Catalogación en la publicación – Biblioteca Nacional de Colombia
Guhl, Ernesto, 1915-2000, autor
Colombia : bosquejo de su geografía tropical vol. I [recurso electrónico] / Ernesto Guhl ; presentación, Andrés Guhl. – Bogotá : Ministerio de Cultura : Biblioteca Nacional de Colombia, 2016.
1 recurso en línea : archivo de texto ePUB (11,6 MB). – (Biblioteca Básica de Cultura Colombiana. Geografía / Biblioteca Nacional de Colombia)
Incluye bibliografía
ISBN 978-958-8959-73-3
1. Colombia – Geografía 2. Colombia - Descripción 3. Libro digital I. Guhl, Andrés, autor de introducción II. Título III. Serie
CDD: 918.61 ed. 23 |
CO-BoBN– a995216 |
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ISBN: 978-958-8959-73-3
Bogotá D. C., diciembre de 2016
© Ernesto Guhl Nannetti
© 2016: Universidad de los Andes, Universidad Nacional de Colombia y Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis
© 2016, De esta edición: Ministerio de Cultura –
Biblioteca Nacional de Colombia
© Presentación: Andrés Guhl
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Dedico este libro a la tierra que se describe en él.
OLOMBIA: BOSQUEJO DE SU geografía tropical es uno de los libros de geografía del país más conocidos y citados. Su publicación original, a mediados de la década de 1970, fue parte de la Biblioteca Básica Colombiana del Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura) y sus dos volúmenes se agotaron rápidamente. Hasta 2016, año en que se reeditó en formato físico y que también entró a formar parte de la Biblioteca Básica de Cultura Colombiana de la Biblioteca Nacional de Colombia como libro digital, su disponibilidad era bastante limitada. Por esta razón era muy buscado en los almacenes de libros usados, y a pesar de que mucha de la información que contiene el libro se desactualizó con el tiempo, siguió siendo una referencia importante y pertinente para científicos, y leída por gente del público general que quería entender mejor la realidad geográfica del país. ¿Por qué este libro, luego de cuarenta años de publicación, sigue teniendo tanto atractivo para los lectores en el país? Las razones son muchas, y tienen que ver con el enfoque del autor, la multiplicidad de temas que se tratan en el texto y las restricciones que la etapa más reciente del conflicto armado colombiano le impuso a viajar por nuestro país. A continuación presento algunas de las razones por las cuales invito a los lectores a explorar y conocer esta obra que nos permite entender un poco mejor la compleja realidad de Colombia.
CDesde mi punto de vista de docente universitario, resulta evidente que para los colombianos más jóvenes la formación primaria y secundaria sobre la geografía del país es muy limitada y se restringe a un aprendizaje memorístico de accidentes geográficos como ríos y cordilleras, y, en el mejor de los casos, saber cuáles son los departamentos y sus capitales. Esta limitación también era evidente cuando Ernesto Guhl Nimtz escribió este libro como resultado de las notas que desarrolló para los cursos de geografía que dictaba en la Universidad Nacional. El libro tiene un objetivo pedagógico muy claro, y su formalización como texto se dio gracias a una beca que la Fundación Guggenheim otorgó al autor. Aunque esas listas de nombres que mencioné hacen parte de la geografía del país, son una visión muy limitada de la misma. El profesor Guhl, tal como lo llamaban sus alumnos, practicaba una geografía muy distinta, en la que lo importante era conocer y entender dónde estaban ciertos fenómenos y procesos, y cómo se relacionaban unos con otros. En ese orden de ideas, el libro habla de condiciones biofísicas del país como su clima, relieve, vegetación, y las articula con procesos sociales como la ocupación del territorio, el uso y manejo que se le da al mismo, y cómo estos procesos influencian el comportamiento de distintos grupos sociales. Tal como lo decía Guhl, no puede haber geografía sin humanos. Esto significa que el componente humano es fundamental para entender el espacio que nos rodea y cómo nos relacionamos con él, por lo que para Guhl la dimensión social es una de las partes esenciales de la geografía. En este sentido, Colombia: bosquejo de su geografía tropical representa una visión integral del territorio de nuestro país en la que los distintos grupos sociales que lo ocupan son los protagonistas. Este tipo de enfoque es el que mantiene, en gran medida, su vigencia, ya que en el mundo contemporáneo esta perspectiva está asociada con la crisis ambiental global y el debate sobre la sostenibilidad. Además, la visión de Guhl no sólo se restringe a una lectura analítica del espacio de nuestro país, sino que se extiende también a la manera en que se articulan el espacio y el tiempo: su obra entreteje la historia con la geografía, tratando de comprender y analizar los patrones de ocupación del territorio. Esta visión integral abarca una enorme diversidad de temas como economía, división política, gobierno, y los aspectos biofísicos mencionados anteriormente, entre muchos otros. Hoy en día, cuando la especialización predomina, tal versatilidad disciplinar en un solo individuo sería casi que impensable, y el trabajo de Guhl muestra una manera muy distinta de hacer ciencia e investigación que es difícilmente replicable en el presente por la forma en que ha evolucionado el quehacer científico.
Esta visión integral no habría sido posible sin un conocimiento exhaustivo y vivencial de la geografía nacional. Una de las características fundamentales de la labor investigativa de Guhl es el haber visitado la gran mayoría de nuestro país. Experimentar la diversidad de ambientes y comunidades del país le permitió entender lo complejo de la realidad en que nos desenvolvemos los colombianos, y su libro es un intento de tratar de darle sentido a la misma luego de décadas de recorrer la geografía nacional. Para los colombianos nacidos después de 1970, el conflicto armado limitó seriamente las posibilidades de conocer un gran porcentaje del país. La reedición de esta obra es un llamado a dejar de ser exclusivamente «investigadores de oficina», como decía el profesor Guhl, y salir al terreno y ver y entender de primera mano sus realidades.
Finalmente, este libro se constituye como documento histórico. La recopilación de información social, demográfica, política, económica y ambiental nos da una radiografía de Colombia a inicios de la década de 1970. Esta información nos permite ver cómo ha cambiado el país, y es preocupante ver que muchas de las recomendaciones de Guhl siguen siendo válidas y pertinentes, a pesar de las cuatro décadas que han pasado desde su publicación original.
Invito pues, a los lectores, a explorar esta geografía de Colombia en la cual está plasmada la experiencia de muchas décadas de recorrer y comprender la realidad del país. En el transcurso de esos viajes, se esforzó por entender ese complejo panorama respetando, entendiendo y analizando las particularidades locales de cada zona, hasta construir su propia mirada de Colombia, que es algo que, me aventuraría a decir, no todos los colombianos logramos hacer. Esta mirada, que hoy definiríamos como una perspectiva compleja (en la que los fenómenos están relacionados entre sí), nos permite entender las razones del mal manejo del territorio, así como también algunas de las razones del conflicto armado y la importancia de la cuestión agraria en el país, entre otras. Si queremos llegar a construir un país en paz, necesitamos empezar por conocer y comprender el territorio. Leer este libro es un primer paso para hacerlo. El segundo, siguiendo el legado de Guhl, es recorrerlo.
NDRÉS GUHL
AN ESTE MOMENTO, ESTIMADO lector, tiene en sus manos la labor de un geógrafo alemán que convirtió a Colombia en su patria. Ernesto Guhl llegó a este país en 1939 y se quedó en él por el resto de su vida. El libro Colombia: bosquejo de su geografía tropical es uno de los legados de este hombre, para muchos uno de los protagonistas más importantes de la geografía colombiana del siglo XX, y para mí, también mi abuelo. Muchos de sus discípulos y quienes han leído sus obras recuerdan al profesor Guhl desde lo académico y lo científico. Sus libros se han convertido en referencias obligadas sobre muchos temas geográficos del país y, a pesar de que han pasado cuarenta años desde la publicación de la primera edición de Colombia: bosquejo de su geografía tropical, sigue siendo él un referente obligado en innumerables temas, tanto de geografía física como de geografía humana. Como geógrafo, yo también valoro enormemente las investigaciones de mi abuelo, y me asombro ante la tarea de síntesis y de análisis presente en este libro. Sin embargo, para mí este trabajo también representa a mi abuelo como investigador y como miembro de familia. Estas breves líneas quieren mostrar al lector ese lado más familiar del profesor Guhl y cómo su legado académico se convirtió en aspectos que fueron fundamentales en la vida de familia. Considero que esta nueva cara del profesor Guhl permite al lector conocer más de este ejemplar personaje de la geografía de Colombia.
EAún recuerdo, siendo muy niño, ir a visitar a mis abuelos en su casa. El estudio era un lugar casi mágico donde había arrumes de libros y de papeles, mapas desplegados por todas partes e instrumentos como brújulas, altímetros, lupas y lápices de todos los colores. A pesar del aparente desorden del estudio, mi abuelo sabía en dónde estaba cada libro, cada manuscrito y cada documento que necesitaba. Él tenía un orden muy particular que le permitía encontrar cualquier cosa en esas pilas de papeles. Las paredes estaban cubiertas de mapas: detrás de la puerta había un mapa de Colombia elaborado por la Oficina de Longitudes en la década de los treinta y en el que, como cosa curiosa, no figuraba la sierra de la Macarena. En la pared al lado de la puerta estaba una copia del mapa que elaboró Alexander von Humboldt en 1801 del río Magdalena, entre el municipio de Honda en el departamento del Tolima y el dique de Mahates en el departamento de Bolívar. También había un hermosísimo mapa en relieve de Venezuela, elaborado en la década de los años sesenta, que me encantaba recorrer con las manos y así «sentir» el relieve. Había también un mapa antiguo de América del Sur, que me gustaba mirar y recorrer sus ríos. Recuerdo preguntarle por qué ese mapa se veía tan diferente a los que podía uno ver en mapas más modernos, y él me explicaba con mucho cariño y detalle que era un mapa antiguo y cuando se hizo no se sabía tanto como ahora, y que, además, el mapa tenía lugares que no existían como el lago de Parima, y que durante mucho tiempo tuvieron lugar entre el imaginario europeo del continente americano.
Además de los mapas, el estudio tenía muchas fotografías, algunas cuidadosamente enmarcadas y puestas en las paredes, y otras sencillamente en grupos amarrados por cauchos. Cada uno de estos conjuntos representaba las fotos de algún viaje, y en la parte de atrás de muchas fotos estaba escrito el lugar, la fecha y, en algunas instancias, algún rasgo o característica especial que contenía cada foto. Muchas veces viajé por el país al mirar esas fotos, y en otras ocasiones conocí los páramos y su vegetación con las diapositivas que él tomaba en sesiones donde, después de las onces familiares del domingo, mi abuelo bajaba su proyector de diapositivas, el telón, y nos sentábamos todos en la sala a ver imágenes de páramos, de paisajes, y algunas de la familia. Hoy en día, en la era de la fotografía digital, es difícil pensar en un momento en el cual sacar una foto no era algo sencillo y fácil, sino que cada toma requería medir cuidadosamente los pros y los contras de usar una de las 36 fotos que traían los rollos fotográficos. A diferencia de la cámara digital, uno nunca tenía certeza de cómo había salido la foto hasta que se terminaba el rollo y uno mandaba a revelarlo, y no existía la posibilidad de «borrar» las fotos malas. Él tenía una maravillosa cámara Leica que lo acompañó durante la mayor parte de su vida académica. De niño, muchas de esas fotos no decían mayor cosa para mí… unas montañas, un río, etcétera. Sin embargo, en la labor que los editores hicieron para la reimpresión de este libro y en búsquedas en su archivo me asombré de la capacidad de mi abuelo para capturar en fotos aspectos importantes de las distintas regiones de Colombia, tanto de su geografía humana como de la geografía física.
Otro de los recuerdos más gratos de mi infancia también está asociado al estudio. Debajo de su escritorio había un cuero de oveja blanco, y para mí era la experiencia más maravillosa sentarme o, incluso, acostarme sobre la suave lana y jugar mientras él, mi abuela y mis papás conversaban. Muchas veces acompañé a mi abuelo por horas mientras él trabajaba cuidadosamente. Uno de los objetos que más me atraía de su escritorio era una caja de 60 colores. Actualmente, cuando los mapas son en su mayoría elaborados en un computador, hacer referencia a una caja de colores parecería algo anacrónico, pero el profesor Guhl hizo sus mapas a mano, trazando sobre papel calcante las planchas del Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Los colores los utilizaba sobre estos mapas, o directamente sobre las planchas topográficas. Yo, en cambio, los usaba para hacer mis dibujos. Muchas veces me senté a su lado a «trabajar». Mientras él hacía sus mapas, yo hacía mis dibujos, y ambos pasábamos momentos muy gratos. Muchos de los mapas que tiene este libro fueron elaborados por él, y hoy en día, gracias al desarrollo tecnológico, han sido convertidos a formato digital y mejorados para permitir su mayor legibilidad y así transmitir el mensaje cartográfico de manera más evidente.
Más o menos durante esta época de mi niñez recuerdo la llegada de dos nuevos libros de mi abuelo: uno café y otro rosado. Estas publicaciones, que para mí representaban otro libro más en la biblioteca del profesor Guhl, fueron la primera edición de Colombia: bosquejo de su geografía tropical. Muchos años más tarde caí en la cuenta de que, mientras yo disfrutaba de la suavidad de la lana del cuero de oveja, él estaba trabajando en la reconstrucción del libro cuyo único manuscrito se perdió en un taxi por descuido de algún funcionario del gobierno de Carlos Lleras Restrepo, y que el profesor Guhl tuvo que rehacer en gran medida a partir de notas y borradores.
Desde muy niño para mí fue natural verlo como académico e investigador, y él entretejía esta faceta con su vida familiar. Recuerdo con mucho aprecio cómo nos contaba muchas cosas interesantes e impactantes de los páramos, de sus viajes y de sus recuerdos de las múltiples salidas de campo y excursiones que lo llevaron a conocer el país a pie, algo que muy pocos de los geógrafos de generaciones posteriores pueden decir. Ir a visitar a los abuelos era siempre la oportunidad de oír historias maravillosas del viaje al río Yurumanguí o a San Agustín o a Tierradentro. Algo de esta experiencia de recorrer muchas zonas a pie me alcanzó a tocar a mí, y si hay algo que mi abuelo nos legó a sus hijos y a sus nietos es la capacidad de observación. Desde muy niño subíamos los domingos en la mañana en familia al Alto de Patios, en la vía que conduce de Bogotá a La Calera. Mis recuerdos más antiguos son de cuando yo tenía unos cuatro años y lo veía caminar a una velocidad increíble (algo que sus estudiantes de la Universidad Nacional también recuerdan). Cuando finalmente lograba alcanzarlo me empezaba a contar cosas sobre el páramo, el bosque, las distintas plantas, y me mostraba cosas que para mí eran increíbles sobre la geología de la zona. Luego de caminar varios kilómetros parábamos a tomar un café que él traía en un termo, e iniciábamos el regreso a Bogotá para estar de vuelta en casa para la hora del almuerzo. La urbanización de la ciudad hizo que estas salidas al monte, como cariñosamente lo llamábamos en familia, se acabaran cuando yo tenía unos siete u ocho años. Esta pasión por estar en el paisaje y experimentarlo es algo que está muy presente en todos los hijos y nietos del profesor Guhl. En compañía de él recorrí muchos kilómetros en Villa de Leyva, Chingaza, el páramo de Guasca, El Tablazo, entre muchos otros lugares. Para él, la mejor forma de conocer y de entender un paisaje, y de analizar la relación entre los habitantes y su entorno era visitando los distintos lugares. Si algo lo sacaba de casillas era que nosotros camináramos sin mirar y sin preguntarnos el porqué de los fenómenos y características de los paisajes. Para muchos de sus discípulos, es legendaria la caracterización de los estudiantes como «bultos de papa» que viajan, pero no observan. Aunque a quienes fueron sus discípulos les cueste trabajo creerlo, él también nos regañaba a hijos y a nietos por caminar como costales de tubérculos, entes pasivos ante la diversidad de fenómenos ambientales, sociales y económicos contenidos en un paisaje particular. El libro que tiene en sus manos es un testimonio de esa capacidad de observación que mi abuelo desarrolló y afinó durante muchos años.
Colombia: bosquejo de su geografía tropical es una obra única que muestra literalmente cómo a un solo hombre le cupo el país en la cabeza. La interpretación y el análisis que hizo Ernesto Guhl sobre la realidad del país hace más de treinta y cinco años nos muestra una Colombia diversa, donde los aspectos biofísicos, sociales, económicos y políticos se entrelazan entre sí. El trabajo de mi abuelo pone en evidencia una dedicación enorme para entender y analizar las relaciones de distintos fenómenos. Además, muestra a su autor como un científico y humanista, versado en muchísimos campos del saber. Hoy en día, en la época de la especialización científica, cuesta trabajo encontrar científicos como él, más de corte humboldtiano, que podían analizar fenómenos geológicos, biológicos, sociales y económicos. Tal vez esta es una de las razones por las que, luego de treinta y cinco años de publicación, esta obra siga siendo una referencia obligada, que no ha tenido reemplazo. Hoy en día existen muy pocos académicos y científicos colombianos que tengan la formación holística que tenía Ernesto Guhl, y aunque hemos progresado mucho en temas de ciencia y tecnología, cada vez tenemos menos investigadores con una visión tan integral como la que tenía mi abuelo. En otras palabras, el cambio en el quehacer científico que se empezó a dar en el país desde la década de 1970 tomó la senda de la especialización a expensas de la del holismo y la integralidad. La crisis ambiental global ha empezado a rescatar esta visión holística, donde sociedad y naturaleza interactúan entre sí, y que es imposible comprender una sin tener en cuenta la otra. Sin embargo, esa capacidad de establecer relaciones entre fenómenos en el tiempo y en el espacio, tal vez uno de los grandes legados del profesor Guhl como geógrafo, no es algo que se construya de la noche a la mañana. Esta capacidad de análisis, una de las herramientas del geógrafo, se desarrolla y afina a lo largo de la vida profesional. Escribir una obra como Colombia: bosquejo de su geografía tropical requirió una vida dedicada al estudio del país, y sólo hasta cuando él ya era un investigador que había llegado a sus sesenta años de vida, se publica la primera edición.
Otra de las razones por las cuales considero que no ha habido obras equivalentes en los últimos cuarenta años es que el país se vio sacudido por una situación de orden público muy compleja que no permitió que investigadores recorrieran Colombia con tanta libertad como él lo hiciera. Esto no quiere decir que los enfrentamientos partidistas de la época de la Violencia, durante los cuales el profesor Guhl sí recorrió la geografía nacional, no hubieran sido importantes. Sin embargo, el desarme de las guerrillas liberales en el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla y el periodo del Frente Nacional fueron lapsos relativamente más tranquilos que aquellos que encontramos durante las décadas de los años ochenta y de los noventa en nuestro país. La academia y la investigación en Colombia se alejaron un poco del trabajo de campo y se concentraron en las universidades, ya que los investigadores, por razones de orden público, poco podían salir de sus ciudades e instituciones. Sin ir más lejos, una vez mi abuelo y su grupo de acompañantes fueron detenidos por un grupo de guerrilleros en el páramo de Chingaza. Uno de los líderes de esta cuadrilla conocía el prestigio del profesor Guhl como docente en la Universidad Nacional de Colombia, y por esta razón lo dejaron seguir. Esta no fue la suerte de otros investigadores de la Universidad de Antioquia o de otras universidades, que sí fueron secuestrados por los actores al margen de la ley.
Uno de los aspectos que más impacta al lector al examinar Colombia: bosquejo de su geografía tropical es la habilidad de su autor para buscar información. Si aún hoy en día los investigadores nos quejamos porque la información que hay disponible para el país es fragmentada, incompleta y, en muchos casos, de dudosa calidad, el libro está lleno de datos que demuestran una enorme recursividad para obtener información de distintas instituciones públicas y es realmente sorprendente ver cómo mi abuelo estaba al tanto de debates académicos nacionales e internacionales en una época previa a la era de la información, donde abundan en internet muchas fuentes de datos y publicaciones electrónicas. Lo más increíble es que este tipo de conocimiento sólo era posible a través del correo y del intercambio epistolar con sus colegas en otros países del mundo. En este sentido, el libro no es sólo un tributo a la capacidad investigativa de un individuo, sino también un documento histórico de cómo era el quehacer científico en el país en su momento. Muchas de las cifras y estadísticas que presenta esta obra permiten tener una idea de Colombia a finales de la década de 1960. Los análisis del profesor Guhl son un documento histórico de ese país y, en muchos casos, los diagnósticos que él hace siguen siendo tan vigentes hoy en día como hace cuarenta años.
SIG y las imágenes satelitales son de vital importancia en el quehacer geográfico, el trabajo de campo sigue siendo imprescindible. El contacto directo con el paisaje es fundamental para entender y analizar, y sin este, las herramientas tecnológicas básicamente permiten describir y analizar de manera menos profunda un fenómeno geográfico, mientras que el geógrafo, que aborda un problema específico que conoce y que ha visitado la zona, lo puede hacer mejor. En otras palabras, una cosa muy distinta es ver cómo es un paisaje y otra es experimentarlo. Han pasado casi quince años desde que él me dio a entender esto, y sólo hasta hace poco lo comprendo.
Colombia, bosquejo de su geografía tropical también representa una forma de investigación sustentada en el trabajo de campo y en una vida en la que se encargó de recorrer el país. El profesor Guhl consideraba que la verdadera forma de entender esa relación sociedad-naturaleza, sobre la que construyó su trabajo académico e investigativo, se basaba en recorrer los distintos lugares. También reconoció el potencial de nuevas herramientas como las imágenes satelitales, pero siempre sostuvo que tenían que estar ligadas a un exhaustivo trabajo de campo. En mi primer trabajo como profesional tuve la oportunidad de trabajar con la empresa de consultoría que, en 1996, había sido contratada por el Ideam para construir, a partir de imágenes satelitales y sistemas de información geográfica, el primer mapa de coberturas vegetales elaborado con estas tecnologías. Este trabajo involucró crear un mosaico de más de 66 imágenes satelitales para cubrir el país entero. Recuerdo que le regalé una impresión del país visto desde el satélite y, él, contrario a lo que yo esperaba, poco apreció ese mapa. Me dijo que esa imagen de colores no servía de nada si no había recorrido a pie esas regiones, y que la geografía no podía separarse nunca del trabajo de campo. En su momento no entendí las palabras de mi abuelo, y pensé que lo que nos separaba era una brecha generacional y tecnológica en el quehacer geográfico. Durante mis estudios de maestría y doctorado en Geografía poco a poco empecé a entender lo que quiso decir. Aunque las herramientas tecnológicas como elPara quienes tenemos un entrenamiento en el quehacer geográfico contemporáneo, al leer este libro uno queda con la impresión de que hay grandes diferencias entre cómo se hacía la investigación hace algunas décadas y cómo se hace hoy en día. En Colombia: bosquejo de su geografía tropical se aborda desde una aproximación mucho más sintética y relacional, donde lo importante es entender y analizar la integralidad del país. A lo largo de innumerables pasajes del libro, el autor entreteje aspectos sociales, económicos, biofísicos y demográficos para comprender alguna zona o característica específica del país. Esto contrasta con el enfoque geográfico más contemporáneo, en el que un fenómeno particular se aborda de manera más analítica que relacional. Es decir, el objeto de estudio se mira desde una perspectiva donde prima más la explicación del fenómeno en sí mismo que su relación con otros fenómenos. Considero que ninguna de estas dos formas del quehacer geográfico es mejor que la otra. Sencillamente responden a enfoques diferentes. Mientras la primera enfatiza las relaciones entre fenómenos de interés, la segunda profundiza en la explicación de un fenómeno específico. Al leer este libro, el geógrafo que ha sido entrenado en el segundo paradigma puede darse cuenta de lo valioso que ese enfoque más relacional de la investigación puede ser, y así, en vez de ser enfoques excluyentes —un paradigma más nuevo reemplazando a uno más antiguo—, pueden ser complementarios. En otras palabras, esta obra pone de presente que el quehacer geográfico contemporáneo puede enriquecerse muchísimo al incorporar elementos, métodos, conceptos y técnicas que resaltan esa dimensión relacional y sintética de la investigación.
Usted tiene este libro en sus manos para leer la obra del profesor Ernesto Guhl y no estas líneas. Sin embargo, espero que estas cortas remembranzas de mi abuelo y algunas reflexiones del significado de esta obra para nosotros los geógrafos contemporáneos sean de utilidad para comprender mejor quién era este personaje y qué significa Colombia: bosquejo de su geografía tropical. Ojalá algún día yo también pueda abordar la elaboración de una obra similar, y que pueda presentar de manera clara y amena, tal como lo hizo mi abuelo, un compendio geográfico del país.
NDRÉS GUHL CORPAS
GEÓGRAFO PH. D.
PROFESOR ASOCIADO
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
Ernesto Guhl Nimtz y su legado geográfico hicieron, hacen y harán parte del Jardín Botánico de Bogotá
A GEOGRAFÍA MODERNA colombiana, impulsada por el doctor Ernesto Guhl Nimtz, y la fundación del Jardín Botánico de Bogotá, por el Padre Enrique Pérez Arbeláez, tienen una historia en común: la pasión inagotable por el país.
LXX.
La década de los años treinta, determinante en la consolidación de las ciencias exactas en Colombia, fue un periodo clave para confirmar la importancia de dos hitos históricos en el reconocimiento natural del país: la Real Expedición Botánica de José Celestino Mutis y la Comisión Corográfica de Agustín Codazzi. Estos fueron la insignia permanente de Pérez Arbeláez para transmitirle a los gobiernos centrales que el desarrollo sólo sería posible de la mano de la ciencia y que para esto era necesario conocer en detalle cada rincón del país, sus recursos y sus potenciales de uso; no obstante, estos mensajes fueron bien recibidos por la academia, pero vistos con recelo por las diferentes corrientes políticas colombianas en la primera mitad del sigloUn esfuerzo similar en la geografía colombiana es quizás el trabajo realizado por Ernesto Guhl, quien desde sus clases en la Universidad Nacional de Colombia sobre fisiografía y en sus arduas expediciones, muy reconocidas e inolvidables por todos aquellos quienes participaron, le permitieron entender en pocos años las condiciones naturales y la transformación del territorio colombiano. Esta premisa se convirtió en el objetivo principal de una de sus excelsas obras: dar a conocer el país a todos sus habitantes, en el trabajo que había denominado «Geografía extensa de Colombia», del cual nos quedaron algunos trazos en este primer volumen de lo que ahora conocemos como Colombia: bosquejo de su geografía tropical.
Traigo a mención la década de los treinta porque, en medio del conflicto mundial, se dio la creación del Instituto Botánico, luego Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y se esbozaron las primeras ideas de un Jardín Botánico para Bogotá. Estas instituciones no tuvieron un génesis aleatorio ni propósitos disímiles: la ciencia en Colombia necesitaba crear instituciones que implementaran un método para generar y recopilar el conocimiento y ponerlo en práctica para el desarrollo económico del país. Las expediciones enfocadas en la flora colombiana realizadas por Enrique Pérez Arbeláez y las de Ernesto Guhl para describir los paisajes accidentados del norte de Suramérica y sus gentes se convirtieron en herramientas útiles en la planeación de un futuro de buen vivir para los colombianos.
I y II Congresos de Biología Tropical, celebrados a mitad de siglo con la visión de la Unesco.
Para Pérez Arbeláez, como para Guhl, fue clara la importancia de las áreas aún dominadas por la selva, en cuanto a su inventario y descripciones detalladas. Los intentos, en ocasiones fallidos, de cooperación internacional, fundamentales para la planeación y el manejo de estas regiones inexploradas, fueron un tema permanente y común. Las grandes ideas de la Hylea amazónica y la Hylea magdalenesa de Pérez Arbaleáez también fueron apoyadas por las exhaustivas presentaciones de Guhl sobre los recursos del Pacífico colombiano, tal y como fue divulgado en losDespués del fallecimiento del Padre Enrique Pérez Arbeláez, la consigna quedó firme en el pensamiento de la señorita Teresa Arango Bueno. Su gestión y la del doctor Luis Eduardo Mora-Osejo delimitaron el interés por la conservación de los Andes colombianos y desde entonces se emprendieron grandes expediciones para reconocer la diversidad y la orografía de esta cadena al norte del continente.
Sucedió entonces, en los años ochenta, la llegada de lo que se consideró, tal vez sin el respectivo eco, «la Segunda Expedición Botánica», con el fin de afianzar la obra de Mutis siglos atrás. Oportunamente, Arango Bueno y Mora-Osejo, desde el Jardín Botánico de Bogotá, implementaron un fuerte programa expedicionario por los bosques de Cundinamarca y, atendiendo al llamado y la pasión del doctor Guhl por los páramos, iniciaron un reconocimiento exhaustivo de los páramos de la Sabana de Bogotá, advirtiendo sobre la presión ejercida de una ciudad en expansión permanente sobre los recursos hídricos. Los páramos de la Sabana de Bogotá fueron insuficientes para los análisis de Guhl, quien quiso ir más allá y exploró la Cordillera Oriental, Pamplona, El Cocuy, la laguna de Tota; el sur de Bogotá, el municipio de Colombia a la altura de Sumapaz y la cabecera del río Guayabero; en la Cordillera Central exploró el tramo Coconuco-Puracé-La Plata, los nevados en el Tolima, y en la Cordillera Occidental se adentró a Frontino y a los Farallones de Cali, cerrando sus ciclos de expediciones al sur, en Nariño, con Pasto, Guachucal, Cumbal e Ipiales. Su obra recobró importancia nuevamente en nuestro medio y el Jardín Botánico de Bogotá publicó en 2015 la edición conmemorativa de Los páramos circundantes de la Sabana de Bogotá.
Con este breve recorrido queremos recapitular las lecciones aprendidas, retomar caminos y plantear metas para conocer y conservar la biodiversidad de nuestra geografía. Conocer la hidrografía, las geoformas y la historia de los suelos, para complementar el estudio de la biodiversidad, nos ha permitido mantener un Jardín Botánico de Bogotá cada vez más al servicio de la ciudad, al servicio de los ciudadanos, manteniendo una sintonía con la bella condición natural de nuestro país, en la idea clara de que visitar el Jardín Botánico de Bogotá sea una experiencia enriquecedora, transformadora de mentes y de corazones.
Hoy tenemos un nuevo reto por cumplir, reflejar las detalladas descripciones geográficas del maestro Ernesto Guhl, expresadas ahora en la biodiversidad de las áreas naturales de Colombia en nuestro Jardín Botánico de Bogotá, el cual se ha constituido en lo que hemos llamado un nodo de biodiversidad, cuya idea es intervenir el espacio, enriqueciéndolo con diversidad vegetal en perspectiva de crear estructuras verdes en medio de las urbes, vados en el fortalecimiento del conocimiento asociado, la participación de la comunidad, la apropiación social del conocimiento y formas de gobernanza del espacio y del territorio, que en conjunto enriquecen la calidad de vida de la ciudad.
Con esto en mente, hemos propuesto una red de ocho nodos que, interconectados a través de las coberturas vegetales urbanas, anhelan una Bogotá más verde, una nueva geografía de la ciudad. Nuestro Jardín Botánico es uno de esos nodos, en el cual empezamos un sueño ambiental ambicioso, la representación del 10 % de la biodiversidad de plantas del país, con la reconstrucción del Tropicario, que incluye hábitats tan complejos como el manglar, los afloramientos rocosos de la región Guayana, el superpáramo, el desierto guajiro, el bosque seco tropical y el morichal. Tenemos los insumos necesarios para entender en qué condiciones crecen nuestras plantas, la receta para que este sueño se haga realidad: Colombia: bosquejo de su geografía tropical, una segunda edición que nace con el esfuerzo conjunto de la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de los Andes y el Jardín Botánico de Bogotá.
ARDÍN BOTÁNICO DE BOGOTÁ JOSÉ CELESTINO MUTIS
JMIGO LECTOR: ESTE LIBRO que usted tiene en sus manos es un resumen generalizado y popularizado de la Geografía extensa de Colombia, en preparación. Además, tiene una historia. Todo libro tiene su historia o por lo menos una motivación que determinó su existencia.
AEn el caso presente esta motivación fue muy simple: se trató de llenar el gran vacío que deja la falta de una información geográfica, física y humana, sobre el país colombiano. Esta fue y es la motivación.
Y su historia es esta: después de un pequeño texto escrito por el autor y editado varias veces en la Universidad Nacional de Colombia —hasta cuando las planchas multilith lo permitieron—, titulado Colombia: bosquejo de su geografía tropical, se resolvió ampliarlo y publicarlo ya como un libro al alcance de todos, pero que no fuera un libro para especialistas en geografía, ni un texto para estudiantes únicamente. Aunque sirve para ambos y para otras personas interesadas, ya que es un libro para todos.
Se logró la nueva versión con la ayuda generosa de la Fundación John Simón Guggenheim. Y debo dejar constancia aquí de que fue una ayuda desinteresada y sin ninguna clase de presiones o condiciones. Una verdadera ayuda.
Y así se pudo escribir este libro. Y cuando estaba listo se firmó un contrato para su publicación. Pero el contrato no se pudo cumplir ya que el libro no se publicó, porque se… perdió.
Sí, así fue la primera parte de una historia bastante interesante, y pudiera aumentarse el presente volumen con un capítulo sobre la psicología de los pueblos o algo así, que explique «científicamente» esta historia del presente libro, en la era de la planeación moderna y ordenación del territorio para el desarrollo.
Pero dejando las cosas como están, el libro se perdió, y los que lo perdieron se quedaron tan tranquilos como si nada hubiera pasado. Pero la historia del libro no termina aquí. Una copia incompleta que se salvó de perderse se arregló, pero sin el ambicioso marco cartográfico y fotográfico y fue acogida por Colcultura: aquí está el resultado.
Lo demás es asunto del lector.
RNESTO GUHL
EA REPÚBLICA DE COLOMBIA forma parte de los países andinos de la América tropical, y su estructura estatal-espacial está basada en la realidad horizontal tridimensional de las costas, de los Andes y de las llanuras orientales. En los Andes opera la geografía vertical-tropical a través de los pisos térmicos, ofreciendo un mosaico de regiones bioclimáticas sobre la base de los pisos térmicos de muy grande diferencia sobre muy pequeños espacios (tablas 1 y 2). En las grandes llanuras del oriente y de las costas con tangentes horizontales también existen diferentes climas y vegetación, provocados por factores meteorológicos como base de la dinámica del clima, resultado de las características geofísicas y otras de origen planetario, como consecuencia de su posición astronómica, ubicación geográfica, forma y extensión de la estructura y de los suelos de las diferentes regiones del país ubicados en la zona intertropical del globo.
LOMBRE
1.1 NLleva el país su nombre en honor del descubridor de América. Desde los primeros tiempos de la Conquista, el territorio andino de América fue subdividido en fajas latitudinales que se extendieron hacia el oriente, teóricamente hasta el meridiano de Tordecillas. La parte noroeste del continente, la actual Colombia, la administró Alonso de Ojeda hasta 1º 20’ latitud norte, donde limitó con la Gobernación de Nueva Castilla, bajo el dominio de Pizarro. Luego surgieron dificultades por la lucha de los conquistadores entre sí y la Corona española optó por crear el Virreinato del Perú (1542) con jurisdicción sobre todo el continente suramericano, excepto Venezuela, que dependía del Virreinato de Nueva España. La capital de los virreyes era Lima, y el territorio andino fue subdividido en Audiencias. El territorio colombiano correspondió a la Audiencia de Santa Fe de Nueva Granada, cuya capital fue Bogotá. Ocupaba la parte principal de la actual Colombia, y lindaba en el norte con la Audiencia de Panamá y en el sur con la Audiencia de San Francisco de Quito. En 1718 la Corona española creó el Virreinato de la Nueva Granada con las Audiencias de Santa Fe de Bogotá y San Francisco de Quito. Durante la época de la Independencia (1810-1819) se llamó Nuevo Reino de Granada. De 1819 a 1830, periodo de la Gran Colombia, se llamó República de Colombia, formada por los territorios de la antigua Capitanía General de Venezuela, el Nuevo Reino de Granada y la Presidencia de Quito. En 1830 se disolvió la Gran Colombia, y el territorio de lo que fue el Nuevo Reino de Granada formaba un Estado independiente con el nombre de Nueva Granada. En el año de 1858 se dio al mismo territorio, ahora dividido en Estados soberanos, el nombre de Confederación Granadina. En 1861 se cambió este nombre por el de Estados Unidos de Colombia y, desde el año de 1886, se llama República de Colombia.
XTENSIÓN Y POSICIÓN GEOGRÁFICA
1.2 EDivisión político-administrativa. En la actualidad los datos geográficos de extensión, posición y división administrativa del país, son los que se pueden consultar en las tablas 1 y 2. El mapa de la figura 1 presenta la división política.
ABLA 1. Extensión y posición geográfica
TLATITUD |
||
PUNTOS EXTREMOS |
NOMBRE DEL LUGAR |
LATITUD |
Al norte |
Punta Gallinas |
12º 30’ 40’’ N |
Al sur |
Bocas San Antonio |
4º 13’ 30,5” S |
LONGITUD |
||
Puntos extremos |
Nombre del lugar |
Longitud Meridiano |
Al este |
Piedra del Cocuy |
66º 50’ 54,2” |
Al oeste |
Cabo Manglares |
79º 01’ 23,1” |
ALTITUD |
|
Punto máximo |
msnm |
Cima de la Sierra Nevada de Santa Marta |
5.775 |
SUPERFICIE |
ISLAS PRINCIPALES |
|||
TERRITORIOS |
SUPERFICIE |
EN EL PACÍFICO |
EN EL ATLÁNTICO |
|
|
km2 |
% |
|
San Andrés |
Departamentos |
610.725 |
53,8 |
Gorgona |
Providencia |
Intendencias y comisarías |
628.189 |
46,2 |
Gorgonilla |
San Bernardo |
Total |
1.238.914 |
100,0 |
Malpelo |
El Rosario |
|
|
|
Isla Fuerte |
|
|
|
|
Islas costaneras de Bomba y Barú |
EXTENSIÓN DE LAS FRONTERAS |
|||
|
|
Porcentajes |
|
Fronteras |
km |
Parcial |
Total |
Marítimas |
|||
Del Pacífico |
1.300 |
45 |
15 |
Del Atlántico |
1.600 |
55 |
17 |
Subtotal |
2.900 |
100 |
32 |
Terrestres |
|||
Con Panamá |
266 |
4 |
3 |
Con Venezuela |
2.219 |
35 |
24 |
Con Brasil |
1.645 |
26 |
18 |
Con Perú |
1.626 |
26 |
17 |
Con Ecuador |
586 |
9 |
6 |
Subtotal |
6.342 |
100 |
68 |
Total |
9.242 |
|
100 |
TABLA 2. Superficie y densidad de población por secciones del país en el año 1972
SECCIONES |
SUPERFICIE EN KM2 |
HABITANTES POR KM2 |
N.º DE MUNICIPIOS |
INSPECCIONES DE POLICÍA |
CORREGIMIENTOS |
CASERÍOS |
I. DEPARTAMENTOS |
610.725 |
28,2 |
901 |
2.141 |
1.253 |
248 |
1. Antioquia |
62.870 |
51,2 |
109 |
228 |
8 |
19 |
2. Atlántico |
3.270 |
294,8 |
23 |
19 |
28 |
- |
3. Bogotá, D. E. |
1.714 |
1.650,0 |
7 |
12 |
- |
- |
4. Bolívar |
26.392 |
34,2 |
29 |
5 |
212 |
4 |
5. Boyacá |
67.750 |
18,5 |
133 |
137 |
25 |
5 |
6. Caldas |
7.231 |
117,8 |
24 |
74 |
23 |
7 |
7. Cauca |
30.495 |
24 |
36 |
287 |
20 |
19 |
8. Cesar |
22.925 |
22,3 |
13 |
2 |
83 |
17 |
9. Córdoba |
25.175 |
32,5 |
22 |
3 |
160 |
- |
10. Cundinamarca |
22.246 |
57,7 |
111 |
83 |
14 |
2 |
11. Chocó |
47.205 |
4,7 |
18 |
76 |
115 |
7 |
12. Huila |
19.990 |
25,6 |
36 |
54 |
4 |
6 |
13. La Guajira |
20.180 |
13,5 |
7 |
44 |
25 |
5 |
14. Magdalena |
23.770 |
27,4 |
20 |
6 |
114 |
20 |
15. Meta |
85.770 |
3,3 |
16 |
44 |
- |
- |
16. Nariño |
31.045 |
26,6 |
51 |
152 |
116 |
37 |
17. Norte de Santander |
20.815 |
31,1 |
35 |
116 |
32 |
43 |
18. Quindío |
1.825 |
198,8 |
12 |
33 |
1 |
- |
19. Risaralda |
4.014 |
133,9 |
13 |
36 |
3 |
- |
20. Santander |
30.950 |
38,6 |
77 |
210 |
1 |
15 |
21. Sucre |
10.523 |
36,1 |
23 |
1 |
143 |
25 |
22. Tolima |
23.325 |
40,4 |
44 |
132 |
23 |
6 |
23. Valle del Cauca |
21.245 |
105,6 |
42 |
387 |
83 |
11 |
II. INTENDENCIAS |
139.289 |
1,3 |
13 |
69 |
13 |
4 |
1. Arauca |
23.490 |
1 |
2 |
25 |
2 |
- |
2. Caquetá |
90.185 |
1,2 |
7 |
25 |
6 |
1 |
3. Putumayo |
25.570 |
2,2 |
3 |
17 |
5 |
3 |
4. San Andrés y Providencia |
44 |
380,3 |
2 |
2 |
- |
- |
III. COMISARÍAS |
388.900 |
0,2 |
4 |
8 |
24 |
1 |
1. Amazonas |
121.240 |
0,1 |
1 |
- |
7 |
1 |
2. Guainía |
78.065 |
0,1 |
- |
- |
3 |
- |
3. Vaupés |
90.625 |
0,2 |
- |
4 |
7 |
- |
4. Vichada |
98.970 |
0,1 |
- |
4 |
7 |
- |
Colombia |
1.238.914 |
19,0 |
91,5 |
2.218 |
1.290 |
253 |
En cuanto a la densidad de población en las diferentes secciones del país, la cifra indicada es relativa y revela una situación que como cálculo matemático es exacto, pero en cuanto a la real distribución de la población dentro de los territorios seccionales es falsa. Fenómenos geográficos y sociales han provocado una muy desigual distribución de la población colombiana a través de su territorio.
Fuente: Mapa del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, edición de 1970, y proyecciones de población del banco de datos del DANE, Bogotá.
COLOMBIA BOSQUEJO DE SU GEOGRAFÍA TROPICAL
VOLUMEN I. GEOGRAFIA FÍSICA
IGURA 1. División política
FLas características geográficas de Colombia están determinadas principalmente por tres factores, a saber:
La posición del territorio en la zona intertropical. El país está situado entre 12,5º latitud norte y algo más de 4º latitud sur. Está ubicado, pues, con dos terceras partes en la zona intertropical o ecuatorial, que se caracterizan por dos épocas de lluvia y dos épocas secas en un mismo año.
La duración de la radiación solar es prácticamente igual durante todo el año, ya que la diferencia entre máxima y mínima radiación es de 36 minutos en su capital, Bogotá, sobre los 4º 13’ latitud norte, y la fluctuación en la altura cenital del sol durante el año tampoco es considerable (27º), lo que impide fluctuaciones anuales de temperatura y hace imposible el ciclo estacional anual, produciendo, en contraste, un típico clima tropical de ciclos diurnos.
La ubicación geográfica del país. El país está ubicado en la parte septentrional y noroeste del continente suramericano y geográficamente se halla limitado por dos océanos: el Atlántico (mar Caribe) en el norte, y el Pacífico en el occidente, de muy diferentes regímenes climáticos. En el oriente, por los llanos del Orinoco; en el sur, por las selvas del Amazonas y las sierras Andinas; y en el occidente, además, entre los dos océanos, por el istmo de Panamá. Esta limitación y vecindades geográficas influyen grande y variablemente sobre el país, caracterizando sus aspectos climáticos y ecológicos.
La extensión y el relieve. La conformación montañosa derivada de la trifurcación andina, que se extiende a través de todo el país desde el suroeste hasta el noreste, abarcando el territorio montañoso con sus valles interandinos y diferentes alturas, representa hasta el presente el área más valiosa del país. Del sistema orográfico andino, que ocasiona las modificaciones del clima, surgen tres grandes regiones fisiográficas, que son:
La orografía y la ubicación del país determinan las diferencias del clima, produciendo las siguientes cinco grandes regiones geográficas, que se caracterizan por su fisiografía, clima y vegetación y suelos, que a su vez corresponden a sectores económicos y administrativos, sin que estas últimas divisiones coincidan precisamente con los límites naturales. Las citadas regiones son:
Aun dentro de estas grandes unidades espaciales se deben establecer subregiones que presentan marcados contrastes entre sí. En las tierras bajas y cálidas, por ejemplo, tienen cabida zonas bien diferenciadas, tales como regiones de alta pluviosidad y temperatura con clima ambiental bochornoso, como la costa central del Pacífico, que posee bosques de vertiente con alta pluviosidad durante todo el año, como es el caso de las estribaciones de los bordes exteriores de las cordilleras; llanuras periódicamente secas, tales como los Llanos Orientales; regiones de clima seco, semiárido y árido, con fuertes vientos, escasa precipitación atmosférica y temperaturas elevadas, como la península de La Guajira, la costa del mar Caribe y algunas regiones de los departamentos del Huila y del Tolima; grandes valles longitudinales, como los de los ríos Cauca y Magdalena, con un régimen climático singular debido a cañones profundos de larga extensión, como la cuenca del río Chicamocha; chimeneas climáticas, como la fosa del río Patía; típicos y profundos valles transversales erosionados con marcadas diferencias bioclimáticas sobre muy cortas distancias horizontales, pero con grandes diferencias en los niveles altitudinales, como es el caso del valle del río Dagua, en el cual, sobre una distancia horizontal de 30 km, se llega de una parte árida a la región súper húmeda del Pacífico; en fin, regiones pantanosas, inundables, de fuerte pluviosidad, como las aledañas al golfo de Urabá.
Colombia es, pues, un verdadero mosaico bioclimático, pero, ante todo —por sus vastas regiones cálidas y selváticas—, un país dentro del cual se elevan como unas islas las partes altas de las cordilleras menos cálidas y, sobre todo, húmedas. Estas características climáticas de las montañas han determinado que estas hayan sido preferidas por el hombre como su hábitat.
OS ANDES, AL ENTRAR EN Colombia, no han perdido nada de volumen, y poco en altura, pero pierden su unidad estructural por la típica trifurcación de los Andes colombianos en las cordilleras Occidental, Central y Oriental. Entre estas se extienden anchos y hondos valles longitudinales que adquieren el carácter de llanuras en su curso medio, atravesados por los ríos Cauca (1.000 msnm) y Magdalena (400 msnm. A 4º latitud norte, el valle del último río atraviesa la región montañosa de Honda, perteneciente a la Cordillera Oriental y en La Dorada empieza el valle bajo y selvático del río, que luego desemboca en la Llanura del Caribe.
LAproximadamente sobre los 5º latitud norte termina el valle medio del Cauca, y las cordilleras Central y Occidental forman topográficamente, otra vez, una unidad. La primera, después de alcanzar en el macizo volcánico del Quindío sus mayores alturas —por encima de los 5.400 msnm—, se trifurca de nuevo en Antioquia, convirtiéndose en una ancha región montañosa de complicada estructura, con alturas cada vez menores, para luego morir en las llanuras del Caribe.
IGURA 2. Las provincias geológicas de Colombia. Según H. Bürgl
FLa Cordillera Occidental, con una altura de 2.000 m en promedio —1.200 m menos que la Cordillera Central—, corre la misma suerte que la primera. Algo diferente pasa con la Cordillera Oriental, que alcanza las anchuras mayores (hasta más de 200 km) y se caracteriza por la existencia en ella de altiplanos aluviales y abundantes terrazas de acarreo en ella.
Poco más al norte de los 7º latitud norte, la cordillera se divide en una gran bifurcación. Su parte mayor, oriental, gira hacia Venezuela, bajo el nombre de cordillera de Mérida. El ala izquierda sigue como Cordillera Oriental hasta la parte inferior de la península de La Guajira, que es la parte más septentrional de Colombia y Suramérica.
La parte meridional de los Andes colombianos, a partir del nudo orográfico de las Papas, cuyo centro es el páramo de las Papas, que constituye un gran nudo hidrográfico hacia el sur, se denomina cordillera Centro Oriental y con la Serranía Occidental encierra el macizo andino del sur, o sea el Macizo Colombiano.
Luego, frente a la Sierra de Perijá, se levanta el macizo de la Sierra Nevada de Santa Marta, con las mayores alturas del país. Desde esta última, hasta las estribaciones de la Cordillera Occidental, atraviesa una faja de terrenos ondulados, de muy poca altura, separando de la costa la muy cenagosa Depresión Momposina, al pie de los Andes.
Además de la Sierra Nevada de Santa Marta, existen las siguientes principales formaciones orográficas no andinas: la Serranía del Darién, la cordillera del Baudó, las montañas y serranías del Caribe y de La Guajira, y la Serranía de la Macarena. Hay también diversas elevaciones de pequeña extensión en las llanuras orientales, poco conocidas, como la Sierra de Chiribiquete, Mesa de Iguaje, Cerro Otave, Sierra Tunahí, Mesa de Yambí, Cerro Anorí y otros, cuyas alturas medias están por debajo de los 1.000 msnm, y son en cierto modo montañas-islas, restos elevados del escudo cristalino de la llamada saliente del Vaupés.
El croquis geológico de Colombia (figura 2) relata muy claramente cuatro grandes regiones de diferente composición geológica, que luego se manifiestan en todos los demás aspectos de la geografía física y de la antropogeografía. Son ellas las siguientes:
1. Las costas sobre los océanos Pacífico y Atlántico (mar Caribe) y las tierras adyacentes donde predominan en las tierras llanas y onduladas los periodos del Cuaternario Terciario superior (Mioceno, Plioceno) y el Terciario inferior (Eoceno y Oligoceno) de la era Cenozoica. En menor extensión, y especialmente en las zonas limítrofes de estas regiones, ya montañosas, encontraremos formaciones que corresponden a la era Mesozoica o Secundaria.
2. La región andina se caracteriza por un complicado mosaico geológico, y es aquí donde los movimientos orogénicos han plegado intensamente los estratos de todas las eras geológicas y han ocasionado la formación de las tres cordilleras colombianas, separadas ya antes por los valles de los ríos Magdalena y Cauca. En ellas predominan los materiales más antiguos; la erosión regular de los ríos y de las aguas superficiales ha dejado al descubierto la gran variedad de rocas de diversas edades que integran los Andes. Las cuencas interandinas, por el contrario, están formadas por rocas de edades más modernas y en ellas no se observa tanta diversidad de formaciones.
3. Los llanos y selvas del oriente están cubiertos en gran parte por sedimentos recientes correspondientes a la era Cenozoica, de poca alteración, y representan la más vasta extensión uniforme.
[1].
Los Llanos Orientales o sabaneros, limitados geográfica y geológicamente hacia la saliente del Vaupés por el río Guaviare, son realmente una planicie perfecta que en el interior sólo muestran una duna al noreste de Trinidad. En el borde andino hay que incluir en los Llanos los cordones y cerros del piedemonte por ser parte evolutiva de ellos. Al sur de la latitud de Villavicencio se levanta la loma aislada de Apiay y más al sur se desarrolla el lomaje externo de la Serranía, muy típica expresión para un lomaje en tan vasta planicie. En el borde del Orinoco, una franja de cerros señala el límite con el Cratón. Terrazas y vegas selváticas de la planicie en la vecindad del piedemonte traspasan hacia el Este las ondulaciones muy suaves y de gran envergadura. Una vasta cubierta de sedimentos modernos (pleistocenos y acaso pliocenos) cubre los Llanos casi completamente. En cuanto a la estructura de los Llanos Orientales, la variación de espesor de los sedimentos sugiere que ellos corresponden tectónicamente a una cuenca que se extiende hacia Venezuela (quizá hasta el dintel del Brasil) y que tiene un eje cerca de la cordillera y un centro en Arauca (Hubach)
4. Región limítrofe Orinoco-Apaporis, pertenece a formaciones de la era Precámbrica del gran escudo guayanés, que en conjunto con el del Brasil constituyen las partes geológicas más antiguas del continente suramericano.
La saliente del Vaupés, geográfica y geológicamente poco explorada, se manifiesta como una planicie en alternación con mesas, cerros y largos filos con suave pendiente occidental —hasta noroccidental y escarpas al oriente—, aspecto que contrasta con la monotonía de la llanura. Dicho relieve, que no obedece a un orden linear como el de las cordilleras y los valles andinos de la montaña andina en Colombia, es especialmente característico para la parte occidental, mientras que la oriental de la saliente es una planicie poco variada por cerros. Selvática en toda su extensión, con una flora de aspecto antiguo en las cumbres de sus relieves altos, ella es recorrida por ríos afluentes del Orinoco y del Amazonas que tan pronto fluyen tranquilamente, tan pronto se precipitan en angosturas, raudales y saltos que son el resultado del levantamiento fracturado del terreno —probablemente en relación con el paroxismo andino del Terciario— (Hubach).
La repartición de las principales formaciones geológicas a través del país es la siguiente:
L FUNDAMENTO (ARCAICO Y PALEOZOICO)
3.1 ELa era Primaria (figura 3) se encuentra principalmente en las cordilleras Central y Occidental, en la región oriental de los Llanos Orientales (Orinoco-Apaporis), en parte de la Cordillera Oriental, y dentro de esta, en forma de islotes, especialmente en los departamentos de Santander y Huila (sur). Además, la Sierra Nevada de Santa Marta y pequeños islotes en los Llanos Orientales. Debido a una historia geológica muy agitada en eras posteriores y causada por las intrusiones de magma durante el Mesozoico, movimientos tectónicos de gran magnitud y un muy intenso volcanismo a través del Cenozoico, se hace muy difícil la determinación de los pisos correspondientes a esta era Primaria. Existen, sin embargo, conocidos hasta hoy, los índices de los siguientes periodos:
IGURA 3. Las partes de Suramérica consolidadas antes del Cambriano según H. Stille, 1958. En blanco, dentro del continente: Suramérica primordial, consolidada antes del Neoalgonquiano. Puntos gruesos: regiones consolidadas por los plegamientos asínticos, es decir, durante el Neoalgonquiano. Puntos finos: región andina. Según Hans Bürgl, «Historia geológica de Colombia», en Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, vol. XI, n.º 43, Págs. 137-191. Agosto de 1961, Bogotá.
FSilúrico: en la Cordillera Oriental, entre Bogotá-Villavicencio (Scheibe), en la Cordillera Central, sobre el ferrocarril Medellín-Puerto Berrío, cerca de este último lugar. Y en la Serranía de La Macarena.
Devónico: en la Cordillera Oriental entre Santa Rosa y Corrales, en Boyacá.
Carbonífero: también en la cordillera Oriental, especialmente en el oriente de esta. Se cree que tal vez los numerosos yacimientos de mármoles en la vertiente oriental de la Cordillera Central septentrional corresponden a calizas carboníferas, transformadas por la intrusión del batolito, etcétera, en mármoles.
L MESOZOICO O ERA SECUNDARIA
3.2 EEstá representado en Colombia por el Cretácico principalmente, y forma, como dice Schaufelberger, una corona alrededor del viejo núcleo de las cordilleras Central y Occidental y de la Sierra Nevada de Santa Marta, cubierto por el Terciario. Sin embargo, está más desarrollado en la Cordillera Oriental y también se encuentra en el sur del país, y en el norte, en la península de La Guajira.
El Mesozoico o la era Secundaria se encuentra en Colombia representado por los siguientes periodos y regiones:
Mesozoico Precretácico. (piso de transición) en la Serranía de Perijá (Cordillera Oriental) y en el piedemonte (zona de transición entre los Andes y los Llanos Orientales) se ha formado por conglomerados al sur de Villavicencio. En la cuenca media y baja del río Sucio, en la Cordillera Occidental, y sobre el golfo de Urabá. Asimismo, en las vertientes surorientales de la Sierra Nevada de Santa Marta.
IGURA 4. Sedimentos del Rético-Liásico en Colombia, según Hans Bürgl «Historia geológica de Colombia», Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, vol. XI, n.º 43, Págs. 137-191. Agosto de 1961, Bogotá.
FCretáceo. Dada la importancia y extensión que ocupa este periodo con su formación en la región andina de Colombia y su alto valor económico por su contenido de minerales que se explotan, es de lo más estudiado, ya que a él pertenecen los picos más conocidos en Colombia.
Su ubicación en el orden geológico se indica en la tabla 3.
ABLA 3. Escala cronoestatigráfica de la era Mesozoica en Colombia
TERA |
PERIODO |
LITOLOGÍA |
SERIE |
PISO |
PISO COLOMBIANO |
FÓSILES |
Mesozoica o Secundaria |
Cretáceo superior |
Areniscas plaeners |
Senonense |
Daniense |
Piso de Guadalupe |
Didymolita |
(Guadalupe) |
Arcillas |
|
Campaniense |
|
Trigónicos |
|
|
|
Esquistosas |
|
Santoniense |
|
Teleosáuridos |
|
|
|
|
Turonense |
|
|
Mesozoica o Secundaria |
Cretáceo medio |
Arcillas |
Senonense |
Rothomagense |
Piso de Villeta |
Globigevinidos |
(villetense) |
Margosas |
|
|
|
Neithea |
|
|
Esquisto-calizas |
|
|
|
|
|
|
|
Areniscas |
|
|
|
|
|
|
Margas |
|
|
|
|
Mesozoica o Secundaria |
Cretáceo inferior |
Areniscas |
Neocomiense |
Urgoniano |
Piso de Girón |
Braquiópodos |
(gironense) |
Pizarras |
|
Aptense |
|
Rostellario |
|
|
Cuartizas |
|
Hauterivense |
|
Dinotéricos |
|
|
Conglomerados |
|
Valaniense |
|
|
A ERA TERCIARIA O CENOZOICA
3.3 LEs tanto de origen marino como de agua dulce. Ocupa las depresiones longitudinales del Magdalena, Cauca-Patía, Atrato-San Juan; se encuentra igualmente en las depresiones transversales ocupadas por los ríos Cesar y río Sucio (Dabeiba) y en el Bajo Magdalena (Costa), Magdalena Central (entre los ríos Sogamoso y La Miel) y los llanos del Tolima y Huila y en Nariño en los ríos Juanambú y Mayo. También lo encontramos en los Llanos Orientales, donde ocupa uniformemente las mayores extensiones.
Periodo Eoceno. También se calificó como Cretaterciario y constituye el subsuelo carbonífero más rico de la República. Ocupa vastas zonas en la Cordillera Oriental, especialmente en Cundinamarca, en la Sabana de Bogotá y en Boyacá; también todo el valle del río Magdalena está formado por este periodo. El mismo fenómeno se repite en Antioquia en la Cordillera Central y en la Occidental.
Oligoceno. Se encuentra en la Costa Atlántica y en el valle del río Magdalena, donde está representado por el piso Gualanday, que forma las montañas del mismo nombre, que se componen de capas arcillosas con lignitos terrosos, areniscas y capas de conglomerado de silexígeno y cuarzo lechoso.
Mioceno. Durante este periodo culminó el levantamiento de la Cordillera Oriental. Ocupa gran parte de la Costa Atlántica y del valle del río Magdalena, donde es conocido como piso de Honda, que forma las célebres montañas de areniscas de Honda en el valle central del Magdalena.
Plioceno. Se caracterizan sus estratos por el contenido de considerable cantidad de material eruptivo. Las cenizas de los volcanes de la Cordillera Central llegaron hasta la altiplanicie de la Sabana de Bogotá y cubrieron espesamente los llanos del Tolima y Huila. En el sur del país el dintel geológico de Suárez, que está en la periferia de un área de ascensión de rocas eruptivas, marca a la vez el límite de una parte del valle, convertida en altiplano (Popayán) por los materiales volcánicos que rellenaron el valle. En Antioquia (Cordillera Central) estos materiales volcánicos forman estratos en discordancia entre los estratos carboníferos; fenómenos análogos se observan en la Cordillera Occidental. Durante este periodo y el anterior se originaron las grandes fosas de los ríos Cauca y Patía, que luego dieron origen a sedimentos de agua dulce, entre los cuales se destacan los estratos de diatomeas.
L PERIODO CUATERNARIO O PSICOZOICO
3.4 ENo hay una transición clara y definida entre las capas del Plioceno y las del Cuaternario, ya que las rocas son idénticas. Se diferencian en sus formas debido a las modificaciones ocasionadas por los periodos glaciales, las cuales dejaron huellas, las últimas dos claramente en las cordilleras colombianas y en la Sierra Nevada de Santa Marta. En este periodo Neoterciario reinó gran actividad volcánica y en las partes bajas la sedimentación es la continuación de la del Terciario superior. De esta época datan los suelos modernos, como los de las costas, los formados durante estos periodos y por sedimentos de lagos (Sabana de Bogotá) en la zona andina y en los valles del Magdalena y Cauca y los de los grandes ríos de las llanuras, lo mismo que al pie de las cordilleras.
Pleistoceno. Está representado en las costas actuales como Cuaternario marino muy rico en fósiles. Es muy importante para Colombia el Cuaternario de agua dulce, generalmente formado por antiguos lagos en las cordilleras y que hoy constituyen los altiplanos, que son los epicentros antropogeográficos del país (Sabana de Bogotá, valle de Medellín y de San Nicolás entre Río Negro-La Ceja y las innumerables tierras, vegas, llanos, etcétera). Véase también las glaciaciones durante el Pleistoceno, más adelante en este mismo capítulo.
NTRUSIONES
3.5 ILas intrusiones se encuentran en casi todas las regiones montañosas de Colombia y están estrechamente relacionadas con el volcanismo, que nació en Colombia a consecuencia del surgimiento de la Cordillera Oriental en el Neoterciario (plegamiento andino). El magma colombiano corresponde a un solo ciclo de invasión, que comenzó en el Jurásico superior y terminó con el volcanismo Neoterciario, y a la vez se caracteriza por su distribución geográfica que tiene su causa en el origen de un tumor en las cordilleras Central y Occidental o en el geosinclinal en la Cordillera Oriental. En el Neoterciario se produjeron la intrusión del Chocó en el flanco occidental del tumor (Cordillera Occidental). En la depresión interandina se realizó en la misma época el volcanismo del norte. Durante el Cretáceo se efectuaron los derrames de magma; básico hasta ultrabásico en la misma región. En el flanco oriental del mismo tumor (Cordillera Central y sus vertientes magdalenenses), se efectuó durante el Neoterciario el volcanismo del sur. Durante el Cretáceo inferior se formó el batolito del Tolima; y durante el Jurásico y Triásico, el batolito de Antioquia.
En el geosinclinal oriental (Cordillera Oriental) se realizaron durante el Neoterciario las intrusiones del Magdalena superior y durante el Cretáceo superior el batolito del Huila y los batolitos de Medina y Garzón. Durante el Cretáceo inferior se formó el batolito de Santander.
IGURA 5. Fisiografía colombiana.
FORMACIÓN
4.1 FEl relieve actual de Colombia (figura 5) se formó durante un ciclo de invasión del magma que ascendió desde las profundidades del Pacífico. Durante la primera fase se formó un tumor, que correspondió a la Sierra Nevada de Santa Marta y a las cordilleras Central y Occidental y su prolongación en el Ecuador. A ambos lados se desarrollaron por compresión los geosinclinales longitudinales.
Contracción. Desde el Cretáceo hasta el Terciario medio se formaron los cordones y depresiones longitudinales y transversales.
Plegamiento. Se efectuaron al oriente del tumor de la Cordillera Central, formando la Cordillera Oriental y en los sedimentos principalmente terciarios de las depresiones, y luego volcanismo Neoterciario con algunas intrusiones en el valle Cauca-Patía y en la Cordillera Occidental.
Posteriormente, los levantamientos y hundimientos isostáticos provocaron erosión en las cordilleras y sedimentación en los valles bajos.
Los elementos estructurales. Se ha comprobado que ya existía en el Cretáceo inferior la invasión magmática, cuyas manifestaciones no han terminado por completo. La época que comprende el Cretáceo y el Terciario está caracterizada por transgresiones y regresiones del mar, motivadas por hundimientos y levantamientos del continente o por la formación de depresiones. Durante la misma época hay intrusiones de magma y manifestaciones volcánicas.
AS CORDILLERAS
4.2 LLas cordilleras Central y Occidental corresponden al tumor formado por la invasión inicial del magma durante el Mesozoico. En la Cordillera Central se reconoce el eje principal del sistema andino colombiano, que constituye la prolongación de la Cordillera Oriental del Ecuador. Existe además un extraño parentesco geológico entre las cordilleras Central y Occidental de Colombia, solamente divididas por la depresión longitudinal e interandina del Cauca-Patía que se formó encima de la intrusión principal. Los esquistos encontrados en estas cordilleras, muy dislocados, indican un plegamiento; pero un metamorfismo es el resultado de un movimiento tectónico más antiguo y con numerosas intrusiones, en contraste con la Cordillera Oriental, que muestra pliegues de formas sencillas y más modernas (Terciario Medio).
La bifurcación del sistema andino, empezando la principal por el sur y que forma las cordilleras Centro-Oriental y Occidental; y algo más hacia el norte las cordilleras Oriental, Central y Occidental, separadas por las depresiones interandinas longitudinales del Magdalena y Cauca-Patía. Entre 7º y 8º latitud norte, las cordilleras Oriental y Occidental sufren una segunda bifurcación: la primera forma la Serranía de Perijá y la cordillera de Mérida, encerrando la cuenca de Maracaibo; y la segunda con el cordón centroamericano y caucano, que a su vez sufre otra bifurcación, encierra la depresión de Urabá. Las diferentes alturas de los ejes de las cordilleras indican el paso y dirección de las depresiones transversales interandinas que están caracterizadas por los sedimentos terciarios. La Sierra Nevada de Santa Marta, que está separada por una gran llanura del sistema andino, al parecer, tiene relaciones o es la continuación de la Cordillera Central por sus rocas que pertenecen principalmente al piso de fundamento cristalino. Se cree que formaba un solo sistema orográfico con la Cordillera Central en el Terciario. La Cordillera Oriental se formó en un antiguo geosinclinal, cuyo fondo cóncavo hizo plegar más intensamente las capas más suaves de la cubierta. La parte superior se deslizó hacia el occidente y forma las pendientes abruptas hacia el Magdalena, mientras en el este el piso de fundamento se levantó y se extendió sobre las escamas del escudo brasilero. Aquí hay un rompimiento del fundamento por causa de la isostacia, y por esta razón aparecen los pisos antiguos del Arcaico y del Paleozoico. La cordillera de la costa (Baudó) se plegó ligeramente correlacionada con el plegamiento oriental.
OS LLANOS ORIENTALES
4.3 LParece que la región del Vaupés, Bajo Caquetá y Putumayo corresponde probablemente al escudo guayanense y brasilense, cubierto por sedimentos más recientes. La parte occidental del Llano, al pie de la Cordillera Oriental, parece que corresponde a una zona de fractura con estructuras de escamas de pez, sobre la cual se encuentran estratos no muy gruesos, posteriores y recientes (Plioceno, Pleistoceno).
A CORDILLERA CENTRO-ORIENTAL DEL MACIZO COLOMBIANO
5.1 LEn el sur del país andino, en el departamento de Nariño, entra desde el Ecuador la mole andina con sus dos bordes altos: las cordilleras Occidental y Oriental, respectivamente. Entre ellas se encuentran cuencas interandinas con alturas entre 2.500 y 3.000 msnm, cubiertas por materiales volcánicos y separadas por ramales transversales, sobre los cuales, lo mismo que como sobre los cordones magistrales de las cordilleras, están superpuestos los volcanes que se han elevado hasta miles de metros por encima de estas cordilleras y han cubierto con sus materiales de erupción las rocas básicas de ellas. La cuenca de Pasto, como los altiplanos de Túquerres y otros, están rodeados por estos volcanes, apagados en la mayoría, y los fondos de estas cuencas, formados por sedimentos pleistocenos y terciarios, tienen un espesor tan grande, que los ríos que se han excavado hondamente en ellos —creando terrazas— no han podido llegar al fondo cristalino todavía. El concepto de que la región de Pasto formaba un nudo cordillerano de donde se desprenden las cordilleras Occidental, Central y Oriental, no es acertado. En verdad, en esta orografía compacta maciza de las montañas del sur de Colombia está unida orográficamente la Cordillera Occidental que viene desde el Ecuador, lo mismo que la cordillera Centro-Oriental, que es la continuación de la cordillera Oriental ecuatoriana. En la región de Pasto, toda la vertiente de esta Cordillera Central está sepultada bajo espesos mantos de depósitos volcánicos recientes, y al oriente del lago de La Cocha llegan hasta cubrir las partes más altas de la cordillera por la actividad del volcán Bordoncillo. La laguna La Cocha debe su origen a una falla tectónica al pie del volcán Patascoy.
IGURA 6. Perfil de Colombia a la altura del paralelo 4º 40’. (Véase Apéndice, pág. 156).
FA FOSA PATÍA-CAUCA. EL CAÑÓN DEL RÍO GUÁITARA
5.2 LDesde la cuenca interandina de Pasto hacia el norte, se inicia un surco profundo por donde corren el río Guáitara y sus afluentes buscando el río Patía y su valle, ya más ancho, que separa a la Cordillera Central (o Centro-Oriental) de la Cordillera Occidental. La fosa, de más de 600 km de longitud, es desaguada hacia el norte por el río Cauca, principal afluente del río Magdalena, y hacia el sur por el río Patía, que cerca del borde meridional de la fosa, rompe la Cordillera Occidental en la Hoz de Minamá (412 msnm) para desembocar en el océano Pacífico.
El valle del río Patía. La parte de la fosa atravesada por el río Patía se estrecha hacia el sur cada vez más y por fin sólo queda la zona de alteración de su borde occidental, al occidente de Pasto (2.620 msnm), que también desaparece bajo las tufas andesitas recientes. Aquí empieza la región antes descrita de las cuencas interandinas altas, que continúa luego en el Ecuador.
La altiplanicie de Popayán. El ramal transversal en la fosa, que forma a la vez la división de aguas entre los ríos Cauca y Patía y los océanos Atlántico y Pacífico, está compuesto por estratos del Terciario. Al norte de este ramal transversal se extiende la altiplanicie de Popayán (1.700 msnm), formado por tufas volcánicas recientes.
El valle del río Cauca. Todavía más al norte se extiende el Valle del Cauca (1.000 msnm) sobre unos 200 km de extensión y anchura media de 10 km.
[3].
Origen de la fosa. Probablemente, en la mitad del Secundario, al sumirse unas cuencas marinas adyacentes se formó en el tronco andino primitivo una depresión longitudinal que prefiguró la fosa actual. En el transcurso de los nuevos periodos geológicos, los relieves orográficos resultantes se rebajaron hasta el punto de que los mares cretáceos del Secundario inferior los invadieron en parte: las aguas del Caribe por el norte y las del Pacífico por el occidente. Luego, con el encumbramiento de los Andes en el Terciario, se produjeron fracturas y grietas que acentuaron aquella depresión. A la vez surgió una intensa actividad volcánica. Entre otros se formó un gran foco al norte del Valle del Cauca, en la cordillera de Los Mellizos, obstruyendo la circulación de las aguas. Con el tiempo, el lago se vació y el fondo del mismo vino a constituir la fosa mencionada que divide el tronco andino en dos partes: la Cordillera Occidental y la Cordillera CentralA CORDILLERA CENTRAL
5.3 L[4]. Las vertientes orientales y occidentales de la cordillera muestran diferencias en su desarrollo geológico. La invasión del mar en el Triásico superior cubrió la parte meridional de la cordillera y modificó con sus sedimentos sus formas. La intensa actividad volcánica es luego el resultado de la destrucción de antiguas formaciones básicas. En la vertiente occidental no se conocen rocas del Mesozoico inferior. En el sur siguen las rocas básicas eruptivas del Triásico directamente por encima de los plutones del Precámbrico del fundamento de la cordillera. Hacia arriba se introducen pizarras areniscas y luditas. En el norte, en Antioquia, están ubicados entre el fundamento cristalino de la cordillera y las rocas eruptivas. Aun más, las pizarras y calizas con fósiles del Triásico inferior, que seguramente tienen su origen en una trasgresión proveniente del oriente, por encima de la Cordillera Central hasta allá donde posteriormente se formó la fosa Cauca-Patía, cuyo hundimiento empieza en el Terciario inferior, como lo indican los estratos carboníferos, pero con cortas interrupciones por invasiones marinas.
La Cordillera Central constituye el eje de los Andes colombianos y es la continuación directa de la Cordillera Oriental del Ecuador. Su altura media está por encima de los 3.000 m y, desde la frontera con el Ecuador hasta el departamento de Antioquia, sobre más de 700 km de extensión, no hay paso ninguno por debajo de los 3.000 m. Las rocas que participan en la estructura de la cordillera hacen ver claramente una división de la misma en una montaña básica, el fundamento, compuesto por sedimentos metamórficos con rocas pleistóricas que dejan reconocer una fuerte actividad dinámica. Además, las muestras de esquistos grafolíticos confirman la existencia del Paleozoico inferior. Su orogénesis ha debido realizarse entre el Ordóvico y el Trias, ya que los estratos más antiguos de las montañas de cubierta de la cordillera, por encima del fundamento primitivo, tienen edades triásicasEn la cordillera de la región de Armenia se encuentra una semillanura formada de espesos depósitos volcánicos hondamente excavada por los ríos; el principal es el Quindío.
En la parte más septentrional, los ejes de la cordillera pierden rápidamente altura, resultado de la apertura y dispersión de la cordillera en varios ramales en forma de abanico. Las rocas mesozoicas desaparecen. El final septentrional-oriental de la Cordillera Central sobre el Magdalena está tectónicamente determinado. Al final del Terciario se formó la amplia depresión —la Llanura del Caribe— que separa hoy la Cordillera Central de la Sierra Nevada de Santa Marta, que se eleva más al norte sobre la costa del mar Caribe.
El relieve de la cordillera es hoy disimétrico, ya que la vertiente sobre el valle del río Magdalena es más extensa que la vertiente occidental sobre el río Cauca.
OLCANES Y NEVADOS
5.4 VLa mayoría de los picos y todos los nevados de la Cordillera Central son volcanes. En la actualidad, el foco del volcanismo está muy periféricamente ubicado y en vía de agotamiento, lo que explica su tendencia hacia la actividad con grandes intervalos de periodos de quietud. Todos ellos están superpuestos sobre el dorso de la misma Cordillera Central y han cubierto y moldeado con sus materiales expulsados grandes extensiones. Así, por ejemplo, el tan importante volcán y nevado del Tolima (5.280 msnm) (figuras 7 y 8), como volcán propiamente dicho, tiene una altura media menos considerable, ya que a 3.800 msnm, y en algunas partes más altas todavía, se han observado en diferentes valles de las quebradas, las rocas básicas antiguas como granito biolítico y otras, dioritas, pizarra anfibólica y serpentina y encima de estas los depósitos volcánicos antiguos. De manera que el volcán propiamente dicho sólo alcanza cerca de 1.400 msnm. También en el sur del país se encuentran por debajo de las nuevas estructuras volcánicas poderosos depósitos volcánicos más antiguos, probablemente pertenecientes al Eoceno y al Mioceno.
IGURA 7. Nevado del Tolima. Foto tomada por el profesor Roberto Scheibe en 1916.
F
IGURA 8. Nevado del Tolima. Foto tomada en 1972.
F
IGURA 9. Mapa topográfico del IGAC que muestra la forma cónica ideal del volcán del Tolima de montañas, resultado de la erupción de cenizas muy finas y efusiones tranquilas.
FPara el área andina de Colombia es de gran importancia el volcanismo actual por su actividad modificadora y modeladora en tiempos recientes (figura 9). Además, en la actualidad, los suelos volcánicos constituyen las más valiosas áreas cafeteras del país. Según Friedlaender, los volcanes recientes de Colombia se caracterizan por pocas erupciones y largos periodos de calma, debido a sus lavas viscosas que se inclinan a la formación de cúpulas hinchadas. El magma de ellos se formó durante varias erupciones, lo cual demuestra la composición variada de sus lavas. Muy frecuentemente, en sus conos se encuentran calderas, como consecuencia del hundimiento de la lava líquida en la chimenea, acompañadas por un derrumbamiento de su techo en la parte central del cono. Se cree que el volcanismo del Neoterciario tiene su origen como consecuencia del plegamiento de la Cordillera Oriental y de los sedimentos del Terciario-carbonífero de la depresión Cauca-Pasto.
Los volcanes colombianos están concentrados en siete regiones volcánicas, la mayoría situados en la Cordillera Central, con excepción del ala occidental del arco Bordoncillo Galeras-Túquerres-Chiles, en el departamento de Nariño, cordillera Centro-Oriental; y la región volcánica del Mellizo, la más septentrional, se debe considerar como interandina y que se verificó entre las cordilleras Occidental y Central. La Cordillera Oriental está totalmente libre de volcanismo. Las regiones volcánicas de sur a norte se presentan en la tabla 4.
Además de los volcanes nombrados, la mayoría inactivos, otros en estado de fumarolas y poco estudiados, deben existir aún más en las cordilleras Central y Centro-Oriental del Macizo Colombiano, pero desconocidos hasta ahora como tales. La Cordillera Oriental está totalmente libre de volcanismo. En cuanto a los picos de la Fragua, se carece de información verídica sobre su volcanismo.
ABLA 4. Regiones volcánicas de Colombia
T1. La región de Túquerres y limítrofe con el Ecuador |
Nevado El Cumbal (4.790 msnm), fuerte actividad de fumarolas. Serranía de Colimba, inactivo. El Chiles (4.470 msnm) inactivo. Cerro de Mayasquer (4.470 msnm), inactivo. Volcán Azufral (4.070 msnm). Fumarolas y solfateras. |
2. La región de Pasto cordillera Centro-Oriental |
El Galeras (4.276 msnm), activo en receso. Cerro Morosurco, inactivo. Cerro Patascoy de Putumayo (3.100 msnm), inactivo. Cerro Patascoy de Santa Lucía (4.000 msnm), inactivo. Volcán El Bordoncillo (3.700 msnm), campanero inactivo. |
3. La región del volcán Doña Juana, parte meridional de la Cordillera Central |
Cerro de Petacas (4.050 msnm), inactivo. Volcán Doña Juana (4.250 msnm), activo en receso. Cerro de las Ánimas (4.242 msnm), inactivo. Cerro Tajumbina (4.125 msnm), inactivo. Cerro Juanoy, inactivo. |
4. La región de Popayán Sierra Nevada de los Coconucos |
Volcán de Puracé (4.758 msnm), activo en receso. Cerro Pan de Azúcar (4.670 msnm), inactivo. Pico de Paletará (4.482 msnm), inactivo. Volcán de Sotará (4.580 msnm), inactivo. |
5. El macizo del Huila |
Nevado del Huila (5.500 msnm), actividad fumarola, inactivo. |
6.El gran macizo volcánico de la Cordillera Central |
Volcán Machín (2.750 msnm), inactivo. Nevado del Tolima (5.200 msnm), actividad fumarola, inactivo. Nevado Santa Isabel (5.110 msnm), inactivo. Nevado El Cisne (5.000 msnm), inactivo. Páramo de Santa Rosa (4.650 msnm), inactivo. Nevado del Ruiz (5.200 msnm) fumarola, inactivo. Cerro Olleta (4.800 msnm), inactivo. |
7.La región de Antioquia |
Cerro Tusa, apagado. Cerro Bravo, apagado. Far. de Valparaíso, apagado. Alto Mellizo (3.000 msnm), apagado. |
Observaciones: los datos más recientes sobre alturas según la carta topográfica 1:25.000 del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, que representa el relieve con curvas hipsométricas de 50 m de intervalo, son: Nevado del Ruiz, últimas curvas, 5.200 msnm; Nevado de Santa Isabel, últimas curvas, 4.950 msnm; Nevado de El Cisne, últimas curvas, 4.700 msnm; Nevado del Quindío, últimas curvas, 4.800 msnm. |
A CORDILLERA OCCIDENTAL
5.5 LComo hemos visto, las cordilleras Central y Occidental formaban en un principio un solo relieve, más tarde dividido por la fosa Cauca-Patía. En cuanto a la iniciación de la Cordillera Occidental, que algunos localizan en el cerro Gualcalla en el borde occidental del macizo andino de las montañas del sur en Nariño, es pues cuestión convencional y topográfica. En realidad, este borde occidental de la mole andina es la cordillera Occidental en el Ecuador y continúa en Colombia hasta donde el surco de la fosa Cauca-Patía divide este macizo andino. En su parte más meridional está formado por las acumulaciones de material volcánico de los volcanes jóvenes que está sobrepuesto al flanco oriental de esta.
En la ruptura del río Patía se observan rocas del Triásico superior. Luego son características las fuertes culminaciones de la Cordillera Occidental en pequeños macizos, separadas entre sí por largas depresiones que hacen que la Cordillera Occidental sea la menos alta. Otra característica de esta cordillera son los ramales cordilleranos transversales y con frecuencia más altos que el cordón principal de la cordillera. Además, todos ellos se encuentran en la vertiente occidental de la cordillera que es más larga y menos pendiente que la vertiente oriental sobre los ríos Patía y Cauca. En los farallones de Cali, donde se encuentra la máxima elevación de la cordillera (4.280 m), parece que están descubiertas en las partes altas las rocas cristalinas de esta. Otra característica de la Cordillera Occidental consiste en sus dos cadenas montañosas que forman el eje de la misma, encerrando entre sí valles interandinos longitudinales, como el del Dagua, que es el resultado de una discordancia, donde surgen rocas básicas, eruptivas, parecidas a diabasa. Más al norte se encuentra, ya cerca de la bifurcación, una segunda cadena, antepuesta a la principal. Luego, más al norte todavía, bajan rápidamente los ejes de las cadenas y desaparecen las rocas mesozoicas por debajo de sedimentos terciarios. La bifurcación se desarrolla en forma de abanico en la serranía de Abibe, cuyos ramales se trifurcan luego de nuevo. El eje principal de la cordillera, en la serranía de Abibe, penetra al mar en Punta Arboletes. Sobre él se observa el Terciario inferior y en su vertiente occidental, sobre la costa del mar Caribe, se encuentran volcanes de lodo. Los pliegues orientales que se presentan en la cuenca del río Sinú, pero en parte cubiertos por los depósitos recientes, también son el resultado de la bifurcación de la cadena de la serranía de Abibe. Más al oriente de este siguen estructuras que pertenecen a la cadena de la serranía de San Jerónimo. Todos estos pliegues están compuestos casi exclusivamente por estratos terciarios.
A DEPRESIÓN DEL VALLE DEL RÍO MAGDALENA
5.6 LSobre más de 1.000 km se extiende entre las cordilleras Central y Oriental una depresión que ocupa el valle del río Magdalena de sur a norte. En su parte central parece que los estratos de la vertiente oriental de la Cordillera Central continúan intactos por debajo de los depósitos terciarios. Diferente es la situación en el sur y norte del valle, donde, al parecer, se trata de una fosa entre las dos cordilleras. El ramal transversal de los picos de La Fragua, que se desprende en el nudo de las Papas, de rocas cristalinas antiguas, constituye el límite meridional de esta fosa. El resultado de la fuerte presión guayanés y la resistencia del zócalo preandino fue el levantamiento de los materiales acumulados en el fondo del geosinclinal del mar cretácico en lo que son hoy los Llanos Orientales, convirtiéndolos en los estratos que acabaron por tenderse sobre la Cordillera Central. Este contacto de las dos cordilleras dificultó la circulación de las aguas, formándose grandes lagunas, especialmente en la parte central de lo que es hoy el valle del Magdalena y que luego fue transformado por la labor erosiva de las aguas; pero no solamente estas fueron la única causa de esa transformación. Los sedimentos terciarios son, lo mismo que en la cordillera, terrestres, pero tan variados y alterados en su estratificación que hace suponer que ya durante sus deposiciones empezó el hundimiento definitivo de la fosa del Magdalena.
A CORDILLERA ORIENTAL
5.7 LLa idea común de que la cordillera tiene su origen en los picos de La Fragua, ubicada en el sur del país, donde se trifurca la interandina, se debe, al parecer, a que allá se encuentra el divorcio acuario entre los ríos Amazonas y Magdalena, que, según conceptos antiguos, se consideraban siempre como cumbres de cordilleras. Pero en verdad, ya en el sur del Ecuador se presenta, en el lado oriental de los Andes, recostada sobre ellos, una nueva cadena de montañas, que debido a su poca altura todavía está cortada transversalmente por los ríos; pero desde aproximadamente 2º latitud norte aumenta su altura, impide el paso de los ríos, delimita la cuenca del río Magdalena y también su aspecto exterior adquiere la fisonomía de una cordillera independiente, o sea la Cordillera Oriental de Colombia.
Su origen data de la era Cenozoica, cuando un movimiento continental hacia occidente hizo que el macizo guayanés ejerciera fuerte presión sobre el macizo preandino primario. Entre ambos se encontraba un brazo de mar —un geosinclinal bastante profundo— cuyo fondo, compuesto por aluviones, limo y arena, fue levantado y constituye hoy las rocas sedimentarias de la Cordillera Oriental. A la vez, son característicos de esta cordillera los extensos macizos paleozoicos, los famosos batolitos que sobresalen del manto de los sedimentos del Terciario superior. La cordillera viene, en su parte meridional, con el batolito de Garzón como una cordillera simple de plegamiento con un solo eje y valles transversales hacia ambos lados; sólo entre la latitud de Neiva la estructura se complica hacia el oriente, por aquellas intrusiones cristalinas. Estas mismas alcanzan también alturas superiores de 3.000 y 3.500 msnm, y se extienden hasta la depresión de Uribe, la más baja de toda la Cordillera Oriental (1.840 msnm).
A continuación sigue el macizo de Sumapaz, con una altura media de 3.500 y 4.000 msnm, con dirección suroeste-noreste, alejándose del río Magdalena y desplomándose el cordón magistral y el eje de altura hacia el oriente. Sobre algo más de 4º latitud norte linda este macizo, cuya parte oriental está compuesta por estratos más antiguos, con el sector central de los altiplanos. La cordillera viene ensanchándose cada vez más, hasta alcanzar en su parte máxima más de 250 km de anchura sobre la curva de nivel de los 500 msnm.
LTIPLANICIE Y TERRAZAS DE ACARREO
5.8 AHacia fines del periodo Mioceno y durante el Plioceno, se produjeron los más violentos paroxismos de los movimientos orogénicos andinos que estructuraron y elevaron la Cordillera Oriental a la posición y forma con que actualmente se nos presenta. Los plegamientos de los estratos y sus rupturas, con fallas de cabalgamiento especialmente, ocasionaron sinclinales más o menos complejos que dieron origen a extensas concavidades en el terreno, que corresponden al emplazamiento actual de las altas sabanas como las de Bogotá, de Fúquene y de Sogamoso.
[5].
Estas gigantescas concavidades se convirtieron pronto en grandes reservorios en donde se acumularon las aguas meteóricas y superficiales con los materiales por ellas arrastrados, originándose así los grandes lagos andinos. Estas acumulaciones de agua se aumentaron cuando las sierras que las rodean se cubrieron de las nieblas de las primeras épocas glaciares y más aun en las interglaciares, en las que el deshielo debió acrecentar intensamente el caudal de los impetuosos torrentes que de aquellas descendían. El lago de la sabana alcanzaría entonces su máxima extensión y sus aguas el mayor nivel, unos 60 metros por encima de su piso actualEncerradas por los cordones magistrales en el oriente y occidente, que son los bordes de la cordillera en este sector, se encuentran las altiplanicies, todas ellas antiguos lagos, formados por sedimentación como la Sabana de Bogotá, y todos se encuentran en alturas entre 2.500 y 2.700 m. Otra característica de la Cordillera Oriental son sus grandes terrazas de acarreo, resultado de depósitos fluviales y levantamiento tectónico al mismo tiempo, de tal modo que el proceso erosivo de los ríos fue empezado e interrumpido por el levantamiento de la cordillera y sólo mucho más tarde empezó de nuevo el trabajo de excavación de los ríos formando el actual paisaje (figuras 10 y 11).
IGURA 10. Terraza de acarreo recostada sobre un espolón de la cordillera y erosionada en su parte frontal en un valle secundario del valle del río Negro-Oriental. La superficie plana de la terraza carece de agua, ya que esta se pierde por filtración en la terraza no estratificada. Esta característica geomorfológica-hidrológica está todavía acentuada por su ubicación en la parte seca de la tierra templada del valle transversal de erosión en la vertiente oriental de la Cordillera Oriental.
F
IGURA 11. Borde de una terraza de acarreo en la tierra templada en el valle de la Quebrada Blanca, afluente del río Negro-Oriental en la Cordillera Oriental. Estas terrazas son de contextura muy floja, pero estables mientras no sean recortadas.
FEGIONES CÁRSTICAS Y SEMI O PSEUDOCÁRSTICAS EN LA CORDILLERA ORIENTAL
5.9 R[6], unos 300 m de diámetro y 118 m de profundidad. Acevedo[7] le asegura 112 m de diámetro y más de 100 m de profundidad. Esta zona se extiende desde el Valle de Jesús, cerca de la población de Florián y La Belleza, en el municipio de Jesús María, vía Vélez, hasta La Paz, en el norte. Luego, a escala menor en la región de Mogotes (el nombre lo indica) cerca de San Gil, donde se interpretó una dolina como un anfiteatro de la población indígena de tiempos prehistóricos. Todas estas tierras se caracterizan por las particularidades de terrenos cársticos de sequía superficial, escasa fertilidad, cubiertos por rastrojos, alta permeabilidad y la existencia de dolinas, mogotes, poljes, cuevas y, en parte, con hidrografía subterránea. Su ubicación altitudinal corresponde desde la parte superior de la tierra caliente hasta cerca de los 2.000 msnm.
Especialmente en las regiones calcáreas de la vertiente occidental de la Cordillera Oriental entre los 5º y 6,5º latitud norte se encuentran terrenos de formas cársticas. Si se trata aquí de un legítimo karst tropical, o de un pseudokarst, aún no se ha definido. Lo cierto es que no se trata solamente de formas superficiales parecidas al karst, sino que también existen formaciones subterráneas con hidrografía, que difícilmente se pueden interpretar como fenómenos geomorfológicos convergentes. Así, por ejemplo, la formidable Ventana de Tisquizoque, que representa una enorme apertura en una vertiente vertical de una montaña, por donde desemboca un río que corre subterráneamente a través de esta, para caer desde gran altura en forma de un salto, hacia un valle. El famoso Hoyo del Aire, unos 20 km al noroeste de Vélez, que constituye una típica dolina, la más importante de todas en la región, tiene, según Hettner[8]. En alturas aún mayores, en terrenos periglaciales, desaparecen estas formas debido a la meteorización, porque factores climáticos, como heladas, agua, hielo, calor, nieve, lluvia y viento, destruyen estas formas en su iniciación, creando la morfología del paisaje alpídico de alta montaña, que en Colombia se inicia entre los 3.900 y 4.000 msnm.
En las tierras frías del páramo bajo, donde existen rocas areniscas del piso de Guadalupe (Cretáceo), como aquellas que bordean las altiplanicies en la Cordillera Oriental, se observan formas semejantes al karst. Pero estas formas, lapiaz, se explican de modo diferente, y están limitadas a la parte superior de algunos estratos de determinada composición rocosa y a sus líneas estructurales donde actúa el agua corriente. El fenómeno está limitado a determinadas areniscas del Cretáceo y a su estructura y, por lo mismo, sólo se encuentra esporádicamente, como, por ejemplo, en la Ciudad Encantada, en los cerros al oriente de Bogotá, entre 3.000 y 3.328 msnm. Su origen radica en la composición de la roca y luego está determinada climática y estructuralmente, lo que explica que los estratos vecinos se hallan libres del fenómeno, y las dolinas que se observan en la vertiente se han formado donde existen fallas estructuralesALLES LONGITUDINALES INTERANDINOS Y TRANSVERSALES DE EROSIÓN
5.10 VResultado de los quebrantamientos de los arcos cordilleranos fueron los cursos que hoy ocupan los valles de los ríos Suárez, Fonce y Chicamocha, y que son por lo mismo de origen tectónico. Todos estos ríos desaguan en el río Magdalena, lo que desplaza el límite de divorcio de aguas muy al oriente, de la misma manera que el eje de la altura de la cordillera es cada vez más desplazado hacia el oriente. Desde aquí se formaron luego en la pendiente vertiente oriental los valles transversales de erosión, profundos y estrechos (figura 12). Con el viraje del río Chicamocha hacia el occidente, rompiendo los ramales cordilleranos más bajos en la vertiente occidental, culmina el ensanchamiento de la cordillera, pero no pierde altura, sino que esta aumenta y culmina en el macizo de la Sierra Nevada del Cocuy con 5.439 msnm. Está formada por rocas de arenisca cuarcítica blanca bien duras, que resistieron por más tiempo a la erosión.
IGURA 12. Valle transversal de erosión. El valle medio superior del río Negro del Oriente en la Cordillera Oriental, poco después de la confluencia con el río Cáqueza, donde se inicia el enclave seco de este valle. La suela de este río es estrecha, el río se desplaya y riega escombros rocosos, impidiendo así la formación de vegas aluviales fértiles.
FL SECTOR DE LA DISOLUCIÓN DE LA CORDILLERA
5.11 EAl norte del macizo nevado del Cocuy, la cordillera cambia el rumbo hacia el noroeste hasta el páramo de Santurbán, donde se bifurca después de la depresión del Táchira: un ramal, la cordillera de Mérida, hacia el noreste, alcanza otra vez la altura de 5.000 m; hacia el norte, en territorio colombiano, la Cordillera Oriental continúa adelgazándose y rebajando en altura. Está compuesta aquí por rocas metamórficas y cristalinas en gran parte y forma la serranía de los Motilones; más adelante se realza de nuevo en la serranía de Valledupar y la serranía de Perijá, alcanzando más de 3.000 msnm, para luego bajarse bruscamente en los montes de Oca y hundirse en la falla frente a la plataforma de la península de La Guajira.
A SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA
5.12 L[9] supone una conexión entre la Cordillera Central y la Sierra Nevada de Santa Marta, basado en la intensidad del pliegue y en la capa de sedimentos de la transgresión del Girón-cretácico.
En la Sierra Nevada de Santa Marta aparece de nuevo el fundamento cristalino como prolongación de la Cordillera Central. Estratigráfica y estructuralmente Gansser[10]. Su altura, la máxima de Colombia, ha sido calculada en 5.775 msnm. Tiene la forma de un triángulo cuyo vértice está en el noroeste cerca de la ciudad de Santa Marta entre la costa del mar Caribe. Su altura máxima está a sólo 40 km en línea recta del mar Caribe. La base de este triángulo limita con el valle del río Cesar, una antigua fosa de mar de 6.000 m de profundidad (según Gansser), que lo separa aquí de la serranía de Perijá en la Cordillera Oriental. El cuasi contacto entre ambos, la coincidencia de fuertes elevaciones y una mayor amplitud de la orografía con el relieve ingente de la Sierra Nevada, permite suponer que hay una correspondencia entre las estructuras de ambos relieves (Vila). Los picos más altos se alinean más en el monte sobre un eje en dirección este-oeste y se rompen abruptamente hacia el mar, mientras la parte sur es más larga y se deshace en cantidad de crestas y lomas. La parte más alta cubierta de glaciares, y la región que la rodea son dos grandes grupos plutónicos del Jurásico tardío, y la intrusión más reciente coincide así con las cumbres topográficas. De manera que el fundamento cristalino de la montaña ocupa la mayor parte del triángulo, compuesto por plutones de diferentes edades. Parece que la parte central y nevada constituye una intrusión más joven de rocas grano-dioríticas del habitus andino, pero, como ya he dicho, con dirección este-oeste, en contraste con la Cordillera Central. Más al norte, en la parte central y septentrional de la península de La Guajira aparece de nuevo el fundamento cristalino de la cordillera básica, en forma de cuatro pequeños macizos de rocas cristalinas que sobresalen de los sedimentos recientes con escasa altura. La máxima llega a 800 msnm y es el paisaje más típico y exclusivo de Colombia.
Una orogénesis pliocena, es decir, desde el comienzo hasta mitades del Pleistoceno, elevó, según Gansser, toda la sierra unos 2.000 o 3.000 msnm. La elevación en fases de la sierra produjo un relieve casi en picos: lomas suaves, altiplanos, terrazas y pendientes alternan con laderas escarpadas. Valle con terrazas antiguas y más altas atestiguan una elevación diferenciada (Uhlig y Mertins)OS PÁRAMOS
5.13 LEl páramo, que es la culminación de las altas montañas, es entendido como un ecotopo, y como tal tiene un paisaje, una morfología y un clima típicos y casi exclusivos de Colombia, es decir, de los Andes ecuatoriales húmedos. Es la culminación de la integración vertical y horizontal de la geosfera de las montañas ecuatoriales. El muy típico y exclusivo paisaje del páramo, cuya geomorfología y manto vegetal, como componentes del ecotopo, no solamente constituye su propio subestrato, sino también todo el sistema de interacción e integración vertical de esta montaña a través del régimen circulatorio del agua, energía y materia nutritiva. Se trata de zonas de altitud por encima de los 3.200 msnm, a donde no llega la vegetación arbórea, por la baja temperatura permanente y el clima ambiental tan húmedo. Los rayos del sol, cuando los hay, tienen una intensidad bastante fuerte a causa del aire enrarecido, pero un sol despejado rara vez se ve en el páramo. Generalmente está envuelto en una espesa niebla, la cual actúa como aislante de los rayos solares y se precipita como lluvia continua y de gotas finas o cae en forma de granizadas. Las tempestades tampoco son desconocidas y se presentan con frecuencia durante los dos periodos de la culminación del sol en el tercero y último de los tres cinturones de nubes ecuatoriales que envuelve el páramo alto, siendo la causa de su alta precipitación. La temperatura se mantiene sólo a pocos grados sobre el punto de congelación, y un viento helado azota las crestas (Hettner). Los suelos, por lo general, son negros por la humedad, turbosos, ácidos, profundos y de escasa fertilidad. La morfología es de formas suavemente onduladas cuando no han sido excavadas por las corrientes de agua. La base cubierta por la acción del hielo durante las glaciaciones pasadas por espesas capas de material de acarreo y las morrenas es lo característico del relieve en las altas cordilleras. En la Cordillera Central y en el Macizo Colombiano del sur, la actividad volcánica cubrió precisamente las cumbres andinas con material volcánico, material que está ausente en la Cordillera Oriental.
La región paramuna que se inicia en el límite superior del bosque, se divide en cuatro subregiones:
IGURA 13. El valle paramuno del río de La Playa, 3.200 msnm, que forma parte de las cabeceras del río Guatiquía (vertiente hidrográfica Meta-Orinoco) cuyas aguas, dentro del proyecto «Chingaza», serán llevadas a través de largos túneles y por debajo del eje de la Cordillera Oriental hacia Bogotá y la vertiente hidrográfica del río Magdalena. Foto: Acueducto de Bogotá.
FA continuación, se proporcionan algunos datos sobre el estado del tiempo durante una excursión en el mes de febrero del año de 1963, durante la cual hubo un tiempo muy inestable.
Campamento Cueva Andabobos
Altura 3.650 m
5:00 p. m., toldado con llovizna
8 ºC
7:00 a. m., niebla
2 ºC
Durante la noche cayó escarcha. La atmósfera fue muy húmeda.
Campamento Las Perlas
Altura 3.850 m
5:30 p. m., toldado con lluvia
4 ºC
6:30 a. m., toldado
3 ºC
La noche estaba toldada, con lluvias espaciadas; la atmósfera era muy húmeda.
Campamento Las Ollas
Altura 3.890 m
5:30 p. m., tempestad (granizada)
3 ºC
6:30 a. m., nublado
1 ºC
La atmósfera era muy húmeda, y con la baja temperatura se siente el frío más intensamente.
Campamento La Primavera
Altura 3.400 m
5:30 p. m., toldado
7 ºC
7:00 a. m., toldado
6 ºC
2:00 p. m., sol
13 ºC
Durante los tres días de permanencia en este campamento la temperatura media oscilaba entre 6 ºC y 8 ºC; las lluvias eran frecuentes.
Campamento cabeceras río Gallo
Altura 3.750 m
3:00 p. m., sol
17 ºC
6:00 p. m., tempestad, granizada
(más noche nieve)
3 ºC
5:00 a. m., claro, fuerte helada
3 ºC
8:00 a. m., sol
12 ºC
5:00 p. m., niebla
3 ºC
7:00 a. m
0,5 ºC
El terreno está en su mayor parte saturado de agua y los lugares donde el relieve lo permite —que es la mayor parte del páramo— llegan a ser pantanosos. En general, es típico del páramo un alto contenido de humedad en el año. Sólo cuando hay sol, esta se reduce eventualmente hasta menos de 50 %, pero esto ocurre siempre por pocas horas solamente.
La temperatura del suelo es también de gran importancia para el crecimiento de las plantas en el páramo. Es ella de una uniformidad formidable en las condiciones térmicas en las diferentes profundidades del suelo (excepto en el páramo alto, donde se forman suelos estructurales determinados por las heladas) y, por lo mismo, contrastan con el variable ciclo diurno de la temperatura ambiental. Este clima ambiental del páramo está determinado en gran parte por:
La fuerte expansión adiabática durante el día que provoca, en las cordilleras tropicales, otro fenómeno más cuya importancia apenas se ha tomado en cuenta en la literatura actual: el intercambio diurno de las masas de aire, dentro de grandes extensiones, que se realiza entre las tierras bajas y las altas; esto suele ocurrir sobre todo donde hay mesetas elevadas, y su intensidad es, como muy difícilmente puede imaginarse, en latitudes más altas. Por el calentamiento de las laderas, y de los niveles más altos, debido a la insolación intensa durante las horas del día, se produce, además de otras corrientes de convección, un movimiento ascendente del aire —«vientos ascendentes dinámicos», según Wagner— y con esto se inicia la condensación del vapor de agua. Así es como arriba del nivel de condensación, los cerros se envuelven completamente en nubes. Al oscurecer, amaina el viento ascendente y sobreviene el apaciguamiento del aire, o sea el equilibrio convectivo; desciende la niebla y, a la mañana siguiente, se advierte el mar de nubes tendido, a partir del límite superior y hacia abajo de la zona del bosque de niebla, siempre húmedo. En las primeras horas de la mañana, entre 8 y 9, empieza a agitarse, con la subida del sol, el mar de nubes para embozar de nuevo hasta el mediodía, o poco después toda la cumbre de la cordillera (Troll).
Esta descripción dada por Troll es lo normal, pero frecuentemente lo normal es la excepción, especialmente cuando las lluvias durante la tarde son fuertes y prolongadas.
L RÉGIMEN DE LLUVIAS EN EL PÁRAMO DE SUMAPAZ
5.13.1 E[11]: tres pluviómetros están ubicados en la parte oriental del páramo, muy cerca del borde mismo:
Analizando los seis diagramas de lluvias del páramo del macizo de Sumapaz se observa lo siguienteLos otros tres pluviómetros están ubicados en la parte oriental del páramo, en los siguientes lugares:
El máximo anual fue de 242 mm en el mes de mayo y el mínimo de 0 mm en enero. Luego sigue febrero, marzo y diciembre con 5,0 mm, 3,0 mm y 5,0 mm, respectivamente, como mínimo, aunque el promedio mensual de los 22 años para estos meses es de 17,7 mm, 256 mm, 43,5 mm y 26,7 mm. Es decir, quizás el mes de enero puede considerarse como seco.
A continuación insertamos los valores de precipitación de Bogotá para hacer una comparación con los anteriores.
Bogotá: «Ciudad Universitaria», ubicada en la Sabana a 2.556 msnm y 4º 38’ N, 74º 05’ O de Greenwich, cerca de su borde oriental formado por altas montañas. Revela esta estación para el año de 1963 —año de las demás observaciones— claramente el régimen de los dos periodos de lluvias anuales, y con el periodo de sequía más prolongado en la mitad del año, que no siempre es así, sino que más bien se encuentra al principio del año.
[12].
A medida que nos alejamos del ecuador climático, es decir, del páramo de Sumapaz, las fluctuaciones anuales en el volumen de la precipitación aumentan. Así, en Bogotá, en el lapso desde 1866 hasta 1964 se observó un máximo de 1.634 mm (año 1879) y un mínimo de 530 mm en 1941. Valores menos extremos son frecuentesL ECUADOR CLIMÁTICO EN EL PÁRAMO DE SUMAPAZ Y LA CLASIFICACIÓN CLIMÁTICA DE ESTE ÚLTIMO SEGÚN KOEPPEN
5.13.2 EEs interesante anotar que aquí, sobre el borde occidental y norte, hacia la Sabana de Bogotá, el mes de mayores lluvias es noviembre y no junio o julio, como en las estaciones ubicadas en la parte oriental y sur del páramo. Indica esto que la parte septentrional del macizo está bajo el régimen climático del hemisferio norte y sur, a la vez, mientras que la parte meridional está únicamente bajo la influencia del hemisferio climático del sur con un solo y largo periodo de lluvias que únicamente disminuye algo en intensidad durante el otro periodo del año. Es decir, el ecuador climático divide el macizo y lo hace pertenecer a dos hemisferios climáticos, permanentemente cubiertos por las calmas ecuatoriales, lo que explica el alto grado de humedad y precipitación en este y la poca fluctuación anual de los datos de lluvia en la laguna de Chisacá, donde durante doce años se observó una oscilación entre 1.009 mm y 1.644 mm.
En la estación de la laguna de Chisacá ya se observa, pues, claramente el régimen climático del hemisferio norte para la zona ecuatorial, que produce dos máximas de lluvias en abril-mayo y octubre-noviembre, respectivamente, pero sin que los intervalos entre estos dos periodos de lluvia sean secos.
El páramo de Sumapaz tiene, según Koeppen, un clima AHf. Según el régimen de lluvias, se trata de una región siempre húmeda ubicada en zona ecuatorial (3,5º 4,5º latitud norte) a gran altura entre 3.500 y 4.000 m. Es un tipo de clima de alta montaña tropical, sin mayores oscilaciones anuales en temperatura y lluvia, y que no se debe confundir —lo que se hace en tantos atlas— con un tipo de clima “C” de latitudes medias con su régimen estacional de temperaturas. En Colombia, todos los climas son tropicales.
ABLA 5. Precipitaciones mensuales (en mm) en Santa Rosa de Sumapaz a 3.400 msnm
TAÑOS |
ENERO |
FEBRERO |
MARZO |
ABRIL |
MAYO |
JUNIO |
JULIO |
AGOSTO |
SEPTIEMBRE |
OCTUBRE |
NOVIEMBRE |
DICIEMBRE |
TOTAL |
1962 |
143,0 |
161,5 |
231,0 |
171,5 |
283,2 |
269,5 |
208,5 |
173,0 |
168,0 |
148,0 |
176,5 |
93,5 |
2.227,2 |
1963 |
92,5 |
189,0 |
77,0 |
227,0 |
243,0 |
297,0 |
195,0 |
263,0 |
141,0 |
100,2 |
— |
43,5 |
(1.868,2) |
1964 |
0 |
43,0 |
30,0 |
185,5 |
332 |
599,0 |
336,5 |
479,0 |
128,8 |
78,0 |
139,5 |
95,0 |
2.446,3 |
1965 |
222,0 |
71,0 |
152,5 |
833,5 |
828,5 |
437,0 |
383,0 |
177,0 |
99,0 |
111,0 |
188,0 |
43,0 |
8.445,5 |
1966 |
68,7 |
44,7 |
295,0 |
76,5 |
64,5 |
42,0 |
83,0 |
52,0 |
37,0 |
29,0 |
25,0 |
45,0 |
862,4 |
1967 |
86,5 |
30,0 |
81,0 |
146,0 |
222,5 |
326,0 |
351,0 |
209,0 |
118,0 |
157,0 |
177,0 |
58,0 |
1.962,0 |
1968 |
5,0 |
57,0 |
19,0 |
118,0 |
93,0 |
192,0 |
493,0 |
123,0 |
120,0 |
123,0 |
117,0 |
42,0 |
1.502,0 |
1969 |
85,0 |
44,0 |
20,5 |
56,0 |
76,0 |
85,0 |
59,7 |
38,0 |
14,0 |
39,4 |
15,5 |
4,0 |
537,1 |
1970 |
37,5 |
19,0 |
50,0 |
65,0 |
62,0 |
77,0 |
53,0 |
55,0 |
27,0 |
29,0 |
40,0 |
29,0 |
543,4 |
1971 |
22,0 |
28,0 |
45,0 |
124,7 |
126,7 |
202,8 |
254,7 |
186,8 |
126,1 |
97,4 |
107,4 |
53,7 |
1.375,3 |
1972 |
89,7 |
44,4 |
80,8 |
140,3 |
214,9 |
156,4 |
202,0 |
158,9 |
92,4 |
90,1 |
106,4 |
30,0 |
1.406,3 |
1973 |
28,9 |
9,8 |
51,4 |
82,2 |
174,2 |
167,1 |
162,6 |
185,9 |
187,9 |
106,4 |
125,3 |
98,9 |
1.380,6 |
Promedio |
73,3 |
61,8 |
94,4 |
185,5 |
226,7 |
237,6 |
231,8 |
175,1 |
104,9 |
92,4 |
110,7 |
53,0 |
1.647,2 |
ELADAS
5.13.3 HNo existen observaciones continuas de temperaturas en el páramo. Pero considerando el alto grado de humedad, aunque esta puede oscilar —debido a la gran altura— más rápidamente durante el día que la temperatura, la abundancia de las lluvias y la frecuente nubosidad, el peligro de las heladas nocturnas no es tan grande como se cree generalmente y se limita a los meses de menos lluvias y mayor insolación e irradiación nocturna. Frecuentes son los kalrluftseen —lagos de aire frío— sobre las altiplanicies paramunas, pero a la vez suavizadas por la suela pantanosa-húmeda de estas.
ENDIMIENTO DE ALGUNAS HOYAS HIDROGRÁFICAS EN EL PÁRAMO DE SUMAPAZ
5.13.4 REl clima de alta montaña tropical, resultado de la ubicación geográfica del macizo de Sumapaz en la franja que forma el ecuador climático, produce el recurso natural más valioso del alto páramo: el agua, resultado de las abundantes y permanentes lluvias, ya que hasta la fecha no se han aprovechado donde hace tanta falta como en la Sabana de Bogotá, sino que, por el contrario, ha sido un obstáculo infranqueable durante siglos, ya que el alto páramo de Sumapaz hasta el presente marca el límite cultural del país a 100 km al sur de su ciudad capital. El volumen de las lluvias se aprecia en el caudal de algunos ríos en sus cuencas altas en el páramo (tabla 6).
ABLA 6. Rendimiento de algunas hoyas hidrográficas en el páramo de Sumapaz. Ingetec Ltda., Ibidem, y Boletín Informativo de la Oficina de Planeación de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, 1951-1954
TRÍOS |
SITIO |
ALTURA |
ÁREA TRIB. |
CAUDAL |
LLUVIA |
Chocal |
Las Copas |
3.180 |
57,2 |
3,32 |
1.365 |
Nevado |
La Playa |
3.350 |
63,8 |
3,50 |
1.497 |
Santa Rosa |
Nazareth |
2.450 |
72,4 |
2,65 |
2.369 |
Curubital |
Pte. Australia |
3.050 |
56,3 |
1,46 |
1.233 |
Chisacá |
El Palmar |
3.016 |
96 |
1,45 |
694 |
Sabana de Bogotá |
|||||
Bogotá |
Pto. Baraya |
2.644 |
272 |
2,48 |
862 |
RÍOS |
SITIO |
ESCORRENTÍA |
RENDIM. |
RENDIMIENTO EN M3 DIS. HA |
PERIODO DE ANÁLISIS |
Chocal |
Las Copas |
134,1 |
58,0 |
50,1 |
1963/1964 |
Nevado |
La Playa |
117,5 |
55,7 |
48,1 |
1964 |
Santa Rosa |
Nazareth |
48,7 |
36,6 |
31,6 |
1946/1952 |
Curubital |
Pte. Australia |
66,2 |
25,9 |
22,4 |
1946/1963 |
Chisacá |
El Palmar |
68,6 |
15,1 |
13,0 |
1930/1963 |
Sabana de Bogotá |
|||||
Bogotá |
Pto. Baraya |
33,3 |
9,1 |
7,9 |
1940/1963 |
A VEGETACIÓN Y UTILIDAD AGROPECUARIA DEL PÁRAMO
5.13.5 LEl suelo por lo general es negro, turboso, ácido, muy profundo, excepto en lugares rocosos de fuerte pendiente y de escasa fertilidad, porque la poca luz (por la intensa nubosidad) y la baja temperatura permiten la acumulación de materia orgánica, y son factores adversos en la productividad de las tierras, lo que indica que el uso de estas tierras es limitado. El rendimiento sólo alcanza a ser de uno a cinco en promedio, y sin olvidar que el ciclo vegetativo de las plantas económicas (papa y trigo) es casi el doble de largo que en la Sabana de Bogotá.
Su paisaje, de gran amplitud, tiene origen en su madurez fisiográfica y en la acción glacial pleistocénica, de lo cual dan testimonio los suelos fósiles, los lagos secos, las turberas, los valles en forma de U, las morrenas y las rocas aborregadas. Su clima isomicrotérmico andino húmedo se refleja en los suelos húmicos, a veces rankeriformes, pseudogleyizados ocasionalmente podsólicos, con enclaves frecuentes de turbas (M. del Llano).
Debido a que el páramo se caracteriza por una baja temperatura media, que es constante, ya que no existe una mayor variación anual, ni en la temperatura, ni tampoco en la humedad, la flora se caracteriza por la ausencia de vegetación arbórea. Las plantas de los páramos están especialmente adaptadas para resistir la sequedad fisiológica y el frío. La primera está determinada por la reducción de la absorción que ocasiona la baja temperatura y la elevada presión osmótica del suelo, en contraste con una intensa transpiración en las horas soleadas. Así, las plantas presentan una estructura xeromórfica (Cuatrecasas).
El páramo de Sumapaz está cubierto por una abundante vegetación. La cobertura principal la forma una pradera dominada por gramíneas, entremezcladas con arbusticos de hojas coriáceas y con plantas cespitosas, almohadillas y arrosetadas. Entre estas últimas están los frailejones (Espeletia spp.) que tienen un tallo sencillo, enhiesto, que puede llegar hasta los cinco o seis metros de altura y más.
Las gramíneas forman densos haces de hojas rígidas e involutas, apretadas entre sí, pertenecientes principalmente a los géneros Calmagrotis y Festuca.
Los arbustos son pequeños y ramosos; presentan hojas coriáceas, pequeñas, con bordes revueltos o aciculares, densas u ombríceas y cubiertas de pelo; las especies leñosas son: Senecio, Diplostephium revolutum, el famoso romero, quizás el árbol más importante para leña, y que en conjunto con el frailejón constituye la base de la alimentación para el oso, que es el representante de mayor talla de la fauna paramuna, aparte de un venado gris, bastante grande, que habita el alto páramo. El más abundante es el conejo, perseguido por el águila, todavía numerosa en la región.
No menos importantes son los árboles de la especie Weinmania y Polylepis sp, en sus diferentes variedades, para leña y construcción (palo colorado), típicos del páramo en su vertiente oriental, donde todavía no han sido destruidos del todo, formando bosques homogéneos el Polylepis en el límite con los pajonales.
Los extensos tembladeros o tremedales están cubiertos por cojines de Distichia (Hartpolster) que resisten fácilmente el peso de un hombre, tienen un espesor de más o menos medio metro, y debajo se encuentra agua. La puya no es muy frecuente, y se ve más el agave. El chusque (Chusquea) es muy abundante, y constituye cuando joven un excelente alimento para el ganado. Tanto el chusque como los pajonales son periódicamente (a fines del verano) quemados, para aprovechar luego los brotes tiernos como pasto para el ganado. Aquí el fuerte viento no permite que el fuego profundice, pero la destrucción por completo de los pajonales perjudica grandemente al régimen hidrológico, a la fauna y a la formación del suelo, que en sí es muy lento por el frío intenso, adverso a la descomposición de materias orgánicas. La ceniza del frailejón quemado se utiliza como abono (antiácido) en las partes donde se puede cultivar la papa (hasta ± 3.600 msnm). Es decir, el páramo alto es un espacio económico de explotación temporal. Las viviendas no suben a más de 3.500 msnm.
LACIARES Y GLACIACIÓN EN LAS MONTAÑAS COLOMBIANAS
5.14 G[13].
Ante la ausencia de un periodo de invierno (en el sentido térmico) anual, tampoco se presenta un manto de nieve anual en las montañas tropicales. Sin embargo, en los Andes ecuatoriales húmedos de Colombia se presentan, como consecuencia de la culminación cenital del sol, por año, periodos de mayor precipitación, que por encima de los 3.800-4.000 msnm pueden caer como nieve y cubrir por momentos, horas y hasta días —según la altura y topografía— las cumbres de las montañasLas cumbres actualmente cubiertas por ventisqueros o glaciares en Colombia (su límite inferior, mal llamado de las nieves perpetuas, ya que en verdad se trata de hielo sobre el cual se conserva la nieve —que cae hasta mil metros más abajo— por algún tiempo antes de convertirse en hielo, es de 4.800 msnm, excepto en la Sierra Nevada de Santa Marta, donde sube, debido a su posición geoastronómica fuera de la zona ecuatorial, a 5.000 msnm), son las siguientes (tabla 7).
ABLA 7. Picos de la Sierra Nevada de Santa Marta
TNOMBRE DEL PICO |
MSNM |
Pico Colón |
5.775 |
Pico Bolívar |
5.775 |
Pico Simons |
5.660 |
Pico La Reina |
5.535 |
Pico Ojeda |
5.490 |
Pico El Guardián |
5.251 |
Pico Codazzi superior |
5.000 |
La punta final de los glaciares que bajan entre los picos Ojeda y Bolívar llegó a la altura de 4.905 msnm. El glaciar entre los picos El Guardián y Tairona baja hasta 4.820 msnm y el glaciar que baja del pico La Reina llega hasta los 4.930 msnm.
[14]. Además de estos picos nevados principales existen otros menos altos, «Los Nevaditos», de aproximadamente 5.200 msnm, que constituyen el cordón magistral del macizo de la Sierra, que se extiende con dirección general oeste-este, y en su parte cubierta de glaciares (donde el relieve los permite) y por encima de 5.000 msnm, tiene una extensión muy estrecha y pendiente cresta de unos 15 km, en donde en muchas partes se interrumpe la nieve. El resto de los picos Simón Bolívar y Colón se extiende radialmente, y entre los picos Ojeda y Codazzi, por un lado, y el pico La Reina, por el otro, existe un valle-corredor carente de nieve.
Estas alturas de la terminación de los glaciares en la Sierra Nevada de Santa Marta fueron marcadas con pintura roja sobre la roca, durante los días 17 al 22 de octubre de 1958, como base para futuros estudiosDurante los días 24 al 29 de enero de 1959, se marcaron las puntas terminales de algunos glaciares en la Sierra Nevada del Cocuy, con el siguiente resultado: de los cerros de la Plaza baja un glaciar con varias lenguas, cuyas puntas finales tienen las siguientes alturas: 4.425, 4.390 y 4.325 msnm.
Del pico Diamante baja un glaciar pequeño hasta cerca de 4.600 msnm. Del pico Pan de Azúcar el glaciar baja hasta 4.333 msnm. La Sierra Nevada del Cocuy, que constituye la culminación del eje de la Cordillera Oriental, abarcó con sus cumbres nevadas, en el año de 1945, una extensión en línea recta de aproximadamente 35 km, según esta misma fuente del Comité Nacional del Año Geofísico, dato que nos parece exagerado y erróneo. Interesantes son aquí los datos que al respecto anota A. Hettner, quien visitó la región en el año de 1883 (84):
[15].
La nieve empieza algo al sur del Boquerón, es decir, del paso de Cusen, que a su vez está cubierto de nieve; desde aquí y sobre una extensión de 20-25 km, la cumbre está cubierta de nieve sin interrupción; solo algunos picachos de roca desnuda se levantan casi verticalmente por encima de la nieve, pero también picos muy pendientes como las vertientes del Pan de Azúcar y del Campero están cubiertos por la nieve. El límite inferior de la nieve o del glaciar tiene, como en todas partes, un desarrollo irregular que depende de las formas del relieve, y muestra por lo mismo diferentes alturas; mientras que yo me encontré en frente del Pan de Azúcar a 4.560 m a la misma altura del límite inferior de la nieve perpetua, subí sobre la montaña nevada de San Paulín hasta 4.780 m sin nieve. Durante el periodo de lluvias se conservan también en partes más bajas algunos montes de nieve, pero que desaparecen durante el verano. En algunas partes bajas, también pequeños glaciares por debajo del límite inferior de la nieve. El más meridional de estos es el pequeño glaciar de solo 1-2 km de largo en la vertiente sur del Pan de Azúcar, el cual, con solo un desnivel de 20º-30º es poco agrietado, a menos que nieve recién caída hubiera llenado las grietas e imposibilitado un reconocimiento; su parte final en forma de lengua estaba en el momento de mi visita a 4.260 m[16], en el año de 1850, como miembro de la Comisión Corográfica. Estos datos son los mismos de Agustín Codazzi, quien dice al respecto lo siguiente:
M. Ancízar da para la Sierra Nevada del Cocuy como límite inferior de la nieve la altura de 4.676 msnm y la parte final «del nevado a 4.150 msnm sobre el nivel del mar […]»Después de los páramos de Chicamocha (3.654 m) y de Rechinga (3.860 m) se encuentra el cerro de la Guena, desde el cual comienza una serie de picachos nevados que corren por espacio de cuatro leguas, y el más alto de ellos alcanza 5.983 metros; esta es la Sierra Nevada. El límite inferior de la nieve perpetua se halló a 4.676 msnm, y hasta 526 m más abajo de este límite muestra un nevero (glaciar) hacia el sur de casi media legua de largo y una milla de ancho, hendido por grietas multiplicadas y profundas en que el hielo manifiesta 15 y 20 m de espesor, y llevando a los costados y al frente enormes morrenas de 60 msnm. La dirección de la sierra es nornordeste con una legua de ancho nevada. El casquete de nieve perpetua mide desde el borde inferior 1.200 m en la parte alta y en otros puntos 200 a 900 m, según la elevación de los picachos o efectos que arropa, dejando en varias partes al descubierto las rocas lisas y verticales o los estratos que componen la masa de la sierra. Cubre la nieve una superficie de tres leguas cuadradas.
[18].
La Sierra Nevada del Cocuy es la única con nieves perpetuas en la Cordillera Oriental (figura 14). El extenso macizo de Sumapaz, en la parte meridional de esta, como ya se ha dicho, no alcanza altura suficiente para ella. Sólo periódicamente durante las épocas de lluvia (aquí la principal durante los meses de junio y julio) se cubre el cerro Nevado (4.300 msnm) transitoriamente y a veces con una muy ligera capa de nieve
IGURA 14. Glaciares tropicales en la Sierra Nevada del Cocuy. Se observa lo destrozado del glaciar por un movimiento, en contraste con la superficie nevada tranquila. Foto por E. Gast.
FABLA 8. Picos de la Sierra Nevada del Cocuy
TNOMBRE DEL PICO |
MSNM |
Pico Campanilla Chica |
4.700 |
Pico Campanilla Grande |
4.966 |
Pico Pan de Azúcar |
5.104 |
Pico Púlpito del Diablo |
4.820 |
Pico Toti |
5.050 |
Pico Daniel |
5.249 |
Cerros de la Plaza |
4.880 |
Pico San Pablín |
5.320 |
Pico El Castillo |
5.090 |
Pico Puntiagudo |
5.200 |
Pico Ritáculo Blanco |
5.490 |
Pico Ritáculo Negro |
5.404 |
Pico Norte del Ritáculo |
5.250 |
Pico Diamante |
4.838 |
A CORDILLERA CENTRAL
5.15 LLos hoy en día picos nevados de la Cordillera Central son los volcanes sobrepuestos en ella, pero no existe, como en la Sierra Nevada del Cocuy, y en menor grado en la Sierra Nevada de Santa Marta, un eje cordillerano —una sierra nevada—, sino montañas aisladas que por su gran altura están cubiertas de nieve. Son estas, de norte a sur (tabla 9).
ABLA 9. Volcanes nevados en la Cordillera Central
TNOMBRE DEL VOLCÁN |
MSNM |
Volcán Nevado del Ruiz |
5.600 |
Volcán Nevado del Cisne |
5.000 |
Volcán Nevado de Santa Isabel |
5.110 |
Volcán Nevado del Quindío |
5.120 |
Volcán Nevado del Tolima |
5.280 |
Nota: sobre los datos de altura de estas cumbres nevadas, consúltese la tabla 4, donde, de acuerdo con el mapa topográfico 1:25.000 del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, se indican los valores más recientes.
XIX, durante los años de 1868 a 1877, los alemanes Wilhelm, Reiss y Alphons Stuebel realizaron estudios geológicos en los Andes suramericanos, especialmente en el Ecuador y en Colombia, y consignaron datos en una pequeña obra titulada Alturas tomadas en la República de Colombia, y que fue publicada en Quito en 1872[19]. Según estos datos, el límite inferior de la nieve en la vertiente suroccidental del Nevado del Ruiz era de 4.665, en la vertiente montañosa de 4.633 m, y el límite superior de la vegetación (frailejones y pajonales) de 4.260 m.
En la segunda mitad del sigloPara el Nevado del Tolima dan los siguientes datos: límite inferior de la nieve 4.566 m (Humboldt indica 4.670 m); para el glaciar en la vertiente noreste 4.373 m. El límite superior de frailejones lo fijan en 4.450 m.
A CORDILLERA CENTRO-ORIENTAL
5.16 L[22].
La cordillera Centro-Oriental del Macizo Colombiano sólo tiene aún, pero en vía de desaparición, una pequeña capa de hielo: el volcán nevado de Cumbal, 4.764 msnmA CORDILLERA OCCIDENTAL
5.17 LNi en esta cordillera ni en las demás montañas del país existen picos con ventisqueros. Quizás en las partes montañosas, por encima de los 4.300 msnm, como el antiguo nevado de Chiles, los Farallones de Cali, el Páramo de Frontino y las crestas altas de las cordilleras Central y Oriental, pueden cubrirse por muy cortos periodos, durante las épocas de lluvias, con un ligero manto de nieve.
Con relación a la retirada, e incluso la desaparición, de los ventisqueros y glaciares, en la toponimia de las altas montañas existen indicios sobre glaciares en tiempos históricos y hasta muy recientes. Así, por ejemplo, la Sierra Nevada de los Coconucos, que hoy carece totalmente de ventisqueros, hace unos treinta años todavía suministraba el hielo como materia prima para una heladería en Popayán.
Vergara y Velasco observa al respecto:
[23].
En fin, las nieves perpetuas, contra lo que han escrito muchos, ofrecen en Colombia una horizontal casi perfecta, ya que sus extremos están a 4.560 m término medio, tanto en Chiles y Cumbal como en Santa Marta, y un poco más en los nevados del Quindío; casi en todos hay heleras, las que por término medio bajan hasta 4.350, quedando más altas en Santa Marta y más bajas en el Huila, donde, contando desde el pie de ellas, la nieve mide 900 m, cuando Chiles sólo cuenta 367, en Cumbal 339, en Puracé 300, en los demás Coconucos 240, en Santa Isabel 400, en el Ruiz 740, en Herveo 870, en el Tolima 1.240, en Chita 900 y en Santa Marta 800. En invierno la nieve suele bajar hasta 3.900 m y en verano retirarse hasta los 4.750, lo cual significa que la nieve oscila unos 850 m, bien que esto es enteramente accidental; de 4.000 a 4.200 la nieve solo dura días, y de 4.200 a 4.400 algunas semanas; pero hasta los 3.800 m los temporales suelen ser de nieve más que de agua. De lo dicho resulta que en invierno nievan en Colombia varias cimas, así como también que se ha exagerado mucho la altura de otras. Los nevados decrecen sin cesar […][24] en la Sierra Nevada de Santa Marta, que se basa en la comparación de fotografías de las áreas cubiertas por hielo y nieve formadas durante los años de 1939 y 1969, confirma que la rápida desglaciación continúa en el presente, como lo indica el proceso de ablación realizado durante estos treinta años. En el año de 1939 estaban cubiertos unos 17,5 km2. Calculando el espesor del hielo de entonces en unos treinta msnm, había para esta época algo más de 0.5 km3 de hielo. Calculando la ablación de la superficie, basada en una medida de 25 m para el espesor del glaciar suroriental en el pico Colón, en 1939, donde en 1969 ya no existe hielo, una pérdida neta de 10 m de hielo en la superficie, considerando la reversión y encogimiento marginal de esta, entonces se llega a la conclusión de que en el lapso de 30 años ha desaparecido una tercera parte del hielo de 1939. La pérdida ha ocurrido prácticamente en su totalidad en alturas menores a los 5.200 msnm en la vertiente sur de la sierra y en alturas inferiores a 5.000 msnm en los glaciares del lado nororiental. Es decir, la ubicación respecto del grado de pendiente de la vertiente tiene una gran importancia para la pérdida de masas de hielo. Así, por ejemplo, la altura más baja de la punta inferior de los glaciares en la vertiente norte es de 4.700 msnm en promedio, mientras que en la vertiente sur esta se encuentra 300 m más arriba. También la extensión vertical promedio del manto de hielo en las vertientes crestadas hacia el norte es de 570 m y en aquellas que se orientan hacia el sur es de 420 m. En las alturas mayores de 5.100 msnm en la vertiente norte y de 5.300 msnm en la vertiente sur no ha habido cambios sustanciales en el manto de hielo durante los últimos treinta años.
Sin duda, los ventisqueros son el fenómeno geográfico más importante en las altas montañas, y la disminución de estos en la actualidad y desde hace unos cien años, sobre todo el planeta, se observa también en las zonas ecuatoriales, donde la geomorfología del terreno lo confirma. Un interesante trabajo de WoodAS ÚLTIMAS GLACIACIONES DURANTE EL PLEISTOCENO
5.18 LEn el pasado, las glaciaciones en los Andes colombianos eran más extensas, como lo prueban los terrenos periglaciales de los altos páramos, pero una cubierta glacial pleistocénica como existió en la parte meridional del continente, nunca se presentó en Colombia. Las altas cumbres actuales, cubiertas con ventisqueros, eran también los epicentros de las glaciaciones pleistocénicas. De los glaciares que cubrieron las planicies en aquellos tiempos, ninguno existe en la actualidad; sólo las formas de relieve, morrenas, cuencas cepilladas, estrías glaciares, bloques erráticos, etcétera. Con la ayuda del método de determinación a base del radio carbono C-14 de polen que realizaron van der Hammen y Enrique González en la Sabana de Bogotá:
I las temperaturas fueron aparentemente más bajas (hasta 11 ºC por debajo de la actual) […]. Con base en las curvas de temperatura para el Pleistoceno superior y Holoceno y en fechas de radio carbono, se puede decir que los glaciales e interglaciales y también probablemente las fluctuaciones climáticas menores del Holoceno de Suramérica ecuatorial, son contemporáneos y directamente correlacionables con las fluctuaciones conocidas de las regiones templadas y frías del hemisferio norte[25].
[…] se pudo deducir que periodos glaciales e interglaciales afectaron al trópico, lo mismo que a Europa y Norte América […] los periodos glaciales del Pleistoceno fueron al mismo tiempo pluviales, y los interglaciales interpluviales. Las temperaturas medias anuales durante las fases más frías del Glacial-Würm, en los Andes ecuatoriales de Suramérica, fueron aproximadamente de 8 ºC más bajas que las de hoy […]. Durante el Glacial Riss[26].
El glaciólogo H. Kinzl, haciendo estudios comparativos entre la disminución de los glaciares en los Alpes de Europa y de los de la cordillera Blanca en el Perú, durante la primera mitad del presente siglo, dice: «Todos los fenómenos de la disminución de los glaciares que describí confirman este concepto, cuando de la región de los Alpes, también se presentan en los Andes peruanos […]»Dieter Brunnschweiler, de la Michigan State University, complementa la información sobre las altas montañas de los Andes ecuatoriales húmedos de Colombia, con las siguientes notas:
Fenómenos periglaciales en los Andes colombianos
Introducción
La evidencia glacio-morfológica y palinológica indica un descenso de la línea de névé actual (4.500-4.700 msnm) en las cordilleras colombianas por 200-300 m en el Holoceno, no menos de 700 m en el Würm y más de 1.000 m en el Riss. Mientras que la depresión simultánea del límite inferior de los glaciares (4.000, 3.300 y 2.800 msnm, respectivamente) es conocida en varios sitios —aunque falta la correlación de los sistemas morrénicos en el país—, no han sido probadas la existencia ni la migración altitudinal del piso periglacial durante el Cuaternario.
El propósito de este trabajo es la discusión de algunas estructuras geomorfológicas en la franja periglacial de los glaciares contemporáneos y los del Pleistoceno. La tesis expuesta aquí es que la soliflucción engendrada por congelación y derretimiento (gelivación), en ritmo diurno y estacional, ha dejado y sigue dejando una impresión distinta sobre el terreno de los páramos colombianos. Los resultados de este informe son basados en observaciones durante los últimos cinco años en varios páramos de la Cordillera Oriental (Sumapaz, Chingaza, Tablazo, Arcabuco, Cocuy, La Tota, La Calera, Alto Putumayo) y dos en la Cordillera Central (Las Hermosas y Puracé).
Morfología periglacial de la zona paramuna
Las estructuras de origen criogénico más frecuentemente encontradas en los páramos colombianos son las siguientes:
1. Mantos de soliflucción
Se trata de capas de suelo de varios metros de espesor que contienen distintas estructuras de flujo non-laminar en forma de fajas de rocas angulares (congeliturbado) intermezcladas con material orgánico y suelos de textura arcillosa. El corte expuesto en el lado del Pan de Azúcar (pico de Las Hermosas, 3.850 msnm) es particularmente instructivo por exhibir tres generaciones de congeliturbados sobrepuestos que deben corresponder a las fases frías de la época Würm. Las morrenas basales de edad Würm que cubren los páramos en gran extensión hasta 3.300 msnm, han sido profundamente remodeladas por la acción criogénica, es decir, por crioturbación (micro-soliflucción en la terminología de Troll) en terreno plano, por soliflucción (macrosoliflucción, T.) en las pendientes. Los valles con mantos de soliflucción al borde de la Sabana de Bogotá y los vallecitos solifluccionales (y no coluviales), muy frecuentes entre las cuestas de la roca firme en todas partes de la Cordillera Oriental, representan la mejor evidencia para la baja Pleistocénica de la actividad periglacial. Se puede localizar el límite inferior actual de la soliflucción entre 3.900-4.000 msnm.
2. Cerros y cuchillas bajo gelifracción
La alternación diurna entre congelación y descongelación es un factor decisivo en el piso periglacial de los Andes. Aunque no sabemos la frecuencia de días con gelivación, no hay duda que es alta por encima de los 4.000 msnm. La «cortina de 0 ºC» se manifiesta en el resquebrajamiento de la roca madre a lo largo de planos de debilidad. La pirámide del Cerro Nevado de Sumapaz, entre muchos otros picos y crestas en las cordilleras, es un buen ejemplo de la fuerza lenta pero inexorable de la gelifracción: creo que no se necesitan temblores para explicar la desintegración in situ de las partes altas y expuestas de las montañas. Hay formas fósiles bien definidas de gelifracción hasta el nivel de la Sabana. En la Cuchilla de la Piedra Ballena (3.200 msnm, sobre Bogotá) estratos de la formación de Guadalupe, originalmente horizontales, se encuentran separados de la roca madre y dislocados hasta lo vertical.
3. Acumulaciones y ríos de bloques
Según la terminología alemana, Felsenmeere y Blokströme son bloques sueltos de la roca firme o de morrenas, movidos por gelifracción y soliflucción. Ocurren en varios páramos, recordando los «glaciares de cantos» de la zona periglacial en los Alpes o las Montañas Rocosas. Los ejemplos más claros de este tipo de soliflucción fueron observados en el Sumapaz y en El Cocuy, en ambos casos cerca de 4.000 msnm, y en estado estacionario. El análisis de fotografías aéreas ha resultado en la localización de varios sitios donde morrenas del Würm muestran abanicos de bloques que podrían ser de origen solifluccional.
4. Formas semicriogénicas
Existen varias asociaciones de terreno en el piso periglacial colombiano cuyo origen no es exclusivamente de tipo criogénico sino el resultado de una combinación de procesos denudativos. El papel que juega la alta saturación acuática del suelo paramuno, muy evidente en los deslizamientos de la capa vegetal en terrenos inclinados (soil slippage), queda por determinarse. Yo creo que estos flujos de masa resultan no solo de sobresaturación, sino también del cambio de volumen por gelivación. Sobra mencionar las lajas de lapiés y dolinas que tienen amplia distribución en las formaciones con alta proporción de caliza. Parece que la descomposición de las areniscas calcáreas en la formación Guadalupe fue más rápida en el Pleistoceno por consecuencia de una gelifracción coactiva con la solución que llegó hasta las orillas del lago Humboldt (Piedras de Tunja).
Conclusiones
Los resultados obtenidos en esta investigación dan evidencia de un piso periglacial en los Andes colombianos que se distingue por estructuras y procesos criogénicos. Este piso morfoclimático tiene una extensión vertical de 700-1.000 m y su altitud absoluta ha cambiado paralelamente con la expansión y retiro de los glaciares cuaternarios. Mientras que la gelivación actual es activa por encima de 3.900 msnm, las formas fósiles indican que el límite inferior del piso periglacial bajó por lo menos hasta el nivel de la Sabana de Bogotá.
[27] llegaron a la conclusión de que el límite inferior de las nieves perpetuas y el límite superior del bosque estaban situados durante las tres máximas glaciales mínimas de temperatura de la última parte del Glacial Würm (Pleniglacial II) aproximadamente como sigue (tabla 10).
Van der Hammen y GonzálezABLA 10. Límite inferior de las nieves y límite superior del bosque
TLÍMITE INFERIOR |
LÍMITE SUPERIOR |
Mínimo 1º = 3.050 msnm |
2.250 msnm |
Mínimo 2º = 3.025 msnm |
2.400 msnm |
Mínimo 3º = 3.215 msnm |
2.400 msnm |
Para el máximo Glacial del Riss I, estas cifras son: |
|
2.800 msnm |
1.700 msnm |
Para la mejor comprensión de estos fenómenos climáticos del pasado debe consultarse la tabla 11 «El Pleistoceno, el periodo de las glaciaciones más recientes». En esta misma tabla se indicaron los encuentros de los restos homínidos durante la misma época, y donde aparece el monte en el periodo de transición entre el Pleistoceno superior y el Holoceno en la Sabana de Bogotá.
RIGEN
6.1 OA una altura de 2.500 y 2.800 msnm se encuentra en el sector central y uno de los más anchos de la Cordillera Oriental, una serie de altiplanos, todos de origen de sedimentación de agua dulce y el más grande de ellos es la Sabana de Bogotá.
ABLA 11. El Pleistoceno, el periodo de las glaciaciones más recientes
TÉPOCAS |
AÑOS |
EUROPA |
NORTEAMÉRICA |
RESTOS |
|||
Periodo glacial |
Periodo Interglacial |
Periodo glacial |
Periodo interglacial |
|
|
||
Presente |
Presente |
|
|||||
Holoceno |
10.000 |
Tardiglacial |
|
Tardiglacial |
|
Homo sapiens 70-80.000 Años |
|
Pleistoceno |
Cuaternario tardío |
70.000 |
Glaciación de Würm |
|
Glaciación de Wisconsin |
|
|
|
Periodo interglacial de Eem |
|
Periodo interglacial de Sangamon |
Homo neandertalensis 100-120.000 años |
|||
170.000 |
Glaciación de Riss |
|
Glaciación de Illinois |
|
|||
Pleistoceno |
Cuaternario medio |
400.000 500.000 |
|
Periodo interglacial de Holstein |
|
Periodo interglacial de Yarmouth |
Pithecanthropus paleanthropus heidelbergensis 300-400.000 Años |
Glaciación de Mindel |
|
Glaciación de Kansas |
|
||||
500.000 600.000 |
|
Periodo interglacial de Cromer |
|
Periodo interglacial de Alftonia |
Australopitecus |
||
Glaciación de Günz |
|
Glaciación de Nebraska |
|
||||
Pleistoceno |
Cuaternario inferior |
800.000 1.000.000 |
|
Periodo interglacial de Waal |
|
|
|
Glaciación de Danubio |
Periodo interglacial de Tegeliau |
||||||
Glaciación de Biber |
|
||||||
Plioceno |
|
|
|
|
|
|
[28].
Cuesta trabajo imaginarse que estos altiplanos alguna vez fueron fondos de un mar, y sin embargo así fue. Durante una gran parte del Cretáceo (de unos 60 a 115 millones de años atrás), lo que hoy es la Cordillera Oriental en el sector de los altiplanos estaba cubierto por el mar hasta bien entrado el Terciario, formando parte del geosinclinal del Oriente Andino. La formación de la cordillera empezó lo más temprano al final del Cretáceo, y sólo al principio del Oligoceno superior (finales del Terciario inferior = Numulítico = conjunto de los terrenos Eoceno y Oligoceno que contienen Numulites, Sin, Paleógeno) el geosinclinal infirió fuertes movimientos orogénicos constantes en levantamientos y plegamientos, formando así lo que es hoy la Cordillera Oriental (figura 15). En este tiempo se empiezan a desarrollar las principales características estructurales y morfológicas de la sabana (Van der Hammen, 1959). A principios del Plioceno la Sabana era un valle sinclinal compuesto, ancho, profundo y cerrado (Van der Hammen)En cuanto al origen de la Sabana, mejor dicho, de los altiplanos en la Cordillera Oriental, no cabe duda que está relacionado con el proceso de la creación de la cordillera misma, lo que viene a reforzar el hecho de que la mayoría de los altiplanos —especialmente los tres grandes— muestran una altura parecida sobre el nivel del mar, con diferencias sorprendentemente insignificantes entre sí; pero aún no disponemos de explicaciones del todo satisfactorias.
Lo cierto es que en la parte inferior de la formación Tilatá, uno de los estratos más antiguos que llenan la Sabana, se encontraron frutas fósiles que indican un clima más cálido y altura mucho más baja (Hubach, 1957). Pero luego, en las partes superiores de la misma formación, se encontró: una flora de polen que indica un clima y una altura similar a la actual (Van der Hammen, 1958). Esto parece demostrar un fuerte levantamiento de la cordillera desde fines del Plioceno, cuando se iniciaron los depósitos de la formación Tilatá.
IGURA 15. Corte geológico de la Cordillera Oriental de Colombia. Según Thomas van der Hammen y Enrique González, 1963, «Historia del clima y vegetación del Pleistoceno superior y del Holoceno de la Sabana de Bogotá», en Boletín Geológico, vol. XI (1-3): págs. 189-266, Bogotá.
F[29].
Si seguimos aguas arriba el río Bogotá o el río Suárez o el río Sogamoso y mientras más fuerte se torna en lo alto la corriente, más pendiente la vertiente, y a través del valle del río Bogotá, por ejemplo, llegamos sólo con dificultades, pasando al lado de un formidable salto, hacia arriba; y ahora de un golpe cambia el paisaje: de los grandiosos valles entramos ahora a las llanuras a través de las cuales se mueven los ríos perezosamente. Se trata, pues, de una de las impresiones paisajistas más raras, que se repiten varias veces en América. Estos altiplanos en el interior de la cordillera son altiplanicies en el sentido más estricto de la palabra, y de ninguna manera son tierra montañosa alta ondulada o mesetas (Hettner)El espesor de los depósitos que forman la parte plana de la sabana se estima entre 200 y 400 m. Van der Hammen calcula los sedimentos en la sabana y valles adyacentes en unos 500 km3, que fueron erodados de las montañas que forman la hoya de captación de la cuenca del alto río Bogotá desde fines del Plioceno, lo que indica que en este tiempo las montañas lindantes de la sabana eran unos 200 m más altas.
Lo cierto es que la sabana era un lago. Aquí la erosión no pudo contener el ritmo con la formación de la cordillera, que tuvo un levantamiento muy fuerte a partir del final del Plioceno. Los ríos fueron prensados, convirtiéndose en lagos que poco a poco se extendieron sobre los valles laterales, obteniendo así los contornos poco regulares que llaman especialmente la atención en la altiplanicie de Bogotá (Hettner). La desaparición del lago se debe, ante todo, al rellenamiento y a cambios climáticos, desde el Pleistoceno; el desaguadero, desde luego es importante, pero fue de orden secundario.
La Sabana de Bogotá es la altiplanicie más meridional y la más extensa de todas, y linda con el macizo del Sumapaz en el sur (figura 16). Está ubicada a una altura de 2.600 msnm, y el sector de la cordillera donde se encuentra, entre los 4,5º y 5,5º latitud norte, lo que determina un clima ecuatorial de alta montaña.
IGURA 16. La Sabana de Bogotá. Vista panorámica según Jaime Valenzuela, Cinva.
FLa vertiente occidental de la Cordillera Oriental, en su parte central —sobre el sector de los altiplanos— está compuesta por ramales cordilleranos longitudinales y paralelos al eje de la cordillera misma, con largos valles tectónicos de climas locales hasta seco y semiárido en sus partes bajas. Además, la vecindad del valle del río Magdalena, que en este trayecto constituye una zona de transición entre la parte árida en el sur y la húmeda y selvática en el norte, sólo favorece aquí con humedad las vertientes más altas de las cordilleras limitantes. La vertiente oriental de la cordillera es más corta y abrupta con profundos valles transversales de erosión y con escaso espacio para asiento del hombre. Desembocan ellos en el piedemonte llanero siempre húmedo y, a la vez, este sector de las llanuras orientales constituye una zona de transición entre la selva amazónica pluvial ecuatorial, siempre húmeda, y los llanos del Orinoco periódicamente húmedos. Los valles transversales de erosión en la vertiente oriental se caracterizan por un fuerte contraste en su cuadro de clima y vegetación a través de los pisos térmicos, basado en su fisiografía y las corrientes atmosféricas como resultado del ciclo diurno del clima ecuatorial. En el sur linda la sabana con el macizo del páramo de Sumapaz (4.000 msnm), el más extenso páramo de Colombia y del mundo. Hacia el norte se compenetran, a través de un pequeño ramal cordillerano de escasos 3.000 msnm, con la altiplanicie de Ubaté. Esta ubicación de la Sabana de Bogotá dentro de la cordillera, y de esta entre el valle del río Magdalena y los Llanos Orientales, determina su ecología única.
L CLIMA DE LA SABANA DE BOGOTÁ
6.2 ELa Sabana de Bogotá constituye un excelente ejemplo del mosaico climático colombiano originado en particularidades del relieve.
IGURA 17. Mapa topográfico de la Sabana de Bogotá (IGAC).
FLa sabana abarca la parte alta de la cuenca del río Bogotá que tiene un total de 4.250 km2, de los cuales 1.200 km2 son perfectamente planos (figura 17). La temperatura media en la parte plana es de 13,5 ºC, con variaciones de los promedios mensuales inferiores a 1 ºC; pero con oscilaciones diarias que pueden llegar hasta 28 ºC o 25 ºC y hasta -3 ºC en época seca. Sus vientos son moderados, como corresponde a su ubicación cerca del ecuador climático, y su precipitación media anual es alrededor de 900 mm, aunque con grandes variaciones a través de los años y dentro de la misma sabana. La evaporación, en superficies de aguas libres, es análoga en sus fluctuaciones.
[30], si exceptuamos los buenos trabajos de Jorge Álvarez Lleras, quien sostuvo la tesis, basada en el hecho fundamental de que todos los climas de Colombia son tropicales, desde la orilla del mar, a través de todos los pisos térmicos, hasta la llamada nieve perpetua. La clasificación del clima de la Sabana de Bogotá como un tipo «C» según la clasificación de Koeppen es errada, ya que este tipo corresponde a latitudes medias. Existe cierto parecido en la fisonomía paisajista, pero las causas que la determinan y los regímenes son enteramente distintos si consideramos las estaciones anuales de iluminación, hídricas y térmicas. Las dos termoisopletas de Bogotá (4º 36’ N, altura 2.600 m), en la montaña ecuatorial, y la de la ciudad de Münich (48º 9’ N, altura 545 m), de clima suboceánico, tipo «C», según Koeppen, ilustran claramente la grande diferencia entre los dos tipos de clima (véanse las figuras 18 y 19).
Sobre el clima de la Sabana de Bogotá se han acometido en el pasado estudios tan concienzudos y matemáticamente exactos como realmente falsos
IGURA 18. Termoisopleta de Bogotá (tipo de clima tropical de montaña A«G»W).
FEn la Sabana, como en todas las tierras tropicales, los periodos estacionales no son térmicos sino hídricos y, como es natural, se manifiestan no sólo en las precipitaciones, sino también en la humedad ambiental (figura 20). Aquí los periodos de lluvia y sequía rigen la naturaleza y la vida del hombre, como lo hacen el invierno y el verano térmicos en latitudes medias. El clima suboceánico, tipo «C», según Koeppen, como el de Münich, tiene amplitudes térmicas anuales que oscilan entre 16 ºC y 25 ºC, el mes más frío arroja un promedio por encima de +2 ºC y el periodo vegetativo es de unos 200 días. Por eso, ese tipo de clima está limitado a los continentes septentrionales en latitudes medias.
IGURA 19. Termoisopleta de Münich (tipo de clima mesotérmico templado-húmedo C. W.).
F
IGURA 20. La Sabana de Bogotá, 2.600 msnm, típica altiplanicie en la Cordillera Oriental.
FEn contraste con el clima de tipo «C», que tiene un régimen estacional bien marcado de iluminación y temperatura, el de la Sabana de Bogotá pertenece al grupo de los climas tropicales lluviosos, modificado por la altura de las montañas donde se encuentra, y además con un periodo vegetativo de 365 días por año. Este tipo de clima se desarrolla solamente en la zona ecuatorial, donde se produce doble culminación cenital anual del sol. Existe en la Sabana y sus alrededores el típico régimen hídrico estacional, pero además, otra división hídrica vertical, que produce tres cinturones de nubes, de la mayor importancia climatológica. Ellos son el producto de la asociación de la temperatura a diferentes alturas y la diferente capacidad de la tensión del vapor producida por la concordante disminución de la presión. Este hecho se expresa en la disminución de la cantidad de precipitación por encima de los 1.500 msnm (figura 21).
IGURA 21. Perfil sinóptico a través de la Cordillera Oriental.
F[31] establecen una regla sobre la distribución vertical de la precipitación en las montañas tropicales, así: en los trópicos húmedos se registran en los flancos no interrumpidos de las cordilleras, en el límite superior de la «tierra caliente» y en el subsiguiente sector inferior de la «tierra templada», es decir, entre los 900 y 1.400 msnm, una faja altitudinal con los máximos valores anuales de precipitación. Desde aquí hacia la «tierra fría» (2.500-3.000 msnm) disminuye la cantidad anual de lluvia en cerca de 10 cm por cada 100 m en aumento de altura (lluvias entre 2 a 2,5 m por año en la faja de 1.400 msnm, que disminuyen a la mitad, doblando la altura sobre el nivel del mar).
Recientes estudios sobre el clima de las montañas tropicales húmedasPero esta regla, establecida sobre un perfil a través de la Cordillera Central colombiana, parece estar en desacuerdo con los hechos que se presentan en la Cordillera Oriental y alrededor de la sabana. Así, por ejemplo, se observa aquí, en el piso altitudinal entre 2.600 y 3.000 msnm, un considerable aumento de la precipitación, en vez de la pronosticada disminución. Además, entre Villavicencio y Monterredondo (1.400 m), la pluviosidad disminuye cuando, según la regla explicada, debería aumentar. Por ambas anomalías —de acuerdo con la regla observada— constituyen a su vez reglas válidas para la Cordillera Oriental en el sector de los altiplanos.
La primera anomalía, aquella que muestra alta precipitación entre los 2.600 y 3.000 msnm, se explica porque la Sabana de Bogotá, plana y extensa, a 2.560 msnm, ofrece una amplia superficie de evaporación y sobre ella se forman corrientes de convección que al ser impulsadas hacia los altos bordes y las montañas de su interior, repiten el fenómeno de las llanuras y valles bajos y provocan altas precipitaciones sobre ellos.
La altiplanicie de la Sabana actúa como un espacio de calentamiento (Flohn, 1955), y por ello forma por regla general un estrato básico libre de nubes, entre la superficie del altiplano y la altura media del nivel de condensación y de formación de las nubes de convección. Por este mecanismo la atmósfera se reabastece de humedad, la cual se precipita en los bordes, provocando allí altas pluviosidades. Este mecanismo se ve reforzado por los vientos ascendentes, periféricos a la Sabana, que están térmicamente determinados.
La segunda anomalía, aquella que se presenta entre Villavicencio y Monterredondo (498 y 1.400 msnm, 4.200 y 2.200 mm de precipitación, respectivamente) se explica por el efecto secante de un valle transversal de erosión, tal como se explicó antes.
A SABANA DE BOGOTÁ COMO ÁREA CULTURAL
6.3 L[32].
Ofrece, pues, la Sabana de Bogotá y las montañas adyacentes, excelentes condiciones climáticas para la vida humana y su cultura. Durante miles de años ha sido la Sabana tierra humana. Recientes excavaciones han comprobado la existencia de «un artefacto de piedra hasta una profundidad de más de 200 cm. El nivel entre 150 cm y 175 cm, que contiene artefactos y fragmentos de carbón vegetal, ha sido fechado por carbono 14, dando una cronología de 12.400 años antes del presente. Estos artefactos están entre los más antiguos que se han fechado en Suramérica y el lapso conocido en la prehistoria de Colombia, resulta más largo, por unos 8.000 años […]XIX, solamente estaba comunicada con la costa atlántica por medio de un camino de herradura que llevaba al río Magdalena, donde en partes no podrían encontrarse dos mulas (Humboldt). No existía en América del Sur otra capital que tuviera una ubicación tan magnífica y tan difíciles y malas comunicaciones terrestres como Bogotá. La ciudad estaba separada del mundo como Lhasa en el Tibet (Wilhelmy)[33].
Constituía, pues, la Sabana un oasis que vivía de sí mismo, sin comunicaciones con el mundo exterior. Tanto es así, que todavía la Bogotá colonial, con más de 21.000 habitantes al iniciarse el sigloSin embargo, desde un principio la ciudad estaba destinada como capital del Gobierno español en estas tierras, y nunca fue puesta seriamente en duda su posición como tal. Su ubicación fue el resultado de la existencia del imperio chibcha en esta altiplanicie cuando llegaron los conquistadores, y luego el posterior desarrollo histórico-político. Hoy, la Sabana y ciudad de Bogotá constituyen el primer y mejor centro de comunicaciones terrestres y aéreas del país, con conexiones hacia todos los lugares del mismo. Por cierto, un excelente ejemplo en contra del difundido determinismo geográfico de Colombia.
[34]. Constituye pues la Sabana de Bogotá, este 1 % del territorio del país, el área más importante de la República.
En esta pequeña superficie plana de la Sabana de Bogotá, que representa más o menos el 1 % de la superficie del territorio colombiano, vive casi el 15 % de la población total del país. Entre ella está el 32 % de los alumnos de la enseñanza secundaria superior y, además, el porcentaje más alto de personal directivo y la mano de obra más calificada (el 38,3 % de los ocupados del país en el ramo de servicios). La Sabana contiene la parte más valiosa de la economía colombiana, con más de la cuarta parte de su avalúo catastral, y una tercera parte de sus depósitos de ahorros. Con la tasa de crecimiento de la población con 6,8 % anual, Bogotá conserva la más alta entre las grandes ciudades colombianas, y últimamente sobrepasa a Cali con 6,3 % anual, que era, antes de 1951, con una tasa de 8,3 % anual, la ciudad de mayor crecimiento en Suramérica, después de São Paulo. Es hoy la quinta ciudad de América Latina y de las ciudades con más de un millón de habitantes de mayor altura sobre el nivel del mar (Bruecher)L PROBLEMA DEL AGUA EN LA SABANA DE BOGOTÁ
6.4 EUbicada la Sabana en la parte alta de la cordillera, depende, en cuanto al suministro de agua, exclusivamente de su hoya de captación pequeña, que además está prácticamente carente de bosques en sus vertientes. La Sabana, desde tiempos precolombinos, está densamente poblada y sobreexplotada últimamente. Ella carece de un río extraño que traiga aguas de lejos. Se comprende así que el problema vital de ella es el agua, para una población creciente.
La determinación tentativa de las curvas de igual lluvia anual, media, permitió valorar en un poco más de 900 mm de lluvias total para un año. El análisis de los registros continuos de los caudales de los ríos en cerca de treinta años demuestra que el total de lluvias se traduce en Alicachín (donde el río Bogotá sale de la Sabana) en sólo 860.000.000 m3 en un año normal, vale decir, en el equivalente neto de sólo 200 mm, que es toda el agua propia con que cuenta y contará la Sabana. Aquel rendimiento total neto ha oscilado en los últimos veinticinco años entre 1.363 y 433.000.000 m3 en 1950 y 1941, respectivamente (Wiesner).
[35] y con ello la necesidad de agua. Wiesner ha calculado que la Sabana, con una población de 3.600.000 habitantes que tendrá antes de veinte años, necesita, para fines de uso humano e industrial, una cantidad de 559.000.000 m3 por año.
Ahora bien, el aumento de la población en la Sabana, especialmente en la ciudad de Bogotá, continúa aceleradamenteEl otro proceso, inevitable consecuencia del crecimiento de la población, es la intensificación de la agricultura en la Sabana, que no se podrá realizar sin la aplicación del riego artificial.
No existen para la Sabana mensuras de los módulos de riego para diversos cultivos y en distintos suelos, omisión más lamentable que para el resto del país por corresponder a condiciones del clima del llamado trópico frío que difiere sustancialmente de otros. Fue necesario recurrir a determinar la evapotranspiración potencial anual por medio de fórmulas establecidas para otras zonas del globo, lo que implicó avaluar la temperatura media según la altura (y considerando las oscilaciones diurnas). Mediante ellas se pudieron calcular las diferencias entre dicha evapotranspiración y las diferentes lluvias medias, diferencia que debe llenarse con agua de riego (Wiesner).
Los terrenos que requieren riego en años de lluvia media son el 47 % del total de la Sabana y su hoya de captación entre tierra plana, ondulada y paramuna en lo que requeriría un total de 1.518 millones de m3. Agregando a estos el agua requerida para fines humanos e industriales (559.000.000 m3) sería un total de 2.077.000.000 m3 de demanda contra los 860.000.000 m3 de que dispone la sabana en años normales de lluvia (Wiesner).
Es evidente, pues, que el factor natural más importante para el desarrollo del hombre en la Sabana de Bogotá es el agua. El volumen de la precipitación sobre la Sabana de Bogotá no ha disminuido en los últimos cien años, pero la población ha aumentado más de diez veces. Analizar hasta dónde el hombre de hoy es capaz de vencer estos obstáculos, liberarse de un aparente determinismo geográfico y aprovechar mejor las condiciones naturales, sería un trabajo interesante, tal como lo hizo Troll (1943) para los Andes tropicales de la Puna.
El desarrollo de la ciudad de Bogotá como capital de Colombia está basado en un componente geográfico, y el futuro de ambos depende de cómo se orienten y utilicen las condiciones naturales del medio geográfico.
[36].
El mapa geológico de Colombia indica claramente la existencia de dos grandes regiones geológicas diferentes. Una es la región geosinclinal andina (véase figura 2), la cual, desde el Cámbrico, estuvo por largos periodos bajo el nivel del mar y donde se acumularon sedimentos marinos, continentales y volcánicos de muchos miles de metros de potencia. En varias de las fases de movimientos tectónicos, estas capas fueron plegadas o dislocadas, instruidas por magmas y solevantadas hasta formar cordilleras expuestas a la erosión. La segunda gran región forma las llanuras orientales, en las cuales un buzamiento muy antiguo (precambriano) está cubierto por capas marinas y terrenos mesozoicos y cenozoicos, relativamente planos y delgados (Bürgl)Así, pues, el muy antiguo núcleo del continente suramericano, con sus restos de mesetas de rocas sedimentarias más jóvenes en la parte superior, están enmarcadas por las cordilleras de los Andes. En la región de la bifurcación septentrional de los Andes se extiende un ramal a través de las montañas de la costa venezolana hasta Trinidad, y otro de la Cordillera Central colombiana continúa hundido y cubierto por sedimentos recientes del Terciario y Cuaternario, debajo de las llanuras del Caribe, culminando en el pilar (Horst) de la Sierra Nevada de Santa Marta, el más ingente de los relieves colombianos. Mucho se ha discutido en el pasado, si este escudo forma parte del sistema andino. Investigaciones recientes de la geología han demostrado que esta Sierra Nevada de Santa Marta es una continuación de la Cordillera Central colombiana.
Tanto en la Sierra Nevada de Santa Marta como en las montañas de la península de La Guajira se encuentran series paleozoicas. La continuación de estas en el arco antillano y su ubicación en la estructura circumpacífica, todavía no está bien definida. Una idea más clara sobre cómo penetran las cadenas montañosas jóvenes de América del Sur en el espacio del océano Atlántico se puede apreciar en el mapa de la estructura del espacio centroamericano y de las Antillas (figuras 22 y 23). Al mismo tiempo, este mapa es una necesaria continuación hacia el norte del mapa anterior. También indican los mapas que la parte delimitada de la Cordillera Occidental colombiana encuentra su continuación en las serranías del Darién, constituyendo así una comunicación con el istmo panameño, sin que ello precise una digitación de la Cordillera Occidental, debido a las formaciones geológicas idénticas.
IGURA 22. Mapa general del espacio de la América Central, Indias occidentales y sus nexos con la América del Sur. Según: Richard Weyl, 1965, «Erdgeschichte und Landschaftsbild in Mittelamerika», Verlag W, Kramer, Frankfurt A. M.
F
IGURA 23. Mapa tectónico general de la América Central, Indias occidentales y sus nexos con la América del Sur. Según: Richard Weyl, 1965, «Erdgeschichte und Landschaftsbild in Mittelamerika», Verlag W. Kramer, Frankfurt A. M.
FA SERRANÍA DE LA COSTA PACÍFICA
7.1 L[37].
Es diferente de la Cordillera Occidental, y tampoco puede considerarse como continuación de la cordillera de la Costa del Sur del Continente, ya que su extremo geológico es distinto. Ella es de origen secundario, con intrusiones de rocas efusivas. Luego, la serranía de Bagadó es constituida por rocas sedimentarias del Terciario. Las dos serranías están paralelamente ubicadas y separadas por los valles de los ríos Baudó y Bojayá. La altura máxima es el Alto del Buey, con 1.816 msnm en la serranía de la Costa. Ambas serranías están totalmente cubiertas por selva pluvial ecuatorial y prácticamente despoblada, excepto en los pequeños valles donde se encuentran grupos indígenas y negroides. Pablo Vila explica el origen de estas serranías, que suelen presentarse como una sola, en «un levantamiento geológico reciente de todas estas zonas pacífico-chocoanas que formaba un geosinclinal parecido al que originó la cordillera Oriental»AS MONTAÑAS DE LA PENÍNSULA DE LA GUAJIRA
7.2 LUnas fracturas o fallas que coinciden con la costa de la Sierra Nevada de Santa Marta y continúan hacia el este, hasta los Montes de Oca, han permitido a la hoy península un desarrollo particular, no obstante que sus rocas son iguales a las de la Sierra Nevada; rocas ígneas y metamórficas del Paleozoico compuestas por granito, gneis, esquistos hormbléndicos, cuarcitas y otras. Los pequeños macizos cristalinos están separados entre sí por pequeñas llanuras, antiguas fallas muchas de ellas, formados por depósitos del Oligoceno y las costas por depósitos marinos recientes. Las principales serranías son: serranía de Macuira, serranía de Jarara, serranía de Carpintero, serranía de Cocinas y la serranía de Cojoro. Pero la montaña más característica de La Guajira es el cerro de la Teta, ubicado entre la Alta y la Baja Guajira, en el centro de esta y visible desde todas las direcciones; es sin duda la montaña característica de la península, que se eleva con su forma típica en las llanuras. Las alturas máximas no sobrepasan los 900 msnm. El ambiente ecológico de la península es semidesértico, y sólo en las montañas se concentra alguna humedad que produce un «monte guajiro» de vegetación xerófila.
A SIERRA DE LA MACARENA
7.3 LEn las llanuras orientales, la sierra de La Macarena constituye el relieve extra andino más importante. La sierra de La Macarena está ubicada entre los 2º 10’ y 3º 20’ latitud norte y 73º 40’-74º 05’ al oeste de Greenwich. Es decir, se extiende sobre unos 120 km en dirección norte sur y unos 20 km de ancho con dirección oblicua al eje de la Cordillera Oriental, a la cual se acerca en pocos kilómetros. Las alturas máximas que forman mesetas no alcanzan los 2.000 msnm. No obstante su vecindad con la Cordillera Oriental, no tiene nada que ver con esta. La sierra de La Macarena tiene una posición geológica y geográfica intermedia entre el Escudo Guayanés y la Cordillera Oriental. Según Hubach (1957), la formación de La Macarena corresponde a las Areniscas del Vaupés, consideradas como equivalente a la Formación Roraima en el Escudo Guayanés (Gansser, 1954).
La serranía de La Macarena, no obstante su cercanía a la Cordillera Oriental e inclusive a Bogotá, era, hasta hace unos cuarenta años, todavía desconocida, aunque las llanuras al oriente de ella son ocupadas y aprovechadas para la ganadería extensiva. Al occidente de su parte septentrional se fundó hace unos ochenta años, cerca del paso más bajo de la Cordillera Oriental, el pueblo de Uribe, pero La Macarena misma fue esquivada, quizá por la fiebre amarilla, ya que la ecología de La Macarena ofrece condiciones óptimas para el desarrollo del vector. Debido al hecho de que la sierra está totalmente despoblada por el hombre, se han podido conservar la flora y la fauna que en otras partes ya han desaparecido.
OS CERROS DE OTARE Y CAMPANA, LAS SERRANÍAS DE CHIRIBIQUETE Y DE SAN JOSÉ, Y LAS MESAS DE IGUAJE
7.4 LLas montañas de San José son montañas aisladas en la Saliente del Vaupés, que se manifiesta como una planicie en alternación con mesas, cerros y largos filos. Los grupos de rocas que las constituyen son los del Casamiento Guayanés, pero cubiertos en gran parte por las Areniscas del Vaupés, «material que también forma gran parte de la superficie de La Macarena. La Saliente ofrece las formas de un escudo de la serie de La Guayana, ligeramente arqueado, fracturado y flexurado que desciende axialmente desde el núcleo hacia la sierra de La Macarena y con declive relativamente acentuado hacia las llanuras orientales» (Hubach, 1957).
Este relieve fue formado por las presiones del Macizo Guayanés que alzaron la Cordillera Oriental y, por consiguiente, también afectaron el espacio intermedio, constituyendo, además del relieve descrito, un declive de formas de gradería que baja desde el pie de los Andes hacia el pie del Macizo Guayanés. Los saltos, rápidos, raudales y angosturas en los ríos actuales, son el resultado de esta acción orogénica sobre un terreno duro. Por lo tanto, su valor para la navegación es limitado. Pero al norte y sur de la Saliente del Vaupés, el relieve en gradería desaparece y los ríos corren por las llanuras aluviales que ellos mismos han formado (Vila).
Apéndice. Altimetría de las montañas colombianas
CORDILLERA CENTRO-ORIENTAL |
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RAMALES |
ARCO |
RAMALES |
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Msnm |
msnm |
|
msnm |
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Cerro Troya |
|
3.513 |
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Volcán de Chiles |
4.761 |
4.470 |
Páramo Las Juntas |
3.400 |
|
Volcán Nevado Cumbal |
4.890 |
4.790 |
|
|
|
Cerro de Mayasquer (Negro) |
4.470 |
|
|
|
|
|
|
|
Cerro Patascoy de Santa Lucía |
4.000 |
|
|
|
|
Volcán Bordoncillo |
3.700 |
|
|
|
|
Cerro Patascoy de Putumayo |
3.100 |
RAMALES |
CORDÓN |
RAMALES |
|||
|
|
msnm |
|
msnm |
|
|
Volcán Tajumbina |
4.125 |
|
|
|
|
Volcán de las Ánimas |
4.242 |
|
|
|
|
Volcán Doña Juana |
4.250 |
|
|
|
|
Volcán Petacas |
4.300 |
|
|
|
|
Volcán Juanay |
- |
Pico Cutanga |
4.300 |
|
|
|
|
Alto Socoboni |
- |
|
|
|
|
Pico Letrero |
3.600 |
CORDILLERA OCCIDENTAL |
||||||
RAMALES |
CORDÓN |
RAMALES |
||||
|
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
Cerro Gualcalla |
3.950 |
|
|
||
|
Volcán Azufral |
4.070 |
|
|
||
|
Boquerón de Chambú |
3.300 |
|
|
||
|
Boquerón Hoz de Minamá |
380 |
|
|
||
|
Cerro Guapí |
2.970 |
|
|
||
Cordillera de San Pedro |
|
|
|
|
||
Cerro Napí |
2.700 |
|
|
|
|
|
Cerro Timbiquí |
2.236 |
|
|
|
|
|
|
|
Cerro Guapí |
2.970 |
|
|
|
|
|
Cerro Guavas |
2.950 |
|
|
|
|
|
Cerro Munchique |
3.012 |
|
|
|
|
|
Cerro Naya |
2.650 |
|
|
|
|
|
Farallones de Cali |
4.400 |
|
|
|
|
|
Boquerón La Cumbre |
1.540 |
|
|
|
|
|
Cerro Chancos |
- |
|
|
|
|
|
Istmo San Joaquín |
- |
|
|
|
|
|
Boquerón Madroñal |
1.680 |
|
|
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|
|
Cordillera Occidental (longitud: 1.095 km) |
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|
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Ramales occidentales |
Cordón magistral |
Ramales orientales |
||||
|
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
|
Cerro Calima |
3.350 |
|
|
|
|
|
Cerro Trujillo |
3.650 |
|
|
|
|
|
Paso de Naranjal |
1.620 |
|
|
|
|
|
Cuchilla Atravesada |
3.910 |
|
|
|
|
|
Cerros de Roldanillo |
3.650 |
|
|
|
Serranía de Los Paraguas |
2.750 |
|
|
|
|
|
Cerro Torra |
3.670 |
|
|
|
|
|
|
|
Cerro Tatamá |
3.950 |
|
|
|
Cerro Tamaná |
4.200 |
|
|
|
|
|
|
|
Paso de Pueblo Rico |
2.040 |
|
|
|
|
|
Alto Las Palomas |
2.040 |
|
|
|
|
|
Alto de Serna |
3.650 |
|
|
|
Cerro Tareno |
1.800 |
|
|
|
|
|
Cerro Chigorodó |
1.850 |
|
|
|
|
|
Cerro Iró |
1.900 |
|
|
|
|
|
|
|
Farallones de Citará |
|
|
|
|
Ramales occidentales |
Cordón magistral |
Ramales orientales |
||||
|
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
|
Cerro Caramanta |
3.900 |
|
|
|
|
|
Cerro San Fernando |
3.810 |
|
|
|
|
|
Cerro San Nicolás |
3.780 |
|
|
|
|
|
Pico Farallones |
4.050 |
|
|
|
|
|
Boquerón La Línea del Carmen |
2.090 |
|
|
|
|
|
Alto Concordia |
3.000 |
|
|
|
|
|
Cerro Horqueta |
2.800 |
|
|
|
|
|
Cerro Ocaidó |
2.740 |
|
|
|
|
|
Cerro Muñeco |
2.000 |
|
|
|
|
|
Cerros San José |
3.005 |
|
|
|
|
|
Cerro Sumbáculo |
3.200 |
|
|
|
|
|
Alto Junco |
3.400 |
|
|
|
Cerro Quiparado |
2.150 |
|
|
|
|
|
Cerro Tengadó |
1.200 |
|
|
|
|
|
|
|
Páramo Frontino |
4.080 |
|
|
|
|
|
Alto Horqueta |
3.740 |
|
|
|
|
|
Morro Pelado |
3.485 |
|
|
|
|
|
Alto Alegrías |
3.250 |
|
|
|
|
|
Cordillera Occidental (longitud: 1.095 km) |
|
|
||
Ramales occidentales |
Cordón magistral |
Ramales orientales |
||||
|
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
|
Alto Martín |
1.910 |
|
|
|
|
|
Alto Musinga |
3.850 |
|
|
|
|
|
Cerro Chuza |
- |
|
|
|
|
|
Cordillera del Viento |
3.500 |
|
|
|
|
|
Alto Pica-Pica |
1.905 |
|
|
|
|
|
Serranía de Uramá |
- |
|
|
|
|
|
Paramillo |
3.960 |
|
|
|
Serranía de Abibe |
Serranía de San Jerónimo |
Serranía de Ayapel |
||||
|
|
Cerro Murrucucú |
1.270 |
|
|
|
Alto del León |
3.300 |
|
|
|
|
|
Alto Tres Morros |
3.400 |
|
|
|
|
|
Alto Carrizal |
2.200 |
|
|
|
|
|
Alto Quimari |
2.000 |
|
|
|
|
|
Alto de Carepa |
1.600 |
|
|
|
|
CORDILLERA CENTRAL |
|||||
RAMALES |
CORDÓN |
RAMALES |
|||
|
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
Páramo de las Papas |
4.200 |
|
|
|
|
Cerro Canelo |
4.000 |
|
|
|
|
Páramo Blanco |
3.800 |
|
|
|
|
Volcán Sotará |
4.580 |
|
|
|
|
Sierra Nerada de Los Coconucos |
|
|
|
|
|
Pico de Paletará |
4.482 |
|
|
|
|
Volcán Pan de Azúcar |
4.670 |
Cerro Pelado-Serranía de Las Minas |
|
|
|
Los Coconucos |
4.544 |
|
|
|
|
Volcán de Puracé |
4.756 |
|
|
|
|
Alto de Guanacas (Paso) |
3.130 |
|
|
|
|
Páramo de Las Delicias |
- |
|
|
|
|
Boquerón Páramo Moras |
3.670 |
|
|
|
|
Volcán Nevado-Huila |
5.439 |
|
|
|
|
Cerro El Brujo |
4.000 |
|
|
|
|
Pico Iraca |
4.200 |
|
|
|
|
|
|
Serranía de Atá |
|
CORDILLERA CENTRAL |
|||||
RAMALES |
CORDÓN |
RAMALES |
|||
|
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
|
|
Serranía de Iraca |
- |
|
|
|
|
Cerro Órganos |
- |
|
|
|
|
Alto El Oso |
- |
|
|
Páramo de Chinche |
- |
|
|
|
|
Depresión de las Hermosas |
3.600 |
|
|
|
|
Paramillo Santa Lucía |
4.350 |
|
|
|
|
Boquerón de Miraflores |
3.500 |
|
|
|
|
Páramo Barragán |
4.500 |
|
|
|
|
Cerro Mosco |
3.250 |
|
|
|
|
Páramo de Cumbarco |
3.650 |
|
|
|
|
Páramo de Chilí |
3.930 |
|
|
|
|
Depresión de Yerbabuena |
2.980 |
|
|
|
|
Depresión de Calarcá |
3.280 |
|
|
|
|
Volcán Machín |
2.600 |
|
|
|
|
Boquerón Quindío |
3.485 |
|
|
|
|
Volcán Nevado Quindío |
5.150* |
|
|
|
|
Volcán Nevado Tolima |
5.215 |
|
|
|
|
|
|
Teta Juan Beimas |
3.580 |
* Nota: Sobre los datos de altura de las cumbres nevadas de la Cordillera Central, consúltese la tabla 4, donde, de acuerdo con el primer mapa topográfico de la región (escala 1:25.000) del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, se indican los valores más recientes. |
CORDILLERA CENTRAL |
||||||
RAMALES |
CORDÓN |
RAMALES |
||||
|
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
|
Volcán Nevado Santa Isabel |
5.100 |
|
|
|
|
|
Volcán Nevado El Cisne |
5.400 |
|
|
|
|
|
Páramo de Santa Rosa |
4.800 |
|
|
|
|
|
Nevado de El Ruiz |
5.600 |
|
|
|
|
|
Cerro Olleta |
4.855 |
|
|
|
|
|
Cerro de los Parados |
3.350 |
|
|
|
|
|
Alto San Miguel |
- |
|
|
|
|
|
Cordillera Oriental Antioqueña (Eje de la Cordillera Central) |
|
|
||
|
|
Cerro La Quiebra |
2.204 |
|
|
|
|
|
Cerro Alto del Contento |
2.100 |
|
|
|
|
|
Cerro Verdugo |
1.800 |
|
|
|
|
|
Cerro La Ceja |
1.636 |
|
|
|
|
|
Cerro Mamotá |
1.990 |
|
|
|
|
|
Cerro Grande |
1.935 |
|
|
|
|
|
Alto de Musinga |
- |
|
|
|
|
|
Alto de la Cruz |
- |
|
|
|
|
|
Alto de Tamar |
2.350 |
|
|
|
|
|
Serranía de San Lucas |
|
|
||
|
|
Cerros de la Honda |
1.370-1.220 |
|
|
|
|
|
Cerro Corcovado |
600 |
|
|
|
Cordillera Central antioqueña |
|
|
|
|
||
Alto Medina |
2.750 |
|
|
|
|
|
Alto Yerbal |
3.110 |
|
|
|
|
|
Alto San José |
2.635 |
|
|
|
|
|
Cerro Llano de Ovejas |
2.500 |
|
|
|
|
|
Páramo de Santa Inés |
2.890 |
|
|
|
|
|
Cerro de Buenavista |
2.717 |
|
|
|
|
|
Cerro de Las Cruces |
500 |
|
|
|
|
CORDILLERA ORIENTAL |
|||||
RAMALES |
CORDÓN |
RAMALES |
|||
|
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
Picos de Fragua |
3.000 |
|
|
|
|
Boquerón de Gabinete |
2.400 |
|
|
|
|
Cerro Miraflores |
2.800 |
|
|
|
|
Cerro Galápago |
2.795 |
|
|
|
|
Boquerón del Rusio |
2.100 |
|
|
|
|
Cerro Neiva |
2.700 |
|
|
Ramales occidentales |
Cordón magistral |
Ramales orientales |
|||
|
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
Cerro Santa Lucía |
2.531 |
|
|
|
|
Cerro Leiva |
3.520 |
|
|
|
|
Boquerón Las Cruces |
1.874 |
|
|
|
|
Cerro Purgatorio |
- |
|
|
|
|
Alto Corral Grande |
2.730 |
|
|
|
|
Alto Las Oseras |
3.830 |
|
|
|
|
Alto Ramírez |
3.786 |
|
|
|
|
Cerro Cazuela |
3.820 |
|
|
|
|
Cerro El Rayo |
3.720 |
|
|
|
|
Cerro El Nevado |
4.300 |
|
|
|
|
Páramo de Sumapaz |
3.820 |
|
|
|
|
Alto Torquita o Fraile |
4.180 |
|
|
|
|
Sector de las altiplanicies |
|
|
|
Ramales occidentales |
Cordón magistral |
Ramales orientales |
|||
|
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Cerro Peralta |
2.189 |
|
|
Sabana de Bogotá |
2.600 |
Cerro La Mensura |
2.493 |
|
|
Altiplano de Ubaté-Chiquinquirá |
2.550 |
Cerro Cruces |
2.097 |
Cerro San Bartolo |
2.133 |
Altiplano de Duitama-Sogamoso |
2.520 |
Cerro Buenavista |
2.468 |
Boquerón Quiebre del Tequendama |
2.467 |
Altiplano de Santa Rosa |
2.760 |
Cerro Mirador |
1.845 |
Cerro Negro |
3.050 |
Altiplano de Belén |
2.650 |
Boquerón Chipaque |
3.223 |
Páramo el Tablazo |
3.285 |
Samacá |
2.600 |
Páramo Cruz Verde |
3.663 |
Páramo de Guerrero |
3.300 |
Sáchica-Leiva |
2.200 |
Cerro Diego Largo |
3.540 |
Páramo de Marchán |
3.424 |
|
|
Cerro Guadalupe |
3.317 |
Peña de Saboyá |
4.003 |
|
|
Cerro Monserrate |
3.190 |
Páramo de Guántiva |
4.326 |
|
|
Páramo Chingaza |
3.950 |
|
|
|
|
Páramo de Guasca |
3.200 |
CORDILLERA ORIENTAL |
|||||
RAMALES |
CORDÓN |
RAMALES |
|||
|
Msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
|
|
Páramo de Pisba |
3.900 |
|
|
|
|
Páramo de Rechínica |
4.650 |
|
|
|
|
Nevado del Cocuy (Alto Ritacuva) |
5.493 |
|
|
|
|
Alto de Siachoque |
- |
|
|
|
|
Páramo de Carcasí |
- |
|
|
Páramo de Chontales |
- |
|
|
|
|
Páramo de La Rusia |
4.320 |
|
|
CORDILLERA ORIENTAL |
|||||
RAMALES |
CORDÓN |
RAMALES |
|||
|
Msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
Páramo de Cruz Colorada |
- |
|
|
|
|
Páramo de Almorzadero |
4.093 |
|
|
|
|
Cerro Mogorontoque |
3.790 |
|
|
|
|
Páramo de Santurbán |
4.030 |
|
|
|
|
Páramo Rico |
4.200 |
|
|
|
|
Páramo de Tamá |
3.329 |
|
|
|
|
Cerro El Viejo |
4.100 |
|
|
|
|
Páramo de Cáchira |
- |
|
|
|
|
Cerro Las Jurisdicciones |
3.850 |
|
|
|
|
Alto de La Concepción |
2.050 |
|
|
|
|
Cerro Negro |
3.200 |
|
|
|
|
Alto del Venado |
2.760 |
|
|
|
|
Alto de Las Ventanas |
1.807 |
|
|
|
|
Alto de Las Liscas |
2.440 |
|
|
|
|
Sierra de Ocaña |
1.900 |
|
|
|
|
Cerros de Bobalí |
2.521 |
|
|
|
|
Serranía de Los Motilones |
|
|
|
|
|
Cerro Guzmán |
2.040 |
|
|
|
|
Serranía de Valledupar |
|
|
|
|
|
Cerro Pintado |
3.000 |
|
|
|
|
Montes de Oca |
|
|
|
|
|
Alto del Cedro |
500 |
|
|
|
|
Relieve periférico |
|
|
|
|
|
Serranía de la Costa del Pacífico |
|
|
|
|
|
Picos de Anananá |
456 |
|
|
|
|
Boquerón de Napipí |
231 |
|
|
|
|
Cerros de Aspavé |
850 |
|
|
|
|
Serranía de Baudó |
|
|
|
|
|
Alto del Buey |
1.810 |
|
|
|
|
Istmo de San Pablo |
110 |
|
|
|
|
(Divortium entre Pacífico y Atlántico) |
|
|
|
CORDILLERA ORIENTAL |
|||||
RAMALES |
CORDÓN |
RAMALES |
|||
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
|
Sistema del Caribe-Montañas de María |
|
|
|
|
|
Cerro Consona |
640 |
|
|
|
|
Cerro Maco |
800 |
|
|
|
|
Montañas de Piojó |
|
|
|
|
|
Cerro Alto |
520 |
|
|
|
|
Cerro Piojó |
510 |
|
|
Ramales occidentales |
Cordón magistral |
Ramales orientales |
|||
|
msnm |
|
msnm |
|
msnm |
|
|
Sierra Nevada de Santa Marta |
|
|
|
|
|
Picos Colón y Bolívar |
5.775 |
|
|
|
|
Pico Simons |
5.660 |
|
|
|
|
Pico Ojeda |
5.490 |
|
|
|
|
Pico La Reina |
5.535 |
|
|
|
|
Pico El Guardián |
5.235 |
|
|
|
|
Sistema de La Guajira |
|
|
|
|
|
Cerro Macuire |
860 |
|
|
|
|
Cerro Cujarepa |
700 |
|
|
|
|
Cerro La Teta |
420 |
|
|
|
|
Sistema Suroriental-Sierra de la Macarena |
|
|
|
|
|
Cerros de La Cascada |
1.326 |
|
|
|
|
Grupo orográfico del Alto Apaporis |
|
|
|
|
|
Cerro Otare |
910 |
|
|
|
|
Cerro Campana |
800 |
|
|
|
|
Cerro de Chiribiquete |
869 |
|
|
|
|
Relieves aislados |
|
|
|
|
|
Mesas de Iguaque |
700 |
|
|
|
|
Cerro de Cumare |
720 |
|
|
|
|
Cerro Maine Hanare |
850 |
|
|
[1] Esta manera informal de citar, en la que se expresa una idea y luego se pone entre paréntesis el nombre del autor, es un estilo presente en la edición original. Se sabe que hoy en día la manera de citar en libros académicos de geografía es distinta, sin embargo, hemos querido respetar la forma de citación del manuscrito original. Además, debido a que la edición original no contó con bibliografía, resulta dificilísimo rehacer los años de publicación, mas no los autores y sus ideas. [Nota de la edición de 2016].
[2] Para una información más detallada del tema, véase el Anexo 2.
[3] Vila, Pablo, 1945, Nueva geografía de Colombia, Bogotá: Librería Colombiana.
[4] Gerth, Heinrich, 1955, Der geologische Bau der südamerikanischen Kordillere, Berlín: Editorial Gebrüder Borntraeger.
[5] Royo y Gómez, José, 1950, Las piedras de Tunja de Facatativá y el Cuaternario de la Sabana de Bogotá, Bogotá: Instituto Etnológico Nacional.
[6] Hettner, Alfred, 1966, La cordillera de Bogotá, Bogotá: Talleres Geográficos del Banco de la República.
[7] Acevedo, Eduardo, «Panorama geoeconómico del departamento de Santander», Economía y Estadística, n.º 78.
[8] Fenómeno parecido existe en la Vila Velha en el estado de Paraná, en el Brasil. Las rocas areniscas de Vila Velha pertenecen a los depósitos glaciales del grupo Itararé, derivado de la glaciación Gondwana del Carbónico grisoso siliciato y cubierto con una costra de óxido de hierro, Maack, Reinhard, 1959, Über Klima und Strukturbedingte Karstfoermiege Erscheinungen in Sansteingbeiten des Staates Parana. Río de Janeiro: XVIII Congrès International de Géographie.
[9] Gansser, A, Schweizer, 1955, Ein Beitrag zur Geologie und Petrographie der Sierra Nevada de Santa Marta, Schweizer, Mineralog, Petrograph, Mitt., Págs. 209-279.
[10] Mertins, Gunter; Uhlig, Harold, 1968, «La Sierra Nevada de Santa Marta, una visita geográfica general», Revista Geográfica n.º 68: págs. 33-62.
[11] Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, 1985, Aguas del macizo de Sumapaz para Bogotá, Bogotá: Ingetec Ltda.
[12] Los datos meteorológicos referentes al páramo de Sumapaz son el resultado de cortos periodos de observación. En su mayoría, sólo uno o dos años. Compartimos con los entendidos el temor de que la precipitación registrada en Santa Rosa sea demasiado alta, aunque los datos correspondientes al año de 1964, publicados hasta ahora en el boletín respectivo de ese año por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, también para este año indican un total de 2.446,3 mm de lluvia; 1964 fue totalmente un año «normal» en cuanto al tiempo reinante en la región. Respecto al pluviómetro de Santa Rosa, que pertenece a la Corporación Autónoma Regional de la Sabana de Bogotá y los valles de Ubaté y Chiquinquirá, entidad que los instaló y controla, carecemos de información; pero bien vale la pena revisar esta estación pluviométrica, porque los datos pueden resultar matemáticamente tan exactos como realmente falsos, si el instrumento no está adecuadamente ubicado y acertadamente sincronizado. Error que se comete tan frecuentemente en la actualidad en todas las actividades de la vida humana, es este, que consiste en obtener promedios estadísticos, creyendo que son la realidad. Pero, por lo general, se carece de una visión del conjunto y la interdependencia de los fenómenos que lo constituyen. La información matemática con sus cifras y signos nos instruye sobre la estructura del fenómeno, pero no sobre su modo de ser y su realidad. Una visión más clara y exacta nos la ofrece la tabla 5, que indica ya la precipitación durante diez años continuos en Santa Rosa.
[13] En el alto páramo de Sumapaz nos han sorprendido con frecuencia nevadas a 3.800 msnm, pero la nieve se derrite en seguida, mientras que las granizadas de la época seca (el llamado verano) cubren el terreno y se conservan más tiempo.
[14] Kraus, Erwin; Van der Hammen, Thomas, 1960, Las expediciones de Glaciología del A. G. I. a las sierras nevadas de Santa Marta y del Cocuy, Bogotá: Instituto Geográfico Agustín Codazzi, Comité Nacional del Año Geofísico.
[15] Hettner, Alfred, 1966, La cordillera de Bogotá, Bogotá: Talleres Geográficos del Banco de la República.
[16] Ancízar, Manuel, 1970, Peregrinación de Alpha, Bogotá: Banco Popular, La altura máxima de la Sierra, de 5.983 msnm, dada por ambos, es errónea.
[17] Codazzi, Agustín, 1856, Geografía física y política de las provincias de la Nueva Granada, Bogotá: Imprenta del Estado, pág. 204.
[18] Según información verbal que el autor obtuvo de ancianos habitantes de la región hace muchos años, la cubierta permanente de nieve del cerro Nevado desapareció en el año de 1917. A finales de este año se presentó un violento terremoto en la región, y «la cumbre de la montaña cayó de sí misma». En las vertientes de este cerro se presentaron grandes derrumbes como consecuencia del terremoto (R. Scheibe). En mapas antiguos el Cerro Nevado figura con alturas por encima de 4.500 msnm.
[19] Como aparece en estas páginas, traducida nuevamente al español de una traducción alemana del mencionado folleto que publicó el Verein füer Erdkunde zu Dresden en el año de 1875.
[20] Reiss y Stuebel proporcionan, para la parte inferior del glaciar más extenso del Nevado del Huila, una altura de 4.237 m y la parte más alta carente de nieve tenía una altura de 4.481 m.
[21] Para la Sierra Nevada de los Coconucos, los mencionados viajeros dan los siguientes datos: límite inferior de la nieve vertiente noreste del cono del Puracé, 4.600 m (según Humboldt y Boussingault, 4.688 m). El cráter tiene las siguientes alturas: pico occidental, 4.608 m; pico noroccidental, 4.597 m; pico nororiental 4.607 m, y el pico culminante del volcán, 4.700 m. Límite inferior de la nieve en el cerro Pan de Azúcar en su vertiente occidental, 4.501 m, en la vertiente sur 4.519 m, y la altura máxima del cerro, 4.670 m.
[22] Para el volcán y nevado de Cumbal, los datos de los investigadores son los siguientes: punto final del glaciar en la vertiente noreste, 4.451 m; límite inferior de la nieve en la misma vertiente, 4.537 m; altura máxima del volcán, 4.790 m. Para el volcán de Chiles dan la siguiente información: límite inferior del glaciar, 4.468 m; límite inferior de la nieve, 4.583 m. En la vertiente sur el glaciar baja hasta 4.413 m, y el límite inferior de la nieve se encuentra a 4.535 m; la altura máxima del volcán fue de 4.780 m. Estos datos indican que en el lapso de los últimos 100 años hubo una disminución y ascenso del límite inferior de la nieve, que hicieron desaparecer en muchos picos de las altas montañas de Colombia la nieve perpetua (glaciares).
[23] Vergara y Velasco, Francisco Javier, 1901, Nueva Geografía de Colombia. Bogotá: Imprenta de Vapor: pág. 374.
[24] Wood, Walter A, 1970, «Recent Glacier Fluctuations in the Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia». The Geographical Review vol. LX, n.º 3, págs. 374-392.
[25] González, Enrique; Van der Hammen, Thomas. 1963, «Historia del clima y la vegetación del Pleistoceno superior y del Holoceno de la Sabana de Bogotá», Boletín Geológico vol. XI, n.º 1-3: págs. 189-266.
[26] Kinzl, Hans, 1960, Die Gletscherschwamkungen in den Alpen und in den peruanischen Anden waehrend der ersten Haelfre des 20. Jahrhunderts, Río de Janeiro: XVIII Congrès International de Géographie: pág. 526.
[27] González, Enrique; Van der Hammen, Thomas, Op. cit.
[28] González, Enrique; Van der Hammen, Thomas, Op. cit.
[29] Hetter, Alfred. Op. cit.
[30] Eidt, Robert C, 1952, «La climatología de Cundinamarca», Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, vol. VIII, n.º 32.
[31] Weischet, Wolfgang, 1965, «Tropisch-konvelktive und aussertropisch-advektiver Typ der Niederschlagsverteilung», Erdkunde, tomo XIX, n.º 1: págs. 6-13, Del mismo autor, 1969, «Klimatologische Regeln zur Vertikalverteilung der Niederschlge in Tropengebirgen», Die Erde, vol. 100, n.º 2-4: págs. 287-306.
[32] Corvest, Lerman, Van der Hammen, 1970, «Artefactos líticos de abrigos rocosos en El Abra, Colombia», Revista Colombiana de Antropología vol. XIV.
[33] Wilhelmy, Herbert. 1952, Südamerika im Spiegel seiner Städte, Hamburg: Kommissionsverlag Cram, de Gruyter.
[34] Bruecher, Wolfgang, 1969, «Die moderne Entwicklung von Bogotá», Geographiche Rundschau.
[35] El crecimiento porcentual en trece años (1951-1964) era 110,8 %, y la tasa media de crecimiento geométrico en el periodo fue de 62,8 %.
[36] Bürgl, Hans, 1961, «Historia geológica de Colombia», Revista de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, vol. XI, n.º 43.
[37] Pablo Vila, Op. cit.
L AGUA ES EL MINERAL MÁS indispensable para la biosfera. Donde no hay agua, no hay vida humana posible. El agua está en continua circulación entre la atmósfera, el suelo, las aguas superficiales y el subsuelo, y se encuentra sobre todo el planeta. Ninguna actividad económica productiva se puede realizar sin disponer del agua. Toda una era moderna del hombre se hace sobre la energía producida por el vapor de agua. En las regiones ecuatoriales húmedas, el agua junto con el calor, y la selva pluvial como producto de ambos, crean dificultades al hombre en cuanto al clima ambiental y debido al suelo de estas tierras en relación con su aprovechamiento.
ELa red fluvial y los lagos están estrechamente vinculados con el régimen hidrológico general de las distintas regiones geográficas del país, es decir, también con el clima, la vegetación, la forma y composición geológicas del relieve; pero en este capítulo nos limitamos a la red fluvial y a los lagos de todos los tamaños y formas, mas no a la hidrología de la atmósfera, que se considera en el capítulo referente a los climas en Colombia.
Tal como el país limita en el norte y oeste con dos océanos, así participa en el sureste en dos sistemas fluviales, el del Orinoco y Amazonas —en ambos casos los ríos principales forman sus fronteras—, y que a su vez están conectados entre sí por el brazo de Casiquiare —un canal natural—, situación que, hacia el futuro, tendrá una gran importancia para el desarrollo y las comunicaciones del continente suramericano. En el noroeste, a corta distancia de la frontera colombo-panameña está el canal interoceánico de Panamá, que, como posible puerto libre para la industria antioqueña y para el cabotaje de las costas colombianas, es de vital importancia. Vista así la red fluvial de Colombia y tierras adyacentes, el país tiene cinco «costas», de las cuales, hasta la fecha, apenas la del Caribe se concibe conscientemente como tal, debido esto a que la inmensa mayoría de la población colombiana todavía vive en las tierras montañosas, en donde los ríos son torrentosos y no aprovechables para la navegación, y en donde, por consiguiente, sólo existen comunicaciones terrestres y aéreas.
La gran región andina presenta un sistema hidrográfico en los tres surcos que dividen el relieve, así: las cuencas de los ríos San Juan y Atrato entre las cordilleras de Baudó o de la Costa y la Occidental, que ocupan el llamado geosinclinal Bolívar. Este lo drenan el río San Juan hacia el océano Pacífico, y el río Atrato al mar Caribe. Entre ambos ríos está el divortium aquarium (o partición de aguas) continental más bajo del continente, con 140 msnm.
Los ríos Guáitara y Patía, unidos por sus afluentes, rompiendo este último en la Hoz de Minamá la Cordillera Occidental, buscan el océano Pacífico a través de las llanuras del Pacífico en el departamento de Nariño.
El río Magdalena, que ocupa el valle o fosa de su mismo nombre entre las cordilleras Central y Oriental, y su afluente, el río Cesar, que corre entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la Cordillera Oriental, pero con dirección opuesta al primero, buscan el mar Caribe.
Entre la Cordillera Oriental, formada en su sector septentrional por la serranía de los Motilones y los montes de Oca, y la cordillera de Mérida en Venezuela, se encuentra la hoya hidrográfica del río Catatumbo, que desagua en el lago de Maracaibo.
Hacia el norte, y directamente al mar Caribe, salen de las cordilleras Occidental y Central los ríos León, Sinú y San Jorge, y un gran número de ríos de tamaño secundario, de la Sierra Nevada de Santa Marta, entre los cuales el río Ranchería marca el límite geográfico continental de la península de La Guajira.
En las regiones orientales, los ríos que nacen su mayoría en las cordilleras Oriental y La Macarena, cortan las inmensas gradas estructurales, formando los dos sistemas fluviales del Orinoco y Amazonas. Por último, los ríos que descienden de la Cordillera Occidental al océano Pacífico.
AS VERTIENTES HIDROGRÁFICAS
1.1 LLa estructura orográfica y en especial los nudos montañosos constituyen centros de irradiación hidrográfica. En los páramos de las Papas y Buey, que constituyen un nudo orográfico, y donde tiene su origen la trifurcación andina, se encuentra el centro hidrográfico más importante del país. En él nacen los ríos Magdalena y Cauca (vertiente del mar Caribe), Caquetá (vertiente amazónica del océano Atlántico) y los ríos cabeceras del Patía (vertiente del océano Pacífico). Las demás «estrellas fluviales» se encuentran principalmente en la Cordillera Oriental, como los páramos de Sumapaz (divide las aguas de los ríos Magdalena y Orinoco), Santurbán y Almorzadero, que dividen las aguas de las cuencas del Magdalena, Orinoco y lago de Maracaibo. La Sierra Nevada de Santa Marta, como macizo aislado, constituye otro centro de irradiación hidrográfica, y el nudo de Paramillo divide otras cuencas hidrográficas. Existen pues en Colombia cinco sistemas o vertientes hidrográficas: la del Pacífico, la del Caribe, la del Catatumbo, la del Orinoco y la del Amazonas (Atlántico).
A VERTIENTE DEL PACÍFICO
1.1.1 L[38], excesivamente lluviosa y hostil para la vida humana. En la actualidad, se realizan en esta cuenca grandes cultivos de banano y de palma africana.
El sistema hidrográfico del Pacífico está formado por más de 240 ríos, que rápidamente descienden a la costa y llevan considerable caudal de aguas por las constantes y fuertes lluvias que caen sobre la vertiente occidental de la cordillera y de la serranía del Baudó (tabla 12). Los ríos más importantes de norte a sur son: el Baudó, de 150 km y que corre entre la serranía de la Costa y del Baudó, nace en la vertiente oriental de la serranía de su nombre. El San Juan, con dirección hacia el sur, opuesta al Atrato, con una longitud de 380 km y es el más caudaloso de los ríos sudamericanos de la vertiente del Pacífico, nace en el cerro de Caramanta a más de 3.000 msnm, no distante de las fuentes del Atrato. El divortium aquarium continental y oceánico, de sólo 113 msnm, separa los dos ríos en el Istmo de San Pablo. Siguen los ríos que bajan con dirección este-oeste del macizo de Los Farallones de Cali, todos cortos pero caudalosos: Dagua, Anchicayá, Cajambre, Yurumanguí y Naya, entre los más importantes. Luego, con un recorrido más largo y curvo norte-oeste, el Micay, el Guapi y el Iscuandé, navegables para pequeñas embarcaciones en la llanura del Pacífico, la cual se inicia con la parte inferior del valle del Micay. Sigue luego el mayor de todos, el Patía, que es el río sudamericano más largo de los que van al Pacífico. Tiene 400 km de extensión y nace en la Cordillera Central, corre entre esta y la Cordillera Occidental en sentido opuesto al río Cauca, del cual está separado por las estribaciones del macizo volcánico del Sotará, la cuchilla de El Tambo y recoge las aguas de las cuencas interandinas del departamento de Nariño para atravesar en la Hoz de Minamá, a 400 msnm, la Cordillera Occidental y entrar en la llanura del Pacífico, atravesar esta en los amplios meandros y partes cenagosas y desembocar finalmente por varios caños en el Pacífico. El Mira, río fronterizo con el Ecuador, circula a través de una amplia hoya selvática casi despoblada, pero de gran porvenir, porque ya está fuera de la zona chocoenseABLA 12. Vertiente del Pacífico con cuencas principales
TVertiente del Pacífico: 80.000 km2 de superficie |
Con las siguientes |
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Ríos |
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Principales |
Afluentes |
Longitud |
Tramo |
Mira |
|
88 |
88ª |
Patía |
|
400 |
90 |
|
Telembí |
120 |
30 |
Iscuandé |
|
125 |
60 |
Guapi |
|
100 |
50 |
Micay |
|
175 |
60 |
San Juan |
|
380 |
200 |
Baudó |
|
150 |
70 |
ª En territorio colombiano.
A VERTIENTE DEL CARIBE
1.1.2 LEl sistema fluvial más importante de esta vertiente y de todos los ríos colombianos es el del Magdalena-Cauca. El río Magdalena es el río interandino de mayor extensión en todo el continente sudamericano. Sus hoyas guiaron a los conquistadores procedentes de Santa Marta y Cartagena; por siglos, el Magdalena fue la vía principal del comercio colombiano, y la situación de su curso lleva al corazón de los Andes y a las regiones más pobladas e importantes del país. Sobre el Magdalena y en su cuenca se desarrollaron acontecimientos históricos de tal magnitud, que decidieron la suerte del país. Fue, y es, «el río de la Patria». Aunque en el pasado sólo dio lugar para el asiento humano en su curso medio superior y especialmente en el alto curso, el cauce inferior sólo sirvió como vía de comunicación. En la actualidad, con la creciente población y la consiguiente conquista de la «tierra caliente» por la población colombiana, las antes selváticas y deshabitadas regiones del valle del río Magdalena y del río Cauca están hoy incorporadas al ecúmene del hombre colombiano.
El río nace en el páramo de las Papas, a 3.600 msnm, y tiene una longitud de 1.550 km. En El Hato, a 100 km de su nacimiento, ha tenido un declive del 30 %. Luego, hasta Nare y sobre 640 km de extensión, sólo lleva un declive general de 0,60 %. En este trayecto, el curso medio del río recibe los caudalosos afluentes principales del Páez, el río La Plata, el Saldaña y el Coello que vienen de la Cordillera Central, y más al norte, los ríos Gualí, Guarinó, La Miel y Nare, y en la margen derecha, provenientes de la Cordillera Oriental, el Cabrera, el Sumapaz y el Bogotá. Desde Nare se extiende sobre 810 km el valle inferior del Magdalena, donde el máximo declive se reduce a 0,25 %. El río lleva grandes cantidades de sedimentos (frente a Puerto Berrío, 49 millones de m3 anuales) que deposita en las llanuras de su valle inferior y se extiende en ella formando diques aluviales, caños, ciénagas y playones, cuyas formas cambian constantemente. En este trayecto recibe sus afluentes más importantes de la Cordillera Oriental, que son: el Carare, el Opón, el Sogamoso y el Lebrija. En la banda izquierda le caen, entre muchos otros, el Cimitarra y el Simití.
A partir de El Banco, el río aumenta el número de sus brazos, ciénagas y caños, y donde empieza la Depresión Momposina, el río se divide en dos brazos, el occidental y principal, Brazo de Loba, y el oriental Brazo Seco de Mompós, creando aquella máxima extensión cenagosa, con el aporte de sus grandes afluentes, los ríos Cauca y San Jorge en la banda occidental, y el Cesar, en la orilla oriental. Al salir de la Depresión Momposina, que constituye un delta interior, donde se evapora una gran cantidad de las aguas que confluyen en él, el río lleva entre 2.000 a 12.000 m3 de agua por segundo, y un declive del 0,10 %. Sigue formando playones y ciénagas, especialmente en su banda derecha, donde se encuentra la Ciénaga Grande de Santa Marta, y en el occidente, a través de un viejo brazo del río, convertido desde la Colonia en el Canal del Dique, alimenta numerosas ciénagas. La cuenca del Magdalena forma un gran número de ríos y muchísimos arroyos y quebradas.
Para los fines de navegación, el río fue dividido en el Alto Magdalena, de Honda hasta Neiva, sobre 370 km, y el Bajo Magdalena, entre Honda y Barranquilla, con 925 km de extensión. La Dorada, a 42,5 km de Honda, fue hasta hace poco el puerto fluvial terminal, pero perdió este carácter debido a la construcción del Ferrocarril del Atlántico, que comunica la Costa Caribe con Bogotá y el resto de la red férrea del país. La Dorada nueva se transformó en un centro de comunicaciones, férreas y de carreteras, con su nuevo puente sobre el río Magdalena, además de ser un importante centro ganadero y agrícola. El puerto fluvial terminal del río Magdalena en el interior lo constituye actualmente Puerto Berrío, donde se encuentra el último de los puentes sobre el río.
El río Cauca es el afluente principal, con 1.015 km de extensión. Nace igualmente en el nudo andino colombiano más importante y corre paralelo al Magdalena entre las cordilleras Central y Occidental. Sólo es navegable en la región andina por trayectos cortos, debido a los raudales y rápidos que forman su lecho en las montañas antioqueñas. Al igual que el valle del río Magdalena, también las tierras selváticas del Bajo Cauca están siendo ocupadas y aprovechadas por una activa colonización capitalista ganadera, la única capaz de enfrentarse con éxito a la ecología de la selva pluvial tropical.
Al oriente del río Magdalena merecen destacarse los ríos Cesar y Ranchería. Ambos nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta, a más de 4.000 msnm y a 40 km de distancia del mar Caribe. Al pie de la Sierra, el Cesar corre hacia el sur, recibiendo el Ariguaní como afluente más importante y buscando el Magdalena a través de la laguna o ciénaga de Zapatosa. El Ranchería, a través de un recorrido de 300 km, bordea la plataforma guajira y desemboca en una región árida, en el mar.
En el extremo occidental de la vertiente del Caribe corre el río Atrato, en el valle súper húmedo entre la Cordillera Occidental y la serranía del Baudó, hacia el golfo de Urabá. Nace en el cerro Plateado a 3.200 msnm en la Cordillera Occidental y tiene una longitud de 700 km. Vierte por segundo 4.800 m3 de agua al mar, de su pequeña cuenca de 35.000 km2 y se debe considerar como uno de los ríos más caudalosos del mundo en relación con su cuenca. Todos los proyectos de canales interoceánicos en Colombia están relacionados con el Atrato. Los ríos Napipí y Truandó, de la vertiente del Pacífico, son los más nombrados para conectarlos como vía interoceánica con el Atrato. El río Sucio, que nace en la Cordillera Occidental, es el afluente más importante del Atrato, y su valle constituye una de las regiones antropogeográficas más notables de Antioquia y del país. Otro afluente en la banda oriental del río Atrato es el río Murrí o Penderisco, cuyas cuencas altas y media fueron colonizadas por antioqueños. El río León, de corta extensión, nace en la serranía de Abibe (Cordillera Occidental) y desemboca en el golfo de Urabá.
Después de los ríos Atrato y Magdalena, el Sinú es el más importante y su valle constituye una de las regiones más fértiles de Colombia. Nace el río en el alto de Paramillo (Cordillera Occidental) y tiene 345 km de extensión. En la llanura aluvial que atraviesa forma playones, caños y ciénagas. Su hoya es alimentada por corrientes de agua que nacen en las serranías de las Palomas y San Jerónimo. Es, pues, alimentada la vertiente del Caribe por el sistema andino principalmente y contribuye la Sierra Nevada de Santa Marta, las serranías de Baudó y de la costa del Caribe.
ABLA 13. Cuencas principales de la vertiente del Caribe
TVertiente del Caribe: 389.000 km2 |
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Ríos* |
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Principales |
Afluentes |
Longitud |
Tramo |
Atrato |
|
700 |
500 |
|
Murrí |
130 |
|
|
Sucio |
200 |
|
León |
|
150 |
|
Sinú |
|
345 |
200 |
Magdalena |
|
1.550 |
1.290 |
|
San Jorge |
370 |
150 |
|
Alto Cauca |
1.015 |
250 |
|
Bajo Cauca |
370 |
|
|
Cesar |
315 |
|
|
Lebrija |
195 |
|
|
Sogamoso |
400 |
|
|
Carare |
160 |
|
|
Saldaña |
170 |
|
Ranchería |
|
250 |
|
Catatumbo |
|
125 |
|
* Todos los ríos de las bajas llanuras son navegables en algunos trayectos.
A VERTIENTE DEL CATATUMBO (LAGO DE MARACAIBO)
1.1.3 LEsta cuenca, que forma parte de la vertiente del Caribe, es la más pequeña de los sistemas hidrográficos del país. Sus principales ríos, son: el Zulia, Sardinata y Tarra, que forman el Catatumbo y que en la llanura del mismo nombre recorre selvas con subsuelos petrolíferos. También estas tierras, hasta hace poco despobladas, están siendo en la actualidad ocupadas por una intensa colonización campesina.
A VERTIENTE ORIENTAL O ATLÁNTICA
1.1.4 LEsta vertiente está limitada por la Cordillera Oriental en el occidente, en la cual nacen sus más importantes ríos, y por la cordillera de Mérida, la cordillera de la Costa (al noroeste) y el macizo de Guayanas (al este). Ocupa en territorio colombiano unos 670.000 km2, formados por dos redes hidrográficas: la del Orinoco y la del Amazonas. Los ríos del primero atraviesan los llanos y están sujetos a crecientes bajas, mientras que la cuenca amazónica, y especialmente su arteria principal, llevan un caudal de menor variación, debido a la alta pluviosidad de la región selvática y por estar ubicados sus ríos en dos hemisferios climáticos con opuestas épocas de crecientes. La mayoría de los ríos, exceptuando entre los grandes solamente el Meta en el norte y Putumayo en el sur, ofrecen rápidos que dificultan o impiden la navegación, debido a la estructura en forma de una gradería rocosa.
OS RÍOS PRINCIPALES DE LA CUENCA DEL ORINOCO
1.1.5 LEl Arauca, que forma el límite con Venezuela sobre 280 km tiene una extensión de 1.000 km y es navegable desde la población de su nombre. El Meta tiene sus cabeceras formadas por los ríos Humea, Guatiquía, Guayuriba y sus afluentes en el páramo de Sumapaz, tiene una longitud de 1.000 km y es navegable desde Puerto López hasta donde llega una carretera desde Bogotá. A partir de la confluencia con el Orinoco, este último no ofrece obstáculos para la navegación hacia el océano Atlántico. Es el río más importante de los Llanos Orientales. El Vichada nace en el mismo llano. Su curso tiene unos 700 km y más de la mitad es navegable. Desemboca en el Orinoco. El Guaviare es un río muy caudaloso, de unos 1.200 km de longitud y desde los tiempos coloniales considerado con frecuencia como las fuentes del Orinoco. Está formado por los ríos Ariari, que viene del páramo de Sumapaz, y el Guayabero, que tiene su origen en la región montañosa de la Cordillera Oriental al occidente de La Macarena. Constituye además el eje de la zona de transición entre los llanos y la selva. El Inírida es el principal afluente del anterior y corre paralelo a este. Es un río de la selva desde su nacimiento, e igual a los anteriores, con numerosos raudales.
OS RÍOS DE AGUAS NEGRAS Y DE AGUAS BLANCAS
1.1.6 L[39]. Con esto se reducen también los peces y con estos los caimanes, las anguilas eléctricas y las nutrias. Los ríos de aguas negras nacen en la llanura, corren sobre el fundamento cristalino y sus arenas son de cuarzo blanquísimo, porque todo el color del humus se queda en el agua. Junto con esta diferente forma de suelo se desarrollan también otra capa y manto vegetal.
En las grandes cuencas fluviales del Orinoco, pero especialmente del Amazonas, distinguimos entre ríos con aguas negras y aguas blancas. La diferenciación es importante y el hombre autóctono la hace —en cuanto a la escogencia de su hábitat y pesca— desde cuando habita estas regiones. En el campo científico, quizá fue Humboldt el primero que hizo una distinción. Las aguas negras presentan una extrema pobreza de minerales disueltos, un grado alto de acidez del agua y una gran escasez de oxígeno. Así se reprimen las actividades vitales de las bacterias. No se pueden formar las materias del humus. La vida acuática en ellas es extremadamente pobre. Sólo se originan moléculas de humus semiterminados que con sus ácidos humídicos medio terminados tiñen los ríos de oscuro sin cargarlas de materias. Para las larvas de los zancudos estas aguas son inadecuadasLos ríos de aguas blancas nacen en las cordilleras, llevan muchos sedimentos, forman un lecho cubierto con ellos, no aparece el zócalo cristalino, son ricos en peces, y toda forma de vida dentro y fuera del agua, su color es amarillo como el del río Magdalena o cualquier otro río que viene de las montañas, y lleva abundantes sedimentos. Sus aguas son turbias y la visibilidad máxima llega —hundiendo un disco blanco de 20 centímetros de diámetro— a algo menos de un metro. En las aguas negras la visibilidad es mayor de 2 metros. La vegetación dentro del agua no sólo es diferente en los dos tipos de ríos, sino también fuera de ellos. Es más vigorosa en las orillas de los ríos blancos que en las de los ríos negros. También las formas del relieve fluvial son enteramente distintas (figura 24). Los ríos negros no tienen diques aluviales y, por consiguiente, no tienen tampoco las típicas várzeas. Asimismo, faltan los lagos cuyos orígenes son los antiguos meandros. Es decir, los ríos de aguas blancas tienen una geomorfología, vegetación y fauna y, por ende, condiciones para la vida del hombre enteramente distintas a las de los ríos de aguas negras.
IGURA 24. Valle aluvial del río Amazonas con los diferentes niveles de Igapó (tierras que surgen a la superficie con aguas bajas); várzea (únicamente cubierta por el río con aguas altas), tierra firme (no es afectada por las crecientes de los ríos). Entre las dos primeras se encuentra el bosque de galería sobre diques aluviales naturales. Entre los dos últimos están ubicadas las ciénagas y pantanos. Esta morfología —en rasgos generales— también es válida para los ríos de las llanuras del Caribe.
F
IGURA 25. La participación de Colombia en la cuenca amazónica.
FOS RÍOS PRINCIPALES DE LA CUENCA DEL AMAZONAS
1.1.7 LEl Guainía es el nombre que lleva el río Negro en su curso superior, principal afluente del Amazonas en su banda izquierda. Nace en la segunda grada del escalonado terreno selvático y tiene una extensión de 650 km en tierras colombianas. Es navegable en el tramo fronterizo con Venezuela y allí mismo se desprende el famoso brazo de Casiquiare, que es un canal natural que comunica la cuenca del Orinoco con la del Amazonas. El río Vaupés también tiene su origen en la selva, lejos de la cordillera. Tiene, como el anterior, abundantes aguas negras y desemboca en el río Negro, ya en el Brasil. El Caquetá, con una longitud de 2.200 km, nace en el Macizo Colombiano, en el páramo de las Papas, en el mismo lugar donde tiene sus cabeceras el río Magdalena. Tiene un gran caudal de agua, pero también muchos saltos que impiden la navegación continua. Es navegable con su primer afluente importante, el Orteguaza, hasta más abajo del lugar de La Tagua, a donde también afluye la escasa navegación del río afluente Caguán. De La Tagua hacia el río Putumayo, que se encuentra a 26 km y que es navegable en todo su trayecto, hay una vía terrestre. En la frontera con el Brasil recibe su mayor afluente, el Apaporis, de 1.200 km de extensión y totalmente colombiano. El Putumayo es el más meridional de los ríos de la Amazonía colombiana. Nace en la cordillera Centro-Oriental, donde atraviesa el valle de Sibundoy, y su primer afluente importante es el Guamués, que nace en la laguna de La Cocha. Tiene una extensión de 1.800 km, es navegable sobre 1.650 km y forma en parte la frontera con el Ecuador y la totalidad con el Perú. Constituye el río la vía que comunica los Andes con la cuenca amazónica. Colombia bordea el río Amazonas con el trapecio de Leticia sobre 116 km, navegable desde aquí por embarcaciones marítimas.
Abundan en Colombia, especialmente en las llanuras del Caribe y en los valles bajos de los ríos Magdalena y Atrato, en la Costa del Pacífico y en la Amazonía colombiana, las ciénagas, playones y anegadizos. El fenómeno es producido por la saturación del volumen y por el cambio del nivel del agua subterránea, que luego llega a la superficie y se extiende o disminuye, según las épocas de lluvia o sequía. Además, el tipo morfológico de los ríos que crea los playones (ciénagas periódicas) depende del régimen de las crecientes y bajas de los ríos (figura 25). A lo largo de más de 750 km, a partir de su valle medio, el río Magdalena está cercado por ciénagas, playones y caños que se llenan durante las crecidas y luego disminuyen lentamente durante el verano. Sirven de regulador del caudal del río, criaderos de mosquitos, pero también de peces, y suministran durante la sequía excelentes pastos. El mismo fenómeno se repite en los demás ríos, ciénagas y lagunas de la vertiente del Caribe. Los ríos mismos están bordeados por diques naturales, formados por los sedimentos que lleva el río y que a la vez eleva su fondo por encima de la llanura; así se crean los diques durante la creciente.
AS CRECIENTES DE LOS RÍOS
2.1 LComo se ha dicho, el país pertenece a dos hemisferios climáticos caracterizados por diferentes épocas de lluvia y sequía, que provocan en los grandes ríos que corren en dirección longitudinal, dos épocas de crecientes: la primera en mayo, y la segunda, más fuerte, en octubre y noviembre. Se habla además de un máximo de las crecientes cada siete años.
A DEPRESIÓN MOMPOSINA Y EL DELTA MAGDALENENSE
2.2 LTodas las aguas de la cuenca del Magdalena (260.000 km2, sin el Cauca, 197.000 km2), desembocan en la Depresión Momposina —un delta interior— ubicada al pie de los Andes y separada de la costa por ligeras elevaciones de las sabanas del Caribe. Es la región más anegadiza del país, de unos 130 km en su parte más ancha, y de unos 75 km en la más larga. En ella desembocan los ríos Magdalena, Cauca, San Jorge y Cesar. Después, el delta del Magdalena —principalmente en la Ciénaga de Santa Marta y el valle del Canal del Dique— constituye otra área permanentemente cenagosa.
[40], aplicamos el primero a aquellas concavidades de origen tectónico en las montañas y llenos de agua, mientras que los términos laguna y ciénaga, que no son sinónimos, se refieren a la formación de cuerpos de agua costaneros de poca profundidad, especialmente sobre las costas sin mareas y con agua salobre, por lo menos en parte; por otro lado, el término ciénaga se aplica para la concentración de aguas superficiales y de otros ascendentes del subsuelo de los ríos —dulces ambas— y orilla con direcciones variables. Con este criterio, diferenciamos los siguientes tipos de lagos, lagunas y ciénagas:
Sin considerar la polémica sobre los términos lago y laguna• Lagos de origen glacial. Por regla general, son de escasas dimensiones. Los más grandes alcanzan unos 2 kilómetros de largo y ancho, pero generalmente son más pequeños. Los hay de dos tipos: el lecho de los unos fue excavado en la base rocosa por el hielo, ocupando hoy el lago de lo que fue antaño el asiento principal del glaciar. Este tipo lo encontramos en lo que fueron los circos glaciares y, frecuentemente, los hallamos en forma de gradería (figura 26 sobre la Sierra Nevada de Santa Marta. En las figuras 27 y 28 vemos imágenes de las lagunas glaciares en esta misma región). El segundo tipo representa aquellos lagos cuyo relieve periférico fue formado por las morrenas en algunos o en todos sus bordes, constituyendo así unas cuencas pandas, hoy ocupadas por el agua recogida de las siempre pequeñas hoyas de captación. El número de estos pequeños lagos en las grandes alturas paramunas es alto, y aumentó todavía más durante los últimos cincuenta años debido al retroceso de los glaciares en las altas montañas del país. Los más recientes son los más altos y los otros corresponden a la altura de las pasadas dos últimas glaciaciones.
• Lagos tectónicos. De estos también diferenciamos varios tipos, pero todos tienen su origen en la creación misma de las cordilleras. Luego, más tarde y debido a particularidades regionales, tuvieron diferente desarrollo. Así, por ejemplo, el lago de Fúquene (2.558 msnm, 32 km2, profundidad máxima 7 m, media menos de 2 m) representa el tipo de lagos que ocuparon las cuencas de los hoy altiplanos en la Cordillera Oriental. Todos los altiplanos de hoy, antiguos lagos en el pasado, están ubicados muy cerca entre sí en la zona central de la cordillera, donde en ella se repite la mayor elevación masiva (Hettner). Grandes extensiones de esta parte central están cubiertas por el piso de Guaduas, es decir, del Terciario inferior, compuesto de areniscas y arcillas que se destruyen fácilmente, produciendo gran cantidad de sedimentos. Otra cantidad grande de sedimentos vino de las alturas vecinas cubiertas por glaciares durante los periodos interglaciares. El lago de Suesca (2.867 msnm, 6 km2) de aguas escasas en sedimentos a causa de una muy pequeña hoya de captación y ubicado en la cumbre cordillerana, debe su origen seguramente a una actividad orogénica tardía. Ella no desagua en la actualidad, pero antiguamente, con un nivel más alto, como lo indican las terrazas del lago, tuvo su desagüe hacia el valle de Lenguazaque-Ubaté.
IGURA 26. Carta topográfica de la parte culminante de la Sierra Nevada de Santa Marta que muestra las formas de relieve moldeadas por la glaciación antigua que también dio lugar a la erosión de las numerosas lagunas.
F
IGURA 27. Fondo y epicentro de un circo glaciar en la Sierra Nevada de Santa Marta (3.600 msnm).
F
IGURA 28. Valle con lagunas glaciares en gradería en la Sierra Nevada de Santa Marta (altura superior a 3.800 msnm).
F
IGURA 29. Laguna de Ubaque (altura ± 2.100 msnm), resultado de un corrimiento de rocas de una alta montaña. Entre los escombros al pie de esta se formó luego la laguna. Los escombros se transformaron con el tiempo en lomas. Foto: E. A. Scheibe.
FOtro tipo de lagos son aquellos que tienen cuencas tectónicas profundas rodeadas por rocas más resistentes a la erosión y con pequeñas hoyas de captación, como son los lagos de Tota (3.020 msnm, 57 km2, profundidad máxima 70 m) y La Cocha (2.749 msnm, aproximadamente 60 km2, profundidad 70 m) que se caracterizan por aguas cristalinas. De estas últimas dos, la primera desagua por el río Upía hacia la gran cuenca de los ríos Meta-Orinoco, y la segunda a través del río Guamuez al Putumayo-Amazonas. Mientras que el lago de Fúquene da origen al río Suárez que conjuntamente con el río Chicamocha drenan la parte más ancha (280 km) de la Cordillera Oriental y desembocan como río Sogamoso en el río Magdalena. Todos estos lagos están ubicados en la tierra fría y en las cordilleras Centro-Oriental y Oriental, mientras que las cordilleras Central y Occidental carecen de lagos grandes en la tierra fría por falta del desarrollo espacial.
En la tierra templada no existen lagos de extensión grande, por la naturaleza misma de las vertientes cordilleranas en estas alturas.
En la tierra caliente, dada su gran participación en el territorio colombiano (83 %), se encuentran naturalmente el mayor número de lagunas y ciénagas.
• Lago cráter-meteorito. El de Guatavita se describe en el apartado correspondiente.
• Lagunas costaneras. Son albuferas que se forman en la costa colombiana del Caribe, con escasa marea, que determinan la forma y tipo de la costa arenosa progresiva y panda y de las corrientes mismas. Las principales son la Ciénaga Grande de Santa Marta, ciénaga de la Tesca y la bahía de Cartagena.
• Playones. Son conocidos como ciénagas que tienen un ritmo anual de expansión y reducción (figura 30). En parte son alimentados también por los ríos a través y por encima de los diques aluviales naturales que forman los ríos en sus orillas (Dammuferseen). Este tipo es especialmente característico y abundante en los valles de los ríos de las llanuras del Caribe, donde existen en número muy grande y de tamaños diferentes. La más grande de todas, debido a la desembocadura del río Cesar en ella, es la ciénaga de Zapatosa, que es un típico «lago prensado» por el río principal, el Magdalena, y en él desemboca el río Cesar, prensado por el primero.
IGURA 30. Lagos, meandros y playones. Según: H. Wilhelmy.
F[41]) debe su origen al cambio del meandro del río cuyo suelo está más alto que el fondo de la depresión cerrada por él, donde se forma el lago una vez cerrada la depresión[42].
• Lagos meandros. También figuran bajo el nombre de ciénagas, ya que es difícil distinguirlos de los anteriores y son muy numerosos, en las llanuras del Caribe y en el valle interandino del río Cauca, donde no existe el tipo del playón. El lago meandro (Umlaufseen[43]. Estos antiguos campos de cultivo toman la forma de camellones paralelos colocados en una variada disposición sobre una comarca de unos 110 km de largo por 30 km de ancho en las llanuras aluviales del río San Jorge.
• Delta interior. Constituye la Depresión Momposina donde convergen todas las aguas de la región andina interior del país, además de la mayor parte de las de la Sierra Nevada de Santa Marta. La parte central y más baja —la isla de Mompós y la ciénaga de Zapatosa— están separadas por una estrecha faja de rocas ígneas intrusivas que se extienden entre las ciénagas de Zapatosa y China, las atraviesa el río Magdalena cerca de El Banco y continúan al sur del río hacia la Serranía de San Lucas. En esta inmensa región anfibia se pierden por evaporación una gran parte de las aguas que allí confluyen, y que, manejadas adecuadamente en asocio de planes de recuperación de tierras en los alrededores de la Ciénaga Grande de Santa Marta, tendrían que cumplir una función importante en el aprovechamiento de recursos naturales hoy latentes en la costa del Caribe. Un aspecto muy especial representan aquí los llamados «Campos de cultivo prehispánicos del bajo San Jorge»Asegura Parsons haber localizado en fotografías aéreas unas
100.000 hectáreas de tierras laborales en camellones. […] Sin embargo, constituyen apenas una mínima parte del extenso delta interior del río Magdalena, donde ve el autor una nueva posibilidad del aprovechamiento de estas tierras —hasta hoy inactivas— como contribución al problema del fuerte crecimiento de la población. Evidentemente otros hombres, en otros tiempos, encontraron otras maneras de acomodarse a este ambiente de llanura aluvial tropical, con herramientas menos avanzadas que las nuestras. Aún podemos obtener provecho de su experiencia (Parsons).
Encontramos un segundo delta interior en el bajo valle del río Sinú, abajo de Montería, de unos 40 km de anchura. En Lorica se unen nuevamente las aguas del río y a través de la angostura de Santa Helena donde atraviesa una cadena de lomas y empieza el curso inferior del río para buscar su desembocadura —antes en la bahía de Cispatá— hoy en el delta del Tinajones.
• Lagos artificiales. Ya en el capítulo sobre la Sabana de Bogotá dijimos que el problema número uno de la ciudad de Bogotá es el agua, no por razones climáticas sino antropogénicas, y el fuerte crecimiento de la población con respecto a los limitados recursos de agua de una hoya de captación reducida, hacia la cual no confluye un río extraño que lleve agua, que constituye la causa de la escasez. Por consiguiente, el hombre tiene que preservar el agua que cae en exceso durante las épocas de lluvia, o inclusive traer el agua de otras vertientes. En ambos casos el agua debe concentrarse en embalse o represa, es decir, en lagos artificiales. Es así como existen en los alrededores de las regiones culturales densamente pobladas, represas artificiales tanto para el uso humano industrial y de riego como para la producción de energía.
[44], como para la producción de energía.
En la Sabana de Bogotá existe, como una de las represas más antiguas, La Regadera, con 4.000.000 de m3, construida en 1938 y que iba a resolver el problema del acueducto de Bogotá hasta el año 2000. El posterior crecimiento de la ciudad hizo fallar todos los cálculos y en la actualidad existen tres embalses más en la alta cuenca del río Bogotá, de los ríos Muña, Neusa, Sisga y el río Tominé o Siecha, también llamada laguna de Guatavita y que actualmente constituye la más grande con una capacidad de cerca de 700.000.000 m3. Todos ellos contribuyen a la regularización del río Bogotá, tanto para el acueducto de la ciudad en la planta de TibitóEl embalse de Chingaza está ubicado fuera de la hoya de captación de la Sabana de Bogotá, en las cabeceras de los ríos Guatiquía, Chuza y La Playa, que vierten sus aguas hacia los Llanos Orientales. La precipitación aquí es permanentemente alta, como lo muestran los datos de lluvias (periodo de 1966 a 1969) en la laguna de Chingaza, en una altura de 3.205 msnm, con un total anual de 2.608 mm distribuidos por meses, así (tabla 14):
ABLA 14. Precipitación en la laguna de Chingaza (mm anuales)
T
|
En. |
Feb. |
Mar. |
Abr. |
May. |
Jun. |
Jul. |
Agt. |
Sep. |
Oct. |
Nov. |
Dic. |
Promedio |
110 |
56 |
160 |
247 |
197 |
424 |
422 |
397 |
236 |
165 |
167 |
92 |
Máximo |
162 |
84 |
229 |
374 |
314 |
493 |
555 |
495 |
248 |
203 |
250 |
175 |
Mínimo |
153 |
32 |
107 |
109 |
120 |
301 |
327 |
209 |
213 |
126 |
111 |
46 |
Aquí se aprovechan las precipitaciones de las cumbres andinas en su vertiente exterior, y el agua es llevada por túneles y acequias a través del divortium aquarium hacia la Sabana de Bogotá.
[45].
Los embalses para la producción de energía eléctrica constituyen los lagos más grandes en las zonas más densamente pobladas del país. Así, el embalse de Riogrande en Antioquia, es de una dimensión algo mayor que el de Guatavita. Los de Salinas y Anchicayá, en la Cordillera Occidental del Valle del Cauca, y el de Chivor, el mayor de todos, que se construye en el cañón del río Batá, en la vertiente exterior de la Cordillera Oriental en Boyacá, en la parte inferior del valle de Tenza[46]. Muchas partes del país andino, especialmente el interior de la ancha Cordillera Oriental, sufren por falta de agua durante muchos meses del año. Existen primitivos sistemas de riegos por gravedad, que sólo sirven mientras la fuente-quebrada es capaz de alimentar las acequias, pero no se han construido embalses semejantes al tipo de lago de colina[47]. Nos parece también, para Colombia, especialmente para sus densamente pobladas regiones campesinas andinas, que esta posibilidad de intensificar los trabajos o ingresos campesinos por medio de la construcción de «lagos de colina» es una iniciativa importante, y debería interesar al Instituto Colombiano de Reforma Agraria.
• Los lagos entre lomas o lago de colina. Es otro tipo de embalse de pequeñas dimensiones. Inicialmente había sido construido este pequeño lago que recoge aguas lluvias en las regiones secas de la Costa Atlántica y conocido con el nombre de Caney; hoy se ha extendido a toda la zona interior de los Andes, y está en vía de ser usado todavía en forma mucho más extensa. Su construcción es simple: un espacio ubicado entre dos lomas es cerrado por dos diques de tierra donde se recogen las precipitaciones de las aguas lluvias. En el borde occidental de la Sabana de Bogotá se han construido últimamente varios de estos lagos de colina. La mayoría para la ganadería, pero otros para cultivos intensivos de verduras y frutalesOS LAGOS PROYECTADOS EN EL CHOCÓ
3.1 LLa idea en sí de aprovechar el más abundante y renovable recurso natural del Chocó —la región con lluvias entre 6 y 12.000 mm anuales, la más lluviosa del país y una de la más húmedas del mundo— es excelente. Esta idea rompe el estancamiento que producen el conformismo y costumbrismo que califica al Chocó como tierra demasiado húmeda para que sea útil y, en el caso opuesto, a La Guajira, como demasiado seca para que sea útil.
Pero en ninguno de los dos casos se trata de analizar inútilmente las causas que producen sus características, debido a una incapacidad cultural de sus habitantes, que no tratan o no pueden aprovechar estas características naturales, como son la abundancia del agua y de la energía solar (insolación). Teniendo en cuenta la abundancia del agua en el Chocó se propuso crear dos lagos para la producción de energía, utilizable en la navegación entre las costas colombianas sobre los océanos Atlántico y Pacífico y para la pesca, prensando sus dos principales ríos: el Atrato y el San Juan.
El lago del río San Juan tendrá en Malaguita un dique de aproximadamente 35 m de alto y cerca de 600 m de longitud. Su longitud sería entre 100 y 120 km y su superficie algo más de 1.000 km2, llegando cerca de Andagoya. Aquí el promedio anual de lluvia es de 7.022 mm (desde 1915 hasta 1969) y la distribución del año, como sigue (tabla 15).
ABLA 15. Lluvias en la zona de Andagoya (mm anuales)
T
|
En. |
Feb. |
Mar. |
Abr. |
May. |
Jun. |
Jul. |
Agt. |
Sep. |
Oct. |
Nov. |
Dic. |
Promedio |
561 |
531 |
574 |
629 |
655 |
657 |
622 |
611 |
570 |
566 |
567 |
482 |
Máximo |
1.016 |
1.095 |
938 |
994 |
1.004 |
945 |
1.098 |
995 |
791 |
1.039 |
1.065 |
1.093 |
Mínimo |
208 |
189 |
229 |
390 |
301 |
445 |
259 |
351 |
325 |
261 |
176 |
241 |
[48].
El lago del río Atrato tendrá un dique de 32,5 km de largo y 35 m de alto, que al mismo tiempo constituiría un viaducto a través de los pantanos del bajo valle del río Atrato. Este dique se iniciaría cerca de Domingodó, apoyándose en las elevaciones de las lomas del Cuchillo y de La Boba para la formación del lago con una longitud de 220 km y cerca de unos 6.000 km2 de superficie. En la parte alta del río Atrato (es su afluente el río Andágueda, de igual volumen que el Atrato) el promedio de lluvias anuales (desde el año de 1943 al año de 1969) es de 9.068 mm. La máxima fue de 11.103 mm en el año de 1955. Los valores mensuales durante el tiempo indicado fueron los presentados en la tabla 16ABLA 16. Lluvias en el sector del río Atrato (mm anuales)
T
|
En. |
Feb. |
Mar. |
Abr. |
May. |
Jun. |
Jul. |
Ago. |
Sep. |
Oct. |
Nov. |
Dic. |
Promedio |
699 |
539 |
540 |
742 |
829 |
857 |
862 |
873 |
800 |
821 |
771 |
735 |
Máximo |
964 |
932 |
933 |
1.294 |
1.182 |
1.422 |
1.231 |
1.312 |
1.142 |
1.209 |
1.168 |
1.004 |
Mínimo |
379 |
206 |
215 |
446 |
464 |
598 |
599 |
424 |
552 |
408 |
367 |
502 |
En el valle abierto del río Atrato en Opogodó (5º 03’ N 76º 38’ O) la lluvia disminuye algo, y el promedio anual es de 7.247 mm. Por cierto, para los efectos ecológicos esta diferencia no tiene importancia, ya que en su distribución a través del año, ningún mes registra en promedio una cantidad de lluvias inferior a 500 mm, lo que produce un clima siempre súper húmedo con sus suelos de laterita, con excepción de los suelos aluviales en las vegas y diques aluviales, que, con la creación del lago, precisamente desaparecerán. Es decir, el poquísimo espacio vital —en un sentido biológico— del hombre chocoense de hoy —ya que la inmensa mayoría de la población vive en las orillas de los cauces inferiores de los ríos— será inundado por el lago. El problema que surge aquí es el de que sí se pueden crear también para el hombre chocoense nuevas formas de vida, lo cual es condición indispensable para poder inundar estas tierras.
La capacidad generadora de fuerza eléctrica de estos lagos está asegurada con la abundante materia prima del agua, como lo indican los datos de precipitación; pero para el Chocó y la región chocoense misma tendrá poca importancia, ya que en el orden bioclimático ella nunca podría ser una zona industrial. Se estima la capacidad generadora del lago de San Juan en 1.000.000 de kW.
Con la creación de los dos lagos (por el momento sólo se piensa en el del río San Juan) se haría necesaria la construcción de un canal a través del istmo de San Pablo de 50 km de longitud, y la altura máxima que se debe vencer —el divortium aquarium— es de 113 m para comunicarse entre ellos y luego con el mar Caribe y el océano Pacífico, pero estos son proyectos todavía lejanos. Lo importante aquí sería encontrar una idea tan audaz como la de la creación de los lagos, para resolver los nuevos problemas (y también los antiguos) del hombre que habita esta región.
US ORÍGENES
4.1 SUno de los animales que con más frecuencia se encuentra en dibujos, grabados y esculturas prehistóricos es la rana. El pueblo muisca, de acuerdo con la leyenda de Chía, tiene su origen en una laguna, arriba en las altas montañas, la de Iguaque, de donde emergió Bachué acompañada de un niño. Una vez adulto este niño, ella contrajo matrimonio con él, y los descendientes de este muy fecundo matrimonio fueron los orígenes del pueblo chibcha, salidos pues del agua, de una laguna entre las altas montañas. Bochica fue quien rompió las rocas para que pudieran salir las aguas que inundaban las tierras de la Sabana, por el Salto de Tequendama. Otra divinidad fue Chiminigagua, el dios Sol, y las águilas de la alta montaña fueron sus huestes para disipar la oscuridad de la noche.
Mucho se ha discutido sobre los ídolos de los chibchas. Y si es cierto que el culto al Sol y a la Luna fueron los más importantes, en donde mejor se pudo rendir ese culto fue en un escenario natural, allá donde se está más cerca del Sol y de la Luna, en la cresta de altas montañas donde viven las águilas y al pie de las pequeñas lagunas que a su vez son la entrada hacia el más allá.
A LAGUNA DE GUATAVITA[49]
4.2 LXVI figura como centro del mapa la laguna de Guatavita, como El Dorado, donde estaban las riquezas de oro y esmeraldas que buscaban con tanto afán los europeos.
Así, la laguna de Guatavita era ya, mucho antes de la Conquista española, un lugar sagrado para los feligreses chibchas (figura 31). Fue el lugar de los legendarios rituales de El Dorado, un cacique cubierto con polvo de oro que se bañaba en el centro de la laguna con ocasión de cierta fiesta religiosa. Más tarde, esta leyenda se convirtió en el imán para la conquista de las tierras que hoy son Colombia. Tanto es así, que en un mapa de la Nueva Castilla del siglo
IGURA 31. La laguna de Guatavita en el centro de un antiguo mapa de la temprana época colonial, demostrativa del interés que despertó esta laguna en relación con el famoso El Dorado.
F[50]. Su diámetro es de unos 400 m. Las laderas sobre ella son muy inclinadas (32º a 38º) y se elevan en las partes más altas a más de 100 m por encima de sus aguas. Su altura sobre el nivel del mar es de 2.990 m. En cuanto a su profundidad, esta no debe ser mayor de 10 a 12 m en la actualidad. El hecho de que hasta la fecha no se hayan encontrado restos de metal del meteorito que causó el lecho de la laguna, que se supone fue de hierro-níquel, no habla en contra de la hipótesis del cráter meteorito, porque este ha podido desaparecer en el momento mismo de la explosión por evaporación, o quizá se ha compenetrado como efecto del choque con las rocas del lugar, lo que faltaría por comprobar, o también ha podido ya haber desaparecido por oxidación, pero de ninguna manera tiene que encontrarse forzosamente en el fondo del cráter.
La ubicación de la laguna casi en la cúspide de la montaña da la impresión de un cráter (figura 32). Pero en esta Cordillera Oriental de plegamiento de rocas sedimentarias no puede haber volcanes. Ciertamente no se trata de un cráter volcánico, sino de un cráter meteorítico. M. C. Raasveldt sostiene que «el meteorito probablemente cayó oblicuamente desde una dirección oeste o sureste. Un sector situado en la margen noroeste después de la explosión se ha deslizado laguna adentro, causando aquí una entrada de la orilla que de resto es perfectamente circular […]»Cuando ya se había terminado de escribir el presente artículo, me llegó el trabajo del padre J. E. Ramírez, S. J. El lago de oro, publicación del Instituto Geofísico de los Andes Colombianos, Bogotá, 1972, del cual reproducimos la parte que se refiere al origen de la laguna.
El encanto de la ciénaga: origen y formación
El origen y formación de la laguna de Guatavita es un reto a la ciencia y su misterio hay que resolverlo.
No quisiera utilizar el lenguaje geológico, pero aquí su uso es indispensable.
En el extremo noreste de un anticlinal que se inicia en la población de Guatavita, yace una depresión que, llena de agua, forma la laguna.
Las tres capas superiores de la formación Guadalupe constituyen las rocas que bordean el agua. Son ellas areniscas, liditas y plaeners. Por ningún lado aparece la piedra caliza.
Su inclinación o buzamiento es suave en todas las partes, menos por el nororiental por donde una falla parece que atraviesa el agua del lago. Allí los estratos se alzan verticales o plegados con rumbo norte-sur.
¿Viejo volcán?
Puede el turista contemplar preciosos y solitarios lagos en los viejos cráteres volcánicos de Colombia. El departamento de Nariño tiene algunos ejemplos. En la región alemana de Eifel se encuentran lagos semejantes abiertos por una explosión volcánica y rodeados de rocas típicamente volcánicas.
Por eso la idea de un cráter de este tipo surge naturalmente en la mente, como la explicación más obvia de la depresión de Guatavita. Esto no tendría quizá réplica para el hombre común que no se ha aventurado a trepar hasta la cima sagrada ni se ha adentrado por los campos de la geología. Pero sucede que toda la región de Guatavita, en muchas leguas alrededor, ni es volcánica, ni tiene rastros de rocas ígneas.
Por la misma razón se descarta la idea de que se debió a un hundimiento a manera de vertedero (sink-hole) por disolución de la piedra caliza que subyace.
¿Impacto meteorítico?
El profesor H. C. Raasveldt, que trabajó en el Servicio Geológico de Colombia, propugnó la teoría de que un aerolito gigante de cuatro millones de toneladas proveniente probablemente del oeste o sureste, habría originado el cráter guatavitense (figura 34). Calculó así mismo que el pesado huésped podría haber penetrado en el subsuelo unos 100 m, atravesando la gruesa capa de areniscas que se fracturaron, entrando inmediatamente en el horizonte de las liditas, que se doblegaron a su paso (figura 33).
Por algún tiempo esta teoría tenía las de ganar, por la forma circular de la laguna, por las rocas cortadas a pico a su alrededor, por meteoritos abundantes encontrados en Santa Rosa y La Floresta, Boyacá, que ya suman más de 50.
Esta era también la explicación aceptada en otros lagos cráteres del mundo, como el lago Chubb en Canadá y el Crater Lake de los Estados Unidos, con pruebas de fragmentos ferrosos y de impactos.
IGURA 32. Plano topográfico de la laguna de Guatavita.
F
IGURA 33. Laguna de Guatavita.
F
IGURA 34. Esquema que explica el choque de un meteorito con la superficie de la Tierra, formando un inmenso cráter como en el caso de Noerdlinger Ries (24 km de diámetro) en Alemania. El descubrimiento de los minerales coesita y stishovita sintetizados por enormes presiones (de 20.000 a 1.000.000 de atmósferas) solamente se pueden formar en la superficie de la Tierra por impactos desde afuera, pero nunca por explosiones volcánicas endógenas. Así también se puede explicar el origen de la laguna de Guatavita, aunque todavía no se han encontrado huellas de estos minerales. Según: Das grosse Projekt, editado por Carl Zeiss Oberkochen, 1971.
FSin embargo, todos los geólogos que han examinado el anticlinal de Guatavita, aun con imanes en busca de partículas de hierro y níquel, no han podido encontrar trazas de nada. Los estudios petrográficos del borde de la depresión no han revelado características de impacto. Los exámenes químicos para concentrados magnéticos en seis pruebas de suelos y de aluviones de la vecindad de la depresión fueron negativos, especialmente en lo que se refiere a la presencia de níquel, elemento meteorítico. Es de notar también que los exámenes realizados en busca de iones de cloruros y sulfatos de las aguas de la laguna fueron también negativos.
Finalmente, algunos especialistas han afirmado, sin entrar en detalles, que las diferencias que hay entre las características del borde del cráter de Guatavita y de otros cráteres meteoríticos, son notables.
Triste conclusión: parece, contra el parecer de varios geólogos, que el adoratorio indígena de la leyenda no tiene origen celeste. De esta opinión son también los expertos en aeronáutica espacial Donald A. Beattle, Paul D. Lowman y el doctor Robert Dietz de la National Oceanic and Atmospheric Administration que visitó la laguna en los días 23, 24 y 25 de mayo, 1972 (comunicación oral).
¿Solución salina?
Los mencionados expertos en meteoritos y en otros mísiles interespaciales, apoyados por el doctor Donald T. McLauglin, asesor de Ingeominas, no sólo han descartado el concepto de un impacto sideral, sino que lo han suplantado por otro más suave y fruto del proceso de siglos. Los argumentos en que se basan le dan visos de verdad, y aunque ninguno prueba de por sí, todos ellos bien pueden hacer de la hipótesis una teoría firme.
Según ellos, la depresión del lago de Guatavita se formó por un colapso originado por la solución de las intrusiones o estratos salinos subyacentes.
El modelo así ideado es sencillo pero, ¿en qué se basa?
En pocas palabras, según esta teoría, el origen del lago sagrado fue el colapso de un techo sobre el vacío que dejara un depósito de sal disuelta en el lapso de siglos. Poco importa que el depósito tuviera la forma de diapiro o intrusión, o hubiera retenido su estratificación original, como parece más probable […].
De todos modos, resulta extraño que no se hayan interpretado las lagunas de las altas montañas siempre rodeadas de un escenario natural de montañas impresionantes, como ídolos y templos de los chibchas. Como las lagunas en Siecha, los tunjos (en el páramo de Chisacá en el macizo de Sumapaz en 3.650 msnm donde se encontraron unos tunjos de oro), la de Iguaque, en el páramo al oriente de Villa de Leyva; la de Ubaque (véase figura 29), menos alta —2.200 m— al pie de una montaña con una imponente pared vertical que a la vez indica su origen, que es resultado de esta ruptura, pero que de ninguna manera fue glacial.
Si las lagunas más grandes igualmente fueron lugares sagrados, no se sabe aún. Nada sabemos al respecto en relación con la laguna de Suesca, de un tamaño no comparable con las de Fúquene y Tota, algo más grande que la de Cucunubá, pero infinitamente más hermosa por sus formas islas y el color verde esmeralda de sus aguas. Esta laguna está ubicada igualmente en la parte alta de un pliegue terciario, donde movimientos orogénicos posteriores crearon una cuenca panda donde se forma luego el lago. Carecen estos lagos de grandes ensenarios [sic] estrechos, de imponentes paredes montañosas como la que se ve en aquellos pequeños de Guatavita, Siecha, etcétera, y quizás esta sea la razón por la cual no hayan sido utilizados como santuarios, o, por lo menos, no sabemos todavía nada al respecto.
[51], y la encontró desaguada por una compañía inglesa que estaba trabajando en su lecho, lavando los sedimentos en búsqueda de los tesoros indígenas. El relato es traducción de un libro titulado Viajes en el país de los lagos sagrados[52].
En el Anexo 1 se encuentra el relato de un viajero que visitó la laguna de Guatavita en el año de 1910La era de los canales como sistemas para interconectar la red fluvial del país aún no ha llegado. Todavía cerca del 75 % de la población colombiana vive en la región andina donde el tráfico fluvial —por la naturaleza montañosa— es desconocido y las grandes regiones de tierra plana cruzadas por arterias fluviales están hasta la fecha —si exceptuamos el río Magdalena— fuera de la ecúmene de la vida colombiana hasta el presente.
XVII surgió la idea de abrir un canal desde Cartagena hacia el río Magdalena, aprovechando las ciénagas de la depresión del dique. Tenía, pues, en el pasado histórico, una importancia mayor que en la actualidad, cuando Cartagena era el puerto principal de la Colonia y cabecera del río Magdalena, ya que Barranquilla entonces era un poblado sin mayor trascendencia. En la actualidad, el canal tiene una longitud de 114,5 km con profundidad mínima de 2,40 m. Es este el único canal existente en el país.
El río Magdalena, como vía de comunicación, hizo una excepción y dentro de su curso bajo se encuentra el único cuasicanal. Antaño existía un brazo del río en la orilla occidental, junto a la ciudad de Calamar, desde donde se inicia su delta que lleva a través de una depresión cenagosa, hacia la bahía de Cartagena. Con el tiempo esta depresión, como parte del delta, iba perdiendo su comunicación ininterrumpida con el río Magdalena y se convirtió en una región cenagosa. Desde mediados del siglo[53] por medio de canales. El más factible de estos proyectos sería un canal de 19 km para unir el caño de Cancayo, afluente del río Putumayo, con el río Caquetá, cerca de la Tagua. El Caquetá está 12 m más abajo que el Putumayo, que exigirá la construcción de por lo menos una esclusa. Otro proyecto, que comunicaría los ríos Atrato y San Juan con Buenaventura y desde este puerto por los esteros de la costa del Pacífico hacia Tumaco. La primera parte de este proyecto existió en el pasado y existe en el presente en las comunicaciones indígenas como «arrastradero». Dice don Antonio Olano en su Historia de la Gobernación y de la ciudad de Popayán en los siglos XVII y XVIII: «Establecida la navegación del Atrato empezó a discutirse desde aquel entonces la cuestión de si era o no posible hacer un canal que, uniendo las aguas del río San Pablo, afluente del Quito, y este del Atrato, con las del San Juan, a través del istmo de San Pablo, permitiera el paso de las embarcaciones del uno al otro océano […]». Desde las cabeceras de los afluentes de ambas cuencas se arrastra la canoa a través de la línea divisoria de estos por una trilla en la selva, buscando las aguas que corren en dirección opuesta. Con el proyecto de los lagos del Chocó esta vía ha cobrado nuevamente actualidad y, sobre todo, dio origen a proyectos de canales interoceánicos en territorio colombiano, que abarca en el Chocó septentrional la periferia continental suramericana entre los océanos Atlántico y Pacífico.
Existen algunos proyectos de interconectar los ríos orientalesANALES INTEROCEÁNICOS
5.1 CXIX. También es comprensible que hubiera especial interés en un canal interoceánico en dos países: en Colombia, por ser el país que era dueño de la parte más estrecha del istmo (Panamá), y los Estados Unidos, puesto que ellos mismos calificaron su intervención en Panamá como una cuestión de vida o muerte para ellos. Y así siguen las cosas aún hoy en día, porque para los Estados Unidos —hoy el Estado más poderoso del planeta— continúa siendo una cuestión de vital importancia, y para Colombia, aunque ha perdido sus tierras ístmicas panameñas, se ofrecen a través del istmo del Darién —que conectaría la América Central con el continente suramericano— posibilidades para la construcción de un canal interoceánico, y, por lo mismo, el país tiene interés en estos proyectos.
Desde los tiempos de Balboa surgió la idea de la construcción de un canal a través del istmo centroamericano para intercomunicar los dos océanos. Pero los factores del espacio y del tiempo aplazaron la iniciación de los trabajos hasta el sigloExisten en la actualidad dos posibilidades de vía interoceánica:
1. La vía desde la bahía Tuira —río Tuira—, afluente de este el río Paya, luego buscando a través de una depresión el lomerío que forma el divortium aquarium continental, el río Cacarica, afluente del río Atrato. Este trayecto sería internacional —Panamá y Colombia—, lo que dificultaría en la actualidad su ejecución.
[54] opina que «la vía más aconsejable es Atrato-Truandó». Sobre ellos, valgan los siguientes conceptos:
2. El proyecto colombiano más viable es el del río Atrato —su afluente es el río Truandó— rompiendo el divortium aquarium en la serranía del Baudó, para buscar por el río Gurviché la Bahía de Humboldt en el océano Pacífico. Al respecto, E. Hubach[55].
Con respecto a la ejecución de un canal a nivel, el terreno por el cual pasaría el canal Atrato-Truandó, exento de volcanicidad, se halla en la mayor longitud de la vía, a flor de mar. A partir de La Candelaria, en la parte norte del delta del río Atrato (golfo de Urabá) hasta cerca del río Sucio, el río Atrato es navegable para buques de alto bordo en una extensión de más de 60 km y no requiere más obras importantes de regulación que el dragado del corto sector entre dicha bahía y el fondo profundo del río. Luego el trazado puede dirigirse por terreno cenagoso, compuesto de limo y turba, hacia la cabecera de la bifurcación del lago Truandó[56] y basaltos) y de compleja estructura. Sin embargo, es de suponer que se encuentre un paso sólido. La construcción hoy en día no presenta problemas técnicos ni financieros excesivos. Las tierras por atravesar —no necesitan esclusas ni diversos niveles— aseguran movilidad, es decir, alto dinamismo. Finalmente, hay que recordar que dicha zona se halla en periodo geológicamente de hundimiento secular y cuya persistencia la prueba la gran área cenagosa del Bajo Atrato, en donde el descenso del nivel es compensado por el crecimiento de la flora cenagosa y la disposición del fango.
De ahí hasta el pie de la serranía de Baudó que bordea el Pacífico, el terreno asciende en promedio paulatinamente por capas arenosas y arcillosas consolidadas del Terciario (Oligoceno), poco falladas y plegadas, que permiten hacer la excavación sólida del lecho del canal. Finalmente, en los últimos 20 a 25 km para llegar a la bahía de Humboldt en el océano Pacífico, el canal cruzaría la serranía del Baudó, cuya altitud mínima es de 320 m, y que está partida longitudinalmente por el valle del curso superior del río Truandó. Los trabajos de este trayecto exigen especial atención, ya que se trata de la excavación voluminosa y profunda en rocas de diferente calidad (Terciario inferior, en parte probablemente metamórfico, andesitas, y hacia el mar, gabros3. El tercer proyecto de un canal sería por el río Atrato y luego su afluente, el río Napipí, a una distancia media de 60 km más al sur del río Truandó, para llegar igualmente a través de la serranía del Baudó a la bahía de Cupica. Todas estas rutas fueron estudiadas desde el siglo pasado, pero se volvieron de actualidad ante las necesidades del presente, que requiere un nuevo canal de acuerdo con las exigencias de la navegación marítima moderna. Durante varios años se efectuaron estudios nuevos, que consideraron también el uso de la energía nuclear para su construcción, desde Nicaragua hasta Colombia por parte de los Estados Unidos y los respectivos países interesados. A fines del año de 1970, los Estados Unidos se inclinaron a favor de un nuevo canal por Panamá, rechazando los demás proyectos.
En una ya antigua descripción geográfica de Colombia del año de 1930, se lee:
[…] Las costas colombianas están bañadas por dos océanos. Entre estos se extiende hacia América Central el estrecho istmo del Darién-Panamá. Hasta el año de 1903, cuando los Estados Unidos lograron la separación de Panamá, indispensable para el dominio del futuro canal interoceánico, este istmo era parte de Colombia […] de acuerdo con su ubicación geográfica —único país suramericano con costas en los dos océanos— Colombia debe orientar su mirada hacia ambos lados.
La costa es más que una línea de contacto entre el mar y la tierra firme. Ella constituye un espacio tridimensional de la lucha entre las tres grandes esferas de la corteza terrestre: la litosfera, o sea la tierra firme, la hidrosfera, o sea, en este caso el mar y los ríos que corren hacia este, y la atmósfera. Luego la fuerza telúrica que provoca las mareas es otro factor importante que actúa en la zona de transición que constituye la costa.
[57] distingue entre costas geotectónicas y costas geomorfológicas. La definición geomorfológica se basa menos en la forma de la costa como tal, sino más bien en el relieve adyacente de la tierra firme de la cual es costa (hinterland) (figura 35). A esta faja costanera se le calcula una anchura hasta de 16 km. Así lo muestra McGill (1958) en su mapamundi escala 1:25.000.000, en primer lugar, las Major coastal landforms, una faja de tierra de 8-16 km de anchura.
La tipificación general de las costasLa clasificación definitiva acostumbrada de las formas de las costas se inicia con la clásica descripción según su perfil, si es acantilado, plano, etcétera, pero cada vez adquiere más importancia el estudio de la parte submarina de la costa que forma el zócalo o plataforma continental (continental shelf), que se basa en la geotectónica que estudia dirección y desarrollo de la costa en relación con la estructura geológica de la tierra de la cual es costa. Es decir, la costa es la prolongación de la tierra firme en el zócalo continental submarino. Esta observación es importante en cuanto a la repartición de la plataforma continental en aguas de un golfo cuyas costas pertenecen a diferentes países.
A PLATAFORMA CONTINENTAL
6.1 LLa corteza de la tierra se caracteriza por tener cinco «pisos» de diferentes niveles. El más alto se inicia alrededor de los 1.000 msnm: es el piso de las culminaciones de escasa extensión. El segundo constituye la llamada llanura continental, que baja desde el límite con el anterior hasta unos 200 m por debajo del nivel el mar y es extenso. La parte inundada por el mar constituye la llamada plataforma continental (continental shelf). Luego sigue una pendiente y fuerte grada que lleva cerca de los 4.000 m a la denominada llanura abisal de las grandes profundidades, que abarca las mayores extensiones sobre el globo, y de los 6.000 m en adelante se inicia otra grada que conduce a las muy hondas fosas submarinas.
Ahora bien, se habla de plataforma continental
[58].
[…] Cuando la tierra sigue un declive uniforme en dirección a la plataforma continental y no experimenta cambio alguno de ángulo al llegar a la orilla del mar, se considera comúnmente que el borde de la plataforma representa el antiguo límite del continente […]»
IGURA 35. Esquema general de la terminología costanera.
FEn tiempos históricos, el mar interesaba únicamente como vía de comunicación para llegar a la tierra firme, y el dominio de estas rutas marítimas fue el más grande objetivo de la política mundial durante muchos siglos. La posición y dominio de tantas islas y puntos estratégicos en las costas del globo entero es la explicación e historia del Imperio Británico. Pero hace muy pocos años —cuando se descubrió que debajo del mar, en la plataforma continental, había recursos minerales, petróleo especialmente, y como las técnicas de perforación en aguas profundas están ahora lo suficientemente avanzadas para poder explorar bajo las aguas el fondo oceánico de las plataformas continentales—, el interés y la política hacia esta parte de los mares cambió totalmente.
Así surgió hace unos veinte años el interés por el subsuelo de la plataforma continental en todos los países con costas marinas, y acentuado todavía por una posible crisis político-estratégica de la producción de petróleo en el futuro próximo. En el año de 1964 se estimaba que la producción de petróleo crudo en el mundo no comunista se aproximaba a los 25 millones de barriles diarios y que necesitaría aumentarse en otros 20 millones de barriles diarios hasta el año de 1975, para mantenerse al día con el crecimiento de la demanda que ahora parece duplicarse en cada década.
OPEP) acordaron un aumento en los precios del petróleo. La mayoría de los países productores de petróleo en el Cercano Oriente se asociaron en un trust monolítico de oferta, creando así una nueva situación entre los países productores y consumidores que, por lo pronto, logró todos sus deseos en cuanto a los nuevos precios exigidos por ellos. Las posibilidades de otras fuentes de producción, por ejemplo en el Mar del Norte y en los mares de la Indonesia, todavía están muy lejos de ser realidad y no influyen en la política petrolera actual, aparte de que Indonesia, para el mercado europeo, estaría demasiado lejos.
Aprovechándose de esta necesidad y de la situación política, los países productores y exportadores de petróleo (Pero esta nueva política petrolera del Medio Oriente, fuente principal de abastecimiento para Europa Occidental, hace que estos últimos países miren con interés a los países petroleros latinoamericanos y, como es natural, especialmente a Venezuela.
Para cubrir este aumento mundial y un eventual mercado europeo más grande, hay tres posibilidades: primera, tratar de elevar las actuales tasas de recuperación de yacimientos comprobados; segunda, mediante el establecimiento de métodos económicos para la explotación de subproductos del petróleo (la enorme faja bituminosa del Orinoco en Venezuela) actualmente no utilizables, y tercera, por medio de nuevos descubrimientos de petróleo. Entre las zonas que lucen más prometedoras está el golfo de Venezuela, que en su totalidad es parte de la plataforma continental y enmarcada por la península de La Guajira (la parte colombiana y la parte venezolana), y la península venezolana de Paraguaná con aguas internacionales entre las aguas territoriales de ambos países.
[59].
El golfo de Venezuela se extiende en una superficie de más de millón y medio de hectáreas que, por su proximidad al lago (Maracaibo) y su configuración geológica, permiten abrigar la esperanza de que contengan petróleo. Hoy en día, sin embargo, el golfo de Venezuela constituye una de las mayores incógnitas del panorama petrolero venezolano: lo único indudable en tanto el taladro resuelva si existen o no acumulaciones comerciales de petróleo, es que su explotación habrá de ser más costosa por las mayores dificultades que habrá que encarar en la exploración y explotaciónSegún este escrito, y muchas otras declaraciones, también oficiales, Venezuela considera el golfo de Venezuela como aguas internas pertenecientes a su territorio nacional.
A CONVENCIÓN DE GINEBRA SOBRE «PLATAFORMA CONTINENTAL»
6.2 LTodas las nuevas situaciones exigen nuevos criterios y conceptos para enfrentarse y vivir con ellas. Es imposible resolver algo totalmente nuevo con criterios históricos inadecuados, que no pueden ayudar a formar las bases de una convivencia en un mundo nuevo. Y el aprovechamiento de la plataforma continental es algo muy nuevo y diferente de lo que hace veinte años todavía no era posible. Aquí cabe mencionarse la actitud política de Alemania al haber reconocido la pérdida de una tercera parte de su territorio, y el restante dividido en dos estados antagónicos, reconociendo, sin embargo, una realidad dura pero cierta que existe ya desde hace veinticinco años, empezando una nueva vida con una nueva mentalidad. Este mismo país, en un caso similar respecto del aprovechamiento de la plataforma continental del Mar del Norte, alegando circunstancias especiales debido a la forma de su costa sobre dicho mar, que redujo bastante su participación en ella, recurrió a la Corte Internacional de La Haya, sometiéndose, lo mismo que sus vecinos (Holanda y Dinamarca) de antemano al fallo de la Corte (figura 36).
IGURA 36. La aplicación de la «línea media» en el Mar del Norte, donde fue demandada por la República Federal de Alemania contra sus vecinos Dinamarca y Holanda, sometiéndose los tres países interesados de antemano al fallo de la Corte Internacional, que fue desfavorable a Alemania. Adaptado de la figura original presente en Geographical Review, de enero de 1966. Reelaboración: Manuel Velandia.
FPero bien, aparte de apelar a la comprensión de los interesados, las nuevas situaciones deben ser internacionalmente reglamentadas y reconocidas. Esto se logró en la Convención de Ginebra sobre plataforma continental en el año de 1958, la cual fue firmada por 46 naciones (29 de abril), entre otras, por Colombia y Venezuela, aunque, este último país, con reservas.
En el artículo primero de esta convención se dice que el territorio «plataforma continental» se usa en referencia a lo siguiente:
a) El lecho marítimo y el subsuelo de las regiones marítimas adyacentes a la costa, pero fuera del mar territorial, hasta una profundidad de 200 m o, más allá de este límite, hasta donde la profundidad de las aguas súper adyacentes admite la explotación de los recursos naturales de las mencionadas áreas.
b) Al lecho del mar y el subsuelo de áreas submarinas similares adyacentes a las costas de islas.
Más adelante la Convención determina que el Estado costanero tiene derecho costanero de soberanía sobre la plataforma continental, para fines de explorarlo y explotar sus recursos naturales. Luego define el término «recursos naturales». Estos consisten en recursos minerales y otros recursos no vivos del lecho del mar y del subsuelo, juntamente con organismos pertenecientes a las especies sedentarias, o sea, organismos que, en la etapa cosechable, o están inmóviles sobre o debajo del lecho del mar, o son incapaces de moverse, salvo en constante contacto físico con el lecho del mar o el subsuelo.
El artículo 6 de la Convención de Ginebra se refiere a la limitación entre partes de la plataforma continental pertenecientes a diferentes Estados, en la siguiente forma:
1. Cuando la misma plataforma continental está adyacente a los territorios de dos o más estados cuyas costas están opuestas entre sí, el límite de la plataforma continental perteneciente a tales estados será determinado por convenio entre estos. A falta de convenio, y a menos que se justifique otra línea fronteriza por especiales circunstancias, el límite es la línea media, cuyos puntos todos estén equidistantes de los puntos más cercanos de las líneas básicas desde las cuales se mida la anchura territorial de cada Estado.
El criterio de que un sólo Estado de los dos adyacentes que forman con su territorio el golfo de Venezuela podría reclamar como aguas nacionales todo el golfo de Venezuela, está descartado por las dimensiones que ofrece este y por la tridimensionalidad genética del hinterland —costa— plataforma que determinan sus características físicas y su forma. Esta última está dada por las dos penínsulas, la de Paraguaná en el oriente y la de La Guajira en el occidente, que en su mayor parte pertenecen a Colombia.
El hecho de que el golfo está formado por dos penínsulas es determinante para todo lo relacionado con el zócalo peninsular y repercute en el orden político y económico de la península y su plataforma continental, y exige la aplicación del concepto de la proporcionalidad espacial en relación con la correspondiente plataforma continental, ya que no puede haber una península sin plataforma (figura 37). Lo que determina el golfo de Venezuela son las dos penínsulas en primer lugar, y sólo en segundo lugar las costas de estas penínsulas le dan la forma a este. La costa de la masa terrestre continental no se considera en este caso, porque el golfo de Venezuela está formado y ubicado costa afuera por las mencionadas penínsulas y no costa adentro, donde esta sería lo definitivo para su existencia.
Surgen, pues, en la actualidad problemas que todavía hace pocos años eran desconocidos. Como ya quedó dicho, para su solución se necesita la aplicación de una razonable proporcionalidad basada en las dimensiones espaciales de la península de La Guajira, en cuanto a su doble estatuto político. Luego, obtenida esta, se aplica mediante una delimitación de las áreas marinas del golfo, de acuerdo con los principios de equidad basados en la línea media. Si un arreglo en esta forma no fuera posible, se debe buscar un acuerdo entre los dos estados colindantes que culmine sobre la base de criterios nuevos y, de acuerdo con la necesidad regional continental, un régimen de jurisdicción conjunta de uso o explotación para las zonas en disputa, considerando para tal fin los efectos, presentes o futuros, de cualquiera otra delimitación de la plataforma continental entre los dos países.
IGURA 37. Límites laterales jurisdiccionales de zonas contiguas. La situación de Colombia y Venezuela en el golfo de Venezuela ilustra problemas típicos en la definición de un límite en el agua desde la tierra hasta el «borde» supuesto de la «plataforma continental». El «límite» jurisdiccional «normal» que se inicia en el término costero del límite terrestre demarcado (11º 61’ 0,7” 0.41 N, 71º 19’ 19” 0.80 O) se desarrolla describiendo envolventes de arcos de círculo a intervalos sucesivos de 3, 6, 9, etcétera, millas náuticas, hasta que crucen el supuesto borde de la plataforma continental (en este caso un poco antes de la intersección de la envolvente de 45 millas). Esta línea jurisdiccional «normal» no considera las islas de los Monjes adscritas a Venezuela y Aruba (pertenece a Holanda). Se presenta una línea alternativa (…), y se asume que los dos países estuvieron de acuerdo en involucrar las islas de los Monjes. En este caso, la línea desarrollada después de llegar a un punto a 27 millas de tierra firme de los dos estados, conecta intersecciones de arcos de 24, 21, 18, 15 y 12 millas de radio a medida que se aproxima a las islas. Entonces, debido a que los arcos de las 9 millas no se intersecan, una larga línea recta conecta dos intersecciones de arcos de 12 millas antes de ampliarse nuevamente a arcos de 15 y 18 millas, que presumiblemente llevan la línea hasta (y más allá) del borde de la «plataforma continental».
FA COSTA DEL CARIBE
6.3 LEn Punta Gallinas (Guajira) se dobla la línea de la Costa Atlántica en dirección al golfo de Maracaibo. Hacia el occidente sigue la plataforma guajira, formando varias bahías en forma circular hasta el Cabo de la Vela. De aquí hasta el Cabo San Juan de Guía, formado por unas aristas de la pirámide orográfica de la Sierra Nevada, sigue una costa plena y progresiva, cubierta de dunas y albuferas. Así que su costa dibuja una comba y no hay islas y pocas tierras anegadas. La costa guajira está acantilada en el norte y cubierta de dunas y algunas albuferas en la parte meridional. Luego los ríos de la Sierra Nevada de Santa Marta han formado un andén que se ensancha hasta confundirse con la plataforma guajira. Más al occidente la costa es muy escarpada y rocosa, porque la Sierra Nevada llega hasta el mar formando una típica costa de ríos. A continuación la costa se vuelve baja y anegadiza y por la boca de la Ciénaga Grande de Santa Marta se comunica con una vasta zona semiacuática hasta la desembocadura del río Magdalena. Las Bocas de Ceniza llevan este nombre por las enormes cantidades de sedimentos que lleva el río y que forman una barra en su boca. De aquí al occidente empieza el tramo occidental. A pesar de que la costa aquí ha sido formada, en gran parte, por las digitaciones de las cordilleras Occidental y Central, es baja y pantanosa con albuferas que se conectan con las ciénagas del sistema fluvial. Desde Cartagena hasta las puntas de San Bernardo y de Broqueles, entre las cuales se abre el golfo de Morrosquillo, hay una serie de islas, unas junto a la costa: Tierra Bomba, Barú, que forman la bahía de Cartagena y mar adentro las islas del Rosario y de San Bernardo. Luego la costa forma el golfo de Urabá, para llegar al occidente de este al Cabo Tiburón en el límite con Panamá.
OS DELTAS SOBRE EL MAR CARIBE
6.4 LExisten las tipologías del delta abanico del río Atrato en la orilla occidental del golfo de Urabá. El delta de flecha litoral del río Sinú, primero en el golfo de Morrosquillo —bahía de Cispatá— y hoy por una nueva boca —la de Tinajones— forma un delta de abanico. El caso del río Magdalena es especial, porque el río había configurado un delta interior y en la actualidad está compuesto por dos Nehrungen (flechas litorales) las de Salamanca y la isla Verde, al oriente y occidente de Bocas de Ceniza, respectivamente.
L CASO DEL DELTA DE TINAJONES
6.4.1 EEl río Sinú desembocaba con la mayor parte de sus aguas a través del caño de Cispatá —que era navegable para goletas que navegaban entre Cartagena y Lorica—, ubicado en la parte suroccidental de su delta en la bahía de Cispatá. Sus aguas, muy ricas en materias sustantivas para las plantas, eran la base para el cultivo de arroz en las llanuras de inundación en ambas orillas del brazo principal del río y de sus ramales (caños) en el delta. La parte norte del delta —con el caño salado— parece que fue alguna vez el brazo principal, pero hoy no recibe aguas del río (el nombre lo dice); está cubierto por manglares. Entre los manglares y los bosques de galería de los brazos con agua dulce están ubicados los cultivos de arroz, y las viviendas de los cultivadores sobre los diques aluviales de los caños, algo más elevados.
Pero desde el año de 1938 la desembocadura del río Sinú, y con ella todo el sector de la costa, sufrió trascendentales cambios debido a la ruptura —provocada por la apertura de una boca para aprovechamiento del agua como riego fertilizante— en Tinajones, a través de los barrancos de la playa, abriendo una nueva boca hacia el mar; llevándose en la actualidad cerca de 9 de 10 partes del agua del río (figuras 38, 39, 40 y 41). Como consecuencia, el mar avanzó sobre el delta y el caño Cispatá y destruyó con su agua salada los cultivos de arroz de los pequeños campesinos, creando un problema económico y social de grandes dimensiones.
L DELTA DEL RÍO MAGDALENA, BOCAS DE CENIZA
6.4.2 EEl delta actual del río Magdalena, si exceptuamos las aguas que se pierden por el Canal del Dique y otras que van a la Ciénaga Grande de Santa Marta, constituye un plan aluvial al norte y este, de una sólida formación terciaria, sobre la cual se encuentra la ciudad de Barranquilla (véase figura 46). La poca estabilidad de la desembocadura de Bocas de Ceniza desde el año de 1787 hasta 1920 la muestra un cartograma (figura 42) de la casa Black Mackeneg.
[60].
La importancia política que ha tenido el río en el pasado desde la Conquista española hasta la guerra de la Independencia, y luego como vía —casi exclusiva— del comercio exterior, es suficientemente conocida. Menos conocido, pero aún más importante, va a ser el papel del río en el futuro desarrollo del país. Según la casa Apvon y Duque Ltda., que muestra la posición y ubicación de la hoya del río dentro del país y el posible mejoramiento de las condiciones de navegación y aprovechamiento integral de la hoya, comprueba esta importancia y optimismo hacia el futuro. En relación directa con esta importancia se debe considerar el problema de Bocas de Ceniza y sus obrasEl Terminal Marítimo Fluvial es el puerto de Barranquilla, con prolongación fluvial hacia el interior del país. Su conexión con el mar se hace por Bocas de Ceniza.
[61].
Entre 1877 y 1883 entraron por Bocas de Ceniza 106 vapores con 86.024 toneladas de registro y 449 buques de vela con 76.637 toneladas. Posteriormente se disminuyó la frecuencia de entradas al ponerse al servicio el muelle marítimo de Puerto Colombia, a 10 millas al oeste de Bocas de Ceniza, así como el ferrocarril denominado de Bolívar, que conectando a Barranquilla primeramente con Salgar (año de 1872), luego se prolongó hasta Puerto ColombiaPero la costa al occidente de Bocas de Ceniza no ofrece facilidades para un puerto, y la única solución de un puerto para Barranquilla es la entrada por Bocas de Ceniza. En el año de 1876 se dictó la primera ley, condenando la habilitación de Bocas de Ceniza.
IGURA 38. Delta del Tinajones en el año: 1945: muestra el nuevo delta del río Sinú en Tinajones, siete años después de que el río irrumpió en la costa. Se observa el cuello artificial del meandro que fue cortado, con el fin de encauzar nuevamente el río hacia la bahía de Cispatá. El brazo occidental del meandro fue separado del río en su parte sur. El delta se formó rápidamente a causa de la morfología submarina costanera panda. Las aguas marinas, turbias por los sedimentos del río, dejan reconocer la dirección de las corrientes costaneras.
F
IGURA 39. Delta del Tinajones en el año 1957: el brazo occidental del antiguo meandro se transformó en un cauce de aguas muertas. El delta creció enormemente en la dirección que indicaron las aguas turbias en la foto anterior. Se han alcanzado los límites de crecimiento del delta en su primera fase de acuerdo con la morfología costanera, la cual se refleja en la red hidrográfica del nuevo delta. Las zonas turbias marinas costaneras pandas han desaparecido, se logró un nuevo equilibrio geomorfológico en la costa progresiva del delta. Claramente se observa la fuerte disminución en el volumen de agua en el antiguo cauce principal del río hacia la bahía de Cispatá, lo cual provocó el problema espacio-socio-económico de un numeroso grupo de pequeños campesinos arroceros, cuyas tierras en el delta de Cispatá fueron invadidas por el agua salobre del mar, debido a la alteración en el equilibrio entre el agua dulce del río y el mar. Cerca de la costa se ve otro antiguo cauce del río que en la actualidad y de tiempo atrás lleva agua salobre y en sus orillas vegetación de mangle.
F
IGURA 40. Delta del Tinajones en 1968: en comparación con la foto anterior de 1957, muestra un crecimiento mucho más lento que durante el periodo de 1945 a 1957. Esto indica una consolidación del terreno ganado en el delta, debido a un nuevo equilibrio geomorfológico costanero logrado, lo cual determina ahora una lenta expansión sobre la faja costanera, de acuerdo con sus corrientes. El río trata de cortar por el cuello al último meandro que se estrecha cada vez más. Todavía se observa muy claramente la antigua costa. Las fotos deben compararse con la figura 41.
F
IGURA 41. El desarrollo de Boca de Tinajones del río Sinú, según C. Troll, en «Erdkude», Bonn, 1965.
F
IGURA 42. Localización del delta correspondiente al río Magdalena en 1780. Según: Eduardo P. Rico, 1969, Las obras de Bocas de Ceniza, Colpuertos, Bogotá.
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IGURA 43. La costa del mar Caribe entre Isla de los Gómez y Morro Hermoso en 1843 (debe compararse con el mapa actual). Según: Eduardo P. Rico, 1969, Las obras de Bocas de Ceniza, Colpuertos, Bogotá.
F
IGURA 44. Esquema informativo que muestra el trayecto del río Magdalena desde Barranquilla hasta el mar Caribe en 1924. Según: Eduardo P. Rico, 1969, Las obras de Bocas de Ceniza, Colpuertos, Bogotá.
F
IGURA 45. Indicación de la longitud construida de los tajamares en la desembocadura del río Magdalena en octubre de 1934, once meses antes del primer deslizamiento. Según: Eduardo P. Rico, 1969, Las obras de Bocas de Ceniza, Colpuertos, Bogotá.
FL PROBLEMA DE BOCAS DE CENIZA
6.4.3 E[62].
El río ha venido transportando con el trascurso de los años miles de toneladas de detritus, no sólo en suspensión sino arrastrados a lo largo de su lecho, materiales que, al llegar a la desembocadura, por pérdida de velocidad del agua del río y por otros factores, en parte se depositan para formar una barra, originándose entonces diversos canales, a su turno variables, tanto en ubicación como en profundidad. Precisaba entonces regularizar la boca del río con base en un confinamiento entre los dos diques que habían de limitar una sección de descargue de área tal, que al ser suficientes para evaluar las aguas de crecida, no fuera tan extensa en las de estiaje como para provocar subidas del lecho por rellenamiento con perjuicio de la profundidad requerida para el paso franco de las embarcacionesConvenciones figura 46 (página siguiente):
1. Agua (lagunas, ciénagas, ríos).
2. Vegetación hidrófila (manglares).
3. Planos aluviales de arroyos secundarios.
4. Aluviones formados por el río Magdalena.
5. Bancos de lodo, frecuentes debajo del agua.
6. (Blanco). Playones, vestigios, barras e islas formados de lodo aportado por el río Magdalena.
7. Arena que el viento lleva desde la playa costa adentro (por ejemplo, la costa de Bocas de Ceniza).
8. Acumulaciones más viejas de arena, ahora inmóviles. Deducido morfológicamente.
9. Arenas y dunas depositadas por el viento sobre aluvión.
10. Arenas y dunas depositadas por el viento, sobre afloramientos del Terciario.
11. Material detrítico de ladera.
12. Horizonte inferior del Terciario superior (Mioceno).
13. Horizonte superior del Terciario (Mio-Plioceno).
14. Terreno sumergido y consumido por el mar.
15. Terrenos que se formaron en Bocas de Ceniza desde 1937.
16. Canteras.
17. Rumbos y buzamientos a), a veces casi horizontales b), con flecha c).
18. Represas (diques).
X, n.º 40, Págs. 175-198, Bogotá.
Según: H. C. Raasveldt y Antonio Tomic, 1958, «Lagunas Colombianas», Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, vol.
IGURA 46. Barranquilla y sus alrededores.
FEl río transportó anualmente un promedio de 125 millones de m3 de material, estimándose que a la barra van a depositarse 30 millones.
Las marejadas del noreste tienen poca incidencia sobre la costa situada al oriente de la desembocadura y, por tanto, es insignificante la cantidad de material que de allí se desplaza hacia la barra; en cambio, sí afectan la costa del oeste (la destrucción de los puertos en Salgar y Puerto Colombia).
La marea apenas es de 0,60 m, sin que se presenten por ella corrientes en las costas ni reversión en la corriente del río, notándose que el aumento en flujo del río como resultante del oleaje apenas oscila entre 1,3 % y 3,4 % de lo normal.
El descargue del río oscila entre 2.000 y 12.000 m3 por segundo, siendo las máximas entre julio y noviembre de cada año.
[63].
El problema de Bocas de Ceniza consiste, pues, en encauzar aquí el río por medio de dos diques o tajamares, impidiendo su desplayamiento y aumentando su velocidad para que lleve consigo los sedimentos mar afuera. Sin embargo, no se puede evitar la formación de una barra, a través de la cual debe ser permanentemente dragado un canal para la navegación. Periódicamente se producen deslizamientos de la barra hacia el profundo valle submarino del delta, ocasionando corrientes de arena hacia él, y poniendo en peligro la obra de los tajamares, pero el libre paso por Bocas de Ceniza es esencial para Colombia, ya que ella constituye su salida natural al mundoUERTOS SOBRE LA COSTA ATLÁNTICA
6.5 PSanta Marta, situada en una magnífica bahía y puerto principal, hasta hace algunos años, de exportación de bananos, era el más antiguo de los puertos colombianos. Luego fue remplazado por Cartagena, que está comunicado con el interior del país por el Canal del Dique y el río Magdalena. En la actualidad, el puerto y ciudad más importante sobre la Costa del Caribe es Barranquilla, convertida hoy, por medio de un canal a través de la barra de Bocas de Ceniza, en puerto marítimo y fluvial sobre el río Magdalena, a 18 km de su desembocadura. Con la llegada del Ferrocarril del Atlántico a Santa Marta, que comunicó este puerto con Bogotá, tuvo esta ciudad un gran incremento de población y desarrollo.
Lleva esta costa una dirección longitudinal y paralela a la Cordillera Occidental en el sur y a la cordillera del Baudó y de la costa en el norte. Tiene formas más regulares y la saliente más acentuada es la del Cabo Corrientes, que la divide en dos secciones desiguales y de naturaleza distinta. Hacia el norte, la costa es rocosa y alta, con hondas bahías y ensenadas, que constituyen puertos excelentes, pero carecen de comunicaciones con el interior, como las de Humboldt, Cupica, Solano y Utría. De Cabo Corrientes hacia el sur, la costa tiene el doble de extensión que la anterior, y el trayecto hasta la Bahía de Buenaventura constituye una costa de transición con playas, entre rocosa y alta y pantanosa baja con manglares. A partir de Buenaventura, la costa es un inmenso andén aluvial sobre un zócalo metamórfico de la cordillera costera hundida, de la cual la isla Gorgona permanece como testigo y está convertida, por el gran número de ríos que descienden de la Cordillera Occidental, en un inmenso delta de embudos. Los ríos San Juan, Micay, Patía y Mira —los de mayor importancia— dividen esta costa, de más de 700 km, en un laberinto de islas y playones divididos por caños y esteros, que se utilizan para la «navegación por dentro».
UERTOS SOBRE LA COSTA DEL PACÍFICO
7.1 PBuenaventura, situada sobre un zócalo rocoso en la bahía del mismo nombre, es hoy día el principal puerto colombiano comunicado por carretera y ferrocarril con el interior del país.
Tumaco, igualmente construido sobre una isla, es un puerto regional para el sur del país. Los demás puertos pequeños como Guapi, Ciudad Mutis (Bahía Solano) y otros más pequeños, sólo tienen importancia para un incipiente tráfico de cabotaje.
AS MAREAS
7.2 LEn la costa del Caribe, como se ha dicho, no tienen importancia porque su desnivel máximo no llega a 50 cm.
En la costa del Pacífico alcanzan alturas entre 4 y 6 m y determinan la navegación en los esteros, que son brazos de mar y de ríos en el andén aluvial de la costa; entre la tierra firme y la orilla del mar los esteros son muy pantanosos y poseen alta y tupida vegetación de mangle. Existe en ellos una quietud y humedad atmosférica favorables a la producción y supervivencia de los mosquitos. Los esteros constituyen las únicas vías de comunicación de extensos sectores de la costa, realizándose por ellos la llamada «navegación por dentro», ya que el mar es peligroso para pequeñas embarcaciones. Sobre ellos se realiza todo el tráfico al sur de Buenaventura en más de 700 km durante la marea alta exclusivamente. Durante la marea baja, muchos esteros están secos o no tienen suficiente agua, quedándose varadas las embarcaciones; además existen en ellos, a veces, obstáculos, como troncos caídos que impiden la navegación. El cinturón del mangle sobre el andén aluvial de la costa está interrumpido por las bocanas de los ríos, que forman en su desembocadura la bocana, una salida al mar en forma de un ancho embudo en el aluvión, producto de la fuerte marea que aquí se siente hasta 20 km río arriba, y de las abundantes y tormentosas aguas de la cordillera. Estas bocanas constituyen enclaves climáticos favorables, y es aquí donde se encuentra la escasa población de esta región.
Un zócalo volcánico submarino, localizado entre los 12º y 16º latitud norte y los 78º y 82º longitud oeste de Greenwich en el Caribe, constituye el archipiélago de San Andrés y Providencia, formado por dos islas mayores: la de San Andrés, de unos 10 km de largo y 3 a 5 de ancho, y Providencia, de 5 km de largo y 4 de ancho, y junto a esta, la pequeña isla Santa Catalina. Las islas están circundadas por bancos, emergencias coralinas raras y peladas, y algunos cayos. La superficie terrestre de este archipiélago llega a 55 km2 y sus 5.800 habitantes viven de la pesca y la palma de coco. En el océano Pacífico, bajo 4º latitud norte y los 82 ½ longitud oeste, se encuentra la isla Malpelo, de 2,5 km de largo y 1 km de ancho, más dos islotes; todo el grupo es de formación rocosa.
[38] Se prefiere el uso del adjetivo ‘chocoense’ frente al término ‘chocoano’ en esta edición, por ser muy propio del profesor Guhl [Notas del Editor].
[39] Vareschi, Volkmar, 1959, Orinoco arriba, Caracas: Editorial Lectura.
[40] Raasvelt; Tomic, 1958, «Lagunas colombianas», Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, vol. X, n.º 40.
[41] Wilhelmy, Herbert, 1958, «Umlaufseen und Dammuferseen tropischer Tieflandfluesse», Zeitschrift für Geomorphologie, Berlin.
[42] Para mayores detalles, consúltense las correspondientes planchas de la carta 1:100.000 del Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
[43] Parsons, James J. 1966, «Los campos de cultivo prehispánicos del bajo San Jorge», Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, vol. XII, n.º 48.
[44] «El acueducto», en el original.
[45] Mayores informaciones en la Geografía extensa de Colombia que está en preparación [Nota original del autor].
[46] En Italia se construyeron desde el año de 1951 unos 4.000 lagos de colinas, número que se piensa aumentar hasta unos 50.000 para regar y para uso interior de un millón de hectáreas. La ventaja de los lagos de colina está en su construcción simple, y de que suministra trabajo e ingreso a la población campesina que sufre de desocupación camuflada.
[47] Guhl, Ernesto. 1962, «Países en desarrollo y reforma agraria», Universitas n.º 22.
[48] Fuente de los datos: Compañía Minera Chocó-Pacífico.
[49] Se utiliza la palabra laguna como toponímico de la región.
[50] Raasveldt, M.C. 1954, Los enigmas de la laguna de Guatavita Bogotá: Instituto Geológico Nacional; Ministerio de Minas y Petróleos.
[51] En el texto original el relato se encontraba a continuación. [Nota del editor].
[52] Beisswanger, Konrad, 1911, Im Lande der heiligen Seen-Reisebilder aus der Heimat der Chibcha-lndianer (Kolumbien). Nurenberg.
[53] Castrillón Muñoz, Tomás. 1964, Memoria de obras públicas. Bogotá.
[54] Conferencias dictadas en 1960, a raíz del Primer Congreso del Litoral Pacífico (Castrillón Muñoz, Tomás. Memoria de obras públicas. Bogotá: 1964).
[55] En el original «Trusandó».
[56] En el original «grabos».
[57] Westermann Lexicon der Geographie, 1969, tomo II. Braunschweig: pág. 918.
[58] Moore, W. B. 1957, Diccionario de Geografía, Madrid: Editorial Dossat.
[59] Rodríguez Eraso, Guillermo. 1968, «El reto del petróleo venezolano», El Farol, n.º 225: págs. 17-26.
[60] Rico, Eduardo, 1969, Las obras de Boca de Ceniza, Bogotá: Colpuertos.
[61] Detalladamente se trata este problema en Geografía extensa de Colombia, en elaboración.
[62] Rico, P. E., Op. cit.
[63] En la Geografía extensa de Colombia se trata este problema detalladamente. Un excelente estudio es el de Troll, C. y Schmidt-Kraepelin, E, 1965, «Das neue Delta des Rio Sinú an der karibischen Küste Kolumbien», Erdkunde, vol. XIX, n.º 1.
N COLOMBIA, COMO EN CUALQUIER otra parte del mundo, se oye hablar diariamente del buen tiempo o del mal tiempo. En épocas pasadas, las lluvias hicieron crecer las quebradas y los ríos, imposibilitando su cruce. En la actualidad, la salida y llegada de los aviones dependen del estado del tiempo. Pero hoy, como antes, el tiempo favorece o amenaza los cultivos y sigue siendo una de las condiciones básicas de nuestra vida. De él depende nuestra salud, nuestras formas de vivir y de trabajar.
EEl clima es el conjunto de los diferentes «estados de tiempo posibles» que se presentan sucesivamente a través de largos periodos, su desarrollo cíclico anual típico y sus oscilaciones diurnas.
Los diferentes climas de la tierra tienen una influencia variada sobre los hechos hidrológicos, biológicos y económicos; ello se debe, en primer lugar, al desarrollo anual de los fenómenos geofísicos de la atmósfera y sus efectos sobre la litosfera, hidrosfera y biosfera. Así, el régimen hidrológico de una región y sus cuencas fluviales, la ecología de las asociaciones vivas, inclusive las enfermedades endémicas y sus vectores, el ciclo anual de los trabajos agrícolas, las migraciones de hombres y animales, hasta las costumbres y culturas religiosas de los pueblos, son influidas —y a veces dominadas— por los fenómenos naturales estacionales y anuales del clima.
Todos los factores que determinan el clima influyen a través de este sobre la corteza terrestre y sus formas, de acuerdo con su composición rocosa. Según el elemento climático que predomine, resultan determinadas formas típicas de erosión; las acciones químicas o mecánicas de esta pueden ser alteradas a causa de cambios climáticos, y así también las formas de la superficie sólida de la tierra. Del clima también depende el límite inferior de la nieve, la extensión de los glaciares, el límite en altitud del bosque, los límites de sequía y humedad, e igualmente, el proceso de la sedimentación.
IGURA 47. Clima-diagramas que muestran las diferencias entre los trópicos húmedos (Andagoya) y el «polo del frío» del mundo habitado por el hombre (Verkhoyansk).
Fª Corresponde a la actual Federación de Rusia
Las características geográficas de Colombia que determinan su clima son principalmente tres, a saber:
A POSICIÓN GEOASTRONÓMICA
2.1 LEl país está situado entre 12,5º latitud norte y algo más de 4º latitud sur. Por ello, dos tercios de su territorio se ubican en aquella parte de la zona intertropical que se caracteriza por dos épocas de lluvia y dos épocas secas, o de escasa lluvia, en un mismo año.
La duración de la radiación solar es prácticamente igual durante todo el año, ya que la diferencia entre máxima y mínima radiación es aproximadamente de 35 minutos en su capital, Bogotá, sobre 4º 13’ N, y la fluctuación en la altura cenital del sol durante el año tampoco es considerable (27º), lo que impide fluctuaciones anuales de temperatura y con ello un ciclo térmico estacional anual. En contraste, se produce un típico clima tropical de ciclos térmicos diurnos (véase figura 18, termoisopletas).
La tabla 17 ilustra el curso del sol a través del año sobre una zona central de Colombia:
ABLA 17. Salida y puesta del sol sobre 5º latitud norte en los días de culminación[64] y en los solsticios
TFecha |
Hora de salida del sol |
Altura cenital máxima |
Hora de puesta de sol |
Duración del sol sobre el horizonte |
Diferencia entre los días más cortos y los más largos, en los dos periodos anuales de culminación del sol |
|
Abril 5 |
5,58 |
90º |
18,08 |
12 h 10 min |
16 min |
4 min |
Junio 20 |
5,48 |
71,5º |
18,14 |
12 h 26 min |
||
Septiembre 11 |
5,52 |
90º |
18,02 |
12 h 10 min |
20 min |
|
Diciembre 21 |
6,02 |
61,5º |
17,52 |
11 h 50 min |
El sol culmina dos veces por año. Por lo mismo, existen dos periodos con días más largos y otros más cortos, aunque la diferencia es de pocos minutos y de ninguna importancia para el régimen térmico y de iluminación. Sí influye, en cambio, en el régimen hídrico, ya que determina la distribución de las lluvias a través del año en la zona intertropical, fijando los dos periodos de lluvia y sequía, respectivamente; los primeros son determinados por la culminación del sol.
Con el fin de que el lector pueda formarse una clara idea de la duración del ciclo diurno de insolación y de la altura cenital del sol, según la latitud, se transcribieron las tablas 18 y 19.
ABLA 18. Duración del día o de la noche según la latitud, en el solsticio del 22 de diciembre
THemisferio norte |
Hemisferio sur |
||||
90º |
Polo Norte |
6 meses noche* |
90º |
Polo Sur |
6 meses día* |
80º |
|
4 meses noche* |
80º |
|
4 meses día* |
70º |
|
2 meses noche* |
70º |
|
2 meses día |
66,5º |
Círculo Polar |
24 horas noche |
66,5º |
Círculo Polar |
24 horas día |
60º |
|
5 h 33 min día |
60º |
|
18 h 27 min día |
50º |
|
7 h 42 min día |
50º |
|
16 h 18 min día |
40º |
|
9 h 8 min día |
40º |
|
14 h 58 min día |
30º |
|
10 h 4 min día |
30º |
|
13 h 56 min día |
20º |
|
10 h 48 min día |
20º |
|
13 h 12 min día |
10º |
|
11 h 25 min día |
10º |
|
12 h 35 min día |
0º |
ecuador |
12 horas día |
0º |
ecuador |
12 horas día |
Nota: Se entiende normalmente por ‘día’ el tiempo durante el cual el sol permanece por encima del horizonte del respectivo lugar, en latitudes inferiores a las de los círculos polares la duración de la noche es igual al complemento del día para sumar 24 horas.
* Los datos en meses que aparecen en la tabla para la duración del día y la noche son aproximados; en realidad su duración exacta en unidades de 24 horas c/u es la siguiente:
Hemisferio norte |
Hemisferio sur |
90º 174 unidades |
90º 191 unidades |
80º 122 unidades |
80º 137 unidades |
70º 53 unidades |
70º 72 unidades |
TABLA 19. Altura cenital del sol a través del año en función de la latitud
Latitud |
Equinoccio de marzo 21 |
Solsticio de junio 21 |
Equinoccio de septiembre 23 |
Solsticio de diciembre 22 |
90º Polo Norte |
0º |
23,5º |
0º |
-23,5º |
80º |
10º |
33,5º |
10º |
-13,5º |
70º |
20º |
43,5º |
20º |
-3,5º |
66,5 º Círculo Polar norte |
23,5º |
47º |
23,5 º |
0º |
60º |
30º |
53,5º |
30º |
6,5º |
50º |
40º |
63,5º |
40º |
16,5 º |
40º |
50º |
73,5º |
50º |
26,5º |
30º |
60º |
83,5º |
60º |
36,5º |
23,5 º Trópico de Cáncer |
66,5º |
90º |
66,5 º |
43º |
20º |
70º |
86,5º |
70º |
46,5º |
10º |
80º |
76,5º |
80º |
56,5º |
0º ecuador |
90º |
66,5º |
90º |
66,5º |
10º |
80º |
56,5º |
80º |
76,5º |
20º |
70º |
46,5º |
70º |
86,5º |
23,5 º Trópico de Capricornio |
66,5º |
43º |
66,5 º |
90,5º |
30º |
60º |
36,5º |
60º |
83,5º |
40º |
50º |
26,5º |
50º |
73,5º |
50º |
40º |
16,5º |
40º |
63,5º |
60º |
30º |
6,5º |
30º |
53,5º |
66,5 º Círculo Polar sur |
23,5º |
0º |
23,5º |
47º |
70º |
20º |
- 3,5º |
20º |
43,5º |
80º |
10º |
- 13,5º |
10º |
33,5º |
90º Polo Sur |
0º |
- 23,5º |
0º |
23,5º |
A UBICACIÓN GEOGRÁFICA CONTINENTAL
2.2 LEl país está ubicado en la parte noroeste del continente suramericano y limitado por dos océanos con regímenes climáticos muy diferentes: el Atlántico (mar Caribe) en el norte, y el Pacífico en el occidente; en el oriente, por los llanos del Orinoco; en el sur, por las selvas del Amazonas y las sierras Andinas, y, además, en el occidente, entre los dos océanos, por el istmo de Panamá. Esta limitación y vecindades geográficas influyen grande y variablemente sobre el país, caracterizando sus aspectos climáticos y ecológicos, como se verá más adelante.
L RELIEVE Y SU EXTENSIÓN
2.3 EISIÓN DE CONJUNTO
2.3.1 VLos Andes, al entrar por el sur de Colombia, no han perdido nada de volumen, y poco en altura, pero pierden su unidad estructural por la típica trifurcación en las cordilleras Occidental, Central y Oriental. Entre estas se extienden anchos y hondos valles longitudinales, que adquieren el carácter de llanuras, atravesadas en su curso medio por los ríos Cauca y Magdalena (1.000 msnm y 400 msnm, respectivamente, a 4º latitud norte). El Magdalena cruza la región montañosa de Honda, perteneciente a la Cordillera Oriental, y en La Dorada entra en el valle bajo y selvático del río, que más al norte entra en la llanura del Caribe.
Aproximadamente sobre 5º latitud norte termina el valle medio del Cauca, y las cordilleras Central y Occidental forman otra vez una unidad topográfica. La Cordillera Central, después de alcanzar en el macizo volcánico del Quindío sus mayores alturas —por encima de los 5.400 msnm—, se trifurca de nuevo en Antioquia, convirtiéndose en una ancha región montañosa de complicada estructura, con alturas cada vez menores, para luego morir en las llanuras del Caribe. La Cordillera Occidental, con una altura de 2.000 msnm en promedio —1.200 msnm menos que la Cordillera Central— corre la misma suerte que la primera.
La Cordillera Oriental alcanza las mayores anchuras (hasta los 200 km), y se caracteriza por la existencia en ella de altiplanos aluviales y abundantes terrazas de acarreo.
EGIONES Y SUBREGIONES
2.4 RLa conformación montañosa derivada de la trifurcación andina, que se extiende a través de todo el país desde el suroeste, hasta el noroeste, abarcando el territorio montañoso con sus valles interandinos y diferentes alturas, representa hasta el presente el área más valiosa del país. Del sistema orográfico andino, que ocasiona notables modificaciones del clima, surgen tres grandes regiones fisiográficas, que son:
Sobre esa orografía, las diferencias climáticas originan cinco grandes regiones geográficas, caracterizadas por su particular fisiografía, clima y vegetación, las cuales, a su vez, corresponden a sectores económicos. Dichas grandes regiones geográficas son:
[65], que presentan marcados contrastes entre sí. En las tierras bajas y cálidas, por ejemplo, tienen cabida zonas bien diferenciadas. Entre ellas, podemos mencionar regiones de alta pluviosidad y temperatura con clima ambiental bochornoso, como la Costa Central del Pacífico; bosques de vertiente con alta pluviosidad durante todo el año, como es el caso de las estribaciones de los bordes exteriores de las cordilleras; llanuras periódicamente secas, como los Llanos Orientales; regiones de clima seco, semiárido y árido, con fuertes vientos, escasa precipitación atmosférica y temperaturas elevadas, como la península de La Guajira, la costa del mar Caribe y algunas regiones de los departamentos del Huila y del Tolima; grandes valles longitudinales como los de los ríos Cauca y Magdalena, con un régimen climático singular debido a cañones profundos de larga extensión, como la cuenca del río Chicamocha; chimeneas climáticas, como la fosa del río Patía; típicos y profundos valles transversales erosionados con marcadas diferencias bioclimáticas sobre muy cortas distancias horizontales, pero con grandes diferencias en los niveles altitudinales como es el caso del valle del río Dagua, en el cual, sobre una distancia horizontal de 30 km, se llega de una parte árida a la región súper húmeda del Pacífico; en fin, regiones pantanosas, inundables, de fuerte pluviosidad, como las aledañas al golfo de Urabá.
Aun dentro de estas grandes unidades espaciales se deben establecer subregionesColombia es, pues, un verdadero mosaico bioclimático, pero ante todo por sus vastas regiones cálidas y selváticas, un país esencialmente húmedo, dentro del cual se elevan como unas islas las partes altas de las cordilleras, menos cálidas, y sobre todo menos húmedas. Estas características climáticas de las montañas han determinado que ellas fueran preferidas como hábitat por el hombre.
Los tres fenómenos atmosféricos más estrechamente vinculados a la determinación del clima ambiental regional colombiano son: la temperatura, que, como consecuencia de una insolación anual poco variable, es casi constante; la lluvia y la humedad ambiental con la característica nubosidad. Los vientos juegan un papel importante debido a su influencia sobre los anteriores.
A TEMPERATURA Y LOS PISOS TÉRMICOS
3.1 LPor la posición geoastronómica de Colombia, la temperatura media apenas presenta variaciones en el transcurso del año, siendo este uno de los factores más constantes sobre cada lugar. El principal factor determinante de variaciones regionales de temperatura a través del territorio es la altitud, que establece los diferentes pisos térmicos, tan bien definidos y característicos de este país.
En los países de la América tropical andina, la baja latitud está compensada por la altura sobre el nivel del mar desde el punto de vista de las variaciones climáticas. Así, pues, la altitud y la gran variedad ecológica que genera en las áreas interandinas son determinantes para la vida.
Por regla general, en Colombia la temperatura disminuye en un grado centígrado por cada 184 m de aumento de la altura sobre el nivel del mar.
Según Hahn, en los trópicos la disminución promedia de la temperatura con el aumento de 100 m de la altura sobre el nivel del mar, en ascenso lento y suave, es de 0,54 ºC, y con ascenso rápido y brusco desde el fondo del valle hacia la cumbre, de 0,62 ºC. Esto equivale a la gradiente general de temperatura húmedo-adiabática de 0,5 ºC a 0,6 ºC.
Este fenómeno es de tal importancia, que la tradición popular ha establecido una nomenclatura escalar para definir las tierras andinas según su altitud. Esos mismos términos han sido adoptados por la geografía, que a su vez los define así:
Las diversas regiones de los pisos térmicos tienen mesetas y valles intercalados, con la consiguiente formación de climas locales —bioclimas, sobre la base de los pisos térmicos— que es la característica sobresaliente de los Andes colombianos y, en menor grado, de las llanuras cálidas. La distribución de la superficie del territorio nacional por pisos térmicos es aproximadamente como se expone en el Anexo 2.
Además de la altitud, factores astrales determinan leves descensos de la temperatura ambiental durante los meses de sequía en que predomina la evaporación sobre la condensación (se denomina temperatura equivalente a aquella que tendría la atmósfera si todo su contenido de vapor de agua fuera condensado y así se liberara el calor de evaporación para añadirse al que produce la temperatura reinante, sin producir cambios de presión). En algunas regiones, por ejemplo en el Quindío, estos descensos son acentuados y se considera que llegan a afectar la salud de los habitantes. Pero, en general, los leves descensos anuales no llegan a ser lo suficientemente acentuados como para impedir la conclusión del ciclo esporogónico en los mosquitos y otras plagas, vectores de enfermedades que afectan al hombre, animales y plantas.
ÍMITES ALTITUDINALES DE ALGUNOS FENÓMENOS METEOROLÓGICOS
3.2 LEn la parte superior del cinturón de los cafetales causan de vez en cuando daños (tierras templadas entre 1.000 y 1.800 msnm); como acontecimiento extraordinario y rarísimo se considera una granizada en el valle del río Cauca (1.000 msnm).
OS SISTEMAS DE VIENTOS
3.3 LAntes de entrar a analizar las precipitaciones sobre el territorio colombiano parece necesario dar una breve visión de los vientos, ya que estos, sobre algunas áreas, condicionan su magnitud y régimen.
Convergen en Colombia tres sistemas de circulación atmosférico-planetaria, que son:
Trabajos recientes no están del todo de acuerdo con esta clásica descripción. Así, por ejemplo, H. Trojer dice:
ITC) se impone por sus manifestaciones características de denominación «frente meteorológico» (H. Flohn). Esta línea de convergencia, de diferentes corrientes de aire, se extiende en promedio durante el mes de febrero entre 0º y 2º de latitud norte y durante el mes de agosto entre 12º y 14º de latitud norte. Representa «una línea divisoria de dos corrientes, diversas, con pocas diferencias entre las propiedades características de sus masas de aire (solo pequeña diferencia en temperatura y humedad, pero de gran variabilidad en sus condiciones de inestabilidad)». Esta ITC solamente puede existir en forma de ondas (teoría de ciclones), es decir, en forma de solenoides horizontales independientes, los cuales se deforman por la influencia orográfica de las altas cordilleras. La Cordillera Central, con alturas superiores a 5.000 m, divide la parte de la respectiva franja de baja presión atmosférica sobre Colombia, en dos subregiones de bajas presiones, ubicadas la una al oriente y la otra al occidente de la Cordillera Central. Sin embargo, parece que ambas son enrumbadas por un centro único de baja presión, ubicado en alturas superiores. Hasta la fecha no ha sido posible determinar hasta qué punto la alta cordillera causa dinámicamente, lomos de alta presión o vaguadas de baja presión atmosférica y de qué manera influyen sobre la situación de las corrientes superiores.
Debido a las más recientes investigaciones existen dudas respecto a la existencia de los alisios y contra-alisios, tal como han sido explicados hasta hoy en su concepción de una circulación meridional y vertical, pues es de suponer que los sistemas de corrientes generales tanto en su componente horizontal como vertical se parten en diversos solenoides (regiones de alta y baja presión), tal como se les conoce en el análisis tridimensional del tiempo en las latitudes medias. En Colombia, como en los Alpes, estos sistemas son deformados por las cordilleras, pero aquí, debido a la gran inestabilidad de las masas de aire, se forman estos aún más complicados. Sin embargo, se pueden reconocer las zonas frontales, si se toma el concepto (frente meteorológico) en un sentido un poco menos estricto y se consideran especialmente como características principales: convergencia de corriente, manifestaciones del tiempo, formas de nubes y su desarrollo. Para la línea de convergencia, ubicada en la franja ecuatorial de baja presión atmosférica, «línea intertropical de convergencia» ([…]
ITC[66].
La situación de algunos macrotiempos estudiados por la red de estaciones de la Federación Nacional de Cafeteros, todavía muy dispersa, deja suponer una traslación de estos en la primera mitad del año, desde Ecuador hacia los subtrópicos (sureste-noroeste) que ejercen en los meses de julio y agosto una influencia significativa en la parte occidental del mar Caribe como centro de acción. Por otra parte, parece que durante el verano del hemisferio norte, las corrientes septentrionales influyen sobre el aspecto general del tiempo en Colombia. Luego, siguiendo el regreso y la repetición de la posición cenital del Sol, se forma de nuevo, favorecido por la influencia predominante de la alta presión que se retira hacia el sur, el centro continental de baja presión atmosférica, que retrocede paulatinamente de noreste hacia el sur y lleva involucrada laEn síntesis, la zona de calmas ecuatoriales debe considerarse como un área al margen de las grandes corrientes atmosféricas planetarias y continentales, pero en su interior se producen vientos de carácter local, en distintas direcciones y de intensidad generalmente moderada.
AGNITUD DE LAS PRECIPITACIONES ANUALES
3.4 MLos datos pluviométricos anuales recogidos en diferentes lugares del país representan valores absolutos que muy poco dicen sobre el clima de la región si no están relacionados con los demás factores geográficos físicos, entre los cuales se destacan la altura sobre el nivel del mar y la temperatura, como los más importantes. Aun así, estos datos sólo permiten formarse un pequeño bosquejo macroclimático que indica la presencia de regiones áridas, semiáridas, semihúmedas, húmedas y súper húmedas, en los diversos pisos térmicos. Pero esta información no revela los distintos tipos de microclima, tan característicos para Colombia y que son el resultado de una muy particular distribución vertical de las precipitaciones en las zonas montañosas con tres pisos de nubes ecuatoriales. El primero de ellos origina la zona de máxima precipitación por debajo de los 1.500 msnm; de esa altura hacia arriba, en general, el volumen absoluto de las precipitaciones disminuye, pero no la humedad ambiental de los siguientes pisos (hay excepciones que se tratarán más adelante).
En el área periférica del Macizo Andino se alcanzan las mayores precipitaciones del país alrededor de los 1.400 msnm. En el interior de los Andes, debido a fuertes contrastes del relieve, existen enclaves de baja precipitación a esa altura. La parte llana septentrional del país está afectada por la sequía que producen los alisios del hemisferio norte; pero estos vientos, sobre las llanuras orientales tributarias del Orinoco, sólo ejercen influencia periódica durante parte del año y no alcanzan a penetrar a la selva amazónica.
[67] sobre altura y pluviosidad en las distintas regiones del país, cuyos datos comprueban las grandes diferencias que existen entre unas y otras, consecuencia de la geografía vertical, que hemos señalado como propia del territorio colombiano. Pueden observarse en él desde cifras anuales muy bajas, propias de regiones esteparias (333 mm en Uribia, Guajira) hasta cifras de más de 12.000 mm en las regiones selváticas del Chocó (Aguillón), que figuran entre las más lluviosas del mundo.
En este trabajo puede consultarse la tabla 20L CICLO ANUAL DE LAS LLUVIAS EN COLOMBIA
3.5 EEl ciclo anual de las lluvias está regido por factores astrales. Depende, pues, de la circulación atmosférica planetaria, pero es modificado considerablemente, en partes del territorio, por factores regionales de topografía, por su forma y su extensión. Aquí cabe mencionar especialmente los valles andinos de erosión transversal con sus sectores de alturas medias y bajas, secas y hasta áridas, como consecuencia del ciclo diurno de los vientos de montaña.
Como se ha indicado, la mayor parte del territorio colombiano está situado en el hemisferio norte. La parte meridional del mar Caribe está ubicada en el flanco suroccidental, centro de alta presión, del Atlántico norte. La situación de las corrientes atmosféricas sobre este flanco está sujeta a un cambio estacional anual, que a su vez repercute sobre el régimen de los vientos y la estratificación atmosférica.
Durante el verano del hemisferio septentrional, el eje del centro de alta presión del Atlántico septentrional está desplazado muy hacia el norte. Vientos orientales se extienden desde el suelo hasta el interior de la parte superior de la troposfera. El epicentro de estos vientos orientales con altas velocidades se encuentra durante esta época del año sobre la parte septentrional del mar Caribe, y en la costa colombiana se presentan vientos orientales con escasa velocidad. Predomina una estratificación atmosférica inestable con fuerte movimiento ascendente del aire. Durante el corto periodo de sequía se ve de vez en cuando interrumpido por un débil movimiento descendente (figura 48).
El verano térmico del hemisferio norte, «invierno» pluviométrico en Colombia central y septentrional (desde abril hasta noviembre), con su movimiento de aire ascendente, es el periodo estacional anual durante el cual se forman las precipitaciones.
A partir del equinoccio de primavera (21 de marzo) el territorio de Colombia, al norte del ecuador, va pasando bajo la normal solar, lo cual sucede durante los meses de abril y mayo. La posición cenital produce una franja de baja presión, reduce la velocidad de los vientos y ocasiona casi completas calmas atmosféricas (calmas ecuatoriales); entonces sobreviene el comienzo de las lluvias. En agosto, vuelve a entrar el territorio colombiano, ahora por la costa del norte, bajo el cinturón de baja presión y calmas ecuatoriales. Esto origina aumento de las lluvias entre abril y noviembre, con dos máximos pluviométricos, que se producen en las proximidades de los dos pasos del sol sobre el territorio (mayo-junio y octubre-noviembre), el último de los cuales da lugar, generalmente, al gran máximo.
IGURA 48. Ciclo anual de lluvias en Colombia.
FABLA 20. El ciclo anual de las lluvias en Colombia
TLas estaciones marcadas con (*) sólo disponen de dos valores, para uno o dos meses.
ESTACIÓN |
ALTURA (MSNM) |
LATITUD |
LONGITUD |
N.º DE AÑOS OBSERVADOS |
AÑOS DE OBSERVACIÓN (19…) |
ENE |
FEB |
MAR |
ABR |
MAY |
JUN |
JUL |
AGO |
SEP |
OCT |
NOV |
DIC |
TOTAL |
I. Llanuras del Caribe |
Valores medios mm |
|||||||||||||||||
1. Rioacha |
ca 5 |
11º 33’ |
72º 55’ |
4,5 |
31-37 |
7 |
1 |
11 |
19 |
130 |
79 |
16 |
56 |
88 |
171 |
188 |
36 |
802 |
2. Las Vegas |
ca 1.200 |
11º 12’ |
73º 54’ |
4,5 |
32-37 |
189 |
54 |
55 |
90 |
226 |
278 |
214 |
230 |
297 |
494 |
762 |
582 |
3471 |
3. Las Nubes |
ca 1.400 |
11º 11’ |
73º 58’ |
4 |
31-37 |
18 |
9 |
20 |
71 |
473 |
468 |
398 |
410 |
431 |
475 |
301 |
167 |
3.250 |
4. Puebloviejo |
- |
11º 0’ |
74º 16’ |
3,5 |
32-37 |
0 |
0 |
0 |
7 |
102 |
129 |
31 |
147 |
102 |
182 |
146 |
3 |
849 |
5. Barranquilla |
4 |
10º 50’ |
74º 40’ |
16 |
12-27 |
0 |
0 |
5 |
41 |
83 |
91 |
41 |
91 |
156 |
233 |
92 |
7 |
842 |
6. Aracataca |
- |
10º 42’ |
74º 8’ |
3,5 |
31-36 |
1 |
0 |
6 |
94 |
254 |
234 |
203 |
189 |
340 |
423 |
336 |
70 |
2.150 |
7. Sabanalarga |
53 |
10º 38’ |
74º 54’ |
4,5 |
31-37 |
12 |
15 |
34 |
67 |
205 |
163 |
231 |
404 |
133 |
184 |
250 |
59 |
1.766 |
8. Cartagena |
5 |
10º 25’ |
75º 41’ |
3,5 |
27, 31, 32, 34, 35 |
0 |
0 |
0 |
13 |
90 |
151 |
67 |
101 |
93 |
198 |
226 |
27 |
966 |
9. Jesús del Río |
18 |
9º 51’ |
74º 52’ |
5,5 |
26-20, 34, 35 |
16 |
6 |
39 |
43 |
140 |
122 |
101 |
148 |
123 |
109 |
81 |
8 |
936 |
10. Carmen |
132 |
9º 43’ |
75º 6’ |
3,5 |
31-36 |
34 |
15 |
45 |
115 |
121 |
126 |
155 |
170 |
210 |
134 |
118 |
23 |
1.267 |
11. Chiriguaná |
50 |
9º 22’ |
73º 36’ |
3,5 |
31-35 |
30 |
17 |
18 |
60 |
204 |
186 |
111 |
187 |
207 |
316 |
396 |
65 |
1.797 |
12. Sincelejo |
200 |
9º 18’ |
75º 24’ |
3,5 |
31-37 |
30 |
1 |
41 |
42 |
214 |
148 |
139 |
197 |
190 |
200 |
132 |
35 |
1.369 |
13. Mompós |
33 |
9º 15’ |
74º 26’ |
4 |
32-37 |
14 |
0 |
44 |
63 |
241 |
197 |
117 |
276 |
241 |
312 |
210 |
53 |
1.768 |
14. Magangué |
27 |
0º 14’ |
74º 45’ |
6 |
22, 23, 31-36 |
7 |
58 |
52 |
97 |
415 |
392 |
236 |
331 |
380 |
404 |
220 |
84 |
2.676 |
15. Cereté |
15 |
8º 54’ |
75º 48’ |
3,5 |
33-37 |
6 |
14 |
31 |
68 |
282 |
154 |
175 |
155 |
168 |
110 |
104 |
34 |
1.301 |
16. San Marcos |
48 |
8º 39’ |
75º 9’ |
3,5 |
31-37 |
18 |
18 |
5 |
121 |
209 |
206 |
217 |
185 |
211 |
232 |
147 |
44 |
1.613 |
17. Majagual |
70 |
8º 33’ |
74º39’ |
3 |
33-37 |
0 |
0 |
28 |
226 |
325 |
221 |
502 |
389 |
325 |
524 |
314 |
96 |
2.950 |
18. La Petrólea |
70 |
8º31’ |
72º 36’ |
3 |
34-37 |
150 |
40 |
92 |
221 |
427 |
194 |
196 |
297 |
233 |
545 |
485 |
215 |
3.095 |
19. Gamarra |
69 |
8º 19’ |
73º 45’ |
4,5 |
31-37 |
22 |
2 |
30 |
91 |
206 |
208 |
151 |
100 |
146 |
242 |
166 |
31 |
1.305 |
20. Altoviento |
150 |
8º 11’ |
72º 27’ |
3 |
34-37 |
110 |
131 |
93 |
165 |
220 |
106 |
120 |
96 |
183 |
440 |
353 |
364 |
2.381 |
21. Turbo* |
2 |
8º 6’ |
76º 43’ |
3,5 |
24, 25, 32-37 |
75 |
63 |
77 |
190 |
246 |
215 |
207 |
168 |
268 |
162 |
582 |
406 |
2.659 |
22. Cáceres* |
150 |
7º 35’ |
75º 21’ |
3 |
32-34 |
74 |
12 |
84 |
237 |
465 |
563 |
525 |
541 |
357 |
486 |
385 |
169 |
3.898 |
|
II. Orinoquía |
Valores medios mm |
||||||||||||||||
23. Arauca |
179 |
7º 5’ |
70º 31’ |
5 |
30-36 |
45 |
3 |
121 |
200 |
234 |
266 |
288 |
221 |
224 |
232 |
125 |
25 |
1.984 |
24. Nunchía |
430 |
5º 38’ |
72º 15’ |
3,5 |
31-37 |
63 |
6 |
49 |
375 |
420 |
317 |
380 |
299 |
409 |
340 |
337 |
26 |
3.021 |
25. Miraflores |
1.432 |
5º 14’ |
73º 20 |
5,5 |
31-37 |
58 |
46 |
48 |
127 |
307 |
337 |
273 |
221 |
220 |
210 |
89 |
26 |
1.962 |
26. Orocué |
143 |
4º 48’ |
71º 20’ |
5 |
32-37 |
15 |
19 |
87 |
164 |
195 |
263 |
184 |
300 |
163 |
323 |
168 |
37 |
1.918 |
27. Villavicencio |
498 |
4º 0’ |
73º 37’ |
9,5 |
25-35 |
63 |
66 |
232 |
505 |
667 |
655 |
582 |
455 |
410 |
509 |
415 |
248 |
4.807 |
28. Acacías |
440 |
3º 55’ |
73º 40 |
5 |
30-37 |
209 |
96 |
335 |
552 |
724 |
536 |
616 |
553 |
422 |
538 |
497 |
194 |
5.272 |
29. San Martín |
405 |
3º 43’ |
73º 44’ |
3,5 |
25-28 |
7 |
113 |
182 |
292 |
301 |
277 |
301 |
205 |
205 |
255 |
193 |
69 |
2.400 |
30. Florencia |
ca 200 |
1º 40’ |
75º 40’ |
6 |
31-37 |
192 |
132 |
277 |
274 |
608 |
526 |
389 |
332 |
255 |
309 |
223 |
167 |
3.684 |
31. Sibundoy |
2.224 |
1º 11’ |
74º 55’ |
7 |
30-37 |
212 |
134 |
210 |
229 |
354 |
395 |
241 |
246 |
233 |
210 |
174 |
158 |
2.706 |
32. Mocoa |
579 |
1º 8’ |
74º38’ |
3,5 |
34-37 |
248 |
128 |
275 |
385 |
451 |
419 |
391 |
286 |
333 |
297 |
214 |
155 |
3.582 |
33. Puerto Asís |
- |
0º 32’ |
75º 0’ |
4 |
30-37 |
221 |
158 |
300 |
369 |
452 |
326 |
267 |
201 |
184 |
378 |
340 |
192 |
3.388 |
|
III. Cordillera Oriental |
Valores medios mm |
||||||||||||||||
34. Ocaña |
1.200 |
8º 14’ |
73º 22’ |
4,5 |
31-37 |
8 |
6 |
66 |
105 |
217 |
92 |
74 |
85 |
143 |
200 |
146 |
30 |
1.172 |
35. Cúcuta Centro |
215 |
7º 54’ |
72º 31’ |
4,5 |
31-37 |
57 |
36 |
47 |
50 |
131 |
58 |
79 |
35 |
109 |
177 |
253 |
101 |
1.142 |
36. Cúcuta Ferrocarril |
- |
- |
- |
3,5 |
33-37 |
22 |
20 |
18 |
34 |
51 |
12 |
10 |
23 |
56 |
114 |
97 |
47 |
522 |
37. Cáchira |
2.015 |
7º 45’ |
73º 3’ |
3,5 |
32-37 |
36 |
12 |
84 |
112 |
179 |
90 |
54 |
120 |
94 |
201 |
167 |
54 |
1.203 |
38. Pamplona |
2.340 |
7º 23’ |
72º 39’ |
3,5 |
30-33, 35, 36 |
11 |
12 |
55 |
102 |
184 |
95 |
81 |
111 |
90 |
233 |
103 |
33 |
1.110 |
39. Bucaramanga |
1.018 |
7º 7’ |
73º 11’ |
11 |
24, 27-37 |
35 |
70 |
83 |
81 |
121 |
83 |
83 |
89 |
92 |
143 |
170 |
79 |
1.130 |
40. Piedecuesta |
982 |
6º 50’ |
73º 4’ |
3 |
34-37 |
51 |
76 |
137 |
91 |
129 |
66 |
124 |
83 |
107 |
100 |
131 |
65 |
1.169 |
41. Málaga |
1.237 |
6º 42’ |
72º 44’ |
5,5 |
31-37 |
37 |
25 |
60 |
93 |
155 |
92 |
69 |
97 |
156 |
250 |
176 |
52 |
1.268 |
42. San Gil |
1.095 |
6º 33’ |
73º 8’ |
4,5 |
30-37 |
47 |
16 |
62 |
110 |
206 |
130 |
178 |
124 |
140 |
194 |
143 |
6 |
1.365 |
43. Chita |
3.005 |
6º 11’ |
72º 29’ |
4,5 |
30-34, 36 |
19 |
7 |
33 |
64 |
143 |
92 |
106 |
108 |
79 |
105 |
110 |
31 |
896 |
44. Vélez |
2.170 |
6º 1’ |
73º 41’ |
7 |
30-37 |
42 |
47 |
113 |
239 |
254 |
148 |
130 |
136 |
117 |
244 |
148 |
51 |
1.669 |
45. Santa Rosa de Viterbo |
2.520 |
5º 52’ |
72º 59’ |
4,5 |
32-37 |
30 |
37 |
58 |
109 |
146 |
57 |
56 |
71 |
100 |
180 |
148 |
51 |
1.043 |
46. Duitama |
2.590 |
5º 50’ |
73º 2’ |
5,5 |
31-37 |
36 |
17 |
38 |
86 |
102 |
50 |
77 |
76 |
78 |
125 |
106 |
54 |
845 |
47. Sogamoso |
2.570 |
5º 43’ |
72º 56’ |
4 |
30-35 |
42 |
80 |
80 |
192 |
123 |
110 |
107 |
58 |
70 |
196 |
196 |
193 |
1.456 |
48. Leiva |
2.460 |
5º 38’ |
73º 32’ |
3,5 |
31-33, 35-37 |
74 |
50 |
87 |
113 |
138 |
32 |
40 |
74 |
52 |
120 |
122 |
101 |
1.003 |
49. Chiquinquirá |
2.570 |
5º 37’ |
73º 50’ |
7 |
30-37 |
54 |
31 |
77 |
84 |
149 |
82 |
34 |
64 |
78 |
148 |
149 |
87 |
1.067 |
50. Tunja |
2.801 |
5º 32’ |
73º 22’ |
15 |
23-37 |
23 |
31 |
43 |
78 |
94 |
62 |
62 |
57 |
67 |
104 |
113 |
30 |
764 |
51. Samacá |
2.665 |
5º 29’ |
73º 29’ |
4 |
33-37 |
68 |
25 |
38 |
70 |
97 |
46 |
34 |
31 |
58 |
161 |
107 |
93 |
828 |
52. Ubaté |
2.600 |
5º 18’ |
73º 40’ |
7 |
30-37 |
50 |
40 |
48 |
94 |
98 |
57 |
42 |
48 |
66 |
143 |
154 |
68 |
908 |
53. Chocontá |
2.685 |
5º 9’ |
73º 41’ |
4,5 |
30-37 |
19 |
17 |
36 |
79 |
93 |
89 |
139 |
75 |
89 |
75 |
87 |
28 |
826 |
54. Tenza |
1.650 |
5º 2’ |
73º 24’ |
4 |
30, 31, 33-37 |
26 |
11 |
81 |
86 |
119 |
160 |
198 |
178 |
98 |
67 |
103 |
24 |
1.151 |
55. Zipaquirá |
2.650 |
5º 2’ |
74º 0’ |
5,5 |
30-37 |
41 |
53 |
53 |
78 |
124 |
72 |
72 |
59 |
57 |
112 |
140 |
35 |
896 |
56. Guasca |
2.717 |
4º 52’ |
73º 53’ |
5,5 |
30-36 |
40 |
42 |
39 |
64 |
86 |
85 |
80 |
59 |
49 |
112 |
111 |
47 |
823 |
57. Facatativá |
2.630 |
4º 49’ |
73º 48’ |
3,5 |
31-34, 37 |
31 |
32 |
39 |
90 |
85 |
76 |
62 |
67 |
59 |
117 |
143 |
49 |
850 |
58. La Arabia (Zipacón) |
- |
4º 45’ |
74º 22’ |
3,5 |
30-35 |
82 |
102 |
94 |
59 |
222 |
119 |
67 |
55 |
48 |
285 |
129 |
50 |
1.312 |
59. Madrid |
2.585 |
4º 44’ |
74º 16’ |
3,5 |
30-35 |
63 |
19 |
29 |
66 |
56 |
87 |
38 |
75 |
56 |
129 |
45 |
66 |
729 |
60. Usaquén |
2.692 |
4º 41 |
74º 4’ |
6,5 |
30-37 |
61 |
57 |
78 |
96 |
130 |
56 |
70 |
30 |
82 |
176 |
168 |
64 |
1.068 |
61.Bogotá |
2.651 |
4º 36’ |
74º 5’ |
15 |
23-37 |
43 |
56 |
81 |
94 |
94 |
61 |
54 |
43 |
66 |
115 |
150 |
81 |
938 |
62. La Picota |
ca 2.640 |
4º 30’ |
74º 8’ |
6,5 |
30-37 |
49 |
16 |
32 |
54 |
73 |
47 |
43 |
31 |
43 |
72 |
91 |
55 |
606 |
63. Sasaima |
1.225 |
4º 58’ |
74º 26’ |
4,5 |
32-37 |
257 |
215 |
288 |
265 |
243 |
262 |
102 |
106 |
197 |
373 |
360 |
355 |
3.023 |
64. La Esperanza |
ca 1.500 |
4º 42’ |
74º 25’ |
5,5 |
30-37 |
142 |
137 |
150 |
264 |
222 |
167 |
77 |
115 |
82 |
320 |
294 |
185 |
2.155 |
65. La Mesa |
1.320 |
4º 38’ |
74º 28’ |
3 |
33-36 |
92 |
79 |
104 |
129 |
63 |
88 |
50 |
68 |
114 |
118 |
571 |
225 |
1.702 |
66. Fusagasugá |
1.746 |
4º 21’ |
74º 22’ |
5 |
31-37 |
142 |
140 |
73 |
71 |
138 |
56 |
56 |
34 |
92 |
132 |
269 |
49 |
1.252 |
|
IV. Alto Valle del Magdalena |
Valores medios mm |
||||||||||||||||
67. Honda |
229 |
5º 13’ |
74º 44’ |
3,5 |
30-32,36,37 |
124 |
56 |
104 |
152 |
148 |
96 |
101 |
124 |
104 |
394 |
263 |
150 |
1.816 |
68. Mariquita |
535 |
5º 12’ |
74º 53’ |
5 |
32-37 |
189 |
67 |
191 |
222 |
301 |
203 |
101 |
175 |
292 |
352 |
394 |
230 |
2.717 |
69. Ibagué |
1.250 |
4º 26’ |
75º 14’ |
9 |
28,28,30-37 |
109 |
146 |
186 |
242 |
288 |
190 |
71 |
108 |
157 |
241 |
260 |
136 |
2.134 |
70. Girardot * |
326 |
4º 18’ |
74º 54’ |
3,5 |
32-37 |
53 |
22 |
188 |
267 |
211 |
109 |
67 |
64 |
122 |
136 |
87 |
74 |
1.400 |
71. Espinal |
438 |
4º 9’ |
74º 53’ |
6 |
31-37 |
69 |
44 |
176 |
214 |
259 |
136 |
44 |
46 |
197 |
186 |
139 |
95 |
1.605 |
72. Dolores |
1.470 |
3º 33’ |
74º 54’ |
3,5 |
31-35 |
252 |
54 |
99 |
91 |
84 |
56 |
38 |
26 |
45 |
190 |
480 |
192 |
1.607 |
73. Neiva |
472 |
2º 56 |
75º 18’ |
5,5 |
30-37 |
139 |
103 |
182 |
246 |
197 |
98 |
24 |
82 |
30 |
133 |
230 |
115 |
1.588 |
74. Gigante |
858 |
2º 23’ |
75º 33’ |
4 |
32-36 |
78 |
48 |
118 |
123 |
68 |
59 |
92 |
76 |
65 |
115 |
137 |
121 |
1.100 |
75. La Plata * |
1.054 |
2º 23’ |
75º 53’ |
3,5 |
32-37 |
111 |
71 |
90 |
101 |
120 |
50 |
174 |
67 |
99 |
171 |
162 |
228 |
1.444 |
76. Altamira |
1.079 |
2º 4’ |
75º 46’ |
4 |
32-37 |
42 |
41 |
48 |
116 |
74 |
96 |
96 |
133 |
102 |
139 |
188 |
82 |
1.160 |
77. Pitalito |
1318 |
1º 52’ |
76º 2’ |
5,5 |
32-37 |
121 |
47 |
100 |
142 |
110 |
132 |
96 |
71 |
75 |
79 |
97 |
106 |
1.176 |
|
V. Montañas de Antioquia |
Valores medios mm |
||||||||||||||||
78. Barrancabermeja |
111 |
7º 4’ |
73º 55’ |
7,5 |
21-22, 31-37 |
69 |
54 |
112 |
201 |
408 |
330 |
216 |
307 |
357 |
422 |
350 |
154 |
2.980 |
79. Yarumal |
2.300 |
6º 58’ |
75º 24’ |
4,5 |
31-37 |
83 |
21 |
106 |
260 |
355 |
316 |
327 |
284 |
266 |
316 |
266 |
107 |
2.707 |
80. Frontino |
1.550 |
6º 33’ |
76º 14’ |
6 |
24-25, 31-36 |
166 |
38 |
140 |
301 |
382 |
326 |
332 |
332 |
344 |
396 |
343 |
222 |
3.322 |
81. Cisneros |
- |
6º 33’ |
75º 5’ |
7 |
18, 31-37 |
157 |
89 |
247 |
312 |
496 |
414 |
227 |
314 |
295 |
483 |
373 |
117 |
3.524 |
82. Puerto Berrío |
130 |
6º 29’ |
74º 24’ |
4,5 |
18, 24-25, 31-35 |
67 |
101 |
178 |
432 |
467 |
410 |
173 |
240 |
412 |
417 |
338 |
195 |
3.430 |
83. Medellín |
1.538 |
6º 15’ |
75º 33’ |
12 |
26-37 |
49 |
72 |
82 |
154 |
193 |
146 |
106 |
130 |
144 |
216 |
160 |
98 |
1.550 |
84. San Luis |
1.115 |
6º 3’ |
74º 58’ |
5 |
32-37 |
523 |
131 |
271 |
404 |
527 |
379 |
464 |
564 |
476 |
810 |
613 |
563 |
5.725 |
85. Sonsón |
2.545 |
5º 42’ |
75º 18’ |
6,5 |
24-25, 31-37 |
114 |
69 |
156 |
238 |
278 |
108 |
118 |
152 |
256 |
249 |
250 |
169 |
2.247 |
86. Río Sucio |
1.813 |
5º 25’ |
75º 42’ |
5,5 |
31-37 |
147 |
100 |
164 |
186 |
271 |
142 |
160 |
157 |
178 |
305 |
261 |
261 |
2.332 |
87. Victoria (Hacienda Hamburgo) |
- |
5º 21’ |
75º 54’ |
9,5 |
24-29, 32-36 |
264 |
217 |
305 |
332 |
322 |
274 |
147 |
201 |
370 |
575 |
657 |
422 |
4.086 |
88. Manzanares |
1.871 |
5º 14’ |
75º 9’ |
4 |
32-37 |
159 |
83 |
346 |
309 |
281 |
202 |
103 |
194 |
286 |
397 |
260 |
255 |
2.857 |
89. Manizales |
2.153 |
5º 4’ |
75º 32’ |
9 |
27-36 |
172 |
133 |
142 |
222 |
245 |
136 |
73 |
102 |
148 |
312 |
349 |
188 |
2.222 |
90. Armenia |
1.551 |
4º 32’ |
75º 41’ |
4,5 |
30-34, 36 |
283 |
112 |
156 |
164 |
241 |
174 |
70 |
64 |
112 |
343 |
424 |
275 |
2.368 |
91. Tebaida |
1.185 |
4º 28’ |
75º 48’ |
3 |
34-37 |
118 |
103 |
94 |
97 |
182 |
111 |
46 |
58 |
94 |
317 |
308 |
162 |
1.690 |
|
VI. Valle del Cauca |
Valores medios mm |
||||||||||||||||
92. Cartago |
42 |
4º 45’ |
75º 54’ |
5 |
30-37 |
96 |
150 |
142 |
193 |
263 |
174 |
109 |
88 |
108 |
169 |
145 |
149 |
1.786 |
93. Obando |
933 |
4º 34’ |
75º 58’ |
3 |
34-37 |
145 |
98 |
247 |
63 |
294 |
38 |
16 |
18 |
118 |
417 |
143 |
169 |
1.766 |
94. Zarzal |
975 |
4º 24’ |
76º 4’ |
4,5 |
32-37 |
78 |
23 |
81 |
95 |
127 |
60 |
22 |
38 |
66 |
118 |
167 |
117 |
992 |
95. Bugalagrande |
960 |
4º 12’ |
76º 9’ |
7 |
30-37 |
75 |
41 |
100 |
114 |
113 |
71 |
70 |
69 |
56 |
124 |
97 |
78 |
1.008 |
96. Guacarí |
1.020 |
3º 46’ |
76º 19’ |
5,5 |
32-37 |
69 |
80 |
163 |
110 |
252 |
112 |
63 |
77 |
81 |
181 |
210 |
89 |
1.487 |
97. La Manuelita |
1.067 |
3º 36’ |
76º 17’ |
11 |
00-10 |
81 |
79 |
106 |
155 |
136 |
74 |
38 |
38 |
76 |
148 |
121 |
81 |
1.133 |
98. Yumbo |
1.004 |
3º 35’ |
76º 29’ |
4,5 |
32-37 |
62 |
68 |
62 |
48 |
79 |
76 |
32 |
27 |
51 |
80 |
230 |
176 |
901 |
99. Palmira |
1.085 |
3º 32’ |
76º 17’ |
6,5 |
30-37 |
92 |
61 |
86 |
95 |
115 |
54 |
24 |
40 |
48 |
125 |
92 |
87 |
919 |
100. Cali |
1.003 |
3º 27’ |
76º 31’ |
10,5 |
25-37 |
105 |
85 |
112 |
135 |
192 |
78 |
35 |
72 |
64 |
154 |
123 |
117 |
1.212 |
101. Jamundí |
985 |
3º 16’ |
76º 32’ |
5,5 |
32-37 |
142 |
118 |
140 |
166 |
133 |
64 |
45 |
57 |
44 |
158 |
178 |
126 |
1.371 |
102. Santander |
1.115 |
3º 9’ |
76º 29’ |
7,5 |
30-37 |
158 |
141 |
150 |
157 |
184 |
91 |
41 |
44 |
95 |
236 |
282 |
190 |
1.769 |
103. Timba |
0 |
3º 4’ |
76º 41’ |
5 |
32-37 |
268 |
87 |
106 |
116 |
147 |
92 |
63 |
52 |
209 |
286 |
273 |
120 |
1.819 |
|
VII. Montañas de Cauca y Nariño |
Valores medios mm |
||||||||||||||||
104. El Hato |
- |
- |
- |
5,5 |
32-37 |
338 |
386 |
400 |
298 |
227 |
160 |
225 |
107 |
218 |
493 |
537 |
733 |
4.122 |
105. Suárez * |
1.030 |
3º 0’ |
76º 42’ |
3 |
32-35 |
245 |
218 |
197 |
195 |
189 |
132 |
40 |
132 |
153 |
289 |
382 |
301 |
2.473 |
106. Morales |
1.635 |
2º 45’ |
76º 38’ |
5,5 |
32-37 |
224 |
219 |
191 |
171 |
220 |
108 |
66 |
108 |
130 |
178 |
262 |
202 |
2.079 |
107. Piendamó |
- |
2º 39’ |
76º 32’ |
3,5 |
32-37 |
319 |
327 |
228 |
192 |
224 |
134 |
31 |
55 |
119 |
423 |
234 |
318 |
2.604 |
108. Cajibío |
1.765 |
2º 37’ |
76º 34’ |
3,5 |
32-37 |
93 |
123 |
88 |
77 |
102 |
52 |
23 |
62 |
122 |
67 |
151 |
79 |
1.039 |
109. Popayán |
1.760 |
2º 26’ |
76º 36’ |
9,5 |
26-35 |
178 |
177 |
142 |
141 |
120 |
113 |
47 |
60 |
122 |
271 |
367 |
272 |
2.010 |
110. Pasto |
2.594 |
1º 13’ |
77º 17’ |
9,5 |
24-34, 36 |
56 |
50 |
74 |
61 |
54 |
45 |
14 |
15 |
46 |
97 |
123 |
83 |
718 |
111. Ipiales |
2.890 |
0º 49’ |
77º 39’ |
5,5 |
31-37 |
83 |
115 |
62 |
79 |
95 |
59 |
32 |
56 |
109 |
90 |
146 |
68 |
994 |
|
VIII. Costa del Pacífico |
Valores medios mm |
||||||||||||||||
112. Quibdó |
138 |
5º 41’ |
76º 38’ |
5,5 |
26, 31-37 |
787 |
513 |
444 |
804 |
1089 |
1.266 |
1.183 |
889 |
1.048 |
903 |
802 |
1.006 |
10.734 |
113. Istmina * |
- |
5º 5’ |
76º 55’ |
3,5 |
32-37 |
747 |
545 |
808 |
695 |
686 |
713 |
761 |
753 |
575 |
733 |
730 |
821 |
8.567 |
114. Andagoya |
111 |
5º 4’ |
76º 55’ |
12 |
20-26, 32-37 |
599 |
451 |
524 |
601 |
642 |
674 |
576 |
688 |
637 |
539 |
578 |
537 |
7.046 |
115. Buenaventura |
12 |
3º 54’ |
77º 5’ |
7 |
10-16 |
455 |
315 |
292 |
654 |
723 |
600 |
532 |
676 |
712 |
877 |
712 |
550 |
7.128 |
116. Córdoba |
- |
3º 51’ |
76º 56’ |
4,5 |
32-37 |
247 |
378 |
264 |
476 |
443 |
317 |
454 |
459 |
472 |
494 |
521 |
372 |
4.897 |
117. Cisneros |
- |
3º 47’ |
76º 42’ |
5,5 |
32-37 |
110 |
158 |
71 |
84 |
98 |
44 |
47 |
53 |
84 |
195 |
298 |
125 |
1.367 |
118. Espinal |
500 |
3º 46’ |
76º 41’ |
5,5 |
30-37 |
64 |
40 |
52 |
81 |
63 |
39 |
32 |
25 |
46 |
129 |
136 |
65 |
772 |
119. Dagua |
816 |
3º 44’ |
76º 30’ |
3,5 |
34-37 |
232 |
149 |
316 |
460 |
697 |
438 |
241 |
236 |
404 |
639 |
619 |
71 |
4.502 |
120. La Cumbre |
1.580 |
3º 37’ |
76º 34’ |
6 |
31-37 |
96 |
53 |
110 |
158 |
142 |
120 |
79 |
71 |
81 |
207 |
183 |
75 |
1.375 |
121. Bitaco |
- |
3º 35’ |
76º 37’ |
3,5 |
33-37 |
86 |
61 |
266 |
179 |
161 |
161 |
90 |
78 |
148 |
245 |
193 |
104 |
1.772 |
122. Tumaco |
6 |
1º 48’ |
78º 46’ |
8,5 |
27-28, 31-37 |
386 |
231 |
262 |
324 |
332 |
365 |
197 |
158 |
148 |
150 |
135 |
168 |
2.856 |
123. Altaquer |
1.074 |
1º 15’ |
78º 7’ |
3,5 |
31-37 |
387 |
250 |
241 |
311 |
369 |
287 |
155 |
272 |
237 |
563 |
539 |
437 |
4.048 |
Tomado de: R. D. Schmidt, 1952, «Studien zur Klima und Vegetationskunde der Tropen» en Bonner Geographische Abhandlungen, Bonn.
Diagramas de temperatura promedio y pluviosidad (figuras 49 a 92):
Figura 49 Figura 50
Figura 51 Figura 52
Cordillera Oriental-Santanderes
Figura 53 Figura 54
Figura 55 Figura 56
Cordillera Oriental-Quindío
Figura 57 Figura 58
Figura 59 Figura 60
Montaña antioqueña
Figura 61 Figura 62
Figura 63 Figura 64
Valle del Cauca
Figura 65 Figura 66
Figura 67 Figura 68
Valle del Magdalena
Figura 69 Figura 70
Figura 71 Figura 72
Montañas de Nariño y Cauca
Figura 73 Figura 74
Figura 75 Figura 76
Costa Atlántica
Figura 77 Figura 78
Figura 79 Figura 80
Costa Atlántica interior
Figura 81 Figura 82
Figura 83 Figura 84
Costa Pacífica
Figura 85 Figura 86
Figura 87 Figura 88
Orinoquía colombiana
Figura 89 Figura 90
Amazonía colombiana
Figura 91 Figura 92
ITC[68] que causan abundantes precipitaciones.
Durante el invierno térmico hemisférico o «verano» hídrico en Colombia, desde fines de noviembre hasta marzo, el epicentro de los vientos alisios del este en la parte inferior de la troposfera se encuentra en la región sur del mar Caribe. Desde noviembre empieza a disminuir el movimiento ascendente del aire hasta invertirse durante los meses de enero, febrero y marzo en un fuerte movimiento descendente. Este movimiento descendente se produce a alturas y con intensidades variables que dependen del tipo de los movimientos verticales macroespaciales. Los movimientos descendentes macroespaciales impiden toda formación de precipitación. Este esquema puede ser alterado por turbaciones provenientes de laITC solamente en casos muy excepcionales llega a cubrir la costa colombiana en la región de Santa Marta, tal como lo comprueba Hastenrath, y como lo muestran las fotografías de satélites del programa ESSA.
La mismaEntre diciembre y marzo, se observa el periodo de sequía en la parte del país que pertenece al hemisferio climático septentrional; esta es completa en unas regiones, con lluvia muy escasa en otras, e inexistente en algunos territorios, en los que llueve todo el año. A estas últimas pertenecen las zonas conveccionales de las vertientes exteriores del relieve; aunque en ellas, durante este periodo, se produce alguna disminución en las precipitaciones.
En la mayor parte del territorio, entre los dos máximos pluviométricos de cada año, hay una gran disminución de lluvias, que llega a ser en algunas regiones una corta sequía (pequeño «verano» o «veranillo»). En las regiones de clima semiárido esta sequía, entre las dos épocas de lluvia de cada año, es completa.
Al sur del ecuador climático —que es el eje de la franja de las calmas ecuatoriales— el ciclo anual de lluvias difiere del anteriormente descrito, presentando lluvias intensas al comienzo y final de cada año, con un solo periodo de sequía anual entre ambos periodos lluviosos. La figura 48 ilustra el ciclo de las lluvias en Colombia y las regiones que pertenecen a los hemisferios geográficos, ya que el ecuador climático pasa algunos grados al norte del geográfico.
UMEDAD ATMOSFÉRICA
3.6 HEl grado de humedad ambiental está aquí, como en todas partes, estrechamente asociado a la pluviosidad. Pero debido a la situación de Colombia en la zona ecuatorial siempre húmeda, ubicada entre dos océanos, cruzada por grandes ríos, poseedora de extensas ciénagas y territorios bajos e inundables, terrenos montañosos con valles de todas las formas, tamaños y suelos, se crean zonas de microclima con alta humedad sostenida durante todos los meses del año. En ellas, surge vegetación densa que ayuda a incrementar el alto grado de humedad atmosférica durante todo el año, actuando como un radiador.
Cifras altas de humedad atmosférica relativa (de 75 % a 90 %) sostenida a través de todos los meses del año, se dan en Colombia en la selva amazónica; en las márgenes selváticas del Orinoco y en la región de piedemonte en la Orinoquía; en las márgenes selváticas del Magdalena y del Atrato; en las fajas de manglares y selvas de las costas del Pacífico. Bosques artificiales creados para dar sombra y humedad al cafeto crean áreas de microclima que juegan papel de importancia en el sostenimiento de focos de enfermedades endémicas (cinturón cafetero).
En contraste con estas zonas de microclima, húmedo y súper húmedo, existen también otras regiones, mucho más reducidas, de climas semiáridos, pobres en vegetación, donde al cesar las lluvias la humedad ambiental cae a valores próximos a 65 % (Valle del Cauca, Girardot, parte de la Sabana de Bogotá, que están ubicadas en la sombra del viento). En la península de La Guajira, la proximidad del mar sostiene el grado de humedad por encima de 70 %.
URACIÓN DE LOS PERIODOS SECOS, CLIMA AMBIENTAL Y VEGETACIÓN NATURAL
3.7 DHemos señalado ya que para la definición del clima los valores de precipitación media anual tienen muy escaso significado, debido a que su efecto depende de la evaporación y esta, a su vez, principal aunque no exclusivamente, de la temperatura media, que en Colombia está inversamente asociada a la altitud y no con la latitud.
De otra parte, hemos mostrado las normas generales que rigen en Colombia para la distribución de las precipitaciones según la altitud y a través del ciclo anual, así como sus causas.
[69].
Indicamos también que un mes debe considerarse como seco cuando su precipitación media en mm es inferior al doble de la temperatura media de ese mismo periodo, en grados centígrados (véase la figura 47)La duración de los periodos secos, húmedos y súper húmedos, y sus alternaciones a través del ciclo climático anual, son fenómenos que en todo el mundo influyen sobre las formas de erosión, de sedimentación y la formación de los suelos. Sin embargo, su efecto más notable se manifiesta en la vida vegetal, animal y especialmente sobre las «asociaciones vegetales naturales».
[70] a sistematizar el análisis de la duración de los periodos secos en relación con sus efectos sobre la vegetación.
El reconocimiento de este hecho tan notorio ha inducido a muchos autores[71] analiza los métodos de otros autores, calcula los índices de aridez mensual, por adición establece periodos secos y húmedos a través del año (tabla 21) y lleva tales resultados al mapa. Al comparar este mapa con otro de vegetación sobre la América tropical, aparecen claramente seis zonas de concordancia.
Entre los alemanes, LauerABLA 21. Duración de los periodos húmedos
TDuración de los periodos húmedos |
Franjas de vegetación |
De 9,5 a 12 meses húmedos |
Selva pluvial |
De 7 a 9,5 meses húmedos |
Sabanaª húmeda |
De 4,5 a 7 meses húmedos |
Sabana seca |
De 2 a 4,5 meses húmedos |
Sabana espinar |
De 1 a 2 meses húmedos |
Semidesértica |
De 0 a 1 mes húmedo |
Desértica |
ª El término sabana, utilizado en este texto, no debe entenderse como equivalente de un concepto fisionómico ni morfológico uniforme. Tampoco para definir un solo tipo de formación vegetal, sino que incluye las distintas modalidades que se originan, tanto arbóreas como herbáceas y mixtas.
Sin embargo, estas generalizaciones, válidas a pequeña escala, no constituyen un reflejo de la realidad cuando tratan de aplicarse con más detalle al territorio colombiano, donde muchos factores locales las alteran. El más notable de ellos, ya lo hemos señalado, lo constituye el relieve, tan prominente y ramificado en el área más densamente poblada del país.
Esta particularidad climática del territorio colombiano nos ha inducido a efectuar el ensayo de ordenación sistemática de las diferentes regiones bioclimáticas de Colombia, a través de los distintos pisos térmicos, tal como se presenta en el Anexo 2, al final de este tomo. Estas mismas ideas se desarrollan en forma más simplificada en la tabla 22.
ABLA 22. Valores límite de precipitación anual, meses húmedos y temperaturas que caracterizan los climas ambientales extremosª en los Andes intertropicales.
TTIPOS DE CLIMA |
PISOS |
EXTREMOS DE |
Súper húmedo y muy húmedob |
||
11 a 12 meses húmedos |
Páramo bajo vertientes exteriores |
> 1.500 mm < 12 ºC |
Tierra caliente |
> 5.000 mm > 24 ºC |
|
Húmedo |
||
9 a 11 meses húmedos |
Páramo alto |
< 1.500 mm < 12 ºC |
Tierra caliente |
< 5.000 mm > 24 ºC |
|
Semihúmedo |
||
7 a 9 meses húmedos |
Páramo interandino |
< 800 mm < 12 ºC |
Tierra caliente |
< 2.500 mm> 24 ºC |
|
Semiárido |
||
4 a 7 meses húmedos |
Puna húmedac (No existe en Colombia) |
< 500 mm < 12 ºC |
Tierra caliente |
< 1.500 mm > 24 ºC |
|
Árido |
||
2 a 4 meses húmedos |
Puna secac (No existe en Colombia) |
< 250 mm < 12 ºC |
Tierra caliente |
< 500 mm > 24 ºC |
|
Semidesértico y desértico |
||
0 a 2 meses húmedos |
Puna desérticac (No existe en Colombia) |
< 200 mm < 12 ºC |
Tierra caliente (No existe en Colombia) |
< 200 mm > 24 ºC |
a Sólo se muestran los pisos térmicos extremos puesto que la inmensa variedad de combinaciones en las «tierras templadas» y las «tierras frías» no es susceptible de resumen sin importantes omisiones (de 1.000 a 3.000 msnm).
b Regiones cafeteras, como la del Quindío en Colombia, tienen doce meses lluviosos, pero la cantidad de precipitación anual es allí inferior a la que, a dicha altura y temperatura, establecería un clima súper húmedo o «muy húmedo».
c Cuando a grandes alturas la humedad es escasa y un periodo seco se prolonga por más de cuatro meses, desaparece el «páramo» y se origina la «puna». En la puna peruana meridional, la posición geoastronómica hace que empiece a manifestarse un régimen biestacional térmico e hídrico que la consolida. En cambio, en los Andes colombianos, típicamente ecuatoriales, se producen dos culminaciones solares anuales, suficientemente distanciadas entre sí para producir en el año dos periodos en que se marca una inflexión de las precipitaciones y dos periodos de alta pluviosidad. Los periodos secos, si acaso llegan a producirse, se fraccionan en dos, sus efectos acumulativos son menos notorios; en tales casos reina el «páramo» con su vegetación natural típica. Sin embargo, en la Sierra Nevada de Santa Marta (11º latitud norte) se insinúa ya un régimen biestacional con un solo periodo seco, más largo, pero que no alcanza a producir la «puna» como en las regiones latitudinales simétricas de los Andes peruanos, en el hemisferio sur.
[72] durante el año y la duración de los periodos secos en relación con la temperatura media (generalmente concordante con la altitud), pero se consideran también otros factores locales.
En ambos casos se toma en cuenta el número de meses húmedosEs de notar que en esta tabla se presentan sólo cinco grandes divisiones de clima ambiental debido a que la «desértica», con ningún mes húmedo, no se presenta sobre el territorio de Colombia.
El esquema central de estos cuadros es válido para los Andes intertropicales y puede expresarse como se observa en la tabla 23.
ABLA 23. Regiones geográficas de Colombia según pisos térmicos, clima ambiental y vegetación
T
La realidad ambiental, sin embargo, parece escapar a todos los intentos de sistematización climática rigurosa. En todo el mundo, pero más notoriamente en Colombia, las asociaciones vegetales y el paisaje que estas caracterizan han sido frecuentemente alterados por factores no estrictamente meteorológicos, de origen edáfico, topográfico o antropogénico. En otras ocasiones, extremos térmicos distorsionan normas básicas que rigen para el resto de la superficie terrestre. Tal es el caso, por ejemplo, de la Siberia Oriental (véase figura 47, Verkhoyansk, 67º latitud norte), donde se produce un clima continental extremadamente riguroso. Allí el invierno, con temperaturas bajísimas, dura alrededor de nueve meses, la actividad vegetativa se paraliza y las escasas precipitaciones caen totalmente en forma de nieve que se acumula como hielo; la evaporación es, durante este periodo, prácticamente nula. Durante el corto verano térmico siberiano, la actividad vegetal se hace posible, las precipitaciones son escasas y en relación con la temperatura reinante y la correspondiente evaporación de ese periodo, debería originar una vegetación propia de zonas áridas. Sin embargo, el deshielo del suelo y de la nieve acumulada en el invierno suministra humedad suficiente para que prospere un tipo de vegetación natural arbórea, propia de climas semihúmedos (La Taiga).
[73] de Colombia»), donde no se consideran estos fenómenos y compárese con el cartograma de vegetación.
En Colombia, principalmente en las zonas andinas interiores, las asociaciones vegetales naturales han sido profundamente modificadas por la acción del hombre, y en el interior de la Costa Atlántica, el drenaje insuficiente permite que la humedad edáfica se prolongue durante periodos en que la evaporación supera a las precipitaciones (Depresión Momposina, por ejemplo). Este fenómeno natural modifica el paisaje vegetal con relación al que correspondería a las condiciones estrictamente meteorológicas (véase «Mapa ecológicoOtro factor de mucha importancia en las regiones tropicales áridas, semiáridas y semihúmedas está constituido por la niebla y el rocío. Así, por ejemplo, en las montañas próximas a la Costa Atlántica, en su sector colombiano oriental, se encuentran, a determinadas alturas sobre el nivel del mar, cinturones de vigoroso bosque rodeados por formaciones de cactáceas. Coinciden estas formaciones de bosque con cinturones de niebla que sin embargo no generan precipitaciones propiamente dichas. La niebla y el rocío no penetran más de 3 cm en el suelo, y esto no parecería tener importancia ninguna para las raíces profundas. No obstante, el fenómeno observado sugiere la posibilidad de que la humedad atmosférica se condense durante la noche, relativamente fría, y alimente así a las plantas a través de la capa superficial del suelo y la humectación foliar. Es este un fenómeno aún por investigar.
Otros casos semejantes, aunque no tan bien caracterizados, se presentan en todas las montañas interandinas de Colombia, asociados a los cinturones altitudinales de niebla.
Tal cantidad de microfactores interfieren y matizan el panorama climático colombiano, de manera que, sobre su territorio, se produce un verdadero mosaico de regiones geoclimáticas (ecotopos), único en el mundo.
Esto fue lo que inspiró a Humboldt para decir, refiriéndose a las montañas ecuatoriales de los Andes:
[74].
[…] es la parte de la corteza de nuestro planeta donde, en un espacio más reducido, la naturaleza logra proporcionar una mayor multiplicidad de impresiones. En la cadena, hondamente surcada de los Andes, desde la Nueva Granada hasta Quito, le es dado al hombre ver a la vez todas las formas de plantas y todas las constelaciones del cielo. Aquí se abre el seno de la tierra y también se abren ambos hemisferios celestes, para mostrar la plena riqueza de sus fenómenos y de sus variadas formas; aquí están los climas, gracias a los cuales las distintas formaciones vegetales descansan ordenadamente unas sobre otras; aquí, para ser observadas por un ojo alerta, las leyes de la radiación del calor están grabadas en las paredes de las rocas de los AndesAS INFLUENCIAS OROGRÁFICAS SOBRE EL CLIMA
4.1 LEs de gran importancia para el clima de la región andina de Colombia el factor orográfico del relieve, que determina un régimen de distribución vertical de las precipitaciones con una disminución absoluta hacia las grandes alturas, en contraste con las latitudes altas, donde sucede lo contrario.
[75] estableció (basado en 80 perfiles de precipitación de diferentes montañas de la tierra) la tesis de que, en las montañas no tropicales, con el aumento de altura sobre el nivel del mar se registra también un aumento de la precipitación; en cambio, en las montañas intertropicales, después de un aumento inicial de la precipitación al pie de la montaña, hasta alcanzar una faja altitudinal situada entre 1.200 y 1.500 msnm (como zona de máxima precipitación), empieza una constante disminución de la precipitación hasta la cumbre del relieve. La causa de esta diferencia fundamental la ve Weischet en que, en el trópico, existe un predominio absoluto de las precipitaciones originadas en los procesos continuos de convección en las masas de aire relativamente homogéneas, las cuales producen la inmensa mayoría de las precipitaciones. Esto permite el desarrollo de todos aquellos fenómenos que son consecuencia de la disminución del vapor de agua con la altura, en progresión logarítmica. En las montañas de zona templada las precipitaciones se presentan como consecuencia del proceso ciclonal advectivo de las masas de aire ascendentes. Estas contienen relativamente el más alto contenido de vapor de agua, y lo llevan hacia los estratos de la troposfera entre 2 km y 4 km de altura, donde se efectúa entonces la mayor condensación. Al respecto dice Trojer en el trabajo ya mencionado:
Hace algunos años WeischetTodos los cambios que experimentan los elementos meteorológicos con el aumento de la altura, obedecen a leyes físicas (ley barométrica de altura, leyes termodinámicas, etcétera). Mientras que en la atmósfera libre, las leyes naturales proceden regularmente, la orografía con su influencia causa trastornos locales. La observación y la determinación de estas influencias locales, forma parte importante de la climatología dinámica que incluye en su descripción del clima, las consecuencias locales de las diferentes situaciones del tiempo reinante.
En los promedios mensuales y anuales se observan todavía las influencias orográficas. La disminución promedio de la temperatura con el aumento de la altura sobre el nivel del mar en los trópicos, alcanza, según Hahn, por cada 100 m de ascenso lento y suave, 0,54 ºC, y con ascenso rápido y brusco desde el fondo del valle hacia la cumbre montañosa, 0,62 ºC, lo cual equivale al gradiente general de temperatura húmedo-diabática de 0,5-0,6 ºC. Las temperaturas promedias anuales de algunas estaciones no coinciden con los valores calculados según las gradientes húmedo-adiabáticas.
A SEQUÍA EN LOS VALLES TRANSVERSALES
4.2 L[76]. Este fenómeno sólo se presenta tan intensamente en los valles transversales, pero no en valles longitudinales, que están protegidos contra la sequía por su topografía que es propicia a las influencias atmosféricas del exterior. Los valles transversales secos desembocan siempre sobre un húmedo piedemonte, lo que nos indica que no cabe en este caso una explicación del fenómeno con base en efectos hídricos de sotavento. Sucede en esta topografía, que favorece la formación de los valles muy secos, que el viento de montaña, con ciclo diurno, alcanza también su mayor desarrollo y fuerza. «La reincidencia de vientos con ciclo diurno de gran fuerza, profundos valles transversales de erosión, marcada sequía en sus partes más profundas, indica que orografía, vientos y sequía, también representan un fenómeno causal unificado» (Troll)[77]. Troll ve, pues, la coherencia genética en los vientos de la vertiente que durante el día asciende sobre los altos flancos del valle, los cuales, según la teoría de Wagner, se compensan con una corriente inversa relativamente fuerte, descendente sobre el centro del valle. La corriente atmosférica descendente, después de la de derivación en la altura, no permite la formación de nubes sobre el eje del valle profundo, mientras que en las partes superiores de las vertientes tienen que formarse forzosamente nubes de manantial como resultado de los vientos ascendentes sobre los flancos (Weischet)[78] (figura 93).
Otra característica climática orográfica se presenta en los valles andinos, como ya lo comprobó Troll, buscando las causas de la división tridimensional de la vegetación, especialmente marcada en los valles transversales de erosión de las montañas de la América tropical. Aquí «la sequía puede llegar hacia la parte inferior de los valles hasta ser desértica, en gargantas especialmente estrechas y precisamente en la parte más profundamente encorvada del valle. Desde aquí se sucede, valle arriba, un rápido cambio hacia los bosques húmedos de lluvia […]» (Troll)De manera que queda fuera de duda la importancia de los sistemas circulatorios atmosféricos para el desarrollo del tiempo en las montañas.
IGURA 93. Circulación atmosférica en los valles andinos.
F
IGURA 94. Circulación atmosférica diurna en un profundo valle transversal de erosión.
FLa «tierra fría» se caracteriza por su marcada concentración de las precipitaciones entre la 1 y 5 de la tarde, mientras que en la tierra templada, para esta misma hora del día, sólo se observan valores muy bajos de precipitación, tanto en cantidad, como en frecuencia. En la «tierra templada» desde el mínimo absoluto de precipitación, que corresponde para todos los pisos térmicos entre las 8 y las 11 horas de la mañana, la precipitación aumenta hacia las primeras horas de la tarde sólo en cantidad insignificante; aquí los valores altos se registran en las horas de la noche (Weischet).
La inversión de la cantidad de precipitación dentro del ciclo diurno, entre las tierras altas y bajas de la montaña, como también la pobreza relativa en lluvias convectivas en el interior de los valles durante las horas del día, indican muy claramente lo efectivo del movimiento descendente del aire sobre los ejes de los valles profundos, tal como lo exige la teoría de Wagner.
Así en las estaciones de Naranjal y Chinchiná, en la tierra templada, de un pequeño valle transversal en la vertiente occidental de la Cordillera Central, que desemboca en el valle longitudinal del río Cauca, las lluvias resultaron, durante los meses que estudió Weischet, con claras preferencias en las horas comprendidas entre las 8 de la noche y las 7 de la mañana. Las lluvias nocturnas compensan con creces el déficit del día. Se trata también en este caso de lluvias convectivas como aquellas que caen durante el día, y su origen lo ve Trojer en la inversión nocturna de la circulación de los vientos de valle y de la vertiente. Durante el periodo nocturno se inician sobre los flancos del valle corrientes de las cercanas capas de aire, convergentes hacia el fondo. La consecuencia de la convergencia así causada parece ser una reforzada convección sobre la planta plana de los valles.
Pero esta explicación de Trojer, válida, y fiel relato del tiempo del valle de Chinchiná, es a la vez la descripción del tiempo de la mayoría de las tierras montañosas del piso térmico templado y cálido; no corresponde sin embargo a los profundos y muy estrechos valles transversales de erosión (véase figura 94). La explicación está, al parecer, en las diferentes condiciones topográficas. Mientras que sobre las anchas suelas planas de los grandes valles longitudinales con sus vertientes de pendiente débil, el aire fluye sobre estos y los pequeños valles laterales, tiene que estancarse en los muy estrechos y profundos valles transversales, con laderas extremadamente inclinadas y fuerte declive; en estos últimos, la corriente del viento de la montaña recorre velozmente el corto trecho a través del valle-garganta hacia la llanura. Sostiene Weischet que, además de la circulación de los vientos de valle y vertiente, se debe considerar también que estos valles-gargantas sólo pueden ser abastecidos con precipitaciones originadas por las nubes de convección de los pisos de alta montaña, a pesar de que penetran larga y profundamente hacia abajo en la tierra templada y cálida, y a pesar de que limitan directamente con las llanuras húmedas al pie de las cordilleras. Ese cinturón alto de nubes sólo es capaz de producir una cantidad baja de agua de condensación. Afirma también Weischet que el cinturón de nubes, durante el día, está retenido por los vientos ascendentes sobre los flancos de la montaña y que ellos impiden la formación de nubes sobre los ejes de los valles; durante la noche el viento resulta del todo inefectivo para efectos de generar precipitaciones y tampoco puede ser remplazado, como en el caso de las grandes depresiones interandinas longitudinales, por otro sistema de convección. Como efecto secundario se debe agregar todavía la considerable pérdida de la lluvia por evaporación durante su caída, debido a la gran altura de esta. Por otro lado, existe, sumada a la ya en sí escasa precipitación, una acelerada pérdida de agua por evaporación a causa de la alta temperatura, la insolación sin obstáculo y la fuerte ventilación provocada por los vientos de la montaña. Todos estos factores mencionados son modificables por una longitud mayor del valle, la anchura de este, el declive de sus vertientes o la altura de la cumbre de estas (figuras 95 a 97).
AS ALTURAS DE MAYOR PRECIPITACIÓN
4.3 L[79].
El Servicio Colombiano de Meteorología e Hidrología ha elaborado unos perfiles latitudinales (sobre 3º 22’ N; 50 15’ N y 9º 00’ N), todos desde la costa del océano Pacífico en el occidente hasta 72º 00’ O longitud en el oriente. De igual manera levantó dos perfiles longitudinales (sobre los meridianos 73º 50’ o y 75º 35’ o) y desde la costa del mar Caribe en el norte hasta línea ecuatorial (0º) en el sur, los cuales explican en forma excelente y gráfica lo dicho hasta ahoraOS PERFILES LONGITUDINALES
4.3.1 LEl perfil sobre el meridiano 75º 35’ O, de norte a sur, en la costa del Caribe, muestra que, al sur de la bahía de Barbacoas, la precipitación anual es alrededor de 1.000 mm y hacia el interior aumenta progresivamente. Entre los 8º y 7º latitud norte, en las vertientes septentrionales de la Cordillera Central, en Antioquia, alcanza su máximo volumen cerca de 3.500 mm, mientras que en el interior de la cordillera sobre el batolito antioqueño, en la tierra fría (± 2.500 msnm), baja bruscamente para luego crecer nuevamente en las vertientes del valle de Aburrá por encima de los 2.500 mm de precipitación.
Al llegar al estrecho cañón del río Cauca, entre 6º y 5º latitud norte, la lluvia disminuye fuertemente en ese estrecho valle de chimenea, hasta cerca de 1.000 mm anuales.
Luego, trepando la vertiente occidental de la Cordillera Central entre 5º y 4º latitud norte, donde la cordillera alcanza alturas superiores a 8.500 msnm, la precipitación en las cumbres de la cordillera disminuye a menos de 500 mm por año.
IGURA 95. Perfil hidrológico a través de los Andes colombianos (latitud 5ºN).
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IGURA 96. Perfil hidrológico al norte de la Sabana de Bogotá.
F
IGURA 97. Perfil hidrológico al sur de la Sabana de Bogotá.
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Más al sur, al bajar por la vertiente oriental magdalenense, alcanza un nuevo máximo en el valle medio del río Saldaña (± 1.600 msnm).
Disminuye nuevamente en las cumbres de la serranía de Iquira entre los 2.500 y 3.000 msnm.
Ya en la vertiente del macizo del Nevado del Huila culmina otra vez con unos ± 2.000 mm; en la tierra templada y disminuye ligeramente en el valle estrecho del río Magdalena. Aquí, cerca de Tarqui, alrededor de 1.000 msnm.
En la vertiente occidental de la Cordillera Oriental apenas aumenta ligeramente para descender en la cumbre de la cordillera cerca de 2º latitud norte en alrededor de 1.000 mm. Es de notar que la disminución en las cumbres es mayor mientras más altas sean estas.
De aquí en adelante el perfil sigue hacia la vertiente exterior de la Cordillera Oriental sobre la Amazonía; el volumen de la lluvia aumenta rápidamente a valores superiores a los 4.000 mm.
También de norte a sur, el perfil sobre el meridiano 73º 50’ O, muestra las lluvias convectivas en la vertiente septentrional de la Sierra Nevada de Santa Marta que llegan a los 2.000 mm anuales en la zona de máxima precipitación de la tierra templada, contra unos ± 600 mm en la costa (este contraste es aún más marcado en la vertiente occidental, donde en una finca cafetera, Las Nubes, a 1.400 msnm, las lluvias anuales llegan a 3.250 mm anuales, contra 456 mm en Santa Marta, al nivel del mar).
Pero en el valle de los ríos Manzanares-Piedras (se tratará más adelante) esta baja a menos de 500 mm anuales, para luego alcanzar en las vertientes de la sierra nuevamente valores de más de 2.000 mm. Luego, hacia el interior del país (la Sierra Nevada de Santa Marta y la Cordillera Oriental, Serranía de los Motilones), en la sombra seca de los vientos, la lluvia es inferior (± 800 mm) a las cantidades que se registran en las llanuras al occidente del río Magdalena. Aumenta sobre la ciénaga de Zapatosa para disminuir nuevamente en el enclave seco de la región de La Gloria, y luego aumenta, culminando con más de 3.000 mm anuales, en la vertiente de la Cordillera Oriental sobre el valle selvático del río Magdalena.
En los estrechos y profundos valles transversales disminuye hasta alrededor de 800 mm. Luego, en el sector de las altiplanicies de la cordillera con alturas alrededor de 2.500 msnm, la precipitación sube nuevamente alrededor de los 1.000 mm anuales, aunque con algunos enclaves más secos, como la cuenca del lago de Fúquene.
En la vertiente exterior de la Cordillera Oriental, alrededor de los 4º latitud norte, aumenta rápidamente a valores superiores a los 4.000 mm, en las alturas de la tierra templada.
OS PERFILES LATITUDINALES
4.3.2 LLos perfiles latitudinales —si exceptuamos aquel sobre 9º latitud norte que registra una precipitación uniforme de algo más de 1.200 mm para culminar con el doble de volumen en la vertiente de la Cordillera Oriental— son mucho más movidos en el relieve que cruzan y, por lo mismo, también en la curva de los valores de precipitación.
El perfil sobre 6º 15’ latitud norte, de oeste a este, muestra que en la cordillera del Baudó, Costa del Pacífico, la lluvia pasa de los 7.000 mm anuales. En la vertiente exterior de la Cordillera Occidental disminuye la cantidad de lluvia de los 2.000 msnm hacia arriba.
En el interior de la cordillera, en el valle longitudinal del río Penderisco, disminuye aún más. A la vez, este perfil muestra la estructura típica de la cordillera, con sus ramales occidentales frecuentemente más altos que su eje, los cuales protegen así a los valles longitudinales contra la influencia del clima chocoense, súper húmedo.
Sube luego nuevamente sobre la vertiente del valle que forma aquí el cordón magistral de la cordillera, para bajar en su vertiente oriental hacia el estrecho cañón del río Cauca, con altura inferior a los 1.000 msnm y precipitación en sus vertientes templadas alrededor de 1.700 mm anuales (los suelos planos del cañón y las partes altas de su vertiente tienen valores inferiores).
La vertiente oriental de la Cordillera Central (excepcionalmente baja en este sector) registra un considerable aumento de la precipitación —cerca de los 4.000 mm anuales— en la tierra templada sobre la vertiente del valle selvático del río Magdalena, pero sobre la base misma del valle de ese río, disminuye (alrededor de los 2.500 mm) para subir nuevamente en la vertiente occidental de la Cordillera Oriental, sin alcanzar los valores de la vertiente de la Cordillera Central.
En este sector, la Cordillera Oriental se caracteriza por grandes valles longitudinales interandinos, que en el oriente están delimitados por el eje de la cordillera y divisoria de aguas. A medida que estos valles y sus cordilleras divisorias se alejan del valle del río Magdalena, aumentan la altura sobre el nivel del mar y se acercan al alto cordón magistral de la cordillera, disminuye la precipitación, hasta llegar a su valor mínimo —menos de 500 mm anuales— en el profundo y estrecho cañón del río Chicamocha, frente a la muy alta culminación de la cordillera.
Como en otros lugares, después de la parte más profunda, seca y árida, del valle estrecho del río Chicamocha, en las alturas mayores, aumenta nuevamente la precipitación y el contraste es mayor cuanto más profundo y estrecho es el cañón.
Luego en la vertiente exterior, sobre la región del Casanare, aumenta rápidamente la precipitación, alcanzando su mayor volumen en la tierra templada, tras los otros dos cinturones de nubes superiores bien desarrollados (en la tierra fría y en los páramos) situados sobre la alta vertiente de la Sierra Nevada del Cocuy. Estos últimos, aunque originan menores valores absolutos de precipitación, no quedan atrás en efectividad como lo muestran los cuadros de vegetación del bosque de niebla y del páramo.
[80] (el valle del río Dagua, algo más al sur, en la Cordillera Occidental, es un ejemplo clásico de la sequía climática en un sector entre las cordilleras).
El perfil sobre los 5º latitud norte muestra en líneas generales el mismo cuadro que el perfil anterior, destacándose, quizás un poco exageradas, las islas de sequía en los valles transversales de las cordilleras Central y Occidental. Lo mismo sucede en el sector de los altiplanos de la Cordillera Oriental, por donde pasa el perfilEl perfil latitudinal sobre 3º 25’ latitud norte, a la altura de la ciudad de Cali, registra unas inexactitudes que resultan de los errores hipsométricos del mapa sobre el cual se traza80 bis. Este perfil pasa por la parte septentrional de los Farallones de Cali en la Cordillera Occidental, los cuales tienen, en esta parte, por lo menos 1.000 m más de altura de la indicada en el mapa. Esto hace que las lluvias en la vertiente sobre el océano Pacífico sean aún más altas que las indicadas para la región chocoana en los perfiles sobre 5º y 6º 15’ norte; es decir, más del doble de lo que figura en el gráfico. Quizá la curva de precipitación a través de las cordilleras es demasiado esquematizada y generalizada y hacen bajar demasiado los valores de lluvias en los valles transversales, tanto en la Cordillera Occidental como en la Central, donde el valle del río Saldaña, sobre esta latitud, no muestra un ambiente tan árido; en cambio, el valle del río Cabrera, en la Cordillera Oriental, sí está bien indicado.
[81].
En resumen, estos trabajos del Servicio Colombiano de Meteorología e Hidrología coinciden con las tesis expuestas en este estudio y comprueban lo complejo de la bio-climatología en los Andes ecuatoriales húmedos. Sin embargo, nos parece que deberían presentarse, en vía de ensayo, en una segunda serie de gráficos, los valores de los dos cinturones de nubes más altos, por encima de aquel primero que provoca el máximo volumen de lluvia. Esos otros cinturones pueden producir, según las condiciones locales, valores muy altos de precipitación, como, por ejemplo, en la laguna de Chingaza, donde a 3.205 msnm se produce precipitación media anual de 2.608 mm y Santa Rosa de Sumapaz, a 3.400 msnm con 1.647 mm anualesA SEQUÍA CLIMÁTICA EN LA REGIÓN COSTANERA DE SANTA MARTA
4.4 L[82]. Aquí, durante los meses que tienen componente del viento ascendente en la corriente de los alisios, es decir, durante el periodo de lluvias, se forman sistemas de vientos de ciclo diurno. Estos están compuestos por una circulación reforzada de los vientos de montaña-valle y otros vientos tierra-mar. Durante la época de sequía, la componente del viento oriental provocada por la brisa es tan fuerte, que el viento de mar-valle que sopla durante el día desde el occidente sólo se hace sentir aquí al sur de la desembocadura del río Gaira, región ubicada al sotavento de la alta Sierra Nevada de Santa Marta.
Aunque la anterior descripción general del tiempo en los valles longitudinales, los valles transversales sobre los primeros, y los estrechos valles transversales de erosión profunda, con partes muy secas, relata lo típico de la climatología andina tropical, existen además regiones con otras reglas. Así, por ejemplo, la sequía climática en la región costanera de Santa Marta obedece a causas diferentesPara poder explicar la muy marcada sequía en Santa Marta (la ciudad con la menor precipitación en Colombia) y sus alrededores, es necesario analizar la situación del ciclo diurno de la circulación en el periodo lluvioso de la región. Durante el día sopla un viento de mar-valle, desde el occidente, que penetra en los valles de la Sierra Nevada hacia arriba; en la corriente superpuesta de compensación con dirección occidental, que está incorporada en la corriente de los alisios, se forma una divergencia horizontal sobre el valle inferior de los ríos Manzanares y Gaira. Esta determina un descenso vertical de masas de aire que impide la formación de precipitaciones; complementariamente se logra una estabilización del aire por el enfriamiento de este en contacto con el agua del mar, más fresco.
Durante la noche sopla un viento de montaña hacia el mar, a poca altura del suelo, incorporado en la corriente este-oeste de los alisios. Pero, al parecer, no se forma una corriente alta de compensación en dirección opuesta, ya que las nubes (cúmulos) que se forman sobre el mar por lo general no fluyen hacia la tierra firme. Este fenómeno tiene como consecuencia un fuerte movimiento descendente del aire sobre la tierra firme, desde la troposfera mediana y superior, y por lo mismo es opuesto también a la formación de precipitaciones.
[83].
Así que la regla encontrada por W. Weischet y arriba explicada, según la cual en las altas montañas tropicales las divergencias durante el día se convierten durante la noche en una convergencia, no se cumple en este caso costero y, por lo mismo, estos valles (Manzanares y Gaira), también son pobres en precipitación durante la noche. El sistema de convección que se forma durante la noche sobre el mar no influye sobre la región costanera de Santa Marta (figura 98) (Herrmann)
IGURA 98. Diagrama de las condiciones atmosféricas en la región costanera de Santa Marta que dan origen a una zona seca.
F[84].
Al oriente de Santa Marta, entre un ramal cordillerano costanero de la Sierra Nevada y el Horst del macizo propiamente dicho, se extiende un valle con dirección este-oeste, subdivido por un divorcio de aguas, ocupado en su parte occidental por el río Manzanares y en el sector oriental por el río Piedras. Durante las épocas con un tiempo que se caracteriza por movimientos descendentes del aire y una clara inversión del alisio en alturas de 1.400-1.800 msnm se forma en este valle la «brisa», un viento catabático del tipo de Föhn que puede alcanzar hasta la fuerza de un huracán. Frecuentemente están unidos a la brisa desarrollos diabáticos tanto secos como húmedos y la formación de un muro (frente) de Föhn. Condición previa para la formación de la brisa es una corriente aliso-fresca, de estable estratificación, bajo una clara inversión, en altura entre 1.400-1.800 msnm. Según el principio de Arquímedes se precipita este aire al valle de Manzanares ocupado por masas de aire cálido indiferentemente estratificado (Herrmann)
[64] Sobre la línea ecuatorial el sol culmina en la fecha de equinoccios, pero a 5º latitud norte la culminación se produce en fechas distintas, unos días antes del equinoccio del 22 de septiembre y unos días después del 21 de marzo, tal como se indica en la tabla.
[65] Véanse el anexo 2 y la figura 99.
[66] Trojer, Hans, 1954, «El tiempo reinante en Colombia», Boletín Técnico, vol. II, n.º 3.
[67] Tomado de Schmidt, R. D, 1952, et al. «Studien zur Klima und Vegetationskunde der Tropen», Bonner Geographische Abhandlungen.
[68] ITC significa «intertrópico de convergencia», el cual está constituido por la zona de contacto entre el área afectada por el alisio y la «zona de calmas ecuatoriales» propiamente dicha.
[69] Obsérvese que en Colombia las temperaturas medias mensuales tienen muy poca oscilación, de tal suerte que, tomar la temperatura media anual, no produce errores de consideración.
[70] Entre otros: Penk, Martonn; Lang, Tornthewaite.
[71] Lauer, Wilhem, 1952, «Humide und aride Jahreszeiten in Afrika und Südamerika in Beziehung zu den Vegetationsgürteln», Bonner Geographische Abhandlungen, Bonn: Heft 9.
[72] Se consideran meses húmedos aquellos en que la precipitación es mayor que la evaporación (P > E); meses secos aquellos en que la relación se invierte (P < E) y el límite entre ellos estaría en equilibrio (P = E).
[73] Mapa ecológico según la clasificación de formaciones vegetales del mundo de R. L. R. (Holdridge), Instituto Geográfico Agustín Codazzi, Departamento Agrológico, escala 1: 1.000.000, Bogotá: 1962.
[74] Alexander von Humboldt, Cosmos.
[75] Weishet, W, 1969, «Klimatologische Regeln zur Vertikalverteilung der Niederschlage in Tropengebirgen», Die Erde, vol. 100, n.º 2-4: págs. 287-306.
[76] Troll, Carl, 1952, «Die Lokalwinde der Tropengebirge und ihr Einfluss auf Niederschlag und Vegetation», Bonner Geog. Abh. 9.
[77] Troll, Carl, 1959, «Die tropischen Gebirge: ihre dreidimensionale klimatische und pflanzengeographische», Bonner Geogr, Abh. 25.
[78] Weishet, Wolfgang, 1969, «Klimatologische Regeln zur Vertikalverteilung der Niederschlaege in Tropengebirgen», Die Erde, vol. 100, n.º 2-4.
[79] Inconvenientes de última hora hicieron imposible la reproducción de estos perfiles como hubiese sido nuestro deseo.
[80] Debido a la escala pequeña del perfil y su consecuente generalización, necesariamente este tiene que tener omisiones que no restan validez a la teoría ni mérito al trabajo.
[81] En Colombia no es fácil obtener registros de precipitaciones para un periodo de doce años en estaciones de gran altura. Por tal razón creemos de interés transcribir la información gentilmente suministrada por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, relativa a la estación de Santa Rosa, ubicada al sur de Bogotá, en el macizo de Sumapaz, vertiente oriental, sobre la carretera a Nazareth y a 3.400 msnm. Obsérvese el alto volumen anual de precipitaciones medias registradas y las notables desviaciones, tanto mensuales como anuales, en relación con los respectivos promedios, en la tabla 5, en la pág. 93.
[82] Véase Herrmann, Reimer, 1970, «Las causas de la sequía climática en la región costanera de Santa Marta en Colombia», Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, vol. XIII, n.º 52.
[83] Ibidem.
[84] Ibidem.
L SUELO, AL LADO DEL TRABAJO Y del capital, es uno de los tres factores de producción con respecto a la economía nacional. De otra manera, es también considerado como una formación de humus, que fue creado a través de la descomposición física y química de las rocas y en asocio de la transformación biótica, y así es como lo vamos a considerar aquí. El otro, el primer aspecto, lo analizamos en el capítulo sobre el uso y la tenencia de la tierra.
EAl lado de los hechos típico-tropicales y tridimensional en un orden vertical en las montañas de clima y vegetación, naturalmente los suelos de estas tierras también se forman bajo la influencia del clima, base rocosa, hechos bióticos, relieve y tiempo.
En Colombia se presenta en forma extraordinaria la relación entre las formaciones de suelos, vegetación y clima, que debido a la tridimensionalidad representan enormes diferencias sobre espacios pequeños en las montañas.
Así que la división del territorio de Colombia por tipos generales de suelos —todos tropicales— es a la vez una limitación de las regiones climáticas, y por lo mismo pueden considerarse como regiones con diferentes posibilidades de desarrollo económico agrario.
En la región de las llanuras del Caribe, desde la costa hasta el piedemonte cálido, la situación de los suelos y de la vegetación está primordialmente influida por la variable cantidad y regímenes de las lluvias a través del año. Desde la costa (Guajira con lluvias anuales entre 150 y 500 mm y con 10 y 40 días de lluvia, ubicados en los meses de octubre, noviembre y mayo), pobre en lluvias, hasta el pie de los Andes, extraordinariamente rico en precipitación (entre 3.000 y 4.000 mm anuales y con unos 200 días de lluvia) se cambia desde el suelo seco sierozem que tiende a arenoso sobre una base calcárea y frecuentemente se torna salina, hacia los suelos de morenos descalcáreos. Estos últimos son en su contextura superficial arcillosa y poco ácida.
[85] generaliza demasiado y establece un latosol para todas las tierras bajas semihúmedas, súper húmedas, y húmedas del país. Lo cierto es que existe una gran cantidad de diferentes tipos de latosoles. En las llanuras del Caribe encontramos unos latosoles pardos y al parecer son el resultado de un clima tropical regularmente húmedo, entre 1.500 y 2.000 mm anuales y sobre todo con un bien marcado periodo de sequía. Este tiempo de sequía —aquí de duración de tres meses— es suficiente para desecar los horizontes superiores del suelo e influir decisivamente sobre la formación de humus y arcilla. La escasez temporal de agua impide la destrucción total de las sustancias orgánicas, lo que hace posible la formación de un horizonte superior humoso.
Luego predominan en las llanuras del Caribe «rojos amarillos sobre rocas de alto contenido en cuarzo». Este amplio grupo de los latosoles predomina en Colombia por ser un país tropical y húmedo. J. Bernal dice que «la gran parte de los trópicos cálidos húmedos y subhúmedos en la América tropical están cubiertos por suelos rojos o amarillos, profundos, de drenaje libre y fuertemente meteorizados». Predomina en ellos una arcilla muy fina. Pero el «mapa de suelos» del Atlas Nacional de ColombiaEste latosol pardo es para la agricultura un suelo muy bueno y productivo. La profundidad de este y la precipitación durante la mayor parte del año garantizan un buen abastecimiento para las plantas. El humus constituye un factor favorable en el suelo superior, y la reacción ácida todavía es aquí baja.
Más hacia el sur, sobre el piedemonte Caribe de los Andes, aumenta la lluvia (3.000 a 4.000 mm anuales) y disminuye hasta desaparecer el periodo de sequía. Durante las épocas de las lluvias cenitales, la precipitación es mucho más abundante que durante el resto del año, cuando inclusive se da el caso de que deja de llover durante algunos días. Pero normalmente el tiempo seco no es lo suficientemente largo como para que se seque la capa superior del suelo. Situaciones climáticas y edafológicas muy parecidas a las descritas también predominan al pie oriental de los Andes, en las llanuras amazónicas y aún mucho más acentuadas en la baja vertiente y piedemonte andino sobre el océano Pacífico.
[86] se desarrolla una constante hidrólisis (descomposición y meteorización) química por la acción del agua y del calor permanente en los trópicos que producen en la superficie una petrificación por falta de oxígeno y se forman gases carbónicos que luego en conjunto impiden una mayor formación de humus. Así que no puede formar un horizonte húmico propiamente dicho. Sin embargo, en su estado no interferido por el hombre, el suelo está cubierto por una capa floja de detritus vegetales de varios centímetros de espesor de constante renovación (debido a la composición florística heterogénea de la selva pluvial, donde cada especie tiene un ciclo vital diferente de las demás, lo cual permite un constante suministro de detritus). Inmediatamente por debajo de esta «capa vegetal» sigue el suelo mineral muy pobre en elementos nutritivos. Desgraciadamente, es grande el peligro de alterar este equilibrio biótico, cuando se destruye este cobertizo orgánico natural del suelo, si este es sometido a cultivos agrícolas. Es decir, si estos suelos pueden ser protegidos del lavado de la lluvia son excelentes para la agricultura tropical, pero una regeneración de la base inferior de estos es casi imposible. Por lo tanto, es muy necesario encontrar y aplicar un procedimiento cuidadoso en la utilización agroeconómica de las tierras de la selva pluvial tropical. Se entiende hoy que por medio de formas adecuadas de cultivo y el periódico suministro complementario de los minerales necesarios se podría impedir la muy rápida disminución en el rendimiento agrícola. Todos los latosoles —y las variedades son muy numerosas de acuerdo con los factores locales— están fuertemente expuestos a la erosión una vez que sean desprovistos de su vegetación natural. El grano muy fino de la arcilla, bajo la violencia de las lluvias en las tierras bajas tropicales, pone en peligro su estabilidad, escasa de por sí. Rápidamente es llevado por las lluvias el escaso suelo y queda luego la base rocosa también ya intensamente meteorizada. Lograr un método y sistema de técnica agrícola para el adecuado aprovechamiento de los latosoles es, para Colombia y toda la América tropical, de la mayor importancia.
El ambiente húmedo-cálido permanente (temperatura media entre 26 ºC y 28 ºC con oscilación anual inferior a 2 ºC) no solamente permite una abundante producción vegetal año tras año, ininterrumpidamente, sino también la destrucción de los residuos vegetales y otros que se realiza de una manera continua y sui generis. Es, pues, esencial para el tamaño y la rapidez de la formación de suelos la cantidad disponible de humedad y calor. En este clima descrito donde existen los latosolesEn el mencionado mapa aparecen en la región, entre los montes de Oca y la Sierra Nevada de Santa Marta, suelos del tipo Rendzina en un clima entre semiárido y árido sobre la base de rocas calcáreas y de yeso de poca profundidad y humosos. Aquí el problema es el agua.
Los suelos de los Llanos Orientales, los de la parte selvática del valle del río Magdalena y del Catatumbo, los califica el mapa como «suelos hidromórficos derivados de rocas básicas». En las regiones planas, cuando el drenaje subterráneo es deficiente, son pues pobremente drenados y derivados de sedimentos no consolidados y que se desarrollaron en un clima de sabana húmedo. El agua retenida actúa igual, como ya está indicado en el caso de los latosoles, por medio de la lixiviación, formando capas de materiales de hierro y aluminio, y son, por ende, también latosoles, con la observación de que la vegetación natural casi siempre lleva una estrecha relación con el tipo de suelo, lo cual indica que tanto el valle selvático del río Magdalena como también en el selvático Catatumbo existen tipos diferentes a los de los Llanos Orientales.
[87] aluviales que pertenecen al orden azonal[88]. Los suelos aluviales son de la mayor importancia agrícola en el país. La riqueza o fertilidad natural de los suelos radica en el hecho de la frecuencia o poca o ninguna alteración de los materiales depositados que sirven de material de partida al suelo. De allí, por meteorización, saldrán todas o casi todas las sustancias necesarias para el desarrollo de una rigurosa vegetación. No están, lógicamente, afectadas por la laterización, que es el proceso pedogenético típico del trópico; son pues suelos azonales[89]. A este grupo pertenecen, como lo indica el mapa, en primer lugar, los ríos de las llanuras del Caribe con la Depresión Momposina, donde existen posibilidades de recuperación de estas tierras para fines agropecuarios, tal como se ha proyectado ya en el año de 1960 para
Entre los suelos mencionados hasta ahora que cubren las partes bajas del país, faltan todavía los Regosoles[90].
algunas 300.000 hectáreas de suelos aluviales al oriente, sur y occidente de la Ciénaga Grande (de Santa Marta), que actualmente tienen muy poco valor, debido a varias razones, entre las cuales se encuentran drenaje malo e inundaciones, agua inadecuada en el verano e influencia salina. El problema de la recuperación de estos suelos difiere en clase y magnitud en las diferentes áreas […]III, 1.1.6) y están cubiertos por bosques de galerías en los Llanos Orientales. En los ríos de «aguas negras» sólo existen en los cursos inferiores y de menor desarrollo. Pero la larga faja de suelos hidromórficos salinos sobre la costa del océano Pacífico desde el Cabo Corrientes hasta el Ecuador no permite una modificación de sus condiciones naturales.
Especialmente válido es este último concepto para el valle aluvial del río Atrato, donde luego otro factor negativo, el del clima ambiental súper húmedo, ofrece otros problemas. Sin embargo, los cultivos de banano en el valle del río Bojayá y el cultivo del arroz en las vegas de todos los ríos, más un ensayo del desagüe de una ciénaga-playón con excelentes resultados, muestran que también en el valle del río Atrato existen posibilidades de la recuperación de tierras aluviales. Los suelos aluviales están sujetos a los ríos de «aguas blancas» (véase el apartado «Los ríos de aguas negras y de aguas blancas», en el capítuloAhora, en el orden vertical de los cinturones de clima, vegetación y suelos en las montañas, desde el pie de los Andes hasta sus cumbres, se reconoce principalmente la influencia de la temperatura en disminución, asociada con las cantidades de precipitación, la cual, luego de una cantidad máxima alrededor de los 1.500 msnm, disminuye desde aquí hacia arriba. Aun cuando se observan dos nuevos máximos en alturas de 2.800 a 3.000 msnm y alrededor de los 4.000 msnm con valores muy inferiores a la del primer cinturón de nubes ecuatoriales; sus efectos, sin embargo, la precipitación efectiva, debido a la baja temperatura, son grandes. La temperatura más fresca y las lluvias menos abundantes e intermitentes provocan ante todo un aumento de la producción de humus.
¿Cómo se forma el humus fértil del suelo? Desde los principios de la agricultura es sabido que proviene de las sustancias de desperdicios vegetales y animales que se descomponen en el suelo. Pero cómo se forma, pudo descubrirse tan solo muy recientemente, por medio de comprobaciones químicas, microbiológicas y también de zoología del suelo. Las cantidades más o menos grandes de paja o follaje que se acumulan anualmente consisten en su mayor parte en membranas de célula, que además de celulosa, contienen la sustancia lignina. Al absorber el oxígeno del aire, este puede transformarse en sustancias pardas del tipo de humus. Es decir, que no debe pasarse por alto la importancia del lignino como sustancia madre del humus. Pero, a diferencia del humus natural del suelo, no contiene nitrógeno. La mantilla suave de humus fértil contiene nitrógeno en una proporción cuantitativa de alrededor de 1:10 respecto al carbono. Por eso debe suponerse adicionalmente que durante la absorción de oxígeno y la transformación en complejos moleculares más amplios se introduce de alguna forma nitrógeno en el lignino o en sus componentes del fenol. Esto es probable pero no está comprobado.
[91].
Las bacterias, actinomicetos y hongos que viven en el suelo de la sustancia orgánica que se da naturalmente o es introducida por el hombre bajo determinadas circunstancias, también pueden originar fenómenos que pueden servir como sustancia inicial para la síntesis del humus. Para algunas especies de moho, actinomicetos y bacterias, esto ya pudo comprobarseLa descomposición de las materias orgánicas abundantes de los diversos tipos de vegetación es más lenta en asocio con el oxígeno, en contraste con lo que sucede en la selva pluvial de tierras bajas y cálidas. Con temperaturas aun más frescas, en las cumbres de los Andes, se comprueba esta regla en forma más acentuada todavía. La materia orgánica ya no se descompone, o lo hace muy lentamente, y nuevamente las tierras son estériles. Los cambios de temperatura y humedad no solamente influyen sobre la formación del humus, sino igualmente sobre la formación e intensidad de la meteorización y sobre la formación de los minerales del suelo y vegetación, formando cinturones verticales y horizontales de clima, vegetación y suelos.
[92] generaliza demasiado el muy complejo mosaico de los suelos en las regiones montañosas del país, y únicamente diferencia entre las cordilleras con «latosoles rojos oscuros derivados de rocas básicas» como la mayor parte de las cordilleras Central y Occidental y luego la Cordillera Oriental de rocas sedimentarias —excepto la parte sur compuesta por el batolito de Garzón y en el norte la cordillera de Ocaña que pertenecen al primer grupo— como «latosoles rojos amarillos sobre rocas con alto contenido de cuarzo en la cordillera». En las tres cordilleras se hace luego figurar «Brown Firest Svila. Acid Brown Forest Soils» —suelos parelo forestales— ácidos los últimos. Es decir, predominan en las montañas los latosoles, afloramientos rocosos y latosoles como podsólicos amarillo rojizo, pardo forestales, ácidos o no, según la base rocosa, y otros lateríticos pardo rojizos. La Sierra Nevada de Santa Marta y la parte central de la cordillera de Baudó sobre el océano Pacífico carecen de suelos pardos forestales, lo que es asombroso en el caso de la Sierra Nevada de Santa Marta.
El mapa de suelos del Atlas Nacional de Colombia[93].
Entre los suelos más importantes del país figuran los de los altiplanos en la tierra fría de la Cordillera Oriental, denominados en el mapa como «low humus bley» (el nombre en español no se indica) se trata de suelos de sedimentación de agua dulce de origen del Cuaternario superior y del Holoceno cuando empezaron a desaparecer los lagos en el piso térmico frío. El origen de los sedimentos es periglacial y deben buscarse en las montañas adyacentes a los altiplanos, con contribución de cenizas volcánicas que fueron depositadas por el viento en las aguas del lago que cubrió la Sabana de Bogotá, desde el macizo volcánico de la Cordillera Central. Los suelos son en general hidromórficos y típicos de estas tierras frías y planas de la alta montaña ecuatorial, con los de la llamada serie «Sabana de Bogotá» que se caracterizan por ser suelos profundos y pluralidad de los horizontes, siendo el más superficial franco limoso, marrón oscuro suelto y ligeramente ácido, alcanzando este primer horizonte un espesor de algo más de medio metro. Los demás horizontes, todos bien desarrollados, descansan en una profundidad superior a los 2 metros sobre el material parental de los depósitos cuaternarios. Son suelos pobres en fertilizantes y hoy cansados por la larga e intensa explotación continua. Sin embargo, con el debido tratamiento reaccionan y responden bien. Figuran entre los mejores suelos del paísEn el mapa de suelos las vertientes exteriores de las cordilleras se confunden con los latosoles hasta más de los mil metros de altura, en la zona de precipitación máxima. En el interior de la cordillera el mapa indica en el valle del río Cauca, entre el Quilichao y hasta el valle de Risaralda, suelos Brunizem. Los suelos del valle del río Cauca son en general aluviones muy recientes en su parte meridional, con tendencia a Chernozem (tierras negras) o a las praderas (Praile) y por esto el nombre, y en el norte, son suelos hidromórficos. La altura de 1.000 msnm cambia ya la temperatura (± 24 ºC). La precipitación anual es mucho menor que en las vertientes externas (± 1.000 a 1.500 mm) y distribuidos en dos periodos anuales. El clima es más seco y menos húmedo; al parecer, permiten una producción de humus menos abundante, pero una transformación más intensa de los suelos, sustancias orgánicas. El perfil típico muestra en su capa superior, que oscila entre 30 cm y 40 cm, una textura franca o franco-limosa, color gris marrón con acidez regular (pH 6,8). La productividad de estos suelos es muy alta y sólo se ve afectada por la falta de agua.
Otro tipo de suelos son los Andosoles, que cubren las regiones volcánicas desde las cuencas interandinas de Nariño en el sur hasta el Quindío y la vertiente del macizo central volcánico en la Cordillera Central en el norte. Provienen, pues, de materias volcánicas y figuran entre los más productivos del país. Los de las cuencas interandinas de Nariño, todos están en tierra fría, alrededor de 2.500 msnm, y son de los tipos franco arenosos hasta arcillosos livianos. La región del Quindío tiene una altura media de unos 1.200 msnm. El material parental de los suelos es ceniza volcánica-andesítica y su horizonte superior es profundo de color marrón negro, franco, permeable y de escasa acidez. Son ricos en fertilizantes y dan la base para la más importante zona cafetera del país.
Un interesante estudio sobre «Aptitudes de explotación de los suelos» en Colombia, realizado por el Incora y expresado en un mapa (1:1.000.000), sólo abarca el 45,69 % del territorio nacional, lo que concuerda a grandes rasgos con el límite de rentabilidad del país activo del presente. Fuera de este límite, y fuera del país ocupado, hay otro territorio no poblado ni aprovechado, algo más de la mitad de la tierra colombiana, es decir, el 54,31 % de su territorio nacional. A la vez este territorio no ocupado, no estudiado y despoblado, está cubierto en su mayor extensión por suelos lateríticos. Si estos territorios, hoy fuera del área antropogeográfica de Colombia, son aprovechables o no, es asunto de vital importancia para el futuro del país y de toda la América tropical.
III a VIII tierras que no están ocupadas y mucho menos trabajadas; mientras que las clases I y II están totalmente ocupadas y trabajadas, pero quizá tampoco en la forma adecuada, lo que indica que aquí existe una potencialidad latente que no se ha sabido aprovechar razonablemente (sobre la utilización de la tierra, véase los capítulos siguientes). La clase I abarca
El mapa de «Aptitudes de explotación de los suelos» distingue entre ocho clases de suelos y abarca en las clases[…] suelos para agricultura y/o de ganadería intensiva, de uso inmediato con prácticas de manejo acordes con los sistemas técnicos de explotación (rotación de cultivos, fertilización, control de plagas y enfermedades, etcétera), por ser de relieve plano (pendiente 0 a 3 %), no susceptibles de erosión, exentos de inundaciones, de drenaje natural bueno que evita los encharcamientos perjudiciales para el desarrollo de los cultivos, de fácil laboreo mediante el uso de maquinaria agrícola y libres de sales nocivas para las plantas. En ocasiones puede ser necesario el uso de prácticas sencillas de adecuación (drenaje, riegos, remoción de piedras, rocas u otros impedimentos, etc.) 1,5 % del área estudiada (753 ha).
I, la de mejores tierras. En esta clasificación no se ha hecho una diferenciación por pisos térmicos y regiones bioclimáticas. Figuran en esta clase tanto la Sabana de Bogotá con 2.600 msnm, como la Zona Bananera del pie de la Sierra Nevada de Santa Marta a pocos msnm, y el piedemonte Caribe en la región de Codazzi, las partes planas no inundables del valle del río Cauca entre Cartago y Santander de Quilichao con 1.000 msnm, el valle de Aburrá con 1.500 msnm, como algunas partes del valle del río Magdalena entre el río Saldaña y La Dorada. Luego figuran todavía algunos pequeños valles con riego artificial como el del río Neiva, el valle de Palermo (río Tune) y en el piedemonte llanero algunas partes en la cercanía de Cumaral. En la Cordillera Oriental aparece la altiplanicie (en parte) de Duitama-Sogamoso, y en parte del valle del río Zulia y una y otra parte en donde estuvieron o que conocieron los autores del estudio. Así en la costa nariñense parte del valle bajo del río Mira, etcétera. Todas estas áreas son muy diferentes entre sí (excepto las de la Cordillera Oriental, en su sector central de los altiplanos, de los cuales existen más de los que se indican en el mapa) en cuanto a su ecología y condiciones para su aprovechamiento y poblamiento. De todos modos, es muy difícil aceptar que sólo un 0,6 % del territorio colombiano llena las condiciones para poder ser clasificado como clase I, en cuanto a las aptitudes para la explotación de sus suelos. Una afirmación definitiva sobre esta clase de suelos exige todavía más estudios en el campo y en el gabinete.
Según el mencionado mapa sólo el 1,5 % del área estudiada y el 6,6 % de la superficie total del país corresponden a la claseII son «suelos potencialmente aptos para agricultura y/o ganadería intensiva», de uso estacional, en relieve plano (pendiente 0 a 3 %) no susceptibles de erosión, que sufren inundaciones irregulares o periódicas, pero parejas, de drenaje natural imperfecto que ocasiona encharcamientos rápidos y ligeramente afectados de sales nocivas. Para su explotación permanente e intensiva requieren prácticas moderadas de adecuación, control de inundaciones, drenajes, desalinización, riegos, remoción de piedras, rocas y otros impedimentos, etcétera; corresponde a un 5 % del área estudiada (2.577.000 ha), o sea el 2,26 % del territorio nacional.
La claseAquí cabe la misma observación que en el caso anterior, porque es difícil considerar con las mismas aptitudes para la explotación el valle de San Nicolás entre la Ceja y Rionegro con sus suelos, clima y vegetación, que el valle del río Caquetá desde Puerto Linares hasta Tres Esquinas. O comparar, como lo hace el mapa, la altiplanicie de Ubaté-Chiquinquirá con los llanos bajos de San Juan de Arama y del río Ariari, es del todo inaceptable. Ciertamente se presentan en ambos lugares algunos de los fenómenos similares como inundaciones irregulares o periódicas «drenaje imperfecto», «encharcamientos», etcétera, pero estos fenómenos de por sí no permiten llegar a la conclusión de que las mencionadas regiones tengan las mismas aptitudes de explotación para sus suelos; porque los demás componentes que forman las características de la geosfera de los mencionados espacios son enteramente diferentes, y en su interacción constante son dichos fenómenos los que determinan el uso de la tierra.
III son «suelos potencialmente aptos para agricultura y/o ganadería intensiva», de uso ocasional de relieve plano cóncavo (pendientes 0 a 1 %) no susceptibles de erosión, que sufren inundaciones periódicas manteniéndose gran parte del año bajo agua y, por lo tanto, muy pobremente drenados y pantanosos, y fuertemente afectados de sales nocivas para las plantas. Para ser utilizados permanente e intensivamente, deben ser sometidos a prácticas especiales de adecuación (control de inundaciones, drenajes, desalinización, riegos, remoción de piedras, rocas u otros impedimentos, etcétera). Ocupan el 9,2 % del área estudiada (4.787.000 ha), o sea el 4,2 % del territorio nacional, aunque en este caso de la clase III el área fuera del límite de lo estudiado debe aumentar considerablemente.
La claseIII se comete el mismo error de una generalización con base en algunos fenómenos comunes, como lo hace el mapa aplicando el mismo color a una parte de la costa Guajira y al valle del río Atrato. Según los autores del mapa, tienen en común algunas características, las aptitudes para la explotación del suelo, la costa occidental de La Guajira desde el Cabo de la Vela hasta Ahuyama con su centro Carizal (el nombre ya lo dice de qué se trata) con sus fuertes vientos, insolación y muy escasa precipitación, con el súper húmedo valle del río Atrato donde llueve de 20 a 30 veces más por año, donde hay quietud y bochorno, es decir, que en todo sentido es el extremo climático opuesto de la región anterior, y sin embargo figuran en el mapa en la misma clasificación. Aunque ciertamente hay mucho parecido entre los cursos inferiores de los ríos de las llanuras del Caribe en cuanto a su geomorfología e hidrología con los diques aluviales, playones, lagos, meandros y cuencas, sin embargo, existen también aquí diferencias como entre los ríos Atrato con sus diques aluviales y el San Juan que no las tiene, aparte de las grandes divergencias de clima y vegetación, como, por ejemplo, entre las dos costas del país.
En este caso del grupoIV abarca «suelos principalmente aptos para ganadería, de relieve ondulado plano o quebrado» (pendiente 1 a 25 %), con presencia de fragmentos gruesos (piedras y rocas) que obstaculizan el laboreo y/o susceptibles de erosión o con erosión ligera o moderada, que preferiblemente deben ser utilizados para pastos, pero en los lugares de menor pendiente pueden cultivarse, previa remoción de piedras, rocas y otros impedimentos que se presentan, y bajo prácticas intensivas de conservación de suelos, o en los de mayor pendiente, con cultivos permanentes o semipermanentes (café, cacao, frutales, caña de azúcar, etcétera), siempre empleando el sistema de conservación de suelos. Ocupan el 12,2 % del área estudiada (6.337.000 ha), o sea el 5,56 % del territorio nacional.
La claseIV de las aptitudes para la explotación de suelos abarca en la región andina tanto las muy fértiles y demasiado pobladas cuencas volcánicas interandinas de Nariño, todas por encima de los 2.000 msnm, como la altiplanicie templada de Popayán, las partes altas, muy pendientes y escasamente poblados valles transversales de erosión de la Cordillera Oriental (Valle de Tenza), la región montañosa de Vélez, los llanos bajos y altos del Tolima en el valle del Magdalena entre 200 y 1.000 msnm, el piedemonte Caribe, Magdalenense, Catatumbo, Llanero y los Llanos Orientales y parte del Amazonas, con altura entre 400 y 200 m, lo que hará aumentar muy grandemente la participación de la clase IV en la superficie del país fuera del área estudiada. Sin embargo, algunas diferencias ecológicas ya indicadas y reflejadas en la muy variable densidad de población y diferente clima y vegetación también hacen suponer diferentes tipos de suelos con muy diferentes aptitudes para la explotación.
Esta generalización en la claseV se caracteriza por «suelos para bosques, ganadería extensiva», cultivos permanentes (café, cacao, frutales, etcétera) o semipermanentes (caña de azúcar, fique, etcétera), pero con prácticas intensivas de conservación de suelos por ser el relieve fuertemente ondulado o quebrado (pendiente 25 % a 50 %), con abundante presencia de fragmentos gruesos (piedras y rocas) y/o susceptibles de erosión o con erosión moderada a veces en pendientes menores. Además, suelos de las clases IV y VI en complejo, difíciles de reponer por la gran frecuencia de alternación con que aparecen. Ocupan el 30 % del área estudiada (15.673.000 ha), igual al 13,76 % de la superficie del país.
La claseEsta clase abarca las vertientes templadas interiores de las cordilleras con el cinturón cafetero, donde se registra la mayor concentración y densidad de la población rural, menos en la vertiente de la cordillera de Ocaña hacia el norte, y tampoco existe en la Sierra Nevada de Santa Marta, pero las sabanas de Bolívar y las tierras de los Chimilas entre los ríos Magdalena y Ariguaní sí pertenecen a esta clase. Lo mismo que las vertientes exteriores, las vertientes sobre los Llanos del Caribe y las montañas de Antioquia, la cordillera del Baudó, excepto la serranía de la Costa, según los autores del mapa, no obstante que estas distintas regiones pertenecen a muy diferentes regiones ecológicas. La vertiente exterior de la Cordillera Oriental pertenece a esta clase de suelos, la mayor parte de ella al sur de Villavicencio, donde muy acertadamente se menciona la gran vertiente del macizo del Sumapaz, y algunos trayectos boyacenses sobre el Carare. Abarca pues esta clase y la región más importante del espacio antropogeográfico colombiano y la más heterogénea en suelos, clima y vegetación, entre muchos otros casos como, por ejemplo, el Quindío y la región del Putumayo entre Puerto Ospina y Puerto Boyacá sobre el río Caquetá.
VI, según el estudio en mención, son «suelos únicamente aptos para bosques», por ser de relieve escarpado (pendiente mayor del 50 %), con abundante presencia de fragmentos gruesos (piedras, rocas), y/o muy susceptibles de erosión, o con erosión severa a muy severa en menores pendientes. Ocupan el 36 % del área estudiada (18.736.000 ha), o sea el 16,45 % del territorio nacional.
La claseVI constituyen —en cuanto se refiere a las vertientes interiores de las cordilleras—, igualmente como en el caso anterior, las áreas más densamente pobladas e importantes desde antes de la Conquista española. Especialmente las tierras frías de la Cordillera Oriental, en su sector central, tienen densidades de población que superan aún a las de la zona cafetera, pero que se caracterizan —desgraciadamente— por la falta de bosques. La Llanura del Pacífico y toda la región de la misma costa al sur de Cabo Corrientes la hace figurar el mapa en esta clase por el «bosque», quizás, pero no por la pendiente. En la Sierra Nevada de Santa Marta, no obstante que figura en la clase VI, existe en su vertiente occidental una de las zonas cafeteras más nuevas e importantes del país. En el lapso de veinticinco años se realizó aquí una de las colonizaciones (cafeteras) más importantes en el país y con el mejor de los éxitos, no obstante que el mapa en mención afirma lo contrario. En cuanto a las vertientes exteriores de las cordilleras, el «bosque», como vegetación primaria, todavía está intacto en la mayor parte.
Los territorios calificados como de claseV suministran las bases especiales donde se realizó el proceso de la formación de la nacionalidad colombiana. La explicación y razón verdaderas las encontramos en los suelos mismos de la montaña. Veamos pues el pasaje que sigue:
Es difícil de comprender —no obstante que los técnicos desde su punto de vista teórico tengan aparentemente toda la razón— por qué el mapa de las aptitudes de explotación de los suelos considera estos «suelos únicamente aptos para bosques», cuando desde siglos atrás se producen aquí los cultivos de la tierra fría, especialmente fueron y son estas tierras las que con las anteriores de la claseSuelos en el piso de Villeta (Cretáceo medio)
Los suelos ubicados en este piso en la parte alta hoy estudiados en la cordillera Oriental son los más ricos de la parte montañosa de Cundinamarca. Es indudable que la bondad de estos suelos se debe principalmente a su material de origen que son pizarras arcillosas ricas de fácil meteorización. Afortunadamente este material ocupa una gran extensión en la cordillera tanto en su vertiente Oriental hacia los Llanos Orientales como en su vertiente Occidental hacia el Magdalena […].
La altura sobre el nivel del mar es aproximadamente desde los 500 a los 2.000 m. El relieve de estos suelos es en general accidentado, alcanzando una gran diversidad de fases en cuanto a pendiente que va desde el 10 % hasta el 75 %. También se encuentran zonas planas en los valles de los ríos y quebradas que atraviesan estos suelos, que ofrecen formaciones aluviales y coluviales de gran fertilidad, que son el asiento principal de las explotaciones de caña de azúcar en esta zona.
[94].
Como es natural, debido a la pendiente predominante, al intenso desarrollo agrícola que hay en los suelos de este piso y a la precipitación de algunas zonas (1.000 mm y más) la erosión se presenta en algunos sectores con bastante intensidad, pero afortunadamente no ocasiona el empobrecimiento intenso de los suelos, por la circunstancia especial anotada antes, de que el material de origen de estos suelos (pizarras arcillosas) sufren una meteorización rápida en tal forma, que cada año se va recuperando el suelo que se lleva la erosión por la formación de una nueva al descomponerse las pizarras […]No se debe olvidar que un regreso al estado del paisaje natural primario, si exceptuamos los páramos, no es posible. La civilización y la cultura no pueden volver a un estado natural primario, y tampoco se puede, ni se debe abandonar la montaña con su clima ambiental entre templado y frío y periódicamente seco. La característica cultural del hombre que vive en esta montaña es que no quiere abandonar estas tierras. Una encuesta realizada entre los campesinos en las montañas altas que rodean la laguna de Fúquene con la pregunta: «¿cambiará usted su parcela pobre de la montaña por una más grande, de buena tierra y sin costo alguno en el valle?», fue contestada negativamente por un 84 % de los interrogados.
Claro está que esta pregunta parece, y es verdad, absurda, y por lo mismo el valor de las respuestas es muy relativo. Pero tampoco se debe olvidar que estas gentes como grupo étnico y cultural viven allá desde antes de la Conquista, y mientras más bajo el grado cultural del hombre, más se siente unido a su espacio vital (en un sentido biológico), además de los poderosos vínculos de la tradición y la costumbre. De manera que el resultado de la encuesta no es tan irreal como parece a primera vista.
VII constituye «suelos para bosque de difícil recuperación, de relieve ondulado, quebrado o escarpado, en donde la erosión ha destruido gran parte del perfil, y bajo condiciones de clima seco. Corresponde a un 37 % del área estudiada (1.913.000 ha)», o sea el 1,7 % del territorio nacional.
La claseEn el mapa de aptitudes de explotación de los suelos, se señala la península de La Guajira, y piedemonte noroeste de la Sierra Nevada de Santa Marta y la mayor parte del valle del Magdalena entre Gigante y Natagaima, como perteneciente a esta clase. Sólo es aplicable este criterio al mencionado sector del valle del río Magdalena, pero no a la península de La Guajira.
[95].
Esta última constituye una región ecológica del tipo tropical semidesértico, y solo en partes ya es alterado su equilibrio biótico. Con la excepción de algunas regiones arenosas, sin ninguna vegetación, existen plantas forrajeras en casi toda La Guajira. No falta la riqueza de formas y especies; lo que únicamente hace falta es el agua (los suelos no son estériles sino áridos). La Guajira es una región de leguminosas que tienen desde el tamaño de bajos matorrales hasta el de árboles de 3-8 m y crecen al lado de cardones y apuntías, siendo las plantas predominantes de La GuajiraEs muy importante no pasar por alto la diferencia entre una región del valle del río Magdalena donde la «erosión ha determinado gran parte del perfil […]» y una península donde todavía se reúnen las condiciones naturales de su medio ecológico. Tanto es así, que en esta última región ha sobrevivido hasta el presente, con sus formas de vida típicas —resultado acorde con el medio ambiente—, uno de los grupos indígenas más vigorosos del país.
VIII representa «suelos improductivos por afloramiento de roca (esqueléticas) o por pérdida total del perfil, en donde los planes de recuperación (reforestación) son impracticables. Además, suelos situados a alturas superiores a los 4.000 msnm, de condiciones ambientales inadecuadas para la vida del hombre o para el establecimiento de explotaciones agropecuarias de valor económico. Este tipo de suelo corresponde a un 2,4 % del área estudiada (1.251.000 ha)», o sea el 1,10 % de la superficie del país.
La clase[96].
Aun cuando es cierta la descripción de los suelos situados a alturas superiores a los 4.000 msnm en cuanto a la posibilidad de establecimientos de explotaciones agropecuarias, no es sin embargo menos cierto la gran importancia y valor que tienen estas tierras paramunas como lugares de origen de la hidrología andina y de la influencia de esta en los pisos altitudinales inferioresEn la actualidad la población del país llega a los 21.000.000 de habitantes y en el presente año de 1971 aumentará en cerca de medio millón más. Esta población está muy desigualmente distribuida a través del territorio nacional. El 90 % a 95 % de la población vive sobre el territorio enmarcado por la costa del mar Caribe y las cordilleras Occidental y Oriental, excepto sus vertientes exteriores. En las llanuras orientales —Orinoquía y Amazonía colombianas—, casi la mitad del país en extensión, no vive aun el 2 % de la población colombiana, mientras que parte del territorio ocupado y las grandes ciudades están superpobladas. En contraste con esta situación y dentro del territorio poblado existen extensas áreas que sólo se aprovechan extensivamente, y en algunos casos están hoy día económica y socialmente inactivas. El uso de la tierra con el alto porcentaje de la tierra dedicada a la ganadería extensiva y pastos permanentes confirman esta situación (tabla 24).
Según estas cifras, el país ocupado es un inmenso potrero. No se ha investigado hasta dónde este hecho se origina por las condiciones físico-naturales, o hasta dónde es provocada por imposiciones de orden social a través de largos procesos históricos. De hecho, ha creado dicha situación, que aún hoy permanece estática en el orden económico y social en la mayor extensión del área rural histórica, y en asocio de un fuerte crecimiento demográfico, dando lugar a regiones que son superpobladas hasta tal extremo que una gran parte de la población económica activa es expulsada de las comarcas, como lo indican las relativamente bajas tasas de crecimiento anual de la población en la mayoría de las regiones donde no se encuentran grandes centros urbanos.
Desde luego, la superpoblación rural no es una simple relación de recursos naturales y personas, sino que es, a su vez, función del bagaje cultural y técnico de esa población, así como la organización social que la enmarca. Es decir, un territorio superpoblado deja de serlo, y hasta se convierte en subpoblado si se cambia la organización social, la cultura y la técnica del conglomerado humano que lo ocupa, sin que este disminuya numéricamente; antes, por el contrario, aumenta en volumen y densidad sin las características de número, falta de trabajo y comida de una región superpoblada.
[97]. Pero otras comarcas de escasa población no facilitarán la formación de centros culturales importantes, no son culturalmente activas, se tornan latentes, pasivas, y, con el correr del tiempo, aunque aumenta la densidad de población no se crean centros urbanos sino que se estructuran áreas de minifundio de miseria y superpoblación. Y cuando, por ende, se efectúa una expansión hacia tierras nuevas como resultado de una fuerte presión biológica, entonces esta se realiza a base de una economía de subsistencia de destrucción y saqueo de los recursos naturales, como si el propósito fuera elevar nuevas áreas de miseria.
En la tabla 24, las comarcas cafeteras, con su producto de mercadeo, tienen las densidades de población más altas por superficie geográfica y superficie ocupada; tienen a la vez el estándar de vida igualmente más alto y no están superpobladas debido al cultivo del café bajo el régimen de una economía de mercado que determina un desarrollo demográfico armónico, orientado por la capacidad cultural de sus habitantes y el excedente de la población emigra hacia las ciudades u otras tierras nuevasABLA 24. Densidad poblacional en diversas comarcas colombianas y su relación con la ocupación humana y el uso de la tierra
TCOMARCAS |
% DE LA TIERRA OCUPADA DEDICADA A PRADERAS Y PASTOS PERMANENTES |
DENSIDAD DE HABITANTES POR 1 KM2 DE SUPERFICIE GEOGRÁFICA |
DENSIDAD DE HABITANTES POR 1 KM2 DE SUPERFICIE OCUPADA |
DENSIDAD DE HABITANTES POR 1 KM2 DE SUPERFICIE CULTIVADA |
Valledupar |
40,8 |
12 |
21 |
236 |
Fundación |
58 |
12 |
17 |
440 |
Barranquilla |
54,6 |
61 |
71 |
1.418 |
Sincelejo |
77,8 |
47 |
56 |
2.227 |
Santa Fe de Antioquia |
45,6 |
40 |
82 |
360 |
Andes |
31,6 |
41 |
126 |
304 |
Santa Rosa de Osos |
84,3 |
28 |
55 |
982 |
Rionegro |
43,8 |
52 |
93 |
505 |
Pereira |
41,7 |
98 |
150 |
399 |
Armenia |
46,4 |
207 |
213 |
474 |
Tuluá |
54,4 |
71 |
87 |
299 |
Bolívar-Cauca |
37,4 |
40 |
84 |
270 |
Pasto |
27,2 |
15 |
129 |
384 |
La Plata |
43 |
14 |
35 |
224 |
Neiva |
57 |
17 |
34 |
268 |
Girardot |
54,8 |
43 |
63 |
305 |
Cáqueza |
36,4 |
36 |
72 |
595 |
Villeta |
39,6 |
73 |
95 |
240 |
Ubaté |
36,9 |
50 |
76 |
513 |
Guateque |
41,9 |
56 |
110 |
437 |
Duitama |
30,8 |
51 |
155 |
744 |
Socorro-San Gil |
47,9 |
40 |
56 |
315 |
[98] de la tierra colombiana apta para la agricultura y/o ganadería, intensiva de uso inmediato, de relieve plano de fácil laboreo mediante el uso de maquinaria agrícola en relación con los problemas rurales del país, que continúan aumentando con la mayor presión de la población que crece sin control, y al llevar —suponiendo el caso— a cabo la Reforma Agraria más drástica en que se pudiera pensar, las tierras disponibles alcanzarían únicamente para un 30 % de las familias que necesitan beneficiarse con el programa. En este caso, quedaría un sobrante de más de 1.400.000 trabajadores, es decir, que sería un programa que aumentaría la inmigración rural[99] tanto hacia los grandes centros urbanos como hacia tierras nuevas selváticas con su inevitable destrucción. Para evitar esta destrucción es indispensable llevar técnica, ciencia y civilización a las tierras nuevas, que por cierto en muchos aspectos serían para actividades no agrícolas y complementarias, creando las infraestructuras, sin las cuales una sociedad humana no puede vivir ni progresar. Y es precisamente esto lo que hace falta, especialmente en las zonas de colonización. En cuanto a la deficiente red vial, esta, sin embargo, es suficiente para una economía de subsistencia, pero no para una economía de mercadeo, ni tampoco para que cumpla una función cultural social, que es una de sus funciones más importantes y condición indispensable para el desarrollo regional.
Esta amenaza se torna aún más grave si se consideran las posibilidades de aptitudes de explotación de los suelos, de que sólo hay un 0,64 %En cuanto a las tierras nuevas en las selvas pluviales ecuatoriales, estas son consideradas de escasa fertilidad pasajera para que luego sean abandonadas (véase el apartado que sigue) porque son incapaces de alimentar a los colonos pobres. Si las experiencias de los pequeños y pobres colonos parecen dar la razón a las perspectivas sombrías que pintan los edafólogos con respecto al futuro uso de estas tierras, la Empresa Agropecuaria Capitalista (Larandia) logró un éxito grande.
A 30 kilómetros distantes de Florencia está ubicada la gran hacienda ganadera Larandia, considerada como una de las más grandes y mejor manejadas de Colombia y, a la vez, un excelente ejemplo de las posibilidades de la cría de ganado en la selva pluvial ecuatorial. La empresa se creó con fuerte capital en el año de 1935, y abarca (1966) —según diferentes informaciones— entre 30.000 a 36.000 hectáreas con 36.000 cabezas de ganado. Los potreros se crearon, mediante los métodos conocidos, con colonos de la región que fueron contratados. Durante la fase inicial de intensa expansión se incorporaron a la empresa por medio de compra de las mejoras, las parcelas de los colonos que se habían ubicado en la selva alrededor de los terrenos primitivos de la empresa. Ellos vendieron sus parcelas después de la primera cosecha de arroz y maíz a la empresa Larandia y repitieron este proceso varias veces. En la actualidad, toda la tierra en la región está ocupada y la expansión de la hacienda terminada. Dentro de sus linderos sólo existen 300 hectáreas de bosque. La limpieza de los potreros se hace mecánicamente. Sobre el río Orteguaza están ubicados los edificios principales con una gran casa de huéspedes, oficinas, talleres, corrales, escuelas, hospital y viviendas modernas para empleados. Algo distantes del centro administrativo y residencial se encuentran un aeropuerto y un embalse que produce la energía eléctrica. Supervigilados por la administración central existen 18 hatos dentro de la hacienda, de los cuales cada uno cuenta con bañaderas para desinfección e instalaciones veterinarias para el tratamiento del ganado enfermo. Así que la pérdida de animales, que llega al 3 % anual, se debe más a accidentes que a enfermedades. La composición racial del ganado es de un 74 % criollo, 18 % cebú y 8 % de otras razas, principalmente resultado de cruces. El objetivo económico es la producción de carne; el ganado de leche sólo se tiene para el consumo interno de la empresa. Además, la empresa tiene unas 3.000 cabezas de ganado en potreros arrendados a los dueños de propiedades vecinas. El valor de la cría que resulta en este caso es repartido entre la empresa y el dueño del potrero. Otras 13.000 cabezas de ganado tiene la empresa en los llanos del Yarí. Anualmente se vende alrededor del 10 % del ganado que existe, y una cuarta parte de este va hacia el Perú
Surge, pues, la hipótesis de que la miseria, la superpoblación, la falta de comida y de trabajo, no tienen origen en condiciones naturales, sino que su causa está en el orden social y cultural, sus consiguientes formas de distribución de la población y modos de producción. Cuando se establece un estancamiento cultural que impide la evolución técnica, económica y social, y simultáneamente se presenta una mayor presión biológica, se altera el equilibrio con el espacio vital natural del medio ambiente. Las nuevas condiciones exigen nuevas técnicas para poder conservar la biosfera, como recurso natural renovable y para poder producir lo que reclaman las crecientes necesidades de alimentos y trabajo, pero en la mayoría de los casos de la América tropical en población no parece capaz de hacerlo en la actualidad. Así que las discutidas reformas agrarias en estos países deberían producir cambios socioculturales profundos y no sólo modificaciones técnicas en el uso de la tenencia de la tierra. Los campesinos sin tierra tienen derecho a una vida digna de un ser humano, pero también tienen obligaciones para con la sociedad. Esto parece olvidarse hoy.
FAO sobre la situación agrícola de América Latina es sombrío. Particular importancia se da al problema de la desnutrición, el cual es una consecuencia de la mala distribución del ingreso y del creciente problema de la falta de suficientes oportunidades de empleo. Recomienda la FAO «medidas necesarias para mejorar las dietas de los países en vía de desarrollo, para introducir, antes que sea demasiado tarde, programas de planificación familiar realmente efectivos y para tomar las medidas necesarias que aseguren una distribución más equitativa de los empleos y las oportunidades de ganarse la vida».
El diagnóstico de laFAO en cuanto a la suficiente producción alimenticia para la creciente población del mundo, especialmente para los países del tercer mundo, opina el Centro de Investigación para el Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia[101]:
En contraste con el pronóstico sombrío de laLos trabajadores sobrantes en el campo no podrían ir a colonizar nuevas tierras, ya que como efecto de la reforma (agraria) el volumen global de la producción aumentaría, sobrepasando considerablemente el consumo; así las gentes que intenten la colonización no tendrían posibilidades de éxito al no encontrar mercado para los productos y/o no poder competir con los usuarios de la Reforma Agraria.
Se debe cambiar este concepto cuando las estadísticas indican una considerable importación de productos alimenticios agrarios, y cuando un mundo hambriento busca comida. Otros entendidos opinan que: Colombia necesita urgentemente acelerar su producción agrícola. Las encuestas nutricionales han mostrado que el consumo promedio de calorías tiende a ser bajo y el consumo promedio de proteína animal está considerablemente por debajo de las normas nutricionales recomendadas (véase tomo II). A este hecho debe agregarse el problema que presenta el consumo por debajo del promedio de las personas de bajos niveles de ingreso, comúnmente llamados pobres (± 75 % de la población). Puesto que el ingreso real per cápita ha mostrado un mejoramiento mínimo en los años inmediatamente anteriores, la demanda per cápita por alimentos y otros productos agrícolas ha permanecido estacionaria
Si bien es cierto que en las actuales circunstancias que vive el país una aceleración en la producción agrícola para consumo interno provocaría seguramente una baja en los precios agrícolas, no es menos cierto que se debe mejorar la alimentación de la gran masa de la población. En cuanto se refiere al aprovechamiento de las selvas hasta hoy casi desocupadas, se debe investigar y buscar actividades y productos no solamente para satisfacer el mercado interno (aunque también esto hace falta, y quizá con mayor urgencia que la exportación), sino también con miras a la exportación.
[103] suministra al respecto la siguiente información:
Ciertamente, el problema principal de la selva pluvial ecuatorial consiste en evitar una agricultura de subsistencia y una subsistencia seminómade, situación a la que es condenado hasta hoy el colono, y reemplazarla por un desarrollo balanceado (integral) que abarque la producción animal y agrícola. H. SioliPara lograr buenas cosechas se necesitan ciertos factores ambientales de los cuales los más importantes son: espacio, energía solar, calor, agua y materias no orgánicas necesarias para el desarrollo de las plantas. Luego, lo que se extrae del suelo con las cosechas debe ser remplazado mediante las reservas que tiene el mismo suelo, y si no las tiene, por medio de suministro artificial desde afuera. Ahora bien, en la selva pluvial existen, de los nombrados factores necesarios para la vida de las plantas, el espacio para los cultivos, energía solar y agua durante todo el año. Lo que hace falta para alimentar las plantas son materias no orgánicas, especialmente fosfato, potasio, nitrógeno y, en grado menor, algunos elementos básicos como cobalto, por ejemplo. Esto quiere decir que para poder cosechar hay que suministrar al suelo estas materias. Ciertamente existen en la biosfera de la selva pluvial estas materias, que se pueden suministrar por una sola vez al suelo, por ejemplo a través de las cenizas de los árboles quemados; pero el efecto es pasajero y sobre todo la fuente es destruida. Así que esta no es la solución.
Los suelos amazónicos, por ejemplo, tienen muy pocos coloides, de tal manera que un suministro de abonos químicos se perdería por la lixiviación, y tendría que repetirse esta operación cada ocho a quince días, lo que económicamente es imposible.
Al parecer, el ingeniero Ernst Rettelbusch resolvió este problema en un principio y en la práctica por medio de una combinación de ganadería y agricultura intensivas, en su hacienda Granja Imperial, 20 km al oriente de Belem-Pará (zona con condiciones climáticas más ventajosas que en la Amazonía colombiana) de 240 ha. De esta superficie utiliza hasta el presente una tercera parte con unas 20.000 matas de pimienta, 20.000 gallinas, 500 marranos y 180 cabezas de ganado. En vez de comprar y aplicar el abono químico, compra el forraje para sus animales y por intermedio de estos produce abono orgánico. Los animales aprovechan para su desarrollo las proteínas, grasas, hidratos carbónicos y algunas sales minerales que contiene el forraje. Los animales luego con su estiércol expulsan nuevamente la mayoría de las sales minerales conjuntamente con coloides orgánicos en forma de abono orgánico, el cual se aplica a las plantas con un efecto mucho más duradero que aquel del abono químico.
El problema técnico de reemplazar en la Amazonía el difícilmente aplicable abono químico por otro sistema de fertilizantes se logró aquí, interponiendo entre la importación de los minerales faltantes (en forma de forraje) en el suelo y el cultivo de plantas de alto valor (pimienta), los animales domésticos como productores de abono orgánico. El aspecto económico de este proceder es a grandes rasgos el siguiente: los productos animales (huevos, leche, carne) cubren los gastos de la empresa, mientras que la pimienta produce las ganancias.
Naturalmente, el funcionamiento de una empresa de esta índole no es tan simple como aquí está relatado en pocas palabras, y seguramente tampoco es la receta milagrosa para la vida en las selvas pluviales tropicales, pero tiene éxito aplicándola a la realidad ecológica del Bajo Amazonas, tomando en cuenta la situación química y física de los suelos y del clima, y se aplica sobre superficies relativamente pequeñas y de cultivo intensivo. Es cada vez más marcada la tendencia a abandonar el viejo sistema de plantación colonial que abarca enormes extensiones de tierra donde se practica la economía de destrucción y saqueo, también mucho más intensa y peligrosa que la que produce el pequeño colono. El sistema descrito tiene asimismo la ventaja de conservar y proteger en alto grado el paisaje y potencial natural a favor de la creciente población y las futuras generaciones.
[104], el país tiene hoy un número de analfabetos mucho mayor que entonces. Tan grande, que equivale casi al volumen de la población total de entonces. Y en la misma proporción creció también la actividad de destrucción y saqueo de los recursos naturales en el país, tanto en las tierras nuevas como en las regiones históricas y densamente pobladas, con excepción del cinturón cafetero.
Según datos oficiales, el analfabetismo abarca alrededor del 30 % de la población colombiana. A su vez, afecta especialmente la población rural. Se dice que el índice del analfabetismo ha bajado: esto es matemáticamente tan exacto como realmente falso, porque el número de individuos analfabetos ha aumentado. En relación con el año de 1938, cuando se registró una población analfabeta de 44 %La expansión territorial como única solución de problemas económicos y sociales, es una medida contraproducente, lleva a la destrucción de los recursos naturales en las regiones selváticas periféricas, las únicas desocupadas, y equivale a crear más pobreza y aumentar los problemas por dispersión geográfica de la población. Sin embargo, deben colonizarse en Colombia tierras nuevas con criterios y técnicas nuevas y fuerzas como las arriba indicadas.
El problema agrario en Colombia, agravado por el fuerte crecimiento de la población, no es, en primer lugar, un problema de tierra en el sentido de aumentar el número de propietarios por medio de la parcelación de grandes haciendas, productivas o no, o de crear parcelas campesinas en tierras selváticas e inadecuadas para tal tipo de empresa. El problema es de producción, rendimiento y ganancia; es un problema económico-social y de convivencia; la tierra es sólo uno de los tres factores para lograr un bienestar económico y social; si no se sabe utilizarla adecuadamente, las consecuencias en el futuro van a ser funestas. Los suelos, en su gran mayoría, son mal aprovechados y otros no son buenos, pero mejorables. Las investigaciones han demostrado que la calidad de alimentos y forrajes que hoy en día se dejan de producir por no aplicar técnica y abonos y por la ignorancia del campesino en cuanto al uso de la tierra, es mayor que la producción total que se cosecha. De todo esto el mapa de «Aptitudes de explotación de los suelos» no dice nada, sino que se limita a pintar una situación y un futuro sombríos, que quizá corresponde a algunos puntos de vista edafológicos en relación con el uso de la tierra en el pasado y en el presente, pero no interpreta la realidad geográfica para su acertado aprovechamiento. Sin embargo, es una publicación útil porque contribuye al estudio sobre el problema de la capacidad de resistencia del suelo.
[85] Atlas de Colombia, 1967, Bogotá: Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
[86] Latosol es el término que propuso Kellog para reemplazar el término suelos lateríticos. Como tales se entienden los muy distintos suelos rojos y amarillentos del trópico con un gran contenido de arcilla plástica con oxidratos y generalmente alto contenido de hidratos de óxido de hierro. El ácido silícico es escaso.
[87] Los regosoles son suelos que no poseen horizontes bien definidos.
[88] Suelos que reflejan la acción climática se llaman zonales. Azonales son aquellos suelos donde por falta de tiempo continúa todavía el proceso de acumulación. Intrazonales deben su existencia a otros factores.
[89] Avilán, Justo, 1963, «Nuestros suelos», Revista El Farol, n.º 3.
[90] Barco Vargas, Virgilio, 1960, «Recuperación del área de Ciénaga Grande», Memoria de Obras Públicas, Bogotá.
[91] Según Bartels, Helmut, 1966, «Biología y fertilidad del suelo», Universitas, vol. IV, nº. 1.
[92] El mapa de suelos del Atlas Nacional de Colombia se caracteriza por una rara mezcla de nombres en español e inglés de difícil interpretación y sin explicación alguna. El hecho de que todo el trapecio amazónico se clasifique como «suelos aluviales» es sin duda un error en la imprenta, pero faltó una crítica de los editores.
[93] Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1951, Sección de Suelos, Breve descripción de las series de suelos dominantes en las principales regiones agrícolas de Colombia. Bogotá. Véase también Shaufelberger, Paul, 1963, «Los problemas de los suelos tropicales y su solución» en Revista Cenicafé, Chinchiná (Caldas, Colombia). Y además: Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1962, Departamento Agroecológico, Levantamiento agroecológico de la cuenca alta del río Bogotá, Bogotá.
[94] Tomado de 1951, Breve descripción de las series de suelos dominantes en las principales regiones agrícolas de Colombia, Publicación especial, n.º 8, Bogotá: Instituto Geográfico Agustín Codazzi.
[95] Guhl, Ernesto, et al. 1963, Indios y blancos en La Guajira. Bogotá: Ediciones Tercer Mundo.
[96] Posteriormente, Tarcisio Siabatto publicó Consideraciones críticas sobre el mapa preliminar, aptitudes sobre explotación de los suelos: 1:1.000.000, publicado por el Incora (1966), y luego reproducido por la Universidad Nacional de Colombia, Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), 1973, pág. 52.
El Instituto Geográfico Agustín Codazzi publicó, a fines de 1973, Programa Nacional de Inventario y Clasificación de Tierras, en 18 cartas a escala 1:500.000, donde muchas de las críticas de Siabatto fueron igualmente consideradas. En la Geografía extensa de Colombia se tratan más ampliamente estos problemas [Nota original del autor].
[97] Guhl, Ernesto, 1966, «Anotaciones sobre población, poblamiento, posición y estructura demográfica en Colombia», Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, vol. XII, n.º 48, págs. 377-386.
[98] Estos temas son más ampliamente desarrollados en la Geografía extensa de Colombia, que está en elaboración [Nota original del autor].
[99] Héctor Tamayo, 1971, Tendencia de los principales efectos de una Reforma Agraria en Colombia, Universidad Nacional de Colombia, CID, Bogotá.
[100] Bruecher, W, 1970, «La colonización de la selva pluvial en el piedemonte amazónico de Colombia», Mitt. Inst. Colombo-Alemán Investigación Científica, n.º 4.
[101] Héctor Tamayo. Op. cit.
[102] U.S. Department of Agriculture, 1969, Economic Research Service in Cooperation with the Ministry of Agriculture and the Central Planning Agency of Colombia, Changes in Agricultural Production and Technology in Colombia, Washington.
[103] Sioli, H, 1969, «Entwicklung und Aussichten der Landwirtschaft im brasilianischen Amazonasgebiet», Die Erde, vol. 100, n.º 2-4.
[104] Tomado sobre la población mayor de diez años.
EGETACIÓN
1.1 VN COLOMBIA SE DISTINGUEN cinturones horizontales y verticales de clima y vegetación, en concordancia con los pisos térmicos en la región andina y con los factores meteorológicos, es decir, la precipitación, su volumen y distribución a través del año y los factores edáficos en general en todo el país. Los niveles de la flora reflejan las características de humedad o de sequedad en las tierras bajas y cálidas y la disminución de las temperaturas en las partes montañosas, de acuerdo con una mayor altitud sobre el nivel del mar. Las características de los diversos aspectos fitogeográficos pueden especificarse considerando que la división altimétrica de los pisos térmicos no coincide exactamente con los cinturones verticales de vegetación, que, según Pérez Arbeláez, se pueden establecer según la tabla 25.
EABLA 25. Características de los aspectos fitogeográficos en Colombia
TAltura sobre el nivel del mar en msnm |
Temperatura media (ºC) |
Tipos |
Piso |
0-600 |
30 a 24 |
Cardonales, manglares, bosque subxerofítico, bosque pluvial, bosque seco, sabana tropical |
Cálido |
600-2.200 |
24 a 16 |
Sabana tropical, bosque tropical templado |
Templado |
2.200-3.000 |
16 a 10 |
Sabana andina, bosque andino frío |
Frío |
3.000-4.000 |
10 a 3 |
Páramos y región subnival |
Nieve y páramo |
4.000-4.500 |
3 a 0 |
Región nival (tundra por analogía) |
INTURONES HORIZONTALES Y VERTICALES DE CLIMA Y VEGETACIÓN
1.2 CLa existencia en Colombia de tan variadas formaciones de suelos y vegetación, tan extraordinariamente diferentes entre sí, sólo se puede explicar considerando las grandes diferencias climáticas y topográficas, como resultado de la geografía tropical, que hace pertenecer el país a cinco grandes regiones geográficas continentales, que son: 1) llanuras del Caribe. 2) costa del Pacífico. 3) Orinoquía colombiana. 4) Amazonía colombiana. 5) Andes ecuatoriales septentrionales (región Andina).
En la región de las costas del Caribe y el piedemonte de esta, la situación de los suelos y de la vegetación está primordialmente condicionada por la variable cantidad de las lluvias. Desde La Guajira, muy pobre en lluvias, hasta el pie de los Andes, extraordinariamente rico en precipitación, se extiende una gama de clima ambiental, de lo árido hasta lo húmedo, con cubierta vegetal, compuesta por el semidesierto con vegetación esporádica y caracterizado por el cactus, a través del bosque verde de lluvias, hasta llegar a la selva ecuatorial pluvial, húmeda durante todo el año y que forma cinturones horizontales de vegetación. En la costa del Pacífico están localizadas las regiones súper húmedas con precipitaciones anuales que figuran entre las más altas del mundo y que producen la exuberante selva ecuatorial pluvial. Solamente las diferencias en el régimen de lluvias y humedad, con temperaturas constantes, son capaces de producir diferenciaciones tan grandes en la formación de suelos y vegetación, como existen entre La Guajira y el valle del río Atrato, ambas ubicadas en el piso térmico cálido, pero bioclimáticamente tan diferentes.
En un sentido altitudinal, desde el pie de las cordilleras hasta sus cumbres, se reconoce principalmente la influencia de la temperatura variable. La disminución de la precipitación con el aumento de la altura forma los cinturones verticales de vegetación, es decir, regiones bioclimáticas sobre la base de los diferentes pisos térmicos.
EOGRAFÍA DE LA VEGETACIÓN EN LOS ANDES ECUATORIALES HÚMEDOS
1.3 GPara demostrar la gran variedad de la vegetación en la región Andina, hacemos en seguida la descripción de un perfil fitogeográfico a través de los Andes ecuatoriales húmedos en las montañas de Caldas, ubicado en la parte central del país.
El territorio de las montañas de Caldas se ubica de oriente a occidente, entre el río Magdalena y la vertiente chocoana de la Cordillera Occidental, y de norte a sur a lo largo de los macizos montañosos de la zona andina. Desde las vecindades de Cartago y por razón de la actividad tectónica y volcánica, la tranquila y originaria dirección de las cordilleras Central y Occidental, separadas por el valle intermedio, fue interrumpida, acercándose en tal forma los sistemas montañosos, que llegaron hasta integrar una verdadera unidad geográfica, con notable concentración del relieve, que se dispersa luego al entrar en el departamento de Antioquia. Esta unidad está dividida solamente por el río Cauca, que se vio forzado a excavar su nuevo cauce a través de las cenizas volcánicas de los macizos de la Cordillera Central (Quindío) y de un ramal cordillerano occidental (Los Mellizos-Caramanta), las cuales obstruyeron su vieja cuenca, identificable todavía en los valles de los ríos Risaralda en el departamento del mismo nombre, y San Juan en Antioquia. Fueron estos mismos obstáculos los que en épocas remotas represaron las aguas del río Cauca, formando un inmenso lago, que dio origen a la suela plana del territorio que se denomina hoy Valle del Cauca. El límite septentrional del departamento, en la banda occidental del río, está demarcado por el macizo de Los Mellizos. Hacia el oriente de este, el profundo cañón del río Arma constituye otro límite natural, al lado de la alta vertiente oriental de la Cordillera Central.
El relieve montañoso de Caldas se eleva notablemente en el macizo de la Cordillera Central, con alturas superiores a 5.000 msnm, cubiertas de nieves perpetuas, cuyas chimeneas, a la vez que determinan el área paramuna más extensa de la región, han jugado un papel de señalada importancia en la morfología volcánica y en la composición química de los suelos en las fértiles regiones del Quindío y zonas aledañas. La mayor parte del territorio está comprendido entre los cordones magistrales de las cordilleras Central y Occidental, separados por la cuenca del río Cauca, abierta hacia el sur como una prolongación del valle del mismo nombre, estrecha, encañonada en parte a lo largo del resto del territorio, en donde da lugar a la formación de terrazas aluviales que se evidencian en los alrededores de Arauca y Risaralda. Las vertientes cordilleranas ofrecen marcadas diferencias entre sí y su inclinación varía desde los bruscos ascensos de la parte alta y de la Cordillera Occidental hasta las suaves ondulaciones quindianas y las zonas paramunas de la Central, originando así el límite natural entre las distintas regiones geográficas en que se divide la región. Este relieve montañoso descansa en la formación de pequeños valles interandinos, que longitudinal y transversalmente se abren en distintos sectores del territorio, tales como el valle de Apía-Risaralda, la vega de Supía, el valle de Chinchiná y el del río La Vieja, entre otros. En contraste con estos descansos, el relieve se precipita también en profundos cañones, labrados entre estrechos ramales, por cuyo fondo corren aguas torrentosas. La vegetación constituye el reflejo más claro de las condiciones naturales de la vida y muestra por sí misma las relaciones ecológicas existentes entre ellas y los demás factores geográficos. Así, la gran concentración del relieve altimétrico sobre una pequeña extensión horizontal, agregada a la ubicación en la zona de transición entre los dos hemisferios climáticos, determinaron una excepcional riqueza de la flora en el conjunto de Colombia, que se tiene como el país de la más variada vegetación en América (figura 99); hasta el punto de que en una sola región como el Quindío, su flora llegó a ser considerada por expertos viajeros del siglo pasado como una de las más imponentes del mundo entero
ELVA TROPICAL PLUVIAL DE LA LLANURA DEL VALLE DEL RÍO MAGDALENA, DE LA VERTIENTE LEVANTINA INFERIOR DE LA CORDILLERA CENTRAL
2.1 SEsta región está definida por una altitud sobre el nivel del mar que oscila entre los 100 y los 500 m y por una temperatura media anual de 29,5-27,5 ºC registrada durante los últimos treinta años en la parte ya desmontada de la selva, con oscilaciones a través del año inferior a 1 ºC y diurnas normales con 10 ºC. Indudablemente, la humedad y la temperatura dentro de la selva todavía intacta deben ser diferentes, pero no hay datos al respecto. La humedad atmosférica es muy alta, ya que oscila alrededor del 90 % como consecuencia de las lluvias que, en esta parte del valle del río Magdalena, se distribuyen en dos periodos, dividiendo el año en dos estaciones secas y dos lluviosas, no muy bien definidas por cierto; y que en los últimos veinte años arrojaron una precipitación que se movió entre 2.337 y 5.309 mm anuales.
Ya en el aspecto puramente vegetal se define por su riqueza en especies y su pobreza en individuos, con predominio en el conjunto de las palmas y de las formas de aráceas y epífitas. Pero una esquematización a base de la descripción clásica de la estructura por pisos de la selva tropical lluviosa no es posible, ya que no siempre está bien demarcada y menos aún en las llanuras bajas y planas, donde se hallan los dominios de los que un investigador llamó alguna vez el horror vacui, ante la observación de que todas las plantas tratan de obtener un dominio completo del espacio disponible. Este horror al vacío provoca una distribución de la flora acomodada a las formas y posibilidades de la luz que prácticamente establece un equilibrio latente.
IGURA 99. Mapa geográfico de vegetación, fisiografía y clima ambiental. Elaborado por Ernesto Guhl.
FSe asemeja, entonces, bastante al tipo de vegetación por grupos de altura (hasta de cinco pisos) de trascendencia vital, puesto que suaviza la fuerza de la caída de las lluvias tropicales. Como el piso superior —constituido por follajes de los árboles más altos— no forman la cobertura espesa característica de los bosques de vertiente, permite el descenso lento de las aguas hacia el suelo pasando por los pisos inferiores sucesivos, hasta llegar tan debilitada a la tierra que su fuerza de erosión es prácticamente nula. Por otra parte, la distribución por pisos de la vegetación facilita la retención de gran cantidad de la lluvia en el follaje de cada uno de ellos y de sus diversos tipos, provocando la alta humedad del aire.
Al igual que los bosques de vertiente, la selva tropical lluviosa tiene circulación atmosférica propia, localizada entre las copas de los árboles más altos y el suelo, separada de la atmósfera general por la vegetación misma. Dentro de tal espacio atmosférico cerrado, se desarrollan aquellas especies de parásitas que, como las epífitas, las bromelias, etcétera, contribuyen al fomento y la conservación de la humedad y a la disminución de la luz y crean un ambiente climático altamente bochornoso, de pocos colores (desde el verde oscuro hasta el gris intenso cuando llueve) y de escaso o nulo horizonte.
En síntesis, provoca en el hombre un estado deprimente; a cambio de una tenaz agresividad, le ofrece sólo escasa comida que lo predispone fácilmente al desequilibrio de su potencial biótico, lo mismo que el de la propia selva. Ello es índice de una muy limitada capacidad de resistencia del suelo en relación con la densidad humana, confirmada por la escasa población que habita en esas tierras.
Aunque la región oriental del departamento de Caldas abarca un espacio importante del valle del río Magdalena, sólo en su extremo nororiental participa de este tipo de vegetación natural selvática húmeda, pues la sección meridional constituida por una franja de transición que culmina en las sabanas secas en el sur (Tolima). Dentro de la parte selvática se distinguen las fajas ribereñas del río, caracterizadas por variaciones debidas a las modificaciones edáficas que, a su turno, son consecuencia de la inestabilidad del cauce del río. La inconstancia de las aguas y su continua variabilidad en el lecho, forman y transforman los suelos aluviales, que son aprovechados por plantas de desarrollo rápido, como las gramíneas o algunos arbustos como el yarumo (cecropia), que alcanza su tamaño máximo en diez años y a cuya sombra, amplia y abierta, crecen los árboles que forman el piso superior (hasta 30 m) de la selva. Entre ellos los hay pertenecientes a los miliáceas (cedros), lauráceos (laureles), sapotáceos (nísperos, zapotes) y bombáceos (ceiba gigante). Las otras plantas comunes son la palma real (Attalea butyracea), el platanillo (Heliconia bihai), la tagua (Phytelephas macrocarpa), el árbol del caucho (castillas o Hevea brasiliensis), el matapalos (varias especies de higuerones del género Ficus), un gran número de bejucos, la caña brava, los helechos gigantes y numerosas y espléndidas orquídeas y bromelias.
Grande es la influencia de esta selva sobre el clima, pero su influjo se modifica sustancialmente con su destrucción, de manera que se encuentran divisiones climáticas muy marcadas entre los espacios naturales, y en los que han sido transformados sobre las grandes zonas desmontadas, ejerce su acción el clima general de la región con sus periodos de lluvia y de sequía; en la selva, en cambio, se mantiene la humedad debido al aislamiento de su atmósfera propia. Es decir, que la selva húmeda tropical es un organismo armonizante, de clima uniforme, con condiciones de vida indispensables para su flora y para su fauna, pero marcadamente hostiles para el desarrollo del hombre.
Durante los últimos veinte años ha sido transformada en gran parte, dando paso a potreros de pastos artificiales en su mayoría de origen africano e introducidos a Colombia desde el Brasil a fines del pasado y principios del presente siglo. La llegada de los pastos artificiales dividió la historia de la ganadería en dos épocas y superó el obstáculo del bajo rendimiento de los pastos naturales y tuvo como consecuencia la incorporación a la vida económica del país de vastas regiones selváticas húmedas e inactivas hasta entonces. En el caso de Caldas, los pastos Pará (Panicum barbinode) e India (Panicum maximum) que llegaron al país entre 1870 y 1900 han resultado excelentes en la hoya del río Magdalena y, más específicamente, en las cercanías de La Dorada. Sus ventajas estriban en su tamaño superior a los dos metros y a que alimentan una cabeza de ganado por cuadra; además, se extienden rápida y vigorosamente, formando extensas sabanas húmedas, inicialmente intercaladas con rozas de maíz que crece sobre el suelo de la selva desaparecida. A consecuencia del carácter rotativo de estos pastos, el tamaño de las haciendas ganaderas y la inversión de capitales tienen que ser grandes para poder transformar esta selva, cuyo destino económico parece ser el asiento de la ganadería tropical baja; no el de la agricultura practicada por campesinos y pequeños colonos. Últimamente se importó el pasto Yaraguá, que tiene sobre los otros la ventaja de no ser rotatorio y de que ahoga la maleza, lo que implica menos costo en la limpieza de los potreros y menos mano de obra.
ABANA Y BOSQUE DEL VALLE DEL MAGDALENA CENTRAL
2.2 SDe La Dorada al sur desaparece la selva húmeda para ceder el campo a una región de transición con vegetación de parque, en la cual en las sabanas se intercala con manchas de bosques donde predominan las palmeras. Las estaciones son más marcadas (lluvias anuales en Honda 1.850 mm con temperatura de 29,5 ºC) y la situación geognóstica de relieves donde domina la famosa arenisca de Honda produce un suelo poroso y seco. La agricultura está circunscrita a las vegas de los ríos, sin que sea imposible extenderla con riegos artificiales en los inmensos llanos, hoy en parte aprovechados para tal fin, pero dedicados todavía de preferencia a la ganadería. Se trata, en resumen, de un territorio con la misma altitud del anterior, pero de mayor sequedad y de mejores perspectivas para la agricultura. Como cultivos principales deben destacarse aquí, de norte a sur, el cacao, el plátano, el arroz, el maíz, el ajonjolí y el algodón, los dos últimos en el departamento del Tolima.
ELVA TROPICAL HÚMEDA DE LA VERTIENTE CHOCOANA BAJA Y MEDIA
2.3 SEn la vegetación, el occidente del departamento de Risaralda participa de la montaña chocoana, densamente hidrófila, más húmeda y más exuberante que la del Magdalena pero que, debido a las formas topográficas de los valles longitudinales en la parte caldense, se encuentra muy suavizada.
La amplitud altimétrica de esta selva cálida y húmeda se extiende desde los 800 hasta los 1.500 msnm, aproximadamente, amplitud que se explica por la uniformidad climática que modifica localmente los límites de los pisos térmicos y, más concretamente, sus zonas de transición. Las temperaturas van desde los 26 hasta los 21 ºC, según la altura, y las lluvias alcanzan valores superiores a los 4.000 mm anuales. Todo contribuye a formar aquí un hábitat para las especies características de la selva tropical húmeda, entre las que se destacan la palma chontaduro (Guillielma) y el caucho (Hevea). Lo fragoso del relieve, que contrasta con el suelo plano, pantanoso y selvático del valle del río Magdalena, hace posible en parte su aprovechamiento para la agricultura, ya puesta en acción por los colonos. Sin embargo, el ideal económico para estas tierras, una vez terminada la explotación forestal, es la ganadería tropical, que también comienza a implantar sus bases con pastos artificiales nuevos, adecuados para los diferentes pisos térmicos. Allí está el pasto micay (Axonopus micay) oriundo del río que lleva su nombre e introducido en Caldas (Santa Rosa) a principios del siglo; el pasto yaraguá, que no es otro que la hierba africana melona (Mellinis minutiflora), constituye, en las partes altas de la región, un peligroso competidor del micay. Hoy, este pasto foráneo es muy conocido en las tierras templadas por el olor a limón que despide, por su superficie afelpada y por su color azulado. Y su importancia está en que cubre totalmente el suelo inclinado, a manera de tapiz, evitando la erosión —una cualidad de incalculable importancia en la región que, como esta, es montañosa y de alta pluviosidad—. Además, el yaraguá, en contraste con el micay, tiene la ventaja de poderse extender más hacia las regiones cálidas.
ALLES Y BOSQUES SECOS CON PERIODOS LLUVIOSOS
2.4 VEl profundo valle del río Cauca y los de los afluentes suyos que se encuentran a alturas promedias entre 600 y 1.000 msnm, con temperatura promedia oscilante entre 26 ºC y 24 ºC y lluvias anuales que no bajan de los 800 mm ni superan los 1.300 mm, representan verdaderas chimeneas climáticas por sus formas topográficas, pero no están permanentemente secos. Su vegetación natural la constituyen las palmas y los vigorosos guaduales de los suelos no muy permeables del límite superior del piso térmico cálido. Hay quienes sostienen que las enormes extensiones cubiertas de guadua en el sur de Caldas y en los departamentos de Quindío y Risaralda son tipos de vegetación secundaria que remplazaron al bosque primario destruido por los indígenas; pero lo cierto es que esta planta fue de gran utilidad para el hombre en su conquista del territorio caldense. Las porciones que disponen de suelos más secos exhiben una flora de leguminosas.
Este aspecto natural de la vegetación fue modificado totalmente y transformado en inmensas sabanas de pastos que, indudablemente, han suavizado el clima húmedo y malsano que allí imperaba; algo semejante a lo ocurrido con las tierras de La Dorada, donde los pastos artificiales modificaron el ambiente y permitieron la creación de riqueza. Pero hay un factor que diferencia a estas dos tierras: los valles de los ríos Cauca (en parte). Apía y Risaralda son altamente favorables para la agricultura, lo que no sucede en La Dorada, aunque en ellos también imperan los pastos como el yaraguá, el micay, el pará y el india o guinea, que se localiza en las porciones secas del cañón del Cauca. Los pastos de corte —imperial, elefante, caña forrajera, etcétera— aparecen en cultivos intensivos de reducida extensión.
La vegetación de las vertientes templadas y frías estaba conformada por el bosque húmedo de montaña con características locales muy diferentes, consecuencia de las formas particulares del relieve; pero, a pesar de esto, y atendiendo a factores tales como temperatura, suelos, precipitación y evaporación, se pueden señalar los siguientes cinturones de vegetación.
INTURÓN SUPERIOR DE LAS PALMAS Y DE LA GUADUA
3.1 CLas palmas se extienden hasta los 1.200 msnm, y la guadua llega a los 1.700 m aproximadamente, dentro de un ambiente tipificado por temperaturas medias, entre 24 ºC y 20 ºC y por lluvias anuales de 2.000 y 2.500 mm en promedio. Respetadas por el desmonte y resistentes al fuego, sobrevivieron y caracterizan el paisaje la palma chontaduro, de fruto apetecido por los indígenas, la corozo-grande (Acrocomia) y la corozo-chiquito (Martinezia), cuyas semillas son muy apreciadas por los animales pero que, dispersadas por el ganado —según la opinión de muchos hacendados—, enmontan los potreros, lo mismo que la de otra palma dominante, el cuesco (Scheelea).
[106] decora los valles y orillas de las numerosas quebradas de este piso térmico y contribuye, con su rápido crecimiento y su densa concentración —que la han salvado de desaparecer—, a evitar la erosión. Guaduas y palmas alternan con muchas otras plantas típicas, como las solanáceas, las gesneriáceas y las monimiáceas.
La guaduaEsta faja, junto con la parte inferior de la que veremos a continuación, fue la que más modificaciones sufrió en su aspecto fitogeográfico por la acción cultural del hombre, que reemplazó casi en su totalidad la vegetación primaria para implantar el café, el bosque de sombrío y cultivos agrícolas como el maíz, la arracacha y los pastos artificiales.
L CINTURÓN DE LAS CINCHÓNEAS
3.2 EPor encima de las palmas y las guaduas y hasta el límite aproximado de los 2.700 msnm; con temperaturas entre 18 ºC y 13 ºC y lluvias anuales de 2.000 mm, las cinchóneas de variedades múltiples tipificaban el paisaje, mezcladas con numerosas solanáceas y dicotiledóneas. De sus bosques salían maderas apreciadas como el comino (Aniba perutilis, etcétera), los cedros (Cedrela), el quimulá (Laplacea), los barcinos (Callophyllum), sin olvidar el guamo (Inga sp.), hoy en día sombrío de los cafetales, y el no menos abundante roble (Quercus). Tanto las cinchóneas como los robles presentan múltiples variedades, tan sometidas a los factores de altitud, que muchos viajeros del siglo pasado podían determinar con bastante precisión la altitud de algún lugar según la variedad que dominara en él. La flora estaba entretejida con chusques (Chusquez scandens) y bejucos de diferentes tamaños y grosores que subían hasta las copas de los árboles para descender luego y recomenzar su tarea de estrangulación. En las ramas superiores crecían los quiches (o bromelias) y las ciateáceas y helicóneas representaban otras especies muy típicas de estas zonas y personalizadas frecuentemente por los helechos de palma allí tan abundantes, lo mismo que la gran variedad de helechos que crecen a la sombra de los más altos árboles y forman un «bosque por debajo del bosque». El suelo estaba cubierto por hierbas y arbustos muy variados pertenecientes a las euforbiáceas, berberidáceas y otras.
La fiebre de explotación de la quina a fines del siglo pasado causó grandes estragos en la flora. La tala vertical de los bosques, que privó a la vegetación del agua necesaria, trajo como consecuencia funesta también los deslizamientos en grande escala; y así, donde seis o siete lustros antes había suelos de capa vegetal profunda, cubiertos por espesos y abundantes bosques, hoy apenas surgen delgados mantos incapaces de mantener una selva ni de alimentar una ligera capa de pastos. La destrucción de las tierras fue el impedimento para el cultivo del café en la parte inferior de esta faja; por fortuna, en el resto se reemplazó la selva natural por un bosque cultural que impidió el aumento de los estragos causados por la erosión. Por fortuna también, las partes medias que no soportaron la ocupación del café ni se cubrieron con el bosque cultural, fueron sembradas con pastos y yaraguá, llamado por algunos «la salvación de Antioquia». El yaraguá es una excelente base económica para tierras ganaderas montañosas expuestas al peligro de la erosión, porque se agarra en tal forma al suelo que impide su movilización por fuerzas exógenas.
L CINTURÓN DE LA PALMA DE CERA (CEROXYLON ANDICOLA)[107]
3.3 E[108] y la que mayor amplitud alcanza en su hábitat, la palma de cera asciende en el Quindío hasta los 3.000 msnm y soporta temperaturas entre 15 ºC y 12 ºC, dentro de una pluviosidad que va de los 1.700 a los 2.000 mm anuales. Llega, pues, hasta el límite inferior más frecuente de las heladas, límite de importancia para la vegetación, la economía y la vida del hombre y que en Cundinamarca se sitúa aproximadamente sólo a los 2.300 msnm.
Tal vez la más alta del paísPor extraño contraste, la palma de cera está asociada, en límite inferior de su hábitat, a una de las más pequeñas, la Oredoza Fígida, llamada vulgarmente palmicho o ramo bendito; y una y otras se entremezclan con numerosos robles (Quercus), yarumos, cinchonas y algunos pinos indígenas (Podocarpus taxifolia). Tan rico en variedades como las anteriores, el cinturón de la palma de cera se personaliza en las grandes alturas por densos bosques de Ceroxylon andicola que, por su enorme altura, sobresale por entre el oscuro follaje de las dicotiledóneas, formando, como dice Humboldt, «un bosque por encima del bosque».
Si el bosque del piso térmico templado fue destruido por la implantación de la agricultura, esta región superior sufrió el proceso del desmonte para ser ocupada por la ganadería extensiva de la tierra fría. Pero los pastos artificiales no han adquirido la importancia que ofrecen en las tierras cálidas y templadas, ya que la buena calidad de las gramíneas autóctonas los ha hecho innecesarios. Sin embargo, estas alternan con pastos artificiales como el kikuyo, el carretón, la plegadera y otros.
L CINTURÓN DEL BOSQUE DE NIEBLA
3.4 ELa región de la niebla fría, muy rica en maderas aprovechables, se integra, en buena parte, con la flora de los cinturones vegetales más bajos y se distingue por los musgos y quiches, por plantas de follaje duro y brillante, con copas y ramas agobiadas de parásitas, en un ambiente de oscuridad y de vientos fríos. Zona de transición hacia el páramo húmedo, ha sido modificada sólo parcialmente con el cultivo de pastos artificiales como el raigrás, el pasto azul, el trébol y otro que, sin embargo, no alcanzan a superar la extensión cubierta por los pastos naturales. El cinturón de bosque de niebla predomina en la Cordillera Central, se encuentra igualmente en la Cordillera Occidental, pero allí sin la palma de cera, que está circunscrita principalmente a la zona del Quindío. Una última característica de este cinturón de niebla: es más húmedo y de vegetación más densa en la vertiente occidental de la Cordillera Central, que en su opuesta vertiente que mira al Tolima.
El quinto cinturón vegetal en la escala vertical que nos ocupa tiene como representante destacado a la Befaria y sus variedades, que es «en nuestra flora andina lo que los rodoendros en la alpina», al decir de Pérez Arbeláez. Compañeros de asociación de la Befaria son los arbustos pequeños de hojas duras y otros de la familia de las Melastomaceas, uno de cuyos representantes es el conocido y vistoso sietecueros (Tibouchina lepidota) que viene del cinturón inferior.
Las Melastomaceas conducen en el orden vertical a la sexta región, predominio de los frailejones (Espeletia) en suelos recubiertos de pajonales cortos y duros y de helechos pequeños, por encima de los 3.400 msnm. Quizá debido a su altitud, es la región que menos ha sufrido la intervención del hombre, pues su acción cultural sólo ha avanzado hasta las regiones inferiores del páramo, que aprovecha para el cultivo de la papa y la ganadería estacionaria en pajonales naturales.
El resto de los páramos constituyen un espacio económico de uso periódico para la ganadería extensiva. A finales del corto periodo de sequía (verano) los pajonales son quemados, para que luego, con las primeras lluvias, brote el nuevo pajonal; este es tierno y verde, y constituye un excelente forraje. La ceniza del frailejón, quemado a su vez, es un excelente abono. En la región del páramo alto, especialmente en la Cordillera Oriental, se encuentra el árbol de Colombia en mayor altura sobre el nivel del mar, hasta los 4.200 m. Se trata del Polylepis, un árbol de 6 m a 8 m de altura, de madera muy dura y resistente, que formaba bosques homogéneos en estas alturas. Prospera mejor en los suelos pedregosos, y es así como lo encontramos casi siempre sobre los conos de escombros al pie de las altas crestas andinas por encima de los 3.600 msnm.
Ya de los 4.200 msnm en adelante empieza el llamado páramo nival, cuyo límite superior llega hasta donde bajan las nieves perpetuas. En las regiones de antiguo volcanismo, entre uno y otras, se interpone una faja completamente estéril de cenizas volcánicas, desnuda de vegetación, que forma un verdadero desierto de altura. El frailejón, característico de la zona inferior, disminuye en tamaño y en cantidad y lo remplazan las gramináceas duras y bajas y el Culcitium, planta caracterizada con su color de nieve para estas grandes alturas. Tampoco ha habido aquí transformación debida al hombre, por el mismo fenómeno de la altura, pero sí se ven modificaciones impuestas por fenómenos naturales, como el retroceso del límite inferior de la nieve perpetua.
Hasta hace poco más de cien años, el territorio del departamento de Caldas era una de las comarcas más ricas en bosques y maderas en el país, y hoy es una de las secciones más pobres en productos forestales. Si es cierto que, dado el aprovechamiento intensivo y creciente de la tierra para las explotaciones agrícolas y ganaderas, no existen ahora grandes extensiones territoriales susceptibles de reforestación, se hace sin embargo imperativa la necesidad de siembra del mayor número posible de árboles, de preferencia en los pisos térmicos cálido y frío, como tarea preventiva y defensiva.
El país pertenece a la región zoogeográfica neotropical, y dentro de ella a la subregional brasilera. Esta a su vez se subdivide en provincias, y dos de ellas, la provincia pacífico-centroamericana y la provincia brasilera, cubren el territorio colombiano; pero nuevamente subdividida en comarcas geográficas basadas en fisiografía y ecología.
Los animales silvestres que viven en el país tienen una importancia muchísimo menor para el conjunto del paisaje que la que tiene la vegetación no influida por el hombre. Sólo en pocos casos imprimen una característica al paisaje, como, por ejemplo, las sabanas de las termitas en las llanuras del bajo río Magdalena, donde estos insectos determinan la fisonomía del paisaje con sus típicas construcciones de tierra que se levantan como pequeñas torres en gran número a través de la sabana y subterráneamente aflojan, abonan y drenan la dura costra del suelo seco. Mucho más importante y característico para el paisaje cultural colombiano es el animal domesticado por el hombre.
Los animales domésticos que se encuentran hoy en día en el territorio colombiano casi todos fueron traídos por los españoles y representan un excelente ejemplo de aclimatización. En tiempos precolombinos sólo existían aquí el pato, la iguaza (parecida al pato), el cocuy, y tal vez el pavo real, y un perro americano. La vaca, el caballo, el asno, la oveja, la cabra, el marrano, la gallina y el ganso, fueron importados por el hombre, pero pronto en su destino como especies se libraron de la mano de este, y se inició un experimento de la naturaleza en cuanto a selección y adaptación al nuevo medio geográfico, con resultados que permiten afirmar que estos animales, antaño extraños, hoy en día pueden considerarse como autóctonos.
En el orden geográfico, la fauna autóctona y silvestre de Colombia pertenece a la región neotropical y dentro de ella a la provincia brasilera, y en parte a la del Caribe. Pero en el territorio colombiano, debido a su ubicación geográfica, y a su relieve, se efectuaron los intercambios faunísticos durante las épocas geológicas pasadas, y seguramente hoy todavía se realizan por inmigraciones tanto de Norte y de Centroamérica, como también otras provenientes del sur del continente suramericano.
Pero más importante que esta división en regiones y provincias zoogeográficas es su distribución biogeográfica a través del territorio colombiano. Las asociaciones de plantas y animales siempre se deben estudiar conjuntamente si se quiere hacer un análisis completo del paisaje geográfico.
Algunos de los más importantes representantes de la fauna en Colombia se observan en la tabla 26.
ISIOGRAFÍA Y CLIMA AMBIENTAL
6.1 FMás que en otros lugares de la tierra, la gran diversidad climática colombiana, para su análisis, interpretación y representación, requeriría de una densa red de estaciones meteorológicas establecidas por un número suficiente de años que garantizara la «normalidad» de sus registros locales (figura 99).
En contraste con este requisito, la red meteorológica de Colombia es rala y con frecuencia los registros locales que arroja cubren tan sólo unos pocos años.
ABLA 26. Fauna representativa de Colombia
TMAMÍFEROS |
|
Marsupiales |
Rabipelado (Didephis marsupialis) |
Quirópteros |
Murciélago, vampiro (Desmodus rotundus) |
Primates |
Araguato (Alouatta ursina) Marimonda (Ateles belzebuth) Tití (Saimiri sciureus) Mono capuchino (Cebus capucinus) Sakí barbudo negro (Chiropotes satanas) |
Edentados |
Oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla) Oso melero (Tamandua tetradactyla) Perezoso (Bradypus tridactylus) Cachicamo sabanero (Dasypus novemcinctus)a Cupa (Cabassous ingubris) Cachicamo montañero (Priodontis gigans) |
Roedores |
Ardita común [o ardilla cola roja] (Sciurus granatensis) Chigüire (Hydrochoerus hydrochaeris) Lapa (Cuniculus paca) Acureto Picure de monte (Dasyprocta rubrata) Puercoespín (Coendou prehensilis) Conejillo de Indias (Cavia cobaya) |
Lagomorfos |
Conejo de monte (Sylvilagus brasiliensis) |
Carnívoros |
Tigre o jaguar (Felis onza) Puma o león (Felis concolor) Cunaguaro (Felis pardalis)b Zorro (Cerdocyon thous) Oso frontino [u oso de anteojos] (Tremarctos ornatus) Cuchicuchi (Potos flavus) Mapurite (Conepatus semistriatus) Guache (Eyra barbara) Zorro guache (Nasua nasua solitaria) |
Sirenios |
Manatí (Trichecus manatus) |
Perisodáctilos |
Danta o tapir (Tapirus terrestris) |
Artiodáctilos |
Venado (Odocoileus cariacou) Venado matacan (Mazana scheilba) Báquiro (Pecari tajacu) Pecarí barbiblanco (Tayassu pecari) |
AVES |
|
Gallináceas |
Paují (Pauxi pauxi) Perdiz (Colinus cristatus) Gallinazo (Capella gallinazo) |
Palmípedas |
Pato guirirí (Dendrocygna autumnalis) Alcatraz (Pelecapus occidentalis) Gaviota (Thalasseus maximus) Pato real (Cairina moschata) |
Zancudas |
Garza morena (Ardea cocoi) Garza blanca (Leucophoix thula) Pato cuchara (Anas clypeata)c Cotara (Aramides cajanea) |
Rapaces |
Cóndor (Vultur gryphus) Rey zamuro (Sarcoramphus papa) Gavilán (Budes magnirostris) |
Columbinas |
Paloma gargantilla (Columba fasciata) |
Trepadoras |
Tucán (Ramphastos ambiguus) Carpintero (Phloeoceastes melanolencos) |
Prensoras |
Guacamaya (Ara macao) Loro real (Amazona ochrocephala) |
Pájaros |
Turpial (Icterus icterus) Guácharo (Steatornis caripensis) Vencejo acollarado (Streptoprocne zonaris) Colibrí (Coreatus underwoodi) |
REPTILES |
|
Crocodilinos |
Baba (Caiman crocodilus) Caimán americano (Crocodilus acutus) |
Saurios |
Iguana (Iguana iguana) |
Serpientes |
Cascabel (Crotalus durissus terrificus) Mapanare (Bothrops atrox) Tragavenado (Boa constrictor) Anaconda (Eunectes murinus) Coral (Micrurus mipartitus) |
Quelonios |
Morrocoy (Testudo seulpta)d |
ª El cachicamo sabanero es el Dasypus sabanicus, que se encuentra en los llanos colombo-venezolanos. El autor pudo haberlo confundido con el armadillo nueve bandas (Dasypus novemcinctus), presente desde la costa oriental norteamericana hasta el norte de Argentina y Bolivia.
b En Colombia se conoce como tigrillo y en Venezuela como canaguaro; su nombre científico es Leopardus pardalis.
c En el original esta especie aparece con el nombre científico (Cochlearius cochlearius) que en realidad corresponde a la garza pico de bota.
d La taxonomía actual denomina a esta especie como Chelonoidis carbonaria.
IGAC, Bogotá, 1967.
e Fuentes: Handbuch der Geographischen Wissenschaft Südamerika. Potsdam, 1930, Levi Marrero, Venezuela y sus recursos, Caracas, 1964. Consúltese también: Atlas de Colombia, Págs. 80-81, editado por elPara suplir en parte esta deficiencia puede recurrirse, si se toman las debidas precauciones, al estudio de la distribución territorial de las «formaciones vegetales típicas» que vienen a constituirse en estaciones meteorológicas para quien pueda leer la información que muestran.
XVIII, hombres de ciencias de distintas nacionalidades comprobaron que las plantas, seres vivos obligados a crecer y propagarse sin poderse desplazar, están rigurosamente sometidos a las condiciones físicas locales en que habitan y que por tal motivo deben adaptarse a las características de su hábitat o desaparecen. Entre las muchas formas de adaptación vegetal que condicionan y modifican su morfología, cabe destacar las asociaciones interespecies que contribuyen de manera muy notable a caracterizar el paisaje bajo las denominadas «formaciones vegetales», fácilmente reconocibles a simple vista.
Desde el sigloPuede afirmarse que a condiciones ambientales diversas corresponden distintas formaciones vegetales y paisajes diferentes, y también que a formaciones vegetales y paisajes similares, corresponden condiciones ambientales análogas.
El clima es un elemento fundamental en la determinación del ambiente o del hábitat vegetal. Sin embargo, no debe olvidarse que las características del suelo (composición química, estructura física, textura, permeabilidad, humedad) pueden llegar a ejercer influencia apreciable sobre la vegetación; tampoco debe desconocerse que la acción de las sociedades humanas pueden transformar profundamente sus asociaciones y por lo tanto su macromorfología.
A falta, pues, de un número mayor de datos que permitan caracterizar los estados medios de la atmósfera y sus posibles cambios cíclicos alrededor de la superficie de todo el territorio colombiano, es decir, de sus climas, el mapa de la figura 5 puede arrojar una visión panorámica aproximada del intrincado mosaico del clima ambiental. La pequeña escala a la cual nos hemos visto obligados a reducirlo en la presente publicación, no impide que resulten perceptibles los complejos efectos de la acción combinada de la latitud, el relieve, la humedad edáfica, los vientos alisios y la zona de calmas, así como la acción modificadora del hombre que sin embargo no logra borrar los efectos fundamentales de la temperatura, la pluviosidad y la humedad atmosférica, las cuales siguen manifestándose en los cultivos, en el rastrojo y en el monte secundario que crecen después de la deforestación primaria antropogénica
[105] Thielmann, Freiherr Max von, Vier Wege durch Amerika. Leipzig: Verlag von Dunker und Humbolt, 1879.
[106] Humboldt y Bonpland clasificaron la guadua como Bambusa guadua. Otros autores afirman que esta clasificación es equivocada y que las especies que se conocen deben considerarse pertenecientes al género independiente «guadua», de acuerdo con Kinth, que fue el primero en señalarlas.
[107] Parece que Humboldt confundió la localización de la verdadera Ceroxylon andicola con la de la Ceroxylon fenungineum, que es la más frecuente de la vertiente occidental, pero bastante más pequeña que la anterior.
[108] De esta palma, la más alta del mundo, André da las siguientes medidas para una tumbada por él mismo; 60 m, 1,24 m de circunferencia en la base y 0,65 m en la cima.
[109] Se sugiere consultar el Anexo 2, «Regiones geográficas de Colombia según pisos térmicos, clima ambiental y vegetación».
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Al tercer día de nuestra estadía en Guatavita decidimos alistar las bestias para subir a la laguna del mismo nombre, la cual, según nos informaron, había sido desaguada por una compañía inglesa pocos años antes.
[…] Montamos cerca de una hora por el camino que se dirige hacia Tunja; su estado era muy malo. Los torrentes de agua venidos de la montaña traen consigo fina arenilla formando lodazales que cubren grandes extensiones del mismo y los cuales no tienen ningún desagüe, ya que las cercas de adobe que encierran los potreros lo impiden, y además no hay nadie interesado en hacerlos.
[…] Así, pues, cabalgamos largo rato a través de aguas turbias que nos salpicaban hasta muy arriba, cruzamos las quebradas y las hondas zanjas que atraviesan el camino, ya que nadie en Colombia piensa en la construcción de un puente mientras se puedan cruzar los ríos a caballo.
[…] Al cabo de una hora de camino, encontramos una desviación hacia la derecha, la cual debíamos seguir; aquí nos tocó conocer las llamadas crestas o escaleras de las mulas, hondos baches que atraviesan el camino y que deben su origen a que los bueyes y mulas siempre ponen las patas y manos en los mismos huecos que ya habían abierto los otros animales. Así se forman hondos surcos, frecuentemente de medio metro de profundidad, que en tiempos de lluvia se llenan de agua y entre los cuales se conservan estrechos listones de tierra del camino. Una vez vencido este trecho atravesamos potreros y pantanos y una gran pendiente, ya que tuvimos que subir 600 m para llegar a la laguna.
NE, se levantan poderosas cadenas de montañas sobre el borde de la llanura; hacia el oriente no había vista, ya que aquí se levanta un ramal montañoso muy pendiente que encerró al desaparecido lago de Guatavita. Oímos el ladrido de perros y después de pocos minutos aparecieron ante nosotros dos casitas simpáticas, cubiertas de paja, y de la una salió un hombre de pelo blanco, sin sombrero y sin zapatos, para encontrar a los forasteros que le habían anunciado sus perros. Nos bajamos de las mulas y nos presentamos al señor, que para nosotros, sin duda, era el señor Cooper, jefe de los trabajos de excavaciones. El ya viejo señor Cooper se mostró contento de encontrar en el frío y solitario paisaje paramuno unos europeos y nos invitó a comer, lo cual aceptamos agradecidos. Desde hace tres años vive aquí arriba, remplazando a su antecesor, el cual no pudo resistir el paisaje tan hostil al hombre y regresó a su tierra. El interior de la casa del señor Cooper parecía un museo arqueológico, ya que numerosos encuentros hechos en la laguna estaban colocados sobre estantería o en cajones de madera. Cerámica, adornos de piedra y otros objetos. Tomé fotografías de algunas ollas de barro que se habían encontrado en el fondo del lago y contenían antaño oro. Algunas de ellas llaman la atención por sus formas representativas de animales de tierra y de aves.
[…] Sobre el camino se ven cierto número de hoyos en la tierra, llenos de agua, que son tumbas indígenas, que fueron abiertas por guaqueros. Por fin alcanzamos un pequeño altiplano. Por debajo de nosotros se extendía el valle de Guatavita con sus potreros y campos cultivados, inundados. Del lado opuesto del valle se destacó la montaña de donde habíamos bajado en días pasados y ante nosotros se extendió un pequeño valle en el cual brillaba la superficie de un lago, la Laguna Blanca, de unos 50 m de ancho y el doble de largo. Bien lejos, al otro lado en el[…] Rápidamente pasaron las horas entre charlas y explicaciones. No solo nos contó el amable y buen señor toda la historia de los intentos de desaguar la laguna (diciéndonos muy poco de nuevo), sino que también describió las dificultades encontradas en los últimos años; nos informó sobre los hallazgos hechos hasta ahora, e inclusive nos mostró los libros de contabilidad de la compañía; en fin, él nos dio toda la información posible acerca de la antigua laguna. Solo nos lamentamos de que las piezas de oro encontradas durante los últimos meses fueron despachadas poco antes de nuestra visita hacia la casa principal de la compañía en Londres. Pero nos mostró una serie de fotografías de los encuentros hechos durante los últimos años. Estos representan anillos, culebras, ranas, cabezas humanas y otras figuritas. Desde el año de 1909 el valor del oro encontrado era de 500 libras esterlinas o sean 25.000 pesos. Las esmeraldas encontradas en el fondo de la laguna son muy variadas en tamaño y calidad y las extraídas durante los últimos tres años llegaron a tener un valor de 70 libras esterlinas (3.500 pesos). El señor Cooper nos aseguró que el valor de los encuentros no solo cubría los gastos, sino también los intereses del capital invertido.
[…] Se hacía tarde, y nosotros teníamos que pensar en el regreso, si no queríamos que nos cogiera la noche arriba en el páramo. Prescindimos pues por el momento de la visita a la laguna que nos iba a mostrar el mismo señor Cooper. Las sombras de la noche ya habían cubierto el valle cuando alcanzamos la carretera, y solo los picos más altos ardían todavía con la luz del sol poniente. Luego desapareció también allá arriba la última penumbra y la oscuridad nos envolvió. No veíamos nada más allá de tres pasos adelante, y teníamos que confiarnos al instinto de nuestros animales. Pero una mula durante la noche es tan segura como en el día; esto lo comprobamos varias veces a lo largo del camino, pues iban seguras entre el lodo y el agua. Poco antes de las ocho de la noche llegamos a nuestro hotel.
[…] Los lagos de las altas montañas fueron frecuentemente el objeto de guaqueros españoles, y aún en los últimos tiempos han hecho ensayos para desaguarlos y luego excavar el fondo seco para recuperar así las ofrendas de los indios. Abundantes son las leyendas de las grandes riquezas en oro y esmeraldas que fueron botadas por los caciques en los lagos para evitar que cayeran en manos de los españoles. Lo que tengan de cierto estas leyendas, nos lo enseñarán los tiempos venideros.
[…] Poco después de la Conquista se iniciaron ensayos para desaguar la laguna de Guatavita, pero sin resultado alguno. Mucho tiempo más tarde nuevos buscadores de tesoros intentaron desaguar dos pequeños lagos, ubicados unos 30 m por encima de la laguna de Guatavita, abriendo una zanja, para que desaguaran hacia esta, arrastrando una gran cantidad de lodo y escombros hacia ella. Este desecamiento ha producido, se dice, considerables valores en oro y esmeraldas. Un tercer intento hizo a mediados del siglo pasado un empresario español: consistía en abrir una brecha en el lado norte de la cumbre de la montaña de cerca de 100 m de altura que encierra la laguna. Se produjo un formidable corte, en el cual trabajaban muchos indios. Había avanzado el trabajo algunos metros por debajo del nivel del lago y ya había bajado este cuando un gran deslizamiento de la roca blanda tapó el desaguadero y enterró algunos trabajadores. Los demás indios se negaron a seguir trabajando, alegando que desastres de esta índole se podían repetir. A pesar de que el nivel del lago bajó muy poco, el empresario logró beneficiarse con su explotación.
[…] La compañía actual empezó sus trabajos hace unos ocho años. En vez del antiguo corte hizo abrir un túnel de unos 400 m de largo y 2 de alto a través de una piedra no muy dura y quebradiza, reforzando los puntos finales con estructuras de madera. Así fue posible llegar al fondo del lago. Luego se desvió una quebrada que nace a unas dos millas inglesas arriba en la montaña, a través de la cuenca del lago ahora seco, para lavar el material del fondo del lago revolcado en la búsqueda de los tesoros. En formidables cascadas baja la quebrada desde el alto del borde hacia la cuenca del lago, llevando consigo la arena y arcilla aflojada por los indios a través del túnel hacia el valle de Guatavita.
[…] Al día siguiente salimos temprano hacia la laguna, y el señor Cooper ya estaba esperándonos para acompañarnos. A través de la quebrada que sale del túnel llegamos al citado corte del siglo pasado. Casi verticalmente se levantan las rocas quebradas, mostrando cómo se trabajó entonces afrontando todos los riesgos. Una manada de pequeñas ovejas de montaña cruzó nuestro camino de un lado hacia el otro de la montaña. Ellas son propiedad de nuestro amable guía, quien así demuestra su sentido práctico de negocios, aprovechando los terrenos que pertenecen a la compañía para la cría de ovejas, de las cuales tiene unas 80. Llegamos al sitio donde se produjo en su tiempo el deslizamiento, gran cantidad de tierra y piedras han cerrado nuevamente el desaguadero, y por un estrecho sendero pasamos por encima. Bajamos y de pronto apareció ante nosotros la gran cuenca circular. Uno cree encontrarse en el fondo de un cráter, así de regular y pendiente se levantan las paredes cubiertas de un espeso rastrojo —en verdad tiene un aspecto imponente y sobre todo cuando en un tiempo la superficie quieta del lago cubría los 200 a 400 m de anchura del fondo, el cual hoy está también en parte cubierto de rastrojo y atravesado por la quebrada en la cual los trabajadores lavan la tierra—. Cerca de una docena de figuras indias trabajan todo el día en el agua de la quebrada para deshacer con pica y pala sedimentos de 2 m a 3 m de altura del fondo del lago. Esta forma de trabajo me pareció bastante primitiva, ya que objetos pequeños, especialmente esmeraldas, podrían ser llevados por el agua sucia sin ser descubiertos. El señor Cooper compartió mis observaciones, pero dijo que un complicado sistema de lavado más técnico no sería rentable y de seguro se perdería hoy una cantidad considerable de pequeñas esmeraldas. Nuestro guía nos explicó, además, que estas tierras removidas en los últimos años no representan todavía el verdadero fondo del lago, sino que son el acarreo de lodo y piedras, que bajaron de los pequeños lagos, y que elevó en unos metros el fondo del lago principal. Todos los encuentros hechos hasta ahora tienen su origen en las dos pequeñas lagunas ubicadas más arriba, llevadas hacia abajo por la corriente y que así escaparon en su tiempo de ser llevadas por los españoles. También la cerámica vino en parte de arriba y fue abierta por los españoles que se llevaron su contenido de oro y luego la tiraron al lago. Solo en los años venideros los trabajos habrán de llegar al verdadero fondo del lago y entonces el señor Cooper se espera un gran botín. Codazzi y otros calcularon en su tiempo para el lago una profundidad de 40 m, pero los trabajos del señor Cooper solo indicaron una de 10 m. Más tarde, cuando se inicien los trabajos en el antiguo y verdadero fondo del lago, se debe bajar también las instalaciones de lavado para asegurar a la quebrada la fuerza necesaria. Estas fueron, grosso modo las informaciones que nos dio nuestro guía.
[110] y por cada encuentro una gratificación. Aquellos que no trabajan en el agua reciben de 20 a 25 centavos diarios.
[…] Pasando las partes excavadas se podía observar cómo el verdadero fondo del lago, de color negruzco, bajaba con una suave inclinación hacia el centro del mismo y encima de él, y totalmente separado de este, un depósito de arena y cascajo de color claro, producto de la sedimentación procedente de los lagos superiores. A través de regiones cenagosas caminamos hacia una parte donde se había construido un embalse para tener en la época seca, cuando también se seca la quebrada, agua disponible para el trabajo de lavado. Luego observamos durante un rato a los indios en su trabajo no muy agradable, como juntar las piedras en montones, romper bloques de arcilla y llevar el material ya aflojado a su lavado. Los trabajadores reciben un jornal diario de 35 centavos[…] Al regresar a la casa de nuestro guía, atravesamos la parte más alta de las montañas que enmarcan lo que fue antes una laguna. Los frailejones forman la vegetación principal. Desde la altura de estas rocas afiladas se observa muy bien la forma redonda de la cuenca, semejante a un embudo, en cuyo fondo los trabajadores parecían hormigas. Maravillosa era la vista desde nuestro observatorio de más de 3.200 msnm sobre el panorama de las cadenas de la cordillera Oriental. Solitario y muy pequeño se veía un rancho a un lado sobre el embalse en una hondonada; detrás de nosotros estaban las casitas de Mr. Cooper y los ranchos de algunos de sus trabajadores y se veían también algunas pequeñas manchas de tierra cultivada; por lo demás, no se veían huellas de actividad humana en los valles y sus vertientes. No profanado se presenta el majestuoso mundo de montañas ante el ojo del observador.
El sol brillaba, pero desde aquí podíamos ver en la lejanía masas de nubes que despedían cintas de lluvia bien marcadas hacia la tierra. Una de estas numerosas cintas de lluvia atravesaba precisamente el valle (tapado para nuestra vista) en donde está situada la pequeña ciudad de Guatavita. Después de contemplar todo aquel paisaje, bajamos de nuevo hacia el valle en nuestros animales y nos dirigimos hacia el pueblo, siguiendo el mismo camino que siglos antes de nosotros habían tomado un sinnúmero de caravanas de peregrinos […].
Subregiones |
Clima ambiental |
Pisos térmicos |
Morfología |
Vegetación |
Observaciones |
Sección administrativa del país |
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Árido |
Semiárido |
Semihúmedo |
Húmedo |
Superhúmedo |
Cálido |
Templado |
Frío |
Páramo |
Montañosa |
Ondulada |
Plana |
Cenagosa |
Xerófila |
Mesófila |
Higrófila |
Hidrófila |
Halófila |
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Región geográfica: cordillera Central |
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Serranía de Ayapel |
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Selvática, escasamente poblada, pluviosidad durante todo el año, aprovechable. |
Dpto. Córdoba |
Vertientes septentrionales |
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Selvática, escasamente poblada, pluviosidad durante todo el año, aprovechable. |
Dptos. Antioquia |
Serranía San Lucas |
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Condiciones geográficas como en las regiones anteriores. Cierta actividad minera aprovechable. |
Dptos. Antioquia |
Vertiente oriental septentrional |
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Selvática, escasa población minera. Incipiente colonización. |
Dptos. Bolívar |
Valle del Nus |
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Densamente poblado. Cultivo de café. |
Dpto. Antioquia |
Vertiente oriental meridional |
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Menos húmeda que la vertiente septentrional, con intervalos menos lluviosos. Poblada. |
Dpto. Caldas |
Vertiente tolimense |
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Como la región anterior, con menos lluvias y densamente poblada. |
Dpto. Tolima |
Cuenca del Saldaña |
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Amplio valle transversal a través de todos los pisos térmicos. Poblado y con activa colonización espontánea. |
Dpto. Huila |
Macizo del Huila |
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Nieve perpetua, despoblado, selvático. |
Dptos. Huila-Tolima |
Cordón paramuno |
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Despoblado el páramo alto y de escasa anchura. Pantanosos en las partes planas: pajonales aprovechables para ganadería. |
Dptos. Cauca |
Valle de Aburrá |
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Valle interandino. La región más densamente poblada del país. |
Dpto. Antioquia |
Batolito antioqueño |
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Altiplano escasamente poblado por mala calidad de los suelos. Minería. |
Dpto. Antioquia |
Valle de San Nicolás |
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Altiplano aluvial de 2.500 msnm densamente poblado. |
Dpto. Antioquia |
Montaña de Antioquia |
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En clima medio con fuerte energía del relieve. |
Dpto. Antioquia |
Valle Porce-Nechí |
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Valles longitudinales con fuerte actividad minera y agropecuaria. |
Dpto. Antioquia |
Vertiente occidental |
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Caracterizada por fuerte energía del relieve, desmontada y poblada. |
Dptos. Antioquia |
El Quindío |
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Altiplanicie volcánica muy densamente poblada. Principal zona productora de café. |
Dptos. Caldas |
Macizo volcánico central |
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Nieve perpetua con alturas superiores a 5.000 m. Extensos pajonales y arenales. |
Dptos. Caldas |
Sierra de los Coconucos (Puracé) |
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Con extensas regiones paramunas y bosque de niebla. Predomina la población indígena. |
Dptos. Cauca |
Macizo Colombiano |
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Se caracteriza en los valles por fuerte energía del relieve y tipos de microclima. Los altiplanos de Paletará y Valle de las Papas son, en parte, cenagos0s. Predomina la población indígena. |
Dptos. Cauca |
Cinturón cafetero |
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Bosque cultural de sombrío. Densamente poblado entre los 1.100 y 1.800 msnm. |
Ambas vertientes de la cordillera |
Región geográfica: cordillera Occidental y surco Patía-Cauca |
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Cord. Occidental cumbre y alta vertiente occidental |
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Lluvia durante todo el año, cubierta de selva pluvial. |
Dptos. Chocó |
Cord. Occidental vertiente oriental 5 grados N. |
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Desmontada con largos periodos secos. |
Dptos. Cauca |
Fosa y mesa Patía Mesa Mercaderes |
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Prolongada sequía, erosionada en parte. |
Dpto. Cauca |
Altiplano de Popayán |
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Ondulado mosaico espacial, semiárido y húmedo. |
Dpto. Cauca |
Cordillera de San Pedro |
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Energía del relieve fuertemente desarrollada. No hay época seca, pero parte en sombra seca de la montaña. |
Dpto. Cauca |
Macizo Farallones de Cali |
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Vertiente occidental superhúmeda, selvática y despoblada. Páramo húmedo. La vertiente oriental alta es húmeda, templada semihúmeda y desmontada en parte. |
Dpto. Valle |
Macizo de los Mellizos |
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Región volcánica montañosa, área cafetera densamente poblada. |
Dptos. Caldas |
Farallones de Citará |
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Vertientes occidentales desde páramo hasta tierra caliente, superhúmedas, selváticas y despobladas. Alta vertiente oriental selvática húmeda. Vertiente templada cafetera. |
Dptos. Chocó |
Valle volcánico del río Cauca |
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Estrecho valle con agitada topografía dedicada a la ganadería extensiva. |
Dpto. Antioquia |
Cañón del Cauca |
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Muy estrecho con pendientes vertientes. Minero en algunas partes y dedicado a la ganadería. Escasa población. |
Dpto. Antioquia |
Valle del Penderisco |
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Valle longitudinal interandino. |
Dpto. Antioquia |
Terrazas de Santa Fe |
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Terrazas aluviales, cálidas y secas. |
Dpto. Antioquia |
Macizo de Frontino |
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Región selvática y poblada en su mayor extensión. |
Dpto. Antioquia |
Valle del Riosucio |
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Ancho valle transversal que divide la cordillera en dos secciones. Poblado a través de todos los pisos térmicos. |
Dpto. Antioquia |
Nudo de Paramillo |
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Selvático y despoblado en su mayor extensión, pero aprovechable. |
Dptos. Antioquia |
Serranía de Abibe |
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Altura hasta 1.000 msnm en su mayor extensión selvática y despoblada pero aprovechable. |
Dptos. Antioquia |
Serranías de San Jerónimo |
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Región montañosa de altura hasta 1.000 msnm en su mayor extensión, selvática y despoblada, pero aprovechable. |
Dptos. Antioquia |
Valles transversales interandinos |
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Los valles andinos transversales, al atravesar diferentes cordones cordilleranos, cruzan todos los pisos térmicos y climas ambientales. |
Todos los departamentos |
Cinturón cafetero |
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Ambiente climático bochornoso por atmósfera encerrada entre cafetos y bosque cultural de sombrío. Muy densamente poblado. |
Todos los departamentos |
Región geográfica: cordillera Oriental |
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Vertiente del Catatumbo |
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Lluvia durante todo el año, selvática. Escasamente poblada. |
Dpto. Norte de Santander |
Catatumbo |
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Llanura selvática. Los indios motilones constituyen la escasa población. Centro petrolero. |
Dpto. Norte de Santander |
Valle del Cúcuta |
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Valle interandino con larga época de sequía. |
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Mesetas interandinas Norte de Santander |
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Periodo seco prolongado. Erosionadas. |
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Vertiente Magdalenense |
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Selvática y escasa población en Boyacá y Santander. Condiciones climáticas más favorables en Cundinamarca y Magdalena, que son aprovechadas. |
Dptos. de Magdalena |
Cinturón cafetero |
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Bosque cultural de sombrío de café. Densamente poblado. |
Dptos. andinos |
Cordón paramuno |
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Pantanoso en las partes planas. Pajonales. Muy escasa población. |
Dptos. andinos |
Sierra Nevada del Cocuy |
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Nieves perpetuas. Pajonales. Bosque de niebla y selva andina en la vertiente oriental. Poblada hasta los 3.600 msnm en la vertiente occidental. |
Dpto. de Boyacá Comisaría de Arauca |
Cañón del Chicamocha |
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Tipo desierto en la montaña tropical. Estrecho cañón interandino. Clima tipo chimenea. |
Dpto. Santander |
Mesa de los Santos |
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Mesa interandina característica. Con escasa población. |
Dpto. Santander |
Valles Suaréz y Fonce |
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Valles interandinos longitudinales. Muy densamente poblados. Clima de montaña tropical con lluvia y sequía moderadas. |
Dpto. Santander |
Páramo interandino |
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Menos húmedos que los paramos periféricos. Poblados. |
Dptos. Boyacá Cundinamarca |
Altiplanicie Cundiboyacense |
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Primer área cultural del país. Muy densamente poblada. Grandes centros urbanos. Dos épocas secas. Lluvias moderadas y lluvias bien marcadas. |
Dptos Boyacá Cundinamarca |
Macizo de Sumapaz |
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Pantanoso en las partes planas. Despoblado por encima de los 3.600 msnm. Vertiente oriental selvática. |
Dptos. Cundinamarca |
Vertiente oriental |
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Selvática, húmeda y hasta superhúmeda y despoblada. Lluvia durante todo el año, con periodos menos húmedos. |
Dptos. Cundinamarca Meta Nariño Comisarías: Caquetá |
Valles transversales |
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Según altura y topografía, son húmedos en lo frío, hasta semiáridos en las partes estrechas del curso medio y húmedos en las partes interiores sobre el llano del Magdalena. |
Dptos. Cundinamarca |
Región geográfica: Llanuras del Caribe |
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Guajira septentrional |
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Sabana árida con fuertes vientos e insolación con precipitación anual inferior a 400 mm durante tres meses en dos épocas. |
Dpto. La Guajira |
Guajira meridional |
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Sabana árida con precipitación ligeramente superior; hacia el continente aumentan las lluvias y cambian progresivamente el clima y la vegetación. |
Dpto. La Guajira |
Costa |
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Prolongada sequía diciembre-abril; otra época menos seca, julio. Lluvias hasta 1.000 mm. |
Dptos. Magdalena |
Delta magdalenense |
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Modificación de la vegetación xerófila por causas edáficas e hidrológicas. Clima como el anterior. |
Dptos. Bolívar |
Zona Bananera |
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Clima de piedemonte, mayor precipitación, modificada hacia el tipo de bochorno por influencias antropozoógenas (cultivo de banano). Lluvias más o menos de 1.600 mm. |
Dpto. Magdalena |
Sierra Nevada de Santa Marta |
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Abarca todos los climas que indica la hipsometría de la montaña tropical. Terreno demasiado quebrado. |
Dpto. Magdalena |
Playones |
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La región está caracterizada por las ciénagas y el aumento y disminución cíclicos de las superficies acuáticas. |
Dptos. Magdalena |
Tierra Chimilia |
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El territorio se encuentra en la sombra seca de la Sierra Nevada y en la cordillera Oriental. |
Dpto. Magdalena |
Sabana de Bolívar |
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Se caracteriza por el aumento de la precipitación en relación con la costa. Singulares aspectos morfológicos producen un mosaico de sabanas secas y húmedas. |
Dptos. Bolívar |
Valle del Cesar |
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Se caracteriza por estar ubicado en la sombra seca de las montañas. Posibilidades de drenaje y riego. |
Dpto. Magdalena |
Sierra de Perijá |
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Tipo de clima de montaña tropical seco, con periodos húmedos. |
Dpto. Magdalena |
Piedemonte del Caribe |
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Precipitación alrededor de 2.000 mm anuales. Depósitos aluviales, vegetación tupida. |
Dptos. Magdalena |
Depresión Momposina |
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Condiciones semejantes a la región de playones, pero con mayor precipitación (2.500 mm y más). |
Dptos. Magdalena |
Valle del Sinú |
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Condiciones semejantes a la región de playones con precipitación entre 1.200 y 2.000 mm. Sequía e inundación. |
Dpto. Córdoba |
Serranía de las Palomas |
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Tipo de clima de las montañas tropical con periodos secos cortos y progreso de la zona húmeda y pluvial. |
Dptos. Córdoba |
Bajo Cauca |
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Tipo de clima temporalmente bochornoso con precipitación de 2.500 a 3.000 mm y más. Vigorosa selva pluvial y suelos aluviales. |
Dptos. Córdoba |
Monte Caribe |
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Montañas que llegan a los 600 msnm media muy cerca de la costa; vegetación xerófila. |
Dptos. Bolívar |
Alto Sinú |
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Clima de la montaña tropical, en su tipo térmico, templado y frío. |
Dpto. Córdoba |
Entre montañas (valle de la Costa) |
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Menos árido por la posibilidad de riego desde las montañas lindantes. |
Dptos. Magdalena |
Región geográfica: valle andino del Río Magdalena |
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Valle selvático |
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Inundable y de muy escasa población, transformándose en llanuras ganaderas. |
Dptos. Bolívar Boyacá Santander Magdalena |
Valle húmedo- semihúmedo |
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Área cultural muy importante, con periodos secos. Densamente poblado. |
Dptos. Tolima Caldas Cundinamarca |
Valle semiárido y árido |
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Lo ondulado del relieve impide la irrigación. Valle de las Tristezas. |
Dptos. Tolima Huila |
Valle de la montaña |
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Semihúmedo y regiones bioclimáticas provocadas por el relieve. Densamente poblado. |
Dpto. Huila |
Región geográfica: Costa del Pacífico |
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Bajo río Atrato |
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Región superhúmeda y cenagosa, con lluvias anuales superiores a 4.000 mm, menos pluviosidad durante febrero y julio. Madera, pita y pesca. |
Dptos. Chocó Antioquia |
Darién |
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Montaña, llanura, ciénaga y costa. Lluvias hasta 3.000 mm, con período semihúmedo. |
Dptos. Chocó Antioquia |
Valles Atrato central y San Juan |
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Tiempo bochornoso durante todo el año, cenagoso y con precipitación superior a 6.000 mm. |
Dptos. Chocó Antioquia |
Vertiente Cord. Occidental septentrional |
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Cubierto de selva cálida y húmeda durante todo el año. Doce meses de lluvia con más de 8.000 mm. En piedemonte. |
Dptos. Chocó Antioquia |
Llanura del San Juan |
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Abre al océano Pacífico con lluvias superiores a 6.000 mm. Cenagoso con selva alta. |
Dptos. Chocó Valle |
Cordillera Baudó |
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Cubierta de selva pluvial con pluviosidad en la vertiente occidental algo inferior a la oriental (5.000 a 8.000 mm) El río Baudó forma un largo valle longitudinal. |
Depto. Chocó |
Cinturón de Mangle |
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Alta marea de 4 a 6 m. Cenagoso, vegetación casi homogénea. Oasis climáticos en las bocanas de los ríos. Lluvias de 2.500 a 7.000 mm según la ubicación. |
Dptos. Valle Cauca Nariño Chocó |
Costa Central Macizo Farallones de Cali |
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El macizo de los farallones de Cali —4.200 msnm— llega casi hasta la costa. Ríos y valles llevan dirección EW. Pluviosidad alrededor de 8.000 mm, en la vertiente occidental y 1.000-2.000 en la oriental. |
Dpto. Valle |
Llanura del Pacífico |
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Amplia llanura cenagosa con pluviosidad entre los 2.500 y 4.000 mm, con periodos menos lluviosos. |
Dpto. Nariño |
Cord. Occidental Vert. meridional |
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Cubierta de selva pluvial. Lluvias durante todo el año. |
Dptos. Nariño Cauca |
Región geográfica: Amazonía colombiana |
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Parque Oriental |
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Zona de transición entre selva y sabana inundable. |
Comisaría del Vichada |
Selva Amazónica |
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Selva alta con precipitación entre 3.000 y 5.000 mm anuales. Clima bochornoso con épocas menos lluviosas. |
Dpto. Nariño Comisaría Amazonas Vaupés |
Sabanas Amazónicas Culturales (Piedemonte) |
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Selva pluvial convertida por causas antropozoogénicas en sabanas culturales húmedas. Plantación tropical. |
Intendencia Caquetá |
Varzea |
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Lecho inundable de los ríos limosos (aguas blancas). |
Dptos. Chocó Bolívar Comisarías Putumayo Amazonas |
Caatinga Amazónica |
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Por causas edafológicas se forman oasis con vegetación xerófila. |
Comisarías Caquetá Amazonas Vaupés |
Región geográfica: Orinoquia colombiana |
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Piedemonte Oriental y Llano Alto Occidental |
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Selva húmeda pluvial o sabana húmeda cultural. Precipitación entre 4.500 y 2.500 mm. Sequía de diciembre a abril. |
Dptos. Boyacá Meta Comisaría Arauca |
Llanos Orientales Bajos |
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Llano adentro disminuye la precipitación. Sabana natural semihúmeda hasta semiárida y llano bajo inundable. |
Dptos. Boyacá Meta Comisarías Arauca Vichada |
Bosque de Galería |
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Vegetación alta por razones edáficas en las zonas inmediatas de los ríos. |
Dptos. Boyacá Meta Comisarías Arauca Vichada |
Región geográfica: tronco andino del sur o cordillera Centro Oriental |
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Páramo Interandino del Sur |
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Región poblada más alta de Colombia. Escasa lluvia. Régimen climático del hemisferio sur. |
Dpto. Nariño |
Cuencas de Pasto, Túquerres, La Cocha y Sibundoy |
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Cuencas con suelos volcánicos. Densamente poblada la primera y escasamente las dos últimas. |
Dpto. Nariño Comisaría Putumayo |
Montaña templada nariñense |
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Vertientes y valles templados y cálidos, con formaciones de mesetas y depósitos volcánicos y aluviales. Densamente y hasta superpoblados. |
Dpto. Nariño |
Cañón Guáitara - Patía - Juanambú |
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Los valles interandinos son estrechos y profundos, y según la altitud, la energía del relieve cambia. Lo mismo que la humedad. |
Dptos. Nariño Cauca Comisaría Putumayo |
Los valles interandinos son estrechos y profundos, y según la altitud, la energía del relieve cambia. Lo mismo que la humedad.
Dptos. Nariño
Cauca
Comisaría Putumayo
[110] Cambio de entonces: 19 pesos = 0,40 marcos.