de documentales que cimentaron su prestigio precoz. Cada una de sus cintas despertaban escozor en parte de la sociedad política colombiana por saber poner hábilmente el dedo en la herida. Fue hallado muerto en su apartamento. Según la crónica, se le recuerda por irreverente, rebelde y desordenado, además de aventurero, hiperactivo, fascinante, buen conversador y desbordantemente creativo.
+Obras: Documentales: Locombia, El caso Tayrona, Drogombia, Carta-ajena, Obregón: detrás de la pared.
+Dos veces llegaron los mensajeros
+por el mensaje.
+Pero el mensaje no había sido escrito aún
+por el Consejo Directivo.
+Los mensajeros arrojaron sus gorras azules
+—como los almanaques de Coltejer—
+montaron en cólera y en sus bicicletas.
+En la sala directiva pendía
+todavía el letrero prohibitorio.
+Al menos, esto argumentaban los porteros.
+Algunos pensaron que los mensajeros
+no tenían prisa.
II+Se pensó que él era el mejor editor.
+Y fue elegido.
+Algunos no aprobaron la idea…
+La Ciudad de los Gatos se ordenó
+palabra tras lingote.
+Los directores revisaban la obra
+y aprobaban con sus cabezas sudorosas y calvas.
+Había tanta gente allí como sonidos.
+A las 3 de la tarde no llegaron los dibujantes
+porque el libro no llevaría dibujos.
+Los periódicos de las 6 p.m. anunciaron
+el asunto.
III+A la hora señalada se reunieron los curas
+para tratar el problema de dios y de las
+caballerizas de la parroquia principal.
+Los curas llegaron uno a uno, como manchas negras.
+Colgaron sus medias-gorras-negras
+y cantaron salmos de siglo XVI.
+—El congreso católico deliberó largamente—.
+Cuando ya fue tarde,
+los curas descolgaron sus medias-bolas-negras
+y montaron en buses particulares camino del seminario.
+A la misma hora, quizá,
+comencé mi recorrido doloroso,
+enfermante,
+pesado en tu recuerdo de aljibe seco.
+Cuando hace sol, las placas de los carros brillan;
+también las aceras surcadas de rayitas.
+Yo volví,
+sobradamente informado de tu ausencia.
+Te busqué, inclusive en el salón de té.
+«No está. No viene. No vendrá».
+Y muchas cosas más que aún sostengo
+en equilibrio para no perderlas.
+Volví muchas veces.
+Sí, lo sé, no estarías con tu falda gris
+que orientaba sus pliegues a tus muslos;
+con tus zapatos de charol,
+negros,
+ardientes como si fuera el día nacional del cuero.
+Ah: y el tuyo que violé yo con mis mordiscos
+de animal encerrado en jaula de cristal.
+Tu cuero…
+—la piel, dirían los que creen en dios—
+tu cuerito de mujer,
+abierto,
+herido por el poro que mistifica a su flacidez;
+el mío, cuero que perdí a la primera vuelta de un jugador de bolos.
+Y volví otras veces
+acosado por el recuerdo de tus dos ojos
+que encaramados en lo alto del andamio clamaban por ser buscados,
+encontrados,
+heridos por la palabra irresoluta,
+surcados por una lágrima
+derramada,
+derrochada en honor a un dios pagano cualquiera:
+Zeus, Eros, Venus, Afrodita…
+y muchos hombres más que habitan la caja de música de la historia,
+el rincón alegórico de los matachines,
+la epopeya…
+Y tú, sentada en tu silla de mimbre,
+al atardecer,
+plena de un mágico perfume que exhala aún tu abdomen,
+calculabas la distancia de tu alejamiento,
+y concluías, sin mayor esfuerzo,
+que habías obrado altamente precisa.
+Por eso te quedabas,
+allá,
+con tus muslos que esperaban ser cansados,
+bautizados con el sudor de otro
+en la próxima temporada de vendedores de cerillas.
+La grandeza de los salvadores es que no pueden salvar! La grandeza de dios consiste en que ningún dios puede salvarlo… si él mismo no se convierte en dios!
+Lázaro reía, EUGENE O’NEILL
+Dijo dios en el colmo del aburrimiento:
+«¡Hágase la luz!»
+Y el poeta-jugador-de-bolos
+lanzó el primer boliche para dar comienzo al certamen.
+En ese tiempo
+los edenes eran como puertos
+en los cuales anclaban la inconsciencia;
+las algas —vestidos vanidosos del mar—
+están suspendidas en el silencio de las olas
+que todavía no iban y venían.
+El hambre no existía aún
+porque en ese entonces no se vendían helados.
+Y cayó una montaña en la tarde,
+para poblar un vacío del naciente Egipto.
+El certamen fue un éxito,
+y el poeta-jugador-de-bolos
+recibió en premio
+una tediosa empresa de profeta.
+Quien esto escribe
+—poeta existencial que habita la garganta de un dios con gangrena—
+no entendió los problemas
+que implicaba,
+la creación de un mundo nuevo
+con base en el átomo diluido apenas
+en todos los organismos.
+Y no entendió tampoco,
+que los animales unicelulares
+distaban de parecerse a las tortugas.
+Sin embargo,
+El éxito de que antes se habló
+hubo de repetirse,
+cuando el poeta-jugador-de-bolos,
+atravesó el desierto con una caravana de carne
+sedienta,
+con la ansiedad que deja el estar en la mitad del camino.
+Y llegó a su terreno,
+habitable,
+las palmeras arqueadas por el cansancio
+y allí dictó el decreto de excomunión
+contra quienes se negaran a apoyarle
+en la nueva promoción de ventas
+habitualmente organizada por la Unión Mundial de Aficionados al Bolo.
+Para ese entonces,
+los siete días de la creación
+estaban ya a 40 páginas del libro de la historia,
+y quienes esto narraron,
+dijeron,
+que hubo además algunos muertos en la travesía.
+Nació así la anécdota,
+el chisme africano,
+la mentira.
+Pero —¡cosa desconcertante!—
+en la página 50 del mismo libro,
+hay una anotación que dice:
+«Nosotros queríamos tomar un bus».
+¿A quién creerle?
+Esta polémica fue comentario principal de los correos
+y de los pueblos del nuevo oriente que comenzaban a fundarse.
+Dios —¡claro está!—
+ya no figuraban en este lío,
+aunque,
+algunos historiadores autorizados
+afirman,
+que según escritos de la página 1ª. del libro (página que robó Herodoto)
+dios fue la primer disculpa,
+pues necesitaban de alguien para hacer responsable
+de esta empresa,
+que hasta el momento
+no ha dado ningún resultado
+porque todo lo que hace el hombre
+termina en el hombre.
+Y al tener el hombre dimensión
+ya crea de por sí un límite en el espacio
+y se vuelve una cosa,
+un objeto,
+como el carbono 14,
+el radium,
+o el electrón.
+JAIME ESPINEL (Medellín, 1940 – Medellín, 6 de abril de 2010)
+Estudió en la Universidad Pontificia Bolivariana. Desechó la a de su apellido y la cambió por una e. Hizo parte del grupo inicial de los fundadores de Medellín, con una marcada tendencia de izquierda. Se le conoció en el movimiento con el sobrenombre de “Barquillo”. Participó, acompañado por Darío Lemos, Eduardo Escobar, Diego León Giraldo, Alberto Escobar, Luis Darío González, en el resonado «sacrilegio» contra la santa misión de curas del Vaticano, el 9 de julio del 61. Trabajó primero la poesía con su libro Estación de señales, que fue interceptado por la policía y examinado detenidamente para ver si era de claves terroristas. El libro quedó inédito y los poemas que se salvaron fueron los publicados por Gonzalo Arango en 13 poetas nadaístas. Viró a la narrativa, convirtiéndose en el cronista de la ciudad, adoptando el habla popular, la fina y contumaz ironía, los juegos de palabras a veces crueles pero siempre afortunados. Casó con una norteamericana que hacía parte de los Cuerpos de Paz. Vivió en Estados Unidos varios años. Hizo parte del grupo nadaísta en el Greenwich Village. Según se infiere, «sus temas preferidos fueron el jazz, la rumba, la noche, los inmigrantes latinoamericanos, el sexo, la criminalidad lumpen». Conservó la memoria de su computador, donde se atisba una novela sobre Pancho Villa, en la que trata de probar que nació en Medellín.
+Obras: Esta y mis otras muertes (1975), Agua de luto (1981), Manrique’s Micros y otros cuentos neoyorkinos (1986), Alba negra (1990), Cárdeno Réquiem entre toda la eternidad menos un día (2001), Desastre escarlata (2008), Agua de luto y otros cuentos neoyorkinos. Antología personal (2010).
+Cruza por mi espejo la pelvis de la vejez: manera
+de mostrar la lucecita tierna del fastidio. Y, en efecto: pasan
+los sueldos con los cuales castigaron el puente.
+Esa fácil cosa caída en el espacio, constipación de colegiala
+luego del agotamiento de finales de año.
+De qué le sirve refutar los odres acificados, su pena de ron,
+los costurones de sus tablas, las junturas de bugambilias.
+En los eriales no crecen ni siquiera atrocidades, destrozos
+de mutilados visigodos, ramplones como todos los hijos de península.
+Era evidente el sonido de los diamantes entre los que hacen la corte,
+lo sé porque de otra manera no hubiese encontrado
+el narguile de jade del Gran Deformante.
+Peleteros caminan, mercachifles de libre comercio y costo que subastan
+amellas y jofainas cantan su pregón machacante de 10 metros de alto.
+Tres días después del mitin las gorras permanecieron sobre las mil cabezas,
+en apoyo del jarro lleno de sabiduría.
+La encarnación, con más serenidad, ya ha liquidado la gleba
+de futuras lecciones en la caza y en la manera de abrir los sábalos.
+Yo también escuché los cuclillos, en tanto los galgos rancios
+corrían con los corceletes apretados y alguien enseñaba sus encías.
+Suenan adufes, gonfalones, panderetas y voces de fanáticos dentro del santuario.
+Entonces: por qué la península está condenada a desaparecer entre el sonido?
+Golpea, golpea el yunque, dispara rogativas mucha gente, los destacados patriotas muerden
+hoy los mirtos y se dejan llevar por criterios y salmodias del exultor.
+Cuando todo falla, cuando escasean hasta los astringentes
+prefiero quedar con mis tráqueas contagiadas como un derviche descalzo.
+Identificarse con los tambores que en la mañana recorren otros sitios,
+y regresan a los talleres, y ponen amoníaco en los penachos rojos del guerrero,
+es todo lo que bosteza y al hacerlo nos enseña una caverna.
+En mi frente silban tifones, incapaz es el gendarme de trastocar los vestidos
+de los varones y la inscripción de mis vides, en la desaparición
+de la línea ordena la exaltación de las tinieblas; pero mi culto
+dilatado y antiguo, mis diáconos de Esmirna que no dan tregua
+y representan las fuentes del principio más infinito.
+Alguien tiene almíbar para hacer pasteles y
+sacarlos al sol a llenarse de moscas y de males, de blenorragias.
+hasta de posible hipoglicemia en los costosos elementos del azúcar.
+Han tomado reposo. Y continúan.
+Leves, gigantescos como fantasmas al morir bajo los almendros
+con un fuego libidinoso, herencia de los fundadores del país.
+Ah! terreno perfumado de orines!
+… la ausencia matinal es apenas el principio
+sombreado de caballos con fatiga y tules, trombas decapitadas
+en las centrales telefónicas y la virgen de ojos verdes, suéter negro
+y acostadas albricias de las cuales sólo yo tengo memoria.
+Voy! Voy al sitio de las clepsidras, voy a las playas donde los manantiales
+agotan su vicio de arrastrarse sobre piedras, hasta hallar un ciclo
+de estaciones en que se acomode mi sacrificio
+y mi nariz de baquelita derretida.
+O soy muy metodista, o soy muy exigente,
+o tengo cascos redondos.
+Pero yo ya he elegido esta soledad de laberinto.
+Tengo pipa nueva y a la casona entran los ladrones bobos
+porque la noche torpona es un boquerel en las colleras
+y cernejas de los bueyes, para desuncir el atelaje de su hidratación
+y calistenia.
+No es fácil descubrir puerilidad en las cosas cotidianas
+pues a veces el regente de la tropa se halla afuera, en campaña,
+usando azuela de dos filos en el henil, lo toca, pasa por detrás
+y da igual cantidad de golpes en el lado opuesto,
+un poco menos que desguarnecido por la lluvia, decolorado, ungida su madera
+por el estaferno sereno que al cerrar los candados cumple
+con su función y a través de liños, y silos rasga sus bascas
+como obsequio al día futuro, que como favorable resultado
+le traerá un desayuno con pecios y custodias, que como a hombre
+de mucha fe corresponde el legado de la capital.
+Pero ya para ese punto de la caminata el tiempo es exclamación
+amorfa de refriega o combate antes de las 3 pm., tedioso volumen
+de hidromiel atiborrante, consejo de felicidad en las efemérides del sesquicentenario.
+Cómo, entonces, creer en los testamentos y en la división
+de los momentos para festejar y para dormir?
+Hilera de ventanas de hierro y callejuelas de ladrillo cosido
+extirpan tu deseo y es la laténcia abortada la espina dorsal
+que envasa la ciudadanía de topitos.
+Y entonces era cuando llegaban mis días y
+yo me divertía trabajando en el servicentro, riendo al vender
+3 galones de gasolina, o en las tiendas de antigüedades
+en las que ofrecí natsukes y pantaloncillos.
+Sale, cierra y se va con su melosidad de porotos
+y no por el hecho de sentirse enfermo.
+Cacareo de erupciones en las sortijas enroscadas con bisontes
+en las caletas y cuidados de profunda crisis en las vías empleadas
+para el honor de atletas y grillos.
+Los lugares de pedernal y la búsqueda de las fajas acribilladas
+a balazos; con las innovaciones de movimientos clandestinos de pillaje
+buscamos la canción del brahamante en los bosques de abedules
+y en los parajes infestados de brezos y borsalinos.
+He aquí las lamentaciones de las antorchas, la vida de la grasa cruda,
+del vitriolo arrojado a los rostros, cartuchos con buhos y fruncimientos
+de territorios en la bocanada de las fábricas.
+El relato se fundamenta en la mente del sabio, pero a volea, en matacoches,
+sacrifican el asiento, a pesar de lo cual los excrementos y las bizazas
+engrasadas cuelgan del último aerolito y secan al calor.
+Hecho girones el aerolito notamos la catatonia de su mano izquierda
+en absurdo descanso
+sobre el mismo bolsillo trasero del pantalón.
+Duelen los concúbitos hombres de ciencia y también
+sus aparatos inmarcesibles al norte.
+Bruscamente detiene el tecnicismo en farmacopea
+y observa los parabrisas de las musarañas, de las limazas, en los montecillos
+de hierbas y vistaria dominados por las feroces cicindelas.
+Las guardias imperiales desfilan con fagines rojos, el morrión
+resplandeciente, terno azul con bocamangas de plomo, el capitán en
+brevicaudo percherón y los espectadores de rostro moreno suerben
+los golletes de whisky con canalillas divididas por dos.
+Estos sumideros con consólidas reales y buhos gran duque son los especiales
+condimentos de los aúlicos trotes y diatribas.
+Un día encontré los pequeños monstruos en la cueva,
+prendidos por las agallas, del lado exterior de la malla
+y ví que los arrozales y el pantano eran habitaciones
+de duendecillos y recoletos. Pero al averiguar noté
+que llenaba un cesto con hongos y arrojaba helechos
+al periquete de la chimenea.
+Y si acaso había duda sobre el sitio donde los celtas
+rompieron la dinastía del sílice, puso el pie la guardia del cabildo
+en la cabeza de los humanistas y el hierofante aseguró los marbetes para
+hacer un ensayo especial de inmersión.
+Cerrado el paso se escucha al matraqueo de la gasolinera
+que transporta caquexia a los constructores del blocao.
+Viene antiguo contrapunto a la demanda de sentido:
+plectros aporrean bajos las ruedas primitivas y la siringa conjuga a dúo
+las inflexiones de los boquiabiertos.
+De cuerpo triple el heraldo, un cántaro prensa su grosor al regreso,
+como si de trabajos indispensables estuviera horadada su pasta,
+como si con oro de aluvión lavara su yelmo.
+Sin un solo contratiempo su cacería de tudesco:
+espingarda, dardo, airón de plumas de gerifalte y tras breve garatusa
+traer el producto en una bolsa abultadísima y al parecer muy pesada.
+Tarde, con un panal en la armadura y las abejas trazando círculos
+a su alrededor, le miramos pasar.
+Quién pone en duda su conducta frente al problema, a la imaginería y
+al tumultuoso drama de las calles cosmopolitas?
+No tiene respuesta. Come su bodrio de mofetas, grita fuerte para separar
+el limo turbio de los tulipanes y de nuevo toma la hucha y reanuda
+el interrumpido tránsito. No tiene módulos ni reglas a seguir;
+simplemente ocupa su tercer puesto en los contingentes salitrosos
+y piensa que el curso del Rhin es inexacto y con frecuencia falto de caudal.
+Pero en todo los niños macedónicos, los reverberos, los
+rótulos indicativos de mesones y sitios de recreo ahuyentan la buena fé del comerciante.
+Niega el té, los narcóticos y en medio de la escasez general
+su casa es un hacinamiento de herramientas y artículos que casi
+revientan los techos.
+Sólo es un viajero en medio de los termostatos; el uten ha
+sido desplazado en las medidas de peso y los talleres de acuñación
+son símbolo del enriquecimiento.
+De todos modos se puede ser feliz al reiniciar los contratiempos
+al permitir que las sandalias hundan su correaje en las playas
+cuando las deja la marea.
+Voyerista de musélidos y arácnidos es sentir voces de corno
+en las colinas de una red cerebral proyectadas en represas del micropa,
+allanando provincias o destruyendo los, grandes puentes y sus
+seminarios de hormigón y de titanio.
+Los derechos de la nueva tinta paca escritura semántica, por medio
+de leyes, han sido reconocidos al menor de los hijos, aquel que siempre
+permanece en la puerta de su casa, en Laconia, mudo y mimetizado
+en la gorguera azul y en la lista de la escuela
+a la cual asiste.
+Las caras utilizadas en los sistemas de filmación, algunas de ellas
+con desperfectos y orejas de manganeso, le han visto llegar:
+triplemente sucio, mojado, agotado de esquivar los chorritos y
+goterones de los tejados, con corregimientos de cabello en el relevo
+de la frente y el ojo izquierdo.
+No recuerdo si fue el barrendero quien esperó por las tribus árabes,
+por sus ojos iridiscentes y por su caprichoso discurrir acerca de dagas
+y monturas.
+El cráter descendía a una profundidad de 70 metros, en donde perecerían
+ahogados los nadadores menos cultos, pero lleno por continentes de tocones
+y hojas secas.
+Ya en las orillas del lago Ontario notamos los ojillos relucientes
+y la gracia condicional del almizclero y el castor, el cloqueo al
+construir o al atravesar los yacimientos de agua y fango,
+escuchamos el grito del somormujo y su silueta esmerada
+sobre las capotas de los autos y bajo el sistema solar.
+Tal vez, en otra galaxia, el somormujo y el quebrantahuesos
+errabundéen como recuerdos de domingo o axiomas subacuáticos en la
+temporada de la destrucción.
+Y esa es la sorpresa: arrojarse de cabeza al pozo, resbalando
+en un talud de langostas y a manera de sofá dejar el meñique en
+Etruria y el talón en Tirrenia, es decir, quedar suspendido
+grotescamente de un rayo de sol, como de una percha brillante
+y el homónimo de la presión arterial en descanso.
+Volvió a tomar el barrendero el pulso:
+«9 sistólica y 5 diastólica. Es la escoptolagnia».
+De qué sirve.
+En cada uno de los numerales siempre habrá una casilla vacía.
+La del agotamiento.
+Amplio y blandísimo es el pan, duro el cemento y estrechas
+las altas botas de campaña del soldado abatido por las alabardas y las
+campanas de alarma, y sin embargo, la espita del repartidor tendido
+boca-arriba cerca al barril órdico, tasa el renuevo del último punto
+a poseer: la borrachera, la plenitud del gozo en la tejeduría, o,
+cuadras más arriba, de la fábrica de curtimbres rodeada de torrecillas
+y movilizada vulgarmente con poleas y grúas, donde el pope de bonete negro,
+barba negra y conciencia idéntica en el repartimiento de las fanegadas
+y bestias de tiro, es carente por completo de significación y
+valor humano, casi como el arconte trastornado lleno de pajes y serviciales
+ayas estranguladoras de gallinas, de niños y portadoras de cuchillos
+que penetran el tocino con precisión y disponen la cocina como antaño:
+de puerta enrejada a la cual llegan los menores y el contralor personal
+de los «lagartos» y vitales.
+Dónde voy. Dónde vamos como flecha cromada rompiendo el espacio
+y mermando el costo de las mermeladas y obleas?
+Poco conveniente es responder ahora. Y digo poco conveniente porque
+el tipo cíclico del calendario ya no sostiene el jambaje ni el enrielado,
+ni soporta el desarrollo de los pequeños agrimensores del asco.
+El mismo cuento: la eglantina en usufructo del incidente antes expuesto,
+derramado encima de las cabezas de los menos sabios y de los precisos
+diez meses lunares de la gestación (tiempo perdido, pues construye en serie
+los muelles y acepta la regulación del porcentaje).
+Extirpa. Extirpa. Aprieta los forúnculos que te impiden sentarte, encuentra
+para ti y para él, o ella, la manera de expresar habilidad
+y el diámetro en ondas para no usar transistores y papel
+ordinario, ni mentiras.
+Además, siempre nos esmeramos todos, los unos y los otros, en recordar
+la lección del mujik: «Nunca pienses si debes o no perdonar. Simplemente,
+no perdones». A lo mejor, no era un mujik quien descubrió
+la negación del sufrimiento, a lo mejor, repito, era poblador o habitante
+o pordiosero de Aquisgrán.
+Desde antes de inclinarse a moldear en la escayola la forma
+del último reducto, desde antes de chupar su chibuquí, desde antes
+del paso del avión que ocultara la válvula mitral de la complacencia,
+u otra cualquiera parte no propuesta ni aceptada como gangrenosa,
+desde mucho antes, la ajedrea puso olor a los ojos, rublos a los bolsillos
+y pesantez insoportable a las concesiones del reformador.
+Pero todo hirvió en el bajo vientre, en el pozo de aguas negras
+vomitado por los kalpaks de la conquista, y los almuecines,
+se revistieron de lana ante el invierno y la calima, calificados
+alminares del potencial tomado en un nuevo universo: ancho arriba,
+estrecho al centro, ancho abajo; triformada pregunta a resolver
+el enigma de los jefes del éxodo.
+Después: los majuelos y el deseo de ahuyentar los avances que se producen
+indefectiblemente cuando se civiliza.
+Todo se estrecha, se agrupa al centro explicando en padrinos taladrantes
+lo que no es seguro, sino incierto asaltante del sitio de menor resistencia.
+El que mata o fornica, el que licencia o daña vive bien, come huevos
+escalfados y nutre serones la carne de cañón utilizada por los posteriores en mejorar
+la maquinaria y la memoria.
+Lo incierto, es decir, lo accesorio al aspirar el aire o presenciar un duelo,
+hizo de los antiguos ocupantes del bajel personas dormidas, con todas
+las excusas disponibles y válidas dispuestas en grupos de a diez,
+mas fueron inútiles pues no lograron detener el avance de los mosquitos
+y estos penetraron por su nariz a lo más profundo de sus entrañas.
+Me han matado tontamente. Bestialmente arrastro con unos pocos
+los enormes trozos de tisana, y con esos pocos comparto
+todo lo fácilmente cabido en el puño de un bebé que sacude la cabeza.
+Bestialmente arrastro, también con unos pocos, las plantas de los pies
+para salir del inmenso parqueadero y llegar a la meseta donde
+guardan las cartas de liberación esos pocos hombres que cantan bajito
+y están siempre determinados a seguir rumbo al oriente.
+Pero ellos, los predecesores, no adelgazan, tienen, eso sí, una hendidura
+en media frente y un vaso vacío de fiebres y un ropero de corbatas rojas
+y un noble esguince de torero flaco con erradas pulsaciones normales.
+Y después de esto; el cloroformo. O lo llamado por muchos tierra de promisión,
+torre de marfil, o, sonido de caireles en una mano enguantada.
+Por el valle, abajo del presentimiento y de la gana, los sonidos percutientes
+de los timbaleros y sus esposas, es cierto que un poco
+racionales en sus afectos, pero, también, considerados amateurs dentro
+de las 120 libras de peso acomodadas entre sus suelas y sombreritos canotiers.
+Las primeras planas se ocupan del escándalo, las segundas de la crónica roja,
+las terceras del editorial y así sucesivamente van configurando
+un festival de la vergüenza, el comodato de la inutilidad enredado a
+la ternura de la masa avasallada, pues es lo que interesa al realizador
+apodado “el loco”, que descansa la pierna izquierda en las raíces del samán,
+llamado en otros sitios «el árbol de la lluvia», en el cual se parapeta
+la dignidad, el número, el deseo de realizar un ataque decisivo contra
+lo brumoso y repelente de la organización.
+Algunos creen que el timbalero es predicción de la lluvia,
+los más, que es la cuestión de la seguridad ante el derrocamiento;
+pero permanece la buena intención al colaborar vacunos y caballares,
+mujeres ciegas en fila, abriendo las piernas al supuesto horadador
+de sus vulvas, fecundador de sus vientres,
+azotador de sus espaldas y de sus hijos.
+Gana intensidad. Antes de morir ya es subsecretario de los genios,
+(los genios son movimientos sísmicos en la continuidad de lo vital
+y de los rostros). Pero entonces aparecen los panzudos y tratan
+de devorar, ayudándose mutuamente, las industrias y el tierno modelo
+de los almacenes elegantes.
+Otra vez se acaricia el canotier y su nariz desmesuradamente lineal y larga,
+y se queda tendido como una flor de balso, antes del paso del ganado,
+para que lo pisotee y destroce sus folíolos (si los tiene)
+y poder calmar la ira de las yayas y de las finas maderas
+de la conversación.
+JOTAMARIO ARBELÁEZ (Cali, 30 de noviembre de 1940)
+Padre sastre de Rionegro, Antioquia. Madre de familia de sastres de Ambato, Ecuador. Instalados en Cali en la década del 30. Oriundo del barrio de San Nicolás, estudió en la escuela, jugó en el parque y trabajó como vendedor de maní en el teatro del mismo nombre. Perdió el bachillerato en el Santa Librada College, acontecimiento que fue el hit de su vida, pues gracias a ese poema se hizo famoso y alcanzó grandes honores. Integró, con Alfredo Sánchez, Jaime Jaramillo Escobar, Elmo Valencia, Armando Romero, entre otros, el nadaísmo caleño, bastante diferente del antioqueño. En 1970 viajó con Elmo Valencia a Bogotá, a escribir y publicar El libro rojo de Rojas, denuncia feroz del fraude electoral que se le hizo a Rojas Pinilla, por lo cual se crearía el movimiento revolucionario M-19. En plena época del hippismo convivió con la Maga Atlanta y su pequeña hija María de las Estrellas, a quien hizo una precoz poetisa. Ganó tres premios nacionales de poesía, el internacional Chino Valera Mora, de la Fundación Rómulo Gallegos, de Caracas. Y a su vida y obra el Ramón López Velarde, de Zacatecas, México y en España el Dámaso Alonso. Ha representado a la poesía de Colombia y al nadaísmo en más de 30 países. Trabajó en la publicidad hasta jubilarse y desde hace cerca de 30 años es columnista de El Tiempo y El País. Vive en Villa de Leyva, con Claudia Jaramillo, quien le dio a Salomé y Salvador.
+Obras: El profeta en su casa (1966), El libro rojo de Rojas (1970), Mi reino por este mundo (1981), La casa de memoria (1986), Doce poetas nadaístas de los últimos días (1988), El cuerpo de ella (1999), Nada es para siempre (2002), Santa Librada College and other poems (2007), Culito de rana (2010), Paños menores (2010), Antología arbitraria (2010), La muerte de Jotamario, El excelentísimo Gabo (2015), Zona de tolerancia, Mi crucifixión rosada (2014), El arte de pedirlo (2015), Paños menores –antología– (2016), La novia dijo no (2018).
+A Parra, el barrendero al profesor varela, de preceptiva y contraceptiva literaria a un exrector, armando romero lozano, a su colmillo de erudito a buenaventura enrique, exalumno
+laberinto
+en tu piscina
+me bañé desnudo
+como un ángel
+burlé la vigilancia
+del vigilante
+salté la verja
+jugué billar en la cantina
+de la esquina
+asistí a cine al Alameda
+me paseé por tus corredores
+como el embajador de abisinia
+por abisinia
+a pesar de que no era
+bruto
+nunca pasé en geometría
+del 3, 14 16
+con compañeros
+diferentes
+como triángulos
+semejantes
+hicimos fraude en los exámenes
+isócel
+o escalenamente
+en las fiestas patrias
+salíamos uniformados
+de blanco
+y yo no portaba la bandera
+porque estaba mal peinado
+y pertenecía al escuadrón número 12
+ojo de águila el bibliotecario
+vigilaba los libros
+temeroso
+de mi cuchilla sobre los desnudos
+recortando la hernia
+de afrodita
+o me burlara del mahabarata
+en clases de filosofía
+me dedicaba al ajedrez
+y en un lance
+afortunado
+les di jaque doble
+con el caballo
+al rey
+y a parménides
+el vicerrector
+hacía la ronda
+por los salones
+el vicerrector
+apuntaba inflexible
+las irregularidades
+el vicerrector
+era el rector
+dos veces
+el profesor de química
+tomaba tinto
+en un crisol
+leía sus noticias
+en la tabla periódica
+después nos hablaba del hidróxido de cadmio
+Cd(OH)2
+del electrón borracho
+de los que no asistieron a misa
+el domingo
+de la desaparición de un erlenmeyer
+del ultramicroscopio
+del cuaderno de notas
+y de algunos elementos
+por descubrir
+el profesor de dibujo
+con su paleta
+nos explicaba las perspectivas
+del arte
+nos abría todas las puertas
+para la imaginación
+inclusive las puertas
+de la calle
+en el interior de los sanitarios
+al lado de otras frases
+burguesas
+leí las primeras protestas
+revolucionarias
+«abajo el estado de sitio»
+«cátedra libre o muerte»
+«no queremos ir al cuartel»
+«los de cuarto B son homosexuales»
+y como si no tuviéramos bastantes
+«más libros menos armas»
+el profesor de literatura
+que no había leído a jacques prèvert
+ni a breton
+nos enseñaba a rimar como fray luis
+de león
+y nos decía
+que «la maría»
+era casi una poesía
+le professeur de français
+parlant de brigitte bardot
+et de la guerre dans sa patrie
+(voici l’opportunité
+de le dire
+merde)
+el profesor de historia
+con su figura de mapa
+de américa
+nos explicaba
+sinceramente
+que no hubo tal decadencia romana
+sino más bien una desvalorización
+del sestercio
+clase de biología
+el profesor no encuentra la fórmula
+en el laboratorio ni en el libro
+el profesor ensaya en un tubo
+la efervescencia de la vida
+el profesor espera el resultado
+de sus experimentaciones
+el profesor de urbanidad
+llegaba puntualmente
+pulcramente
+no fumaba
+tosía
+ni gritaba
+se iba
+el dentista nos sacaba las muelas
+y dejaba
+caernos en la ingle
+trocitos del algodón que él recogía
+pecaminosamente
+el profesor de geografía
+bechuanalandia capital mafeking
+ensenada de utría
+primer productor de petróleo
+informe del padre lebret
+hasta la página cuarenta
+lo mató un taxi distraído
+en cali-colombia
+no lo volvimos a ver más
+el profesor de música (una dama)
+daba la mala nota
+pedagógica
+nos daba de dormir en sus conciertos
+mostrándonos los muslos fusa a fusa
+sostenido a bemol
+fa
+mi
+re
+do
+el profesor de religión
+nos exhortaba
+al arrepentimiento
+nos hacía pruebas sobre
+la existencia de dios
+escuchaba mis objeciones
+con abatimiento de crucifijo
+y a él y a dios
+los salvaba
+la campana
+el profesor de cátedra
+bolivariana
+venía
+envuelto en su «everfit» como en el manto
+de iris
+se separó del cargo
+cuando se persuadió de que desconfiábamos
+de su desprendimiento
+el profesor de contabilidad
+es un pequeño asiento
+en mi memoria
+el médico nos examinaba
+los testículos
+nos preguntaba por las muelas
+podridas
+nos entrevistaba el corazón
+con el estetoscopio
+y nos recetaba un purgante
+cada tres meses
+en el recreo
+nos tirábamos pepas
+de frutas
+pedazos de panela
+con ganas de matar
+lanzábamos los libros
+de biología
+los cuadernos de química
+contra las paredes
+para ver si explotaban
+quemábamos los almanaques
+porque nos gustaba el verano
+nos entintábamos las manos
+de saludar
+golpeábamos el escroto
+de los estudiosos
+algunos de sexto fumaban marihuana
+escondidos en el museo
+la enfermera
+prestaba los primeros
+auxilios
+a los que lesionaban
+jugando fútbol o se daban
+contra las alambradas
+de la iglesia
+los vigilantes o los profesores
+tomaban tinto mientas
+se robaban las bicicletas
+francisco de paula santander
+en el patio mayor
+era entonces
+una base de béisbol
+durante las sesiones
+de clausura
+se entregaban los diplomas a los inscritos
+en sexto
+había discursos
+misa
+risa
+copas de vino
+humo de pipa y cigarrillo fino
+premios al mérito
+a la asistencia
+a la constancia
+a la fe
+a la esperanza
+alvarado luis carlos (aplausos)
+acevedo argemiro (aplausos)
+aragón luis alfonso (aplausos)
+arbeláez jotamario (aplazado)
+santa librada college
+tea no atea
+mildoscientos alumnos
+pararrayos
+setenta y dos salones
+discoteca
+prestigio nacional
+cincuenta y cinco
+profesores idóneos
+secretario
+santa librada
+college
+yo no te debo
+nada
+(Cali, enero 1960)
+Vivo en un barrio obrero, en una casa vieja, en pantuflas,
+y sobre la misma mesa donde mi padre por las noches
+corta los pantalones que ha de entregar al otro día
+para que los nueve que somos quepamos en el comedor,
+para que el techo no se desplome por las lluvias,
+para que en nuestros pies brille el betún de la decencia,
+escribo mis poemas herméticos, trastorno la gramática,
+me doy en poseer un mundo que no tengo,
+leo a Paul Valéry y a Tristan Tzara.
+Esta mesa donde mi padre ha parido tantos pantalones de paño
+ha sentido sobre su lomo también correr mis palabras absurdas,
+desde cuando él se iluminaba con una lámpara Coleman
+hasta ahora que yo la profano con mis babas intelectuales.
+Entre sus patas se levantó mi infancia
+contemplando a mi padre en el billar de su trabajo
+con tantas ilusiones puestas en mí cuando creciera.
+Mi educación fue pagada con panes
+que el tiempo multiplicaría.
+Pero crecí para la indiferencia, para el ocioso sol, para los sueños.
+Sólo las piernas del amor, sólo las copas de la risa,
+en los colchones del nihilismo perdí las plumas de mi vuelo.
+Escribo mis poemas herméticos, pero de vez en cuando pienso.
+Pienso, por ejemplo, que esto debe cambiar.
+Que debemos sonreír todos de la sala hasta la cocina,
+estar del lado de la vida como las matas de los tarros,
+cantar victoria bajo la ducha de las mañanas esplendentes.
+Que mis hermanas no se avergüencen cuando en la calle les preguntan:
+«¿Qué está haciendo ahora su hermano?»
+«¿Cuándo se va a afeitar la barba?»
+«¿Si es tan inteligente por qué no trabaja en un banco?»
+Pero el Diablo me hizo poeta para que ardiera en plena vida.
+Los buses pasan veloces rumbo a la guerra del día
+levantando una polvareda bestial que penetra en la casa
+por las ventanas, por el techo, por las hendijas de la puerta,
+dejando rucio el hermetismo de mis poemas y lecturas.
+Estornudo como un burgués que se ha resfriado en los montes alpinos.
+Blasfemo entonces y en bata de baño salgo a la calle a descansar
+y veo muchos niños descalzos con coladores de café
+persiguiendo a las mariposas que el invierno ha mandado adelante,
+y veo al perro corriendo detrás de las motocicletas
+o levantando la pata contra los hidrantes resecos,
+y veo muchos hombres con palas cavando surcos en la calle
+para sembrar alcantarillas más modernas y poderosas.
+La señora que aplica las inyecciones pasa con su maletín descosido
+y me saluda buenas tardes joven cómo está su mamá
+y mi mamá cante que cante en la cocina frente a una pila de platos
+o frente a mis camisas sucias que aún acaricia con ternura.
+Un niño se acerca a la puerta a decirme que le venda un helado
+atraído por el aviso que clavó Estrella en la ventana.
+Yo le digo que la nevera está dañada
+(en realidad me da mucha pereza venderlo).
+Y el niño se marcha con su cabecita pelada
+recibiendo el yoyo del sol que sube y baja en el firmamento
+y una pelota de caucho que le lanzan desde la otra cuadra.
+¿Cómo encontrar palabras que digan algo que no es algo?
+En la esquina varios obreros pulen zapatos en un torno
+y por sus pechos sin camisa rueda el sudor de la alegría,
+y me provoca ir a sentarme junto a ellos a oírles hablar
+de sus cosas particulares, de sus familias, del engrudo,
+de los campeones de box, de las chicas del «Tunjo de Oro».
+Pero me da miedo aburrirlos, sé además que me tienen bronca
+pues piensan que soy un inútil y un haragán de siete suelas.
+La muchachita que trabaja en el almacén Sears, estudia inglés
+y usa una falda roja demasiado ceñida para su edad
+sale a esperar el bus apresuradamente y me sonríe
+como si ya estuviera muerto.
+ De la carpintería
+emerge el olor de la cola, virutas vuelan por el aire,
+canta la sierra circular construyendo pupitres.
+Hay tantas cosas para mirar en esta calle,
+los nidos en las cuerdas de la luz, la rata
+muerta desde el sábado entre periódicos del viernes,
+el tendero dormitando bajo su parasol
+con el bigote bombardeado por los moscos,
+el albañil poniendo tejas en la casa nueva
+y gritándole al ayudante que le suba el martillo,
+en este ambiente es imposible ser un poeta hermético, digo,
+qué clase de poeta soy yo que me emociono con la vida,
+calzo mis arrastraderas y me entro a acostar
+porque no demoran en salir de la escuela los niños con sus caucheras.
+Ahora que los gusanos han echado sobre tu cuerpo la primera palada de olvido
+ahora que vives debajo de Los Ángeles sin necesidad de psiquiatras
+ahora que el hueso altivo de tu cadera es puro polvo en una caja
+y puro polvo son tus nalgas diseminadas por el suelo de raso de tu tumba
+ahora que la totalidad de tu cuerpo cabe en la más pequeña de tus polveras
+ahora que las uñas de tus pies yacen a tus pies disgregadas como planetas muertos y los
+tacones de platino de tus zapatillas de gala se doblan entre canastas de champaña
+bajo el peso terrible de la ausencia de tu talón de Aquiles
+ahora que en tu ropero las polillas han hecho lo propio con tus trajes olorosos a fiesta en
+Beverly Hills a Chanel número 5 a los cinco dedos de una mano
+ahora que el millonario excéntrico que alquiló la mansión que habitabas en Brentwood ha
+dejado de buscar tus axilas en los rincones de la sala y organiza con sus invitados un
+safari de rinocerontes en el Perú
+ahora que el psiquiatra que te atendía se ha declarado en quiebra y para pagar sus impuestos
+está escribiendo tus ‘memorias’ y además porque a sus tres esposas les hace mucha
+falta los doce mil dólares mensuales que le entregabas de honorarios
+ahora que las pastillas soporíferas que tomaste se agotan rápidamente en las farmacias
+como canciones de cuna definitivas
+ahora que hasta en las cintas viejas de celuloide se están cerrando tus ojos cansados de
+soportar tanta pestaña tanta vigilia tanta viga
+ahora que ya nadie sabe quién era norma jean baker porque las Baker norma jean abundan
+en los directorios telefónicos
+ahora que los 188 mil millones de psicópatas ya no te ven en sus sueños en inglés con
+leyendas en castellano como una bruja de Salem volando sobre un bate de béisbol
+ahora que la obra dramática de tu exmarido sobre tu vida ha quedado en tablas ante los
+críticos de Broadway
+y ha dejado para siempre de alumbrarte el sol de los fotógrafos
+oh gata llena de misterio sobre el mercedes benz del olvido
+en este pequeño país latinoamericano que se llama Colombia
+vivimos varios poetas inadaptados que no queremos olvidarte
+(tú Marilyn fuiste más importante para nosotros que la doctrina Monroe)
+y que nos acordamos de ti cuando sale la luna sobre los ‘jaguares’
+cuando bajamos deslizándonos por las pasarelas del jet
+cuando leemos en la prensa que Dalí ha hecho de tus senos una escultura de gavetas
+cuando pasa por nuestro lado veloz como una sirena una ambulancia blanca de dos pisos
+y nuestras mujeres gritan en lo más alto de los ascensores
+A veces como ahora te elevamos una oración por qué no te elevamos en una oración
+en un réquiem en un anti-réquiem en un responso qué sabemos nosotros de esos nombres
+sólo que cada hombre ora a lo que más ama
+sobre todo si lo que más ama está muerto
+y es entonces cuando queremos acostarnos boca abajo en el cementerio de Westwood
+para sentir en nuestros poros púbicos las lanzas de hierba que crecen desde tus ingles
+norteamericanas
+ahora que estás muerta y reposas sin muchas esperanzas en la resurrección de los cuerpos
+en ese pequeño lugar que es como el ombliguito de América
+luego de haber vivido entre reflectores y niebla
+entre almacenistas y magnates
+entre dramaturgos y policías
+entre los espejos y el espejismo
+del amor
+La noche que se escriba el libro de la violencia en Colombia
+se hablará de Jorge Giraldo mi padrino
+un hombre de esos que usaba revólver para no dejarse matar
+y sus gritos a voz en puño para dar vivas al gran Partido Liberal y a Gabriel Turbay
+Había crecido a una orilla del río La Vieja donde le nacieron sus primeros dientes de oro
+estableciendo conexiones a nivel departamental que le dieron una chamba de detective
+en la cual se hizo célebre por no dar el tiro de gracia a los fugitivos
+Aprendió a manejar vehículos y antes de dejar atrás a Cartago como chofer y confidente
+del Secretario de Hacienda Ciro Molina se caló el más alón y dúctil sombrero
+con el cual al pasar por la carrera cuarta número veinte sesenta de Cali hechizó a mi tía
+y se casó con ella aburrido de tener hijos
+El me dio los puntuales 20 centavos para asistir a los primeros matinés de mi puta vida
+en el teatro San Nicolás donde cuando no pasaban a David Silva persiguiendo bandidos o a
+Esther Williams saltando trampolines o a Flash Gordon no salían del Gordo y el Flaco
+y puso venta de calzado con un hermano Abel para ver más piernas
+y pararse en las puertas a decirle a las chicas que pasaban adiós mamacitas lindas
+Tenía una carabina y un revólver y una peinilla
+y un amigo mayor y un amigo médico y un amigo dentista y era amigo de mucho perro
+ya fuera cazador o de lanas o de Aguadas -perros caseros
+que pasan por la vida partiendo muebles
+Y tenía una navaja que prestaba varios servicios
+y una hamaca en la cómoda
+y una libreta con las pastas mullidas donde anotaba algunos versos ya no recuerdo si eran de Nervo o de Nerval
+intercalados con consignas esas sí muy precisas y en tinta verde pensamientos
+de Benjamín Herrera Carlos H. Pareja o el insurgente Jorge Eliécer
+En la vida política de esta tierra ha corrido mucha sangre y mucho sancocho de gallina
+y políticos del siglo de este poema
+no han terminado de hartarse de la una ni de lo otro
+Volviendo a mi padrino tenía un amigo del alma llamado también Jorge Giraldo
+muy parecido a él de la misma ciudad de la misma edad y del mismo color político
+a quien me tocó ver cuando la caída de Rojas quebrar de un tiro al ‘pájaro’ Caracolina
+antes del que a él mismo por equivocación la multitud a ladrillo lo lapidara
+Había que verlo en una iglesia casi siempre al lado del muerto
+pero en la casa siempre estuvo del lado abierto de la vida
+Era el rey de la dicha y si alguna vez fue feliz en patota nuestra familia
+fue con él cuando en la camioneta de Cicolac donde trabajaba
+nos llevó de paseo a los ríos de las afueras
+a conocer el sol que calienta hasta dejar negro
+a conocer parajes por donde no pasaba ni siquiera la línea del horizonte
+haciendo relampaguear ante nuestros ojos su destreza en los ríos y cruzando a brazo
+partido los oasis del aguardiente
+Los domingos madrugaba de cacería
+y regresaba a medianoche cargado de guatines o de guaguas o de perdices
+y armaba qué parrandas en el patio de atrás asando las carnes
+y contándole a los vecinos
+(a ver compadre, tómese otro)
+de la vez que casi lo matan los peruanos cuando Leticia
+o de la vez que salvó la vida al gordo Benjamín Londoño cuando lo llevaban en un
+costal a tirar desde el puente del río Cauca
+o de la vez que por andar persiguiendo un ladrón en el entejado
+no pudo ir a lanzar vivas a los jefes que hablarían esta noche en la Casa Liberal y aquí
+estoy contando este cuento
+con el pellejo que perdieron acribillados a mansalva con plomos oficiales seguramente
+mis amigotes del Café Colombia
+Me enseñó a disparar al aire y a pescar en los ríos con dinamita
+y también a pelar un coco con la peinilla
+y también a no perdonar las ofensas del enemigo
+y mucho menos la traición de quienes amara
+Con su barbera y con su brocha dejé la adolescencia frente al espejo
+y leí de un tirón los 200 ejemplares de ‘Selecciones’ que formaban su biblioteca
+pensando cada vez que llegaba al tema ‘Mi Personaje Inolvidable’ que si algún día
+llegaba a ser escritor
+con base en ese esquema y en magnífica prosa yo diría que el mío era él
+Amó mucho a mi tía con quien entonaba la canción antioqueña de Las Mirlas por la
+mañana
+y no tuvieron hijos en cerca de treinta años pero sí le dieron la vida a quienes trataron
+La semana pasada me vi con él y su nueva esposa porque Adelfa lo dejó viudo y
+también se pisó mi abuela
+y me dijo que se había puesto triste porque le habían contado que una de las mujeres
+que él me conoce me había puesto los cuernos y que yo ni siquiera la había ensartado
+y que no lo fuera a matar yo a él con el chiste cruel de que estaba desmintiendo la raza y
+el coraje y ejemplo de mis mayores
+Al mediodía de hoy estuve mirando que pasaban par sombras por encima de la manga
+de mi camisa
+y al mediodía de hoy murió mi padrino
+La venturosa mañana del pasado 12 de Octubre, aniversario del descubrimiento de lo que después sería América,
+me despertó mi mujer Claudia Jaramillo con un beso inacostumbrado
+para felicitarme por recordar la fecha de nuestro aniversario,
+pues me había pasado toda la noche repitiendo dormido y en distintos tonos de voz: Claudia, Claudia, Claudia, Claudia, Claudia, Claudia, Claaaudia.
+Veintiún años atrás había hecho su celeste aparición en mi garçoniere de
+poeta tocado de publicista
+con una heliconia en la mano y en la otra su necesaire,
+pues acababan de despedirla de su puesto de mesera en Andrés Carne de Res, vaya uno a saber por qué,
+pero el caso es que estaba loca por mí.
+Tenía 22 años, 22 años menos que yo, y pensé que querría aprender de la experiencia de un discípulo avezado de Miller, Nabokov y el Marqués de Sade
+sutilezas estilísticas que no estarían al alcance de las relaciones de su misma edad.
+No hay mal que por bien no venga, es el consuelo paradójico que expresa mi bienaventurada cada vez que ocurre una desventura.
+En este caso la desventurada sería la anterior Claudia, quien había decidido empacar sus chiros e irse para Miami en busca de fortuna y olvido.
+Como el espacio en el ropero estaba vacío, ahí decidió la novilla meter lo suyo, sus mudas vaporosas, sus tenis, sus panties, sus negligés.
+Hoy agradezco a Andrés por el corte de su hermanita,
+que me ha procurado por tantos lustros el disfrute de carne fresca.
+Me persiguen, las Claudias. Como me persiguen los milagros de cada día, las divinidades hindúes, los viajes mar afuera, los libros y las botellas.
+Y eso que soy malo para cantar al amor; cómo será que esta es la primera romanza que entono.
+Dedicada a la mujer que más me ha durado sin dejarme caer del recto sendero de la bonanza
+—más que esos pretendidos amores eternos que fueron sólo parpadeos de primera vista—,
+y espero que me siga durando cuando la vida me la ponga dura.
+Me pidió que, como presente de aniversario, le hiciera sobre esta nuestra cama que se ha desfondado 14 veces sin que haya tenido que ver la polilla ni ningún otro comején,
+una reseña puntual de sus antecesoras, hasta donde la caballerosidad me lo permitiera.
+Ello, para estar prevenida frente a posibles chismes de caridad.
+No tuve que hacer mucho esfuerzo para acceder. Yo por ella hago lo que me pida, mientras no malogre mis hábitos ni me seque el bolsillo.
+Te referiré, cariño, la verdad acerca de mis siete Claudias.
+Comenzaron a llegar cuando mi primera mujer, previsiva, después de leerme el tarot me tiró la maleta por la ventana,
+y me tuve que refugiar con mis libros y mi babel de borradores en una pensión de viajeros.
+Allí conocí a Claudia Uno, esposa de un pintor erótico- geométrico del que pronto se separó, era cantante y bailarina de tangos, todo un ciclón.
+Con tal cuerpo ni ropa necesitaba. La vestía de perfume y besos. Duramos 7 años.
+Claudia Dos era profesora de comportamiento y sólo me visitaba los sábados
+pero me daba sopa y seco para toda la semana. Duramos 5.
+Claudia Tres había escapado de un convento y estaba intacta.
+Era la virtud encarnada como una uña pero muy pronto me la ganó el feminismo.
+Al primer conato de bofetada me sacó revólver.
+Un día que me descuidé en el gimnasio me dejó por otra. Duramos 4.
+Claudia Cuatro era una ejecutiva de raca mandaca.
+No se sabía si valían más sus gafas ahumadas que el Maserati.
+Me enseñó a comer con tres tenedores y a beber cada licor en su copa y cada vez que me llevaba a un motel era a Panamá o Puntacana. Duramos 7.
+Otras dos Claudias tuve de las que no puedo dar pistas mayores porque las puedo perjudicar en sus historiales. Duré con cada una 7 años.
+En todo caso no fueron ni Claudia de Colombia, ni Gurisatti.
+Te tocó ser la Claudia Siete, mi corola de picaflor, pero ahí planté. Puedes estar segura de que a partir de ti no ha habido más Claudias.
+Lo único que le preocupó fue que, haciendo la sumatoria temporal de mis relaciones, debía de tener cerca de cien años.
+Descuida, corazón, fueron simultáneas. Agradeció mi sinceridad.
+Me alargó otro beso y se fue a prepararme los huevos del desayuno,
+mientras que con el corazón livianito por la confesión me empeñaba en un solitario.
+Un hombre que ha tenido tantos amores es porque no tiene ni puta idea del amor, le confesé en la cocina.
+Es el único caso en que la abundancia es sinónimo de pobreza. Eso es lo que parece haberme pasado. Pero siento que me estoy resarciendo. Porque estoy seguro que puedes hacer por siete.
+Ella sabe que lo que importa de un marido no es con quién se acuesta sino de quién se levanta. Y en 21 años no ha habido mañana en que no me haya levantado de ella. Feliz aniversario, querida.
+Bogotá, octubre 2010
+un día
+después de la guerra
+si hay guerra
+si después de la guerra hay un día
+te tomaré en mis brazos
+un día después de la guerra
+si hay guerra
+si después de la guerra hay un día
+si después de la guerra tengo brazos
+y te haré con amor el amor
+un día después de la guerra
+si hay guerra
+si después de la guerra hay un día
+si después de la guerra hay amor
+y si hay con qué hacer el amor
+ARMANDO ROMERO (Cali, 1944)
+Desde sus 15 años hizo parte, con el poeta Jan Arb, de la segunda generación nadaísta caleña. Era un joven nervioso, tímido, melómano, adorador de Kafka y Michaux, que andaba siempre con unos escritos misteriosos en sus bolsillos. Sus primeros poemas fueron publicados en el suplemento nadaísta Esquirla, que dirigí con Alfredo Sánchez. Tomó las de Villadiego cuando se dio cuenta de que en el nadaísmo de Cali no había futuro, y arrancó a propagarlo por todas partes. Leyó a Jack Kerouac, tomó su mochila y emprendió «el camino» Ecuador abajo por gran parte de Suramérica, haciendo migas con la joven y la vieja vanguardia. Desembocó en Venezuela, donde vivió varios años, desempeñándose en la cátedra, en las editoriales, en la publicidad, en el periodismo, en el cine. Una vez en Estados Unidos ingresó a la Universidad de Pittsburgh, donde obtuvo máster y doctorado en literatura latinoamericana. Obtuvo el grado con una tesis sobre los poetas colombianos que él por primera vez agrupa con el nombre de Mito por haber colaborado en esa revista, ensayo que fue publicado en Colombia con el nombre de Las palabras están en situación. Desposó novia griega. Desde hace más de 30 años se desempeña como profesor en la Universidad de Cincinnati. El mismo tiempo durante el cual hemos mantenido una complicidad y una correspondencia enriquecedora. Nacimos en el mismo barrio de San Nicolás, nos trasladamos al más proletario barrio obrero, estudiamos en el mismo colegio Santa Librada, militamos en el mismo movimiento y compartimos el mismo mundo letrado. Hemos coincidido en lugares remotos, invitados a seguir predicando nuestra borrosa doctrina y celebrar su perennidad. En Grecia escribió la novela Un día entre las cruces (1993) y recibió el doctorado honoris causa de la Universidad de Atenas. Ha sido traducido a muchos idiomas y ha sido escuchado en infinidad de países. No piensa retornar a Colombia.
+Obras.
+Poesía: Los móviles del sueño (1976), El poeta de vidrio (1976), Del aire a la mano (1983), Las combinaciones debidas (1989), A rienda suelta (1991), Hagion Oros (2002), De noche el sol (2005), A vista del tiempo (2005); Amanece aquella oscuridad (2012). El color del Egeo (2016).
+Antologías de su obra han sido publicadas en Colombia, México, España.
+Antologías: Una Gravedad Alegre (Poesía latinoamericana, 2007) y Antología del nadaísmo (2009).
+Ensayos: Las palabras están en situación (1985), El nadaísmo o la búsqueda de una vanguardia (1988), Gente de pluma (1989).
+Cuentos: El demonio y su mano (1975), La casa de los vespertilios (1982), La esquina del movimiento (1992), Una mariposa en la escalera (1993), La raíz de las bestias (2002).
+Novelas: Un día entre las cruces (1993), La piel por la piel (1997), La rueda de Chicago (2004), Cajambre (2012).
+Era un hombre al que le habían enterrado su mano derecha
+Pasaba sus días metido en una pieza vacía
+Donde se sentaba
+Los pies contra el ángulo superior de la ventana
+Y su mano izquierda sosteniendo un ojo de buey
+Por el cual los rinocerontes
+Ensartaban su cuerno
+Y hacían brillar su corteza metálica
+Le había dado por ser poeta
+Y se pasaba todo el tiempo hablando de la guerra
+De tal manera
+Que había descuidado su mano derecha
+Esta creció lenta y furiosamente
+Y sin que él se diera cuenta
+Atravesó el mundo de lado a lado
+Cuando los niños de la parte norte de Sumatra
+Vieron aparecer un árbol sin hojas y sin frutos
+Corrieron espantados a llamar a sus padres
+Estos vinieron con sus gruesas espadas
+Y cortaron el árbol de raíz
+Un líquido blanco lechoso salió de la corteza
+tronchada
+Desde ese entonces
+El hombre como un poeta
+Siente un dolor terrible
+Agudo
+En un sitio del cuerpo que no puede determinar
+Llegaron los tres al mismo sitio
+Pidieron espumeantes bebidas
+Saludaron a la amable concurrencia
+Llegaron los tres a la misma mesa
+Tomaron humeantes pociones
+No conocían a nadie
+No estaban incómodos
+Y he aquí
+Que cuando los tres se encaramaron
+Sobre la cornisa
+Sobre la ventana
+Sobre el agujero
+La mujer de la cantina dijo no se asusten que ellos
+eran una nueva flor traída de Oriente
+Pero cuando descendieron y mataron a toda la concurrencia
+Ella dijo antes de morir que no había nada que temer
+Que se había equivocado de jardín
+Que se había equivocado de flor
+Y que en vez de traer flores de Buda
+Había traído flores de Uranio
+¿Quién dejó caer la campana desde la torre
+y dijo aúllan los lobos cuando ya no los sepulta la nieve?
+Hoy ha nevado desde mi ventana que es abril
+y primavera en los periódicos.
+Hoy es Ike and Tina Turner
+que celebran la fiesta de sus cuerpos
+desde voces que tienen para decir mucho más allá.
+La carta ayer por la noche
+ya casi en el delirio de los ojos rojos
+que se clavan sobre los objetos como puntillas que arden.
+Chicago es blanco de tormenta.
+Taima, la gata, le dice sí a los fríjoles de la soledad
+que comemos diariamente.
+Si hoy dejo caer una mano sobre la alfombra
+allí permanece hasta que mañana nuevo día la recojo,
+la coloco sobre mi hombro,
+o se queda varios días esperando el sonido de la máquina
+que la haga saltar por sí misma
+y colocarse firme sobre mis omoplatos.
+Camino como ese viejo surrealista
+que no creía en los sueños
+porque estaba siempre muy despierto dentro de ellos.
+Y digo de la vida que sí también,
+que me como su sopa amarga,
+que la vomito sobre todas las piernas de la belleza,
+digo de chapules y saltamontes
+que habitan castillos como de lana,
+blandos pechos no recogen mi cabeza,
+me duelo duro contra el suelo pelado.
+El amor se va solo por la avenida
+y todos asquean de bocas buscándolo.
+Yo también asqueo de amor de fieras
+que comen desde adentro.
+Yo también purulento los amaneceres
+con la palabra mierda.
+Chicago quema
+como los dedos de la máquina en la cara.
+Carl Sandburg es un edificio de apartamentos.
+Yo le digo adiós a la biblia de ojos rosados
+que estrecha sus piernas contra el mostrador.
+Yo le digo hola al evangelio de las sonrisas
+que se pierden dentro del reflejo amarillo de las cervezas.
+El árbol solo que camina batallas desnudo
+soy.
+Y quisiera encontrar todos los objetos perdidos
+en una noche de cartas mágicas.
+Por ejemplo encontrar el mundo
+la estrella la fuerza los amantes el mago.
+Hoy puede ser el 4 de octubre en Caracas
+y tengo 20 bolívares en el bolsillo.
+Pero hoy quemaré velas a la luz blues de Lincoln Avenue.
+En el barrio Sur habrá negros incendios de todos los días
+Hoy no pensaré de Latinoamérica más que para decir:
+How are you?
+Porque hoy es y siempre el 4 de octubre en Caracas
+y tengo 20 bolívares en el bolsillo.
+Hoy se cierra una puerta y se abren otras.
+Hoy escribo y pienso en ti.
+Hoy te veo viéndome verte.
+Sale el sol por primera vez en el día.
+El tren pasa mohoso de bulla sobre los rieles.
+Creo que estaré en México
+comiéndome de sol a los aztecas.
+Pienso no pensar y se abren miles de conchas.
+El viejo Cendrars me repite constantemente.
+Quand tu aimes il faut partir
+Y me lo dice hoy,
+Y me lo dijo el 4 de octubre de 1969.
+Y yo lo comprendo al ver la fuerza de mis pelos en punta.
+No lloraré más sobre los alcantarillados.
+Diré okay al cielo azul y al mar.
+Me iré con él y contigo
+a beber bajo los techos azules de Chagall.
+A crear el mundo con pantalones de vaquero.
+A reír de risas mientras se voltean las ideas.
+Y hoy ya no será el 4 de octubre de 1969.
+Hoy será el 7 de abril de 1972,
+y desde Chicago para vos
+será mi amor de siempre.
+Cuando las formas luminosas que se reflejaban en mis ojos tomaban consistencia
+corpórea
+Y cuando alargando mis manos podía tocarlas
+Comenzaban a bailar en mi presencia extraños seres y relucientes ciudades
+Y era difícil escapar de la bella posibilidad de mezclarse con ellos de perderse
+Las noches se sucedían ágilmente saltando las cuerdas flojas de los relojes
+Los mares se estrellaban contra mi cuerpo como tanques amanerados de la guerra
+El sonido del tren desatornillándose de risa ante la presencia ineludible del
+descarrilamiento
+Las máscaras ocultando los rostros desconocidos de dios
+Los gritos de las paredes ante la herida de los cuadros
+Oh extraños seres
+Oh relucientes ciudades
+El mundo se me está viniendo encima con toda su algarabía
+Salteadores de autos en caminos como caminos hurtándose lo profundo de la noche
+Muchachas de bluejeans como bluejeans puestos a escurrir en las alambradas
+Nadaístas desenfrenados acuchillados en las esquinas como esquinas de una moral sin
+salida
+Pederastas recogidos por el viento como instrumentos de viento solitarios dentro del
+humo
+Cuchillos entrando y saliendo sobre las fascias como fascias de esqueletos fosilizados
+en las pirámides de papelillo
+Besos prolongados sobre los parabrisas como parabrisas que han detenido el encanto de
+la noche
+Médicos corrigiendo heridas como heridas que aparecieron luego de que todo se hubo
+consumado
+Lágrimas confundiéndose con el plasma como dolor que se ha plasmado sobre los
+rostros de las vírgenes
+Abortos en los teatros como bellas prácticas de teatro futurista
+¿Y qué voy a hacer yo contra todo este mundo que se me está cayendo encima?
+Nada
+Sólo sé que estoy feliz
+Que tengo unos pocos pelos en el pecho que bastan para aplacar todas las balas
+Y que te estoy amando
+A pesar de todo
+Y que te amaré
+No importan las citas no concurridas
+Ni los gritos al teléfono
+Dije hay que vivir hasta que de la pasión salte el silencio
+Respondió que el alborozo de los cuerpos limpia con luz las mañanas
+Dije hay que soñar que vamos en el mismo espacio que empujamos con los dedos
+Respondió que la realidad de los cuerpos está más cerca que el sueño
+Dije hay que volar con las piernas entre las manos
+Respondió que no hay límite en la conjugación líquida de los cuerpos
+Dije que allí mismo la amaba hasta el hartazgo
+Respondió con una sonrisa anudada a nuestros cuerpos
+De una estética a la otra
+han pasado hoy los cuervos
+por mi jardín.
+Envueltos de negro
+picotean semillas
+entre la hierba.
+Quisiera desarmarlos
+como hizo Poe un día.
+Pero al alzar la mano
+con mi pluma lista
+a volar se lanzan
+por entre los árboles.
+Esta imagen fugaz
+es lo que resta.
+«¿Oyen los muertos lo que los vivos
+dicen luego de ellos?»
+LUIS CERNUDA
+No es fácil encontrar en el cementerio
+de la Isola di San Michele
+a estos dos habitantes de la noche y el día.
+A pesar de que casi se tocan con los pies o las manos,
+sus tumbas guardan precavido silencio.
+Poco tienen para decirse
+estos combatientes derrotados
+en la guerra fría.
+Victorioso en el desborde de sus palabras,
+el uno.
+Victorioso en el verbo contenido,
+el otro.
+Felices de verse a cuerpo entero en el poema,
+aunque derrotados al fin.
+En la Isola di San Michele
+una de las tumbas se regocija entre las flores,
+manos dulces y amigas
+vienen a menudo a acariciarla.
+En la otra sólo se nota una mano solitaria
+que a intervalos limpia el polvo
+y controla la enredadera.
+Nunca se conocieron,
+ni hubieran querido hacerlo, de seguro,
+estos dos habitantes de rostro maldito por la poesía.
+El más viejo,
+Ezra Pound
+en la ironía de su nombre,
+rugía de ira frente a los gusanos
+de la usura en su patria, que era el mundo.
+El más joven,
+Joseph Brodsky
+en la ironía de su nombre,
+aplastaba con los dedos de sus palabras,
+la insana y maligna burocracia de su patria,
+que era para él sólo una parte del mundo.
+Ninguno odiaba lo que el otro odiaba,
+o amaba lo que el otro amaba,
+excepto esta tierra que ahora visten
+como sepultura.
+Esta tierra de marinos y comerciantes
+y viajeros atropellados por la muerte
+en lápidas envejecidas
+por el sol y el descuido.
+No es para contemplar fantasmas
+que uno se acerca a estas tumbas,
+ni para oír sus diálogos secretos
+sobre la inmortalidad del alma,
+es quizás para ver
+que el sol se hace noche
+en los versos rimados y los metros precisos
+del más joven y moderno,
+mientras que en el más viejo y antiguo
+sus versos saltan libres
+de las rejas de las páginas,
+y en diversos idiomas
+imponen la prosodia de su osada aventura.
+Sin embargo, si un oído allá esta noche
+nos permitiera oírlos leyendo sus poemas,
+encontraríamos la misma cadencia,
+el dejo que permite el arrastre de las sílabas.
+Bien sabemos que ambos habitaron
+su imagen con orgullo y soberbia,
+que apostaron a perder el cielo
+para ganar la tierra,
+que respondieron con fuego y dolor
+a las tres preguntas de Dios,
+porque ante el estar, el ir y el venir
+imponían el incendio de adentro.
+Por gritar desaforado,
+por no roer su ira en sus intestinos
+como lo hacen los hipócritas,
+el de barba blanca y ojos enloquecidos
+va al encierro del hospital Saint Elizabeth,
+for the criminally insane;
+por vagabundo,
+poeta sin oficio conocido,
+lacra de la sociedad,
+parásito,
+el de ojos tristes y rostro desafiante,
+va a las estepas del Gulag.
+Hijos de la historia,
+y por ella condenados y consagrados,
+sólo les resta el exilio
+de lo que a duras penas podrían llamar patria.
+Debe haber sido la diosa Fortuna,
+que se pasea por la plaza de San Marcos,
+quien vino a anclar juntos en este cementerio
+a estos dos seres que atormentados
+atormentaron con sus versos los imperios.
+No se conocieron,
+ni se amarán nunca,
+escrito va en la eternidad.
+Pero juntos son una verdad
+que ya es muy difícil ver
+en este mundo de mentiras
+que jugamos como niños perdidos.
+Ya no nos quedan lenguas y plumas
+para aquél que hablaba todas las lenguas,
+o para este que volaba con todas las plumas.
+Pienso que si hay una luz
+que los hermana y los une,
+está allí por los meandros de Venecia,
+en la parte roñosa de una iglesia,
+en un oloroso portón,
+en la calzada de los incurables,
+o tal vez en una gárgola, una columna,
+el polvo.
+Extraño es pensar
+que ahora no viene a mí
+la palabra
+agua.
+¿De qué huimos cuando han tocado la campana para que el día termine?
+Si el viaje fuera uno y otro paso, qué no decir de todos yendo.
+Pero el viaje es como el sueño, como el poema,
+todo se va, y va poblando de unos hilos ligeros que caen del cielo
+y levantan humo de la yerba verde.
+El viaje tiene que decir de minerales y noches como esta.
+O aquella, la que endurecida y pintada como un huevo
+me dijo de la fugacidad del amor en un cerro de Valparaíso.
+Uno tiene siempre dos sueños al alcance de la mano:
+en uno vamos en pos de algo, en otro somos perseguidos.
+El sueño es movimiento que interroga el espacio, hostigándolo para ser otro.
+Y ese espacio de cambio constante acoge el rutinar sin sentido de nuestros pies.
+Así el viaje dice que todo lugar es el lugar,
+que dondequiera que estemos no estamos.
+El viaje nos lleva a nacer en otra frontera,
+y en otra.
+Yo caminé a desgarrones este ir y venir de las palabras que es el camino,
+le di duro a la sandalia o a los viejos zapatos por el polvo,
+en esos pueblos, en esas ciudades, en aquellas montañas,
+al lado y adentro de ese mar, este río,
+y entre ellas levanté una sola palabra como quien se levanta temprano
+y busca la botella de vino, el cigarrillo, un pedazo de pan.
+Hace muchos años,
+sentado al pie del carbonero que florecía al frente de mi casa,
+vi pasar un hombre arrastrando su huida como una carga de trastos viejos.
+Adónde o de dónde eran las preguntas sin respuesta,
+y allí estaba él, huyendo para siempre.
+Mas no era yo quien se quedaba.
+Son ahora, en el camino, estos destellos de palabras
+que juega al dado de las combinaciones la memoria,
+fragmentos de un palpitar por los relámpagos,
+los que vienen a ella entrelazados para construir el viaje, el poema,
+no hacerlo de nuevo sino de primera vez,
+como la huida detrás de la almohada
+o el aguijonazo de un tiempo que en el ver nos despierta.
+JAN ARB (Cali, 21 de enero de 1946)
+Nació también en el barrio de San Nicolás. El nombre heredado de su padre Jesús Antonio Arbeláez lo abrevió, de la manera más surrealista, como Jan Arb. Así se presentó en el nadaísmo, de 16 años, en aras de seguir las huellas de su hermano, el ya alharacoso poeta Jotamario Arbeláez. Pero a diferencia de este, muy pronto abandonó la vida mundana y plena de aspavientos de la mayoría de los integrantes del movimiento fundado por Gonzalo Arango, el profeta, y tomó la senda del silencio y el misticismo, sin abandonar la pluma también en ocasiones airadamente profética. Con los chilenos Cecilia Vicuña y Claudio Bertoni fue saludado por la revista mexicana El corno emplumado, a mediados de los 60, como la más nítida promesa de la vanguardia poética latinoamericana. Ha llevado una vida de monje dentro de su casa paterna. Vida de entrega al amor del prójimo, a quien acorre en las congojas del desprendimiento. En 1977 la Universidad del Valle, donde estudió algo de sociología, publicó su libro polifacético, por cuanto comprende el ensayo, la reflexión filosófica, el anecdotario espiritual y la poesía, titulado El robo en el amor. La mirada y la mujer secreta. Se aproximó al grupo nadaísta, pero al escuchar que su abuela Carlota, acercándose a su padre Jesús Antonio le decía con inmensa quejumbre: «Dios nos castigó con el nadaísmo», decidió seguir tras las huellas de Jesucristo. Trabaja en el misterio extraordinario de la Eucaristía, y mantiene una relación constante con el Espíritu, a través del don de la profecía.
+Obras: El robo en el amor. La mirada y la mujer secreta (1977), Prendas negras, Poemas en el bus (2016).
+antes de darme la mano me enamoré de ella, me acuerdo,
+estaba cargado de legumbres frescas cuando la conocí,
+su cuerpo.
+es la hora en que el cielo salado se come su huevo,
+pero, ¿quién puso a tibiar el huevo, y quién le echó
+sal al cielo?
+desiertos con movimientos de olas, o dunas ocultas,
+desiertos ocultos tras pequeñas prendas, extranjeras,
+movimientos de lengua de reptil o batracio, maremoto,
+prendas negras.
+las palmas de mis manos sobre sus nalgas de paloma,
+las palmas de sus manos contra mis espaldas, apretadas,
+mis manos sobre su cuerpo, o su cuerpo en mis manos.
+entra, sale y no dice nada,
+hay quienes dicen que canta,
+sus males espanta, más, más.
+los pájaros en verano cantan toda la noche,
+y para un pájaro en verano, no hay invierno que valga.
+a la luna, dejó de latir el perro con el corazón,
+cuando por el horizonte el futbolista había lanzado
+su bola.
+Esta mañana al despertar, me pregunté:
+¿Es esta mi cama, es esta mi carne, es esta mi sombra?
+Luego de girar un poco, imagino, a la derecha,
+no pude responder a la pregunta, tristemente.
+Me tocaba revisar la intensidad del temblor
+en la inmensidad del valle, contar los paquidermos muertos,
+y por último, colgar un letrerito en la baranda de la cama,
+el cual decía: Yo no quiero ir al cielo, y además,
+¿cómo podría ir, si al cielo sólo van los infelices?
+Quise bajarme, por los pies, como de costumbre,
+pero los pies permanecieron en su sitio, exactamente.
+Y, ¿cómo habría de moverlos, si las nalgas habían desaparecido?
+Otra vez la gravedad, los puntos de apoyo,
+¡oh!… las palancas, pensé.
+Bien, pero entonces pude quedarme acostado
+durante todo el día, y recibir los más agrios soles
+de las cavernas.
+Era ya la hora L cuando salieron brincando
+los melones naranja del día. ¿Qué hacer? Me pregunté sonriendo.
+—Atraganta todos los espacios—
+¿Ah? ¿Quién dijo eso? ¿Hay alguien conmigo?
+—Los melones naranja del día—
+Cuáles melones, yo no los conozco, no son amigos míos.
+—Barra pero no pele las paredes—
+Dios mío, me estoy volviendo loco.
+(un hombre salta
+y da a los árboles con su martillo de vidrio;
+árboles que dejan caer sus dientes
+y mujeres;
+mujeres de sombra
+que se tienden en el pasto,
+como ropa).
+las mujeres son de felpa y risa,
+los relojes son de muerte
+y viento.
+el azar, la vida: ja ja ja ja ja ac ac ac,
+los dientes blanquísimos del perro.
+ahora,
+musitan los cuchillos
+entre la hendible carne de la cena,
+el solitario
+y su dedo ardiente,
+el cuerpo que irradia la piel
+y su dulce sal quemante,
+la hierba.
+nos vamos:
+pero guarden las líneas,
+las figuras incompletas,
+los malos números, los cambios;
+doblen las mujeres y guárdenlas,
+no las quiebren que son un plato;
+una cucaracha no se mata con un revólver,
+una mujer no se enamora con un paraguas,
+no seas tonto:
+toma tu poción de golpes,
+no
+desconozcas tus torsiones,
+fricciones,
+elongaciones, etc,
+vientos, besos, vidrios, dientes…
+son tuyos,
+eres un cuerpo de equilibrio estable,
+al fin,
+porque…
+si no existiera la fricción,
+para qué las glándulas de Bartholin,
+si no existiera la torsión,
+para qué el perfil de tu mujer,
+si no existiera la elongación,
+para qué los movimientos de cada uno de tus
+soles,
+noches,
+pies…
+la repulsa y el acercamiento,
+el dolor y el frío?
+ .
+. .
+un beso,
+es una patadita en tu corazón.
+qué dirá Dios cuando te desvistes
+Tu infancia alimentada de lémures
+por tu madre y ahora
+no puedes dormir sola
+Tu adolescencia incestuosa
+Tu idiosincrasia no era la de un tren en marcha
+nos gustaba el silencio
+no abríamos la boca más que para
+comer troncos de rubí
+para jadear o suspirar
+Tu yunque padeciendo el martilleo de mi acotillo
+Hasta que una noche abriste la boca para decirme
+«eres tan constante en esto del amor
+que acabaremos por desgastarnos
+como un polipidio»
+Y yo te dije
+«eres bella como las gavillas
+te buscaría aunque te alojaras en el
+apogeo de la luna y te haría seguramente
+el amor en el aire»
+Tus pies sobre el escabel
+Tu espalda contra el espaldar
+Tu cabeza de pensamientos escalenos
+de pensamientos ambigonios
+Tu pelo existencializado y no por aparatos
+electrónicos
+con un electroscopio comprobarías
+su electrizamiento
+Tus ojos son dos a las doce del día
+a las doce de la noche
+en todo tiempo y espacio
+Tus párpados cleopatrizados
+Tus dientes noctílucas nocturnas
+Tus pómulos erubescentes al contacto del colorete
+Tu cuello tubo de gas neón en Francia
+Tus senos altos dan pequeños brincos
+saltitos mortales para un hombre
+de dieciséis años
+Tus caderas orejas de azucarera china
+pelotica de ping pong
+Tus manos colocadoras de burletes para burlar
+la emetropía de mirones
+cuya muerte sería la ablepsia
+Tus brazos abiertos con vehemencia como lo haría
+Beethoven cuando debiera expresar un esforzando
+Tus senos ménsulas para sostener mis besos
+obuses que disparan al cielo blanco
+Tú con tus hombros de hierro derretido
+Tú con tus pies y tus pies con el aroma
+de las dalias y las axilas
+Tu cuerpo sin dolos
+Eres de una belleza como para apagar la luz
+Tu cuerpo febricitante de noche
+Llego a ti como un brulote llega
+a su combustible
+comburente
+broche del amor
+Tus brazos colas de eliomises en mi cuerpo
+Tu espalda despierta sueño pesado o pesadilla
+lienzo acanalado donde mis dedos
+y mi boca dibujan inspirados por el subconsciente
+Tu columna vertebral conciertos de Beethoven
+en nuestra simpática vida sinfónica
+hermoso canalete por donde vierto vino
+cada vez que te desvistes
+Tus senos o los domos de tu torso
+Tu cuerpo tornátil y el mío
+sobre el podio
+son dos columnas caídas
+La fortaleza desguarnecida ha bajado su puente
+brinco
+aro a la belleza para sembrar un niño
+Tus ojos fáculas de tu cara y
+Tu lengua anzuelo de mi voz
+Tus ojos que no necesitan lentes
+pero que piden a gritos un actinómetro
+Tu lengua catadora acostumbrada a catear
+oro plata y otros minerales
+y piedras preciosas
+Prodigio del ósculo Día de fiesta o domingo
+Tus ojos queriendo dar una curva al final de la mirada
+Tus ojos y tu mirada de río
+Tu mirada de patín viejo
+Tus labios de tantalio y tu lengua
+Tus senos tiro al blanco al negro
+tiro al rojo
+cúspides aureoladas con aréolas
+Tus senos blancos de mi boca
+Tus pies plintos de tus piernas
+paso al peso
+úpa glándulas de Bartholin
+Tus piernas dibujan las letras del amor
+cuando las abres y mueves
+U V M W X Y Z
+Me da risa tu sexo de ascensor
+Tu sexo que es el centro del universo
+o el universo mismo
+Tus ángulos goniómetro loco
+de Guadalquivir
+bella bahía Solano
+Tu sexo de gárgola mojada
+vórtice del amor
+Tus dientes y tu sexo de corsario
+Tus manos de luengos y fluidos dedos
+de uñas de glicinio
+anco marcio
+Tus rodillas tornillos del pantógrafo
+de tu cuerpo digo del amor
+y tus codos
+Tus hombros y tus elásticas caderas de vino
+Tu cuerpo febricitante de día
+no importándole que apareciera el
+empis en verano
+Tu risa por la trapaza o gazapa
+con que la filatería de los poderosos
+de fámulas inquisidoras
+quiso atraerte a la tasca o garito
+para así aumentar su peculio
+y después
+cuando el timo hubiese casi desaparecido
+y las gónadas u ovarios
+y la glándula pituitaria ya no trabajasen
+abandonarte
+Tu prefieres mi gayola y yo la tuya
+Ahora las mujeres se avientan
+contra mi cuerpo
+cuando camino por las calles.
+Se detienen sin necesidad de hacerlo
+con el propósito de mostrarme particularmente
+su protoplasma inferoposterior,
+máxime cuando son bellas
+Y se sienten sobradas moralmente.
+He tenido que caminar
+o estoy obligado a hacerlo
+formando una continuidad de ondas.
+Ahora cuando caminaba frente al Hotel
+vi a una niña de trece años de espaldas
+a mí, a una distancia de cuatro metros adelante
+y diagonal a mi dirección, vociferando su lotería.
+Ella está de espaldas perfectamente.
+¿Puede suponerse que pueda no verme?
+Si lo suponemos debemos estar convencidos
+de que ella me vio antes.
+Aunque no sepamos a qué distancia superior
+a los cuatro metros en que la vi.
+Si no me veía, para saber mi posición
+obtendría el dato por el tacón de mis zapatos,
+Hasta que yo cayera cómodamente en su angulaje de visión;
+de repente se atraviesa del lado exterior
+de la calzada hacia el opuesto,
+formando un bello ángulo de 90 grados centígrados
+Que me haría frenar intempestivamente,
+o badearla, bordearla demasiado elásticamente,
+casi imposible, o utilizar unos reflejos
+que no llevaba. Con la tranquilidad del caso
+La tomo por los hombros para no golpearla,
+empujarla, chocarla feamente, brutalmente,
+(sentirme era todo lo que ella anhelaba),
+y al tomarla, mi mano izquierda en su
+antebrazo-hombro,
+Mi mano derecha para detenerla llueve
+por su clavícula de oro, la tomo,
+en ese instante y bajo mis dedos
+siento una blandura divina.
+Sus nalguitas besan mi pierna,
+detrás de su falda, con suprema gracia
+y ternura. Mis manos se desprenden
+precisamente como lo requería el impulso
+de mi cuerpo al caminar.
+Sigo con mi cabeza levantada sin haber
+perjudicado la armonía del universo,
+y la niña sin mirarme sigue también,
+completamente lograda, y más feliz
+que yo, vociferando su lotería.
+Las neuronas retinianas de mis ojos
+son felices
+cuando convierten tu cuerpo,
+en impulsos
+nerviosos hacia el área 17, 18 y 19.
+La amplitud y la frecuencia de las ondas,
+así como el timbre
+de tu voz, comienzan a hacerme feliz
+no bien llegan
+a la membrana acorazonada de mis tímpanos.
+Las ramas periféricas de las neuronas
+bipolares,
+que salen ansiosas a encontrar en la
+superficie
+de la mucosa el cosmos de tus partículas
+odoríficas,
+estallan de felicidad en gritos
+y en cánticos
+de bienvenida: ¡Hosanna, Hosanna, a la
+hija del Señor!
+Y agasajada eres por el área septal,
+y en todo el sistema límbico.
+No es el sabor lo que mi lengua busca
+en tu legua,
+ni lo salado, lo amargo, lo ácido
+o lo dulce,
+en tu cuerpo, ¡Oh divina!, sino
+la sinapsis
+entre nuestros receptores de Meissner,
+¡Oooh!
+entre los bulbos de Krausse.
+Y tu cuerpo son los códigos de tu
+Espíritu,
+que guardan celosamente mis neuronas
+en la región
+lateral de mis lóbulos temporales.
+Te escucho con mis ojos, porque cuando
+te miro,
+oigo a ciento treinta y ocho millones
+cuatrocientos
+doce mil novecientos cuarenta y dos
+axones,
+en las retinas, que vibran como las cuerdas
+de mil violines,
+acariciadas por la no lisa pero sí hermosa
+superficie de tu piel.
+Te veo con mis oídos, porque a partir
+del timbre
+de tu voz, involuntariamente se van
+reconstruyendo
+en mi frente desde el horizonte de tus uñas
+hasta el cenit
+de tus cabellos, tu sonrisa y la luz
+de tu mirada,
+y tiemblo, cuando cae como un fuego
+pirotécnico
+la luz de la energía de todas
+tus células
+sobre la universalidad de mis receptores.
+Te palpo con mi respiración y llegas
+hasta mi sangre,
+y por ella reoxigenada a mis neuronas
+y al núcleo
+de todas mis células, para decir:
+¡La pienso,
+luego existo!
+Te respiro por todos los poros
+de mi espíritu.
+O te abstraigo con mi mente, no sólo
+el espectro
+de tus sabores: lo amargo, lo dulce,
+lo salado,
+y lo ácido, sino lo sublime de
+tu espíritu,
+en la inmortalidad de tu creación.
+A veces casi me matas
+de amor
+hacia las shaktis
+oscurecidas
+por no sé qué designios.
+Pero si
+tu misericordia es superior
+a nuestra
+infidelidad, qué juez puedo ser,
+y para qué,
+si soy un guerrero acorazado
+de amor
+y el filo de mi espada
+es el perdón.
+Que lancen sus saetas de magia
+y plomo;
+que con la magia negra
+haré velitas
+romanas para los niños,
+y el plomo
+lo transmutaré en el Oro
+de la Gracia
+santificante.
+Lunes
+La sabiduría de mi ojo derecho
+baila 2x7 con pulseras de plata,
+gira sobre sí misma expandiendo
+Su vestido de novia, y besa las
+cataratas de los voyeristas tristes.
+Martes y Miércoles
+El poder del oído siniestro, celoso
+de las riquezas de mi oído derecho,
+condiciona el multicolor 5 con el
+azogue, corroyendo el ferrum de los
+maestros con el atrayente rojo y los
+9 dolores de parto.
+Jueves
+La belleza de Zeus, cabalgando
+sobre mi lengua turquí,
+enverdece a Eva y Adán Belial.
+Viernes
+Rojo, verde claro, azul suave:
+la vida me lleva cogido por el
+ojo izquierdo.
+M, U, E: Afrodita la raíz de
+mis cabellos con sus dedos soba,
+donde está la fuerza del León
+domado.
+Sábado
+La paz me entra por la fosa nasal
+izquierda, y se me sale por la
+vecina.
+Negro, verde, gris plomo (¡Qué
+bonito el vestido de mi papá!),
+café oscuro, me importa más
+el sonido de las trompetas.
+Domingo
+Negro, verde, gris plomo,
+café oscuro.
+Me importa más el sonido de las trompetas.
+DUKARDO HINESTROSA (Marsella, antiguo Caldas, 1933)
+Vivía en Cali cuando llegó Gonzalo e hizo parte del nadaísmo caleño desde sus inicios. En 1963 viajó a Estados Unidos y se radicó en Los Ángeles. Cada aniversario de la muerte de Marilyn iba a llevarle su ramo de rosas. Por muchos años estuvo publicando la revista Cuervo International, dedicada a la vanguardia poética. En 2007 regresó a sus predios natales. Ha pedido que se le permita hacer su presentación: «Poeta de la degeneración nadaísta, panida tardío N.º 14 del código Leo Le Gris, internista de los Hospitales de Ultramar, grumete sobrio del barco ebrio de Rimbaud, habitante de Isla Gris antes de tornarse negra. Caballero andante y desarmado de una tal Mesa Redonda, desertor de la Legión Extranjera, prófugo de la Cárcel de Reading and Writing, beduino de las arenas de los desiertos de Nubia y Libia, compañero de Nuestra Señora de París a la muerte de Quasimodo. Peregrino arrepentido a la mitad del camino de Santiago, cirineo ad honorem de los condenados del Gólgota, pescador del Mar Muerto y de Tiberiades. Ex-paciente del diván darwiniano, confesor de Rasputín el monje loco, canta-autor del cante hondo y profundo. Expulsado del Parnaso por proferir gritos simbólicos. Andariego, mujeriego y nocherniego. Abate del esoterismo. Alquimista de la edad oscura. Heredero de la lanza y el yelmo del Quijote, Restaurador de frescos milenarios. Iluminado de las fuerzas oscuras. Adelantado de las Conquistas perdidas. Peón de primer ajedrez arábigo. Sobreviviente de la peste negra medioeval. Consolador en su derrota del confinado corso en Santa Helena. Confidente de Juana la Loca y la Beltraneja. Inquisidor de los verdugos del Santo Oficio. Punto muerto entre la brújula y el astrolabio. Afilador de la guillotina para los rubicundos Luises. Heredero de la guitarra zurda de Atahualpa. Furtivo amante de la descaderada y cejijunta Frida Kahlo».
+Obras: Salmos para bautizar un huracán (1967), Poemas autobiográficos (1972), Arbitraria antología poética (2008).
+De nombre difícil, apellido largo,
+sin rancos abolengos.
+Dirección personal: Los Ángeles,
+muy cerca de Wilshire Boulevard.
+Estatura: 5.6 pies sobre el nivel
+del mar. Cabellos ondulados
+como un océano, a veces tormentosos.
+Ojos enigmáticos color café suave.
+Oídos cartilaginosos, colgantes
+y diametralmente opuestos.
+Boca mediana en cuyo interior
+se levanta un puente con lujosas
+incrustaciones de oro puro.
+Frente amplia y soñadora. Peso
+muerto. Nariz aguileña, con
+ventanas abiertas hacia abajo.
+Corazón grande, oscilante y padecido,
+con una ligera inclinación:
+(recomendable para un trasplante).
+Perfil de moneda en desuso.
+Manos que terminan en
+falanges irregulares.
+Ombligo anudado gordianamente.
+Dedos de las extremidades
+inferiores con callosidades rocosas.
+Vellos en las partes pudendas,
+que denotan un parentesco
+con los simios de Darwin.
+Cerebro sin lavar. Metabolismo
+basal con agudas reacciones.
+Ligera presión sanguínea.
+Sexo con reincidentes experiencias,
+apetito desordenado.
+Buen equilibrio hormonal
+y sin problemas glandulares.
+Recto un poco curvo.
+El intestino delgado,
+revélase un poco grueso.
+La división cariocinética,
+de su mitosis celular, es un intrincado
+problema de aritmética
+y deja mucho qué desear.
+Temperatura interior: 78
+calurosos grados Fahrenheit.
+Costillas bien articuladas,
+desde el escapulario humeral
+hasta el apéndice xifoides.
+Y, antropológicamente
+hablando: Homo Erectus,
+Homo Sapiens Solo Man.
+Flores rojas para ti Marilyn
+y para los diez mil soles de verano
+tatuados en tu cuerpo.
+Flores rojas
+para tu embriagante recuerdo
+impreso en miles de almanaques
+y para las pequeñas
+redondeces de tus senos
+como dos invertidas madreperlas.
+Flores rojas para tu sexo estrujado
+desde los diez años como limón
+y para esa, tu vida extraña
+como un drama, que Miller
+se negó a escribir.
+Flores rojas para ti,
+bruja de Salem, quemada
+como hechicera de Hollywood;
+para ese, tu sueño, sin Óscares
+ni historias inventadas
+por Confidential magazine.
+Flores rojas para las nueve
+cápsulas que sirvieron
+para tu póstuma desnudez
+en «Something’s got to give».
+Flores rojas
+para la médula y la cal
+de tus huesos
+y para tu silencio encadenado
+en Westwood Village
+Mortuary Cementer Park.
+A Veronique Albanesse
+Los Ángeles, noviembre 1962
+El espíritu de América es un hot dog gigante
+con mostaza y una helada coca kola king size.
+Las barras y las estrellas más allá de Alcatraz,
+son de un color intensamente desteñido.
+El águila imperial de viejas barras, tiene
+el pico gastado y está enferma
+de new castle o vómito amarillo.
+La estatua de la libertad quiere arrojar
+su antorcha al Atlántico y marcharse de nuevo
+a Francia, en un barco camaronero de Onassis.
+Los musulmanes negros han formado otro klan
+para devorar niños blancos y palomas.
+Los perros cebados de Birmingham tienen
+hidrofobia, y la llama eterna de Arlington,
+consumirá las bestias de Texas.
+La justicia está inclinada al lado de Hoffa.
+Campbells, además de tomates, enlatará
+Napalm y Cosa Nostra resucitará a Scar Face.
+En verdad os digo: Nada se mueve
+sin la voluntad de Wall Street.
+Febrero 1963
+A gonzaloarango
+Como escapados espectros
+del barco ebrio de Rimbaud,
+por La Main Street, en Los Angeles City,
+desfilan en todas direcciones
+mis amigos: los vagabundos,
+hermanos en el dolor y el vicio,
+compañeros errantes de mi ocio viajero.
+Por sus amplias aceras de rudo calicanto,
+contemplo a diario,
+una subasta enorme de pieles de color,
+con pelucas doradas y prendas de rayón,
+que venden por diez dólares,
+quince minutos escasos de amor.
+También he encontrado allí,
+la mirada extraviada de los pederastas,
+pescadores vergonzantes de la gran ciudad,
+atormentados por los imposibles deseos
+de su ilusa imaginación.
+He contemplado muchas veces
+el paso trémulo del amarillento vendedor
+de marihuana, el reducidor de cocaína,
+los alcohólicos, los fumadores de opio,
+el practicante domiciliario de abortos,
+los que hacen trata de blancas
+con dólares negros,
+los expendios tenebrosos de la inefable morfina
+en los que rentan la feliz estadía,
+en paraísos artificiales.
+En los bares llenos de humo
+se escuchan las explosiones
+del jazz radioactivo,
+el diálogo intrascendente de la locura;
+las palabras trasnochadas que se niegan
+a morir en la noche sublime e inmensa.
+2:00 a.m., las propuestas borrachas
+que hablan de motel y dólares,
+empiezan a circular,
+como monedas gastadas y sin brillo.
+A esta hora, las rotativas vomitan
+prodigiosamente las páginas calientes
+de Los Angeles Times, Herald Examiner,
+Silverlake Tribune y Christian Science Monitor.
+En millares de escaparates y tiendas,
+se venden las gacetillas y libritos de sexo,
+como cualquier pan nuestro de cada día.
+Flash…! Un cameraman dispara magnesio
+sobre los cuerpos rosados de las muñecas
+que hacen striptease, a 45 r.p.m.
+Greyhound sigue desvelada,
+los neones están ebrios y toda
+la ciudad duerme ahora,
+como una prostituta cansada.
+PEDRO ALCÁNTARA HERRÁN (Cali, 1943)
+En un reciente paso por Cali fui a ver a Pedro Alcántara, con quien me unen 55 años de complicidad en los embates de la brocha y de la palabra, en las luchas por la justicia y la dignidad, y en la aventura de afrontar el destino que decidimos. Es el pintor señero de la ciudad, de los más valiosos y más valientes de Colombia y del continente. Desde que regresó de Italia en 1963 y se adhirió a nuestra planilla del descontento descolló por el arte que la crítica denominaría neo-figurativo expresionista, a todas luces denunciante del atropello, que pronto lo condujo a recibir el premio de dibujo en el Salón Nacional de Artistas —que ganaría 5 veces—, al mismo tiempo que el también aliado Norman Mejía el de pintura, ambos expositores de lujo en el I Festival de Vanguardia, que organizábamos con Elmo Valencia cuando reía. También juntos hicimos El ojo pop, la revista que introduciría al Marqués de Sade, a Lautréamont y a Arrabal. Alcántara, además del asombroso y vertiginoso reconocimiento que logró en Colombia desde su llegada de Roma donde estudió a la vez Artes Plásticas y Ciencia Política, ha merecido algunos de los más importantes premios mundiales por su trabajo. Su compromiso político de la época hizo que en su momento nos desdeñara a los nadaístas por nuestra falta de consistencia en la lucha, sin considerar que nuestro jefe no era Marx ni Nicolás Buenaventura, y ni siquiera Gonzalo Arango ni Sartre, sino el mismísimo Patas en calzoncillos. Adelante con su firmeza, llegó a ser senador por la Unión Patriótica en 1985, movimiento que fue prácticamente aniquilado y del que milagrosamente sobrevivieron 2 nadaístas guerreros, él y la teatrera Patricia Ariza. Pero no fue un chepazo. A él llegó el sicario a ponerle la boca del revólver en la cabeza y tuvo la suerte de que no obturara el gatillo a condición de que aceptara el no volver a tratar en su obra la denuncia del atropello ni la exaltación de la insurrección. Se cambió a pintar flores, con el aroma venenoso que le permitía el ingenio para burlar el veto. Siguió trabajando con la angustia del sobreviviente vigilado y amenazado. Y hasta fue perdiendo el entusiasmo por el compromiso. Manteniendo y superando la calidad de su trazo. Hizo su retrospectiva hace muchos años en el Museo de Arte Moderno. Acaba de publicar un libro portentoso acerca de su vida y su obra y de recibir el Premio Vida y Obra concedido por la Gobernación del Valle del Cauca.
+Obras: Alcántara.
+No alcancé a conocer la acequia que bajaba por el centro de la carrera sexta desde San Antonio. Nací en la casa de los faroles, en el Nº 8-49, en 1942 cuando Cali tenía 142 mil habitantes y había alcantarillado. Fui parido en casa cuando ya era posible nacer en centros hospitalarios y fue en la Clínica de Occidente donde tres años después sobreviví a una peritonitis, al cuarto me sellaban una hernia inguinal tras una cabalgata con mi soberbio padre y al quinto, me premiaban con la circuncisión.
LA MANZANA+Nunca tuve necesidad de recorrer mi manzana completa pues era la manzana la que giraba en torno a la casa de misiá Emilia, la viuda de Don Teófilo J. Martínez, la mamá de Angelita, la suegra de Tomás el mellizo Herrán, la abuela de Pedro Alcántara. La casa era centro no sólo de esa manzana que se extendía entre las calles octava y novena y las carreras quinta y sexta, sino también de parte importante de la vida cultural y social de la ciudad y era afamada por sus grandes fiestas, sus exóticos visitantes, su colección de arte colonial, su biblioteca y su cocina. Antes de la muerte de mi abuelo y aún después, la celebración era parte de nuestra vida cotidiana. Teófilo J. celebraba sin pretexto, atendía sin restricciones. Sus amigos se convertían en dueños de la casa, los corredores en cómplices de las interminables discusiones entre el Maestro Guillermo Valencia y Baldomero Sanín Cano, cada vez que podía, Don Daniel Valdivieso se venía desde Popayán con sus hijas, solamente para bailar en las fiestas de vestido largo, frac y disfrutar las bondades de la gastronomía europea que mi abuela introdujo en la monótona dieta caleña.
LA CASA+Los muros originales de esta casa databan de mediados del siglo 18, tenía patios de piedra cerrados por columnatas y era inundada por la fragancia de sus jardines de jazmín. Su portón siempre estaba abierto a vecinos y extraños como está hoy durante el día la verja que custodia un parqueadero polvoriento, irónicamente llamado «Parqueadero Emilia», donde también se sirven almuerzos ejecutivos en el sitio exacto del comedor en el que alguna vez se atendió a poetas, embajadores y ministros. Tras ese portón de tres metros de altura seguía un amplio zaguán interrumpido por una gran reja desde la cual se veía la totalidad del patio central y sus corredores, donde yo esperaba, muy pequeño todavía, a mi abuelo Teófilo, Papá Lobito, impecablemente vestido de lino blanco y sombrero de Panamá, para revolcarme con él en un abrazo sobre las rojas baldosas. Desde la reja se alcanzaba a ver la entrada al comedor con su gran artesonado, el vestíbulo y las bocas de nuevos y misteriosos pasillos que penetraban más allá del límite de las miradas hacia una casa infinita.
EL POLÍTICO+Yo era el niño que bailaba sobre la mesa del comedor llamando la atención de los presentes con una campanilla. Una vez captada la audiencia, sobre todo cuando mi abuela recibía visitas, recitaba a gritos, trozos de fragmentos de discursos de Gaitán, a mi manera, escuchados en el inmenso radio del vestíbulo, siguiendo la férrea herencia liberal de mi abuelo Teófilo J. y la disciplinada tradición de reunirnos reverencialmente en torno al aparato como si fuera el mismo caudillo, o como si el «Reporter Esso» fuera la voz de la verdad absoluta o como si «Chan-Li-Poo», radionovela, donde locutaba una prima mayor, fuera una autoridad suprema y no un detective chino luchando contra las entonces ingenuas fuerzas del mal. Era mejor orador de niño que cuando fui elegido al Senado casi 40 años después.
EL AVIADOR+Fui el primer niño aviador de Colombia porque mi madre fue la primera mujer piloto. Yo viajaba con ella amarrado a mi silla, aprendiendo los rudimentos de la navegación visual, en el Piper Cub rojo de tela, que cada vez que aterrizaba de emergencia en un potrero era necesario remendar. Mi manzana se convertía entonces en una inmensa trama de campos de caña, de verdes distintos y entrecruzados, de puntos de vista interminables pero familiares para mí. Aún hoy me oriento en el aire tan bien como en la tierra y gozo a veces adivinando, reorganizando la geografía en códigos secretos que inserto en mis dibujos. Mientras los terrestres se desplazaban en sus grandes berlinas cegados por el calor y triturando cascajo; yo, flotaba en el aire al revés ó al derecho, según las ocurrencias de mi madre, siguiendo el polvo de la carretera, el trazado del ferrocarril, imitando las curvas del Cauca a baja altura, entre Cali y Tulúa. Solos no nos aventurábamos a ir más allá en esa cometa para dos. Era un aparato de tubería ligera y de finos listones de madera forrado en lona, parte de una flotilla de tres con los que se fundó alrededor de 1946 la escuela de aviación Socomex, propiedad de mi padre y de mi tío Rafael. Allí, entre aprendices de vuelo y otras actividades aéreas, también se pretendía curar la tosferina de los niños subiéndolos a grandes alturas. Nunca pude entender el beneficio de esta práctica. Supongo que por ser un bacilo aerobio el causante de esta tos paroxística y por eso se intentaba asfixiarlo cerca del cielo.
LOS LÍMITES+Mi verdadera manzana se extendía hasta los límites fijados por la familia, los amigos y la imaginación. Llegaba a San Antonio, por mi tía Alicia; al Peñón, por mis primos de la familia Hormaza y los Ochoa; a Juanambú, por Máximo y Alan Eder; al centro por Carlos Jorge en el Edificio Garcés y, a Versalles por Cabeza de Papaya, Eduardo Ospina, quien a los nueve años era experto en explosivos, en vuelo tripulado desde los segundos pisos y en autoflagelación por su capacidad en convertir en accidentes de la vida real lo que todos veíamos en películas. Sin embargo, el centro de concentración siempre fue la casa de la carrera sexta, utilizada como punto de partida. Para nosotros el centro de la manzana más que la casa era el clóset de mi abuela, donde, aparte de los alacranes, encontrábamos una rica despensa de comestibles de ultramar comprados en el comisariato de la base aérea. Dos rutas marcaron entonces nuestras excursiones fuera de los límites establecidos: en la primera, nos convertíamos en furiosa jauría de ciclistas que, para angustia de nuestras familias, nos lanzábamos, durante horas, a la conquista de la carretera de Jumbo, destapada, llena de peligros, donde sufríamos estruendosas caídas. Nunca llegábamos a la meta, nuestro regreso era el de una caballería motorizada derrotada por el cansancio. En la segunda, nos trasformábamos en pequeños freneros salvajes, envolvíamos el rostro y la cabeza en pañuelos y trapos mojados para no asfixiarnos en los túneles, abordábamos los trenes de carga en la vía a Buenaventura colgándonos de las escalerillas de los vagones de madera apenas salidos de la estación. Nuestro destino era La Cumbre y fuimos aprendiendo con los profesionales a movernos sobre los vagones, a saltar de uno a otro, a ocultarnos oportunamente al paso por las estaciones. Pero nunca aprendimos a escondernos adecuadamente de mi abuela Emilia que intrigada por el estado de deterioro en que llegábamos tras el supuesto viaje, gozando la comodidad del tren de pasajeros, nos recibió un día con su fino perrero tras habernos visto pasar frente a su finca Cádiz sin precaución alguna y abrazados sobre el último vagón del tren. Mi abuela era una mujer célebre, recia, disciplinada y de gran educación, adquirida primero en la práctica comercial y social al lado de su padre Don Ismael Hormaza, desde los 17 años y después con su esposo, viajando con él cuando diplomático y asesorándolo como comerciante. Había tolerado ya demasiadas aventuras insensatas con Ángela y Tomás como para admitir que sus nietos y sobrinos intentaran repetirlas siquiera en menor escala. No importaba el pretexto de que el paisaje fuera más amplio y la geografía más comprensible desde la parte superior de un vagón ni que la estación «Cresta de Gallo» fuera para nuestros sentidos un triunfo serpenteante sobre ese pedacito de cordillera. Nuestra opción había sido el engaño, el peligro y esa era suficiente justificación para el castigo.
EL COLEGIO+Ciro era el chofer del Buick 42 negro de mi abuela en el que viajábamos al colegio antes de la contratación del bus. Mi madre hizo parte del grupo de aventureras bilingües que desafiaron los esquemas tradicionales de la educación en Cali y apoyaron la creación del Colegio Bolívar, un garaje y una pieza al lado de un lote que permanecía inundado, donde estudiábamos la anatomía de los lagartos, cerca de donde hoy la circunvalar desciende hacia la calle quinta. Los niños que teníamos «blue jeans» y estudiábamos en inglés con niñas éramos vistos con sospecha pero con intriga por nuestros primos del Berchmans, que sólo muchos años después tuvieron acceso a ese goce elemental de descubrir la compañía femenina más allá de la proporcionada por sus hermanas. Yo llegué bien preparado al kinder del Bolívar y al trato con las niñas; venía de la escuela mixta de doña Soledad de Calderón, mi maestra oficial, la primera en entregarme un tablero completo y varias tizas con la orden perentoria de dibujar una vaca. Allí, también en la carrera sexta, tuvimos en los recreos prolongados nuestras iniciales experiencias eróticas compartidas jugando pizingaña y haciéndonos cosquillas entre abrazos.
EL PINTOR+En la casa de la carrera sexta se realizó el primer taller abierto de un joven y brillante pintor llamado Hernando Tejada. Era un taller para un grupo de aficionados y para un niño. Provistos de caballetes, tablas, papeles, lienzos y los más variados materiales, uno de los amplios y luminosos espacios traseros de la casa se convertía de súbito en palacio de bellas artes. Un par de tardes en la semana yo llegaría directo del colegio a mi papel de acuarela donde encontraba un mundo ilimitado y fantástico, acolitado por Hernando quien daba crédito a todos mis inventos, y oía los cuentos de adultos de los talleristas que eran para mí menos impresionantes que el resultado de mis cuadros. De allí surgieron «Procesión en un Pueblo» y «El Cocodrilo» que, por parecer obras de un pintor ingenuo y no de un niño fueron seleccionadas en un Salón Nacional. Mi madre y mi abuela acordaron mi ascenso al Conservatorio Antonio María Valencia donde fui aceptado como único infante en la escuela de Bellas Artes. Me tiraba del bus del Colegio Bolívar todavía con los guayos del partido de la tarde y subía las gradas con un ruido inconcebible para los apacibles estudiantes de música que a esa hora ensayaban. Allí comencé de cero y le advirtieron a mi madre de mi falta de habilidad real para enfrentar la academia. Me era imposible dibujar una línea recta continua, mas no tardé en darme cuenta que la línea se dibuja desplazando todo el cuerpo y no sólo haciendo el trazo con la mano que sigue su curva natural y cae. Como era el único niño, cada vez que había una modelo desnuda, era encerrado en un clóset donde no cabía sino yo, a pesar de las protestas de mi madre, que desaprobaba el procedimiento, me resignaba a seguir la clase por el agujero de la llave, aguzando la mirada sobre las formas de esas niñas grandes que aún hoy asaltan mi recuerdo. Tal vez así aprendí a ver lo que antes sólo era capaz de mirar, a concentrarme absolutamente en un punto real y a construir y deconstruir imaginariamente lo que sucedía en el entorno. Así operan todavía algunos de mis mecanismos creativos a partir de ese voyerismo forzoso, el mayor logro de mis maestros de entonces.
+Cali, mayo, 2009
+AUGUSTO HOYOS (Popayán, 1943 – Cali, 2 de diciembre de 2010)
+El existencialismo era insufrible para los nadaístas de Cali, por la sencilla razón de que vivíamos en la sucursal del cielo. Por más que uno quisiera sacar a flote la angustia, tan de moda por esos tiempos, se notaba que era una pose. Uno no podía decir que estaba podrido, a las cinco de la tarde, en plena avenida Colombia, contemplando el desfile de la brisa por entre las faldas levantadas de las muchachas. Eso estaba bien en Medellín, que era una ciudad llena de complejos, donde el clero dirigía las costumbres vitales y el trabajo productivo era el orden del día. En Cali lo teníamos todo. Eran los floridos años 60, cuando las camias dieron lo mejor de sí. Y creo que también nosotros.
+¿Y quiénes éramos nosotros? Los nadaístas de Cali éramos alrededor de 10, y entre ellos se contaba a dos muy particulares, el uno conocido como “el nadaísta de Cartago”, Alberto Rodríguez, y el otro como “el nadaísta de la Contraloría”, Augusto Hoyos. A pesar de sus sobrenombres, estos últimos renunciaron a escribir «poesía nadaísta». Tal vez les parecía un disparate. El primero, con indudable talento descolocado, se dedicó a darle rienda suelta a la lengua viperina, y el segundo, con su ancestro de piedra pensativa popayaneja, se entregó a cierto tipo de meditación trascendental que nos sacaba de quicio.
+Para escurrirle el bulto a la praxis revolucionaria, a la que no fuimos muy dados por esa física pereza de los inquilinos de la torre de marfil, acudimos a doctrinas de Oriente, y así, el Monje Loco y yo, por ejemplo, nos incorporamos al budismo zen, y Alfredo Sánchez y Augusto se fueron con Krishnamurti.
+Había que ver a estos disparados terroristas del Dharma, vueltos un ocho entre Bakunin y Lanza del Vasto, entre Gandhi y el Tío Ho. Me gustaba conversar con Augusto, porque afirmaba ciegamente que no había que seguir a nadie, tal vez para justificar su no afiliación oficial al grupo. ¿Y eso quién te lo dijo?, le preguntaba. Krishnamurti, me respondía. ¿Y entonces para qué sigues a Krishnamurti?, contraatacaba. Porque el mismo Krishnamurti se separó de la Sociedad Teosófica, que lo había «mesianizado». La argumentación se quebraba.
+Lo bello era que Augusto siempre tenía una sonrisa en la flor de los labios, y un apunte lleno de gracia para cerrar la polémica. Ambos éramos expertos en la obra de Henry Miller, y mientras este me disparó al despelote erótico a él lo proyectó a un espiritualismo que no sé qué tanto le serviría en sus aposentos.
+En ese tiempo todos andábamos con un poema en el bolsillo de la camisa, como un botón de olor. Augusto publicó un libro cuajado de reflexiva melancolía, Monólogo de un dios triste. Con dos grandes amores que le dieron la vida y la poesía tuvo dos bellos hijos, Gregorio Augusto y Natalie. Lo alcanzó la tragedia de la muerte de su varón, a los 25, de cáncer en la sangre. Ese dolor lo llevó a reforzar la bebida. Me cuenta mi hermano que en los últimos tiempos merodeaba por el cristianismo, incluso con estampas y medallitas. El que comienza por creer en algo, así sea en el que le dice que no hay que creer en nada, termina por creer en todo.
+Obras: Monólogo de un dios triste (1983), Génesis del diluvio (2011).
+Yo tuve un hijo
+que nació manco
+El segundo, más agraciado que el primero
+resultó sordo
+El tercero, con más suerte que los anteriores
+llegó cojo
+El cuarto (por qué no felicitarme de mi suerte)
+no tiene voz
+El quinto, que creció,
+se llenó de cólera
+El sexto, que favoreció la estirpe,
+se declaró ciego
+El séptimo, que fue un descanso para mí,
+empuñó las armas
+El octavo, agraciado él,
+empuñó las armas contrarias
+Los reuní a todos
+y formé uno solo
+y lo llamé
+el hombre.
+Alguna vez el mar estuvo en tus manos
+alguna vez el aire estuvo en tus ojos
+alguna vez un relámpago cruzó tu rostro
+alguna vez detuve mi barco en tu mirada
+y las noches precedieron a los días
+Y estos a su vez
+y estos a su vez…
+Del fondo de tu ser brotaron llamas
+Ángel parecido a la ternura
+Me sometí
+me sometí
+Las campanas de la hora habían llegado
+Manso y débil, fuerte y generoso,
+mi corazón se hunde en tu boca
+Parte en dos la quilla de los barcos
+Mi corazón
+que fue un solo de latido
+que hizo canciones a los marineros olvidados de Dios
+Mi corazón se armó de valor y desechó las palabras necias
+arrinconó la falacia
+en su pequeño cuartito de dos por dos
+Azotó la envidia
+con rosas más fuertes que el látigo
+Desechó la ambición en cajitas para llevar
+Hizo del dolor su fuerte de bucanero
+Pirateó la verdad
+por lejana, por inalcanzable
+Pero mi corazón se hizo a la mar
+en un día de invierno
+para nunca más regresar.
+Cuando al hombre le atan las manos para que no hable
+lo amordazan para que no gesticule
+le atan los cordones de los zapatos para que no piense
+le ponen vendas en los ojos para que no grite
+Cuando eso sucede
+la ignominia abre sus puertas
+la injusticia se acuesta en nuestra cama
+el sufrimiento se nos mete por el ombligo
+Es entonces cuando decimos
+otra vez nos han jugado sucio
+los que nos dijeron que evolucionamos
+los que hicieron del progreso su sentido de la Vida
+los que dijeron que este es el mundo mejor de los posibles
+los que hicieron de la ciencia una forma de morir para manadas
+Así cualquiera se muere con una sonrisa
+partiéndole la cara.
+Ayer, concienzudamente, me dediqué
+a barrer la casa de la conciencia
+Apliqué todos mis conocimientos, pasados,
+presentes y futuros
+en la metódica y descomunal tarea
+Fue necesario armarme de todos los utensilios
+hasta ahora inventados por el hombre
+desde un microscopio para egos enanos
+hasta un telescopio para egocentrismos soberbios
+No bien armado de toda esta artillería
+comencé desbocado la fenomenal tarea
+Empecé con los pisos superiores, bien altos por cierto,
+en donde se guarecían los más ignotos deseos
+La buhardilla estaba repleta de las cosas futuras
+(Las pasadas se habían vendido al enemigo)
+Así, fui bajando hacia los pisos inferiores
+que, no por ser inferiores, también necesitaban
+de toda mi atención.
+El piso al cual me apliqué diligentemente
+fue al tercero, no porque el tres fuera mi número,
+sino porque tres veces caí en la misma trampa.
+Lío me formó la noble venganza
+cuando le barrí el lomo sin que se diera cuenta
+Y qué no decir del odio, ese pequeño (o grande)
+que llevaba dos mil años o más sin que nada le dijeran
+Lo sacudí como cuando el viento sacude las palmeras
+lo eché presto de la casa, sin acceder a sus ruegos
+Me pedía un día más, aunque fuera el último
+(y lo digo, estuve tentado a ello)
+Qué podemos decir de la envidia, examinémosla:
+estaba convencido que no podría vivir sin ella
+porque ella era el motor que me inclinaba hacia adelante
+porque me hacía cosquillas en el bajo vientre
+además, me impulsaba como catapulta
+sobre mis amigos y sobre mis enemigos
+Esta labor me tomó varios años
+tal vez milenios
+sin pedir nada a cambio
+Sólo quedó el Amor
+que huyó despavorido cuando vio mis intenciones
+Lo miré a los ojos
+y le dije: mi misión no es contigo
+espérame afuera con las tempestades,
+ellas nos llevarán a un lugar más propicio
+Desde el fondo de tus ojos
+acecha el misterio y algo más atroz
+que no puedo conjeturar
+porque no decirte que tus brazos
+fueron el infierno
+prometido a mis avatares
+desde la noche inmemorial
+Ya tu memoria era la cazadora de mi pasado
+había en ti algo tempestuoso
+y cierta serenidad
+propia del loto solitario de un estanque
+La paciencia de los días
+fue testigo de mi persistencia
+en unos ojos de asombro
+La vida transcurría tenue
+como una brisa de mar
+Nada en el horizonte
+hacía presagiar huracanes
+que ya estaban previstos en la historia de los tiempos
+Nada hacía presagiar
+que mi barco tomaría un rumbo desconocido
+Nada hacía presagiar
+la soledad, el silencio
+y ese rumor de olas
+que me acompaña en playas sin nombre
+Lentamente desperté del sueño
+a una realidad increíble
+Mis ojos se detuvieron a la orilla del mar
+y unas olas con peces diminutos
+cubrieron una sombra reflejada en la playa
+Por la luz de la tarde.
+ALBERTO RODRÍGUEZ (Cartago, Valle del Cauca, 1939 – Cali, 1976)
+Los nadaístas de Cali le apodaron “el nadaísta de Cartago” por sus reiterativas cuchufletas contra el airoso movimiento juvenil con ribetes apocalípticos, pues según la controvertida doctrina nadaísmo y antinadaísmo eran la misma cosa. Hizo estudios en una escuela nocturna y fungió como estudiante de derecho en la Universidad Santiago de Cali. Bohemio y dipsómano, fumador de pipa, intransigente, se sentía superior por haber leído el Ulises antes de los quince años. Se dice que padecía de complejo de Edipo, por lo cual nunca salió de la casa materna. Asistía regularmente al Café Tamanaco, donde pontificaba el político cínico Bonifacio Terán Galindo, con quien afilaba su mordacidad, y al Café Colombia, donde paliqueaba con el poeta Marco Fidel Chávez, quien fue su guía estético. Participó en el grupo reunido alrededor de Ciudad Solar, de donde surgió la generación cinéfila de Caliwood, Andrés Caicedo, Carlos Mayolo, Ramiro Arbeláez y otros. Siempre estuvo en pugna con los nadaístas y no participó de la nueva estética que buscaban. Pero su actitud beligerante y rabiosa le da espacio en este libro de rescates. Se suicidó ingiriendo arsénico con tapetusa y a continuación pegándose un tiro, según reza la leyenda, abrazado a un retrato de José Asunción Silva. Después de su muerte, su pueblo natal lo convirtió en un ídolo.
+Obras: Nunca habrá otro silencio (1967), Los días como rostros (1973).
+Primero fueron pocos.
+Bajaron de todas las cicatrices del país,
+con un trozo de raíz amarga entre los dientes
+y entre los ojos, la visión de muchas noches de San Bartolomé.
+La gente en las ciudades
+los miró pasar con extrañeza
+junto a sus pórticos y ventanas
+y preguntó:
+—¿No son esos los forjadores de vituallas?
+¿los aradores de la tierra?
+¿los artífices de legumbre?
+Pero ellos no les contestaron
+y prosiguieron con su caminar fatigado
+porque un cancerbero invisible
+les custodiaba las palabras.
+Tiempo. Soy aquí tu enemigo
+mientras tanto.
+MARCO FIDEL CHÁVEZ
+De nuevo estoy perdido entre los días
+y creo que es inútil insultarlos
+o pasarme las horas rompiendo calendarios
+o destruyendo el ojo cíclope del reloj,
+¿Por qué me atacas, Tiempo, y derruyes
+los mojones de amor que me atan a la infancia?
+Ayer fue a mi abuela de diciembres y musgos
+a la que diste un golpe de silencio en la espalda
+y trochaste con ella la rosa de las fábulas.
+¿Por qué, Tiempo, te inquinas con mi vida
+y haces que cada vez esté más lejos
+el mágico sombrero de la infancia,
+el único que puede cubrirme de la muerte,
+la última de todas por la que he transitado?
+Afuera, la mujer, el verso, el vino,
+me esperan con la puntualidad de los ocasos
+y de las nieves de imprevisto invierno
+que ya están decorando mis cabellos.
+Es tiempo, Tiempo, que me dejes quieto,
+que dejes de anudarte a lo que amo, a mi infancia,
+a los libros y quites la ceniza que cae en los retratos.
+Es cierto, Tiempo, que no podré vencerte,
+mas haré la jugada de escaparme temprano
+por cualquier puerta falsa,
+antes que la vejez venga silbando
+y me encuentre desnudo de recuerdos.
+(Cifuentes, 1973, pág. 43)
+La muerte es la máscara
+suprema de la vida.
+AMADEO MODIGLIANI
+La muerte está fumando en mi aposento,
+la muerte está zurciendo mi camisa,
+la muerte está mareada de la risa
+al verse despeinada por el viento.
+La muerte viste su color violento
+y se ajusta sus medias de ir a misa.
+La muerte está esperándome sin prisa
+con un reloj por único armamento.
+La muerte vive aguándome mi vino
+y hurgándome la paz del intestino
+sentada sin permiso ante mi mesa.
+La muerte se ha comido mi retrato,
+le ha ganado ya seis vidas al gato
+y a mí tres días de vida la tahuresca.
+(Cifuentes, 1973, pág. 35)
+Yo escogí mi propia autodestrucción
+desde un abril de hace no sé qué años
+mas no profetizo cuándo llegará:
+ni bajo qué figura.
+Será cuando se extinga
+la rosa despetalada entre mi vino
+o cuando mire hacia el lucero
+por la ocela de un escarabajo.
+O tal vez cuando vuelva
+el durazno a darme el paraíso
+o la vía láctea de la cocaína
+me enrede entre el susurro de sus hilos (…).
+(Cifuentes, 1967, pág. 24)
+Este hombre se llama Alberto,
+Ha podido llamarse Juan o Pedro
+—son cosas del azar—.
+Tan sólo siete letras tiradas
+al basurero
+donde se desgasta
+diariamente la materia.
+De él dicen que ha cambiado
+sus días, sus semanas, sus meses
+por el dinero oscuro de los vicios,
+que lleva mucha luna
+en el bolsillo delantero del saco
+y entre la niquelera
+el polvillo de algunas alboradas.
+También se cuenta que ha besado
+muchos labios, sin ser jamás besado
+y que los agujeros de su correa solar
+son los ojos por donde se escapa la tristeza.
+Dios se le ha extraviado una tarde
+en una callejuela maloliente
+y nunca ha vuelto a buscarlo.
+Camina mucho, mucho, como un can
+con su sexo alerta
+y un cigarrillo a flor de labios
+y alguien le dice truhan
+por su mirada lineal.
+¿Pero ha pensado curarse de este mal?
+Oh, sí, como su amigo el pobre Juan de Dios,
+con las cápsulas de plomo de un fusil.
+(Rodríguez, 1967, pág. 23)
+El hombre primitivo en su visión
+de los primeros cielos de sus días,
+sintió el bisonte de la tempestad
+disgregarse en flamígeras saetas
+y en la noche de noches de su cueva
+una ocultó para agredir los sueños.
+Había robado el oro de los dioses,
+la salamandra mágica,
+el nigromante espejo sin orillas,
+el elemento original del griego
+y él era sin saberlo Prometeo.
+(Cifuentes, 1973, pág. 109)
+A Gustavo Espinosa J
+Sólo Dios sabe de mi soledad
+por qué hablo de mí mismo,
+por qué escribo y blasfemo,
+por qué ando oscurecido por la calle,
+por qué grito y escupo,
+por qué hay una doncella entre mi vino,
+por qué las tardes son pedradas rojas
+sobre la niebla de mi corazón,
+por qué la lluvia siempre picotea
+mi cuerpo lacerado como guitarra vieja.
+Sólo Dios sabe de mi soledad
+porque su grito es triste y no se escucha
+porque ama desde siglos y no lo aman
+y porque va tan solo como yo.
+(Rodríguez, 1967, pág. 29)
+A Marco Fidel Chávez
+Soy el poeta de las tinieblas
+mas no quiero ni vengo
+a anunciar la nueva oscuridad
+ni la muerte de los dioses
+porque esta la comprobaréis
+por el hedor de sus templos
+y por el luto de sus vestiduras.
+Vengo únicamente a decirme
+que la verdad es un pozo
+de infinitas aguas negras.
+Que la eternidad fue hecha
+bajo las plataneras de Grecia
+y que después la explotaron
+y la vendieron en pública subasta
+los fariseos, los saduceos y los cristianos
+al son de la parábola de su avidez.
+A nadie pues de esto quiero conversar.
+Yo, Alberto, el tenebroso, el confuso
+el mendicante de carbones
+el tañedor de insonancias
+y el que tiene las llaves
+del reino de la oscuridad,
+aunque vosotros también la tenéis
+mas no sabéis usarlas.
+La podredumbre de la gloria
+no invade mis fosas nasales
+ni a mis oídos llega la salobre
+música de los rezos estulticias.
+Sólo soy un poeta de negociaciones
+un juglar de hórridas melodías
+y un jugador de vidas en declive.
+No me escuchéis pues
+que no vengo a ofreceros en la cruz
+porque sé que la madera se derruye
+en la pequeñez del gorgojo
+ni la espada porque esta cae bajo el orín;
+por eso seguid pues sordos
+que no os hablo,
+me hablo a mí mismo,
+templo mi guitarra de barbarie
+y me alejo de aquí con mi incidencia.
+(Cifuentes, 1967, pág. 31)
+PEDRO BLAS JULIO ROMERO (Cartagena, 1949)
+En 1970 me fue entregada una carta en el pasaje hippie de la calle 60 en Bogotá, enviada desde un calabozo por un joven recluta que prestaba su servicio militar en Cartagena. Nos pedía que le enviáramos un libro y adjuntaba un par de poemas. Se los allegué al poeta Jaime Jaramillo Escobar que dirigía la revista Nadaísmo 70. Iniciaron una intensa correspondencia que culminó con la publicación de un libro asombroso: Cartas del soldado desconocido. Una vez liberado, recorre el poeta Pedro Blas los burdeles de los puertos del mundo, donde alcanza a observar cómo la vida de tierra firme de la insularidad del Océano Índico es tan similar en paganismo y frenesí a la del Caribe Nostrum. Y consigue disfrutar todo lo anterior desempeñando oficios de marinero mercante durante 27 años de su vida como timonel, —second cook— o segundo chef de cocina. De igual forma ejerce de operador en máquinas o wiper. Entonces durante un descanso de «albatros en tierra» aprovecha para publicar Poemas de Calle Lomba. Vuelve a tomar el Puente de Mando de otros barcos. Cumple la ley del marinero dándole gracias a las tempestuosas brisas, a los cielos en su azul único, a esos mismos cielos en sus atardeceres. Agradeciéndole a los cielos de la noche con su fulgor de estrellas, igual a los oleajes, pero ante todo a las mujeres de aquellos puertos por permitirle regresar a tierra. Que hallándose una vez aquí va publicando: el poemario Rumbos, premio nacional de poesía y Pañol de proa, sus experiencias por los mares del mundo. Reside en el histórico intramuros Getsemaní de Cartagena, donde lidera un movimiento de resistencia cultural, ante la amenaza de un desalojo.
+Obras: Cartas del soldado desconocido (1971), Poemas de Calle Lomba (1988), Obra poética —incluye Rumbos— (2009).
+Queridos hermanos:
+Creo que ya es demasiado tarde para deciros lo mismo. Cuando nadie más que vosotros os habéis enterado de que el planeta no es más que una parodia del martirio, circo de los dioses.
+Ahora, heme aquí en esta cárcel militar. Así es mi patria. Antes entregué mi sudor joven. Ahora me aplasta un código.
+Rechiflo en el patio. Una que otra escabullida al manantial más cercano. Ver correr sus aguas y olvidar.
+Hermanos: no os vayáis de espaldas a mi súplica, no me dejéis devorar en este horrendo acantilado de medallas falsas. Por favor, enviadme un libro.
+Señor, ya he pisado tu zarza ardiente
+y se le han quemado los pelos;
+sangrado mis pies de tus espinas.
+Inquilino de todas tus fosas
+donde me has asignado otra fieras
+más feroces.
+Con Daniel fuiste más generoso.
+Conmigo insistes en asignarme calabozos.
+¿No te cansas?
+Miedosas cárceles y ahora Señor me arrojas a esta última
+herméticamente cerrada y muy caliente.
+Te especializas en mi infortunio.
+Desconcertado estás
+y ahora te regocijas con la última
+de tus modalidades en torturas:
+alacranes que me caminan,
+niguas que me brindan besos del infierno,
+serpientes en mi cabecera de piedra,
+pinchazos en la oscuridad —desconocidos—
+que me recuerdan que existo.
+¿Qué otra cosa
+me preparas después, Señor?
+¿Por qué insistís en las armas,
+my fair lady?
+Si me encanta tu encaje de madrugada
+cuando sacudes a tu marido y bostezas.
+Huye
+por la alambrada, la que me viste forjar
+y tocaste mi piel sudorosa.
+Esmaltadas uñas «Helena Rubinstein»,
+pataleas la quincena de tu cónyuge
+en el bullicioso «Boli-Boli» de Caracas.
+Alcancé tu cubretodo en el boulevard,
+yo soldado y siervo tuyo,
+desgonzado por el brillo de tu alcoba.
+Ansioso espero de ti… al menos
+un grito.
+Te asfixia el paisaje ya viejo.
+No eres más que un aburrido golpe de Olivetti
+en el folio de vida de tu dueño,
+si tu dueño es allá en los altos Comandos
+la cansona ficha 344. Te registran
+y él…? Un peso, una molestia
+o casi, apenas, una pequeña tos a la izquierda.
+En el trópico
+por sobre todo dolor
+se canta.
+Él es del trópico,
+casi un gemido, que no se nota.
+Perdió y perderá.
+Desertor
+desheredado de sus árboles,
+a medio nacer.
+Huyó para besar otra vez.
+Duerme
+sobre pedazos de cartón Intemperie,
+cartones Lucky-Strike,
+caligrafía japonesa,
+filigranas: «¡Salve usted la Patria!»
+El cariño
+se lo da la sombra de las aves.
+En su piel
+refresca el alma.
+Desvalidos,
+nosotros los desgraciados,
+poseídos de sus demonios,
+sin mérito:
+donar esta piel en sus lámparas de noche.
+¡Que me muerden por dentro!
+Esto: la piraña militar.
+Hermano de cadalso:
+por ti no intercedo;
+vendría la confusión
+y a la postre todo será inútil.
+Es su oficio.
+¿Por qué ellos habrían de ser
+mancebos del engaño?
+«Pelao» Chirigua,
+pesado es llegar al planeta con la piel manchada.
+Otra fiera interna es el sexo. Sin embargo…
+en la Universidad cegada bestia de bolillos y cascos contra hermanos de su edad.
+Siempre es en los caños donde se turnan para embadurnarse,
+se enfila el agua babosa hacia los chiqueros.
+En este encierro mantengo agrias luchas.
+Luchas internas.
+Con el sol.
+Había permanecido subversivo en lo más inconcluso de mi ser.
+Despertado con la llegada del invierno,
+con el ruido de la lluvia sobre mi camisa de reo.
+Así ascendió en mí roedora y lenta
+para posesionarse de mis sentidos la lagartija del Eclipse,
+cresta que adorna a los de Alevosía,
+con su larga cola ahorcándome y punzando mi corazón.
+Entonces corrí hacia él, atravesando el corto caño
+donde nos enllagábamos los dedos
+y juntos percibimos fango y pena.
+Corrí hacia él, hacia mi hermano, para besarle,
+pero ya era demasiado tarde. Su propósito estaba consumado.
+Desagradable bestia belicosa
+por ti recibí de mi hermano un bofetón
+mientras te zarandeabas hacia tu próxima víctima,
+yo siempre tapándome las narices.
+Cuando se permanece apegado a consignas de miedo
+se mata al que no es.
+¡Cólera, maldita seas!
+El camión de la Shell aún no ha llegado
+como todos los días
+con dos hombres engrasados.
+Las niñas de la tribu usan grades borlas
+sobre delicadas zapatillas.
+Esta tarde han llegado gimiendo
+sobre el puesto de guardia
+con un puñado de cartuchos vacíos
+—los de la matanza—
+sus tacones con correíllas
+la última fantasía italiana
+las uñas de los pies están pintadas
+sus trajes que derrotaron a los conquistadores
+permanecen ahora de luto.
+Porque en la madrugada
+se inclinaron sobre la arena donde se habían desangrado sus esposos.
+Unos sirios llegaron aquí
+e hicieron tribu.
+Llegaron en Gaz campero de las estepas
+llegaron en Land-Rover
+y apagaron todo con sus Winchesters.
+El camión de la Shell
+llega al fin como un yanqui cansado.
+Los dos hombres dicen:
+Todo sucedió en el Bar López de Maicao.
+Soldado Polanía, yo creo que en eso consiste tu desgracia,
+en ser uno de los desproporcionados de la Patria.
+En poseer una piel como corozo de nuestras palmeras
+y la nariz ancha inflamada por nuestros desesperados motivos de respirar.
+Me he enterado de que esta noche el frío de los ladrillos afectó tus pulmones.
+Me llamaste: ven, ayúdame, no puedo respirar.
+Tomé tus brazos como unos grandes remos y el comandante: —«Déjelo; será uno menos».
+5 a.m. Mañana fresca, mañana de Dios.
+El cabo desenvaina sus dientes; maldice al aire.
+«Soldado Polanía: pasarás inmediatamente al calabozo. Nuestras intenciones son verte podrido».
+«¿Que por qué te daño la mañana? ¿Cuál mañana?»
+su entrañable amistad con los vientos ha sido truncada.
+Da la impresión de permanecer atrapado entre las alambradas que rodean mi concentracionario.
+Casualmente me le he acercado y he visto que sus yemas todavía palpitan.
+Depende de un oficio remisorio. Entonces morirá.
+Todavía permanezco recién nacido
+hermosa pelotica de tierra
+tal vez nos hubiera ido mucho mejor
+siendo de la especie de los insectos.
+La mujer del supremo es delgada y fresca como mis horas de descanso.
+Mientras abro zanjas con mi pica ella me llama y me ruega que arregle un daño en
+el lavadero.
+Ella me señala el daño con los senos.
+La esposa del teniente comandante dijo: Estoy divirtiéndome con licor, estoy
+encinta.
+La esposa del teniente comandante es apenas una niña dándose aires de prostituta,
+y usa prestados los slacks de su amiga,
+pero cierta noche que sus maridos partieron ellas durmieron juntas.
+Todo fue un contrato de sables y agua bendita,
+ahora en mesitas de bridge y polvo del desierto
+su cautiverio es igual al mío.
+La una colecciona revistas pornográficas y ungüentos chinos,
+todo lo que altere la potencia de su marido,
+un capitán cansado, generoso e hipócrita.
+La otra se divierte torturando pajarillos
+como si no le bastaran los materiales humanos que apachurra su marido,
+un capitán sin sexo.
+Y mientras en Indiana proclaman a Miss Desnuda 70
+aquí una que se las da de lista porque usa su ombligo al descubierto
+lanza un pavorido grito porque un soldadito la miró desnuda.
+Yo caminaba despacio bajo la tarde de Septiembre,
+herido y casi siempre besando helados.
+Tus uñas rasgándome el pecho
+desesperadamente.
+Cuando seas medianoche
+(pequeña de atravesado andar)
+cuando vuelvas a mi escondite
+cuando todos los del gran baile terminen de orinar
+partiremos lejos de donde se respira a tus maridos
+nena antigua
+burlaremos a todos
+y apaciguaré el temblor de tus tetas.
+Tu mirada va siempre dirigida hacia las braguetas de los guerreros.
+Puta mía.
+ÁLVARO BARRIOS (Cartagena, 27 de octubre de 1945)
+En 1966, Gonzalo Arango publicó en Cromos una entrevista a Álvaro Barrios, por entonces de 21 años. A pesar de que en los posteriores 52 años Barrios ha colmado con excelencia el arte colombiano con sus intrépidas creaciones, consideramos apropiado reproducir un fragmento de la presentación que hizo entonces de él el deslumbrado y atinado profeta:
+«Barrios nació en Barranquilla. (En realidad en Cartagena, pero desde los 6 meses se pasó a vivir en La Arenosa). Es uno de los artistas más lúcidos de mi generación. No sólo en pintura, es también escritor. Pero la literatura es para él una forma secundaria de comunicación, una vía más para tomar conciencia de sus valores.
+Es dueño de un dinamismo insospechado: combina sus actividades pictóricas con estudios de arquitectura, y estos con el proselitismo intelectual junto a X-504 y Alberto Sierra, la trilogía del nadaísmo costeño.
+Barrios no necesitó de nadie para consagrarse, para ocupar el lugar que hoy tiene en la plástica colombiana. Todo se lo confió a su talento y al trabajo. Por su cuenta empezó a hacer circular sus bellos horrores en revistas extranjeras de literatura, donde no vacilaron en acogerlo como un descubrimiento. Las páginas de El Corno Emplumado, la mejor revista de poesía de vanguardia de América, están ilustradas por el joven Barrios, y allí alterna sus dibujos con la pluma de José Luis Cuevas, Pedro Alcántara y otros maestros de nuestra generación.
+A pesar de su escandalosa juventud, su fama le ha ganado al tiempo. Los nadaístas somos impacientes, no tenemos tiempo de esperar, de confiar en el veredicto de la historia. Nuestra generación vive en el terror, con una bomba suspendida sobre el pelo. Nuestra aureola es un hongo, el de la bomba H. No creemos en la inmortalidad, no creemos en la historia. Esas patrañas son risibles. No estamos seguros de nada, ni de hoy. Cada paso es para nosotros el porvenir, sin saber qué hay más allá, sin importarnos lo que venga. Nuestro reino es este instante fugitivo que vivimos desorbitadamente, a contra-reloj, contra la siniestra eternidad. Nuestro arte proclama la muerte de la eternidad. ¡Muera la eternidad! Vivir al máximo de tensión, crear vertiginosamente. Lo mismo que el gran Cassius Clay, exigimos la gloria para ya. Odiamos la vejez, la decadencia, los honores póstumos. Sólo así se explica que en plena alba belicosa, Barrios haya realizado innumerables exposiciones en todo el mapa… Ganó el segundo premio en el Homenaje a Dante. Ese premio consiste en un viaje a Italia. Barrios se nos va un año para Roma. Irá a vivir, a estudiar pintura, a triunfar si puede. Claro que puede, su espíritu es guerrero, pariente de las olas: vive en movimiento. Por eso se va, acosado por una fuerza interior que lo impulsa lejos, a nuevas conquistas. Después volverá, impulsado por la misma fuerza de oscilación que lo restituirá a la lucha entre nosotros, al seno de esta hermosa generación que tiene en él a uno de sus más puros exponentes… Pues Barrios, con su aventura estética, ha venido a turbar ese letargo de eternidad en que yacían las verdades del arte. Su obra testimonia nuestra época con un realismo alucinado, violento, penetrando las apariencias hasta sus secretos más arcanos, con un valor y una audacia de pirata del arte. Su pluma, más que dibuja, roe la realidad en busca de su esencia. Nada ni nadie podrá atajarlo en su aventura, en estas exploraciones de su sensibilidad en busca de verdades nuevas, de nuevos símbolos. En sus cuadros nos ofrece una imagen maravillosa de nuestro tiempo, con sus absurdos, su demencia, su frivolidad, sus pesadillas, su cursilería sublime, su humor negro. No necesito ser profeta para predecir que de su pluma está naciendo una de las obras más significativas del arte contemporáneo en Colombia».
+Soñé que hacía mucho tiempo habíamos muerto todos y unos artistas hacían sus obras con los huesos de los artistas muertos. Uno de ellos usaba el polvo del rostro de Marcel Duchamp como maquillaje para sus propias mejillas. Con el polvo de las manos de Leonardo, otro artista hacía polen artificial para empolvar las patas de las abejas, etc. La obra más linda era la del Museo del Louvre, donde artistas voluntarios barrían el piso de mármol con virutas del fémur de Gauguin y Van Gogh, quienes en vida fueron tan amigos.
II+Soñé que yo tenía dos años y Marcel Duchamp había inscrito como arte mi cochecito de pasear, mi babero y una ventana de mi casa que daba sobre un mar perfectamente azul y tranquilo. Años más tarde el cochecito fue arrojado al fuego, mi babero destrozado por un perro furioso y la ventana fue colocada en un hospital desde donde se veía un muro gris cubierto de humo.
III+Soñé que Marcel Duchamp había declarado inteligentes todas las tonterías del mundo, incluida esta y luego había declarado tonto todo lo inteligente del mundo, incluido esto.
IV+Soñé que yo me encontraba perdido en una misteriosa región en la que Marcel Duchamp tenía la forma de una piedra plateada y tuve también muchos otros sueños, como el de la luciérnaga que sólo sabía decir «Duchamp», pero el sueño me vence y quizá algún día los cuente, rodeado de nietecitos, en un museo donde sólo se exhiban artistas viejos, pero vivos.
V+Soñé que habían pasado 5000 años y el arte era ya una cosa olvidada. Donde está hoy el Museo de Filadelfia, había un taller de automóviles y la colección de Peggy Guggenheim en Venecia reposaba en el fondo del Canal Grande, congelado permanentemente por un hombre rico que había comprado la ciudad.
VI+Soñé que Marcel Duchamp había declarado Arte todo lo que existe y acto seguido había declarado que sólo lo que no existe es Arte.
VII+Soñé que era el otoño de 1923 y Marcel Duchamp había golpeado con un martillo su «Gran Vidrio», después de decirle «¡Habla!». Se supone que Duchamp me regaló los pedazos, pues años más tarde aparecí en el sueño cubriendo con esos vidrios un muro de mi casa en Bellavista, donde algunas veces, no sé cuántas al año, un hombre desconocido se cortaba las venas.
VIII+Soñé que yo me encontraba perdido en un día del lejano futuro, como arrojado allí por una máquina del tiempo, observando el interior de una casa en cuya sala, pobre y sencilla, una mujer usaba el cuadro «Río al Anochecer con árboles en la orilla», de Rembrandt, como mesa de planchar.
IX+Soñé que el cuadro «Parábola de los Ciegos», inspirado en el capítulo 15, versículo 14 del Evangelio según San Mateo, que dice «Si un ciego guía a otro ciego, acaban cayendo los dos en el hoyo», había sido pintado originalmente por Marcel Duchamp sobre una córnea y ampliado posteriormente por Brueghel el Viejo para denunciar la ceguera de su siglo.
X+Soñé que Picasso había arrojado pintura azul en todos los cuadros de su periodo rosa y luego había arrojado pintura rosa en todos los cuadros de su periodo azul, después del terrible error de una enfermera que le inoculó el «Virus Marcel Duchamp».
XI+Soñé que unos apóstoles recogían cuadros famosos de un mar tormentoso. La «Rueda de Bicicleta» de Marcel Duchamp, servía de timón a la nave en que iban los pescadores. Aquél día la pesca fue tan abundante que pudieron llenarse cinco museos del mundo.
XII+Soñé que Picasso, Matisse y Duchamp subían por el Gólgota con sus cuadros a cuestas. «Tengo sed», dijo Picasso. «Todo está consumado», dijo Matisse. «Hoy estarás conmigo en el Paraíso», dijo Duchamp.
XIII+Soñé que todas las obras de arte del mundo se habían reunido un día en un parque de Nueva York. Los toros de las cuevas de Altamira le decían al «Ready-made Feliz y Desdichado» de Marcel Duchamp, que fue deshojado por el viento en 1919: «¡Verdaderamente los años pasan volando!».
XIV+Soñé que Marcel Duchamp había tapado con bolitas de carne todos los ojos de todas las vírgenes de Tiziano.
XV+Soñé que todo aquél que leía este sueño se convertía en una obra de arte de Marcel Duchamp cuando estaba dormido y una obra de arte de Rrose Sélavy cuando estaba despierto y una obra de arte mía cuando esté muerto.
+ÁLVARO MEDINA (Barranquilla, 1941)
+Nací cuando rugían, al otro lado del Atlántico, los cañones de la II Guerra Mundial, el preludio en sol menor del lanzamiento de la bomba atómica y del inicio de la Guerra Fría, el engendro que llenó de dictadores derechistas a nuestra América Latina. En 1958, cuando cursaba el penúltimo año del bachillerato, circuló en mi colegio el Primer Manifiesto Nadaísta. El texto causó revuelo entre los alumnos de un colegio católico que proponía rezar toda la vida pensando en Dios, la opción que el manifiesto desdeñaba. En adelante, cautivado por el texto de Gonzalo Arango, me propuse desconfiar de la tradición y abrazar lo nuevo. Me dediqué, en consecuencia, a investigar la historia de la cultura colombiana, empeñado en identificar a los renovadores para exaltarlos y poder criticar, con documentación y argumentos, a los convencidos de que las sociedades son estáticas y no deben cambiar. Así surgió mi primer libro, Procesos del arte en Colombia (1978, corregido y aumentado en 2014), una historia de transgresiones que tiene su eco, aunque no lo parezca, en mi primera novela, Desierto en sol mayor (1993). Mientras tanto escribía poemas, que no he dado nunca a la imprenta porque yo sólo publico cuando me lo solicita un editor. El nadaísmo ha sido la manifestación más pura y cabal de un país frustrado y tal parece que las frustraciones, ahora que la paz con las FARC se ha firmado, podrían continuar al ritmo que orqueste la extrema derecha tradicionalista de siempre, ignorando que la Guerra Fría se acabó hace años. Nos toca maldecir entonces y procurar, por el otro lado, amar, amar, amar, son las opciones que contienen las páginas que le he enviado a Jotamario.
+Obras: Procesos del arte en Colombia (1978), La pintura de Emma Reyes (1993), El arte colombiano de los años veinte y treinta (1995), Nadín Ospina. Refiguraciones (2000), El arte del Caribe colombiano (2000), Certidumbres y ficciones en la pintura de Juan Cárdenas (2001), Poéticas visuales del Caribe colombiano (2008), Procesos del arte en Colombia (1810-1930) edición corregida y aumentada (2014), Jacanamijoy. Magia, memoria, color (2013), El arte extremo de Maquiamelo (2018).
1.
+Este poema herido, si poema llega a ser,
+porque reconozco humildemente que es difícil conciliar lo ruin y lo sublime,
+está dedicado con horror y con encono
+a los asesinos de jugadores de fútbol,
+y a los asesinos de niños,
+y a los asesinos de sus padres, o sus hijos (o hijas),
+y a los asesinos a sueldo,
+y a los que financian a los asesinos a sueldo,
+y a los que orientan a los asesinos a sueldo,
+y a los que por placer han matado,
+y a los que matan de hambre a sus empleados
+y a los que matan para que perduren, eternamente, los capitales privados que circulan en el sistema del seguro social.
2.
+Este poema también está dedicado a mí, señor de la palabra,
+y a ti, receptor de la palabra,
+y a él, que ignora lo que digo en estos versos,
+y a ella, que no oye lo que ahora digo,
+y a nosotros todos, ilustres cagagentes,
+y a vosotros, que os creéis puros, aunque manchados estéis,
+y a ellos, en especial a ellos, porque hacen parte de nosotros,
+hijos de Dios e imagen de Dios en la bondad, nos han dicho y repetido,
+pero sobre todo en la maldad, agrego yo, la exacta imagen.
3.
+Para llamarnos malditos levanto la voz y la dirijo contra el magistrado injusto, el banquero ladrón, el ministro prevaricador, el general felón, el maestro arbitrario, el deportista tramposo, el periodista que miente.
+Contra el asegurador de las pensiones de vejez que esquilma al asegurado en edad provecta.
+Contra el glotón que consume en una cena lo que el cocinero no consume en tres.
+Contra el opresor que amedranta al oprimido, y lo sigue amedrantando, y lo vuelve a amedrantar amenazando con una metralleta, o con un cuchillo, o con los puños, o con las puntas de las botas negras.
+Contra la madre que repudia al hijo y contra el padre irresponsable, el fiscal que estigmatiza al inocente, el funcionario venal, el tesorero ladrón, el contratista incumplido, el estudiante dejado.
+Contra el que dispara para hacer la paz. Contra el que dispara y mata para firmar la paz en el pecho del vencido. Contra el que dispara porque la paz es paz si vence él. Contra el que dispara y mata para forjar su propia paz, no la paz del otro, porque paz en alma ajena es guerra en alma propia.
+Contra el hijo innoble, el amigo desleal, el poeta que no siente lo que escribe, el poeta que ignora el desgarramiento que entristece, el poeta ciego ante la vida, el escritor comercial, el pintor comercial, el compositor comercial, el cineasta comercial de medio al cuarto.
+Contra el obispo que luce en una misa los ropajes que podrían financiar los overoles de doscientos veinte obreros.
+Contra el clérigo que comete una y otra vez, en sus cabales, el pecado que en el púlpito condena.
+Contra el prestamista que chupa el bolsillo del necesitado.
+Contra el que mata a un niño. Contra el que lo macula y después lo mata. Contra el que lo macula solamente.
+Contra el que dueño de un arma que siente, como ha escrito William Faulkner, que sus brazos, sus piernas, su sangre y sus huesos son superiores a los brazos, las piernas, la sangre y los huesos de los desarmados.
+Contra el empresario que se gasta con seis amigos, en una cena de tres horas, un valor equivalente a diez salarios mínimos mensuales, si no más.
+Contra el que envenena las nubes, y los páramos, y los ríos, y las lagunas, y los humedales, y los pantanos, y los ríos, y los mares, y las tierras, y los aires, y los pulmones de los que no han nacido todavía.
+Contra el asegurador que esquilma al asegurado.
+Contra el corredor de bolsa que defrauda al inversor y corre a gastarse el dinero en lujos.
+Contra el consumidor compulsivo que compra lo que la necesidad no pide.
+Contra el que no hace el trabajo que le han asignado o por joder lo hace mal.
+Contra el timador consuetudinario.
+Contra el estafador profesional de sonrisa eterna.
+Contra el vendedor de mercancías y servicios de mala calidad.
+Contra el anunciador que pondera productos que no sirven.
+Contra el consejero que desorienta al aconsejado.
+Contra el político que miente, mas no por bruto, sino por inteligente y ambicioso.
+Contra el funcionario hijueputa que pide la coima, contra el contratista hijueputa que paga la coima y contra todos los hijueputas del mundo.
+Contra el jerarca de talla mundial que, considerándose bien informado, declara una guerra en territorio lejano, admite luego que la información recibida era falsa y sonríe, antes de ir a rezar a su iglesia, como si las bombas arrojadas no mataran pájaros, ni perros, ni gente.
+Contra los que dicen estar en busca de la paz, no del odio, porque el odio es un sentimiento exclusivo del rival, ajeno por lo tanto a los latidos de sus corazones.
+Contra los que lanzan el salivazo enamorado que, según ellos, hará feliz al prójimo.
+Contra el que le cae al caído, y le sigue cayendo, y le vuelve a caer.
4.
+Ella, él, tú, yo, lo mismo da, porque aquí se habla de nosotros.
+¿Por qué Dante no nos metió en el círculo más estrecho y más oscuro de su Infierno? ¿Por ventura tú y yo somos mejores? ¿No hemos permitido con nuestra indiferencia que la maldad reine, esquilme y mate?
+Ellos, nosotros, yo, meras imágenes de ti, en cuyo honor un coro va a cantar una letanía en clave de tú para aniquilar mi yo amargo, mi yo hediondo, mi yo estéril, esa sabandija que se esconde en hueco oscuro porque la luz no le conviene.
+Oh tú, escupido con saliva de madre en pena, ¡escupido!
+Postre de llagas en crema de ajo.
+Vaca que lacta excremento y orina dolores.
+Sudor que perla la axila de la ramera en la plenitud de su oficio.
+Rastro de saliva en la vastedad del desierto.
+Infección que la creolina no acaba, ni disipa el viento fresco.
+Plaga seca.
+Bicho muerto.
+Culo nulo.
+Cero humano.
+Sucio solo.
+Vinagre que baña tus piernas, inunda tu pubis y arde en tu chancro.
+Esqueleto que hiede.
+Esqueleto de gato en boca de perro.
+Esqueleto de gato que aplasta a su paso un camión, y un segundo camión, y otro más durante la noche.
+Boñiga cubierta por un velo de hez humana.
+Rueda paralizada por el fango y la herrumbre.
+Violín que nadie nunca afinará jamás.
+Violín sin cuerdas, ni arco, ni dueño, ni marca.
+Concierto de cuerdas que interrumpe un chirrido de llantas y la colisión estruendosa que ocasiona seis muertos.
+Eructo empozado en la boca.
+¡Eructo agrio!
+Coctel de Pepsicola, vino tinto y leche de rata.
+Cocacola en botella envenenada.
+Lacra conservada en agua y hielo que suavemente se deshace en tu boca.
+Lengua bípeda de animal de sangre fría que te lame los pechos y te monda los dientes.
+Flatulencia que ni los pedos alivian.
+Excremento de cuervo en vaso de whisky.
+Pústula poblada de larvas, servida con galletas y dulce de moras.
+Botín botado en camino de abrojos y sierpes.
+Zapatilla patituerta.
+Sandalia chueca.
+Cocodrilo en cocción de cóccidos y cascos de coco.
+Mugrón que no genera hojas sino hormigas.
+¡Hiel de abejas!
+A plena luz del sol,
+me pediste que te amara
+en la esquina aquella.
+Vamos a amarnos al instante, respondí,
+vamos a amarnos con los hilos,
+con las telas
+y con los pliegues que nos ciñen.
+Vamos a amarnos
+con las costuras de las ropas
+y con los broches o botones
+y con los mismos forros.
+Vamos a amarnos,
+tú en tu bello traje y yo en el mío,
+cinturón contra fajón y bragueta caqui contra falda negra.
+Amor, alza la cabeza y cierra bien los ojos
+que llegó la hora de mirarnos con el tacto.
+Te besaré sin parar hasta rendirnos
+porque tus labios en mis labios, ya ceñidos,
+cubrirán de desnudez
+los estorbosos trapos que nos visten.
+Jamás ardores
+ni desfogues
+ni arrebatos
+ni apetitos
+como lo que el amor nos dicta.
+Jamás susurros como los susurros tuyos.
+Jamás besos como los besos que inventamos.
+Jamás deseos como los que nos arropan y desnudan.
+Jamás copulaciones
+ni arrejuntamientos
+ni coitos
+ni apareamientos
+ni arrebatamientos
+ni llenuras
+como los que la vida, sin mezquindad, nos ha donado.
+Tú y yo somos los infieles que en el lecho han coincidido
+porque vivir de amor enamorado es siempre una proeza.
+Somos los amantes que a la hora del fruir nos prodigamos
+y por eso, en estos días, me he entregado a dos mujeres.
+Pero mañana me voy lejos y te quedas. Te digo adiós
+entonces y a los dioses pido que en el amor te espigues.
+Ama entonces, mi adorada, cuando yo me marche.
+Ama siempre, por favor, que a tu antojo me has tenido y te he tenido.
+Ama y hazte amar al infinito cada día. Ama y ama, no te rindas,
+que vivo a plenitud en mi galaxia y beso a otra.
+Polvo en nuestro origen somos, plantea la Biblia en un versículo famoso. Y polvo, tras la muerte, seremos nuevamente. Polvo en nuestra lengua hablada es el intercambio carnal de los amantes, la entrega absoluta y sin cansancio, el orgasmo que celebra la plenitud del acto que nos casa en cada encuentro.
+Tú y yo, en el pasado, nos prodigamos por ventura en el polvo ágil y gozoso que el misterio de la vida manda.
+Si consideráramos ahora los instantes en los que nuestros encuentros ocurrieron, fuimos polvo pleno largas tardes, noches sin reposo fatigadas, ciertas mañanas cristalinas y por ventura al mediodía, en especial los mediodías.
+Fuimos, juntos, polvo alegre y nada seco, polvo desbocado a ritmo de galope, polvo deshaciéndose en polvos infinitos cuando llegábamos al clímax, confirmando entre murmullos la pureza de lo que fuimos, hemos sido y seguiremos siendo según el verbo conjugado en el libro de los libros.
+Cuando mi corazón deje de latir, mi cuerpo agradecido pasará a ser el monumento de las fechas en las que, abrazados, fuimos polvo puro potenciado al infinito.
II+¿Dónde reposa el polvo aquel que, en el verdor del Paraíso, molécula a molécula, conformó el palpitante y satisfecho cuerpo de Eva?
+¿Dónde el del recio Adán?
+Me aventuro a sugerir que reposan en tu cuerpo atravesado de deseos, en este cuerpo mío que tus caricias han colmado y en los polvos consentidos conque perpetuamos los amores primigenios de santa Eva y san Adán, el abuelo no olvidado.
+RAQUEL JODOROWSKY (Tocopilla, Chile, 1927 – Lima, Perú, 2011)
+Nací geminiana dentro de una mina de cobre en el norte de Chile, famoso lugar de boxeadores. Desciendo de colonos. Mi padre, tañedor de balalaika, en Rusia, minero en Antofagasta, profeta en Israel. Mi madre rompió árboles, hizo un arado y sobre los pantanos sembró el maíz inaugurando el granero de Argentina. ¡Yo soy América! A los 11 años de edad, en el borde del desierto de Atacama, vi por primera vez un árbol. Creí que era un señor. Lo saludé. Como las muñecas me parecían niños muertos, jugué con los lagartos de la arena, las arañas del salitre y los perros bravos cuidadores del oro. Aprendí a escribir poemas antes de escribir y leer en las escuelas. Desde entonces, fuera de la poesía, puedo decir que no he existido. He publicado 15 libros. Tengo un hijo y un loro. Y tengo el mundo entero. Es todo. (En Sin antes ni después, México, 1984).
+Obras: Caramelo de sal, Mi casa abrakadabra, El diario de una costurera, Poemas escogidos, Cuentos para cerebros detenidos: con licencia de los superiores.
+Hoy he inventado tu nombre a gritos Dayal
+ha sido como parir el mundo por la herida del alma
+son míos estos millones de infantiles adúlteros
+partidos políticamente en la verdad que corren
+en sus vehículos de carne no sé a dónde
+míos debo quererlos degeneraditos que saltan
+tratando de alcanzarme el rostro.
+Me han fatigado sus ruidos de cerebros
+sus reuniones de pingüinos desvestidos donde se decide
+el destino de la humanidad.
+Sorprende la gente que cabe en este día
+impunemente de espaldas al olvido
+mientras los poetas de mi época
+mascan trapos y escupen candidatos
+o esperan la revolución comiendo
+hongos alucinantes en la Universidad de Harvard
+Si abro la mano, ¿se caerá este mundo?
+¿A alguien le importa poco, mucho?
+Pasa una nube de viejos perfumados
+hacia un futuro de esqueletos dormidos
+en ciudades que aúllan.
+Quédate aparte Dayal
+en alguna parte fuera de esto
+atrás o adelante
+en el techo de algún país
+agitando tus pantalones de hombre
+con los cabellos caídos de pura pena
+guarda en tu seno de hombre los hermanitos menores
+y siempre muérete hablando o llorando o limpiando o defendiendo
+muérete ebrio, ahogado de bocas, muérete en alto
+con las heridas, muérete de risa.
+Pero nunca de muerte. De muerte no has de morir.
+La vida te esconderá.
+Aunque luego te espere la puerta de un horno, no te rindas.
+No te rindas sino a la evidencia del amor.
+Ni siquiera permitas que te toque este poema que ha perdido la salud.
+Mentira. Mañana no será otro día.
+Es hoy. Comienza. De alguna manera hay que cambiar esto.
+Si no bastan los besos y es preciso a palos
+hay que cambiar esto.
+Aquí estamos las madres negras
+petrificándonos como un raro ejemplar
+de otras edades. Sin que estas palabras
+puedan cambiar las decisiones de los hombres
+que mantienen los pueblos en la sombra.
+Aquí estamos las mujeres poderosas
+rodeadas de atormentadores
+reducidas a cenizas por la mano del hombre.
+¿Dónde va a florecer nuestra familia
+si se contamina la vida en el Pacífico
+y hacen estallar el espacio
+rompen el aire de dragones imaginarios
+si desequilibran las nieves de los Polos
+y también las profundidades de la tierra?
+Dónde alimentar la sonrisa de los hijos
+con peces muertos, vegetales muertos, aire muerto, alimento envenenado
+cabellos, piel, el color de los ojos envenenado,
+la alegría de vivir envenenada. Sin que ninguna de mis palabras
+pueda cambiar nada. Aquí me desintegro
+sin haber tomado parte
+ni ser poeta comprometida
+con cualquiera de esas mentes destructoras
+de mis generaciones sobre la tierra.
+Es necesario que el día
+nos contemple los huesos
+Elevemos el amor desnudo
+al sol que está naciendo
+Yo no tengo miedo de mostrar
+el cuerpo que nos habita
+a los que pasan y adivinan
+nuestra miseria
+Faz a rostro yo te digo
+que en mí ya no existe
+ningún maravilloso secreto
+Porque el día descubre el fondo
+de las palabras qué mienten
+(De Ensentidoinverso, 1960)
+La noche sube del suelo
+Con un corazón de alas redondas
+Humo de oscuridad que nos abraza
+Mientras duermen los astros.
+¿Quién eres lo que se llama noche
+Alzada como trigo sarraceno negro?
+Gran Madre varonil, Gran Padre vestido de abuela,
+Con leves huesos de mosca, tul o pestañas de flor
+De pronto maduras como fruta de hierro
+Y apareces, abarcas, envuelves
+Transformando los bosques verdes en hojas de carbón
+Cual grillete pegado en la piel del mundo
+Sombra derramada noche
+que aspiras el silencio caliente de lo humano
+cubres, pasas, decapitas lo movible
+guardando en tu bolsillo las vidas y los muertos
+en una gran lágrima llena de amor.
+Quisiera saber adónde queda
+La caverna del abierto cielo
+Ahí donde lanzas el grito contenido
+Quiebras los tentáculos de la negrura y retrocedes
+Invadida por la luz enemiga
+Por el triunfo del alba
+En el brillo de las piedras y las plumas.
+Bajas tu párpado gigante
+Telón que cierra la ciudad hostil
+Huyes de la claridad
+Arrastrando tu sombra llena de clavos
+Noche de cabeza acorazada
+Escondiendo los cráteres, tus pinzas
+Noche herida como perro acorralado.
+Mientras nosotros en la mortal existencia
+Seguimos suspendidos observando la eternidad
+Del presente y del pasado
+De las guerras de la noche
+Contra las guerras de la luz.
+En el quinto día del quinto mes
+se inicia el bautismo del tigre.
+Se le hace beber algunas gotas de un líquido sagrado
+para que se convierta en mensajero
+del espíritu de la Montaña de Diamante.
+Ahí se encuentran de manera visible
+rostros de sabios y nombres dados a cada piedra
+y donde quedó esculpido el Modelo de la Creación.
+Si alguien visita en persona la Montaña de Diamante
+tragando carbones encendidos
+podrá vivir en más de una dimensión
+sin tener que abandonar la tierra.
+Y si fija la mirada en la región del misterio
+podrá contar cuántos Dioses desterrados
+danzan en una sola lágrima del tigre.
+En los mundos de arriba
+hay el camino de otras gentes
+Un poblado de espíritus
+de hombres y mujeres
+que desaparecen y vuelven a aparecer.
+Salen de la piel hasta que la aurora
+encuentra al buscador.
+En los rumbos de lo alto
+se reconocen los poetas
+que poseen una
+ala derecha.
+Sopla hacia el cielo
+tu pensamiento y lo verás…
+Ama, amor,
+mientras yo estoy lejos.
+Dentro de mí sostengo tu rostro inigualable
+y le doy eternidad.
+Creces en mí, no cambias.
+Sólo el amor da el rostro de lo eterno.
+Besa otras bocas
+tan bellas como la mía
+mientras estoy lejos.
+No dejes que el tiempo
+torne de agua tu mirada de animal
+y seque tu belleza y ponga puntos blancos
+en tu cara dorada y vuelva de paja
+tus cabellos como los locos.
+Ámame, amor,
+en otras
+mientras estoy lejos.
+No sea que se te olvide el ejercicio
+de amar.
+En un asombroso lugar de ojos alarmados, que ofrece la sensación de no pertenecer a esta Tierra, nací
+entre vegetación que no nació…
+Allí, en el Desierto de Atacama, donde se fundó la soledad invencible del planeta,
+fue creciendo mi pasión y mi sombra estremecida.
+Arenas sin fin que me enseñaron las batallas de la supervivencia
+y donde sobre sus lomos escribí mis primeros poemas que borraba el viento.
+Así aprendí la fugacidad de la vida.
+Me abracé a la Madre-desierto, a su regazo de arena-Madre
+y pude escribir 20 libros de poemas
+y aún sigo sin terminar de escribir ni publicar…
+Que venga el tiempo
+con su otoño
+y desparrame estas hojas
+en la emoción del hombre
+o si no que venga el tiempo igual
+que haga polvo, ceniza, aire mi decir
+y nunca sepa nadie
+lo que junto a mis huesos
+ardió, ardió, ardió…
+PABLUS GALLINAZO (Gonzalo Navas) (Piedecuesta, Santander, 1943)
+Hoja de vida. He vivido 74 años y esta es la hora en que no he escrito ninguna, desde que llegué a la conclusión de que a una vida que quepa en una hoja no puede llamársela vida.
+Ya puestas las cosas en esta perspectiva, ¿qué puedo hacer, entonces, para satisfacer la solicitud de mi amigo, el poeta Jotamario, que de seguro quiere este detalle como pieza ornamental de la antología que se ha propuesto? Porque si llegare a faltarle un sola, ese vacío se vería como un engranaje menos y a mi amigo le gustan (y es un maestro en ello) las máquinas perfectas de la poesía.
+Me ha adelantado que escogió ciertas páginas, entre ellas una antología de una confesión amorosa escrita a dos almas y sendos corazones y plumas con mi esposa, Tita Pulido, que llamamos El Libro de Los Amados.
+A excepción de La pequeña hermana, que hace unos cinco años recobró el nombre original de El caso de la bañera verde, el resto de mi obra literaria ha sido escrita con ella a mi lado, a mi espalda, frente a mí o merodeando por la casa como la primavera. No he sido yo en las soledades de que tanto se precian los escritores, sino los dos, los autores de La Bella Marangola, La memoria de sangre del general Antagónico Bermúdez, La balada de la cárcel de Buckingham, De cómo se hizo Rey, El loco del silencio, El señor de los ovnis, En la muerte del perro y Los amores del trigo, para nombrar los principales que me vienen a la memoria.
+Para redondearla, diré que si declaro el año en que nací o puntualizo otras fechas sólo memorables para mí, no creo que le haga favor a la historia y mucho me temo que el mundo la pasará mejor sin ellas. Esas miles de páginas que he escrito a lo largo de mi existencia, más las cuantas que de seguro escribiré, son mis hojas de vida, el testimonio de que estuve aquí, en este par de siglos en los que fui feliz como quizá otro ninguno.
+Obras: La pequeña hermana (1967), La bella Marangola (1998), El Libro de Los Amados (2007), Crónicas de sangre del general Antagónico Bermúdez (2011).
+A la memoria del Olvido
+Declaración
+El texto fundamental de este libro fue encontrado accidentalmente durante una azarosa navegación por Internet en la madrugada del 8 de junio de 1999, entre muchas páginas de poesía árabe anónima anterior al siglo IX.
+Su traductor al árabe moderno, Abú Nuwas, homónimo o tal vez el mismo poeta mencionado en Las Mil Noches y Una Noche, advertía que no se trataba de un poema en sí, sino de un ejercicio amoroso destinado a sopesar el corazón de los enamorados antes de que estos tomaran la decisión de unir sus destinos hasta el último de sus días y la siguiente eternidad.
+Según el rito, los aspirantes debían responder en silencio, escribiendo en tablillas separadas, uno frente al otro, las preguntas que un monje ebrio les iría formulando a medida que ellos, que le acompañaban al beber de un cántaro de cierto vino cuya ingestión sólo estaba permitida por esta única vez en los protocolos mahometanos heréticos, fueran declarando haber desvelado sin ocultamientos los 20 misterios delatores del amor.
+Una vez concluida la velada, los confesantes intercambiaban sus escritos y, comparándolos, tomaban al día siguiente la decisión fatal.
+Durante la ceremonia, en la que se quebraba la vasija en señal de que nadie más bebería de la misma fuente que los dos, el derviche que la presidía les entregaba el manuscrito de divorcio, en el que en los vacíos debían anotar los separantes las frases tomadas de sus discursos de amor, causales del final malentendimiento, hecho lo cual se producía, sin más fórmulas de juicio, la separación.
+Después de haber soñado el uno con el otro, Los Amados se encontraron en un profundo sueño en el que estaban ambos preguntándose si serían el uno para el otro.
+Supieron que eran ellos mismos, porque conocía cada uno el respirar del otro, pero, en el íntimo lugar en que se hallaban, sorprendidos escucharon una tercera respiración.
+La Amada preguntó:
+—¿Quién vive con nosotros?
+Y el Amado le dijo:
+—El vino, amor.
+—Hemos venido, dulce amigo —dijo El Amado— para saber si somos uno o dos o si ya somos uno, La Amada y yo.
+Tomó el vino su tiempo y cuando su espíritu estuvo a punto y su perfume pronto y en toda su riqueza su sabor, en vez de una respuesta, preguntó:
+—Diga cada uno, en las mejores palabras que posea, quiénes fueron sus amantes, sin mentir, porque no hay nada peor que faltar a la verdad —que es la fidelidad— para el amor.
+Mis amantes
+han sido
+reflejos de mi amada.
+Hemos demorado
+tanto en encontrarnos
+para la boda,
+porque ella estuvo
+siempre
+en otros brazos
+cuando yo
+los abría
+para poseerla.
+Y yo abrazado
+cuando me deseaba ella.
+Pero mis amantes
+fueron para mi amada
+y es por ello
+que ella
+las acepta
+como prendas
+de amor.
+El vino, entonces, se divirtió en sus copas de cristal para darse a beber a Los Amados
+y desatar sus lenguas con su cuerpo recién liberado del reposo de la botella
+en la prolongación del sueño que provoca
+en los mostos el roble del barril.
+—Los Amados se diferencian de los simples amantes —susurró— en que aquellos no saben y estos sí, cuándo cayeron en las delicias del tormento de las trampas del amor.
+Díganlo ahora:
+Las
+desordenadas
+exactas
+sólo las sabemos
+mi amada y yo,
+ella navegando
+la cerca
+y a la vez clavando
+la verde espuela
+de sus ojos
+en mi corazón,
+como la yegua
+que caracoleaba
+ante los ojos furiosos
+del amansador
+en el momento
+preciso
+en que los astros
+del cielo azul
+celeste
+se reunieron
+a la luz del día
+para
+vernos mejor.
+He sido feliz
+mil veces
+mientras
+venía…
+Pero
+la felicidad
+que fue para todas
+era finalmente
+esperada
+y
+desesperadamente
+para ella.
+¿Cuántos amantes he vivido en el camino hacia mi amado?
+Para llegar
+a donde
+desaparecen
+las estrellas
+—donde vive él—
+he
+bebido
+mil y un
+delirantes
+amantes.
+Hice
+una
+escalera
+de
+corazones
+hasta
+la
+soledad.
+Ya el vino se agotaba en Los Amados
+y era uno con ellos.
+Fue entonces cuando quiso saber
+si al despertar cada uno de su sueño
+podrían encontrarse en la realidad.
+Para asegurarse, preguntoles si conocían, por haber dejado sangre
+en las espinas de la rosa,
+la dirección de los vientos
+que llevaban a la casa del otro
+y si sin ojos llegaran ciegos
+o sin vida muertos.
+—Debo saber si saben ustedes
+—preguntó el vino—
+que la piel de los hombres, como la de la vid —de donde viene la palabra vida—
+tiene definición.
+¿Existe alguna diferencia
+entre la piel destinada a los amantes
+y la que apronta El Amado
+para La Amada
+y esta para él?
+Cuando estamos maduros los vinos, surgimos de la prisión de las barricas
+a la cárcel de avara
+y otra luz en las botellas
+de ámbar o esmeraldas
+y nos vestimos adornados
+con las viñetas
+de las etiquetas de las viñas.
+Si en verdad estáis listos para la boda
+sabréis cómo lucirá cada uno
+en la fiesta final,
+cuando se fundan
+y ya nunca jamás sepan
+si él es ella o ella es él.
+Nadie ha reparado
+en la secreta flor del vino,
+que es como es.
+La flor de Los Amados,
+igualmente secreta,
+es como es
+y sólo la conocen
+los tocados por la locura del amor.
+¿La sabéis?
+Declarad entonces cuál es la flor de cada uno —exigió el vino
+ahora cada vez más escaso
+pero más pleno y profundo en cada ser.
+Cada uno de Los Amados
+despertó en su mundo.
+Supieron que habían hablado
+porque sus labios del color del vino
+eran idénticos al vino.
+Que estaban confundidos,
+fundidos, refundidos,
+hechos un sólo cuerpo que, curiosamente, visto desde afuera,
+todo mundo podría jurar
+—y juraba—
+que no era uno, sino dos.
+Los amantes amados
+hablaron
+durante muchos soles
+y
+otras tantas
+lluvias
+y vieron cambiar cien lunas
+hablando del amor
+y se dijeron
+todo lo que tenían guardado
+el uno para el otro
+y
+cada uno
+entregó
+sus más secretos tesoros
+hasta agotar los fondos íntimos
+de cada una
+de sus almas,
+pues todas las noches se bebieron
+el uno al otro
+como
+si fuesen fuentes
+que jamás se fuesen a agotar.
+Él iba diciendo
+a quien quisiera oír:
+«Mis amantes
+han sido reflejos
+de mi amada
+y es por ello
+que ella las acepta
+como prendas de amor».
+Ella
+—que sólo tenía en sus ojos miradas para él—
+iba por todas partes
+proclamándolo
+como su nueva realidad:
+«Mis amantes
+han sido como la luz,
+como
+reflejos que se quedaron.
+Como reflejos
+que se quedaron
+en reflejos».
+Los días y las noches
+los fueron sorprendiendo
+con los ojos abiertos
+mirándose cada uno
+en los del otro
+y
+cuando el sueño los vencía
+con
+sus bálsamos de amor
+despertaban sobresaltados
+sólo para saber
+si estaban
+soñando un sueño
+del que irían
+a encontrarse
+el uno sin el otro.
+Y se palpaban en caricias
+para saber si eran realidad
+o
+invenciones
+de los dos.
+Entonces
+al roce de la mano de él
+—o la de ella—
+las pieles
+despertaban
+y
+el placer de saberse juntos
+nunca fue ni será
+igualado
+por semejante placer.
+La dicha
+los llenaba
+y
+juntos paseaban
+flotando por las
+calles
+y
+los comerciantes salían de sus comercios
+a regalarles sandalias desconocidas
+y vestidos inconcebibles
+y se fueron llenando de riquezas
+que no sabían
+cuántos amantes fueran necesarios
+para lucirlas.
+Ella
+solía decir a las muchachas
+que le preguntaban
+por la felicidad
+que
+para llegar a las estrellas
+había bebido mil y un
+delirantes amantes.
+Y reía
+al contar que había hecho
+una escalera de corazones
+para llegar a él.
+Y
+ella era —o parecía— feliz.
+Y
+él no tenía palabras
+para convencerla
+de que
+su felicidad
+superaba la de su corazón.
+Y todos
+quienes los habían conocido
+se preguntaban de dónde habrían sacado
+la felicidad
+que les sobraba…
+Y
+todos los que a ella conocieron
+no entendían por qué su mirada
+tenía solamente la dirección
+de él.
+Cuando los enamorados
+venían a escuchar sus cantos
+ella contaba cómo había hecho la piel
+para su amado:
+«Me hice aire
+me hice brisa
+me hice la ola
+me hice suya».
+Eran los dos como el aire
+y el viento
+ligeros como sus días
+que iban volando
+como ellos mismos.
+Y los vecinos se preguntaban
+de qué tesoro estaban
+destilando la risa
+y de qué jardines las desleídas frutas
+y de qué desaforadas
+ánforas
+el vino que refrescaba
+y desataba los agitados labios de ella
+y los
+enrojecidos labios de la boca de él.
+Ella había proclamado antes
+en las plazas
+y
+los jardines
+que la sangre de su amado
+le parecía del color de los besos
+sangre de todos los colores
+y sabores
+sangre fácil
+que sólo había podido
+y era posible
+conseguir en él.
+Y él dijo que ella era como el vino
+porque mucho
+había bebido
+y
+encontró en sus pozos
+el sabor de la miel del
+cayeno
+rojo
+florecido.
+Eran como los pájaros
+cada uno en su canto
+y
+la música no les cabía
+suficiente para amarse.
+Y los parroquianos hacían
+cábalas sobre el final
+de
+su amor
+pero el amor parecía no tener fuentes
+donde agotarse
+ni mar
+donde finalmente naufragar
+pues parecían vivir uno del otro
+y
+respirar cada uno la contraria respiración
+y
+sostenerse como almas parásitas
+el alma aferrada
+en voluptuosas volutas
+al alma del amado
+y
+el alma del amado
+como serpiente sutil pero fatal
+de los más encendidos deseos y esperanzas
+trenzada
+a la espiral amada.
+Y como el tiempo fuese pasando
+sin que de las ventanas de su casa
+dejara de regarse
+por toda la ciudad
+el perfume de ella y el de él
+en un
+solo perfume
+que todos empezaron a respirar
+como
+aire natural.
+Y
+como
+ya todos los amores intentaban
+querer parecerse a este de los dos…
+Y
+como eran la envidia de los demás amantes
+y
+se fueron convirtiendo en el motivo de toda fiesta
+y
+razón de todo placer
+y
+espejo donde querían
+o suponían mirarse
+los aprendices del amor…
+Y
+la fuente donde los antiguos
+enloquecidos querían reflejar sus pasiones…
+Un mal día se preguntaron por
+la razón de su felicidad
+y
+buscaron en los abrazos el motivo sin hallarlo
+y
+en el agua fresca de los labios
+sin resolver la razón
+de la frescura
+y
+trataron de
+encontrar en la perfección de las sonrisas
+sin hallar la perfección de su amor.
+Pero también del desconcierto
+hicieron una razón
+para estar juntos
+y
+eso les dio aliento
+para seguir buscando en sus corazones
+la causa de los latidos
+que eran unísonos
+sin llegar a saber
+—hasta el último día—
+de qué lugar
+—dónde de ellos—
+o de fuera
+provenía su locura.
+Porque hubo un día
+en que la furia
+los hizo presa
+y
+encendió de una color rabiosa
+la mirada de ella
+y
+no encontraron entonces
+palabras para cada uno decirse
+lo infelices
+que los había hecho
+la felicidad.
+Porque hubo un día
+en el que cada uno
+dejó de respirar el aire del otro
+y
+parecían ahogarse en sus abrazos
+y
+desfallecer cada uno bajo el peso del otro…
+Porque aquel mal día
+la belleza
+desapareció como un sueño
+y
+se vieron desnudos
+y
+sin gracias
+y
+el perfume que antes fuera la esencia del mundo
+se fue tornando acre
+y
+enemigo uno del otro
+como el pavor de los enemigos
+como el sudor animal
+de las axilas
+y los poros de las fieras adversas
+como la leche mortal de las ranas fatídicas
+y los venenos encontrados
+de las serpientes
+y las flores
+del mal.
+Entonces
+ya sus pieles fueron ortigas
+una para la otra
+y la luz
+que irradiaban
+fue una tiniebla
+que ensombreció
+la otra
+y
+encontraron en cada gesto
+que antes fuera feliz
+la mueca del desprecio
+y
+se miraron
+con un odio tan grande
+como el amor que antes tuvieran.
+Fueron encontrando
+en
+el
+odio
+las razones
+que jamás hallaron
+para
+el amor.
+PATRICIA ARIZA (Vélez, Santander, 27 de enero de 1946)
+Huyendo de la Violencia, la familia de Patricia se trasladó a Bogotá en 1948, donde lo primero que oyeron fue: «¡Mataron a Gaitán!». Les quedaron los discos con sus discursos, que su padre ponía reiterativamente a todo volumen, para susto de los pequeños, que terminaron impetrando justicia. Iniciando su juventud viajó a Medellín y se entregó al primer nadaísmo. Gonzalo Arango le dio la alternativa e ingresó al Café Metropol, en cuyos billares los poetas practicaban a Pitágoras. La llamaban La Piaff pues cantaba en francés melodías de ayer. Era el impacto en las cantinas donde comenzaban a entrar las niñas desgreñadas del nadaísmo, por sus piernas exuberantes y por sus medias de un velado existencialismo. Hizo, con Dina Merlini y Helena Restrepo, parte del grupo de nadaístas de Medellín y Cali que viajaron a una isla perdida en el Pacífico con la idea de crear una nueva nación deshipotecada de tradiciones, como quedó consignado en la novela Islanada, de Elmo Valencia. Y fue una de las fundadoras y felizmente sobreviviente del exterminio de la Unión Patriótica.
+Como mujer de Santiago García, el hombre grande del teatro en Colombia, entregó su vida a las tablas y a darle garrote a quienes pisotean al humilde. Por más de 50 años ha mantenido en vigencia vigorosa el Teatro La Candelaria. Fue motivo de regocijo para sus amigos de siempre abrir el periódico El Tiempo y encontrar una editorial con el título: «El reconocimiento a Patricia Ariza», donde se expresa: «que su obra esté siendo reconocida dentro y fuera del país no es sólo un reconocimiento a toda una generación que ha dado su vida al teatro, sino un síntoma más de que poco a poco esta sociedad considera la posibilidad de dejar la guerra atrás». Sorprendente, sólo cinco años atrás, como lo cantó el mismo diario, un expediente de la policía —que le acarreó el ridículo a la institución—, la acusaba de los tres cargos más pesados para el establecimiento: de subversiva, de nadaísta y de hippie.
+La ventana no sabía
+que por el vidrio que aprisionaban los postigos
+yo iba a verlo todo en esa noche
2 CERRADURA+La puerta ignoraba que tenía cerradura
+y que por ella un pequeño objeto de metal
+iba a introducirse para que su cuerpo saliera
3 SÁBANA+La cama no lo sabía
+pero la sábana esperaba su ausencia
4 CENTRO+El baño era el lugar
+por donde el agua se me salía del centro
5 INFINITO+El pasillo no entendía
+que era un espacio infinito para llegar hasta allá.
6 EL TACÓN ALTO+La casa no tenía por qué conocer las huellas
+y el puente no entendía en absoluto por qué el tacón se había incrustado esa noche
+en el andén
7 EVANESCENCIA+La nube no conocía la evanescencia
+pero sentía que se iba volviendo gotas
+entonces, aquella madrugada, humedeció, levemente el asfalto
8 VIAJE A PIE+La montaña nunca entendió
+que costara tanto subirla
+no le importó siquiera
+cuánto esfuerzo hicimos después
+para olvidarla
9 UN ROTO EN EL PANTALÓN+El pantalón no entendía que una mano
+había roto el bolsillo de tanto esperar
10 ESTILO+Aunque este zapato rojo sepa que tuvo un pie
+no reconoce el estilo de andar de su antigua propietaria
+Por más de que me saques el cuerpo
+algo se queda en el olvido
TAQUILLA+Este pedazo de boleta quizás sirvió para
+ver la sonrisa de una actriz en la oscuridad
PLUMAS AZULES+Había una vez una gallina triste
+que quiso tener plumas azules
+y eso le valió ser ave del paraíso
+Los dientes se me destemplan
+al escuchar lo que piensas decirme
+no me lo digas.
+Sólo musita la primera palabra,
+y de ahí en adelante, sonríe
GRIETA+No te voltees, sigue
+la sombra habrá partido en dos la calle
+por un lado la tarde
+y por el otro, yo
SANTIAGO+Maestro, no te caigas de bruces todavía
+espera a que el asfalto por sí solo suba
+después, sécate la sangre y canta
TODO PASA+No te turbes, no te asombres, todo pasa
+deja que amanezca, y corre!
+No te arrojes al río
+píntate los labios
+y, antes de vestirte, por favor, silba!
APAGA+No bajes la escalera
+Deja que suba la niebla
+y apaga la luz!
TREPA+No te encantes con el sauce
+Cierra los ojos
+deja morir la noche
+y, sin pensarlo, trépalo!
BAILA+No te encariñes tanto con la casa
+Recuerda que el viaje está a la vuelta de la esquina
+Empácalo todo y déjalo ahí
+Sólo llévate a ti misma
+Y baila
NO QUIERO+No estoy enferma
+Por eso no quiero levantarme
TRASTEO+Esta vez no voy a llevarme nada
+Las cosas están todas empacadas
+Las sábanas dobladas
+Los vestidos colgados en las perchas
+Sólo llevo conmigo el cuerpo
+Que ya no me pesa porque voy ligera de equipaje
+Llevo una pluma de pájaro pintada en la espalda
+Un collar de semillas y una imagen clavada en la memoria
+Si la digo, me pesa
+Hasta luego que voy aligerando el paso
+Tengo los ojos salidos de las cuencas
+Tengo los muebles salidos de la casa
+Las cobijas afuera de la cama
+Y la maleza adentro, creciendo, del esternón, arriba
DESLIZÁNDOSE+Quiero ser el gusano que se deshace con la sal
+El gato que se restriega contra el piso
+El manantial que no cesa
+La montaña que se desliza hacia el abismo
SERIEDAD+Veo el ceño fruncido de los hombres que hablan de dinero
+Y su tremenda seriedad me asombra
+Imaginan que se trata de un asunto trascendental
+No saben que una actriz que los mira desde lejos, se ríe a carcajadas
+El barco encallado
+Cantaba el abandono
+Su quietud era como un no lugar
+Donde los objetos de los viajeros
+Se negaban a estar abandonados
+Y, ahora su vació yace allí, silente frente de mi ventana transitoria
+Lo veo al barco, a toda hora
+Al amanecer y en la noche emerge espléndido
+No puedo dejar de imaginarme a mí, allí, como parte del óxido.
+Él estaba allí acostado
+Yo, en otro lugar, lejos de todo
+Él, escribía
+Yo, mientras tanto, cocinaba versos sumergidos
+A veces palabras ahogadas en el fondo del delirio
+Y otras en un silencio magnífico
+Que se parecía a la sonrisa
+Todo en mí era como un dolor
+Y a la vez como una fiesta
+Él, seguía allí, impávido intentando escribir palabras importantes
+Yo continuaba acurrucada ardiendo de la fiebre
+Y es de este síntoma que salen estas letras disparadas.
+No me robes el tiempo
+Es lo que me queda
+No te lo lleves a tu lugar,
+Déjamelo para enredar palabras
+Para tejer el daño que me hicieron
+Y también para cantar la fiesta
+Son pocas las que uso en mi lenguaje
+Porque cargan la suficiente rabia
+Y sobre todo la sonrisa
+Para saber mirar los pensamientos
+Y decidir cuándo dejarlas inconclusas.
+DINA MERLINI (Medellín, 1943)
+A los 17 años ingresa al nadaísmo y a los bares de Medellín, donde era prohibida la entrada de mujeres que no fueran las coperas. Rubia y espigada, iba vestida de negro, medias negras, uñas pintadas de negro, haciendo honor a Juliette Gréco y demás existencialistas parisinas. Además de bella, era furiosa y altanera, defensora de sus colegas masculinos cuando eran agredidos por antioqueños intransigentes. La acompañaban Elenita Restrepo, Patricia Ariza, Regina y otras jóvenes intrépidas y rebeldes, causando conmoción por donde pasaban. Se la consideraba una Brigitte Bardot paisa, con debilidad por el teatro, la poesía y la pintura. Llegó a Cali en 1961 con las demás nadaístas de Medellín, rumbo a Tumaco donde pensaban instalarse en una isla desierta, lejos de los ruidos y embelecos de la civilización occidental. Engancharon a Elmo Valencia, quien luego narraría su aventura en la novela Islanada. Le posó desnuda al poeta Jotamario quien la convenció de que «escribiría un libro que los inmortalizara», El cuerpo de ella, con el que 30 años después ganaría el Premio Nacional de Literatura del Distrito.
+Una vez en Bogotá, donde terminaron casi todos los nadaístas provincianos, se dedicó de lleno al teatro. Hizo parte del elenco de La cándida Eréndira, adaptación del cuento de García Márquez. Se vincula al Teatro La Candelaria, que dirigen Santiago García y Patricia Ariza. Allí afianza su arte y su temperamento indócil por más de una década. Pasa al teatro El Local, donde se topa con los pintores Samuel Ceballos y Fanny Salazar, quienes la convencen de compartir con ellos esa tierra sagrada del nadaísmo que fue la isla de San Andrés. Allí conforma en principio talleres de teatro. Más tarde, se establece en la localidad de San Luis, con su compañero Iván, dando cumplimiento a su antiguo sueño de alejarse del estruendo contemporáneo y hacer la vida auténticamente nadaísta.
+Dina, después de 34 años en el disfrute de las maravillas naturales de la isla, se recluye en el ancianato, donde, a sus 74 años y sobre su silla de ruedas, se dedica a revisar sus recuerdos y a plasmarlos en poesía.
+Obras: Poemas de aquí para allá (1968-2018) (Inédito).
1.
+Al principio lo percibía como una voz desconocida cuyo acento me anunciaba felicidad.
+Hubiera querido apresar la única gaviota que volaba,
+para posarla sobre mi hombro;
+presentía que en mi había nacido un secreto que no podía confiar a nadie.
+El día era como una barca llena de manzanas maduras.
+Reviví las imágenes.
+Vinieron una estrella, un animal del bosque, una canción,
+Y murmuraron algo que no pude entender.
+Por eso, más tarde, fueron inútiles mis preguntas. ¿Qué has soñado esta noche?
+¿Por qué tienes los ojos tan brillantes?
+¿Por qué sonríes y te miras a menudo las manos?
+Todo había cambiado.
+Nunca como en aquella mañana había tenido el mundo una faz tan clara.
+Parecía que los sonidos calzasen espuelas de cristal.
+De pronto apareció él.
+La luz del día lo envolvió como una red dorada y tibia.
+Semejaba que la luz descendiera sobre su cara con una dulzura desconocida,
+como si el día con su claridad,
+aquel día y aquella claridad,
+hubieran estado siempre para ungirlo.
+Como si sólo le pertenecieran a él,
+extraño y conocido a la vez.
2.
+Yo podía leerlo en su frente y en su boca, pero no, no era un extraño.
+Extraños los otros, sólo él se asemejaba a sí mismo
+y quizás por eso me parecía tan invulnerable y luminoso en ese renacer de mi corazón.
+Hallado y a la vez perdido.
+La canción me rodó por el alma con un crujir de hojas secas.
+De pronto sentí en mí las raíces de la más áspera soledad,
+era un hombre de rostro único y de viento diverso.
3.
+Y sentí el crepitar de su vida, un galope vertiginoso entre flores, un acercarse despacio, precedido por amplios círculos huidizos.
+(Y ahora, la alegría brotaba a borbotones de mi alma, sólo vivía para forzar el futuro)
4.
+Después, he visto la proa bermeja de su nave y las velas henchidas
+y mi anhelo de brazos largos miraba. Y era hoy.
+Solamente la tristeza es pasado.
+Cae la noche. La canción es otra.
1.
+Pájaros aliados en nuestro trasegar
+cantan el sueño perfecto, el grito trashumante y tardío, y forman su línea de vuelo.
+El pecho, sordo de amores,
+no reconoce el camino.
+Es como avanzar sin sentir. Otros días vanos y oscuros,
+la espera y el dolor ingrato y pesado, hieren con todo su poder.
+La línea conductora parte el intríngulis y somos nuevamente uno.
2.
+Me siento feliz,
+no hay dolor.
+Insignificante sensación de vacío.
+Pero tus ojos llenan el laberinto de mi soledad,
+ese sitio o lugar donde habitan los nombres y el color de cada mirada,
+en este andar sin tiempo, ni socavones en la herida.
3.
+Este torvo sonido de soledad y el grito fuerte del huracán,
+buscarán anidar en el pequeño y recóndito corazón
+envuelto en miedos y pesares.
+Todo está ahí,
+en algún lugar dentro de mí.
+Ya no me pertenece.
+Terminé delegándolo a la historia no contada del universo,
+pero es historia vuestra también,
+pues todos somos la red infinita,
+paso obligado para encontrar el ayer.
+Después……
4.
+Somos accidente tras accidente.
+Sabemos de la gloria
+y del dolor
+de los silencios,
+borde mítico de luz y profundidad
+y este afán magnífico de soledades.
5.
+Expulsado mi corazón
+del paraíso
+encontré la vida…
+Heme aquí.
6.
+Miraré el rostro de la invernal sonrisa
+reiterando el quehacer del mañana,
+costumbres y placer de ancestros y multitudes.
+No tenemos razones
+ni complemento para la historia.
+Solamente la débil energía de solaz atardecer
+y maravilla.
+Recuerdos infinitos y corazones olvidados
7.
+En tiempos mayores
+sonrisas y verde era el color;
+tiempos mayores
+guiaban utopías
+y sentires comunes
+con miradas de ensueños y ternuras;
+Acciones nefastas,
+guerras, dolor y tinieblas.
+Tétrica huella,
+absorbente derrota
+y días de fiera.
+A Barquillo, in memoriam
8.
+Ese tra, la, lá,
+antídoto maravilloso de soledades
+traía siempre colores, ansiedad y ternuras recíprocas.
+Donde quiera que estés,
+amigo “Barquillo”,
+Jaime Espinel querido
+cantaremos la pastora de dulce lejanía.
+Estarás siempre en mí,
+presente y futuro
+de encuentros tardíos
+y ternuras olvidadas.
+¡Cantar contigo
+valió la pena amigo!
+ROSA GIRASOL-POSIE (Rosemary Smith Kebe) (Nueva York, 1 de marzo de 1932 – Medellín, 4 de marzo de 2010)
+Aterrizó en Medellín, Colombia, a la edad de 12 años cuando su padre vino a representar a Westinghouse Internacional en Colombia. Tuvo 4 hijos. Entre muchas de sus actividades fue responsable del departamento de inglés en los comienzos de Eafit, en Medellín. Luego fundó El Centro Electrónico, Cursos de Inglés.
+Conoció al maestro Fernando González y a Gonzalo Arango a principios de los años 60. El maestro vivía en una finca llamada Otraparte y en su honor bautizó la suya como Todaspartes. Participó activamente con el movimiento nadaísta en los años 60, distinguiéndose como una apasionada ceramista y autora de dos poemarios: Ángeles caídos y otros y No hay más tomates.
+En 1980 Rosa Girasol se fue a Europa y luego a Zimbabue, África, a continuar con su carrera de intérprete simultánea internacional. Participó en muchas conferencias alrededor del mundo, trabajando el español, inglés, francés y portugués. También continuó con su cerámica y siguió escribiendo y formando grupos de mujeres poetas africanas y brindándoles apoyo para la publicación de sus libros.
+Durante la década del 60 compartió vida y milagros con Gonzalo Arango, quien la llamaba “la Girasol”. En esos años ella coleccionó y guardó una inmensa cantidad de material inédito y grabaciones personales en audio del profeta, que con motivo de la recientes celebraciones de los 60 años del movimiento, está siendo compartido con las nuevas generaciones, como fue siempre el objetivo del «inventico fabuloso» de Gonzalo Arango.
+En el año 2000 regresó a Colombia donde pasó sus últimos años en Medellín.
+Obras: Ángeles caídos y otros (1968), No hay más tomates (1969).
+Tú coges mi mano para no sentirte solo.
+Me amas para alejar tu muerte.
+Me miras a los ojos para verte reflejado.
+Y me hablas para decir tus cosas.
+Yo no quiero que sea así.
+Cualquier mano, cualquier cuerpo,
+Te servirían igual.
+Y los espejos reflejan los rostros.
+Y las palabras mueren en el silencio.
+Pero yo…
+Yo cojo tu mano para alejar mi soledad.
+Te amo para no sentir mi muerte.
+Te miro a los ojos para verte reflejada.
+Y te hablo para decir mis cosas.
+La inocencia
+una vez perdida
+se pierde para siempre,
+la bondad desaparece
+y nace la astucia.
+El amor se torna
+un acto consciente
+mezcla de interés y egoísmo.
+Sólo se salva
+el que puede alcanzar
+y vivir la pureza.
+Algunos —los iluminados
+los santos
+los grandes amantes—
+lo han logrado ya.
+Mientras los otros
+bregamos, bregamos.
+Combinar un poco de compañía
+con bastante soledad.
+Una buena dosis de risa,
+una medida de tristeza,
+dos lágrimas (ni una más).
+Revuelves bien.
+No olvidar el elemento guerrero
+y en la misma proporción el pacifista.
+A esto le mezclas
+la necesidad de amar
+y la casi posibilidad de ser amado.
+Y además
+en cantidades muy exactas
+añades:
+aceptación
+rechazo
+miedo
+misterio
+vida
+muerte
+comprensión
+confusión
+asombro
+y para terminar
+un poco de locura
+y sentido del absurdo
+Cuando todo aquello empieza a explotar
+gritas: SOCORRO!!
+¡Llegó el Nadaísmo! ¡El estallido de la vida!
+Y no habrá más muertos
+en el banquete del amor.
+«Si me llegara a morir
+—aunque la muerte no existe—
+no dejes que me entierren con los muertos.
+No quiero estar en ninguna otra parte
+que no sea aquí
+bajo estos árboles
+entre esta amada tierra
+a la sombra de mis recuerdos
+a tu sombra.
+No me desampares
+no dejes que me lleven
+a cementerios y mausoleos.
+Que nadie me lleve de aquí jamás».
+Se lo llevó la vida
+y ahora, la muerte.
+Nada puedo yo hacer.
+Ellos desconocen este último deseo.
+No saben de estas palabras, las desmentirían.
+Entonces, nada digo. ¿Para qué?
+De todos modos, no importa
+dónde te entierren ellos.
+Tú ya estás enterrado en mi corazón.
+MAURO CASTRO (Medellín, 1934 – Bogotá, 1999)
+La primera vez que oí de él fue cuando Gonzalo Arango nos mandó una colaboración al suplemento Esquirla, de Cali, titulado «Mauro Castro viaja en bus en busca del nadaísmo». Lo conocí luego en Medellín y le pregunté por qué había decidido unirse a la causa desencausada del movimiento. Me dijo que porque había oído el comentario de un vecino admirado que le había comentado que por la calle Junín se había aglutinado una pandilla de jóvenes «borrascosos», y que esa palabra le había emocionado tanto que decidió ir a buscarlos. Él también estaba ya inficionado con el virus del nauseabundo existencialismo sartreano. Tanto que cuando caminábamos por la ciudad en busca de algún abastecedor, siempre decía señalando una callejuela, «vámonos por aquí que es más triste». En un principio fue colaborador sistemático de periódicos como El Tiempo, El Espectador, El Siglo, La Patria, El Colombiano, El Correo, y revistas (Letras Nacionales, Cromos, La Viga en el Ojo, Azú, El Corno Emplumado). Viajó por países europeos. Luego pasó del frenesí y esplendor a un silencio cuyas causas no se conocen. Sus críticos y enemigos conceptuaron que se hallaba terminado. Fastidiado de la no remuneración de sus escritos, llegó a considerar que era más fecundo el encierro. Se puso a la defensiva considerándose perseguido y comenzó a dar palos por todas partes, aun contra el mismo movimiento que lo sacó de la nada. Tuvo un respiro al contraer elegantes nupcias con Alejandra, a quien dedicó un extenso poema.
+Obras: Alejandra o la estación violenta (1968), La Palabra, 20 estructuras 1 solo poema (1980).
+Prólogo
+Ya sea al dejar los lechos
+donde las sábanas fusilan
+la inocencia del hombre;
+o al sentarse a las mesas
+(sitial de los cristales)
+olvidando la muerte
+pensada en un vaso de cerveza;
+en los buses que aturden el silencio
+de las calles;
+o al profanar la delicadeza
+de las puertas
+(propiedad de unos labios
+crucificados por besos anteriores)
+alguien espera trascender.
+A veces lo intenta en esa cosa
+absurda llamada: Poesía.
+Sólo la voz del hombre
+emigra de los puertos
+y sólo una rosa blanca
+espera su regreso.
+Sólo sus pies cansados
+saben de las bocas.
+No es en su silencio
+donde se puede medir
+la finitud exacta
+de las distancias.
+Es en el sagrado volumen
+de su pecho
+donde las luciérnagas
+cuajan con sus luces: sus fracasos
+sus caídas
+y las más recónditas carpas
+bajo cuyo cielo esconde sus verdades.
+Solo el hombre reconstruye
+el alma de las cosas.
+A veces también las asesina.
+Basta el más prodigioso
+arsenal de los sueños
+para fabricar también
+el más gigantesco país
+de la mentira
+sobre el mundo.
+Por siempre el hombre
+piensa edificar una muralla
+para defender el aquelarre
+donde planea la destrucción
+completa de sus vicios.
+Para abandonar luego la sonrisa blanca
+y el cabello negro desciende
+a los establos y al verde
+en cuyas vertientes ella lo besara
+y los despide en una tarde
+después de haberlos tenido años.
+Mentiras, arsenal de los sueños,
+no valen juntos la ruta
+que lo sigue esperando y deseando.
+A la orilla de tu mejor camino
+quisiera sentarme cualquier día.
+Ojalá fuera en primavera.
+Para ver el párpado derecho
+de los cosecheros
+la prolongación de las ubres
+en el tiempo
+la caída de perfil de las espigas
+los ríos que viajan al vientre
+de mi madre
+el tenue caer de las espigas
+a su nombre
+y el inconmensurable hechizo
+de las luciérnagas
+colmando las horas de energía.
+Ojalá fuera en primavera.
+Para trazar el canto de las ranas
+bastó el color de los líquenes,
+la policromía de los arbustos
+que bordeaban las costas
+y la refinada maravilla
+de los peces en la tarde.
+Pero en el pentagrama
+surgieron notas desacordes.
+Comenzó la algarabía entre las aves
+ante tan tremendo desafío
+a las leyes musicales.
+Era el hombre quien debía enfrentarse
+al universo vociferante
+en esa noche de sospechas.
+Era su mano la que había engendrado
+su fracaso.
+Desplegad las jarcias para el viaje.
+Que el mundo vuelva a sus pisadas
+y un leve murmurar de voces
+sea emitido por todas las gargantas
+en la tupida noche
+de las embriagueces.
+Que las tripulaciones ebrias
+eleven sus promesas
+cuando se haga fiesta en la proa.
+Poned fe en la vuela
+en el mágico encanto del retorno
+al volver con el aceite
+renovador de la fuerza
+de los mástiles.
+Dudad sí, de los relojes,
+enemigos infatigables del silencio
+de los mares.
+Levantad pues las líneas paralelas
+por las cuales irá el corazón
+añorando el incentivo
+de los triunfos.
+Poned sobre ellas la nave pequeña
+donde deben viajar los pensamientos
+para edificar la estatura
+de la nueva raza.
+Alimentad sus guías
+y llevad a la parte más propicia
+la verticalidad de la bandera
+enemiga de los imperios derruidos.
+No existe, ni existirá jamás sobre la tierra
+el cofre detentador del residuo de los sueños.
+Muchos de ellos se han realizado,
+otros han viajado hacia los parques, hacia las calles
+y hacia los hospitales, buscando un ámbito a sus dimensiones.
+Los sueños marchan paralelos al ritmo de las lágrimas.
+¡Sueños de hacer algo!: prolegómenos
+de las realizaciones que pueden conducir
+de nuevo al ascetismo o distancia al país azul
+de la vendimia.
+Sacrificada la sonrisa
+—mensaje tierno en la mañana—
+y purificado el día,
+delimitó en la fugacidad de los cabellos
+la ceremonia blanca
+de todos los exilios.
+desafiante frustración de las bocas
+al no concluir la rúbrica del beso.
+Ella prometía las distancias,
+él los brazos como aspas
+para despedir el hechizo del alba.
+Ella el detalle insinuado del invierno
+contrarrestando la furia de todos los veranos.
+Y se trenzaron.
+Nunca olvidarán sus nombres en los diarios
+y el desaforado paso de las manecillas.
+Emocionado al finalizar el récord
+de sus llantos, tomó el brazo,
+la mano, el hueso donde antes el anillo
+verificaba el compromiso.
+Agitó el mudo cráneo
+y le pareció imposible que allí
+hubiese residido la belleza.
+Examinó centímetro a centímetro la boca,
+la inolvidable boca,
+y la contempló indefinidamente,
+hasta el exceso.
+Se dijo entonces: «Murió acaso?»
+«Claro», le respondieron en las sombras,
+«no ves que ahora alumbra tus noches,
+nuestras noches».
+(Bogotá, 1965)
+Esta lluvia y este viento
+y estas dos semillas
+portadoras de todo su recuerdo
+los conmovió el estigma
+de su brazo
+cuando nuestro hijo menor
+jugaba sus diciembres.
+Esta lluvia refrescó
+el labio cuasi-rojo
+que en tiempos desconocidos
+un ser creó para mi suerte.
+Este viento manifestó el cabello
+profanado en la dureza
+de mis manos;
+estas dos semillas
+son las mismas que la antigüedad
+del viento y de la lluvia
+no lograron reventar
+para la muerte: ¡Son mis ojos!
+Podría suceder:
+El cuarto aparecería iluminado
+sostenido en los espacios
+semejando un incandescente nido
+de luciérnagas.
+El ruido producido
+le otorgaría la imagen
+de tierna algarabía
+en cuyos meandros se dictan
+las disposiciones futuras
+para mejorar las garantías.
+Y a la entrada de la noche
+los búhos dibujarían en sus ojos
+el derrumbe de los triunfos
+viajando hacia una madrugada
+de armamentos.
+GUILLERMO BUSTAMANTE (Puerto Berrío, Antioquia, 1947 – Bogotá, 14 de marzo de 2010)
+A los 15 años se desempeñaba como lustrabotas en su ciudad natal, donde Gonzalo Arango puso a su disposición sus zapatos. Entraron en conversación y le dijo que era poeta. Le alargó unas muestras que Gonzalo le publicó en Nadaísmo 70 y otras revistas. Como con todos sus discípulos, mantuvo con él una amplia correspondencia. De pronto apareció en Bogotá, como un marginado, que combinaba sus trasnochos en El Cartucho, reducto de hampones y drogadictos, con su producción literaria y asistencia al Taller de Creación de la Universidad Autónoma de Colombia. «Yo prefiero la literatura a todo. A los 5 años comprendí que era una realidad aparte de la realidad. A los 9 años había leído a Julio Verne; a los 11, Las mil y una noches y “La historia de la revolución rusa”, en la revista Life. A los 15 años, conocí a los nadaístas y luego a Sartre, Heidegger, Jaspers, Moravia, Salinger». La intemperie fue su elección como ejercicio de libertad. Su rebeldía contra el sistema la ejerció con ese reafirmado marginamiento. Así hacía honor a su dignidad. Amaneció muerto debajo de una banca en el Parque Santander, enfrente del Museo del Oro.
+Obras: El último cartucho (2006).
+A Antonio Ibáñez y Diego Salazar
+Uno tiene
+noches que son como cuchillos
+hirvientes cóncavas
+ásperas al simple querer del tacto
+taciturnas noches que son como candados
+amargas vacuas
+cerradas a la risa como cárceles
+uno tiene noches así
+desesperadas
+en las que ninguna puerta se abre
+y nos vigila en las ventanas el ojo estrábico
+uno tiene noches largas
+llenas
+de silencios perdidos
+y gritos que cuelgan de una hilacha
+de nervios
+de broncas orejas sordas
+noches como desiertos
+donde los pasos suenan sin oírse
+uno tiene noches
+en las que la nomenclatura de la ciudad
+se disfraza de sangre
+para cerrarnos el rostro con escuadrones
+de distintos puñales
+noches largas
+que sólo ofrécense para el sueño vil
+y duelen
+como una infructuosa
+tardía y gris caricia.
+Al poeta no hay que estarlo acosando
+de preguntas. Él ya las tiene
+y anda con ellas
+como un desesperado.
+Sin embargo, sigue ahí.
+Como la torre de Pisa
+mirando con desdén la rectitud
+del mundo.
+Por eso más nos vale estar expectantes de su luz,
+que tiene el prestigio de lo inesperado.
+Pero no lo acosen con huecos interrogantes
+que nunca podrá contestar.
+Él sabe que siempre (y sólo) habrá poesía
+mientras no haya respuestas
+y esa es su mejor razón para pasearse por la vida.
+El poeta es gris como un campo
+arrasado por la guerra.
+Pero en sus entrañas brilla el arco iris.
+Y es casi feliz. Ese es uno de sus más tristes secretos.
+El poeta es un ser jodido que,
+para su esparcimiento,
+fabrica lunas de jabón en medio
+de las peores batallas.
+Algunos, incluso, hasta se bañan.
+Nunca se regresa. El que vuelve es otro.
+Siempre hay una saliva arenosa en todo reencuentro.
+Una enigmática sensación de asalto,
+que impide soltarle las riendas al pasado.
+Como para que el dolor se esfume.
+Como para que la paz se convierta en patria.
+Y sude junto a nosotros.
+Jamás volvemos al nido que dejamos partir.
+Existen centuriones encargados de mantener el olvido y la memoria atados.
+Sólo un tañer de campanas ausentes llega a nuestros cuerpos.
+Somos gladiadores engañados.
+Nunca se vuelve. Todo se diluye en la ausencia.
+A veces pienso en ti
+y me pregunto qué
+haces a mi lado,
+qué luna extravagante
+te dibujó en mi sombra
+y si somos, acaso, peces
+de un país equivocado.
+A veces voy
+por entre
+las ruinas que amanecen
+hoy reverdecidas
+untadas por un sol
+que agrieta el suelo
+bajo el siniestro
+sopor de los aleros.
+A veces mi corazón
+marcha contigo
+y ahogado de ti
+voy como un loco
+que trasnocha de día
+como un cohete
+que duerme en los helechos
+Yo sé que vibras a mi lado
+que sientes igual que yo
+este vacío
+de no haber vivido
+siempre
+A veces mi sueño
+va contigo y naufraga
+Morena
+no tengo cumbias
+para ti esta noche
+Las bayonetas
+han roto mi tambor
+y cambiado mi canto por zozobra
+Morea de senos extraños a mis ojos
+y de caderas hirvientes
+no traigo cumbias para ti esta noche
+pues me persigue el odio
+del patrón armado
+de sus bien educados perros policías
+Y la tropa
+que gustabas ver en los desfiles
+de nuestra historia patria
+Hoy no hay cumbias
+para ti
+ni para nadie en este pueblo
+Sólo terror
+inundando las pedregosas calles
+desde la ventana misma de tus ojos
+Se pretende obligarme a vivir en el silencio.
+Se me intenta herir de muerte con el trapacero puñal de la ignominia.
+Se maquina para detenerme en el camino,
+hacer más altas las paredes de mi cuarto,
+los pies más pesados para acortar mis pasos.
+Se me quiere cerrar la puerta a la llanura, a la risa, a la locura,
+negárseme la fe ciega, la pasión serena,
+la alegría de respirar sin métrica usurera,
+con el látigo de las admoniciones tomadas al garete.
+Inocentemente fui hecho víctima,
+ahora en esta honda penumbra se me quiere hacer fracaso,
+mezquinas luces orientan enemigos sueltos.
+Yo los he visto.
+Caminan con despotismo su vaho envenenado
+como si nada fuera ajeno.
+Y llevan el cuerpo podrido de donde a veces brota una sonrisa muerta.
+Yo los he visto y tienen aire de reyes de baraja.
+No son fuertes pero tienen el poder.
+No tienen esperanza
+y por eso escupen sin piedad.
+Yo los he visto y me persiguen.
+ROCÍO NEUTO (Choachí, Cundinamarca, 26 de junio de 1980 – Bogotá, 25 de julio de 2003)
+Por ser la discípula amada y reclutada por Elmo Valencia, consideramos que es la persona indicada para presentarla: «La poeta Rocío Neuto era bella, delgada como un verso suyo y blanca como la leche que una tarde tomamos juntos para festejar nuestra amistad. Luego pronunciamos en coro los versos de la canción: “Vida nada te debo, vida estamos en paz”. Pero ella no estaba en paz con su vida. Se le notaba en su mirada que sufría intensamente y en su poesía que luego me mostró para que la leyera en un cuaderno humedecido por las lágrimas. Sufría intensamente —problemas de adolescencia— pensé. Hablaba como si no quisiera seguir viviendo. El mundo le parecía un engaño y el amor una mentira. Quería refugiarse en la poesía para sobrevivir interiormente. —A veces creo que mi corazón no late —me dijo una mañana mientras desayunábamos en un café cerca del sitio donde vivía en La Candelaria. —Si quieres escribir poesía es porque tu corazón late fuertemente —le dije. Lo que pasa es que escribir poesía es doloroso y más cuando el poema tiene una honda significación. Escribir poesía es duro para una mujer porque su propia poesía la puede conducir al suicidio. Siguió adelante escribiendo y sintiéndose golpeada por la vida. Para que leyera le pasé los trópicos de Henry Miller pero se encerró con Alfonsina Storni y Virginia Woolf. —Creía que el nadaísmo me podía servir de apoyo. —El nadaísmo no es una tabla de salvación, ni el consultorio de un psiquiatra —le contesté con una sonrisa. Mirándome fijamente me gritó: —Tú eres un farsante. —Gracias —le dije. Y agregué: —Desconfía de los movimientos literarios, de esta civilización, de las drogas, de la moda, inclusive, desconfía del beso que te voy a dar ahora, todo es pasajero, lo único verdadero es la muerte. Ella abrió los labios y la besé. Dos semanas después Rocío Neuto, la chica de 23 años que había decidido hacerse poeta, se suicidó. Aprovechando las altas horas de la noche tomó cianuro para despedirse de este mundo que no la supo comprender. La botella de vino al caer sobre el piso de madera hizo un ruido extraño anunciando que la poeta había cumplido la cita que tenía con la muerte». Quince días antes, en trance similar, se había suicidado la poeta María Mercedes Carranza.
+Obras: Aproximación a la obra de una irreverente desconocida (2013).
+La poesía no es una debilidad del corazón: si no duele y
+fulmina como un rayo, si no parte y ofende como tus poemas,
+entonces no es más que un costalado de palabras.
+Del libro Correspondencia Violada
+Vamos a decir quiénes somos, sí, porque somos todos, sucios y enlodados
+Y nos importa un soberano culo la muerte y que nos vamos a morir
+Sabemos que todo es una mentira y que hacemos parte de ella
+Sabemos que la verdad es una prostituta accesible al mejor postor
+Vivimos felices fumando marihuana y que se maten los que se maten
+La vida es así
+Sabemos de la comedia burocrática pero preferimos ver «Los Simpsons»
+Ya sabemos que todo está dirigido por cabezas más fuertes que cualquier dios
+Y no comemos cuento
+Los presos y muertos en guerra nos duelen porque tenemos alma
+Nos duele lo que sucede en el mundo, somos testigos de la miseria humana
+Y eso tampoco nos importa
+Estamos de acuerdo con sálvese quien pueda
+Porque ya dejamos de ser las ovejas pastoreadas por el lobo
+Estamos hartos de todo, a veces hasta de existir
+Por eso nos refugiamos meses enteros en tiendas de ropa y videojuegos
+Porque preferimos una farsa bien hecha a la comedia zonza de la vida cotidiana
+A la señora recogiéndole la caca al perrito, al respeto a los mayores,
+al ser alguien en la vida, a tener un seguro social, a la castidad
+Sabemos que somos humildes larvas en este lodazal llamado tierra
+y eso no nos inquieta
+sabemos que nuestros gritos nunca serán escuchados
+Por eso preferimos oír «Hardcore» y bailar entre sábanas el jazz del sexo
+… que afortunadamente todavía nos queda
+no queremos estudiar en la universidad
+no queremos trabajar en el banco
+no queremos casarnos ni tener hijos
+no queremos ir a visitar a la abuelita
+no queremos más sociedad-suciedad
+no queremos más literatura ni reinas de belleza
+no queremos más sexo, drogas ni rocanrol
+no queremos futuro ni destino
+no queremos más religiones ni filosofías ni doctrinas
+no vamos a seguir las ideas de ningún mequetrefe
+llámese político, filósofo, pastor, profeta, extraterrestre, mesías, culebrero o madre
+no queremos aprender a vivir con base en «los golpes de la vida»
+estamos llenos del odio, rencor y pereza que heredamos de nuestras anteriores generaciones
+sólo queremos la legalización de la droga para que dejen de jodernos la vida
+claro que esto también nos importa un pepino
+no queremos más cuestionamientos ni críticas ni pienso luego existo
+no queremos más maneras de ser ni formas de hacer
+sólo queremos ser
+queremos una vida vivible sin tanta maricada que se inventan los políticos
+para mantener sus barrigas porcinas
+Esta es la tristeza sin aderezo en la noche
+se esconde para no ver su reflejo
+en los vidrios del hospital
+aquí está la presencia de la tristeza
+alegre como un corazón abierto
+como unas piernas abiertas que sonríen a la vida
+aquí están las mujeres violadas por extraterrestres verdes
+aquí jodidos todos
+Esta es la noche de los ángeles tristes
+de los ángeles jodidos perdidos
+De los ángeles jodidos, caídos, perdidos, idos
+El reflejo de las estrellas quema nuestras caras
+y arden a flor de piel sin que por ello perezcamos
+Los cuerpos son colgados en el gancho
+cómodamente guardados a temperatura ambiente
+La sal es esparcida sobre los guisantes de los señores
+y el vino ha caído sobre sus ojos como monedas
+He aquí la fiesta de la tristeza
+serpenteando está entre los pies de los comensales
+¿Cuál será el elegido
+cuál de todos ha de recibir la tristeza en su vientre?
+Hagan sus apuestas
+y pidan más vino
+pues más allá de la tristeza está la muerte
+el mismo dolor pero sin vida.
+No tengo destino, trazo, misión
+o algo por hacer en el mundo
+Yo no tengo que hacer nada
+los misterios no fueron reservados para mí
+Yo no podría caminar sin partir las calles en infinitos pasos
+Fluyan vertiginosos los zapatos
+canoas con pies adentro
+Las bombillas, débiles, sostengan estas calles
+con hilos transversos
+algún día me voy a caer, no sé,
+a lo oscuro del destino
+pero si me tiro iré a parar
+a la ciudad
+al mete y saca
+tic-tac
+Trip-hop
+Usted parece un cucho que ya perdió hasta el olfato
+Usted es una mancha verde en el saco
+Usted es algún prócer de la historia
+Prancinni
+Prácticamente usted está muerto
+¿Por qué siente que su vida va de atrás para adelante?
+¿A usted por qué le late tan rápido el corazón?
+Yo me la paso todo el puto día pensando con quién me voy a casar
+Pero la sociedad piensa que odio el matrimonio y a mi madre
+No saben que me masturbo escuchando música religiosa
+Pero eso no importa, ya nada cabe en su nariz
+Su nariz se está cayendo
+Derrumbándose como una torre gemela
+¿A qué huele el rocío del amanecer?
+A sexo sacro
+Cuando crecí tuve dos opciones: casarme o suicidarme
+escogí la tercera
+Desde entonces camino por los delgados hilos de la literatura
+Hilos largos, entretejidos, ajenos
+El error fue entrar por la puerta de los malditos: El Amor
+Cargar con las pesadas alas del amor
+Ya agoté todas mis plumas
+Mis huesos desdeñosos se arrastran inútilmente persiguiendo mi imagen
+Y la imagen es sólo un espejo roto que llora lágrimas de sangre
+Para saciar la sed de mis propios sueños tan ajenos a mí, tan lejanos
+Se oyen por los infinitos ángulos de este universo inmundo
+Los susurros de la voz que una vez tuve
+Que una vez dios me dio para gritar
+Y el alma en el sifón de los recuerdos del olvido
+No puedo saber qué hubiera sido de mí de haber decidido casarme o suicidarme,
+de haberlo sabido no hubiera nacido
+Pero estoy habituada a que no se me pida opinión ni consentimiento
+Estoy acostumbrada a ver cómo llevan las reses al matadero
+No tuve que vencer para ganar, no tuve que morir para resucitar
+El rayaísmo es la raya
+que le falta al culo de la poesía
+para ser mujer
+Es la cesárea que le hice a la vida
+para que salga como un vómito
+el monstruo que hay en mí
+Lleno de atavismos podridos
+llenos de la baba espumosa de mis sueños
+que como pompitas de jabón
+estallan en el aire
+salpicándole la cara a la muerte.
+El rayaísmo es una sucesión de puntos…
+suspensivos, absortos, solitarios en la nada
+Unos tras otro
+como la secuencia de mis días
+en el redondo y negro mundo
+de la poesía.
+Este es el Nadaísmo Diet
+el que no necesita más que de mi cuerpo
+escuálido para existir
+Su existencia soy yo misma
+mis pocas ganas de hacer poco
+El Nadaísmo Diet es el que no necesita más alimento
+que el que tiene dentro de sí
+por eso navego en el mar del onanismo espiritual
+y sonrío todo el tiempo —hasta con el trasero—
+Mi alimento es la vida
+entiendo que la vida es un revuelto
+de muchas cosas
+Un sancocho de gallina temporal
+El Nadaísmo Diet es amor
+y el amor adelgaza lo deja a uno como un espermatozoide
+¡lleno de vida!
+Condenada a la soledad
+a mis años nadie
+mira mi rostro ni mi juventud
+nadie ausculta en mi mirada
+la tibia levedad de mi alma
+nadie sueña conmigo ni sin mí
+nadie ve el ondear de mi
+cabello en el viento repentino
+que vuelve de las montañas de mis senos
+y nadie pronuncia mi nombre,
+quizás por temor al aguacero
+nadie me ve, nadie me alimenta
+VERANO BRISAS (Salgar, Antioquia, 2 de marzo de 1938)
+Ha asistido durante 33 años a los talleres de poesía de Jaime Jaramillo Escobar en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Por esta razón le encargamos a este la reseña de nuestro seleccionado: «Verano Brisas no es ningún principiante. Más de 30 obras de consistente valor literario son el resultado de 30 años de paciente trabajo. Incluyen un pequeño diccionario de términos marinos (Glosamar), un volumen de ensayos, otro de relatos, dos novelas, varias obras de teatro y veinticuatro libros de refinada poesía. Verano Brisas fue primero chico de río, y más tarde hombre de mar, como sabrá quien lo leyere. A los nueve años viajaba solo por el río Cauca, desde Anzá hasta Santafé de Antioquia, abrazado a un trozo de guadua. El regreso lo hacía pegado de la cola de la mula del padre Mamerto Flórez, legendario cura de Anzá. Desde entonces se ha pasado la vida flotando sobre cualquier madero, en aguas embravecidas. Y cuando no flota vuela, porque también fue piloto en los aún recordados DC-6 de Aerocóndor, y lo peor que puede ocurrirle es estar en la dura y peligrosa tierra firme, donde el que se cae se quiebra la testa que tanto se necesita para pensar. En efecto, un mal día de su niñez se arrojó a un charco desde considerable altura, dando de cabeza contra una roca en la que se destrozó el cráneo. Sus asustados compañeros lograron sacarlo inconsciente y amarrarle la cabeza con una camisilla mientras buscaban socorro. Adolescente aún resbaló en el borde de un horno, en una hacienda panelera, y cayó en un fondo, o paila de melaza hirviente, que es la representación popular del infierno. Se pensó que no alcanzaría a llegar a un hospital en donde pudieran hacerse cargo de un diablo tan quemado que se le veían los huesos. Así como los Masai creen, según se dice, que todos los ganados les pertenecen, eso mismo creía Verano, enamorado de los aviones. Un día, con otro piloto, tomó uno cualquiera en el aeropuerto de Miami y salieron a dar una vueltecita, para demostrar la inseguridad aeroportuaria. Por supuesto, los persiguieron, los alcanzaron cerca de cierta isla, y en consecuencia fue deportado. Entonces optó por el comercio y el esoterismo en el sur del país. En los negocios siempre fracasó, pero en cambio llegó a ser un eminente profesor de ciencias ocultas. Luego fue a parar a la costa colombiana del Pacífico, en donde se dedicó por años a la navegación y la pesca marítima. Más tarde se decidió en el Ecuador por la profesión de odontólogo, que ejerció posteriormente en Medellín. De la odontología pasó a ser astrónomo aficionado, miembro de ACDA, y como se comprende, de todo eso a la poesía no hay sino un paso, que lo dio después de la muerte de sus dos esposas y la separación de varias compañeras, pues olvidaba decir que también es experto en señoras, como que administró en Cali una rumbosa casa de citas con 40 mujeres. Y hasta un videobar gay en Bogotá, mientras se dedicaba al teatro como actor y autor, y se convertía a la vez en aclamado conferencista… En la tradicional pobreza de la poesía colombiana algunos logros sobresalen, entre ellos —ya se verá— la obra de Verano Brisas».
+Obras: Cantos de Verano (1987), León hambriento el mar (2005), Simonía de amor (2007).
+Los jodidos vikingos se lanzaron
+por los jodidos mares del Norte
+y otras aguas igualmente jodidas,
+en sus muy jodidas embarcaciones,
+para romperles el jodido culo
+a todos sus jodidos enemigos,
+en varios jodidos continentes
+donde la gente jodía cada noche
+y cada día de sus jodidas vidas,
+como si estuviera en un jodido paraíso.
+Y parece que el jodido Tuerto
+auspiciaba las jodidas fechorías
+de sus jodidos guerreros,
+con una jodida complacencia,
+evitando que jodidamente claudicaran
+en sus jodidas invasiones
+y ayudando en la forma más jodida
+para que vencieran en sus jodidas batallas,
+no sólo en la jodida Escandinavia
+sino en todos los jodidos lugares
+diferentes a la jodida «Península del Placer»,
+donde se hallara una jodida puta,
+o el más jodido puto,
+dispuestos a dejarse joder por su jodido culo,
+allende los jodidos mares, donde las jodidas olas
+rompían jodidas en las jodidas playas.
+Así, los jodidos vikingos
+jodían el trasero de las jodidas hembras,
+que anhelaban ser jodidas por los jodidos invasores.
+Ellas agradecían al jodido Odín
+por no haberlas olvidado en los jodidos trances
+que tenían que vivir con tan jodidos machos.
+Y el jodido Tuerto mostraba sus jodidos poderes
+favoreciendo las jodidas bacanales
+y las no menos jodidas esperanzas que guardamos
+todos los jodidos y jodones
+que jodemos tan jodidamente en el jodido mundo.
+Dancemos con Buzirago. ¡Evohé! ¡Evohé!
+Fortalezcamos su reino. ¡Evohé! ¡Evohé!
+Somos de los íncubos los súcubos. ¡Evohé! ¡Evohé!
+Venimos de un pasado tan remoto
+como la prehistoria del mundo;
+somos las hembras de un culto milenario,
+de la fertilidad del universo.
+Poblamos Oriente y Occidente
+hasta llegar a Lacio.
+Luego nos dispersamos por toda Europa.
+Desde Egipto hasta Grecia nos han honrado,
+y nosotras adoramos el reino de Buzirago.
+Hacemos filtros de amor y no de odio
+y cabalgamos sobre cualquier símbolo fálico.
+Somos deformes y hermosas para Lucifer.
+Somos jóvenes y viejas, rubias altas o morenas.
+Tenemos manchas de nacimiento,
+cicatrices y pezones supernumerarios
+para alimentar monstruos y santos,
+para que gocen los áulicos de Buzirago.
+Somos las bellas que persiguió la Inquisición,
+somos el culo de astros y cometas
+pero sólo besamos el culo a nuestro Amo.
+Él es nuestro monarca, nuestro Dios,
+y nosotras sus humildes servidoras,
+diligentes y orgiásticas como a él le gustan.
+Somos el símbolo de la libertad,
+del espacioso pensamiento, del placer de la carne.
+Somos la flor nocturna de todas las delicias
+y con Satanás vamos a todas partes.
+Nuestra historia es la historia del exterminio
+con instrumentos de tortura, con la hoguera.
+Pero somos tan encarnizadas
+con nuestro endiablado oficio
+que no hay tortura insoportable
+en nombre de la lujuria y de la danza,
+para complacer a nuestro Rey.
+Nos gusta el Reino de las Tinieblas
+y vamos a la muerte
+tan alegres como a un festín.
+No lloramos nuestras desgracias
+y reímos a carcajadas cuando Satán nos cabalga.
+Somos el terror de los hipócritas
+y nuestra crítica no deja títere con cabeza.
+Somos la constante de la humanidad,
+la bilis de los corruptos, reprimidos e impotentes.
+Enamoramos a Jasón y a Ulises
+para que no regresaran a su patria,
+pero somos las eternas enamoradas del Putas
+y de su vasto imperio. ¡Quiera la noche
+que jamás nos destierre de su reino!
+Somos el alma y el corazón del sexo,
+alma y corazón del mundo infernal
+donde el amor es consumido por el fuego.
+Somos el azote de las nuevas religiones,
+salvo de las que siguen los cultos de Satán.
+Amamos la posesión diabólica
+y comemos macho cabrío,
+por abajo cuando está vivo,
+por arriba cuando está muerto.
+No hay conciliábulo al que no asistamos
+ni aquelarre que nos deje indiferentes…
+Y así será por toda la eternidad.
+Dancemos con Buzirago. ¡Evohé! ¡Evohé!
+Fortalezcamos su reino. ¡Evohé! ¡Evohé!
+Somos de los íncubos los súcubos. ¡Evohé! ¡Evohé!
+—Ahora sí, apreciados asistentes:
+Vamos a rematar este cráneo, perteneciente
+a uno de los más connotados escritores.
+Como pueden observar, el hueso frontal
+tiene prominencias muy marcadas
+debido a la brillante inteligencia
+que acompañó al occiso.
+Miremos detenidamente las fosas nasales,
+cuyas características indican
+una recta y bien desarrollada nariz
+que el artista utilizó con eficacia
+para oler los buenos y los malos versos.
+Debido al tamaño de sus temporales
+nos es dado pensar que el escritor
+fue amante de la naturaleza
+y versado en los oficios del mar.
+Según esta cavidad, su masa encefálica
+fue desproporcionada, y el maxilar superior,
+junto con el inferior
+cuyos cóndilos y escotaduras sigmoideas
+presentan una morfología perfecta,
+nos habla de su gusto por la buena mesa.
+—¡Cien mil pesos por el cráneo!
+—Es muy poco, señorita. Recordemos:
+No todos los días tenemos en nuestra biblioteca
+una hermosa calavera. ¡Y menos la de un poeta!
+¿Quién aumenta la cifra?
+Detállese la línea alveolar con su cuidada dentadura,
+la espina de spix, la apófisis estiloides…
+Todo de una perfección impecable,
+sin el menor deterioro.
+—¡Doscientos cincuenta mil!
+—Ánimo las damas. Será un bello recuerdo
+del hombre que tanto las amó.
+Conocía la sicología femenina,
+fue cantor infatigable de sus cualidades
+y respetuoso de sus sentimientos.
+Al comprarlo rendirán homenaje a los artistas
+y la posteridad las premiará.
+—¡Quinientos mil y me lo llevo!
+—No se puede, señor. Haga otro esfuerzo.
+Estamos en un momento crucial,
+el tiempo apremia. Decídanse de una vez.
+El cráneo está totalmente barnizado,
+no le falta ni le sobra nada.
+Los agujeros mentonianos,
+infra y supraorbitarios,
+son obras maestras de la genética.
+Los orificios del conducto auditivo externo
+demuestran una excepcional capacidad
+para la música y el canto,
+algo que puede comprobarse mirando los archivos
+o leyendo su apasionante biografía.
+—¡Un millón contantes y sonantes!
+—Casi, casi, venerable anciana.
+No se desanimen. Es la oportunidad de sus vidas.
+Debe estar triste el poeta en la eternidad
+viendo a sus lectores tan poco generosos,
+contrariamente a lo que siempre demostró
+en todas sus actividades.
+Este cráneo ha sido conservado con esmero
+desde hace treinta años
+y es solicitado actualmente por científicos
+y centros culturales de todos los países.
+—¡Que lo partan y subasten los pedazos!
+—¡Qué horror, excéntrico caballero!
+Este cráneo es un tesoro.
+Mutilarlo equivaldría a profanar su grandeza.
+Gracias a la filantropía de nuestro director
+podemos rematarlo, y eso
+para hacer un monumento a la memoria del poeta.
+—¡Diez millones y remátenlo!
+—¡Magnífico! ¡Magnífico! Es una buena oferta.
+¿Quién desea superarla? Reflexionen. Reflexionen.
+Pasarán siglos antes de un hecho similar.
+Los poetas son escasos
+y no siempre tienen un cráneo tan bien cuidado.
+Las cicatrices óseas que ustedes ven
+no fueron debido al accidente
+sino a pequeñas travesuras infantiles.
+¡No valen la pena!
+—¡Pago lo que sumen las ofertas anteriores!
+—¡Enhorabuena, señora! Es usted inteligente.
+Ha hecho la mejor oferta de la noche…
+¡Silencio en la sala, por favor!
+Respetables oferentes: Es el instante supremo.
+Haremos el conteo regresivo
+y si no hay objeción,
+remataremos este cráneo
+en la no despreciable suma de once millones
+ochocientos cincuenta mil pesos…
+Seis/Cinco/Cuatro/Tres/Dos…
+Aún quedan posibilidades…
+Veo a un caballero en el extremo del salón
+que viene hacia el estrado.
+Puede ser una sorpresa, trae un papel en la mano.
+—Exactamente, señoras y señores.
+Este documento que guardo con sigilo
+desde que el poeta lo puso en mi poder,
+contiene la única oferta respetable
+que se ha hecho hasta el momento.
+Voy a leer para corroborarlo.
+Dice así:
+Yo, cuyo nombre aparece en esta declaración,
+en uso de todas mis facultades, decido:
+Dejar mi calavera como prueba de amistad
+al poeta Jaime Jaramillo Escobar,
+para que la conserve, si a bien tiene,
+sobre el escritorio de su biblioteca.
+Si el poeta Jaramillo Escobar
+muere primero
+o no puede por alguna circunstancia
+hacerse cargo de ella,
+debe ser entregada a una institución
+que investigue seriamente
+los efectos prácticos de la poesía.
+Firmado: Verano Brisas,
+Medellín, Colombia, junio 4 de 1987.
+EDUARDO ZALAMEA (Bogotá, 1945)
+Eduardito Zalamea, como le llamábamos, se identificó con el hippismo. Era, con su primo Luis Fernando Zalamea, quien en San Andrés dirigió la Discoteca La Cosa, inconforme entre los rebeldes. Pero pacífico según los cánones orientales. Era de una bella fisonomía en su adolescencia, tanto que, en una época cuando no tenía dónde dormir, fue instaurado en el sitial de Krishna por algunos adoradores. Pero fue expulsado cuando se comió el queso sagrado. Se casó con Beatriz, quien ostentaba un lunar entre las dos cejas. Esta unión duró poco. Nos inició en el culto del LSD. Se convirtió en un habitante de la calle, que se sentaba en las cafeterías donde encontraba amigos en busca de alguna bebida y hablaba sincopadamente. Me tomé la libertad y el trabajo de tomar sus expresiones automáticas al dictado y de allí salen algunos de sus asombrosos poemas. Su inicial obra escrita se perdió. Apenas si quedó alguno que otro texto en revistas. Él también desapareció por cerca de 30 años de la circulación. A veces teníamos noticias de que estaba en un asilo de ancianos. Hace poco tuvimos noticia de que había regresado a vivir en casa de sus hermanas, en buen estado de salud, pero sin mayor referencia con la realidad. Bienvenido.
+Obras. Nunca publicó libros. Algunos de sus poemas figuran en tres antologías del nadaísmo.
+La Belleza
+me hiere
+No puedo
+corresponder al mundo
+No participo
+No pertenezco
+Soy fragmento
+de divina explosión
+Mi mundo desapareció
+De él se formaron
+todos los mundos
+He desaparecido
+dentro del espejo
+Locura
+es lo único que me queda
+—queja iluminada—
+La oscuridad
+es un vuelo abandonado
+Todo hiede
+es el cadáver
+eterno
+El perfume de las flores
+es máscara
+y el mundo
+la máscara volante
+de una ausencia
+Primero, la victoria del padre y el hijo
+Reflejados en el espejo.
+Segundo, el hijo por doquier probando su designio;
+Entregando la palabra a los huérfanos
+Hasta llegar al mar,
+La misma cuádruple célula del amor.
+Después, es claro,
+El modus vivendi es la magia.
+Aquella que nos quiere aproximar en su lente.
+«Neutrales pero no indiferentes»,
+Dispuestos a entregar la mitad de la camisa,
+El cuello y la cabeza ya son pertenencia del cielo.
+Prestamos nuestros servicios
+Porque agradecidos estamos de ver colores,
+Hablamos de la última liberación del hombre
+Desde el quejido afuera del pecho de nuestra madre;
+Conocedores de camellos y de desiertos, sabemos
+Que la noche también batalla contra la oscuridad:
+Sólo se necesita un oído.
+Nosotros los Judas del Otoño de la Caída de las Hojas
+Queremos dar a saber que solamente vivimos para exponernos,
+Aunque en un solo instante nos atraviesen todas las flechas del Universo
+Pero ninguna guerra demorará la salida del sol,
+Y de tantos hay un guerrero bien tendido en el atardecer
+Su escudo reflejando la estrella vespertina.
+Toda poesía es información
+¿Y no es el poeta aquel que es un aventurero de más dentro del Reino de Dios?
+El mundo impotente está lleno de gritos
+El mundo impotente es un aviso luminoso
+Sepámoslo porque la próxima revolución deberá venir silenciosamente
+No más lenguaje histórico
+La complicidad con el pasado será reducida a cero
+En silencio la gran marcha será hecha
+Primero abandonaremos nuestro ser antiguo
+Cuando el sol se levante un cierto día
+Tendremos cuerpos diferentes
+Nuestros ojos estarán situados en la cima de cada instante
+En fin, haremos ciudades según la arquitectura de los mares
+Revolución en la mirada
+El universo girando distintamente
+En un eje espontáneo
+La moral será hecha en movimiento
+Y será una danza
+Los asesinos con sus cuchillos de división
+Caerán en lagos
+La sangre ya no nos dará más miedo
+El conflicto cesará
+La naturaleza ofreciéndonos su secreto de circulación
+La Esfinge con su Parasol
+de Colores de Mundos Donativos
+Ahuyenta al Dragón O Sea
+Rabo sin Par de Todas las Cosas
+Ensaya la Ventana Alquímica
+y el Sentido Presente de la Sandalia
+Todo un Golpe de Campana para una Lección
+Atribuidas las Flechas a los Rayos del Sol
+Amor Poderoso de las Mil Facetas
+Ofensivas de la Vida
+Dios Sonámbulo del Sonido
+Izquierda Doble Izquierda en
+la Derecha Convencida
+Más que un Paracaídas
+los Aparejos de un Mago
+o sea Radio Transmisor
+de Todas las Sangres
+Dios Mueve Mi Mano
+1 Yo estoy aquí
+en vez de la montaña
+2 Esta es la última isla
+pero hay otra
+que es perenne
+y es el Camino
+3 Ay del día en que el papagayo
+no mate al gallo
+4 Lo único que escucha el río
+es la piedra
+5 Las barbas de los sabios
+crecen como la espuma
+6 Jehová aléjame de la montaña
+porque allí habita el rayo
+7 La belleza me pierde
+no tengo nada entre las manos
+que no sea suyo
+8 Hay una espada simple
+alargándose en el río
+9 Ser el niño poeta
+es tomar al mundo de la mano
+y reemplazar su centro natural
+10 Cuando me pongo a escribir poesía
+me vuelvo felino
+y doy zarpazos de un lado al otro
+del cuarto
+11 Me han raptado de Colombia
+El papel se robinjudea
+12 Descubrí que el cielo y el color
+son la misma cosa
+13 El Azul es el gesto de reverencia
+al Dignísimo Maestro
+14 De en medio de Colombia
+me raptaron en una golondrina.
+Me llevaron al país
+que es Todo de Papel.
+Y allí me siento
+como una caja de caudales.
+El papel se vuelve cónico
+porque sabe que lo vamos
+a triturar
+y a deletrear.
+15 La riqueza y la pobreza
+son lo mismo
+Yo soy pobre los lunes
+y sabio los sábados
+Quienes son ricos los lunes
+son sabios los sábados
+16 Ahora tengo un sobrenombre
+muy lindo: GOVINATA
+el amigo de la Policía
+17 El comunismo es un cambio de cómics.
+Mi último reportaje fue en 1961 en el East Village
+El reportaje se llamó
+On my way to India I reached China Counsciousness
+(Camino de la India alcancé la conciencia china)
+Me preguntaron qué hizo usted en Colombia?
+Reporté
+Estuve en la Sierra Nevada
+y estuve en el Lamasterio
+(junto al aeropuerto de Techo)
+Casi me sacan a la calle por eso
+Cuando les hablé a ellos de ti de Eduardo y de Gonzalo
+se me quedaban mirando diciendo cómo es
+Se pusieron contentos por ellos
+Eran gente de la sociedad filipina
+El director de cine casado con la sobrina del Presidente
+—?— (El presidente Marcos)
+Eran tanto de la alta sociedad que no podían hablar
+Eran espías de la Rep. Popular China
+La que era espía era la mujer
+Una espía se reconoce por la intención
+Yo tuve relaciones orales con esa espía
+Me sacó todos mis secretos
+Que yo soy el príncipe Krishna y toda
+esa serie de pendejadas
+Me regaló una campanita del señor Shiva en forma universal
+Me dio una fotografía del elefante Ganés
+Él me ayudó sicológicamente
+dándome droga y mescalina
+y me puso a traficar
+para destruir la paranoia
+y el miedo
+que existían en ese tiempo
+Tenía que vender todo
+La mujer de él estaba casada
+Yo le ofrecí el orgasmo por vez primera
+Porque en ese tiempo yo era únicamente lover
+Cuando era monje
+pedí permiso en el templo
+Me dijeron si usted se quiere ir
+váyase
+Partí
+Traté de volver al templo
+Volví
+Me dijeron trata de controlar tus sentidos
+Estaba en estado de Paramatma (Bigraha=bigracia)
+Son dos medios
+JAGHANNATHA SWAMI
+Es el Dios del Universo porque es El Que Cuelga
+Rompí con los que comenzaron a humillarme
+por medios racistas
+El Racismo no existe
+sino la Incompatibilidad de pieles
+El amor es la costumbre
+porque la Historia marcó un periodo de brillantez
+Ese periodo se llamó El Costumbrismo
+dentro de la Pintura
+La Realidad Desfachatadamente Sencilla
+dentro de los medios sociales
+¿Sabes cuál es mi nuevo nombre? La Porquería
+¿Sabes cómo se llama Gonzalo? SUGA DEVA (El Hombre del Elíxir)
+El Maestro es el que le aporta el lucero del océano
+a Rada Krishna
+y es el que le bota el trenecito
+En la prisión fumaba Lucky
+La persona que vendía los cigarrillos estaba en
+las manos de la Mafia
+Que en términos sociológicos es La Policía
+que es la que reparte tanto el bien como el Mal
+En las Recopilaciones Védicas el señor K dice a Ardjuna que todo
+el Mal proviene de Él
+Después de que se abren las escuelas
+el Mal le corresponde a la Sociedad
+como Propiedad Autoritaria
+En la vida real el señor K es policía
+del cielo
+porque en el cielo espiritual no hay estrellas
+Maya
+Todos los juegos trascendentales
+El niño Jesús le corresponde a la patria finitesimal de la K
+La joda es encontrar a Nuestro Señor
+Eso se llama Ética
+Se llama Misticismo
+Se llama Etimología
+Lo único que le gusta al Cantor de Dios
+es el Diccionario
+Porque la Poesía no está vencida
+LUIS ERNESTO VALENCIA (Un pueblo del Valle del Cauca, 1958 – Cali, 1968)
+En las escalas que subían a la buhardilla de Elmo Valencia, por entonces difusor del budismo zen, un día de 1966 amaneció dormido un niño de 8 años, de ascendencia campesina. El Monje Loco lo bañó, lo peinó, le consiguió una ropita y lo adoptó para el nadaísmo. Me nombró su profesor de filosofía y en ello nos empeñamos. Se llamaba Luis Ernesto y le adosamos el apellido Valencia. Gonzalo lo apodó “el gigoló de los dioses”, porque vivía de nuestro amor. Se fue convirtiendo en poeta, pues sus ocurrencias eran anotadas en las paredes del cuarto, compartido por los caminantes de entonces. Interpretaba las canciones que Elmo le componía, entre ellas «La internacional nadaísta» y «Un colibrí». Memorizó una síntesis de la novela José Trigo, de Fernando del Paso, que recitaba en los festivales de vanguardia, mientras se pasaban cientos de dibujos de Elmonje. A la edad de diez años, los mismos del nadaísmo, lo mató el carro de carreras del heladero Arne Krag.
+Obras: El gigoló de los dioses. Ediciones Embalaje, de Omar Rayo (1987).
+Cuando un maniquí iba para el cielo
+con un bombillo rojo pegado de los senos
+para alumbrar a los ángeles perdidos
+se le apareció el lobo feroz y le preguntó:
+Oiga maniquí
+Usted por qué va al cielo
+Eso a usted no le importa
+Entonces el lobo feroz abrió la boca
+y hizo
+Ah… Ah… Ah… Ah…
+Ah… Ah… Ah…
+Ah… Ah…
+Ah
+(De El gigoló de los dioses, 1987)
+MARÍA DE LAS ESTRELLAS (Bogotá, 21 de mayo de 1967 – Carretera hacia Tunja, 5 de abril de 1981)
+La conocí de 3 años, cuando me uní con su madre, la Maga Atlanta. Eran las épocas del hippismo. Mientras la Maga leía el tarot en La Calle, templo de los niños de las flores, yo me dedicaba a inculcarle los rudimentos de la poesía, tal como había hecho exitosamente con Luis Ernesto, el hijastro del Monje Loco, quien terminaría atropellado por un carro. Le leía a Rimbaud, a Baudelaire, a Breton y demás poetas surrealistas, a Lewis Carroll, a Kafka, a Saint-Exupéry. Y le hacía improvisar expresiones que le iba consignado en cuadernos. Y que le hacía publicar en los suplementos de El Tiempo y El Espectador y en revistas literarias. A los 7 años la Universidad La Gran Colombia le publicó su libro de poemas El mago en la mesa, que recogía su producción a partir de los 4, ilustrado por Mario Gluschankoff. A los 8 ganó el Premio Internacional de Literatura Mágica del Congreso Mundial de Brujería, entre concursantes adultos. Con su novela La casa del ladrón desnudo, publicada espléndidamente por Juan Domingo Guzmán, con carátula de Botero, nota de García Márquez y prólogo de Germán Arciniegas. Este escritor la invitó a tomar cursos de Literatura con don Ramón de Zubiría en la Universidad de los Andes mientras adelantaba el bachillerato por radio. Gran cantidad de sus obras quedaron inéditas. Perdió la vida en un accidente de tránsito, en la misma vía donde 5 años atrás lo hiciera Gonzalo Arango.
+Voy a volverme enfermera
+para curar nuestro amor si se enferma
+voy a volverme costurera
+para coser nuestro amor si se rompe
+voy a volverme lavandera
+para lavar nuestro amor si se ensucia
+voy a volverme astronauta
+para llevar nuestro amor a los planetas
+voy a volverme sacerdotisa
+para hacer el amor de Dios a todo el mundo
+voy a volverme amor
+para olvidarte
+(De El mago en la mesa, 1975)
+El zapatero no tiene zapatos
+El carpintero no tiene madera
+La secretaria no tiene secretos
+El psiquiatra no tiene loquitos
+El médico no tiene remedio
+La gracia no tiene payaso
+Y yo
+que tengo un planeta
+dentro de mi botella
+no tengo dónde poner mi botella
+en este planeta
+(De El mago en la mesa, 1975)
+Los nadaístas eran Amilkar U, Jotamario Arbeláez, el poeta X-504, María de las Estrellas, Kafka, y mientras los espaguetis se comían a Beethoven, Beethoven tocaba sus trompetas, sus pianos, dirigía sus orquestas y decía que eso no era nada. Porque las rosas se detenían en todos los caminos del mundo y la Quinta Sinfonía ya no es nada para los poetas. Porque la Novena y la novela son de Cachifo, el poeta más novelista del mundo. Gonzalo es el cartel que tengo colgado en mi nariz. Jan Arb es la silla donde se sentaba la mosca de Modigliani. Y el Monje Loco es el cocuy que se me ha volado hoy.
+De Eduardito Zalamea hablaré en otra ocasión. De Dariolemos digo que no me parece. Y de Eduardo Escobar digo lo que menos pienso.
+(De El mago en la mesa, 1975)
+Había una vez un poeta que se enamoró de una maguita. Y ese era el poeta X-504. Y la maguita le coquetiaba. Y un día se decidieron. El poeta le dijo: Ay corazoncito, cuándo será que nos casaremos. Y la maguita le decía: Pronto, amor mío. Y un día los encontraron debajo de la mesa chupando piña. Y jalándose el pelo de la desesperación. Y un día dijo la maga: Esta tarde nos casaremos. Y el poeta le dijo: Qué alegría casarme contigo. Se casaron. Y el papá de la maguita se puso todo verraco. Y cogió el pastel y se lo untó a la maga en el pelo y al poeta le echó todas las boronas en el bolsillo. Entonces los novios se fueron a la luna de miel a San Agustín. Y vivieron muy felices hasta que se les cayó la casa en la cabeza.
+(De El mago en la mesa, 1975)
+A Berlín yo le dejo la gota de oro
+A Rusia la mesa de 30 mil pesos
+A Colombia le dejo a Simbad el marino
+Al jefe de la oficina le dejo todas mis riquezas
+Y a todo el mundo le dejo todas mis cosas
+Y mi cuerpo se lo dejaré a Dios
+Y mi alma se la dejo a mi familia
+Ahora ya pueden decir amén
+(De El mago en la mesa, 1975)
+De cada rayo de sol nace un pájaro
+y de cada rayo de luna la hoja de un árbol
+por eso cuando hay un pájaro parado en un árbol
+es el sol y la luna que se están amando
II+En su encarnación anterior la luna fue sol
+el sol fue la tierra
+la tierra mercurio
+y ahora mercurio soy yo
+que vivo en la tierra
+debajo de un sol que no sabe
+que un día fue la luna
III+De todos los planetas el que más me gusta es el Japón
+y de todos los mares mi preferido es Urano
+y entre todos los peces ninguno como la Pirámide
+y entre todos los presidentes voto por la Amiba
+porque Dios está en todas partes haciéndose el bobo
+y la materia viaja de palabra en palabra
IV+El hijo de la sonrisa se quedó soltero
+porque la bailarina de la pandereta le da calabazas
+la madre se muere de pena
+mirando llorar a su hijo
+Se muere sonriendo por última vez
V+Los ladrones dejaron las joyas
+en su casa y se fueron al baile
+y en el baile encontraron sus joyas
+en los cuellos de algunas marquesas
+y corrieron a casa a buscar sus joyas
+y no hallaron ni joyas ni casa
+y al volver a la fiesta ni hallaron marquesas
+Las marquesas eran sus mujeres
+que nunca llevaban a fiestas
VI+Cuando vieron que no había remedio
+que este mundo se estaba acabando
+las naranjas cayeron del árbol
+orando
VII+Si viene el demonio yo estoy en la luna
+Si va a Cartagena
+que pregunte por Kid Pambelé
VIII+Me gustaría que la Estatua de la Libertad bajara su brazo
+y que Lincoln volviera al teatro con toda confianza
+y que la guillotina se alzara de nuevo
+devolviéndole al rey la cabeza
IX+El hombre más feliz de la tierra tiene que estar muy loco
+porque el hombre más loco del mundo se siente feliz
+y los dos ni siquiera se han visto de lejos
X+En mis sueños he visto un aljibe
+donde se oculta la última gota de agua
+que espera el regreso
+del hijo del hombre
XI+Pídeme que mueva una montaña y si tienes fe yo la muevo
+y si tienes más fe yo te doy el poder de moverla
+es sencillo
+si quieres mover la montaña
+muévete tú