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DISEÑO GRÁFICO Y EDITORIAL
ISBN:
978-958-8827-84-1 (e-book)
Bogotá D. C., diciembre de 2015
Primera edición: Ministerio de Cultura, Biblioteca Nacional de Colombia, 2015
Presentación y compilación: © María Piedad Quevedo
Licencia Creative Commons:
Atribución-NoComercial-Compartirigual,
2.5 Colombia. Se puede consultar en:
+Escrito en la segunda mitad del siglo XVII, con una laguna de cien folios, posiblemente inconcluso, con dos redacciones conocidas y al parecer con un tercer manuscrito perdido, El desierto prodigioso y prodigio del desierto del neogranadino Pedro de Solís y Valenzuela es un texto que se resiste a la estabilidad. Si bien desconocemos los avatares que llevaron al Manuscrito de Madrid a las manos del religioso que lo vendió al coleccionista Lázaro Galdiano en el siglo XX —aunque en parte lo podemos suponer—, la falta de noticias sobre su existencia por casi trescientos años convirtió en un evento significativo la nota que de su hallazgo hizo en 1963 el canónigo Baltasar Cuartero y Huerta en España.
+Los estudiosos Jorge Páramo Pomareda, Rubén Páez Patiño y Manuel Briceño Jáuregui S. J., prepararon una edición del Manuscrito de Madrid entre los años 1977 y 1984, a la que se sumó la publicación del Estudio histórico-crítico del mismo Briceño en 1983 y la edición del Manuscrito de Yerbabuena, hallado en Medellín por esos mismos años e impreso en 1985. En ese mismo periodo, el profesor Héctor H. Orjuela (1984) preparó una edición de los materiales del Manuscrito de Madrid que, en su criterio, formaban una secuencia narrativa que podría reconocerse como la primera novela hispanoamericana1.
+Si bien esta operación puede entenderse dentro de un contexto crítico latinoamericano de inscripción del corpus colonial en categorías que probaran la «modernidad» de la literatura latinoamericana, la selección realizada por el profesor Orjuela dificulta una aproximación a la complejidad discursiva de El desierto prodigioso… y, en esa medida, a sus particularidades históricas2. Si reconocemos en los géneros literarios no cajones estancos sino formas históricas de sensibilidad, la numerosidad de registros que Solís pone a convivir en El desierto prodigioso… nos habla más que de un posible alarde de erudición, y nos ofrece una indagación extensa sobre cómo la poesía podía redistribuir participaciones políticas, significados y subjetividades, cómo articulaba una verdad alternativa sobre los sujetos del imperio3.
+Así mismo, desde 1963 con el trabajo de Cuartero y Huerta se dio inicio a cierta inestabilidad en la identificación del autor del texto. Cuartero afirmó ser fray Bruno de Solís, monje cartujo natural de Santa Fe, conocido en el siglo como Fernando Fernández de Valenzuela, hermano mayor de Pedro de Solís. Luego, los estudiosos del Instituto Caro y Cuervo, Páramo y Páez, concluyeron, al preparar la edición del Manuscrito de Madrid, que el autor no era Fernando sino Pedro de Solís, afirmación que ha sido reproducida en los textos críticos sobre El desierto… Sin embargo, una mirada cuidadosa a los planteamientos del texto en cuanto a la autoría de los materiales poéticos, que juega con la práctica de la imitatio4, en relación también con los intercambios poéticos que hacen los personajes a lo largo del texto y, finalmente, con las claves que tanto El desierto… como los otros trabajos que conocemos bajo la rúbrica de Pedro de Solís5, nos dan una noción un poco distinta de lo que los mismos hermanos Valenzuela posiblemente estaban entendiendo y practicando como «autor». Así, El desierto… nos propone una escritura colectiva, colaborativa, donde al menos dos sujetos participan de la construcción discursiva y de la intervención en los discursos dominantes. Esta noción es importante, además, porque El desierto prodigioso… defiende también una noción de grupo social de la que no debemos olvidarnos: es un texto que favorece los privilegios de los criollos de Santa Fe y que se manifiesta a favor de la espiritualidad descalza de la orden agustina, que en el momento de factura del texto estaba siendo atacada por la facción calzada, en una disputa que reproduce la de españoles peninsulares y americanos por el gobierno en el Nuevo Mundo.
+Así, más que identificar a una persona histórica llamada Pedro de Solís y Valenzuela como el autor de El desierto prodigioso…, propongo reconocer en este nombre una función del texto que nos entrega un proyecto poético y político de redistribución de privilegios, participaciones y subjetividades en el Nuevo Reino de Granada, donde el dominio de la razón discursiva se muestra como la prueba máxima de autonomía política y de capacidad de gobierno.
+Y es que la legitimación política y cultural fue un tema que los grupos nacidos en América tuvieron que asumir ya avanzada la colonización. Era extendido el prejuicio sobre la degeneración del clima del Nuevo Mundo y, por consiguiente, de los sujetos que nacían y se criaban en él. Muchos españoles que vivían en América, ya fuese como representantes de la corona, en labores religiosas o dedicados a trabajos intelectuales, consideraban que los nacidos en estas tierras eran inferiores física, espiritual, intelectual y políticamente; esta consideración se respaldaba en numerosos textos que reproducían el prejuicio y legitimaban formas de gobierno colonial. En efecto, los criollos eran vistos con sospecha por las autoridades españolas, que los consideraban inclinados a la traición, perezosos, de entendimiento inferior, poco piadosos. En el caso del Nuevo Reino de Granada era conocida la desconfianza que los religiosos españoles sentían por los criollos de sus respectivas órdenes, y en no pocas ocasiones hubo enfrentamientos para decidir si confiarles o no puestos de cierta autoridad, e incluso apoyar su permanencia dentro de las órdenes.
+En esa línea, El desierto prodigioso… busca intervenir esas representaciones sociales de los españoles americanos, al desarrollar una actitud interrogativa sobre los discursos y las formas de escritura provenientes de la metrópoli, que en sus declaraciones de verdad y autoridad se muestran insuficientes en los contextos coloniales. Estos sujetos, más que necesariamente descender de españoles y haber nacido en América, pueden ser llamados criollos por su actitud elitista que asocia su vínculo americano con el conocimiento y el dominio de la razón discursiva. En ella, el dominio de los territorios poéticos —sus apropiaciones, imitaciones, variaciones, desafíos, socavamientos— debe entenderse como una proyección simbólica sobre el dominio de los territorios del Nuevo Reino, en una realización novomundial del ideal humanista del poeta como civilizador y consejero del rey.
+Así, al tiempo que el texto descorre la apariencia de verdad de varios discursos, se pregunta por las relaciones entre historia y ficción, realidad y representación, ser y parecer. En esa misma lógica, es ambiguo y contradictorio: a las declaraciones sobre la dedicación de la poesía sólo a cuestiones religiosas le siguen piezas poéticas e imitaciones de poesía profana, celebraciones del concepto, «fábricas ingeniosas». A la elevación de modelos de vida religiosa se contrapone la construcción de un modelo de vida letrada.
+Esta contradicción no debería generarnos ansiedad. El desierto… sigue de cerca, y lo declara en varios momentos, el Tratado de la agudeza y arte de ingenio del jesuita Baltasar Gracián (1648). Esta preceptiva, que desde la península debe ser entendida como un testamento poético de la generación barroca siguiendo los planteamientos de Aurora Egido, en el caso del proyecto de Solís fungió como un punto de convergencia de la ampliación de una práctica poética y de reconstitución de esta como emblema de virtudes políticas. El mismo Gracián elogia la variedad como uno de los elementos esenciales de la labor del poeta:
+[…] Que no todo ha de ser profano ni todo sacro; la prudente variedad es más gustosa, como más hermosa; no hace la sabia naturaleza sus obras homogéneas; no todo el hombre es sesos, ni ojos y nervios; y quieren algunos escritores que todos sus discursos sean unívocos, enfadando con su unítona agudeza (XXXIII).
+Este acento en la variedad buscaba enfatizar el deleite que debía producir la poesía, moviéndose del enseñar exigido por la retórica clásica. Pero también debe verse como una postura frente a las exigencias de una institucionalidad religiosa, que condenaba la ficción porque desviaba el pensamiento de Dios, y como una acción de alejar el terreno poético de las incursiones prescriptivas de la fe. Este mismo movimiento está presente en El desierto…, cuyos personajes vacilan entre la fidelidad a la religión y el retiro del mundo y la entrega absoluta a la composición poética.
+En el texto neogranadino, la escritura se desdobla y toma la forma de un enigma: cifra, laberinto, emblema, desierto… Con la imagen de un cazador siguiendo a su presa y que al final de la persecución es cazado por ella, Solís y Valenzuela nos introduce en la ficción espiritual de El desierto prodigioso y prodigio del desierto. A partir de esta imagen, el texto ilustra el paso de un modo de vida profano a uno espiritual, pero también el paso de un mundo caracterizado por la certeza de lo conocido a uno marcado por la incertidumbre y el relativismo, donde los registros discursivos se suceden mostrando su historicidad —va de una alusión cortesana al elogio de la vida retirada, del declive de ciertas formas literarias al auge de otras—, y apuntando a sus posibilidades y limitaciones de enunciación del sentimiento, de la experiencia, de la realidad. El cazador, aludido como un joven gallardo, confiado y valeroso, es guiado por la presa a lo largo de un camino laberíntico, al final del cual encuentra una cueva en cuya entrada lee una inscripción que le advierte en forma de enigma sobre el mundo que está a punto de descubrir: habiéndose perdido se ha encontrado, nos dice Solís.
+Caminando con passo presuroso
+por estas soledades, peregrino,
+¿a dónde vas? Herrado as el camino,
+mas tu yerro será acierto dichoso.
+No podemos ignorar las referencias que la inscripción de la cueva6 nos da de uno de los poemas más importantes del siglo XVII español, las Soledades de Góngora, una de cuyas particularidades es la resignificación de la figura del peregrino, que antes era identificado con alguien que sabía muy bien para dónde iba —su destino era los lugares santos— y que después de las Soledades es un sujeto errante, desarraigado, desplazado, dolorido, descaminado… No habría que olvidar tampoco la forma en que el historiador David Brading ha analizado la figura del criollo como un «peregrino en su patria», usando el título de la famosa comedia de Lope de Vega.
+La crítica de El desierto prodigioso… no ha abordado estas relaciones con la poesía gongorina, y ha tomado de modo literal las afirmaciones del texto en que critica los empeños poéticos que no se dirigen a la perfección espiritual. Tendremos que suspender esas certezas, para reconocer las ambigüedades y los juegos que nos propone un texto, que desde su título se declara artificioso y volcado sobre sí mismo, espejo de sus propias contradicciones y de las de su tiempo. Un texto que reclama permanentemente la participación de sus lectores7 para construir sus sentidos —siempre parciales—, que concibe la poesía como un espacio discursivo de intervención constante y de autonomización de los sujetos que la ejercen, y que al mismo tiempo la muestra insuficiente para comunicar la experiencia y las ansiedades de los sujetos coloniales. Solís parece decirnos que la historia no está terminada, sino que se encuentra en un continuo hacer a través de la producción discursiva de autores, personajes y lectores.
+Finalmente, ¿qué nos interpela hoy de El desierto prodigioso y prodigio del desierto? En primer lugar, el texto nos lega una indagación —tan vigente en el siglo XVII neogranadino como hoy— sobre el lugar social del poeta y de la poesía y, por extensión, de la literatura. Nos plantea preguntas sobre los propósitos de trabajar con los discursos, con la producción de significación del mundo y de la experiencia; nos ratifica que los usos del lenguaje no son transparentes y que pueden operar como un reordenamiento de los lugares sociales, como una posibilidad de correr más allá las fronteras de lo pensable y lo decible —pero también como una oportunidad de construir y retener el acceso a ciertos privilegios, de reproducir desigualdades—. En este mismo momento global de atroces crisis de fronteras, abrir sus páginas y constatar su diversidad discursiva y su interés por indagar y relativizar las posibilidades comunicativas de los registros dominantes de su época, nos alienta a pensar nuevas parcelas de realidad donde la convivencia de los más variados individuos sea no sólo pensable sino realizable a través del ejercicio responsable de las capacidades humanas.
+Es hidra bocal una dicción, que a más de su directa
+significación, si la cortan o la trastruecan, de cada sílaba
+renace una prontitud, y de cada acento un concepto.
+Baltasar Gracián, Arte de ingenio, Tratado de la agudeza, XXIIII.
+No ha sido una tarea fácil pensar en una selección de materiales de un texto tan rico y complejo como El desierto prodigioso… Sin embargo, pretendemos seguir cierta lógica del texto en cuanto a su declarado entusiasmo por la Agudeza de Gracián y a los avatares que el mismo texto ha sufrido en su propia materialidad —redacciones diferentes, encuadernaciones, lagunas, estado inconcluso—.
+Se ha preferido mantener la ortografía de la época como una manera de que el lector actual se acerque históricamente al castellano colonial, y se han agregado algunas notas a pie de página que pretenden enriquecer la lectura.
+Si bien es un texto que usa la técnica narrativa de la intercalación, no es posible insertar aquí todas las instancias en que se hace uso de esta; se ha pretendido que los lectores contemporáneos accedan a cierta parte de la multiplicidad discursiva del texto, desde donde sea posible identificar, por ejemplo, la dinámica entre la prosa y la poesía —la primera como instancia introductoria de la segunda o como indagación extensa de problemáticas como la oficialidad, la verdad, imitación e intertextualidad; la segunda como cifra de la primera, como confirmación o como contradicción de la prosa—.
+Los recortes del texto esperan abrir caminos para la diseminación de sus sentidos, jugando con su condición inconclusa e indefinida, de manera que la celebración de la poesía y el reconocimiento de sus límites sean un espacio de indagación para nosotros hoy sobre los límites de los lenguajes con que nos referimos al mundo, con los que pretendemos significar nuestra experiencia, y nos motiven a encontrar nuevos usos de las palabras y nuevas articulaciones que nos permitan construir territorios habitables para la vida.
+MARÍA PIEDAD QUEVEDO
+Brading, David. 1991. Orbe indiano. De la monarquía católica a la República criolla 1492-1867. México: Fondo de Cultura Económica.
+Egido, Aurora. 1990. Fronteras de la poesía en el barroco. Barcelona: Crítica.
+Gracián, Baltasar. 1998. Arte de ingenio, tratado de la agudeza. Madrid: Cátedra.
+Gracián, Lorenzo. 1669. Agudeza y arte de ingenio. Amberes: en casa de Geronymo y Iuanbaut. Verdussen.
+Mazzotti, José Antonio. 2000. «Introducción». José Antonio Mazzotti (ed.). Agencias criollas. La ambigüedad «colonial» en las letras hispanoamericanas. Pittsburgh: IILI/Universidad de Pittsburgh.
+Orjuela, Héctor H. 1984. El desierto prodigioso y prodigio del desierto, de Pedro de Solís y Valenzuela, primera novela hispanoamericana. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.
+Quevedo Alvarado, María Piedad. 2014. Epistemología criolla, práctica poética y soberanía simbólica en el Nuevo Reino de Granada: El desierto prodigioso y prodigio del desierto de Pedro de Solís y Valenzuela. Disertación doctoral, Universidad de Harvard.
+Solís y Valenzuela, Pedro de. 1977. El desierto prodigioso y prodigio del desierto. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo. Tomo 1.
+________. 1984. El desierto prodigioso y prodigio del desierto. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo. Tomo 2.
+En la página anterior hemos impreso, imitando su disposición y forma, el laberinto que aparece en el folio 5 recto del manuscrito de Madrid. Además, para satisfacer la eventual curiosidad del lector, ofrecemos una reproducción facsimilar del mencionado folio.
+Según se infiere de la leyenda que aparece en la parte superior, el laberinto es obra de P. D. B. V. y está dedicado “al autor”. Creemos que las iniciales P. D. B. V. corresponden al P[adre] D[om] B[runo] V[alenzuela], hermano y colaborador de Pedro de Solís y Valenzuela, a cuyo ingenio y pluma debemos El desierto prodigioso. En efecto, entre los amigos y allegados literarios de Pedro de Solís no conocemos ninguno, fuera de su hermano, a quien puedan pertenecer las mencionadas iniciales. Por otra parte, aunque Padre Dom Bruno Valenzuela no es, por ahora, forma atestiguada en otro documento del nombre del famoso cartujo, la relativa libertad con que, en la época de los Solís y Valenzuela, una persona podía combinar sus nombres y apellidos, nos da vía libre para aceptar la interpretación que hemos escogido, sin más restricciones que las que impone la verosimilitud. Como ilustración de lo dicho, recuérdese que nuestro personaje, hijo de Pedro Fernández de Valenzuela y Juana Vásquez de Solís, se llamó Fernando Fernández de Valenzuela, pero, después de hecho cartujo, Bruno de Solís y Valenzuela. El Fúnebre panegírico en la muerte de Pedro Fernández de Valenzuela, «escribiólo —como reza la portada— su hijo el P. D. Bruno de Solís y Valenzuela» y está dedicado a sus hermanas y «al bachiller D. Pedro de Solís y Valenzuela… su hermano…». No obstante esto último, en el laberinto se le llama Don Pedro de Valenzuela.
+La redondilla puesta al pie del laberinto da la clave para su lectura. Las cuatro letras situadas en la mitad: D, S, N, Q, son norte para el lector y centro del laberinto. Cada una da sentido —«reflexión»— a su esfera, o sea, el cuadrado que le queda enfrente, y esto «con distinto», es decir, instinto, en su sentido de ‘inspiración’ (cf. Diccionario de autoridades, s. v.). Las salidas del laberinto, que son cuatro, están situadas en el ángulo del correspondiente cuadrado, opuesto a cada una de las letras centrales. Los caminos solución son siempre una secuencia cualquiera de filas y columnas (nunca de diagonales) contenidas en cada uno de los cuatro cuadrados que componen el laberinto, y orientada, por supuesto, hacia el ángulo de salida. Cada camino solución, que parte de una letra central, pasa por una serie de otras letras, las cuales, junto con la central, forman un verso octosílabo de sentido completo. Partiendo cada vez de una letra central, en este orden: D, S, N, Q, y recorriendo un camino en el cuadrado correspondiente, se obtiene la siguiente cuartilla, solución total del laberinto:
+Don Pedro de Valenzuela,
+sois Apolo y sin segundo,
+nuebo Parnasso fecundo
+que con veloz fama buela.
+El número de soluciones para cada cuadrado es 48.620 y el número total de soluciones del laberinto 48.6204. De esa enorme cantidad de soluciones, o caminos solución, vamos a dar aquí, a manera de ejemplo, solamente tres: a) Léase, como punto de partida, la letra central D y continúese leyendo, en el primer cuadrado, de abajo a arriba, las letras de la columna del extremo derecho: D ONPEDRODEV. Ahora léanse, de derecha a izquierda, las letras de la fila superior: ALENZUELA. Resultado: DONPEDRODEVALENZUELA. b) A partir de la D central, sígase ahora, de derecha a izquierda, por la fila del extremo inferior del primer cuadrado: D ONPEDRODEV. Luego sígase, de abajo a arriba, por la primera columna del mismo cuadrado: ALENZUELA. Resultado: DONPEDRODEVALENZUELA. c) A partir de la D central, sígase, como último ejemplo, de derecha a izquierda por la última fila del primer cuadrado hasta la letra P: D ONP. Recórrase ahora hacia arriba la columna en que está esta P hasta llegar a la segunda D: EDROD. Sígase por esta fila, de derecha a izquierda, hasta la letra L: EVAL. Sígase por la columna, de abajo a arriba, hasta el extremo superior: ENZU. Recórrase, finalmente, de derecha a izquierda, o sea hacia el ángulo de salida, lo que resta de la fila del extremo superior: ELA. Léanse ahora, en su orden, los segmentos obtenidos (D, ONP, EDROD, EVAL, ENZU Y ELA) y se obtendrá de nuevo la solución: DONPEDRODEVALENZUELA. Procédase de manera semejante en cada cuadrado siguiente y se hallará la cuartilla dedicada por el Padre Dom Bruno Valenzuela a su hermano Pedro de Valenzuela, autor de El desierto prodigioso.
+Los laberintos literarios, en verso o en prosa, han sido desde la Edad Media (cf., para la poesía en latín de esta época y el Renacimiento, Gr. Martínez Cabello, C. M. F., De artis poeticae latinae principiis libri tres, Matriti, Editorial Coculsa, 1945, pág. 279) hasta nuestros días (poesía concreta, logogrifos, afiches publicitarios, etcétera) un recurso, de uso más o menos frecuente, mediante el cual se dota al significante lineal de un texto de una o varias dimensiones adicionales, con lo que se consigue comunicar a dicho significante un carácter críptico, ingenioso, o simplemente inusitado, que llama la atención del lector y lo obliga a detenerse en él. Al laberinto literario español dedicó todo un capítulo Juan Díaz Rengifo en su Arte poética española, impresa por primera vez en Salamanca, en 1592. De este libro, muy consultado en el pasado, se hicieron varias ediciones hasta la segunda mitad del siglo XVIII, y el Diccionario de autoridades tomó de él su definición de laberinto literario: «Cierto género de versos u dicciones, ordenadas y regladas con tal disposición que se puedan leer de muchos modos, y, por cualquiera parte que se eche, se halla paso para la copla, siempre con consonancia, sentencia y sentido perfecto. Hácense de diferentes figuras, según el capricho de quien los compone».
+Una clase afín de juegos gráficos y literarios son los jeroglíficos, con palabras o sin ellas (estos últimos llamados mudos), a que también fueron aficionados los Solís y Valenzuela. Don Fernando tuvo en su biblioteca la Monarchía mystica de la Iglesia, hecha de hyeroglíficos sacados de humanas y divinas letras. Compuesta por el Padre F. Lorenzo de Zamora… monge Cisterciense… Trátase de las personas eminentes que en la Iglesia ha habido… Séptima parte. En Lisboa. Impreso por Pedro Crasbeeck, año 1606. El ejemplar firmado por D. Ferdo Fz. de Valenzuela se conserva hoy en la biblioteca del Monasterio El Desierto de la Candelaria de los Padres Agustinos Recoletos (Ráquira, Boyacá).
+De Pedro de Solís y Valenzuela ha quedado un Hieroglýfico mudo a S. Bruno, Patriarca cartuxano, que reproducimos y comentamos en nuestra Introducción. [J. P. P.].
+En animado rayo, en veloz bruto, hijo del viento BóreasI, de Dárdano8 en las yeguas engendrado, cuias azeradas plantas, no molestas huellas eran, brebes estampas9 sí a la arena, penetrava presuroso lo enhetrado10 de vna selva vn animoso joben siguiendo a un cieruo, a quien sus irlandeses pachanes11 y ventores12 llebaban ya venzido; quando en vn vistoso, aunque pequeño monte que era, o berruga de la tierra, o lunar que deleytosamente la adorna y compone, halló asylo en vna cavernosa gruta o güeco aposento, cuia lobreguez y estrechura atemorizó a sus enemigos, que en confussas vozes indiciaron13 a su dueño dónde se ocultaba. El joben valeroso, nada tímido o cobarde, de vn lijero salto occupó14 la tierra, y attando el bruto a las ojosas ramas de vn silvestre leño, enbrazando el bicorte15 venablo, al entrar en aquella güeca tumba, o rotura de la tierra (propia habitación, al parezer, de algún sátyro o fauno)16, reparó en vnas letras que, retalladas en vna piedra lisa, parezían fúnebre epitafio de aquella triste sepolturaII. Mitigó la novedad el ardor colérico y enpezando a leer los mal formados caracteres, por estar ya cubiertos del verde belo de la peña, no juntava sus dictiones17. Hasta que el ardiente desseo de penetrar el misterioso secreto de aquel tosco padrón18 le obligó a limpiar la yerva que le cubría, y a expensas de vna brebe diligencia descubrió estos versos:
+Caminando con passo presuroso
+por estas soledades, peregrino,
+¿a dónde vas? Herrado as el camino,
+mas tu yerro será acierto dichoso.
+Entra constante. En este valle vmbroso
+verás la estancia do el amor divino
+tiene las almas que con diestro tino
+flechó y rindió con brazo poderoso.
+No pudo leer más por estar las letras gastadas o cubiertas, aunque exaradas19 a zinzel en el duro mármol, que la maior firmeza zede al tiempo. Motivo fueron las ya leídas razones para que, encendido en nuebas ansias y fervorosos desseos de averiguar su mayor declaración, algún tanto suspenso y pensativo, se determinasse a entrar en la cueba, y, assí, previniendo dos vocas de fuego, que pendientes al arzión20 traía para la maior seguridad de su vida, terciando al hombro el manto de tyria21 grana, denodado y veloz, mobió los passos, y con algún trabajo, por ser la senda estrecha, obscura y redoblada22, caminando animoso, a poco rato se halló en vna limpia y adornada pieza bastantemente bañada de la luz de los solares rayos, que por vna ventana la visitaban. Cielo la formó en su idea23, porque vio, aunque con ornato pobre, vn asseado y curioso altar, en el qual, sobre el roto casco de vna calavera estaba pendiente de vn madero la effigie hermosa del Crucificado Dios, con faz hermosa, serena y grave, a quien, sobre el cavello dividido en crencha, hazía relieue lastimoso de esmeraldas y rubíes la corona de marinos juncos y la púrpura de sus sinco claveles rojos: cuerpo lastimado y cárdeno a compassión movía. ¡Alto exemplar! ¡Estraño enquentro! Robole dulzemente la attención, porque mudamente publicava divinidades, indiziaba24 sacramentales secretos, a veneración movía. Dobló luego devoto las rodillas; veneró humilde el árbol de la vida, rico con el pendiente fruto, y reparó que en lo terso de vna tabla, a los lados avía escritas vnas letras en que, occupada su vista, pareze que el conjunto25 Dios estas razones le dezía:
+Pon vn rato en mí la vista
+de tu fe, para que veas
+quién e sido para ti
+y lo mucho que me cuestas.
+Mira mi cuerpo desecho,
+mira sin sangre mis venas,
+y pues cuestas sangre a Dios,
+¿bolverte a Dios qué te cuesta?
+Dime para quándo aguardas
+convertirte a mí de veras.
+Si esto algún tiempo a de ser,
+¿por qué no luego? ¿Qué esperas?
+Pues llegará tiempo quando
+se acerque tu fin y quieras
+valerte de la occassión
+que tienes oy, y no puedas.
+Temerás entonzes darme
+vna cuenta tan estrecha
+como la que he de pedirte,
+de que los más santos tiemblan.
+Embelesado de lo que veía y leía, como a tan justa acusasión, clamó lo turbulento del rostro a la vergüenza, y la ternura llamó a las lágrimas. ¡O, marauillosa fuerza del divino auxilio! En vn venturoso punto se vio interiormente tan herido26 que, segunda vez, con veneración postrado, con voz, aunque ronca, tierna, prorumpió en estos amorosos affectos:
+Magestad soberana, Dios eterno,
+oy, con mi llanto tierno,
+si no de voz sonora,
+mas del que culpas llora,
+rendido el alvedrío,
+te suplico, piadoso Señor mío,
+que mires con piedad vn miserable,
+que herido del peccado formidable27,
+en su fiera dolencia,
+espera la salud de tu clemencia.
+Que aunque frustró [a] la pluma
+de mis peccados la copiosa28 summa,
+en tus manos, mi Dios, en essas manos
+están, Señor, de los humanos
+aunque yazen clavadas,
+las saludes del alma liberadas.
+[…]
+Assí reduxo29 el joven, lloroso y tierno, afectos del alma a vozes de la lengua, no llegando en la execución las razones más eloquentes a contentar la sed de su esperarnça, la ansia de su remedio, la resolución más firme de su pecho, pues lo más íntimo del alma siempre se retiró, como immenso30 del decir humano, tanto más inconprehensible quanto por su grandeza menos descubierto al conocimiento, negándose a todos y sólo concediéndose a ssí mismoIII.Repentinos successos, cossas no esperadas arrebatan y commueben el ánimo más valiente; en dadas dilaciones se abrasa el alma y arroja volcanes el desseoso impulso del corazón humano (que son incendios suyos no executar brebe lo prometido largo) tras vn inopinado successo. Ya desseava puerto, ya buscaba término a sus ansiosas fatigas, y assí, alentando con la esperanza sus crecidos desmayos, se levantó y miró que el perseguido cieruo, causa de tanto bien, servía de hermoso tapete al altar, pues yazía al pie dél con notable quietud y sosiego. Y admiró otro prodigio: que aviendo entrado con él sus perros, o no le vían31, o estaban como en el Arca de Noé, pues con la misma quietud y sosiego descansaban. Todo quanto veýa en más admiración le arrebataba. ¡O, desierto prodigioso! (clamó a vozes). ¡O, misteriosa cueba! ¡O, sepulcro venturoso que a los muertos das vida, y a los vivos trasladas a la gloria! Recobrando, con estas aspiraciones32 brebes, más aliento, registró liberal con la vista las halajas de aquella pobre celda, que eran la corteza ligera de vn alcornoque duro, en que pequeño descanso apenas se permitía, vna pessada cruz que espinos guarnecían, vn manojo de mimbres rojos en púrpura teñidos, vn cilicio de azeradas puntas, algunos pocos libros, vna pequeña messa con papeles y recaudo de escrebir. Mas lo que más arrebató su vista fueron diversos jeroglíficos que por las paredes avía con primor singular dibujados, orlados de devotíssimos versos que a devoción y a espíritu movían, a los pies de vna pintura de la Reyna de los Angeles, María Santíssima Señora Nuestra, de la advocación de Chiquinquirá33, que con este título es la Patrona deste nuevo mundo34 y la que en él, como en todas partes, obra singulares maravillas y prodigios. Leyó vnas octavas, que, por breves, copió de su letra antes de salir de la cueba y dezían assí:
+Esplendor de los cielos, flor hermosa35
+y de Chiquinquirá luciente estrella,
+espejo de christal, purpúrea rosa,
+entre todas las flores la más bella,
+fuente viva, azuzena más vistosa
+que nevado jazmín, clara zentella
+de los rayos de Dios, templo divino
+y escala para el cielo cristalino.
+[…]
+Miró a otro lado en vn lienzo dibujado vn horrible monte que formavan presumidos36 escollos (según el pinzel simulava), de los quales se despeñaba vna copiosa fuente. Coronaban a este monte no sólo vn edificio y algunas hermitas sino vn hermoso círculo de siete estrellas. Y, entre estos riscos y grutas, al Serafín de las Soledades, San Bruno, Patriarcha y Fundador de la sagrada religión cartuxana, a cuyos pies avía dibujadas tres tarjas37y, en ellas, estos versos. En la primera:
+¿Quién, Bruno, os lleva al desierto?
+Vn cierto
+Mas Dios sin duda es, que quiso
+aviso
+llevaros al Paraíso,
+que quiso
+librándoos de un desconcierto,
+que un muerto
+aunque es vida tan austera,
+me diera
+que ha menester. gran consuelo.
+el cielo.
+¿quién os truxo al Paraýso?
+Vn cierto aviso que quisso
+que vn muerto me diera el cielo.
+[…]
+Absorto le dexó la historia debaxo de estos versos escondida, y con grandes desseos de saberla muy por extenso; porque avía muchos días que por acontecimientos especiales que a un primo suyo, llamado Don Fernando, le avían sucedido, tenía mucho afecto a San Bruno y los dos siempre le invocavan su patrón y singular devoto39. Propusso, en su memoria, inquirir y saber por extenso esta su historia, y passó examinando otras devotas pinturas y leyendo conceptuosos40 versos. Asomóse a la ventana, y por vna ladera que por allí hazía el monte vio un ameno y florido huerto, a quien41 sonoro passeava42 un arroyuelo. Dio buelta a toda la pieza; llegó a vna puerta, que por estar cerrada por de fuera, no pudo abrir; aplicó la vista43 a los resquicios y quanto pudo alcanzar fue vna vistosa aunque silvestre arboleda; todo le parezía prodigio y estava tan fuera de sí que le parezía que aquello que vía44 no era real sino imaginario, y cassi, si no diera crédito al tacto, perseverara en este error. Mas un susto le assombró el ánimo y pausó45 el gozo que tenía, porque corriendo vna cortina que al parezer cubría un alazena46, halló en aquel nicho un esqueleto o armadura de humanos huessos, cuya vista al más animoso en tanta soledad podía asombrar y causar pavor; espeluzáronsele47 los cabellos, mas recobrado de48 ánimo, vio que aquel retrato de la muerte en las manos le ofrecía vna tabla como para que leyesse, y en ella, escritos estos antiguos versos con su moderna glossa:
+Tú, que me miras a mí
+tan triste, mortal y feo,
+mira, peccador, por ti,
+que, qual tú te ves, me vi,
+y verte as qual yo me veo.
+Tu juventud, fresca y sana,
+que a liviandades te incita,
+mira que es su gloria vana,
+rocío de la mañana,
+flor que luego se marchita.
+Ombre entre los ombres fui;
+vesme aquí sombra de muerte,
+y cierto serás assí
+visto de la misma suerte,
+tú que me miras a mí.
+ Quando en más gloria te vieres,
+ si quieres ver lo que dura,
+ en mí verás bien quién eres
+ y en qué acaban los plazeres
+ de la humana desventura.
+ I dirasle a tu desseo
+ (si te guía el favor sacro):
+ ya estoy muerto, ya me veo
+ en aqueste simulacro,
+ tan triste, mortal y feo.
+ I pues se te representa
+ esta muerte sin el quándo,
+ para librarte de afrenta,
+ si quieres dar buena quenta,
+ has quenta que la estás dando.
+ No estés, que estás ciego assí.
+ ¿No ves a Dios que te mira
+ y te llama para sí?
+ Abre los ojos y mira,
+ mira, peccador, por ti.
+ la tragedia del día incierto.
+ No te descuydes ahora.
+ Ensáyate cada hora
+ para que sepas lo cierto.
+ No te an de valer allí
+ fuerzas, valor ni ventura.
+ Todo a passado por mí;
+ no fíes en hermosura,
+ que, como te ves, me vi.
+ Mírate parte por parte,
+ y aprende primero a verte
+ en el libro de la muerte,
+ que de no saber mirarte,
+ tú no sabes conocerte.
+ En el más alto trofeo
+ de los humanos despojos,
+ cuando estés con más arreo,
+ mírate con buenos ojos
+ y verte as qual yo me veo.
+Vn yelo frío, vn sudor elado occupó51 los mienbros del generoso mancebo luego que acabó de leer los propuestos versos. No ay lengua o pluma, por veloz que sea, que pueda pintar la súbita mudanza que obraron en su corazón, de varios discursos occupado52, ya tierno, ya amante, ya lloroso, después de mil ternuras dichas al crucificado Dios, conociendo que era quien le favorecía encendiendo en su entendimiento aquellas luzes, que ya en lo que disponía brillavan intelligencias y aciertos. Discurrió cómo la poesía espiritual era órgano del cielo, que a celestial música conbidaba. ¡O, quánto malogra el tiempo quien la gasta en la profana! Sólo se avía de exercitar para alabar a Dios, como la exercitó el Rey Dauid; sólo, para ensalzar a los santos, para ministrar53 desengaños, para excitar afectos, como los que se avían originado en su alma. De auerla profanado con mundano estilo procedía su desestimación, que la que es como la referida, su dignidad se tiene, su honor y veneración se mereze. Desde entonces propuso no sólo no emplear la pluma en livianos54 desvelos, sino sólo tenerlos en aprender a morir. No ay más qué saber y aprender que estar prevenidos para la muerte. Aquel sólo muere sabio que muere prevenido. Hazer, dezía, lo que aquí he leýdo es la sabiduría que assegura los riesgos de la muerte, que si bien es verdad que su golpe es inevitable y cierta su herida, pues al fin todos mueren, el sabio y el ignorante, mas el sabio sabe esperar la muerte, divisa de lexos sus sombras y como vezino a la vida que no tiene fin, sabe morir porque no tiene qué temer, ni la enfermedad le inquieta ni el dolor le turba, ni el mal le amedrenta y, entre los espantosos horrores de la muerte, está seguro. Muere el profano, el licencioso, quando de su cuerpo se desata el alma; mas el cuerdo, el prevenido, el virtuoso ¿cómo puede morir? Destos quiero ser; mi vida e de concertar, mi alma he de disponer. ¡Afuera, mundanas glorias! Acábense ya las vanidades, las mundanas pompas, los desseos de honrras y dignidades y regalos. Todo se a de acabar y desde aquí se acabó para mí. Tal mudanza, tal desprecio de las pompas temporales no se aprende en la escuela de la vanidad; no en el mundo, sino en el desierto. Pondérese la distancia de los pensamientos con que entró este venturoso cazador en esta cueva y los que aora tiene. Antes lleno de galas, cargado de pistolas, cercado de perros; aora con firme resolución de dexar el mundo, de habitar la soledad, de vestir áspero cilicio en lugar de la delicada olanda, de cubrirse de vn tosco saco, de ceñirse a austera y penitente vida. ¿Ay cossa que más descuelle y resplandesca entre las obras divinas, que restituir el foétido55 cadáver a aliento vital, a espíritu vigoroso? Resurreción es la nueba vida que da a este joben, poderoso venzedor, el auxilio eficaz de la gracia.
+¡Y cómo resplandezen tus grandezas! A vozes clamaba: «Señor mío, amor mío; pequé, Señor; perdón, Señor, que yo propongo la enmienda. Hágasse, Señor, tu voluntad».
+[…]
+Después destas y otras semejantes afectuosas razones, como el habitador de aquella celestial morada tardava, quiso aguardarle y entre tanto occupar el tiempo escriviendo algo de lo que el corazón le dictava; acercose a la messa donde estaba el recaudo56 de escrevir; tomó vn assiento de corcho57 rústico; vio encima de la messa, en que aún no avía reparado, pintada vna grulla con vna piedra en el pie levantado58, y debajo del otro, en que sólo estava parada, escritos estos versos:
+ Haziendo la noturna centinela59,
+ el un pie en alto, en otro sustenida,
+ la grulla por las otras se desvela.
+ Vn pesso tiene en alto, y advertida
+ de algún peligro, suelta el pesso y buela
+ y avisa a las demás guarden su vida.
+ Ombres, velad, de vn bruto amonestados,
+ que reyna muerte en todos los estados.
+Más adelante, en la misma messa, se vía60 pintado vn gusano de seda muy cuydadoso en fabricar su cassa, y debajo leyó estos versos:
+ Quando el gusano en su labor de seda
+ sin descansar vn punto se enbebeze61,
+ no ve que quanto más su labor creze,
+ su corpezuelo entonzes más se enrreda.
+ I tanto, en fin, se entrapa y empareda,
+ que sin poder salir, allí feneze,
+ y adquiriendo riquezas, enpobreze,
+ y por ellas al fin sin nada queda.
+ Assí los ombres; no ombres, mas gusanos,
+ quando, con mil enrredos, procurando
+ andáys riquezas y onrras de mundanos.
+ Lazos son que tendéys donde, enlazando,
+ las almas entregáys con vuestras manos
+ al infierno, que siempre estén penando.
+En vna tarjeta que estaba sobre vn relox de arena, leyó estos versos:
+ Esta hora que corre tan aprissaIV
+ mientras en el relox la arena dura,
+ de que no está muy lexos nos avisa
+ la ltima tan llena de amargura.
+ De horas breves compuesta por precisa
+ ley, nuestra brebe vida se apresura,
+ que, como es polvo, el hombre assí camina,
+ de la suerte que el polvo, a su ruïna.
+«¡O, misterioso monte!, ¡o, cueba prodigiosa!», repetía el joben, que apenas se satisfacía de lo que vía y tocaba, porque lo presumía imaginado o permitido sólo de62 Dios para su remedio y desengaño, porque tan fuertes, tan repetidos tiros no podía presumir fuessen de humana fragua. Tomó los papeles que avía en la messa y luego leyó en ellos este soneto:
+ Respóndame quien sabe, ¿qué es la muerte?
+ y ¿por qué es tan contraria a nuestra vida?
+ y ¿qué es la causa que es tan atrevida,
+ que acomete al que es flaco y al que es fuerte?
+ I por qué los plazeres nos convierte
+ en triste lamentar con su venida,
+ y si la pintan flaca y consumida,
+ ¿cómo pone a los hombres de tal suerte?
+ ¿De qué es el arco y flechas con que hiere,
+ que a reyes ni a pontífices perdona,
+ hiriendo a cada qual de su manera?
+ ¿Y qué es la causa que ella jamás muere
+ ni puede ser tocada de persona,
+ y si vna vez la ven, es la postrera?
+Suspendióse pensativo por vn rato, ojeó los demás papeles; encontró con63 vnos cartapacios manuescritos64 cuyo título principal dezía Desengaño de la humana vida. Luego se los metió en el pecho para leerlos con mucho espacio; copió todos los versos que se an referido y determinó responder al soneto precedente, y assí, algún pequeño espacio detenido, con linda letra que formaba, respondió en esta forma:
+ Es privación de ser la triste muerte,
+ por esso es tan contraria a nuestra vida.
+ Por no aver qué perder, es atrevida
+ y acomete al que es flaco y al que es fuerte.
+ Dando fin a plazeres los convierte
+ en triste lamentar con su venida.
+ Y píntanla tan flaca y consumida,
+ porque pone a los hombres desta suerte.
+ Su arco es corrupción, su flecha hiere
+ de enfermedad que a nadie no65 perdona,
+ hiriendo a cada qual de su manera.
+ I porque ser no tiene, jamás muere,
+ ni puede ser tocada de persona,
+ y porque es fin, su vista es la postrera.
+Después de aver escrito este soneto, lo dexó puesto sobre la messa, de suerte que el habitador fácilmente le encontrasse y después se lebantó y bolvió a hazer oración al altar. Y como probocaba el sitio tan solitario y la vista tan compassiva del hermosíssimo bulto66 metido en el cóncavo de la capilla, donde el arte de la pintura representava las tinieblas con que se enlutaron los ayres y el cielo y la tierra en la muerte de su Criador, arrebatado deste asunto, formó Dn. Andrés67 en su idea estos versos, que después, reducidos a la pluma, dexó copiados en vn terso y blanco papel prendido del altar. Dezían, pues, assí:
+ Mas, si se turba el sol; si las esferas68,
+ segunda vez más roncas que suaves,
+ niegan a sus planetas movimientos,
+ sin duda en este bulto con más veras,
+ como el otro pinzel hurtó a las aves,
+ el arte hurta aquí a los elementos.
+ El tropel de tormentos
+ tan vivo se introduze en la escultura,
+ que la piedad sentida
+ quisiera verla menos parecida,
+ pues preciarse el artífice de sabio
+ pareze ser vn género de agravio,
+ haziendo, al verle yerto,
+ que esté más vivo quando está más muerto.
+ Rudo el cambrón69, los bárbaros espinos,
+ selva horrible que pende de su frente,
+ confussos se enmarañan en la greña;
+ surcos dilata en campos cristalinos
+ el purpúreo raudal, que tristemente
+ de aquella peña de oro se despeña.
+ Mas luego nos enseña,
+ ¡o, desusado asombro de los ojos!,
+ los suyos anegados
+ si de agua no, de piélagos prestados
+ de coral, que en pestañas detenido,
+ pareze llanto lo que fue gemido:
+ porque en tormento tanto,
+ toda la sangre allí quiso ser llanto.
+ Vivo rubí ya fue la boca brebe,
+ que secretos guardó de aljófar puro;
+ quanto más sombra es oy, menos se olvida.
+ ¿Sin luz la llama? ¿Sin candor la nieve?
+ ¡O, lo que acuerda al pecho más perjuro!,
+ pues trompa es ya su muerte de su vida.
+ De aquella franca herida
+ baja otro mar de inmenso golfo,
+ tan liberal a darse,
+ que nunca, nunca, acaba de agotarse;
+ tan vivo que pareze en su despecho,
+ que agora, agora le an rompido el pecho,
+ y jusga el que le mira
+ que siente sin dolor, sin voz suspira.
+ Manos y pies clavados de aquel leño,
+ zítara donde suenan acordados
+ en orbe más suave sus amores,
+ tirantes cuerdas son del dulce empeño
+ sus nervios que gimieron lastimados
+ a golpes repetidos de rigores.
+ Y, entre cambiantes flores,
+ los clavos le sirvieron de clavijas,
+ canta el felize triumfo de su empleo,
+ pues, surcando las ondas del espanto,
+ siendo el ayre su voz, bajel su canto,
+ sacó con dulze acierto
+ la Eurídice71 divina a mejor puerto.
+ Canción, buélbete al llanto,
+ que afectos de dolor no admiten canto.
+ Tus números reprime,
+ pues se canta mejor quando se gime.
+El claro ingenio de Dn. Andrés y la templanza que entonzes tenía su corazón se conoze muy bien en la consonancia destas vozes tan dulces, suaves y representativas. Mucho tiempo gastó aquí en afectos amorosos con su Dios, no sin abundosos arroyos de lágrimas, como él después refería, principalmente pidiendo al crucificado Dios perdón de sus culpas, ofreziendo con indezible fervor la enmienda de ellas y deduciéndose en firmes propósitos de ajustar su vida y de mudar empleos y exercicios. Era que le avía tocado el auxilio eficax del cielo. Esperó todo quanto le fue posible de la tarde, a ver si venía el habitador de aquella felizíssima morada, con quien pensaba desahogar su pecho y comunicar su alma, y aun proponía, si le admitiesse, quedarse en su compañía; mas como tardasse el dueño de aquella habitación y considerasse el alboroto y turbación que si allí se quedasse, en sus amigos causaría su falta, y el ir declinando ya el sol le obligó a dexar la assistencia de aquel cielo, proponiendo bolver muy diligente a buscar y ver quién era el que gozaua aquel descanso, y a hazer experiencia de si era illusión, o no, lo que avía visto. Despidióse devotamente del crucificado Dios y no sin suspiros y lágrimas, y como quien ya no cuydava de preuenciones humanas, se dexó olvidadas72 las pistolas y venablo; bolvió a salir por la puerta falsa que sólo estaba echa para el cieruo, que adentro se quedó con el sosiego que hasta allí avía estado aguardando a su dueño, y ocupando la silla del impaciente cavallo, desnudó vn corvo alfanje que ceñido llebaba y con él fue cortando a toda prissa leños y ramas, demarcando73 con esta diligencia el sitio y abriendo passo al bosque, para por estas señales más fácilmente hallar el escondido tesoro. Sus amigos y criados erravan74 cuydadosos el monte buscándole ansiosamente, no con pequeño rezelo de alguna fatal desgracia, mas al cerrar de la noche concurrieron a la cassería75, estancia o quinta de donde al alvor del día avían salido Don Andrés, que era este joven, Don Fernando, Don Pedro y Antonio76, sus amigos y otros criados y pajes. Abrazáronle tiernamente, gozossos de su hallasgo, y hiziéronle muchas preguntas de su pérdida, a que respondía muy sesgo77 como quien tenía ya trocados los pensamientos y perdidos sus bríos. La merienda prevenida se avía malogrado con el susto de la división y assí todos cuydaron de la reffección, como a quienes apretava la hambre. Sólo don Andrés, occupado en mayores cuydados, se retiró a un assiento y, puesta la mano en la mexilla, estaba suspenso y pensativo. Notaron todos la novedad y haziéndole mil preguntas impertinentes, satisfacía a todo con dissimulación, pero cassi fuera de propósito. Llegó la hora de la cena y, forzado por la instancia grande que le hazían, assistió a la messa y tomó vn moderado refrigerio. Trataron todos, que estavan tendidos del cansancio, de entregar los lasos78 miembros a Morfeo79. Sólo Dn. Andrés se quedó en vigilia y, arrimando junto al lecho la messa y luz, sacó del pecho sus cartapacios y empezó a leerlos. Azechava Don Fernando, a quien la serenidad de Dn. Andrés avía causado más cuydado, porque era el más íntimo y querido suyo, desde su cama, que caía en frente, todas sus acciones, y reparando en que Dn. Andrés tiernamente llorava, quando ya todos dormían, impaciente de80 no saber aquel secreto, mal cubierto de su capa de campaña, saltó del lecho y se fue adonde él estaba y assiéndole de las manos, tales y tan afectuosas razones le dijo, que le obligó a que le contasse todo lo que queda referido, dando por señas de lo que le refería, no sólo los cartapacios, sino los versos que copió en la cueba. No menos estupor y espanto causó a D. Fernando lo que oía, que lo que Dn. Andrés avía visto; igualmente estaba tierno, igualmente lloroso, y ambos, desseosos summamente de que el día amaneziesse, para bolver a examinar la cueba. Hizieron los dos varios y diversos discursos sobre el successo y sobre los efectos que aquellos prodigios avían obrado, en que gastaron [la] mayor parte de la noche. Y parezióle a Don Fernando que no era justo que casso tan raro se encubriesse a su hermano Don Pedro, ni menos a Antonio, que era igualmente de todos querido, y assí quedaron de acuerdo de que81 otro día se saliesen solos, sin los criados, y se fuessen a vn ameno sitio donde se les refiriesse aquella historia y juntamente leyessen aquellos cartapacios, que tantas lágrimas le exprimían del corazón, dexando el examen y vista de la cueba para el tercero día por prevemrse en el ínterim82 de algunos versos que llevar a ella. Pactado esto, se fueron al descanso de los lechos y, tú, letor, le puedes tener también hasta que la Segunda Mansión, ojalá que con provecho y gusto, te despierte.
+Lustrosamente83 apacible, con luzes cariñosas, con afectuosos rayos, salió el planeta más bienechor de los astros84 y desenbozándose de tinieblas, con su apresurado curso dio cortesano85 las pasquas a las flores llorosas con86 su ausencia, que occasionó la noche; que separar amantes corazones ¿quién pudo hazerlo sino vna tenebrosa y villana voluntad? Salió, pues, el Sol desbaratando zeños, deshaziendo floridas quejas, que a vista de lo que se estima no ay sentimiento que dure. Fue, pues, como digo, ensartando cuydadoso en dorados hilos las perlas de su llanto, que, aunque de menos quilates, su valor se adorna con estas lágrimas de vn no sé qué que les da nueba gracia a sus resplandores, que el oro hizo siempre vistoso maridaje con la plata. Fue su ausencia la causa de avivar afectos, pues, fatigado de sed, bebió alientos a las flores, y ellas le ofrecieron, en conceptiones87 de rocío, partos embueltos en hermosos coloridos, circunstanciados88 de aromas y belleza, con que a un mismo tiempo enechizaba89 su hermosura y deleytaba su olor fragante, quedando de nuebo vnidos estos dos amantes, aunque con afectos mudos significativos de lo que pudo la ausencia, pues occassionó que las flores diessen las pasquas al sol y él a ellas vnas pasquas de flores. A este tiempo, pues, quando ya todos estaban levantados, Don Fernando dio orden que se aderezassen los cavallos y se previniesse a toda prissa el almuerzo, porque aunque aquel día no estaba destinado para la caza, avían de ir a ver vn sitio muy ameno donde avía vna ameníssima frescura90 de árboles regados de91 vn sonoro arroyuelo, que servía de acorde vihuela a las aves de aquel bosque que en métricas capillas92 suavemente cantaban. Hízosse esto todo con presta diligencia. Dejaron los criados, mandándoles prevenir la comida, porque a la hora de medio día serían sin duda de buelta93. No tardaron mucho en llegar al deleytoso sitio y echando a pazer los brutos, se acomodaron todos de94 assientos sobre la blanda yerva y prestando todos plácido silencio, hizo Don Andrés su relación como queda referida; leyó los versos que avía copiado en la cueba y quedaron todos attónitos de casso tan no esperado, y haziendo varios discursos.
+Antonio, que tenía alguna luz y noticia del habitador de aquella celda, confirmó ser todo verdad. Noticia tengo (dixo), queridos amigos, de dos cosas, aunque en ambas no tengo la claridad que era95 necessaria para referirlas, pero diré lo que supiere. La primera es que en este contorno ay vna fábrica96 de vn muy devoto templo dedicado a N. Sa. la Reyna de los Ángeles, María Sanctíssima, cuya advocación es de la Candelaria97 por dedicarse a la fiesta que la Iglesia celebra a la Purificación desta soberana Señora, y ser costumbre en esta festividad repartir al christiano pueblo vnas candelas98 benditas. Este templo es oratorio99 sacro de vnos hermitaños100 de la Orden del gloriosíssimo Padre San Augustín, que cerca desta iglesia tienen sus hermitas, viviendo en soledad y haziendo vida angélica, retirada de todo el humano comercio101. Esta es la primera noticia, aunque remota y no individual. La otra es que abrá algunos años que vino de los Reynos de la feliz España, vn clérigo sacerdote, que desde luego no trató, como otros que sólo vienen a satisfazer su sed de oro y plata, sino de buscar sitios para viuir en vida solitaria, siendo raro exemplar de virtud y santidad. Y assí, vna de dos: o esta cueba o celda descubierta por Don Andrés es celda deste heroyco varón, o hermita de algún religioso descalzo102 de los de aquel venturoso collegio. Mas ¿de qué sirue estar en estas amfibológicas103 dudas, pudiendo proceder a la experiencia104? Vamos, desde luego. Todos a vna hazían ya instancia por partirse. Mas, replicó Don Andrés, amigos, el ir será cierto y más el quedarme yo, o ya sea hecho hermitaño de San Augustín, o ya siruiendo a esse santo clérigo, porque fuera de los auxilios soberanos con que Dios N. Señor illustró mi entendimiento en aquella venturosa cueba, con lo visto y leýdo en ella, estos papeles (sacándolos del pecho), dijo, que saqué de ella, pasman y asombran todo humano entendimiento, y más duro será que los bronzes y que los pedernales duros, quien, leyéndolos, no mudare de vida. Aquí tiene Dios vn tesoro escondido para llamar a los rebeldes y ablandar a los empedernidos corazones; porque en quanto he leýdo tal efficazia de razones no he hallado ni tales verdades ni desengaños. Ya vio Don Fernando anoche mis ojos hechos mares de lágrimas quando los leýa; el venir a este sitio a sido arbitrio suyo, para que aquí solos los leamos antes de bolverlos a su dueño, lo qual es forzosso, bolviendo luego a la cueba. Y assí quédesse esta facción105 para el siguiente día y gastemos este en participar por el oýdo106 partos deste prodigioso desierto. Todos se quietaron luego y convinieron en que assí se hiziesse y, llevados no ya de la novedad y curiosidad, sino de affecto pío y devoto, compungidos de lo que avían oýdo y más de lo que Don Andrés, mancebo hermoso y gallardo, determinaba hazer, pidieron que leyesse Don Fernando, que leýa velozmente; y antes de entregarle para este efecto los cartapacios, cada vno los tubo en su mano y los bessó devotamente como reliquia de aquel santo varón que su autor imaginaban, y aviendo dado buelta a las ojas y reparando que avía versos, todos apresuraron a que se leyessen luego, porque aviendo allí poesías, sería sin duda la lección más gustossa, porque todos los que allí estaban eran afficionados a su genio y numen107. En fin, dando todos plácida attención y gustoso oýdo, empezó Don Fernando a leer en esta forma:
+En el estilo de Don Jorge Manrrique
+ Ya es tiempo que el desengaño,
+ dulce espejo de la vida,
+ recuerde el alma dormida
+ en la cama del engaño.
+ Todo el año,
+ está el ombre en sueño tal,
+ y persevera,
+ como si no conociera
+ el ser mortal.
+[…]
+Aquí hizo pausa Don Fernando y celebraron todos el genio del verso y los conceptos y desengaños que contenía. Y Don Pedro dijo: todo esso es assí, amigos; mas bien se conoze que don Andrés está tocado de espíritu, pues nos ponderó al principio tanta efficacia, que yo aguardava con lo leýdo mayores comociones del ánimo. A que él respondió con presteza singular: todo esto y lo demás que prosiguiéremos leyendo son preludios y flores como puestas por anzuelo para zevar109 el entendi miento y la curiosidad, si bien con vtilidad y fruto; mas yo avisaré quando llegue el punto que pide más attención y yo veré en vuestros rostros y conozeré en vuestras palabras la efficacia y los mayores effectos que al principio ponderé, a vuestro parezer, con exageración. Prosiga Don Fernando, que todo esto es plata quebrada110, que no pierde su valor; que luego llegaremos al oro y piedras preciossas. Prosiguió, pues, Dn. Fernando leyendo en esta forma, y apareció en el principio de la plana dibujada vna vela encendida en que todos repararon, y debajo leyó Don Fernando los versos que tenía escritos, que son los siguientes:
+ ¡O, cómo esta infante antorchaV
+ al imaginarse viva,
+ La luz que le comunican
+ ni la admite ni desdeña
+ y, en el algodón confussa113
+ ni bien acaba ni enpieza.
+ Mucho trabajo es la vida,
+ pues la rehusa esta vela;
+ mucho descanso es la muerte,
+ pues tan presto la dessea.
+ Mas, ya encendida la llama,
+ que, envanecido115 su fuego,
+ región de humos penetra.
+[…]
+ Mas, ¡o, qué poco durable
+ es la humana fortaleza!
+ ¡qué presto flacos se quiebran!
+ Después de aver batallado,
+ colérica, afable, tierna,
+ en sí halla, mariposa,
+ luz que la alumbra y la quema.
+ Humo exala, porque como
+ del principio el fin se ordena,
+ en nada son differentes,
+ porque en la nada concuerdan.
+ ¿Qué es esto? La que exalava
+ radiante luz altanera,
+ ya humo se desvaneze,
+ se desconpone tiniebla.
+ Al fin conoció la luz
+ después que vbo estado en vela,
+ que era su esperado logro
+ el malograrse en sí mesma.
+ Vele siempre el alma, pues
+ mejor descanso interessa,
+ todo el tiempo que luz fuere
+ de aquesta vela de tierra.
+Singular aplauso dieron todos al referido romanze y a su docta y erudita accomodación y metáfora y ponderaron con justa razón lo conprehensivo y sentencioso que en sí incluye. La poesía, numen117 de ingenios grandes y que por salir de los límites vulgares y no ser penetrada de todos, es continuamente emulada, ella (dezían) es la que da alcanze a las recónditas verdades, la que afecta la hermosura sutil, la que haze qualquier lección gustosamente deleytable y, siendo de cosas sagradas, es acto digno y propio del espíritu, y assí vemos que ay algunas de belleza superlativa, qual es el romanze que se a leýdo. Prosiga Don Fernando, dijo Don Andrés; que aora no es occassión de ventilar questiones. Y attención: que la dézima que se sigue es de primera magnitud, y su glossa habla, como solemos dezir comúnmente, al alma. Obedeció Don Fernando y, callando todos, leyó assí:
+ Es ceniza el más robusto;
+ la vida, ligera posta;
+ la puerta del cielo, angosta;
+ apenas se salva el justo.
+ Pena eterna, brebe gusto,
+ mundo y tiempo mentiroso,
+ juicio y jues riguroso,
+ dudosa la salvación,
+ fácil la condenación.
+ ¿Qué hago? ¿Cómo reposo?
+[…]
+Apenas acabaron de dar aplauso a estos versos quando en la siguiente plana se descubrió muy bien dibujada la muerte, y Don Andrés, que hasta aquí avía callado, dixo: attención, amigos, que todo lo que hemos leýdo an sido preludios y disposiciones para grangear118 el oýdo; el fruto prometido cogeréys ahora en lo siguiente. Aquí está la efficacia que yo tanto al principio os exageré; aquí, la causa de mis lágrimas; aquí, la mina de mis suspiros y os certifico que si algunos justos respetos no me lo impidieran, saliera por las calles y plazas leyendo a vozes estas razones y dando gritos dixera lo que ahora os digo, mis queridos: Vsquequo filij hominum gravi corde?119 ¿Hasta quándo, o hijos de los hombres, avéys de tener empedernido el corazón? Attiendan, mis amigos, y attienda el mundo estas consideraciones, no sólo con el oýdo corporal, sino con el del alma para que aproveche. Sé deziros que luego que las leý, dixe del que las compuso: Nunquam sic locutus est homo120: no ay hombre que aya hablado assí. Dios es el que habla por estos brebes rasgos. Todos se suspendieron con esto y Don Fernando prosiguió leyendo assí:
+¡O, quám cierta es la muerte, Dios mío! ¡Y quán olvidado de ella vivo! Tú, Señor, me lo dizes, y yo me lo veo, que al fin, tarde o temprano, he de morir! Mas, ¡ay, que yo vivo como si tubiera la vida para siempre! De aquí viene que tengo afficionado el corazón a las cossas de acá, porque no las miro como a cossas que las he de dexar. O, Señor, ¡cómo he vivido tan descuydado como si no vbiera muerte! ¿Que me he de morir? ¿Que a de venir día en que yo no anochesca, y amanesca o no anochesca? ¿Que se a de llegar la hora en que he de dar la ltima boqueada? ¿Y he de dexar los parientes, amigos y este cuerpo que tanto regalo? ¡Que a de venir hora en que se a de arrancar el alma de mis carnes y dexarlas muertas, frías, desfiguradas y feas! ¡O, día terrible, y quién no tiembla de ti! ¿Y que no te puedo excusar?121 Pues, ¿para qué quiero poner mi corazón en lo que tengo de dexar mañana? ¿Para qué quiero matarme por las riquezas y bienes que forzosamente he de dexar? ¿Qué se me da a mí de la honrra y estima de los ombres? ¿Qué de si me alaban o vituperan, pues al fin he de morir y los dichos y opinión de los hombres no bastarán a librarme del día malo? ¿Y que me mate yo sirviendo a ombres, sirviéndome tan poco el tener cabida122 con ellos, y todo quanto ellos sintieren y dixeren de mí? ¡O, quién mirasse cada cossa como es; quién todo lo pesasse con justo peso, quién amasse las cossas como merecen, las eternas como eternas, y las temporales como temporales! ¡Las vanas como vanas y las sólidas y verdaderas como a tales! Si ahora, en este punto, me cogiera la muerte y se me arrancara el alma, ¿qué sintiera yo de aver puesto mi corazón en tantos bienes temporales y vanas honrras? ¡O, qué burlado me hallara! ¡O, cómo reprehendiera123 mi locura! ¿Hasta quándo he de amar la vanidad? ¿Quándo he de començar a tener seso? ¿Quándo no he de hazer casso de la honrra y dichos de los ombres? ¡Como que me he de perder yo por toda la eternidad! ¿Por un poco de honrra vana y vaníssima? ¿Por un poco de humo? ¿Que a de recabar conmigo más el qué dirán que la salvación de mi alma? ¡O, quántos están en el infierno por vn qué dirán, por vanas pretensiones, por parecer algo y ser estimados de los ombres! ¿Si me a de suceder a mí lo mismo? Lo que veo es que conosco que es vanidad y locura, y que lo pienso y lo digo muchas vezes, y nunca acabo, ni aun comienço, a dexarlo; que no pareze sino que tengo esta honrra enpapada en mí, y como entrañada y metida en los huessos y tuétanos y en lo íntimo de mi corazón. ¡O, desdichado de mí! ¿No derribaría yo este ídolo y le haría mil pedaços? Señor mío, no valgo nada, flaquísimo soy y miserabilíssimo. A ti levanté mis ojos para que me ayudes, y yo no peresca. Mírame, Dios mío, con ojos de piedad, y no permitas, por quien Tú eres, me lleve tras sí la vaníssima honrra; y pues Tú quisiste agradar a tu Eterno Padre, y hiziste tan poco casso del dezir de las gentes, que veniste a morir desnudo en un palo y entre dos ladrones, dame valor para que yo venza esta negra vanidad, que tan loco me trae. Braço tuyo fuerte es menester para desencastillar este fuerte armado, y vos, Señor, poderoso soys para todo. Hazedme merced de ayudarme contra este enemigo, que yo desde aora propongo de no hazer caso de los dichos de las gentes, sino sólo de agradaros y acordarme muchas vezes deste tranze de la muerte, para aiudarme a tener en poco esta vana y negra honrra. Y si tanbién tengo de dexar el cuerpo, ¡qué locura es emplear la vida en servirle i regalarle y seguirme por sus antojos! Particularmente siendo esto causa de la perdición de mi alma. Si viviéredes124 según la carne, dize San PabloVI, moriréis; mas si con la fuerça del espíritu mortificáredes sus obras, viviréis. O tengo de seguir mi carne, y morir eternamente, o mortificarla, y vivir para siempre; que por fuerza a de ser vna de dos, y que lo que puede durar el dar gusto a la carne es brevíssimo tiempo. ¡Y que por tan brebe espacio y tan bajos deleytes me quiero perder para siempre! ¿Y esto es tener seso? ¡Y que he yo toda la vida servido a mi carne, y buscado la muerte eterna de mi alma! ¡Ay de mí!, y lo peor es que aún aora la sirvo y regalo. Fuerza, que es tiempo de fuerça, que el reyno de los cielos padeze fuerzaVII y los que se la hazen son los que se lo llevan. Haz, alma mía, fuerza a tu carne, pues la as de dexar mañana; mira que el tiempo es brebe; hazla fuerça; mira que te lleva a la perdición; mira que te va en ello la vida eterna. ¡O, Señor mío, dadme fortaleza, por quien Vos soys, y que de oy más yo pregone guerra campal contra mi carne y sus apetitos, yo la conosca y tenga por enemiga, y vea que la amistad que me a echo es amistad falsa. Mas, Señor, ¿qué podré hazer sin Vos en cossa tan difficultosa? Aun lo fácil no puedo sin Vos. ¿Qué haré en esto? Ayudadme, Dios mío. AiudadmeVIII.
+[…]
+Aunque el alma a de ir luego a dar quenta a Dios, quiero yo mirar esto de espacio125 y a mi modo de entender. Miro, pues, quál queda el cuerpo feo y desfigurado, amarillo y muerto, que ni se menea ni siente. Los que asisten allí cierran los ojos, componen los brazos y aparejan la mortaja; entran vnos y otros a verme y huyen de mí, porque mi vista les causa horror y espanto. Dizen que se den prissa a amortajarme y a enterrarme. Comienzan a doblar las campanas. Preguntan vnos y otros quién es muerto: Fulano, Dios lo perdone. Y luego se olvidan de mí y se van a sus negocios. Traen la mortaja y buelben el rostro por no verme. Cáeseme vn brazo por acá y otro por acullá, y también la cabeza; enbuélbenme al fin en la mortaja. ¡Hombre, qué poco es lo que sacas de los bienes deste mundo!IX. Mas, ¡qué locura es matarme por tener y amontonar, para llebar vna triste sábana, vieja y ruin, y poco me durará, pues se pudrirá presto! Tenderme an en el suelo, cubrirme an con vn paño negro y pondrán dos velas encendidas a los lados; traerán las andas; vendrán los clérigos, comenzarán el responso126; tomarán mi cuerpo en peso y por ventura con esto derramarán algunas lágrimas los de casa; por cierto de harto me seruirán y allí se verá quán poco aprovecha la affición de los parientes y amigos. Ponerme an en las andas, llevarme an a la sepoltura y, abierto en la tierra vn grande hoyo, abrán sacado muchas calaberas y mucha tierra hedionda. Hechos los officios127, sácanme de las andas, húndenme en aquella sepoltura, y dan los de cassa algunos gritos, y quizá más por cumplimiento y bien parezer que otra cosa. Comienzan a echar sobre mí huessos y tierra y a pisarme. Sin duelo ninguno déxanme allí y vanse todos y pónense quizá a comer y reír, y muy de espacio.
+¡O, qué de espacio y hundido quedaré allí! Haz aquí vna estación128, alma mía, y mirando a tu cuerpo, allá debajo de la tierra, considera quál queda. ¡O cuerpo! ¿Eres tú el regalado?129 ¿El que yo vestía y regalaba y blandamente trataba? ¿Por cuya causa yo me olvidaba de mí y de los bienes eternos y de Dios infinito? ¡O, quál estabas y quál estás! ¿Adónde están aora todos los regalos passados? ¿Dónde las comidas dulces y sabrosas? ¿Dónde los vestidos y galas? ¿Dónde las joyas y riquezas? ¿Dónde el oro y la plata que amontonabas para tu seruicio? ¿Dónde la reverencia que todos te hazían? ¿Dónde tu pundonor y vanidad? ¿Dónde el desseo de valer y ser honrrado? ¡O, cómo todo es vanidad! ¡No me abraze yo, Señor, con cossa del mundo sino con Vos! ¿Que dejo yo a Dios por regalar vn cuerpo tan vil y tan hediondo? ¿Qué cossa más vil que este cuerpo assí soterrado? ¿Qué cossa más alta que Dios? Señor, ¿que cabe en mí tal locura y necedad? No lo permitáys, Señor, os ruego. Písenme todos y traten este cuerpo como mereze. ¡O, válame Dios, passados beynte o quarenta años, quál estará este cuerpo: aquí la calavera, allí los huesos! ¿Y que, sepultado, estaré en perpetuo olvido? ¿Y qué será después de docientos años? Y cánsome yo mucho de mirar si se acuerdan de mí, o qué sienten y dizen de mí. ¿Qué hago? ¡O, quién pusiesse todo esto debajo de los pies! Verdaderamente que he andado ciego hasta agora; mas de aquí adelante yo miraré mi cuerpo, no como hasta aquí, sino como vna cossa asquerosa y vilíssima y miraré las cossas del mundo como vanas y perecederasX.
+Hizo aquí pausa Dn. Fernando porque se acababa la consideración, y viendo a todos enternecidos y tristes, con voz tierna, clamó diziendo: aquí, fieles del desengaño, que, obstinado el desorden de las costumbres se despeña sin ojos azia el peligro. Favor, amigos, al escarmiento, que, entorpecidos se resisten a la justicia de su enseñanza los afectos desvocados de las passiones. Nadie cree lo que más experimenta, pues tropezando por instantes en muchas muertes la vida, ni la ermosura diffunta130 la desengaña ni la nobleza marchita la reduze, ni el riesgo amenazado la mejora, ni el daño peligrosso la amedrenta. ¡O, todo lo que emos leýdo es verdad; todo a de passar por nosotros! ¡O, despierte ya la insensibilidad rebelde de la razón a golpes tan penetrantes! No pudo proseguir más adelante y los compañeros mudamente sólo le respondieron con lágrimas; mas Antonio, que131 le llebaba siempre los ojos la pintura, reparó que esta ltima meditación de la muerte fenecía en vna calavera muy bien dibujada, y con esta occassión dixo: marauillosos efectos aguardo, soberanas enseñanzas, de tal catredático y maestro. Mucho ay que hazer y discurrir, mas yo, amigos, os quiero ofrezer otras dos epigrammas132. Como las passadas, no serán fuera del intento, y pues ay tinta y pluma y aquí se siguen 4 hojas blancas, escriva Dn. Fernando. El qual obedeció al punto y Antonio dictó assí:
+ Esto, que prompta la razón aduierte133,
+ cárcel fue ya de rayos soberanos,
+ ¿en población horrenda de gusanos
+ tanta sublime pompa se convierte?
+ ¿De aquella flor que viva ambrosias134 vierte,
+ estragos y vestigios son tiranos?
+ Que es la vida fatal de los humanos
+ caduco patrimonio de la muerte.
+ ¿De vn bajel de las olas de la vida
+ es esta arquitectura despoblada,
+ que con veneraciones fue temida?
+ ¿Esto es frente que a sido coronada?
+ ¿Esto fue mano de jazmín vestida?
+ ¡O vida! ¡O sombra! ¡O sueño! ¡O punto! ¡O nada!
+Esta, dixo, cantó vn cisne portugués viendo trasladar vn cuerpo de vna reyna a vn sepulcro nuevo, que por esso vsa de las interrogaciones. Pero más individual a la calabera, con dulzura inaudita, assí nuestro castellano Lope:
+ Esta cabeza quando viva tuboXI,
+ sobre la arquitectura destos huessos,
+ carne y cabello, por quien fueron pressos
+ los ojos que mirándola detubo.
+ Aquí la rosa de la voca estubo,
+ marchita ya con tan elados besos;
+ aquí los ojos de esmeralda impressos,
+ color que tantas almas entretuvo.
+ Aquí, la estimativa en que tenía
+ el principio de todo movimiento;
+ aquí, de las potencias la armonía.
+ ¡O hermosura mortal, cometa al viento!
+ Donde tan alta presunción vivía
+ desprecian los gusanos aposento.
+Gran dezir, respondieron todos; divino pensar y suavidad notable tienen estos versos y justamente merezen este puesto y collocación que les a dado Antonio. Aunque al dezir de Lope no llegará nuestro rústico pensar (dixo D. Pedro), con todo esso, pues ay papel bastante, procuremos borrar aquí algunos mal limados versos que llenen este blanco. Cada vno de nosotros forje vn soneto y sea el asumpto, o la brevedad de la vida, o lo que se a leýdo. Libre queda el campo del discurrir, como no sea fuera deste propósito porque se a de clausular135 aquí la letura, que haze ya mucho calor. Serán ya más de las doze horas del día y emos de boluer a comer, destinando la tarde para gastarla en este mismo exercicio, en este o otro más ameno sitio para acabar de leer lo [que] queda del cartapacio. Apenas avía acabado de pronunciar estas breves razones quando D. Andrés dio por respuesta: pues va de concepto136 y escriva Dn. Fernando.
+[…]
+D. Andrés, que tenía la imaginación puesta en su vocación sólo y ocupada la idea con las cossas que se avían leýdo aquella mañana, dictó esta famosa epigramma137:
+ Con vn cuerdo advertir loco peleo;
+ conosco que no soy lo que he vivido;
+ creo que ser no puedo y, prevenido,
+ antepongo el vivir a lo que creo.
+ Como el presente ser, viviente veo
+ lo contigente en mí desvanecido,
+ quando pienso en el fin, el fin olvido,
+ mintiendo la verdad con el desseo.
+ ¡O, qué espantoso engaño! ¡O, qué locura!
+ ¡Que sepa que es mi ser sólo un instante,
+ y me prometa ciertos muchos años!
+ Espejo sea, pues, la sepultura,
+ que, si me miro en él, será bastante
+ a darme sufficientes desengaños.
+Esta es la contera138 de oro que emos de poner a las Meditaciones de la muerte, pues es la cifra y compendio de ellas, dixeron todos, pues ya se acaba el cartapacio. Replicó Antonio que pues aún tenía ojas blancas, que no se le avían de bolver a su dueño sin que fuessen escritas o dibujadas, que él se encargava de la inventiva del asumpto; y assí fácilmente se concordaron en este propósito. Y como ya avían llegado a la cassería139 apeándose de los cavallos, trataron de dar refección al cuerpo, y, en passando el rigor del sol, salir presurosos en busca de la cueba. Dexándolos, pues, en su descanso, quiero, ¡o, letor!, también le tengas mientras otra Mansión se te prepara.
+No con saynetes140 de dichos agudos, no con la salsa de las murmuraciones ni con el picante de los chistes, dieron refección a la naturaleza estos quatro jóvenes, sino que imitando al Profeta Rey comían con el pan ceniza de la sepultura y tenplaban141 con lágrimas su bebida, tam bien dispuestos los tenía la divina gracia. Brevemente concluyeron aquel bien permitido alivio y, dadas las gracias a Nuestro Señor por él, en lugar de dormir la siesta, assistieron todos a ver lo que Antonio dibujava en el cartapacio. Delineó, pues, brevemente vn hombre puesto en vna cama con vn crucifixo en las manos, como que estaba puesto en la agonía postrera de la vida y, luego, como más memorioso142, escrivió lo siguiente:
+ Pendiente a morir de vn leño
+ (teatro estupendo y triste),
+ antes, Señor, que a otras manos,
+ a mis yerros infelices.
+ Bronco laurel vuestras sienes
+ tanto offende, aunque las ciñe,
+ que hasta la Deidad los ecos
+ padeció, sin ser pasible.
+ La que flamante guedexa
+ muda noche, ya la peyna
+ coral que la desaliñe.
+ De aquese marfil humano
+ descogidos los rubíes,
+ ¡qué mal que pintan lo hermoso,
+ pero qué bien que le tiñen!
+ Mustio el clavel de la boca,
+ rudos licores os sirven,
+ que vuestra sed busca trazas
+ para que no se mitigue.
+[…]
+ Pero si os haze lisonja
+ que yo eternamente habite
+ aquella región de horrores,
+ aquel seno de salitres,
+ sea assí, que si no veros
+ y amaros es composible,
+ mejoráreme de amante
+ quando de feliz me prive.
+ Mas, ¡ay!, que el cuerpo y el alma
+ a este aliento se despiden.
+ Mi espíritu os encomiendo;
+ Señor, Señor, recebilde.
+Después de escrito este famoso romanze, lo leyó Antonio repetidamente por tres vezes, no sin ternura de los circunstantes, que alabando la sublimidad y preñez de los versos, le dieron el parabién de averlos collocado144 en tal sazón y tiempo. Mas D. Fernando dixo: aunque el papel que resta se podía llenar de conceptos admirables escritos a este asumpto por los felizes ingenios de Madrid, que me acuerdo averle[s] leýdo en vn libro intitulado Avisos para la muerte, título impropio, auiendo de ser el verdadero: Afectos en la hora de la muerte145, no quiero repetir lo que ya es tan sabido, antes pretendo que pues no nos es posible, por ser ya tarde, el salir oy en busca del dueño deste cartapacio y el ir a ver su prodigiosa habitación, me dexéys esta tarde solo, que pretendo, en este asumpto que a propuesto Antonio, epilogar146 toda la doctrina que esta mañana leýmos. Lo vno, porque el cartapacio buelva todo escrito, y lo otro, porque nos quede vn manual recuerdo de todo lo que contiene en los versos que ya va mi genio y musa disponiendo. Alabaron todos su parecer, y assí, saliéndose al campo, lo dejaron solo y suspenso y enternecido bolviendo a ler y recapacitar aquellas meditaciones de la muerte. Luego, poniendo los ojos en aquel geroglífico tan cierto y verdadero de la mortal agonía que aquel hombre con el crucificado Dios en las manos proponía, escrivió lo siguiente:
+ Pues de la postrer batallaXII
+ la vida está en el palenque
+ donde venze sólo aquel
+ que el gusto de viuir venze;
+ pues ya en la estacada147 estoy
+ a donde para perderme
+ de campo sirve la cama,
+ de armas, los accidentes,
+ attiende, Señor, a un hombre
+ puesto en aquel tranze fuerte,
+ que en el peligro de un punto
+ es tan largo como brebe.
+ Attiende al más duro tranze
+ que en los años y los messes
+ de la edad se teme tanto
+ y tan poco se previene.
+[…]
+ ¿No me perdonas, amado?
+ Padre y Señor, ¿no me absuelves?
+ Sí, que el baxar la cabeza
+ es decir sí mudamente.
+ Demás, mi bien, que inclinalla,
+ estando el pecho patente,
+ muestra que me estás llamando
+ a que por la llaga entre.
+ Ya entro, pues que me atraes,
+ por tu llaga, donde queden
+ mis yerros, por ser tú imán,
+ mi amor; porque centro eres.
+ Amor, abiertos los brazos,
+ te clavó tan fuertemente
+ porque sin fuerça te abraze
+ y que por fuerça me esperes.
+ Y aun tus manos me asseguran,
+ quando con yerros se ofrezen,
+ que aun los yerros, por tu sangre,
+ lo que traspassan, detienen.
+ Ya es hora, Señor, ya es hora
+ que mis tristezas alegres,
+ que mis miserias te atraygan,
+ que mis destierros consueles,
+ que mis riesgos assegures,
+ que mis temores alientes,
+ que me abrazes, que me assistas,
+ que me arranques, que me lleves.
+ Iess, recibe mi alma;
+ Iess, perdón me con[ce]de148;
+ llévame donde contigo,
+ en estado permanente,
+ te alcanze, te assista y mire;
+ te admire, te alabe y reyne;
+ te adore, te goze, te ame,
+ para siempre, para siempre…
+ Amén.
+Assí acabó de escrevir D. Fernando a tiempo que el Auriga149 soberano escaseava luzes, transportándolas a otro emisferio, quando se juntaron en la quinta los demás compañeros que divididos avían andado por el campo, y todos venían ansiosos de oír lo que Dn. Fernando avía escrito. Pidiéronle con instancia lo dictasse y, encendidas luzes, y sentados en rededor de vna messa, lo hizo assí, no contentándosse desto150 sino de leer el romanze, cada vno de por sí, tanto era el gusto que en oírlo tenían. Y Dn. Andrés, de ver conclusso151 tan felizmente el cartapacio, mostró más gusto. Y queriendo ya guardarlo en el escritorio de su pecho para restituirle en el siguiente día a su venturoso dueño, le dijo Dn. Pedro: no ay que guardarle, que mientras mi hermano a escrito esse tan conceptuoso152 romanze, yo no he estado occiosso, que de la misma mina tengo preparadas vnas dézimas al desengaño de la vida, y son a propósito, y también no falta papel con que se añidan153 al quaderno. Pidiéronle las refiriesse y él lo hizo assí:
+ Alma mía, si has de dar
+ cuenta al juez, prevén la quenta,
+ que quien en tiempo no cuenta,
+ tendrá después que contar.
+ Comienza ya a conffessar
+ de las partidas la summa,
+ que si el tiempo se consumma,
+ para quenta tan amarga,
+ será la suma muy larga
+ y el tiempo un instante en suma.
+[…]
+ Mas, ¡ay de mí!, si es verdad
+ lo que digo y lo que siento,
+ ¿cómo nunca me arrepiento?,
+ ¿cómo afecto la maldad?
+ Ay, mi Dios, piedad, piedad,
+ que de mi malicia fiera
+ es tan torpe la ceguera,
+ que, aunque lo veo y lo creo,
+ assí pecco, aunque lo veo,
+ como si no lo creyera.
+ Y assí excusa deve ser
+ dezir que en tanto sentir
+ no me puedo arrepentir,
+ siendo tan libre el querer.
+ Aquí cesse el offender
+ a mi Dios, a mi Señor,
+ aunque culpe mi valor
+ quien me dio en su amor veneno;
+ porque si yo me condeno,
+ no me salvará su amor.
+Bastantes son los versos y conceptos que aquí están escritos, dixo Antonio, para servir de espejo y desengaño a los mortales. ¡O, vozes dignas de eterno bronze, para remedio de todo divertimiento humano! ¡O, qué batalla de afectos engendran! ¡O, cómo, mudas, vozean y, aunque en débiles hojas exaradas154 predicadores valientes, desengañan! Efectos maravillosos, respondió D. Andrés, veréys muy presto suyos, y para que conoscáys que no he estado occiosso, cito vuestra attención cuydadosa para mañana delante del crucificado Dios que vi en la cueba, y espero bolber a ver, que allí discantará155 mi alma desatada en lágrimas lo que an engendrado en ella estos caracteres mudos. Con esto concertaron de salir al crepúsculo del alba156 en busca de la cueba y, en el ínterim157 que la noche passaba, se entregaron al descanso, y tú le puedes tener también, o letor, hasta que más cudicioso de averiguar este secreto, entres en la Quarta Mansión, que te empezará a sacar de dudas.
+No bien apenas avía salido Dn. Andrés de aquella obscura selva, y dexado sola aquella célica morada, y no bien apenas comenzaban las nubes a vendar los ojos del cielo con sus obscuras nieblas, quando entró en ella su dichoso habitador, bien ageno de los sucessos que avían sucedido, y hiriendo vn rebelde pedernal con el azerado eslavón, prendiendo sus centellas en la yesca, encendió vna luz. Púsola sobre el altar y reparó en que tenía corrido el velo que él avía dejado echado; miró a la sierva158 recostada a la peaña159 del altar. Púsose devoto a hazer su acostumbrada oración y, después de ella, acudió a su exercicio de escrevir en que solía gastar mucha parte de la noche; echó menos sus quadernos y vio escrita de muy buena letra la respuesta del soneto de la muerte que vimos en la Mansión Primera160. Hallósse rodeado de varios pensamientos; registró su celda; encontró las pistolas y venablo que Don Andrés dejó olvidadas y, con esto más confusso, quedó enbarcado en vn mar de cuydados, y más quando el siguiente día, y tanbién noche, se passó, sin conozer otra señal. Encomendó el negocio a Nuestro Señor y propuso esperar estándose quieto en la cueba, sin salir de ella en muchos días, por ver si el dueño de las pistolas las buscava y le restituýa sus cartapacios, atormentándole más el desseo de conocer a quien tan ingeniosamente avía respondido a sus preguntas en aquel soneto. No se descuydaron los quatro jóvenes en madrugar, pues salieron de la quinta161 dejando en ella los criados, aún estando todavía el cielo tenebroso. Salióles la aurora en el camino y Antonio pidió licencia para, con esta occasión, dezir el siguiente soneto, que el oírlo referir causó a todos no pequeño gusto. Alabáronle el intento, y, con esto animado, dictó assí:
+ Esta sombra del sol, si no primera
+ causa, principio y juventud del día,
+ luz del Dios que tinieblas nos desvía
+ y en la misma inconstancia no se altera.
+ Esta que corre el velo de la esfera162
+ y con afectos de beldades guía,
+ no sirva de adormir con armonía
+ o con respiración de primavera.
+ Si acasso adormeciere los sentidos
+ con voz de plumas, resplandor de flores,
+ de su llorosa risa documento,
+ a lágrimas de luz velad, dormidos;
+ no os suspendan los ecos y colores,
+ pues van juntos el llanto y el contento.
+Artificio tiene primoroso, dixo D. Fernando; ostenta y muestra bien ser de ingenio grande, y mucho devemos a la memoria de Antonio, pues nos ministra tan sazonados platos. Assí travaron dulzes pláticas guiando siempre Don Andrés camino hasta la entrada del bosque, donde fue menester mayor cuidado reconociendo las ramas que avía cortado, y, en fin, con poca diligencia llegaron a la tarde a la boca de la cueba. Gozosíssimos con su hallasgo, se apearon de los caballos ya atados a las ramas de los árboles, apercebidos no ya de pistolas y armas offensibas, sino de mudo silencio; guiándoles D. Andrés, entraron poco a poco y a brebe rato se hallaron en la pieza. Vieron luego un venerable viejo arrodillado sobre vna rambla163 de piedra que formaba el risco, tan amarillo, flaco y macilento, que más parecía retrato de la muerte que cuerpo de mortal criatura. Era vna túnica de sayal pardo su débil tumba; el rostro, hermoso en las facciones, aunque tostado de los rigores del sol; los labios, de color de cárdenas violetas; la barba, blanca, crecida y larga; los ojos, cerrados; juntas las manos, cuyos nervios parecían de silvestres raýces164. Finalmente todo su cuerpo era vn original muerto y vna imagen viva del rigor y de la penitencia. Quedáronse todos immóbiles imitando a D. Andrés, que luego al punto se arrodilló. Absortos estavan a esta vista165 y como atónitos y temerosos de inquietar al sacro eremita166 en su oración. No pudo ser su silencio tanto por averse commovido a lágrimas, que no los sintiese el venerable anciano, el qual, abriendo a cabo de rato los ojos y viendo postrados aquellos quatro gallardos jóvenes, no menos admirado, vessando primero la tierra con ósculo amoroso, se levantó de ella, valiéndose para hazerlo de vn bordón torzido que cabe sí tenía, y luego se les acercó diciendo: ¿quién, o jóvenes gallardos, os trae a esta aspereza en la flor de vuestros años? No son para vuestras galas estas piedras, ni estas rusticidades para vuestro aspecto noble. ¿Quál conocimiento os encamina a aquestos montes? No ay aquí regalos; crudo y silvestre manjar es todo. No camas compuestas, suelo inculto es su pluma; no tapicerías costosas, robles son su ornato; secos elechos, su gala. Si avéys perdido el camino, fácil será el guiaros; si buscáys las pistolas y venablo olvidado, más fácil el entregároslo. Si me restituís mis papeles, referid vuestro successo, que me tiene ansiosa el alma. Arrojándose D. Andrés a sus pies, primero que todos, intentó bessarlos, prosiguiendo los demás en su imitación, si bien no lo consintió Arsenio (que este era su nombre). Abrazáronlo amorosamente, y en brebes palabras Dn. Andrés satisfizo a sus preguntas diciendo: essa ligera cierva que a tus huellas quieta repossa, a sido la causa de tan ma[ra]villoso efecto, para que siguiéndola me conduxesse a la dicha de ver esta tu habitación, de leer tus escritos y de conocerte. Mi nombre es Andrés, oy más feliz por descubridor deste tesoro. Estos, señalando a D. Fernando y Dn. Pedro, son mis primos, y este, señalando a Antonio, nuestro querido amigo. Nuestro exercicio es de letras humanas, en que gastamos el verdor de nuestros años, dándoles a vezes los entretenimientos de la caza por intervallo167 y honesto exercicio a la mocedad; nuestro nacimiento, noble, y nuestros padres, con sufficiente caudal para passar la vida humana. Tienes en tu presencia quatro hijos que te veneran y te estiman como a padre y te escuchan como a ángel: Andrés, Fernando, Pedro y Antonio. Esto es, en compendio, lo que saber desseas, y pues as visto nuestra obediencia en responderte, todos te suplicamos nos refieras, si es lícito, ¿por quál discordia168 de successos, por qué varios cassos esta vida escogiste? Él, sin tardanza, respondió: es tan largo el contexto de mis successos que requiere mucho tiempo, y yo lo pronunciara a vuestros oýdos con no pequeño gusto si el tiempo diera a ello lugar y no fuera tan tarde, y si yo tubiera comodidad para hospedaros esta noche. No es necessaria esta, replicó D. Fernando, ¡o Padre venerable!, que venimos resueltos a escucharte y nuestra comodidad mayor será sólo el oírte. Tubieron sus réplicas y razones en contienda amorosa, y assí determinaron quedarse allí aquella noche. D. Pedro y Antonio salieron al bosque y, cerrando con vnos atravesados maderos el passo que avían avierto, dieron libertad a los brutos para que paciessen entre aquellos árboles, que el suelo estava muy copioso169 de grama y todo género de yerba. Entráronse en la cueba y, por otra puerta que abrió el venerable heremita170, salieron a otra arboleda amena, y cogieron bastantemente vnos secos elechos con que les preparó cama para su descanso antes que cerrasse la noche. Después de encendida luz y rezadas las avemarías, les combidó a orar brebemente, y gozando D. Andrés de la occassión, después de verlos a todos arrodillados y compuestos, dixo la oración. Amigos, a de ser escucharme y acompañar mis lágrimas y afectos. Estas an producido en la fragua de mi pecho estos tus escritos, venerable Padre, y sacando los cartapacios que traýa en el pecho, se los mostró, y con voz devota y tierna que a compassión y a lástima movía, empezó a hablar con el crucificado Dios que en altar estaba, en esta forma:
+ Dios y hombre verdadero,
+ divina bondad que amo,
+ primera verdad que creo.
+ Dios, a quien postrado adoro,
+ Señor que humilde venero,
+ Padre que temiendo amo,
+ Esposo que amando temo.
+ Criador y Redentor mío,
+ a quien dos vezes me devo,
+ si a vuestro aliento mi vida,
+ a vuestra vida mi aliento.
+ Yo soy quien fui vuestro hijo,
+ aunque como esclavo buelbo,
+ de tantos yerros cargado,
+ que de quién lo he sido muestro.
+[…]
+Hasta aquí pronunció D. Andrés, tierno, afectuoso y derramando copiosas lágrimas, y todos los circunstantes que con el alma y corazón acompañaron su oración, y más Arsenio, que oyendo a tan valiente orador, de nuebo le bolvió a recebir en sus brazos, prometiéndose de aquellos preludios vna grande vocación y vna exemplar enseñanza para todos. Cogiéndolo de la mano, y levantándose los demás, lo acomodó de assiento junto a ssí, y los demás, encima del heno y elechos que avían traýdo, se acomodaron en el suelo y suplicaron con instancia a Arsenio les diesse quenta de su vida, y él, obligado de sus ruegos, en tal forma discurre:
+Largo dezir sería contaros aquí por orden la historia de mis años. Los que fueron sin culpa se passaron en llanto; los del conocimiento, en caer; los del desengaño ya son, mediante la divina gracia, en levantar. Nací noble y rico, y la educación cuydadossa de mis padres me hizo amante de las buenas letras, que estudié en aquella fértil ciudad que en granos de rubíes corona la Vandalia171, Granada, digo, mi venturosa patria. Zebóse la valentía en los primeros ardores de la juventud en la gloria vana; locuras precipitadas de incauta edad me acarrearon trabajos exquisitos; amagos a la vida y asombros muchos de la muerte me hizieron reconozer mi estado mal seguro. Llegó el tiempo de retirarme, de recoger tantos despojos del alma derramados; años ha que estas soledades habito esperando el día último de mi larga peregrinación. Este es el brebe epítome172 de mi vida. Los successos específicos de ella no sé si os los diga, pues, por dilatados, jusgo os causarán fastidio. Antes, afectuosos, te pedimos (replicaron los quatro jóvenes) los quentes muy por extenso, por lo que pueden conducir a nuestra enseñança y porque serán de tanto doblado gusto quanto le tenemos en escucharte.
+Prosiguió, pues, Arsenio diziendo: aliento en pecho, acierto en labio, es menester para tan dilatada relación; y podía deciros lo que Eneas a la reyna Dido al referir las lamentables ruynas de su amada Troya173: pues la memoria de mi passada vida, que sólo es para llorada, no dexa de renovar los dolores174 que es justo tener de las perdiciones suyas, que como bien dixo un discreto:
+ Liviano es el dolor que el seso encubre;
+ poco, el tormento que la lengua calla;
+ ligero, el mal que el rostro no descubre;
+ muy corta es la passión que alivio halla.
+ Con más facilidad se esconde y cubre
+ entre la paja el fuego, sin quemalla175
+ que el humano corazón y pecho
+ el bien o el mal que el sentimiento a echo.
+Al referir esta octava, reconoció alegría en los rostros de los circunstantes, y assí les dixo: yo texeré176 mi historia de manera que os agrade, pues no faltarán en ella algunos versos que a conservado mi memoria, aunque de bronco estilo y mussa inculta, y pues me estáys attentos, o ya afficionados o curiosos, oíd en summa lo más importante a vuestro remedio:
+Apenas avía corrido el sol desde la aurora de mi nacimiento quatro lustros, quando faltaron mis padres quedando en sombras de muerte sepultados, y, como al fallezer los padres, se sigue heredar los hijos, quedé mozo y rico (precipicios al juicio más sosegado). Tenía a este tiempo dos amigos iguales en calidad y riquezas y cassi de mi misma edad: D. Pedro de Padilla177 y Leoncio, que era poderoso en bienes de fortuna. Todos tres corríamos vn curso178, dándole a la edad las mal permitidas licencias a que desenfrenada corre, sin temor de la quenta, del riesgo y del peligro. Las vanidades y locuras necias en que andábamos, no es conforme a la modestia el referirlas. Sólo diré cómo a este tiempo Leoncio cassó ricamente con un prodigio de hermosura, con Roselinda, a quien dio origen la famosa Italia; dotes, la naturaleza pródiga, y virtudes heróycas, el cielo generoso. Celebradas las felizes bodas y, concordes, algunos años en himeneo dichoso vivieron juntos, con vniversal embidia del mundo. Mas, como Leoncio, criado en mucha libertad, despreciando sus castos laços, se precipitasse a la corriente de los vicios, permitiéndose179, ¡qué horror!, a otros brazos, adulterando el amor devido a tal espossa, y ella, no a fuer de180 zelosa sino a fuer de santa, le amonestasse diversas vezes que saliesse de tan errados passos, llegó a aborrezerla en tan summo grado que le dio en maquinar su fatal occasso. Tan desvocados fueron los ímpetus groseros de su soberbia, tan ardientes las ansias ambiciosas de sus deleytes, tan manchados en orrores de vicios los alientos desordenados de sus costumbres, tam horribles los modos esquivos181 de su ingratitud, que trató de executar el impío pensamiento. A deshora de la noche, desnudo el azero, y inflexible a los alagos apacibles, a los arrullos gemidores de aquella tortolilla, esforzó el desmayo de la infausta acción y, abriendo las puertas del corazón con tan fuerte llave, privó de la vida a la criatura más bella y más hermosa que el orbe entonces tenía. Murió Roselinda al siglo, entregando su dichossa alma al cielo, para vivir eternidades. ¿Quién tendrá tan de piedra el sufrimiento, que no se rompan en venas de agua sus ojos eridos de tan inhumano golpe? ¿QuiénXIV, al ver en botón preñada rossa de milagros carmesíes, y que antes que en esferas de belleza despliegue a olores y ermosuras el orbe de rubí que pretende dilatar para azafate sus tiernas hojas, y que antes que con purpúrea ambición estienda florida la vanidad de sus plumas, si advierte que la siegan antes de tiempo, podrá, mirándola marchita, enfrenar las corrientes de su llanto? Ya quedó (¡ay dolor!) ajada la rosa, quebrada la perla, lisonja de los sentidos; en polvos, la esmeraldaXV, imán de attenciones y vínculo de promessas. Forzoso fue que inundasse la ciudad en llanto, que rompiessen el ayre a suspiros los pechos que admiravan dichas tan ventajosas eclipsadas con la sombra horrorosa de la muerte.
+Hizo pausa aquí Arsenio enternecido y acompañando con lágrimas su narración los oyentes, dixo Antonio: permítasseme el referirte vna epigrama182 que quadra muy bien a este successo, pues le as declarado, venerable Padre, con la comparación hecha en la reyna de las flores. Con presteza le dieron permissión, y él dixo assí:
+ Ayer naciste, y morirás mañanaXVI
+ para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
+ Para vivir tan poco estás lucida,
+ y para nada ser estás lozana.
+ Si tu hermosura te engañó más vana,
+ bien presto la verás desvanecida,
+ porque en essa hermosura está escondida
+ la occassión de morir muerte temprana.
+ Quando te corte la robusta mano,
+ ley de la agricultura permitida,
+ grosero aliento acabará tu suerte.
+ No salgas, que te aguarda algún tyrano;
+ dilata tu nacer para tu vida,
+ que anticipas tu ser para tu muerte.
+Por cierto, dixo Arsenio, que haze artificiosa conexión de los objetos. ¿Y qué mayor tyrano pudo aver que Leoncio? ¿Qué mano más bárbara y grossera que la suya, pues privó de la vida a Roselinda? Huyó el aleve agressor del delito, que aún no es executado, quando es torcedor183 que las almas atormenta. Asombró el successo a la ciudad; dispertó la justicia para su venganza. Entierran a Roselinda con aparato y pompa devida a su grandeza, humedeciendo muchas lágrimas de corazones enternecidos la tierra de su sepulchro. Quedé yo, que era testigo de su santa vida, attónito, pasmado y cassi sin juicio, de dolor. Visité al amigo; retraýdo, negóme al principio el delito; convencido de su misma culpa, secretamente me lo conffessó, buscando el odio que tenía a su consorte causas para dorar los yerros de su vengança, como si vbiessen sido los benefficios injuria y, viendo las acciones de su vida tan inculpables, pretendió escusas a su fiereza. ¡Notable dislate de vna passión muy sin ojos, si ay alguna que no padesca este achaque! En fin, no pude averiguar qué accidente se atrevió descortés a vida tan noble, qué achaque manchó la atrocidad de sus iras en la sangre de Roselinda. Estava como loco; no sabía lo que pronunciaba. Apenas hube salido de su presencia quando la justicia, alborotada por alebe184 le prende. Disponía el cielo por aquí su salvación, que son los juicios de Dios inescrutables. Cárganle de yerros, añidiendo pesso a los cometidos; fulmínase185 la causa con los indicios de su turbación y otros adquiridos. A questión186 de tormento le ponen; niega, si no valeroso, obstinado. Repiten segunda y tercera vez esta acción rigurosa. Todas tres vezes niega afortunado, con que su causa se mejora y la plebe en variedad de discursos187 se divide. Ya le alibian las prisiones quando estando solo un día, rebolviendo a la memoria188 sus delitos, y exprimiéndole algunas lágrimas a los ojos el successo injusto de Roselinda, percibe, en la pared de enfrente, con la vista, vna mano de marfil que estas razones le escrive189:
+ Si lloraras, si supieras
+ que era tu muerte en vn mes.
+ Puesto que un instante es,
+ pues por instantes la esperas,
+ no llores, si consideras
+ esta humana brebedad.
+ Llora la desigualdad
+ que ay del morir mal, al bien,
+ pues son instantes de quien190
+ depende vna eternidad.
+Desapareze con esto la mano; llégase más cerca a reconocer los caracteres, y conoce son de la mano de la diffunta Roselinda. Mucho pavor y turbación le ocupa191, y queda, qual otro Balthasar, enbarcado en vn mar de confussiones. Mas, todavía perseverando en su propósito de conseguir la libertad que, con la negativa en los tormentos y poca prueba de su causa, se prometía. La siguiente noche Roselinda se le apareze y con voz dulce pronuncia: Confiessa, Leoncio; confiessa y paga la deuda que facinoroso192 debes, o la justicia de Dios riguroso muy en brebe espera. Desaparece la visión. Combatido el corazón de Leoncio con tropel tan nunca visto de conffusiones, rinde el cuerpo que manda a un desmayo, brebe paréntesis de la vida. Buelbe a poco rato en sí, y aquel que era diamante duro, ya es de cera blanda; baña con raudales de lágrimas sus mexillas; todo se resuelve en llanto193: dos cauces rompieron las corrientes en su rostro inundando la cárcel. Apenas el aurora amaneze, apenas despunta el día quando al alcayde llama; pide que avisse a los juezes que le oygan su conffessión. Admira la novedad, acuden los ministros y aquel que con la tortura triplicada no avía conffessado, ya sin fuerza humana, confiessa su delito y contra sí mismo justicia pide. El sucesso de su muerte escriví yo en humildes versos en vna carta que remittí a un monje cartuxo, amigo mío. Si gustáys oírla, descansad un rato y tratad de tomar vna humilde cena, que os a preparado mi pobreza. En esto se levantó Arsenio y, poniendo vnos limpios manteles en la messa, sacó del escritorio de vna peña algunas frutas secas y agua clara de la fuente, y les dio de cenar, estimando los jóvenes gallardos más aquellos simples manjares que otros que consigo traýan, de que procuraron gustasse Arsenio, el qual, por no entristezerlos, lo hizo con mucha templanza. Platicaron destos raros successos, esperando otros mayores de tales principios y, acabada la cena, pidieron a Arsenio refiriesse la carta que escriuió al monje cartuxo en que conpendiaba los successos de Leoncio, y entonces él dictó assí:
+ Aunque sé que os da disgustoXVII
+ saber cossas de acá fuera,
+ como quien vive en la carne,
+ muy lejos y fuera della.
+ Por ser la que contar quiero
+ de piadosso afecto llena,
+ la referiré de espacio
+ y gustaréys (creo) sabella.
+ Y es que se an visto en Granada
+ cossas estos días tan nuevas,
+ que vi morir a un león,
+ nacido y criado en ella;
+ que a pesar de África y Asia,
+ que tantos bravos sustenta,
+ muchos de esfuerço y valor
+ produce esta noble tierra.
+ de la temida sentencia,
+ que siempre a la culpa sigue
+ el alguacil de la pena.
+ Supo el fin que le aguardaba,
+ por la ordinaria sospecha,
+ y de tal necessidad
+ hizo virtud y grandeza.
+ Y assí, humillando los ojos
+ y bajando la caveza,
+ para consentir su afán
+ dio la siguiente respuesta:
+ antes que persona alguna
+ diesse de mi mal querella,
+ hizo la causa el temor,
+ que siempre en su daño acierta.
+ Y antes que testigo fuesse
+ preguntado en mis afrentas,
+ juró la verdad del casso
+ mi descuydada conciencia.
+ Y primero que el fiscal
+ acusasión me pusiera,
+ me dio gritos en el alma
+ el ángel que me govierna.
+ Y antes que oyesse, afligido,
+ la sentencia a mis orejas,
+ la pronunció el tribunal
+ de la soberana audiencia.
+ Y assí la obedesco y digo
+ que es justa, piadosa y buena,
+ para los delitos graves
+ que me acumulan y prueban.
+ Lo que hasta aora he negado,
+ ya es justo que lo conceda,
+ pues nunca successo alguno
+ al cielo encubrió la tierra.
+ Yo confiesso que la vida
+ quité a la muger más buena
+ que el Po195 en sus términos tuvo
+ y el Dauro196 vio en sus riberas.
+ Y que del oro divino
+ escurecí las madejas,
+ y del pecho de cristal,
+ la nieve cándida y tierna.
+ Turbé los alegres ojos,
+ que davan luz a la esfera;
+ bolví en ceniza la grana
+ y en negro carbón las perlas.
+ Corté del lazo amoroso
+ el casto ñudo y la fuerça;
+ solté de la frente el yugo;
+ rompí la immortal cadena.
+ Lleno de rabia y furor,
+ fui causa que en mi presencia
+ a prenda propia del alma
+ offendiesse mano agena.
+ A sus servicios fui ingrato,
+ inhumano a su obediencia,
+ sordo a sus palabras dulces,
+ verdugo fiero a sus quejas.
+ Al fin murió el ángel mío,
+ que a Dios suplicando espera,
+ no de su muerte venganza,
+ sino de mi culpa enmienda.
+[…]
+ Abiertos tenéys los brazos
+ para que llegue qualquiera,
+ y la cabeza señala
+ del cielo el costado y puerta.
+ Clavado, por no huir.
+ os tienen mis insolencias:
+ para que os mire, desnudo;
+ sin vida, para que os venza197.
+ Y aunque es verdad que yo e sido
+ el autor de tantas penas,
+ por muchas causas, Señor,
+ espero de vos clemencia:
+ porque soy vuestra hechura,
+ y estando borrada y fea,
+ avéys (como buen pintor)
+ de renovarme siquiera.
+[…]
+ Dexóme Dios de su mano,
+ y di en maldades tan ciegas,
+ que no ay pluma que las quente
+ ni ay sentido que las sienta.
+ Mas el Señor poderoso
+ tuvo en la mano las riendas
+ y assí aora me a traýdo
+ a la no pensada buelta.
+ Él se sirva de mi afán
+ y de mi mal se adolesca,
+ dándome en este camino
+ valor con que me arrepienta.
+ En esto llegó el verdugo;
+ pone a sus ojos la venda,
+ y quitóle de las manos
+ el Christo que lleva en ellas.
+ Quando se lo quitó, dixo,
+ con gemidos y ansias tiernas,
+ palabras con que ablandara
+ la dureza de las peñas:
+ Dulce amado, que por mí
+ padecistes tales penas,
+ aunque os quitan de mis manos,
+ no os salgáys de mi alma afuera.
+ La puerta os abro, Dios mío,
+ entrad al punto por ella
+ occupando sus sentidos
+ porque passen esta afrenta.
+ Y pues me niegan la luz
+ y los ojos ya me cierran,
+ abrid vos los de mi alma
+ porque gozen luz eterna.
+ Y sintiendo de su fin
+ ya la jornada resuelta,
+ dixo: en tus manos, Señor,
+ mi espíritu se encomienda.
+ En este punto el verdugo,
+ con admirable presteza,
+ dio a la garganta el cuchillo
+ y el cuerpo a la amada tierra.
+ Murió el mancebo y galán
+ de antigua prosapia y cepa,
+ aprovechando en su fin
+ el estudio de las letras.
+ Lo que después sucedió
+ es que se vio en sus exequias
+ toda la cavallería
+ noble, religiosa y cuerda.
+ Y en el santo que al león
+ siempre por insignia muestra198,
+ quedó el nuestro sepultado,
+ digno amparo de tal prenda.
+Esta es, o, amigos, la historia de mi amigo Leoncio, y este su fin, que assí os a enternecido, donde también le tendrá mi relación, porque descanséys lo que resta de la noche, que a la mañana yo proseguiré, si gustáredes199. No le ossaron replicar, aunque más quisieran estarle oyendo toda la noche. D. Andrés le entregó los cartapacios, avissándole leyesse lo que traýan de nuebo, y pidiendo perdón del atrevimiento, si lo era el aver escrito sin su licencia en ellos. El viejo venerable los recibió con mucho gusto, alabando y estimando la acción, y les porfió a que descansasen, y él se recogió a leerlos y a su oración acostumbrada, y, tú, letor, puedes también bolverte a tu sosiego mientras la Quinta Mansión te despierta a que la escuches.
+Manchadas de bermellón, revestidas de oro y jalde, sacó las nubes el amador de Dafne200, y apenas salió a bordar de perlas las alfombras que Amaltea y Flora201 le tendían por los prados202 quando Arsenio se levantó de su rústico lecho y reconociendo dispiertos a los quatro jóvenes, los conbidó a oír la más suave y sonora música que jamás avían oýdo. Sacólos a la vezina arboleda, y attentos escucharon no humanas vozes, sí suaves melodías de arpadas lenguas que en métricas capillas203 saludaban al sol. Allí los toches, acullá las calandrias, allí los judijuelos204, los cinsontes, escocoltaes, mirlas, pajareles205 y canarios, conpitiéndose cada qual a ssí mismo; como si se vbieran preparado muy de concierto para el casso. Con este motivo dulce alabaron todos a su Criador; y duró esta sonora música todo lo que el sol tardó en estender por el emisferio sus rayos. Luego los entró Arsenio en vn ameno y bien cultivado huerto donde vieron copiosa206 abundancia de aromáticas flores y, en medio del huerto, una santa Cruz levantada, a quien adornaban quatro hermosíssimos cipreses, a cuyo pie avía hechos cómodos assientos. Adoraron la bendita señal de nuestra Redemptión, y Arsenio dixo: he reconocido por los versos que esta noche he leýdo en mi cartapacio la agilidad y presteça de vuestros ingenios, y, assí, pues es hora esta en que más libres están las potencias para obrar, me atrevo a suplicaros que hagáys algunos versos en alabanza de la santa Cruz, motivo poderoso para despertar mucho nuestras attenciones, con que divertiremos vn rato la imaginación de tantas penas como anoche dexé principiadas en mi relación, y assí servirá de desahogo para boluer a continuarlas. Otorgaron todos su pía petición y bolvió Dn. Andrés a la cueba por recaudo207 de escribir y, el primero de todos, Arsenio dictó assí:
+ Llave divina, con que el Rey eterno
+ abrió la cerradura de la puerta
+ del cielo, que no pudo ser abierta
+ por capitán antiguo ni moderno.
+ Llave que abrir pudiste el mismo infierno
+ y sacaste la pressa ávida cierta;
+ llave que as echo entrada a aquella huerta,
+ do siempre es primavera, nunca ivierno208.
+ Vna puerta que abrir te queda ahora
+ (que es otra no menor, ni menos fuerte),
+ que es mi alma en la culpa encarcelada:
+ por esso tu favor y fuerza implora
+ la saques de la cárcel de la muerte,
+ ávida, mas contenta y descansada.
+Aplaudieron todos el soneto y entonces dixo Arsenio: será grande cansancio y ocuparemos mucho tiempo, si le gastamos en aplausos, cediendo en vanidad lo que buscamos para nuestro aprovechamiento; y assí assentemos que el aplauso está incluso en la superioridad del concepto, y no hablemos más en materia de calificar versos, sino de hazerlos para nuestra vtilidad y para alabar a Dios y entretenernos honestamente. Convinieron todos en este concierto y assí prosiguió Arsenio en esta forma diziendo:
+ Si de qualquiera bien nacida planta
+ en el buen fruto su virtud se muestra,
+ árbol alto, ¿dó está la fruta vuestra
+ que tanto entre los otros os levanta?
+ Con essos clavos de aspereza tanta
+ que con su vista offenden a la nuestra,
+ de ser inculto days señal y muestra,
+ que es contra aquello que de vos se canta.
+ Mas quien del parecer huye ordinario
+ y en altos pensamientos se mejora,
+ el estar vos assí tiene por bueno:
+ porque no es el brotar ya necessario
+ en planta que produxo en vna hora
+ fruto eterno que al mundo dexó lleno.
+Aviendo dictado Arsenio estos dos sonetos, les dixo: ya os dexo motivo bastante para que os entretengáys algunas horas mientras con vuestra licencia yo me llego a vna cossa forzossa, no lejos de aquí, a un convento de ermitaños de San Augustín209 que se intitula La Candelaria, título que le da la Reyna de los Ángeles, María, Señora Nuestra. Ofreciéronse todos para irle acompañando, y no consintió que fuesse con él si no fue Don Andrés, que se lo pidió con instancia, porque affirmó le convenía mucho. Avía entrado el santo viejo en cuydado210 de regalar a sus huéspedes y a esto iba al convento: a traer algunos regalos con que darles aquel y otro día, si fuesse necessario, de comer. Fuéronse Arsenio y Don Andrés; y Don Fernando, Don Pedro y Antonio quedaron entretenidos en hazer los versos que Arsenio avía pedido y enpeñados en hazer cada vno dos sonetos imitándole, pero antes que todos Don Pedro avía reparado que en el pie de la cruz avía vna tabla en que tenía esculpidos estos antiguos versos:
+ Cruz, remedio de mis males,
+ grande soys, pues cupo en vos
+ el gran Pontífice Dios
+ con cinco mil cardenales.
+Y no eximiéndosse de hazer también sus dos sonetos, illustró luego esta copla con esta moderna glossa:
+ Vuestro gran valor alabe
+ quien en vos por mí murió,
+ que Él solamente lo sabe,
+ que la que a Dios abrazó
+ en otro ingenio no cabe.
+ Y pues falta en celestiales
+ para loaros caudales,
+ perdonad que os hago ultraje
+ loándoos en mi lenguaje,
+ Cruz, remedio de mis males.
+[…]
+Sacólos de buena letra y fijólos al pie de la Cruz y púsose a escrivir de nuebo los dos sonetos que le cabían de repartición. En el ínterim212 que assí gastavan el tiempo, lo aprovechavan Arsenio y Dn. Andrés en caminar al convento de los augustinos recoletos213, y aviéndolo visitado y venerado la santa imagen, su patrona, negoció el santo viejo lo que pedía y quedando enteramente satisfecho D. Andrés de la santa vida de aquellos venerables ermitaños, pidió al prelado le admitiesse en la compañía de aquellos santos varones. Tubo por padrino a Arsenio, a su gentileza, habilidad y disposición; y assí lo admitieron, concertando de214 bolver dentro de 4 días a recebir el hábito de aquella sagrada religión. Bolvió con esto gustosíssimo a la compañía de sus amigos sin avisarles de la buena negociación que para sus intentos dexava hecha. Bolvió también Arsenio con provisión bastante para darles de comer tres y quatro días que estubiessen en su compañía. Y aviéndolo dispuesto todo con el215 ayuda de Don Andrés, se entraron en el huerto a ver a los amigos, que salieron a recebirlos tan ansiosos, como si vbiessen pasado muchos siglos que no se vbieran visto, reputando por tales aquellas brebes horas que avían faltado. Luego repararon en la santa Cruz la glossa de Don Pedro, que pidiendo humildes perdones se excusó del humilde estilo, y acomodándose en los assientos que avía al pie de los cipreses y travando dulces pláticas sacó cada vno su papel, y primero que todos Don Fernando dixo: el asumpto, o Padre venerable, que nos diste, es tan lleno de misterios, que su multiplicidad cassi a turbado mi entendimiento; mas por obedecer, ves aquí lo que mi musa a proferido, y dictó assí:
+ Pudiera darnos Dios sin cruz la vida216
+ muy bien, pues Dios es vida y cruz es muerte;
+ mas quiso Dios en cruz tomar la muerte,
+ por darnos en la cruz de Dios la vida.
+ Y, assí, de oy más, no ay Dios sin cruz, ni ay vida
+ sin cruz, ni ay ver a Dios sin creer su muerte,
+ de modo que por Dios la cruz no es muerte,
+ mas vida, pues Dios pusso en cruz su vida.
+ Pues siga a Dios en cruz quien quiere vida,
+ y en cruz por Dios recíbasse la muerte,
+ para alcanzar la cruz de Dios que es vida.
+ ¡O Dios, o sacrosanta cruz de vida,
+ bolvedme a Dios, libradme de la muerte!
+ Que ya no ay muerte en cruz, si ay Dios i ai vida.
+No ay regla, dixo Arsenio, que no tenga exceptión. La que pussimos al principio, de no aplaudir los versos, la tiene aquí porque la superioridad destos conceptos no se puede passar sin celebrarlos. Y, assí, concordes todos, leyendo vna y otra vez, le dieron a Don Fernando muchos parabienes de aver salido del empeño tan ayrosamente.
+[…]
+La contera217 de oro se podía poner y dichoso fin a esta feliz academia, si del sublime ingenio de D. Pedro no la aguardássemos, dixo Antonio; mas recusando alabanzas, más humilde, D. Pedro dictó assí sus dézimas:
+ Adán, tú, loco imposibleXVIII,
+ te occassionó enpeños tales,
+ que aflixido y muerto sales
+ del lugar más apacible:
+ terrible estrago, terrible
+ horror causó tu comida,
+ pues, tu belleza perdida
+ y barajada tu suerte,
+ veniste a encontrar la muerte
+ en el árbol de la vida.
+[…]
+ Pero si mi fe concierta
+ que pudo con diestra herida
+ a la muerte dar la vida,
+ sin dexar la vida muerta,
+ razón será que se advierta
+ aquí equívoca la suerte,
+ pues quando sus frutos vierte,
+ es esta rama florida
+ de la muerte y de la vida,
+ de la vida y de la muerte.
+Fue el equívoco destas dézimas muy celebrado y Arsenio admiró mucho la dignidad a que avía ascendido la lengua española en sus poesías, después que él se avía retirado a la soledad. Grande es, dixeron todos, y la an llegado a tal grado los felizes ingenios españoles que pareze se exeden a ssí mismos. ¿Qué no dixo vn Dn. Luis de Góngora? ¿Qué no alcanzó vn Lope de Vega? ¿Qué no sublimó vn Montalván?218 ¿Qué no illustró un Don Gabriel Bocángel?219 ¿Qué no profirió un Dn. Francisco de Quevedo? ¿Qué no ponderó un Bartolomé Leonardo? ¿Qué empressas de ingenio no alcanzó un Don Antonio de Mendoza?220 ¿Qué no traduxo un Don Manuel Salinas?221 ¿Qué no alternó en lo sentencioso y crítico el conde de Villamediana?222 ¿Qué no pensó y dictó el gran theólogo fr. Luis de León? ¿Qué no dize D. Luis Carrillo223 y el erudito Francisco López de Zárate?224 Tantos iba enumerando D. Fernando, que gastara el día en dezir, si Arsenio no se lo estorvara, pidiendo que, por remate de aquella academia, dixesse alguno de ellos alguna relacción digna de ser muchas vezes repetida, que no saliesse de la esfera de sus asumptos; que en tanto número de autores bien abría en qué escoger. Tantos, respondió D. Pedro, a dejado de nombrar mi hermano, que se puede con los que restan formar vna librería nueva de sólo poetas españoles que an illustrado no sólo la castellana lengua sino sus patrias y nación, ganando triumfantes palmas a sus manos y vitoriosos laureles a sus sienes.
+[…]
+Sólo restaba D. Andrés, el qual dijo: si como D. Fernando tiene la copia de Amalthea225 en su florido ingenio para alabar a S. Bruno, la tubiera yo, desde luego entrara haciendo mi relación con vn elogio al gloriosíssimo Dotor de la Iglesia S. Augustín, cuyo hijo pretendo ser, pero dejando este assumpto que pide más tiempo, en el que nos resta referiréXIX vna relación que vn feliz ingenio de su religión hizo en occassión que los santos Padres de ella estaban juntos para hazer elección de prelado226; pero será el complemento de todo lo que se a referido, aunque en materia differente, y a de ser el feliz dejo227 de los versos, porque ya nos insta mucho la ansia de saber la relación del successo que Arsenio dejó anoche principiada. Todos convinieron en esto, y assí le pidieron que dijesse luego, y él con no pequeña gracia dictó assí:
+ de tantos prodigios prólogo,
+ hasta oy, que ya la falda
+ se pissan vnos a otros;
+ en aquella primer cuna,
+ adonde meció Favonio
+ recién nacidas esquadras
+ de floridos alborozos;
+[…]
+ De aquesta suerte (pues hijos
+ de un sol y un águila somos)
+ se an de consultar las fuerzas,
+ como a diffícil negocio
+ de aquel que a tan grave pesso
+ a de suceder brioso.
+ Esto es lo más que os intimo,
+ el exemplar que os propongo,
+ las razones que penetro,
+ las verdades que conosco,
+ los baxíos de que advierto,
+ los peligros que supongo,
+ el norte que os asseguro,
+ la orilla donde os revoco,
+ y, en mi fatigado leño,
+ este es el puerto que tomo.
+Notable, apacible y gustosa suspensión causó a todos Dn. Andrés con su admirable relación, y assí se dio felíx fin a esta academia228, reduciéndolos Arsenio a su cueba y gastando el espacio que avía del jardín a ella en alabanza suya. Recojidos aquí del sol que subía ya al zenit ardiente, les puso vna messa limpia y dio muy bien de comer, aunque al vso del desierto, con lo que la charidad de los Padres Eremitas de S. Augustín, del convento de Na. Sa. de la Candelaria, le avían dado aquella mañana, y después los induxo al descanso, y tú lo puedes tener, o benigno letor, hasta que la Mansión Sexta, a saber los successos de Arsenio, te dispierte.
+Aún no hora y media se permitieron al descanso estos quatro jóvenes, quando dispiertos a vna, rodearon a Arsenio que sentado en un corcho rústico bañaba sus venerables canas en tiernas lágrimas. Preguntáronle ansiosos la causa y él respondió: he conocido vuestra curiosidad y desseo en saber mis sucessos passados, y para referíroslos los he estado recapacitando y la memoria de ellos ha exprimido de mi corazón estas lágrimasXXI; no es nuevo al renovar dolores tales. Con esto, se acomodaron de assientos junto a él, y pidieron que no les dilatasse este gusto. Arsenio entonzes sacó vn cartapacio del pecho y dijo: no cumpliera yo con la obligación en que me avéys puesto con vuestras relaciones de tan lindos y escogidos versos, si antes de proseguir la relación de mis sucesos, no os correspondiera con otros míos, aunque no de tan relevante estilo. Beynte sonetos son en que tengo delineada la historia del hijo pródigo, y antes de entrar en la mía, que es trasumpto de ella, os los quiero leer por consuelo mío. Todos le significaron que también le tendrían en oírle y assí, dando todos attención229, leyó en esta forma230:
+[…]
+Aquí acabó Arsenio de leer la historia del Hijo Pródigo y bolvió su quaderno al pecho, quedando sus oyentes no menos gustosos que enternecidos y alabando el modo de escrivirla tan succintamente y en forma de diálogo, que se podía muy bien representar, siendo interlocutores en ella los mismos que pudieron intervenir en el casso. Y don Fernando alabó mucho el aver introducido también a Chr[is]to Señor Nuestro, pues fue el primer historiador deste successo, que ya, o que fuesse verdadero, o parábola de las que solía su Divina Magestad introducir para darse a entender, como fue la del víllico231 o mayordomo, la de las dies vírgines, la del rico avariento y otras, por lo menos o por lo más, manifestó en ella sus enternecidas entrañas de piedad, y quánto dessea la conversión de los peccadores, pues no contento con averse aquí declarado tanto, Él mismo fue quien historió el soneto 18, quiero dezir su sentido, contando lo del pastor que dejó las noventa y nuebe en el desierto, por volber por la perdida y llebarla sobre sus hombros, y explicó su gozo con lo de la dracma perdida y con dezir que más se alegran los ángeles con vn peccador arrepentido que con noventa y nueve justos que no necessitan de penitencia. Finalmente dixo Arsenio: aviendo yo de proseguir la narración de mis succesos, me pareció cordura proponeros primero la historia referida, porque es tan semejante a la mía, que sólo le hallo de differencia el excesso en las maldades, porque no pudieron los desperdicios del Hijo Pródigo igualarse con los míos, por muchos, repetidos y extraordinarios que fueron. Lo qual çede en mayor prueba de la misericordia divina que me aguardó a penitencia y me abrió con sus santas inspiraciones y avisos los ojos para que los conociesse. Ojalá yo los sepa llorar como hizo el Pródigo, y que con lágrimas salidas del alma le sepa dezir lo que el otro: Pater peccavi in caelum et coram te232, para que assí alcanze su misericordia, como la espero. También me pareze cordura advertiros que en las occassiones que me viereys tierno en mis relaciones, como me vistes al principio y veréys en otros passos de mis sucessos, no os persuadáys a que las lágrimas y sentimientos míos proceden de amor mundano, que fuera cierto error grande mío el tenerlos, y el no saberlos dissimular fuera mayor, pues con lo que pretendo daros buen exemplo, os escandalizara más, viendo en vn viejo que trata de hazer penitencia en este desierto, con humores y afectos de mozo. Mi dolor procede de las offensas cometidas contra nuestro buen Dios, y si el lenguaje alguna vez me descuydare y no fuere tan casto y puro como se deve, es porque la materia no tendrá otro para poderse explicar y mi rudeza no acertará a romanzearlo233 mejor. Esto supuesto, me es forzoso recurrir atrás, para coger bien el hilo a nuestro asumpto. Pero será con muy breves y succintas palabras, sólo para refrescaros la memoria. Ya vistes cómo dejamos sepultado a mi amigo Leoncio, cuyo lastimoso successo, y el de Roselia234, podía servir de exemplar enseñanza para refrenar la vida más essenta235. Pero era mi corazón de bronze y nada le hazía mella. No assí mi segundo amigo, Don Pedro de Padilla236, que con mucho fervor, instimulado de los sobredichos exemplos, tratava de dejar el mundo y entrarse en religión. Causábalo quizás el más frequente trato y colligada237 amistad de Leoncio, porque avían sido muy conjuntos compañeros y a las tiernas despedidas antes de su muerte le avía prometido lograr este desengaño, escarmentando en sus successos. Algunos días duró en este pensamiento, mas las occassiones repetidas que son lazos a la juventud, le hizieron olvidarle. Ya las prolongadas dilaciones cassi le avían borrado, quando vna noche entre otras que yo le acompañaba, ývamos los dos de ronda y passeo hazia la Fuente de la Teja, célebre en aquella ciudad por el concurso de las damas, syrenas encantadoras de la vida y eterna polilla de las bolsas y de las almas. Alumbraba Diana con luzes tan crecidas, que casi quería ostentar que sus rayos no eran mendigados; tan de lleno, aunque desde contrapuesto clima, la envestía el sol. Por vna calle ívamos (ya a deshora, solitaria), que se intitula de los Gomeles, recuerdo a la captividad que de los agarenos tubo un tiempo, y en el silencio que la noche prestaba, oýmos ladridos de perros. Attendiendo azia donde se oían, vimos un hombre a cavallo que baxaba de hazia el AlhambraXXII. Parámonos, como para darle passo y, llegando más cerca, vimos sobre un cavallo blanco, armado, vn hombre, pero sin cabeza. Dos lebreles le acompañaban, que eran los que dieron las primeras vozes. Vn frío yelo nos entró en los huessos; espeluzáronsenos los cabellos y, aunque más nos animábamos a hablar, no podíamos, como aquel que de vna fiera pessadilla oprimido238 yaze. Mientras más se acercava, más temíamos, conociendo más distintamente que aquel que venía a cavallo no tenía cabeza. En fin passó la visión junto a nosotros, y tan cerca, que alargando el brazo el que iba a cavallo tiró de la capa a D. Pedro y, sin hazer más diligencia, prosiguió su camino, y a brebe rato la visión se deshizo, quedando D. Pedro tan asustado, temeroso y mortal, que cayó desmayado en tierra y passó mucho rato en ella luchando con esta agonía. Quiso el Cielo que en mí no fue tanto el temor, o fue quizás porque a mí no me tiró de la capa, que hubiera sucedido lo mismo en mí, y assí hize diligencia de levantarle y llevarle cassi en mis brazos a su cassa. Díxome luego que avía conozido que aquel cavallero era Leoncio, nuestro recién degollado amigo, porque ya que no le vio cabeza o rostro por donde pudiera differenciarle, avía conocido el cavallo y lebreles que eran suyos; y que aquel tirarle la capa era acordarle la promessa que le avía echo, o avisarle de que su muerte estaba cercana. En estos pensamientos le dio una tristeza indecible y le empezó a atormentar vna maligna fiebre. Alborotóse su cassa, entrando sus padres en no pequeño cuydado del nuevo accidente que a su hijo querido atormentaba, ignorando la causa que sólo yo la sabía, y hizimos aquella noche pacto los dos de tenerla con el silencio encubierta. Llamaron los médicos, que enpezaron a aplicarle medicinas según su conjetura y discursos. Encarezieron el mal y llegaron a términos de desauziarle. Él creyó se moría y que era aquella enfermedad el ltimo remate de su vida, y assí se dispuso santamente acudiendo a la fuente de misericordia que Dios tiene en su santa Iglesia. Yo le assistí siempre, y como tenía libre su entero juicio, vna tarde que más aliviado se sintió de su mal, me mandó apercebir239 recaudo de escribir y, quedándonos solos, por no poder por mano propia, me mandó escrevir, y dictó las siguientes octavas, género de poesía en que era muy diestro, y en que muestra bien la buena disposición que su alma tenía. Sé que os agradarán y quizás serán de algún provecho, y así quiero referirlas. Y tomando aliento, Arsenio dixo assí como su enfermo las dictava240:
+ De tierra soy, y en tierra me resuelvo241.
+ La flor de juventud se me a secado;
+ salí de tierra y a la tierra buelbo,
+ do el cuerpo quedará depositado.
+ Todos los pensamientos que rebuelbo
+ me tienen a tormento condenado.
+ Hallo en mis obras todas mucha culpa
+ y obra buena ninguna me disculpa.
+ Yo parto, y es forzossa mi partida,
+ pues de quien puede está determinada,
+ y no me pesa de perder la vida,
+ que la vida mortal no afecto en nada242.
+ Temo la Magestad de mí offendida243,
+ que es de ángeles y santos venerada,
+ que entiende y sabe bien las faltas mías
+ y me lleva en el medio de mis días.
+ Para que en mi favor dé la sentencia,
+ no ay ley, pues que sus leyes e quebrado,
+ y pretender huir de su presencia,
+ al cielo o al abismo, es excusado244.
+ Y el tiempo de hazer ya penitencia
+ para dar mi descargo245 me a faltado.
+ Y a quien todo faltó, por mal govierno,
+ temeroso estará del fuego eterno.
+[…]
+Llegó, pues, con su mal casi al ltimo deliquio de la vida; mas afloxó Nuestro Señor las cuerdas al potro del tormento y poco a poco fue mejorando, después convaleciendo y, ya con entera sanidad, no quiso dilatar un punto su vocación, por no experimentar segundo castigo o bolver a ver el cavallero armado y sin cabeza. Gran predicador es un muerto; aun al más rudo haze despierto una enfermedad que pone a las puertas de la muerte, y quando esta es lección que la entiende un necio, quanto mejor la percebirá un entendidoXXIII. Percibióla también D. Pedro, que dexando padres queridos, cassa y familia y riquezas con que pudiera passar vida muy descansada, lo dexó todo por Christo y quiso seguirle pobre en la descalzés de la observantíssima Religión Carmelita de nueva reforma, con que pusso feliz término a la vida del siglo y dio principio a la vida religiosa que le a de coronar con premios muy dichosos en la gloria246. Edificó a muchos esta su santa resolución executada y a mí me dejó muy tierno, y por algún tiempo compuse mi vida, volviendo a renovar mis estudios para tenerla más entretenida. Poco duró esto, pues con esta quietud y supuesta devoción aviendo cobrado nombre de prudente, a cudicia247 de mi hazienda, hippo248 que tanto afectan249 los mortales, me trataron250 un casamiento de mucha calidad y con dote sufficiente. No era este el rumbo que yo intentava seguir, mas la curiosidad me hizo dar oýdos al tratado251 y ir a vistas252 de la que avía de ser mi esposa, que era vna doncella honestíssima llamada Da. Leonor Federici. De burlas253 fui al tálamo, pero avía puesto naturaleza tan relevantes partes de hermosura y belleza en D.a Leonor, que de veras quedé attónito y conffusso de ver tal prodigio, y traté de tener tal consorte de mi vida, porque mi dichossa estrella me avía preparado tal ventura. Fui a los escritorios de mi diffunta madre, saqué de sus gavetas ricos broches de diamantes, hermossas sartas de perlas, apretadores254 de esmeraldas. Enbié al punto donas255 de valor; procuré, pues, no se me deslizasse de las manos esta dicha, pues asseguraba en el empleo de Delia256 un geroglífico257 de perfecciones. Comuniquéme a todos convenible258; hize galas, corté libreas259, y en fin logré la propuesta, consiguiendo en dichoso tálamo aquel embelezo común de la naturaleza. Fueron célebres las bodas y apenas en felizíssimo estado avía gozado dos años enteros desta dicha, quando, miserablemente en vn punto, fui despojado della; a los terribles dolores de un parto cedió mi Delia la vida y a mí me dejó sepultado en horrores de muerte. Faltó el aliento más vistoso del prado, perdieron los sentidos todo el recreo de sus attenciones. ¡Qué lástima, qué dolor! Nieves, nácar, oro, cielo, que avían desflorado sus lustres y apurado sus vistosidades para componer tanta hermosura, offuscados de la palidez de la muerte me dieron qué llorar lastimosamente por el dilatado espacio de mi vida. Fue mi sentimiento tan grande, mis lágrimas tan excessivas, que no sé [cómo] quedé vivo o cómo quedé sano en el entendimiento. No sé cómo de dolor no muero cada vez que este luctuoso día repito. Aquí se enterneció mucho Arsenio, y como que se conturbó en sus palabras. Tomó el hilo de ellas D. Fernando y dixo: de frágil barro, de inconstante materia formó Dios al hombre, que para no desvanezerle260 con los suspiros de divino, le hizo de tierra. ¡Qué segura está su fin261, pues el menor estorbo detiene su curso, el más mínimo achaque corta su vida y la piedra más pequeña derriba su grandeza! ¡Qué formidable estatua vio Nabuchodonosor! ¡Qué presto la vio postrada a sus plantas! Pero qué mucho: era gloria humana, era vida brebe, era demonstración de humano ser. ¿Qué altura, más encumbrada? ¿Qué corona de oro, permanente, segura? ¿Qué tiara dura estable? ¿Qué robusticidad262 vive perpetua? ¿Qué adorno no muere? ¿Qué hermosura y beldad no se desvaneze? ¿Qué mucho si en barro se fabrica, si en lodo se esculpe? ¿Qué duro jaspe no admitte corrupción? ¿Qué mármor263 no pereze? ¿Qué bronze no le consumme el orín? ¿Quién se libra de la carcoma? ¿Y qué materia no está sujeta a no ser, y en las seguridades de oy no conoze las fallencias264 de mañana? ¡O, borrascosso mar que en el golfo muestras el daño y en el puerto le executas! Es a todos igual la muerte. Passa la gloria humana, pero qué mucho si es sombra vana: breve flor, que con los desprecios del morir nació a tan corta vida, flor del heno, cárdeno lirio, pequeña vida que apenas siente los suspiros del austro quando marchita publica su inconstancia. ¡O, miseria de los mortales! ¡O, Atropos265 cruel! Que aun no perdona su guadaña la estambre más fina, el hilo más dichoso. ¿Cómo no temió tantos rayos y abatir tanta hermosura? ¿Cómo halló camino la muerte? Respondió D. Pedro: porque lo ordinario del morir se le enseña. ¿Qué mucho si aun el sol muere, y aunque siempre luziente, siempre vivo, en los eclipses y en la noche halla experiencias de lo caduco? ¿Qué muestran [sic] en su firmamento tanto errante planeta? ¿Qué, corriendo a su elemento, tanto veloz río? ¿Qué, apeteciendo subir a su esfera? La muerte, pues corriendo las horas, passando los días, se van acercando a su resolución266 los polos. En el anchuroso mar la busca el río y la llama halla su fin en su apetito. Todo es morir; allí nace vno a la vida, allí nace también a la muerte; aquí muere y es porque aquí nació, que el nacer y el morir fueron hijos de la humanidad. No pudo Delia dexar de no ser, siendo. Assí es verdad, replicó Arsenio, pero lo que aquí fue digno de lamentarse fue su corta vida; apenas cumplió tres lustros, tam breve plazo le señaló la naturaleza. No era suyo lo que gozaba (dixo D. Fernando), y assí restituyó lo que poseía, execusión rigurosa y brebe, que es muy puntual267 nuestra miseria desde que fue curiosa nuestra primera madre. Disputas de dolor deben ser muy brebes, dixo Antonio; prosigue, o Arsenio, tu narración; no la divierta268 nuestro discurrir. Entonzes Arsenio dixo: En fin, o amigos, dexando Delia vna copia suya en vna hermosíssima niña, fue soplo, sueño, viento, sombra, vanidad, flor, nada, depósito, execusión de la ley; su cuerpo, ceniza, polvo, possessión de la muerte, con que toda mi pompa, mi valor, mi gusto, mis riquezas se desvanecieron. Pero, ya que oy sale a vuestra noticia crecido mi dolor, quiero daros noticia de cómo su muerte causó general sentimiento y motivo a los amigos ingeniosos a hazer epitafios sepulchrales, romanzes fúnebres y endechas tristes a su muerte, y de muchos que ya con el tiempo se an deslizado de la memoria, sólo tengo en prompto269 para referiros vn romanze y vn soneto.
+[…]
+Haziendo alusión a la rosa, hizo otro amigo un famoso soneto, que por tal quedó fijo en mi memoria, y es el que sigue, con el artificio en ecos, que mi dolor a repetido siempre:
+ En vna que verdor derramasXXIV — Rama,
+ purpúrea naze la olorosa — Rosa,
+ más enbidiada que embidiosa — Diosa,
+ a quien Favonio270 como a dama — Ama.
+ Si alguna su hermosura afama — Fama,
+ quando con mayo se desposa — Esposa,
+ la más vezina caudalosa271 — Lossa,
+ que ya la ve morir, exclama — Clama.
+ Y la que triunfos si viviera — Viera,
+ desmayada en fatal suspira — Pyra,
+ sin que la Parca lo diffiera — Fiera.
+ O, tú, que la perdiste admira — Mira,
+ que la que reyna en la ribera — Era,
+ quando parece que respira — Espira.
+Otros muchos pudiera referiros, dixo Arsenio, pero no quiero molestaros con memorias de la muerte, aunque siempre aprovechan; que por esso dixo el Sabio que era mejor ir a la cassa del llanto que a la cassa del combite272. Mas yo quiero en esta mi narración ser succinto y referiros siempre lo mejor y más azendrado. Varios enigmas273 buscava para tener más presente mi dolor, porque ya venía a ser el alimento de mi vida, y visitando con frequencia el sepulcro de Delia, cogí vn día en un lienzo limpio vn poco de tierra de su sepulcro y hize disponer de ella vn relox, en que le servía de arena, inventiva rara que supe hallar para mi desengaño. Contemplándole algunas vezes hize este soneto, que me pareze os ha de quadrar por sus muchos conceptos, partos propios de mi dolor. Y dictó assí:
+ Aviso mudo que en hilada arena
+ vas midiendo a mi ser el fin más cierto,
+ de mí polvo eres tú: ¿cómo no advierto
+ que es asunto tu vida de mi pena?
+ Esse curso veloz, sin vida, ordena
+ instantes al vivir con golpe incierto;
+ todo esse polvo en que me miro muerto
+ trompa es sin voz que con silencio truena.
+ Tu correr es imagen de mi vida,
+ tu parar es imagen de mi muerte;
+ tu vidro274, duración de mis antojos.
+ Llama eres tú que alumbras no encendida.
+ Mucho es que a tanto golpe no dispierte
+ si echando tierra estás sobre mis ojos.
+Alabaron todos los circunstantes no sólo lo conceptuoso de los versos, sino lo raro del asumpto, que a no afirmar Arsenio aver mandado hazer el relox de arena de la tierra del sepulcro de su amada consorte, ya diffunta, pareziera fingido. Porque es tanta la valentía275 de algunos ingenios que llegan a discurrir lo que no es, y esto, al parezer, parezía imposible y sólo discurrido por Arsenio, a quien rogaron con instancia lo repitiesse y él lo hizo assí, y aun lo dictó para que Don Pedro lo copiasse, por averse pagado mucho de sus conceptos. Y esto fue ocassión de que se hiziesse vn brebe paréntesis a la historia, y de nuebo se discurriesse en alabanza de la Poesía, reprobando, con argumentos evidentes y que convenzen a todo buen entendimiento, a los que la reprueban y vituperan, pues armonía tan deliziosa, hecha de tantas paridades276 conglobadas277, sólo pudo el ingenio de la Poesía conseguirla. Para prueba desto, dixo Antonio, refiriera yo aquí de buena gana vn romanze que probara muy bien esta proposición, en que hubiera bien qué mirar y admirar, si no fuera hazer molesta digresión a la historia. Es de aquel célebre ingenio, lustre de la Orden de San Gerónimo, el R[everendíssi]mo P[adr]e M[aestr]o Fr[ay] [Juan] de Avellaneda278, predicador de Su M[a]g[estad] y lustre de sus púlpitos. Este famoso romanze es a la muerte de la vida, y lo guardo para otra ocassión, por ser algo largo.
+[…]
+Mas antes que Arsenio bolviesse a cojer el hilo de su historia, dixo Dn. Fernando: pues yo de terciar tengo también con algunos versos, suppuesto que ya está el paréntesis hecho. Respondieron todos que lo hiziesse, porque con eso les doblaría el gusto. Mas él cauteló primero que le dejassen el asunto libre, pues no estava obligado a corresponder con el propuesto, supuesto que aquel no era certamen poético, ni menos academia, sino vna suave plática y conversación compuesta de varias cossas que avían de deleytar aprovechando. Todos conffesaron ser assí y le dejaron el asunto libre porque sabían que siempre les refería versos propios suyos. Y él les dijo assí: hallándose vn peccador con la imaginación inquieta, estando delante de vn Chr[is]to con desseo de confessarse, dictó assí:
+ Con tus alas, alas ligeras, pensamiento279,
+ (si me pongo a pensar cossas divinas)
+ huyendo vas a tierras peregrinas
+ imitando en tu curso al presto viento.
+ Como cierbo a beber vengo sediento
+ a las fuentes que abrieron chr[is]talinas
+ furor, azotes, clavos, lanza, espinas.
+ Mientras bebo, detén tu movimiento.
+ Ay de mí, loco soy, pues que me pongo280
+ con vn loco a razones. Chr[is]to mío,
+ ata vn rato a tu cruz este furioso,
+ mientras vacio mi pecho y me dispongo
+ para que de mis culpas el vacío
+ llenen tus fuentes de licor precioso.
+Aclamado, pues, este soneto, le pidieron a Arsenio que prosiguiesse su historia y él lo hizo diciendo: algunos [años] duraron en mi memoria vivos los sentimientos de pérdida tan grave, en los quales no admití consuelo humano, y sólo solicitava los divinos. Mas, ¡o dolor!, que este dolor se fue resfriando y las memorias de la muerte. Tascando estuvo los frenos de la razón el cavallo desvocado de mi loca juventud, entretenido en la crianza de mi amada Clori, prenda que Delia me dejó en su muerte, bastante a281 darme mucho consuelo; pero quebrándolos del todo, dio a correr282 por el campo de los vicios sin reparo alguno (danle muy amplio para esta desvocada carrera los amigos y las riquezas). Fui gastando la hazienda pródigamente en convites, festines, juegos y cassas prohibidas, y como es ordinario encadenarse los vicios vnos con otrosXXV, tan larga cadena hize de ellos, que pienso que me conduxo su pesso al ltimo precipicio. Entre las cossas que mi anciano padre me dejó otorgadas por cláusula de última voluntad, la principal fue el remedio283 de vna casta doncella, sobrina suya que, aunque en hábito secular, se consagrava a Dios en la clausura de un monasterio, en compañía de vna tía mía, monja proffessa. Esta hazía muchas instancias de que cumpliesse la cláusula de testamento acerca del remedio de Casimira. Ocupado, ya en mis estudios, ya en mis divertimientos ordinarios, cassi nunca avía visitado a mi prima ni a mi tía. Fue forzosso el hazerlo aora, y apenas avía entrado en la rexa o locutorio y visto a mi prima, quando fui Ícaro284 abrasado de los rayos de sus ojos, porque era vn portento de hermosura, y quanto pudo tener Roselia y mi consorte diffunta y quantas naturaleza pródiga pudo erogar bellezas, pareze se avían epilogado285 en Casimira. Hizo demostración de todas sus gracias en todos géneros de instrumentos, con la voz más suave y clara que oý en toda mi vida, y supe y experimenté cómo después de286 todas sus naturales gracias, era dotada de claro entendimiento y tenía singular donayre en hazer versos. Muchos pudiera referiros suyos, mas porque sólo e de referir en mi narración los que fueren espirituales, los dexo y podrá ser que el contexto de ella ofresca algunos. Quedó mi pecho echo vn Etna o Mongibelo287 de fuego, tantos vomitaba ardores, tantos arrojaba incendios. No tardé mucho tiempo en manifestarlos, porque desde aquel día en vez de solicitador de su remedio, acudí muy puntual a las rexas y locutorios, teatros que suelen ser de necios o embobados, por no dezir bobos de todo punto, y para tener mejor occassión de ser frequente en aquellos puestos, le llebé a mi tía a mi querida Clori, que apenas cumplía un lustro, para que en su compañía se criasse. Tube occassión de manifestar a Casimira mis desvelos y comunicar a mi tía cómo la quería por esposa; mas mostróse un mármol a mis quejas, un bronze a mis suspiros; no pudo labrar la continuación de franquezas288 presentes, regalos, assistencias en su pecho, ni aun lo que la gota con la continuación haze en la piedra. Ni persuasiones de deudos, amigos y parientes la pudieron inclinar a que me fauoreziesse. Di en escudriñar su vida, en espiar sus acciones y, en fin, vine a rastrear que estaba prometida dueño289 a un mozo, cavallero de lucidas prendas, y que recíprocamente se amaban. Si yo fuera cuerdo, si yo tubiera entendimiento, gozara290 de occassión tan sazonada para el remedio de mi prima, pero fue al contrario: que considerándome despreciado, ardía en furiosos zelos, y di primero en maquinar la muerte a mi opositor; después, por dársela maior en otra travesura que fui ciego disponiendo. Pusse luego a censo291 ocho mil ducados para la dote de Clori, y de los rréditos para su sustento hize dueño a mi tía, entregándole desde luego papeles y escrituras. Y con occassión que en las Yndias le debían a mi padre beynte mil, y estaban ya flota y galeones dispuestos y sobre las áncoras para salir a aquellas costas, dispusse mi viaje, cossa en que no pequeño gusto daba a mi prima, que, en fin, como amante de otro dueño, me aborrecía y no desseava cossa más que mi ausencia para su libre entrega. Dispusse mi hazienda, empleándola en tafetanes292 y sedas; recogí mis joyas y despaché caxones, baúles y ropa a mi correspondiente en Cádiz, pidiéndole me lo tubiesse todo enbarcado en vna cámara de popa de la mejor nao de flota que hubiesse en el puerto, y fletada la embarcación para quando yo llegasse. Incité a este viaje a un primo mío y a otros amigos, que fácilmente, haziéndoles yo la costa293, se dispusieron a acompañarme. Comuniquéles el intento, que era de robar a Casimira y conducirla violenta a las américas costas, para que allí, con tantas leguas de distancia de su dueño, le obligasse la necessidad a hazer lo que no avía podido inclinarla mi amor y mis servicios. Fue fácil la empressa, facilitándomela vna criada de mi prima, bien coechada294, que aguardándonos por la parte interior de donde escalamos el convento, nos guió con brevedad a su celda. Tenía prevenido un coche con seys famossas mulas, para que corriessen postas295, bien pagado el cochero. Y assí en los horrores de vna noche, bien prevenidos de pistolas y otras armas, teniendo a la puerta del convento puesto a punto el coche, entramos mi primo y yo y vn fiel criado en la clausura, y, con la guía prevenida, no erramos mucho en encontrar la celda de mi prima, que de ver tan repentina y inusitada vista, quedó como muerta. Aprovechámonos del desmayo, y ya estaba en mis brazos y la sacava por el claustro, quando sus vozes avían alborotado cassi todo aquel exército de inocentes corderas, que sólo se valían de las vozes para su resistencia; con su muchedumbre ya cassi nos impedían el passo, que para hazerle mandé a mi criado disparasse vna pistola sin munición, que para este punto iba dispuesta. Apenas vieron el fuego y oyeron el tronido, quando de temor se presumieron296 muertas, y quedando muchas de ellas desmayadas, pude salir sin estorbo. Entramos en el coche y al punto salimos de la ciudad y empezamos nuestro viaje a Cádiz a toda prissa. Como no fui conocido en el convento por la prevención de las mascarillas de terciopelo negro que llebábamos, aunque se supo en la ciudad el insulto, no fui seguido. Las lágrimas de Casimira eran irremediables, pero vbo de sesar en ellas, porque no tenía refugio ni consuelo humano. Luego, a la primer jornada, le hize mudar el vestido mugeril en hábito de varón, porque para el casso iba prevenido. Cortámosle las madejas de oro del hermosíssimo cabello, y, en fin, abrebiando en otros lanzes que passaron, que son superfluos y agenos de297 mi narración, le pusimos por nombre Ascanio, y llegamos a Cádiz tan a tiempo, que luego otro día298 nos enbarcamos, y flota y galeones se hizieron a la vela. Llamávase la nao en que ýbamos enbarcados la Pava, por su ligereza y gallardía. Y en su cámara de popa, muy bien adornada, aposentamos a Ascanio, bien débil y enfermo de las dezazones del camino y del mareo de la mar, pero el mucho regalo que mi correspondiente299 tubo preparado pudo ser de algún alivio. En otro quartel300 nos acomodamos yo y mi primo D. Lope, cuyo heroyco pecho adornaba la roja † [cruz] del gran Patrón Santiago. Llebábamos enbarcado en la nao todo lo más preciosso de nuestra hazienda, ya en empleo, ya en joyas, con lo qual nos prometíamos boluer de Indias muy aumentados, no considerando los inevitables riesgos de la mar y que teníamos offendido el cielo con la violencia y desacato cometido en el hurto de mi prima. Muchos días caminamos301 con prósperos vientos en conserva302 de los galeones, que como son naos de guerra, amparan sólo con su presencia las naos merchantas y de flota, y con sola ella destierran los enemigos piratas que infestan los mares. Ya, según el cómputo de nuestro piloto, estábamos en costas de Indias y en brebes días nos prometía el puerto; y assí para celebrar este regocijado día, largando el trinquete303 y vela de gavia304 con las bonetas305 y vn verde estandarte, que con rayos de oro difería una cruz roja, para que quando la Pava reconociesse el puerto, fuesse vista más gallarda. Soltó el piloto las flámulas306 y gallardetes307 y la empavesó toda de rojo, a imitación de toda la armada que iba como de gala. Rompía la Pava el salado cristal del inconstante elemento qual ave que con corvo pico peyna o rasga el viento. Mas, ¡o, inconstancia de la humana prosperidad! ¡O, voluble rueda308 de successos! Toda la rissa y alegría que llevábamos en brebe se nos convirtió en tristeza, porque el cielo se empezó a cubrir de fúnebres capuzes y a soplar Eolo con tan desatinada furia que parecía quería arrancar no sólo los árboles sino los más altos y firmes montes. Salteados309 de tan repentina tormenta, los marineros afferraron el paño310, calaron masteleos311 de popa, y no pudiendo acudir tan de presto al de proa, con un increíble estallido lo rindió, causando en nosotros notable tristesa por faltar cossa tan essencial para la navegación y prosecusión del viaje. Bramava el ayre, y el agua, dél impelida, formaba riscos salitrados312 de nevada espuma, subiendo la nao por momentos hasta el cielo y bajándola a vezes al profundo, besando con los penoles313 las olas, negras o bien cárdenas con la resaca de menuda arena, que si bien con el horror de la obscuridad no podían ser vistas sino quando, con ruido immenso heridas, arrojavan en alto, azotada y como hecha llamas, el agua a modo de centellas, despeñando procelas314 tormentosas en el pequeño vaso315 con repetidos silvos. Todos los elementos pareze se conjuraron para este conflito (que ay peccados que mueben a su castigo aun la insensibilidad). A escupir rayos enpezó el cielo, de los quales vno entendimos fuesse nuestro
ltimo fin, porque vajando por la popa de la nao, le derribó e hizo menuda ceniza el timón, con que quedó la nave sin govierno, esperando nosotros por momentos tener sepulcro en las aguas. Cobardes bríos los de la maldad; débiles alientos, los de la culpa; ni aquellos dejaron de teñirse siempre en el desmayo, ni estos supieron alguna vez huirse de el rezelo. No ay índice que más seguramente manifieste la malicia que los temores serviles de vna mala conciencia, pues todo lo que trazó, ya ardidoso316 y ya desenfrenado el apetito, lo publica offuscado en las mismas desórdenes317 el miedo. Por efecto primero de su delito reconocieron nuestros primeros padres la erubescencia318 y el empacho. Apenas se miran con la culpa quando temerosos se retiran y, sobresaltados, aun de sí mismos se rezelan. Ni aun para pedir misericordia le queda aliento al que le tubo prompto319 para offender. No pareze que halla camino a la satisfacción, quien le buscó cuydadoso para la offenssa. Y siendo verdad que muchos peccan a la sombra dilatada de la confianza, pocos hallan la luz que los dirija su esperança azia el seguro puerto de la enmienda; mas puestos nosotros en conflito tan lastimoso, todo era hazer votos, multiplicar promessas y pedir perdones, proponiendo firmes enmiendas. Tres días duró la borrasca en los quales apenas hubo quien gustasse vocado, enbueltos todos en lágrimas y llantos.
+Aora entiendo —respondió Dn. Fernando, que hasta aquí mudo le avía escuchado— la causa por que el gran philósopho Anacarsis320, preguntando quánto grossor tenían las tablas de vn navío y siéndole respondido que tres dedos, dixo: essos distan de la muerte los que navegan. Aún son mayores los peligros que restan por contarte —dixo Arsenio—; mayores, las zozobras, penalidades y trabajos. Vagueando321 estubo el frágil leño, ya por muchas partes de las rezias olas abierto, hasta que calmó el viento y se serenó la mar, y enpezamos a revibir del passado peligro. El resto de la armada, por el mar dividida, pudo proseguir su viaje. Y como la desgraciada Pava tenía no sólo quebradas las alas sino molidos los huessos, no pudo, como de antes322, bolar por la mar; antes vbo de quedar sola y sin abrigo, porque apenas en dos días pudimos reforzarla y con mil trazas hazerle timón para que prosiguiesse en su viaje. El cuydado de la vida, ya en algo assegurado, permitió algún descanso, y en él mi querido primo Dn. Lope de Ávalos, praésago323 ya de su muerte, que estava sercana, se recogió a su camarote y solo estubo algunas horas retirado. Entrando yo a verle, le hallé escriviendo y vi que el rétulo324 de lo que escrivía dezía assí: Canción de vn peccador ya convertido a Dios. Pidióme le dexasse solo, y yo bolví de allí [a] algunas horas a pedirle también me leyesse lo que avía escrito y a que me declarasse la tristeza que vía en su rostro; y, en fin, declarándome los impulsos que tenía interiores y el grande sentimiento que tenía en su corazón de las offensas perpetradas contra Dios, me leyó los versos que avía compuesto, dictando assí:
+ Dexa ya, Musa, el amoroso canto325,
+ que todo es vanidad, todo es locura;
+ todo passa qual sombra en un momento.
+ Suelta la vena al copioso llanto,
+ muestra en ella el dolor y la amargura
+ a que te llama el arrepentimiento.
+[…]
+Algunos buelcos me dio el corazón de aver leýdo estos versos, pero atribuyéndolos a que eran originados de la passada tempestad y conflito grande con la muerte, se los llevé a Ascanio326, el qual apenas recobrado de tantos males, descolorido y flaco y apretado de vnos fuertes dolores de cabeza y mal de ojos, causado quizás, y sin quizás, de327 los accidentes de aquel fiero torvellino y tempestad, y como en la materia tenía tan sublime voto, se alegró mucho con ellos, y dijo que le truxesse recaudo de escrivir, que también quería conponer algunos para cumplir un voto que tenía hecho a la Virgen S[antís]s[ima] N[uestr]a S[eñor]a.
+[…]
+Cubierto de vergüenza y lágrimas me dio Ascanio esta canción para que la leyesse, y pudo conmigo tanto su letura, que me hirió Nuestro Señor de manera el corazón con ella, que me deshize en lágrimas y conocí mis errores, haciendo firmes propósitos de enmienda y desseando soldar los daños que avía echo, en la mejor forma y modo que pudiesse.
+En la mayor resistencia se conoze la mayor actividad, pues siendo mi corazón vn diamante duro, vn risco inflexible, vn peñasco que con el agua que avía de ablandarse, se continúa y se crece, barro que con el fuego se endureze, cera que con el yelo se resiste, el rayo de la luz divina embiado por estas razones me resolvió328 todo en lágrimas, me deshizo en suspiro. ¡O, misericordia divina de Dios! A David en el adulterio con Bersabé le llamasteys por Natham, vuestro Profeta; a la Madalena, en el yerro; a Saulo, en la persecusión; a Matheo, en el thelonio329; a Pedro, en la negación; al ladrón, en el suplicio; al soldado, en la ceguedad; a Thomás, en la duda; y a mí, en medio de mi obstinación, me heristeys, me alumbrastes y con sólo el temor de oír invocar a vuestra Santíssima Madre me atemorizastes y me convertistes. ¡O, Padre de misericordias! No más culpas; no más peccados; no más yerros. Lo que no pudo la fiera tempestad, el riesgo casi inevitable de la muerte, pudieron estos versos de Ascanio tam bien sentidos. Desde entonzes, pues, le empezé a mirar y venerar no como a mi prima, sino como a mi hermana, y con vn decoro y respeto, que no osé proponer más mis desseos, que aunque eran ordenados a fin honesto de casamiento, aun estos sesaron desde este punto. Ponderaron los oyentes assí este sucesso como el ingenio del que avía echo la canción, que son las palabras y conceptos bien ordenados, pinzeles con que descubre el entendimiento su valentía. Arsenio fue acortándoles la plática a los jóvenes, y assí dijo: también os quiero referir otro soneto suyo, hecho en esta misma occassión, porque pretendo con él dar buen dejo330 a esta Mansión, y dar vna brebe pausa a mis trabajos, porque lo que me resta de relatar es el no[n] plus ultra331 de ellos, y no quiero, supuesto que avéys determinado acompañarme estos quatro días y hazer en esta cueba penitencia, pribándoos de vuestros regalos, cansaros por oy con más de lo que tengo dicho, sino dar lugar a que os divirtáys vn rato por el campo. El soneto, pues, de Ascanio o Casimira es el siguiente, con que tendrá fin esta Mansión.
+ ¿A dónde, loca, sin tu luz vivía?
+ ¿A dónde, ciega, errante, caminava?
+ Que nunca mis locuras, ciega, hallava,
+ mis ceguedades nunca, loca, vía.
+ ¿A dónde me llevaba mi porfía?
+ ¿A dónde el desatino me llevava?
+ Que si en seguirlos más, más los ganava,
+ en ganarlos yo más, más me perdía.
+ ¿A dónde huýa de tu amor? ¿A dónde
+ me ausentaba de ti, dulce hermosura?
+ ¿Qué buscaba sin ti, mi amor divino?
+ Mas, ¡ay!, que tu poder jamás se esconde,
+ pues vi mi ceguedad en mi locura,
+ y en mi porfía hallé mi desatino.
+Aunque podía bastar de332 versos, dixo Antonio, si Arsenio me permite que yo diga vnos que me an ocurrido a la memoria, prolongaremos más este rato de tanto gusto y ellos vendrán a ser la contera333 de oro desta ses sión que emos tenido. Son al triunfo de la Santa Judic334 y en estilo moderno, que sé que os a de agradar. Arsenio respondió que por él no quedase, pues antes venía a ser el más interessado, y los demás le animaron, con que Antonio con muy linda gracia empezó a dezir este famoso335
+[…]
+Tan bien supo referir Antonio este célebre romanze en que tan al vivo está figurada la historia de Judith, que cassi hizo presente el casso a aquellos jóvenes y a Arsenio que, resueltos336 en parabienes, le cantaron los vítores y el triunfo de los versos, y le estimaron en gran manera el agasajo y adulación que les avía echo en referírselo, pidiéndole cada qual para copiarle y diciendo que con justa razón avía dicho que avía de echar la contera337 de oro a la Mansión con él; y assí fue que la concluyeron, no hablando en otra cossa que en los elogios bien merecidos de su autor, y en tanto que ellos assí discurren, puedes tú, o letor, descansar hasta que la Mansión siguiente, con el estímulo de tales curiosidades, te aliente a oýrlos y seguirlos hasta el fin para tu deleyte y para tu aprovechamiento.
+Desmintiendo iba ya amables resplandores de la mitad del día el luminoso dispensador de las claridades, templando rayos y apresurando el curso para transformar sus luzes en sonbras horrorosas de formidable noche, quando, valiéndose Arsenio de su cayado, sacó a estos quatro jóvenes al campo, o monte por mejor dezir, y guió en busca de un apacible sitio, para passar lo restante de la tarde. No fatigaron338 mucho aquella soledad sin hallarle, porque estaba adornada toda de vmbrosas arboledas y naranjos olorosos. Aviendo, pues, visto vna risueña fuente y sentándose todos a su orilla, pidió licencia Antonio para saludarla y lo hizo con esta admirable epigrama339:
+[…]
+Causó a todos notable gusto el oír este soneto y el antecedente, y quisieran oír algo al ve[ne]rable Arsenio, que, como si vbiesse rejuvenecido, estaba gustando de las pláticas de aquellos mancebos, y, en fin, conociendo su desseo, les dixo: diversas vezes que he venido a esta fuente, he contemplado muchas cossas y, entre ellas, la sed de Christo Nuestro Redemptor, quando cansado y fatigado del camino, llegó al pozo donde sacaba agua la Samaritana, que no la daba tan fácil como esta cristalina fuente. Y assí a este intento diré mi concepto, pues mostráys gusto en oýrme, y luego dictó assí:
+ A vna muger y a Christo, sed ardienteXXVII,
+ si bien contraria, a un pozo los destina:
+ cansado Christo al pozo se reclina
+ y ella más sed con su presencia siente.
+ Háblala Christo y, de su sed clemente,
+ en sed de amor amante la examina,
+ y ella, enseñada de la sed divina,
+ de sed se muere en la misma fuente.
+ Sedientos se contemplan y piadosos,
+ y para alivio de su incendio santo,
+ ambos se piden agua de efficacia.
+ Hállanla al fin los dos, pues, amorosos.
+ Ella le ofreze un golfo de su llanto
+ y él vn mar le concede de su gracia.
+Aplaudieron todos el pensamiento y Antonio no se contentó con oírle, que era en extremo curioso, sino que sacó su recaudo de escribir, y metiéndose por entre la arboleda, truxo un tronco del árbol drago, que en occassión semejante les avía ministrado tinta y, picándole, sacó el humor necessario, y hizo instancia a Arsenio que se lo dictasse y, en fin, lo escrivió y guardó, como avía hecho [con] todos los demás versos que se avían hecho aquellos días, porque Don Pedro se lo avía encargado; que ya iba texiendo en su mente esta relación que de successos tan entretenidos y dignos de memoria se va haziendo. Todos esperavan ya a D. Andrés que dixesse algo, porque le avían visto pensatibo, y en fin dixo: yo no he puesto los ojos de la mente en la fuente, pues no es libre el discurrir sino en esta soledad, y assí va mi epigramma porque no quede inferior y se llene el número. Y assí dictó a la soledad este soneto:
+ Centro del alma, soledad divina,
+ vivo retrato de la paz eterna,
+ adonde el armonía340 que se alterna,
+ con silencio continuo se combina.
+ Farol del que a la luz de Dios camina,
+ puerto feliz del que en el gusto invierna,
+ retórico silencio que govierna
+ y mudo desengaño que encamina.
+ Eres, o soledad, al que te a hallado
+ lo que el centro después de lo violento,
+ lo que el puerto después de naufragado,
+ lo que tras de la red al ave el viento,
+ lo que es tras de la culpa el buen estado,
+ lo que la gloria al fin, tras el tormento.
+Mucho gusto causó a Arsenio este soneto y assí pidió a Antonio que se lo escriviesse en pago del que llebaba suyo. Hiziéronlo assí y discurriendo de unas pláticas en otras vinieron a tratar de aquel admirable quaderno que D. Andrés halló en la cueba y de aquellas meditaciones ponderosas de la muerte. No son solas, dixo Arsenio, y echando la mano al seno, sacó otro cartapacio y dixo: aún restan las del juicio y del infierno que tanbién tengo aquí escritas, y buscava occassión en que leerlas, sino que por no seros molesto hasta aora avía callado. Nuevo gusto mostraron en oýrlo, y como quienes tanto bueno avían visto en el primero, le pidieron que no los pribasse de tanto bien. Antes, dixo Arsenio, es esta la cossa que más desseaba, y vno de los fines que he tenido en deteneros y en iros pausando341 mi historia, porque jusgo que aviéndola sabido, siendo para vosotros inútil esta habitación, es fuerza la desamparéys. Y, assí, pues la benigna tarde y el sitio apacible pareze nos combida, lea Dn. Fernando lo que durare la luz del sol, que lo restante se quedará para otro día. Y aviendo recebido342 Dn. Fernando el cartapacio de su mano, con mucho gusto se assentaron todos a la verde orilla de la fuente y, después de auer ojeado D. Fernando el cartapacio, dixo: No oluidemos los desengaños que este otro día sacamos concebidos a las sombras de la muerte, que son las mejores luzes para el acierto de la voluntad. Esfuérzesse el alma al desengaño con más valientes motivos considerándosse vezina ya a la eternidad de la pena y a la pérdida irremediable de la gloria, al juicio riguroso de Dios, y examine el entendimiento estos discursos. Y, luego, inmediatamente, leyó lo siguiente:
+Quiero también ver, de espacio y a mi modo de entender, lo del alma, que es lo que más haze al casso (que al cuerpo, después de muerto, que le coman gusanos, ¿qué importa?). Vamos, alma mía, a dar cuenta a Dios cuya justicia es infinita; a Dios, que todo lo sabe y cuyos juicios son muy differentes de los de los hombres; a Dios, que jusga según verdad, y no según lo que por de fuera pareze. ¡Ay, Dios!, ¿cómo a de ser esta cuenta? ¿Cómo e de salir de ella? De ella pende la eternidad sin fin. Oy sabrás, alma mía, si as de tener eternidad de cielo, o eternidad de infierno. Y ¿qué será de mí, si me alcanzan de quenta?343 Mas, ¡ay!, ¿qué cuenta tengo, y cómo passan las cossas en el juicio de Dios? ¿Quién me lo dirá? Quiero hazer cuenta que me encuentro con algunos que an passado por la tela344 deste juicio, que en ellos veré cómo passan allá las cossas. En esto haré quenta que veo un gran resplandor y vna multitud de ángeles hermosíssimos, y entre ellos un alma de un pobrezito, desechado en el mundo, olvidado de los hombres, que lleba una corona hermosíssima, y que se oye una dulcíssima música de los que van por ella, y lo que cantan es: ya se passó el imbierno lleno de llubias, de trabajos, y se a llegado, alma, para tí la primavera eternaXXVIII. Alégrate, alma fiel, y entra en el gozo de tu Señor345. ¡O, suerte dichosíssima! ¡O, bien empleados trabajo! ¡O, lo que diera yo por tu suerte, y qué poco me pareciera, a trueque de tenerla, aver sido el más mínimo cozinero y fregadero en una religión, y aver padecido los mayores trabajos que se an padecido en el mundo y hecho todas las penitencias que se hazen en todas las religiones juntas! ¡O, qué poco me pareziera el auer dexado al padre y a la madre, los hermanos, los parientes, la hazienda, la honrra y a mí mesmo a trueque de alcanzar tanto bien!346
+[…]
+Aquí se concluyó el cartapacio de Arsenio con general gusto y aplauso de todos, y él les explicó cómo esta canción estaba dirigida al Illustríssimo Arzobispo Dn. Pedro de Castro y Quiñones347, en cuyo tiempo se descubrieron las reliquias de aquellos santos y los libros de plomo que ella refería, y otros, y les dio noticias individuales de toda aquella historia, que aquí fuera superfluo el contarla. Estimáronle348 a Arsenio el agasajo de averles enseñado aquel quaderno y para dar feliz fin a la Mansión, porque ya iba escaseando la luz del sol, muy aprissa executaron349 a Antonio que cumpliesse lo que les avía prometido, refiriendo los versos que tenía preparados en honor de todos los Santos, que bien se prometían que serían como de su acertada elección. Él les advirtió que attendiesen su contextura, porque la fábrica350 de ellos era nueba y ingeniosa, y refirió assí:
+ ¿Quién dio a los Santos el ser?
+ No ser.
+ ¿Y quién les dio tal riqueza?
+ Pobreza.
+ ¿Y quién causó su contento?
+ Tormento.
+ Pues echando tal cimiento,
+ seguro está el edifficio
+ pues le sustenta en su quicio
+ no ser, pobreza y tormento.
+ ¿Y origen desto quién fue?
+ La fe.
+ ¿Y quién ayudó a su olganza?
+ Esperanza.
+ ¿Quién les dio immortalidad?
+ Charidad.
+ De esse modo ni la edad
+ ni el mundo podrá quitarles
+ el bien que pudieron darles
+ Fe, Esperanza y Charidad.
+ ¿Quién les dio tan alto precio?
+ Desprecio.
+ ¿Y los libró de el dolor?
+ Temor.
+ ¿Y del eterno quebranto?
+ El llanto.
+ De esse modo no me espanto
+ gozen de Dios y de el Çielo
+ pues escogieron del suelo
+ desprecio, temor y llanto.
+ ¿Quién les dio tal excellencia?
+ Paciencia.
+ ¿Y mostró de Dios la faz?
+ La paz.
+ ¿Y quién les dio eternos gustos?
+ Disgustos.
+ Gozen de ellos, pues, los justos
+ que al buen Jesús imitaron
+ y por su amor abrazaron
+ paciencia, paz y disgustos.
+ ¿Quién les dio tal dignidad?
+ Indignidad.
+ ¿Y subió a tal perfección?
+ Resignación.
+ ¿Quién les pagó tal privanza?
+ Confianza.
+ Pues tales bienes alcanza
+ la voluntaria humildad,
+ abrazen la indignidad,
+ resignación, confianza.
+ ¿Quién con Dios les dio vnión?
+ Oración.
+ ¿Por quién transformados ban?
+ Por su pan.
+ ¿Y quién les da tanta gloria?
+ La vitoria.
+ Tenga, pues, en la memoria
+ quien los quisiere imitar
+ con instancia frequentar
+ oración, pan y vitoria.
+Justamente esta vez más que nunca mereció Antonio el aplauso que todos le dieron, y assí se concluyó esta Mansión, entrándose con Arsenio en su cueba a tener oración. Y mientras se ocupan en ella, es justo que también descanses hasta que la curiosidad te llame a la siguiente.
+Hora y media larga gastaron en oración el venerable Arsenio y devotos mancebos, que ya en todo le imitaban, y luego golpeó Arsenio el pedernal y a sus centellas prendió la lumbre avivando el salitrado elemento la que escasa concedía la yesca. Encendieron vna vela; diéronse el acostumbrado parabién, y aviendo tomado vna moderada cena, o por mejor dezir, religiosa collación351, enpezaron a conversar en dulces pláticas, y Antonio y Dn. Pedro, picados de la curiosidad, quisieran que prosiguiesse Arsenio en lo restante de su historia; mas replicó Don Fernando que, estando tan frescas y recientes las memorias del juicio, se leyessen las meditaciones del ynfierno, primero, y, luego, escucharían a Arsenio. Convino el venerable anciano en este parezer, y assí bolvió a entregar el quaderno a D. Fernando, porque él avía cuydado de guardarle, quando aquella tarde le dio el desmayo. Esforzando, pues, el aliento y escuchando todos atentamente, comenzó a leer las Meditaciones, y dixo assí:
+Enbisten luego en mí muchas legiones de demonios, arrebátanme con gran furia, átanme con cadenas de fuego, que me cubren todo (que por esto también dezimos que se considera a nuestro modo de entender) y comiénzanme a llevar por suyo. ¡O, qué angustia sentiría mi corazón! ¡Ay de mí! ¡Ay de mí! ¿Si terné352 algún remedio para librarme de mis enemigos? Híncome de inojos y acudo a los ángeles y santos, puestas las manos y con lágrimas en los ojos, y en particular acudo al ángel de mi guarda y a los santos con quien353 he tenido particular devoción. Ayudadme, ángeles y santos gloriosos. Sedme abogados e intercessores, que me llevan mis enemigos. Favorezedme por un solo Dios. Dízenme que ya no ay lugar, y en particular el ángel de mi guarda me dize: Este castigo tienes bien merecido, pues no me quisiste oír; yo andava en tu compañía y te ponía delante esta cuenta, y no hazías casso de mí; yo te rogava con la paz y no la quisiste. Pues ya no la ternás para siempre; no será jamás oýda tu petición y desseo. Desiderium peccatorum peribit354. ¡O, qué dolor me causarán estas palabras! Irme quiero a mi Señora la Virgen María. ¡Madre de Dios, madre de misericordia, madre de piedad y madre mía, pues soys madre de peccadores, sedme madre y libradme de mis enemigos! ¡Vsad conmigo de vuestra acostumbrada clemencia! Oygo que me dize que ya para mí no ay remedio y que no a de hazer conmigo officio de madre. ¡O, desdichado de mí! ¡O, qué madre he perdido, y para siempre jamás! Quando no hubiera otro mal en el pecar, ¿este no era vastante para apartarme de todo peccado? ¿Quién se dolerá de mí si mi madre me dexa y desampara? ¡Ay, Dios, que yo me lo he merecido, pues no me aproveché de su amor más que de madre, quando tenía tiempo! ¡O, quién pudiera hartarse de llorar!
+[…]
+Calló con esto D. Fernando, porque estaba tan lleno de pavor que no podía proseguir, y por parezerle que no avía más que considerar. Sus compañeros para hablarle tenían brutas355 como diamantes las vozes, derretidos como cera (o desatados en agua) los corazones. Sólo Arsenio, más animoso, dixo: Por mucho que se estienda la consideración del hombre, son las penas del ynfierno tan excesivas, que es imposible imaginar cossa que les iguale ni tenga comparación con ellas: porque assí como de la gloria de los bienaventurados dixo San Pablo que ni ojos vieron ni oýdos oyeron ni corazón humano acertó a dessear tan gran bienXXIX, assí mismo se a de entender de las penas del ynfierno, que nunca consideración humana acertó a imaginar tan atrozes tormentos. Esto consta ser assí por el testimonio de muchas personas a las quales, en revelación o visión imaginaria, mostró Nuestro Señor aquellas penas, no como ellas son, sino con especies356 o formas proporcionadas a nuestros sentidos, por el modo que su Divina Magestad fue servido darlas a percebir y entender.
+Aquel extático Dotor que tanto con sus escritos ha illustrado la Iglesia de Dios, el muy venerable Pe. D. Dyonisio Rikel, CartuxanoXXX, refiere de vn muerto que aviendo resuscitado por las oraciones del gloriosíssimo Padre San Gerónimo, testificó aver visto las penas del ynfierno y las del purgatorio, y affirmó ser tan excesivas a lo que por acá se puede imaginar, que si se juntassen en vno todas las penas y tormentos que han padecido los hombres desde el principio del mundo, todas assí juntas se podían tomar por recreasión, en comparación de la menor pena del ynfierno, y que qualquiera de los hombres tomaría de buena gana padezer todas estas penas juntas hasta el día del juicio por no padezer sólo un día la menor pena del ynfierno. Y por esso andava este hombre resuscitado llorando siempre amarguíssimamente, viendo que los hombres que por sus peccados avían merecido aquellas penas, tuviessen tan poco cuydado de librarse de ellas.
+De otro siervo de Dios se escrive que estaba en éxtasis arrobado tres horas, y preguntado después lo que avía visto, dixo que avía estado viendo las penas del ynfierno y que era imposible poderlas declarar por ninguna semejanza cómo eran; sólo podía dezir que de sólo verlas en vissión imaginaria avía sido tanta su congoja y la aflicción de su alma que le parecía muy cierto aver estado allí ciento y sinquenta años. Pues, ¿qué sentirán los desdichados que las padezen tan de assiento y las an de padecer por eternidad de eternidades? Los testimonios de Dios son muy creíbles, dize David357, y de la manera que son incomprehensibles las cossas que tiene la Fe Cathólica, assí Dios omnipotente ha mostrado su verdad por evidentíssimas señales. Ni es verdadero lo que los malos dizen: que no se a conocido quién aya buelto del ynfierno, porque son muchos y cassi inumerables los que en la ley evangélica an resuscitado de los muertos, que por admirable disposisión divina an testificado con palabras y obras aver visto y aun aver sufrido por algún tiempo las penas del purgatorio o del ynfierno.
+No quiero traeros, por exemplo, lo del Purgatorio de Sn. Patricio, pues es disputable si lo vbo o no; ni quiero contaros lo del monje de Inglaterra que estubo arrebatado en espíritu desde el juebes hasta el sábado santo (que cuenta el muy Venerable Pedro Abad Cluniacense) y vido358 los tormentos del ynfierno. Ni menos quiero contaros la visión de Tondalo que estubo quatro días como muerto y vio también estas penas; lo que os quiero contar es un sucesso prodigioso de un honbre, que a lo que se dexa entender, entró vivo en el infierno y estuvo en él treynta y seys días y bolvió a esta vida y vivió después más de dos años. El modo como pudo esto serXXXIy viuir todos estos días sin sustento corporal, o si fue esto real y verdadero, o imaginario, y cómo pudo ver las almas y los demonios siendo espíritus puros, no quiero disputarlo, que quien quisiere puede leer al extático Dr. D. Dionisio en su libro que arriba cité y quedará bien satisfecho. Sólo sé que a Dios nada le es imposible y pudo por sus secretos juicios permitir esto. El successo, pues, os contaré, si gustáys, dexando el acabar mi historia para mañana en la tarde. Todos concordes le suplicaron les contasse aquel prodigioso successo que ya los avía puesto en cuydado; y él, viendo su attención, dixo assí:
+EstandoXXXII Pedro Porter, labrador natural de la Villa de Tordera, del Viscondado de Bas y Osona, muy descuydado en su cassa con su muger y familia, por orden de la justicia de Hostálrich359, cabeza del dicho viscondado, fueronXXXIII vnos alguaciles y ministros de justicia a executarle por vna deuda que algunos años antes avía pagado. Llebaban la escritura firmada de su nonbre, y como no avía de ella cancellación360 ni recibo, le hizieron costas y enbargaron todos sus bienes, no obstante que él affirmava con grandes juramentos que aquella deuda por que le executavan la tenía ya pagada, y era assí verdad. Y la cancellación de la escritura no parecía en los registros del Notario ante quien la hizo, que era ya muerto, y assí no tenía camino por donde deffenderse. Los ministros le tomaron todos sus bienes por inventario con todas sus heredades y tierras y le dieron término de dies días para los bienes muebles, y treynta para los bienes raýzes. Lo primero que hizieron los executores fue sacar prendas para sus gastos y salarios, que en esto suelen poner más vigilancia que en otra cossa. Y quisieron por más seguridad ponerlo en la cárcel. Mas el buen hombre les suplicó delante de muchas personas a quien361 interpusso por rogadores, que no lo prendiessen ni sacasen prendas ni ropa de su cassa sino que estubiessen en ella hasta que él bolviesse del lugar de Cruanias, donde iba a cobrar alguna cantidad de dinero, que le devían algunas personas particulares, y que sin falta ninguna bolbería el día siguiente, que era el día de San Bartolomé Apóstol, y les pagaría los salarios debidos por aquella injusta execusión que le avían enecho362. Los officiales y ministros de justicia, viendo la buena voluntad de Pedro Porter, y teniendo lástima y compadeciéndose dél, a ruego de algunas personas honrradas, se detubieron aquel día, otorgando su petición que fuesse a Cruanias a buscar con qué pagarles sus salarios.
+Púsose luego el buen labrador en camino para este lugar, y yendo muy triste y pensativo, encontró con vn mancebo muy bien vestido que iba a cavallo y llebaba demás desto otro de bazío363. Y al punto que se encontraron, el mancebo saludó a Pedro Porter, preguntándole de dónde era y a dónde iba. Pero iba Pedro tan pensativo y tan triste por su execusión que no le respondió a nada de lo que le preguntó. Antes bien, passaba adelante en su camino. Bolbió otra vez el mancebo a preguntarle que le dixesse qué tenía y a dónde iba; que si él le podía servir y ayudar en alguna cossa, lo haría, y assí que no dudasse de contar sus trabajos y no reparasse en cossa alguna. Oyendo esto, Pedro Porter respondió diziendo: que para qué quería saber sus trabajos, que eran muy grandes y tantos que sólo Dios del cielo los podía remediar y no él, pues el mismo Dios es el que sabe la verdad de todas las cossas. Díxole entonzes el manzebo que no se espantasse, que muchas vezes embiaba Dios trabajos y succesos adversos a los hombres para probarlos, y muchas vezes las personas afligidas quando piensan que están sin remedio y desamparadas de su divino favor, entonzes las remedia y favoreze por medio de otras personas sacándolas del trabajo en que se hallan, y quantas horas, tantos remedios. Oyendo Pedro estas palabras, miróle al rostro y díxole: cavallero, muy moço soys para dar remedio a mis males y para darme consejo en los trabajos que padesco. ¿Por ventura no sabéys que los consejos, para acertar, se han de tomar de los hombres viejos, sabios y experimentados en trabajos y prosperidad y que ayan visto, oýdo y traxinado el mundo y que sepan qué cossa es bien y mal? Vos soys muy moço y no concurren en vos ningunas de las dichas calidades. A esto respondió el mancebo: todo lo que avéys dicho tengo y aún mucho más, y no pienso ay en el mundo quien se me adelante y lleve ventaja en lo que me avéys dicho.
+Yendo pues assí hablando y conversando, entraron en vn camino que yva hazia el lugar de Cruanias, y díxole el manzebo vna y muchas vezes a Pedro que diesse vado364 a sus imaginaciones y pensamientos, y que adónde yva. A esto respondió, como ya enfadado, que iba al lugar de Cruanias. Díxole el mancebo que él también caminaba al mismo lugar a buscar un hombre, y que ya que iban en compañía, que subiesse en aquel cavallo que iba de vazío y no se cansaría tanto, y que no tomasse pesadumbre, que si le pudiesse ayudar en alguna cossa, que se lo dixesse, que él lo haría; y de nuebo le bolvió a dezir le contasse sus trabajos y tristezas. Miróle otra vez Pedro Porter, y pareze que se alteró en alguna manera, y caminando le dixo: no quiero subir a cavallo, pero ya que vays a Cruanias y me dezís que me daréys algún consejo y remedio a mis trabajos, yo os los contaré. Y santiguóse diziendo: en nombre de Dios que es principio de todas las cossas, sabréys cómo yo me llamo Pedro Porter y soy natural de la villa de Tordera que avéys visto poco ha, y soy hijo de Juan Porter, labrador. Algunos años ha que avía mucha esterilidad y carestía y le fue forzosso a mi padre y a mí comprar trigo, para lo qual pedimos dineros prestados y con ellos compramos trigo, y el mismo que nos lo vendió nos prestó los dineros, de lo qual le hizimos vna escritura en que mi padre y yo nos obligamos a pagarle hipotecando a aquesta deuda todos nuestros bienes y heredades avidas y por aver, con escritura de tercio365, obligación de personas, y que dentro de cierto tiempo pagaríamos la dicha cantidad. Pagóla mi padre antes de morir y le cancellaron el dicho auto de obligación y hanse passado más de veynte años; y estando yo muy descuydado, oy, en este día presente, han venido los officiales y ministros de justicia de Hostálrich, y están en mi cassa, y en virtud del auto de obligación me an inventariado y confiscado mi hazienda y bienes, y aun me querían echar en la cárcel, y sacarme la ropa de cassa y venderla para pagarse de las costas366 y salarios. Roguéles mucho me dexassen venir a Cruanias donde me deven algunos pocos dineros, y que para mañana les pagaría sus costas, y con esto ellos quedan en mi cassa y me han dado libertad con juramento, caución y fianzas que para todo el día de mañana he de bolver y llevarles dineros. Y esta es la caussa de mi tristeza y estas son las melancolías y mis trabajos, los quales me tienen desatinado y fuera de juicio; que quando pienso en ellos no sé qué me hago, viendo que me executan y afrentan por deuda ya pagada por mucho tiempo ha. Meted la mano en el pecho y pensad qué diría qualquiera hombre a quien semejante cossa sucediesse. Con esto os he referido mis trabajos. Veamos aora qué consejo me days en semejante necessidad.
+Mientras estavan en esta plática y conversación el dicho Pedro Porter yva siempre a pie y el mancebo le dezía que subiesse en el otro cavallo que iba de vazío, y no se cansaría más. Aunque el cavallo se parava y como que le combidava a que subiesse en él, todavía Pedro con su pesar no quiso subir. El mancebo le dixo que muy bien avía entendido todo lo que le avía dicho y que no tubiesse pena, que él le sacaría deste trabajo y que no dudasse en ello. Y prosiguiendo adelante le dixo: pues me avéys contado vuestros trabajos, y yo os he prometido sacaros de ellos, quiero saber de vos cómo se llama el notario que hizo el auto de cancellación quando pagast[e]is la sobredicha cantidad. Respondió Pedro que el escrivano se llamaba Gelmán Bossón, notario de Tordera y Hostálrich. Dixo el mancebo que fuesse allá y le sacasse la carta de pago y cancellación. A esto respondió Pedro Porter: si el notario viviera, ya yo hubiera echo essa diligencia, pero a muchos años367 que es muerto, y aunque se an mirado con gran cuydado sus escrituras, no se ha hallado entre ellas esta carta de pago, y añidió368 que si no le dava otro remedio, que sabía muy poco.
+A esto respondió el mancebo con algún enfado: pues, ¿cómo, ya desconfiáys? Dígoos que os sacaré del trabajo en que estáys. Verdad es que tengo miedo que no me dezís la verdad, porque el dicho notario siempre hizo muy bien su officio, y si hubiera hecho essa carta de pago, la vbiera puesto a la margen de la escritura de obligación, y esso dezís aora después de él muerto, que si no lo fuera, no se atrevieran a dezir tal cossa dél. Oyendo esto, el buen labrador juró que todo lo que avía dicho era verdad, assí como lo es que para ir al cielo es menester primeramente ser christianos, y hemos de morir. Y que se holgara que el dicho notario estubiera allí presente, que se lo diría y mantendría, con que echaría de ver que tratava verdad en lo que avía dicho, de lo qual no tenía que pedirle perdón en esta vida ni en la otra, y que lo que le avía dicho passava al pie de la letra y era la pura verdad.
+En el tiempo que Pedro dezía estas cossas al mancebo que iba a cavallo, caminando juntos llegaron a la laguna que llaman el estanque de Sils, que toma el nombre de vn lugar que así es nombrado, el qual lugar y estanque están puestos en el camino que va de la villa o lugar de Tordera a Cruanias, que distan vno de otro quatro leguas. Estando, pues, cerca del dicho estanque, bolviendo a porfiar el mancebo a que subiesse a cavallo, dixo al manzebo: pues dezís que vays a Cruanias y me porfiáys que suba a cavallo, ya que va de vazío y pareze que me combida a ello, si me days licencia y gustáys, subiré a cavallo. A esto respondió el mancebo, que visto estaba que gustava, pues esso mismo le avía venido rogando por el camino y que pudiera aver hecho desde la primer vez que se lo dixo. Santiguosse Pedro Porter y subió en el cavallo y, al punto que estubo sobre él, se alteró de tal suerte que se le herizaron los cabellos de la cabeza y vio ya que los cavallos hablavan vnos con otros, de que estava muy espantado. Y luego el mancebo le dixo: pues, Pedro Porter, me avéys dicho vuestros trabajos, los quales son muy grandes, y yo os he prometido de ayudaros y daros consejo y traza para remediarlos, quiero cumplir mi palabra y lo que os prometí. Yo haré que veáys y habléys con el sobredicho notario Gelmán Bossón, el qual sí tomó la carta de pago y auto de cancellación. Él os dirá dónde lo pusso y dónde está. Por esso teneos bien en los estribos porque yo soy el Gran Diablo del ynfierno, y por permissión de Dios vengo a llevaros para que le veáys y habléys. Oyendo Pedro Porter estas palabras, dixo a grandes gritos: IESS, Salvador mío, no me desamparéys; Virgen Santa María, sed conmigo. Y los cavallos arremetieron con gran furia y velocidad por medio del estanque y lo passaron, y passaron por montes y valles y ríos y por la mar, siempre hablando los dos. Y, teni[éndose] fuertemente en el cavallo, Pedro Porter iba siempre invocando el dulze nombre de IES
S y de María, y al cabo de vna hora entraron por la boca de vna cueba y de ella salieron por otra parte a un grande llano, el qual estava lleno de fuego y de demonios con grande multitud de gente.
+Espantado Pedro de lo que veýa y ya apeado de su cavallo, que dio a correr por aquel llano dando mil cozes y vocados a los que encontraba, el demonio que iba a cavallo antes, le dixo: ¿conozerás a Gelmán Bossón, notario, en casso que te le haga ver? Respondió Pedro Porter que sí. Y en diziendo esto sintió un grandíssimo ruido y bolviendo la cabeza a la parte que sentía el ruido, vio venir un tropel de demonios con figuras desproporcionadas y feýssimas, que le ponían grande horror369 y miedo, y venían con grandes alaridos, sonando y tañendo vnas vozinas e instrumentos de cuerno muy differentes de los desta vida, y llevavan a un escrivano conocido suyo que le avía dexado enfermo en su lugar, y aquel día avía muerto y llevava en las manos un processo que avía fulminado falsamente contra cierto hombre, para por este medio sacar algún dinero dél por vía de composición. Viole muy espantosso y horrible y que le passaron a aquel campo de fuego que tenía a la vista, donde le recibieron otros demonios, poniéndolo en exquisitos370 tormentos.
+Passó Pedro Porter un poco más adelante, guiándole el mancebo que le avía traído, y vio a un clérigo conocido suyo y amigo, que estava puesto en vna cama de hierro, encendido con crueles puntas y grande fuego, con dos amigas suyas a los lados que le sacavan a vocados las carnes de los pechos y con vnos garfios de hierro ardiendo le herían las partes vergonzossas. Lastimósse mucho Pedro Porter de aver visto en tan miserable estado aquel clérigo que avía sido su confessor, y como lo avía dexado vivo, se persuadía a que era aquello como sueño, si bien estaba con grandíssima aflicción y temor.
+Los nonbres (dixo Arsenio) de todos estos que vio Pedro Porter en el ynfierno yo los callo porque no hazen al propósito, que en su relación, que es esta misma, están expressos. Y, aviendo dado esta breve advertencia, prosiguió diziendo:
+Después bolvió la cabeza y vio entre grandes cadenas de fuego y demonios que con tenazas ardiendo le sacavan grandes vocados y le arrancavan el corazón a un letrado conozido suyo que avía sido Assessor de los Viscondados, al qual, quando murió, se le halló un libro, escrito de su mano, de memoriales en que refería cómo él avía sentenciado a muerte a fulano y a zutano, y avía sentenciado a galeras a tales y tales personas, poniéndolo por sus días, messes y años, y la cantidad de dineros que de vnos y otros avía recebido y, entre otras partidas, se halló vna en que dezía avía recebido beyntisinco libras de a dies reales, sólo por sentenciar un hombre a muerte. Vieron este libro muchas personas fidedignas, y Pedro Porter, los crueles tormentos que padecía en el ynfierno.
+Vio después Pedro Porter a Mossén Gelmán Bossón, notario ante quien se hizo la carta de pago de su deuda, y, en viéndolo, le dixo: válgame Dios, Mossén Bossón, ¿cómo avéys cometido tan gran maldad, que aviendo hecho la carta de pago de la deuda que yo y mi padre pagamos, no la pusistes al margen de la escritura, como estávades371 obligado? Ni dexastes noticia ni claridad alguna desto, confiando mi padre y yo en vos. Y, agora, a cabo de tanto tiempo, me executan por lo que yo y mi padre tanto ha pagamos, como de ello soys buen testigo. Luego el demonio que acompañava a Pedro Porter, en figura de aquel mancebo que lo truxo, dixo a Gelmán Bosón: ¿es verdad lo que este hombre dize? El qual respondió: verdad es, que por serlo estoy yo aquí condenado para siempre en los infiernos. En oyendo Pedro Porter: infiernos, dixo: ¿luego yo estoy en los ynfiernos? Respondióle Gelmán que sí, y él entonces dio un grandíssimo grito diziendo: IESS, MARÍA, valedme, no me desamparéys. Luego estubo allí vna legión de demonios en diversas figuras espantables y le dixeron que para qué avía entrado allí a atormentarlos más nombrando aquellos nombres. Y assí, dándole grandes golpes a Gelmán Bosón, le dixeron que al punto le dixesse a aquel hombre en qué lugar hallaría la carta de pago, porque no le podían sufrir porque nombrava aquellos nombres. Entonces le dixo Gelmán que fuesse a su cassa a Hostálrich y en la sala principal hallaría un armario y en el suelo del dicho armario, a siete ladrillos de la pared, levantasse desde el séptimo ladrillo hasta el dozeno372, y que mirasse y buscasse bien, que allí hallaría un manual pequeño de recibo de autos; que a las beyntisiete hojas hallaría su carta de pago y cancellación de escritura, por la qual estava él condenado en el ynfierno, por no aver assentado al margen la cancellación, pues lo avía hecho de pura malicia, por hazer mal a su padre con quien avía reñido. En acabando de oír esto bolvió a dezir Pedro Porter: ¡luego yo en el ynfierno estoy! Y dio grandes vozes diziendo: ¡IES
S, MARÍA, no me desamparéys! Y los demonios dieron grandes y espantosos gritos y aullidos.
+Vio a otros muchos conocidos suyos en diversos tormentos, y el mancebo se los iba enseñando. Vio que multitud de espessas373 savandijas, culebras y lagartos ferozes entravan y salían, espessas como humo, por los sentidos de aquellos condenados, como en vnos hormigueros, haziendo grande rissa374 en sus cuerpos. Vio multitud de fieras y dragones espantosíssimos que con sus dientes y vñas los estavan mordiendo y despedazando. Vio vnos demonios con vnas lenguas muy disformes375 que causavan gran temor, y con ellas herían y despedazavan a los condenados que avían sido blasfemos y murmuradores, y toda aquella maldita canalla hazía vna desventurada y lamentable música tan confussa y triste como ellos. Los demonios aullavan, las fieras davan bramidos, y silvas de los dragones y serpientes aconpañavan esta música, y mucho más los condenados que clavan grandes gemidos y lloravan con grande amargura, lamentándose y quexándosse de su suerte desventurada junto con rabiosa desesperación, con lo qual bramavan viéndose en tan terribles penas grangeadas con sus obras.
+De allí, dexando a Gelmán entre aquellos tormentos, le llevó el mancebo por entre vnas muy espessas tinieblas, adonde376 sintió un viento tan cálido que le parecía ser con él traspassado y consumido. Sacólo a un campo de fuego, y oyó allí abundancia de aullidos miserablemente despedidos, con tantas ansias arrojados que le parecía que con cada vno arrancaban el alma. Allí vio vna multitud de demonios y pies de hombres enclavados cuyos vientres tenían como pendientes del ayre y las cabezas también clavadas en la tierra, y eran tan terribles los dolores que padezían, que parezía que con los dientes se comían la tierra de rabia y furor. Otros clavan vozes tan espantosas y terribles que hazían temblar todo el campo, y en conffuso llanto dezían: basta, basta, cessen estos tan terribles tormentos, y entonzes los demonios, corriendo adonde estos estavan, subiéndosse encima de ellos con cadenas de hierro ardiendo cruelmente los azotavan, que a cada azote parecía que se les descubrían las entrañas. Attónito Pedro Porter de ver estos tormentos clamó otra vez diziendo: IESS, MARÍA, y levantaron los demonios grandes alaridos y gritería diziéndole que se fuesse [de] allí, que no los atormentasse más con aquellos nombres.
+Después desto le passaron a otro campo espaciosíssimo donde a trechos estaban muchos demonios atormentando los condenados con exquisitos tormentos; vnos tenían dragones que se les enrroscavan por los pechos y los apretavan como en vna prensa y les mordían y comían y arrancavan las partes con que peccaron y a bueltas377 les sacavan las entrañas y se las hilavan; a otros les arrancavan los dientes y ojos, por lo qual davan insufribles y miserables vozes y aullidos. Vio en este campo vn árbol de fuego y en sus ramas ahorcados a seys conozidos suyos que avían sido tutores de la hazienda de vn menor y le avían puesto pleyto injusto para quitársela; estavan ardiendo en vivo fuego y dando miserables y tristes vozes. Llevóle en aquel campo el mancebo que le guiaba a que viesse un exquisito tormento, el qual era de dos ruedas de fuego que juntas vna enfrente de la otra las traýan los demonios sembradas todas de navajas ardiendo; a estas ruedas estavan atados de medio cuerpo abajo dos mercaderes conocidos suyos, cuyos descendientes oy son nobles. Eran padre y hijo; cada vno estava atado a su rueda y se movían con grande violencia, dándoles cruelíssimas heridas las navajas de las ruedas; y quando el hijo se ponía delante del padre, o el padre delante del hijo, con vnas clavas de hierro y cruelíssimas puntas se davan el vno al otro tremendos golpes con tanta cólera y rabia y con tanto ruido que parecía que el mundo se trastornava. Y preguntando Pedro Porter por qué reñían assí y se davan tantos y tan terribles golpes, el demonio que le avía llevado allí le dixo que eran padre y hijo. Quando murió el padre dexó heredero a su hijo, y le mandó que restituyesse toda la herencia y bienes a las personas que hallasse escritas y nombradas en cierto libro que le dexaba y le aconsejó que se metiesse frayle. Murió el padre y se condenó por no aver restituydo lo ageno y hurtado. El hijo, viendo que si cumplía lo que le avía mandado su padre acerca de la restitución, no quedaría ninguna cossa para sí, y que necessariamente, por no vivir pobre, se avía de hazer religioso, hizo vna quenta diziendo: quando mi padre vivía, él mismo sabía que estava obligado a restituir toda la hazienda mal ganada, y lo pudo hazer mejor que yo, y quiso gozar de ella espléndidamente. Pues lo mismo quiero yo hazer y no quiero meterme religioso, pues él no lo fue; quando yo me muera dexaré ordenado lo mismo a mis herederos. Assimismo me mandó que hiziesse bien378 por su alma y que cada año le tomasse bulla de la cruzada379. Yo no quiero hazer ni lo vno ni lo otro, porque o él está en el Cielo o en el purgatorio o en el infierno. Si en el ynfierno, no ay para qué hazerle sufragios porque sería darle más tormento. Si en el purgatorio, él saldrá de allí quando Dios fuere servido y vbiere acabado de purgar sus peccados. Si en el Cielo, no tiene necessidad de cossa alguna. Con esto murió también el hijo, y ambos, como ves, están en el ynfierno y en este tormento, y quando se encuentran, demás de los tormentos que vno a otro se dan, dize el padre al hijo: o traydor, ¿no te avía yo mandado que restituyesses aquella hazienda a las personas escritas de mi propia mano, y que te hizieras religioso? ¿A qué as venido aquí a aumentar mis tormentos? Y dale grandes golpes. El hijo dize: malvado, y teníades380 vos obligación de restituir lo mal ganado con tantas maldades, y no lo hiziste. Si lo huviérades hecho y os huviérades entrado en religión, no estuviera yo aquí ni vos tanpoco, por lo qual justamente padezéys. Y dale tremendos golpes con aquella clava ardiendo, de suerte que el vno al otro se hazen pedazos.
+Finalme[nte] si huviera de relataros (dixo Arsenio) lo que vio Pedro Porter de penas y tormentos y a todos los que conoció en ellos, no acabara en un mes, y assí iré ciñendo su relación para que prosigamos las Considerasiones y demos fin a esta Mansión.
+Vi, dize Pedro Porter, allí grandes tempestades, torvellinos y borrascas y muchos truenos y relámpagos que arrojavan espantosos rayos, los quales cayan sobre los condenados y parezía que los hazían pedazos y que los desmigajavan, mas no los consumían porque su mal no tiene fin. Avía temerario ruido y grandes torres de graniso y montes de nieve y muchos ríos y estanques de cieno, muchos lagos de agua rebalsada negra y hedionda y vnos peñascos de grande altura de piedra azufre ardiendo y, por sus cóncavos, condenados padeciendo grandes tormentos, y en aquellas tinieblas y obscuridad avía un humo y hediondez que me causava gran tormento y fatiga. A los deshonestos, que son tantos que espanta su número, los vi puestos en camas y en sillas de fuego y muchos demonios despedazándolos y atormentándolos con garfios de hierro y tenazas ardiendo, arrancando donde fueron culpados; y para más excesivo tormento, con los tales se juntan los demonios aumentándole tormento y sucidades381, con que les doblan las penas. Vi a los cudiciosos y ladrones que tenían en los pechos muchas bolsas de gusanos que les estavan royendo las entrañas; y a otros que los demonios les sacavan los ojos y por el celebro382 les sacavan los sessos, y los echavan con rabia en hornos de fuego, y a otros que los arrebatavan los demonios y los enterravan hasta la garganta en vnos hoyos profundos, los quales clavan tan grandes gemidos, que davan muestras de padezer grandíssimo tormento. A las mugeres hermossas, siendo allí ya fieríssimas, con peynes de hierro ardiendo les peynavan la cara y los pechos, y las metían en tinas de metal derretido y les bañavan la cabeza con aquel licor pestilencial; a otras destripavan y en asadores de yerro ponían a tostar sobre parrillas de hierro ardiendo. Finalmente avía otros en varios y differentes tormentos: vnos, colgados de los pies, y abajo, por las narizes y voca, les están dando terrible ahumada de piedra azufre y hedor intolerable; a otros los están pringando y azotando; a otros, aspan383; a otros atan de pies y manos y con argollas a las gargantas los echan en vnas masmorras muy obscuras, y todos aquellos desventurados están publicando con rabia sus maldades. De las penas que vido Pedro Porter en esta visión imaginaria, que él tubo siempre por real, apenas, dezía, podía declarar la más mínima parte, y assí que quanto avía dicho le parezía todo nada. Assí quiso N. Señor, por sus secretos juicios, a este varón senzillo manifestarle por estas semejanzas lo que son las penas del infierno en la forma que más percebirse pueden; y assí quiso también darle consuelo en su trabajo por modo tan inaudito y raro. Y porque gustaréys (dixo Arsenio) de saber lo que resta de su successo, sabréys que fue en la forma siguiente:
+Como vio Pedro Porter estas cossas que quedan referidas, viéndose en grande aflicción y desconsuelo, comenzó a llorar y a gritar diziendo: IESS, MARÍA, sed conmigo, no me desamparéys. En acabando de dezir las sobredichas palabras, vinieron muchos demonios y le rodearon diziéndole: ¿Qué te hemos echo? ¿Cómo te has atrevido a entrar acá? Y ¿cómo te estás tan de assiento que ha ya treynta y seys días que estás aquí invocando y llamando tantas vezes los nombres con que temblamos y recebimos tanto tormento? Pues llegaste aquí la vigilia de San Bartolomé, a 23 de agosto, y oy es día de San Miguel, que son 29 de setiembre, ¿cómo no te vas? Vete y no nos inquietes tanto. Entonces el demonio que le avía traýdo, le dixo: quando te hallé, que salías de Tordera y me dixiste tus trabajos, te prometí de ayudar. Tú tuviste gran ventura y suerte por aver aquel día oýdo missa y rezado el rosario, y por hazer la señal de la cruz quando te pusiste a cavallo, que si no, te hago saber que te vbiera ahogado en el estanque de Sils, o en la mar, quando la passamos. Por esto y por los nombres que invocaras, no tube poder ni fuerza para salir con ello. Yo he cumplido lo que te prometí en averte mostrado a Gelmán Bosón, notario, ante quien se hizo la carta de pago de tu deuda. El mismo te a dicho dónde hallarás el manual; lo que resta es que te buelvas. Ya te an vendido tu hazienda y bienes muebles y raízes, por averse passado ya los treynta días del término, pero mostrando la carta de pago los cobrarás; y vete luego. Dixo entonces Pedro Porter: JES
S, MARÍA. Pues, tú, que me as traýdo aquí, sácame fuera. Respondió el demonio: mi officio es llevar al ynfierno almas y cuerposXXXIV, y no sacarlas dél. Con esto desapareció el demonio y Pedro Porter con grande aflicción enpezó a invocar los santíssimos nombres de JES
S y de María, y en esto vio un hombre a su lado, en hábito de peregrino muy resplandeciente, el qual llevava un bordón en la mano, y le dixo: Pedro, ven y sígueme. Y dándole un cabo del bordón, le seguía y en un brebe instante se halló junto a Molviedro384, un lugar distante quatro leguas de Valencia, y estando allí solo junto a la Villa, no sabía dónde estaba porque el peregrino le quitó de la mano el bordón con que le avía guiado y desapareció. Quedó Pedro Porter attónito y espantado, viéndose junto a un lugar, aunque no sabía quál fuesse; antes bien pensava estar junto a su tierra. Los successos que aquí le passaron hasta llegar a su tierra, cómo fue tenido por loco por las cossas que dezía, cómo cobró su hazienda con la carta de pago que halló en el mismo lugar que le dixo el escrivano, cómo examinaron su visión hombres doctíssimos y el tribunal de la Sta. Inquisición, y la santa vida y muerte que después tubo, es materia de más larga relación y es divertirnos del intento a que vamos, que es ponderar la gravedad de las penas del infierno. Quédesse para otra Mansión y prosiga Don Fernando con las Meditaciones.
+Suspensos y admirados avían oýdo todos este prodigioso casso, y bien quisieran que Arsenio lo prosiguiera hasta el fin, pero apercibiéndole385 que se lo avía de contar otro día, por obedezerle en todo, prosiguió Don Fernando leyendo las Meditaciones386.
+[…]
+Quando oyó Antonio que, leýdas estas octavas, le empezaron a dar alabanzas, dixo: no es justo hurtarle a alguno su gloria. ¿Quién pudiera hazer octavas tan primorosas y con tanta presteza sino el feliz ingenio de Don Pedro? Vmds. sepan que son suyas y que el no referirlas él mismo es porque está embarazado con la attención a mayor asumpto y mayor obra, como yo, que todo lo espío, lo he visto. Y yo las he referido porque también se logren con lo demás que va disponiendo. No negó Don Pedro la verdad y Antonio prosiguió diciendo: en cossas del Seráfico Pe. San Bruno, no puede aver nimiedad y, assí, pues Vmds. an oýdo las octavas, oygan también en este soneto, que a dibujado el pinzel de mi idea, la versión de la epigramma. Arsenio dixo que no avía él de ser menos en esta obra, pues no era menos devoto del Santo, y assí prometió referir otro soneto después del de Antonio. Y Antonio leyó el suyo assí:
+ Formó Dios en espheras luminosasXXXV,
+ al hombre con la vida limitada,
+ y de la gerarchía más honrrada
+ Atlante387 le escogió para sus cossas.
+ Mas como las del siglo son vistosas,
+ las otras pareció que no eran nada.
+ Olvidado tal vez de su jornada,
+ dexó las de la gloria más hermosas.
+ Dicha felix sin duda alguna tiene
+ el que, de lo terreno desassido,
+ al gremio santo de la vida viene;
+ con tierno corazón y conpungido,
+ viendo que el cielo impíreo388 le conviene,
+ debe con su criador estar vnido.
+Assí acabó Antonio conffessando que no avía podido ajustarse más a la epigramma latina de San Bruno, que le parezía que esta felicidad sólo la avía obtenido Dn. Fernando, y que si alguno le avía de igualar, avía de ser Don Pedro. Arsenio enpezó también a proponer sus temores, pero que esto no le avía de causar cobardía, supuesto que avía cossas que sólo el intentarlas, aunque no se consiguiessen, era muestra de valentía, y en esta materia lo serían de la devoción. Y aprobando el soneto de Antonio, el suyo refirió en esta forma:
+ Formó Dios en espheras de cristales,
+ con tales perfecciones y belleza,
+ siendo el autor de la naturaleza,
+ a los hombres finitos389 y mortales.
+ A plantas, pezes, brutos minerales
+ dio su virtud y singular firmeza,
+ y, mostrando su amor en su grandeza,
+ sujetó a su poder los animales.
+ Viven de tal manera descuydados,
+ como si de la Parca390 la guadaña
+ huviesse ya perdido la memoria.
+ Mas si lloran contritos sus peccados
+ se aplacará de Dios la justa saña,
+ premiándoles con dones de su gloria.
+Gustosso quedó Don Pedro de aver oýdo a todos los del cónclave391 y aquí les declaró cómo su versión era en dézimas y que no las avía de referir hasta que vbiesse buena coyuntura, que por entonzes no las tenía acabadas porque pretendía espaciarse por los sentidos que tenía la epigramma. Y haziéndoles instancia que se fuessen a acostar por ser muy tarde, ellos lo azetaron392 y Don Pedro se quedó solo, ocupado en su versión, que verás después que tú, o letor, también desta Mansión ayas descansado.
+Amaneció al prado, con el claro día, en varias flores, vna primavera de colores tan lisonjeras a la vista, que después de conquistar sus agrados, pudieron arrebatarla en admiraciones. Y con ser393 día del diziembre elado y víspera de la Natividad de Christo nuestro bien, por ser en aquella felize región, los árboles no desnudos de sus ojas, sino antes entonzes con sus verdores más frondosos, sirvieron facistoles394 a varias y acordes capillas395 de arpados pajarillos, que con dulzes vozes dispertaron396 al venerable Arsenio, que a gozar de tan apacible y gustoso rato recordó397a los demás. Salid, esposa mía (dezía allá el Esposo en los Cantares)XXXVI, al campo, pues ya el sol a desatado al diziembre los rizos de su escarcha en apacibles raudales; ya se an desnudado los riscos del ceño cándido398 de su nieve por coronarse de flores. Ya enpieza a pestañear la hermosura de las rosas, ya despuntan las ojas entre la cárcel de sus botones estrecha, y se a llegado el tiempo de cortarlas y que el desorden vistoso que salpica, no sin agrado, las vegas, se reduzga en la república399 bien concertada de vn ramillete a las manos. Cassi lo mismo dezía Arsenio a sus amantíssimos amigos, profiriendo: ea, mancebos gallardos, dispertad presurosos, que oy es el día en que avernos de ir al gozar aquel erario400 de santos; oy emos de ver el divino santuario de la Reyna de los Ángeles María Santíssima; oy emos de venerar su santíssimo retrato. Y, pues avéys oýdo con attención las meditaciones de la muerte, juicio y ynfierno, para que meditéys la gloria, no ay necessidad de otra cossa más de que veáys su deleytosso sitio y comuniquéys con aquellos ángeles en forma humana que le habitan. Muy brevemente se levantaron todos y, haciendo breve oración, rodearon a Arsenio dándole los buenos días y pidiendo los guiasse desde luego, porque pudiesen gozar la frescura de la mañana. Y, aviendo principiado ya el camino, reconvino Arsenio a Antonio que era esta buena sazón de proferir el Romanze que tenía prometido, a la muerte de la vida, pues, assí oyéndole, llevarían ocupado deleytossa y provechosamente el entendimiento401.
+[…]
+Y prosiguiendo en el camino dixo Dn. Fernando: mucho gustaríamos, venerable Padre, de oír ya el progresso de vuestra historia, mas ya que esto se reserve para quando esté presente Don Andrés, por estar en esta misma suspensión402 y desseo, fuerza es que en lo que resta del camino sepamos el successo de Pº Porter, que dexastes ayer junto al lugar de Molviedro. Pues no será menos prodigioso lo que falta, ni menos digno de saberse. Plázeme el contarlo, dixo Arsenio, y luego dixo assí: Entrando, pues, Pedro Porter en el lugar de Molviedro, vio que vendían pan, y como estuviesse traspasado de hambre, llegó a comprar uno. Y sacando de la bolsa un real catalán falso y muy pequeño para pagarlo, diolo a la panadera, que era vna muger vieja. Quando la muger lo vbo visto, dixo que le diesse otro, que no quería aquel. Pero como Pedro Porter tuviesse tanta hambre, en cogiendo el pan, comenzó a dar vocados en él, y viendo que la muger le bolvía el real, dixo que era bueno y que no reparasse en ello, que él no tenía otra cossa que darle. Oyendo esto, la muger comenzó a alborotarse y dar vozes, y, como es ordinario, comenzó a juntarse mucha gente y le dixeron a Pedro Porter: hombre honrrado, el real que avéys dado a esta muger es de parte que dista de aquí más de sesenta leguas, y aquí no se recibe la moneda de aquella tierra sino moneda castellana y no catalana, porque esta es falsa y corta403, y la otra es buena. Entonzes dixo Pedro Porter, ¿nunca tal se vio que no quieran la propia moneda? ¿Por ventura no estoy yo agora en Cataluña? Dixéronle los que allí estavan: ¿Vos pensáys que estáys en Cataluña? Pues no es assí, porque estáys en el Reyno de Valencia y en la villa de Molviedro.
+En oyendo esto, cayó en el suelo Pedro Porter, desfallecido y desmayado, perdiendo de todo punto el habla y estubo assí algunas horas. En esto toda la gente que passava se detenía allí y entre los demás vbo vn hombre que era natural de Tordera, llamado Jayme, el qual avía venido a Molviedro a vnos negocios, y estava como dudando si conocía a Pedro Porter, viéndole tan macilento y flaco, porque parecía que luego se avía de morir y espirar, porque los huessos se le vían404 por la piel. Aguardó el hombre a que Pedro Porter bolviesse en sí, y hablando con él, le conoció y luego pagó el pan a la muger y cobró el real que Pedro le avía dado y se llevó consigo a su posada al buen Pedro Porter y le mandó dar muy buen recaudo405 para que cobrasse salud y fuerzas porque estaba del todo acabado y sin ellas. Estando pues en la possada le preguntó Jayme que ¿cómo estava tan flaco y debilitado? Y ¿quántos días avía que estava fuera de su cassa? Respondióle Pedro que, por amor de Dios, no le preguntasse cossa alguna desto. Replicóle Jayme que por amor de Dios se lo dixesse. Dixo Pedro que estava muy cansado y aflixido, pero que el día siguiente, que sería el de San Bartolomé Apóstol, se lo diría. Dixo Jayme: ya passó Sn. Bartolomé, y oy es día de San Miguel y también es día señalado y me lo podréys dezir. Luego Pedro Porter bolvió a perder el habla y, después de aver buelto en sí, le conffessaron y procuraron que se quietasse, porque el conffessor dixo que assí convenía, y le vino a visitar muchas vezes y passava con él largas horas consolándole, de suerte que Pedro estuvo en406 cobrar salud más de un mes. Y un día que ya estava más fortalecido, le dixo Jayme que ya estaba muy picado de la curiosidad, que le cumpliesse la palabra que le avía dado, diziéndole lo que avía sucedido, porque el día de San Bartolomé y el de San Miguel eran ya passados. Entonces le preguntó Pedro qué día era el que le avía hallado en aquel lugar y Jayme dixo que el día de San Miguel de setiembre. Entonces, Pedro se santiguó y dixo: Luego yo desde beynte y tres de agosto hasta beyntinueve de setiembre a las tres de la tarde, estuve en el ynfierno sin comer. ¡IESS, y cómo pudo ser estar yo tanto tiempo sin comer ni bever ni dormir! Entonces le dixo Jayme que callasse, entendiendo que se le avía alterado el juicio. Pero Pedro Porter no le dexó de decir con muy buen orden y concierto puntualmente todo lo que avía sucedido y lo que avía visto.
+Mas como es cossa que oyéndola pareze disparate y cossa de risa, por la misma razón los que la oýan pensavan que Pedro Porter tenía perdido el juicio y que estava asombrado407 pero viendo que se burlavan dél y no le creýan, dixo que todo lo que avía referido era verdad y que Dios y la Virgen Santa María y Santiago Apóstol, de quien era muy devoto en hábito de romero408 le avía[n] sacado del ynfierno. Y viendo, con todo esso, la risa que tenían dél, dixo públicamente: Aunque estoy tan flaco y no estoy para ponerme en camino, quiero irme a mi tierra y ver mi cassa. Que, aunque me ayan vendido la hacienda y heredad, yo la bolveré a cobrar, porque traygo luz y claridad de todo lo que he menester y mostraré cómo la venta no ha sido buena. Y luego se partió a pie de la mejor manera que pudo, sin querer aguardar compañía. Viendo el sobredicho Jayme y otros que Pedro Porter se avía ydo sin quererse detener, aviendo antes escrito a Tordera y a Hortalarit [sic] su hallazgo, bolvieron a escrivir lo que avía sucedido muy a la larga, y cómo se avía ya partido y que entendían avía perdido el juicio. Y estas cartas fueron leýdas de muchos en los dichos lugares, donde imaginaron que Pedro se avía desesperado en el camino de Cruanias, o ahogádosse en el estanque Sils, porque jamás avían sabido nuevas dél desde el día que se fue; y por no aver buelto ni pagado, avían ya hecho la execusión en los bienes muchos días avía, por lo qual no clavan crédito a las cartas que vinieron de Molviedro, teniéndolo todo por cossa de risa. El día de Todos los Santos409 del dicho año de 1608, estando el pueblo bien descuydado dél, entró Pedro Porter por la villa de Hostálrich, y quando la gente le vio entrar por la iglesia, estava admirada, diciéndole algunos: Seáys bien venido, Porter. ¿De dónde venís? Y ¿de dónde os preguntaremos nuevas? Ya nos avían dicho que eras muerto. ¡Quánto importara que dos messes ha estuviérades aquí para que no os vendieran la hacienda! Pedro respondió entonces: más vale tarde que nunca; yo confío en Dios que todo se hará y compondrá bien. Comió en Hostálrich, y en acabando de comer, se fue a su lugar de Tordera. Quando la gente de su lugar le vio, acudieron todos a él, y entre otros vinieron unos parientes y un hijo de tal Sorell, a quien él avía visto en el ynfierno. Estos le dixeron: ¿De dónde venís? Dizen que avéys estado en el ynfierno. ¿Qué traéys de nuevo de allá? ¿Qué estancia es aquella? A esto respondió Porter: esso puedes preguntar a tu padre, que está allá bien abrigado y caluroso. Oyendo esto, los circunstantes comenzaron a reýrse, teniéndole por loco. Entonces les dixo Pedro: ¿Pues que os reýs de lo que os he dicho? Doyos410 mi palabra que es la verdad y os lo affirmo por todo lo que se puede jurar. Llegó en fin a su cassa y halló que le avían vendido sus bienes, por averse passado el tiempo y días de la execución. Dixo Porter que la venta no estava bien echa porque la deuda en virtud de la qual se hizo la execución estava pagada y el auto de la deuda estaba cancellado411 y que no devía cantidad ninguna a nadie, por lo qual la venta era nulla412 y que él lo mostraría. Pensaban algunos que traýa alguna escritura y desseavan verla y leerla, y assí le dezían que mostrasse los despachos que llevava. A esto respondió Pedro que Gelmán Bossón, ante quien se hizo la carta de pago, le avía dicho dónde la hallaría. Como la gente oyó nombrar a Gelmán Bossón, a quien avían conocido y sabían que era muerto años avía, comenzaron a reírse diciendo que estava loco y sin juicio, y affirmando Porter que lo que dezía era la pura verdad: que Gelmán Bossón se lo avía dicho en el ynfierno donde estaba. En confirmación desto comenzó a nombrar muchas personas a quien avía visto allá, de las quales muchas avían muerto muchos años antes y otras desde que él avía faltado de Tordera. Quanto más dezía, más le tenían por loco. A esto dixo: ¿Pensáys vosotros que no estoy en mi juicio y que no digo verdad? Mañana después de comer lo veréys. Por lo qual más se reýan y burlavan del buen hombre que lo llevava con mucha paciencia y quietud. El día que413 se celebra officio por las ánimas vniversalmente en la Iglesia, que es a dos de nobiembre, Pedro Porter fue a la iglesia y oyó missa con mucha devoción y quietud, y quando vía algunos de los que tenían parientes en el ynfierno, que él vio allí, comenzava a llorar con grande ternura deshaziéndose en lágrimas, y preguntándole por qué llorava, dezía: Yo os lo diré, que a fe que es cossa para llorar. Yo he visto a muchos padres, hermanos y amigos de muchos que están en esta villa y de muchos de otras partes que se están abrasando en vivas llamas de fuego en el ynfierno. Dezíanle algunos: callad, no digáys essas locuras; mirad que no pareze bien y assí os tienen por loco y sin juicio, y con esto acabaréys de perderlo. A esto respondía Porter: Ya yo sé que me tienen por loco, y dizen que es ficción mía. Digo, pues, que con el favor de Dios, que es quien a permittido este successo, no perderé el juicio porque el demonio que me llevó en su compañía al ynfierno, ni los demás que allá están, ni tantas penas y tormentos que he visto padezen, no414 han sido bastantes para sacarme de tino415 ni para que perdiesse el juicio. Tengo esperanza que no solamente la gente de Tordera, mas ni aun todos los hombres del mundo, me harán perder el juicio, porque lo que digo es verdad, y a la tarde veréys la prueba cierta de ello.
+A las doze del medio día Porter se fue a la cassa del bayle, que es el alguazil mayor de la villa, y le rogó encarecidamente, que pues avía assistido a la execución de la venta de sus bienes y hazienda, le amparasse y le hiziesse favor de assistirle al buscar la carta de pago de la deuda por la qual le avían vendido sus bienes. El alguacil mayor le dixo que lo haría de muy buena gana y preguntó a dónde avía de ir. Díxole Porter que a la villa de Hostálrich. Y luego después de aver comido, con el desseo que estava de ver este successo, se pusieron en camino y fueron a Hostálrich. En entrando en el lugar, encontró con vnos parientes de Gelmán Bossón, notario, y les dixo cómo estava en el ynfierno y que le siguiessen, que él les daría señales ciertas de ello. Avían ya oýdo los de Hostálrich las cossas de Porter y, viendo que bolvía, todos se alborotaron y acudieron a donde estaba, preguntándole algunos por sus padres, hijos, hermanos, parientes. A algunos bolvía respuesta416 diciendo que los avía visto en el ynfierno. A esto la gente se reýa, teniéndole por loco y dezían que le llevassen al hospital y le sacassen del lugar. Pedro les dezía: dentro de pocas horas veréys si soy loco y si meresco que me lleven al hospital. Dexadme sacar la carta de pago, que yo os prometo de no bolver más acá otra vez ni daros ninguna inquietud ni enfado. Entonzes se pusieron todos a reýr y dezían a vozes: guardaos del hombre que a entrado y salido del ynfiemo. El alguacil mayor de Tordera y Pedro Porter fueron a cassa del alguacil mayor o bayle de Hostálrich y le rogaron que les hiziesse merced de assistir a la busca del sobredicho auto de cancellación y carta de pago, que él diría dónde estava porque se lo avía dicho Gelmán Bossón en el ynfierno. Con esto creció más la risa. Y los dos bayles le dixeron que ambos se hallarían presentes. Pero que dixesse en qué manual estava. Juntase mucha gente del pueblo y Porter se encaminó hazia la cassa de Gelmán Bossón y quando estubieron a la puerta de la dicha cassa, dixo que subiessen arriba, que él mostraría el lugar donde hallarían el manual y carta de pago. Dixeron los parientes y muger de Gelmán Bossón que en cassa no tenían escritura alguna, que todas estavan en la notaría. A esto respondió Porter: el auto y escritura que yo busco y he menester, no está en la notaría sino aquí en la sala; porque assí me lo dixo Gelmán Bossón, ante quien passó417. Comenzaron todos a dezir: este hombre tiene el juicio trastornado. Ha tantos años que murió Gelmán Bossón y dize que lo a visto y que le ha hablado: es cossa de rissa. Otros dexavan la conversación y se yban riyendo418. Los bayles y otra mucha gente que les acompañaba se querían bolver dexando a Pedro Porter por loco. Pero replicó con mucho juicio y mucha constancia que subiessen arriba a la sala; que Bossón le avía dicho cómo estava allí. A esto replicavan los parientes y muger del diffunto, que en cassa no avía papel ni escritura alguna, y que para que la gente entendiesse cómo Pedro Porter estava loco y no creyessen lo que dezía, todos dixeron a los dichos bayles: señores, ya ven Vmds. lo que dize este loco, pues para que todo el mundo sepa que miente y que es invención suya, y tiene alterado el juicio, les rogamos, para quitar qualquier sospecha acerca de lo que el pueblo a oýdo, que suban Vmds. con la demás gente, y miren y reconoscan si hallan algún auto o escritura.
+Con estos, los bayles subieron arriba con mucha gente, pero no querían que subiesse allá Pedro Porter. Después de aver reconocido y mirado toda la cassa, y no hallando cossa alguna de lo que buscavan, se querían boluer y dexar a Pedro por loco. En esto él instava que le dexassen subir, que él diría y enseñaría el lugar donde estava la escritura. Entonces dixeron muchos que le dexassen subir. Y en fin subió a la sala y luego preguntó dónde estava vn armario o alazena, y se la mostraron y, queriéndola abrir, dixo que no era necessario porque ya sabía que el auto que buscava no estaba dentro. Con todo esso, la abrieron y reconocieron por dar satisfacción a la mucha gente que allí avía, y como no hallaron nada, todos se reýan y le tenían por loco. Entonces Porter dixo: dexadme llegar al armario, que yo señalaré dónde está lo que buscamos y, riyéndosse dél, lo dexaron llegar. Luego le reconoció de vna parte y otra y dixo: Agora estoy sobre el manual donde está mi carta de pago, que por no aver parecido y estar aquí oculta de malicia419, me an hecho execución y vendido mi hazienda. Vosotros dezís que estoy loco y que os doy occassión de reír y que pareze passo de entremés y de comedia420. Pues sabed que lloraréys y no será comedia sino tragedia, porque es verdad que aquí donde estoy, debajo de mis pies está mi carta de pago, que assí me lo dixo en el ynfierno el mismo Gelmán Bossón. Pero quitad estos ladrillos, que desde el séptimo al duodécimo se hallará el manual. Todos se riyeron de tal suerte que ya se querían baxar y dexarlo por hombre sin juicio. Pero, porque dava grandes vozes diziendo con gran asseverancia421 que allí estava el manual, y que no se fuessen sin hazerle justicia en sacarlo, los bayles dixeron: ya que estamos aquí, hagamos quitar estos ladrillos y démosle este contento y gusto, porque si no dirá mil locuras. Con esto le dixeron que desde dónde avían de quitar los ladrillos. Y él los señaló. Y quitándolos, por ver en qué parava aquella que llamaban locura, hallaron un libro pequeño intitulado Manual de recibos de autos. Quedaron todos attónitos y espantados y toda la risa que tenían se convirtió en vna suspensión422 muy grande. Los bayles tomaron el libro y reconocieron ser de letra y firma y signo423 de Gelmán Bossón. Y entonzes Pedro Porter dixo que mirassen a folio beyntisiete donde hallaría su auto, carta de pago y cancellación. Hiziéronlo assí y hallaron la dicha carta de pago firmada y signada, y vieron clara y distintamente que era de mano de Gelmán Bossón, notario. Y estavan todos como vnas estatuas, espantados del casso, sin saber si estavan allí o en otra parte. Arrodillósse luego Pedro Porter y, puestas las manos, levantó los ojos al cielo diciendo: gracias os hago424, Dios y Señor mío, que por vuestra bondad y infinita misericordia, os avéys compadecido de mí, en que no me aya perdido con tantos trabajos y aflicciones. Gracias os hago, Señor, para siempre, amem. Bolvió allí a referir todo lo que le avía sucedido y cómo avía entrado en el ynfiemo la vigilia de San Bartholomé, a 23 de agosto, y salido a 29 de setiembre, día de San Miguel, y que allí avía visto y hablado con el sobredicho Gelmán Bossón y le avía dicho todo lo que avían experimentado y estavan viendo con sus ojos.
+Quedóse la justicia de Hostálrich con el Manual porque tenía otros muchos recibos y cartas de pago de importancia, y a pedimento425 de Pedro Porter, se le dio vn traslado auténtico de su carta de pago, con la qual copia pidió luego ante la justicia que se le restituyessen sus bienes y se le pagassen todos los gastos que injustamente se le avían hecho en la dicha execusión. Y en fin fue restituydo por la justicia en la antigua possessión de su hazienda como de antes la tenía y se le hizieron pagar todos los gastos injustos que se le avían causado. Y él quedó dando a Dios siempre muchas gracias por tantos benefficios, y ordenó de tal manera su vida que parecía de vn observantíssimo426 religioso, y quando hallava alguna gente en corillos, si avía allí algunos que tubiessen parientes o amigos en los ynfiernos, se lo dezía y les amonestava que viviessen bien y que sirviessen a Dios y no siguiessen a los que estavan allí en tormentos y penas terribles y eternas. Y porque Pedro Porter avía nombrado a algunas personas que avía visto en el ynfierno, y eran personas graves y estimadas en el mundo, los parientes recurrieron a los señores Inquisidores de Barcelona y les refirieron todo lo que Porter dezía de sus padres y parientes. Fue llamado citado del427 tribunal de la Santa Inquisición y compareció. Allí fue detenido por algunos días y, preguntado del successo, lo refirió todo en forma de deposición428, nombrando las personas que avía visto y los tormentos y penas que allí padecían. Y cómo le dixo Gelmán Bossón dónde avía de hallar la carta de pago, y comprobando ser assí verdad que avía parecido y aviendo satisfecho con mucha sinceridad y claridad a todas las preguntas y exámenes que le hizieron, aviéndole primero hecho muy buenos agasajos, admirando los juicios de Dios, lo embiaron libre a su cassa, sin averle hecho gravamen alguno. Vivió después dos años y medio vida muy santa y devota, tratando y conversando con todas las personas que le querían hablar, y fue algunas vezes a Barzelona, y contava y relatava todo lo que queda referido sin dexar palabra ni punto. Quando hablava a los predicadores, les encargava mucho que sin exceptión de personas reprehendiessen los vicios y n[o] dexassen de hazerlo assí por algún temor. Muchas vezes dijo a los juezes de consejo real que hiziessen justicia y que despachassen brebe429 a los pobres, y a los abogados, que abogassen con verdad. Dezía que en el ynfierno avía toda suerte de gente y de todos estados, donde los atormentavan con tan terribles tormentos, que si los hombres los viessen, en ninguna manera peccarían ni offenderían a Dios. De manera que traýa Dios Nuestro Señor a un hombre simple y labrador hecho un muy eloquente predicador que con sus palabras atemorizava los hombres y convertía a muchos con sus razones a bien vivir. Dezía que avía visto las crueles penas que padecían los sodomitas, los asasinos, los vandoleros, los sa[c]rílegos, los que no an amparado los pobres, los ministros de justicia que no la han administrado como tienen obligación, los abogados que han dado mal consejo a las partes, los notarios que por interés hazían mal su officio, los presidentes430 iniquos. Y de los demás estados, dezía que avía visto que los que blasfeman y juran, en el ynfierno padezen gravíssimas penas, las quales eran tan grandes que a todos asombraran, si las vieran. Y él lo contava de tal manera que atemorizava y ponía espanto, porque se solía todo bañar en lágrimas. Conffesava y comulgava muy frequentemente, hazía muchas limosnas, frequentava las iglesias y hospitales y comunicava431 mucho con religiosos y personas santas y, assí dispuesto con santas obras, y con dichosa muerte, se lo llevó Nuestro Señor dentro de dos años y medio que hubo acaezido este successo.
+Y esta relación (dixo Arsenio) es la misma que hizo el buen Pº Porter y la compendió el muy Rdo. Pe. fr. Alonso Cano, monje de San Benito en el Convento de Monserrate, el qual, quando acaeció este successo, estava en el monasterio de San Felíu de Guinols, quatro leguas distante de Tordera. Oyendo lo que se dezía, se fue a ver con Pedro Porter, acompañado de otros hombres doctos y el Pe. Carrerón, capuchino. Y diciéndole el dicho Padre: yo traygo aquí vna relación desta historia y desseo me digáys lo que ay acerca de ello, respondió el buen hombre: leédmela, Padre, que yo os lo diré. Leyóla, y dixo Porter: essa relación es puntualmente la deposición que yo hize ante los señores Inquisidores. Y replicando el Pe. Carrerón: ¿y qué os dixeron?, respondió: tratáronme muy bien y me dieron muy bien de comer y me dieron el avío que avía menester para bolver a mi cassa. Pero advirtió el dicho Porter que borrasse un nombre que estaba puesto en lugar de otro en aquella relación que le leyó, y dixo: borre Vuestra Paternidad esse nombre, que no es esse el que yo vi en el ynfierno sino tal. Y, replicándole los otros hombres doctos que iban con el dicho Padre: ¿cómo podíades432 ver los demonios que son espíritus?, [dixo:] Padre, yo no sabré dezir de esso más de que yo los vía433. Con esto se despidieron bien admirados de los juicios de Dios a quien no le es difficultoso el hazer todo esto posible. De otro escrivano o notario, dixo entonzes Dn. Fernando, he leýdo yo en el Pe. Martín del RíoXXXVII que le sucedió otro casso bien raro y semejante a este. Arsenio le pidió que lo contasse, y Dn. Fernando dixo: summariamente lo que este doctíssimo Padre cuenta es que el año de 1601 (que, según vemos, fue siete años solos antes del successo de Pedro Porter), aconteció en un lugar de Italia llamado Corito, que está en el obispado Ticinense que es Paula, que haziéndole las exequias a un notario en vna iglesia donde le avían de enterrar, se levantó del féretro el cadáver y, bolviéndosse a un pariente suyo, le dixo que fuesse luego a su cassa y que sacasse de ella vna escritura que tenía oculta y luego la restituyesse a un lugar pío, porque, por averla ocultado, estava por justo juicio de Dios condenado a las penas eternas del ynfierno. Y con esto reclinó otra vez en el féretro la cabeza y bolvió a quedar sin vida como antes. Successo es bien notable y castigo, dixo Antonio, igual al que llevó Gelmán Bossón.
+Atestiguó esta relación (bolvió a dezir Arsenio), no sólo el dicho fr. Alonso Cano, sino el M. Rdo. Pe. fr. Francisco Lerma, monje proffesso y abad del religiosíssimo convento de San Joan de Burgos, y vn traslado auténtico está en la Rl. Cassa de la Cartuxa de Sta. María del Paular, de donde, aunque en distancias tan grandes, por medio de un monje, amigo íntimo mío, la vine a haver, y con toda fidelidad, para vuestro exemplo y aprovechamiento, os la he contado, no poniendo palabras de mi cassa sino con el mismo orden y estilo que ella está, y assí no es mucho que aya algo discordado de mi frasi o propia narración.
+Quedaron los tres mancebos muy gustosos de aver oýdo el fin de successo tan prodigioso, y ya estavan a la vista del divino santuario de N. Sa. de la Candelaria, que, aun desde lejos, infundía devoción, pareciendo en medio de tantas esmeraldas de aquel ameno valle vn montezillo de rubíes el convento, porque las tejas de él estavan tan coloradas y finas como si las vbieran bañado en aquel punto de carmín muy fino, siendo tal la constelación434 y temperamento de aquella tierra, que jamás les a permitido criar verdín ni moho y sarro435, que suele en otras partes, sino que se tienen su reciente lustre como si jamás huviessen servido, después de muchos años que lo están haziendo.
+Con averse movido la plática del monte de Monserrate, como vna conversación suele picar en diversas materias, le hizieron algunas preguntas a Arsenio y él satisfizo a ellas; mas Antonio dixo que si davan permissión436, él referiría, para alivio del camino, vna descripsión de aquel monte hecha por el célebre ingenio de Montalván. Añidió437 Dn. Pedro: pues yo ofresco, después que Antonio aya referido la suya, dezir vna canción famosa a S. Joan Clímaco, con que se dará feliz fin al camino, y llegaremos al puerto desseado, sin aver sentido fatiga alguna, ni del cuerpo ni del espíritu. Antonio, por cortesía, quería çeder a Dn. Pedro y que dixesse primero, mas Dn. Pedro dijo que él quería dar el buen postre con lo que avía prometido, y assí que no dudasse en dezir su descripción.
+[…]
+Aquí acabó Antonio la prometida canción que causó no pequeño gusto, y por estar ya muy cerca del convento, no hubo lugar para que Don Pedro refiriesse la suya, si bien le citaron que en la primera occassión que se ofreziesse la avía de proferir. Oyeron el repique de vna campana que parece juntava los religiosos a capítulo438, y Arsenio, que presumió lo que podría ser, aunque le preguntaron si sabía a qué tocavan, entonces dio la respuesta dudosa, y dixo que estando ya tan cerca, brebe439 lo sabrían. Ansiosos los ánimos de ver aquel divino santuario y de hallar a su primo Don Andrés, los dexamos ya a la puerta, y puedes entretanto, o letor, descansar desta Mansión hasta que en la siguiente entres a ver lo sucedido consecutivamente.
+Sentencia es del gran Patriarcha y Príncipe de los Monjes, San Basilio, que por tantos títulos mereció el ínclito renombre de Grande: que al osar humano no ay provincia440 más leve ni empresa más fácil que la admiración, por ser cossa que se haze tan a pocas expensas del discurso y tan casi a ninguna costa del ingenio. ¿A quién, para lo bello y hermoso; a quién, para lo sublime y grande; a quién, para lo excelso y encumbrado, le faltaron las fuerzas del admirarse? No, pues, a vista de desvanezidas grandezas, de dorados chapiteles441, de fábricas442 soberbias, de muros levantados, de erguidas torres sino a vistas de un humilde edifficio que respirava cielo, que echava fragancia de santidad, estavan estos jóvenes admirados porque apenas avían puesto los pies en un atrio o pórtico, a quien davan hermoso adorno hileras de naranjos copadíssimos443 y llenos de fruta y de azahar (que es propiedad de los árboles de aquel país llevarlo todo junto y estar, por un lado, con fruta y, por otro, con flores), quando, arrebatados en vna gustosa suspensión del ánimo, les parecía ver en aquella amenidad el paraýsso terrenal tan celebrado de444 la divina Escritura445. Quisieran detenerse allí mucho, mas viendo abierto el sagrado templo, entraron con Arsenio a hazer oración, y no bien apenas avían doblado las rodillas en tierra quando vieron salir a la capilla mayor el choro446 de aquellos religiosíssimos varones que, después de echa la veneración devida al Santíssimo Sacramento, con ósculos que imprimían en la tierra, se yvan acomodando de assiento en vnos bancos que estavan allí puestos. Es el casso que salían a dar el hábito a un novicio. Lue[go] que reconoció el religioso que hazía officio de sacristán a Arsenio en la iglesia, se llegó a combidarlo con assiento para que viesse aquella acción447, y se lo llevó de la mano, y él, a Dn. Fernando, Don Pedro y Antonio. Hiziéronles lugar los religiosos acomodándolos muy cortésmente en los mejores assientos. Luego al punto que los huvieron ocupado, vieron salir de la sacristía al maestro de novicios, que traýa de la mano al que avía de recebir el hábito, y quando reconocieron que era su primo Don Andrés, que ya tenía derribada448 la melena dorada y hecho el cerquillo449 primero se quedaron immóbiles como muertos, robados de color y cassi sin aliento; luego, heridos los corazones de tan fuerte e inopinado golpe, se rompieron en venas450 de agua sus ojos, y reconcentrando suspiros violentos, vieron con la serenidad que pidió el hábito451, con la devoción que le recibió; y quando más se les partió el corazón de dolor, fue quando, vestido ya del hábito recoleto452 de Sn. Augustín, se postró en tierra, abiertos los brazos en cruz, como si ya estuviesse diffunto, mientras el convento recitava devotas oraciones. Luego fue abrazando a todos los Padres por su orden, y quando le cupo la vez a Dn. Fernando, se arrojó en sus brazos y le vnió con tan fuerte vínculo que no avía quien lo desatasse. Desaliñado el aliento, enbuelta la respiración en suspiros, en lágrimas los ojos y el corazón ardiendo en santa embidia, le dixo algunas mal formadas razones, que el dolor no le permitía compostura: Dichoso mil vezes, mil vezes dichosso, primo mío, que assí as sabido dar logro a tus años. Corónete el Cielo de bendiciones, pues a[s] sabido escoger lo cierto dejando el engañoso mundo. Passó a abrazar a Dn. Pedro y Antonio que, llenos de lágrimas, le dieron colmados parabienes. Y Arsenio, que era el feliz instrumento desta vocación, estava que no cabía de gozo, como presentándole a Dios aquella alma y también bañava en lágrimas sus venerables canas. Acabóse la solemnidad de aquel acto con mucha ternura y devoción de todos, y el Prior, gustoso con la recepción de tal novicio, sabiendo el deudo453 tan cercano de los nobles huéspedes, los agasajó mucho y hizo acomodar en vn quarto que está fabricado junto al convento para este ministerio. Comieron aquel día en refectorio454 y, aviéndoles enseñado455 el convento y experimentado ellos con la vista todo lo que Arsenio aquella mañana les avía dicho en sus versos, y mucho más que no puede la pluma y el ingenio, diffirieron el enseñarles lo principal, que era la Reyna de los Ángeles, Protectora de aquel convento, para la tarde, que se avía de descubrir al tiempo de cantar la Salve. Lleváronlos a descansar el tiempo de la siesta. Y Don Fernando, llevado de su devoción, no lo quiso passar en perezoso sueño, sino que pidió recaudo de escrevir, y mientras Arsenio, Dn. Pedro y Antonio descansaron, aunque le ofrecía lato456 campo para discurrir la vocación de su amado primo, pusso la mira en otro norte más bello que fue en la Reyna de los Ángeles María Santíssima y dispuso qué dezirle quando la descubriessen. Llegó la hora de vísperas457 y, aviendo assistido a ellas con el convento, bajaron del choro458 a la iglesia, y apareció el altar tan adornado de flores que parecía vna primavera, tan compuesto de luzes que parecía un estrellado cielo. Corrieron tres velos ricos que cubrían la divina imagen y, apareciendo la Estrella de la Mar, la saludaron con la Salve, cantada humilde y devotamente por aquellos santos religiosos. Y, después de dichas las oraciones acostumbradas, como D. Fernando tenía tan feliz memoria, en el discurso de la siesta, no sólo avía trabajado su salutación a N. Sa., sino fixádola muy bien en la memoria para poderla dezir, y, assí, antes que cubriessen la santa imagen, poniendo a todos en suspensión459, estando de rodillas, con voz clara, la saludó.
+[…]
+Aquí cessó Dn. Fernando en su devota oración y se cerraron los velos a la imagen, y con humildad y silencio salieron al claustro, y de allí fueron todos los religiosos nuebos con el novicio y maestro de novicios y los huéspedes a un ameníssimo jardín, todo de albahacas odoríferas460, en donde cada religioso tenía por su quenta vn quadro para cultivarlo, y assí estavan todos con extremada curiosidad aliñados461. Aquí rompieron los candados al silencio, vnos a dar elogios a Dn. Fernando, aplaudiendo los versos que dixo a Nuestra Señora; otros, a dar el parabién a su primo, ya fr. Andrés de Sn. Nicolás, a quien de nuebo abrazó Dn. Fernando diziendo: Eternamente vivirá quien assí muere. Gran cossa ha hecho mi primo en el mundo: dexarle; mayor la ha hecho Dios escogiéndole. Dichossa caza, feliz cueba, venturosos quadernos, que tal impulso le dieron. Dichoso mi primo y mil vezes dichoso, que así a sabido dar logro a su vida. Otras ternuras le dixo Dn. Pedro y el querido Antonio, las quales interrumpió Arsenio, el qual sacó de su pecho vn papel que entregó a su novicio, pidiéndole que se aprovechasse mucho de los avisos que allí le dava para que assí consiguiesse más bien la perfección. Assentáronse entre aquellas flores olorosas, y los demás religiosos pidieron que lo leyesse, pues cossa de Arsenio, a quien tenían en mucha veneración y estima, no podía dexar de ser muy escogida y buena. Fr. Andrés de Sn. Nicolás, con consentimiento de Arsenio, leyó el papel, que dezía en la forma siguiente:
+ Si quieres ser perfecto religioso
+ de Dios te acuerda462 y lo demás olvida
+ y sé para contigo riguroso.
+[…]
+Celebraron los santos religiosos mucho estos avisos y cada vno de ellos ofreció sacar un traslado463 para tenerlos muy en la memoria, y fr. Andrés de San Nicolás ofreció valerse mucho de ellos en el tirocinio464 de aquella vida perfecta que empezava. Arsenio pidió que leyesse otros ocho versos que quedavan, que en el mismo metro avía echo y también podían entrar con los avisos, pues eran un brebe memorial o recuerdo para servir a Dios, que allí estavan exarados465 en otra plana. Luego los halló fr. Andrés y los leyó en esta forma:
+ Si todo es vanidad, si todo es viento;
+ si como pluma vana desfalleze
+ el bien, ¿dó aspira el vano pensamiento?
+ Quien por gloria mortal se desvaneze
+ por loco con razón es reputado,
+ con el que en la miseria se entristeze.
+ Pues sólo Dios mereze ser amado,
+ sólo en Dios ponga el hombre su cuydado.
+Con ocasión de estos versos se trabaron dulces pláticas espirituales entre aquellos santos hermitaños466, y Dn. Fernando y Dn. Pedro contaron a fr. Andrés lo que se avía perdido mientras avía venido aquella feliz ganancia: las meditaciones de las penas del ynfierno y la relación de Po. Porter, los versos hechos en la versión de la epigramma467 latina de Sn. Bruno. Y Arsenio le dixo que pues ya estava assegurado y tan de assiento, que siempre avía de vivir en aquel desierto y cassa, que él se lo relataría todo en buena ocassión, pues todo quedava escrito. Y, buelto a Dn. Pedro, le dixo que se acordasse que estava empeñado en decir vna canción a S. Joan Clímaco, que aquella le parecía sazón extremada para cumplir su palabra, pues serviría de dar algún alivio espiritual a aquellos santos Padres, que ya cassi todos avían venido al huerto de las albahacas por gozar de la conversación de Arsenio y festejar a los nuevos huéspedes. Dn. Pedro respondió que le placía estrenarse en tal occassión, que con esso se desquitaría del agravio que su hermano Dn. Fernando le avía echo en no avisarle que hiziesse algo a Nuestra Señora. Y, advirtiendo que la canción que avía de referir se avía hecho a competencia de otra que avía corrido por el mundo, hecha por fr. Adrián de Prado en alabanza de su Padre Sn. Gerónimo, que comienza: «En la desierta Syria destemplada, etc.».
+[…]
+La eleción, dixo Arsenio, después de auer oýdo esta Real canción, ha sido como de Don Pedro, pues pareze que en esta descripsión y pintura a querido dibuxar este desierto, pues más bien le convienen las deffinidas propiedades que no al prado del negro Egipto. Si yo hubiera hecho la descripsión, dixo fr. Andrés de S. Nicolás, no hubiera pintado la cueva y huerto de Sn. Joan Clímaco, sino aquella dichosa que poco a desamparé468, causa e instrumento eficaz de mi remedio. Algunos religiosos de los que allí estavan quisieran oír también la canción de Sn. Gerónimo para que más reluciera la competencia, y, aunque Antonio se disponía a dezirlas, por tenerlas de prompto469 con su feliz memoria, el pulso de la campana que tocó a completas470 dispartió471 aquella turba religiosa y feliz compañía. Acudieron los religiosos a su choro472, y vno de ellos llevó a los huéspedes al lugar de su descanso y les estubo haziendo compañía hasta que cenaron. Acabada la cena por orden del presidente de aquel religiosíssimo convento fueron conbidados los nuevos huéspedes a un regocijo, que por ser nochebuena, les tenía preparado fr. Joan del Rossario. Este era la representación de vna comedia espiritual, la qual avían venido a representar vnos estudiantes de la ciudad de Tunja, cercana a aquel convento, los quales avían cenado o echo collación473 juntamente en la hospedería, mas no avían declarado en nada el propósito de su venida. Fueron, pues, conducidos los nuevos huéspedes a vn salón grande, donde se celebraban los capítulos474 el qual estava preparado con su teatro, alto de dos codos475, y adornado de vn numeroso exército bien ordenado de luzes, las quales en el silencio de la noche parecían estrellas del firmamento. Aquí se juntó la comunidad y se acomodaron de476 assientos Dn. Fernando y sus compañeros y algunos devotos vezinos de aquellos contornos, que avían sido conbidados de477 los religiosos a ver aquel festejo, que prometía ser muy devoto por la noche en que se hazía y por los autores que en él concurrían o le avían ordenado. A poco rato de silencio, se enpezó la comedia que aquí se sigue, que la curiosidad de Dn. Fernando no le permitió quedarse sin traslado para lograrle en esta relación. Celebróse como él mismo va diciendo y yntitulóse El hostal478.
+[…]
+Mucho celebró fr. Joan del Rosario y los demás religiosos el genio de versos tan devotos, y Don Pedro dixo que sólo tenían de bueno ser propios y ajustados a la devoción del que los avía pedido con aquellas condiciones; que la Canción que le avían oýdo a S. Joan Clímaco no era suya sino de otro feliz ingenio a quien él le bolvía la gloria de averla echo, dándole por premio tan sazonada collocación, pues avía causado gusto. Muchos de los que allí estavan quisieran oír la de Sn. Gerónimo, y Antonio prometió de referirla en la primera sazón que se ofreciesse. Y por dar feliz fin a la Mansión, que casi la maior parte se avía gastado en loor del santo nacimiento, pidió licencia para referir un soneto del mismo D. Pedro, y al mismo asunto, y, otorgada, le dio este gustoso dexo479, diziendo:
+ Naze a morir el corderillo tierno,
+ bañada en los albores la guedeja;
+ tiembla de frío, pero no se queja
+ porque es fuego que triunfa del invierno.
+ Pastor piadoso de immortal govierno,
+ busca perdido la perdida oveja,
+ panal se haze para libre aveja
+ que liba el néctar de su ser eterno.
+ ¡O tierno amante! ¡O dulze Pastorcillo!
+ Tanto el amor vuestra persona estrecha
+ que os pone en el portal má[s] derribado.
+ Dexáys el cetro por tomar el trillo480,
+ y, siendo vos el trillo y la cosecha,
+ trocando estáys el trillo en el cayado.
+ Laus Deo.
+A los primeros golpes que el pinzel soberano de su Artífice dio en la formación481 ermosa del vniverso, recibió alientos la luz, para espejo sin duda, a cuya claridad trasparente mirando la tierra su desaliño, adornase de peregrinos matizes la fealdad de su rostro; para raudal, a cuya avenida impetuosa de resplandor se inundase en luzes el ayre embuelto en orrores; para antorcha, a cuya llama luciente se encendiesse el ardor bizarro de las estrellas. Y apenas pasa de la idea a la execución, tanto restó482 de belleza; apenas se ven logradas ventajas483 tan illustres de hermosuras, quando, aún no contenta la valentía484 primorosa del pinzel de aver llenado dibujo tan excellente, por no dezir encuentro485 en que tropieze la vista, le lame486 con diligencias las sombras, y la aparta de las tinieblas. No son estas otra cossa que vna privación funesta de la luzXXXIX, vn cadáver feo de su ermosura, vna ausencia melancólica de sus rayos, y assí Febo con los suyos heredó este officio y deshilando las sombras que texió la noche, salió el segundo día de pascua con primaveras487 más florecientes de luzes, alegró aquel emisferio y dispertó a Dn. Fernando y Antonio y a Dn. Pedro a gozar de sus claridades. No menos prevenido488 que el Sol estuvo fr. Joan del Rosario a darles los buenos días, y pareze que entró executando a Dn. Pedro con pedirle489 que estrenase los albores de la mañana con hazer vna justa breve y compendiosa que imitase en el metro a la passada, en honrra del gloriosíssimo Protomártir de Christo Sn. Estevan, y no fuesse tan larga como la del Nacimiento. No podía Dn. Pedro negar su justa petición, y, assí, tomando la pluma, en su presencia escrivió la siguiente
+IVSTA
+A S. ESTEVAN PROTOMÁRTIR
+[…]
+En alabanzas del glorioso Protomártir Sn. Estevan, en oír missa y assistir a los officios divinos de aquella solemnidad gastaron la mañana y, a la tarde, después de vísperas, salieron por la orilla del río, y Arsenio y otros religiosos de aquel santo convento guiaron a sus huéspedes hazia lo intrincado del monte para que viessen vnas cuebas cabadas en peña viva a mano, donde avían hecho muy austera vida y rígida penitencia los hermitaños fundadores de aquel convento. Subieron por seys escalones de piedra a vna gruta que en lo más áspero descubría vna pequeña puerta, y fue necessario baxar por otros tantos a la güeca490 tumba o cavernosa bóbeda, la qual estonces491 estava sin habitador y sólo se conservava por memoria. Estaba bien enjuta492 y con bastante claridad, y, venerando vna cruz que estava en un altar de piedra, se assentaron493 en vnas ramblas494 de pedernal cortadas en forma de assientos. Aquí renovaron dulces memorias del habitador de aquella cueba, y dixo Arsenio: el sitio mismo combida a que oygamos aora la Canción de Sn. Gerónimo que Antonio nos tiene prometida, y para que la recite con más gusto le hago saber que yo nunca la he oýdo, y siendo Sn. Gerónimo gran devoto495 y patrón mío, será duplicado mi gozo.
+[…]
+Enternecidos, no menos que gustossos, dexó Antonio a sus oyentes con la referida canción, los quales hizieron a Dn. Pedro que repitiesse otra vez la de San Joan Clímaco, y alabaron el ingenio de sus autores. Don Fernando, que hasta entonces avía enmudecido, arrebatado su ánimo en otros mayores cuydados, quiso executar496 a Arsenio para que acabasse de contar el progresso497 de su historia, con dezirle que mirasse que se iba abreviando el tiempo que tenía prescrito por sus Padres para aquella huelga498, y que en passando el día de año nuevo avía de bolver a su cassa, por no causarles pena y cuydado. Arsenio le respondió que él estava presto a satisfazer su desseo; mas que no era justo profanar lo sagrado de aquellos días con relación de historias humanas. Que él haría lo que le pedía luego que passase la pascua499.
+[…]
+Y escogida500 ha sido la elección del Pe. Prior, repitió Don Fernando, en guardarnos este ltimo plato, y, assí, démosle las gracias a todos por lo bien que an luzido sus trabajos y por lo que an gustado de los agenos, pues no se puede negar que ha sido esta tarde la más gustosa que podíamos imaginar, pues los versos tienen lo hermoso y lo plausible del metro, lo profundo del concepto, lo gustoso del equívoco, lo agudo y sazonado del decente donayre. Y, aunque a algunos de los referidos les a faltado el saynete501 admirable de lo bien cantado, con que sin duda se hazen muy dignos de aprecio (¿cómo era posible502 el hallar todo en vna soledad?; aun lo que hallaban les parecía prodigio y de aquí es que le llamaban el Desierto prodigioso), no nos a echo ninguna falta porque más queremos sonidos que pulsen503 al alma que no que deleyten los oýdos, si bien también por estos órganos suele moverse. La habilidad de hazer versos, dixo el Prior, es tan bien recebida504 que no ay grandeza de persona ni magestad de puesto505 que se dedigne506 de executarla, antes es vn esmalte de inestimable adorno sobre qualquier más precioso metal que con vivos colores le hermosea. Es tan cierto esso, respondió D. Pedro, que no necessita de prueba y para hazerla con exemplares507 muy grandes era508 neccessario hazer vna Mansión entera; pero en brebe bástenos por todos, porque no recurramos a la Antigüedad, el saber que la suprema cabeza de la Iglesia que oy nos govierna es famosíssimo poeta, y siendo Mafeo Barberino, lo fue, y passando a ser Vrbano Octavo509, no se ha dedignado de vsar de la poesía corrigiendo y enmendando los hymnos de que vsa la Iglesia Cathólica, y dándoles la perfectión510 devida. Antonio dijo: dexemos esta conversación que, a aver de dezir511 cada vno lo que en esto siente, sería larg[u]íssima y de poco fruto. Lo que de mí os asseguro es que tengo por opinión constante que los que mormuran512 de los versos y del metro armónico, es porque no lo entienden; y los que desprecian y anihilan513 los poetas son aquellos que en su vida an podido hazer vn verso, y, assí, de pura envidia que les roe el alma, roen ellos a los poetas, y aun a los versos.
+Don Fernando, que siempre estaba con ansias de oírle a Arsenio la relación que le avía diversas [vezes] ofrecido de la vida del gloriosíssimo Patriarcha San Bruno, viendo que aún sobraba tiempo y que el sol todavía alumbraba el emisferio, le bolvió a hazer su instancia514; a que Arsenio respondió que no podía empezar luego empressa tan gloriossa; que para exornar vn preludio gustoso avía menester la noche; que él ofrecía satisfazer a515 sus desseos el día siguiente, y, también, en acabando, fenezer516 la historia comenzada de sus successos hasta venir [a] aquel yermo. Quietáronse517 con esto, y Dn. Fernando empezó a inquirir noticias del habitador de aquella hermita y de la fundación de aquel divino santuario de N. Sa. de la Candelaria; que no era justo, aviendo por su buena dicha visitádolo y dejando en él prenda tan de su alma como su primo Dn. Andrés, se fuesse él sin saber con fundamento verdadero lo mismo que avía desseado, y Arsenio le avía ofrecido. Arsenio se excussó y dixo que esto pertenecía518 más al Pe. Prior de aquella cassa, que como en cossa propia diría con mejores fundamentos lo que avía. Era esto mismo lo que el Prior desseava, religioso muy anciano y grave, el qual con singular modestia hizo en esta forma su relación519:
+El año de mil y seyscientos y dos avía en vna ciudad que está a este convento muy cercana, llamada Tunja520 fundación de illustres cavalleros, dos hermanos, naturales de la Isla de Tenerife en las Canarias, llamado el vno Domingo de Anaya y el otro Francisco de Anaya521. Estos, con desseos de servir a Dios en quietud y soledad, se retiraron a este Valle de Ráquira, en este ameno y florido sitio que avía sido labranza del cazique o señor de Vrancha, pueblo oy annexo al de Ráquira522. Aquí, vestidos ásperamente de toscos sacos de sayal, comenzaron a hazer vna vida muy semejante a la de los antiguos monjes de la Thebayda523. Y esta cueba en que aora estamos fue el alvergue que para sí labró el santo varón Domingo de Anaya, y otra, que luego veremos, la de Francisco, que en todo es semejante a esta. Ocupávanse aquí en continua contemplación de los divinos misterios, y en hazer rígida penitencia con continuados ayunos y frequentes disciplinas, y su retiro y soledad era tanta, que no se vían ni comunicavan524 los dos hermanos si no era en los días que por precepto de la Iglesia eran obligados a oír missa, que para hazerlo y frequentar los sacramentos de la conffessión y comunión iban juntos al pueblo más cercano. Luego se divulgó por todas estas partes la fama de su austera vida y penitencia, y con esto se les agregaron otros varones espirituales, que por todos llegaron a número de doze, que tantas son las hermitas o cuebas abiertas en las peñas que ay en este Desierto Prodigioso, entre los quales fueron525 Alonso de Paredes526, después augustino descalzo proffesso desta cassa y insigne mártir del Señor en la provincia de Vrabá, donde por la fe de Christo consiguió palma de martirio, y el Padre Diego de la Puente cuia santidad y virtud es bien conocida en todo este Nuevo Reyno, que oy persevera en la soledad y ásperas montañas de Tena527. Viendo, pues, los dos principales hermitaños cómo avía crecido el número de compañeros, trataron de hazer vna hermita para que algunos de ellos, que eran sacerdotes, dixessen missa; executaron su intento, levantaron un pobre edificio cubierto de paja en donde está oy la crus de piedra del atrio de los naranjos, y para su habitación edificaron otra cassa pagiza, que venía a estar donde oy está la iglesia, con vnos poyos altos alrededor, que con solas vnas esteras le servían de cama.
+Acabado en brebe este pobre alvergue, determinaron de528 escoger por protectora suya a la Reyna de los Ángeles María Santíssima y poner en la hermita vna imagen suya, la qual fuesse copia o retrato de aquella prodigiosa que con título de la Candelaria patrocina529 las siete islas llamadas Fortunadas530, quizá mejor por tal Patrona que por la amenidad de su suelo. Estaba entonces en la ciudad de Tunja el célebre pintor Francisco del Poço, milanés531, el qual, a petición de los hermitaños, con las instrucciones que ellos le dieron, y más guiado de celeste impulso, pintó en vna tabla de cedro de vna pieza entera, que tendrá de largo dos varas y de ancho vara y media, la devotíssima i incopiable imagen que estos días emos venerado, con los dos patriarchas Santo Domingo y San Francisco a los pies, por los nombres de los dos principales ermitaños ya dichos.
+Acabada la Santa Imagen, la sacaron los ermitaños de Tunja vna noche y vinieron a amanecer a este sitio, donde fue recebida de los demás compañeros con grande alegría y gozo de sus almas, y hizieron en su veneración todos los aplausos532 que les permitió esta soledad, y la collocaron en su chocica, de donde començó a repartir misericordias muy a manos llenas; y la principal fue que siendo este sitio oráculo en que el demonio respondía a las consultas de los yndios idólatras, desde que llegó allí la santa imagen, enmudeció el demonio, como después conffessaron los mismos yndios a quienes el Enemigo incitava que quemassen la chocita o hermita de Nuestra Señora, y assí le tiraban desde lexos saetas encendidas con fuego, y, aunque las clabavan en la paja, no prendía el fuego, perdiendo su actividad aquel elemento por respetar la cassa de su Señora. Espantados desto los yndios y corridos de ver enmudecido al demonio y desterrado de su posessión antigua, viendo el ynfierno convertido en Cielo, se convirtieron y del todo se pusieron debaxo del patrocinio desta santa imagen, y oy se verifica533 en la devoción y veneración que le tienen, pues en sus gaytas534 o bayles, como antiguamente, en faltándoles agua para sus labranzas, dezían: vamos a que llueva a la labranza535 del cazique Vrancha, oy cantan con alegría: vamos a Nuestra Señora de la Candelaria. Y la Virgen Santíssima les paga tam bien este afecto, que desde que se fundó aquel convento, no se sabe que, viniendo la processión de Ráquira, aya dexado de llover quando se lo piden a la Virgen. Y de aquí tiene origen el mucho concurso de pueblos que vienen a esta santa casa el día de su Purificación. Collocada ya la Imagen, començó el sitio a tener el nombre que oy possee de la Candelaria, y su fama se estendió por todo el mundo, por los muchos milagros que fue cada día obrando, de suerte que de partes muy remotas suelen venir a cumplir sus votos los que an recebido benefficios desta Soberana Señora, y otros, a conseguir medicina de sus dolencias y enfermedades. Estos milagros son tantos que ocuparíamos536 mucho tiempo en numerarlos537. Y, assí, bolviendo a nuestros hermitaños, vivían con mui singular exemplo, de que embidioso el demonio, sembró entre ellos vna contienda sobre quis eorum videretur esse maior538 con que esta compañía539 se deshizo; y los dos principales hermitaños, lastimados desto, porque no se perdiesse aquella santa Imagen y su devoción se entibiasse con ver la inconstancia de los hombres, trataron de hazer traspasso y donación de ella y de este sitio a la Religión de San Augustín, en manos del muy Venerable Padre Fr. Matheo Delgado540, entonces doctrinero de dos pueblos que están juntos oy, que son Ráquira y Tixo541, para que se fundasse un convento de Recoleción, en que se guardasse, exactamente y sin dispensación ninguna, la regla y constituciones desta esclarezida orden. Aceptóse con las condiciones que quisieron, el año542 de mil y seyscientos y sincoXL, por el dicho fr. Matheo Delgado que, envestido543 de vn fervor del Cielo y desnudándosse sus vestiduras de paño y descalzándose los zapatos, se puso un áspero saco de sayal544 negro, y descubierto el Ssmo. Sacramento, que sea por siempre alabado, hizo voto de traerle hasta su muerte, y luego dio el hábito de religioso a Alonso de Paredes, que se llamó fr. Alonso de la Cruz, varón muy senzillo y extático, que después in odium fidei murió alanceado en la provincia de Vrabá, y al hermano Juan, a quien siendo ciego, avía la Virgen dado vista y se llamó fr. Joan de Iesús, y a otro, flamenco, llamado Alexandro545. Estos solos quedaron de los hermitaños y los dos hermanos que hizieron la donación del sitio y de la imagen al Venerable Pe. fr. Matheo Delgado, que en estas cuebas perseveraron hasta la muerte santa y dichosamente. Los demás se esparcieron por diversas partes, y no podré dar de ellos más noticia.
+Enpezó el santo fr. Matheo con sus compañeros a hazer vna vida más angélica que humana, y más celestial que terrena, y assí se estendió por todas partes la fama de su gran santidad, y vinieron hijos de las más nobles personas de todo este Nuevo Reyno a pedir el hábito de aquesta546 reforma, y muchos le recibieron viuiendo con admirable obseruancia. Los que más an florecido en virtud en esta santa cassa son: el venerable fundador ya nombrado, cuyas virtudes fueron celebérrimas en todo el nuevo mundo. Dél an escrito, aunque muy por maior y succinto quanto puede ser547: el Maestro fr. Thomás de Guerra548 en su Alfabeto augustiniano, el Maestro fr. Antonio Calancha549, en la Chorónica del Pirú. Yo, que le conocí y traté a todos sus compañeros, sé todas sus cossas y, según entiendo, no ay oy quien sepa más de él que yo, porque podré llenar sinquenta pliegos de su vida y raros prodigios, y por no causaros molestia sólo contaré vno, y es que como entre los dones y gracias que N. Sr. le avía concedido era vna de ellas el conozer los interiores, vna noche, a las dies, llegó a la puerta de un religioso, y le llamó y dixo que bolviesse sobre sí550 y mirase que el dragón infernal le quería tragar; que suplicasse a N. Sr. le quitasse la tentación que tenía, pues en ella peligrava tanto su salvación. El religioso quedó confussísimo, y como atónito y espantado de que el Pe fr. Matheo supiesse lo que a criatura humana él no avía revelado. Humillósse y postrósse a sus pies conffessando su delito y determinación, que era de huirse aquella noche y irse apóstata por el mundo, cansado de la soledad de aquella casa. Finalmente se quietó551, conoció su culpa, hizo penitencia de ella y veneró la santidad del venerable Padre.
+El segundo que floreció en santidad fue fr. Joan de San Augustín552. El tercero, fr. Vizente Mallol553. El quarto, fr. Matheo de la Madre de Dios554, novicio. El quinto, fr. Pedro de Sn. Cipriano. El sexto, fr. Domingo de Betanzos555. El séptimo, fr. Nicolás de Orti556. El octavo, fr. Joan de Sn. Guillermo557. De quienes se podían escrevir558 libros enteros, y otros muchos, cuyos nombres confiamos en el Señor están escritos en el libro eterno de la vida. De aquí fueron a fundar el convento de N. Sa. de la Popa en la ciudad de Cartaxena y el de la ciudad de Panamá559. Y esta es en brebe560 la succinta relación de lo que me avéys preguntado. Sólo pido que perdonéys mi tosquedad y rudeza, que en esta soledad cassi se pierde con el mucho silencio el vso del hablar.
+Quedó gustosíssimo Dn. Fernando. Y si viera cómo en estos miserables tiempos, por solicitud del demonio, el muro de la ciudad de Dios a estado para caerse, y las piedras del santuario an estado desparcidas561, no dexara de lastimarse mucho, como lo estoy yo, a cuya causa pido por las entrañas de Dios que si alguno leyere las mansiones deste Desierto prodigioso y fuere interessado en la pérdida y destrución dél, dexe ya su obstinada dureza, de que no quiero dar aquí más luz y noticia por no hazerle offensa. No pretendo venganza, pues la pudiera tomar muy bien mi cobarde pluma; lo que pretendo es inducirle a lástima y que cuyde de la recuperación enpezada deste divino Santuario, dexando en paz a los santos recoletos de Sn. Augustín562 en este su Desierto y en las demás cassas.
+Arsenio pidió licencia para quedarse aquella noche en aquella cueba y los demás baxaron a descansar al convento, y tú lo puedes hazer assí, o letor, y acudir a la Mansión duodécima, del siguiente día, en que oirás a Arsenio la prodigiosa vida del Serafín de los Desiertos San Bruno, Patriarcha Cartuxano.
+Precursor del sol fue Arsenio este día, pues antes que el Aurora manifestasse las nuves revestidas de oro y jalde, nieve de Scithia563 y bermellón de España, previniendo sus crepúsculos, estuvo a la puerta del convento y entrando a hablar al superior, pactó con él que el regocijo de aquel día fuesse en un sitio, el más vistoso y apacible del mundo, en vna montaña o arboleda junto a la laguna de Ráquira564, distante de allí legua y media. Embió luego el Pe. Prior dos religiosos a prevenir el sitio y alcanzar el beneplácito de vn devoto que allí tenía edifficada vna quinta, estancia o recreación565, los quales obedecieron promptos y se quedaron esperando gustossos. Tenía Arsenio gusto y elección maravillosa en todo, y quiso que sus amables huéspedes no se fuessen sin ver este jardín de Flora y esta recreación de Pomona. Fue él mismo a dispertar a D. Fernando y D. Pedro y Antonio, los quales dexaron luego el lecho y fueron a oír missa. Dispensó el Pe. Prior con566 fr. Andrés en los retiros y rigores de novicio, y llevóselo por compañero y a otros dos religiosos antiguos y a fr. Joan del Rosario, de suerte que a las ocho del día ya estavan en la estancia, donde tubieron bien en qué deleytar la vista en ver un remedo y similitud del terrenal Paraíso: tanta variedad de árboles, fuentes, flores, aves, animales y, en la laguna, tanta diversidad de ismos, islas, y patos y otras aves de agua, que estaban como absortos, alabando con admiraciones a su divino Criador, que pareze hizo allí vn breve compendio de quanto deleytable tiene la naturaleza567.
+[…]
+Aquí acabó Don Pedro su piadoso sueño568, recibiendo de todos los que le oyeron muchas aclamaciones, alabando el ingenio que tuvo para alabar a su devoto Patrón, y él dio modestas disculpas de lo que se avía alargado en las pinturas. Que, aunque es verdad, dijo, que las pudiera ceñir a pocos versos, mi devoción no me ha permitido que observe las leyes rigurosas de la poesía, assí en lo concisso y conprehensivo569 como en el metro. Quédesse esto, dixo, para el que quiera grangear el aplauso vano de entendido y de heroyco, que yo me contento con el título de devoto y piadosso, y assí mis yerros en este borrón570 o bosquejo merezerán más bien el perdón, tanto de lo atrevido como de lo ignorado. La historia (dixo más571) escrita en prosa es comparada a vna matrona noble y honesta, cuyo vestido ha de ser muy grave y circunspecto, sin consentir superfluo ornato. Mas la historia escrita en verso es semejante a la esposa de un rey, adornada no solamente de oro y púrpura, sino de vistosos broches de flores y otras joyas de diversas piedras preciosas que hazen más apazible572 su magestad. Y, assí, llevado de mi devoción a la matrona honesta que nos a propuesto573 Arsenio en la historia de San Bruno, Patriarca Cartuxano, he procurado hazerla reyna, añidiéndole574 los broches de oro, flores y piedras preciosas para que más atrayga; que espero que por esto no ha de perder el fruto de la devoción que he pretendido excitar en vosotros, pues vemos que también los versos mueben. Y si no, díganme, mis amantíssimos amigos, ¿a quién no levanta el espíritu oír el Pange lingua? ¿A quién no obliga a llorar el himno Vexilla regis prodeunt? ¿Qué cossa más dulce que el Ave maris stella? Demás575 que veo a la poesía acreditada no menos que por Moysés, David, Salomón, Job y los profetas Ezechías, Jeremías y Habacuh, y por otros doctores amplíssimos576 como S. Paulino, San Próspero, S. Gregario Nazianzeno, Iuvenco, Arador, Sedulio577, Prudencio, Ambrosio, Hilario, el abad Zacharías, Benedicto Cartuxano y otros, y aun los gentiles creían que con la poesía traerían a la tierra a la luna:
+ Carmina de coelo possunt deducere lunam578.
+Y no ha faltado vna erudición moderna que diga que quando Josué detubo aquel gran planeta haziéndole ser escándalo hermoso de la naturaleza en el prodigio de su detención, fue con suaves versos y metro numeroso. Y no falta autor que diga que la poesía es tal que quando Christo quiso padezer, pareze se quisso confortar con alguna cossa de ella, y lo prueba con aquellas palabras: et himno dicto579, etc.
+De María, hermana de Moysés, siente580 el paráfrasis caldaico581 que quando cantó la omnipotencia de Dios en la ruina de los gitanos582, cantó todo el pueblo con ella sus alabanzas en verso. Y la mejor María, Virgen Madre de Dios y Reyna de los Ángeles, en verso dixo la Magníficat583, y los ángeles celebraron su sagrado parto en verso, diziendo gloria in excelsis Deo. Y del primer hombre, Adam, sienten doctos rabinos fue el primer poeta en el exercicio métrico y que compuso el psalmo 91: Bonum est confiteri Domino, y a la poesía y encanto llamaron carmen; y yo le aplico lo de el psalmo 39: et immisit in os meum canticum novum, carmen Deo nostro: encanto para su bondad. Y, demás de todo lo dicho, yo hallo que a San BRVNO le devemos celebrar con versos los poetas por averlo él sido famosíssimo, y tan eminente y célebre que en sus latinos versos emula dichosamente al Píndaro bethelemita584 rey coronado, David digo, cuya lira suena a Christo y celebra sus glorias, y BRVNO vierte sus psalmos; y ya oýmos en su historia versos suyos que nos dieron materia más que abundante para discurrir. Demás de lo que he referido, yo soy libre y nadie deve calumniar585 mi devoción, aunque mi baxo estilo puede muy bien. Esto confiesso, y que os devo de aver cansado, y assí será justo que, dejando este asumpto por oy, nos recojamos.
+Antonio, que avía estado attento a todo lo dicho, le respondió a Dn. Pedro con agrado, significando que no avían tenido cansancio ninguno, antes mucho gusto en oýrle, assí el piadoso sueño como lo que acababa de discurrir. Y ponderando que les avía durado el sol todo el tiempo que duró la relación del sueño, dixo: es sin duda que como Josué detubo a este hermoso planeta diziéndole versos, también se ha detenido con los de Don Pedro, los quales he notado con particular advertencia, y, dejando las reglas y ápizes poéticas586, de que yo no he cuydado, ni fuera justo lo hiziera, pues esso se queda para las academias. Sólo he echo reparo en el ltimo verso del sueño referido en que introduze a la Humildad refiriendo el trofeo de Sn. BRVNO, y al cabo le dize: y tú despierta y buélvete a tu canto. ¿Qué canto es este?, preguntó a Don Pedro; el qual respondió que el reparo avía sido muy digno del ingenio de Antonio, y que era justo el satisfazerle. Para lo qual debían saber que él avía enpezado a hazer vn canto de octavas heroycas para contar en ellas el entierro de San Bruno, los justos sentimientos de sus hijos, la herencia que les dejó y los officios y funeral que le hizieron, y, aviendo bosquejado algunas, arrebatado de differentes consideraciones, avía mudado metro y asumpto en el referido triunfo y que lo que le mandaba aora la santa Humildad era que despertasse y prosiguiesse la obra que tenía comenzada, pues esta era su propia collocación; que al morir S. BRVNO se le siguió luego el triumfar en los Cielos, y después se siguió el entierro y milagro que hizo la fuente que brotó su sepulchro587.
+Nuebo gusto recebimos todos de oýros esso, respondió Don Fernando, pues todos os hemos de pedir lo mismo. Y yo, para que esta obra quede consummada, os ofresco dibujar en vnas liras el túmulo que le hizo la Iglesia vniversal y honrras que le hizieron otras iglesias particulares, con que daremos perfecto desahogo a nuestra devoción. Y aora tratemos de recogernos y de instar a Arsenio que nos acabe de contar su historia, pues aún todavía588 nos tiene suspensos en su narración, si bien las interpolaciones589 que ha avido han sido tan gustossas y de tanto agrado, que no tenemos de qué quexarnos.
+Juntos, pues, gozosos y alegres, enderezaron sus passos a la cueba.
+Y tú, letor, los puedes, al descanso, hasta que la Mansión siguiente para su letura te combide.
+Corrió el sol las cortinas a su dorado coche y, enbuelto el monte y prado en pardas sombras, obligó590 a aquellos jóvenes que se juntasen con Arsenio en la estancia, donde, aviendo prevenido vna antorcha que supliesse ausiencias591 del rubio planeta, los estava aguardando juntamente con el Prior de la Candelaria y con fr. Andrés. Siguióse a la acostumbrada salutación el executarle luego con instancia refiriese lo que faltava de su historia, porque determinaban partirse otro día592 el Prior a su convento con su novicio fr. Andrés, y Don Fernando, con sus amigos a su cassa. Arzenio se ofreció benévolamente a ello y haziendo vna sumaria resumpta de lo que atrás profirió, porque el Pe. Prior se lo pidió assí, llegó hasta el punto de la referida tormenta.
+Y estando todos sentados alrededor de vna messa oyéndole con suspensión, prosiguió assí:
+Vagueando593 estuvo el frágil leño, ya por muchas partes de las rezias olas abierto y destrozado, hasta que calmó el viento, y apenas huvimos reforzado a la Pava (que assí dije se llamava el bajel de nuestra enbarcación) y gozado dos días de alguna bonanza, en los quales avía dispuesto Don Lope los versos que referí594, indicios de su conversión, quando vigiando595 el gaviero la mar, como es costumbre, desde lo alto del tope, dio aviso que se descubrían dos velas. Al principio nos ocassionó consuelo, jusgando serían aquellos navíos de los de la flota, de quien, con la fiera tormenta, nos avíamos apartado; después que fueron conozidos por estrangeros, de los piratas olandeses, que infestavan la mar por aquellas costas, nuebo susto, nuebas penalidades, por ver que ya que no avíamos sido despojo de las olas, lo avíamos de ser de aquellos piratas, buenos guerreros y más diestros marineros, por estar nosotros cassi imposibilitados de la deffensa, assí por los mienbros cansados de la fatiga passada como por el destrozo del ya débil vasso596. Pero, como en semejantes conflitos597 el temer la muerte sea covardía, nos dispussimo[s] a vender bien las vidas y la hazienda, primero que entregarnos. Don Vizente, lleno de marcial ardor, previno toda la gente que podía ser til a la pelea. El enemigo estava cerca ya y avía disparado vna pieza de artillería, con bala, en señal de representarnos la batalla598, o que le ofreciéssemos rendimiento, bajando las entenas. Esto no lo teníamos en propósito sino intentar la fuga, si fuesse posible y, si no, morir peleando. Assí lo executamos, porque el enemigo, confiado en su ventaja y número mayor, sin más valerse de la artillería, nos barluó599, con que se travó vna sangrienta batalla, no ya con armas de fuego, sino con las espadas. Sobrados de valor andubieron los nuestros contra los olandeses, valientemente denodados, mientras yo y Don Vizente, como más interesados, les ayudamos. Pero quando a mí me vieron herido y a mi amado primo Don Vizente, que en la plaza de armas yazía cadáver, bañado en la reciente púrpura derramada de sus venas, siendo ya feo despojo de la muerte el que antes era Narcisso de la vida, nos rindieron fácilmente, aunque no sin costarles mucha sangre, pues la espada de Don Vizente avía separado muchas vidas antes que vna aguda punta, que la muerte flechó600 a su corazón, abrió puerta a la suya.
+¡O joven gallardo, qué de esperanzas nos cortó en flor la fiera cuchilla que te acometió tan violenta! Pero, ¿azia dónde puede ya torzer sus velas mi discurso que no las humedesca el llanto de mis ojos, y que no las despedaze el ayre de mis suspiros? Congojas ambas que las a tenido ahogadas el respeto y ya las desañuda601 la compassión. ¡Ha, Vizente, que yo fui causa de tu pérdida y yo la ocassión de tu muerte! ¡O, dispierte ya la insensibilidad de mi corazón a las violencias de golpe tan penetrante! No me permitieron dar al cuerpo diffunto siquiera los ltimos abrazos, aunque llegué a regarlo no sólo con las lágrimas de mis ojos sino también con la sangre que vertían mis heridas. El furor de la guerra todo lo abrassa, todo lo consume: no quisieron los vitoriosos tener embarazo con los cuerpos muertos; desnudándolos con impía crueldad, los entregaron al momento a las ondas, y aun tratavan de pasarnos a cuchillo a los que quedávamos vivos (alivio hubiera sido para quien602 tantos pesares le ahogavan) por la resistencia que avíamos hecho. Desto los divirtió603 el saco604 y el despojo que los dexó bien contentos. Sacaron yerros para aprisionarnos; ¡ay dolor!, que allí ninguno los merecía sino quien tantos avía cometido como yo. Tarde llega el esca[r]miento y desengaño, quando es a pura experiencia de trabajos. Allí reconozí mis errores; allí, porque los dolores mentales agravassen más los de mi cuerpo, se me ocurrió605 la gravedad de mis delitos; allí el corazón, que era de piedra, se bolvió de cera. El remedio para no exhalar la vida y
ltimo aliento en manos del dolor fue librar606 el corazón desecho en fuentes de lágrimas por los ojos, viendo poner a Ascanio vna pessada cadena. ¡O dolor! ¡O tormento!
+Aquí empezó de nuebo Arsenio a brotar607 lágrimas y a sentir lo que contava, como si lo viera aún presente, y Don Fernando, conpassivo, a templarle el llanto con melosas608 y bien articuladas razones609. A que respondió el anciano venerable aquello de JobXLI (no se prohíbe al enfermo el quexarse): ni mi fortaleza es de peñascos insensibles ni mi carne es de bronze. ¿Quousque dissimulabo?610 dezía San Bernardo en la muerte de Gerardo, significando que el dolor de la pérdida le abrassava las entrañas, y le deshazía el corazón. Qué mucho, pues, que a mí, miserable, memorias de tantas penas y recuerdos de tan fuertes golpes, me ocassionen lágrimas. Para cortarlas, pues, passemos a otros successos más fauorables, si es que los pudo aver en fortuna tan desecha. Estos fueron aver piedad en los piratas para curar mis heridas y para acostarme sobre vna dura tabla con la más vil manta por abrigo y el darle al desalentado y desflaquezido611 cuerpo algún alivio, de que cuydó Ascanio con título de sobrino mío, cabiendo612 por suerte buena entre tantos males el estar juntos en vna prisión bien estrecha, pues lo es la más ancha que ay en el navío. Aquí estube, acometido de fieros dolores de mis heridas que si no llegaron a acabar la vida, muchos indicios dieron de ser mortales. Este bien tienen las tribulaciones, que hazen al hombre que se convierta a Dios. En medio de tantas como yo me vide rodeado, este fue el nico puerto de mi consuelo y parte de los discursos que en aquella apretura613 hize, copié en vnas octavas, no afectando gallardía de palabras sino llaneza de conceptos, quando después de convaleciente, me vi hecho oprobrio614 de los campos en vna grande soledad, como después diré. Sacó entonzes del pecho un papel y le dio a Don Fernando para que le leyesse. Todos mostraron gusto en oír las octavas, aunque Arsenio quería sólo enseñarlas sin que se dictassen615, porque por ser algo diffussas616, no enfadassen; mas tenía tan adulzados617 a sus oyentes que, aunque lo fuessen mucho más, las oyrían con gusto. Leyó, pues, Don Fernando assí:
+ Necessitado, pobre y aflixido;
+ de plazer, de contento y gusto ageno618;
+ de mil enfermedades combatido;
+ de llagas en el cuerpo y alma lleno;
+ sepultado, rebuelto y consumido
+ en miserable lodo y triste cieno,
+ a ti, mi Dios, me buelvo suspirando,
+ diziendo con gemidos: ¿hasta quándo?XLII
+[…]
+ Ya me faltan palabras y razones
+ para dezir mis quejas lastimosas.
+ Tú, que ves los secretos corazones,
+ mira bien mis angustias dolorosas.
+ Concede, immenso Dios, mis peticiones;
+ líbrame de las manos tan furiosas
+ de los que me están siempre combatiendo,
+ que en las tuyas me pongo y encomiendo.
+Acabó de leer Don Fernando, aviendo enternezido a los oyentes con la llaneza destas tan bien sentidas razones619. Y Arsenio prosiguió diziendo: estos fueron los mentales soliloquios, con que, en medio de mi tribulación, me bolví a Dios y clamé a su Divina M[a]g[esta]d, como otro Jonás desde el vientre de la ballena. A un mismo tiempo vi robada mi hazienda, mis deudos y amigos, muertos, y juntamente me vi puesto en prissión y en punto de muerte620. Todos mis males parezían sin remedio. Qué bien dixo Séneca: a qualquiera dolor, por grave que sea, el mejor medio621 es la paciencia. Pero
+¡quién pudiera tenerla en tales rigores sin extraordinario caudal de valor!
+Contentos los olandesses con la pressa y ricos con los despojos del bajel y repartidos en los suyos los rendidos, ya movidos a más piedad, los fueron echando en tierra622 en aquellas costas, que ellos lo acostumbran assí, no reparando en que sean desiertas. Quien más días estuvo en su compañía fuy yo; que, condolidos de mis heridas, a mí y Ascanio, que cuydava de ellas, no nos echaron en la marítima costa hasta que yo me sentí con algún aliento. Vna tarde, haziendo poner vna chalupa y mandándonos entrar en ella con los marineros, nos conduxeron a la orilla de la mar y nos dexaron en tierra con sólo el abrigo de vnos vestidos de angeo623. Tan consumido y desfigurado estava Ascanio, con golpes tan repetidos, que passó plaza624 su dissimulo de varón, sin que se ocasionasse sospecha, que fuera posible que, aviéndola, no lo echassen en tierra conmigo. Quedamos, pues, solos en la playa solitaria sin saber qué región era la que pissábamos, ni adónde, o a quién avíamos de boluer los ojos. Respiramos allí, dimos con repetidas lágrimas treguas al ánimo quebrantado, y algún lugar a la esperanza de hallar mejor abrigo en las peñas y en los montes que allí se nos ofrezían a la vista, que en los hombres que nos avían dexado allí para perezer. Encaminamos nuestros passos hazia lo espesso de las arboledas para buscar vna cueba o gruta en que repararnos625. Conozí, por lo que yo avía oýdo dezir de la fertilidad de las Yndias, que estávamos en costa suya, porque luego encontramos naranjos y limas y otros árboles frutales que, sin humana cultura626, produzen sus regiones. Y no fue este pequeño alivio, pues nos fueron de sustento, para no acabar allí la vida con hambre. La tierra era fertilíssima y de mucho deleyte, pero éranos de gran desconsuelo no encontrar humanas huellas y no ver por allí rastros de poblazón627 y el caminar por vna montaña no conozida, expuestos a ser pressa de algún animal o monstruo de los que suelen anidarse en la soledad. Con todo, sacando fuerzas de flaqueza y animándonos el vno al otro, discurrimos por varias partes hasta que descubrimos vna choza pagiza, a la qual nos encaminamos y la hallamos desierta, aunque no sin rezientes señales de aver estado allí gente; pues hallamos fuego y leña y no pocos pescados differentes puestos en vnos zarzos628 de minbres al humo, que assí lo acostumbran hazer los pescadores de las Yndias, con que lo traginan629 a diversas partes seco al humo, que les suple la falta de sal y les da muy buen sabor. A la cuenta630, aquella choza tenían echa los pescadores que a la marina solían ocurrir631 a pescar para su grangería632; y la causa de tenerla fabricada hazia lo más oculto del monte era el miedo de ser asaltados de los piratas que infestavan la costa. Estava en lugar sublime633, y aunque su fábrica era pagiza, era capaz634 para ocho hombres y tenía, como he dicho, sus zarzos en el ayre, a la parte superior para ahumar el pescado.
+Notable alegría y consuelo tuvimos con las esperanzas que estos indicios nos dieron, y con el refrigerio635 que nos dio el fuego y el hallar pescado qué comer porque no ossávamos fiarnos a636 las frutas no conozidas; si bien con las noticias que yo tenía de los plátanos (y que se comían maduros y servían de fruta; y verdes, assados o cozidos, servían de pan), luego los conozí, y nos valió la noticia para no echar menos el pan. Conozimos que la causa de aver dejado lumbre encendida fue para que se quedassen ahumando los pescados. En fin, Dios N. Sr., que cuyda hasta de los más chicos pajarillos, y viste al lirio en los campos, nos tubo, para alivio de tantas fatigas y trabajos, aquí la messa puesta y lugar de abrigo y refrigerio.
+Estubimos allí algunos días esperando viniessen los dueños de aquel rancho637 (que assí se llaman estas enramadas), ya muy reparados638 de los males passados, y con firmes esperanzas de mejor fortuna. Pero quando esta quiere perseguir a un desdichado, aun en el desierto más inculto no le falta modo. El ltimo dolor estava preparado a mi pecho. Avía salido por aquellas espesuras Ascanio diversas vezes, dejándome a mí durmiendo, y aunque yo le avía echo instancia639 en que no se expusiesse a perder la senda y perderse, o a encontrar algún león o tygre que diesse fin a su vida, él, satisfaciéndome640 con que no se alejava mucho, avía desvanecido mi cuydado. Otro mayor traýa en su pecho, y era el dexarme solo y, llevado de vn fervoroso espíritu, retirarse en641 vna escondida cueba de aquel monte para acabar su vida consagrándola a Dios. Como lo pensó, lo executó vn día muy a su salv¡o642. Y quando cerró la noche y vi que no bolbía, quedé tan attónito, tan conffusso y tan dolorido, que me parezieron todas las fortunas643 passadas dichossas en comparación del pesar presente. Salí a aquella soledad; di vozes por aquellos campos para que si acasso erraba el camino, las oyesse. Encendí vnos leños, discurrí por todas partes, mas toda mi fatiga salió en vano. Presumí lo que me temía, y era que avía sido despojo de alguna fiera, y que ya Ascanio no era en el mundo. Arrojé el corazón a la corriente de las lágrimas; tales eran las mías que ablandaran los bronzes más insensibles y las más duras rocas. Passé aquella noche en un mar de confussión y en vna lucha de dolores con encontrados pensamientos y imaginaciones. Amaneció el día y yo me resolví a no dexar entre aquellos peñascos escondrijo ni abertura que no escudriñasse en busca de Ascanio. Errando andube por sus incultas sendas de día y de noche sin descanso alguno muchos días, al cabo de los quales llegué a un peñasco roto, por cuyas aberturas entravan ramos de silvestres árboles; ni tanto era deffendido de inclemensias, que todas en parte no le alcanzassen lo interior, donde apenas avía luz, que era la que se permitía644 por la rotura de vna peña que vna rama de infecunda higuera cerrar quería con porfía repetida. Allí cerca corría vn arroyo, que su templado murmurio645 era voz de aquella soledad. Llegué a aquel sitio; attendí646 su fábrica; infundióme miedo. Suspendíme algún tanto y oy vna dulze aunque débil voz que con suaves quiebros647 cantó este romanze:
+[…]
+Yo quedé tan estrañamente admirado (prosiguió Arsenio) que ni aun respirar osaba. Varios pensamientos acometieron mi pecho (era extraordinario el successo en vna soledad tan inculta). No sabía a qué determinarme: si a entrar, si a reconozer el habitador de aquella morada, que tan dulcemente cantava. Ángel embiado de Dios le formaba648 pues dictaba tales razones para mi perfecto desengaño. En fin me resolví, sin dar más que pocos passos adelante, en649 esperar en qué parava aquello. Poco rato passó sin que continuasse la música diziendo en differente tono estas canciones, pareze, según el contexto, a Santa María Magdalena.
+ Bellos enamorados,
+ que gustastes de dulces sinsabores,
+ sed oy mis combidados
+ para cantar la gala650 a los amores
+ de más gloriosa pena
+ entre Christo y María Magdalena.
+ Divina compañía,
+ que con música dulce en bosque vmbroso,
+ siete vezes al día,
+ desta ninfa en ausiencia651 de su esposo
+ consolastes el llanto,
+ honrrad con vuestros hymnos este canto.
+ Si buscáys los despojos
+ en que el amor triunfó destos dos pechos,
+ veréys rendidos ojos,
+ en cristalinas lágrimas desechos
+ y dorados cabellos
+ de que amor haze red y enlaza en ellos.
+ Veréys aquí escondido
+ en un repecho al cazador mañoso,
+ y por los pies asido
+ al sagrado pelícano652 piadoso,
+ ofreziéndosse al tyro
+ por el dulce reclamo653 de vn suspiro.
+ Derrámase el vngüento,
+ quebrando el blanco vaso aunque precioso,
+ y el corazón essento,
+ quebrado de dolor, aunque amoroso;
+ aquel, de olor, el suelo,
+ este de su calor trasciende654 el Cielo.
+ Pues los que allá en la gloria
+ tenéys a cargo hazer fiesta solene,
+ quando con gran vitoria
+ algún injusto a penitencia viene,
+ hazed gallardas pruebas,
+ cánticos nuevos y invenciones nuevas655.
+Çessó con esto la música y continuó la voz diziendo: Respiremos soledades pacíficas. Bolved al Cielo el discurso656. Lloremos con razón tantos riesgos de mi naturaleza débil, tantas fortunas de mi vida. Dulzes exemplos de virtud, mucho importáys a la enmienda de mis imperfectiones; asistid657 en mi alma, enseñalda con vuestro sacro ardor. Aquellas que de mi género enmendastes vuestros hierros658 con castigo admirable, con llanto verdadero, dadme la mano; ponedme en el camino que llebasteys. Vos, dama hermossa, espejo de dolor por flaquezas que tanto ya lloraysteys; christalino espejo de penitencia, vos, illustre honor de soledades, favorezed la mía. Caya659 sobre este pecho alguna lágrima de aquellas cuya efficacia rompió en algún tiempo la tierra de su culpa para que produxesse fértiles frutos. Adorada mía, ¿qué amor divino es esse? ¿Qué gemidos dolientes? Amorosa660 del Cielo, no menos fuistes industriosa que amante; destranzáys661 el cabello, primer paño662 de pies que vn puro amor ha imaginado para enlazar a vuestro Esposo Jesús. De tan diestro lazo os pido alguna parte para el mismo efecto. Bien sabéys, discreta peregrina, que tales redes se an de armar en soledades. Divina solitaria663, indigna soy deste favor, inspiradme a lo menos alguna virtud vuestra. Diréys que amor la enseña (assí lo entiendo); mas merezer amor, esto es la suerte. Permitidme que os obligue; y pues es gloria de los amantes la repetición de sus amores, escuchad mi voz y oíd los vuestros, aunque rudamente dibujados.
+[…]
+Conffiesso (dixo Arsenio) que aunque el contexto664 destos versos (hijos propios de aquella soledad) es tan inferior a los que emos referido en el discurso destas Mansiones, os los he querido referir por la ternura que entonzes me causaron. Esta fue tal, que, como quien tenía tan quebrantado el ánimo, me occurrió665 súbitamente un profundo suspiro, que contener no pude, el qual fue parte para666 que a examinarle saliesse el habitador de aquella cueba y el dueño de aquella tan dulze voz que tanto me avía enternecido. Vide, pues, venir al que buscava, pálido, enbuelto en un saco de texidas palmas que hasta los pies le cubría, enhetrado667 el cabello, que ya le avía dexado crecer; tan penitente y mazilento, tan desfigurado de su forma natural que mil vezes estuve dudando si era el mismo o illusión que me mentía el desseo; mas, al fin, reconociéndome, exclamó diziendo: ¿Quién, si no eres fantasma, te trae a esta aspereza, o enemigo mortal mío? ¿Hasta quándo an de durar tus atrevimientos contra Dios? ¿Por ventura has de ser mi eterna ruina, que ni clausuras respetas ni soledades veneras ni executados castigos del Cielo temes? Antes, o Cassimira, dije, arrojándome a sus pies, lleno de lágrimas, no es como piensas, mi intento dañado; el de tu remedio me obliga a buscarte para persuadirte668 mayor seguridad; a reducirte, si es posible, a la clausura de donde yo tan deslumbrado669 te saqué, pues es tan amable para ti. Y tanto porque no seas despojo de alguna fiera quanto porque tus delicados mienbros en esta aspereza no con debilidad se rindan. No del todo te paresca imposible, porque cilicio a mis carnes ha sido vn centillo670 de preciosos diamantes que en los passados riesgos pude escapar671. Casso milagrosso, pues quando los piratas suelen examinar aun los estómagos, por ver si halla algún tesoro su cudicia672, en mí no hizieron esta experiencia673. O, por verme fatigado de mis heridas, que eran en brazos y cabeza, o por no ocurrirles674 al pensamiento semejante insulto675. Y porque viesse con la prueba que no era fingido lo que le dezía, me deszeñí el çentillo que valdría cassi tres mil ducados y se lo pusse en las manos. No lo quisso admitir; antes esto le originó grande duda si era illussión lo que veýa. En fin, tanto pudieron mis razones, que hubo de templar el ceño con que me recebía y moderar las justas reprehensiones que me dava y recebir el çentillo de los diamantes para suceder676 en su guarda, pues se consignava677 para su remedio.
+Lo demás que allí me sucedió, quedará para después de cena. Y assí se dio fin a esta Mansión.
+Dulzes colloquios de aquella feliz compañía sirvieron la más sabrosa salza a la brebe çena; y no bien conclusa678, prosiguió Arsenio, a ruego de los circunstantes, en la forma siguiente: La luz del sol escasseava al tiempo del feliz hallasgo de mi prima Cassimira, y cubriendo del todo la noche a la tierra con su negro manto, si bien descubriendo el cielo más estrellas que ojos el pavón de Juno679. Se halló mi prima en el empeño680 de hospedarme en su cueba; entramos en ella, y al punto, sacando un eslabón hirió con él al pedernal que, echando zentellas en la yesca que tenía preparada, encendió vnos leños en quien durava más el fuego que en la tea, y aun alumbrava mejor. Con su resplandor pude registrar lo que avía en la cueba, que era vna disciplina bañada en sangre, vn cilicio, un brebe lecho de elechos, y colgado de vn risco, en vna cruz, vn bulto681 hermoso de Iesucristo Señor Nuestro crucificado. Llegueme cerca y arrodillado pude leer dos papeles que estavan (aunque de letra mugeril) escritos a los dos lados, que si no me falta la memoria, os referiré. Eran dos sonetos; el primero dezía assí:
+ ¡Dulze Jesús por mí crucificadoXLIII
+ azotado por mí, por mí escupido!
+ ¡Tras de tanto favor, de mí offendido!
+ ¡Yo tras de tanta offensa perdonado!
+ Ya lloro, ay Dios, ya lloro, y en estado
+ que a tu luz de mis culpas conozido,
+ ni el perdón me consuela arrepentido
+ ni el castigo me atierra682 del peccado.
+ Culpas propias o agenas a lo amigo
+ lloro por tu bondad, sin differencia,
+ sin attención al premio o al castigo.
+ Sólo por tu bondad y su excellencia
+ y tan sin interés el llanto sigo
+ que ni aun tengo attención a tu clemencia.
+Indicios nos da del excellente pensar de su autor. Pero el segundo, a mi ver, es más tierno, y dize assí:
+ El costado de Christo, que, inhumanaXLIV
+ fiereza, rasga lanza rigurosa,
+ dessata arroyos de jazmín y rosa,
+ equivoca683 raudal de nieve y grana.
+ El corazón se assoma a la ventana
+ que en el pecho le abrió mano alevosa,
+ y para enriquezer su amada esposa
+ despide perlas y corales mana.
+ La ingratitud del hombre el mundo acuse,
+ pues el llanto detiene quando mide
+ Christo en la cruz vn piélago de penas.
+ No por falta de lágrimas se excuse,
+ pues IESS caudalosas las despide
+ en la sangre del alma y de las venas.
+Antes que Arsenio prosiguiesse, copió Don Fernando estos sonetos que tubieron el aplauso merecido. Y Arsenio continuó diciendo: conffiesso quedé tierno y herido desta vista, quanto suspenso en considerar quién pudiera en tan brebe tiempo averle dado a Casimira estas penitentes halajas. Sentámonos sobre vn madero que allí servía de rústico escabel y pedíle me refiriesse lo que le avía sucedido desde el día que hizo aquella fuga, y quién le avía dado los ornatos de aquella penitente habitación y aquel saco de palmas que tenía vestido. Fatigada, respondió, de penetrar lo más espeso deste monte buscando alguna cueva en que esconderme y librarme de tu compañía que me a sido causa de tantos pessares, con firme determinación de acabar mi vida en esta soledad, encontré en vn repecho aquí cercano a vn viejo venerable puesto en oración. Leño seco me parezió más que viviente, según estava exhausto de la penitencia. Llegué ansiosa a sus pies preguntándole dónde hallaría agua, porque me moría ya de sed y apenas podía formar684 la voz; que es sin duda que aquel Señor que cuydó del niño Ismael685 y preparó vn ángel que le enseñase a Agar el agua para que no pereziesse, preparó tanbién para mí, compassibo de mi trabajo, a este venerable penitente, que luego me conduxo a essa fuente que has visto, donde tubo remedio mi necessidad. Estrañó mucho mi desinio en tan florida juventud. Trúxome a esta su habitación donde, dándome de comer, hallé, en su agasajo cortez, messa franca de las raízes y frutas que produze este desierto. Dos días estube en su compañía en que passamos dulzes interlocusiones686. Fueron las suyas animándome a que siguiesse la vida solitaria, no con razones de jocundo687 estilo, sino simples y llanas, pero tan llenas de misterios que me escrupulizara la conciencia si te las negara (¡o milagroso dezir!, ¡o docto pensar!), que, recopiladas, no con la efficacia que688 su dueño las organizó [si no] con la fidelidad que me permite su reziente memoria, fueron assí: La soledad es vna senda que, illustrada689 de divinas luzes, nos lleva a la vida contemplativa donde, en recompensa del desprecio de las cossas terrestres, se nos dan a manos llenas las celestiales y eternas. Esta es la escala que con los últimos cantos690 tocaba la superficie de la tierra y con los otros dos superiores tocaba la cumbre del Cielo, que en la soledad vio Jacob por donde bajavan y subían ángeles. Es la soledad, si lugar de penitencia, vía de justicia y acquisición691 de gracia. Adam, nuestro primer padre, en soledad se conservó en gracia y, acompañado, desmintió sus perfecciones. Tres varones vio en la soledad Abraham y consagró parias692 a vno. Para que no contrapunteasse693 la malicia el corazón de Enoc, fue llevado al Paraýso. En la soledad alcanzó Jacob la lucha misteriosa con el Verbo, mereciendo más en aquel rato solitario que todo lo demás de la vida acompañado. Oye, te ruego (dezía el santo viejo), a San Gerónimo que dize: ¡O desierto abundante de flores de Christo! ¡O soledad donde nazen las piedras con que se edifica en el Apocalipsi694 la ciudad del gran Rey! ¡O yermo que gozas de Christo, nuestro Dios, con familiaridad! ¿Qué hazes, hermano, en el mundo? ¿Quánto tiempo te an de oprimir las sombras de sus aposentos? ¿Hasta quándo te a de encerrar la cárcel de las ciudades insignes y populosas? Hasta aquí San Gerónimo. Pero oye al Rey del Cielo, a Chr[is]to, nuestro bien, que aprueba la soledad de María y exagera la turbación de Marta, por lo qual dixo San Augustín: no tienen que temer los solitarios y contemplativos, pues tienen de su parte la sentencia, no menos695 de la misma Sabiduría Divina. Y en fee deste conocimiento, muchos santos, aunque el estado pontificio y episcopal es tan perfecto, lo renunciaron y dejaron por amor de la soledad, como lo hizieron San Gregario Nazianzeno, San Justo, San Narcisso, San Vlfrano696, San Remaclo697, San Amando698, San Bruno; y el papa Celestino Quinto dexó la tiara y se recogió a la soledad por servir a Dios con mayor perfección. Es, pues, la vida solitaria tal que en ella medraron más los santos. Aquí los Pablos, Antonios, Macharios, la Madalena, la Egiptíaca, la Eufrosina y otras santas medraron tanto en la perfección. ¡O vida solitaria, o vida angélica y divina, tú eres (como dizen muchos santos que te conocieron y experimentaron) estanque de almas, lleno de piedras preciosas y cercado de cedros! Tú eres corte de cavalleros espirituales. Tu olor trasciende699 más que todos los olores aromáticos. Tú eres real700 de Dios y torre de David cercada de torreones; mil escudos cuelgan de ti que son las armas de los fuertes. Tú eres el campo donde se da la batalla espiritual. ¡O cuebas, o celdas sagradas, vosotras soys muerte de los vicios, fomento de las virtudes! Vosotras soys el paraýso de deleytes en el qual las rosas de la castidad blanquean como nieve y las violetas de la humildad no temen ser pissadas de profanos pies. ¡O vida solitaria, dichosa, santa; vida divina, pura y angélica, tú eres lumbre del alma, amiga de la sabiduría, guarda de la quietud y de la paz!
+Con estas y otras suavíssimas razones me confortó el eremita venerable a proseguir en la vida que yo apetecía y comenzaba, viendo mis santos propósitos. Para darme mayor aliento en ellos me dexó esta su cueba con los ornamentos pobres que ves. No quiso manifestarme su nombre; propuso retirarse a otra estación más solitaria, la qual no quiso que yo supiesse, y prometiendo el visitarme algunas vezes para animarme y fortalezerme con sus santas razones, sacando recaudo de escriuir, me dictó essos dos sonetos que yo pusse en el sitio que veys. Y por dexarme motivos santos en que yo tuviesse oración, antes de su partida me dictó vn romanze a la passión de Christo N. Sr., admirable, que si gustas, por lo que también puede conduzir a tu remedio, aunque es algo dilatado, te le referiré. Yo mostré en esto mucho gusto y assí, desarrollando701 un pliego de papel, que es este que traygo aquí, me le702 leyó. Y también, si gustáys, os le leeré también aora. Respondió el Pe. Prior de la Candelaria: no perderemos el oýrle, aunque aquí nos detengamos otro día y te suplico lo dexes para el fin de tu historia que nos tiene suspensos. Assí lo hizo Arsenio diziendo:
+Prosiguió Cassimira su narración que en summa fue dezir los santos consejos con que el habitador de la cueba la dejó instruida. Y dejándola sola para que se exercitasse en la soledad, y dándole aquella vestidura de palmas que él avía texido, se avía ausentado a otra cueba, que ella hasta entonzes no sabía ni avía descubierto. Calló aquí con malicia lo más cierto de la historia y es que se avía con verdad descubierto al hermitaño venerable, diziéndole el riesgo de su naturaleza débil oculto con el traje de varón, y esta fue la causa de ausentarse el santo varón, dexándola en guarda y custodia de la cueba en el ínterim que él iva a vna ciudad allí cercana, para donde él tenía trillada senda, a prevenirle seguridad en vn convento. Este punto tan essencial tubo oculto y fue el que dio colmo y logro703 a su remedio. Marauilloso es Dios en su obrar, y quando quiere, junta los extremos más distantes que no alcanza ni previene la prudencia humana. Este asumpto de entrar en vn convento avía de ser bien diffícil, respeto de no tener dote para su entrada; y quando alguna puerta se abriesse a él, la mejor fortuna fuera entrar por sirvienta del convento, o por criada de alguna monja. Y Dios, que quería aliviar los trabajos de Cassimira y premiar sus buenos desseos en servirle, avía dispuesto que yo guardasse entre tantos peligros la joya de los diamantes y, lo que más es, que se la entregasse yo mismo aquella noche, la qual passamos con alegría repitiendo los passados fracassos. Regalóme a la cena con las raýzes y frutas silvestres que le dexó el hermitaño, y yo, que estava rendido de la fatiga del bosque, me quedé sobre los elechos dormido. Y Cassimira passó en oración lo restante de la noche. Quién duda que le pediría a Dios dispussiesse las cossas para su remedio, y que esto sería con instancia, pues la oyó.
+Amaneció el día y passamos la mañana en discurrir qué medio704 daríamos en nuestra forma de vida; persuadióme mucho a la soledad y que nos dividiéssemos705 como avía echo el santo anciano. Discurrimos706 en los passados peligros, en la brebedad de la vida y en quán veloz se passa el tiempo que nos conduze a la muerte. Y a este propósito de la velozidad del tiempo me refirió vn soneto que avía echo, que el referirlo no será paréntesis sino continuación de la historia, pues es tan brebe.
+Dezía, pues, assí:
+ Passa del tiempo la estación ligera707
+ como suele de vn río la corriente,
+ de cuyas partes vna está presente
+ y la que ya passó bolver no espera.
+ Ambos caminan por voluble esfera,
+ su ser dexa de ser continuamente;
+ siempre fue por menguante su creciente;
+ nunca buelven atrás en su carrera.
+ Constancia tienen sólo en el mudarse;
+ sólo se sienten quando dan desvío708;
+ su pérdida no puede repararse.
+ Y al fin entrambos van por un avío709:
+ el río al mar, y el tiempo, sin pararse,
+ al de la eternidad, a fuer de río.
+Aún no havía llegado el sol a la mitad de su curso, quando vimos venir al dueño de aquella habitación, que era vn viejo venerable, arrimado710 a un tosco báculo y con vn rostro que con sus venerables y luengas canas, infundía veneración. Conociólo Cassimira y pidióme licencia para salir a recebirle vna pequeña distancia antes que711 a nosotros llegasse, para hazerle informe de mi persona, porque no acasso estrañasse el verme en su compañía. Salió Cassimira; arrodillósse, tomó su bendición; quedáronse parados los dos allí a mi vista hablando un rato, en el qual el eremita le hizo informe de lo bien que avía negociado, y le tomó de quién era yo, cossa que le fue de harto sentimiento712, por lo que podía ser de embarazo para el asumpto que traýa entre manos que era el assegurar a Cassimira. Con todo, como prudente, se valió del dissimulo, y llegándole yo a saludar, me echó los brazos, y empezamos a travar dulces pláticas, quedando yo muy pagado del gran talento, espíritu y capacidad que hallé en él. Fuímonos a la cueba, y Cassimira, como dueño713 della, dispuso el darnos vna modesta reffectión de aquellas frutas. En todo lo que se ofrezió discurrir, procurando yo informarme de la región en que estava, aunque la declaró, no me dixo que avía por allí ciudad cercana. No le faltó occassión, con alguna precissa714 que yo tube, en que quedassen solos él y Cassimira, y este tiempo brebemente la instruyó en la senda que avía de tomar para llegar a la ciudad, y le entregó un liezuelo715 de ropa que le traýa a propósito para que pudiesse entrar en traje honesto, y la aconsejó la fuga en que consistía su nico remedio. Bolvimos a juntarnos y después de la reffección dixo el eremita nos quería enseñar algunos sitios deleytossos y amenos de aquel desierto. Cassimira mostró gusto en quedarse sola, y que otro día iría a verlos. Yo salí, llevado de la curiosidad y más de la plática de Arsenio, que assí se llamava también el eremita. Discurrimos aquella tarde por varias amenidades de aquella montaña, enseñándome Arsenio muchos y diversos árboles y instruyéndome en sus propiedades, en que era curiosíssimo. De tal manera me truxo divertido por aquel desierto, que quando huvimos de bolver a la cueba, era ya noche. Llegamos a ella pensando hallar a Casimira y sólo hallamos la vestidura de palmas de que se avía despojado y todo el sitio en su çentro solitario. Simuló Arsenio admiración; acompañóme en mi sentimiento, pues luego presumí segunda fuga de Cassimira. Vnas vezes me provocaba716 a ira el successo, otras vezes a lágrimas, y como no tenía ocassión de presumir717 cónplice a Arsenio, presumía la fuga era por huir de entrambos. Propuse salir a buscarla, y Arsenio me pusso tantos temores de los tigres que de noche discurrían718 aquel monte, que fue la rémora que me retardó a que no lo pusiese en execusión. Con esto, dava ocassión a que Cassimira tubiesse más tiempo de ponerse en salvo, como lo hizo.
+No quiero cansaros con la prolixa relación de los consejos santos que aquella noche me dio Arsenio para la enmienda de mi vida, quánto me divertió de que no buscasse a Cassimira, si bien en todos sus discursos no se dio por entendido de saber el misterio del disfraz y los successos passados de que ella con verdad le avía dado quenta.
+Apenas hubo amanecido el alva quando me despedí de Arsenio (que no pudieron sus persuasiones detenerme), dexándolo solo en su antigua habitación. Y yo, yendo con intento de caminar y penetrar todas aquellas montañas hasta encontrar a Cassimira, escondida quizás en otra gruta semejante a la passada. Seys días andube por diversas partes sin encontrar senda, padeciendo exquisitas719 fatigas de calor, de sed y hambre, hasta que, vno720, aún yendo en prosecusión de mi intento, vna tarde iba el sol declinando a otro emisferio, quando súbitamente se le opusieron vnas lúgubres nubes que de mis ojos le desterraron más presto, ayudando un furioso viento que, como haziendo de su valor examen721 hazía cruxir y temblar toda la montaña y rompía y destrozava los más empinados árboles, y pareze que, enfurezido el cielo, se armó todo en un instante con horrenda confussión, estando enbuelto todo en vna negra massa y gruessa densidad, que pareze se podían palpar sus tinieblas como las de Egipto en tiempo de Faraón; si no las distinguieran repetidos relámpagos y rayos, acompañados de tan horribles truenos que no sólo rasgavan con su furia el ayre sino que pareze que hundían la tierra, o por lo menos la comovían722 y trastornaban toda. Aumentó mi horror y miedo quando oý aullar las fieras que no conocí entonzes. Su dilatado respirar hería en las peñas cavas y en los ondos valles, y a mis oýdos llegavan con esto sus vozes repetidas. Sin deffenssa, turbado en varios modos, recogía el aliento; arrojado en el suelo, cerrava los ojos de temor, mas también me levantaba, por ver si algún relámpago abría camino a mi turbación, y el que me mostraba, al punto en más tiniebla se bolvía. Con la mano delante iba tocando, y si alguna rama assía, con su continuo estremezer la retiraba; si a las espaldas la dexaba, jusgaba que también venía a perseguirme. Entonzes, lleno de temor de la muerte, contra la densa escuridad que lo impedía, alzaba al Cielo los ojos llorosos, y a su Criador dezía: Señor, que esta tempestad miras, enfrena su soberbia, que para quitar la vida a quien Tú se la diste menos instrumento basta. Mira mi afflicción; perdona mis graves delitos, pues en ti, Señor, conffío y a tu misericordia apelo. Duélete de mí, que ya me falta el aliento; mas si mi protervidad723 y dureza mereze este castigo y si en esta parte724 y de algún violento rayo de tu justa ira es decreto que muera, aquí estoy, Señor mío, no resisto.
+Si Dios no entendiera corazones, mal expressadas iban a su grandeza mis palabras. Oyó mi petición; restauré algún espíritu725; rompí la espesura, intentando llegar a vnos árboles que con los alternados relámpagos avía observado; llegué en fin a un árbol de grande magnitud y estatura (que es muy ordinario el averlos en aquellas montañas) y, al abrazarme con él, en su mismo tronco encontré puerta, y en su cavidad, cassa y habitación. Rezelosso de que no lo fuesse de alguna fiera que me despedazasse, sólo me contenté con la puerta, hasta que, abriéndose aquel nublado intenso con grande luz de vn despedido726 rayo, no pude resistir, caý attónito en la cavidad y güeco del árbol, y cassi estube sin sentido. Fuesse poco a poco serenando la tempestad, aplacando el graniso, pero no tan presto que no durasse a mi parezer quatro horas. Quedó todo con tan formidable escuridad, que sólo el considerarla aora me causa pavor.
+Estube aquella noche en aquel albergue, que juzgé milagroso, haziendo muchos actos de contrición y firmes propósitos de enmendar mi vida, considerando que golpes tan repetidos eran avisos que Dios me enbiaba para que yo le oyesse. Determinaba quedarme en aquella soledad y ya no buscar más a Casimira, sino al venerable Arsenio para que me instruyesse en la vida solitaria y fuesse mi maestro. La naturaleza, necessitada de todo socorro, zedió al sueño; no hazía falta el abrigo, por ser la tierra calurosa, aun quando lluebe y haze727 aquellas tempestades. Inclinéme al suelo; encontré, al parezer medio dormido, vna redonda piedra; apliquéla728 con mi sayuelo de angeo por cabezera. No bien quedé enbuelto en el sueño, quando, rebueltas las especies imaginarias con lo que avía discurrido, enpezé a soñar que baxava a vna profunda sepoltura en quien pocos días avía729 avían enterrado a mi prima Cassimira. Y me pareze que vía vnos descompuestos huessos, gusanos hediondos, rota mortajaXLV. Vi, en fin, en aquel profundo y misterioso sueño, los ojos que fueron soles, eclipsados, y para deziros verdad, no eran ojos sino ojeras, echos nichos de corianas730 cárdenas; cassi verdes y podridas las cejas que yo llamaba arcos de amor; floxas, peladas y echas tierra, las mexillas que parezían nubes embestidas731 del sol al despuntar la aurora; de vn amarillo miserable cubierta la hermosa garganta; los pechos, irviendo de gusanos, dystilando podre y desventura; la lisa frente, cubierta de un pardo color; el casco732 casi descubierto; los cabellos, sembrados por la huessa; la cabeza, toda remendada, allí sin carne, aquí sin cuero, allí llena de materia, aquí labrada de gusanos; las narizes, feas y cortadas; la voca, cassi sin dientes y los que avía, flexos y negros. Vi al cuerpo de Cassimira (metamorphorsis que por todos a de passar), podrido, hediendo, contaminado733 y tal qual yo no sabré pintar, por más que vse de la retórica, porque no son bastantes para ello sus locuciones y figuras.
+Desperté despavorido y, al asir de la ropa que tenía puesta a la cabezera con la piedra redonda que me avía servido de cabezal734 de pluma, como ya salían los sentidos de su letargo, toqué también la piedra y el tacto me informó entonzes que no lo era, antes735 cabeza de fábrica humana. Hize mayor reparo736 con el tacto, y en lo redondo, en las cuencas de los ojos, en la nariz cortada y en los dientes conozí ser vna calabera. Si dormido avía sido grande mi congoja, despierto, vino a ser mayor, porque con las especies que aquel lastimoso sueño me dejó, me di a presumir que aquella era la cabeza de la diffunta Casimira que yo buscava. No se mide bien (dize San AmbrosioXLVI) lo que entretiene737 vna esperanza con el dolor que vna pérdida occassiona. Tiene el amor, dize el santo Dotor, en el aprecio de sus passiones, por muy cortos los halagos con que vna esperanza lisongea respeto de las ansias con que vna pérdida aflixe. Siendo, pues, esto assí, ¿qué lágrimas serían bastantes para llorar esta pérdida tan grande que yo presumía? ¿Quién tendrá tan de piedra el sufrimiento que no se rompan en venas de agua sus ojos eridos de tan inhumano golpe? ¿QuiénXLVII, al ver en botón preñada rossa de milagros carmesíes, y que antes que en esferas de belleza despliegue a olores y ermosuras el orbe de rubí que pretende dilatar para azafate738 sus tiernas hojas y que antes que con purpúrea ambición estienda florida la vanidad de sus plumas, la ve no sólo zegada por segur villana sino pisada, ahajada739 y destroncada, podrá contener el llanto? Tan grande fue el mío, que cassi anegado en lágrimas y suspiros me halló el sol, y no bien differencié740 sus luzes, quando alzé en mis manos aquel espejo de marfil, y oyendo las vozes de aquel predicador valiente741 que mudo vozea y sin actiones muebe, reparé que sirviendo de tabla lissa su frente, o de papel bruñido, tenía escritas letras que siempre quedaron fixas en mi memoria, cuyo contexto dezía assí:
+ Mírate, passagero, que me miras
+ como en tu espejo en esta calavera,
+ postrer verdad que guía a la primera,
+ verás en mis verdades tus mentiras.
+ Quanto admiras de mí, de ti lo admiras,
+ de mi espejo en tu imagen verdadera,
+ que como en mí ha parado quanto era,
+ ha de parar en mí quanto tú aspiras.
+ Toma de mi cabeza tu consejo,
+ y discreto escarmienta a lo entendido.
+ Conpón tu vida luego en este espejo.
+ O, luego, en vano tarde conocido,
+ por falta de vn momento de aparejo742
+ estarás para siempre arrepentido.
+Absorto de leer estas razones, aunque discurrí entonzes que no podía ser la cabeza de Cassimira, como yo en mi sueño avía figurado y aún después de dispierto, considerando que todos aquellos successos tan extraordinarios eran milagrosos y efficazes auxilios y continuos despertadores de mi vida, del Cielo embiados, y por no ir contra la justicia que mi conciencia en mi alma hazía (justa pena del peccador como dixo vn gentilXLVIII), determiné no ir adelante ni ser ingrato a aquel árbol que me avía dado acogida en la tempestad, y [que] con aquel su mudo habitador tanto desengaño me avía ministrado743. Lloré y gemí, y aunque a insensibles, les dixe al árbol y calavera: compañeros que conmigo liberales os mostrastes, si mi alabanza en algo a vuestro fauor corresponde, no creáys que os falte. Mejor me parezéys que quanto el apparato744 de los hombres inventa para su regalo o quanto el mayor palacio cuelga en sus paredes. ¿Qué vale todo, si a[l] dueño vna hora de vida no le vale; de un dolor no le releva?745 Árbol simple746, contigo me contento; yo quiero llorar culpas; tú tendrás por adorno mis lágrimas. Cabeza humana, tu compañero soy; seguiré tus avissos y enmendaré mi vida. Assí lo hize en quanto pude y formé allí mi habitación en la qual perseveré dos años, al cabo de los quales me vinieron vnos impulsos muy grandes de bolver a buscar a aquel santo viejo que dejé en la ermita de donde Cassimira hizo fuga, por ver si de ella me daba alguna noticia y por oír de su voca algunas instrucciones que importarían747 sin duda a la prosecusión de aquella vida.
+Cassi no pude resistir a este desseo que me le dava Dios, como a otro Antonio para que visitasse a S. Pablo, y assí lo pusse en execusión y, guiado más del que me avía embiado el santo impulso que de humana senda, vine a encontrar la cueba. Hallé al venerable Arsenio muy consumido y penitente, el qual se alegró en summo grado con mi vista haziéndome todos agasajos posibles. Contéle todos mis successos y él entonzes me dio el mayor consuelo y alegría que pienso tuve en mi vida, contándome con verdad la fuga de Cassimira, y cómo avía sido por su orden y cómo la avía logrado748 tam bien, que avía749 vn año que, día de Santa Clara750, en vn convento de la misma Santa avía proffessado, valiéndosse para su dote del valor del zentillo de diamantes. Cassi no podía hablar de puro gozo, que tanto suele embarazar el afecto de la alegría como el de la tristeza. Postréme en tierra, di mil gracias a N. Señor por este successo tan feliz, y el eremita venerable, por dar aumentos a mi alegría, sacó dos papeles de Cassimira, que luego conocí por la letra, con que confirmó ser verdad quanto avía dicho.
+Y yo me acuerdo que os prometí en el discurso desta historia referiros alguno versos suyos, y esta es la ocassión, pues lo que contenían estos papeles eran vnos versos que avía echo: vnos a Santa Clara el día de su proffessión; otros, a la soledad, y otros, a Christo N. Sr., atado en la columna. Los asumptos son piadosos y no agenos desta narración. Si permitís, los referiré. Aquí se excitó la alegría en todos los circunstantes y dixeron que era aquel el plato más sazonado; y, assí, que no rezelasse en dezirlos luego751. Y entonzes Arsenio dixo assí: Estos son los que hizo a su proffessión. Enpezemos por aquí, que luego los demás se seguirán por su orden:
+ Oye, Madre, mis ruegos;
+ mi voluntad attiende,
+ que, aunque indigna de serlo,
+ tu hija he sido siempre.
+ Tú misma me llamaste,
+ que, como Clara, puedes
+ repartir del Cordero
+ las luzes y los bienes.
+[…]
+Gustosíssimos quedaron de aver oýdo el Romanze y alabaron el ingenio de su autor, sus muy sazonados equívocos, su espíritu y devoción; y también llevó Antonio su parte de agradecimiento, por averle ordenado la collocación en tal lugar.
+Arsenio prosiguió su historia diziendo: apenas avía acabado de darle al eremita venerable, postrado a sus plantas, el agradecimiento de auer sido autor del remedio de Cassimira, y apenas me avía informado de la senda por donde avía de ir a la cercana ciudad, quando quisiesse ver aquella verdad con mis ojos, q[uand]o sentí al venerable viejo travado de vna mortal calentura752. Acostélo en su lecho de humilde paja, sin otro abrigo ni fausto y traté de procurarle algún alivio a su mal. El que él desseava era verse desatado de los mortales lazos desta vida, y debía de saber que ya la hora estava cercana pues me enpezó a instruir con santos documentos753.
+Sigue, decía el santo viejo, el camino de la virtud, considerando que la hoz de la muerte siega encina dura y delicada flor, y que el hombre no es otra cossa sino vn empréstido de la vida, deuda cierta de la muerte, animal indómito, exemplo de imbecilidad, despojo del tiempo, juego de la fortuna, imagen de la inconstancia, valanza de la embidia, malicia que por sí es maestra, ábil para hazer agravios, compuesto para la avaricia754, brío ínfimo, gloria de sí pregonera, braveza que presto se amansa, soberbia que sin difficultad se derriba, cieno de arrogancia lleno, arena reboltosa, árbol a la muerte inclinado, heno seco, fábrica que ligeramente se desbarata, morada antigua de toda alteración755, y albergue de todo dolor, y el resto, enfermedad y, en fin, polvo y ceniza, que, conpendiando San Bernardo en brebes palabras su principio y miseria, dize: somos engendrados en suzidades756 detenidos en tinieblas, paridos en dolores. En fin, su entrada es miserable; culpable, su progresso; y su salida, y más si es a ser comida y pasto del fuego, como es la de los que mueren en pecado, condenable, lamentable y dolorosa. No en vano exclama el Profeta Jeremías, diziendo: ¿para qué salí del vientre de mi madre aviendo de ver trabajos y dolores y aviendo de passarse mis días en conffussión?XLIX. Considera, pues, de qué es formado el hombre, qué haze y qué a de ser. El fue formado de tierra, concebido en culpa y nacido para la pena; él haze las cossas malas que no le son lícitas; comete las torpes que le son prohibidas y executa las vanas que no le convienen, y haziéndolo assí, será pasto del fuego, comida de gusanos y massa de podedumbre757.
+Conságrate a Dios, dezía el santo viejo. Advierte y mira que todo lo demás es vanidad y locura y sólo esto te dará verdadero logro758. No ay debajo del sol quien esté sin trabajo; no ay debajo de la luna quien no tenga falta o defecto, y no ay debajo del tiempo quien no tenga vanidad. El tiempo no es otra cossa sino vna tardanza de las cossas mudables. Vanidad de vanidades, dijo el Eclesiastés, y todo vanidad759. ¡O qué varios son los estudios de los hombres, qué diversos sus exercicios! Pero vno es el fin de todos y vno el effecto, que es afflición y trabajo de espíritu. Grande ocupación fue dada a todos los hombres y pessado el yugo que enlazó los cuellos de los hijos de Adam desde el día que salieron del vientre de su madre hasta el día de su sepoltura en la tierra que es madre de todos.
+Desvélense los sabios en inquirir, saber y preguntar las alturas de los cielos, las anchuras de la tierra y las profundidades del mar; disputen de todas, traten siempre y aprendan o enseñen; que yo les quiero preguntar qué fruto sacan de semejante occupasión sino dolor, trabajo y afflicción del espíritu. Que de experiencia lo conoció el más sabio que dixo: di y entregué mi corazón a aprender la prudencia y la doctrina, los errores y la necedad, y conozí que todo era trabajo y aflición de espíritu, porque en la mucha sabiduría ay mucha indignación760 y quien añade sciencia añade trabajo761, porque por más que vno se desvele, sude, y trabaje en aprender vna cossa, aunque sea la más vil y fácil de entender, apenas la conprehenderá líquida762 y enteramente, si no es que sepa que él no puede saber nada con perfección, y assí es parte de su saber saber que no sabe.
+Pues ¿qué te diré de los demás? Corren y discurren los mortales por los caminos y veredas; suben los montes; passan los collados; rebuelven los senos de la tierra; visitan sus cavidades y cavernas; rebuelben la profundidad de los mares; passan la peligrossa corriente de los ríos; penetran la escuridad de los bosques, lo nunca visto de las soledades; expónense a los vientos, a las ruinas763, a los despeñaderos, a las lluvias, a las tempestades, a los truenos, a las olas, a los ríos; sacan y queman los metales; pulen y labran las piedras; cortan y entallan los leños; arman y texen las telas; cortan y cosen las vestiduras; edifican cassas; plantan huertos; cultivan los campos; piensan, meditan, aconsejan; pleytean, hurtan, engañan, pelean. Y todo esto, ¿no veremos para qué? Para juntar riquezas, para multiplicar ganancias, para conseguir logros764, para adquirir honrras, para alcanzar dignidades, para estender su mando y poderío. Y esto todo, ¿qué es sino trabajo y aflicción del alma? ¿Qué es sino vanidad y locura? Conozido loco es el hombre, del ospital765 del siglo terrestre quando se deja llevar de su ambición, de su dignidad, de la soberbia de su sangre, del avaricia de sus riquezas, no aviendo de llebar a la lóbrega bóbeda sino lo más vil que bastare a cubrille el cuerpo. Y a esta traza766 son tanbién locos deste hospital muchos que parezen sabios, tan ignorantes a los ojos de Dios. Dichoso sólo aquel cuerdo y bienaventurado el que alaba su nombre, el que observa su santa ley y preceptos, el humilde a los agravios, el abstinente en su messa, el continente en su vista, el remendado en su[s] galas y, finalmente, el que todo lo desprecia por Dios, porque sabe que no es digno de Dios el que no lo dexa todo por su amor. Todas las cossas desta vida son vanidad, como te an insinuado mis discursos; todas las confianzas del mundo, engaño; todos los desseos, viento; todas las voluntades, mentira y todo sensible animal, sujeto a morir.
+Finalmente, por no hazeros más dilatada y molesta mi relación que ya concluyo, dexo de dezir otras altíssimas doctrinas que me pronunciaron sus labios, y sólo os quiero dezir vnos versos con que clausuló767 su vida el buen Arsenio, dexándome heredero de su nombre y de sus penitentes halajas y su cueba y habitación que avía sido de muchos años; que, según me contó, passaron de treynta, sin admitir en ella consorcio768 humano, y gozando a tiempos769 de los tesoros de la Iglesia con la comunicasión de los sacramentos santos que iba a recebir a la próxima ciudad. Mostró gran desseo de rezebirlos, y supliendo esta falta sus dolientes vozes, suspiros y ansias fervorosas de ir a gozar a Dios, teniendo vn santo Christo en las manos, prorumpió, lleno de lágrimas, en estos bien sentidos Affectos770:
+[…]
+ Agora, mi Dios, agora
+ tu gracia y favor me acuda771,
+ que espero verte muy presto.
+ Y porque aquesto se cumpla,
+ Diré, en tu piedad fiado,
+ con fe viva, ardiente y pura:
+ in te, Domine, speravi,
+ in aeternvm non confundar772.
+Con estas ltimas palabras cerró773 el venerable eremita el periodo774 de su vida, y aunque no son estos versos los individuales775 que dixo, yo he dispuesto deziros en esta ocassión estos que para semejante lanze compuso aquel ingenio grande de estos tiempos, aquel Maestro de Predicadores, el Rdo. Pe. Maestro fr. Diego Nizeno, de la sagrada Orden de San Basilio el Magno. Agradeciéronle todos los circunstantes el artificio de su narración y el logro776 de tan famoso romanze, en ocassión de pintar la muerte de aquel solitario que diría otros semejantes afectos.
+Quedé (prosiguió Arsenio) lleno de lágrimas viendo su dichoso tránsito; compuse su venerable cuerpo que quedó con el rostro como si fuera de un ángel, despidiendo un olor muy suave. Cabé en la misma cueba un hoyo que hize vrna de aquel precioso depósito y quedé rico con las halajas pobres y penitentes que me dexó, y más rico con los exemplos de su santidad y virtud y con algunos papeles que me quedaron de su mano, escritos en aquella soledad y con la llaneza de aquellos tiempos, aunque con mucho fondo de espíritu, los quales traygo aquí. Y assí porque son breves como porque son en verso y porque ya mi relación no os puede dar cuydado pues muy en brebe se concluye, si gustáys, os haré de ellos relación o los leerá Don Fernando. Concordaron en este parezer y leyó Don Fernando assí:
+ Hombre, mira que vives vida muerta777
+ porque muriendo vives engañado;
+ mira que estás a muerte condenado;
+ no duermas tan de veras, mas despierta.
+ Es cierta la partida, y es incierta.
+ Podrá ser quando estés más descuydado.
+ Mira por ti; no vivas olvidado,
+ y piensa que la muerte está a la puerta.
+ Acuérdate del tiempo tan perdido,
+ del mucho mal y poco bien que as hecho,
+ y que la vida es brebe y transitoria.
+ Acuérdate que a Dios has offendido,
+ que tienes cuenta larga y plazo estrecho,
+ y que, después, al fin, ay pena y gloria.
+Con la occassión de oír este soneto, enpezaron a dudar si era verdad que el eremita avía dexado escritos estos papeles o si con artificio el segundo Arsenio los entretexía aquí en su relación por traerles siempre a la memoria los desengaños que ministran las memorias de la muerte y juicio; a que él dio con risa muy buenas satisfaciones.
+[…]
+Aquí pausó778 Don Fernando su letura porque el Prior del convento recoleto de San Agustín ponderó el fondo que tenían de espíritu779 estas razones, al parezer tan llanas y sinceras, y aplicó con justa razón este soneto a los sacerdotes que cada día celebran el sacrossanto misterio de la missa y reciben el cuerpo de N. Sr. Iesuchristo, y, por otra parte, viven con tal tibieza que no perciben los copiosíssimos frutos que pudieran de tal cercanía y comunicasión780. Hizo acerca desto un muy espiritual discurso y luego pidió a Don Fernando que prosiguesse, el qual leyó el último soneto que quedaba, que tenía por asumpto vnos amorosos afectos a Christo N. Sr. y es el siguiente:
+ El fuego de tu amor, dulce amor mío781,
+ el alma tan del todo me traspasa,
+ que, con el gran calor, gran sed me abrasa,
+ y estoy qual ciervo herido en el estío.
+ I como busca el ziervo fuente o río
+ que le refresque sin medida escassa,
+ busco yo fuente viva en quien sin tassa
+ me pueda refrescar a mi alvedrío.
+ A ti, mi Dios, te busco, viva fuente
+ que me abrasas y puedes refrescarme;
+ no tardes que el tardar es abrasarme.
+ I en tanto que se tarda tu corriente,
+ hago, para templar el fuego estraño,
+ de mis lágrimas fuente en que me baño.
+Acabósse aquí el quadernito del ermitaño con gusto grande de los que lo avían oýdo. Y Dn. Pedro dixo: toda la noche la passáramos gustossamente en vela, si fuera más largo, porque se conoze muy bien el espíritu que governava estos amorosos conceptos782; pero no a de ser este el fin, que Antonio me a dicho que antes que prosiga Arsenio, tiene que referir a lo moderno. Y para abrirle la puerta, yo empezaré primero, si bien quisiera que el empeño fuesse general y cada vno de los que aquí estamos, a la forma783 que lo hizimos en la ermita de Arsenio quando tubimos aquella feliz mañana en el jardín de la cruz, refiriesse vn soneto espiritual, aunque sea ageno, pues collocado en tal sazón vendría a ser reputado por propio; a lo menos sería darle el premio devido a su autor. Alabáronle todos el pensamiento y se ofrecieron a hazerlo assí, y Antonio le pidió a Don Pedro le dejasse dezir primero, porque no quería hallarse inferior en la graduación784 de los pensamientos.
+[…]
+Alabaron todos la valentía785 del concepto, y Dn. Fernando dixo: este y otros que sumamente786 nos an deleytado en el discurso destos días debemos a la curiosidad787 de aquel nunca bastantemente alabado ingenio de Lorenzo Gracián en su Arte de ingenio, libro que por lo recóndito y arcano de su locución y por la valentía de su pensar sólo es para hombres muy capazes y juiciosos788. Cumplido hemos con nuestra obligación, y assí es justo que Arsenio concluya lo que falta de su historia hasta venir a este desierto. Respondió Arsenio: no sólo es justo pero precisso, y será con poca molestia, porque, por no aver sucesso considerable, haré de lo que falta vn brebe epílogo y, aunque tan brebe, no an de faltar versos en él. Estuve, pues, prosiguió Arsenio, dos años enteros perseverante en aquel desierto y en la cueba que era depósito de la porción mortal de aquel santo varón; y en este desierto fue donde, acordándome de las mortales ansias que me fatigaron789 en el navío de los olandesses, donde de las heridas estuve a la muerte790, hize aquellas octavas que os referí. Al cabo de los dos años, me vinieron grandes impulsos de ver a Casimira, ya monja proffessa, y de disponer de algunas cantidades en aquella ciudad, que era la de Cartaxena, adonde avía sido encaminada mi derrota791 quando partí de Cádiz con el empleo792 de mi hazienda. Determinava acomodar793 aquellas deudas en vna renta moderada para passar la vida y dar logro a mis estudios con aspirar a la dignidad sacerdotal en que me pareze podía servir más al Señor. Muchos días se passaron resistiendo estos desseos, como tentaciones del Enemigo para sacarme de la soledad. En fin, como impulsos que eran embiados de Dios, prevalecieron, y assí me resolví a salir por la senda que el heremita me avía enseñado y, vestido de su traje de ermitaño, con la barba y cabello bien crecida, pues avía passado tanto tiempo sin quitármela, salí a la ciudad, donde causó harta novedad794 mi aspecto. Encaminé luego mis passos al convento donde Cassimira era proffessa; y llamando en el torno, dixe que le avissassen que estava allí Arsenio el Ermitaño. Y a la verdad no mentía, porque yo avía heredado, no sólo su cueba y sus pobres y penitentes halajas y vestidos, sino también el nombre, porque desde que murió propuse llamarme assí y imitarle en la vida. Salió Cassimira con este verdadero engaño a las gradas795 y, conociéndome, fueron tantas las lágrimas que en los dos brotaron796 la memoria de las fortunas797 passadas y la vista de las presentes, que apenas pudimos en mucho tiempo hablarnos, más causadas de gozo que de tristeza. Contóme lo mismo que el eremita me avía dicho del orden798 que tuvo para conseguir su santo intento, y yo le conté la santa muerte de Arsenio y cómo en la misma cueba que avía sido su habitación, le avía dado sepultura. Enterneciósse mucho porque le veneraba por autor de su remedio799. Comuniquéle mis propósitos, y en todo me dio su abono800 y aprovación, dándome tantas instruciones para proseguir la vida espiritual, que yo quedé attónito de oírla. Díjome cómo para su dote y alajas801 necessarias sólo se avía aprovechado del valor del zentillo en lo precisso, y que assí avía reseruado quinientos ducados que estavan en depósito por si mis fortunas algún día me hiziessen parezer802. Después de passados aquellos dulces colloquios y yo ídome a un convento, el día siguiente me remitió el dinero. Parecióme prudencia para hazerme conocer y poder cobrar mis deudas, mudar traje. Hízelo, poniéndome luego en hábito clerical, y assí pude darme a conozer.
+Era general la opinión de que avía sido muerto en la refriega de los olandeses, y otros juzgavan estava prisionero en Olanda, conque no fue esto tan fácil como yo juzgaba; pero con la venida de galeones y concurso de amigos antiguos pude conseguir lo que pretendía y embiar a Roma por dispensaciones de qualquier irregularidad cometida, para proseguir en mi intento de ser sacerdote. Tube cartas de mi patria y dispuse el resto de mi hazienda, que estava en raízes803, para remedio804 de la hermosa Clori, que como oýstes, dexé en el convento de donde saqué a Casimira. Consiguió estado de virgen a Dios consagrada en el mismo convento, y quando supe de su felix proffessión, ya estava ordenado de evangelio805.
+Conseguí dentro de poco tiempo el sacerdocio, y por gusto de Cassimira traté806 de trasladar los huessos de Arsenio de su cueba al convento donde ella habitava, y que esto fuesse con honorífica pompa. Era conocida su santidad y assí fue vniversalmente aplaudido el intento807. Hize para ponerlo por obra todo el aparato808 necessario, y con luzido aconpañamiento, guiando yo los devotos que para esto avía concitado809, fui a su cueba y en vn arca aforrada810 en terciopelo carmesí pusimos los huessos venerables del dichoso Arsenio que espiravan suave olor y fragancia y los conducimos811 al dicho convento. Fue día de muchíssimo concurso812 y se le hizieron, disponiéndolo assí Cassimira, célebres y aparatossas honrras. Pusiéronse varios geroglíficos813 en su túmulo, y aunque pudiera referiros muchos que conserva mi memoria, sólo me avéys de oír dos sonetos que yo hize en la occassión, porque no pretendo seros molesto.
+[…]
+Lo que resta deziros, prosiguió Arsenio, es que después de concluida esta acción, yo quedé tan firme en los propósitos de continuar la soledad y tan reconocido a Dios N. Sr. de los benefficios que de su divina mano avía rezebido, que ninguna otra cossa más desseava que retirarme. Como eran estos mis intentos buscava siempre los lugares solitarios y libres de concurso y, assí, para dezir missa, aunque me costava el trabajo de madrugar y de subir vna cuesta bien áspera, escogí el convento de religiosos augustinos recoletos de N. S.a de la Popa814, fundado en un monte bien alto. Allí subía cassi los más días815, y aun muchos me quedava con aquellos santos varones, con cuyo trato y comunicasión medraba mucho mi alma. Y, comunicándoles mi intento, me dieron noticia no sólo del convento que avéys visto sino de la hermosura, fertilidad y buen temperamento816 desta soledad. Resolvíme a buscarla y, chanselado817 todo lo terreno con las disposiciones que el tiempo permitió y despedido de Cassimira, me vine a este paraje donde dispusse mi habitación en la parte y en la forma que visteys, y he passado ya doze años viviendo en ellos con indecible consuelo, con la comunicasión818 de los santos varones deste convento en que D. Andrés tan felizmente se ha logrado. Yo escrebí en el mármol aquellas letras que leyó a la entrada de mi cueba y yo trasladé de otro libro que, entre otros míos, avía traýdo, aquellas santas meditaciones de la muerte, infierno y juicio que avéys oýdo; que son tales que merecieron bien este cuydado, pues estando collocadas en vn libro intitulado De sacramentis819, sólo en estar escondidas allí venían a ser parte del libro por lo que significa sacramento. Ya se lograron con la feliz vocación de Don Andrés a quien yo no quiero ser ingrato, sino serle perpetuo compañero en lo que me durare la vida. Y assí, por último sucesso de ella, sabréys que yo me resueluo a acabarla en esta sagrada religión y renunciar al mundo perfectamente, pues aun hasta aquí pareze he sido dueño de mi voluntad. Y, diziendo esto el venerable Arsenio se postró de rodillas ante el Prior de la Candelaria y le pidió lo admitiesse en su convento, por humilde siervo de aquellos santos varones que le habitavan. El Prior, que avía820 mucho tiempo que desseava esto mismo por grangear821 tal sugeto a su religión, alegre en gran manera, le echó los brazos y le levantó del suelo, prometiéndole que aquel negocio lo trataría con su convento y que confiava en Dios tendría buen efecto822. La alegría que originó en fr. Andrés aún no823 se puede ponderar; la edificación que causó a Don Fernando, Don Pedro y Antonio aún no se puede explicar. Assí cerró Arsenio el periodo de su historia y, rendidos ya del sueño por aver sido algo larga la sessión, se fueron a acostar.
+Y tú, letor, puedes también descansar hasta la Mansión siguiente.
+El inopinado accidente824 de querer Arsenio recebir el sagrado hábito de San Agustín en aquella su sagrada Reforma825, estorvó el trazado viaje a Dn. Fernando y Dn. Pedro, porque les pareció cortesía, y aun acción devida, el assistirle hasta que lo consiguiesse. Y, assí, otro día826 se fueron con el Prior y Arsenio al convento, donde fueron muy bien regalados. Propúsosse la petición de Arsenio al convento, el qual, como cossa que él mismo desseava, vino en827 ella y tuvo tan presta execusión que sólo tardó en tanto que se dispusieron los hábitos, de suerte que al segundo día se le dieron con las ceremonias acostumbradas, y Arsenio le recibió con tantas lágrimas y devoción que las excitó muy grandes en todos los circunstantes.
+Quedó desierta su cueba, aunque venerada siempre por hermita de la Santa Cruz y visitada frequentemente de828 Arsenio y de aquellos santos varones, sus hermanos y compañeros. Enpezó el santo novicio con tantos fervores su vida nueva en la religión, que causaba admiración y espanto.
+[…]
+Dejando, pues, a Arsenio y a fr. Andrés en tan santo empleo829, trató Don Fernando de partirse830 con Don Pedro y Antonio. Despidiéronse tiernamente del primo y de Arsenio, que le dio a don Fernando el quaderno de las Meditaciones de la muerte, infierno y juicio, que le estimó por joya inestimable. Tomaron la bendición del Prior y demás religiosos y se partieron para su cassa y ciudad, donde a los padres y deudos avían causado no pequeño cuydado con su detención831. Esta avía causado enojo a su Padre, sujeto832 de grandes prendas de juicio y entendimiento y, como es ordinario en los padres, quando los hijos exceden de sus mandatos, ostentarles seriedad, aun no833 le[s] quería hablar. Con la madre, que era santa señora, empezaron Don Fernando y Don Pedro a razonar834 sobre las cossas que avían visto en aquel desierto, que, pareciéndole cossas de prodigio, avisó a su Padre de las pláticas que traýan sus dos hijos y del empleo835 que avía echo su primo Don Andrés; conque, por oírlos con más fundamento, les franqueó su gracia836 y solía llamarlos diziendo: vengan los mancebos a contarnos maravillas del Desierto Prodigioso, título que justamente tiene esta historia por avérsele puesto quien tam bien la supo admirar.
+Con el successo de Don Andrés, con las meditaciones de la muerte, con los muchos versos que truxo Antonio, no hubo lugar para la duda, y, assí, rezeloso de que Don Fernando o Don Pedro no imitassen a Dn. Andrés, su primo, no les quiso dar más licencia de que bolviessen al Desierto Prodigioso, aunque con instancia lo pretendieron diversas vezes. Asseguraba Don Fernando a su P[adr]e y M[adr]e que no tuviessen este rezelo, que él no avía de ser frayle de religión alguna, si no es de la Cartuxa, y como avía por acá tan poca noticia desta sagrada religión, y estavan mares y tierras de por medio para llegar adonde huviesse monasterios de ella, se reyían837 y lo hazían chanza838 y donayre. No les parezió mucho quando vieron que para conseguir este desinio intentó Don Fernando la fuga por dos vezes y fue necessario revocarlo839 del camino y deslumbrarle840 por todos los caminos posibles el intento.
+Hizo luego Don Fernando que su amigo Antonio le pintasse vn famoso841 lienzo en que estuviesse figurado el gran patriarcha San Bruno en el desierto, y fue con esta diligencia842 divulgando su devoción entre los de su familia y todos los años le celebrava su fiesta con la solenidad que a un hijo de familia (aunque con más mano843 que otro) le era posible. Antonio, que era ya más maduro en la edad, vino muy aprovechado de aquel desierto, y assí trató de componer su vida, y en brebes días, entró, si no en religión más estrecha, a lo menos en el yugo del matrimonio, cuydando de su familia, aunque no por esto faltó a la amistad de Dn. Fernando y Don Pedro que frequentemente le comunicaban844.
+Estudiava en este tiempo Don Fernando la sagrada Theología en vn convento de Predicadores donde tiene su fundación la vniversidad, y enamorándose vn religioso de aquel convento de vna joya curiosa que traýa, se la pidió; y él anduvo tan liberal que, sin reparar era cossa que le avía dado su padre, se la dio, y el religioso se pagó845 tanto de la acción que, en recompensa de ella, le entró846 en su celda y con grandes porfías le dixo escogiesse la mejor halaja que allí avía. Puso los ojos Don Fernando en un crucifixo muy devoto que era su mejor adorno, y no lo huvo bien pronunciado quando se lo dio, diziéndole que él tenía licencia de su prelado para hazerlo. Y Don Fernando bolvió, con tal joya rico y contento a su cassa, y contó el successo a sus Padres, que mostraron de él mucho gusto. Con esta ocassión, aviendo collocado el santo crucifixo en el altar de San Bruno, que tenía muy asseado847 en su quarto, dio en848 discurrir que sería bien ponerle a los pies vna calavera, para que sirviesse de recuerdo. Con este pensamiento anduvo trazando cómo hurtarla de vna iglesia. Avía visto en la del mismo convento de Predicadores vna metida en un agugero, que estava a mano y se podía coger. Espió un día que no le veýa nadie y executó el feliz hurto, y por llevarle más oculto, la metió debaxo de la sotana y la ató con las zintas de los calzones a un lado.
+Partía contento a su cassa, como si llevara vna rica joya y salióle al encuentro en el camino un grande amigo suyo llamado Don Juan, mozo de lindas849 prendas, assí corporales como intellectuales, y sobre todo era de valentíssimo corazón.
+Saludáronse y Don Joan le dixo que tenía un negocio grave que comunicarle y que no admitía dilación, y que assí se fuesse con él, que él guiaría a parte donde sin nota850, pudiessen hablar. Reconozió851 que iba armado y que el mozo estava turbado y como fuera de sí. Desseando pues averiguar aquella novedad, se fue con él y salieron fuera de la ciudad a vnas arboledas, y entre ellas se sentaron y Don Joan enpezó a desabrochar852 el fuego de su passión, a contar sus agravios y, en fin, le dio quenta a Don Fernando cómo aquel día estava resuelto a executar vna muerte en otro manzebo, su conpetidor. Y que avía querido avisárselo, para que en la forzossa ausencia, quedasse con el cuydado de sus cossas, y le tubiesse de consolar a sus padres. Avíale oýdo Don Fernando con attención sin averle hablado palabra, y con gran madurez prorumpió en estas razones: muy colérico venís, Don Juan, y la passión os a sacado fuera de sentido. Vn philósopho dize que para obrar prudentemente vn hombre que está colérico deve primero mirarse en vn espejo, y yo le traygo aquí para que os miréys en él. Avía a este tiempo853 desatado la calavera y, sacándola en las manos, se la pusso delante de los ojos, con cuya vista aquel fiero león de tal manera se amansó y perdió la furia que vino después a ser mansíssimo cordero. Causóle turbación la inopinada vista de aquel célebre espejo de desengaños, y hallando Dn. Fernando dispuesta la materia, le reduxo854 a juicio, y muy conformes se boluieron hasta el quarto de Dn. Fernando, donde le entregó los quadernos de Arsenio para que los leyesse, aviéndole contado en el camino su historia. Y, él, que venía armado de pistolas y armas offensivas, bolvió a su cassa cargado de desengaños.
+Quedó Don Fernando muy gozosso deste successo, pero estúvolo más quando, después de passados quatro días, le embiaron a llamar del convento de San Diego, recoleción de la Orden de San Francisco855, y jusgando era para otro negocio bien diverso, le entraron856 aquellos santos Padres en el noviciado para que viesse a Don Juan vestido ya con aquel santo hábito. Tanto pudo la vista de la muerte y tal efecto causaron las meditaciones de aquella hora. Abrazáronse tiernamente los amigos y lloraron lágrimas de gozo, y fr. Juan le dio muchas gracias porque avía sido el autor de su remedio; entrególe su quaderno, y bolviósse Dn. Fernando muy alegre a contarle a Don Pedro el feliz successo de la vocación de Don Juan. Fueron juntos otra tarde a verle y halláronle escriviendo los siguientes versos a su vocación:
+ ¡O mal gastados años
+ de loca juventud en que he vivido
+ cubriendo con engaños
+ el mal que al bien del alma ha consumido,
+ que aún estava a la muerte857 y no lo vía.
+ Al alma entretenía
+ vna faz lisonjera,
+ de un no sé qué dorado por de fuera,
+ en esperanzas largo;
+ al principio, sabroso, al dexo858, amargo.
+ ¿Pues dónde voy, qué hago?
+ ¿Por qué no huyo, pues está en mi mano859,
+ y más si lo desseo, y puedo luego
+ huir el falso halago?
+ ¿Qué puedo yo perder, si mi alma gano,
+ si gano a Dios, quando a mi gusto niego?
+ Sin duda estava ciego,
+ mas ya que mi bien veo,
+ ¿por qué no alargo el passo y le poseo?
+ ¡Sus! ¡Manos a la obra,
+ que es joya la occassión que no se cobra!
+[…]
+ Bien sé que he de dexarme860.
+ Mas, ¿qué me aguarda? ¿Para quién me quiero?
+ ¡Sus! Yo me dejo, luego no soy mío.
+ Pues trato de él curarme,
+ sufrir tengo el cauterio
+ y el hierro agudo con aliento y brío.
+ Haré mi poderío
+ y pelearé de suerte
+ que escape de las manos de la muerte,
+ aunque el cuchillo esquivo
+ corte para sanarme por lo vivo.
+Mucho se alegraron D. Fernando y Don Pedro de oýrle a fr. Joan estos conceptos y le pidieron vn traslado861 para remitirlos a fr. Arsenio y fr. Andrés con relación del successo. Pocos días se passaron después deste, que contando Dn. Fernando a otros amigos los successos del Desierto Prodigioso y las mansiones tan dulces y provechosas que en él avían tenido, y haziendo relación de los versos y meditaciones que de él avían traýdo, no se las pidiessen para leerlas sólo por curiosidad. Entre ellos fue vn vezino suyo, anciano venerable que tenía dos hijos estudiantes, mozos nobles y de prendas de virtud tal que parezían en el proceder de mucha edad y experiencia. Estos, aviendo leýdo el cartapacio, concibieron tal fervor, que todos tres, padre y hijos, trataron de862 entrarse en religión. El padre murió a pocos días que pusso aquello en plática863. Los hijos, que eran Don Martín y Don Joseph, lo consiguieron en el mismo día que acabaron de hazerle las honrras funerales a su padre, hombre de santa vida y que dejó muchas esperanzas de su salvación. Entraron en la religión del esclarecido Patriarcha Santo Domingo y proffesaron felizmente. Pareze que no quiso estar solo el padre en el Cielo, sin sus hijos, pues muy en brebe los llevó Nuestro Señor a mejor vida, dándoles el dote864 de la religión que los santos dizen es la dichossa muerte.
+Desde este successo segundo le pusso Don Fernando por título al libro, El cartapacio de las conversiones, y siempre le dava a leer en ocassiones que podía hazer mucho fruto. Viniéronle las felizes nuevas de la proffessión de fr. Arsenio y fr. Andrés, y aunque solicitó el ir a darles el parabién, no se lo permitieron sus padres, que como se a dicho, vivían rezelosos de que no se quedasse en aquel desierto en compañía de su primo.
+Acabó sus estudios, obteniendo los lauros que dan las ciencias con aplauso común, y sólo se le contavan dies y nuebe años, quando con especial licencia enpezó a exercitar el officio de la predicación. Parecióle que no avía tales sermones como los que estavan escritos en las meditaciones del cartapacio; tomólas de memoria y en vnos exemplos que predicó vna quaresma las refirió con tal espíritu y viveza, que hazía estremezer las carnes a sus oyentes y se hazían fuentes de lágrimas. Huvo, con ocassión de avérselas oýdo, muchas conversiones y muchas conffessiones, y lo más célebre y digno de memoria fue que se obvió865 vn daño de mucha consideración fraguado por vnas echizeras, las quales, compungidas de oír las meditaciones del infierno, ellas mismas se acusaron ante el comissario de la Inquisición, que con esta occassión honrró a Don Fernando con el título de su notario y desde en adelante actuó866 ante él lo que se ofrecía en su tribunal.
+Tenía Dn. Fernando en este tiempo por recreación el salir con frequencia al campo a vna estancia o quinta de su padre, situada junto a vn río, y vn día que avía crecido y salido de madre, passando a cavallo vn arroyo que enbocava867 en el río, le cogió con tanta furia que le embocó en el río principal donde estuvo tan a peligro868 su vida, que sólo se acordó de clamar a Dios y entre las ansias del batallar con el agua dio vozes a su devoto San Bruno, quizás acordándose que otra vez, siendo niño, le avía sacado del peligro de vn poço en que cayó. Presto tuvo socorro, pues sin ver quién, sintió que le dieron vna mano y con ella le sacaron vivo a la orilla. Dio muchas gracias a N. Sr. y no tuvo a quien atribuir esta invisible ayuda sino a San Bruno. Quiso correspondérsela en quanto le era posible, y para esto determinó hazer voto de entrar en su Religión. La forma del hazerle contaré por cossa graciosa. Tenía un amigo a quien amava mucho, llamado Martín, y era esta amistad tan estrecha porque eran de vna edad y la m[adr]e de Martín avía sido ama de Don Fernando al mismo tiempo que criava a Martín; de suerte que ambos fueron amamantados de vnos pechos.
+A este solo, pues, quiso fiar su secreto, y le combidó vna noche que viniesse a su quarto. Tenía el p[adr]e de Don Fernando en vn aposento especial de su cassa toda la cera labrada que se avía de gastar en su entierro y el ataúd en que le avían de llevar, y, juntamente, la mortaja que le avían de poner, porque, como tengo dicho, era vn Séneca christiano y vivía tan a la vista de la muerte, que muchas vezes visitava aquel aposento y dezía que allí estavan sus tesoros pues no avía de llevar otros a la sepultura. ¡O acción muy para imitarla! Buscó, pues, Don Fernando la llave de este aposento, y sacó la mortaja, que era vn hábito viejo y remendado de vn religioso recoleto de San Francisco que avía muerto con opinión de santo. Llevóselo a su quarto y dispuso en vn plato vna poca de869 ceniza, y sobre el altar de San Bruno puso vn libro de los Santos Evangelios. Vino Martín y, recibiéndolo con affabilidad, cerrando las puertas del quarto, le dixo Don Fernando que le avía combidado a que oyesse las meditaciones de la muerte, ynfierno y juicio, que tanto otras vezes le avía alabado y, auiéndolas leýdo muchos, sólo él no avía gozado de aquel bien. Holgósse mucho Martín y dispúsose a oírle. Don Fernando empezó a leer, hasta tanto que reconociendo que estava movido a lágrimas y ternura, le dexó con el libro en las manos para que prosiguiesse leyendo, y entrándose en su trasquarto870, se despojó y se desnudó de todas sus vestiduras, y se puso la mortaja y, descalzo de pie y pierna y esparcida la zeniza por encima de la cabeza, salió a que le viesse su amigo, el qual quedó como attónito. Luego se llegó Don Fernando al altar de San Bruno y, puesto de rodillas, las manos sobre el missal, hizo voto a Dios N. Sr. y a la Virgen María S.a N.a y a San Bruno, de ser religioso en su Orden, después que huviesse muerto su padre. A esto se siguieron tantas lágrimas en los dos fieles amigos, que en mucho rato no pudieron hablarse, ahogándoles la ternura a que ambos se avían movido. Y aunque Martín no hizo voto, hizo firmes propósitos de imitarle en lo que pudiesse, entrándose religioso descalzo en el convento de San Diego. Quando lo trató de executar, se lo estorvó la muerte.
+Prosiguió Dn. Fernando en sus propósitos, aunque muy embarazado con negocios y pretensiones mundanas, en que de propósito le introducía su padre, ya para traerle871 divertido honestamente, ya para habilitarle872 más en lo político y económico. Aunque buscava occassiones de ir a los Reynos de España, ninguna se le lograva873 porque estavan sus padres muy asidos a su amor y era proponerles esto darles vn muy grave disgusto. Mas, como puede poco la providencia y sabiduría humana quando se atraviessa la divina, ordenó N. Sr. que para vna acción muy honrrossa, como era llevar vn cuerpo incorrupto de vn Arzobispo (que avía muerto con gran fama de santidad) a los Reynos de España, para lo qual avía venido Cédula Real de Su Magestad, pussiesse el Cavildo Eclesiástico los ojos en Dn. Fernando, y, assegurándole con esta facción874 grandes aumentos875, pudieron acabar876 con su padre que acetasse el nonbramiento que en su persona hizieron para cumplirla. Enpezáronse desde luego877 a preparar las cossas necessarias para tan larga jornada, y para su execusión fue forzoso el ir a la villa de N. S.a de Leyva, donde estava depositado el cuerpo del Sto. Arzobispo, a sacarle del depósito y traerle a Sta. Fe, para desde allí ponerle en la forma que avía de ir a los Reynos de España. Está la villa de N. S. de Leyva muy cercana al Desierto Prodigioso, o Convento de N.a S.a de la Candelaria, y assí era forzoso el passar por allí. Y assí Dn. Fernando se alegró quanto se puede imaginar, assí porque avía de visitar otra vez aquel célebre Santuario, como porque avía de ver a fr. Arsenio de San Pablo y a su primo fr. Andrés de San Nicolás, y porque esperava tratar con ellos largamente sus intentos y no menos esperava ver allí nuevos prodigios y venir rico de tesoros, como la vez passada. Combidó luego para este viaje a Antonio Azero de la Cruz y otro amigo muy querido suyo, llamado Don Francisco Laguna, mozo de lindas esperanzas y en el genio de la poesía muy curioso. También conbidó a otro deudo suyo, sacerdote, llamado Feliciano de Campos878 (que ya no es justo que dissimule los nonbres propios como enpezé al principio). Ya se deja entender aquí que su hermano Don Pedro no necessitaba de combite para empeño tan de su obligación y de su gusto.
+Su p[adr]e, attento, vigilante y cuydadoso, señaló vn mayordomo que los condujese y dos esclavos para que llebasen la vrna y demás cossas necessarias para el viaje. Dioles a sus hijos ampla879 licencia para que tardasen en el viaje lo que quisiesen. Conque, juntos los amigos, platicó Dn. Fernando lo que se avía de hazer, y para gozar y ver todo lo prodigioso que ay en aquellos contornos, que verdaderamente se pueden llamar del Paraíso, por los santuarios tan devotos que ay en brebe distancia.
+Resolvieron de ir a visitar el templo y casa de N. S.a de Chiquinquirá, y de allí passar a visitar la cassa devotíssima del Santo Eccehomo, tesoros que gozan los venerables Padres de Santo Domingo. La primera mansión que hizieron en este feliz viaje fue al templo y cassa de N. S.a de Chiquinquirá, Patrona y abogada de todo el Nuevo Reyno de Granada. Y de propósito, y con arte y cuydado, la omitte mi pluma porque ha de ser el asumpto principal de la segunda parte que intento escrivir del Desierto prodigioso, como prometí al principio, y assí combido la curiosidad del letor para ellos, y voy abrebiando sucessos por llegar a los del convento de N. S.a de la Candelaria que es quien patrocina esta primera parte. De allí fueron al religiosíssimo convento de la Orden de Predicadores donde está la milagrosíssima imagen del Santo Eccehomo, que da nombre al lugar y al convento. Era Prior a la sazón el M. R. Pe. fr. Estevan Santos, grande amigo de Don Fernando, y, assí, al paso880 que era la amistad, correspondió el agasajo y el alegría. Llevólos luego a venerar aquella devotíssima imagen de Christo N. Redemptor coronado de espinas y el afecto y fervor de Don Pedro le provocó a hazer a cada espina vna endecha.
+[…]
+Mucha ternura causaron estas endechas en toda aquella devota compañía y más en el devoto Prior, que las copió y guardó para encender más con ellas su devoción. Quisiera, si le fuera posible, detener muchos días a huéspedes que eran de tanto gusto suyo, mas no lo permitió el tiempo, que deseavan ajustarle881 en los negocio[s] que llevavan, de manera que pudiessen tener el día de San Joan en el convento de los recoletos de San Augustín, a quien da nombre N. S.a de la Candelaria, que era el Desierto Prodigioso adonde corrían con ansia. Despidiéronse, y no sin lágrimas, los buenos amigos. Dirigieron de allí los passos a la villa de N. S.a de Leyva, y aviéndose allí entregado882 Don Fernando del inestimable tesoro del incorrupto cuerpo del Ilmo. Sr. Dn. Bernardino de Almansa, como lo cuenta su historia especial ya impressa883. Bolvieron toda la compañía gustosíssima al convento de N. S.a de la Candelaria, donde visitaron y veneraron su milagrosíssima imagen, y fueron muy agasajados de aquellos santos Padres, que se alegraron de tener tales huéspedes en ocassión que celebraban no sólo la fiesta de Sn. Joan sino también la del Ssmo. Sacramento. Sólo Dn. Fernando tuvo no pequeño sentimiento por hallar ausente a su primo Fr. Andrés de S. Nicolás, por aver salido a vn negocio de la obediencia. Suplió esto todo lo que pudo Fr. Joan del Rosario con sus agasajos, el qual, después de averlos regalado en la comida y después de cantadas vísperas solennes, los llevó a un sitio y lugar donde vieron bien acomodados la siguiente
+[…]
+Con esto dieron fin a su representación dejando a todos los oyentes llenos de ternura y devoción, que este es el efecto que causan las buenas y devotas representaciones, y a todos les pareció avía sido aquel rato muy brebe respeto del gusto con que le oýan y assistían. Entonzes fr. Joan del Rosario les dixo cómo el día siguiente, que era el de San Joan, celebraba aquel convento el octavario del Ssmo. Sacramento con toda solenidad, y que tenía preparada para la tarde otra representación muy a propósito para este misterio, aunque sería algo más larga, assí para que la tarde se entretuviesse santamente como porque lo pedía el contexto de la obra, pues avía de ser sacada del libro de los Cantares. Que no reparasen en la rudeza de los versos, porque aquella soledad no dava otro lenguaje sino en lo místico de los sentidos, que como dulze licor se escondía debaxo de aquellas cortezas. Todos se alegraron de oírle estas nuebas y prometieron no faltar con su asistencia y con su attención. Mas el santo religioso, después de averlos assistido885 y enseñádoles los huertos deliciosos que tenían los religiosos, tan abundantes de albahacas y otras flores olorosas que les causaba admiración, y después de averlos asistido en la hospedería aquella noche con singular cariño, no quiso que estuviesen osiosos sino que les truxo tinta, pluma y papel, y les pidió, señaladamente a Dn. Fernando y Don Pedro, que hiziesen algunas letras al Sto. Precursor Sn. Joan Baptista.
+[…]
+Acabó Antonio y entregó tanbién su papel dándole todos el vítor por aver hecho la chanzoneta tan a lo moderno, con que era fuerza llevarse el agrado, pues todo lo nuebo aplaze886 como dize el refrán, que tanbién añade que lo viejo satisfaze. Alabó mucho Fr. Joan del Rosario el aver escrito las chanzonetas con tan lindo orden que la música las pudiesse lograr en otra festividad del Santo. Y con esto se fueron a la iglesia en busca de vn conffesor para lograr887 aquella mañana dedicándola al Dios Sacramentado, que juntamente aquel día se celebrava con el nacimiento del Baptista. Avisó fr. Joan que aquel día avía missa nueba888 y que la cantava vn grande amigo y afficionado889 de Don Fernando, con que todos tuvieron por bien logrado y por felicíssimo aquel viaje, aviendo llegado en occassión que gozaban de tantas cossas juntas. Y assí dezían vnos con otros: verdaderamente este es el Desierto Prodigioso pues se halla en él junto lo que apenas se hallará en vna gran ciudad. Conffessaron y comulgaron y assistieron a la missa nueba y sermón, que huvo muy erudito y docto, y luego asistieron a la prosesión que se hizo por el claustro y patio de los naranjos, entre arcos triunfales de olorosíssimas flores, adornados de diversos animales, assí vivos como muertos; que toda la gente de aquella comarca avía traýdo para aquel día muchos pájaros, ánades y diversos razimos de frutas890 silvestres y de las cultivadas, como naranjas, limas, limones, cidras, mameyes, cachipaes, guanávanas, guamas, pitaayas, piñas, granadillas, chicosapotes, anones, plátanos, y otras mil differencias891 que cría aquel ameno y fértil país, de que los arcos estaban adornados y variados, y el suelo [lo estaba] con palmas, juncia, rosas, trébol, yerbabuena y otras yerbas olorosas, de que también abunda. Hízose la prosesión por aquellos santos religiosos de la feliz Reforma de Augustino y en ella hizieron los de la comarca vna danza de gitanas, fingidas, porque allá no las ay, pero suplían muy bien la color la de los yndios.
+[…]
+Aviendo dicho asta aquí, entregó el papel Don Fernando al missacantano y se salió del de profundis, quedando los demás alabando assí la presteza en el aver escrito, como la sazón892 tan ajustada al intento. Cada qual pretendía traslado de las octavas y el dueño de ellas ofreció dar los traslados, con que se fueron a descansar vn brebe rato, mientras se hazía ora de vísperas. Esta llegó y se cantaron solenemente, bajando luego los religiosos a la iglesia a ocupar los assientos para oír y ver la representación que por los estudiantes de la ciudad de Tunja y Villa de Leyva se avía de hazer, ordenada por Fr. Joan del Rosario, como lo avía sido la de la tarde antes. D. Fernando, D. Pedro y Antonio y los demás huéspedes tanbién se sentaron y enpezó a sonar la música a la qual salieron los representantes893 y en lugar de loa dieron principio con esta letra que cantaron dulzemente:
+[…]
+Al punto que acabó la Esposa estas razones, la música entonó el Tantum ergo, y de la sacristía salió el preste revestido de capa pluvial para encerrar el Ssmo. Con que895 todo el auditorio junto se puso de rodillas a adorar aquel pan celestial con mucho fervor y devoción y con lágrimas que este acto tan devoto y tan grave avía movido en los oyentes. Con que se clausuló vn día, el más regocijado del mundo para Don Fernando y Don Pedro y los de su compañía, los quales juntos fueron a cantarle el víctor896 a Fr. Joan del Rosario, el qual humildíssimamente se excussava diciendo que no estrañassen su rusticidad, pues les avía prevenido con tiempo que él ni era poeta cómico de los que tienen en el mundo puesta la representación897 en tan relevante estilo, y ni aun poeta solo, pues avrían visto en algunas cláusulas de lo representado que no avía versos sino prosa y aquellos lugares latinos. Todo esto que diera luego en rostro898 a los rígidos censores, tuvo allí tan legítima excusa y se suplió tam bien con el asseo899, gravedad y buen orden que se hizo, y fue tan a gusto de Dn. Fernando y Don Pedro, que se enpeñaron en pedirle a Fr. Joan los quadernos, que aquella noche trasladaron repartiéndolo en ojas a todos los de su compañía, con que se sacó copia de aquellos borradores que veneraban por reliquias. Esta copia andubo muchos años en poder de Dn. Fernando entre sus papeles y ltimamente vino al de Dn. Pedro de Solís que le ha dado feliz logro900 en esta relación del Desierto Prodigioso. Hizo siempre escrúpulo de llegar a sus versos, con desinio de mejorar el estylo, pero por no quitarles su nativa devoción, lo dexó de hazer, suplicando al letor assí los admitta como en el echo de verdad901 se escrivieron en aquel desierto, que se vio en esta occassión muy poblado de gente virtuosa y compuesta902 que [a] aquella fiesta concurrió de toda aquella comarca.
+Si el día fue alegre y regocijado para Don Fernando y su compañía, no lo fue menos la noche, porque después de aver cenado se juntaron el Prior de aquel Sto. convento, Fr. Joan del Rosario, y el santo viejo Fr. Arsenio de San Pablo, cargado ya de muchos años y exhausto de fuerzas con tan continuada penitencia, y otros padres graves de aquel religiosíssimo convento a hablar con Don Fernando y a oírle proponer903 su viaje a los reynos de España, y quán enpeñado904 estava ya en él, pues llebaba ya allí el cuerpo incorrupto del Illmo. Arzobispo D. Bernardino de Almanza. Descubrióselo allí y lo veneraron devotamente.
+Quisieran se detuviesse allí algunos días, mas no lo permitía el negocio que ya tenía entre manos; por esso quisieron lograr905 aquella noche, y sacando D. Fernando vn cartapacio en que traýa copiados los muchos versos que avían echo a N. Sa. de Chiquinquirá, Patrona del Nuevo Reyno de Granada, que an de salir a luz en la segunda parte de El Desierto Prodigioso, los leyó con sumo gusto de todos. Mas Fr. Joan del Rosario, como picado de esto, les hizo instancia que hiziessen algunos aquella noche a N. Sa. de la Candelaria, especialmente para quando se celebrasse la fiesta de la Conceptión en aquel convento. Y assí, luego que quedaron solos D. Fernando y D. Pedro, tomando la pluma en la mano, escrivieron assí, primero que todos, Don Fernando, a N. Sa. de la Candelaria:
+ MARÍA a quien el pincel
+ de Dios retrató galante,
+ y el ser pintura sin sombra
+ más peregrina la haze.
+ De nuestra naturaleza
+ crédito soys admirable
+ i basta a dejarla noble
+ ser vos de nuestro linaje.
+ Exceptión de toda regla,
+ a quien rendidas se abaten
+ la culpa, lesión906 y muerte,
+ siendo en todos generales.
+ ¿Qué perfección, qué grandeza
+ puede a lo que soys negarse?
+ sobre ser Madre de Dios
+ todo lo demás es fácil.
+ Si en los angélicos choros
+ maior ser de gloria cabe,
+ el que os sirve de tapete
+ es quien la goza más grande.
+ Criatura tal os contemplo,
+ que a ser posible se hallase,
+ después de Dios, otro Dios,
+ lo fuera sólo su madre.
+ Ser vos, Divina MARÍA,
+ menos que Dios es con[s]tante907;
+ mas todo lo que no es Dios
+ no llega a vuestros quilates.
+ Pero, voz pobre, detente;
+ revoca908 el curso arrogante,
+ que grandezas de MARÍA,
+ son vn mar innavegable.
+Siguióse luego Don Pedro, el qual exaró909 assí sus conceptos en este segundo romanze910:
+[…]
+Luego que amaneció entregaron estas poesías a Fr. Joan del Rosario, que quedó con ellas tan contento como si le dejaran vn tesoro. Despidiéronse de aquellos santos varones, dejándoles recomendadas sus cossas, especialmente al sto. viejo Fr. Arsenio de S. Pablo. Llegaron a Sta. Fe de Bogotá, a su cassa, desde donde hizo su viaje Don Fernando, como cuenta el Epítome historial de la vida del Illustríssimo Arzobispo Dn. Bernardino de Almanza911, dado ya a la estampa por Dn. Pedro de Solís. Dejo de dezir sus especiales successos, por repetidos allí y, otros, porque no son de substancia: assí, de su enbarcación912 en Cartaxena de Yndias, de su estada en el Reyno de México, principalmente en aquella nobilíssima ciudad y en el puerto de San Joan de Vlúa, o Veracruz, donde de nuebo enbarcado, hizo su viaje y tomó puerto en la nobilíssima ciudad de Cádiz, y desde aquí llegó a Sevilla, y aquí se le juntó vn conpatriota y grande amigo, llamado Don Jacinto, sacerdote de grandes prendas de talento e ingenio. Este le acompañó hasta Madrid, donde hizo el entrego913 del cuerpo y cumplió honoríficamente, y como dél se esperó, con todas las funcciones de su comissión.
+Era Don Jacinto mozo divertido914 y que cuydava poco del officio915 sacerdotal que tenía, mas afectava916 la valentía y la compostura en los vigotes y melena, de suerte que sólo tenía el hábito clerical, y en lo demás, más parecía secular, y él nunca dava a entender que era sacerdote y conffessor y predicador, porque tenía olvidado estos ministerios. Muchas vezes vio sobre la messa de Don Fernando el cartapacio de las meditaciones, no ya manuescrito sino impreso, porque le avía echo imprimir en el reyno de México quando en él estuvo de invernada917 en su viaje, y avía causado grande fruto en todos estados918 de personas que le leyeron. Solía preguntar D. Jacinto qué libro era aquel y le respondía Don Fernando: este libro es el de las conversiones. Yo os suplico que le leáys siquiera vna vez. Tomábale en las manos y hazía lo que frequentemente oy hazen muchos, que es bolver a cerrar el libro en viendo que el título o letura es de cossa espiritual, como si los negocios del alma fueran los de m[en]os importancia que ay en esta vida mortal.
+¡O quám ocultos son los juicios de Dios! Quando Don Jacinto menos buscava a Dios, Su Divina M[a]g[esta]d se acordó de alumbrarle con vn successo raro y de bien pocos hasta aora sabido.
+Brebe, aunque compendiosa, es su relación. Galanteava vna dama de la Corte, y salía las más noches919 a deshora920, armado de pistolas y otras armas, para hablarla, que lo hazía por vna reja. Vna de las noches que salió a su exercicio, halló, a su parezer, a la dama en la ventana prevenida, y le dijo que le aguardasse a la puerta, que ya salía. Hízolo assí, y salió su dama espirando fragancias de olores y con grande aparato y pompa de vestidos guarnecidos de oro, aunque bien cubierta con el manto, de suerte que no le pudo ver la cara. Fuela acompañando algunas calles y vinieron a descansar en vnas escaleras de piedra que hazían ascenso a vna iglesia. Sentáronse allí y él hizo grande diligencia para que se descubriesse el rostro, que le quería ver al resplandor de la luna, que le hazía a la sazón muy claro. Ella se excussava lo que podía, y Don Jacinto, añidiendo ruegos, lo vino a conseguir. Echósse por detrás el manto, y él y las vestiduras y olores se desaparecieron en un instante, quedando solamente a su lado, entre un hedor de sepultura, vn esqueleto humano, vna armadura de huessos con su calabera, que sólo le dixo esta palabra: ¿hasta quándo?921, y luego desapareció toda la visión. Júsguesse el más valiente puesto en otro lanze semejante, en el silencio de la medianoche, y sin socorro ni compañía humana. Quedóse Don Jacinto amortezido922 sobre aquellas escaleras, y no pudo bolver en sí en mucho rato, del susto y temor que concibió. Levantósse como pudo, luego que se cobró923 del desmayo, y robado de color, espeluzado924 el cabello, se fue a la cassa adonde vivía Don Fernando. Al alboroto de los golpes que dava Don Jacinto, salió despavorido, imaginándole herido, o con alguna desgracia, cosecha ordinaria de semejantes passos. Entróle en su quarto, hizo encender luzes, y él traýa tal figura que más parecía de muerto que vivo. Contóle el successo referido, y traýa tan impressas aquellas palabras que le dixo la calavera que le representó925 la muerte: ¿hasta quándo?, que las repetía muchas vezes.
+Aquí enpezaron los propósitos de Don Jacinto a principiar la enmienda de la vida, y Don Fernando, para confirmarlos, le dio entonzes a leer el libro de las conversiones que tantas vezes no avía querido leer. Estava ya como Saulo rendido a vna voz. Y a la de la muerte ¿hasta quándo?, dezía: Señor, ¿qué queréis que haga? Y Don Fernando hazía el officio de Ananías.
+Cayéronse si no las escamas de los ojos, las lágrimas tiernas, y lloró con la lección del libro tantas, que casi empapava las ojas con ellas. No se acostó en toda aquella noche, porque la passó toda leyendo el libro y llorando sus peccados. Amaneció el día, y despidiosse de Don Fernando, sin comunicarle intento alguno especial, sino el general de la enmienda que proponía. La primer acción que hizo fue irse a cassa de un barbero y hazer que le derribasse toda la melena y copete y los vigotes y barba y le abriesse la corona de sacerdote. Hecha esta diligencia, se fue al convento de Carmelitas descalzos, y llamó a vn varón docto de los muchos y muy espirituales que tiene aquella cassa; pidió le oyesse de conffessión926, y disponiendo su alma con aquel santo sacramento, remedio franco y vniversal de todas las caýdas, empezó vna forma de vida tan austera y penitente, que edifficava a Don Fernando y quantos le conozían, quedando admirados de verle en vn traje tan reformado, que más parecía de religioso muy penitente que de clérigo secular. Su comer era muy parco y su dormir, en vna tabla, y las disciplinas tan fervorosas que se bañava todo en sangre y causaba grima a los que las oýan. Su meditación en la muerte, ynfierno y juicio era muy continua en el Libro de las conversiones, que también avía sido causa de la suya. Con ayunos, con vigilias y disciplinas se dispusso para celebrar, y lo hazía todos los días con muchas lágrimas, pidiendo a N. Sr. el perdón de sus culpas. Y desseando agradar a Su Divina M[a]g[esta]d en algún ministerio, tomó entre manos el de conffessar, y assí dezía missa en el Buen Successo927 y en aviendo dado gracias, se assentava en el comfessonario, y le sucedía estarse todo el día sin comer, ocupado en aquel exercicio, en el qual pienso hizo mucho fruto, porque ya sus palabras eran acompañadas con el exemplo de la penitente vida que avía comenzado. Dexémosle en estos exercicios, y vamos a ver a Don Fernando. Ya tenía Don Fernando a este tiempo tratada su pretensión de ser monje cartuxo en la insigne y real cassa de Sancta María de el Paular928; ya andava inquiriendo y preguntando los informes de lo necessario para mejor conseguir su intento, aunque diversos embarazos de negocios que estavan a su cargo y la comfussa Babilonia y encantos de la corte de Madrid le traýan como sordo a los impulsos divinos. Dilatava su resolución de día en día, porque era fiera la lucha que interiormente passava, como la representó929 muy bien en vna canción escrita a su hermano Don Pedro, que después veremos. Fue necessario que le despertasse también la memoria de la muerte, y para esto ordenó N. Sr. que vn grande amigo suyo llamado Don Diego, maiorasgo de muchas riquezas, cargado de galas y esperanzas, bolviesse aquel año a su patria. Vbo batalla con los franceses enemigos, al salir los galeones del puerto de Cádiz, y en ella pegaron fuego al galeón en que iba embarcado Don Diego, con que él y otros muchos amigos de Don Fernando perecieron abrasados. Llegaron estas tristes nuebas a Madrid, y de tal suerte le turbaron y aflixieron, que estava tan temeroso y conffuso como lo estuvo su amigo Don Jacinto la noche que vio la visión del esqueleto. Hirióle Dios fuertemente con el golpe deste lastimoso successo, y no aguardando a experimentar otro semejante en cabeza propia, quando tan adversos los mirava en la ajena, escarmentó a lo cuerdo y se resolvió como entendido930. Dispuso sus cossas y haziendo llamar un escribano, ordenó su testamento como quien ya se moría; renunció sus legítimas931; repartió sus halajas entre dos criados que le avían venido sirviendo, y porque ya Don Jacinto tenía tratado con él vn viaje a la ciudad de Granada a entrarse religioso carmelita descalzo, no sólo le dexó sus vestidos sino todo lo necessario para el viático del viaje y para el apparato932 necessario a conseguir el intento. Y él, con lo precissamente necessario para no parezer desnudo, despedido de todos sus amigos, se partió para Santa María del Paular, la cassa más célebre de las que ay cartuxanas en la provincia de Castilla, emporio de sanctidad y erario de todas las virtudes, donde admittido de aquellos santos y venerables monjes, y examinado y aprobado según sus santos estatutos, fue recebido a su amable compañía, mas no pudo estar occioso en los días que estuvo en hospedería mientras se disponía el darle el sagrado hábito; antes, para hazer notoria a sus amigos y deudos su vocación, tomó la pluma en las manos y en estas quintillas explicó sus conceptos933:
+ a cantar mi mala vida,
+ que puesto que fue perdida,
+ es justo que sea cantada,
+ pues cantando el mal se olvida.
+ Mi vida quiero dezir
+ y mi poca cristiandad,
+ que aunque cuente la verdad,
+ no llegará el escrivir
+ donde llegó mi maldad.
+ Dar exemplo al más perdido
+ a hazerlo me ha movido,
+ y declarar el amor
+ que Dios tiene a un pecador,
+ pues que tanto me ha sufrido.
+ Vosotros, ojos, pues veys
+ que en llorar está el provecho,
+ sacad lágrimas del pecho
+ y en el alma lavaréys
+ estas manchas que avéys hecho.
+ Mostrad el dolor que siento
+ y dad suspiros al viento;
+ dad lágrimas a este canto.
+ Sembraréys acá en llanto
+ por coger allá en contento.
+ Nascan rosas donde abrojos;
+ pagad gustos con enojos
+ y si no cegaos luego,
+ que más quiero el Cielo, ciego,
+ que no el infierno con ojos.
+ Y vos, pluma, que instrumento
+ fuistes del alma perdida,
+ pues me distes atrevida
+ firmadme agora mi vida.
+ Yo, que a Dios offendí tanto,
+ que de mí propio me espanto,
+ con voz, ojos, mano y pluma
+ porque de mí no presuma,
+ comienzo a cantar mi llanto.
+ Quando me acuerdo de mí,
+ buen Dios, que por ti me acuerdo,
+ cómo el juicio no pierdo
+ pensando que tal me vi,
+ echo de ver no soy cuerdo.
+ Porque he passado mis días
+ entre tinieblas sombrías
+ y en ellas tanto peccava,
+ que aun a los hombres cansava,
+ y tú, Señor, me sufrías.
+[…]
+Poco después de la entrada de Dn. Fernando en la Cartuxa, la consiguió Don Jacinto en la Reforma Descalza del Carmelo, dexando ambos los nombres del siglo; y tomando, el vno, el de su Padre santo, se llamó BRUNO, y Don Jacinto se llamó Arsenio, en memoria no sólo del antiguo sino del moderno cuya historia Don Fernando le avía contado diversas vezes. Llegaron a esta ciudad las nuevas deste successo, y como nunca esperado, la pusieron en admiración. Concurrieron personas de diversos estados a la cassa de Don Fernando a consolar a sus padres, que no estavan necessitados de tal alivio, porque Dios N. Sr., que dispone las cossas como Él es seruido, les avía infundido tal consuelo y alegría, que estavan gozosissimos.
+Muy en brebe se admiró otro prodigio y fue que su venerable padre, aviendo leýdo las cartas y testamento de su hijo, llevado de un fervorosíssimo espíritu, luego al punto enpezó a despojarse del mundo y a disponer sus cossas para dexarle con intrépida resolución.
+Alcanzó licencia de su esposa para retirarse a un desierto; hizo cortar silicios; juntó libros espirituales y preparó el santo crucifixo de su hijo Don Fernando y la calavera que avía quedado en su quarto y, teniendo hecha esta prevención936 de halajas y elegido sitio para su retiro, distante quatro jornadas de la ciudad, en el desierto937 que llaman de Las Guaduas, hizo también su testamento, y dexando todas las cossas de su familia a cargo de Don Pedro, dio el vale938 al mundo, y despojándosse de todas sus vestiduras, se salió al desierto en edad de ochenta años, vestido de vn áspero cilicio, successo muy digno de admirar en estos tiempos, y que enterneció y movió mucho a los que lo vieron. La vida que enpezó y sus exercicios, diré en otra ocassión939, que este ha sido sólo paréntesis de la historia de Dn. Fernando, la qual pide de justicia, no sólo que refiera los versos que hizieron sus amigos en esta ocassión, sino las cartas que le escrivieron. Y para no hazer molesta mi relación, pudiendo poner muchas, sólo escogeré tres: vna de su padre, que es precissa940, y otra de su hermano, y la tercera, del venerable Fr. Arsenio.
+[…]
+La carta que escrivió su padre a Don Fernando, antes de partir al desierto es la siguiente. Puede seruir de idea941 y exemplar a los padres, que suelen formar grandes sentimientos942 quando sus hijos entran religiosos943 y aun inventar trazas diabólicas para sacarlos de la religión. Assí pues, escrivió el venerable anciano a su querido hijo:
+«Hállome tan gozosso que me faltan razones944 para daros el parabién de la felize suerte que nuestro buen Dios os tenía preparada. Sírvasse945 Su Divina Magestad de conservaros en ella con los augmentos946 de espíritu que yo os desseo. Bien creo que lo que avéys enprendido lo tendríays muy bien premeditado, hazaña que os certifico que a dexado suspensa a toda esta ciudad. Lo que vuestros padres an grangeado desto a sido muchas bendiciones y continuados parabienes, pues ha sido la cassa tan frequentada como el día que os graduastes de Doctor. Toda vuestra familia, padres, hermanos y deudos, nos jusgamos por muy dichosos y damos muchas gracias a N. Sr. de tan señalada merced y fauor. Daréysme licencia como a quien fue Padre vuestro, para que os diga algo de lo que tengo obligación (aunque seays letrado), pues con ello descanso. Y, lo primero, quiero proponeros947 el grande benefficio que os hizo Dios en llamaros a la religión y en averos librado del tempestuoso mar deste mundo, dándoos regalado y dulze puerto en la sagrada Cartuxa, que es el paraýso de los deleytes de Dios. Averos sacado de un peligroso e intrincado laberinto, en el qual quien más anda, más se enreda y enmaraña, sin duda es vna merced singularíssima (¡o, quién huviera tenido tal dicha!). Este argumento trata el gran Padre San Bernardo en el sermón que haze exortando a los monjes, cuyas dulces palabras os quiero referir, porque suplan la amargura y rusticidad de las mías. Grande, dize, y muy grande se a mostrado con nosotros la divina misericordia, en avernos redemido y sacado de la conversación948 vana del mundo, en el qual vivíamos algún tiempo sin Dios, y aun contra Dios; no por ignorancia sino por desprecio y malicia, la qual vida, o por mejor dezir, muerte, en que estávamos, querría siempre estuviesse en vuestras memorias, y que viéssemos con los ojos del alma quánta ceguera era aquella en que vivíamos, para que, mirada con attención, estimássemos la merced singular que nos hizo, y a que, no tanto como debe ser estimada, a lo menos quanto pudiéssemos ensalzar aquella mano venzedora. Y si alguno quisiere considerar no, de adónde salió, ni quién le sacó, sino adónde le pusieron; no dónde escapó sólo, si no lo que le dieron, hallará que aquello segundo exede a lo primero. Lo dicho es de San Bernardo.
+«Para declarar, pues, la grandeza del benefficio que Dios os hizo, he inferido de la doctrina deste santo dos cossas: la primera, de dónde salistes y la segunda, dónde aportastes. Salistes del mundo, golfo de miserias, calamidades y peccados, o por mejor dezir, os sacó Dios del fuego de los caldeos, como a otro patriarca Abraham de Vr Chaldeorum, o como a su sobrino Loth, del fuego de Sodoma: Eduxeruntque eum et posuerunt extra civitatemL, que propiamente significa el mundo donde se abrasan los hombres, o en el fuego de sus deleytes, o en el fuego de la ambición, o en el de la avaricia, o en el de la embidia, y andan, por ser fuego denso y sin resplandor, como el de el infierno, en tinieblas. Deste incendio peligroso, mi amado, os sacó Dios, dándoos santas inspiraciones, y os llevó al monte sagrado de la Cartuxa: in monte salvum te fecit949. De la captividad de Babilonia y de la tarea de los adoves950 os llevó a la tierra de promissión, y a esse estado perfectíssimo que tanto alaba San Bernardo, llamándole supremo, y diciendo que haze a los proffessores951 dél, semejantes a los ángeles. Dichoso vos que avéys tenido suerte de entrar en essa santa casa, magisterio de religión, congregación de justos, paraíso de deleytes, tálamo nuptial, lecho de castidad, escuela de virtud, arca del testamento, reclinatorio de Dios, estansia952 de fuertes y animosos guerreros, que tal contemplo yo al Paular, y assí no es mucho le dé los atributos que Laurencio Justiniano953 da a la vida monástica que en ella se professa. En buen castillo estáys donde no faltarán caudillos954 que os enseñen el camino de la perfección. Sabed aprovecharos imitándolos, y para que mejor lo podáys hazer, chansélese955 señor, con todo, sígasse el espíritu. Ya no aya sino Dios, y no se tome la pluma sino para amonestar956 a su infinito amor. Desidme qué abréys hecho, si no os ensayáys957 para que no reyne la carne. Si no os olvidáys de vos, no os ocupará Dios, pues quiere que el que a de ser suyo tenga el corazón desocupado, para Su Magestad Divina sólo. Bueno es ser monje y parezerlo en lo exterior dando buen exemplo; mejor es serlo en lo interior. Bueno es rezar psalmos y hazer exercicios penales958 y otras cossas de obediencia; dicho se está si el corazón está todo en el Amado y Él le possee, y si a la obra exterior acompaña la oración interior. Assegúroos que si no soys opuesto a la carne, que no se enseñoreará de vos el espíritu. Limpiad la vasija de la pega959 de las cossas passadas y de lo que tubo de Babilonia. No os acordéys de padre y madre, ni de hermanos y deudos, si no fuere para encomendarlos a Dios, para consolarlos y instigados a su santo servicio.
+«Procurad con todas vuestras fuerzas, estudio960 y cuydado vniros fuertemente con Dios, exercitándoos sin sessar en su divino amor, y quando huviereys llegado a este paraje, empezaréis; y quando en este exercicio os halléys más adelante, pensaréis que entonzes empesáys. Soys finito; vivís en carne; lo que amáys es infinito, pues, ¿cómo puede aver proporción? Quando lleguéis a la celestial Ierusalem, como confío, entonzes empesaréis a amar. Pero en el entretanto961en esta vida mortal, en el choro, en la oración, en todos los santos y loables exercicios de essa santa religión, ¿quién os impide962 que no améys? ¿Qué estudio avéys de tener, sino la presencia de vuestro Dios, humeando esse vuestro corazón afectos de amor? No consiste este en la multiplicidad de palabras sino en un desseo muy fervoroso de vnirse con su Criador. Hijo amado mío, si llegases a tan dichoso grado, no está su mano abreviada963. El que fue sin principio es sin fin. ¿Qué ha dado para lo que tiene que dar? ¿Qué tuvo San Pablo, que no recibió? Procurad vos disponeros sirviendo con fidelidad a tan buen Señor, que Él no os negará sus divinos auxilios.
+«Mucho quisiera deziros para inflamaros en el divino amor, pero considero que en estas materias tendréys en essa santa cassa tan doctos, tan sabios y eruditos maestros, que vendrán a ser superfluas mis toscas y mal limadas razones. Para llegar a Dios, cruz se a de llevar; si amareys, muy lijera os parezerá essa que avéys abrazado. Quien ama, no teme; mas rezelar no perder lo grangeado es cordura. Si muchas vezes al día os imaginareys que soys nada, no temeréys nada. En lo espiritual y temporal, el más seguro lugar es el más bajo. Presiaos de ser humilde. Desead que todos os corrijan, y no deys ocassión para ello. Sed muy agradezido a Dios, que os ha hecho tan singular benefficio, y a essos venerabilíssimos varones, por la mersed que os han hecho en admitiros a su cassa. Y de mi parte se lo agradezed bessándoles en mi nombre los pies, y hazed quenta que el día que esta recibiéredes, me veis en vn desierto, cubierto de vn cilicio de pies a cabeza, que tanbién quiero yo salir a llorar mis peccados. Pedilde a Dios me dé perseverancia, el qual os guarde y me dexe veros en la otra vida con mucha gloria, etc.
+«Del padre que tuvistes en el mundo».
+Assí escrivió a su hijo Dn. Fernando aquel oráculo de prudencia.
+[…]
+Otras muchas cartas, versos y epigrammas latinas escrivieron otros amigos a D. Fernando, y especialmente quien se señaló en esto fue su primo Fray Andrés de San Nicolás, el descubridor del Desierto prodigioso, mas de propósito los omitto por no hazer molesta esta relación. Don Pedro, en quien se avían encendido fervorosos desseos de imitar a su hermano, le embió a preguntar varias curiosidades, y entre ellas le pidió que le explicasse el nombre de cartujo, que desseava mucho saber su etimología, que le avisasse quáles eran las armas de la sagrada Cartuja, que le descriviesse sus exercicios y forma de vida, que le hiziesse relación del santuario que habitava, y conociendo en el genio de Don Fernando que no avía de estar ocioso, aun en el año de noviciado, también le pidió que le embiasse los bosquejos de su occupación. Y él satisfizo a todas sus preguntas, como verás, o letor, en la Mansión siguiente, que te causará no pequeño deleyte.
+Llegaron con felicidad los galeones de aquel año a España, y los pliegos964 de Don Pedro, a manos de Don Fernando, ya Don Bruno, monje proffesso en la Rl. Cartuxa del Paular, y con el desseo de afervorizar965 a su hermano en los santos propósitos que le insinuaba, se halló con los enpeños de satisfazer a todas sus preguntas en la forma que pudiesse. Formó sus bosquejos y hizo sus pliegos y los despachó en la siguiente ocassión de galeones que también tubieron feliz viaje. Don Pedro estava con ansias indecibles de recebirlos y quando llegaron a sus manos estava tan gustosso, como si huviera hallado vn tesoro. Rompió las nemas966 y hallósse con todo lo que desseava. Sólo divulgó las nuevas de la proffessión de su hermano Don Bruno, que fueron celebradas de todos sus amigos, parientes y deudos. Y con los demás papeles, para lograrlos967 felizmente, determinó partirse luego al desierto donde ya estava retirado su padre, por dar este alivio y consuelo al venerable anciano y penitente anacoreta. Ordenó luego su viaje, en el qual le acompañó Antonio, ya libre de la coyunda de el matrimonio por ser diffunta su espossa, y reducido al hábito clerical, con pretensiones del sacerdocio. Acompañóle también el M. Rdo. Pe. Fr. Estevan Santos, de la Orden de Predicadores, y el M. Rdo. Pe. Fr. Joan Martín, de la Orden del Seráfico Pe. Sn. Francisco, ambos grandes amigos de Dn. Fernando y Dn. Pedro, que se ofrecieron voluntarios a esta acción, assí por visitar aquel venturoso solitario como por hazerse noticiosos968 de las cossas que los papeles de Don Bruno contenían, según que Dn. Pedro les avía referido. Partieron todos quatro al desierto y llegaron a la pagisa choza que habitava el venerable anciano que salió a recebirlos con notable alegría. Era su traje vna pobre y remendada túnica, blanco y crecido el cabello, la barba tan copiosa que cubría con los extremos vna cuerda que la aplicava969 al cuerpo; tenía en la vna mano vn rosario y en la otra un pequeño libro. Era el ornato de aquella pobre habitación vn áspero cilicio, vna fea muerte, vn relox despertador, vna efigie de vn devotíssimo Christo y otra de su soberana Madre, vn pequeño lecho de cañas duras con vna vil manta por cubierta. Tanta fue la ternura que causó esta vista a D. Pedro que, arrojado a los pies de su amantíssimo padre, se los regava con las lágrimas de sus ojos, bessándolos tiernamente qual hizo Madalena vn tiempo970 los de Christo Sr. Nuestro. Los demás compañeros estavan attónitos y mudos viendo un passo971 tan tierno que les quebrantava el corazón. Lo primero que preguntó el eremita a su hijo, recibiéndolo en sus brazos y adivinando a qué podía ser su venida, pues no le avía dado licencia para que le ffuesse a ver, sino es en casso de aver nuevas del cartujo. ¿Qué tenemos de nuevo de nuestro monje cartuxo? Entonzes Dn. Pedro sacó los pliegos que traýa y los puso en manos de su padre, que pareze se cobró972 de fuerzas con el aliento de verlos y de saber de su proffessión y como avía escogido por nombre el de su Patriarcha S. BRUNO. Recibió cordialíssimos abrazos de Antonio y de aquellos religiosos varones que iban en su compañía y estimó en mucho la fineza de irle a ver en tal ocassión, que assí se lograrían973 las cartas de Don Bruno. Sentáronse en vnos humildes assientos de corcho y Don Pedro, inpaciente de tardanzas, empezó a leer todas las cartas, assí las que venían para su padre como las que para sí venían. Estas eran más dilatadas y escritas en forma de quaderno. Después de leýdas muchas cláusulas, en vna dezía assí: «antes de responder a tus preguntas quiero que refrigeres los labios con essa canción a mi Santíssimo Padre BRUNO, que la he copiado de vn libro que actualmente estoy leyendo, que se intitula Aula de Dios, el qual te remitiré en otra ocasión porque contiene vn admirable dibujo974 de la vida cartuxana. Aora no me es posible, que harta fineza es aver copiado essos versos para que con ellos refresques la memoria de las noticias que en el Desierto Prodigioso nos dio el venerable Arsenio; y si es vivo975, será bien que también los vea, con lo demás que contiene esta carta».
+Seguíasse aquí la canción y todos se alegraron tanto que le hizieron instancia a Don Pedro que la leyesse luego; y él prosiguió diziendo assí:
+ A la veneración rendido el canto,
+ resuelta977 la modestia en ossadía,
+ y fiada al favor la insufficiencia,
+ las glorias solicito de aquel santo,
+ en quien desmaya la mayor Thalía978,
+ de quien ignora la más alta ciencia.
+ Divino BRUNO, mientras tu excellencia
+ se deja conffessar979 de mi ignorancia,
+ porque no agravie mi profana pluma
+ de tus hazañas la diffussa980 summa,
+ haz que en ti mismo estudie consonancia,
+ para que cada letra, cada accento,
+ celebre vna virtud, diga un portento.
+[…]
+ ¡O Cartuxa divina! ¡O región pura
+ entre cuyas prisiones y retiros
+ la interna libertad del alma mora;
+ las lágrimas se vierten con dulzura,
+ con gusto se despiden los suspiros,
+ y vn siglo se grangea con vn hora!
+ Con poco, mucho Cielo se atessora,
+ palacios halla quien cabañas dexa
+ y vive serafín quien naze ombre;
+ quien huye aplausos eterniza el nombre,
+ a Dios se passa quien de sí se aleja
+ y el que del mundo desterrarse quiso,
+ desierto te buscó, te halló paraýso.
+ Desta fiel estación, deste sagrado,
+ sereníssimo puerto de consuelos,
+ fértil India de gozos y alegrías,
+ Colón fue BRUNO, que de Dios guiado,
+ los yermos pudo convertir en Cielos,
+ poblándolos de humanas gerarquías981.
+ Aquí quantas conduxo compañías
+ de Anteones robustos y Palantes982,
+ subiendo riscos y trepando montes,
+ del Olympo los altos orizontes
+ conquistaron católicos gigantes,
+ probando con tan arduas diligencias
+ arrebatar el Cielo con violencias983.
+ No pudieran las selvas ambiciosas
+ afectar984 dicha tanta, pues en ellas,
+ en vez de manutisas985 y amarantos,
+ se ven con influencias misteriosas
+ brotar planetas y nazer estrellas,
+ criarse héroes, produzirse santos.
+ Tú, cultor986 soberano, tú de tantos
+ nuebos prodigios el origen eres;
+ tú, BRUNO, por quien oy prorumpen flores,
+ en quien el Cielo copia resplandores,
+ en quien el alva abrebia rosicleres
+ tales que con estampas milagrosas
+ terrestres astros son, celestes rosas;
+ tú, pues, que con exemplos más que humanos
+ consagraste estos páramos incultos,
+ donde el tiempo venera tus memorias,
+ agora que entre choros soberanos
+ sufres987 adoración, permites cultos,
+ escuchas ruegos y dispensas glorias,
+ añade nuevo honor a tus victorias,
+ alienta988 tus modestias, ya grandezas,
+ donde el primer asombro de cartuxos,
+ su espíritu heredando tus influxos,
+ con raras, no imitables asperezas,
+ milagro es a los hombres sin segundo,
+ al Cielo invidia, admiración al mundo.
+Gustosíssimos quedaron todos los oyentes en989 aver oýdo esta canción, y juntamente muy ansiosos de ver el libro que Don Bruno les prometía, de donde se avía copiado, porque desta pequeña muestra collegían bien su valor. Todos hizieron propósito de pedirlo con instancia, y el venerable anciano mandó a su hijo Don Pedro que prosiguiesse leyendo el quaderno de la carta y él lo hizo assí, profiriendo la cláusula siguiente:
+«Pídesme, o amantíssimo hermano, que te avisse la etimología y significación deste nonbre Cartusia. Hame parecido tam bien tu curiosidad, que para satisfazer a ella he inquirido con estudio particular el vocablo, y hallo ser hebreo, que, escrito en su misma lengua, consta de tres dicciones: la primera es vna particula similitudinis, de suerte que significa sicut, quemadmodum, instar, etc., como en el psalmo 112: Micadonaí990: quis sicut Dominus?, y en este nombre: Michael: quis sicut Deus? La segunda dicción significa interfectus sive occissus. La tercera es vno de los diez nombres de Dios, repetido tantas vezes en las sagradas letras y en esta voz: Allelu-iah: laudate Deum, de manera que todo junto significa: sicut occissus Dei, vel sicut interfectus Dei, y este modo de hablar es hebraýsmo, frase propia de aquella santa lengua, que para declarar la perfectión de alguna cossa en su género le añade el nombre de Dios, como para dezir montes muy levantados, los llama Montes Dei; para llamar al río muy copioso y de muchas aguas, flumen Dei, y assí cedros Dei, astra Dei, princeps Dei, etc.
+«De suerte que cartuxo es lo mismo que sicut occissus Dei, y en nuestra lengua vulgar significa como vn perfectamente muerto, degollado de todo punto, como un hombre muerto y degollado del todo. Esta es la respuesta formal a tu pregunta, pero porque no te quedes solamente en la corteza, te suplico busques el alma de pensamiento991 que encierra en essa canción que para mi enseñansa con el motivo que tú me diste he bosquejado».
+Y seguíasse luego la canción en esta forma:
+ Este espejo me pongo cristalino
+ porque en su luna mi mudanza advierta,
+ y en la luz de sus rayos me dispierte,
+ que es peligro dormirse en el camino
+ donde apenas un hombre se dispierta
+ quando camina al lado de la muerte.
+ Y si es la mayor suerte
+ llegar a conozer su suerte el hombre,
+ mi suerte quiero ver puesta en mi nombre,
+ que siempre el Cielo a esclarezidos pechos
+ puso en el nombre zifra de sus echos,
+ y con este consejo
+ mi nombre a mí me servirá de espejo.
+ Dize, pues, este nombre un hombre vivo
+ tan muerto como un hombre degollado,
+ y ha de estar muerto tan perfetamente
+ que no me tengo de acordar que vivo:
+ sino pensar que estoy ya sepultado,
+ que al muerto esto le falta solamente.
+ He de llevar presente
+ que no ay en mí querer, pues la cabeza
+ del degollado nunca se endereza.
+ Ni tengo de sentir, que los sentidos
+ los tengo todos de tener perdidos,
+ y solo sentimiento
+ de ver que no he sentido lo que siento.
+ La propia voluntad, el amor propio,
+ la estima, el parezer, la ambición vana,
+ el preferirme y el tenerme en algo
+ muy lejos ha de estar, porque es impropio
+ pensar que vn muerto tiene desto gana,
+ y si la tengo, de mi ser me salgo.
+ Que sólo vn nada valgo,
+ allá en el centro992 donde solo habito
+ con grandes letras ha de estar escrito;
+ y en mí la pretensión de mi ventura
+ a de ser aguardar la sepultura,
+ y mi mayor ventaja,
+ el ir siempre vestido de mortaja.
+ La carne, mi enemiga, ya venzida,
+ se rinda, calle, abata, cure y llore,
+ sin fuerzas, quieta, humilde, enferma y flaca.
+ Y pues es carne ya de hombre sin vida,
+ no ay993 aguardar que nadie se enamore
+ de la hermosura que de un muerto saca.
+ de aquellos apetitos tan injustos:
+ los regalos, deleytes y los gustos.
+ Cossa de carne aquí se veda,
+ porque sin carne y sangre vn muerto queda;
+ los regalos son vanos,
+ que es regalar con ellos los gusanos.
+ Fuera del cuerpo ha de vivir el alma,
+ ni a de sentir los ímpetus furiosos
+ de aquellas sus passiones que la alteran.
+ Muy sosegado el mar y muy en calma
+ navegue con afectos amorosos
+ al puerto amado en quien el premio esperan.
+ Y aunque cossarios quieran
+ turbar su paz por aumentar su pena,
+ las áncoras assiente en el arena,
+ y firme no responda en su congoja,
+ que vn muerto ni se queja ni se enoja,
+ y assí no es bien que sienta
+ honor perdido ni crecida afrenta.
+ ¡Mas, ay de mí! Quitar quiero el espejo,
+ que no puedo sufrirme, pues me veo
+ tan lejos de llegar a lo que miro995,
+ que aunque la vida en esta vida dejo,
+ tan assido a la vida está el desseo
+ que nunca de mi cuerpo lo retiro.
+ Y con razón suspiro,
+ pues tanta carne y sangre en mí se encierra
+ que apenas me levanto de la tierra,
+ tan lejos de estar muerto en lo que intento,
+ que es quanto pienso, quanto digo y siento
+ contrario a lo que escrivo,
+ pues lleno de passiones me estoy vivo996.
+Gran ternura causó esta canción en el eremita venerable, y gustoso de que su hijo escriviesse con tanto espíritu, le ordenó a Don Pedro la copiasse luego que huviesse lugar, porque él quería que también le sirviesse de espejo; pues aunque no era cartujo en la proffessión, ya lo era en el affecto997.
+[…]
+«Conosco aora, hermano querido, lo que puede la fuerza y ansia de vn desseo, pues aviendo sólo querido delinearte aquí el rótulo que tiene la puerta del claustro de esta s[an]ta cassa, me he passado a dibujar la puerta y el portero y, aun corrido la línea998 hasta entrarte en el sagrado templo. Y assí ni he guardado las reglas del arte en la poesía, y de la canción me he passado a hazer sylva, y aun no sé a lo que mi pluma me precipitara, si ella misma, temerosa de su riesgo, no me huviera advertido del empeño tan grande en que la iba metiendo, pues pareze intentaba en estos asomos o pequeños rasgos suyos el hazer la descriptión de esta s[an]ta cassa, cossa digna de más realzado ingenio y asumpto bastante solo (como al principio te previne) para el volumen de vn libro. Pidiéronle a Thimantes999, el más célebre pintor que tuvo la Antigüedad, que en vn brebe lienzo pintasse vn gigante de descompasada1000 estatura; y reconociendo el empeño por difficultoso, dio en vn sazonado1001 arbitrio: pintó en el lienzo sólo vn dedo del gigante y vnos hombres como hormigas que con baras proporcionadas a sus cuerpos le estavan midiendo, para que assí, desta disparidad tan grande pudiese formarse la ydea de lo que sería el gigante. Assí yo, para hazerte vn paréntesis brebe de lo que es esta s[an]ta Cassa del Paular, sólo he pintado vn dedo del gigante, sólo te he dibujado al portero, sólo descubierto el sobreescrito1002 que dize soli meruere Beati. Y quanto se a dicho no a sido otra cossa que varillas1003 de hormigas, que apenas acaban1004 de medir el dedo más mínimo de tal mano.
+«Este es el Paular:
+ Cassa de BRUNO, alcázar de cartujos,
+ primera maravilla,
+ Cielo sereno de astros siempre fijos,
+ cuyos claros influjos
+ oy dan flamantes rayos a Castilla
+ con su instituto austero y penitente.
+ Y aquí, don Pedro, agora finalmente
+ la familia de Bruno esclarecida
+ muere para vivir eterna vida,
+ que sólo a BRUNO el Çielo darle quiso
+ aqueste paraýso,
+ como del universo al primer hombre,
+ de cartujo no más de con el nombre.
+«Y no te deves admirar que aviendo tomado por asunpto el explicarte el rótulo desta cassa, con la copia y con la fuerza violenta del dezir no aya tocado sino sólo en la corteza dél, que este asumpto le dejo a la claridad de tu ingenio que sabrá más bien penetrarle».
+Aquí hizo pausa Don Pedro, y Antonio dijo que pues avía recaudo de escribir, era buena sazón aquella para que cada vno de los que allí estavan dixesse algo que quadrasse a este asumpto. A todos pareció el acuerdo1005 maravillosso, y assí se ocuparon vn rato en discurrir y en escrebir.
+[…]
+Y gozoso Dn. Pedro de aver juntado tan lindo material para escrivir a su hermano, aviendo copiado de su letra todo lo que se avía proferido, prosiguió leyendo la carta que en otra cláusula dezía assí:
+«Pídesme que te descriva y pinte los exercicios de la vida cartujana, y aunque por darte gusto abrazara de buena voluntad este asumpto y lo hiziera con mi rusticidad, me tiene cogida la delantera en él el libro que arriba te alabé intitulado Aula Dei1006, el qual, en dos silvas introducidas entre Teodoro y Silvio, le abraza con singular gallardía de versos y con admirable contextura de conceptos. Salió impresso, no con el nombre propio de su autor sino con otro diverso, y por el descuydo común de los traslados1007, en dos impressiones que se an echo a salido siempre con muchos errores, con algunos versos duros y otros faltos; y, no obstante, se sabe por experiencia que las otras impressiones, hechas sin satisfacción de su dueño1008 ocasionaron muchas y no vulgares conversiones. No ha sido possible en mucho tiempo que las repetidas instancias de personas graves ni los affectuosos ruegos de amigos ni el admirable fruto espiritual que se ha cogido destas silvas inclinaran a su dueño a retocarlas y añidirlas1009 pero oy en día tengo de su propia mano la corrección, en la qual se verá los muchos yerros que se an cometido en las otras impressiones. Yo te la remitiré, con condición de que cuydes que se dé tercera vez a la estampa, porque tanto bien espiritual como de ella se puede seguir no se frustre, por aver consumido1010 la vniversal devoción de la Cartuxa estos libros. Pero es bien que tan alto asumpto quede autorizado con el nombre de su dueño, que es el venerable Padre Don Miguel de Dicastillo, natural de Navarra y de Tafalla1011, monje de la Sagrada Cartuja y Prior del monasterio de N. S.a de las Fuentes; pues importa menos el sentimiento que le puede causar esta ossadía que la estima y veneración que han de conseguir, con tan amable y conocido autor, estos versos. Y assí cuydarás de que se haga, poniéndoles su nombre propio. Que el año que viene sin falta estarán en tu poder, y también te remitiré otro libro, de Los dies grados del amor de Dios1012, que es excellentíssimo y se ha impresso también con diuerso nombre, siendo su propio autor el sobredicho Padre Don Miguel de Dicastillo. Y no te admires de esto, porque, como nuestra proffessión es de tan extremado retiro, y sólo se attiende a la contemplación y alabanzas divinas, estas y otras obras de mucha sciencia y profundidad se quedan ocultas en los rincones de las celdas porque sus autores cuydan de verse libres en vida de qualquier género de vanagloria que pudiera causarles el ver dibulgado su nombre. También te suplico que cuydes de que este libro segundo se dé a la estampa, con el nombre de su propio autor, ordenando con tu ingenio alguna gustossa collocación1013 con que el mundo todo goze de su dulzura y perciba el fruto que de tales obras se le puede seguir. Y en esto me harás singular gusto y adulación1014 y también serás interessado en la espiritual ganancia que tan admirables obras prometen.
+«Pídesme que te remitta traslado de mis escritos, pues presumes no estaría occiosso el año de noviciado. Assí es que no estuve occiosso, y por hazerte esta conplacencia te remitto essos quadernos que contienen vn amoroso soliloquio a Christo Señor Nuestro en la cruz. Y el principal intento para que te los embío es para que con ellos hagas algunas mansiones, como las del Desierto prodigioso, en el desierto que oy habita nuestro venerable Padre, a quien suplico los entregues en mano propia. Y le pidas que illustre el soliloquio que yo he formado1015 en prosa con algunos versos dulzes, que de su espíritu tne los prometo muy a propósito de lo que pide la materia, porque yo, attendiendo a otros exercicios de más profundidad, ya no hago versos ni trato de esso».
+Aparecieron luego en el pliego los quadernos del soliloquio intitulados con este rótulo: El panal de Sansón1016. Aposessionósse1017 de ellos el venerable eremita, y aunque quisieron Don Pedro y los circunstantes leerlos, él no lo consi[n]tió, diciendo que no era occassión, por ser ya tarde y no auer commodidad1018 de hospedarlos en aquella pobre choza; y también porque él los quería ver muy de espacio y para hazer lo que su hijo le pedía avía menester tiempo. Y assí él determinaba que no se leyessen en público hasta el año siguiente quando viniessen las sylvas de Aula Dei y Los dies grados del amor de Dios, que entonzes se haría de todo vna muestra general1019. No huvo quien le contradixesse, y assí se quedó con los quadernos. Otras cláusulas leyó Dn. Pedro de la carta de su hermano, que las ommitto porque de ellas sólo he escogido las que hazen a nuestro propósito.
+Despidiéronse del venerable eremita los venerables sacerdotes y Antonio, y se fueron a tener la noche1020 en el convento de N. Sa. de los Ángeles1021, de recoletos del Seráfico Padre San Francisco, que está fundado en aquel desierto y ha tenido y tiene admirables varones en santidad. Don Pedro se quedó con su amable Padre y ocuparon la mayor parte de la noche en escribir al cartujo, haziéndole repetidas instancias por los libros que les avía prometido.
+Don Pedro, llevado de su furor poético, no pudo menos que prorrumpir escriviéndole estos versos, que no he querido, ¡o letor!, se escapen de tu curiosidad. Dixo, pues, así a su amantíssimo hermano, después de averle escrito vna carta muy larga en prossa:
+ Sentado al pie de vn haya,
+ de Lozoya1022 claro en la ribera,
+ donde la vez primera
+ cantando hiziste vitoriosa raya,
+ ya en corrientes de plata
+ tu rica vena y clara voz desata.
+ Para oírte la grama
+ saldrá más verde y la verás risueña,
+ y la más calva peña,
+ coronada la frente de retama,
+ levantará cabeza
+ si el prado a resonar1023 tu flauta empieza.
+ Verás en los arroyos
+ los cristales hazer mil travesuras
+ del prado en las frescuras,
+ haziendo tazas de profundos hoyos,
+ que por enrriquezerlas
+ dulcemente cayendo arrojan perlas.
+[…]
+Estos versos hizo Don Pedro con desseo de animar a su hermano para que cuydasse de su retribución en otros de su ingenio, de que hazía mucho aprecio, mas no lo consiguió, porque el nuevo estado le induxo a la seriedad que professa su silencio, si bien no quedó defraudada del premio su esperanza, logrando la possessión de otras curiosidades de que haremos alarde1024 en la segunda parte deste Desierto.
+El eremita venerable se quedó en vigilia mientras Don Pedro se entregó vn rato al descanso, y leyó todo el Soliloquio de la passión de Christo Sr. Nuestro, que su cartuxo auía compuesto, y fue esto vertiendo tiernas lágrimas que regavan sus plateadas y venerables canas. Forjó en su idea1025 varios conceptos que reduxo a la pluma para exornarle, recojió sus quadernos y borradores y tomó vn breve reposo en su dura y penitente cama. Cassi al reír del alva1026 estava despierto, de suerte que quando Don Pedro se levantó, le halló ya puesto en oración, que era este su más frequente exercicio; no ossó perturbar su quietud hasta que, levantándosse a cabo de rato, le saludó amorosamente, y arrodillándose con ternura le besó la mano y tomó su bendición.
+Dispusiéronse a ir al convento de N. Sa. de los Ángeles, a visitar aquella devotíssima imagen, a oír missa y a ver cómo avían passado la noche sus huéspedes. Pocos passos faltavan para llegar al convento quando les salió al encuentro vn chasque1027 (assí llaman en este país al correo de a pie). Este entregó vn pliego de cartas a Don Pedro y, rompiendo la nema, vio que era de su primo Fr. Andrés y que aquella carta venía del Desierto que justamente llamavan Prodigioso. Picóle la curiosidad y la novedad de auer venido propio1028 con la carta, y assí se detuvo a leerla, mientras su Padre se entró en la iglesia del convento a hazer oración, a quien en brebe siguió tan enternecido que no podía contener las lágrimas. Esto dio motivo al venerable eremita para que, acabada su oración, con grande entereza de ánimo le preguntasse qué contenía la carta que avía ocassionádole lágrimas. Entonzes le refirió Dn. Pedro, que era vna relazión del feliz y dichoso tránsito del venerable Fr. Arsenio de San Pablo, origen y causa de todos los successos que traýan entre manos al presente y de quien él le avía dado tanta noticia, y no se enterneció menos el eremita oyendo tal nueva.
+Entraron juntos a ver al guardián del convento y a sus huéspedes y les pidieron se celebrassen aquel día las honrras funerales de tan santo religioso. Todos acudieron1029 a esta justa petición y se hizo este acto de devoción con mucho espíritu, assí por los religiosos de aquel convento como por los huéspedes que no sólo eran los atrás referidos sino también otros dos religiosos de la Orden que avía1030 dos días avían llegado allí de la ciudad de Cartaxena. Todos se juntaron a aliviar el sentimiento de Dn. Pedro, y con esta ocassión se fueron por divertir1031 el ánimo a vn apazible y ameno jardín en donde, sentados a la sombra de vn senador1032 que con la frondosidad de las hojas que le cubrían deffendía1033 el sol, hizo Dn. Pedro vna succinta relación de la vida de Arsenio, que pusso a todos en admiración. Y como fue forzosso tocar en Cassimira, monja en Santa Clara de Cartaxena, los religiosos huéspedes dixeron cómo ya avía passado también a mejor vida, dexando gran fama de virtud y santidad, y que ellos se avían hallado presentes a su entierro, cossa que oýda de Dn. Pedro y Antonio, les causó no pequeña ternura. Finalmente, no le pareció a Dn. Pedro cumplía con su obligación si no leýa la cláusula de carta que refería el tránsito de Arsenio, héroe principal de aquesta historia, y assí, pidiendo attención, leyó assí la cláusula que Fr. Andrés avía escrito:
+«Llegó (dixo) el fin de sus días, mas no el de exercitar virtudes y no perder occassión, que las da el Señor a manos llenas a los que bien vsan de ellas. Pues aviendo adolecido de vna calentura continua y aviendo padecido muchos dolores y fatigas en la enfermedad, conociendo avía de ser la ltima, se recogía todo a la especulación de los divinos misterios, que tanto avía platicado1034, y todo se le iba en dessear y suspirar el día de la eternidad, que no tiene mudanza, y es día que no anocheze ni se acaba. Despedido ya1035
+1 Otros intentos habían reconocido en el Periquillo sarniento de Fernández de Lizardi (1816) la primera novela hispanoamericana, que luego se corrió casi doscientos años atrás para darle ese título a los Sirgueros de la virgen de Francisco Bramón (1620), intento que Orjuela corre unos años más hacia adelante con El desierto prodigioso y prodigio del desierto (1650 ca.) de Solís y Valenzuela. Estos intentos revelan ansiedades políticas, epistemológicas y estéticas en relación con las particularidades discursivas del corpus colonial y la necesidad de hacerlo inteligible dentro de los criterios literarios de los años setenta y ochenta del siglo XX.
+2 Valga decir que para el profesor Orjuela, el eje novelesco de El desierto prodigioso… es la historia de Arsenio el ermitaño. Probablemente desde una revisión del género podríamos darle la razón, en tanto Arsenio es el personaje que con más propiedad puede llamarse tal en el texto de Solís: tiene la mayor hondura psicológica y es de quien más conocemos datos de su vida. Sin embargo, la misma naturaleza del texto nos obliga a poner menos énfasis en Arsenio y más en los cuatro amigos que se encuentran con él y que son naturales del Nuevo Mundo. Quizá el personaje que nos ofrece más interés por sus contradicciones —si bien no notadas hasta ahora por la crítica— sea el de don Fernando, proyección ficcional de Fernando Fernández de Valenzuela o Bruno de Solís.
+3 El desierto prodigioso y prodigio del desierto está compuesto en su primera redacción, conocida como Manuscrito de Madrid, por prosa, hagiografía, meditaciones, sonetos, letrillas, romances, comedias, autos sacramentales, décimas, registros pastoriles, romances bizantinos, entre otros. La segunda redacción, o Manuscrito de Yerbabuena, contiene sólo las tres primeras mansiones, con un contenido diferente al de la primera redacción, e incluye —además de prosa y diversos registros poéticos— imágenes de emblemas y estampas.
+4 La imitatio era una práctica necesarísima para todo aquel que quisiese ser reconocido como poeta. Contrario a lo que se suele afirmar del corpus colonial como dependiente y poco original, la imitatio era una práctica extendida en la península como condición ineludible para aprehender a los grandes modelos poéticos y llevarlos más allá.
+5 Bajo el nombre de Pedro de Solís y Valenzuela conocemos los trabajos Epítome breve de la vida del Ilustrissimo Dotor Don Bernardino de Almansa (Lima 1646, Madrid 1647); el Panegyrico sagrado en alabanza del Serafín de las Soledades San Bruno (Lima 1646, Madrid 1647); la Fenix Cartuxana (Madrid 1647). Así mismo, en estos trabajos enumera otras obras suyas como Retórica cristiana, Asombros de la muerte y El despertador de la vida. De haberse concretado, están hoy perdidos. Como suyo aparece citado El panal de Sansón —al igual que los títulos anteriores— en el prólogo al Panegyrico sagrado, y en la Mansión XXII de El desierto se nombra como escrito en prosa por Fray Bruno bajo el nombre de «Soliloquio a Christo Señor Nuestro en la Cruz» y volcado a verso por su padre en el desierto de Guaduas, según el texto. En el Manuscrito de Yerbabuena, Solís lo inserta en la primera mansión. Impresa es también la obra Víctor y festivo parabién y aplavso gratvlatorio a la emperatriz de los Cielos, Reyna de los Angeles María Santíssima Señora Nuestra, en la Victoria de su purissima Concepción, sin lugar ni fecha de impresión, y sin el nombre del autor en la portada, señalando en el título «Escriviolas vn Sacerdote natural de la muy Noble, y Leal Ciudad de Santa Fé de Bogotá, cuyo nombre va en las mismas». En los versos señalados se explicitan los apellidos del autor, Solís y Valenzuela, pero no su nombre. Finalmente, en El desierto prodigioso…, Solís anuncia una segunda parte de El desierto…, que contaría la historia del templo y la devoción a la Virgen de Chiquinquirá, que —según él— patrocinaría esa segunda parte, hasta hoy desconocida, por lo que se cree que nunca se escribió.
+6 Como tampoco el papel simbólico de las cuevas en otros textos del siglo XVII, novomundiales y metropolitanos.
+I Poscit equos gaudetque tuens ante ora frementes […]. Qui candore nives anteirent, cursibus auras. Sic Virgil., Lib. 12 A[e]neid. [vv. 84, 86. El Bóreas es, para los antiguos griegos y romanos, el viento del Norte].
+8 En la mitología griega, Dárdano es hijo de Zeus y de Electra de Arcadia. Es el fundador de la ciudad de Dardania, en la Tróade, y uno de los ascendientes de la raza real de Troya.
+9 Estampa: «también la huella que dexa hecha o figurada en la tierra la planta del pie» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+10Enhetrar: «revolver, enmarañar y confundir de modo el cabello que difícilmente se pueda desenredar y peinar». De donde el participio enhetrado tiene el sentido de «enmarañado, confuso, revuelto» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+11Posiblemente haya un error en la escritura, y deba leerse pachones. El pachón es una casta de perro que se diferencia del perdiguero en tener las piernas cortas y el pelo oscuro, y es utilizado «para confirmar la presencia de la caza, especialmente la del ciervo» (Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Madrid, Espasa-Calpe, s. v.).
+12Ventores: se llaman los perros de caza que la siguen por el olfato y viento, de cuya voz se forma esta palabra. Compárese Diccionario de autoridades, s. v.
+13Indiciar: lo mismo que «dar u ocasionar indicios de alguna cosa, por donde se venga en conocimiento de ella» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+14Occupar: en el sentido metafórico de ‘situarse en’ (lo mismo que el latín occupare en uno de sus tantos sentidos).
+15Bicorte: es decir, ‘de doble filo’; en otro lugar encontraremos azero de dos cortes. La palabra bicorte está formada al estilo latino de bipennis, bilinguis, bimembris, bimaritus, bimestris, etcétera, o en castellano, bifronte, biforme, etcétera. «Cosa de dos formas. Es nombre latino y usado en lo poético» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+16En la mitología, el sátiro es una deidad de los bosques, con figura como de mono, supremamente lascivo y con patas de cabra. El fauno, por su parte, es en la antigua mitología el inventor y protector de la agricultura y del pastoreo, y se le representa con cuernos y patas de cabra. Sátiros y faunos habitan en cuevas, «roturas de la tierra».
+18Padrón: «la columna de piedra, con una lápida o inscripción de alguna cosa que conviene que sea perpetua y pública» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+19Participio de exarar, que significa «esculpir, gravar, con punta de hierro en bronce, mármol o piedra, alguna cosa para que sea permanente. Es voz de raro uso, permitida en lo poético, y tomada del latino exarare, que vale esto mismo» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+20Arzión o arción («barbarismo por ación»): «correa de que está asido el estribo». Cuervo explica que «arción es de uso vulgar antiguo: Castellanos le pone en boca del gallego Blasco Martín, labrador tosco que decía mil disparates…; lo que explica que esta palabra (y arcionera) sea conocida en toda América; entre nosotros aún se confunde con arzón (“poner el cabestro en la arción”)». El mismo Cuervo explica cómo en ocasiones se modifica «arbitriamente el interior u otra parte de la palabra con letras o combinaciones de otra parecida, ya por la mera semejanza de forma, ya mediante alguna asociación de sentido: ación… se vuelve arción con la r de arzón…» (R. J. Cuervo, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 9.a ed., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1955, § 948).
+21Tyrio indica lo pertinente a la famosa ciudad marítima y comercial de Tiro, en Fenicia, celebrada de modo especial por su púrpura.
+25Conjunto: «por extensión, interna, estrechamente unido o ligado; dícese de las cosas y de las personas, de lo material y de lo inmaterial» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 385a).
+26Son varios los momentos en esta primera mansión en que el texto hace converger imágenes místicas con motivos emblemáticos. La herida de amor, un tópico de largo uso en la Edad Media, aquí tiene una versión “a lo divino”, que alude tanto a una aspiración mística como a los emblemas amorosos de importante circulación en el mundo hispánico del siglo XVII (Nota de la compiladora).
+27Formidable, en el sentido etimológico de ‘horroroso, pavoroso, que infunde asombro y miedo’: del latín formidabilis.
+IIITertul[lianus] in Apol[ogeticum], cap. 17, [2]: caeterum quod videri communiter, quod aestimari potest minus est, etc. Quod vero immensum et inopinatum sibi soli notum est. [El texto completo de este pasaje dice así: «Ceterum quod videri, quod comprehendi (communiter), quod aestimari potest, minus est, et oculis quibus occupatur, et manibus, quibus contaminatur, et sensibus quibus invenitur; quod vero immensum est, soli sibi notum est»].
+31Vía es el imperfecto de ver, usado por los poetas clásicos, y hoy se encuentra en la lengua vulgar. Veía es el imperfecto de veer (V. García de Diego, Gramática histórica española, Madrid, Gredos, 1951, págs. 186-187).
+32En el lenguaje de los ascetas y de los místicos, aspiración suele tomarse como «el afecto encendido del alma hacia Dios» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+33Chiquinquirá: ciudad de Colombia, en el departamento de Boyacá, donde existe un célebre santuario en que se venera una imagen de Nuestra Señora del Rosario. La historia del cuadro es, en síntesis, la siguiente: el encomendero Antonio de Santana ha encargado cierta vez al artista Alonso Narváez que le pinte una imagen de Nuestra Señora. Terminado el trabajo, el lienzo representa a la Virgen María con el Niño Jesús en los brazos; a uno y otro lado el pintor ha dibujado a San Antonio de Padua y a San Andrés Apóstol, respectivamente. El cuadro se coloca en una capilla. Mas, andando el tiempo, la pintura al temple con colores de tierra se deteriora, y prácticamente se borra la figura de la Madre de Dios. Por ese motivo retiran el cuadro, que viene a quedar olvidado en el desván de la casa. María Ramos, piadosa mujer de gran virtud, esposa de Pedro de Santana, y muy devota de la Santísima Virgen, llega de España. Su primer cuidado es buscar en la casa una imagen de Nuestra Señora para rezar el rosario delante de ella. Halla el lienzo cargado de polvo, lo limpia, se reúne diariamente con su familia ante él, y suplica a la misma Virgen María que se manifieste de un modo más claro. El día de la Pascua de Navidad (1586) ve que el cuadro de la Madona se ha desprendido de la pared y que arroja rayos de luz por todas partes. Cuantos por allí andan son testigos del prodigio de la imagen renovada, como se ve hoy día. El portento es debidamente comprobado con información jurídica. (Véase J. M. Groot, Historia eclesiástica y civil de la Nueva Granada, t. I, Bogotá, 1869, cap. XI, págs. 139-141).
+35Las tres octavas reales que siguen están tomadas de la Fénix cartuxana de Don Pedro Solís y Valenzuela, 1647, canto I, pág. 6b. En esa composición, los dos últimos pareados de la segunda estrofa pertenecen a otra octava del mismo canto.
+36En sentido metafórico, escollos presumidos serían salientes, que: exceden o sobrepasan a los demás.
+37Tarja: «adorno oblongo con inscripción que se sobrepone a un miembro arquitectónico» (Diccionario de autoridades, s. v.). Forma diminutiva emparentada con tarja es tarjeta (del francés targette).
+38Dezilde: «los pronombres átonos se podían modificar al ir enclíticos de un verbo. Con el imperativo plural en d, podía dar por metátesis dandos […], y dadla podía hacer dalda…» (V. García de Diego, Gramática histórica española, Madrid, Gredos, pág. 178).
+39Devoto: «objeto de la devoción de uno» (Diccionario académico, s. v.). Véase nota 495.
+40Conceptuoso: «sentencioso, discreto, grave y lleno de agudezas y conceptos» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+41Respecto a quien con antecedente de cosa: «el uso moderno del relativo quien es algo diferente del que vemos en los escritores castellanos hasta después de la edad de Cervantes y Lope de Vega: “Quiérote mostrar las maravillas que este transparente alcázar solapa, de quien yo soy alcaide y guarda mayor perpetuo, porque soy el mismo Montesinos, de quien la cueva toma nombre” (Cervantes). El uso del día autoriza el segundo de estos quien, porque se refiere a persona; pero no el primero, porque le falta esa circunstancia…» (A. Bello, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, 1847, § 329).
+42Para el verbo pasear con complemento directo, véase este ejemplo citado por el Diccionario de autoridades, s. v.:
+ «En militar carro Marte
+ feroz el campo passea…
+(El Conde de Rebolledo, Ocios, Rom. 65)».
+43De ordinario se emplea la expresión aplicar el oído para significar ‘oír con atención’, ‘atender a lo que se dice’. Aquí se insiste en el órgano de la vista.
+45Para el empleo del verbo pausar con complemento directo, véase este ejemplo que trae el Diccionario de autoridades, s.v.:
+ «No usó bien de la fortuna,
+ que en su rueda le dio el cetro,
+ porque la satisfacción
+ le pausó los movimientos.
+ Pedro de Santa Teresa, El íntimo amigo del hombre, conf. 3, Mat. 2».
+46Un alazena. El artículo indefinido femenino castellano se apocopaba: 1) delante de un nombre femenino que empieza por a- (ha-) acentuada, v. g. un alma; 2) a veces ante a no acentuada, v. g. un aldea, un al[h]acena; 3) y ocasionalmente ante otras vocales, v. g. un hora, un escritura (compárese H. Keniston, The Syntax of Castilian Prose, Chicago, University of Chicago Press, 1937, pág. 256).
+47Espeluzar, por despeluzar, que significa «erizar los cabellos algún pavor o miedo repentino» (Dicccionario de autoridades, s. v.).
+49A una calavera: el autor es Gregorio Silvestre. Compárese Obras del famoso poeta Gregorio Silvestre, recopiladas y corregidas por sus herederos y de Pedro de Cáceres y Espinosa. Dirigidas al ilustrísimo y reverendísimo señor don Juan Méndez Salvatierra, arzobispo de Granada, Lisboa, 1592; Granada, 1599. En la Biblioteca de Autores Españoles, t. XXXV, pág. 331, aparece esta misma poesía con algunas variantes.
+50Verná: «el grupo romance N’R intercala d en venire habeo que da vendré. Pero en otros casos se invierte, como en las formas antiguas verné y verná» (V. García de Diego, Gramática histórica española, Madrid, Gredos, 1951, pág. 109).
+51Occupar: del latín occupare, en el sentido de ‘apoderarse de una cosa’. Véase nota 14.
+52Occupar: el mismo verbo de la nota anterior, usado en el sentido de ‘poner la atención en un negocio, tarea o ejercicio’.
+53Ministrar, del latín ministrare: ‘administrar, distribuir’, «dar a la mano a otro alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+54Liviano: «lo que es ligero o de poco peso… Metafóricamente vale fácil, ligero, y de poca consistencia» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+56Recaudo «se toma también por lo mismo que recado, que es como ahora se dice». Recado, entre otros sentidos, «se toma… por todo lo que se necesita y sirve para formar o executar alguna cosa: como recado de escribir, recado de decir Missa, etcétera» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+57Corcho: «la corteza del alcornoque. Viene del latino cortex» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+58La grulla, emblema de la vigilancia. Asimismo, las imágenes que adelante escribirá el texto —gusano de seda, reloj de arena— son alusiones emblemáticas. No hay que olvidar, tampoco, la importancia de la relación imagen-palabra en el barroco hispánico (Nota de la compiladora).
+61Embebecerse: ‘entretenerse en algo de manera de no hacer otra cosa’. «Covarrubias es de sentir se forma del verbo embeber, porque el pensamiento y discurso que divierte a uno embebe en sí la imaginación, sin dexarla acción para moverse ni pensar en otra cosa». En seguida, v. 5, aparecen los verbos entraparse, que, según Franciosini, significa “cubrirse con un trapo” [o algo parecido], y emparedarse, que quiere decir «castigar a uno… encerrándole entre quatro paredes, de cuyo nombre se forma» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+IV[Tachado al margen, casi ilegible:] Don Manuel de Salinas y Lizana. [Al margen, en su transcripción, añade Cuartero y Huerta: «Hospedería»].
+62Permitido de: en castellano el agente de una oración pasiva se introduce por las preposiciones por y de. Esta última es la que prevalece, por regla general, en la prosa del siglo XVI. La tendencia era emplear el de cuando la acción es indefinida y el agente asimismo indefinido (compárese H. Keniston, The Syntax of Castilian Prose, Chicago, University of Chicago Press, 1937, págs. 472-473).
+63Para esta construcción, véase, por ejemplo, Partidas del Rey Don Alonso, I, tít. 4, l.24: «E quando lo llevaban a soterrar, encontraron con Nuestro Señor Jesu Christo», citado por Diccionario de autoridades, s. v. encontrar.
+64Manuescrito: esta forma, que no aparece en los diccionarios, la encontramos en fray Alonso de Zamora cuando escribe que «el P. Fr. Pedro Simón en sus noticias manuescriptas dice…» (A. de Zamora, Historia de la Provincia de S. Antonino, t. I, Bogotá, 1945, pág. 316).
+65A nadie no. El «no expletivo se ofrece con otras palabras real o aparentemente negativas, nadie, nada, ninguno, nulla, nunca, tampoco, cuando estas se anteponen al verbo, pero no cuando se posponen. Nadie, nada admiten la negación cuando van pospuestas al verbo: “no quiero nada”… Sin embargo, como estos pronombres son originalmente positivos, la lengua antigua admitía aun en este caso la negación: “Que nadi nol diessen possada”, Cid, 25;… “Nadi non crea al”, Berceo, Signos, 58…”» (V. García de Diego, Gramática histórica española, Madrid, Gredos, 1951, págs. 353-354).
+66Bulto, vulto: «imagen, efigie o figura hecha de madera, piedra u otra cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.). En el presente caso parece referirse a la de un Santo Cristo, coronado de cambrón (véase nota 69); en los versos que siguen —séptima línea de la primera estrofa— da a entender que se ha trabajado en madera, y poco antes —en las líneas quinta y sexta— habla del arte con que los pinceles la policroman.
+67Don Andrés, otro de los protagonistas de El desierto, quien más tarde será fray Andrés de San Nicolás, a cuyo claro ingenio —como se dice al terminar la narración— se atribuye la composición que sigue.
+69Cambrón: «arbolillo que ordinariamente nace y se planta en los vallados, que creen algunos ser especie de zarza, por la semejanza en muchas cosas. Produce las ramas derechas y espinosas, las hojas largas y angostas, y los tallos mui verdes: sirven para cerrar las heredades, a fin de que no entren los animales dentro» (Diccionario de autoridades, s. v.). Es una solanácea del género Lycium.
+70Orfeo es, en la mitología clásica, hijo de la musa Calíope. Apolo —la divinidad de la música— le obsequia una lira, que aprende a tocar con tal maestría que a sus acordes los ríos se estancan y las fieras de los bosques se tornan dóciles.
+71Eurídice es la esposa de Orfeo. Muere mordida por una serpiente. Desconsolado, su marido visita las regiones infernales donde su música arroba a las almas allí condenadas, obtiene que su mujer retorne a la vida, bajo una condición: que ella no vuelva a mirar atrás. Pero la mujer vuelve la mirada y Orfeo pierde a Eurídice para siempre…
+72Se dexó olvidadas: «Para esforzar el olvido, lo impensado del caso, suele usarse [dejar] con dativo reflexivo», dice Cuervo. Y añade que «a veces se agrega al verbo [dejarse] como predicado el participio olvidado» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 859a).
+73Demarcar tiene el sentido de «delinear, señalar los límites y confines de las tierras y provincias» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+74«El sentido originario de errar, vagar, andar errante, es menos común que el de cometer error, y tiene el aspecto de puro latinismo…» (R. J. Cuervo, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 9.a ed., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1955, § 266).
+75Casería: «la casa que está hecha y situada en el campo, que suele servir para que vivan los que cuidan la hacienda» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+76En estos jóvenes de la sociedad, que van a desempeñar importante papel en El desierto, y son entrañables amigos, nótese que Antonio es el único a quien no se le aplica el don: seguramente por no pertenecer a una familia linajuda, según entonces se estilaba.
+78Laso, en el sentido de ‘cansado, desfallecido, falto de fuerzas’, es un latinismo (lasus, -a, -um).
+81Para la construcción quedar de acuerdo de que, compárese: «en efecto, quedamos de acuerdo, dijo Sancho, de que ha de ser condesa nuestra hija» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. V; ed. Rodríguez Marín, t. IV, 1948, pág. 139).
+83Lustrosamente: «adverbio de modo: con lustre, esplendor y lucimiento» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+86Llorosas con: hoy se diría llorosas por. Cuervo enseña que, a veces, la preposición con «se junta a verbos y adjetivos que también pueden llevar de o por» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 301).
+87Conceptiones: latinismo (conceptio, -onis) en el sentido metafórico de ‘producto, fruto, engendro’.
+88Del verbo circunstanciar: «añadir calidades al acto. Es voz moderna» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+90Frescura: «significa también amenidad y fertilidad de algún sitio delicioso y lleno de verdura» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+91Para la construcción de complemento agente de la voz pasiva, Véase nota 62.
+92Métricas capillas. Capilla, entre otros significados, designa «el cuerpo o agregado de varios músicos y ministriles con sus instrumentos… para celebrar funciones o fiestas que tienen en el año» [las iglesias catedrales, conventos, etcétera] (Diccionario de autoridades, s. v.). En el presente pasaje considera el autor como si en el «templo de la creación» entonaran los pájaros su melodía «concertada», «métrica», rítmica…
+93Hoy decimos estar de vuelta. En el siglo XVI y en el XVII ser y estar tenían una distribución distinta de la que tienen hoy.
+94Para acomodarse de, véase este ejemplo: «Determinó volver a su casa, y acomodarse de todo…» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. IV; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 149).
+95Para el uso de era por sería o fuera, véase A. Bello, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, 1847, § 695.
+97El texto se refiere a la «iglesia colonial [del Desierto de la Candelaria], construida en 1613 por el maestro santafereño Don Cristóbal de Aranda» (Fr. A. Ariza, O. P., El Convento del Santo Ecce-Homo, Bogotá, 1966, pág. 22).
+98Candela: «vela de cera u sebo, la qual por medio de la mecha que tiene dentro de algodón o lino, arde poco a poco, hasta consumirse» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+99Oratorio: «lugar destinado para retirarse a hacer oración a Dios» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+100Hermitaño (ermitaño) o eremita. Del griego έρημίτης, y este, de έρημος (desierto): ‘el que vive en soledad’, como ciertos monjes.
+101Comercio (humano) «vale también comunicación, trato, conocimiento y amistad de unos con otros, para todo lo conducente a la sociedad y vida humana, sus menesteres y mantenimiento» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+102Descalzos: «se llaman también [así] los religiosos que professan descalcez de su religión». «Descalcez se llama por antonomasia el cuerpo de qualquiera religión, cuyos individuos andan descalzos, por su instituto» (Diccionario de autoridades, s. v. descalzo y descalcez).
+103Anfibológico es lo mismo que «ambiguo y dudoso. Úsase sólo de esta voz en los discursos y palabras, quando son tales, que de ellos igualmente se infiere y entiende el sí y el no» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+104Proceder: «se toma también por passar a poner en execución alguna cosa, a que precedieron algunas diligencias» (Diccionario de autoridades, s. v.). Proceder a la experiencia: ‘poner en práctica un experimento’.
+105Facción, del latín factio, -onis: ‘expedición’. Se refiere al pasaje anterior, en que se dice que van a observar personalmente el lugar.
+107Numen «se toma por ingenio o genio especial en alguna facultad o arte, como atribuyéndole a Deidad que le inspira. Regularmente se toma por el numen poético» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+108En la expresión a fuer de, «este fuer es lo mismo que fuero, y la frase significa a ley, a manera, a usanza» (R. J. Cuervo, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 9.a ed., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1955, § 695).
+109Zebar (cebar) se dice también, por metáfora, «de las cosas no materiales: como cebar el alma, sus potencias, sentidos, virtudes, passiones y vicios, que es lo mismo que dar, proponer, aficionar, exercitar u ocupar cada cosa de estas, respectivamente, con lo que es apetecible, deleitable o sabroso, dentro de la esphera de su propio objeto» (Diccionario de autoridades, s. v. cebar).
+110Plata quebrada «se llaman todas aquellas cosas que habiendo perdido su primera forma, quedan con valor y utilidad» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+V [Tachado, al margen:] D. Pº de Solís y Valenzuela. [Las ponderaciones y alabanzas que, al terminar de leerse, se harán al presente romance, no son muy comunes a lo largo de la obra. Es en realidad una hermosa composición, de bien logradas metáforas y de un hondo mensaje; el autor de El desierto añade que es «de belleza superlativa». Frente a la primera estrofa, Cuartero y Huerta escribe, al margen, a modo de comentario: «A la vela encendida al ir al coro»].
+111Brujulear: «mirar y acechar con cuidado… Es voz formada de la palabra brúxula» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+112Parasismo se llama un «accidente peligroso, o quasi mortal, en que el paciente pierde el sentido y la acción, por largo tiempo» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+114Señorear[se]: «usar de gravedad y mesura en el porte, vestido u trato» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+115Del verbo envanecer. Es decir, «soberbio, hinchado, presuntuoso» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+118Grangear: «metaphóricamente vale ganar, adquirir o lograr el afecto, voluntad o benevolencia de otro, a fuerza de halagos, caricias o sumisiones» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+120Io. 7: 46. Las meditaciones que siguen pueden ser traducción, o estar al menos inspiradas en un libro titulado De Sacramentis, vertido en romance por Arsenio, según se dirá más adelante, en la Mansión XX: «… yo trasladé de otro libro que, entre otros míos, avía traýdo, aquellas santas meditaciones de la muerte, infierno y juicio que avéys oýdo, que son tales que merecieron bien este cuydado, pues estando collocadas en un libro intitulado De Sacramentis, sólo en estar escondidas allí venían a ser parte del libro por lo que significa sacramento».
+121Entre otros significados, excusar «vale asimismo re[h]usar, huir la ocasión de que pueda resultar algún daño o perjuicio» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+122Cabida: «por translación, es la entrada que alguno tiene en alguna casa de señor u de otro amigo, por comercio, amistad u otro motivo… para desfrutar de su favor» (Diccionario de autoridades, s. v.). Tener cabida es una locución usada comúnmente para indicar aceptación.
+123Reprehender, del latín reprehendĕre: «corregir, reñir, condenar el dicho o hecho torpe, o no arreglado a razón» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+124Sobre la forma viviéredes y, dos líneas adelante, mortificáredes, recordemos que «la desinencia [latina] -tis de [la] 2.a persona de[l] plural se hizo -des [en castellano]; pero luego en el siglo XV se perdió la d en las formas graves llorades, lloraes, llorais, y en el siglo XVII en las formas esdrújulas, llorábades, llorabais» (V. García de Diego, Gramática histórica española, Madrid, Gredos, 1951, pág. 180). Es curioso observar que apenas ocho líneas antes se cambió la segunda persona del singular por la segunda del plural.
+125De espacio, más comúnmente escrito despacio. Un ejemplo: «el Cura se le puso a mirar muy de espacio» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XXIX; ed. Rodríguez Marín, t. II, 1947, pág. 380).
+126Responso son ciertas preces y versículos que, separados del rezo del Oficio divino de los clérigos, se dicen por los difuntos.
+127En este caso, officios son ciertas funciones solemnes pertenecientes al altar o al coro, que la iglesia tiene destinadas a pedir por los difuntos.
+128Estación: «la devoción christiana de los fieles, cuando van a visitar los templos, y hacer oración delante del Santíssimo Sacramento» (Diccionario de autoridades, s. v.), y, por extensión, como en el presente caso, cuando se hace una reflexión espiritual.
+129Regalar es también «recrear u deleitar… tratarse bien y con regalo en el comer y beber» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+X [Al margen este verso:] Alma mía, si as de dar, etc. [véase la misma poesía, que aparece en la transcripción del manuscrito de Yerbabuena, Meditación VI].
+130Diffunta: «metaphóricamente [significa] qualquier […] cosa que ha perdido aquel ser que tenía, o que le correspondía» (Diccionario de autoridades, s. v. diffunto).
+131El uso de que y un pronombre en lugar de cuyo y quien con preposición se documenta en los clásicos españoles. Por ejemplo: «Estatua vestida que el aire le mueve la ropa» (Cervantes, citado por J. Páramo Pomareda en M. A. Caro y R. J. Cuervo, Gramática de la lengua latina para el uso de los que hablan castellano, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1972, “Estudio preliminar”, pág. LVII, nota).
+132«Enigma, epigrama…, entre otros vocablos hoy m[asculinos], usábanse como femeninos…
+ Fuimos su parientes
+a ver de día
+ de riquezas pobres
+claras enigmas.
+Lope, Past. de Belén.
+ … Retratos de poetas famosos
+ y de algunas epigramas.
+Lope, La Arcadia, Lib. v»
+(E. Rodríguez Herrera, Observaciones acerca del género de los nombres, La Habana, Ed. Lex, 1947, pág. 223).
+133De Manuel de Faría y Souza, La fuente de Aganipe, Madrid, 1644-1646 (compárese J. Simón Díaz, Bibliografía de literatura hispánica, Barcelona, CSIC, 1972, t. X, pág. 48, núm. 386).
+134En la mitología clásica, ambrosía es el manjar sólido que, con el néctar líquido, constituye el alimento de los dioses griegos. Es nueve veces más dulce que la miel y da la juventud y la inmortalidad.
+XI[Tachado, al margen:] Lope de Vega Carpio [Rimas sacras, soneto XLIII, Madrid, 1614, fols. 15v-16r. La versión de El desierto presenta sólo pequeñísimas variantes].
+135Clausular: «cerrar o terminar el período; poner fin a lo que se estaba diciendo» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+136Va de concepto: por analogía con la expresión va de cuento se entendería que lo que se va a decir es un concepto sobre el tema propuesto.
+138Contera, «por translación [es] lo que se añade al fin de alguna cosa no material: como un cuento añadido al fin de una historia» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+140Originalmente sainete significa «el pedacito de gordura de tuétano, o sesos, que los alconeros, o cazadores de volatería, dan al halcón, o páxaro, quando lo cobran… Por alusión significa assimismo qualquier cosa que mueve a la complacencia, inclinación, o gusto de otra: como el donaire, discreción, etcétera» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+141Templar: «moderar o suavizar la fuerza de alguna cosa. Es del latino temperare» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+142Memorioso: adjetivo que «se aplica al sujeto que tiene feliz memoria, y se acuerda con facilidad de muchas de las especies que ha visto o leído. En lo antiguo se decía memoroso» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+143Vidro, por vidrio. «Algunos le llaman vidro, y uno y otro es del latino vitrum» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+145Avisos para la muerte, escritos por algunos ingenios de España. Recogidos y publicados por D. Luis Ramírez de Arellano. Madrid, Viuda de Alonso Martín, por Alonso Pérez, 1634, 8.º menor, 16h., 127 fols. Este librito fue muy leído y su éxito lo prueban las numerosas reimpresiones que se hicieron en pocos años, en Valencia (1634), Madrid (1635), Barcelona (1636), Zaragoza (1637), Barcelona (1637), Madrid (1639), Zaragoza (1640 y 1648), Sevilla (1652), Zaragoza (1654 y 1657), Lisboa (1659), Madrid (1659, dos veces), Sevilla (1660), Zaragoza (1665), Alcalá (1671), Madrid (1672), Alcalá (1675), Sevilla (1697), Valencia (1772), Madrid (1772), Barcelona (1777), Madrid [?] (1832) (compárese Antonio Palau y Dulcet, Manual del librero hispanoamericano, t. I, Barcelona, Lib. Palau, 1948, pág. 590).
+146Epilogar: «resumir en breves cláusulas y períodos lo dicho antes, para refrescar la memoria de lo discurrido y tratado. Es formado del nombre epílogo» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+XII[Al margen parece haberse escrito el nombre del autor, hoy perfectamente ilegible. Sin embargo, a juzgar por lo que afirma el manuscrito de Yerbabuena, el autor es fray Ambrosio Roca].
+147Estacada: «palenque o campo de batalla. Lugar señalado para un desafío» (Diccionario académico, s. v.).
+148Me concede, forma imperativa por concédeme. «Mientras entre nosotros el imperativo, infinitivo y gerundio exigen el pronombre pospuesto, en los siglos XVI y XVII se admitía en ciertos casos el orden contrario» (R. Lapesa, Historia de la lengua española, 3.a ed., Madrid, Escelicer, 1955, pág. 255).
+149Auriga: lo mismo que cochero. «Es voz puramente latina, y sólo permitida en la poesía, y fuera de ella es afectación extravagante y ridícula» (Diccionario de autoridades, s. v.). Aun cuando el diccionario mencionado califica de extravagancia el uso de esta palabra en prosa, sin embargo, a renglón seguido cita un ejemplo de don Joseph Pellicer en su Traducción del Argenis, fol. 86, (1626), que dice: «Quando los caballos del rey, o de su voluntad espantados, o heridos de los mosquitos palustres, o finalmente por la traición del auriga», etcétera. En el presente caso se refiere al sol, o metafóricamente —según la mitología— a Faetonte, hijo de Helios y Clímene quien, habiendo obtenido de su padre permiso para conducir la carroza del sol durante un día, perdió el control de los caballos y fue muerto por un rayo de Zeus, para evitar que prendiera fuego en la Tierra.
+150Para la construcción contentarse de, Cuervo, con varios ejemplos, explica que este verbo se construye con de «para señalar el objeto que se mira como fuente de contento y satisfacción» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 461 a-b).
+153Se añidan. «Añidir, comunísimo en libros antiguos, era ya vulgar en el siglo XVIII (Iriarte, La señorita malcriada, II, 4)» (R. J. Cuervo, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 9.a ed., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1955, § 795).
+155Discantar: ‘cantar’. «Úsase frequentemente por componer, hacer u decir versos. Es compuesto de la preposición dis, y el verbo cantar» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 127.
+156Crepúsculo del alba. Crepúsculo es «el tiempo que pasa desde el principio del resplandor, o luz que precede al nacimiento del sol, hasta que nace, o el que interviene entre el ocaso del sol hasta el fin de la luz que se le sigue: el primero se llama Aurora y Crepúsculo matutino, y el segundo Crepúsculo vespertino» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+159Peana: «la tarima que hai delante del altar arrimada a él…». «Algunos dicen peaña» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+161Quinta: «casería o sitio de recreo en el campo, donde se retiran sus dueños a divertirse algún tiempo del año. Llámase así porque los que las cuidan, labran, cultivan o arriendan, solían contribuir con la quinta parte de los frutos a sus dueños» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+163Rambla: «en algunas partes llaman así las quebradas de los montes, por donde baxan las aguas cuando llueve… Covarr[ubias], citando a Diego de Urrea, dice ser voz arábiga…» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+164Santa Teresa de Jesús, ponderando la austeridad de su director espiritual y confesor San Pedro de Alcántara, dice de él: «era muy viejo cuando le vine a conocer, y tan extrema su flaqueza, que no parecía sino hecho de raíces de árboles» (Vida de Sta. Teresa de Jesús escrita por ella misma, 1565, cap. 27, 18).
+167Intervallo: por intervalo, del latín intervallum. Véase nota 144.
+168Es decir, ‘¿por qué discordancia de sucesos…?’. El autor emplea la voz discordia en el sentido etimológico (dis-cors ‘de diferente corazón’, ‘opuesto’).
+XIII[Tachadura ilegible al margen. Parecen adivinarse algunas letras:] R[do] P[adre] F[ray] [H]o[rtens]io [F.] P[arav]ic[ino] [?].
+171El autor denomina Vandalia a Andalucía, nombre que poéticamente le dan algunos escritores a esta, por alusión a los vándalos, que la ocuparon durante su permanencia en España. Granada y su provincia pertenecen a la región de Andalucía.
+172Epítome: «resumen, compendio y suma de otra obra grande, en que se recoge todo lo que es más principal y de mayor substancia. El origen de esta voz es del griego epitemno, que significa abreviar» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+175Sucede lo mismo que en apelar, en latín appellare. «La ortografía española no ha llegado a su admirable sencillez y fijeza sino después de vicisitudes seculares» (V. García de Diego, Gramática histórica española, Madrid, Gredos, 1951, pág. 39).
+176‘Componer, ordenar’. Construcción de sabor latino, al estilo de texere epistulas (cotidianis verbis), M. T. Cicerón, Epistulae ad Familiares, 9, 21, 1. El Diccionario de autoridades, s. v., cita un pasaje de la Madre María de Jesús de Agreda en Mystica Ciudad de Dios, tom. 2, núm. 1045: «Aunque para texer la (historia) y no dexar en silencio tantas obras de la Gran Reina, será forzoso tocar algunos particulares».
+179Permitirse a: ‘entregarse a’, ‘lanzarse en’. Construcción latina como se permittere cautius in hostem (A. Hirtius, Bellum Gallicum, 8, 48, etcétera).
+181Esquivo: «malo, terrible» (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 153); ‘horrible’ (C. Oudin, Tesoro de las dos lenguas francesa y española, París, 1607, s. v.).
+XIV S. Hieronimus, Ad Pam[m]achiu[m], de obitu Pau[linae]. [El pasaje aludido dice así: «Quis parturientem rosam et papillatum corymbum antequam in calathum fundatur orbis, et tota rubentium foliorum pandatur ambitio, immature demessum, aequis oculis marcescere videat?» (Divi Hieronymi Stridonensis Epistolae aliquot selectae… nunc… correctae, auctae et expurgatae per R. P. Hieronymum Gómez, Matriti, 1782, pág. 134)].
+XV Fractum est pretiosissimum margaritum, virens smaragdi gem, ma contrita est [Divi Hieronymi Stridonensis Epistolae aliquot selectae… nunc… correctae, auctae et expurgatae per R. P. Hieronymum Gómez, Matriti, 1782, pág. 134].
+183Torcedor: «metaphóricamente se llama [torcedor] qualquier cosa que ocasiona frequente disgusto, mortificación, o sentimiento… [Fray] Hortens[io Félix Paravicino], Mar[ial y Santoral], f. 248: Antes el cuerpo… tiene a ratos sus torcedores» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+184Aleve: «desleal… traidor» (Diccionario de autoridades, s. v.). Y, unas líneas más abajo, añidiendo: véase nota 153.
+185Fulminar una causa, un proceso «es hacerle y substanciarle hasta ponerle en estado de sentencia» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+186Cuestión: «en lo forense es la averiguación, inquisición o pesquisa de la verdad en el tormento» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+187Discurso: ‘opiniones’, ‘corrientes ideológicas’, como en latín la palabra discursus (de dis-currere). Compárese Diccionario de autoridades, s. v. discurso, 5.a acepción: «sospechas», «imaginaciones».
+190Para quien con antecedente de cosa, véase nota 41.
+192Facineroso, o facinoroso: «delinquente, malvado, lleno de delitos, desbocado y disoluto. Es del latino facinorosus, -a, -um» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+193 Resolverse en llanto: construcción latina (solvi in). Compárese P. Ovidio, Fasti, 1, 108: «inque novas abiit massa soluta domos», etcétera.
+XVII [Al margen:] Al Pe. D. Joan Peres, monje de la Cartuxa de S[anta] María de las Cuebas, estando en la de G[rana]da.
+194Allegar: «venir de otra parte a un lugar o sitio determinado. Voz de poco uso, y que oy se dice llegar» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+197En estos versos, así como en unos contenidos en la Mansión II, la poesía religiosa toma una postura menos devocional y más crítica en relación con la promesa de la salvación. Hay resonancias de imitaciones portuguesas (Violante de Cielo, Sá de Miranda, Gregorio de Matos) de este tema (Nota de la compiladora).
+198Basados en la visión de San Juan (Apoc. 4: 7) algunos atribuyen al evangelista San Marcos, el león «como insignia», para usar palabras del autor. La alusión, en el presente caso, tiene que ver con el nombre del protagonista Leon-cio. El contexto da a entender que este fue sepultado en algún lugar dedicado a San Marcos.
+201En la mitología griega, Amaltea es la ninfa de Creta que alimentó a Zeus con la leche de una cabra; y en el mito romano, Flora es la diosa de las flores y de los jardines, esposa del viento Céfiro, y goza de perpetua juventud.
+204Judijuelo (judihuelo), diminutivo de judío: en las Antillas, Perú y ciertas regiones de Colombia «pájaro negro con reflejos azules» (A. Malaret, Lexicón de fauna y flora, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1961, pág. 275).
+205Pajarel, otro nombre del pardillo [Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Espasa-Calpe, s. v. pajarel]. Pardillo: «páxaro menor que el gorrión, y de color pardo como él» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+208Ivierno, por invierno: «otros escriben hybierno, tomándolo del latino hybernus, y otros imbierno, trahiéndole del imber latino que significa la lluvia» (Diccionario de autoridades, s. v. invierno).
+209Para la historia de estos ermitaños de la Candelaria, véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+210Entrar: «junto con la preposición en, y algunos nombres, vale dedicarse, u ocuparse en lo que los nombres significan» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+211Probablemente la glosa sea de Don Pedro. Del contexto se sacaría que él es el autor, pero no puede dársele completo crédito, por estar en forma novelada casi todo el libro, y en muchas ocasiones atribuir composiciones a poetas distintos de los verdaderos, o poner El desierto, en boca de sus personajes, poemas de autores conocidos.
+213Recoletos: «los religiosos agustinos y franciscanos que, deseosos de mayor recogimiento (recollecti) y más estricta observancia de sus respectivas reglas, formaron rama aparte de sus órdenes, y tomaron el nombre de “recoletos”» (Diccionario de la Fe Católica, s. v.).
+214Con el verbo concertar «en los siglos XVI y XVII se empleaba de antes de un infinitivo…: “Finalmente Anselmo y yo nos concertamos de dejar el aldea y venirnos a este valle”. Cer., Quij. 1, 51 (R. 1. 397º)» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 316b).
+215La forma el del artículo, procedente de ela, aparece aquí ante un sustantivo femenino que comienza por a no acentuada. Esta es la práctica dominante en el Siglo de Oro todavía (compárese H. Keniston, The Syntax of Castilian Prose, Chicago, University of Chicago Press, 1937, pág. 218; A. Bello, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, 1847, § 271).
+216Más adelante (Mansión XX) se dirá que don Fernando (don Bruno) ha mucho tiempo que no escribe versos. Aquí se le atribuye este soneto (como en otras partes otras composiciones), que bien pudiera ser de don Fernando, o sencillamente del propio don Pedro.
+218Juan Pérez de Montalván (1602-1638). Poeta y dramaturgo español, hijo del librero Alonso Pérez, que es amigo y editor de Lope de Vega, de quien también es amigo entrañable Juan Pérez. Magnífico en la poesía, domina la técnica. De él se conocen 58 dramas.
+219Gabriel Bocángel y Unzueta (1610-1658). Poeta y dramaturgo español de gran mérito y forma pulcra, un tanto culterana.
+220Antonio Hurtado de Mendoza (1586-1644). Poeta cortesano y culterano, autor dramático español. Por manejar una de las más diestras y elegantes plumas le apellidan sus contemporáneos “poeta de cámara”. Es uno de los más cultos discípulos de Góngora.
+221Manuel Salinas y Lizana, sacerdote y poeta español, nacido a fines del siglo XVI. Su obra principal es La casta Susana (1651). Traduce además a Marcial y otros autores.
+222Juan de Tassis Peralta, conde de Villamediana (1582-1622). Gran poeta y dramaturgo español. Hombre de mundo, derrochador de ingenio, verso y oro, caballero de capa y espada, satírico y cortante, de él se conservan numerosas composiciones.
+223Luis Carrillo de Sotomayor (1583-1610). Uno de los más interesantes poetas españoles del siglo XVI. Muy aficionado a los antiguos clásicos, lírico independiente, para sentirse poeta —según dice— necesita una expresión que le eleve por encima de la expresión vulgar. Es el primer poeta culterano de España.
+224Francisco López de Zárate (1580-1658). Poeta español, hombre de gran talento. Son numerosas sus obras, que pertenecen a géneros bastante diversos, muy conocidas en su época aun fuera de España. Es altamente elogiado por Lope de Vega.
+XIX Apartándonos de la norma seguida en esta edición [del Instituto Caro y Cuervo], presentamos aquí la redacción primera de este pasaje, sin tener en cuenta la tachadura y las adiciones que efectuó el autor posteriormente. En el manuscrito aparecen tachadas las palabras «en el que nos resta referiré» y sustituidas por una anotación marginal de tres renglones cuyo comienzo desapareció al ser refilado el manuscrito, anotación que hemos reconstruido así: «[sin dar m]ayores noticias en qué pienso [ocup]ar mi vida, oídme agora sólo vn [himn]o en su alabanza, y luego» (vna relación, etcétera). Además, al final de todo el párrafo, después de las palabras «dictó assí», el autor escribió «el himno de la margen», referencia a una estrofa copiada en el margen izquierdo, que dice:
+ [Def]ensor alme Ecclesiae,
+ [aud]i preces, quas fundimus,
+ [cor]dis tibi praeconio
+ [or]isque dulci cantico.
+A continuación de esta estrofa anotó, también en latín, «[qua]ere illum fol. 215 Pas[s]erculi», lo que con seguridad es una remisión a la obra de fray Andrés de San Nicolás, titulada Passerculi solitarii planctus, Romae, Typis Io. Petri Collinij, 1654, en cuyas págs. 215-221 aparece el himno Dulcissimo Augustino Patri, que se inicia precisamente con la estrofa copiada. De aquí se deduce que el autor introdujo estos cambios varios años después de haber escrito la primera redacción, cuando llegó a sus manos el libro del ilustre agustino, su amigo y coterráneo (el Don Andrés del relato), lo cual sirve para establecer, de paso, que el manuscrito permaneció en su poder por lo menos hasta una fecha posterior a la de publicación del libro citado (1654). La intención de Solís y Valenzuela parece haber sido la de reproducir en su obra el himno, en su totalidad o en parte, intención que se ve confirmada por el hecho de que las últimas veintitrés estrofas fueron transcritas por él en la Mansión I del manuscrito de Yerbabuena, que contiene la que juzgamos versión definitiva del comienzo de El desierto. No incluimos el himno en el texto, por no estar en el manuscrito sino la primera estrofa, porque no sabemos con seguridad si el propósito de Solís fue el de reproducirlo aquí total o parcialmente, y porque la inserción en el texto interferiría la lectura de la obra, pues quedaría una larga composición latina seguida inmediatamente por otra extensa composición en español.
+226Prelado: «el superior eclesiástico, constituido en alguna de las dignidades de la iglesia: como abad, obispo, arzobispo, cardenal, etcétera. En lo antiguo se decía perlado. Es del latino baxo praelatus» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+228Academia: «latamente se llaman assí las juntas literarias, o certámenes que ordinariamente para celebrar alguna acción grande, canonización de Santo, o para exercitarse los ingenios que las componen, y casi siempre son de poesía sobre diferentes assuntos» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+229Hoy solemos decir prestar atención. Para la construcción con dar, véase el siguiente ejemplo: «Muchos llevados de la atención que piden las hazañas de Don Quijote, no la darían a las novelas» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. XLIV; ed. Rodríguez Marín, t. VI, 1948, pág. 268).
+235Essento, exento: «libre, desahogado y desembarazado en su modo de vida, y que no tiene vergüenza ni empacho» (Diccionario de autoridades, s. v. exento). Compárese C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 153.
+236Sobre don Pedro de Padilla, más tarde fray Pedro de Padilla «al dejar el mundo y entrarse en religión», véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983. Instimulado: ‘estimulado’ (latinismo).
+237Colligada: ‘aliada, confederada, unida’. Del latín colligare. Coligar: «juntar en uno y unir diferentes cosas» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+238Para la construcción de oprimido con la preposición de, el Diccionario de autoridades trae este ejemplo del rey don Felipe Cuarto (trad. de F. Guicciardini, Historia del señor Francisco Guichiardino, tom. 4, 1581, f. 147): «que si oprimido de la necesidad cedía a injustas condiciones… se vengaría, si alguna vez hubiesse ocasión».
+239Apercibir: «preparar lo necesario para qualquier cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.; R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, págs. 532b-533a).
+240La autoría de estas octavas, «género de poesía en que era muy diestro» el futuro carmelita, se la atribuye Solís a don Pedro de Padilla, al terminar de dictarlas: «Esta sola memoria quisso D. Pedro que quedasse de su ingenio…». Sin embargo, en “Un cancionero bilingüe manuscrito de la biblioteca de El Escorial” (ed. Julián Zarco), en Religión y Cultura, El Escorial, t. XXIV, 1933, aparecen como Octavas de hum corioso no derrade[i]ro quartel de su vita.
+241Resolverse en tierra: el verbo resolver tiene, entre otros, el sentido de «reducirse una cosa en otra» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+242Afectar: «apetecer y procurar con ansia y ahinco» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 226a).
+243Ofendido se construye con por o con de (compárense los ejemplos del Diccionario de autoridades, s. v.).
+244Excusado: «superfluo o inútil, o porque no conduce al intento, o porque se puede dexar de hacer, y no corre obligación» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+245Para la forma dar descargo el Diccionario de autoridades, s. v. descargo, cita a Alonso de Ercilla, La Araucana (2, 24):
+ «… yo veré quién es bastante
+ a dar de lo que ha dicho más descargo».
+246Véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+250Tratar: «por extensión vale conferir, y hablar sobre alguna de· pendencia, para conformar, y avenir a los interesados en ella» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+252Ir a vistas: ‘ir a ver’. «Vistas, usado siempre en plural, se toma por la concurrencia de dos o más sugetos, que se ven a fin determinado» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+254Apretador: «era una cinta o banda ricamente aderezada y labrada, que servía antiguamente de ornamento a las mugeres para recoger el pelo y ceñirse la frente» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+255Donas: «vale… lo mismo que dones, que se ofrecen graciosamente, y en especial entre los que ya están capitulados, y se dan de una parte a otra por contemplación del matrimonio» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+256Empleo: «se llama entre los galanes la dama a quien uno sirve y galantea» (Diccionario de autoridades, s. v.). Delia, nombre con el cual Plania es celebrada en la poesía erótica del elegíaco romano Albio Tibulo.
+257Geroglýphico: «expresión del concepto y lo que se quiere decir por figuras de otras cosas que se ofrecen a la vista» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+258Comuniquéme a todos convenible. Para comunicarse, verbo reflejo, en el sentido de «conversar, tratar con alguno de palabra o por escrito» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 294a-b). Convenible: «conveniente», «razonable» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+259Hacer galas: es decir, ‘componer trajes, joyas y demás artículos de lujo que se ponen y ostentan’. Gala es un «vestido alegre, sobresaliente, rico y costoso para las funciones de fiesta, regocijo, lucimiento y fuera del modo ordinario de vestir de cada uno» (Diccionario de autoridades, s. v.). Cortar libreas. Librea: «el vestuario uniforme que los reyes, grandes, títulos y caballeros dan respectivamente a sus guardias, pages, y a los criados de escalera abaxo, el qual debe ser de los colores de las armas de quien le da» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese «Suso, córtense libreas a todos los criados de mi casa» (L. de Rueda, Eufemia, 5, 5, citado por R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 540a).
+260Desvanecer: «metaphóricamente vale dar ocasión de presunción y vanidad, adulando a otro con desproporcionadas y excessivas alabanzas» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+261Fin, femenino. En el siglo XVI fin era femenino, como se advierte en La Galatea. Compárese E. Rodríguez Herrera, Observaciones acerca del género de los nombres, La Habana, Lex, 1947, pág. 359.
+263Mármol: «del latino marmor, por cuya razón algunos suelen decir en castellano mármor» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+264Fallencia o fallenza: «error, daño» (J. Cejador y Frauca, Vocabulario medieval castellano, 1929, s. v.).
+265Atropos. En la mitología clásica, es una de las tres hermanas (Atropos, Cloto y Láquesis), que, para cada mortal, determinan la duración de la vida, valiéndose de una hebra que ellas hilan hasta que esta se acaba.
+266Resolución: «vale también la desunión de las cosas de que se compone un todo» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+268Divertir: «distraer, desviar» (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 128); «apartar, distraher la atención de alguna persona para que no discurra ni piense en aquellas cosas a que la tenía aplicada, o para que no prosiga la obra que trahía entre manos» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+269Pronto: ‘pronto, listo, a la mano’. «Aunque según [el] origen [latino, promptus]… se debiera escribir prompto, el uso le ha quitado la m y la p para suavizar la pronunciación» (Diccionario de autoridades, s. v.). Del latín in promptu. Compárese M. T. Cicerón, Academicae Quaestiones, 1, 2, 4; De officiis, 1, 30, 105: ‘a la mano’, ‘a disposición’.
+271Caudaloso: «de mucho valor o precio» (Diccionario histórico de la lengua española, t. II, 1936, s. v.).
+273Enigma: «obscura alegoría» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.).
+275Valentía: «phantasía o viveza de la imaginación con que se discurre gallardamente, y con novedad en alguna materia» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+276Paridad: «comparación de una cosa con otra, por exemplo o símil» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+277Conglobado: ‘unido, mezclado’. Conglobarse: «unirse algunas cosas o partes que estaban disueltas, tomando la figura orbicular u de globo: como el granizo, etcétera» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+278Muerto el 1.º de enero de 1657. Compárese B. Cuartero y Huerta, Índice de la colección de don Luis Salazar y Castro, Madrid, núm. 43, 324.
+279En este primer verso, en que sobran dos sílabas, pudo haber una distracción al repetir la palabra alas. Omitida, el endecasílabo consta: «con tus alas ligeras pensamiento».
+280Pongo a: «poner, con la partícula a y algunos nombres, vale aplicar o disponer alguna cosa, para que reciba el efecto de lo que los nombres significan» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+281Bastante a: tiene igual sentido que con la preposición para. Véase R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 853.
+282Úsase también el verbo dar «con a y un infinitivo que denota la acción que uno se arroja a ejecutar: “Asombrose el pobre y dio a correr por aquella cuesta arriba”, Cerv., Nov. 8 (R. l, 1911)» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 742b).
+283Remedio: «recurso» (Diccionario de autoridades, s. v.); «recurso, auxilio» (Diccionario académico, s. v.).
+284En la mitología, hijo de Dédalo. Con su padre hace unas alas de cera y vuela desde Creta para escapar a la ira de Minos. Ícaro se remonta tan alto que el calor del sol derrite sus alas, cae en el mar y perece ahogado.
+286‘Además de’. Compárese B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930 s. v.
+287Etna: Volcán de Sicilia, célebre por sus frecuentes y terribles erupciones. En la mitología antigua, es asiento de muchas leyendas, como que en sus entrañas tiene Hefesto (Vulcano) sus fraguas, donde trabajan los cíclopes fabricando rayos para Zeus (Júpiter). El autor añade «o Mongibelo» [Mongibel]: así llaman los sicilianos este volcán. Es un nombre antiguo del infierno, de donde viene el significado metafórico del Etna para los antiguos habitantes de la región.
+288Franqueza: ‘largueza’, de acuerdo con el sentido que tenía franco de ‘dadivoso’. Compárese J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, t. II, s. v. franco.
+289Prometerse dueño. Prometerse se toma por «darse mutuamente palabra de matrimonio». Dueño suele llamarse «a la muger y a las demás cosas del género femenino que tienen dominio en algo, por no llamarlas Dueñas, voz que ya comúnmente se entiende de las dueñas de honor» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+290Para la construcción y concordancia gramatical en esta hipótesis, que hace el interlocutor: «si yo fuera cuerdo», «si yo tuviera, gozara…», véase A. Bello, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, 1847, § 695.
+291Poner a censo: ‘poner a interés’. Véase nota 281.
+292Tafetán: «tela de seda muy unida, que cruge y hace ruido, luciendo con ella» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+293Hacer la costa. Costa: «el precio de alguna cosa, lo que vale y se ha pagado por ella» (Diccionario de autoridades, s. v.). También se dice costo.
+294Coechar por cohechar: «sobornar, corromper con dádivas al juez, al testigo, o a qualquiera otra persona, para que diga o haga lo que se desea o está bien; aunque sea contra razón y justicia» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+295Correr postas: «caminar con celeridad en caballos a propósito para este ministerio que están prevenidos a ciertas distancias» (M. Alonso, Enciclopedia del idioma. Diccionario histórico y moderno de la lengua española (siglos XII al XX). Etimológico, tecnológico, regional e hispanoamericano, t. I, Aguilar, 1958, pág. 3363). Compárese S. Gili Gaya, Tesoro lexicográfico: 1492-1796, Madrid, CSIC, 1947, pág. 648.
+296Presumir: «sospechar, juzgar o conjeturar alguna cosa, por haber tenido indicios o señales para ello» (Diccionario de autoridades, s. v.). Presumirse muerto: ‘considerarse muerto’. En el sentido latino (prae-sumĕre) de ‘tomar de antemano’.
+297Ajeno de: «tratándose de cosas, [ajeno significa] que no se aviene con su naturaleza o peculiares circunstancias», y se construye «con de: “no he proseguido adelante, así por parecerme que hago cosa ajena de mi profesión, como por ver que es más el número de los simples que de los prudentes”, Cerv., Quij., 1, 48» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 299b). «Viene del latín alienus, que significa esto mismo [por ejemplo: “lo que no es propio, lo que toca y pertenece a otro”], por cuya razón se debe escribir con j, aunque mui comúnmente se halla con g» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+298Otro día: ‘al día siguiente’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 124).
+299Correspondiente: ‘corresponsal o agente de negocios’ (compárese Diccionario de autoridades, s. v.).
+301Caminar: «hacer viage, ir de un lugar a otro, sea a pie, a caballo, en carro, o en otra manera. También se entiende de los que hacen viage por mar, o río en alguna embarcación» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+302Conserva: «ir o caminar en conserva: juntarse algunos en compañía, para ir resguardados y a cubierto de los riesgos y contratiempos que puedan acaecer. Dícese con especialidad de los viages marítimos, quando los navíos van escoltados de algún convoy» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+303Trinquete: «el tercer árbol hacia la parte de proa en las naves mayores, y en las menores es el segundo» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+304Vela de gavia: «término náutico. Una como garita redonda, que rodea toda la extremidad del mástil del navío, y se pone en todos los mástiles, y cada una toma el nombre de aquel en que está. Sirve para que el grumete puesto en ella registre todo lo que se puede ver del mar» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+305Boneta: «voz náutica. Pedazo de vela que se lleva de respeto, para añadir al largo de la vela mayor quando se quiere navegar con más velocidad, y es el viento corto. Pudo llamarse assí por el lugar donde se pone a semejanza de los bonetes» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+306Flámulas: «banderas pequeñas, que por estar cortadas en los remates en forma de llamas torcidas, las dieron este nombre. Estas y los gallardetes sólo se ponen en las embarcaciones para adorno u para demostración de algún regocijo» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+307Gallardete: «cierto género de banderilla partida, que semeja a la cola de la golondrina, y se pone en lo alto de los mástiles del navío o embarcación, o en otra parte, para adorno, o para demostración de algún regocijo» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+308Rueda: además del sentido obvio de ‘sucesión de acontecimientos’, puede haber una velada alusión a la rueda de la Fortuna, que en sentido figurado significa la poca estabilidad de toda humana previsión.
+309Saltear: «por alusión significa sorprehender los sentidos, potencias o afectos con poderoso y eficaz impulso» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+310Paño: «en la Náutica, [paño] son todas las velas que lleva el navío: y assí quando lleva pocas se dice, va con poco paño» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+311Calar: «en la Náutica es amainar qualquiera cosa de la nave, como los masteleros; y assí se dice calar las entenas para baxarlas, lo que se hace cuando se recojen las velas» (Diccionario de autoridades, s. v.). Masteleo: ‘mastelero’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 232). Mastelesros: «término náutico. Los palos que van encima de los árboles del navío» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+315Vaso: «significa asimismo el buque y capacidad de las embarcaciones, y figuradamente se toma por la misma embarcación» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+316Ardidoso: «sagaz, ingenioso y agudo para discurrir ardides y executarlos» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+317La desorden: esta palabra era sustantivo ambiguo en la época del autor (compárese Diccionario de autoridades, s. v.).
+318Erubescencia: «rubor y vergüenza natural. Es voz puramente latina» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+320Anacarsis: filósofo escita del siglo VI a. C. quien, por su afán de saber, emprende largos viajes. Visita Atenas en tiempos de Solón. Por su sabiduría, temperancia y conocimientos es considerado como uno de los siete sabios. La sentencia es referida por Diógenes Laercio, De clarorum philosophorum vitis, 1, 103.
+321Vaguear: «lo mismo que vagar» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese J. Cejador y Frauca, Vocabulario medieval castellano, 1929, s. v.
+322De antes: «el complemento de antes se toma a menudo, sobre todo en estilo familiar, por de tiempo anterior, anteriormente, antes» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 486b). El mismo Diccionario trae el siguiente ejemplo: «Si ella gustare y vos gustáredes de estar a merced conmigo, bene quidem; y si no, tan amigos como de antes» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. VII; ed. Rodríguez Marín, t. IV, 1948, pág. 163).
+323Présago: «dícese del que adivina alguna cosa futura adversa» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+324Rétulo: «véase rótulo» dice el Diccionario de autoridades, s. v. Rótulo: «inscripción que se pone en libros, papeles y cosas semejantes, para dar a conocer el autor y el assunto o materia de que tratan» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+325El autor es N. Morilla (compárese Biblioteca de Autores Españoles, t. XLII, pág. 39, donde aparece con pequeñas variantes).
+327Causado de: para la construcción de causa con de, no con por, como hoy se usa, compárese «sentía en el interior de su espíritu una grande paz, y un gozo mui regalado, causado de las influencias Divinas que Dios enviaba sobre su alma» (D. de Yepes, Vida, virtudes y milagros de Santa Teresa de Jesús, Zaragoza, 1606, Lib. I, cap. 10, citado por Diccionario de autoridades, s. v.; compárese también R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 88a).
+329Thelonio, telonio: «aduana o banco público donde se pagaban las alcabalas, y además derechos de las rentas. Es voz griega, y la trae Covarrubias en su Thesoro» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+330Dejo: «el gusto agradable u desabrido, que queda de la comida y más comúnmente de la bebida, y así se dice, tiene no sé qué dexo» (Diccionario de autoridades, s. v.). Aquí en sentido figurado.
+338Fatigar: «acosar, cansar, oprimir, congojar» (Diccionario de autoridades, s. v.). Ejemplo citado por el Diccionario:
+ «Fatiga tanto al consejo,
+ y al amor fatiga tanto,
+ que no irá cruzado el pecho,
+ sin ir el rostro cruzado.
+ (Góngora, Rom. burl., 3)».
+339Le sigue al epigrama un intercambio poético de sonetos entre los amigos (Nota de la compiladora).Véase nota 132.
+341Pausar: «interrumpir o cessar en el movimiento, exercicio o acción» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+342Recebir: es la forma que trae Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana o española, y que usaron Cervantes y otros autores.
+343Alcanzar de cuenta: «hallar falto o deudor en el ajuste de cuentas». «Tanto en sentido propio como figuradamente se dice alcanzar de cuenta» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 320a-b).
+344Tela: «vale también examen, disputa, o controversia, para averiguar alguna duda» (Diccionario de autoridades, s. v.). El mismo Diccionario cita este ejemplo de Don Antonio de Guevara, Aviso de privados, cap. 10: «Un hombre cuerdo quiere más perder un pedazo de su hacienda, que no perderla por tela de justicia».
+XXVIII Iam hiems transiit. [Imber abiit] et recessit. Flores [apparuerunt], etc. (Canti[corum 2: 11-22]).
+347Don Pedro de Castro [Vaca] y Quiñones, arzobispo de Granda y de Sevilla. Nace el 15 de mayo de 1534 en Roa (diócesis de Osuna). Licenciado en derecho canónico por la Universidad de Salamanca, es primero presidente de la cancillería de Granada y luego de Valladolid. Pese a haber rehusado el obispado de Calahorra, el 30 de septiembre de 1589 es presentado al Papa, para arzobispo de Granada, por Felipe II. Durante su pontificado son halladas las supuestas reliquias de los santos Cecilio y algunos compañeros al derribar una pared, y de manera semejante las de San Segundo al echar a tierra una torre vieja de la Iglesia Mayor de Granada (Z. García Villada, Historia eclesiástica de España, t. I, Madrid, 1929, 1.a parte, cap. 3, pág. 165). El 31 de agosto de 1594, el obispo don Jerónimo Manrique de Lara, con el Deán, el Corregidor y el Regidor de la ciudad, abren a puertas cerradas la caja que contiene los restos. El arzobispo de Granada consulta largamente sobre esto a los sabios y, entre ellos, al célebre hebraísta Arias Montano, quien se niega a opinar. Por fin el arzobispo se pronuncia en favor del “hallazgo”, del cual seguirá siendo campeón apasionado ante el Papa, ante la Inquisición y ante el Consejo Supremo. Para perpetuar el recuerdo de estos hechos funda y dota con sus bienes personales la célebre colegiata del Sacro Monte, con la casa de canónigos y el seminario adjunto. Otro hallazgo del mismo tiempo —y de ellos se habla más adelante— es el de los “plomos granadinos”, una de las falsificaciones más «insolentes y sonadas» de una época de falsas profecías. No merecen el menor crédito. Por su parte, Castro Vaca y Quiñones, a la edad de noventa años, presenta su renuncia ante el Papa y el rey, que no se la aceptan. Muere el 20 de diciembre de 1623 (Compárese Dictionnaire d’histoire et de géographie ecclésiastiques, Paris, Letouzey et Ané, 1949, XI, col. 1479-1480; G. Godoy y Alcántara, Historia crítica de los falsos cronicones, Madrid, 1868, págs. 44-128).
+348Estimar: se «suele tomar también [además de otros sentidos], por agradecer, reconocer y hacer aprecio de algún favor o fineza, dádiva, etcétera. En el estilo familiar es mui usado: y assí en agradecimiento y demonstración de qualquier beneficio o agassajo hecho, decimos que lo estimamos mucho» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+349Ejecutar: «en lo forense, es hacer que uno pague lo que debe a otro, precediendo mandamiento de juez competente, en virtud del qual se passa a hacer execución en la persona o bienes del deudor» (Diccionario de autoridades, s. v.). Aquí se emplea, evidentemente, en sentido metafórico.
+350Fábrica: latinismo por ‘edificio, estructura’. Véase nota 96.
+351Collación, colación (del latín collatio): «refacción que se acostumbra a tomar por la noche en los días de ayuno» (Diccionario académico, s. v.; compárese Diccionario de autoridades, s. v.).
+352Es caso análogo al de verná. Véase nota 50.
+353Con quien, por ‘con quienes’. Forma invariable quien para el plural igual al singular: «los primeros ejemplos del plural analógico no aparecen hasta la primera mitad del siglo XVI, y aún tropezaba con gran resistencia en el siglo XVII» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, t. III, s. v. qué).
+356Especie: «significa también la imagen o representación de sí que envía el objeto, y concurre y coadyuva a la Potencia para su conocimiento u percepción» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+358Esta forma era ya arcaísmo en la lengua escrita a mediadios del siglo XVII. Compárese A. Bello, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, 1847, § 611.
+359Tordera, Hostálrich y otros nombres geográficos que figuran en esta relación corresponden a lugares reales de Cataluña y Valencia. Alguno está castellanizado.
+XXXIII A 23 de agosto, año de 1608, siendo virey de Cataluña D. Héctor Piñatelo, Duque de Monteleón.
+360Cancellación es voz latina (cancellatio). Cancelación: «el acto de echar rayas en el signo o firma pública del instrumento, para denotar que se ha anulado» (Diccionario de autoridades, s. v.). O bien, documento en que se hace constar el pago de la deuda, como en este caso.
+362Enecho: ¿por enhecho, participio de enhacer? En los siglos XVI y XVII eran más frecuentes que hoy verbos compuestos con en-, como enhacinar, enhechizar, etcétera. Hacer ejecución, o ejecutar: «en lo forense, es la aprehensión que se hace en la persona o bienes del que es deudor, por mandamiento de juez competente, para satisfacer a los acreedores» (Diccionario de autoridades, s. v.). Para la construcción hacer execución, compárese: «Si faltasse alguacil, bien podrá el Corregidor o el Teniente hacer la execución, y llevar los derechos de la décima» (Gerónymo del Castillo y Bobadilla, Política, lib., cap. 13, núm. 30, citado por Diccionario de autoridades, s. v. execución).
+363De vacío: «modo adverbial que vale sin la carga que se podía llevar, o sin alguna cosa que se podía tener…» (Diccionario de autoridades, s. v. vacío).
+364Dar vado: ‘dar paso’. Común en los clásicos, por ejemplo: «dando vado a nuestras pasiones» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. LI; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 405).
+365En Cataluña existían las llamadas escrituras de ters, en las que los deudores se obligaban a pagar la tercera parte al fisco si no satisfacían la deuda en el término fijado (compárese Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Espasa-Calpe, t. 60, pág. 1183).
+370Exquisito: «singular, peregrino, extraordinario, raro…» (Diccionario de autoridades, s. v.). Del latín ex-quisitus, del verbo ex-quirere ‘buscar, escoger, requerir’.
+374Rissa, riza: «vale… el destrozo y estrago, que se hace en alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+375Disforme: «lo que carece de forma, proporción o disposición ordenada y regular de sus partes. Es formado de la preposición dis, y el nombre forma…» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+376Adonde, en el sentido de ‘en que’, ‘en el cual’, ‘en las cuales’ (como aquí), se considera hoy anticuado, pero en los siglos XVI y XVII era común. Véanse ejemplos en R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 208a.
+377A vueltas: ‘a la vez’, ‘al mismo tiempo’ (compárese B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930 s. v.).
+378Hacer bien: «beneficiar, contribuir… al socorro o alivio de alguna persona» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+379Bula de la Cruzada: los Romanos Pontífices concedían, por medio de la Bula así llamada, diferentes indulgencias a quienes iban a la guerra contra los infieles, o acudían con limosnas a los gastos de ella.
+381Suzidad aparece en Nebrija. Compárese J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, t. IV, s. v. sucio.
+382Celebro: aquí ‘cogote’, como explican Covarrubias y Franciosini. «Celebro es forma popular de cerebro, y general en el Siglo de Oro» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, t. I, s. v. cerebro).
+383Aspar: «crucificar a alguno en una cruz atravesada en forma de aspa» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+XXXIV En el año de 583, a 2 de setiembre, murió en Italia Theodorico, y los demonios llevaron su cuerpo al infierno. Ita Julian[us] Petr[us] Archipr[esbyter] in suo Chron[ico], pág. 61, n. 270, tipis edito Burdegalae, anno 1628.
+385Apercebir, apercibir: «advertir… prevenir» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, págs. 532b-533a).
+386Siguen las restantes meditaciones de la muerte y un intercambio poético que cifra lo contenido en ellas. Como en otras instancias del texto, la poesía sirve como cifra y arte combinatoria de los textos en prosa y como dispositivo para celebrar los ingenios neogranadinos (Nota de la compiladora).
+XXXV [Al margen, tachado:] Antonio Azero de la Cruz. [Sobre la alusión a las esferas luminosas, Véase nota 68].
+387Atlante: «voz mui usada de los poetas, y algunas veces en la prosa, para expresar aquello que real o metaphóricamente se dice de sustentar un gran peso… Introdúxose esta voz con alusión a la fábula de Atlante, rey de Mauritania, que los antiguos dijeron haber sustentado sobre sus hombros el cielo, para significar el mucho conocimiento que tuvo del curso del sol, luna y estrellas» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+389Finito: «lo que tiene fin, término y límite. Es del latino finitus, -a, -um» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+390Una de las diosas que, según la mitología griega, presiden el nacimiento y vida de los mortales. Sus nombres son Cloto, Láquesis y Atropos, hermanas de la Noche y del Erebo.
+391Cónclave: «lo mismo que junta, congreso o asamblea de muchos. Es voz tomada de la latina conclave, -is» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+392Azetar, por acetar, aceptar. En tiempo de Cervantes se decía y escribía acetar, como se ve en Covarrubias y en Argensola (compárese R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 105b).
+393Con «con un infinitivo equivale a aunque, con indicativo o subjuntivo o al simple gerundio: ‘con ser’ equivale a ‘aunque es o siendo, aun siendo’» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 306b).
+394Facistol: «el atril donde se pone el libro para el preste o para el diácono y subdiácono, u para los que hacen el oficio en el choro. Distínguese del atril común en tener un pie alto, en proporción que puesto en el suelo pueda servir al que ha de cantar en pie…» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+396Dispertar «se halla en muchos textos y está esparcido en las hablas vulgares de casi todas partes» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v. despertar). Esta forma, registrada por el Diccionario de autoridades, no llegó a prevalecer nunca sobre despertar y se halla en Alarcón, Tirso, Juan de Ávila y hasta en algunos autores del siglo XVIII. Véase R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1139b.
+397Recordar: «metaphóricamente vale despertar al que está dormido» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+401Antonio dicta el romance, al que le sigue un nuevo intercambio poético en el que brilla el ingenio de Don Pedro (Nota de la compiladora).
+403Corto: «lo que no está cabal, o le falta algo en el peso y en la medida» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+405Recaudo «se toma también por recado, que es como ahora se dice». Recado «vale también… provisión de todo lo necesario para algún fin», especialmente ‘provisión de comida o víveres’ (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese: «Acordó de echarlos [los requesones] en la celada de su señor, y con este buen recado volvió a ver lo que le quería» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. XVII; ed. Rodríguez Marín, t. V, 1948, pág. 36).
+406Estar en ha tenido en determinados casos el sentido de ‘emplear cierto tiempo para ejecutar alguna cosa’. Véase este ejemplo de Ginés Pérez de Hita (Guerras civiles de Granada, Primera Parte, Madrid, 1913, citado en H. Keniston, The Syntax of Castilian Prose, Chicago, University of Chicago Press, 1937, pág. 519): «Estuvo Muça en sanar bien casi un mes», y este de Cervantes (“Coloquio de los perros”, en Novelas ejemplares, Madrid, 1613, fol. 242 v.): «Si en contar las condiciones de los amos que has tenido y las faltas de sus oficios te has de estar, amigo Bergança, tanto como esta vez, menester será pedir al cielo nos conceda el habla siquiera por un año y aun temo que, al paso que lleuas, no llegarás a la mitad de tu historia».
+407Asombrar: «vale también atemorizar, espantar» (Diccionario de autoridades, s. v. assombrar). Según Salazar, “De las palabras que hacen equivocos y de otras Phrasis y maneras hablar curiosas”, 1614, «“es un assombrado o assombradizo” se dize al que haze las cosas sin tiento, como loco».
+408Romero: «se aplica al peregrino que va en romería a algún santuario, con bordón y esclavina» (Diccionario de autoridades, s. v.). Esclavina: «vestidura larga y tosca, que usan los que van en romería o peregrinación» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+411Cancellado, por cancelado, del latín cancellatus. Véase nota 360.
+413El día que por en que: en los siglos XVI y XVII se sentía menos la exigencia de regularidad gramatical que ahora y, muchas veces, en lugar de: en que, con que, de que, se utilizaba simplemente que. De esto hay ejemplos en el Quijote, como en: «dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. I; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 89).
+414Para la construcción ni… ni… no han sido…, véase, M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XVI; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1948, pág. 433: «y era tanta la ceguedad del pobre hidalgo que el tacto, ni el aliento, ni otras cosas… no le desengañaban».
+415Sacar de tino: «metaphóricarnente [tino] vale juicio, prudencia y discurso cuerdo para el gobierno y acertada dirección de alguna materia». «Sacar de tino…: phrase, que fuera del sentido recto, que es atolondrar a uno con golpe, o porrazo, vale analógicamente aturdirle, o confundirle con alguna especie o razón, que se le persuade, o impressiona» (Diccionario de autoridades, s. v. tino).
+417Passar: «vale también ser tratada o manejada por alguno alguna dependencia [= ‘asunto, negocio’]. Dícese de los escribanos ante quien se otorgan los instrumentos» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+418Riyendo: «riyó, riyera, etcétera, sonriyó, sonriyera, etcétera, aparecen con frecuencia en los clásicos antiguos; hoy apenas se usan en verso una u otra vez:
+ sonriyóse la bella diosa Juno,
+ y sonriyendo recibió en su mano
+ la copa que Vulcano le ofrecía.
+ Hermosilla, Ilíada, lib. I»
+(R. J. Cuervo, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 9.a ed., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1955, § 300).
+419Para la construcción de de malicia en vez de por malicia, como suele decirse ahora más comúnmente, véase M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. XXXIII; ed. Rodríguez Marín, t. VI, 1948, pág. 85: «En mi vida he bebido de malicia, con sed bien podría ser».
+420Entremés: «representación breve, jocosa y burlesca, la qual se entremete de ordinario entre una jornada y otra de la comedia, para mayor variedad, o para divertir y alegrar al auditorio» (Diccionario de autoridades, s. v.). Comedia: «obra hecha para el theatro, donde se representaban antiguamente las acciones del pueblo, y los sucessos de la vida común; pero oy según el estilo universal, se toma este nombre de comedia por toda suerte de poema dramático que se hace para representarse en el theatro… Es voz griega» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+421Asseverancia por asseveración: «la expresión clara y constante con que se afirma y assegura ser alguna cosa cierta, legítima y verdadera» (Diccionario de autoridades, s. v.). Asseverantia o adseverantia es forma del latín tardío (compárese A. Blaise, Dictionnaire latin-français des auteurs chrétiens, Strasbourg, 1954, s. v.).
+423Signo: «ciertas rayas y señales que al fin de la escritura u otro instrumento ponen los escribanos y notarios en medio del papel con una cruz arriba entre las palabras que dicen en testimonio de verdad, con lo que se le da más fe al testimonio u escritura» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+426Observante: «el que guarda y cumple exactamente lo que es de su obligación, o se le manda» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+428Deposición: «en lo forense es la declaración jurada que se recibe al reo o al testigo que depone en pleito civil o causa criminal» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+429Brebe por brevemente, o en breve. Compárese C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 53.
+430Presidente: «tómase regularmente por el que es cabeza o superior de algún consejo, tribunal o junta» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+431Comunicar: «significa también conversar, tratar, tener comercio y trato familiar con alguno» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+435Verdín: «lo mismo que cardenillo» [color verde claro como el del acetato de cobre] (Diccionario de autoridades, s. v.). Moho: «un género de hierbecilla mui corta a manera de vello, que del polvo y la humedad se cría y engendra en los troncos y cortezas de los árboles, y en las piedras, el cual también se llama musgo, del latino muscus» (Diccionario de autoridades, s. v.). Sarro: «betún duro y fuerte, que de las reliquias salitrosas de algunas cosas se va juntando y uniendo, como se ve en algunas vasijas, en los dientes, etcétera» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+438Capítulo: «junta de personas unidas en comunidad, con voto decisivo para tratar de las materias tocantes a su régimen y gobierno. Esta voz en este significado se entiende regularmente de las juntas que hacen… los monges, frailes y clérigos regulares de las Religiones» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+439Por ‘en breve’. Véase nota 429.
+440Provincia: por extensión, «se toma también por el negocio de que se ha de tratar» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+441Chapitel: «remate de las torres, medias naranjas, o semejantes edificios, que para la hermosura se levantan en forma pyramidal, ya quadrado, ya ochabado, y con varias labores, que le adornan, y dan hermosa vista. Viene del latino caput, por ser la cabeza del edificio» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+445El texto identifica el convento de los agustinos descalzos de La Candelaria con el paraíso terrenal, no sólo por su espiritualidad sino por ser espacio de práctica poética (Nota de la compiladora).
+446Choro, coro, del latín chorus, que a su vez viene del griego, responde a varias designaciones. Dos de ellas interesan para esta nota y para la nota 458. La primera, que corresponde a este pasaje de El desierto, designa el rezo de las horas canónicas (véase nota 457) a que están obligados los religiosos en la Iglesia Católica. Comprende, además de las horas, el canto de la misa conventual. La segunda (nota 451) se refiere al coro de monjes; en los templos monacales románicos, estaba situado en el transepto, separado del pueblo. Costumbre que se conservaba hasta hace poco, en nuestros días.
+449Cerquillo: hasta tiempos recientes, círculo o corona formado de cabello en la cabeza de los religiosos de algunas órdenes como, en el presente caso, los agustinos recoletos.
+450Vena: «se toma también por el mineral de agua, que se halla debaxo de tierra» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+454Refectorio: «habitación destinada en las comunidades [religiosas] y en algunos colegios para juntarse a comer» (Diccionario académico, s. v.).
+455Enseñar: «vale también dar señas, mostrar, señalar, indicar: como enseñar el camino, y assí otras cosas. En este sentido parece se forma de la preposición en, y del nombre seña» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+456Lato: «largo, dilatado y difuso. Es del latino latus, que significa lo mismo» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+457Vísperas: hora de rezar parte del Oficio divino a una hora determinada de la tarde. Oficio divino u horas canónicas son la plegaria litúrgica y la oración oficial de la Iglesia Católica. Son «una forma panicular de oración vocal y pública establecida por la Iglesia que, en nombre de esta y según sus leyes, practican las personas destinadas para ello» (G. Martínez de Antoñana, Manual de liturgia sagrada, Madrid, 1950, 8.º, pág. 35).
+458Choro: parte de un templo católico situado en el transepto. Véase nota 446.
+460Odorífero: «cosa olorosa, fragante, suave y apacible al olfato. Latín odoriferus, que es de donde viene» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+461Aliñar: «componer, aderezar, adornar, asear, pulir, hermosear» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+462Véase nota 148. Estos tercetos casi nos atreveríamos a atribuirlos a Don Pedro, tanto por lo oportuno de los consejos —hechos para la ocasión— como por el estilo, simple y un tanto frío…
+463Traslado: «escrito sacado fielmente de otro, que sirve como de original» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+464Tirocinio: «el primer ensayo del que aprende qualquier arte. Regularmente se entiende por el noviciado de la religión. Es del latino Tyrocinium, y de poco uso» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+468Léase: ‘poco ha’. Desamparar: «vale también dexar, abandonar o ausentarse de algún sitio o lugar» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+470Completas: «s. f. usado en plural. La última con que se terminan las horas canónicas del día, en el rezo y Oficio divino» (Diccionario de autoridades, s. v.). Tocar a completas: tocar la campana para que los monjes asistan al coro a rezar esta parte del Oficio. Véase nota 457.
+471Dispartir: ‘separar, dispersar’. «Y esta cruel y disconforme guerra / nace de que las flechas que disparte / so[n] de oro y plomo, y son de amor y oluido» (Lope de Vega, Los jacintos y celoso de sí mismo, 92).
+473Collación o colación: véase nota 351.
+475Codo: «medida que (según Covarr[ubias]) constaba de seis palmos» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+476Acomodarse de: véase R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 129a-b.
+478Hostal: «lo mismo que hostería. Oy tiene poco uso, sino en Cataluña» (Diccionario de autoridades, s. v.). Con esta palabra termina la pág. 454 del manuscrito. Las 65 páginas siguientes se perdieron, de modo que hoy el texto pasa, mútilo, a la pág. 519, cuya primera línea dice: «La concha de nácar fino». La laguna corresponde evidentemente a la anunciada comedia El hostal, perdida desde antes de la actual encuadernación del manuscrito. En efecto, a una consulta nuestra al respecto, la bibliotecaria de la Fundación Lázaro Galdiano, señorita Isabel Ibáñez, responde: «No hay rastro de páginas arrancadas, por lo que la desaparición del fragmento es anterior a la encuadernación que tiene hoy el volumen, fechable hacia 1900 o poco después» (carta del 10 de febrero de 1977).
+479Dexo: «lo mismo que dexación… Se toma también por el remate y fin de alguna cosa…» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+480Trillo: «el instrumento con que se trilla. Es un tablón hecho de tres trozos ensamblados uno con otro, lleno de agujeros, en los cuales se encaxan· comúnmente unas piedras de pedernal, que cortan la paja, y separan el grano de ella» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+482Restar: este verbo tiene aquí el sentido, frecuente en aquella época, de ‘faltar’. Compárese Diccionario de autoridades, s. v.
+483Ventaja presenta en este caso un sentido no explícitamente comparativo que el Diccionario académico, s. v., define así: «excelencia o condición favorable que una cosa tiene».
+484Valentía: véase nota 275.
+485Encuentro puede interpretarse como ‘resistencia’, ‘rechazo’, desarrollando la definición del Diccionario de autoridades, s. v., «oposición, dificultad», matices que se hallan también a veces en el verbo encontrar (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. III, págs. 345-349).
+486Lamer ha tenido siempre el sentido de «retirar con la lengua» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.), que no han solido registrar los diccionarios, a pesar de lo obvio que es. De este se pasa fácilmente al significado de ‘desgastar’, que encontramos en el siguiente ejemplo de Quevedo: «[dinero] robado de la lima o lamido de las aguas fuertes, y por esto descabalado» (Providencia de Dios, en Biblioteca de Autores Españoles, t. XLVIII, 1859, pág. 208), y al de ‘limpiar de’ y ‘pulir’, que es el que vemos aquí y que sería bastante frecuente en los siglos XVIII y XIX.
+487Primavera: «metaphóricamcnte se llama qualquier cosa vistosamente varia y de hermosos coloridos» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+488Prevenido: ‘póvido, diligente, cuidadoso, pronto’. Compárese Diccionario académico, s. v.; M. Alonso, Enciclopedia del idioma. Diccionario histórico y moderno de la lengua española (siglos XII al XX). Etimológico, tecnológico, regional e hispanoamericano, s. v. y Diccionario de autoridades, s. v.: próvido y prevenido, donde se le da la equivalencia latina de paratus.
+489Con pedirle, con hacerle: con «con un infinitivo equivale al gerundio» (es variedad del con instrumental) en R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 300. Otro empleo afín de con se ha señalado en la nota 393.
+490Respecto a las formas con g protética como güeco, afirma Cuervo en Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 9.a ed., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1955, § 766: «esta práctica fue ganando terreno y en el siglo XVII la daban por buena gramáticos de diversas provincias como Correas, Nicolás Dávila y el P. Villar. Hoy es forma vulgar en España y América». Güeco es la forma que da Covarrubias en Tesoro de la lengua castellana o española, en el siglo mencionado, así como güeso, güevo, güérfano, güésped. A hueco le dedica un artículo separado que tiene casi el mismo contenido que el correspondiente a güeco. Véase también, sobre este mismo punto, lo que dice R. Lapesa, Historia de la lengua española, 3.a ed., Madrid, Escelicer, 1955, pág. 291, nota I.
+491Como anota J. Coromines (Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, t. II, s. v. entonces, estonces), la forma aquí usada se encuentra ya en el Poema del Cid. Asimismo la vemos, mucho más tarde, en Juan de Valdés en el Diálogo de doctrina cristiana. La registran los siguientes diccionarios antiguos: Rosal, Oudin, Franciosini y Percivale. Para Franciosini, en 1620, es una «palabra rústica» (compárese S. Gili Gaya, Tesoro lexicográfico: 1492-1796 , Madrid, CSIC, 1947, s. v.). El Diccionario de autoridades dice, por su parte: «estonce y estonces. Lo mismo que entonces. Son voces anticuadas», y añade ejemplos tomados de las Partidas y el Fuero Juzgo. BoydBowman registra igualmente esta forma en documentos hispanoamericanos del siglo XVI (Vocabulario de romance en latín, s. v.).
+492Enxuto o enjuto: «participio passado del verbo Enxugar en todas sus acepciones. Latín siccus, -a, -um [‘seco’]». Enxugar, v. a.: «desecar, quitar y sacar la humedad» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+493Assentarse: «tomar assiento y lo mismo que sentarse» (Diccionario de autoridades, s. v., con ejemplos de fray Pedro Manero y fray Luis de Granada). Verbo usado en este sentido por Cervantes en el Quijote («¿Qué rey no le asentó a su mesa?»: parte I, cap. XLV; ed. Rodríguez Marín, t. IIII, 1948, pág. 311).
+494Rambla: ‘hendidura que dejan las aguas en el terreno o en la roca’. Véase nota 163.
+495Devoto: «objeto de la devoción de uno» (Diccionario académico, s. v.). El siguiente es un ejemplo de Lope de Vega: «San Hilario es mi devoto» (“Bernardo del Carpio”, en Obras dramáticas, t. III, pág. 653, citado por C. Fernández Gómez, Vocabulario completo de Lope de Vega, t. I, s. v.). Curiosamente falta esta acepción en Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, en Diccionario de autoridades y en los diccionarios anteriores a este.
+496Ejecutar: tiene aquí el sentido metafórico de ‘obligar con instancias’, sentido derivado del corriente en arte militar de los siglos XVI y XVII de ‘acosar’: «cargar, oprimir y echarse encima de uno acosándole», o también del judicial «hacer que uno pague a otro» (Diccionario de autoridades, s. v.). Véase nota 349.
+497Progreso: «continuación o adelantamiento de alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.). En el Quijote hallamos una frase muy similar: «el progreso desta grande historia» (Parte II, cap. XLIII; ed. Rodríguez Marín, t. VI, 1948, pág. 243).
+498Huelga: «plazer, regozijo, junta en el campo que tiene en sí recreación y amenidad» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v. Véanse también Diccionario de autoridades, s. v.; Diccionario académico, s. v.).
+499Vienen romances, coplas, justas a diferentes santos como San Jerónimo, San Agustín, San Pedro, entre otros. Destaca una Canción al apóstol Santiago, patrono de las Indias, que menciona a Cortés. Siguen poemas en honor a la Virgen María y otros santos (Nota de la compiladora).
+500Escogida: ‘excelente’, por lo que propiamente no hay aquí tautología. Compárese C. Oudin: escogido ‘excellent’ (Tesoro de las dos lenguas francesa y española, París, 1607, s. v.), y la definición del Diccionario de autoridades del adverbio derivado escogidamente: «primorosamente, con admiración y excelencia, perfecta y cabalmente». Ejemplos análogos: «un par de cojines… de terciopelo escogido» (Lope de Vega, El caballero del milagro, en Obras dramáticas, Nueva edición de la Real Academia, 1916, t. IV, pág. 168); «apenas tienen carne qué comer; pero esso poco que tienen es escogido y gustoso» (J. de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, Sevilla, 1590, lib. 4, cap. 19).
+503Pulsar: «tocar o herir» (Diccionario de autoridades, s. v.; especialmente con referencia a los instrumentos musicales). Aquí en sentido moral.
+505Puesto: «significa también empleo, dignidad, oficio o ministerio» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+507Exemplar: «exemplo» (Diccionario de autoridades, s. v., con el siguiente ejemplo de J. E. Nieremberg, Dictámenes generales, 1641, Decad. 3: «el exemplar malo nunca se ha de tomar; pero puédese tomar de los malos el bueno»).
+508Era por sería, como en líneas atrás. Sobre el imperfecto con valor de condicional, estando implícita la condición, compárese H. Keniston, The Syntax of Castilian Prose, Chicago, University of Chicago Press, 1937, pág. 432, § 32.335. Véase nota 95.
+509Maffeo Vincenzo Barberini nació en Florencia en 1568. Fue elegido Sumo Pontífice en 1623, con el nombre de Urbano VIII. Se mostró hábil político, adversario tenaz de España y de su rey Felipe IV. Hizo llevar ante el tribunal de la Inquisición a algunos personajes, entre ellos Campanella y Galileo. Gran promotor de las misiones, especialmente de las de Oriente. Poeta y literato de fina sensibilidad, escribió poesías de tema religioso y civil en italiano, latín y griego. Como dice arriba, pulió algunos himnos litúrgicos. Su reinado es la época florida del barroco romano. Protegió a egregios artistas, de los cuales el más famoso fue Bernini. En su mansión acumuló obras de arte, manuscritos y objetos arqueológicos. Murió en 1644 (véase Enciclopedia cattolica, s. v., art. “Urbano VIII”).
+511A aver de dezir. La construcción de preposición a + infinitivo tiene sentido condicional, a menudo de negación implícita, y equivale a si seguido de indicativo o subjuntivo (véase Diccionario académico, s. v. a, § 10 y A. Bello, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, 1847, §§ 695 y 1095; ejemplos en R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, págs. 20a-b y 21a). Por su parte, la perífrasis haber de indica deber, necesidad, a más de otras significaciones (simple futuro, conjetura, inferencia, etcétera). Véanse A. Bello, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, 1847, § 705; J. Cejador y Frauca, La lengua de Cervantes, 1905-1906, I: “Gramática”, pág. 263; H. Keniston, The Syntax of Castilian Prose, Chicago, University of Chicago Press, 1937, pág. 461. El sentido de aver de dezir es aquí de necesidad, en contraste con el de a aver.
+512De mormurar, afirma J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, t. III, s. v. murmurar: «en este autor [Berceo] aparece también la variante vulgar mormurar, que ha sido muy común en todas las épocas… La emplearon Sta. Teresa, Quiñones de Benavente, Sor Juana Inés de la Cruz…, Quevedo (Buscón, Cl. C., 10), Vélez de Guevara (El Rey en su imag., v. 100), etcétera; mormurador está en El licenciado Vidriera (Cl. C. II, 71). Siguen empleándose vulgarmente estas formas en Madrid, en Bogotá y creo que en todas partes». El Diccionario de autoridades registra mormurar: «lo mismo que murmurar».
+513Anihilar: «lo mismo que aniquilar» (Diccionario de autoridades, s. v.). El Diccionario histórico y moderno de la lengua española (siglos XII al XX). Etimológico, tecnológico, regional e hispanoamericano, t. I, Aguilar, 1958, s. v. trae ejemplos de Bartolomé de las Casas, Juan de Pineda y Luis de la Puente. La forma anihilar es mucho más conforme a la etimología (latín nihil ‘nada’) que la que se impuso en español, aniquilar, procedente de una pronunciación viciada de la h de nihil, palabra que en bajo latín aparece escrita nichil (véase J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, t. I, s. v. aniquilar y Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid, Gredos, 1961, s. v.).
+514Su instancia: para la construcción de posesivo + instancia, véase la siguiente frase de Lope de Vega: «forme querella a su instancia» (El marqués de Mantua, folio 157 vv. 9 y 158). Hacer instancia: «volver a pedir» (Diccionario de autoridades, s. v. instancia).
+515Para la construcción de satisfacer + la preposición a, véase este ejemplo del Quijote: «que por satisfacer a la vuestra mucha bondad» (Parte I, cap. VIII; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 268); o este otro, del Diccionario de autoridades, s. v., tomado de A. Moreto y Cabañas, Los engaños de un engaño, Jorn. I: «… que satisfacerte / quiero a la objeción que haces».
+516Fenecer [transitivo]: ‘acabar, terminar’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 161, con un ejemplo de Malón de Chaide, Clásicos Castalia, CIV, pág. 144, y otro de El lazarillo de Tormes, Clásicos Castalia, XXV, 4.a ed., pág. 68, en los cuales el verbo que nos ocupa aparece como activo, uso que ha quedado confinado en la actualidad a expresiones como fenecer las cuentas, etcétera).
+517Quietar: «lo mismo que aquietar» (Diccionario de autoridades, s. v.). Véanse ejemplos de aquietar y quietar, utilizados como reflexivos, en R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, págs. 60lb-602a, s. v. aquietar, quietar. De Cervantes es el siguiente: «quietase con esto Teodolinda» (La Galatea, 4, en Biblioteca de Autores Españoles, t. I, 1846, pág. 48a).
+518Pertenecer: «ser del cargo, ministerio u obligación de alguno» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+519Acerca de la historia del Desierto de la Candelaria, véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+520La ciudad de Tunja fue fundada por el capitán Gonzalo Suárez Rendón el 6 de agosto de 1539; en 1541 el Emperador Carlos V le concedió el título de «ciudad muy noble y muy leal». Es hoy capital del Departamento de Boyacá. Dista de Bogotá 135 km. Su altura sobre el nivel del mar es de 2.820 m y su temperatura media, 13 ºC. Véase Diccionario geográfico de Colombia, t. II, Bogotá, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1971, s. v.
+521Acerca de las escasas noticias que poseemos sobre los hermanos Anaya, véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+522Población que pertenece al Departamento de Boyacá. Altura sobre el nivel del mar: 2.150 m. Temperatura media, 17 ºC. Dista de Tunja 85 km. El poblado es de origen indígena, anterior a los españoles, y estaba gobernado por un cacique tributario del zaque de Hunza. En su término se encuentra el Desierto de la Candelaria (véase Diccionario geográfico de Colombia, t. II, Bogotá, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1971, s. v.). De Ráquira decía Antonio de Alcedo, a mediados del siglo XVIII: «tendrá 80 vecinos y poco más de 30 indios… en su territorio hay un convento de religiosos recoletos de San Agustín, fundado en un sitio muy ameno entre unas peñas, llamado La Candelaria, y fue el primero de esta Orden en aquel reino, donde se venera una milagrosa imagen, a cuya devoción es infinito el concurso de aquellos fieles, pintada por Francisco del Pozo, milanés» (Diccionario geográfico, t. III, Biblioteca de Autores Españoles, CCVII, s. v. Ráquira).
+523Thabayda (Tebaida): nombre del alto valle del Nilo (Egipto). Durante los siglos IV y V numerosos monjes poblaron esos desiertos, entregados a la oración, a la penitencia y al trabajo.
+524Comunicar: ‘tratar’. Véase nota 258.
+525Para este empleo del verbo ser después de construcciones de entre subs. o pronombre, compárese los siguientes ejemplos del Quijote: «entre los cristianos que en el fuerte se perdieron fue uno llamado D. Pedro de Aguilar» (Parte I, cap. XXXIX; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 180), y «entre los que más se la han tenido, he sido yo» (Parte II, cap. LXV; t. VIII, pág. 128).
+526Fray Alonso de la Cruz, o de Paredes, ermitaño, toma el hábito de recoleto de San Agustín en 1604; es enviado a Cartagena y luego a Urabá, donde convierte a «ocho mil indios». Varón virtuoso y apostólico, es martirizado con saetas envenenadas. Véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+527Es hoy uno de los municipios del Departamento de Cundinamarca. Dista de Bogotá 66 km. Altura sobre el nivel del mar, 1.284 m. Temperatura media, 21 ºC. Parece que la población existía antes de la llegada de los conquistadores españoles. Otros datos señalan a 1584 como el año probable de su fundación. Su territorio es extremadamente quebrado como lo demuestra el hecho de que comprende los pisos térmicos cálido, medio y frío (Diccionario geográfico de Colombia, t. II, Bogotá, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1971, s. v.).
+528Para la forma determinado de, véase Cervantes, Quijote: «tengo propuesto y determinado de dexar» (Parte II, cap. XIII, ed. Rodríguez Marín, t. IV, 1948, pág. 278).
+530Fortunado: «lo mismo que afortunado» (Diccionario de autoridades, s. v.). Es forma más cercana al latín fortunatus que la actualmente en uso: afortunado. Islas Fortunadas (o Afortunadas): las islas Canarias. Compárese S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v. Canarias.
+531De este pintor se dice tradicionalmente que trabajó en Tunja. De su actividad artística sólo se conoce la imagen de la Virgen de la Candelaria, a que aquí se hace referencia. El cuadro está fechado en 1597. M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+532Aplausos, aquí ‘pompas, solemnidades’. ‘Solemnidad’ es el sentido que da Rodríguez Marín a esta palabra en un pasaje de El diablo cojuelo de Vélez de Guevara (Clásicos Castalia, t. XXXVIII, pág. 146; 2.a ed., pág. 152) y en dos del Quijote: parte II, cap. LXI, t. VIII, pág. 61 y cap. LXII, pág. 72), el primero de los cuales es este: «Volvieron a subir don Quijote y Sancho, y con el mismo aplauso [‘pompa’, ‘fausto’] y música llegaron a la casa de su guía». Sentidos conexos son: a) «tono solemne, grave, pausado» que se documenta en Espinel (Clásicos Castalia, t. XLIII, pág. 60) y que, a creer a Cejador, se conserva en Andalucía (J. Cejador y Frauca, La lengua de Cervantes, II, 1905-1906, Diccionario etimológico-analítico latino-castellano, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1926, s. v.); b) «acompañamiento solemne, séquito», según J. Coromines (Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, t. I, Madrid, Gredos, 1996, s. v. aplaudir), que se encuentra en La corona merecida de Lope de Vega (Teatro Antiguo Español, t. V, pág. 206); c) ‘majestad, gravedad, entono’, como en el Quijote, Parte I, cap. XXXII, t. III, pág. 7, y en La Galatea, ed. 1585, lib. II, fol. 110 v. Aquí hemos modificado lo que al respecto trae C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 25.
+533Verificar: «vale también comprobar… la verdad de alguna cosa» (Diccionario académico, s. v.). Significación que encontramos en B. Gracián: «verificando el común sentir» (El criticón, t. III, pág. 61). Arriba está el verbo en sentido pasivo.
+534La gaita española, a diferencia de la llamada gaita gallega o cornamusa, emparentada con la escocesa, es un simple tubo de metal o de madera, especie de flauta traversera, con un pequeño número de agujeros y lengüeta doble. Es un instrumento muy rústico y popular. No es extraño que los conquistadores designaran con este mismo nombre a las flautas primitivas de Colombia y América, que se tocan por la punta y se fabricaban y se fabrican con el tallo de diferentes vegetales. Los autores del siglo pasado y de este nos hablan de gaitas de siete y cinco agujeros; la gaita macho no tiene sino uno. Juan Rodríguez Freyle (nacido en 1566) usa la palabra gaita como designación de los instrumentos de que tratarnos, al referir la ceremonia que efectuaba en la laguna de Guatavita el heredero del señorío de aquella región: «comenzaba la grita, gaitas y fotutos con muy largos corros de bailes y danzas a su modo» (El Carnero, ed. Jesús M. Henao, Bogotá, Librería Colombiana, 1936, pág. 28). Se comprende que Solís utilice este nombre, por extensión, para referirse a los bailes que los indígenas hacían al son de dicho instrumento y que más tarde el mismo vocablo se aplicara a cierta clase de danzas que ejecutaban indios y negros (por ejemplo el baile de gaita, que vio Joaquín Posada Gutiérrez, en 1826, y que describió en sus Memorias histórico-políticas, y la gaitera) y a la música que las acompañaba, interpretada primordialmente por la gaita. Sobre esto consúltese H. C. Davidson, Diccionario folklórico de Colombia: música, instrumentos y danzas, 3 ts., Bogotá, Publicación del Banco de la República, 1970, especialmente los artículos baile de gaita y gaita, además de las referencias esparcidas por toda la obra.
+535Encontrarnos aquí la supervivencia de los ritos de fecundidad, bailes y procesiones, que efectuaban los chibchas en los meses de enero, febrero o marzo, época de las siembras, en sus labranzas y a las que se invitaban unos caciques a otros. Estos ritos, más o menos modificados, persistieron hasta mucho después de la Conquista, como lo atestiguan Fernández de Piedrahita y Zamora. Este pasaje nos hace asistir a un caso de cristianización de tales rituales. Simón y Piedrahita nos han dejado descripciones de los bailes, de carácter orgiástico, acompañados por música y canto monótonos y tristes para los oídos de los españoles. Según Simón, los muiscas creían que ciertos jefes tenían la facultad de hacer llover, p. e., el cacique de Sogamoso. Sobre todo esto véanse: Fray Pedro Simón, Noticias historiales, ed. dirigida por Manuel José Forero (Biblioteca de Autores Colombianos, 45), vol. II, Bogotá, 1953, págs. 277-278 y 289-291; Lucas Fernández de Piedrahita, Noticia historial de las conquistas del Nuevo Reino de Granada, vol. I, Bogotá, Ediciones de la Revista Ximénez de Quesada, 1973, págs. 66 y 69-71; Alonso de Zamora, Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada, (Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, vol. 62), 2.a ed. autorizada, t. I, Bogotá, 1945, págs. 322-326. Recoge los datos de los anteriores José Pérez de Barradas, Los muiscas antes de la Conquista, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951, págs. 17-18, 360-361, 381, 429-493 y 495-496. Zamora (ob. y t. citados, págs. 324-326) nos dice que el papa Pablo IV, mediante un Breve de 1558, con el objeto de que los indígenas tuvieran decentes regocijos, sin cantos ni bailes de origen idolátrico, «les conmutó las fiestas que hazían al Sol y a otros ídolos en las que oy hazen las festividades de Christo Señor nuestro, de su Madre Santíssima y de los Santos».
+536Para el empleo de ocupar con complemento que denota tiempo, compárese el siguiente ejemplo del Quijote: «me parece que ha de ser tiempo gastado el que ocupare en darte a entender tu simplicidad» (Parte I, cap. XXXIII; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 34). Otro ejemplo, en el mismo capítulo, pág. 25.
+537Numerar tiene aquí un sentido próximo al actual de enumerar, que presentaba igualmente el latín numerare, también ‘contar’. Un ejemplo castellano es este, tomado del Diccionario de autoridades, s. v.: «¿Quién podrá numerar la infinidad de imposturas que han infamado y hecho vil y aborrecida esta generosa y noble ciencia, fundamento de la arte militar?» (Marqués de Buscayolo, Opúsculos, pi. 433).
+538Lc. 22: 24. Los ermitaños, en vista de que el eremitorio había crecido mucho, determinaron establecer un reglamento y nombrar un superior. Por este motivo surgió la disensión entre ellos y no lograron ponerse de acuerdo (E. Ayape, Fundaciones y noticias de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria, de la Orden de recoletos y San Agustín, I, Bogotá, 1950, pág. 3).
+539Compañía: vale para la acepción que tiene esta palabra en este pasaje la definición del Diccionario académico, s. v.: «sociedad o junta de personas unidas para un mismo fin». Hoy casi únicamente se aplica el término compañía a las sociedades industriales y comerciales o a las unidades militares de dicho nombre, pero en el español preclásico y en los siglos XVI y XVII se refería a toda clase de junta. Ejemplos: «Sabida cosa es que ninguna compañía non fue mejor que la de Jesu Christo Nuestro Señor en que eran doce Apóstoles» (Partida I, tít. 5, 1.47, en el Diccionario de autoridades, s. v.); «Las villanas… / al lento esquadrón luego / alcançan de serranos / i dissoluiendo allí la compañía / al pueblo llegan» (B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930 s. v.).
+540Sobre este religioso agustino, fundador del convento recoleto del Desierto, véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+541El pueblo de Tijo, cercano a Ráquira y Tinjacá, dejó de existir hace mucho tiempo. Tal vez subsistía todavía en 1720, ya que en dicho año su «gobernador y capitán», junto con los homólogos de lugares circunvecinos, pide justicia al corregidor de Tunja contra el gobernador de Tinjacá, según lo apunta fray Alberto E. Ariza S., O. P., El monasterio del Santo Ecce-Homo de la Orden de Predicadores, Bogotá, 1966, pág. 23.
+542Los documentos señalan a 1604 como el verdadero año de la fundación del convento agustino de La Candelaria. Véanse E. Ayape, Fundaciones y noticias de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria, de la Orden de recoletos y San Agustín, I, Bogotá, 1950, págs. 4-5, y M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+543Envestir: «revestirse de este o el otro afecto y passión del ánimo» (Diccionario de autoridades, s. v.). En el judeo-español, Biblia de Ferrara, se halla la frase: «y esprito de A. envistió a Gidhon» = ‘y el espíritu de Dios envistió a Gedeón’ (Jue. 6: 34), citado por M. Gaspar Remiro, Vocablos y fases del judeo-español (segunda serie), en Biblioteca de la Real Academia Española, t. IV, pág. 461.
+545Acerca de los primeros ermitaños que tomaron el hábito de los recoletos, véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+546Aqueste, -a, -o: pronombre sinónimo de este. Se encuentra ya en el Cid. «Todavía muy usual en el siglo XVI y principio del XVII, pero sobre todo en el estilo arcaizante por poético o en un tono de prosa muy elevado, o bien por el contrario, como vocablo rústico» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, t. II, s. v. este, parágrafo aqueste). De los dos empleos, altisonante y rústico, hay ejemplos en el Quijote (Parte I, cap. XIX, t. II, pág. 75 y parte I, cap. IV, t. I, pág. 160). El Diccionario de autoridades, Tesoro de la lengua castellana (1693) y, antes, Quevedo (Cuento de cuentos, en Rivadeneira, t. XLVIII, 1849, pág. 400), previenen contra su uso en prosa.
+547Por mayor: «phrase adverbial que significa confusamente, sin especificación ni claridad» (Diccionario de autoridades, s. v. mayor). Succinto cuanto puede ser: equivale a ‘cuan sucinto puede ser’ = ‘todo lo sucinto que puede ser’. Cuanto: «equivale a… todo lo que» (Diccionario de autoridades, s. v.; compárese Diccionario académico, s. v.).
+548Fray Tomás de Herrera (no de Guerra, como dice el autor de El desierto), notable agustino español (1585-1654), que ocupó cargos importantes en su orden y fue confesor de don Juan de Austria. Autor de importantes obras históricas, entre ellas el Alphabetum Augustinianum, in quo praeclara Eremitici Ordinis germina, virorumque et faeminae domicilia recensentur, Madrid, 1644. Véase Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Madrid, Espasa-Calpe, s. v.
+549El nombre exacto de este religioso es fray Antonio de la Calancha (Chuquisaca 1584 - Lima 1654). Llegó a ser prior y definidor en su Orden y publicó la Crónica moralizada del Perú, Barcelona, 1639, que contiene datos muy valiosos sobre las antigüedades peruanas. Compárese Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Madrid, Espasa-Calpe, s. v.
+550Volver sobre sí: «phrase que vale hacer reflexión sobre las operaciones propias para el reconocimiento y emienda» (Diccionario de autoridades, s. v. volver).
+551Quietar: ‘aquietar’. Véase nota 517.
+552Tomó el hábito de los recoletos en 1607. Más tarde fue prior en Panamá. Se dedicó a una vida de gran austeridad y asombró al Istmo con sus virtudes.
+553Nacido en España (1567), fray Vicente Mallol profesó en 1582. Gran teólogo. Vino a Santafé en 1596. Provincial de la Orden, favoreció la Recolección de El Desierto, adonde se retiró para dedicarse a la oración y a la penitencia. Murió en 1640.
+554Fray Mateo de Santa María, novicio de extraordinaria vida espiritual, murió a los seis meses de tomar el hábito.
+555Religioso de vida novelesca que no llegó nunca a profesar, por no constar la muerte de su esposa. Nació en Osuna (España). Casó con María Briones. Poeta y músico. Viajó por Panamá, Perú y Bolivia. Apareció no se sabe cómo en Tunja. En el Desierto se dedicó a la más dura penitencia.
+556Hermano lego. Nació en España. Profesó en el Desierto. Vivió en Bogotá, Pamplona y Tunja. Varón de gran virtud, sobresalió por su amor extraordinario a la Madre de Dios.
+557El padre Juan Losada de San Guillermo nació en Valladolid. Profesó en Madrid en 1628 y desempeñó cargos honrosos en su patria. En 1648 fue nombrado Comisario General de los Conventos de Tierra Firme. Llegó en cumplimiento de su misión a Cartagena. Gracias a su prudencia y energía se restableció la paz entre los agustinos de esta provincia.
+558«La forma escrevir es muy corriente en la lengua literaria hasta el siglo XVI y después en la vulgar» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, t. II, s. v. escribir). A escrevir lo hallamos también en el Quijote (Parte I, cap. III, fol. 9 de la edición de 1605 y cap. XI, fol. 40 de la misma edición), al lado de escriuir (Parte I, cap. XXXIV, fol. 197 de la edición citada y cap. XXXX, fol. 233 vto.). Lope de Vega lo utilizó también (véase C. Fernández Gómez, Vocabulario completo de Lope de Vega, s. v. escrevir). A comienzos del siglo XVII el predominio de escribir, escrivir era ya casi absoluto en la literatura (véase sobre esto R. Menéndez Pidal, Manual elemental de gramática histórica española, 1904, § 105, 2). Sin embargo, Oudin (Tesoro de las dos lenguas francesa y española, París, 1607, s. v.), Minsheu (1617) y Franciosini (Vocabolario español e italiano, Segunda parte, Roma, 1620, s. v.) traen escrevir junto con escribir.
+559Los padres Alonso García de Paredes y Alejandro Mateus fundaron el de la Popa, y Vicente Mallol y Juan de San Agustín, el de San José de Panamá. Compárese E. Ayape, Fundaciones y noticias de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria, de la Orden de recoletos y San Agustín, I, Bogotá, 1950, págs. 33-35 y 51-54.
+560En breve: «modo adverbial que vale lo mismo que brevemente» (Diccionario de autoridades, s. v. breve).
+561Desparcir: «dícese también desparcir, aunque con menos uso» (Diccionario de autoridades, s. v. esparcir). «Comúnmente decimos esparcir» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.) y Franciosini (Vocabolario español e italiano, Segunda parte, Roma, 1620, s. v.) opina que «mejor es esparcir». Lope usó alguna vez desparcir, y más esparcir (compárese C. Fernández Gómez, Vocabulario completo de Lope de Vega, s. v. esparcir·y desparcir).
+562Solís y Valenzuela se refiere a las luchas entre los agustinos recoletos y los observantes (calzados) que se extienden con múltiples incidencias desde 1613 o 1615 hasta 1661. M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983. «Sólo en 1648 se logró que amaneciera la paz duradera» en el Desierto, dice el padre E. Ayape, Fundaciones y noticias de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria, de la Orden de recoletos y San Agustín, I, Bogotá, 1950, pág. 7. En 1650 el vicario provincial fray Juan de Sahagún encontró abiertas por muchas partes las paredes de la iglesia, caídas las tapias de las huertas, que estaban incultas, y las alhajas de la sacristía empeñadas (pág. 12); en el tiempo inmediatamente anterior, recoletos y observantes se habían sucedido en el gobierno de El desierto, que sufrió grandes menoscabos.
+563Scithio, del latín Scythius, -a, -um ‘escita, de Escitia’. Scythia era Escitia, la Tartaria, que por aquella época pasaba antes bien por prototipo de las regiones heladas. Scithia es grafía utilizada también por Góngora. En la época clásica de Grecia, la Escitia estaba comprendida entre el Danubio y las fuentes del Bug, Dniéster y Dniéper. En la Antigüedad grecorromana fue prototipo de región helada y bárbara. Lo mismo, en el Renacimiento y el Barroco.
+564«Al pie de los cerros y en giros muy irregulares se extiende una planicie formada por los sedimentos de un lago que debió medir más de cinco leguas en longitud por dos de anchura máxima y hubo de desaguarse cerca de las minas de cobre de Gachantivá» (A. E. Ariza, O. P., El Monasterio del Santo Ecce-Homo de la Orden de Predicadores, Bogotá, Cooperativa Nacional de Artes Gráficas, 1966, pág. 5).
+566Empleo intransitivo de dispensar construido con con, «para señalar la persona en cuyo favor se relaja la ley» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1270b).
+567El texto vuelve a ubicar el paraíso terrenal en territorio neogranadino, ya no en el convento de agustinos, sino en los alrededores de la Laguna de Ráquira. No hay que olvidar, por más silencios del texto, que se está refiriendo a un territorio muisca. Desde este momento del texto y hasta el final de la Mansión XVIII, se narra la historia del monacato cristiano, que derivará en la vida de San Bruno (Nota de la compiladora).
+568En la Mansión XVIII destaca un sueño piadoso compuesto por Don Pedro, triunfo alegórico que refiere la llegada de San Bruno al cielo.
+569Comprehensivo: ‘que trata lo más esencial y más a propósito’ (compárese Diccionario de autoridades, s. v.), como derivado de comprehender ‘conocer total o esencialmente una cosa’.
+570«Borrador o escrito provisional» (Diccionario histórico de la lengua española, t. I, 1933, s. v.). «Emborronar o llenar algún papel escribiendo en él de prisa» (B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930 s. v.), con el siguiente ejemplo: «Desatácase el ingenio / algunos papeles borró / A deuocion de vna ausente». Este sentido puede derivar de otro más antiguo de ‘ensuciar’, conservado en el portugués y atestiguado para el español por Oudin, que interpreta este verbo por barbouiller (Tesoro de las dos lenguas francesa y española, París, 1607, s. v.). Para Nebrija borrar es «fazer borrones» (Vocabulario español-latino, 1494, s. v.). No registran esta acepción ni el Diccionario de autoridades, ni Diccionario académico ni Cuervo.
+571Más: «es sustantivo cuando significa una mayor cantidad o número, sin que se le junte o se le subentienda sustantivo alguno» (A. Bello, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, 1847, § 85). Ejemplo análogo al de arriba, de Cervantes: «La sobrina decía lo mesmo y aún decía más» (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XII; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 182).
+572Apacible: ‘agradable’, ‘placentera’. Compárese Oudin: apacible: «agreable, plaisant, ioyeux» (Tesoro de las dos lenguas francesa y española, París, 1607, s. v.); Percivale: «delightfull» (A Dictionary in Spanish and English, Londres, 1623, s. v.).
+573Proponer: ‘presentar’ (como el latín proponere). Ejemplos del mismo sentido: «el tío proponía a la sobrina y le decía las calidades de cada uno» (M. de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XII; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 341); «propón tus quejas» (L. de Vega, Dineros son calidad, en Obras dramáticas, 1917, t. XII, pág. 53).
+574Véase nota 153. A lo dicho allí agregamos lo siguiente: «se ha dicho también añidir: así pronunciaba Santa Teresa (R. 53. 321, 4722), y así se halla en Aldrete, Orig., pp. 214, 265, 275 (Roma, 1606); Valbuena lo usa como consonante de voces en ide, ida, Bern. 19 (R. 17. 3411), Grand. mej. 2 (30). Hoy es vulgar en España y en América» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 500a). El Diccionario histórico de la lengua española, t. I, 1933, s. v., trae diversos ejemplos de B. Casas, Arjona, Escalante, Valbuena, pero advierte que todas las formas citadas pueden ser también de añedir. Boyd-Bowman lo registra en su Léxico hispanoamericano del siglo XVI, pero tampoco trae ejemplo del infinitivo. Según J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v. añadir, no existe añidir, «por lo menos en el infinitivo». El padre J. Tobón B., Colombianismos y otras voces de uso general, Medellín, 1.a ed., 1946, registra estas formas en el español actual de Colombia.
+576Amplísimo: latinismo, por ‘ilustre’, ‘grande’. Amplissime, plural amplissimi, era el tratamiento que se daba a altas autoridades y dignatarios de Roma. Lope de Vega usa este superlativo en el mismo sentido en el siguiente ejemplo: «las ocho partes son de la oración, Senado / amplíssimo, ilustrísimo, / ocho, según Antonio las describe…» (Filomena, 2.a parte, 440, citado por C. Fernández Gómez, Vocabulario completo de Lope de Vega, s. v. amplísimo).
+577De todos estos autores solamente nos referimos a tres: Juvenco: en latín Caius Vettius Aquilinus Iuvencus, poeta y sacerdote español de la época de Constantino. Hacia el 330 compuso en unos 3.200 hexámetros una elaboración de la historia evangélica (Evangeliarum libri IV). Véase Gran Enciclopedia Larousse, s. v. Arador: en latín Arator, poeta cristiano nacido en Milán hacia principios del siglo VI. Compuso un poema sobre los Hechos de los Apóstoles con el nombre de Historia apostolica. Véase Enciplopedia cattolica, s. v. Aratore. Sedulio: poeta y escritor de origen y vida desconocidos. Tal vez murió hacia el año 449-450. Su obra mayor fue el Paschale carmen o Mirabilium divinorum libri, basado en los cuatro evangelios. Véase Enciplopedia cattolica, s. v. Sedulio.
+580Sentir: ‘juzgar’. «Vale también juzgar, opinar, formar parecer o dictamen acerca de alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+581Es decir el Targum o versión aramea de la Biblia, que los rabinos hicieron para que el pueblo pudiera comprenderla, y que acompañaron de algunos comentarios. El paráfrasis: aquí un sustantivo griego en -sis, originariamente femenino, cambia de género; lo que también sucedió ocasionalmente a frasis, como se ve en el Quijote: «no entendían el frasis de don Quijote» (Parte I, cap. XLV; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 304, con nota al respecto del editor). Cejador, La lengua de Cervantes, t. 2, 1906: “Diccionario”, pág. 524, cita algunos autores que emplearon a frasis como masculino y otros cuantos que la usaron como femenino.
+582Gitano: ‘egipcio’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 177, con un ejemplo de fray Luis de León). Gitano procede de egiptano, derivado de Egipto; los gitanos decían venir de dicho país (véase J. Coromines, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid, Gredos, 1961, s. v.). Ejemplo de B. Gracián: «las pirámides gitanas» (El criticón, ed. Correa Calderón, 1971, t. III, pág. 350).
+583El nombre de este himno aparece como femenino en el siguiente ejemplo que, de Luis de la Puente, Meditaciones, trae el Diccionario de autoridades, s. v.: «y compuso el soberano cántico de la Magníficat».
+584Así en el manuscrito. En español se han derivado regularmente betlemita y bethlehemita del latín bethlehemites.
+585Calumniar: ‘censurar’, ‘reprochar’, ‘afear’. Cuervo da ejemplos de la construcción de este verbo con acusativo de cosa en el t. II, pág. 41b, de su Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana. Allí mismo anota que en el periodo anteclásico significó ‘afear’, ‘castigar’, etcétera, y que de estos usos hay huellas en Cervantes. Cita al respecto algunos ejemplos de Persiles y el Quijote. J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v., afirma que el significado de calumniar o caloñar fue el de ‘acusar’, sea con fundamento, sea infundadamente, y ‘castigar’. De esto hay antecedentes latinos, especialmente en el latín cristiano. Véase un calumniado en el sentido de ‘criticado’ en un pasaje imposible de citar aquí por lo extenso, de F. Cascales, Cartas filológicas Dec. II, Clásicos Castalia, t. CXVII, Madrid, 1940, pág. 27, 1.22.
+586Ápice: ‘sutileza’, que era un de los sentidos traslaticios que tenía en latín apex (propiamente ‘punta’). Compárese las definiciones de C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 25 entre las que figura ‘detalle’; Diccionario de autoridades: «también se toma por lo mismo que un punto, casi nada, cosa mui corta». Poéticas: así en el manuscrito. Actualmente, ápice es sustantivo masculino.
+587Sobre la Fénix cartuxana, de Don Pedro de Solís y Valenzuela, véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983, t. III.
+588Aún: «a menudo, aún va apareado con todavía, que habiendo significado primitivamente siempre, refuerza el concepto de duración antecedente» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 779b). Varios son los ejemplos que se hallan de esta construcción en el Quijote.
+589Interpolación: ‘digresión’. Compárese: Interpolar: «poner unas cosas entre otras alternadamente o mezclarlas» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+590Hoy lo correcto sería repetir la preposición a ante el que («a que se juntasen»), según lo que preceptúa la Gramática de la Real Academia Española, pág. 237: «obligar al usurpador a restituir», y conforme al empleo de Cervantes en este caso: «que obliga a sus feligreses a que digan bien dél» (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XII; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 341). Sin embargo, no siempre se sentían constreñidos los autores de los siglos XVI y XVII a la regularidad gramatical, como ocurre con el ejemplo de Solís y el siguiente de Góngora: «Zeruiz reuelde o religión postrada / Obligan a su Rei que tuerza graue / Al templo del bifronte dios la llaue» (B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930 s. v. obligar).
+591Ausiencia: esta forma, que es un vulgarismo, está registrada por P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v., auciencia.
+592Otro día: ‘al día siguiente’ (véase nota 298). Recordemos el Quijote: «que fue poner más deseo en el Licenciado de hacer lo que otro día hizo» (Parte I, cap. V; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 187).
+593Vaguear: ‘vagar’. Véase nota 321.
+594Referir: ‘pronunciar’, ‘recitar’. Esta acepción del verbo referir se encuentra repetidas veces en El desierto. Aparece ella ya en el latín referre: «Versum illum Homeri retulit» (Nepos, Dion, 6). Ejemplos del uso en español de este verbo en el sentido mencionado son los siguientes: «habiendo referido algunos versos» (Vélez de Guevara, El diablo cojuelo, Clásicos Castalia, t. XXXVIII, pág. 257); «y acordándome de las mudanzas de la fortuna, refería aquella ingeniosa glosa de “Acordaos, flores de mí”» (Vida de Estebanillo González, Clásicos Castalia, t. CVIII, pág. 86); «referían sonetos, muchos hechos / a diferentes casos amorosos» (M. de Cervantes, Viaje del Parnaso, Clásicos Castalia, t. LVII, págs. 84-85).
+595Vigiar: ‘observar’. El verbo vigiar no se encuentra en Covarrubias, ni en el Diccionario de autoridades ni en los demás diccionarios de los siglos XVI y XVII. Tampoco, en las primeras ediciones del Diccionario académico. Sólo figura por primera vez, juntamente con vigía, en la edición de 1817. Las dos palabras son portuguesismos. J. Coromines, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid, Gredos, 1961, s. v. asigna este verbo al siglo XIX; en portugués, vigía está documentado desde el siglo XVI (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v.). Tampoco registra vigiar Boyd-Bowman en su Léxico hispanoamericano del siglo XVI. Esta puede ser una de las primeras documentaciones en español; la primera registrada en la fecha. En Colombia continúa usándose con la acepción de ‘mirar, observar con cuidado’ (J. Tobón B., Colombianismos y otras voces de uso general, Medellín, 1.a ed., 1946, s. v. y M. A. di Filippo, Lexicón de colombianismos, 1983, s. v.).
+597Conflicto: «aprieto, estrecho, peligro; trabajo que sucede y angustia el ánimo» (Diccionario de autoridades, s. v.). «Llamamos conflito qualquier aprieto o trabajo en que nos vemos con angustia y peligro» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.).
+598Representar la batalla: ‘preseatar la batalla’ (compárese Diccionario histórico de la lengua española, t. II, 1936, s. v. batalla, con un ejemplo de J. de Mariana, Historia de España, Biblioteca de Autores Españoles, t. I, 1864).
+599Barloar: «es juntarse un navío con otro para saltar la gente en él y peleando rendirle, a que dicen abordarse» (Avello y Ayala, Diccionario marítimo o prontuario náutico, 1673, citado en S. Gili Gaya, Tesoro lexicográfico: 1492-1796, Madrid, CSIC, 1947, s. v.); «Voz náutica. Atracarse un navío con otro, como sucede quando se abordan para pelear» (Diccionario de autoridades, s. v.). Boyd-Bowman registra esta palabra en su Léxico hispanoamericano del siglo XVI.
+600Flechar: «herir o matar a uno con flechas» (Diccionario académico, s. v.). Ejemplos de la construcción de este verbo con complemento directo del arma arrojada son los siguientes: «Flechando vi con rigor / A una nympha soberana, / En el arco de Diana / Las saetas del Amor» (B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930 s. v.); y «le flechó dos saetas» y «luces flecha» (Lope de Vega, en C. Fernández Gómez, Vocabulario completo de Lope de Vega, s. v.).
+601Desanudar: respecto a esta forma con ñ anota el Diccionario de autoridades, s. v. desanudar: «se dice también desañudar, aunque con menos uso». J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v. nudo, dice de ella que es dialectal en España y en América.
+605Ocurrir: «venir a la imaginación una especie de repente y sin esperarla» (Diccionario de autoridades, s. v.). Lo más corriente entonces era usar este verbo en forma no reflexiva: «los pensamientos que me ocurrieron» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XXVII; ed. Rodríguez Marín, t. II, 1947, pág. 324).
+606Librar: aquí ‘dejar escapar’, ‘verter’, acepción un tanto rara de este verbo. Compárese estos dos ejemplos de otros autores: «do el mudo corazón, con vehemencia, / libra el caudal de afectos y razones» (J. de Jáuregui, Rimas, ed. I. Ferrer de Alba, Clásicos Castalia, t. CLXXXII, pág. 176); «que el patrio Manzanares que eternizas, / lágrimas mestas librará conformes» (Lope de Vega, Gatomaquia, ed. Rodríguez Marín, Madrid, C. Bermejo, 1935, pág. 91; en el soneto «en lengua culta» con que termina la obra). En un sentido análogo está empleado el mismo verbo en el siguiente ejemplo: «libró en favores mudos otras muchas palabras que por entonces no pronunció la lengua» (Céspedes Meneses, Varia fortuna del soldado Píndaro, Clásicos Castalia, t. CCII, pág. 116).
+607 Brotar: en el sentido de «echar de sí, dar de sí (transitivo)», véanse ejemplos en R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 907a.
+608Meloso: «significa también blando, suave y dulce. Aplícase regularmente al razonamiento, discurso u oración mui eloquente y llena de dulzura y suavidad» (Diccionario de autoridades, s. v.). No tiene en el texto de arriba esta palabra el sentido peyorativo que le dan Covarrubias («melifluo, el afectado en palabras») y Franciosini («che parla con parole immelate, come fanno gl’adulatori») y que prevalece hasta la fecha en el español de Colombia.
+609Bien articuladas razones: ‘claras’ (C. Oudin, Tesoro de las dos lenguas francesa y española, París, 1607, s. v.: articulado: «claire, distinct»), o mejor, ‘expuestas con lógica, punto por punto’ (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.: articular: «alegar por artículos»; C. Oudin, Tesoro de las dos lenguas francesa y española, París, 1607, s. v.: «faire et mettre par articles»; Diccionario de autoridades: articulado: «articulatim distinctus»). El verbo articular era muy usado en la práctica forense.
+610Véase S. Bernardi Claraevallensis “Sermo 26, in quo beatus bernardus obitum fratris sui germ·di luget” (Pateologiae cursus completus, Series Latina, ed. Jacques-Paul Migne, t. CLXXXIII, col. 903 y siguientes). En la col. 904 se lee «Quousque enim dissimulo».
+612Cabiendo: del verbo caber: «la acepción de tocar, corresponder, primeramente se dijo tratándose de una partición proporcional, y después de cualquiera asignación o contingencia que trae algo a la persona (intransitivo)» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 11b). Lo ordinario era construir este verbo con dativo de persona.
+614Oprobio: oprobrio es forma más cercana al latín opprobrium que la actual. Dice de ella Corominas: «Emplea la forma con dos r… Cervantes (Quijote, I, XXXIV, 173) y así escribe todavía Autoridades; mientras que [el Diccionario de] la academia ya en 1817 la da como anticuada. Falta el vocablo todavía en Covarrubias, pero después se popularizó bastante, quizás gracias a Cervantes» (Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v., oprobio).
+615Dictar: ‘pronunciar’, sentido que tenía dictare en el latín tardío (compárese A. Blaise, Lexicon latinitatis medii aevi praesertim ad res ecclesiasticas investigandas pertinens, 1886, s. v.), lo mismo que el de ‘versificar’. Muchos ejemplos del primer sentido se encuentran en El desierto.
+616Difuso: «se llama también el discurso, narración o escrito demasiadamente dilatado y superabundante de palabras… Proviene del latín diffusus, -a, -um» (Diccionario de autoridades, s. v.). Diffusus es el participio latino de diffundere ‘extender’.
+617Adulzado: ‘halagado’, ‘endulzado’. Adulzar: «halagar, deleitar» (Diccionario histórico de la lengua española, ed. definitiva, t. I, 1972, pág. 814a). Ejemplo: «y vos, que el generoso siempre oído / adulzáis con el son de la corneta» (E. Villegas, Las eróticas, t. I, 1774, pág. 392).
+618Ajeno: ‘privado, desposeído’. Ageno de gloria: ‘desposeído, privado de gloria’. Compárese R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 300a; Diccionario histórico de la lengua española, ed. definitiva, 1972, t. I, pág. 1249c, acep. II, 5. Ejemplo: «puso… de plazer el reino ageno» (F. de Herrera, “Canción”, Poesías, ed. de García de Diego, Clásicos Castalia, t. XXVI, Madrid, 1970, pág. 47).
+619Razón, razones: «palabras o frases con que se expresa el pensamiento» (B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930 s. v.). Común en el siglo XVII. Ejemplos deCervantes en el Quijote: «Paráronse los mercaderes al son destas razones… y por las razones echaron de ver la locura de su dueño» (Parte I, cap. IV, ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 164); «y la cabeza le respondió… esta razón» (Parte II, cap. LXII; ed. Rodríguez Marín, t. VIII, 1948, pág. 78).
+620En punto de muerte: ‘en peligro de muerte’, ‘a punto de morir’. Compárense estos ejemplos: «estoy en punto de azeros echar unos grillos»; «la tierra estuvo en punto de perder[se] e se perdiera si…» (citado por P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v.). Estar en punto o a punto: «ser contingente [= ‘posible’] el suceder una cosa; como estar a punto de perder la vida» (Diccionario de autoridades, s. v. punto).
+621Medio: ‘remedio’ o ‘solución’, como se explicará en la nota 705. Séneca expresa esta idea, por ejemplo, en: «Ad contemnendam malorum potentiam, animus patientia pervenit» (De Providentia, IV, 13).
+622Echar en tierra: «… a alguno es desembarcarle» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. III, pág. 11a, con un ejemplo de M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XXXIX; ed. Rodríguez Marín, 1947).
+623Anjeo: «especie de lienzo basto» (Diccionario histórico de la lengua española, t. I, 1933, s. v.).
+624Passar plaza: «ser tenida o reputada alguna persona o cosa por lo que no es en realidad» (Diccionario de autoridades, s. v. passar).
+625Repararse en este caso, tal vez mejor que ‘recuperarse’, valga por ‘resguardarse’. Recuérdese que reparo significa también ‘defensa o resguardo’. Compárese también los siguientes ejemplos: «A la sombra de una peña los de la tierra se repararon del viento, y a la claridad de mucha lumbre que de ramas cortadas en un instante hicieron, se defendieron del frío» (M. de Cervantes Saavedra, Persiles, Clásicos Castalia, t. XII, pág. 254); «Prudencia es saber el hombre repararse antes de los peligros» (L. de Granada, Guía de pecadores, Clásicos Castalia, t. XCVII, pág. 167); «se suele reparar de las inclemencias del cielo, estando en la campaña rasa, con solo el aliento de su boca» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XXXVIII; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 156); «descubrió un navío que en aquel reposo del alterado mar, como en seguro puerto, se reparaba» (Persiles, Clásicos Castalia, t. XII, pág. 54); «comenzaron desde lejos a llover piedra sobre don Quijote, el cual, lo mejor que podía, se reparaba con su adarga» (Quijote, Parte I, cap. III; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 137).
+626Cultura: «la labor del campo o el exercicio en que se emplea el labrador o jardinero» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+627Población: ‘villa’, ‘lugar’; «lo mismo que población, que es como más comúnmente se dice» (Diccionario de autoridades, s. v.). Lo traen Oudin (Tesoro de las dos lenguas francesa y española, París, 1607, s. v.) y Franciosini (Vocabolario español e italiano, Segunda parte, Roma, 1620, s. v.). Varios ejemplos en P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v.
+628Zarzo: «el texido de varas, cañas o mimbres atados, y que forman una figura plana» (Diccionario de autoridades, s. v.). Dichos tejidos podían y pueden utilizarse con diversos fines: para cercar propiedades, como trincheras, para cubrir los costados de los carros, y, también, dispuestos horizontalmente, para secar y conservar carnes, pescados, granos y otros productos agrícolas. Esto tanto en España como en varios países de Hispanoamérica.
+629Traginar (hoy trajinar): «acarrear o llevar géneros o mercaderías de un lugar a otro» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+630A la cuenta, por la cuenta: «al parecer, según lo que se puede juzgar» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 670b).
+631Ocurrir: Latinismo en el sentido de ‘acudir, correr al encuentro’ (occurrere). C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 257.
+632Granjería: «ganancia o utilidad que se obtiene con algún tráfico o negocio» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v. granja). Ejemplo americano: «de donde han redundado muchas grangerías e bien general» (P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v.).
+633Sublime: latinismo (sublimis, -e) en el sentido de ‘elevado, empinado’, como en el presente caso: «entre plantas sublimes…» (Diccionario de autoridades, s. v.)
+634Capaz: este adjetivo presenta aquí la acepción espacial marcada con l, a) en R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 60a: «que tiene ámbito o espacio suficiente para recibir en sí otra cosa». En la página 60b se señala su construcción «con para, que señala el objeto a que es proporcionada la cavidad o espacio».
+635Refrigerio: «se toma asimismo por alivio o consuelo que se tiene en qualquier línea [= ‘clase o especie’]» (Diccionario de autoridades, s. v.). Aunque ya en latín refrigerium había llegado a tener el sentido general de ‘alivio, ayuda, consuelo’, difícilmente se concibe que un latinista hable del refrigerio del fuego, olvidando la etimología de la palabra (frigor, frigus ‘frío’).
+636Fiarse a: desde antiguo predominaron, en el sentido de ‘confiar, tener confianza’, las construcciones fiarse de, fiarse en. Ya en latín tardío fidere se construía con in y de. De fiarse a sólo hemos encontrado el siguiente ejemplo anterior a El desierto: «Pasea [aquí] el que en su patria no pudiera / Fiarse a su mujer, y por insultos / Quebró los grillos y la cárcel fiera» (B. L. de Argensola, “A Nuño de Mendoza”, Rimas, t. I, Clásicos Castalia, t. CXXXIV, pág. 97). Dos siglos después de la obra de Don Pedro de Solís y Valenzuela escribirá Martí: «con mujeres y con hijos se fían al mar». En cuanto a las construcciones fiar + complemento directo de cosa de o en, son también más frecuentes que fiar + complemento directo de cosa a (en el sentido de ‘entregar o comunicar algo confiadamente a otro’). Hemos visto ejemplos de esta última en Calderón, S. Juan de Avila, Villegas, Domínguez Camargo, Francisco de Rojas y Vélez de Guevara. En los siglos XVIII y XIX se hizo ella bastante común.
+637Rancho: «en los siglos XVI y XVII rancho era palabra bien conocida en todos los países donde se ha hablado castellano, designando toda clase de viviendas provisionales o simplemente lugares donde se alojaban o se acomodaban, con carácter más o menos pasajero, toda clase de gente nómada o viajera: soldados, indios, marinos, pescadores, gitanos, pastores y vagabundos. Era sobre todo una palabra de soldados, y estos la aplicaron a las chozas y guaridas de los indios americanos, de donde quedó luego como nombre de vivienda pobre y rural de los habitantes de América, aun los criollos» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v. rancho).
+638Reparar: «significa assimismo tomar aliento o vigor, recuperarse o recobrarse de algún accidente» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+639Hacer instancia: «vale volver a pedir o repetir varias veces la súplica o pretensión» (Diccionario de autoridades, s. v. instancia). Para el régimen compárese el siguiente ejemplo de Lope: «Haz instancia tú en sacar / Los españoles de Francia» (Don Juan de Austria en Flandes, en Obras, ed. Real Academia Española, t. XII, pág. 405).
+641Retirarse: aquí en el sentido de ‘llevar una vida apartada y recogida’, acepción que define así el Diccionario de autoridades, s. v.: «apartarse o separarse del trato, comercio, comunicación o amistad». Esto hace más natural el régimen del verbo, como se puede ver en el siguiente ejemplo: «Contó luego Silerio brevemente la ocasión que le había movido a retirarse en aquella ermita con pensamiento de acabar en ella la vida» (M. de Cervantes Saavedra, La Galatea, Clásicos Castlia, t. CLV, pág. 105). Desde el principio preponderó la construcción retirarse a (que es la del Quijote) sobre retirarse en (con predominio en esta última de la idea de ‘apartarse dentro de un recinto o un espacio determinado’). Ejemplos: «retirándose con él aparte en una sala» (Cervantes, en Clásicos Castalia, t. XXVII, pág. 313); «se retiró en el más escuro retraimiento de la nave» (Timoneda en Clásicos Castalia, t. CI, pág. 140); «retirarse en sus aposentos» (Gil Polo, en Clásicos Castalia, t. CXXXV, pág. 261); «¡Bienaventurado aquel / que… / … / … en los montes se retira!» (Guillén de Castro, en Clásicos Castalia, t. XV, pág. 64).
+642A su salvo: «modo adverbial que vale… sin peligro, con facilidad y sin estorvo» (Diccionario de autoridades, s. v. salvo).
+643Fortuna: ‘accidente, azar o riesgo’. Véase la nota 798.
+644Permitirse: «dexarse ver» (Diccionario de autoridades, s. v.). Ejemplo: «por eso está [el corazón] en medio del cuerpo como en centro muy conservado, sin permitirse ni aun a los ojos» (B. Gracián, El criticón, ed. Correa Calderón, t. I, Clásicos Castalia, t. CLXV, 1971, pág. 147).
+645Que su templado murmurio: ‘cuyo templado murmurio’. Un giro del habla popular que irrumpe en un texto cultista. Cuyo en aquella época era mucho más usado que hoy, cuando ha desaparecido de la lengua hablada corriente. Sin embargo, ya entonces vemos que en algunos literatos y en documentos comerciales y jurídicos, el mencionado relativo es reemplazado por diversos giros, uno de los cuales es que su. Ejemplos: «con esto quedó irritada una nación émula y poderosa, que importaba su amistad [= ‘cuya amistad importaba’] para conservar nuestras armas en aquel imperio» (F. de Moncada, Expedición de catalanes y aragoneses contra turcos y griegos, Biblioteca de Autores Españoles, t. XXI, 1623, pág. 9); «Lo contrario de todo esto acontecerá al maestro que por su descuido o por su mal ejemplo [= ‘por cuyo descuido o por cuyo mal ejemplo’] se salió algún novicio del monesterio» (A. de Guevara, Oratorio, ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1948, pág. 501); «La Fénix que ayer Lerma fue su Arabia [= ‘La Fénix cuya Arabia ayer fue Lerma’]» (Góngora, Sonetos completos, ed. B. C., pág. 207). De P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v., tomamos los siguientes ejemplos: «muchas personas que no se acuerda de sus nombres»; «un pueblo que eran las casas cubiertas de paja»; «otra huerta… que no me acuerdo los lindes della». Respecto a la lengua actual, la Real Academia Española se siente en el deber de preceptuar que «tampoco se admite en el lenguaje cuidado el uso popular de que su por cuyo: «Aquel hombre que su hijo está en África» (Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, Madrid, 1973, § 3.20.6, c, pág. 530). Templado: ‘suave’. Templar: «moderar o suavizar la fuerza de alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+646Atender: aquí ‘notar’, ‘reparar en’, ‘observar’, como el latín attendere. Un ejemplo análogo en el sentido, pero diferente en el régimen, es el siguiente: «¿No atendéis a aquel tan medido en sus acciones, tan comedido en sus palabras?» (B. Gracián, El criticón, ed. Correa Calderón, t. II, 1971, pág. 33).
+647Quiebro: «la pausa breve y harmoniosa que se hace con la voz en un gorgeo, cantando, y como quebrándola» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+648Formaba: ‘imaginaba’, de acuerdo con una de las acepciones del verbo latino formare, que es la de ‘imaginar, concebir mentalmente’ («Tacita formare gaudia mente»: Ovidio, 3 Amor., 7). Los siguientes ejemplos de Cervantes presentan un sentido próximo al mencionado: «en un breve instante formó millares de discursos» (Persiles, Clásicos Castalia, t. XII, pág. 460); «después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación» (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. I; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 94). Este de Calderón de la Barca es muy cercano al de Solís: «si sombra que helada y fría / mi imaginación formó» (No hay cosa como callar, Clásicos Castalia, t. CXXXVII, pág. 147). La acepción apuntada de farmare y formar es derivación directa de la fundamental de ‘plasmar’, ‘dar forma’ que tienen dichos verbos en latín y castellano.
+649Resolverse en o estar resuelto en son construcciones que se hallan en Cervantes, por ejemplo: «sin haberse jamás resuelto en ello» (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XXVI; ed. Rodríguez Marín, t. II, 1948, pág. 287). Véanse al respecto las notas de Rodríguez Marín en la página mencionada y en el tomo III, págs. 63 y 86, con ejemplos de tales construcciones en Virués, Coloma y Tirso de Molina.
+650Cantar la gala a una persona o una cosa: ‘ensalzarla como la mejor y más digna de loa’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 170).
+651Véase nota 592. Parece haber aquí una referencia a la ninfa Egeria, viuda del rey Numa, quien lloraba su dolor en los bosques de Aricia, donde las ninfas de la selva y del lago trataban de consolarla (Ovidio, Metamorfosis, XV, V. 482 y siguientes).
+652El pelícano se ha interpretado como figura de Cristo. Ya San Agustín, al comentar en sus Enarrationes el Salmo 101: 7, donde aparece la frase «similis factus sum pellicano solitudinis» o «similis factus sum pelicano qui habitat in solitudine», se refiere a la leyenda que afirma que dicha ave mata a sus polluelos en el nido, guarda por ellos un duelo de tres días y, finalmente, los riega con la sangre que hace brotar de una herida que ella misma se abre, con lo que reviven los pequeños. Cristo, a semejanza del pelícano, afirma el Santo, nos vivifica con su sangre: «Habet ergo haec auis, si uere ita est, magnam similitudinem carnis Christi, cuius sanguine uiuificati sumus» (Enarrationes in Psalmos, CI, sermo I, 8). También para Santo Tomás de Aquino el pelícano es símbolo de Cristo, en el himno Adoro te devote. Y lo mismo, para Dante (Paradiso, XXV, V. 113) y para los pintores, a partir de los discípulos de Giotto. Sobre esto véase el artículo “Pellicano” de la Enciclopedia cattolica.
+653Reclamo: «metaphóricamente se toma por qualquiera cosa que atrahe, llama o convida» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+654Trasciende: ‘se difunde por’. Trascender transitivo: ‘penetrar en’, ‘difundirse por’, ‘traspasar’. Sentidos que se aplican tanto a lo material como a lo mental. Véanse ejemplos en el Diccionario de autoridades, s. v. trascender (2.a acepción) y transcender (3.a acepción) y en J. Mir, Prontuario de hispanismo y barbarismo, t. II, 2001, pág. 951. Compárese también el siguiente ejemplo de Gracián: «El Engaño trascendió toda la Italia, echando hondas raíces en los italianos pechos» (El criticón, ed. Correa Calderón, t. I, 1971, pág. 212). Trascender intransitivo frecuentemente valía por ‘despedir fuerte olor’ (compárese Diccionario de autoridades, s. v., y Prontuario, t. II, págs. 951 -2).
+655Frase hecha. Compárese: «grandísimas demostraciones de alegría, con invenciones nuevas a caballo y a pie» (V. Espinel, Relaciones de la vida del escudero Marcos de Obregón, Madrid, 1618); «sin nuevas invenciones» (F. Cascales, Cartas filológicas, ed. García Soriano, t. IV, 1975, pág. 217).
+656Discurso: ‘pensamiento’. El sentido más común de discurso era el de ‘pensamiento racional’, ‘raciocinio’ (abundantes ejemplos en Cervantes, Calderón, Lope, Gracián y otros muchos autores). Pero a veces tenía el valor de ‘pensamiento’ simplemente, fluir de imágenes, deseos, impulsos por la conciencia; por ejemplo en el siguiente pasaje del Quijote: «maldiciendo mi ventura y repitiendo en vano el nombre amado de mi enemiga, sin tener otro discurso ni intento entonces que procurar acabar la vida voceando» (Parte I, cap. XXVII; ed. Rodríguez Marín, t. II, 1947, pág. 331). «Uso de la razón» (Diccionario de autoridades, s. v.). Este es el significado más común de esta palabra en el siglo XVII. Los ejemplos sobreabundan en las obras de dicho periodo. Señalemos estos: «hablamos con discurso, como si fuéramos capaces de razón» (Cervantes, Novelas, II, Clásicos Castalia, t. XXXVI, pág. 210); «en lo que el discurso no pudo ayudar mi causa con sus razones» (Calderón, El gran duque de Gandía, ed. Cerny, Praga, 1963, pág. 120). En la “Alegoría” que figura entre las Rimas de B. L. de Argensola aparece el Discurso o pensamiento racional personificado (ed. Blecua, Clásicos Castalia, t. CLXXXIV, Madrid, 1974, págs. 194-8). Compárense, además, los ejemplos señalados por Romera Navarro en su edición de B. Gracián, Oráculo manual, págs. 99 y 490. Véase nota 187.
+657Asistid: ‘haceos presentes’ o ‘residid’. Ejemplo de asistir para denotar presencia de algo en la mente: «las cosas presentes que los ojos están mirando se presentan, están y asisten en nuestra memoria mucho mejor y con más vehemencia que las cosas pasadas» (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. V; ed. Rodríguez Marín, t. IV, 1948, pág. 137). Sobre asistir con el sentido de ‘residir’, compárese F. Cascales, Cartas filológicas, ed. García Soriano, t. III, 1941, pág. 175. Para la acepción de ‘hacerse presente’, compárese este ejemplo de Calderón: «¿Qué quieres?, / que ya a tus voces asisto, / conjeturando tu intento / a cuya causa me miro / por la costumbre del robo / en hábito de bandido» (“A tu prójimo como a ti”, Autos, II, Clásicos Castlia, t. LXXIV, pág. 120).
+659En su Arte de la lengua española castellana (cuyo manuscrito estaba listo para la imprenta en 626), pág. 298, Gonzalo Correas da como igualmente correctos caiga y caya. En el Léxico hispanoamericano del siglo XVI de Boyd-Bowman ambas formas están representadas. Lope usa caiga. Entre los clásicos aparecen caya, cayas, etcétera, en Santa Teresa, Granada, Ercilla. Las formas de presente subjuntivo con y las encontramos en varios lugares del Quijote, al lado de caigan (Parte II, cap. XXXV, ed. 1615, fol. 137v.; ed. Rodríguez Marín, t. VI, 1948, pág. 116). Las formas caya, cayas, etcétera, son las más antiguas y se ven en las Partidas, el Infante Juan Manuel, etcétera. Gradualmente fueron desplazadas por las formas con ig.
+660Amorosa: ‘enamorada’. Según Nebrija, amoroso antiguamente equivalía a amorabundus. Amoroso significa para Casas y Percivale, ‘amante’.
+661Destranzar, destranfar: ‘destrenzar’; «oster [= ‘ôter’] la bandelette» (C. Oudin, Tesoro de las dos lenguas francesa y española, París, 1607, s. v.); «to take away the haire-lace» (Minshev). Existieron las formas emparentadas tranza ‘trenza’, tranzado ‘trenzado’ y tranzar ‘trenzar’. Respecto a este verbo afirma J. Coromines: «Por lo demás, en los ss. XV-XVII encontramos el verbo en la forma trançar, explicable por la procedencia forastera, en todo o en parte, que dio lugar a una confusión meramente fónica con el autóctono tranzar ‘cortar, tronchar’: así en las Canciones y Dezires de Santillana […] y todavía en los clásicos: tranzado ‘trenza’ en Baltasar de Alcázar (ed. Rodríguez Marín, pág. 292); «traía tranzados los cabellos con unas cintas blancas» (La ilustre Fregona, Clásicos Castalia, XXVII, pág. 250); «lanza y escudo y arnés tranzado» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. LII; Clásicos Castalia, t. VII, pág. 296), «venía en cuerpo y en tranzado, vestida de paño, pero lindísima (Persiles, ed. Rivadeneira, I, 636a)» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v. trenza). Véanse, además, C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 362 y J. Mir y Noguera, Rebusco de voces castizas, Madrid, 1907 pág. 728. Ejemplos de tranzadera ‘trenzadera’, tranzado y tranzar ‘trenzar’ se ven también en P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v.
+663Referencia a Santa María Magdalena, la pecadora convertida que «ungió los pies de quien le dio la mano». Una antiquísima tradición cuenta que, después de la Ascensión del Señor, Lázaro, María y Marta llegan a Marsella (o aledaños) en un navío ruinoso, sin velas ni remos, en que los han embarcado los judíos. María se entrega a la penitencia en una caverna, lejos «del mundanal ruïdo». Esta caverna es precisamente Sainte Baume, hoy Aubagne, a dieciséis kilómetros de Marsella, Balma lejos de Marsella, en Provenza. Aquí, según la tradición, termina sus días Santa María Magdalena. En Provenza justamente floreció la leyenda de Santa María Magdalena. Cerca a Saint Maximin existía una gran caverna llamada Santa María de Balma (Sainte Marie-de-Baume, en francés). En dicho lugar, desde mediados del siglo XIII se supuso que había trascurrido la vida penitente y solitaria de Santa María Magdalena, tomando para su leyenda elementos de la de Santa María Egipcíaca. En Vézelay (departamento de Yonne), desde mediados del siglo XI, apareció el culto de Santa María Magdalena y se afirmó entonces que ella y Maximino (uno de los sesenta discípulos del Señor y legendario primer obispo de Aix) vinieron de Palestina a Provenza, en donde se decía que estaban sepultados. Esta leyenda contradecía las aserciones de San Gregario de Tours, conforme a las cuales la tumba de la Santa se encontraba en Éfeso. En la iconografía, a partir de la Contrarreforma, un tema favorito de la pintura fue el de la penitencia de Santa María Magdalena en el desierto. Son famosos los cuadros con este tema de Correggio, Tintoretto, Ribera y Rubens, entre otros. Consúltense sobre todo esto los artículos “Maria Maddalena (Magdalene), santa” y “Massimino, vescovo di Aix” en la Enciclopedia cattolica.
+664Contexto: ‘composición’, ‘contextura’, como el latín contextus (compárese «lenis et fluens contextus» [Quintiliano, Inst. or., IX, 4]). El Diccionario de autoridades, s. v. contextura, hace sinónima a esta palabra de contexto. Ejemplo español, de Lope: «si bien en el contexto no se le ha parecido ninguno de quantos le han imitado» (Epistolario, t. IV, Madrid, Aldus, 1943, carta 479, pág. 89).
+665Ocurrir: «sobrevenir alguna cosa en alguna dependencia [= ‘asunto’]» (Diccionario de autoridades, s. v.). Véanse notas 606 y 632.
+666Ser parte para: ‘bastar para’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 270). Ejemplo del Quijote: «y no fueran parte para despertarle, si su amo no lo llamara, los rayos del sol, que le daban en el rostro» (Parte I, cap. VIII; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 256).
+667Enhetrado: ‘enmarañado, revuelto’. Véase nota 10.
+668Persuadir: en la Edad de Oro era frecuente la construcción de persuadir con complemento directo de la cosa de que se persuade. Ejemplos: «no basta nadie con ellos a persuadirles las verdades de nuestra sacra religión» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XXXIII; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 33); «el exemplo superior, que aun las fealdades persuade» (B. Gracián, Oráculo manual, ed. Romera Navarro, pág. 365); «a quien yo había persuadido la misma verdad» (Espinel, Vida de Marcos de Obregón, Clásicos Castalia, LI, pág. 104); «me has de persuadir lo que tú estás condenando» (Moreto, El desdén con el desdén, Clásicos Castalia, t. XXXII, pág. 239). Esta construcción tampoco fue extraña al siglo XVIII. Compárese M. de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. III; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 32: «no me puedo persuadir, ¡oh Anselmo!, a que no sean burlas».
+669Deslumbrado: «el que va desatentado, sin saber lo que haze» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.). Cuervo en su Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1101a, trae este ejemplo: «Resolvió [Narváez] hacer alto para esperar a Cortés en campo abierto, persuadiéndose a que venía tan deslumbrado, que le había de acometer donde pudiese lograr todas sus ventajas el mayor número de su gente» (Solís, Conquista de Méjico, 4, 20 R. 28. 3381). El verbo deslumbrar tenía frecuentemente los sentidos de ‘confundir’, ‘ofuscar’, ‘despistar’.
+670Centillo: esta forma de cintillo se encuentra en Lope (El ausente en el lugar, nueva ed. de la Real Academia Española, t. XI, pág. 437), y según R. J. Cuervo, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 9.a ed., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1955, §§ 748, 798, pertenece al lenguaje popular bogotano. Cintillo era «cordoncillo de seda… que se suele usar en los sombreros. También se hacen de cerdas, plata, oro y pedrería» y «también la sortija pequeña, guarnecida de diamantes u otras piedras, que se trabe en el dedo» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+671Escapar [transitivo]: «algunas veces se suele usar en activa y significa librar, libertar… de algún peligro u riesgo» (Diccionario de autoridades, s. v.). Ejemplo de Lope: «me veo cercada de tantos enemigos, que no podré escapar la vida» (La Dorotea, ed. 1632, fol. 10r.).
+672Cudicioso y cudicia no pudieron competir con codicioso y codicia. Los lexicógrafos anteriores a 1726 prefieren las formas con o y, como dice Cuervo en Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 9.a ed., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1955, § 805; B. Jiménez Patón en Epítome de la ortografía latina y castellana, Baeza, 1614, critica a cudicia como a forma afectada. Cudicia es usada por Quevedo y por Villegas (compárese C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 103) y cudicia y cudicioso por Góngora.
+673Experiencia: ‘tentativa’, ‘ensayo’, ‘experimento’, sentidos que tiene también el latín experientia. La forma española experiencia o esperiencia, según Oudin, equivale a «espreuue [épreuve], preuue [preuve]» y, según Franciosini, a «sperimento, proua». Ejemplos españoles análogos: «“A tanto examen / su eficacia atreva / mi doloroso canto y ruego tierno”. / Dice y comete a la experiencia nueva / el revocar su Eurídice de Averno. / Sólo intentada, la estupenda prueba / a osados pudo ser ejemplo eterno» (J. de Jáuregui, Orfeo, vs. 217-224, Clásicos Castalia, t. CLXXXIII, pág. 20); «Déjeseme a mí el hacer esa experiencia» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XLII; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 250); «desto hemos de hacer luego la experiencia los dos: armemos la red y veamos si cae algún pájaro» (“Rinconete y Cortadillo”, en Cervantes, Novelas ejemplares, I, Clásicos Castalia, t. XXVII, 1938, pág. 141). «Hagamus esperiencia a ver si podemos escapar del peligro en que estamus» (citado por P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v. hacer). En otros lugares del Quijote la expresión hacer la experiencia tiene el valor de ‘poner a prueba’ (Parte I, ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 92; parte II, t. III, 1948, págs. 34, 66, 353; parte II, t. IV, 1948 págs. 40, 42). Lo mismo, en algunos autores contemporáneos.
+674Ocurrirle: ‘venirle a la imaginación’. La construcción no reflexiva de este verbo, que aquí tenemos, era la corriente en los clásicos. Véase nota 632.
+675Insulto: «hecho malo, atrevido y escandaloso» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.); en el Diccionario de autoridades, s. v., no se registra el sentido moderno de ‘ofensa’, sino de ‘acometimiento violento o improviso para hacer daño’ y su efecto. Véase un ejemplo en Quevedo: «sino el entender él que yo sería partícipe de sus insultos, séquito de sus locuras» (Obras satíricas y festivas, Clásicos Castalia, t. LVI, pág. 208). Podía significar ‘delito’: «Le daré al religioso obediencias; / al facinoroso insultos» (Calderón, Autos, Clásicos Castalia, t. LXIX, pág. 79).
+676El verbo suceder está aquí en la acepción corriente de ‘tomar el lugar de otro’. En cuanto a la construcción, ya dijimos que no era raro usarlo como intransitivo, sin complemento directo de persona. Ejemplos de construcción intransitiva de suceder: «los tesoreros… que después susçedieron en la dicha provincia» (citado por P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v.); «como lo hizo el rey Don Sancho el Fuerte cuando sucedió en la corona» (D. Saavedra Fajardo, Empresas, 8, en Biblioteca de Autores Españoles, t. XXV, pág. 27); «con temor de que sucediese en la corona algún hereje» (Fuenmayor, Vida y hechos de San Pío V, 6, Madrid, 1595, pág. 224). Se podrían citar otros ejemplos de esta construcción, que no fue rara, de Lope, A. de Guevara, San Juan de Ávila, etcétera.
+677Consignaba: ‘destinaba’. Consignar: «asignar, señalar, destinar» (B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930 s. v.); «to appoint… to assigne» (R. Percivale, A Dictionary in Spanish and English, Londres, 1623, s. v.). El padre J. Mir y Noguera, Prontuario de hispanismo y barbarismo, 2001, pág. 391, hablando del sentido tradicional de este verbo en español, apunta que los conceptos de ‘destinar’ y de ‘entregar’ se juntaron para componer el concepto de consignar. Dos ejemplos tomados del libro del padre Mir son estos: «Demás de cincuenta mil ducados que de las rentas de aquel reyno ordenó le diessen cada vn año; que corriessen hasta tanto que el príncipe su hermano, en algún estado de aquel reyno le consignasse otra tanta renta» (J. de Mariana, Historia de España, Biblioteca de Autores Españoles, ed. 1608, t. II, pág. 718b), y «Los parientes le consignan a la misma religiosa ciertas rentas anuales» (Juan Jerónimo Cenedo, Pobreza religiosa, 1617, duda 9).
+678Conclusa: ‘concluida’. Véase nota 151.
+679En las representaciones artísticas de Juno, muchas veces un pavo real acompaña la figura de la diosa. El ave mencionada le estaba dedicada.
+680Empeño: «obligación o compromiso» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. III, pág. 141).
+681Bulto: ‘cuerpo esculpido’. «Bulto, tomado del latín vultus ‘rostro’: este latinismo se aplicó primeramente a las imágenes que representaban la cabeza de los santos, luego a las estatuas que figuraban el cuerpo de una persona… por oposición a las que sólo reproducían su contorno en una losa plana; de aquí se pasó a designar la masa del cuerpo de una persona» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v.). Ejemplo: «mano tan docta de escultor tan raro / bulto de ellos formara» (Góngora, “Cuál del Ganges marfil”, Sonetos completos, ed. B. C., pág. 132). Véase nota 66.
+682Atierra, 3.a persona del singular en presente de aterrar. Aterrar: «[este verbo] es anómalo, y recibe la i en algunos tiempos y personas: como yo atierro, atierra tú, atierre él» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+ «¿No veis que el nombre y crédito araucano
+ los levantados ánimos atierra,
+ que sólo el son al mundo pone miedo,
+ y quebranta las fuerzas y el denuedo?
+ Ercilla, Araucana, 12»
+(R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 746a-b), quien añade que «hoy es regular en el sentido de causar terror».
+683Equivocar tiene aquí el sentido de «confundir un objeto con otro» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. III, pág. 749b, apartado c). Pero los ejemplos citados allí son todos diferentes al de arriba. Lo común era dar forma reflexiva al verbo y construirlo con dos complementos, uno sin preposición y otro con ella (generalmente con). Menos frecuente era usar equivocar como activo con un complemento directo y otro encabezado por una preposición: «con el firmamento y sus centellas equivoca [el cohete] su sitio y sus estrellas» (Quevedo, Poemas escogidos, ed. cit., pág. 92). Semejante al de Ibáñez es este ejemplo de Calderón: «¿Quien me nombra, / equivocando la luz y la sombra?» (“Primero y segundo Isaac”, Autos sacramentales, ed. Valbuena Prat, Madrid, Aguilar, 1952, pág. 812b).
+684Para la expresión farmar la voz, compárese «se oyó una voz temerosa, todo cuanto la supo formar el barbero» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. V; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 327).
+685Aquel Señor es Yahveh, Dios providente, quien envió a su ángel «junto a un manantial de agua, en el desierto, cabe la fuente del camino de Sur», cuando Sara maltrató a Agar, esclava de Abram, una vez que esta concibió a Ismael, y huyó de su presencia (Gen. 16: 1-16).
+686Interlocución: «locución alternada entre varias personas» (Diccionario de autoridades, s. v.). Pasar dulces interlocuciones: como si dijera pasamos un tiempo agradable en sabrosas pláticas de amigos.
+687Jocundo: del latín iucundus, -a, -um, «jocundo, -a, adj.: alegre, festivo, apacible, chancero». (Diccionario de autoridades, s. v.).
+689Ilustrar: «se usa también por inspirar o alumbrar interiormente con luz sobrenatural y divina» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+690Canto: «significa también extremidad, punta, o remate de una cosa: como canto de mesa, de piedra, de vestido, etcétera» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+691Acquisición: grafía latinizante de adquisición (en latín acquisitio). En el Diccionario histórico de la lengua española, ed. definitiva, t. I, 1972, pág. 793a, hay tres ejemplos de esta grafía en español, de obras de Tostado (1507).
+692Consagró parias: ‘le rindió homenaje de sumisión’. Compárese Gen. 18: 2: «se prosternó en tierra». Parias: «el tributo que paga un príncipe a otro, en reconocimiento de superioridad». Dar o rendir parias: «phrase metaphórica con que se explica la subordinación de uno a otro… Alfar., part. I, lib. 3, cap. 9: “Conténtate con este bocado, y con que te reconozco vasallage dándote parias”» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+693Tenemos aquí un eco del libro de la Sabiduría 4: 11: «raptus est ne malitia mutaret intellectum eius, aut ne fictio deciperet animam illius». Según esto, contrapuntearse debería interpretarse por ‘sedujese’. Este sentido de contrapuntear no figura en ninguno de los diccionarios o vocabularios, ni conocemos ningún ejemplo análogo. En este pasaje se hace referencia a San Hieronimus, Ep. XIV, Ad Heliodorum monachum, 10.
+694Apocalipsi por Apocalipsis. Compárese C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 25. Apocalipsi era forma corriente en los siglos XVI y XVII, al lado de Apocalipsis y Apocalipse. Encontramos la primera de estas formas, por ejemplo, en fray Luis de León, fray Luis de Granada, Nieremberg, fray Juan de los Ángeles, Sigüenza. El pasaje aludido es Apoc. 3: 2.
+695No menos: «nada menos» (Dicionario de autoridades, s. v.). No menos de: nada menos que de. Compárese S. Aug., De moribus Ecclesiae Catliolicae et de moribus manichaeorum libri diw, cap. XXXI, 66 (Patrologiae cursus completus, Serie Latina, ed. J. P. Migne, t. 32, 1337-1338).
+696San Vlfrano, Vulfrano, Vulfrán o Wulfrano (630-698), prelado francés del siglo VII, perteneciente a una familia militar del Gâtinais. Es apellidado el Apóstol de los Frisones. Vive largo tiempo en la corte de Clotario III y de Teodorico III; entra en la abadía benedictina de Fontenelle; con algunos monjes evangeliza a los frisones. En 682 es elegido obispo de Senlis, y luego arzobispo de Sens (694-695). La Iglesia celebra su fiesta el 20 de marzo.
+697San Remaclo, conocido también con el nombre de Rimail, nace en Aquitania (siglo VII). El año 622 es enviado por sus padres a la corte del rey Clotario. Disgustado de los devaneos cortesanos, abandona la ciudad, sale en busca de San Sulpicio, toma el hábito de monje en un monasterio que acaba de fundar San Eloy. Este, seguro de la vocación y piedad de Remaclo, le nombra abad. Más tarde el rey de Austrasia, Sigibeno, le elige para el monasterio de Cougnon. En 652 San Amancio renuncia al obispado de Maestricht y Remaclo es nombrado en su lugar y ocupa dicha sede hasta 654 cuando se retira al monasterio de Stavelat, fundado por él mismo, y al cual ha impuesto la regla de San Columbano. La fiesta de San Remaclo se celebra el 3 de septiembre. Compárese Enciclopedia de la religión católica, Barcelona, Delmau y Jover, 1954, y Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Madrid, Espasa-Calpe, s. v.
+698San Amando vivió en el siglo VII en los Países Bajos. En Bourges se hizo construir una celda en las murallas de la ciudad y en ella permaneció quince años en soledad. De allí salió a predicar por la Galia. Fue el gran apóstol de Bélgica y el iniciador de un potente movimiento monástico en el norte de Europa.
+699Trascender: «se dice también por oler mucho… [Héctor] Pint[o], Diál. de la tribulac., cap. 2: “Una redoma de agua de flor atapada y puesta en una arca, sin menearla, no muestra su fragancia y olor, mas revolviéndola y metiéndola, trasciende por toda la casa”» (Diccionario de autoridades, s. v.). Véase la nota 655.
+700Real: «el campo donde está acampado un exército: y rigurosamente se entiende del sitio en que está la tienda de la persona real u del general» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+701Desarrollar: «extender, descoger u deshacer el rollo que estaba hecho de alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+702«… a partir del siglo XVI empieza a generalizarse entre los literatos cortesanos el uso de le como acusativo, hasta hacerse muy pronto la forma casi universal en la lengua clásica literaria; sin embargo, lo seguía dominando en otras regiones, como lo prueban los escritores de ellas que se sustrajeron a este influjo, y seguía y sigue dominando actualmente en la lengua popular de Castilla; el uso actual en la lengua culta es preferir lo, los cuando se refiere a cosas; refiriéndose a personas hay gran vacilación» (V. García de Diego, Gramática histórica española, Madrid, Gredos, 1951, págs. 313-314).
+703Logro y colmo: ‘perfecta realización’. Logro: «se toma… por la consecución y possessión de lo que se desea o pretende» (Diccionario de autoridades, s. v.). Colmo: «último término de una cosa». Compárese también llegar una cosa a colmo: «frase con que se da a entender que alguna cosa se ha logrado y llegado a su última perfección» (Diccionario de autoridades, s. v.); y este ejemplo de fray Luis de León, Exposición del Libro de Job, cap. XX: «venga la felicidad de estos a colmo». El verbo dar «llevando por acusativo un nombre generalmente de acción, forma locuciones cuyo sentido se determina por el de dichos nombres, y que suelen corresponder a un verbo significativo de la acción denotada por ellos. Así, dar un abrazo, un beso = ‘abrazar, besar’; dar ayuda, consejo = ‘ayudar, aconsejar…’ “¡Cuántas veces primero se pierde la fuerza y el aliento, que den alcance a lo que procuran!” Cervantes, Gal. 4…» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 732b).
+704Medio: ‘remedio o solución’, acepción que no se da en los diccionarios, en los que sí figura otra próxima, de «corte o sesgo que se toma en algún negocio» (Diccionario académico, Diccionario de autoridades, s. v.). Ejemplos de la acepción propuesta aquí son los siguientes: «pedían a Diana que pudiéndose / dar medio en tanto mal, / y sin causártele, / se diesse y fuese un triste entreteniéndose»; «mi triste coraçón no ay consolármele. / De quien medio esperé vino a quitármele» (Montemayor, Los siete libros de la Diana, ed. Moreno Báez, Madrid, 1955, pág. 37); «yo no sé si me rindo o me defiendo, / ni sé hallar a tanto daño un medio» (F. de Herrera, Poesías, Clásicos Castalia, t. XXVI, pág. 158); «en esto, que no parecía aver medio, el saber no comprehensible de Dios lo halló, y dio salida a lo que por todas partes estaba cerrado. Y el medio y la salida fue no criar otro nuevo linaje de hombres» (L. de León, De los nombres de Cristo, Clásicos Castalia, t. XXVIII, pág. 190).
+705Dividiésemos: léase ‘nos separásemos’. Dividir: «separar, hacer que dos objetos [o dos personas] dejen de estar juntos» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1296b). Ejemplos análogos del Quijote: «una baja reja que nos dividía» (Parte I, cap. XXVII, ed. Rodríguez Marín, t. II, 1947, pág. 321). «no podemos ir juntos por los caminos, sino solos y divididos» (Parte I, cap. XXII, t. II, pág. 190); véase la correspondiente nota de Rodríguez Marín).
+706Discurrir: «metafórico. Ir pasando con el pensamiento o la consideración de un objeto a otro; y en general, reflexionar o meditar sobre una cosa, considerándola por varios aspectos, ejercitar el entendimiento. En el uso común es intransitivo» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1251a). Sobre la construcción con en, dice el mismo Cuervo que se usa «a semejanza de pensar, para expresar el campo donde se ejercita el entendimiento. “Apenas puede, del temor que tiene, / discurrir en el mal ni en el remedio”. Lope de Vega, Ángel 2» (pág. 1251 b).
+707La estación ligera del tiempo: ‘la hora veloz’ (compárese Diccionario de autoridades, s. v. estación, 2.a acepción).
+708Desvío: «desagrado» (Diccionario de autoridades, s. v.). Dar desvío: ‘ocasionar contrariedad’ (véase nota 704), y, hablando de un río, ‘cambio de dirección’.
+709Avío, en el sentido de ‘desierto, lugar solitario, sitio sin camino’, no figura en los diccionarios españoles. Parece un latinismo, del sustantivo neutro avium, -ii (Auctor ad Herenium 4, 21, 29) que significa eso mismo. Sólo que la i de avium es breve, y el autor —como licencia poética al romanizarlo— la alarga, y así dice avío en lugar de avio como debiera ser, posiblemente por analogía con avío (en latín ad viam). Avío puede significar aquí también ‘dirección’, ‘camino’. Aviar es fundamentalmente ‘encaminar’.
+710Arrimarse: «apoyarse, o estribarse sobre alguna cosa, como para descansar sobre ella por estar fatigado, o no poderse tener» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+711Obsérvese el complemento circunstancial sin preposición, complemento que hoy encabezaríamos con a, que «fija la situación o el lugar como término o extremo de cierta distancia», dice Cuervo. En este sentido en los clásicos es común que se omita la preposición (Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 18a). Antes que: «Asimílase [antes] a las voces comparativas y se construye con que para expresar la prioridad de una cosa con respecto a otra. Los términos comparados pueden ser… dos verbos de los cuales el que sigue a que va precisamente en subjuntivo» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 487a-b).
+712Sentimiento: «disgusto» (L. Franciosini, Vocabolario español e italiano, Segunda parte, Roma, 1620, s. v.); «descontento» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.). La preposición de indica ‘efecto o resultado’, en ocasiones mediante el verbo ser. «Hace algunas mercedes que consigo traen la sospecha, por ser de tanta admiración, y hechas a quien tan poco las ha merecido, que si no hay muy viva fe, no se podrán creer» (Santa Teresa, Vida, 27, en Biblioteca de Autores Españoles, t. LIII, pág. 832). Compárese R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 788b.
+713Para dueño usado para referirse a una mujer, compárese M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XLIV; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 288: «la hize dueño de mi voluntad».
+714Preciso: «lo que es menester y se necessita para algún fin» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+716Provocar: «con el verbo provocar se dice en castellano: “el río está tan bello que provoca a” […] absorvida la preposición por la a precedente, decimos en Bogotá me provoca bañarme […], con lo cual se ha trastornado el esquema sintáctico, pasando el infinitivo de complemento a sujeto» (R. J. Cuervo, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 9.a ed., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1955, § 451). Compárese: «esta les provocó a risa» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. XIV; ed. Rodríguez Marín, t. VII, 1948, pág. 15).
+717Ocasión: ‘causa o motivo’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 257). Compárese: «aquel despiadado enemigo que tan sin ocasión vapulaba a aquel tierno infante» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. IV; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 161). Sobre presumir, véase nota 296.
+718Discurrir: «correr, caminar, andar en diversas direcciones, por varias partes y lugares. En el uso común es intransitivo». «Por analogía con correr, recorrer se usa como transitivo, sobre todo en verso… “La ciudad he discurrido”. Alarcón, La cueva de Salamanca, 2» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1250a-b).
+721Examen: «prueba que se hace de alguna cosa para saber su calidad» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+723Protervidad: «lo mismo que protervia. Cervantes, Persiles, lib. 2, cap. 21: “Sino es que llega a tanto la protervidad nuestra, que queríamos ser el abysmo que a otros abysmos llamasse”» (Diccionario de autoridades, s. v.). Protervia: «soberbia, arrogancia e insolencia» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+724En esta parte parece tener valor temporal: ‘ahora’, de acuerdo con la siguiente acepción que nos da el Diccionario académico, s. v. parte: «[Esta] parte. Hablando del tiempo se toma por el que está presente». Un valor temporal se observa en los siguientes ejemplos de dicha expresión: «Quedamos con tan triste espectáculo todos desanimados… ya no quedaba entre las uñas de aquel bravo león [el mar] más que mi pobre leño [navío]… En esta parte [‘entonces’] vi y escuché increíbles delirios, mas, ¿quién es tan constante… que a la disforme cara de la muerte no confiesse que es de carne y de sangre?» (G. de Céspedes y Meneses, Varia fortuna del soldado Píndaro, Clásicos Castalia, t. CCIII, Madrid, 1975, pág. 182); «Mucho siento, claro está, / el dejarte en esta parte [‘ahora’], / por dejarte con este temor; mas ya es hora» [los protagonistas hablan en su propia casa] (Calderón, El médico de su honra, Clásicos Castalia, t. CXLII, págs. 64-65); «de treinta años a esta parte» (Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache, Clásicos Castalia, t. LXXIII, pág. 61).
+726Despedido: ‘veloz’. Compárese: «del alma el espedido y presto vuelo» (Garcilaso, Égloga II, v. 876; citado por R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1134a).
+727Hacer: «el verbo hacer, usado en forma impersonal, expresa la idea de experimentarse o sobrevenir una cosa o accidente, que se refiere a buen o mal tiempo. Hace calor, frío, buen día…» (Diccionario académico, s. v.). Compárese H. Keniston, The Syntax of Castilian Prose, Chicago, University of Chicago Press, 1937, § 36.92. El carácter impersonal del verbo hacer en estos casos se revela en forma muy notoria cuando va acompañado de un complemento en plural. Los ejemplos en escritores del Siglo de Oro son frecuentes: «por grandes soles y aguas que hiciere» (Santa Teresa, Vida, Biblioteca de Autores Españoles, t. LIII, Madrid, 1861, pág. 84); «por los grandes vientos y fríos que hacía» (L. de Granada, Memorial de la vida cristiana, Biblioteca de Autores Españoles, t. VIII, Madrid, 1848, pág. 338); «Hacía entonces nieves» (Santa Teresa, Fundaciones, Biblioteca de Autores Españoles, t. LIII, Madrid, 1861, pág. 244); «y que hacía grandes bochornos» (F. de Quevedo, Gran tacaño, Biblioteca de Autores Españoles, t. XXIII, Madrud, 1859, pág. 506); «Bravos lodos hace, tío» (A. Moreto, El lindo Don Diego, Biblioteca de Autores Españoles, t. XXXIX, pág. 356). A los anteriores ejemplos recolectados por Cuervo para el Diccionario, agregamos este, recogido por Boyd-Bowman: «el tiempo es muy rezio, por rrazón de las muchas aguas y nieves que ahora haze» (Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v. nieve).
+728Apliquéla: de aplicar, en el sentido de «emplear una cosa, utilizarse de ella» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 544a). Compárese también, «pedernales y ropas que tenían aplicadas para sus… sacrificios» (P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v.).
+729Había: haber denota aquí transcurso de tiempo; es sinónimo de hacer en dicho sentido. Compárese Diccionario académico, s. v. Ejemplo del Quijote: «Si yo mal no me acuerdo —respondió Sancho— debe de haber más de veinte años [que don Quijote le prometió]» (Parte II, cap. XXVIII; ed. Rodríguez Marín, t. V, 1948, pág. 286).
+XLVOrígenes, lib. 2 in Iob: «quia omnis terrena gloria in putredinem et stercus et vermes convertitur». [Compárese 1 Mach. 2: 62].
+730Coriana: Es una variante de curiana ‘insecto ortóptero que vive en la oscuridad’, palabra que emplea Espinel cuando habla de «una bodeguilla llena de curianas» (Vida de Marcos de Obregón, Rel. 3.a, Desc. 39, Clásicos Castalia, t. LI, Madrid, 1940, pág. 30). Respecto de este vocablo afirma J. Coromines: «Curiana, ‘cucaracha, insecto ortóptero’, origen incierto, quizá de coriana por alusión al traje negro de las aldeanas del obispado de Coria… coriana es variante usada en la ciudad murciana de Moratalla» (Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v.). Según el Diccionario de autoridades, s. v., es «insecto muy parecido al grillo… Críase en lugares húmedos, y corre mucho, por cuya razón le llaman otros corredera». Conforme al mismo léxico, corredera es un «insecto del tamaño de un escarabajo, parecido al grillo». Por su parte, F. del Rosal dice que curiana es «specie de cucaracha. Así llamaban a las sabandijuelas que se criaban en sombríos» (Origen y etymología de todos los vocablos originales de la lengua castellana, 1601, s. v.).
+731Embestida: ‘iluminada’. Envestir: «se toma también por iluminar, penetrando alguna cosa, y llenándola, y como visiténdola de luz y claridad, y haciendo que esté resplandeciente: como sucede con el hierro enalbado en la fragua» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+732Casco: ‘cráneo’. «El hueso cóncavo que cubre la cabeza y contiene dentro de sí los sessos y el celebro» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+733Contaminar: «penetrar la inmundicia un cuerpo, causando en él manchas y mal olor» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 444b). Contaminado: «corrompido, ensuciado» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.).
+734Cabezal: «se llama también una almohada larga, que coge todo el ancho de la cama, y se pone a la cabecera de ella para reclinar la cabeza» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+735Antes: «más bien, mejor dicho, al contrario» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 489b).
+736Reparo: «significa… advertencia, consideración, o reflexión, que se pone en lo que se dice o hace» (Diccionario de autoridades, s. v.). Hacer reparo: el verbo hacer «junto con algunos nombres, significa la acción de los verbos que se forman de la misma raíz que dichos nombres: hacer estimación es estimar; hacer burla es burlarse» (Diccionario académico, s. v.). En el presente caso, hacer reparo es reparar, en el sentido de «mirar con cuidado; notar, advertir una cosa» (Diccionario académico, s. v.).
+737Entretener: «conservar, mantener, sostener» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. III, fasc. 10, pág. 679b).
+738Azafate: «un género de canastillo llano texido de mimbres, levantados en la circunferencia en forma de enrejado quatro dedos de la misma labor. También se hacen de paja, oro, plata y charol en la forma y hechura referida» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+739Ahajada: ‘ajada’. Ahajar: «lo mismo que ajar. Voz de poco uso. Véase ajar» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+740Diferenciar: «conocer o percibir la diferencia o desigualdad de dos o más objetos (transitivo)» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1219b).
+741Valiente: «significa también eficaz y activo en su línea physica u moral…» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+742Aparejo: «prevención, disposición, preparación de lo conducente y necesario para qualquier obra, operación u otra cosa… Sta. Teresa, Mor. 4, cap. 2: Porque el verdadero aparejo para esto es deseo de padecer y de imitar al Señor» (Diccionario de autoridades, s. v.). Como se verá, el autor atribuye este soneto a Don Andrés en el manuscrito de Yerbabuena.
+743Ministrar: «dar, suministrar» (Diccionario académico, s. v.; B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930 s. v.).
+744Aparato: «medios y trazas de que se suele valer el ánimo para… conseguir sus intentos» (Diccionario de autoridades, s. v.)
+745Relevar: ‘remediar aliviando’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 311).
+746Simple: «ingenuo y sin doblez» (Diccionario de autoridades, s. v.). O bien: «sencillo, manso, apacible» (B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930 s. v.).
+747Importar: ‘servir’, ‘ser de utilidad o importancia’. Ejemplo: «Quid enim prodest (dice San Augustin, lib. IV, De doctrina christiana) loquutionis integritas, quam non seqttitur intellectus audientium? “Qué importa el peregrino pensamiento, dicho con perfectisima gala, sino le alcanza el oyente?”» (F. Cascales, Cartas filológicas, I, Clásicos Castalia, t. CIII, pág. 182). El verbo se podía construir con un complemento indirecto y con otro encabezado por a, para o de: «cosas que, después de sabidas, no importan un ardite al entendimiento ni a la memoria» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. XXII; ed. Rodríguez Marín, t. v, 1948, pág. 154); «impona a vivir en paz / sufrir mucho y hablar poco» (Lope, Servir a buenos, Biblioteca de Autores Españoles, t. XXXIV, pág. 434a); «de qué me importa a mí ser arrogame, / si ese David, que el brazo en honda vuelve, / derriba con la piedra mi gigante» (Lope, El cardenal de Belén, Biblioteca de Autores Españoles, t. XLI, pág. 494a); «Pero, ¿cómo he de creer / que para este intento importe / traer a Blanca a la corte / tras el Marqués?» (J. Ruiz de Alarcón, La prueba de las promesas, Clásicos Castalia, t. CXLVI, pág. 47).
+748Lograr: «aprovecharse o valerse de alguna cosa; como lograr la ocasión, el tiempo» (Diccionario de autoridades, s. v.). Agregamos este ejemplo de Gracián: «En lo que puso Andrenio especial estudio fue en aprender lenguas… para lograr los muchos tesoros que en ellas están escritos» (El criticón, ed. Correa Calderón, t. I, 1971, pág. 165).
+750Es decir, el 12 de agosto, según el antiguo santoral; el 11, después del Concilio Vaticano II. Para la omisión del artículo ante la palabra día, véase R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. III, pág. 53b, donde encontrarnos ejemplos como el siguiente: «Día de Santa Inés surgió en la isla» [B. de Argensola, Historia de la conquista de las islas Molucas, Madrid, 1609, 3 (118)].
+751Luego: ‘en seguida’. «Sin dilación» (Diccionario de autoridades, s. v.). Recuérdese, por ejemplo: «si ya no era que tenían algún sabio encantador por amigo, que luego los socorría» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. III; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 132). Varios ejemplos podrían citarse de la obra de Cervantes. Este sentido de luego es el primitivo y etimológico y tuvo notable persistencia. Muy abundante en Gracián y autores de la época. A veces luego se reforzaba con otras palabras: luego al momento; luego al instante, luego incontinenti y luego, luego, etcétera.
+752Trabar: «vale también prender, agarrar o asir» (Diccionario de autoridades, s. v.). Aquí en sentido figurado: ‘atacado’. De una mortal calentura: complemento de agente.
+753Documento: ‘enseñanza’, ‘aviso, consejo’, ‘doctrina’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 129). Compárese D. de Saavedra, Idea de un príncipe político christiano representada en cien empresas 1, Múnich, 1640: «Más bien reciben los hijos los documentos o reprehensiones de sus padres, que de sus maestros y ayos» (citado en el Diccionario de autoridades, s. v.).
+754Compuesto para la avaricia: ‘hecho para’, ‘diestro en’. En latín compositus con dativo, o construido con in + acusativo o ad + acusativo significaba ‘dispuesto’, ‘adiestrado’, ‘apto’. Ejemplos: «ab juventa in ostentationem virtutis compositus» (T. Livio, Ab urbe condita libri, 26, 19); «compositus in obsequimn» (P. C. Tácito, Historiae, 1. 82); «vates in adulationem composilus» (Q. Curtius Rufus, Historiae Alexandri Magni, 4, 7, 26). Para el español, Franciosini define compuesto como «acconcio, accomodato» (Vocabolario español e italiano, Segunda parte, Roma, 1620, s. v.) y Oudin, como «agencé, accommodé» (Tesoro de las dos lenguas francesa y española, París, 1607, s. v.).
+755Alteración: «mutación o mudanza» (Diccionario de autoridades, s. v.). O bien: «la passión y afecto del ánimo irritado y colérico: y assí a la ira y enojo que uno concibe quando está irritado se llama alteración, y passión del ánimo, porque se altera e inmuta» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese: «Procura sosegar tu alteración» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XXXIV; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 99).
+758Logro: «ganancia, utilidad» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese Eccle., 5: 6. Tal vez podría tomarse también por ‘realización completa’, de acuerdo con una acepción frecuente de lograrse: «[se dice de] todo aquello que llega a conseguir su fin» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.).
+760Eccle., 1: 18: «eo quod in multa sapientia multa sit indignatio». Indignación, traducción literal de este pasaje de la Vulgata [«donde hay mucha ciencia hay mucha molestia» es el sentido].
+762Líquida(mente), adverbio de modo. Latinismo (liquide, liquido) en el sentido de: ‘clara, evidente, ciertamente’.
+763Ruina: cualquier clase de desastre. Según Palencia, Universal vocabulario, s. v., ruina significa «muerte, caída, incendio». Ejemplos: «sólo Dios da las victorias, y el pecado los vencimientos y las ruinas» (Quevedo, Política de Dios: govierno de Christo, ed. Crosby, pág. 293); «aunque ruinas me prevengas, / he de buscar ocasiones / en que toda Siria vea / que sé vengar mis agravios» (Calderón de la Barca, Dramas, ed. Astrana Marín, Madrid, 1966, pág. 685).
+764Logro: «ganancia, utilidad» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese latín lucrum. Véase nota 759.
+765Hospital: ‘manicomio’. «Ay muchas diferencias de hospitales: en algunos se curan enfermos, en los que llaman generales, o que están dotados de mucha renta, curan de calenturas, de heridas, de mal francés, locos, niños expósitos. Otros curan una sola suerte de maletía…» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.). El manicomio se llamaba hospital de los locos, como puede verse en Lope, “El abanillo”, en Obras dramáticas, nueva ed. Real Academia Española, t. III, 1917, pág. 6.
+766A esta traza: ‘de esta manera’. Traça: «modo, maniera» (L. Franciosini, Vocabolario español e italiano, Segunda parte, Roma, 1620, s. v.). Compárese: «Has de pensar que es alma edificada / a la traça de vn grande Monesterio, / en que ay su dormitorio con sus celdas, / que de vna puerta adentro caben todas» (Lope, El anzuelo de Fenisa, fols. 31 v.º y 32).
+767Clausuló: ‘acabó’. Clausular: «acabar, poner fin a lo que se estaba haciendo» (J. Mir y Noguera, Rebusco de voces castizas, Madrid, 1907 pág. 161).Véase nota 135.
+770Afecto: «expresión, demostración de sentimiento» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 228a). Ciertas poesías de carácter religioso llevaban el nombre de afectos: Afectos de un pecador arrepentido, de Calderón de la Barca; Afectos de un corazón contrito, de fray Cristóbal de Bas; Afectos de vn pecador atemorizado y Afectos de vn pecador arrepentido, de Antonio de Solís. Pero también algunas poesías de tema profano, expresivas de vivos sentimientos, se titulaban así, por ejemplo: Afectos varios de un corazón fluctuando en las ondas de los cabellos de Lisi (Quevedo). A fines del siglo escribió en prosa, en la Nueva Granada, sus Afectos espirituales la madre Castillo.
+771Acudir: «vale también cuidar, assistir y socorrer a alguno» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+772Ps. 30: 2; 70: l. El autor, para facilitar la rima asonante, cambia el hipérbaton, original de la Vulgata, non confundar in aeternum por in aeternum non confundar.
+773Cerrar: «metaphóricamente se toma por concluir, fenecer, acabar alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 130a: «concluir, poner término (transitivo)… “La mujer de valor pone en su marido descanso, y cerrará los años de su vida en paz”. León, Perf. cas., introd. (3, 426)».
+774Periodo: «significa también el espacio de determinado tiempo, que incluye toda la duración de alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+775Individual: ‘propio’, ‘mismo’. «Particular, propio y singular» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+776Logro: ‘presentación’, ‘recitación’. Damos dos ejemplos en que el verbo lograr se emplea para indicar que se presenta una obra de arte: «Merece lograrse la sazonada traducción del Salinas» (B. Gracián, Agudeza, ed. 1669, pág. 211; ed. Correa Calderón, t. II, Clásicos Castalia, t. XV, Madrid, 1969, pág. 15); «No sienta tanto voacé / que cese el cántico ya: / mil ocasiones habrá en que lograrle, por que / esto me divierte tanto, / que… yo a cada cosita canto, / y oirá uced jácaras ciento» (Calderón, El alcalde de Zalamea, ed. A. Cortina, pág. 117). Muy corriente era entonces que este verbo ofreciera el sentido de ‘gozar’, ‘disfrutar’, pero en este pasaje de El desierto no debe interpretarse en tal forma, pues a continuación el autor agrega «si no os causa molestia». Lograr transitivo era fundamentalmente ‘hacer que una cosa llegue a su perfección’, ‘dé su fruto’. Por lo tanto, aquí tendrá el valor de ‘presentar una poesía a los amigos’, ‘hacerla conocer de ellos’. En la significación afín de ‘presentar o representar gráficamente’ parece que debe explicarse el logrando de el siguiente pasaje de Calderón: «logrando tus aventuras, / en láminas de oro y plata, / que caracteres esculpan» (Autos, Clásicos Castalia, t. LXIX, pág. 26).
+777Vivir vida muerta: paradoja común en el lenguaje de los ascetas, para indicar que se puede estar vivo físicamente, pero, en sentido moral, con el alma muerta por el pecado. Esta frase elíptica indica, pues, que ‘vives sin caer en la cuenta de que estás muriendo’.
+778Pausar: «interrumpir o cesar en el movimiento, exercicio u acción. Es formado del nombre pausa, y se usa algunas veces como verbo activo» (Diccionario de autoridades, s. v.). Véase nota 45.
+779Fondo de espíritu. Fondo, fig.: «caudal de una cosa, como de sabiduría, de virtud» (Diccionario académico, s. v.). Espíritu: ‘espiritualidad, vida espiritual’. Dice Santa Teresa: «Porque en cosas de espíritu en poco tiempo tiene mucha espirencia, que estos son dones que da Dios cuando quiere… y ansí yerran muchos, como he dicho, en querer conocer espíritus sin tenerle» (Libro de la vida, en Obras completas, t. I, Biblioteca de Autores Cristianos, t. LXXIV, Madrid, 1951, pág. 816).
+780Cercanía: «intimidad, trato frecuente» (Diccionario histórico de la lengua española, t. II, 1936, s. v.). Comunicación: «trato, amistad» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 291a.
+781Este soneto, curioso por los pareados con que termina —raras veces empleados en los sonetos de buena ley— y que hacen juego con los pareados del primer terceto, quizás pudiera atribuirse al propio don Pedro.
+782Conceptos: «pensamientos, sentencias» (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 90).
+783Forma: «vale también regla, modelo, exemplo y modo de proceder en alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.). «A la forma que lo hizimos»: ‘en la forma, a la manera como’. La preposición a denota —y denotaba frecuentísimamente en los siglos XVI y XVII— las ideas de conformidad y modalidad. Véase R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, págs. 19-23.
+784Graduación: ‘calificación’, ‘categoría’, ‘altura’. Compárese graduar: «qualificare, honorare» (L. Franciosini, Vocabolario español e italiano, Segunda parte, Roma, 1620, s. v.), y grado: «estimación y calidad de una cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.). «En Berceo ya sólo hallamos [de grado] la acepción ‘rango, dignidad’… esta y las demás acepciones figuradas son lo corriente en la Edad Media y en lo sucesivo» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v., grado 1).
+785Valentía: ‘gallardía, vivacidad’. Véase nota 275.
+786 Sumamente, adverbio de modo: «en sumo grado» (Diccionario académico, s. v.); «grandissimamente» (L. Franciosini, Vocabolario español e italiano, Segunda parte, Roma, 1620, s. v.).
+787Curiosidad: «se llama también el cuidado y diligencia que se pone para hacer alguna cosa con perfección» (Diccionario de autoridades, s. v.). Tratándose de conocimientos, es la diligencia y escrupulosidad en el estudio y la investigación. Ejemplo: «Agora aduierto / que sauiendo este Moro medicina, / con la curiosidad que estos la saben, / que con yemas es cosa peregrina, / podrá ser que curándole se acaben, / las tristezas de Enrique» (Lope de Vega, La niña de plata, 115 v.º). Compárese, además, «estudió gramática con curiosidad» y «con toda curiosidad entendido en ella» (P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v.).
+788Juicioso: ‘capaz de valorar las cosas’. Según B. Gracián: «es menester ser juyzioso. Un eminente crítico… da su valor a cada cosa, califica los objectos» (El discreto, ed. Romera-Navarro y J. M. Furt, Buenos Aires, Academia Argentina de las Letras, 1959, pág. 169).
+789Ansia: «pena, tormento» (Diccionario de autoridades, s. v.). Fatigar: ‘afligir’, «oprimir, congoxar» (Diccionario de autoridades, s. v.). «Entendió que de algún grave mal venía fatigado» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XXXV; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 114).
+790A, con respecto al tiempo, denota «relación de proximidad. Estar a la muerte, al llegar: “¡Oh, cuanta confianza tendrá el que está a la muerte, si se siente que no le detiene cosa alguna deste mundo!” Granada, Imit., 3, 58» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 17a).
+791Derrota: «el viaje que hazen los navíos por la mar» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.); «rumbo de la mar, que siguen en su navegación las embarcaciones» (Diccionario de autoridades, s. v.). Ejemplo: «Hauemos de tomar nuestra derrota / a Sicilia primero, y a Cerdeña, / y luego passaremos con la flota de Menorca y Mallorca el alta peña» (Lope, Vida y muerte del rey Wamba, parte I, Madrid, 1604, pág. 105).
+792Empleo: «la compra de bienes o hacienda que se hace, y en que se emplea y gasta el dinero o parte del caudal» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+793Acomodar: «hablando de dinero, emplearlo, invertirlo en algo» (Diccionario histórico de la lengua española, ed. definitiva, t. I, 1972, pág. 481a, que da un solo ejemplo, de Torres Villarroel, 1751, con el mismo régimen que trae Solís). A. de Palencia, Universal vocabulario en latín y en romance, Sevilla, 1490, trae una referencia al empleo jurídico y comercial de acomodar, pero parece referirse allí más bien al contrato de comodato.
+794Novedad: «extrañeza u admiración que causan las cosas hasta entonces no vistas ni oídas» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+795Grada: «se llama también la reja y locutorio de los monasterios de monjas. En este sentido sale del latino crates, que vale reja de hierro u de palo» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+796Brotar lágrimas: uso causativo, «raro y acaso no está suficientemente autorizado» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 907a.). El mismo cita el siguiente ejemplo:
+ «y brotaste, Señor, de piedra dura
+ agua en mansa corriente,
+ y aplacó de tu pueblo su dulzura
+ allí la sed ardiente.
+ V. de la Vega, Poes. (533)».
+797Fortuna: «acaso, accidente, hado, suerte u destino» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese: «y saltando en tierra después de tantas fortunas» [= ‘accidentes, azares o riesgos’] (F. Cascales, Cartas filógicas, III, ed. J. García Soriano, Clásicos Castalia, t. CXVIII, Madrid, 1941, pág. 152).
+798Orden: «regla u modo que se observa para hacer las cosas» (Diccionario de autoridades, s. v.). Para la construcción decir de, compárese R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 819b: «Intrans. Con de, para expresar el asunto de la relación. “Diole un gran mal, y queriendo hacer una buena obra de su hacienda… díjola él de estos monesterios” (Sta Ter., Cartas, 2, 85)».
+799Remedio: ‘remedio espiritual, salvación’, como remedium en el latín de los padres de la Iglesia (compárese A. Blaise, Lexicon latinitatis medii aevi praesertim ad res ecclesiasticas investigandas pertinens, 1886, s. v.).
+800Abono: «alabanzas, aprobación» (Diccionario histórico de la lengua española, ed. definitiva, t. I, 1972, págs. 126c-127a).
+801Alhajas: «nombre genérico que se da a qualquiera de las cosas que tienen alguna estimación y valor; pero más contrahidamente a todo aquello que está destinado para el uso y adorno de una casa u de las personas: como son colgaduras, camas, escritorios, etcétera, o vestidos, joyas, etcétera» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+802Parezer: «dexarse ver u ofrecerse a la vista. Es del latino apparēre, que significa lo mismo…» (Diccionario de autoridades, s. v., parecer).
+803Raíz: «se llama también la hacienda de campo; como viña, tierra, olivar, etcétera, casa y otras cosas que no se pueden llevar de una parte a otra. Úsase mui regularmente esta voz en plural, diciendo bienes raíces» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese: «Pendencias y cuchilladas / no son raíces ni muebles» (Quevedo, Una picaza de estrado, vv. 33-34); «él quedó heredado… ansí en muebles como en raíces» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XII; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 336). Estar en raíces, como si dijera estar en bienes raíces.
+804Remedio: ‘socorro’, como el latín tardío remedium; «aiuto» (L. Franciosini, Vocabolario español e italiano, Segunda parte, Roma, 1620, s. v.). Compárese nota 276.
+805Ordenado, participio pasado de ordenar[se], en el sentido de «recibir la tonsura, los grados u las Órdenes Sagradas». Por ejemplo, «ordenado de corona», «ordenado de missa», etcétera. Respecto a la expresión ordenado de evangelio, se refiere al diaconado, porque diácono es el «ministro eclesiástico, y grado segundo en dignidad inmediato al Sacerdocio. Tócale cantar solemnemente el Evangelio…» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+806Tratar: «disponer algún negocio, cuidando de su conducta [= ‘conducción’] para el acierto» (Diccionario de autoridades, s. v.). Ejemplos: «Venid conmigo, / trataréis de su rescate» (Lope, El remedio en la desdicha, Clásicos Castalia, t. XXXIX, pág. 91); «que si no pagaba el ejército por entero, no había tratar de conciertos» (F. de Moncada, Expedición de catalanes y aragoneses contra turcos y griegos, Biblioteca deAutores Españoles, t. XXI, 1623, pág. 23); «Quiso / desposarse ayer con él; / y agora, a lo que colijo, / los dos tratan dello, / por prevenir descaminos» (Tirso, Amor médico, Clásicos Castalia, t. CXXXI, pág. 6).
+807Intento: «propósito» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.); «ánimo u designio» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+808Aparato: «también significa apresto, prevención y lo que es necesario para una obra u otra cosa, como un exército, armada» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+809Había concitado: ‘había convocado’. Del latín concitare que significa también ‘llamar’, ‘hacer venir’, ‘reunir’, ‘convocar’ (Oxford Latin Dictionary, Oxford, Clarendon Press, 1969, s. v.). Concitar: «Acaso fue de las primeras introducciones del gongorismo» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 324a).
+810Aforrada, es decir, revestida por dentro con terciopelo carmesí, según el texto. Aforrar: «poner forro, forrar» (Diccionrio histórico de la lengua española, ed. definitiva, t. I, 1972, pág. 923a). «Es forma muy corriente desde principios [del] siglo XV (Cancionero de Baena), hasta la actualidad» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v.).
+811Conducimos por condujimos. Anota Cuervo (Disquisiciones sobre filología castellana, en Obras, t. II, Bogotá, 1954, pág. 618), hablando de Gonzalo Fernández de Oviedo: «Sus escritos… representan sin duda el habla corriente de la gente bien educada… Con todo eso, su Historia general y natural de las Indias que redactó en su mayor parte hallándose en el Nuevo Mundo, contiene muchas cosas que hoy se califican de vulgares… condució… produció… produciessen… redució…». Es el mismo caso de El desierto. «El vulgo distingue bien los pretéritos fuertes de más uso, fui, dije, truje, hube; pero regulariza otros menos usados: andé, conducí, traduciera» (V. García de Diego, Gramática histórica española, Madrid, Gredos, 1951, pág. 29).
+812Concurso: «copia y número grande de gente… que concurre en un mismo lugar» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+813Véase nota 257. Aquí, sin embargo, la palabra jeroglífico tiene un sentido más amplio pues designa también inscripciones, frases, leyendas, el epitafio, versos, etcétera. Esto trae a la memoria los versos de «Urganda la desconocida» del comienzo del Quijote: «No indiscretos jeroglíficos / estampes en el escudo», en los cuales se alude al escudo de armas de Lope de Vega, ilustrado con una leyenda, de que se mofa también Cervantes.
+814Situado en los alrededores de Cartagena. Véase Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+815Para la construcción, véase, por ejemplo, este pasaje del Quijote (Parte I, cap. I, ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, págs. 73-74): «Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados», etcétera.
+816Temperamento: «se toma también por la constitución del aire, o ambiente en orden al frío, calor, humedad o sequedad» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+817Chanselar por cancelar: «anular, borrar, truncar y quitar la autoridad a algún instrumento público… Es voz tomada del verbo latino cancello, por lo qual le escriben mal los que ponen h después de la c, diciendo chancelar» (Diccionario de autoridades, s. v.). «Por semejanza vale destruir, deshacer, o aniquilar». A pesar de lo que dice el Diccionario de autoridades, chancelar fue usado por Lope y lo traen Oudin y Percivale. P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, da varios ejemplos de esta forma en documentos de América. En el Ecuador se usa actualmente chancelar, que proviene del francés antiguo chanceler (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v., s.v. cancel).
+818Comunicación: ‘trato, amistad’. Véase nota 781.
+819Véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983. Nótese cómo Arsenio juega con el título del libro. Porque sacramentum, -i, en el latín eclesiástico y en el llamado bajo latín, además de designar los ritos cristianos, la Eucaristía, tiene el sentido específico de algo secreto. De ahí que diga Arsenio del tal libro que, al parecer, trata de los sacramentos de la Iglesia (De sacramentis): «sólo en estar escondidas allí [las meditaciones, quizás como apéndice] venían a ser parte del libro por lo que significa sacramento…». Véase Tob. 12: 7; Apoc. 1: 20; 1 Tm. 3: 16.
+820Había: ‘hacía’. Véase nota 730.
+821Granjear: «ganar, lograr, captar» (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v. granja). Compárese B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930, s. v. y Diccionario de autoridades, s. v.
+822Efecto: ‘resultado’, ‘éxito’. Del latín effectus, de efficio, ‘hacer, cumplir, ejecutar’. Según Covarrubias: «no auer tenido efecto algún negocio, es no auerse conseguido lo que se pretendía» (Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.).
+823Aun no tiene aquí valor ponderativo y enfático: ‘ni siquiera’, ‘ni aun’. Bello (Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, 1847, § 1216) y Cuervo hablan de «gradación tácita» para referirse a usos de aun, como el que aquí encontramos. Véanse estos ejemplos citados en R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 781b: «La corte aun no está de aquí / dos leguas» (Tirso, El pretendiente al revés, 1, 14); «Esta oliva se haga luego rajas y se queme, que aun no queden della las cenizas» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. VI; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 200).
+824Inopinado: «lo que sucede sin pensar o sin esperarse. En latín inopinatus… [padre Alonso de] Ov[alle], Hist[oria de] Chil[e], lib. 5, cap. 23: “Se la quitaba de las manos la confianza, y seguro de los vencedores, u otro accidente inopinado”» (Diccionario de autoridades, s. v.). Accidente: «caso no prevenido ni pensado, sucesso inopinado y casual» (Diccionario de autoridades, s. v.); «suceso eventual que altera el orden regular de las cosas» (Diccionario académico, s. v.).
+825Se refiere el autor a la llamada Reforma de la Orden de San Agustín, de la cual se trata en M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+826Otro día: ‘al día siguiente’. Véase nota 298.
+827Vino… en: en los autores clásicos equivale a ‘convino en que’, ‘accedió a’, ‘llegó a que’. Compárese J. Cejador y Frauca, La lengua de Cervantes, 1906, t. II: “Diccionario y comentario”, pág. 1134. Venir [en]: «conceder lo que se pretende u pide» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+828De en un complemento de agente [= ‘por’]. Véase nota 62.
+829Empleo: ‘ministerio’; «modo de vivir que uno tiene, y en que ocupa el tiempo» (Diccionario de autoridades, s. v.). Véase, más adelante, la nota 836.
+830Partir o partirse: «empezar a caminar» (Diccionario de autoridades, s. v.). Por ejemplo: «quiso partirse luego a buscar aventuras» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XVII; ed. Rodríguez Marín, t. II, 1947, pág. 17).
+832Sujeto: «se toma también por la persona de especial calidad o prendas» (Diccionario de autoridades, s. v. sugeto).
+833Aun no: ‘ni siquiera’. Véase nota 824.
+834Razonar: «discurrir»; «se toma también por hablar absolutamente y de qualquier modo que sea» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+835El empleo que avía echo: ‘el ministerio que tomó’, ‘el modo de vida que eligió’, ‘aquello a que se dedicó’. Hacer empleo equivalía a emplear o emplearse en sus variados sentidos: ‘invenir dinero’, ‘casar’ y ‘casarse’, ‘cumplir un cometido’, ‘dedicarse u ocuparse en alguna cosa’, etcétera. Sobre el sentido ‘modo de vida’ de empleo, «significa también el… exercicio y modo de vivir que uno tiene y en que ocupa el tiempo» (Diccionario de autoridades, s. v.), y la nota 830. Los siguientes son ejemplos del sentido de ‘actividad a que uno se dedica’ o ‘modo de vida’: «oír de vuestra sagrada familia [los jesuitas] el ya confirmado / empleo, la obligación, / los fines, la profesión» (Calderón, El gran duque de Gandía, ed. Cerny, 1971, pág. 98); «consulté a la fortuna mis empleos, y en ellos adquirí pena y gemido. J Perdí con el desprecio y la pobreza, / la paz y el ocio; el sueño amedrentado / se fue en esclavitud de la riqueza» (Quevedo, “Si me hubieran los miedos sucedido”, Poemas escogidos, Clásicos Castalia, t. LX, pág. 58).
+836Franquear: «conceder una cosa liberalmente» (Diccionario académico, s. v.); «donar liberalmente» (Diccionario de autoridades, s. v.). Gracia: «se toma también por la benevolencia o amistad de otro» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+837Reyía: véase nota 418.
+838Hacer chanza: «hacer, junto con los nombres chunga, chacota, chanza, burla, fiesta, etcétera, vale despreciar, o no hacer caso de lo que se hace u dice: y frequentemente se le añade el artículo [sic, léase ‘el pronombre’] lo: como hacerlo chunga o fiesta, etcétera» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+839Revocar: en el sentido latino (revocare) de ‘hacer volver’. Compárese M. T. Cicerón, De divinatione, 2, 8, 20: «[revocare] aliquem ex itinere». Góngora usó revocar en esta significación (compárese B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930, s. v.). Ejemplos: «Revoca, Amor, los silbos» (Polifemo, octava 22); «El dulce alterno canto / a sus umbrales revocó felices / los novios del vecino templo santo» (Soledad primera, vs. 845-847). Véase A. Vilanova, Las fuentes y los temas del “Polifemo”, t. II, Barcelona, 1992, págs. 24-28.
+840Deslumbrarle el intento: equivale a ‘desconcertarle, confundirle el propósito’, o sea ‘disuadirlo’. Ejemplos de deslumbrar con sentido de ‘desconcertar’, ‘confundir’, ‘despistar’: «deslumbrar la atención» (B. Gracián, Oráculo manual, ed. Romera Navarro, Madrid, CSIC, 1954, pág. 45); «deslumbrando el ageno concepto» (pág. 151); «Dezía entonzes Anselmo a su amigo por deslumbrarle más» (Céspedes, Varia fortuna del soldado Píndaro, Clásicos Castalia, t. CCIII, Madrid, 1975, pág. 146). Según el Diccionario de autoridades, deslumbrar es «dexar a uno dudoso, incierto y confuso». Véase nota 670.
+841Famoso: «cosa buena, perfecta y que merece fama» (Diccionario de autoridades, s. v.); «talvolta significa eccellente, stupendo, marauiglioso» (L. Franciosini, Vocabolario español e italiano, Segunda parte, Roma, 1620, s. v.).
+842Diligencia: «acto u operación encaminada al logro de un fin» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1237a).
+843Mano: ‘poder’, ‘facultades’ (Diccionario académico, s. v.). Tener mano: ‘tener facultad o poder’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 227).
+844Comunicar: ‘tratar familiarmente’. Véase nota 258.
+845Pagar: «vale assimismo complacer, agradar, satisfacer o dar gusto. Úsase muchas veces como verbo recíproco [= ‘reflexivo’]» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+846Entrar: «con el sentido factitivo de meter o hacer entrar». Se construye con en para indicar el lugar a que se hace entrar. Ejemplo: «Apeáronse los de a caballo y, junto con los de a pie, tomando en peso y arrebatadamente a Sancho y a D. Quijote, los entraron en el patio» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. LXIX; ed. Rodríguez Marín, t. VIII, 1948, pág. 177). Véase R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. III, pág. 614b.
+847Aseado: «participio adjetivo, adornado, compuesto» (A. Cortina, Glosario en Calderón, La vida es sueño y El alcalde de Zalamea, Clásicos Castalia, t. CXXXVIII, pág. 213). Asear: «adornar, componer con curiosidad y limpieza» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+848Dar en: «se toma asimismo por empeñarse porfiadamente en executar o no alguna cosa; y así se dice dio en que havía de hacer esto, etcétera» (Diccionario autoridades, s. v.).
+849Lindo: «bueno, cabal, perfecto, primoroso y exquisito» (Diccionario de autoridades, s. v.); «todo lo que es apazible a la vista, hermoso y bien proporcionado… Aplícase este término lindo a toda cosa que contiene en sí su proporción natural, con hermosura y belleza» (S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.).
+850Sin nota: ‘sin ser notados ni ser vistos de nadie’. Nota en algunos casos tomaba el sentido de ‘acción de ser notado’. Ejemplos: «Esta en nada escrupulea, tiene buen estómago, con tal que no haya nota ni se sepa: todo ha de ser en secreto» (B. Gracián, El criticón, II, Clásicos Castalia, t. CLXVI, 1971, pág. 166); «Que no era su intento enamorar las rejas, y dar materia de nota a las vecinas» (Lope, La Dorotea, ed. 1632, fol. 40 v.º); «Algo descompuesto estoy / y no sé si nota doy» (Lope, El aldehuela y el Gran Prior de Castilla, en Obras, ed. Real Academia Española, t. XII, pág. 236); «No quise en el çaguán descomponerme / por no causarles nota a los que passan» (Lope, El más galán portugués, Duque de Berganza, fol. 83 v.º).
+851Reconocer: «advertir» (Diccionario de autoridades, s. v.). Ejemplos: «Reconocíase por muchas apariencias que el dictamen del rey era inducir a los florentines» (Betissana, Guichardini, lib. 1, citado por J. Mir y Noguera, Prontuario de hispanismo y barbarismo, t. II, 2001, pág. 641); «Carlos, yo he reconocido / que la opinión que yo llevo / es ir contra la razón, / contra el útil de mi reino» (Moreto, El desdén con el desdén, Clásicos Castalia, t. XXXIII, pág. 222); «porque había reconocido en sí mismo que la sciencia le hacía pertinaz» (Saavedra Fajardo, Idea de un príncipe político christiano representado en cien empresas, I, Clásicos Castalia, t. LXXVI, pág. 52).
+852Desabrochar: «metaphóricamente vale revelar lo que se sabe y siente, confiar su secreto a otro con pureza e ingenuidad» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+853A, con respecto al tiempo, «señala el punto, la época en que algo sucede» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 17b).
+854Reducir: «persuadir o atraer a uno con razones y argumentos» (Diccionario académico, s. v.). Compárese: «y si por mí no quieres ablandarte, ni reducirte a algún razonable término, hazlo por ese pobre caballero» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. XXXV; ed. Rodríguez Marín, t. VI, 1948, pág. 120).
+855Los religiosos agustinos y franciscanos que, deseosos de mayor recogimiento (recollecti) y más estricta observancia de sus respectivas reglas, formaron rama aparte de sus órdenes, tomaron el nombre de recoletos (siglo XVI). Hoy el apelativo de ‘recoletos’ es exclusivo de los agustinos reformados. Para otros particulares, véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+857Estar a la muerte: ‘próximo a la muerte’. Véase nota 621.
+858Dexo: «remate y fin de alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.). Ejemplo: «si se daba principio por la alegre primavera de la niñez, el dejo había de ser por el triste invierno de la senectud» (B. Gracián, El criticón, III, ed. Correa Calderón, 1971, pág. 22). Véase nota 330.
+860Dejarse: «reflexivo. Entregarse, abandonarse» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 856b). En el presente caso hay una posible alusión al texto evangélico: «Si quis vult post me venire, abneget semetipsum» (Mt. 16: 24).
+861Traslado: ‘copia’. Véase nota 463.
+862Tratar de: «disponer algún negocio, cuidando de su conducta [= ‘conducción’] para el acierto» (Diccionario de autoridades, s. v.). Ejemplos: «Venid conmigo, / trataréis de su rescate» (Lope, El remedio en la desdicha, Clásicos Castalia, t. XXXIX, pág. 91); «que si no pagaba el ejército por entero, no había tratar de conciertos» (F. de Moncada, Expedición de catalanes y aragoneses contra turcos y griegos, Biblioteca deAutores Españoles, t. XXI, 1623, pág. 23); «Quiso / desposarse ayer con él; / y agora, a lo que colijo, / los dos tratan dello, / por prevenir descaminos» (Tirso, Amor médico, Clásicos Castalia, t. CXXXI, pág. 6).
+863Plática: «se toma assimismo por lo mismo que práctica, que es más conforme a su origen» (Diccionario de autoridades, s. v.). Recuérdese: «determinado de poner en plática» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XXXIII; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 48).
+864Dote es sustantivo ambiguo tanto para el Diccionario de autoridades como para el Diccionario académico moderno. En el Quijote encontramos este vocablo empleado en ambos géneros.
+865Obviar: «evitar… apartar y quitar de en medio lo que puede ser contrario o tener inconveniente» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+866Actuar: «dictar o proceder en ejercicio de una autoridad. Es de particular uso en lo forense» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 167a); «formar autos, proceder judicialmente» (Diccionario histórico de la lengua española, ed. definitiva, t. I, 1972, pág. 575c).
+867Embocar: ‘entrar por parte estrecha’ (intransitivo o reflexivo). Compárese R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. III, págs. 113b-114a.
+868A también «denota exposición» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 4a). Entre los ejemplos dados por Cuervo encontramos esta misma expresión a peligro, y, también, a riesgo.
+869Poco de: «el adjetivo poco solía usarse de la misma manera [en contradicción con las leyes de la concordancia, o sea, convertido en régimen, haciendo del sustantivo un complemento con la preposición de]: “Una poca de sal”, “Unos pocos de soldados”, y quizá no debe mirarse como enteramente anticuado este modismo» (A. Bello, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, 1847, § 853).
+870Trascuarto: «la vivienda o habitación que está después o detrás de la casa principal» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+871Traer: «tener a uno en el estado o situación que expresa el adjetivo [o participio] que se junta con el verbo» (Diccionario académico, s. v.). Construido con participios, traer se aproxima a la función de verbo auxiliar (H. Keniston, The Syntax of Castilian Prose, Chicago, University of Chicago Press, 1937, § 33.815).
+872Habilitar: «hacer a una persona o cosa hábil o apta para un fin determinado» (M. Alonso, Enciclopedia del idioma. Diccionario histórico y moderno de la lengua española (siglos XII al XX). Etimológico, tecnológico, regional e hispanoamericano, Aguilar, 1958, t. II, s. v.). Para la construcción habilitar en véase este ejemplo de A. de Solís, Conquista de Méjico, 3, 16, Biblioteca de Autores Españoles, t. XXVIII, pág. 291: «Pasaban a la tercera clase, donde se habilitaban en ejercicios más robustos; probaban las fuerzas en el peso y la lucha; competían unos con otros en el salto y la carrera».
+873Lograrse es aquí ‘dar el resultado esperado’. Véase nota 777.
+874Facción: ‘acción’ (J. Coromines, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v., hacer). Latinismo. Un sentido raro del latín factio fue el de ‘conducta’, ‘acción’, ‘procedimiento’ (C. Lewis-C. Short, A New Latin Dictionary, New York, 1907, s. v.). En el español de la época, facción tuvo a menudo el sentido de ‘acción o hecho de guerra’ (en el Quijote, Calderón, Lope, etcétera; véase también S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, s. v.).
+875Aumentos: ‘progresos’, ‘mejoramiento’; «medras y adelantamientos de alguna persona, ya sea en bienes temporales, ya en empleos y cargos honoríficos» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+876Acabar con su padre: ‘recabar u obtener de él’. Acabar: «conseguir, alcanzar, recabar… La persona para con la mal se emplean los medios oportunos para lograr un empeño, se señala por medio de con… “Jamás pudo acabar con él que en su compañía siquiera algunos días se quedase”. Cervantes, Galatea, 1 (R. 1. 18 2)» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 86b).
+877Desde luego: ‘de inmediato’. Ejemplo del Quijote: «fui dél tan bien recebido y tratado, que desde luego comenzó la envidia a hacer su oficio» (Parte I, cap. XXIV; ed. Rodríguez Marín, t. II, 1947, pág. 230). Véase sobre luego con sentido de ‘sin dilación’ la nota 752. Véase también sobre desde, R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1032a.
+878Sobre don Francisco Laguna y Feliciano de Campos véase el lugar correspondiente en M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+879Ampla: latinismo (compárese latín amplus, -a, -um) por amplio. Compárese también R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 452b: «ancho, amplo (hoy amplio) son formas romanceadas de un mismo tipo: amplus, romanceado el primero, trasunto del latín el segundo». Usado por Cascales, Cartas, III, Clásicos Castalia, t. CXVIII, pág. 120.
+881Aquí ajustar es ‘disponer u ordenar convenientemente’. Compárese la acepción 15.a del Diccionario histórico de la lengua española, ed. definitiva, t. I, 1972, págs. 1280a-1281b.
+882Entregarse de: «vale… encargarse, tomar en sí y a su cargo alguna cosa: como unos bienes, una alhaja, una porción de dinero; y assí se dice, Pedro se entregó de esta cantidad, esto es, se encargó de ella, y de ella dará razón» (Diccionario de autoridades, s. v.); «hacerse cargo de una persona o cosa. Esta se expresa mediante un complemento precedido por de o en» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. III, pág. 62a). En el mismo diccionario encontramos el siguiente ejemplo: «que llegasen los sacerdotes con el resto de la ciudad a entregarse de aquellos cuerpos reales para conducirlos al entierro de sus mayores» (A. de Solís, Conquista de Méjico, en Biblioteca de Autores Españoles, t. XXVIII, pág. 336).
+883El autor se refiere al Epítome breve de la vida y muerte del Ilustríssimo Dotor Don Bernardino de Almansa… Hecho por el Bachiller D. Pedro de Solís y Valençuela, etcétera, en Madrid, por Diego Días de la Correa, año de 1647. Véase sobre esto M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+884Representación: «comedia o tragedia [o cualquier otra obra] que se representa en los theatros» (Diccionario de autoridades, s. v.). Se trata de una comedia sobre el bautismo de Jesús (Nota de la compiladora).
+885Asistir: «atender al buen servicio o agasajo de alguna persona» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 712a).
+886Aplacer: «agradar, contentar, dar gusto» (Diccionario de autoridades, s. v.). Cuervo nos da, entre otros, estos ejemplos: «“Lo nuevo aplace y lo viejo satisface”. Refrán Acad. Dicc. “Todo lo nuevo aplace, señor padre”. Cerv. El retablo de las maravillas (Com. 2. 302)» (Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 539a).
+887Lograr [algo]: véase nota 749
+889Aficionado: ‘que le tenía afecto’. Aficionar: «sentir inclinación, afecto… una persona por otra… El complemento que representa a la persona objeto del afecto va representado por un nombre precedido generalmente de las preposiciones a, de» (Diccionario histórico de la lengua española, ed. definitiva, t. I, 1972, pág. 882a).
+890Damos a continuación sucintos datos acerca de las frutas tropicales que en seguida menciona el autor. Citamos con la grafía y la forma que actualmente se utilizan en el centro de Colombia. Nos hemos servido, con la excepción de dos casos que se indican, de las obras Botánica de Lorenzo Uribe Uribe S. I., Bogotá, Editorial Voluntad, 1966, y Plantas útiles de Colombia de Enrique Pérez Arbeláez, Bogotá, 1947. El mamey (Mammea americana) es un árbol de 20 m de altura, de la familia de las gutíferas. Su fruto, del mismo nombre, es esférico, de 15 a 20 cm de diámetro, de carne amarilla. Cachipay: fruto rojo, oval, de 4 a 5 cm de diámetro, de la palma Gulielma Gasipaes. El cachipay se come cocido con sal. Guanábana: fruta grande, de pulpa blanca, del árbol Annona muricata, de la familia de las anonáceas. Guama. En Colombia se conocen más de sesenta especies de guamos, árboles de la familia de las mimosáceas. En los mercados se venden los frutos (llamados guamas) del guamo cajeto, largos, aplanados, lisos, de piel verde o gris, en cuyo interior se encuentran las semillas, negras y grandes, recubiertas de una pulpa blanca dulce. Pitahaya es el fruto anurillo o rojizo, recubierto de escamas, que llega a veces a alcanzar los 12 cm de largo, de pulpa dulce rojiza, que producen algunas especies de cactus trepadores del género Cereus. Granadilla: es un fruto amarillo o verde, de unos 10 cm de diámetro, que contiene una gran cantidad de semillas grises, cubiertas de una pulpa semitransparente. Lo producen bejucos del género Passiflora, de la familia de las pasifloráceas. En la vistosa flor de esta planta, como en la de la pasionaria, otra pasiflorácea, se ha creído ver los instrumentos de la pasión de Cristo. Según Malaret, Lexicón de fauna y flora, 1970, s. v., chicozapote es un árbol del género Sapota, familia de las sapotáceas. Según el Diccionario de autoridades, s. v., es: «especie de fruta de Indias, semejante al melocotón grande, de carne blanca y mui dulce. También se llaman zapotes». Pero el zapote colombiano es una bombacácea (Matisia cordata), de frutos redondos, de color pardo y una superficie como de fieltro. La carne de ellos, amarillenta, es fibrosa. Anón: es el fruto, muy semejante a la chirimoya, pero más pequeño, del arbusto Annona squamosa, de la familia de las anonáceas. El padre Joseph de Acosta, en su Historia natural y moral de las Indias, publicada en 1590, menciona los mameyes, la guanábana, el chicozapote o zapote, la piña y la anona; dedica todo un capítulo al plátano americano y se refiere a las plamas traídas de España a América como naranjos, limas, cidras, etcétera.
+891Diferencia: «en sentido concreto, variedad» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1218b). Allí encontramos este ejemplo, análogo al referenciado: «Pues para el mantenimiento deste hombre, ¿cuántas diferencias de manjares crió este soberano Señor?… cuántas diferencias de frutas» (Granada, Introducción al símbolo de la fe, Biblioteca de Autores Españoles, t. VI, pág. 610b).
+892Sazón: «ocasión, tiempo oportuno» (Diccionario de autoridades, s. v.; Diccionario académico, s. v.)
+893Representante: ‘actor’. «Se toma por lo mismo que comediante o farsante» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+894Sigue un auto sacramental que ocupa casi 150 páginas de la edición de 1984, moldeado sobre el Cantar de los cantares, de tema místico, que bien puede interpretarse como un contrapunto en la historia de los amigos de Santa Fe (Nota de la compiladora).
+895Con que equivale a ‘con lo cual’ (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 398b).
+896Víctor: «interjección de alegría con que se aplaude a algún sugeto u alguna acción» (Diccionario de autoridades, s. v.). Equivalía al bravo de hoy y solía usarse seguido del nombre del aclamado. También se pintaba en los muros para celebrar a algún graduando o aun a los empresarios de las compañías de comedias (compárese la nota de Rodríguez Marín, en Cervantes, Novelas ejemplares, I, Clásicos Castalia, t. XXVII, Madrid, 1948, pág. 47). Se decía entonar, aclamar o cantar el víctor o vítor.
+897Representación: ‘obra dramática’. Véase nota 885.
+898Dar en rostro: ‘chocar’; «vale lo mismo que enfadar… diciendo lo que no se quisiera oír» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+900Logro: «se toma assimismo por la consecución y possessión de lo que se desea o pretende» (Diccionario de autoridades, s. v.). Dar feliz logro: ‘conseguir, alcanzar venturosamente aquello a que se aspira’. Véase nota 759.
+901En hecho de verdad: «phrase adverbial que significa real y efectivamente, con seguridad y certeza. Usan de ella los escribanos, para assegurar la legalidad y verdad con que autorizan los instrumentos» (Diccionario de autoridades, s. v. hecho).
+902Compuesto: ‘de buenas costumbres’, ‘disciplinada’, al igual que en este otro ejemplo: «Que uno [un hombre] es cobarde, otro fiero […], / uno en extremo leal / y otro en extremo traidor, / uno compuesto y señor / y otro libre [= ‘licencioso’] y desigual» (Lope, El villano en su rincón, Biblioteca de Autores Españoles, t. XXXIV, pág. 149c); «morigerado, arreglado» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 274a).
+903Proponer: ‘exponer’, como el latín proponere ‘exponer, decir, contar’. Ejemplos españoles de dicho sentido son estos: «propúsole cuán difícil fuera obligar a un caballero como Alberto a que retrocediese la fe y palabra dadas a don Berenguel» (Tirso, El bandolero, Clásicos Castalia, t. LXXXIV, pág. 201); «Por eso, si hay objeción, propóngala vuestra alteza» (Lope, El mayor imposible, Biblioteca de Autores Españoles, t. XXXIV, pág. 465b); «Propuso uno de los dos embajadores… su embajada» (F. de Moncada, Expedición de catalanes y aragoneses contra turcos y griegos, Biblioteca deAutores Españoles, t. XXI, 1623, pág. 54). Véase nota 574.
+904Empeñado: ‘comprometido, obligado’; empeñarse es «obligarse y tomar por su cuenta el cumplimiento de alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+905Lograr: ‘aprovechar’. Véase nota 749.
+906Lesión: «metaphóricamente significa el daño y perjuicio recibido en qualquier materia» (Diccionario de autoridades, s. v.). Más especialmente, de acuerdo con el contexto, se puede entender la concupiscencia o el pecado.
+907Constante: «que consta o es cierto y manifiesto» (B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930, s. v.). Compárese R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 428b.
+908Revocar: ‘detén el curso arrogante’; es aquí un latinismo. Revocare en latín significa ‘hacer venir al que se va’, ‘detener llamando’. El verbo español fue usado varias veces por Góngora en este sentido, por ejemplo, en «creo que mil veces mi voz te revocara» (“Herido el blanco pie”, Sonetos completos, ed. de B. C., pág. 146). Véase sobre esta palabra A. Vilanova, Las fuentes y los temas del “Polifemo”, t. II, Barcelona, 1992, págs. 24-28.
+909Exarar: latinismo. Compárese el verbo exaro, en el sentido de ‘escribir’, ‘anotar’, ‘fijar algo en tabletas’ (por ejemplo, M. T. Cicerón, Epistolae ad Atticum, 12, 1).
+910Sigue un nuevo intercambio poético entre Don Pedro, Don Francisco de Laguna y Antonio (Nota de la compiladora).
+911Epítome breve de la vida y muerte del ilustríssimo dotor don Bernardino de Almansa, Madrid, Diego Días de la Correa, 1647; véase M. Briceño Jáuregui, Estudio histórico-crítico de “El desierto prodigioso y prodigio del desierto” de Don Pedro de Solís y Valenzuela, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
+912Embarcación: ‘acción de embarcarse’. Según el Diccionario de autoridades, s. v., es: «el acto de embarcarse, y la salida que hace una flota o un navío desde el puerto para hacer su viage».
+914Divertido parece ser aquí algo más que «alegre, festivo y de buen humor» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1295a). Según Henríquez, dicha voz significa «el que gasta mal su hacienda», y según el Diccionario de autoridades (s. v. divertir), andar divertido es «phrase que… también se puede dezir del que… se entrega al torpe deleite de diversas mujeres».
+915Oficio: «ministerio» (Diccionario académico, s. v.; B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930, s. v.). En el latín de los padres de la Iglesia officium designaba con frecuencia el ministerio sacerdotal (compárese A. Blaise, Dictionnaire latin-français des auteurs chrétiens, Strasbourg, 1954, s. v.).
+916Afectar: «ostentar aparatosamente, exhibir, hacer gala de algo» (Diccionario histórico de la lengua española, ed. definitiva, t. i, 1972, pág. 861a).
+918Todos estados: «en plural ya se use todo en la acepción de totus… ya en la de omnis, lleva artículo el nombre…; mas en la lengua antigua y clásica se omitía con gran frecuencia el artículo… “Ante todas cosas” Guevara, Menosprecio, 3» (V. García de Diego, Gramática histórica española, Madrid, Gredos, 1951, pág. 306). Estado: «la especie, calidad, grado y orden de cada cosa; y por esso en las repúblicas se distinguen, conocen y hai diversos estados, unos seculares y otros eclesiásticos, y destos los unos clérigos y los otros religiosos, y de los seculares proprios de la república, unos nobles y caballeros, otros ciudadanos, unos oficiales, otros labradores, etcétera, y cada uno en su estado y modo de vivir tiene orden, reglas y leyes para su régimen» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+919Los más + sustantivo, las más + sustantivo equivalen a ‘la mayor parte de’, así como los más de o las más de + sustantivo. Estas formas son corrientes en el Quijote, y en Lope, de quien damos este ejemplo: «no sabe quién mira las más veces la intención» (El villano en su rincón, Biblioteca de Autores Españoles, t. XXIV, pág. 136b). También se decía la más + sustantivo («la más parte de la vida») y lo más («lo más ha escuchado»). Compárese H. Keniston, The Syntax of Castilian Prose, Chicago, University of Chicago Press, 1937, pág. 270.
+920A deshora, fuera de significar ‘súbitamente’, vale también ‘inoportunamente’, ‘intempestivamente’ y ‘a hora avanzada’.
+921Compárese Mt. 17: 16. Palabra tiene aquí el valor de ‘frase’, valor que, como arcaísmo, se ha conservado en la locución las siete palabras de Cristo en la cruz. Coromines nos explica la evolución semántica de palabra (proveniente del latín parabole o parabola) diciendo que «en romance se pasó de ‘comparación’ a ‘frase’ y luego ‘vocablo’» (Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1996, s. v.). De comienzos del siglo XVII es este ejemplo análogo al referenciado: «respondió [Felipe II] con divina modestia: “Dejaldes que vivan, pues no retratan nuestras costumbres”: palabra verdaderamente magnánima y digna de ponderación» (Lope, El peregrino en su patria, ed. Avalle-Arce, Clásicos Castalia, t. LV, pág. 328).
+924Espeluzado: ‘con los cabellos erizados’. Véase nota 47. Este término aparece en Nebrija (Vocabulario español-latino, 1494, s. v.), Percivale (A Dictionary in Spanish and English, Londres, 1623, s. v.), Franciosini (Vocabolario español e italiano, Segunda parte, Roma, 1620, s. v.), Oudin: «herissé… frissonnant» (Tesoro de las dos lenguas francesa y española, París, 1607, s. v.).
+926Oír de confessión u de penitencia: «phrase que vale exercer el ministerio de confessar» (Diccionario de autoridades, s. v. oír).
+927El Buen Suceso: uno de los templos católicos de la capital española, caracterizado porque —desde el punto de vista arquitectónico— allí «Villajos inauguró un estilo seudogótico, muy personal» (Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Madrid, Espasa-Calpe, s. v., pág. 1424c).
+928Famoso monasterio de los cartujos, situado a unos 60 km de Madrid, en el valle de Lozoya. Fue fundado en 1390, pero sus edificaciones datan del siglo XV, incluso una magnífica iglesia adornada por notables pinturas y esculturas. Actualmente está en manos de los benedictinos.
+929Representar: «vale también… declarar o referir» (Diccionario de autoridades, s. v.). Ejemplo: «Ya otra vez representé / y ahora represento / los agrauios que la casa / de Austria, por diversos tiempos, / recibió de muchos reyes / de Francia» (Lope, Carlos V en Francia citado por C. Fernández Gómez, Vocabulario completo de Lope de Vega, s. v.).
+930Entendido: «vale también sabio, capaz, docto, versado y experimentado. Es hispanismo; pero mui frequentemente usado, y corresponde a lo mismo que inteligente» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+931Legítima: «la parte de herencia que según ley pertenece a cada uno de los hijos legítimos en los bienes que quedaron por muerte de sus padres» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+932Aparato: ‘todo lo que se necesita para algún fin’. Véase nota 739.
+933Conceptos: ‘pensamientos’. Véase nota 783.
+934Este verso es casi idéntico al de La araucana de Alonso de Ercilla: «Salga mi trabajada voz» (XVI, 1).
+935«Me distes… por cédulas el tormento». Parece un juego con dos significaciones de cédula: 1) «Pedazo de papel o pergamino escrito o para escribir en él alguna cosa» (Diccionario histórico de la lengua española, t. II, 1936, s. v.), y 2) «Documento en que se reconoce una deuda u otra obligación» (Diccionario histórico de la lengua española, t. II, 1936, s. v.). Aquí propiamente cédulas equivale a ‘vales’, como en B. Gracián, El criticón, III, ed. Correa Caldeón, 1971, pág. 291: «el que juega por cédulas sin sentir lo que pierde». Puede ser una alusión a hipotéticos escritos profanos breves (poesías, cartas, recados) de don Fernando, anteriores a su entrada en el monasterio. Porque en seguida añade: «Yo, que a Dios offendí / con voz, ojos, mano y pluma, / … comienzo a cantar mi llanto».
+936Prevención: «provisión de… [cualquier] cosa que sirve para algún fin» (Diccionario de autoridades, s. v.). Prevenir: «preparar, aparejar y disponer con anticipación» (Diccionario de autoridades, s. v.). Halajas, alhajas: ‘utensilios, muebles’. Véase nota 802.
+937Desierto: «lugar, parage, sitio que está despoblado de edificios, casas y gentes» (Diccionario de autoridades, s. v.). Guaduas es actualmente un municipio en el departamento de Cundinamarca, a 126 km de Bogotá y 992 m de altura sobre el nivel del mar. Tiene una temperatura media de 23 ºC. En el territorio se distinguen dos regiones definidas: una de exuberante vegetación y otra montañosa. La población fue fundada por los conquistadores Alonso de Olalla y Hernando de Alcócer en el año de 1551 y fue erigida en Parroquia en 1695 (compárese Diccionario geográfico de Colombia, 2.a ed., t. II, Bogotá, 1980, págs. 704b-705a). Por su parte, Antonio de Alcedo en su Diccionario geográfico histórico de las Indias Occidentales o América habla así de Guaduas: «Pueblo de la jurisdicción de la villa de Honda en el Nuevo Reino de Granada, fue al principio un convento de religiosos franciscos recoletos de San Pedro de Alcántara, que estando situado en el camino de Honda a Santa Fe, que es de tanto tráfico, se fueron estableciendo allí algunos vecinos…; es uno de los temperamentos más benignos que hay en todo el reino, de terreno fértil y abundante en muchos frutos» (ed. Pérez Bustamante, t. II, Biblioteca de Autores Españoles, t. CCVI, pág. 137a).
+938Vale: «voz latina usada en castellano, para despedirse en estilo cortesano y familiar: y significa, Dios te dé salud» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+940«Sólo escogeré tres [cartas]: vna de su padre, que es precissa»: ‘una de su padre, cuya relación es obligada o necesaria’. Ejemplos ilustrativos de Lope: «acuérdate temerario, que es tu destierro preciso, pero el mío voluntario» (El tirano castigado, Biblioteca de Autores Españoles, t. CLVIII, pág. 36); «No fuera el parto de un monte / tan atrevido y discreto; / porque son precisas leyes, / de que tengo claras señas, / que peñas engendran peñas» (Contra valor no hay desdicha, Biblioteca de Autores Españoles, t. XLI, pág. 60); «Quien desatare aquel nudo es precisa ley / que sea del Asia rey» (Las grandezas de Alejandro, Biblioteca de Autores Españoles, t. CXC, pág. 369).
+941Idea: ‘modelo’, ‘ideal’, con sentido aproximado al filosófico de ίδέa en griego. Compárese: «¡Oh mi señora Dulcinea del Toboso… ultimadamente, idea de todo lo provechoso, honesto y deleitable en el mundo!» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte I, cap. XLIII; ed. Rodríguez Marín, t. III, 1948, pág. 268). También se da este sentido en B. Gracián, El criticón, ed. Correa Calderón, t. II, 1971, pág. 72).
+942Formar tenía aplicaciones que ya no se le dan, por ejemplo: formar palabras, una triste y agradable música, risas, ecos, voz, gemido, bramidos, quejas, querellas, danzas, caracteres, etcétera. También se empleaba este verbo construido con voces que designan afecciones o estados de ánimo, para indicar el originarse dichos estados afectivos. Tal es el caso del texto a que se refiere esta nota y también el de los siguientes ejemplos: «Señor mío, vuestra merced no forme agravio de lo que se dice con llaneza» (Salas Barbadillo, El sagaz Estacio, Clásicos Castalia, t. LVII, pág. 133); «los celos del alma aparta, / que formó de mí» (Tirso, Marta la piadosa, Clásicos Ebro, t. XLIV, pág. 103); «Un horror reverente, formado en los desmayos del respeto» (A. de Solís, Varias poesías sagradas y profanas, Clásicos Hispánicos, Ediciones críticas, t. XVI, pág. 252); «Agravio formo de ti» (Lope, La llave de la honra, Biblioteca de Autores Españoles, t. XXXIV, pág. 117). Sentimiento: «pena o dolor» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+943«Las frases especiales entrar, entrarse o meterse monja o fraile están canonizadas por el uso, y no admiten el de que les ponemos en Colombia y otras partes de América» (R. J. Cuervo, Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 9.a ed., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1955, § 387).
+944Razón, razones: «palabras o frases con que se expresa el pensamiento» (B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930, s. v.). Común en el siglo XVII. Ejemplos del Quijote: «Paráronse los mercaderes al son destas razones… y por las razones echaron de ver la locura de su dueño» (Parte I, cap. IV; ed. Rodríguez Marín, t. I, 1947, pág. 164); «y la cabeza le respondió… esta razón» (Parte II, cap. LXII; ed. Rodríguez Marín, t. VIII, 1948, pág. 78).
+945Servirse: «agradarse de alguna cosa, quererla o admitirla con gusto. Úsase en el estilo cortesano quando se suplica o pide a alguno que execute algo: como Sírvase v. m. de dexarme entrar» (Diccionario de autoridades, s. v.). Se aplicaba con frecuencia al hecho de dignarse Dios disponer algún suceso: «cuando el Señor es servido se le quite [la ganancia al alma], queda con mucha soledad» (Sta. Teresa, Moradas, Clásicos Castalia, t. I, pág. 187). En El desierto también encontramos varios ejemplos de esto.
+946Aumentos: ‘progresos, mejoramiento’. Véase nota 876. La grafía augmentos es tomada del latín augmentum, que significa ‘acrecentamiento’, ‘ampliación’.
+948Conversación: «trato, comunicación y comercio recíproco y familiar de unos y otros entre sí» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+950Compárese Éxodo, 1: 13-14: «sometieron los egipcios a los hijos de Israel a cruel servidumbre, haciéndoles amarga la vida con rudos trabajos de mortero, de ladrillos y de campo, obligándolos cruelmente a hacer cuanto les exigían». El texto correspondiente de la Vulgata dice así: «oderantque filios Israel Aegyptii, et affligebant illuclentes eis, atque ad amaritudinem perducebant vitam eorum operibus duris luti et lateris, omnique famulatu, quo in terrae operibus premebantur».
+951Proffesores: professor en latín tardío es ‘el que hace profesión de algo’ (A. Blaise, Dictionnaire latin-français des auteurs chrétiens, Strasbourg, 1954, s. v.). Para el español, compárese C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 296, s. v. profesor: «el que profesa una religión o doctrina».
+952Estancia: «en la milicia es el campamento y reales donde hace mansión el exército» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+953San Lorenzo Giustiniani fue el primer patriarca de Venecia. Desde muy joven se dedicó a las obras de virtud y a la mortificación. Se hizo religioso, fue ordenado sacerdote, y más tarde llegó a ser general de su orden, la Congregación de Canónigos Regulares de San Jorge. El papa Nicolás v lo hizo patriarca. Murió en 1456 a los 76 años de edad. Fue canonizado en 1690. Escribió varios tratados y sermones.
+954Caudillo: «es el que guía, manda y rige la gente de guerra, siendo su cabeza, y que como a tal todos le obedecen» (Diccionario de autoridades, s. v.). Aquí en sentido figurado.
+955Chancelar: «acábese con todo». Véase nota 818. La construcción chancelar con es análoga a terminar con, acabar con.
+956Amonestar: ‘advertir’, ‘prevenir’, se construía a veces con la preposición a «para expresar el objeto a que se mueve la consideración» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 433b).
+957Ensayar, ensayarse está en el sentido corriente de «ejercitar a alguien [o ejercitarse], hacer que adquiera experiencia o destreza [o adquirirla]», en el que puede construirse con para, con el fin de «indicar aquello en que se adquiere experiencia o destreza» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. III, pág. 508a-b).
+958Ejercicios penales: ‘ejercicios difíciles, penosos’. El sentido concreto de penal en este pasaje se relaciona con la penitencia, austeridad y disciplina de la vida monacal, en especial de la Cartuja. Poenalis en latín cristiano vale por ‘doloroso’, ‘difícil’ (compárese A. Blaise, Dictionnaire latin-français des auteurs chrétiens, Strasbourg, 1954, s. v.).
+959«La acción por la qual una cosa se pega, une o conglutina con otra» (Diccionario de autoridades, s. v.). O, mejor, la ‘substancia que se adhiere’. Aquí, en sentido metafórico, espiritual, el apego a los placeres y a las cosas mundanas.
+960Estudio: ‘empeño’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 156). En latín studium significaba fundamentalmente ‘celo’, ‘celoso empeño’.
+961Entretanto: «se suele mui comúnmente decir en el entre tanto» (Diccionario de autoridades, s. v. entre).
+962Entonces no era raro que se dijese impedir que no donde hoy decimos impedir que, en lo que podemos ver un recuerdo de las construcciones del verbo latino impedire que podía llevar como cmnplemento una proposición encabezada por ne o por quin. Damos algunos ejemplos españoles en que impedir que no debe interpretarse como impedir que: «Desecha, pues, derrueca y destruye todo lo que se te pone delante y te impide que no vayas a tu Dios» (Diego de Estella, Meditaciones del amor de Dios, en Místicos franciscanos españoles, III, Biblioteca de Autores Cristiano, t. XLIV, Madrid, 1949, pág. 78); «y apretaban a los de dentro más con impedirles que no entrasen bastimentas por tierra» (Moncada, Expedición, Clásicos Castalia, t. LIV, pág. 114); «Yo estoy en muy grande aprieto, / si le impido que no entre / es descubrirle el secreto; / y si entra, es fuerza encontrar…» (F. de Rojas, No hay amigo para amigo, Obras, Biblioteca de Autores Españoles, t. LIV, pág. 972); «Y esto impedía que yo no le pudiesse hazer saber lo mucho que la quería. Sino que las vezes que tenía ventura de vella, con un mirar apassionado y sospiros […] le publicaba mi pena» (G. Gil Polo, Diana enamorada, Clásicos Castalia, t. CXXXV, pág. 42).
+963Abreviado: «parco, escaso o tacaño» (Diccionario histórico de la lengua española, t. I, 1933 s. v.). Análogamente dice S. Juan de la Cruz: «el Padre de las lumbres, cuya mano no es abreviada» (Vida y obras, Biblioteca de Autores Cristianos, t. XV, Madrid, 1950, pág. 1188). Compárese Is. 59: 4: «Ecce non est abbreviata manus Domini».
+964Pliego: «el envoltorio o cúmulo de cartas cerradas debajo de una cubierta» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+967Lograrlo: ‘presentarlos’, ‘hacerlos conocer’. Véase nota 777.
+968Noticioso: «sabidor, o que tiene noticia de alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.). Hacerse noticioso es ‘noticiarse’, ‘informarse’.
+970Un tiempo: ‘una vez’. Tiempo: «ocasión determinada en que se executa alguna acción» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+972Cobrarse, en el sentido de ‘recuperarse’, se construye con de «para expresar el estado de que uno sale» y con en «para denotar aquello cuya adquisición constituye el recobro» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, t. II, pág. 169b). Aquí parece haber un cruce de las dos construcciones.
+973Lograr: «hacer que una persona o cosa alcance… la perfección [o el fin] a que debe llegar» (B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930, s. v.). Véase nota 968.
+974Dibujo: «figuradamente se llama así la descripción o copia que se hace de palabra, de las partes de un rostro, u de otra cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.). La primera edición del libro mencionado antes es de Zaragoza, por Diego Dormer, 1637. En la portada se lee: Aula de Dios, Cartuja Real de Zaragoza… Descubre la vida de sus monjes, acusa la vanidad del siglo, acuerda las memorias de la muerte, en las desengañadas plumas de Teodoro y Silvio. Conságrale a la utilidad pública don Miguel de Meneos. Compárese A. Palau y Dulcet, Manual del librero hispanoamericano, tomo IV, Barcelona, 1951, pág. 436.
+976La Gran Cartuja (en francés La Grande Chartreuse) fue fundada por San Bruno, en 1084, en el macizo de Chartreuse (Alpes franceses). Compárese Enciclopedia Cattolica, s. v.
+978Talía (en latín Thalia, en griego θaλίa) era el nombre de una musa, de una de las Gracias y de una Nereida.
+979Confesar: «reconocer y tener por cierta alguna cosa, obligado de la fuerza de la razón» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+980Difuso: «ancho, dilatado» (Diccionario académico, s. v.; B. Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de don Luis de Góngora y Argote, Madrid, 1930, s. v.).
+981Gerarchía, hoy jerarquía: «aplícase esta voz principalmente y como por excelencia a el orden y disposición de los choros de los ángeles» (Diccionario de autoridades, s.v.).
+982Palante (en latín Pallas, -antis) es el héroe epónimo del monte Palatino y compañero de Eneas en su guerra contra Turno (compárese Virgilio, Eneida, 1, VIII, vv. 104 y siguientes). Anteones parece aludir a Anteo (en latín Antaeus), gigante mitológico, hijo de Poseidón y Gea. Habitaba en Libia y obligaba a los viajeros a luchar con él. Después de haberlos vencido y matado, consagraba sus restos en el templo de su padre. Hércules le dio muerte cuando pasó por Libia en búsqueda del jardín de las Hespérides.
+983Violencia: «acción violenta, o contra el natural y racional modo de proceder» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese «el reino de los Cielos padece violencia» (Mt. 11: 12).
+984Afectar: ‘ostentar’, ‘mostrar’, ‘presentar’ (Diccionario histórico de la lengua española, ed. definitiva, t. I, 1972, pág. 860c).
+985Manutisa: «planta que se cultiva en los jardines y produce un tallo de la altura de media vara, adornado de unas hojas lisas, largas y angostas… La flor es muy semejante al clavel en la hechura y color» (Diccionario de autoridades, s. v.). Es de la familia de las cariofiláceas.
+989La preposición en con un infinitivo puede significar, como en nuestro pasaje, idea de causa (véase R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. III, pág. 236b).
+990Micadonaí es una transcripción de la lectura, obligatoria para los antiguos judíos, del texto escrito hebreo my kyhwh (‘¿quién como Jahvé?’). Michael es la transcripción latina corriente del hebreo mí ka’ēl (‘¿quién como Dios?’), usado como nombre propio, especialmente del ángel que inspira al profeta Daniel (véase Dan. 13). La etimología de Cartuja que da aquí El desierto es fantástica. Cartuja proviene de Cartusia, latinización del francés Chartreuse que es el nombre, primero, del macizo montañoso donde San Bruno fundó su monasterio y, segundo, del monasterio mismo.
+991Alma de pensamiento: ‘sentido’. Compárese: «Alma del concepto, de la ley, del discurso. Es aquella oculta razón que mueve e informa el todo, dando espíritu y fuerza a la ley, al concepto, al discurso» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+992Centro significa aquí «en cualquier cosa lo más retirado, escondido, hondo u profundo» (Diccionario de autoridades, s. v.). Parece que alude a la celda.
+993Léase: ‘no es posible’. Haber «en frases de sentido negativo [significa] ser inútil, inconveniente o imposible aquello que expresa el verbo o la cláusula a que va unido… no hay diferenciar cosas tan parecidas» (Diccionario académico, s. v.). Se debe observar que no siempre no hay + infinitivo equivale a no hay que + infinitivo, pues a veces los sentidos que dan las dos construcciones son contradictorios. Ejemplos: «No hay vivir con ellas [las mujeres] ni sin ellas» [= ‘es imposible’] (Gracián, El criticón, I, Clásicos Castalia, t. CLXV, pág. 81); «—¿Y las yerbas? —No hay hallarlas, / aunque por dos achicorias /se dé un ojo de la cara» [también, ‘es imposible’] (Mira de Amescua, La mesonera del Cielo, en Teatro, III, Clásicos Castalia, t. CLXXI, pág. 55). En otros casos ambas construcciones darían un sentido próximo: «No hay dejarlo a tu cortesía, Sancho —dijo don Quijote—, porque eres duro de corazón, y aunque villano, blando de carnes» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. LX; ed. Rodríguez Marín, t. VIII, 1948, pág. 34).
+994Aplacar: aquí intransitivo, significa ‘calmarse’ (véase R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 538b). Su complemento, aquello respecto de lo cual la carne se aplaca, lleva de, construcción no recogida en el diccionario citado.
+995Mirar tiene aquí el sentido de «tener o llevar por fin u objeto alguna cosa en lo que se ejecuta» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+996Estarse vivo, como ‘estarse quieto’, etcétera. Estarse es «detenerse o tardarse en alguna parte, u en alguna cosa u estado» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+997Siguen varias canciones de tema cartujano, en una de las cuales Fray Bruno invita a su hermano Don Pedro a unirse a la orden. A partir de esta carta, varios estudiosos han proyectado El desierto prodigioso como un documento de la vida histórica de los hermanos Valenzuela (Nota de la compiladora).
+999Timantes (en latín Timanthes), célebre pintor griego de finales del siglo IV a. C., contemporáneo de los más conocidos Zeuxis y Parrasio. La anécdota que trae El desierto parece derivar de Plinio, Naturalis Historia, XXXV, 36, 12.
+1000Descompasado: ‘que excede o se desmanda en el tamaño’. Compárese Diccionario de autoridades, s. v.
+1001Sazonado: ‘sabroso’, ‘ingenioso’; «se aplica también al dicho agudo o palabra chistosa» (Diccionario de autoridades, s. v.). Estos son dos ejemplos tomados de la Agudeza de Gracián: «tiene [el canónigo Tárrega] muy sazonadas invenciones» (ed. Correa Calderón, t. II, pág. 138); «Fue tan sazonada como picante la [alusión] del rey don Juan de Portugal» (págs. 154-155).
+1002Sobreescrito o sobrescrito: «lo escrito sobre otra cosa; inscripción» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+1003Varilla: diminutivo de vara. Aquí, en el sentido de ‘varas de medir tan pequeñas, como las que usaban los hombres diminutos del cuadro de Timantes descrito más arriba’.
+1004Acabar: ‘lograr’. Véase nota 877.
+1005Acuerdo: ‘decisión’; «deliberación o resolución tomada con madurez y conocimiento» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+1006Aula Dei es el nombre de la cartuja cercana a Zaragoza, fundada por el arzobispo Fernando de Aragón, tío de Felipe II. «Llámase Aula Dei porque su fundación empezó la víspera de la Purísima Concepción y alude a la oración que comienza: Deus, qui aulam virginalem…» (Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Madrid, Espasa-Calpe, s. v.). El título del libro es Aula de Dios (compárese nota 968).
+1007Traslado: «escrito sacado… de otro que sirve como de original» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+1008Aquí dueño quiere decir ‘autor’ (compárese C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 131), por restricción del significado de dueño: «el señor propietario que tiene dominio sobre alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+1009Añidir· significa aquí «aumentar, acrecentar alguna cosa, dando, o poniendo de nuevo algo más de lo que tenía» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+1011Tafalla: ciudad y municipio de la provincia de Navarra, a 35 km al sur de Pamplona. Compárese Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Madrid, Espasa-Calpe, s. v. Como se dijo en la nota 975, el libro Aula de Dios fue publicado bajo el nombre de Miguel de Mencos. A. Palau y Dulcet (Manual del librero hispanoamericano, 2.a ed., t. IV, Barcelona, 1951, pág. 436) sostiene que Miguel de Mencos es un seudónimo de Miguel de Dicastillo. Aunque lo dicho por El desierto y por Palau mantiene su verdad, Miguel de Mencos fue, según la Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Madrid, Espasa-Calpe, s. v., un actor español que, en 1640, hacía parte de la compañía de Bartolomé Romero. En cambio, habría que rechazar la hipótesis de Ticknor (citada por Palau y Dulcet), según la cual Miguel de Dicastillo es seudónimo de Agustín Nagore. Este cartujo español de Zaragoza (1620-1705) fue Prior de Aula Dei y, entre otras obras, escribió una Adición a la celebrada descripción de la Real Cartuja de Aula Dei, publicada en 1679. Compárese Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Madrid, Espasa-Calpe, s. v.
+1012El desierto da por publicada esta obra, pero a causa de haberse impreso con autor supuesto y no constar su nombre, no hemos podido identificarla.
+1013Colocación: «el acto de colocar o poner en su propio lugar alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.). Aquí, tratándose de un inédito que se recomienda publicar, tendría el sentido de ‘composición tipográfica’. Es latinismo.
+1015Formado: ‘compuesto’, ‘escrito’. Formar: «es dar forma a alguna cosa» (Diccionario de autoridades, s. v.). Véanse notas 649 y 943.
+1016Título de un «amoroso soliloquio a Christo Señor Nuestro en la cruz», como se dice más arriba, escrito por Bruno Fernández de Valenzuela, si hemos de dar fe a este pasaje de El desierto. Apoyados en este cinto, un cartujo de Aula Dei e Ildefonso M. Gómez, M. B., lo incluyen en la bibliografía de Bruno de Solís (véase Escritores cartujanos españoles, Abadía de Montserrat, 1970, pág. 147). En cambio, José Manuel Rivas Sacconi, años antes de conocerse El desierto, lo atribuye a Pedro de Solís, basándose en lo que este declara en su dedicatoria del Panegírico sagrado… («Escrívelo el bachiller D. Pedro de Solís y Valenzuela… Madrid, 1647»). Véase El latín en Colombia, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1949, pág. 139, nota 44.
+1017Aposessionarse: ‘tomar posesión’, ‘apoderarse’. La formación con el prefijo a- es normal en español (compárese abrazar, abrochar, aterrizar, etcétera). Compárese Diccionario histórico de la lengua española, t. I, 1933, s. v.
+1018Comodidad: ‘ventaja’, ‘beneficio’, ‘posibilidad’, ‘facilidad’ o bien simplemente ‘disponibilidad’. El sentido de ‘ventaja’ se enlaza con los de ‘utilidad’, ‘provecho’, que registra el Diccionario de autoridades y que ya tenía el latín commoditas y que encontramos, por ejemplo, en: «persona que mejor comodidad haga a esta villa y más botijas de agua diere» (P. Boyd-Bowman, Léxico hispanoamericano del siglo XVI, Londres, 1972, s. v.).
+1019Muestra general: ‘presentación y examen general’. Muestra, muestra general, tomar muestra, pasar muestra son expresiones militares. Muestra era ‘reseña [o revista] de la gente de guerra’ (C. Fontecha, Glosario de voces comentadas en ediciones de textos clásicos, Madrid, 1941, pág. 248; compárese Diccionario de autoridades, s. v.). En un sentido más general era ‘presentación’. Ejemplos: «lo primero que hacía era mostrar su retablo, el cual unas veces era de una historia y otras de otra, pero todas alegres y regocijadas, y conocidas. Acabada la muestra, proponía las habilidades de su mono» (M. de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte II, cap. XVII; ed. Rodríguez Marín, t. V, 1948, pág. 263); «hubiera quien jurara que había hecho muestra de más de diez pares de vestidos y de más de veinte plumajes» (Parte I, cap. LI; ed. Rodríguez Marín, t. III, pág. 400).
+1020Tener la noche equivale a ‘pasar la noche’. Tener: «construido con algunos nombres de tiempo, [significa] emplear, pasar algún espacio de él en un lugar o sitio, o de cierta manera: tener las carnestolendas en Barcelona» (Diccionario de la Real Academia Española, s. v.).
+1021El convento fue fundado por el franciscano Tomás de Morales, a quien, en 1600, el encomendero Benito Sánchez, cedió los terrenos necesarios. En 1610 el padre Morales tomó posesión de ellos y dio comienzo a la construcción, a la que dio el nombre de Recoleta de Nuestra Señora de los Ángeles. En torno a ella se fue formando la población de Guaduas, cuya acta de fundación data de 1644. En 1821 el convento del padre Morales comenzó a extinguirse, en virtud de la ley del 6 de agosto de ese año, expedida por el Congreso de Cúcuta, que ordenaba la clausura de los conventos menores. «Hacia mediados del siglo el convento fue convertido en cárcel. En 1867 don Manuel Murillo Toro compró al gobierno de Cundinamarca el edificio para su residencia particular; posteriormente fue dividido en apartamentos y ocupado por establecimientos comerciales e industriales; también sirvió de hospital y cuartel. Luego lo compró don Hipólito Navas; muerto este, sus herederos lo vendieron a la Junta de Patronato de Guaduas por la suma de $ 75.000, por escritura de 26 de marzo de 1910. Dicha Junta, actual dueño, lo dio a las Hermanas de la Presentación de Tours para establecimiento de su colegio» (Roberto Velandia, Historia geopolítica de Cundinamarca, Bogotá, 1971, pág. 258). Véase también Pedro Simón, Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme, tomo III, Bogotá, Casa Editorial de Medardo Rivas, 1892, pág. 182 y Alberto Hincapié Espinosa, La villa de Guaduas, Bogotá, 1952, págs. 29-38.
+1022Lozoya: río de la provincia de Madrid que nace cerca del Paular, en la sierra que domina a Segovia. Compárese Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Madrid, Espasa-Calpe, s. v.
+1023Es decir: ‘si el prado empieza a hacer eco a tu flauta’. La construcción del pasaje es latinizante; compárese Virgilio, Églogas, 1, 5: «formosam resonare doces Amaryllida silvas».
+1024Alarde: ‘examen’. Véase nota 722.
+1025Idea: ‘imaginación’. Véase nota 942.
+1027Chasque (o chasqui) es palabra quechua que designa, como advierte El desierto, a una persona encargada de llevar, a pie, la correspondencia del remitente al destinatario. Durante la época del imperio inca, el correo por medio de chasquis fue una organización estatal que llegó a un nivel muy notable de eficiencia. En el Léxico hispanoamericano del siglo XVI de Boyd-Bowman encontramos las formas chasqui, chasque y chasquis (en singular). Según Cuervo, chasqui era voz muy común en Bogotá a fines del siglo XVIII, pero ya en su época estaba completamente olvidada en esta ciudad (Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, 9.a ed., Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1955, § 989). Y chasqui o chasque se conocían de Quito a Buenos Aires (El castellano en América, en Obras, t. II, pág. 549).
+1028Propio: «el correo de a pie, que alguno despachaba para llevar una o más cartas de importancia» (Diccionario de autoridades, s. v.).
+1029Acudir tiene aquí el sentido de ‘acceder’ (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. I, pág. 169a). Por ejemplo: «Bien es, Nacor, que yo acuda a tu consejo que es sano» (M. de Cervantes, El gallardo español).
+1030Había: ‘hacía’. Véase nota 730.
+1031Divertir: «sacar el ánimo de su estado normal [o triste] con cosas que le alegren y esparzan (transitivo)» (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 1294b).
+1032Senador por cenador, «placetuela o lonjeta cuadrada o aovada, dispuesta en los jardines… fabricada de madera, cubierta de ramos y hojas de diferentes plantas… Llamase así por el fin principal para que se inventó este recreo, que fue el de cenar en él los veranos» (Diccionario de autoridades, s. v.). Compárese el siguiente pasaje de Rafael Pombo:
+ Nuestro rico cenador,
+ nuestra tienda de campaña,
+ es un nogal cargador,
+ y ni la morisca España
+ tiene glorieta mejor.
+ (Poesías completas, Madrid, Aguilar, 1957, pág. 424).
+1033Defender, en el sentido de ‘embarazar, estorbar, impedir’ (R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, París, 1893, t. II, pág. 840b).